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Resumen Derecho Comercial

Primer parcial

El Derecho comercial es una rama especial del Derecho privado, mientras el Derecho civil se erige
como Derecho común.

El Derecho mercantil (o Derecho comercial) es el conjunto de normas relativas a los comerciantes en


el ejercicio de su profesión, a los actos de comercio legalmente calificados como tales y a las
relaciones jurídicas derivadas de la realización de estos; en términos amplios, es la rama del Derecho
que regula el ejercicio del comercio. Uno de sus fundamentos es el comercio libre.

EMPRESA: Es un conjunto de elementos de las mas variada condición y naturaleza, las cuales bajo un
régimen de organización se afectan funcionalmente a una determinada actividad económica,
consistente en la producción, comercialización o intercambio de bienes y servicios para el mercado.
La empresa es un resultado de la actividad creativa del empresario y tiene por características
fundamentales la organización y la actividad. ACTIVIDAD ECONOMICAMENTE ORGANIZADA.

Derecho del consumidor: muchos autores lo han definido como no mas que un conjunto de
principios y normas jurídicas de derecho publico y privado que tienen por objeto proteger al
consumidor en las relaciones de consumo y que atraviesan transversalmente todas las ramas del
derecho imponiendo su impronta en cada una de ellas en aquellos casos en los cuales se presenten
aspectos vinculados con relaciones de consumo. Son normas que protegen a los sujetos que asumen
el rol de consumidores de bienes y servicios, como una de las partes en las relaciones de consumo,
frente a un proveedor, con el objeto de garantizar a estos sujetos: libertad de contratación y
elección; un trato digno y equitativo; amplio acceso a la información relevante, entre otros.

Consumidor: al individuo que requiere satisfacer cierta necesidad a través de la compra u obtención
de determinados productos, para lo cual debe llevar a cabo algún tipo de operación económica

SUJETOS DE LAS RELACIONES MERCANTILES.

1. EL NIÑO COMERCIANTE: tiene que tenerse en cuenta que esta parte del CCyC fue redactada
en armonía con las disposiciones de la Convención de los Derechos del Niño, donde se establecen
dos principios básicos: el de la autonomía que hace referencia a participar en las decisiones y
asumir las responsabilidades para las cuales tiene competencia, y el de la protección relacionada
con el poder público. En este sentido el CCyC reconoce la capacidad progresiva de los niños, niñas
y adolescentes.
Para los hechos y actos jurídicos el nuevo código civil y comercial establece en su art 261 que la
edad del discernimiento para los actos ilícitos es de 13 años, en otro art del CCyC se establece la
autonomía progresiva del hijo, entonces a mayor autonomía disminuye la representación de los
progenitores.
• Se establece una categoría en cuanto al adolescente con 13 años cumplidos y el adolescente
ante de los 13 años, en el primer caso se determina una presunción iuris tantum de madurez para
el ejercicio de sus derechos, es decir, que revestirá ese status hasta los 18 años cuando adquiere
la mayoría de edad. Y luego en el segundo caso, los niños carecen de autonomía y capacidad para
tomar decisiones sin embargo, antes de los 13 años puede decidir de manera autónoma, si se
demuestra un grado de madurez suficiente, que no se presume y por ende acreditarse en cada
caso concreto.
 Se puede mencionar el menor de 10 años que es capaz para adquirir de manera voluntaria la
posesión de un bien mueble o inmueble sea que lo obtenga por apropiación o por tradición
manual o ficta, se trate de un bien individual o de una universalidad. Al menor de 10 años se le
debe reconocer la capacidad para celebrar pequeños contratos ya que se presume que existe una
autorización tacita de los progenitores por ejemplo pudiendo adquirir golosinas, ropa, tablas de
surf, viajes de estudio, etc.
Por último, al menor de 10 años se le permite, siempre que demuestre un grado de madurez
suficiente, la posibilidad de ejercer actos de comercio como por ejemplo: la venta de autógrafos
de famosos, la venta de pelo humano, vender agua y hielo a domicilio, entre otras, para estos
casos solo se exige el discernimiento para la función.
 Mayor de 16 años, es considerado adulto para todo aquello concerniente al cuidado de su
propio cuerpo como por ejemplo: hacerse un tatuaje, rehusarse a un trasplante. También se
menciona la autorización tacita de sus progenitores para ejercer empleo, profesión, o industria, y
los derechos que emergen de esos actos recaen únicamente sobre los bienes que administra el
hijo menor.
 Menor emancipado por matrimonio, se analiza como un impedimento matrimonial el no
haber cumplido la edad de 18 años. En el caso de que el menor no haya cumplido 16 años puede
contraer matrimonio, previa dispensa judicial (consiste en una entrevista con el menor y una
evaluación sobre su grado de madurez, y luego el juez va a decidir lo mejor que resulte para el
interés superior del menor), aquel menor que cumplió 16 años puede contraer matrimonio con
autorización de sus representantes legales.
 Menor de edad con título profesional habilitante, se atribuye plena autoridad para ejercerla
por cuenta propia y gozando de la administración y disposición de los bienes que adquiera con el
producto de esa profesión. El derecho interno se puso en sintonía con los compromisos
internacionales asumidos por la Argentina y en el caso particular del niño comerciante se tiene en
cuenta el “derecho al trabajo” y a la “educación técnica y profesional” para asumir su
responsabilidad ciudadana. Lo único que requiere la ley es que demuestre un grado de madurez
suficiente, es decir, “que actúe como un grande”
Entonces el menor puede:
- Asociarse al comercio del padre y de la madre, siempre que tenga 16 años, así lo establece la ley,
ya que si es menor requiere de la autorización de sus progenitores y siempre con las restricciones
que le prohíbe afianzar obligaciones.
-Ser depositario mercantil, porque él puede por sí solo ejercer el poder de hecho sobre una cosa
mueble o inmueble y también puede recibir cosas muebles en depósito.
- Ser mandatario de gestión mercantil
-Está en duda si puede ser o no corredor debido a los art 1345 y 1346
-Ser locatario y sublocatario de inmueble comercial, por ejemplo un menor de 16 años que desea
alquilar un local comercial para destinarlo a salón de peluquería, y el menor tiene título
profesional de academia de peluqueros, otro caso también podría ser un local destinado a
esculpido de uñas o incluso un lugar destinado a tarotismo.
-Ser titular de tarjetas de crédito, siempre que esté autorizado por sus progenitores
-Debe llevar la contabilidad, si al menor se le reconocen derechos también tiene que asumir
responsabilidades “como un grande”, debe llevar la contabilidad para procurar la transparencia y
veracidad de las operaciones mercantiles, y en ese caso, debe configurar los libros adecuados al
giro de sus negocios. La excepción a esta obligación la constituye aquella actividad mercantil que
por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetarla a tales deberes, según lo determine la
jurisdicción local.
2. EL ANCIANO/A COMERCIANTE: el anciano es una categoría que no se encuentra impedida para el
ejercicio del comercio pero por su disminución gradual de sus capacidades físicas y mentales, por
eso son considerados sujetos débiles, vulnerables y se les debe brindar protección y atención
adecuada.
La forma de garantizarles la igualdad jurídica y de oportunidades es promover un modelo de
derechos fundamentales, dentro del cual la injerencia estatal puede ser implementada mediante
medidas de acción positiva. Se presentan dos situaciones:
 El comerciante habitual que llego a viejo pero que conoce su oficio
 El que llego a la ancianidad, que se inicia en un programa oficial de aprendizaje para ejercer el
comercio como actividad productiva destinada a su sustento.
Se establece que si realiza actos que pueden poner en peligro sus bienes, el interesado podrá
solicitar al juez una persona de su confianza para que le preste apoyo, sería una especie de
consejero/a.

Entre estas medidas de supervisión hay alternativas para facilitar a los ancianos a ganarse su
propio sustento mediante el ejercicio de la actividad comercial lícita. En estas condiciones y con
ciertas salvedades el sistema tiene que incluir al anciano/a como un comerciante y aun como
empresario o cuasi-empresario.

3. EL ESTADO COMERCIANTE: Para lograr sus fines el Estado se vale de los órganos dependientes de
la administración pública (entes de control y recaudación como la Afip, universidades, hospitales
públicos) pero a veces tiene que adoptar formas del derecho privado para poder lograr sus fines
como es el caso del transporte (servicio público destinado a satisfacer el derecho de la ciudadanía
a trasladarse de un sitio a otro) o de la producción de hidrocarburos (YPF) que responde a la
finalidad de autoabastecimiento y soberanía energética, ambos vinculados con las políticas de
Estado.
Ej: aerolíneas argentinas, es una empresa de propiedad estatal, con una dirección estatal,
llevando a cabo actividades típicamente mercantiles de transporte de personas, bienes, y también
servicios; también realiza alianzas comerciales y estrategias de marketing.
Ej: YPF empresa que fue renacionalizada para perseguir el objetivo o meta de la soberanía
energética que es una política de Estado, con esa finalidad constituyo un directorio y una
organización contable que es compatible con la de las empresas privadas, también salió al
mercado internacional a captar fondos para sus proyectos de exploración y explotación.
Ultimo Ejemplo el satélite ARSAT que fue puesto en funcionamiento para optimizar los servicios
de comunicación y transmisión de datos.

4. EL COMERCIANTE EXTRANJERO o Bussinessman: en las mandas constitucionales se indica que


“los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano,
pueden ejercer su industria, comercio, y profesión, poseer bienes raíces, comprarlos enajenarlos,
navegar ríos…”
En el art 14 se alude a que todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos,
conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio, a saber: a trabajar y ejercer toda industria
licita, de navegar y comercial...” y en el art 16 establece que todos los habitantes son iguales ante
la ley.
Aparece un régimen más que liberal para el ejercicio de la actividad mercantil por los extranjeros,
el art 4 del CCyC se refiere al ámbito subjetivo de aplicación de sus normas y establece “las leyes
son obligatorias para todos los que habitan el territorio de la República, sean ciudadanos o
extranjeros, residentes...”
Se tienen que tener en cuenta las leyes protectorias del inversor extranjero, según los distintos
tratados celebrados por Argentina durante el gobierno de Menem. Los derechos de los
extranjeros se encuentran protegidos por los compromisos internacionales asumidos por la
República Argentina y están por encima de la Constitucion.

5. EL EMPRESARIO: se define al empresario como aquel que tiene una actividad mercantil,
industrial, agropecuaria o de servicios organizada, y supone la conjunción de 3 elementos:
 Un capital fundacional o capital de giro, propios
 Personal dependiente, sean colaboradores especializados, o simple fuerza de trabajo subordinada
 Dirección y organización, enderezada a la producción de bienes y servicios.
El empresario no tiene una caracterización específica en el CCyC, y la empresa no es un concepto
jurídico, es más bien un concepto económico que resulta muy difícil de asimilarlo al sistema
jurídico.

Se alude al empresario en el art 320 del CCyC cuando se refiere a la llevanza obligatoria de libros y
registraciones de sus operaciones, establece “están obligadas a llevar la contabilidad todas las
personas jurídicas privadas y quienes realizan una actividad económica organizada..”

A pesar de la desaparición de la figura del comerciante, surge una nueva categoría de “personas
humanas” una general y otra especial. La categoría especial está compuesta por dos clases de
personas humanas: una es la que realiza una actividad económica organizada, y la otra es la que
son “empresarios”, en el sentido de ser titulares de una empresa o de un establecimiento
comercial, industrial o de servicios.

No solo resulta que los empresarios integran esta categoría especial de personas humanas, sino
también quienes no siendo empresarios realizan una actividad económica organizada que no llega
a configurar una empresa, a los que se llama “cuasi-empresarios”, estos realizan actividades de
interposición en el cambio, principalmente de servicios, actuando por cuenta propia en forma
profesional, habitual y con fin de lucro, por lo que sería un “comerciante” que no llega a ser
“empresario”. Es parte de esta categoría especial: el prestador de servicios como el corredor, el
martillero, y el agente mercantil, también el titular de un establecimiento abarcado por la ley de
fondo de comercio.

6. LAS SOCIEDADES “EMPRESARIALES”: La ley 26994 modifico la ley de sociedades “comerciales”


cambiando su denominación por “Ley General de Sociedades”, entre los aspectos más relevantes
se destaca: la tutela de la empresa y de su conservación, mediante la exigencia de que haya
empresa para que exista sociedad, luego el reconocimiento del derecho al fraccionamiento
patrimonial fundado en distintas unidades de negocios de una misma persona, se menciona el
principio de autonomía de la voluntad y de libre asociación, y por último la limitación de la
responsabilidad de lo actuado por cada uno. Surge la sociedad informal sustituyendo a la vieja
“sociedad de hecho”
7. LOS INTERMEDIARIOS: se trata de los protagonistas de las relaciones mercantiles que no son
comerciantes en el sentido de que ejercen la actividad a nombre e interés propio, pueden
eventualmente caracterizarse como “empresarios” ya que disponen de un capital, cuentan con
recursos humanos, y una organización para la producción de bienes o servicios. Ellos son:

 El corredor: hay contrato de corretaje cuando “una persona” llamada corredor, se obliga ante
otra, a mediar en la negociación y conclusión de uno o varios negocios, sin tener relación de
dependencia o representación con ninguna de las partes. El corredor es un “mediador” entre la
oferta y la demanda de bienes y servicios, sea inmuebles, alquiler de campos o valores
negociables. Su actividad consiste en buscar un comprador para la operación de venta que se le
encomendó, un interesado para el alquiler del campo o el departamento que se le encargo. El
corredor pone en contacto a las partes (compradora y vendedora) que son las que celebran el
negocio y por ello percibe una comisión. El CCyC establece que esa actividad sea realizada por una
persona física o jurídica.
 El martillero: es un intermediario que interviene en las subastas y que siempre han de ser
públicas, sean encomendadas por un particular o por un organismo público como el Estado
nacional, provincial, o municipal. Puede actuar realizando remates en un ámbito privado,
administrativo como por ejemplo el remate de aduana, o judicial. El martillero recibe propuestas y
vende al mejor postor cuando baja el martillo. Los martilleros tienen una regulación específica en
la ley especial.
 El consignatario: es el intermediario que recibe mercaderías de terceros, los consignantes, para
ser vendidas, alquiladas o eventualmente permutada. Este se vincula con los terceros
(compradores) fijando el precio de las mercaderías y eventualmente otorgando plazos para el
pago, según los usos de plaza. Si bien los terceros saben que las mercaderías no le pertenecen su
vinculo contractual es directo y el actúa como vendedor, haciéndolo siempre a nombre propio.
Muchas veces la consignación va unida con el remate, principalmente en las ferias de campaña
con la venta de semovientes. Estos intermediarios no son los propietarios de las mercaderías, no
compran ni venden para sí, sino que facilitan el negocio para otros (las partes, que son
comerciantes). La ley exige la llevanza contable, pago de impuestos, y registración de sus
empleados.
 El bróker energético: asesor que aconseja al cliente, también ellos preparan la documentación
para que se concrete la operación entre comprador y vendedor. Hay brokers energéticos que son
asesores que disponen de información global diaria, aconsejan a los clientes que comprar, donde
comprar, que precios pagar, que transporte escoger, y por lo tanto cobran una comisión por su
trabajo. También se llama a esta actividad gestión de suministro, porque se prepara la
documentación para que se concrete la operación entre comprador y vendedor.
 El bróker informático: son intermediarios virtuales. Tienen un papel importante las plataformas
de la web ya que ofrecen servicios y conectan a los navegantes para diversas actividades. Otras
plataformas ofrecen servicios financieros como prestamos, depósitos, e inversores. Y existen otras
plataformas ofrecen rentas aseguradas en activos tangibles e intangibles.
Las plataformas cobran por sus servicios.
Las plataformas tienen que ser tratadas como “sujetos” de las relaciones mercantiles, aunque no
tengan presencia física, comportando la responsabilidad por falsas afirmaciones, anuncios,
promesas, e incumplimientos iguales a los que se exige al corredor intermediario y al martillero o
al consignatario.
En definitiva se los relaciona a “simples intermediarios” que recurren a los adelantos de la
tecnología para ejercer una actividad mercantil.
 Comisionista de transportes: es quien se ocupa de recibir las cargas, que puede ser desde simples
encomiendas hasta ajuares enteros con muebles de una casa de alguien que se muda a otra país,
vehículos, motos, lanchas etc. Luego contrata el medio de transporte generalmente una parte de
la bodega o compartimiento de un buque mercante, los agrupa y los envía a destino. El
comisionista mismo otorga la carta de porte ya que es su misión emplear/ alquilar el medio de
transporte más rápido y seguro, cobrando un precio global al cargador (cliente que entrega la
carga) y luego, se encargara que el destinatario o un agente suyo los recepcione en destino.
 El agente marítimo: encomendado por el propietario o por el armador del buque, atiende todas
las necesidades de la embarcación cuando se halla en puerto. Generalmente no actúa con
exclusividad sino que lo hace para varios comitentes o principales. Se encarga de recepcionar la
carga y hacerla depositar en los almacenes fiscales o de aduana a la espera de su retiro por los
destinatarios, también se encarga de pagar los impuestos y los aranceles de aduana, de recibir los
reclamos cuando la carga llega en mal estado o con faltantes, de pagar los salarios de la
tripulación y la del capitán. En el código aduanero a este auxiliar se lo llama agente de transporte
aduanero y cumple las mismas funciones.
 El despachante de aduana: es un intermediario reconocido en el código aduanero. El
despachante de aduna es considerado un representante del dueño de las mercaderías que se
disponen a ingresar al país o a exportar, actuando por cuenta y representación de sus mandantes
ante la aduana, además es un auxiliar del servicio aduanero. El despachante de aduana es el que
confecciona los despachos de aduana en nombre de sus mandantes, estos despachos son
declaraciones juradas sobre el contenido de las mercaderías, calidad, cantidad, peso y el valor de
aforo. La ley exige conocimiento específico sobre la nomenclatura de las mercaderías, su
categoría, valuación, y arancelamiento. Deben llevar libros: libro especial rubricado por la aduana.
El despachante de aduana está habilitado para actuar en un solo puerto o territorio aduanero y
como excepción puede hacerlo en otros.
 Agente de transporte aduanero: es la persona de existencia visible o ideal que interviene en la
representación de los transportistas en relación de la presentación del medio transportador y de
sus cargas ante el servicio aduanero. Puede ser agente de transporte marítimo, aéreo, y terrestre.
El agente de transporte aduanero se encarga de todo lo relativo al medio de transporte a su
cargo: emisión de los conocimientos de embarque, la mercadería transportada, el medio, el flete,
el pago del flete. Los agentes de transporte aduanero son auxiliares del servicio de aduana, que
deben llevar libros de comercio con regularidad y en las condiciones que exija la aduana.
 El depositario barraquero y el warrantero: el barraquero es el dueño o administrador de un
almacén o establecimiento encargado de recibir en depósito mercaderías a granel (frutos del país)
haciéndolo por un precio, por un plazo determinado y en las condiciones estipuladas con el
depositante. Como prueba del contrato emite un recibo o certificado, que es la constancia que le
queda al depositante, el cual deberá pagar la estadía al momento de retirar las mercaderías.
El warrantero es el que recibe mercaderías y frutos del país como cereales, oleaginosas, aceite,
lanas, cueros, entre otros, pero esta especialmente autorizado por el Poder Ejecutivo nacional
para emitir un documento que se llama warrant y otro que se llama certificado de depósito, los
dos contienen la misma información.
 El agente de viajes: relacionado con la ley 18 829 de agencias de viajes y la legislación
complementaria.
 Agente de seguros: se debe mencionar la ley sobre el contrato de seguro, la ley sobre los
aseguradores y su control y por último la ley que regula la actividad de los productores, asesores
de seguros.
En el negocio de comercialización del seguro intervienen varios sujetos (verdaderas empresas)
que si bien tienen la misma esencia jurídica (ser representantes comerciales del asegurador) hay
diferencias: se menciona el agente institorio el cual es un representante del asegurador, actúa con
exclusividad, y realiza actos jurídicos en su nombre, pudiendo intervenir personalmente o contar
con colaboradores. Está ligado al asegurador por un contrato de agencia.
Después esta el agente no institorio que se vincula con el contrato de agencia con el asegurador y
se le asigna una zona determinada para que celebre contratos de seguros, aunque no tiene la
representación del asegurador.
 Productor organizador y asesor de seguros: el asesor organizador es una persona de existencia
visible que tiene por objeto instruir, dirigir, y asesorar a los productores asesores directos que
forman parte de la organización. Esta actividad requiere un contrato entre asegurador y
productor asesor organizador que determine las obligaciones. También es el productor asesor
directo que es la persona de existencia visible que en forma personal procura la concertación de
contratos de seguros para un asegurador.
 Bróker de reaseguros: se trata del corredor de reaseguros. Se trata de intermediarios que tienen
trascendencia y actuación internacional. La actividad del bróker de reaseguros, como
intermediario entre aseguradores profesionales, comprende varios aspectos como por ejemplo:
 Desarrollar una amplia red de contactos y asociaciones, basados en el conocimiento y en la
confianza que resultan apreciados por los clientes y el mercado laboral
 La capacidad para operar con rapidez y efectividad profesional
 Tener amplia capacidad de conocimiento de mercados, precios y condiciones para conseguir la
mejor transacción o negocio
 Inteligencia para diseñar el programa que satisfaga mejor las necesidades del cliente
Su perfil es “doble” ya que representan tanto a los aseguradores-cedentes como a los
reaseguradores (cesionarios) y suelen ser remuneradores mediante una comisión. A pesar de no
ser parte en el negocio, es habitual que se los mencione en los contratos como responsables del
manejo de todas las comunicaciones y pagos que circulen entre la cedente y los reaseguradores.
La responsabilidad del bróker de reaseguros es muy comprometida porque un asesoramiento
equivocado puede hacer perder grandes sumas a sus clientes.

Fondo de Comercio.

LEY 11.867. Transmisión de establecimientos comerciales e industriales.

ARTICULO 1º-Declárase elementos constitutivos de un establecimiento comercial o fondo de


comercio, a los efectos de su transmisión por cualquier título: las instalaciones, existencias en
mercaderías, nombre y enseña comercial, la clientela, el derecho al local, las patentes de
invención, las marcas de fábrica, los dibujos y modelos industriales, las distinciones honoríficas y
todos los demás derechos derivados de la propiedad comercial e industrial o artística.

ARTICULO 2º-Toda transmisión por venta o cualquier otro título oneroso o gratuito de un
establecimiento comercial o industrial, bien se trate de enajenación directa y privada, o en
público remate, sólo podrá efectuarse válidamente con relación a terceros, previo anuncio
durante cinco días en el Boletín Oficial de la Capital Federal o provincia respectiva y en uno o más
diarios o periódicos del lugar en que funcione el establecimiento, debiendo indicarse la clase y
ubicación del negocio, nombre y domicilio del vendedor y del comprador, y en caso que
interviniesen, el del rematador y el del escribano con cuya actuación se realizará el acto.

ARTICULO 3º-El enajenante entregará en todos los casos al presunto adquirente una nota
firmada, enunciativa de los créditos adeudados, con nombres y domicilios de los acreedores,
monto de los créditos y fechas de vencimientos si las hay, créditos por los que se podrá solicitar
de inmediato las medidas autorizadas por el artículo 4º, a pesar de los plazos a que puedan estar
subordinados, salvo el caso de la conformidad de los acreedores en la negociación.

ARTICULO 4°-El documento de transmisión sólo podrá firmarse después de transcurridos diez días
desde la última publicación, y hasta ese momento, los acreedores afectados por la transferencia,
podrán notificar su oposición al comprador en el domicilio denunciado en la publicación, o al
rematador o escribano que intervengan en el acto reclamando la retención del importe de sus
respectivos créditos y el depósito, en cuenta especial en el Banco correspondiente, de las sumas
necesarias para el pago.

Este derecho podrá ser ejercitado tanto por los acreedores reconocidos en la nota a que se refiere
el artículo anterior, como por los omitidos en ella que presentaren los títulos de sus créditos o
acreditaren la existencia de ellos por asientos hechos en los libros llevados con arreglo a las
prescripciones del Código de Comercio. Pasado el término señalado por el artículo 5º, sin
efectuarse embargo, las sumas depositadas podrán ser retiradas por el depositante.

ARTICULO 5º-El comprador, rematador o escribano deberán efectuar esa retención y el depósito
y mantenerla por el término de veinte días, a fin de que los presuntos acreedores puedan obtener
el embargo judicial.

ARTICULO 6º-En los casos en que el crédito del oponente fuera cuestionable, el anterior
propietario podrá pedir al juez que se le autorice para recibir el precio del adquirente, ofreciendo
caución bastante para responder a ese o esos créditos.

ARTICULO 7º-Transcurrido el plazo que señala el artículo 4º, sin mediar oposición, o
cumpliéndose, si se hubiera producido, la disposición del artículo 5º, podrá otorgarse válidamente
el documento de venta, el que, para producir efecto con relación a terceros, deberá extenderse
por escrito e inscribirse dentro de diez días en el Registro Público de Comercio o en un registro
especial creado al efecto.

ARTICULO 8º-No podrá efectuarse ninguna enajenación de un establecimiento comercial o


industrial por un precio inferior al de los créditos constitutivos del pasivo confesado por el
vendedor, más el importe de los créditos no confesados por el vendedor, pero cuyos titulares
hubieran hecho la oposición autorizada por el artículo 4º, salvo el caso de conformidad de la
totalidad de los acreedores.

Estos créditos deben proceder de mercaderías u otros efectos suministrados al negocio o de los
gastos generales del mismo.
ARTICULO 9º-A los efectos determinados en el artículo anterior, se presumen simuladas juris et
de jure las entregas que aparezcan efectuadas a cuenta o como seña que hubiere hecho el
comprador al vendedor y en tanto cuanto ellas puedan perjudicar a los acreedores.

ARTICULO 10.-En los casos en que la enajenación se realice bajo la forma de ventas en block o
fraccionadas de las existencias, en remate público, el martillero deberá levantar previamente
inventario y anunciar el remate en la forma establecida por el artículo 2º, ajustándose a las
obligaciones señaladas en los artículos 4º y 5º en el caso de notificársele oposición.

En caso de que el producto del remate no alcance a cubrir la suma a retener, el rematador
depositará en el Banco destinado a recibir los depósitos judiciales, en cuenta especial, el producto
total de la subasta, previa deducción de la comisión y gastos, que no podrán exceder del 15% de
ese producto.

Si habiendo oposición, el rematador hiciera pagos o entregas al vendedor, quedará obligado


solidariamente con este respecto de los acreedores, hasta el importe de las sumas que hubiera
aplicado a tales objetos.

ARTICULO 11.-Las omisiones o transgresiones a lo establecido en esta ley, harán responsables


solidariamente al comprador, vendedor, martillero o escribano que las hubieran cometido, por el
importe de los créditos que resulten impagos, como consecuencia de aquéllas y hasta el monto
del precio de lo vendido.

ARTICULO 12.-El Registro Público de Comercio o el especial que se organice, llevará los libros
correspondientes para la inscripción de las transmisiones de establecimientos comerciales e
industriales, cobrando a ese efecto los derechos que determinen las leyes de impuestos.

Concepto:

No existe un concepto legal, pero si se pueden hacer acercamientos.

Mucho se ha discutido sobre la naturaleza jurídica del fondo de comercio: hoy en día hay casi
unanimidad en que el carácter del instituto es el de la universalidad6 entendida como un conjunto
de cosas y derechos, con perfecta unidad. Dicha universalidad está constituida por elementos
estáticos (son a los que hace referencia el citado Artículo 1º) y un elemento dinámico, conocido
en la doctrina italiana con el nombre de “aviamento”, que es lo que en nuestro país se denomina
“valor llave”. El valor llave es la aptitud objetiva y subjetiva que posee el establecimiento para
producir ganancias, y es importante para establecer el valor del establecimiento. Surge en gran
parte de los libros (contabilidad), hay una fuerte tendencia al desuso (del valor llave) según
Fernández Puente.

Se entiende que el FC es una universalidad jurídica de bienes y servicios del cual el titular puede
ser una persona humana o jurídica. Son elementos (de manera enunciativa): instalaciones,
mercaderías, materias primas, líneas de producción, marcas, nombres. Pero hay dos que son
constitutivos y obligatorios: la clientela y la actividad económicamente organizada.
Elementos del fondo de comercio:

El ordenamiento legal de los elementos que conforman un fondo de comercio no es taxativo, sino
meramente enunciativa, siendo supletoria a la voluntad de las partes. Generalmente, cuando se
transfiere un fondo de comercio sin especificar detalles, el mismo comprende a la totalidad de lo
establecido en el Artículo 1º de la Ley 11.867.

Las instalaciones son los elementos materiales que se requieren para el funcionamiento de una
empresa, tales como maquinarias, muebles y todos los bienes que estén adheridos o no al
inmueble. De encontrarse adheridos a éste, cabe la posibilidad de considerarlos inmuebles por
accesión.

Las mercaderías integran el rubro de los bienes de cambio, que además comprende a los
productos en proceso de fabricación y a los productos terminados. Todos ellos constituyen el
stock del establecimiento y forman parte del activo de la explotación. Se indicarán
separadamente las existencias de materias primas, productos en proceso de elaboración y
terminados, mercaderías de reventa o los rubros requeridos por la naturaleza de la actividad
social.

Con la expresión de nombre comercial se quiere significar un conjunto de palabras, letras y signos
utilizados para identificar en determinado establecimiento o negocio. Según cierta doctrina, se ha
interpretado que la enajenación o transferencia del fondo implica la del nombre que lo
acompaña. No obstante, deviene absolutamente factible la transferencia del nombre y/o de la
enseña en forma independiente de la del establecimiento del cual se trate.

La clientela consiste en un conjunto de personas que mantiene relaciones comerciales con un


determinado negocio, tiene un valor apreciable en dinero resultante de las relaciones comerciales
existentes entre el comerciante que enajena un negocio y las personas que operan con él. Su
vinculación con la llave de negocio es evidente. La clientela es una consecuencia del esfuerzo de
una organización, sin ella el establecimiento comercial no podría subsistir.

Las patentes de invención, marcas, dibujos y modelos industriales son bienes inmateriales
susceptibles de ser evaluados económicamente y que deben registrarse en el Instituto Nacional
de la Propiedad Industrial (INPI). Las patentes y los modelos de utilidad serán transmisibles y
podrán ser objeto de licencias, en forma total o parcial en los términos y con las formalidades que
establece la legislación específica en vigencia. Para que la cesión tenga efecto respecto de
terceros deberá ser inscripta en el INPI.

La ley 11.867 no incluye la llave de negocio en la enumeración del Artículo 1º. Se entiende por
valor llave a todo plus o excedente que genera una empresa y se asocia a la presunta existencia
de una rentabilidad futura superior a la normal. La llave representa una esperanza o expectativa
de obtener beneficio o utilidades, en medida superior a la normal, en una época futura. La
determinación cuantitativa del valor llave de un establecimiento es una operación compleja que
depende de numerosos factores, tales como la clientela, la ubicación del negocio, la habilidad y el
prestigio del empresario, el nombre, la marca, el crédito de que goza el establecimiento, la
publicidad, etc.
La Ley 11.867 no comprende en el fondo de comercio a los créditos y a las deudas. De practicarse
la transferencia del fondo de comercio, el adquirente no pasa a ser titular de los créditos y
deudas, salvo que exista un pacto expreso acordado por las partes y no haya oposición de los
acreedores. Con respecto a los empleados, la transferencia de un fondo de comercio en el ámbito
laboral se encuentra regulada en la Ley de Contrato de Trabajo, en los artículos 225 al 230,
inclusive, a los cuales nos remitimos.

La ley protege al trabajador y el crédito de todos quienes aportaron material o sustancialmente.

Procedimiento para la transferencia. Obligatoriedad para su aplicación:

Comencemos por recordar que la finalidad inmediata de la Ley 11.867 se resume en la tutela del
interés de los acreedores del fondo de comercio mediante la instauración de un régimen de
publicidad y oposición (Artículos 2° a 5°, 7° a 9° y 11°), sin descuidar el de terceros en general
como efecto del mentado régimen de publicidad (Artículos 2° y 7°). Se instaura de este modo un
particular sistema que obliga a diferenciar el perfeccionamiento del contrato respecto de las
partes y la transferencia del fondo (objeto de ese contrato) con relación a acreedores y terceros.
En lo que atañe a las partes, se regirán por las normas comunes que gobiernan el contrato: en el
caso de la compraventa concluye con el acuerdo de voluntades y se perfecciona con la entrega de
la cosa. La transferencia así resultante será oponible a los acreedores y terceros cumplidos que
sean los recaudos de publicidad, oposición e inscripción que establece la ley.

Pasemos ahora a analizar la cuestión sobre si el régimen de la Ley 11.867 es de aplicación optativa
u obligatoria. Hay que destacar que las partes son libres para obviar el procedimiento especial,
concluyendo en que la transferencia así realizada no es nula, aunque sí inoponible a acreedores y
terceros, quienes, de este modo, podrán accionar sobre el patrimonio de su deudor natural (el
vendedor del establecimiento) pero también sobre el fondo de comercio aún ya en el patrimonio
del adquirente, quien no podrá alegar en este caso las disposiciones del Artículo 2412 del Código
Civil. La Ley 11.867 tampoco es de orden público. Con respecto al alcance de la expresión
“válidamente” que contiene el Artículo 2° de la Ley 11.867, la misma no debe ser entendida en el
sentido de que su incumplimiento genera la nulidad del acto, sino su inoponibilidad a los
eventuales terceros perjudicados o la responsabilidad solidaria entre comprador, vendedor e
intermediarios, según el caso.

La transferencia del fondo de comercio puede realizarse en forma directa o indirecta, en cuanto
concierne al inicio, desarrollo y conclusión. La forma directa se da cuando las partes, comprador y
vendedor, realizan la transferencia mediante un acuerdo por ellas celebrado. Por su parte, la
forma indirecta es aquella en la cual debe intervenir necesariamente un martillero público u otro
tercero involucrado.
Asimismo, la transferencia del fondo de comercio puede realizarse mediante dos sistemas, a
saber: transferencia privada o transferencia por remate.

Privada:

El acuerdo de partes ha de ser previo a toda formalidad al respecto, considerando que dicho
acuerdo representa el puntapié inicial de la operación. Además, como ya vimos, el fondo de
comercio es susceptible de ser enajenado sin cumplimentar las formalidades requeridas por la Ley
11.867, pero tal incumplimiento se traducirá en la responsabilidad solidaria del adquirente
juntamente con la del enajenante, por las deudas hacia terceros impagas, con su lógica incidencia
pecuniaria.

El primer paso consiste en la entrega de una nota firmada por el enajenante al presunto
adquirente, enunciando los créditos adeudados a terceros, con nombres y domicilios de los
acreedores, monto de éstos y fechas de vencimientos si las hay, sumas por las que se podrá
solicitar de inmediato las medidas autorizadas por el Artículo 4º de la Ley 11.867 que dispone que
los acreedores afectados por la transferencia podrán notificar su oposición al comprador en el
domicilio denunciado en la publicación reclamando la retención del importe de sus respectivos
créditos y el depósito, en cuenta especial en el banco correspondiente, de sumas necesarias para
el pago.

El segundo paso es la suscripción del boleto de compra venta o instrumento similar. Dicho boleto
debe contener, en líneas generales, la intención de las partes de vender y comprar el fondo de
comercio, indicando dónde está situado el mismo y la naturaleza comercial del negocio, las
cláusulas relativas al precio y forma de pago, la existencia de pasivo si los hubiere, el detalle de lo
que se transfiere, las obligaciones de las partes entre el período comprendido entre lo que en las
operaciones de M&A’s (Como se conoce FC en inglés) se conoce como “signing y closing”, y demás
previsiones que las partes estimen convenientes incluir.

Luego de ello, deberá procederse con la publicación de avisos durante cinco (5) días en el Boletín
Oficial de la respectiva jurisdicción y en unos o más diarios del lugar en que funcione el
establecimiento debiendo contener: clase de negocio, ubicación, nombre del vendedor, domicilio
del vendedor, nombre del comprador domicilio del comprador, nombre y apellido y domicilio del
rematador y del escribano.

A partir de la publicación obligatoria exigida por la Ley 11.867, los acreedores se encuentran
protegidos, ya que ellos como terceros interesados podrán tomar conocimiento de la
compraventa de un determinado fondo de comercio. El requisito de la publicidad se encuentra
reglado en el Artículo 2º de la Ley 11.867. La publicidad es el requisito que le otorga validez al
contrato de la transferencia, se debe realizar para salvaguardar los derechos de terceros y
acreedores, impidiendo así los actos de defraudación, ya que la transmisión será válida y podrá
ejecutarse si se publica por edicto y en uno o más periódicos del lugar en que funcione el
establecimiento del cual se trate.

La oposición deberá realizarse una vez transcurridos los diez (10) días de la última publicación en
el domicilio denunciado en la publicación, reclamando la retención del importe de sus respectivos
créditos y el depósito en cuenta especial en el banco correspondiente, de las sumas necesarias
para el pago. Este derecho puede ser ejercitado por los acreedores reconocidos en la nota a que
se refiere el Artículo 3º como los omitidos por ella, que se presenten con títulos de sus créditos.
Vencido el plazo de veinte (20) días establecido en el Artículo 5º de la Ley 11.867 sin efectuarse
embargo judicial, las sumas depositadas podrán ser retiradas por el depositante.

El derecho a la oposición es facultativo, su no exteriorización no implica la pérdida de dicho


derecho. Puede accionar contra el vendedor según la normativa plasmada en el derecho común y
de conformidad con la naturaleza jurídica del crédito del cual se trate. El derecho a la oposición
no representa ningún privilegio para quien lo intenta hacer valer. El no ejercicio del derecho a la
oposición bajo ninguna circunstancia desobliga al enajenante o transferente.

Si se cumple con el plazo de diez (10) días para la inscripción del acto, éste tendrá efecto
retroactivo al día que fuera instrumentado el documento de transferencia frente a los terceros, y
en caso de no respetarse el término mencionado, sólo será oponible frente a terceros a partir de
su respectiva inscripción. El régimen de oposición es la única manera en que los acreedores
pueden hacer valer sus legítimos derechos, a través de la retención y el consecuente depósito de
los montos destinados a cubrir tales créditos. Sólo pueden hacer uso del derecho de oposición
exclusivamente los titulares de los créditos provenientes de elementos atribuibles al negocio. No
gozan de dicho derecho los acreedores particulares, ni los socios de la sociedad transmitente del
fondo, ni aquellos que no pueden reputarse vinculados al fondo en cuestión, con la única
excepción prevista para el supuesto de un pasivo superior al precio pactado; en este supuesto de
un pasivo denunciado superior al precio convenido, el adquirente tiene la facultad de verificar la
situación de los acreedores particulares incluidos en la nota y de reclamar la consabida
justificación. Es regla general que en el caso de los acreedores consignados en la lista reconocidos
por el enajenante, no tienen necesidad de justificar sus créditos.

Refirámonos ahora al documento de venta. El Artículo 7º de la Ley 11.867 establece que


transcurrido el plazo que señala el Artículo 4º sin mediar oposición o cumpliéndose si se hubieran
realizado oposiciones con las disposiciones del Artículo 5º, podrá otorgarse válidamente el
documento de venta, el que para producir efectos con relación a terceros, deberá extenderse por
escrito e inscribirse dentro de diez (10) días en el Registro Público de Comercio. Dicho contrato
tiene las siguientes características: es bilateral, es oneroso, es consensual, es nominado, es
sinalagmático, es conmutativo y es formal. Dicho contrato, no sustituye al contrato originario o
boleto, sino que es su exteriorización ante la Inspección General de Justicia o autoridad similar de
la jurisdicción. A partir de este momento se deberán realizar ciertos trámites normales y que
pueden resumirse en el inventario de las mercaderías a transferir, en el cumplimiento de los
requisitos imprescindibles para la transmisión de determinados bienes. El precio de la operación
deberá abonarse conforme lo estipulado por las partes.

Efectos de la transferencia:

Como explicáramos y según lo dispuesto por el Artículo 7º de la Ley 11.867, el plazo para efectuar
la inscripción en el Registro Público de Comercio es de diez (10) días. Como señalamos, los
acreedores afectados podrán formular hasta ese momento su oposición al comprador. La
inscripción tardía en el Registro implica que la misma será oponible a terceros a partir de la fecha
de inscripción en el mismo tal como lo estipula el Artículo 39 del Código de Comercio. La falta de
inscripción en el Registro hace inoponible el acto frente a terceros que contraten de buena fe con
el vendedor, después de firmado el documento de la transferencia y antes de la inscripción. La
omisión de la inscripción de dicha transferencia del establecimiento no es invocable por el
acreedor que sí conocía la mencionada transmisión.
Puntos en los que recalcó Fernández Puente en clase:

Para cumplir la ley y que la enajenación sea válida debe haber sido publicitada mediante edictos
durante 5 días antes de la transferencia y esperar otros 10 días para recibir "reclamos". Si los
acreedores no se presentan, no pierden el derecho a cobro, sino el privilegio de cobrar. Si se viola
la ley, el negocio es válido pero inoponible a tercero. Además, si se viola, todas las omisiones o
transgresiones producidas harán responsable SOLIDARIAMENTE por el importe que resulte
impago y daños, al comprador, vendedor, y todos los profesionales que intervengan (abogados,
corredores, escribanos, etc).

Es conveniente violar la ley si hay sobreabundancia de acreedores, pero soportando las sanciones
pertinentes en caso de que explote todo. El acreedor impago si demuestra la falta de edictos en el
boletín oficial y diario de circulación masiva, puede atacar a TODOS, sin que ellos puedan alegar
buena fe

Libros comerciales.
ARTÍCULO 320. Obligados. Excepciones Están obligadas a llevar contabilidad todas las personas
jurídicas privadas y quienes realizan una actividad económica organizada o son titulares de una
empresa o establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios. Cualquier otra
persona puede llevar contabilidad si solicita su inscripción y la habilitación de sus registros o la
rubricación de los libros, como se establece en esta misma Sección.

Sin perjuicio de lo establecido en leyes especiales, quedan excluidas de las obligaciones previstas
en esta Sección las personas humanas que desarrollan profesiones liberales o actividades
agropecuarias y conexas no ejecutadas u organizadas en forma de empresa. Se consideran conexas
las actividades dirigidas a la transformación o a la enajenación de productos agropecuarios cuando
están comprendidas en el ejercicio normal de tales actividades. También pueden ser eximidas de
llevar contabilidad las actividades que, por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a
tales deberes según determine cada jurisdicción local.

La contabilidad puede conceptuarse como la disciplina que clasifica, registra, presenta e interpreta
los datos relativos a los hechos y actos económico-financieros con el objeto de brindar información
histórica y predictiva útil para la toma de decisiones.

La contabilidad tiene importancia desde varios puntos de vista:

a) constituye un presupuesto necesario exigido por la ley para obtener ciertos beneficios legales o
formular ciertos reclamos, como: la posibilidad de presentarse en concurso preventivo, que exige
denunciar los libros contables y presentarlos oportunamente al tribunal bajo apercibimiento de
desistimiento.
b) conoce de inmediato el estado de los negocios del empresario y puede así apreciar tanto si
progresan o decaen como la orientación que conviene imprimirles en el futuro, etc.;
c) resulta fundamental en el caso de la obligación de pagar dividendos a los socios en una sociedad
comercial, la que solo puede exigirse si existe un balance confeccionado conforme la ley
d) es de interés para los acreedores que han concedido crédito al empresario contando con la
seguridad de una administración ordenada del patrimonio, que es garantía común de todos y cada
uno de ellos;

El artículo que se comenta indica que determinadas personas tienen la obligación de llevar la
contabilidad. Incluso, a partir de las disposiciones del Código de Comercio, se discutía si se trataba de
una verdadera obligación, de una carga o de un deber.
Hay consenso en la doctrina, en general, acerca de que no se trata de una obligación en sentido
técnico.

Parte de la doctrina sostenía que se trata de una carga, impuesta en interés del comerciante y que su
falta de cumplimiento acarrea la pérdida del beneficio que la ley le otorga.
Otros autores entienden que existen otros intereses en juego, además de los del comerciante, por lo
que el concepto de carga luce como insuficiente. Parece más adecuado acudir a la idea de un deber,
que es una noción más general que la de obligación y que se diferencia de esta en que no puede ser
exigido por el sujeto acreedor. La idea de deber designa la situación de un sujeto que tiene que
ajustar su conducta a los mandatos contenidos en una norma general o en un orden particular.

En primer lugar, se encuentran obligadas a llevar la contabilidad las personas jurídicas privadas. El
CCyC innova en esta materia, porque extiende la obligación de llevar la contabilidad a toda persona
jurídica de carácter privado, incluso las que no tienen fines de lucro. El art. 43 del Código de
Comercio limitaba ese deber a todo comerciante.

También tienen la obligación de llevar la contabilidad, las personas humanas que realizan una
actividad económica organizada o son titulares de una empresa o establecimiento comercial,
industrial, agropecuario o de servicios.

Aquellas personas que no se encuentran obligadas a llevar la contabilidad, pero que deseen hacerlo,
deben solicitar su inscripción y la habilitación de sus registros o la rubricación de los libros. En tal
caso, las personas que decidan emprender la llevanza de su contabilidad pueden voluntariamente
inscribirse como el CCyC prescribe.

Las personas humanas que ejercen una profesión liberal (por ejemplo, médico, abogado, contador,
arquitecto, psicólogo, etc.) no tienen obligación legal de llevar la contabilidad.

En ciertos casos, a pesar de realizar actividades comerciales, no se justifica obligar al sujeto a llevar la
contabilidad por el escaso volumen del giro de sus negocios. El registro de las operaciones se torna
inconveniente y, por ende, la norma exime a dichas persona a cumplir con la obligación legal. Sin
embargo, en caso de duda, debe prevalecer el criterio según el cual existe obligación legal de llevar la
contabilidad.

ARTÍCULO 321. Modo de llevar la contabilidad La contabilidad debe ser llevada sobre una base
uniforme de la que resulte un cuadro verídico de las actividades y de los actos que deben
registrarse, de modo que se permita la individualización de las operaciones y las correspondientes
cuentas acreedoras y deudoras. Los asientos deben respaldarse con la documentación respectiva,
todo lo cual debe archivarse en forma metódica y que permita su localización y consulta.

Este artículo determina el modo en que debe llevarse la contabilidad, lo que en la ciencia se conoce
como principios contables. Estos principios son:

a) uniformidad: el sistema contable debe ser uniforme, lo que quiere decir que deben mantenerse
los mismos criterios contables para la preparación del balance y estado de resultados a fechas
sucesivas;
b) claridad: el principio de claridad en los hechos se cumple en la medida que se sigan los esquemas
de los estados contables fijados por la ley y por las normas profesionales;
c) veracidad: la veracidad impone fundamentalmente que exista concordancia entre la exposición de
los hechos económicos descriptos en los estados contables y la existencia material de ellos. Si la
información es falsa o mendaz, no se cumple con este principio;
d) completividad y significatividad: la contabilidad debe ofrecer un cuadro completo de la actividad
del sujeto, no una parcialidad. El principio de completividad significa, pues, la necesidad de que la
contabilidad como sistema refleje, de un modo u otro, la totalidad del estado patrimonial del sujeto,
de las operaciones realizadas y de su resultado
e) unidad: el sujeto no puede llevar simultáneamente varios juegos de registros o libros, pues ello
alteraría el orden en que deben hacerse las anotaciones y facilitaría la comisión de fraudes;
f) partida doble: la registración contable por partida doble reside en la definición sobre cómo se
compone el patrimonio de todo ente. Por un lado, un ente posee en su poder bienes y derechos, los
cuales configuran la estructura de inversión. Por otro lado, es necesario conocer quiénes aportaron
los fondos para obtener dichos bienes o derechos, dando lugar a la estructura de financiación.

ARTÍCULO 322. Registros indispensables Son registros indispensables, los siguientes:


a) diario;
b) inventario y balances;
c) aquellos que corresponden a una adecuada integración de un sistema de contabilidad y que
exige la importancia y la naturaleza de las actividades a desarrollar;
d) los que en forma especial impone este Código u otras leyes (libros auxiliares)

Se ha dicho que el Libro Diario es el más importante de todos, pues en él constan todas las
operaciones comerciales y cambiarias realizadas por el comerciante, asentadas por su orden, lo cual
impide que sean modificadas ex profeso con posterioridad.
Sin embargo, una contabilidad mercantil organizada implica un sistema de procesamiento y
organización de datos que no está —ni estará— asentado en libros, sino que se lleva a cabo
mediante elementos informáticos que los proporcionan en diversas formas de presentación según
los fines con que se demande el cuadro verídico de los negocios. El Libro Diario registra, mediante
asientos sucesivos y cronológicos, cada uno de los datos de entrada con entidad contable, en un
soporte admitido por la ley y cumpliendo con los requisitos del Código. Para ciertos volúmenes, aun
tratándose de empresas pequeñísimas, se hace indispensable el soporte electrónico, que es una
condición lógica de los casi universales programas de procesamiento estandarizados para distintos
tipos de negocios.

En el libro de inventarios y balances se transcribe un detalle analítico del patrimonio del ente al
momento del cierre de cada ejercicio y en el cual, además, se vuelcan los estados contables.

En el inciso C, se interpreta que los registros atinentes a esta categoría son: el libro caja; el libro de
documentos, en el que se asientan los movimientos contables relativos a títulos de crédito; el libro
de vencimientos y efectos a cobrar y a pagar; el libro de compras y ventas, donde se asientan estas
operaciones en forma analítica y cronológica; el libro de movimientos de mercadería; el libro de
gastos generales, donde se asientan los gastos no incluidos en categorías más específicas; el libro de
ganancias y pérdidas; y el libro borrador.

En el inciso D, cabe enunciar: el libro especial de actas de deliberaciones del consejo de


administración o consejo ejecutivo de fundaciones —art. 207 CCyC—; los libros sobre estado de
situación que requiera la naturaleza e importancia de la agrupación de colaboración o de la unión
transitoria —art. 1455, inc. a y art. 1464, inc. a, CCyC—; los libros contables y de actas impuestos a
los consorcios de cooperación —art. 1475 CCyC—; los libros de actas de administración, de asamblea
y de registro de propietarios y firmas en la propiedad horizontal —arts. 2062 y 2067, inc. i, CCyC— y
los libros de contabilidad impuestos al administrador de un tiempo compartido —art. 2097, inc. e,
CCyC—. En cuanto a otras leyes, puede mencionarse el libro impuesto a los martilleros y corredores
—arts. 17 y 35 de la ley 20.266—; el libro de operaciones a los viajantes de comercio —art. 10 de la
ley 14.546—; el libro de registro de certificados y warrants —art. 4° de la ley 928; arts. 6° y 8° de la
ley 9643, etc.

ARTÍCULO 323. Libros El interesado debe llevar su contabilidad mediante la utilización de libros y
debe presentarlos, debidamente encuadernados, para su individualización en el Registro Público
correspondiente.
Tal individualización consiste en anotar, en el primer folio, nota fechada y firmada de su destino,
del número de ejemplar, del nombre de su titular y del número de folios que contiene.
El Registro debe llevar una nómina alfabética, de consulta pública, de las personas que solicitan
rubricación de libros o autorización para llevar los registros contables de otra forma, de la que
surgen los libros que les fueron rubricados y, en su caso, de las autorizaciones que se les confieren.

La norma se refiere a las formalidades extrínsecas que deben reunir los registros contables. Los libros
que obligatoriamente deben llevar los sujetos indicados en el art. 320 deberán estar encuadernados
y foliados para su individualización en el Registro correspondiente.

Si bien el precepto alude a la individualización y a la rubricación como sinónimos, formalmente son


cosas distintas. La individualización se refiere a la nominación o denominación del libro; en cambio, la
rubricación consiste en la fijación de una nota que se adhiere a la primera página útil, en la que debe
constar la fecha de su expedición y firma, la indicación del destino del libro, el número de ejemplar,
el nombre de su titular y el número de folios que contiene.

ARTICULO 324.-Prohibiciones. Se prohíbe:

a) alterar el orden en que los asientos deben ser hechos;


b) dejar blancos que puedan utilizarse para intercalaciones o adiciones entre los asientos;
c) interlinear, raspar, emendar o tachar. Todas las equivocaciones y omisiones deben salvarse
mediante un nuevo asiento hecho en la fecha en que se advierta la omisión o el error;
d) mutilar parte alguna del libro, arrancar hojas o alterar la encuadernación o foliatura;
e) cualquier otra circunstancia que afecte la inalterabilidad de las registraciones.

La enumeración de los actos prohibidos es meramente enunciativa y no taxativa, razón por la cual
deben considerarse prohibidas todas las operaciones que, en definitiva, permitan adulterar el
sistema contable.

ARTICULO 325.-Forma de llevar los registros. Los libros y registros contables deben ser llevados en
forma cronológica, actualizada, sin alteración alguna que no haya sido debidamente salvada.
También deben llevarse en idioma y moneda nacional.

Deben permitir determinar al cierre de cada ejercicio económico anual la situación patrimonial, su
evolución y sus resultados.
Los libros y registros del artículo 322 deben permanecer en el domicilio de su titular.

Los registros contables deben asentarse cronológicamente. Se trata de un requisito indispensable


para que la contabilidad sea seria y ordenada. Es factible que se lleve durante períodos de tiempo
(semanal, mensual, anual, etc.) y no necesariamente en forma diaria.

La contabilidad debe ser actual y no deben existir atrasos importantes en la registración de las
operaciones.
En caso de llevarse a cabo operaciones en moneda extranjera, debe efectuarse el asiento en moneda
nacional, aunque pueda hacerse mención de la existencia de obligaciones en aquella moneda.
Se reitera el deber de que los libros y registros permanezcan en el domicilio de su titular, cuestión
que facilita la labor de los organismos de control.

ARTÍCULO 326. Estados contables. Al cierre del ejercicio quien lleva contabilidad obligada o
voluntaria debe confeccionar sus estados contables, que comprenden como mínimo un estado de
situación patrimonial y un estado de resultados que deben asentarse en el registro de inventarios y
balances.

La confección de los denominados estados contables implica y conlleva la construcción de un informe


contable cuyos destinatarios resultan, en muchas oportunidades, personas ajenas a quienes ejercen
la actividad económica organizada; de allí, la exigencia de uniformidad y demás requisitos que prevé
el art. 321 CCyC.

El artículo establece la obligación legal de realizarlos al cierre de cada ejercicio y de que, como
mínimo, contengan y se refieran a la situación patrimonial de la empresa y a un estado de resultados,
los que deben asentarse en los libros correspondientes.

ARTICULO 327.-Diario. En el Diario se deben registrar todas las operaciones relativas a la actividad
de la persona que tienen efecto sobre el patrimonio, individualmente o en registros resumidos que
cubran períodos de duración no superiores al mes. Estos resúmenes deben surgir de anotaciones
detalladas practicadas en subdiarios, los que deben ser llevados en las formas y condiciones
establecidas en los artículos 323, 324 y 325.

El registro o Libro Caja y todo otro diario auxiliar que forma parte del sistema de registraciones
contables integra el Diario y deben cumplirse las formalidades establecidas para el mismo.

El Libro Diario es uno de los registros indispensables que establece el art. 322, inc. a, CCyC. Supone
anotar cronológicamente, día a día —de allí su denominación— todos los hechos económicos que se
registraron en el negocio de que se trata. Técnicamente, la anotación de estos acontecimientos o
transacciones en el Libro Diario se denomina asiento.

De la letra del CC se sigue que el registro o Libro Caja, y todo otro libro auxiliar, integran el Libro
Diario. Ello es así, dado que el Libro Caja sirve de registro de los cobros y pagos en efectivo y
equivalentes de efectivo, dándose cuenta del manejo del dinero. Si bien aparece como un libro
auxiliar, adquiere importancia ya que en él se registran las operaciones en dinero y sus equivalentes,
que realiza la empresa.

En el mismo sentido, se establece que todo otro diario auxiliar que forma parte del sistema de
registraciones tiene carácter obligatorio. Se persigue, en definitiva, que los libros sean llevados de
manera tal que se preserve la fe de sus asientos en correspondencia con la realidad del negocio.

ARTICULO 328.-Conservación. Excepto que leyes especiales establezcan plazos superiores, deben
conservarse por diez años:

a) los libros, contándose el plazo desde el último asiento;


b) los demás registros, desde la fecha de la última anotación practicada sobre los mismos;
c) los instrumentos respaldatorios, desde su fecha.

Los herederos deben conservar los libros del causante y, en su caso, exhibirlos en la forma prevista
en el artículo 331, hasta que se cumplan los plazos indicados anteriormente.
La conservación no solo implica la no destrucción de los libros, sino mantenerlos y cuidarlos para que
no sufran deterioro por el transcurso del tiempo u otro tipo de inclemencia, para que puedan ser
consultados o puestos a disposición en caso de ser requeridos. La conservación de los libros se fija en
diez años, al igual que en el anterior Código de Comercio (art. 67).

ARTICULO 329.-Actos sujetos a autorización. El titular puede, previa autorización del Registro
Público de su domicilio:

a) sustituir uno o más libros, excepto el de Inventarios y Balances, o alguna de sus formalidades,
por la utilización de ordenadores u otros medios mecánicos, magnéticos o electrónicos que
permitan la individualización de las operaciones y de las correspondientes cuentas deudoras y
acreedoras y su posterior verificación;
b) conservar la documentación en microfilm, discos ópticos u otros medios aptos para ese fin.

La petición que se formule al Registro Público debe contener una adecuada descripción del
sistema, con dictamen técnico de Contador Público e indicación de los antecedentes de su
utilización. Una vez aprobado, el pedido de autorización y la respectiva resolución del organismo
de contralor deben transcribirse en el libro de Inventarios y Balances.
La autorización sólo se debe otorgar si los medios alternativos son equivalentes, en cuanto a
inviolabilidad, verosimilitud y completitud, a los sistemas cuyo reemplazo se solicita.

El CCyC dejó a cargo de los Registros Públicos el otorgamiento de autorizaciones para sustituir uno o
más libros, excepto el de Inventarios y Balances, lo que contempla el permanente avance técnico en
la materia y debe llevarse a cabo con la debida fiscalización. En tal sentido se requiere, entre otros
requisitos, la participación de un contador público a través de la presentación de un dictamen.
Se podrán requerir distintas autorizaciones que variarán en función del negocio o empresa,
dimensión, complejidad y demás características de la actividad. Por ello, la petición que se formule
ante el Registro debe ser fundada, esto significa, brindar las razones que justifiquen lo pedido

ARTICULO 330.-Eficacia probatoria. La contabilidad, obligada o voluntaria, llevada en la forma y


con los requisitos prescritos, debe ser admitida en juicio, como medio de prueba.

Sus registros prueban contra quien la lleva o sus sucesores, aunque no estuvieran en forma, sin
admitírseles prueba en contrario. El adversario no puede aceptar los asientos que le son favorables
y desechar los que le perjudican, sino que habiendo adoptado este medio de prueba, debe estarse
a las resultas combinadas que presenten todos los registros relativos al punto cuestionado.

La contabilidad, obligada o voluntaria, prueba en favor de quien la lleva, cuando en litigio contra
otro sujeto que tiene contabilidad, obligada o voluntaria, éste no presenta registros contrarios
incorporados en una contabilidad regular.
Sin embargo, el juez tiene en tal caso la facultad de apreciar esa prueba, y de exigir, si lo considera
necesario, otra supletoria.

Cuando resulta prueba contradictoria de los registros de las partes que litigan, y unos y otros se
hallan con todas las formalidades necesarias y sin vicio alguno, el juez debe prescindir de este
medio de prueba y proceder por los méritos de las demás probanzas que se presentan.
Si se trata de litigio contra quien no está obligado a llevar contabilidad, ni la lleva voluntariamente,
ésta sólo sirve como principio de prueba de acuerdo con las circunstancias del caso.
La prueba que resulta de la contabilidad es indivisible.
En este artículo se mantiene la tradición mercantilista, ya que los libros llevados son admitidos en
juicio como medios de prueba entre los comerciantes y para acreditar asuntos relativos a la empresa.
Hay unanimidad en aceptar, desde una óptica estrictamente procesal, que son pruebas
documentales, por lo que deben ser ofrecidos como prueba —en principio, en oportunidad de
promover la demanda, la reconvención o sus contestaciones—

El artículo fija las reglas acerca de la eficacia probatoria de la prueba de libros. Para ello se distingue,
por un lado, a las personas que en forma obligada o voluntaria llevan su contabilidad registrada y a
los problemas que pueden suscitarse entre ellas, y por el otro, a las personas que no están obligadas
ni llevan voluntariamente contabilidad alguna.

En cuanto al primer supuesto, se establece que los registros prueban contra quien lo lleva o sus
sucesores, aunque los libros no estuvieran en forma, sin admitírseles prueba en contrario. Dicho
temperamento comporta la aplicación del principio por el cual se impide ir contra los propios actos,
desde que no es lícito hacer valer un derecho en contradicción con la anterior conducta, interpretada
objetivamente según la ley, las buenas costumbres o la buena fe. Nadie puede ponerse en
contradicción con sus propios actos ejerciendo una conducta incompatible con otra anterior,
deliberadamente cumplida, jurídicamente relevante y plenamente eficaz. Ergo, si el comerciante
construye su propia registración, no puede desconocerla en caso de no convenirle.
Doctrina de clase: Si una parte lleva la contabilidad en forma y la otra no, el juez debe fallar sin
admitir prueba en contrario, lo que denomina plena prueba, y se dice que rompe la sana critica.

Dentro del supuesto entre comerciantes, se establece que la contabilidad prueba en favor de quien
la lleva cuando el adversario, también comerciante, no presenta contabilidad registrada. Ello, aunque
no resulta una prueba absoluta dado las facultades conferidas al juez que surgen del texto de la
norma.
En efecto, el rol del juez resulta preponderante, ya que, en la oportunidad del dictado de la sentencia
definitiva, deberá no solo ponderar lo que surja de los libros, sino también integrarlos dentro del
contexto de la totalidad de la prueba y bajo el prisma de la sana crítica.

Cuando se trata de un litigio entre un comerciante y una persona no comerciante, las registraciones
contables solo valen como principio de prueba, adquiriendo un carácter indiciario, con algunas
excepciones.

Según clase:

A) Si una parte lleva la contabilidad en forma y la otra no, el juez debe fallar sin admitir prueba en
contrario, lo que denomina plena prueba, y se dice que rompe la sana critica.
B) Si una parte lleva los libros en forma, y B también, pero sin mencionar dicha operación, el juez
puede tomar los libros de A, pero debe admitir otras pruebas.
C) Ambos llevan los libros contables en forma y los asientos se contradicen, el juez debe prescindir de
ellos y admitir la prueba restante.
D) Litigio entre comerciante y no comerciante: El no comerciante no tiene la carga de llevar libros,
por lo cual queda libre de dicha prueba.
El libro del comerciante:
1) Si lo beneficia: se admite como prueba
2) Si lo perjudica: Se admite como plena prueba, siendo una confesión ficta extrajudicial, igual que en
el primer supuesto.
ARTICULO 331.-Investigaciones. Excepto los supuestos previstos en leyes especiales, ninguna
autoridad, bajo pretexto alguno, puede hacer pesquisas de oficio para inquirir si las personas
llevan o no registros arreglados a derecho.
La prueba sobre la contabilidad debe realizarse en el lugar previsto en el artículo 325, aun cuando
esté fuera de la competencia territorial del juez que la ordena.

La exhibición general de registros o libros contables sólo puede decretarse a instancia de parte en
los juicios de sucesión, todo tipo de comunión, contrato asociativo o sociedad, administración por
cuenta ajena y en caso de liquidación, concurso o quiebra. Fuera de estos casos únicamente puede
requerirse la exhibición de registros o libros en cuanto tenga relación con la cuestión controvertida
de que se trata, así como para establecer si el sistema contable del obligado cumple con las formas
y condiciones establecidas en los artículos 323, 324 y 325.

El artículo consagra el principio de confidencialidad de los libros de comercio, prohibiéndose las


pesquisas genéricas para inquirir a las personas acerca de las formas en que desarrollan su
contabilidad o no lo hacen. Ello tiene basamento constitucional si estamos a lo dispuesto en los arts.
14 y 18 y concs. CN

Frente a este principio de confidencialidad, se establecen los casos por los cuales determinados
interesados podrían tomar conocimiento de las registraciones, lo que se denomina, técnicamente,
“exhibición”. La exhibición se encuentra limitada a los casos enunciados en la norma, debiendo
ponderarse con suma estrictez aquellos supuestos que no encuadren plenamente en el articulado.
Tal es así que se requiere de un proceso judicial y de la decisión de un juez que analice el pedido. Y,
en su caso, la prueba contable se realizará en el lugar del domicilio de su titular, independientemente
de que el conocimiento del litigio le corresponda a un juez de otra jurisdicción, librándose un exhorto
con las formalidades pertinentes.

Según clase:
La exhibición general de los libros es una enumeración taxativa, dotada de orden público.

En el caso de la sucesión, se controla la contabilidad de todos los activos y pasivos del causante, a
pedido de algún heredero.
En el supuesto de quiebra, se produce el desapoderamiento de toda la contabilidad, y se le envía
para que lo reciba y examine el síndico.
En las sociedades, los socios pueden pedir la exhibición general vía judicial, cuando quieran conocer
la información que contenga (salvo en sociedades por acciones)
También se puede solicitar en la gestión mercantil por cuenta ajena, por ejemplo, el mandato; y en la
comunidad de intereses, por ej. quien trabaja a comisión de cuenta.

Suministro.

ARTÍCULO 1176. Definición: Suministro es el contrato por el cual el suministrante se obliga a


entregar bienes, incluso servicios sin relación de dependencia, en forma periódica o continuada, y
el suministrado a pagar un precio por cada entrega o grupo de ellas.

Comentario: El suministro, conforme Turrin, es el contrato por el cual el suministrante se obliga a


entregar cosas —sea en propiedad o locación— o servicios (sin relación de dependencia) en forma
periódica o continuada, determinados o determinables en su cantidad; y el suministrado, a abonar
un precio, determinado o determinable por ellos. La periodicidad importa la reiteración de
prestaciones en plazos generalmente regulares y predeterminados, repetidos en el tiempo y con
individualidad propia; la continuidad comporta la no interrupción del suministro durante la vigencia
del contrato. Por ende, la característica fundamental es que no existe una única prestación, sino
varias que se suceden en el tiempo, en un plazo determinado o indeterminado contractualmente. El
contrato se caracteriza, conforme Zavala Rodríguez, por ser de duración: que origina una verdadera
organización de trabajo (manipulación, carga, transporte, descarga, etc.) tan especial para asegurar
la entrega, que lleva al suministrado a entender que el suministrante le brinda un servicio en miras a
la recepción de las cosas en tiempo y forma.

ARTÍCULO 1177. Plazo máximo: El contrato de suministro puede ser convenido por un plazo
máximo de veinte años, si se trata de frutos o productos del suelo o del subsuelo, con proceso de
elaboración o sin él, y de diez años en los demás casos. El plazo máximo se computa a partir de la
primera entrega ordinaria.

Comentario: 1. Contrato de larga duración: El contrato de suministro es de duración, vale decir, que
es una característica esencial que las prestaciones singulares comprometidas se realicen en el tiempo
y en forma periódica o continúa. Esta es la diferencia entre el contrato de compraventa con entrega
periódica y el suministro, dado que, tal como indica Ferri, en aquel la periodicidad es una modalidad
de la ejecución; en cambio, en este es un elemento estructural: siempre es un contrato de duración.
Es que el contrato no cumple su función económica si su ejecución no se prolonga en el tiempo; la
utilidad para el contratante es proporcional a la duración del contrato. El suministrante debe
asegurar por cierto tiempo varias prestaciones o una prestación continua afectando parcial o
totalmente la organización empresarial en función de la actividad y de la duración de dicha actividad.
El tiempo constituye el interés en la satisfacción continua a una necesidad duradera. Conforme
Hersalis, dicha actividad durante todo el período tiene carácter solutorio, de cumplimiento o
ejecución continuada o periódica, y por lo tanto tiene relevancia jurídica propia. 2. Plazos máximos:
La norma en estudio, siguiendo el Anteproyecto de 1998, establece un plazo máximo de duración del
contrato de diez años, con excepción de los vinculados al suministro de frutos o productos del suelo
o del subsuelo, con proceso de elaboración o sin él, en el que el término es de veinte años. El
cómputo del plazo se inicia con la primera entrega ordinaria.

ARTÍCULO 1178. Cantidades: Si no se conviene la entidad de las prestaciones a ser cumplidas por el
suministrante durante períodos determinados, el contrato se entiende celebrado según las
necesidades normales del suministrado al tiempo de su celebración.

Si sólo se convinieron cantidades máximas y mínimas, el suministrado tiene el derecho de


determinar la cantidad en cada oportunidad que corresponda, dentro de esos límites. Igual
derecho tiene cuando se haya establecido solamente un mínimo, entre esta cantidad y las
necesidades normales al tiempo del contrato.

Comentario: Entre las obligaciones del suministrante está la de entregar las cosas ofertadas dentro
del término establecido y en la cantidad acordada, como así también la de prestar los servicios
necesarios para cumplir con la entrega periódica o continua de las cosas prometidas. Esta obligación
implica toda una actividad, una organización, dirigida a satisfacer las necesidades del suministrado de
acuerdo a lo pactado, mediante la ejecución de obras y/o servicios pertinentes. También debe la
garantía por evicción (arts. 1044 CCyC y ss.) y es responsable por vicios redhibitorios (art. 1051 CCyC
y ss.), como consecuencia del carácter oneroso de este contrato.

El artículo establece el criterio a aplicar cuando nada se hubiera convenido respecto de la cantidad
de unidades a ser entregadas durante períodos determinados, disponiendo que el contrato se
entenderá realizado conforme a las necesidades normales que tenía el suministrado al tiempo de su
celebración. Pero cuando solo se establecieron cantidades máximas y mínimas, se presumirá que el
suministrado tiene derecho, dentro de esos límites, a determinar dicha cantidad; y si solo se
estableció un mínimo, solamente podrá requerir entre ese “piso” y las necesidades normales a la
época de celebración del contrato.

El suministrante también deberá garantizar la calidad y, según el caso, el buen funcionamiento de los
efectos suministrados, no pudiendo cumplir con la sola entrega —puesta a disposición— de los
bienes sino de la calidad que los haga aptos para su utilización o consumo por parte del suministrado.
Por su parte, el suministrado tiene la obligación de recibir las prestaciones comprometidas, si se
suministraron conforme a lo pactado. La norma dispone que cuando se hubiere establecido nada
más que una cantidad mínima —a cuya provisión y recepción se obligan las partes
respectivamente—, el suministrado podrá requerir una cantidad mayor, si lo que supera el mínimo
convenido responde a su necesidad, lo cual se corresponde con la trascendencia que tiene la
“necesidad del suministrado” en esta figura contractual.

ARTÍCULO 1179. Aviso: Si las cantidades a entregar en cada período u oportunidad pueden
variarse, cada parte debe dar aviso a la otra de la modificación en sus necesidades de recepción o
posibilidades de entrega, en la forma y oportunidades que pacten. No habiendo convención, debe
avisarse con una anticipación que permita a la otra parte prever las acciones necesarias para una
eficiente operación.

Constituye una obligación del suministrante dar aviso a la otra parte de toda variación en sus
posibilidades de entrega, como así también resulta obligación del suministrado dar aviso a aquel de
toda variación en sus necesidades de recepción, con una anticipación que permita al cocontratante
adoptar las decisiones necesarias para una eficiente operación. En los contratos de larga duración,
como el de suministro, constituye un elemento esencial la conducta que observen los contratantes
durante todo el iter contractual (art. 1011 CCyC).
Supone un notable intercambio de información propia, no conocida por el cocontratante, para poder
facilitar o posibilitar la realización de las conductas contractuales, como así también la ejecución de
inversiones que tienen poco o ningún valor fuera de esa específica relación contractual (cooperación
contractual). Por ello, las conductas de las partes tienen cierta complejidad y multidimensionalidad
que van mucho más allá de entregar un producto estándar y pagar un precio perfectamente
competitivo

ARTÍCULO 1180. Plazo en prestaciones singulares El plazo legal o convencional para el


cumplimiento de las prestaciones singulares se presume establecido en interés de ambas partes,
excepto pacto en contrario.

Este artículo establece una pauta para la distribución de la responsabilidad por daños en caso de
incumplimiento del plazo para el cumplimiento de las prestaciones singulares, dado que una de las
partes no puede, en caso de incumplimiento, liberarse de responsabilidad invocando que el plazo
estaba fijado solo en su interés; ello, claro está, salvo pacto en contrario.

ARTÍCULO 1181. Precio: A falta de convención o uso en contrario, en las prestaciones singulares, el
precio:
a) se determina según el precio de prestaciones similares que el suministrante efectúe en el tiempo
y lugar de cada entrega, si la prestación es de aquellas que hacen a su giro ordinario de negocios o
modo de vida;
b) en su defecto, se determina por el valor corriente de plaza en la fecha y lugar de cada entrega; c)
debe ser pagado dentro de los primeros diez días del mes calendario siguiente a aquel en que
ocurrió la entrega.
1. Determinación del precio: Constituye una de las obligaciones esenciales del suministrado el pago
del precio en el plazo y de acuerdo a las modalidades convenidas, o en su defecto conforme el valor
de plaza en la fecha y lugar de entrega de cada envío o período (en el caso de suministro
continuado), tal como lo prevé el art. 1561 del Código Civil Italiano. A falta de acuerdo o uso en
contrario, el precio debe ser pagado dentro de los primeros diez días de cada mes calendario
siguiente a aquel en que ocurrió la entrega de la prestación, sea esta periódica o continuada. El
derecho a liquidar y percibir el precio —libre o tarifado, según el caso— no es ilimitado, sino que se
restringe al razonable equilibrio entre las prestaciones debidas.

2. Algunas cuestiones vinculadas con el precio En este tema resulta trascendente en materia de los
derechos y obligaciones de las partes, vinculado también con la duración o continuidad del contrato,
la preservación del equilibrio de la ecuación económico-financiera, que debe mantenerse desde la
celebración y hasta la extinción del contrato, todo ello a los fines de conservar la conmutatividad de
la relación. Sabido es que sobre el equilibrio de las prestaciones influyen factores externos (tales
como las modificaciones en la estructura de costos de alguna de las partes —generalmente el
suministrante—, las medidas de restricción del mercado que adopte el Estado, el aceleramiento de
las innovaciones tecnológicas, las mudanzas en las expectativas de los contratantes y las caducidades
de los bienes), todo lo cual habilita el mecanismo de revisión del contrato en cualquier tiempo para
restablecer el equilibrio en las prestaciones. En ese contexto, señala Lorenzetti, un contrato de larga
duración como el de suministro, no es sino un acuerdo provisorio, sometido a permanentes
mutaciones, que requiere una continúa adaptación, una cooperación renegociadora permanente. El
monto dinerario debido puede variar por la depreciación de la moneda; los medios que se usan para
cumplir con el servicio pueden alterarse por los cambios tecnológicos; el producto puede estar
inserto en un contrato de provisión continua y requerir actualizaciones. En ese contexto, el contenido
de las obligaciones puede ser variado si se mantiene la reciprocidad de las obligaciones, la calidad
comprometida y la operación jurídica considerada.

ARTÍCULO 1182. Pacto de preferencia: El pacto mediante el cual una de las partes se obliga a dar
preferencia a la otra en la celebración de un contrato sucesivo relativo al mismo o similar objeto,
es válido siempre que la duración de la obligación no exceda de tres años.

La parte que desee contratar con terceros el reemplazo total o parcial del suministro cuyo plazo ha
expirado o expirará en fecha próxima, debe dar aviso a la otra de las condiciones en que proyecta
contratar con terceros, en la forma y condiciones pactadas en el contrato. La otra parte debe hacer
uso de la preferencia, haciéndolo saber según lo acordado. A falta de estipulación en el contrato,
se aplican la forma y condiciones de uso. En su defecto, una parte debe notificar por medio
fehaciente las condiciones del nuevo contrato con una antelación de treinta días a su terminación y
la otra debe hacer saber por igual medio si utilizará el pacto de preferencia dentro de los quince
días de recibida la notificación. En caso de silencio de ésta, expira su derecho de preferencia.

Comentario: La cláusula de exclusividad es un elemento accidental del contrato de suministro, y


como tal debe estar expresamente estipulada por las partes. Si nada dicen acerca de ella, no tendrá
lugar. La cláusula de exclusividad puede significar tanto que el proveedor solo venda sus productos al
suministrado, como que el suministrado solo se provea del proveedor, o en favor de ambas partes.
Para que dicha cláusula tenga vigencia, deberá referírsela a una zona geográfica determinada y a un
mismo objeto.

Para Ferri, el pacto de preferencia es una modalidad que se estipula habitualmente a favor del
suministrante, en la cual el suministrado se obliga a preferir, a paridad de condiciones, a aquel en la
estipulación de un nuevo contrato de suministro por el mismo objeto. La parte que desee contratar
con un tercero debe comunicar al otro contratante las condiciones propuestas a los terceros con una
antelación a treinta días del vencimiento del contrato, y aquel debe declarar bajo pena de
decadencia en los términos establecidos, o en defecto de aquellos de los requeridos por las
circunstancias o los usos, si intenta valerse del derecho de preferencia dentro del plazo de quince
días.
Cuando la exclusividad se establece a favor del suministrante implica que el suministrado está
obligado a proveerse de lo que constituye el objeto del suministro, exclusivamente acudiendo al
suministrante, y no puede (salvo pacto en contrario) proveerse, aun por medios propios, de las cosas
que constituyen el objeto del contrato.
Cuando se establece a favor del suministrado, importa que, en el ámbito territorial (o zona) donde
este opera, el suministrante no puede proporcionar a otro (que no sea el suministrado), ni directa ni
indirectamente (o sea, por interpuesta persona), lo que constituye objeto del suministro.

ARTÍCULO 1183. Contrato por tiempo indeterminado: Si la duración del suministro no ha sido
establecida expresamente, cualquiera de las partes puede resolverlo, dando aviso previo en las
condiciones pactadas. De no existir pacto se aplican los usos. En su defecto, el aviso debe cursarse
en un término razonable según las circunstancias y la naturaleza del suministro, que en ningún
caso puede ser inferior a sesenta días.

1. Causales de extinción del contrato de suministro: Las causales pueden ser:


a) con plazo determinado: por vencimiento del plazo contractual;
b) con plazo indeterminado: por rescisión unilateral (con preaviso oportuno);
c) por cumplimiento del objeto: se satisficieron todas las prestaciones o necesidades del
suministrado o se entregaron en forma íntegra las cosas a suministrar;
d) incumplimiento de una obligación esencial (cláusula resolutoria arts. 1086, 1087 CCyC).

2. Conclusión del contrato con plazo indeterminado: En los contratos con plazo indeterminado
cualquiera puede ponerle fin, porque nadie se obliga para siempre, con un preaviso de sesenta días
(art. 1077 CCyC) que tiene como finalidad permitirle al contrario reacomodar su negocio o cerrarlo
en forma ordenada. Algunos autores también consideraron que debe servir para amortizar las
inversiones realizadas durante el contrato.
En tal supuesto, no existe obligación de indemnizar, salvo que el ejercicio de ese derecho resulte
abusivo (art. 1011 CCyC) o no se cumpla con el deber de preaviso correspondiente (art. 1077 CCyC).

ARTÍCULO 1184. Resolución: En caso de incumplimiento de las obligaciones de una de las partes en
cada prestación singular, la otra sólo puede resolver el contrato de suministro, en los términos de
los artículos 1077 y siguientes si el incumplimiento es de notable importancia, de forma tal de
poner razonablemente en duda la posibilidad del incumplidor de atender con exactitud los
posteriores vencimientos.

1. Resolución por incumplimiento del cocontratante: Si el cumplimiento de las obligaciones


contraídas en virtud del suministro es correcto, no es factible su resolución; pero si un
incumplimiento del suministrante es importante, y es, además, de tal naturaleza que disminuya la
confianza en la exactitud de los posteriores cumplimientos, es factible su resolución unilateral (art.
1077 CCyC), pues engendra una inseguridad para el cumplimiento de las futuras prestaciones.
Para Ferri, cuando el incumplimiento actual, aunque no sea de grave entidad y aunque consista solo
en un incumplimiento defectuoso, por las circunstancias en que se ha verificado, pone en duda los
cumplimientos futuros, en este caso la consecuencia se determina con referencia al contrato entero
y sobre esa base puede dar lugar a la resolución del contrato. Para ello debe tenerse en cuenta la
organización empresarial como tal, sus posibilidades y la capacidad económico-comercial de los
contratantes para llevar a cabo la finalidad que inspira la contratación.

2. Conclusión del suministro por concurso o quiebra: El art. 20 LCQ establece que el deudor puede
continuar con el cumplimiento de los contratos en curso de ejecución cuando haya prestaciones
recíprocas pendientes. En virtud de la conservación de la administración de los bienes por parte del
deudor y del principio de conservación de la explotación de la empresa, y de la preservación de su
patrimonio en giro a los efectos de afrontar las obligaciones frente a sus acreedores, es que la norma
mantiene los efectos de los contratos celebrados.
Ello es así, siempre y cuando las prestaciones de esos contratos no estén agotadas, vale decir, los
contratos deben estar en plena etapa de ejecución. Si el acreedor cumplió totalmente, quedando
obligaciones pendientes a cargo del deudor, a aquel solo le cabe someterse al procedimiento
verificatorio (art. 32 LCQ).
En cambio, en caso de quiebra, se impone la resolución de estos contratos, pues existirá
imposibilidad de cumplimiento por parte de la fallida y carecerá de sentido también, ante el cese de
la actividad, que siga cumpliendo el cocontratante (art. 147 LCQ); salvo que se haya dispuesto la
continuación de la actividad empresarial en la quiebra.

ARTÍCULO 1185. Suspensión del suministro: Si los incumplimientos de una parte no tienen las
características del artículo 1184, la otra parte sólo puede suspender sus prestaciones hasta tanto
se subsane el incumplimiento, si ha advertido al incumplidor mediante un preaviso otorgado en los
términos pactados o, en su defecto, con una anticipación razonable atendiendo a las
circunstancias.

Comentario: El suministro, tal como expresa Orquera, puede suspenderse en sus efectos por un
período limitado, por disposición unilateral de cualquiera de las partes, mediante un preaviso
efectuado con antelación razonable conforme las circunstancias. No se considera suspensión
contractual al supuesto en el cual el suministrado no se sirve de los efectos puestos a su disposición.
La suspensión debe ser acordada, o bien al inicio del contrato, pactándosela expresamente, o bien
tácitamente en cuanto el suministrante suspende su prestación y el suministrado lo acepta. No
resulta procedente que el suministrado suspenda las prestaciones a su cargo cuando la otra parte
cumplió, dado que no puede dejar de pagar lo ya recibido.

ARTÍCULO 1186. Normas supletorias: En tanto no esté previsto en el contrato o en las normas
precedentes, se aplican a las prestaciones singulares las reglas de los contratos a las que ellas
correspondan, que sean compatibles.

Todo lo que no se encuentre previsto en forma específica para este contrato, se regirá por las reglas
de los contratos que se correspondan con las prestaciones singulares en cuanto sean compatibles
(art. 964 CCyC).
Así, si nos encontramos frente a un suministro traslativo del dominio (suministro de enajenación o de
consumo), serán de aplicación las normas relativas a la compraventa (arts. 1123 y 1125 CCyC). En
cambio, cuando el derecho transmitido sea simplemente el de uso y goce, corresponderá aplicar lo
reglado para la locación de cosas (art. 1187 CCyC).

Ahora bien, en ambos casos, si el suministrante asumió la obligación de ejecutar todos aquellos actos
(conductas de hacer) tendientes a poner a disposición del abastecido las cosas convenidas, deberá
recurrirse a lo estatuido para la locación de servicios o de obra, según corresponda (art 1251 CCyC).
Para Orquera, el suministro se exhibe como un contrato complejo, en cuanto concurren a él
elementos de la compraventa, así como también pueden incluirse elementos de la locación de cosas
o del comodato (sin revestir el carácter de elementos esenciales).
También incluye aspectos de la locación de obra en los supuestos en que entre las obligaciones del
suministrante está la de mantener en funcionamiento determinados equipos —con la expresa
finalidad de cumplir con las prestaciones del contrato—, con la carga de tener un resultado positivo
en el cumplimiento de su prestación.

Contrato de transporte.

ARTÍCULO 1280. Definición. Hay contrato de transporte cuando una parte llamada transportista o
porteador se obliga a trasladar personas o cosas de un lugar a otro, y la otra, llamada pasajero o
cargador, se obliga a pagar un precio o flete.

En el contrato en comentario el transportista o porteador asume una obligación de resultado al


pactar llevar las personas o las cosas sanas y salvas —o en el estado en que se encontraban al
momento de recibirlas— al destino convenido. Por otro lado, el pasajero o cargador se obliga a pagar
el precio acordado como contraprestación por el servicio prestado.

Si bien la definición se refiere a “trasladar (...) de un lugar a otro”, debe entenderse que la
responsabilidad del transportista se inicia cuando recepta la persona o la cosa y concluye al
entregarlas sanas y salvas o en el estado en que fueron recibidas, respectivamente, y en el destino
acordado.

ARTÍCULO 1281. Ámbito de aplicación. Excepto lo dispuesto en leyes especiales, las reglas de este
Capítulo se aplican cualquiera que sea el medio empleado para el transporte. El transporte
multimodal se rige por la ley especial.

ARTÍCULO 1282. Transporte gratuito. El transporte a título gratuito no está regido por las reglas del
presente Capítulo, excepto que sea efectuado por un transportista que ofrece sus servicios al
público en el curso de su actividad.

Para un correcto encuadre de los casos contemplados en la norma hay que diferenciar, en primer
lugar, el contrato de transporte gratuito del transporte benévolo: el primero es de naturaleza
contractual y el pasajero tiene derecho al servicio aunque no pague por él, mientras que el segundo
es extracontractual y se caracteriza por ser realizado de favor, de cortesía o amistoso, sin que el
viajero se encuentre obligado a efectuar retribución alguna por el transporte realizado como
liberalidad por el transportista.

ARTÍCULO 1283. Oferta al público. El transportista que ofrece sus servicios al público está obligado
a aceptar los pedidos compatibles con los medios ordinarios de que dispone, excepto que exista un
motivo serio de rechazo; y el pasajero o el cargador están obligados a seguir las instrucciones
dadas por el transportista conforme a la ley o los reglamentos.

Los transportes deben realizarse según el orden de los pedidos y, en caso de que haya varios
simultáneos, debe darse preferencia a los de mayor recorrido.

ARTÍCULO 1284. Plazo. El transportista debe realizar el traslado convenido en el plazo pactado en
el contrato o en los horarios establecidos y, en defecto de ambos, de acuerdo con los usos del lugar
en que debe iniciarse el transporte.

El transportista asume la responsabilidad de terminar el servicio en el plazo establecido y para ello


debe actuar con el debido cuidado. El incumplimiento del plazo es responsabilidad del transportador
quien deberá reparar los daños previsibles ocasionados como consecuencia mediata e inmediata de
su obrar negligente.
ARTÍCULO 1285. Pérdida total o parcial del flete por retraso. Producido el retraso en el traslado de
las cosas transportadas, si el transportista no prueba la causa ajena, pierde una parte del flete
proporcional al retraso, de modo tal que pierde el total si el tiempo insumido es el doble del plazo
en el que debió cumplirse. Lo dispuesto por este artículo no impide reclamar los mayores daños
causados por el atraso.

La norma mantiene el criterio de la regulación anterior (art. 188 CCom. y art. 150 del Código
Aeronáutico). Dispone una sanción económica al transportista por el retraso en la entrega y
establece como eximente de responsabilidad la culpa ajena que, en ese caso, se deberá probar.

ARTÍCULO 1286. Responsabilidad del transportista La responsabilidad del transportista por daños a
las personas transportadas está sujeta a lo dispuesto en los artículos 1757 y siguientes.
Si el transporte es de cosas, el transportista se excusa probando la causa ajena. El vicio propio de la
cosa transportada es considerado causa ajena.

La regla dispone que la obligación del transportista es objetiva e integral. Remite, para el caso de
transporte de pasajeros, a lo normado por el art. 1757 CCyC y ss., y establece que para el transporte
de cosas solo se puede eximir de responsabilidad al transportista probando la causa ajena, entre las
que se encuentra el vicio propio de la cosa transportada.

ARTÍCULO 1287. Transporte sucesivo o combinado En los transportes sucesivos o combinados a


ejecutar por varios transportistas, cada uno de ellos responde por los daños producidos durante su
propio recorrido. Pero si el transporte es asumido por varios transportistas en un único contrato, o
no se puede determinar dónde ocurre el daño, todos ellos responden solidariamente sin perjuicio
de las acciones de reintegro.

Sección 2ª. Transporte de personas

ARTÍCULO 1288. Comienzo y fin del transporte El transporte de personas comprende, además del
traslado, las operaciones de embarco y desembarco.

El transporte de personas se inicia una vez que el pasajero llega al lugar de embarcos o partidas y
finaliza cuando haya terminado el desembarco. No es requisito indispensable el pago del boleto
porque la relación contractual nace con el consentimiento de las partes, por ejemplo, al tomarse del
pasamano para subir al colectivo o al ingresar a la terminal con el propósito de realizar un traslado.

ARTÍCULO 1289. Obligaciones del transportista Son obligaciones del transportista respecto del
pasajero:
a) proveerle el lugar para viajar que se ha convenido o el disponible reglamentariamente
habilitado;
b) trasladarlo al lugar convenido;
c) garantizar su seguridad;
d) llevar su equipaje

En esta norma se establecen expresamente las obligaciones básicas del transportista, sin perjuicio de
señalar que las partes pueden pactar otras obligaciones mientras no se encuentre comprometido el
orden público.
El inc. c dispone específicamente que el transportista tiene la obligación de llevar sano y salvo al
pasajero durante el transporte, desde el principio hasta el fin. La obligación de seguridad es la
garantía fundamental del contrato de transporte y en caso de incumplimiento el transportista será
responsable en forma integral y objetiva.
La norma mantiene el criterio jurisprudencial sentado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación
(en adelante, CSJN) en los fallos “Ledesma, María Leonor c/ Metrovías” y “Uriarte Martínez, Héctor c/
Transportes” que receptan la protección de la seguridad de los consumidores y usuarios contenida
en el art. 42 CN.

ARTÍCULO 1290. Obligaciones del pasajero El pasajero está obligado a:


a) pagar el precio pactado;
b) presentarse en el lugar y momentos convenidos para iniciar el viaje;
c) cumplir las disposiciones administrativas, observar los reglamentos establecidos por el
transportista para el mejor orden durante el viaje y obedecer las órdenes del porteador o de sus
representantes impartidas con la misma finalidad;
d) acondicionar su equipaje, el que debe ajustarse a las medidas y peso reglamentarios.

ARTÍCULO 1291. Extensión de la responsabilidad Además de su responsabilidad por


incumplimiento del contrato o retraso en su ejecución, el transportista responde por los siniestros
que afecten a la persona del pasajero y por la avería o pérdida de sus cosas.

ARTÍCULO 1292. Cláusulas limitativas de la responsabilidad Las cláusulas que limitan la


responsabilidad del transportista de personas por muerte o daños corporales se tienen por no
escritas.

Ante la desigualdad económica entre las partes, la norma brinda una solución legal para evitar que el
que se encuentra en mejores condiciones abuse en la relación contractual. La relación existente en
este contrato se encuentra prevista dentro de las relaciones de consumo contenidas en el art. 1092
CCyC y ss.
En las normas antes indicadas se protege al más débil, es decir, al usuario o consumidor —que, en
este caso, es el pasajero—, por ello la existencia de cláusulas que resulten abusivas, como las que
limitan la responsabilidad del transportista por muerte o daños corporales y se tengan por no
escritas, no serán consideradas en la relación que une a las partes; son inválidas.

ARTÍCULO 1293. Responsabilidad por el equipaje Las disposiciones relativas a la responsabilidad


del transportista de cosas por la pérdida o deterioro de las cosas transportadas, se aplican a la
pérdida o deterioro del equipaje que el pasajero lleva consigo, con la salvedad de lo previsto en el
artículo 1294.

ARTÍCULO 1294. Cosas de valor El transportista no responde por pérdida o daños sufridos por
objetos de valor extraordinario que el pasajero lleve consigo y no haya declarado antes del viaje o
al comienzo de éste. Tampoco es responsable por la pérdida del equipaje de mano y de los demás
efectos que hayan quedado bajo la custodia del pasajero, a menos que éste pruebe la culpa del
transportista.

Cabe destacar que la norma no define qué es un valor extraordinario, circunstancia que deberá ser
interpretada en cada caso particular. Por último, agrega el artículo que el transportista tampoco será
responsable por el equipaje que se encuentre bajo la vigilancia del pasajero, con la excepción de que
se pruebe la culpa del transportista en la pérdida o el daño ocasionado.

ARTÍCULO 1295. Interrupción del transporte sucesivo. Sin perjuicio de la aplicación del artículo
1287, primer párrafo, los daños originados por interrupción del viaje se deben determinar en razón
del trayecto total.

Se indica que, si el transporte sucesivo fue interrumpido, los daños originados por dicho
acontecimiento se deben considerar teniendo en cuenta todo el recorrido, desde el principio hasta el
fin.
Sección 3ª. Transporte de cosas

ARTÍCULO 1296. Obligaciones del cargador El cargador debe declarar el contenido de la carga,
identificar los bultos externamente, presentar la carga con embalaje adecuado, indicar el destino y
el destinatario, y entregar al transportista la documentación requerida para realizarlo.
Si se requieren documentos especiales, el cargador debe entregarlos al porteador al mismo tiempo
que las cosas a transportar.

Se determina en forma expresa las obligaciones del cargador. Esta norma es fundamental en la
relación del contrato de transporte de cosas. No constituyen las únicas obligaciones porque las
partes pueden pactar otras, pero son las que determina la ley como necesarias.

El cargador debe cumplir con sus obligaciones antes de que comience a ejecutarse el contrato. El rol
que cumple es de carácter fundamental y esto se debe a que es el encargado de informar al
transportista si las cosas que va a trasladar requieren de una atención especial para que no se
deterioren.

ARTÍCULO 1297. Responsabilidad del cargador El cargador es responsable de los daños que sufran
el transportista, otros cargadores o terceros, que deriven de la omisión o la inexactitud de las
indicaciones o de la falta de entrega o de la irregularidad de la documentación.

El cargador es responsable si, por el incumplimiento de algunas de las obligaciones determinadas por
el art. 1296 CCyC, generó daños al transportista, otros cargadores o terceros.

El art. 1296 CCyC determina que el cargador tiene la obligación de informar el contenido de la carga y
los cuidados especiales que esta requiere. La exigencia antes mencionada se fundamenta, entre otras
cosas, en que algunas mercaderías pueden causar daños si no son correctamente manipuladas.

Por cualquier daño producido al transportista, cargadores o terceros por el incumplimiento de las
obligaciones que pesan sobre el cargador, este último será responsable. La norma impone que, si la
falta de entrega de la documentación que requiere la mercadería para ser trasladada o si la omisión
de comunicar los conocimientos necesarios para transportar la carga genera un daño, el responsable
es el cargador.

ARTÍCULO 1298. Carta de porte El transportista tiene derecho a requerir del cargador que suscriba
un documento que contenga las indicaciones enunciadas en el artículo 1296 y las estipulaciones
convenidas para el transporte. Su emisión importa recibo de la carga.

La carta de porte es uno de los instrumentos probatorios del contrato de transporte de cosas y se
trata de un documento que contiene la información brindada por el cargador al transportista sobre la
mercadería. El transportista puede solicitar la emisión de la carta de porte y con ella declara haber
recibido la carga detallada en el documento.

La carta de porte puede ser emitida al portador, a la orden o ser nominativa. Quien sea el legítimo
portador del instrumento se encuentra habilitado a exigir al transportista la entrega de la carga en las
condiciones en que se indica en el documento, en la misma cantidad, calidad y estado que fue
expresado por el cargador al momento de emitir la carta de porte.

ARTÍCULO 1299. Segundo ejemplar. El cargador tiene derecho a exigir al porteador que suscriba y
le entregue copia de la carta de porte. Este documento se llama segundo ejemplar de la carta de
porte y puede ser nominativo, a la orden o al portador.
Si el transportista ha librado el segundo ejemplar de la carta de porte a la orden, los derechos
nacidos del contrato frente a aquél son transmisibles por endoso.
El cargador puede exigir la emisión del segundo ejemplar de la carta de porte. Ambos cuentan con la
misma validez y transmiten los efectos y derechos derivados de aquel. El tenedor legítimo del
segundo ejemplar de la carta de porte mantiene la disposición de la carga y puede dar nuevas
instrucciones al transportista sobre la misma.

ARTÍCULO 1300. Guía Si no hay carta de porte, el cargador tiene derecho a exigir al transportista
que le entregue un recibo de carga, denominado guía, con el mismo contenido de aquélla.

La guía es otro de los instrumentos probatorios del contrato de transporte de cosas y contiene el
mismo contenido que la carta de porte.
Si el transportista no requirió la emisión de la carta de porte, el cargador le puede exigir al primero
que emita una guía de carga. Se trata de un recibo de la carga producido por el transportista, que
constituye un título de crédito al tenedor legitimándolo a requerir la entrega de la mercancía
transportada. El tenedor legítimo de la guía mantiene la disposición de la carga y puede dar nuevas
instrucciones al transportista sobre la misma. Tiene los mismos efectos probatorios que la carta de
porte.

ARTÍCULO 1301. Inoponibilidad Las estipulaciones no contenidas en el segundo ejemplar de la


carta de porte o en la guía, no son oponibles a los terceros portadores de buena fe. Ese documento
debe ser entregado al transportista contra la entrega por éste de la carga transportada.

ARTÍCULO 1302. Disposición de la carga Si no se ha extendido el segundo ejemplar de la carta de


porte ni la guía, el cargador tiene la disposición de la carga y puede modificar las instrucciones
dadas al transportista, con obligación de reembolsar los gastos y resarcir los daños derivados de
ese cambio.

Ante la falta de la emisión de la carta de porte o de la guía, el cargador mantiene los derechos sobre
la carga y cuenta con las facultades para dar nuevas indicaciones al transportista, pero también será
responsable si las modificaciones generan daños o perjuicios para el transportista.

ARTÍCULO 1303. Portador del segundo ejemplar Cuando el transportista ha librado segundo
ejemplar de la carta de porte o guía, sólo el portador legitimado de cualquiera de dichos
documentos tiene la disposición de la carga y puede impartir instrucciones al transportista, las
cuales se deben anotar en el instrumento y ser suscriptas por el transportista.

Las modificaciones de las instrucciones sobre la carga las puede realizar quien sea el portador
legítimo del segundo ejemplar de la carta de porte o guía, quien dará las nuevas indicaciones al
transportista y cuyos cambios deberán ser anotados en el documento y suscriptos por el
transportista. En caso de disponer de la carga y generar gastos o producir un daño el portador, será
responsable según lo establecido por el art. 1302 CCyC.

ARTÍCULO 1304. Derechos del destinatario Los derechos nacidos del contrato de transporte
corresponden al destinatario desde que las cosas llegan a destino, o desde que, vencido el plazo
del transporte, haya requerido la entrega al transportista. Sin embargo, el destinatario no puede
ejercer tales derechos sino contra el pago al transportista de sus créditos derivados del transporte.

El destinatario puede ejercer sus derechos desde que la carga llegó a su destino o se cumplió el plazo
para su entrega y se haya solicitado la misma, y se abonó la contraprestación determinada para el
transporte.

El destinatario de la carga es el sujeto a quien va dirigida la mercancía y tiene el derecho de exigir su


entrega si se ha cumplido el plazo para la misma y en caso de demora puede exigir una disminución
en el precio del flete y reclamar la reparación por los daños o pérdida que sufriera la carga durante el
transporte.
Estos derechos nacen una vez que la carga ha llegado al lugar de destino indicado por las partes, o si
se ha cumplido el plazo estipulado y el destinatario ha requerido la entrega de la mercancía, siempre
que se haya abonado el precio pactado por las partes como contraprestación del contrato de
transporte de cosas que los vincula.

ARTÍCULO 1305. Puesta a disposición El transportista debe poner la carga a disposición del
destinatario en el lugar, en el plazo y con las modalidades convenidas en el contrato o, en su
defecto, por los usos. Si el cargador ha librado una carta de porte, ésta debe ser exhibida y
entregada al porteador.
El tenedor del segundo ejemplar de la carta de porte o de la guía al portador o a la orden, debe
restituir el documento al transportista en el momento de la entrega de la carga.

El transportista debe entregar la mercadería al destinatario estipulado en la forma establecida en el


contrato, en el lugar designado como destino final de la carga, en el término señalado y en el modo
expresado, para lo cual deberá tomar todos los recaudos necesarios para cumplir con su obligación.
Si las partes no han convenido como debe ser la puesta a disposición del destinatario, la misma se
hará según los usos y costumbres. Además, la norma establece que, si se ha librado una carta de
porte o guía, el portador debe entregársela al transportista, quien le hará entrega de la carga.

ARTÍCULO 1306. Entrega El transportista está obligado a entregar la carga en el mismo estado en
que la recibió, excepto causa ajena. Si la ha recibido sin reservas, se presume que ella no tenía
vicios aparentes y estaba bien acondicionada para el transporte. El destinatario no está obligado a
recibir cosas con daños que impidan el uso o consumo que les son propios

Aquí adquieren relevancia los documentos previstos en los arts. 1298 al 1300 CCyC, porque allí el
cargador debe cumplir con las obligaciones a su cargo previstas en el art. 1296 CCyC, entre ellas, la de
informar el contenido de la carga, su estado y si requiere de cuidados especiales para su traslado.
El transportista podrá eximirse de responsabilidad por los daños sufridos por la carga probando la
culpa ajena

ARTÍCULO 1307. Impedimentos y retardo en la ejecución del transporte Si el comienzo o la


continuación del transporte son impedidos o excesivamente retrasados por causa no imputable al
porteador, éste debe informar inmediatamente al cargador y pedirle instrucciones. Está obligado a
la custodia de la carga. Si las circunstancias imposibilitan el pedido de instrucciones, el
transportista puede depositar las cosas y, si están sujetas a rápido deterioro o son perecederas,
puede hacerlas vender para que no pierdan su valor.

ARTÍCULO 1308. Impedimentos para la entrega Si el destinatario no puede ser encontrado o se


niega a recibir las cosas transportadas o demora su recepción, el porteador debe requerir
inmediatamente instrucciones al cargador y se aplican las soluciones previstas en el artículo 1307.

ARTÍCULO 1309. Responsabilidad del transportista frente al cargador El porteador que entregue las
cosas al destinatario sin cobrar los créditos propios o los que el cargador le haya encomendado
cobrar contra entrega de la carga, o sin exigir el depósito de la suma convenida, es responsable
frente al cargador por lo que le sea debido y no puede dirigirse contra él para el pago de sus
propias acreencias. Mantiene su acción contra el destinatario.

Se establece la obligación del transportista de cobrar los créditos del cargador. En los casos en que se
ha pactado que el pago de la contraprestación por el transporte de las cosas debe hacerse al
transportista contra entrega de la mercadería, si este no lo ha recibido es responsable frente al
cargador. Como consecuencia de ello, pierde el derecho a solicitar el pago por su trabajo, aunque
conserva la posibilidad de requerir el pago al destinatario.

ARTÍCULO 1310. Responsabilidad por culpa Si se trata de cosas frágiles, mal acondicionadas para el
transporte, sujetas a fácil deterioro, de animales o de transportes especiales, el transportista
puede convenir que sólo responde si se prueba su culpa. Esta convención no puede estar incluida
en una cláusula general predispuesta.

La norma exige que la cláusula debe estar determinada específicamente en el contrato y no puede
tratarse de una cláusula general predispuesta de limitación de responsabilidad. En estos casos, el
transportista solo responde si se prueba su culpa.

ARTÍCULO 1311. Cálculo del daño La indemnización por pérdida o avería de las cosas es el valor de
éstas o el de su menoscabo, en el tiempo y el lugar en que se entregaron o debieron ser entregadas
al destinatario.

Se establece el principio para la cuantificación del daño. Al considerar que el destinatario recién
puede disponer de la cosa al momento de la entrega, la norma determina que —en caso de pérdida o
daño de la mercadería y a los fines de una reparación del perjuicio ocasionado— se tendrá en cuenta
el valor en el lugar y tiempo que las partes pactaron para la entrega.

ARTÍCULO 1312. Pérdida natural En el transporte de cosas que, por su naturaleza, están sujetas a
disminución en el peso o en la medida durante el transporte, el transportista sólo responde por las
disminuciones que excedan la pérdida natural. También responde si el cargador o el destinatario
prueban que la disminución no ha ocurrido por la naturaleza de las cosas o que, por las
circunstancias del caso, no pudo alcanzar la magnitud comprobada.

ARTÍCULO 1313. Limitación de la responsabilidad. Prohibición Los que realizan habitualmente


servicios de transporte no pueden limitar las reglas de responsabilidad precedentes, excepto en el
caso del artículo 1310.

La norma no permite ni las cláusulas exonerativas ni las limitativas de responsabilidad por tratarse de
reglas abusivas que permiten que el transportista no realice su servicio con todas las diligencias, y
cuidados necesarios para evitar ocasionar daños.

ARTÍCULO 1314. Comprobación de las cosas antes de la entrega El destinatario tiene derecho a
hacer comprobar, a su costo, antes de la recepción de las cosas, su identidad y estado. Si existen
pérdidas o averías, el transportista debe reembolsar los gastos.

El porteador puede exigir al destinatario la apertura y el reconocimiento de la carga; y si éste


rehúsa u omite hacerlo, el porteador queda liberado de toda responsabilidad, excepto dolo.

ARTÍCULO 1315. Efectos de la recepción de las cosas transportadas La recepción por el destinatario
de las cosas transportadas y el pago de lo debido al transportista extinguen las acciones derivadas
del contrato, excepto dolo. Sólo subsisten las acciones por pérdida parcial o avería no reconocibles
en el momento de la entrega, las cuales deben ser deducidas dentro de los cinco días posteriores a
la recepción.

Con la entrega de la carga al destinatario en la forma convenida y el pago del flete pactado más los
gastos causados en el traslado de la mercadería al transportista, se extinguen las obligaciones
derivadas del contrato, con excepción de la existencia de dolo.
El art. 1314 CCyC establece la comprobación de las cosas antes de la entrega y la norma en
comentario dispone que el destinatario cuenta con cinco días desde que recibió la mercadería para
reclamar al porteador por la pérdida parcial o avería no reconocible al momento de la entrega.

ARTÍCULO 1316. Culpa del cargador o de un tercero Si el transporte no pudo ser iniciado o
completado o la entrega no puede ser efectuada por el hecho del cargador, o de un portador
legitimado del segundo ejemplar de la carta de porte o de la guía, o del destinatario, el
transportista tiene derecho al precio o a una parte proporcional de éste, según sea el caso, y al
reembolso de los gastos adicionales en que haya incurrido.

ARTÍCULO 1317. Transporte con reexpedición de las cosas Si el transportista se obliga a entregar la
carga a otro porteador y no acepta una carta de porte hasta un destino diferente al de tal entrega,
se presume que sus responsabilidades como transportista concluyen con ella, sin otras
obligaciones adicionales que la de emplear una razonable diligencia en la contratación del
transportista siguiente.

La obligación del transportista que hace entrega de la carga a otro porteador termina con aquella
diligencia y se traslada al nuevo acarreador. Cada transportista se obliga por el trayecto cumplido.

ARTÍCULO 1318. Representación en el transporte sucesivo Cada transportista sucesivo tiene el


derecho de hacer constar en la carta de porte, o en un documento separado, el estado en que ha
recibido las cosas transportadas. El último transportista representa a los demás para el cobro de
sus créditos y el ejercicio de sus derechos sobre las cargas transportadas.

En cada trayecto el transportista que recibe la carga tiene el derecho de determinar en la carta de
porte o en un documento separado la mercadería que recibe y el estado en que se encuentra, de
esta forma, se puede determinar la responsabilidad de cada transportista. Es que en los contratos
sucesivos cada porteador se obliga por el trayecto cumplido.

La norma establece que el transportista que hace la entrega de la carga es el representante de los
anteriores ante el cobro de los créditos y el ejercicio de sus derechos que pudieran derivarse del
contrato.

Contrato de Mandato

El mandato es el contrato del que surgen los derechos y las obligaciones del mandante y el
mandatario. El poder es el negocio unilateral del que surge el poder de representación (según
Schieza es un instrumento publico). Y la representación es el derecho subjetivo que legitima al
apoderado para invocar al poderdante y lograr que los efectos del negocio celebrado en su nombre
pasen a corresponderle en forma directa.
El mandato y el apoderamiento son negocios jurídicos. En cambio, los derechos del mandante y el
mandatario, tanto como el poder de representación del apoderado, son derechos subjetivos.

La representación: Los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por medio de representante
excepto los casos en que la ley exige que sean otorgados por el titular del derecho.

Tipos: La representación es:


a) voluntaria cuando resulta de un acto jurídico;
b) legal cuando resulta de una regla de derecho;
c) orgánica cuando surge del estatuto de una persona jurídica. (art. 358) –

Efectos: Los actos celebrados por el representante en nombre del representado en los límites de las
facultades conferidos por la ley o el apoderamiento, produce, efecto directamente para el
representado (art. 359) -
Extensión: actos objeto del apoderamiento, facultades otorgadas por la ley y los actos necesarios
para su ejecución (art. 360).
Limitaciones o la extinción del poder: oponibles a terceros que las conocen o pudieron conocerlas
actuando con la debida diligencia.

ARTÍCULO 1319. Definición. Hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a realizar uno o
más actos jurídicos en interés de otra. El mandato puede ser conferido y aceptado expresa o
tácitamente. Si una persona sabe que alguien está haciendo algo en su interés, y no lo impide,
pudiendo hacerlo, se entiende que ha conferido tácitamente mandato. La ejecución del mandato
implica su aceptación aun sin mediar declaración expresa sobre ella.

De esta definición se desprende una gran diferencia respecto del art. 1869 CC —que es su
antecedente legislativo inmediato—, al no aludirse a la necesidad de otorgamiento de poder como
requisito de formación del contrato, eliminando de la definición legal la función representativa por
cuanto ésta no es de la esencia del mandato. La definición al referir al “interés” alude tanto al acto
gestionado mediante la representación, como al efectuado en colaboración de otro.

En este reordenamiento conceptual el CCyC regula —de modo independiente— un mandato con
representación o sin ella en artículos sucesivos (arts. 1320 y 1321). El mandato es una típica figura de
colaboración, que posee gran desarrollo y proyección en el tráfico negocial moderno. En cuanto a sus
caracteres, el contrato es consensual, bilateral, no formal y oneroso (conf. art. 1322 CCyC). Parte de
la doctrina indica que tiene —además— carácter preparatorio, en cuanto su finalidad es hacer
posible la conclusión de los actos jurídicos que se encargan por su intermedio.

Respecto del objeto, el nuevo ordenamiento, al igual que el CC, alude a actos jurídicos (art. 259
CCyC), de modo que no recae sobre actos materiales, los cuales se rigen por normas especiales como
el contrato de locación servicios, de obra, el contrato de trabajo, etc. Por lo demás deben aplicarse,
al análisis del objeto del contrato, las reglas generales para todos los contratos.

En su segundo párrafo el art. 1319 CCyC regula acerca de la formación del contrato. Indica, en primer
lugar, que puede concretarse de modo expreso o tácito, previsión que debe integrarse en su
interpretación con lo normado y comentado en la parte general del CCyC, especialmente arts. 262,
263 y 264 que contienen los principios generales sobre manifestación de la voluntad.

En su última parte el art. 1319 CCyC prevé dos supuestos particulares: por un lado, indica que se
entenderá como mandato tácito el supuesto en el cual alguien tome conocimiento de que otro está
realizando un acto jurídico en su interés y, pudiendo impedirlo, no lo haga; por otro, que se
entenderá que la ejecución del mandato implica su aceptación aun sin mediar declaración expresa.

ARTÍCULO 1320. Representación Si el mandante confiere poder para ser representado, le son
aplicables las disposiciones de los artículos 362 y siguientes.
Aun cuando el mandato no confiera poder de representación, se aplican las disposiciones citadas a
las relaciones entre mandante y mandatario, en todo lo que no resulten modificadas en este
Capítulo.

El Código Civil y Comercial, en su art. 358 contempla a la representación como el acto que permite
imputar efectos directos a una persona por la actuación de otra, el cual puede tener como fuente un
origen legal o bien voluntario o convencional. Así, el art. 1320 CCyC bajo análisis es un supuesto
especial de representación voluntaria al cual alude el art. 358.
En el mandato con representación las relaciones activas y pasivas nacen directamente entre el
tercero y el mandante. Se trata de dos negocios jurídicos que confluyen y dos son las relaciones que
coexisten: una es la interna entre mandante y mandatario, caracterizada por el deber de cumplir el
encargo conferido y aceptado y regulada por el contrato de mandato; la otra es la externa entre
mandante y tercero, caracterizada por el poder que permite la actuación en nombre ajeno, regulada
por el negocio unilateral de apoderamiento.

El art. 1320 CCyC contiene dos párrafos, el primero refiere a la aplicabilidad al mandato
representativo de las normas contenidas en los arts. 362 a 381 CCyC, que regulan la representación
voluntaria y a cuyo análisis se remite. Por su parte, el segundo párrafo contempla el supuesto en el
cual no se otorgue la representación, e indica aplicables las disposiciones generales aludidas (arts.
362 a 381 CC), en tanto no haya disposiciones específicas en este capítulo que las modifiquen.

ARTÍCULO 1321. Mandato sin representación. Si el mandante no otorga poder de representación,


el mandatario actúa en nombre propio, pero en interés del mandante, quien no queda obligado
directamente respecto del tercero, ni este respecto del mandante. El mandante puede subrogarse
en las acciones que tiene el mandatario contra el tercero, e igualmente el tercero en las acciones
que pueda ejercer el mandatario contra el mandante

El art. 1321 CCyC define el mandato sin representación como el supuesto en el cual existe un
encargo, pero el mandatario debe cumplir la realización del o los actos jurídicos en su propio
nombre, aunque en interés ajeno. Las relaciones activas y pasivas nacen entre mandatario y tercero,
a diferencia de lo que sucede en el mandato con representación en el cual las relaciones se dan de
modo directo entre mandante y tercero, siendo el mandatario un tercero en el negocio gestorio.
Aquí son dos las relaciones que coexisten: una interna, entre mandante y mandatario (contrato de
mandato); y otra externa, entre el mandatario y el tercero con el cual contrata. El mandatario es, en
principio, el único responsable frente al tercero por las obligaciones asumidas en el contrato desde
que actúa en nombre propio, pero en interés del mandante, quien no queda obligado directamente
respecto del tercero, ni este respecto de aquel.

ARTÍCULO 1322. Onerosidad El mandato se presume oneroso. A falta de acuerdo sobre la


retribución, la remuneración es la que establecen las disposiciones legales o reglamentarias
aplicables, o el uso. A falta de ambos, debe ser determinada por el juez.

ARTÍCULO 1323. Capacidad El mandato puede ser conferido a una persona incapaz, pero ésta
puede oponer la nulidad del contrato si es demandado por inejecución de las obligaciones o por
rendición de cuentas, excepto la acción de restitución de lo que se ha convertido en provecho
suyo.

El art. 1323 CCyC, sin distinguir el tipo de mandato del cual se trate —con o sin representación—
mantiene la solución de Vélez (en reemplazo de los arts. 1897 y 1898 CC), en tanto indica que la
eficacia de una declaración de voluntad emitida por un mandatario incapaz no resulta perjudicada
por estar este limitado en su capacidad personal negocial, pues esa limitación lo es solo en su propia
persona y en atención a sus propios intereses. De este modo, salvo que actúe fuera de los actos
sometidos a encargo o límites de la manda otorgada, o bien pueda atribuírsele haberse enriquecido
sin causa en virtud de la gestión realizada, no será oponible su incapacidad a efectos de invalidar el
acto por él realizado.
ARTÍCULO 1324. Obligaciones del mandatario El mandatario está obligado a:
a) cumplir los actos comprendidos en el mandato, conforme a las instrucciones dadas por el
mandante y a la naturaleza del negocio que constituye su objeto, con el cuidado que pondría en los
asuntos propios o, en su caso, el exigido por las reglas de su profesión, o por los usos del lugar de
ejecución;
b) dar aviso inmediato al mandante de cualquier circunstancia sobreviniente que razonablemente
aconseje apartarse de las instrucciones recibidas, requiriendo nuevas instrucciones o ratificación
de las anteriores, y adoptar las medidas indispensables y urgentes;
c) informar sin demora al mandante de todo conflicto de intereses y de toda otra circunstancia que
pueda motivar la modificación o la revocación del mandato;
d) mantener en reserva toda información que adquiera con motivo del mandato que, por su
naturaleza o circunstancias, no está destinada a ser divulgada;
e) dar aviso al mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato, y ponerlo a
disposición de aquél;
f) rendir cuenta de su gestión en las oportunidades convenidas o a la extinción del mandato; g)
entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los intereses moratorios, de las
sumas de dinero que haya utilizado en provecho propio;
h) informar en cualquier momento, a requerimiento del mandante, sobre la ejecución del
mandato;
i) exhibir al mandante toda la documentación relacionada con la gestión encomendada, y
entregarle la que corresponde según las circunstancias.

Si el negocio encargado al mandatario fuese de los que, por su oficio o su modo de vivir, acepta él
regularmente, aun cuando se excuse del encargo, debe tomar las providencias conservatorias
urgentes que requiera el negocio que se le encomienda.

ARTÍCULO 1325. Conflicto de intereses. Si media conflicto de intereses entre el mandante y el


mandatario, éste debe posponer los suyos en la ejecución del mandato, o renunciar. La obtención,
en el desempeño del cargo, de un beneficio no autorizado por el mandante, hace perder al
mandatario su derecho a la retribución.

ARTÍCULO 1326. Mandato a varias personas Si el mandato se confiere a varias personas sin
estipular expresamente la forma o el orden de su actuación, se entiende que pueden
desempeñarse conjunta o separadamente

Como se indicará, ante un mandato plural y con el objeto de determinar los efectos y validez de los
actos que pueda haber ejecutado uno o varios mandatarios, deberán analizarse los términos en los
cuales ha sido otorgado. Así puede que se haya otorgado para una actuación:
i) conjunta: deben actuar todos coordinados para que el acto tenga efectos jurídicos;
ii) solidaria: cada uno puede actuar válidamente por sí solo;
iii) fraccionada: cada uno tiene una esfera de actividad exclusiva de actuación;
iv) sustitutiva o subordinada: cada uno tiene indicada su actuación en cierto orden o subordinada a
determinada situación. Si el contrato no ha sido otorgado con este nivel de previsión se observará la
regla general contenida en el artículo bajo comentario.

ARTÍCULO 1327. Sustitución del mandato. El mandatario puede sustituir en otra persona la
ejecución del mandato y es responsable de la elección del sustituto, excepto cuando lo haga por
indicación del mandante. En caso de sustitución, el mandante tiene la acción directa contra el
sustituto prevista en los artículos 736 CCyC concordantes, pero no está obligado a pagarle
retribución si la sustitución no era necesaria. El mandatario responde directamente por la
actuación del sustituto cuando no fue autorizado a sustituir, o cuando la sustitución era
innecesaria para la ejecución del mandato.

ARTÍCULO 1328. Obligaciones del mandante El mandante está obligado a:


a) suministrar al mandatario los medios necesarios para la ejecución del mandato y compensarle,
en cualquier momento que le sea requerido, todo gasto razonable en que haya incurrido para ese
fin;
b) indemnizar al mandatario los daños que sufra como consecuencia de la ejecución del mandato,
no imputables al propio mandatario;
c) liberar al mandatario de las obligaciones asumidas con terceros, proveyéndole de los medios
necesarios para ello;
d) abonar al mandatario la retribución convenida. Si el mandato se extingue sin culpa del
mandatario, debe la parte de la retribución proporcionada al servicio cumplido; pero si el
mandatario ha recibido un adelanto mayor de lo que le corresponde, el mandante no puede exigir
su restitución.

Derecho de retención: El art. 1956 del CC preveía el derecho de retención a favor del mandatario,
solución que puede ahora aplicarse por vía del art. 2587 CCyC y ss. De este modo, el mandatario
podrá retener las cosas, documentos o valores entregados por el mandante para cumplir con el
mandato hasta tanto este cumpla con las obligaciones que le corresponden, entre las cuales están las
de abonarle la retribución pactada, resarcirlo de los daños y perjuicios que pudiere haber sufrido en
ocasión del ejerció del encargo, etc.

ARTÍCULO 1329. Extinción del mandato El mandato se extingue:

a) por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de la condición
resolutoria pactada;
b) por la ejecución del negocio para el cual fue dado;
c) por la revocación del mandante;
d) por la renuncia del mandatario; e) por la muerte o incapacidad del mandante o del mandatario.

ARTÍCULO 1330. Mandato irrevocable. El mandato puede convenirse expresamente como


irrevocable en los casos de los incisos b) y c) del artículo 380. El mandato destinado a ejecutarse
después de la muerte del mandante es nulo si no puede valer como disposición de última voluntad.

El artículo prevé el mandato destinado a ser ejecutado con posterioridad a la muerte del mandante.
El CCyC indica que esta previsión será nula si no se pudiera hacer valer como disposición de última
voluntad.

A efectos de su validez debe:


a) haber sido otorgado mediante poder especial, para realizar actos jurídicos específicos y
determinados;
b) manifestarse expresamente la voluntad de subsistencia en caso de muerte del poderdante; c)
puede tratarse de actos de administración o de disposición;
d) la única limitación que impone, en cuanto en interés de quien se otorga el poder, es que no es
válido si ha sido otorgado en el único interés del poderdante o representado.

ARTÍCULO 1331. Revocación La revocación sin justa causa del mandato otorgado por tiempo o
asunto determinado obliga al mandante a indemnizar los daños causados; si el mandato fue dado
por plazo indeterminado, el mandante debe dar aviso adecuado a las circunstancias o, en su
defecto, indemnizar los daños que cause su omisión.
ARTÍCULO 1332. Renuncia La renuncia intempestiva y sin causa justificada del mandatario obliga a
indemnizar los daños que cause al mandante.

ARTÍCULO 1333. Muerte o incapacidad del mandatario y del mandante Producida la muerte o
incapacidad del mandatario, sus herederos, representantes o asistentes que tengan conocimiento
del mandato deben dar pronto aviso al mandante y tomar en interés de éste las medidas que sean
requeridas por las circunstancias. Si se produce la muerte o incapacidad del mandante, el
mandatario debe ejecutar los actos de conservación si hay peligro en la demora, excepto
instrucciones expresas en contrario de los herederos o representantes.

Fallecimiento del mandatario: Ante este supuesto, la norma indica que los herederos,
representantes o asistentes que tengan conocimiento del mandato deben comunicar la situación de
inmediato al mandante y adoptar en interés de este las medidas pertinentes o conservatorias para
proteger los intereses del mandante bajo pena de incurrir en responsabilidad civil. La obligación de
comunicar de inmediato al mandante de la situación de fallecimiento se basa en el perjuicio que el
abandono de la gestión podría acarrear al mandante.

Fallecimiento del mandante: Si, por el contrario, fuere el mandante quien fallece o se torna incapaz,
deberá el mandatario ejecutar los actos de conservación urgentes hasta tanto reciba instrucciones
expresas de los herederos o representantes de aquel.

Incapacidad del mandatario: Si el mandatario se vuelve incapaz opera la extinción, pues estará
impedido de actuar por sí en la gestión del negocio del mandante.

Incapacidad del mandante: Si el mandante deviene incapaz, se extingue el mandato porque su


voluntad ha dejado de existir. A partir de ese momento, el mandante tendrá representación legal
perdiendo, de acuerdo con el grado de incapacidad que tenga, la posibilidad total o parcial de
ejercicio de sus derechos.

ARTÍCULO 1334. Rendición de cuentas La rendición de cuentas por el mandatario debe ser en las
condiciones previstas en los artículos 858 y siguientes acompañadas de toda la documentación
relativa a su gestión. Excepto estipulación en contrario, las cuentas deben rendirse en el domicilio
del mandatario y los gastos que generan son a cargo del mandante.

Contrato de consignación

ARTÍCULO 1335. Definición. Hay contrato de consignación cuando el mandato es sin representación
para la venta de cosas muebles. Se le aplican supletoriamente las disposiciones del Capítulo 8 de
este Título.

Para que se verifique el contrato de consignación, el artículo establece ciertos requisitos:

a) La existencia de un mandato, es decir, que una parte se obligue a realizar uno o más actos jurídicos
en interés de la otra (art. 1319 CCyC). Por ese motivo, el art. bajo análisis remite al Capítulo 8 del
Título IV

b) Que ese mandato sea otorgado sin representación, es decir, que el consignante no haya otorgado
poder para ser representado y que el consignatario actúe en nombre propio, pero en interés del
mandante.

c) Que el encargo del contrato sea una venta de cosas muebles

ARTÍCULO 1336. Indivisibilidad La consignación es indivisible. Aceptada en una parte se considera


aceptada en el todo, y dura mientras el negocio no esté completamente concluido.
El principio de la indivisibilidad de la consignación significa que, cuando la comisión, por ser
compleja, no constituye varias comisiones separadas, se la debe cumplir como un conjunto en sus
detalles y condiciones. Esta norma se refiere a la aceptación y a la ejecución de la consignación. Una
vez aceptada la consignación, se presume que lo ha sido en el todo. El consignatario, por lo tanto,
deberá ejecutarla en forma íntegra.

ARTÍCULO 1337. Efectos El consignatario queda directamente obligado hacia las personas con
quienes contrata, sin que éstas tengan acción contra el consignante, ni éste contra aquéllas

ARTÍCULO 1338. Obligaciones del consignatario El consignatario debe ajustarse a las instrucciones
recibidas, y es responsable del daño que se siga al consignante por los negocios en los que se haya
apartado de esas instrucciones.

El consignatario que acepta la consignación está obligado a cumplirla conforme las órdenes e
instrucciones brindadas por el consignante y la naturaleza del negocio que constituye su objeto.
Debe ejecutarla con el cuidado que pondría en los asuntos propios o, en su caso, el exigido por las
reglas de su profesión, o por los usos del lugar de ejecución, con fidelidad, lealtad y reserva (arts.
372, incs. a y b, y 1324, inc. a, CCyC).

En caso de que se aparte de las instrucciones recibidas, el consignatario responderá al consignante


por los daños ocasionados, conforme a las disposiciones de la responsabilidad civil. El art. 1716 CCyC
establece que el incumplimiento de una obligación da lugar a la reparación del daño causado
conforme a las disposiciones del CCyC.

En caso de que el consignatario se aparte de las instrucciones recibidas o de la naturaleza del


negocio, afectará solamente a la relación entre aquel y el consignante. El contrato con el tercero
quedará intacto, conforme lo establecido en el art. 1337 CCyC.

El apartamiento de las instrucciones recibidas puede ser subsanado con la ratificación por parte del
consignante conforme las pautas establecidas en los arts. 369, 1320 y 1335 CCyC.

ARTÍCULO 1339. Plazos otorgados por el consignatario. El consignatario se presume autorizado a


otorgar los plazos de pago que sean de uso en la plaza. Si otorga plazos contra las instrucciones del
consignante, o por términos superiores a los de uso, está directamente obligado al pago del precio
o de su saldo en el momento en que hubiera correspondido.

ARTÍCULO 1340. Crédito otorgado por el consignatario. El consignatario es responsable ante el


consignante por el crédito otorgado a terceros sin la diligencia exigida por las circunstancias.

ARTÍCULO 1341. Prohibición El consignatario no puede comprar ni vender para sí las cosas
comprendidas en la consignación.

La imposibilidad del consignatario de comprar y vender para sí las cosas objeto del contrato de
consignación tiene fundamento en la conveniencia de sustraerlo del conflicto que se plantearía entre
su deber —es decir, lograr el más alto precio posible— y su interés —adquirir al más bajo precio—.

ARTÍCULO 1342. Retribución del consignatario Si la comisión no ha sido convenida, se debe la que
sea de uso en el lugar de cumplimiento de la consignación.

ARTÍCULO 1343. Comisión de garantía Cuando, además de la retribución ordinaria, el consignatario


ha convenido otra llamada “de garantía”, corren por su cuenta los riesgos de la cobranza y queda
directamente obligado a pagar al consignante el precio en los plazos convenidos.
Onerosidad

La consignación se presume onerosa. Esto se desprende del juego de los arts. 1322, 1335 y 1342
CCyC. El primero se refiere a la presunción de onerosidad del mandato.
A falta de acuerdo sobre la retribución, la remuneración es la que establecen las disposiciones legales
o reglamentarias aplicables, o por el uso. A falta de ambos, debe ser determinada por el juez.

Clases de comisión: Siguiendo la denominación que se le daba en el CCom., el CCyC mantiene dos
clases de comisión: la ordinaria o simple y la extraordinaria o de garantía.

Comisión ordinaria: La comisión simple u ordinaria es aquella a la que, regularmente, tiene derecho
el consignatario por la ejecución de la labor encomendada, y que el consignante debe abonar. En
caso de que no medie convenio expreso, ni surja de la intención real de los contratantes, para fijar la
comisión hay que atenerse a los usos, prácticas o costumbres del lugar de ejecución del contrato.

Comisión extraordinaria o en garantía: Esta comisión se le debe al consignatario solo si se pacta. El


consignatario asume los riesgos del negocio y queda obligado, frente al consignante, a pagar el
precio en los plazos convenidos con el tercero. El consignante no asume ningún riesgo por la
solvencia del tercero contratante y el consignatario garantiza el resultado del negocio celebrado. Eso
es lo que justifica una comisión superior a la ordinaria.

ARTÍCULO 1344. Obligación de pagar el precio. Si el consignatario se obliga a pagar el precio en


caso de no restituir las cosas en un plazo determinado, el consignante no puede disponer de ellas
hasta que le sean restituidas.
Los acreedores del consignatario no pueden embargar las cosas consignadas mientras no se haya
pagado su precio.

El CCyC regula, dentro del contrato de consignación, el caso en que el consignante entrega una o
varias cosas muebles al consignatario, quien se obliga a pagar el precio, salvo que restituya las cosas
en el término pactado. El consignante entrega al consignatario las cosas muebles cuyo valor se
estima en una cantidad cierta, obligándose el último a procurar su venta dentro de un plazo
estipulado.
Si las devuelve al momento del vencimiento del plazo, no deberá pagar el valor de las que no vendió.
Mientras esté pendiente el plazo pactado para la restitución de las cosas, el consignante no puede
disponer de ellas. Los acreedores del consignatario no pueden embargar las cosas consignadas hasta
tanto este no haya pagado su precio, pues la propiedad sigue siendo del consignante

Corretaje:

ARTICULO 1345.-Definición. Hay contrato de corretaje cuando una persona, denominada corredor,
se obliga ante otra, a mediar en la negociación y conclusión de uno o varios negocios, sin tener
relación de dependencia o representación con ninguna de las partes.

Diferentes conceptos de corretaje, pero jurídicamente se ha sostenido que “El contrato de corretaje
es el acuerdo entre el corredor y el comitente por el cual el primero se obliga, mediante retribución a
buscar a la persona o cosa necesaria para llegar a la conclusión de un negocio proyectado por el
comitente”.
•Es un contrato
•Es autónomo del contrato que celebren las partes
•Solo puede ser realizado por un corredor, matriculado y con título universitario
•Se relaciona con otro contrato diferente
•No hay relación de dependencia, de colaboración ni de representación

La complejidad de la vida económica moderna hace que cuando un sujeto desea o necesita estipular
un contrato para obtener un bien o servicio no pueda dedicarse a la búsqueda de una persona, por
eso se acude a sujetos profesionales que se dedican a prestar el servicio de búsqueda de las personas
que estén en situación de contratar para procurarlo. Estos son los corredores o mediadores. Ósea: el
contrato es celebrado entre un corredor, profesional universitario habilitado como tal, y una o varias
partes por las cuales el corredor se obliga a poner en relación con dos

ARTICULO 1346.-Conclusión del contrato de corretaje. Sujetos. El contrato de corretaje se entiende


concluido, si el corredor está habilitado para el ejercicio profesional del corretaje, por su
intervención en el negocio, sin protesta expresa hecha saber al corredor contemporáneamente con
el comienzo de su actuación o por la actuación de otro corredor por el otro comitente.
Si el comitente es una persona de derecho público, el contrato de corretaje debe ajustarse a las
reglas de contratación pertinentes.

Pueden actuar como corredores personas humanas o jurídicas.

Regula la conclusión del contrato de corretaje y las alternativas según que el corredor se encuentre
inscripto o no. Regula dos situaciones diferentes: la primera de ellas se refiere a un corredor inscripto
para el ejercicio profesional del corretaje que interviene en el negocio; y donde las partes no se han
opuesto expresamente ni ha actuado con otro corredor por el comitente. Y la segunda está referida
al corretaje realizado para una persona de Derecho público, en cuyo caso se señala que este contrato
debe ajustarse a las reglas de contratación pertinentes. Otro tema que regula es que se señala la
posibilidad de que el corretaje sea realizado por personas físicas o jurídicas, pero deberá tratarse de
una sociedad comercial constituida por corredores y con el objetivo de realizar actos de corretaje.

ARTICULO 1347.-Obligaciones del corredor. El corredor debe:

a) asegurarse de la identidad de las personas que intervienen en los negocios en que media y de su
capacidad legal para contratar;
b) proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad, absteniéndose de mencionar
supuestos inexactos que puedan inducir a error a las partes;
c) comunicar a las partes todas las circunstancias que sean de su conocimiento y que de algún
modo puedan influir en la conclusión o modalidades del negocio;
d) mantener confidencialidad de todo lo que concierne a negociaciones en las que interviene, la
que sólo debe ceder ante requerimiento judicial o de autoridad pública competente;
e) asistir, en las operaciones hechas con su intervención, a la firma de los instrumentos conclusivos
y a la entrega de los objetos o valores, si alguna de las partes lo requiere;
f) guardar muestras de los productos que se negocien con su intervención, mientras subsista la
posibilidad de controversia sobre la calidad de lo entregado.

Establece diversas obligaciones que son concordantes con las consagradas en la legislación especial.
El error sobre la identidad o la capacidad hace responsable al corredor de los daños que guarden
nexo de causalidad con este incumplimiento de sus deberes legales.
El incumplimiento de proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad hace responsable al
corredor por el no acatamiento de las obligaciones que emanan del contrato de corretaje.
Los corredores están enmarcados en el ámbito del secreto profesional y comercial. No pueden
divulgar lo concerniente a las operaciones en las que intervengan.
Dentro de su actividad del corretaje el corredor puede ser obligado por alguna de las partes a asistir
a la entrega de los bienes. Cuando el corretaje haya servido de base para el otorgamiento de un
contrato principal confeccionado por escrito, en instrumento privado, se exige que el corredor se
encuentre presente en el momento de la firma del mismo, y dejando en el texto del contrato
constancia firmada de su intervención. Para los contratos que no requieren la forma escrita el
corredor debe confeccionar y entregar a las partes una minuta de la operación realizada en base a las
constancias del libro de registro

ARTICULO 1348.-Prohibición. Está prohibido al corredor:


a) adquirir por sí o por interpósita persona efectos cuya negociación le ha sido encargada;
b) tener cualquier clase de participación o interés en la negociación o en los bienes comprendidos
en ella.

1. Resulta lógico, ya que de lo contrario no llevaría adelante el cometido esencial de su labor (y


profesión reglada, agrego), sino que trataría de direccionar el negocio en su propio beneficio.
2. Proyecta en mayor medida la prohibición anterior, no limitándola a la adquisición sino a cualquier
forma de interés.

Otras las prohibiciones que se compadecen con la naturaleza y características del corredor y del
corretaje,

a) Está prohibido para el corredor practicar descuentos, bonificaciones o reducción de comisiones


arancelarias.
b) Tener participación en el precio que se obtenga en el corretaje a su cargo, no pudiendo celebrar
convenios por diferencias a su favor o de terceras personas.
c) No puede delegar su actuación como corredor ni permitir que bajo su nombre se efectúen
corretajes por personas no matriculadas.
d) No puede comprar por cuenta de terceros directa o indirectamente los bienes involucrados en el
corretaje.
e) No puede comprar para sí o para su cónyuge o parientes dentro del segundo grado, socios
habilitados o empleados, los bienes que son objeto directo o indirecto del corretaje.
f) No puede retener el precio, en el supuesto de que actuare representando a alguna de las partes en
la ejecución del contrato, recibido en lo que exceda del monto de los gastos convenidos y de la
comisión que le corresponda.

ARTICULO 1349.-Garantía y representación. El corredor puede:


a) otorgar garantía por obligaciones de una o de ambas partes en la negociación en la que actúen;
b) recibir de una parte el encargo de representarla en la ejecución del negocio.

Consagra legalmente las posibilidades de que el corredor realice prestaciones en nombre e interés de
alguna de las partes. En el Inc. A El corredor puede prestar fianza por una de las partes y ello
resultaría posible en virtud de que el contrato estaría en la etapa de ejecución y no en la etapa de
formación o perfeccionamiento, con lo cual el corredor se convierte en garante del cumplimiento de
las prestaciones derivadas del perfeccionamiento del contrato. En el Inc. B el corredor está
autorizado legalmente a representar a una de las partes, pero sólo en la etapa de ejecución del
contrato logrado con la mediación del corredor.
ARTICULO 1350.-Comisión. El corredor tiene derecho a la comisión estipulada si el negocio se
celebra como resultado de su intervención. Si no hay estipulación, tiene derecho a la de uso en el
lugar de celebración del contrato o, en su defecto, en el lugar en que principalmente realiza su
cometido. A falta de todas ellas, la fija el juez.

Reglamenta el principio en materia de comisión de los corredores. La actividad del corretaje origina
para el corredor el derecho al pago de un precio por la misma que se denomina comisión,
remuneración o retribución. Respecto del monto se tienen en cuenta los arancele existentes en las
jurisdicciones, y si no existen se tendrá en cuenta lo convenido entre las partes. Si no hay nada
convenido se recurrirá a determinación judicial

ARTICULO 1351.-Intervención de uno o de varios corredores. Si sólo interviene un corredor, todas


las partes le deben comisión, excepto pacto en contrario o protesta de una de las partes según el
artículo 1346. No existe solidaridad entre las partes respecto del corredor. Si interviene un
corredor por cada parte, cada uno de ellos sólo tiene derecho a cobrar comisión de su respectivo
comitente.

Reglamenta el derecho a la comisión en el supuesto de que existe pluralidad de corredores.

ARTICULO 1352.-Supuestos específicos de obligación de pagar la comisión. Concluido el contrato, la


comisión se debe, aunque:

a) el contrato esté sometido a condición resolutoria y ésta no se cumpla;


b) el contrato no se cumpla, se resuelva, se rescinda o medie distracto;
c) el corredor no concluya el contrato, si inicia la negociación y el comitente encarga su conclusión
a un tercero, o lo concluye por sí en condiciones sustancialmente similares.

Regula los supuestos especiales que pueden afectar el contrato logrado a través del corretaje, que
pueden impedir o generar el derecho a la comisión. En el inc. A) es lógico ya que el elemento
condicionante no afecto el contrato y por ende no existe alguno para que se abone la comisión. En el
inc. B) es lógico ya que el cometido del corredor esta cumplido con el perfeccionamiento del
contrato, en forma independiente de su ejecución. En el inc. c) es más complicado. Deben darse esos
requisitos mencionados.

ARTICULO 1353.-Supuestos específicos en los que la comisión no se debe. La comisión no se debe si


el contrato:
a) está sometido a condición suspensiva y ésta no se cumple;
b) se anula por ilicitud de su objeto, por incapacidad o falta de representación de cualquiera de las
partes, o por otra circunstancia que haya sido conocida por el corredor.

Reglamenta los supuestos donde el contrato mediado se ve afectado y no surge el Derecho a la


comisión para el corredor. El inc. A) es así porque el contrato no tuvo plena eficacia y por eso no hay
comisión. Es discutible porque si el corredor efectuó su labor y el contrato se celebró, podría
sostenerse ese derecho. En el inc. B) No se adeuda la comisión por dichos incisos.

ARTICULO 1354.-Gastos. El corredor no tiene derecho a reembolso de gastos, aun cuando la


operación encomendada no se concrete, excepto pacto en contrario.
ARTICULO 1355.-Normas especiales. Las reglas de este Capítulo no obstan a la aplicación de las
disposiciones de leyes y reglamentos especiales.

Establece las reglas en materia de normas especiales. No impide su aplicación. Para ser corredor se
deben cumplir los requisitos de la ley nacional y provincial

Ley 10973 (corredores y martilleros)

Artículo 1º (Según Ley 14.085).- Para ejercer la profesión de Martillero y Corredor Público en el
territorio de la Provincia de Buenos Aires, se requiere:

a) Poseer título Universitario de Martillero y Corredor Público, expedido por Universidades


Nacionales o Provinciales, de gestión estatal o de gestión privada, o revalidado en la República
Argentina con arreglo a las reglamentaciones vigentes.

b) Estar inscripto en alguno de los Colegios Departamentales donde tiene denunciado su domicilio
legal, a los efectos del desarrollo de su actividad.

Artículo 3º.- Sin perjuicio de lo establecido en las leyes de fondo respectivas, no podrán ejercer la
profesión de Martillero y Corredor Público:

a) Los que ejerzan de modo regular y permanente otra profesión o cargo para cuyo desempeño se
requiera otro título habilitante.
b) Los Magistrados, Funcionarios y empleados de la Administración de Justicia Nacional y
Provincial.
c) Los eclesiásticos, miembros de las fuerzas armadas y de seguridad en actividad.

Artículo 12º.- En cada Departamento Judicial funcionará un Colegio de Martilleros y Corredores


Públicos a los fines del cumplimiento de la presente Ley.
Estos Colegios tendrán el carácter de personas jurídicas de derecho público, para el mejor
cumplimiento de sus fines.

Artículo 13º.- Cada Colegio tendrá su asiento en la ciudad cabecera donde funcione el
Departamento Judicial a cuya jurisdicción corresponda y se designará con el aditamento de este.

Artículo 40º.- Los Colegios Departamentales constituyen el Colegio de Martilleros y Corredores


Públicos de la Provincia de Buenos Aires.

Artículo 41º.- El Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de la Provincia tendrá su asiento en la


ciudad de La Plata.

Artículo 52º (Según Ley 14.085).- Son obligaciones de los Martilleros y Corredores Públicos:

a) DE LOS CORREDORES:

1. Llevar los Libros que disponga la legislación de fondo, en los cuales se asentarán las operaciones
que se realizan.
2. Expedir los certificados ajustándose estrictamente a las constancias de su libro.
3. Comprobar con exactitud la identidad y capacidad legal de las personas entre quienes trata el
negocio.
4. Proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad.
5. Comprobar la existencia de los instrumentos que acrediten el título invocado por el comitente
9. Convenir por escrito con sus mandantes los honorarios y gastos, las condiciones de venta, la
forma de pago de todo cuanto creyera conveniente para el mejor desempeño de su mandato,
archivando anualmente los convenios por escrito que a ese respecto tuviera con sus mandantes.
10. Cuando lo exigiere la naturaleza del negocio, guardar secreto profesional riguroso en todo lo
concerniente a las operaciones que se le encarguen.

b) DE LOS MARTILLEROS PUBLICOS:

1. Llevar los libros que determina la Ley Nacional de Martilleros.


2. Comprobar la existencia de los títulos invocados por el legitimado para disponer del bien a
rematar. En el caso de remate de inmuebles deberán también constatar las condiciones de
dominio de los mismos y anotaciones personales de sus titulares. Sin perjuicio de lo anterior
deberá anunciar con anticipación razonable todos los remates que realicen, efectuando la
publicidad necesaria para asegurar el mayor éxito de la subasta.
3. Convenir por escrito con el legitimado para disponer del bien, los gastos del remate y la forma
de satisfacerlo, condiciones de venta, lugar del remate, modalidades del precio y demás
instrucciones relativas al acto, debiéndose dejar expresa constancia en los casos en que el
Martillero queda autorizado para suscribir el instrumento que documenta la venta en nombre de
aquel.
5. Realizar el remate en la fecha, hora y lugar señalados, colocando en lugar bien visible una
bandera con su nombre y en su caso el de la sociedad al que pertenezcan.

Contrato de factoraje.

ARTICULO 1421.- Definición. Hay contrato de factoraje cuando una de las partes, denominada
factor, se obliga a adquirir por un precio en dinero determinado o determinable los créditos
originados en el giro comercial de la otra, denominada factoreado, pudiendo otorgar anticipo
sobre tales créditos asumiendo o no los riesgos.

Pudiendo además gestionar su cobro y prestar asistencia técnica administrativa.

Este contrato responde a una práctica comercial desarrollada en países europeos y anglosajones y
evolucionó desde la mera intermediación del factor en la venta de mercaderías, por vía de la
comisión de ventas, a la actuación como agente financiero, dedicado centralmente al cobro de las
facturas expedidas por sus clientes, para llegar a su diseño actual, que incluye una gran variedad de
servicios técnicos y financieros, que pueden incluir la administración de la cartera de clientes, el
desarrollo de evaluaciones de mercadeo, la elaboración de informes estadísticos, así como la gestión
de cobranzas y el adelanto de fondos.

Las partes en este contrato son el factoreado, que es quien efectúa una cesión global de créditos al
factor.
El factor es quien se obliga a adquirir esa masa de créditos cedidos por un precio en dinero
convenido entre las partes. se trata de un contrato en el que ambas partes suelen ser empresarios.

El contrato puede comprender la cesión de la totalidad de los créditos generados por el factoreado o
un conjunto de ellos. Si se limitara a un único crédito no se trataría de un factoraje, sino de una
cesión de derechos, regida según lo dispuesto en los arts. 1614 a 1631 CCyC.

Es de la esencia del factoraje la globalidad de la cesión —que ella incluya la totalidad de créditos
correspondientes a determinadas líneas de actividad del factoreado o a todas sus operaciones—,
pues ella tiene que ver con la dispersión del riesgo asumido por el factoreado, la que le posibilita
adelantar fondos al factor.
La cesión puede referirse a créditos ya determinados, devengados, exigibles o pendientes de
vencimiento, presentes o futuros, determinables según alguna pauta objetiva establecida en el
contrato. La globalidad de la cesión determina la diferencia sustantiva entre este contrato y el de
cesión de derechos, que opera con relación a algún negocio en particular; mientras que lo que se
cede, en este caso, es el derecho al cobro de la prestación debida al factoreado por terceros, por
operaciones entre ello

ARTICULO 1422.- Otros servicios. La adquisición puede ser complementada con servicios de
administración y gestión de cobranza, asistencia técnica, comercial o administrativa respecto de los
créditos cedidos.

1-El servicio de financiamiento constituye una nota caracterizante del tipo contractual, pero al mismo
tiempo es el aspecto que lo identifica con el género de los contratos de crédito, y puede adoptar
distintas manifestaciones. Se destacan las siguientes:

a- Financiamiento de contado sin asunción del riesgo: el facturado se obliga a ceder sus créditos
actuales o fututos, y una vez aprobados por el factor, este le da el dinero correspondiente al valor
nominal del crédito, del que deduce el costo del tiempo estipulado de recupero y el precio de los
servicios que presta. Posteriormente intenta cobrarlo, y no lo logra luego del periodo que se pacta
entre las partes, la factura es devuelta al cedente o compensada con otras. En este supuesto se hace
una transmisión pro solvendo, sin asunción de riesgo de insolvencia
b- Financiación al vencimiento promedio: es igual al caso anterior, pero se promedian los plazos de las
facturas y esa es la fecha de cálculo de los intereses. Se usa cuando hay mucha variación de fechas en
los vencimientos de las facturas
c- Financiación con asunción de riesgo: el factor asume el riesgo de la incobrabilidad, sin recurso de
recupero contra la empresa cedente. Se hace transferencia pro soluto
2-El servicio de gestión de cobro, sea que haya o no financiamiento por parte del factor, influye el
resultado de la gestión en las prestaciones comprometidas de modo decidido, y no solo porque las
partes hayan previsto tal delegación, sino porque integra el contenido económico de la operación

3-Otros servicios adicionales están vinculados a la administración profesionalizada de los créditos,


aspecto que incluye la evaluación y auditoria de la cartera del factoreado.

Este articulo da soporte lógico para la ejecución de cualquiera de las modalidades posibles del
factoraje y facilita las gestiones complementarias.

ARTICULO 1423.- Créditos que puede ceder el factoreado. Son válidas las cesiones globales de
parte o todos los créditos del factoreado, tanto los existentes como los futuros, siempre que estos
últimos sean determinables.

Los créditos provenientes de la gestión comercial del factoreado pueden cederse en forma individual
o global, tanto los existentes como los futuros determinantes. El objeto mediato es siempre un
derecho creditorio. Está constituido por las facturas emitidas por el factoreado y eventualmente, por
los valores emitidos por los deudores de este en garantía o pago de la provisión obtenida. Las partes
asumen en el contrato de factoraje las obligaciones de adquirir (factor), y de entregar y transferir
(factoreado) los créditos que se originan normalmente. Hay posibilidad de extenderlo a la
transmisión de cheques de pago diferido y a las facturas de crédito.
ARTICULO 1424.- Contrato. Elementos que debe incluir. El contrato debe incluir la relación de los
derechos de crédito que se transmiten, la identificación del factor y factoreado y los datos
necesarios para identificar los documentos representativos de los derechos de crédito, sus
importes y sus fechas de emisión y vencimiento o los elementos que permitan su identificación
cuando el factoraje es determinable.

Son elementos necesarios para la integración del contrato, así como también la identificación de las
partes del contrato.

Según resulta del art 1421, el contrato de factoraje admite la cesión de los créditos originados en el
giro comercial del factoreado, el art 1424, cuando exige la integración de la relación de los derechos
de crédito que se transmiten, permite individualizar inicialmente si se corresponde con aquella
exigencia del art 1421, el resto de los requisitos, según la operación, obedece a la necesidad de la
empresa de proveerse de liquidez y de reducir costos operativos del giro comercial. Una vez
apreciada y definida la necesidad, es el cliente quien solicita de la entidad bancaria o sociedad de
factoraje que le preste asistencia por medio de esta operación.

Si el factor acepta la solicitud del cliente, este le entrega las facturas pertinentes contra la recepción
del correspondiente recibo y les comunica a los deudores que los pagos sucesivos deberán
efectuarse ante él. El factor se encarga del cobro al vencimiento de las facturas, de los reclamos y
acciones judiciales ante el incumplimiento del deudor cedido. Subsiste durante toda la vigencia del
plazo acordado.

El contrato de factoraje se debe celebrar por escrito, en atención a los elementos que se deben
incluir, y a la previsión del art 1425 cuando se refiere al “documento contractual”. Entonces se realiza
por escrito quedando concluido, pero definiendo su integración a la incorporación sucesiva de los
créditos que se ceden, algunos pueden requerir otra formalidad, por si fuesen litigiosos.

ARTICULO 1425.- Efecto del contrato. El documento contractual es título suficiente de transmisión
de los derechos cedidos.

Los efectos del contrato opera desde la celebración del contrato a todo evento

ARTICULO 1426.- Garantía y aforos. Las garantías reales y personales y la retención anticipada de
un porcentaje del crédito cedido para garantizar su incobrabilidad o aforo son válidos y subsisten
hasta la extinción de las obligaciones del factoreado.

Las garantías y retenciones sobre las cobranzas son válidas, para asegurar al factor el cobro de los
créditos cedidos.

ARTICULO 1427.- Imposibilidad del cobro del derecho de crédito cedido. Cuando el cobro del
derecho de crédito cedido no sea posible por una razón que tenga su causa en el acto jurídico que
le dio origen, el factoreado responde por la pérdida de valor de los derechos del crédito cedido,
aun cuando el factoraje se haya celebrado sin garantía o recurso.

El factoreado responde por la existencia y legitimidad del crédito. Se trata de una formulación
renovada de la garantía de evicción prevista para las cesiones en general (1628), en cuanto prescribe
que, si la cesión es onerosa, el cedente garantiza la existencia y legitimidad del crédito al tiempo de la
cesión, pero también ampliada en tanto se extiende a la imposibilidad de cobro por una razón que
tenga su causa en el acto jurídico que le dio origen, de donde el crédito, aun existente y legítimo,
puede ver obstaculizado su cobro

ARTICULO 1428.- Notificación al deudor cedido. La transmisión de los derechos del crédito cedido
debe ser notificada al deudor cedido por cualquier medio que evidencie razonablemente la
recepción por parte de éste.

Esta formalidad resulta ineludible para que la cesión produzca efectos con relación a terceros, de
acuerdo con lo previsto en el art 1620, esto es desde su notificación al cedido por instrumento
público o privado de fecha cierta

En todos los casos, las cesiones de créditos masivos que operan en el factoraje tornan cualquier
solución de notificación individual sumamente dificultosa. Razón de eso, está el art 1428.

A los medios convencionales de notificación podrá agregarse otros, ej. mediante una formula o
leyenda incorporada a las facturas que documental las ventas del proveedor a terceros clientes,
cuando sean objeto de contrato de factoraje. Dicha formula operaria como una notificación al
deudor cedido (señalando lugar de pago, el domicilio del factor), lo que eliminaría la posibilidad de
que el deudor se libere de la deuda pagando al cedente en perjuicio del cesionario y facilitando la
oponibilidad respecto de terceros.

Contrato de cuenta corriente.

ARTÍCULO 1430. Definición Cuenta corriente es el contrato por el cual dos partes se comprometen
a inscribir en una cuenta las remesas recíprocas que se efectúen y se obligan a no exigir ni disponer
de los créditos resultantes de ellas hasta el final de un período, a cuyo vencimiento se compensan,
haciéndose exigible y disponible el saldo que resulte.

Si bien la cuenta corriente mercantil se encontraba regulada en el CCom., el CCyC, al unificar la


materia civil y la comercial, suprimió de la denominación del contrato la expresión “mercantil” con la
intención de que su uso se extienda a cualquier persona, y no solamente a los sujetos que realizan
una actividad económica organizada.

Conforme enseña la doctrina, el contrato de cuenta corriente “mercantil” nació como una necesidad
de los comerciantes —para algunos, en el siglo XV—. La contabilidad en cuenta corriente tenía por
objeto evitar el transporte de numerario con motivo de cada operación, cuando dos comerciantes
realizaban entre sí operaciones en forma continuada. Así, si bien los comerciantes anotaban tales
operaciones en dos columnas —y, periódicamente, las compensaban para obtener un saldo—, los
distintos créditos no perdían su individualidad. En nuestro país, el CCom. de 1862 solo contenía
disposiciones aisladas sobre la cuenta corriente mercantil. El art. 771 —antecedente del actual— fue
producto de la Reforma de 1889 y tomado del Proyecto de Villegas-Quesada de 1873 —quienes a su
vez se inspiraron en el Código de Chile y en los autores franceses Delamarre y Le Pointvin—. Luego,
hubo varios proyectos de reforma en los años 1987, 1992 y 1998, hasta llegar a la regulación actual.

La cuenta corriente es un contrato en virtud del cual las partes (denominadas “corresponsales”,
“correntistas” o “cuentacorrentistas”) convienen que los créditos y deudas que arrojen las
operaciones que efectúen en determinado lapso pierdan su individualidad y se fundan en dos masas
contrapuestas para liquidarse en la fecha convenida, compensándose hasta la concurrencia de la
menor, a fin de obtener, si resultan desiguales, un saldo, deudor para una y acreedor para la otra.
Importa, pues, una concesión recíproca de crédito.

Las partes intervinientes en la cuenta corriente se llaman corresponsales, correntistas o


cuentacorrentistas: por un lado, está quien envía las mercaderías o valores y, por el otro, está quien
las recibe. Las transferencias o partidas de dinero u otros valores se llaman “remesas”, término
contable que alude a la anotación/asiento del crédito resultante de la operación, siempre que sea
susceptible de ingresar en la cuenta corriente, conforme las pautas del art. 1431 CCyC.

Entre las características esenciales de este contrato figuran:


a) cada parte no asume desde el principio y en forma invariable el carácter de deudor o de acreedor,
el cual puede corresponderle a una u otra, ya que el otorgamiento de crédito es recíproco y resulta
menester esperar la fecha de la liquidación y compensación y el saldo que ella arroje;
b) las operaciones se liquidan al final del período, cuando se realiza la compensación y determinación
del saldo respectivo (indivisibilidad);
c) deben existir remesas recíprocas, sin aplicación determinada (reciprocidad).

La cuenta corriente puede resultar una herramienta idónea para los empresarios y contratantes en
general, dado que en virtud del principio de indivisibilidad que la caracteriza, el crédito otorgado a
través de esta forma de contratación permite obtener costos sensiblemente más bajos que los que
se deberían afrontar si se recurre a los bancos o a compañías financieras.

Las cuentas simples o de gestión son meras cuentas abiertas entre empresarios y sus clientes —
generalmente, proveedores o mayoristas—, que tienen por función otorgar cierto crédito a estos
últimos o conceder cierta espera en el pago de las operaciones celebradas. Suponen fluidez o
habitualidad en el trato empresarial de ambas partes, presuponiendo también una dosis de confianza
que debe necesariamente existir.
A diferencia de lo que ocurría en el art. 772 CCom., el CCyC no legisló la cuenta simple o de gestión.
Estas se distinguen de la cuenta corriente en que, en aquella, ninguna de las operaciones pierde su
individualidad, pudiendo en consecuencia, reclamarse los créditos individualmente, sin que de
ninguna manera queden extinguidos por su inclusión en la cuenta. No existen remesas recíprocas,
sino que una de las partes asienta el envío de mercaderías vendidas y la otra se limita a pagar sumas
a cuenta de ello.

ARTÍCULO 1431. Contenido Todos los créditos entre las partes resultantes de títulos valores o de
relaciones contractuales posteriores al contrato se comprenden en la cuenta corriente, excepto
estipulación en contrario. No pueden incorporarse a una cuenta corriente los créditos no
compensables ni los ilíquidos o litigiosos.

La cuenta corriente está integrada, salvo pacto en contrario, por todos los créditos resultantes de
títulos valores y relaciones contractuales posteriores al contrato, en tanto se trate de créditos
compensables —vale decir, que no sean ilíquidos ni litigiosos—. A estos créditos se los denomina
“remesas”, las cuales pierden su individualidad al ingresar a la cuenta y, por ende, resultan
inexigibles hasta el final del período, momento en el cual se determinará, mediante compensación, el
saldo resultante y cuál de las partes resulta deudora y cuál, acreedora.
En la cuenta corriente no se asientan operaciones, sino simplemente créditos y deudas; por ello, si
bien el artículo en estudio indica que todos los créditos resultantes de títulos, valores o relaciones
contractuales pueden integrar la cuenta, no se debe confundir las cosas objeto de una operación con
el valor de ellas —que, a su término, constituye un crédito o un débito que se incorpora a la cuenta
corriente—. Determinar cuándo una partida es susceptible de ingresar o no en la cuenta corriente es
una cuestión de hecho que depende de la voluntad de los corresponsales; pero en general, tal como
indica la norma, deben ser títulos valores o relaciones contractuales posteriores al contrato
susceptibles de compensación (art. 921 CCyC y ss.), quedando excluidas aquellas remesas no
compensables (art. 930 CCyC), ilíquidas o litigiosas. Tampoco pueden incorporarse a la cuenta
corriente aquellas partidas destinadas a un fin determinado.

El estudio del contenido del contrato de cuenta corriente conlleva a la definición del concepto de
“remesa”. Se denomina así a toda operación o negocio jurídico entre los cuentacorrentistas que
determina el nacimiento de un crédito para uno de ellos contra el otro. El concepto no se
circunscribe a la entrega material de la cosa, sino que se refiere a cualquier operación de la que
derive una situación de crédito para alguno de los cuentacorrentistas. No es el asiento en la cuenta
corriente lo que hace nacer el crédito, sino el efecto de esa negociación anterior. Las remesas son
facultativas, dado que se efectúan por las partes a su arbitrio, no pudiendo un contratante obligar al
otro a que las haga. Vale decir, no hay obligación de realizar operaciones sino de asentar en la cuenta
los créditos derivados de ellas. Por ello, si bien la remesa implica la ejecución del contrato celebrado,
no constituye un requisito indispensable para su perfeccionamiento.

La compensación constituye una de las características esenciales de la cuenta corriente, que se


traduce en la inexigibilidad de los valores remitidos por los cuentacorrentistas hasta el final del
período respectivo. Con ella se evitan las transferencias de dinero en los dos sentidos y se hace un
solo pago: el pago del saldo.

ARTÍCULO 1432. Plazos Excepto convención o uso en contrario, se entiende que:

a) los períodos son trimestrales, computándose el primero desde la fecha de celebración del
contrato;
b) el contrato no tiene plazo determinado. En este caso cualquiera de las partes puede rescindirlo
otorgando un preaviso no menor a diez días a la otra por medio fehaciente, a cuyo vencimiento se
produce el cierre, la compensación y el saldo de la cuenta; pero éste no puede exigirse antes de la
fecha en que debe finalizar el período que se encuentra en curso al emitirse el preaviso;
c) si el contrato tiene plazo determinado, se renueva por tácita reconducción. Cualquiera de las
partes puede avisar con anticipación de diez días al vencimiento, su decisión de no continuarlo o el
ejercicio del derecho que se indica en el inciso b), parte final, de este artículo, después del
vencimiento del plazo original del contrato;
d) si el contrato continúa o se renueva después de un cierre, el saldo de la remesa anterior es
considerado la primera remesa del nuevo período, excepto que lo contrario resulte de una expresa
manifestación de la parte que lleva la cuenta contenida en la comunicación del resumen y saldo del
período, o de la otra, dentro del plazo del artículo 1438, primer párrafo.
ARTÍCULO 1433. Intereses, comisiones y gastos Excepto pacto en contrario, se entiende que: a) las
remesas devengan intereses a la tasa pactada o, en su defecto, a la tasa de uso y a falta de ésta a la
tasa legal;
b) el saldo se considera capital productivo de intereses, aplicándose la tasa según el inciso a); c) las
partes pueden convenir la capitalización de intereses en plazos inferiores al de un período;
d) se incluyen en la cuenta, como remesas, las comisiones y gastos vinculados a las operaciones
inscriptas.

La norma indica que tanto las remesas como el saldo generan intereses, autoriza la capitalización de
intereses por plazos inferiores al de un período e incluye como remesas a las comisiones y gastos
vinculados a las operaciones incluidas en la cuenta.

La generación de intereses es una de las características de este contrato y, dado el carácter oneroso
de las partidas que integran la cuenta, no se admite que los capitales queden improductivos.

Según el tipo de acuerdo celebrado entre las partes, puede darse una triple producción de intereses:
la primera, a partir del asiento de la remesa; la segunda, con cada balance parcial; y la tercera, a
partir de la determinación del saldo definitivo.

En principio, entonces, el inc. a determina que la tasa de interés queda librada a las partes, las que
pueden establecer distintos porcentuales en función de la naturaleza de las operaciones, o convenir
que solo corran después de determinado lapso de incluida la partida en la cuenta, o durante
determinado plazo. También pueden pactar diversa medida de los intereses para cada uno de los
cuentacorrentistas o que ciertas remesas no devenguen intereses. En el inc. a, el artículo establece
que, en su defecto, la tasa será la usual y, a falta de esta, la legal.

El inc. b establece que el saldo se considera capital productivo de intereses, calculados a la tasa
conforme el inc. a, tal como lo disponía el anterior art. 785 CCom.

El inc. c permite a las partes convenir la capitalización de intereses en plazos inferiores al de un


período, a diferencia de lo que disponía el art. 788 CCom., que solo lo autorizaba por períodos no
menores a tres meses.

Por último, el inc. d determina que se encuentran incluidos en la cuenta, como remesas, las
comisiones y gastos vinculados a las operaciones registradas, tal como lo establecía el art. 788 CCom.
Se trata de las comisiones y gastos de las operaciones celebradas entre los cuentacorrentistas, de las
cuales emanan los créditos que alimentan la cuenta corriente. Dichos ítems integran el concepto de
remesa como sinónimo de cualquier crédito que se incorpore a la cuenta corriente.

ARTÍCULO 1434. Garantías de créditos incorporados Las garantías reales o personales de cada
crédito incorporado se trasladan al saldo de cuenta, en tanto el garante haya prestado su previa
aceptación.

Cada crédito incorporado a la cuenta puede estar garantizado con garantías reales o personales,
exigiendo el legislador, con acierto, que esas garantías se trasladan al saldo de la cuenta, en tanto
cuenten con la conformidad del garante.
Por aplicación del principio de indivisibilidad de la cuenta, antes del cierre solo hay elementos de un
crédito eventual (el saldo), que será el resultante de la compensación de créditos y deudas al final del
período y el mantenimiento de las garantías, permitiendo que se trasladen al saldo, importa una
neutralización de la indivisibilidad característica de la cuenta corriente. Por ello, el legislador ha
requerido la previa conformidad del garante para realizar dicha operación.

En consecuencia, dado que no se produce novación al final del período sino compensación de las
remesas, ante la falta de conformidad del garante, persisten las garantías personales y reales de los
créditos anotados. Así también, cuando el crédito garantizado pasa a la cuenta corriente con reserva
expresa de la garantía por parte del acreedor, si al clausurarse definitivamente la cuenta esta arroja
un saldo igual o mayor que aquel, el acreedor impago puede hacerlo efectivo en la garantía, hasta el
importe de ella.

ARTÍCULO 1435. Cláusula “salvo encaje”.


Excepto convención en contrario, la inclusión de un crédito contra un tercero en la cuenta
corriente se entiende efectuada con la cláusula “salvo encaje”.
Si el crédito no es satisfecho a su vencimiento, o antes al hacerse exigible contra cualquier
obligado, el que recibe la remesa puede, a su elección, ejercer por sí la acción para el cobro o
eliminar la partida de la cuenta, con reintegro de los derechos e instrumentos a la otra parte.
Puede eliminarse la partida de la cuenta aun después de haber ejercido las acciones contra el
deudor, en la medida en que el crédito y sus accesorios permanecen impagos.
La eliminación de la partida de la cuenta o su contra asiento no puede efectuarse si el
cuentacorrentista receptor ha perjudicado el crédito o el título valor remitido.

La cláusula “salvo encaje” —llamada también “salvo ingreso en caja” o “salvo buen cobro”— es una
cláusula imperativa cuando las remesas consisten en valores o papeles de comercio, en especial
títulos de crédito, que opera siempre, salvo convención en contrario. El artículo no distingue qué tipo
de créditos contra terceros abarca, por lo que resultan incluidos no solo los papeles de crédito, sino
también mercaderías u otros negocios.

La cláusula significa que si el crédito no puede ser cobrado a su vencimiento, quien lo recibió podrá
asentar el contra-asiento correspondiente, restando de la cuenta el valor que no ha ingresado con los
gastos de protesto y demás erogaciones que debió realizar en cumplimiento del encargo
encomendado. Además, debe restituir el título al remitente. Constituye una excepción al principio de
la irrevocabilidad de los asientos en cuenta corriente, que ya se encontraba previsto en el art. 779
CCom. La remesa no es, en este caso, firme y definitiva, sino revocable; es un derecho creditorio
sujeto al efectivo cobro.

El artículo prevé la posibilidad de que el receptor tome para sí los riesgos del cobro, accionando en
caso negativo contra el remitente y demás obligados al pago, tratando de hacerlo efectivo judicial o
extrajudicialmente, por cualquiera de las vías que la ley otorga. Esta opción no hace perder al
receptor el derecho de eliminar la partida de la cuenta efectuando el contra-asiento, si no puede
obtener el pago y siempre que no se hayan perjudicado los derechos cambiarios del remitente.
ARTÍCULO 1436. Embargo El embargo del saldo eventual de la cuenta por un acreedor de uno de
los cuentacorrentistas, impide al otro aplicar nuevas remesas que perjudiquen el derecho del
embargante, desde que ha sido notificado de la medida. No se consideran nuevas remesas las que
resulten de derechos ya existentes al momento del embargo, aun cuando no se hayan anotado
efectivamente en las cuentas de las partes.

El cuentacorrentista notificado debe hacer saber al otro el embargo por medio fehaciente y queda
facultado para rescindir el contrato.

La norma contempla el supuesto del embargo de un cuentacorrentista trabado sobre el saldo


eventual que arroje la cuenta, brindando un procedimiento que permita que el cocontratante —a
partir de la notificación de la medida— no siga aplicando nuevas remesas que perjudiquen el
derecho del embargante, como asimismo brindándole la posibilidad de rescindir el contrato.

La indivisibilidad es una característica inherente a la cuenta corriente y, si no surge esa modalidad


contable, no resulta tipificado el contrato. Ahora bien, existen excepciones a este principio; una de
ellas, vinculada a la traba de las medidas cautelares por parte de terceros.

Una vez trabado el embargo sobre el crédito que uno de los cuentacorrentistas pueda tener a su
favor en la cuenta, ese crédito no puede ser disminuido ni afectado por las operaciones que las
partes efectúen con posterioridad a la anotación de la medida cautelar.

En el régimen actual se brinda más garantías al embargante, dado que —si bien no se le permite
trabar el embargo sobre las partidas consideradas aisladamente—, se autoriza a afectar el saldo que
arroje el balance de la cuenta en el momento de su notificación a la contraparte, el cual constituirá
un crédito exigible para el cuentacorrentista a cuyo favor resulta, y un bien de existencia real y
efectiva para aquel.

Por ello, cuando el acreedor de uno de los cuentacorrentistas obtiene el embargo de las sumas que
corresponden a su deudor como saldo de la cuenta corriente, las partidas deudoras pertenecientes a
nuevas operaciones, a partir de la notificación del embargo al otro cuentacorrentista, no pueden
(con relación a aquel) ser incluidas en la cuenta. Este último tendrá derecho a dar por terminado el
contrato una vez que notifique a la contraparte, por medio fehaciente, acerca del embargo trabado.
Empero, si bien no se pueden incorporar las operaciones iniciadas después de la notificación de la
medida, que importen disminuir el saldo de la cuenta en contra del embargante, la norma establece
que no se consideran operaciones nuevas las que resulten de los derechos del otro cuentacorrentista
ya existentes en el momento del embargo, aun cuando todavía no se hubieran hecho las anotaciones
respectivas en la cuenta.

ARTÍCULO 1437. Ineficacia La inclusión de un crédito en una cuenta corriente no impide el ejercicio
de las acciones o de las excepciones que tiendan a la ineficacia del acto del que deriva. Declarada la
ineficacia, el crédito debe eliminarse de la cuenta.

ARTÍCULO 1438. Resúmenes de cuenta. Aprobación Los resúmenes de cuenta que una parte reciba
de la otra se presumen aceptados si no los observa dentro del plazo de diez días de la recepción o
del que resulte de la convención o de los usos.
Las observaciones se resuelven por el procedimiento más breve que prevea la ley local.
ARTÍCULO 1439. Garantías El saldo de la cuenta corriente puede ser garantizado con hipoteca,
prenda, fianza o cualquier otra garantía.

ARTÍCULO 1440. Cobro ejecutivo del saldo. El cobro del saldo de la cuenta corriente puede
demandarse por vía ejecutiva, la que queda expedita en cualquiera de los siguientes casos:

a) si el resumen de cuenta en el que consta el saldo está suscripto con firma del deudor certificada
por escribano o judicialmente reconocida. El reconocimiento se debe ajustar a las normas
procesales locales y puede ser obtenido en forma ficta;

b) si el resumen está acompañado de un saldo certificado por contador público y notificado


mediante acto notarial en el domicilio contractual, fijándose la sede del registro del escribano para
la recepción de observaciones en el plazo del artículo 1438. En este caso, el título ejecutivo queda
configurado por el certificado notarial que acompaña el acta de notificación, la certificación de
contador y la constancia del escribano de no haberse recibido observaciones en tiempo.

ARTÍCULO 1441. Extinción del contrato Son medios especiales de extinción del contrato de cuenta
corriente:

a) la quiebra, la muerte o la incapacidad de cualquiera de las partes;


b) el vencimiento del plazo o la rescisión, según lo dispuesto en el artículo 1432;
c) en el caso previsto en el artículo 1436;
d) de pleno derecho, pasados dos períodos completos o el lapso de un año, el que fuere menor, sin
que las partes hubieren efectuado ninguna remesa con aplicación al contrato, excepto pacto en
contrario;
e) por las demás causales previstas en el contrato o en leyes particulares.

El inc. a se refiere a la quiebra, muerte o incapacidad de cualquiera de las partes. Con relación a la
quiebra, el desapoderamiento del fallido en virtud de la sentencia declarativa de quiebra lo priva de
la administración y disposición de sus bienes (art. 107 de la Ley de Concursos y Quiebras —en
adelante, LCQ—) y torna ineficaces, con relación al concurso, las obligaciones que contraiga con
posterioridad a su apertura (art. 109, apartado 2 LCQ). El art. 147 LCQ establece expresamente la
resolución de pleno derecho del contrato de cuenta corriente; empero, el cierre de la cuenta debe
efectuarse luego de incluir los créditos provenientes de operaciones pendientes al momento de
dictarse la sentencia declarativa (art. 130 LCQ). En cuanto a los demás supuestos, tratándose de un
contrato “intuitu personae” (art. 1024 CCyC), la muerte o incapacidad de cualquiera de los
cuentacorrentistas permite tener por concluido el contrato. Vale decir, el contrato no se transmite a
los herederos por causa de muerte.

El inc. b abarca el vencimiento del plazo o la rescisión, conforme lo dispuesto por el art. 1432, incs. b,
c y d CCyC. Las partes pueden prorrogar el término, aun con posterioridad a su vencimiento, lo que
importa una renovación por tácita reconducción. Cualquier cuentacorrentista pude poner fin a la
cuenta corriente, por su sola declaración de voluntad, lo cual ha sido admitido reiteradamente por la
jurisprudencia, aplicando un principio general en materia de contratos de ejecución continuada por
el cual esa facultad se encuentra implícita (art. 1011 CCyC).
El inc. c se refiere a la rescisión efectuada por el cuentacorrentista notificado del embargo trabado
sobre el saldo eventual del otro contratante.

Contrato de agencia

ARTÍCULO 1479. Definición y forma Hay contrato de agencia cuando una parte, denominada
agente, se obliga a promover negocios por cuenta de otra denominada preponente o empresario,
de manera estable, continuada e independiente, sin que medie relación laboral alguna, mediante
una retribución. El agente es un intermediario independiente, no asume el riesgo de las
operaciones ni representa al preponente. El contrato debe instrumentarse por escrito.

Decía Farina que el productor en masa, por lo general, no tiene interés en ocupar su tiempo y sus
recursos en la distribución directa, ya que esa modalidad de la producción de bienes técnicos es, de
por sí, lo bastante exigente como para llevarse adelante en forma directa, por lo que le resulta más
conveniente recurrir a terceros que las realicen adecuadamente, mediante diferentes marcos
normativos de mayor o menor dependencia técnico-jurídica.

Señalaba Varangot que la primera cuestión que sugiere el contrato de agencia es su nombre o
denominación, que en nada traduce el negocio que especifica, y que, sin embargo, es admitido por
los usos mercantiles, la doctrina y la jurisprudencia, lo cual parece así algo definitivo. Lo impropio en
la denominación consiste en la palabra agencia cuyo concepto gramatical es el de administración u
oficina y cuya acepción jurídica es “proyección de la casa matriz”, por eso estima que la mejor
denominación para la figura sería la de “contrato de promoción de negocios”.

Este contrato no estaba tipificado como tal en el Código de Comercio y a largo de los años sus
caracteres quedaron plasmados en un vasto desarrollo doctrinario y jurisprudencial que fue dando
forma particular a la figura. Así, se habían destacado como elementos esenciales y tipificantes:

A) La calidad de “promotor de negocios” que caracteriza al agente comercial, que cumple una
función de intermediación entre el principal y aquel o aquellos que están interesados en finiquitar un
contrato y que, en su caso, lo harán directamente con el principal.
Como regla general, podemos decir que es un mandato especial sin representación, la que no se
encuentra desnaturalizada aun cuando adicionalmente tenga facultades representativas del
fabricante contratando en su nombre

B) La independencia y autonomía con las que el agente desarrolla su actividad, entendida como
ausencia de subordinación o de dependencia toda vez que el contrato no se inserta dentro del marco
laboral

c) la unificación de la gestión del agente, en el sentido de que su acción promotora de negocios se


realiza en favor de una sola de las partes intervinientes en la operación y no en la de ambas;

d) la estabilidad, es decir que la relación que une al agente con su principal o proponente es de
carácter estable, pues ambas partes están unidas por un contrato de duración;

e) la asignación geográfica, toda vez que goza de un territorio en el que promueve los negocios del
principal.

El objeto está en las obligaciones que las partes estipulan recíprocamente, sin ninguna relación con
los contratos que el preponente realice con terceros. Para el preponente la obligación es de dar, y
para el agente es de hacer, y ambos deben ejecutarlas en tiempo y del modo que fueron sus
intenciones, con lealtad, diligencia y buena fe.
A diferencia de los contratos de concesión y de franquicia, se establece la forma escrita para invocar
su validez

No se hace mención expresa de la consecuencia del incumplimiento de la formalidad, frente a lo que


cabe señalar que, ya que la nulidad del contrato podría ser una solución inequitativa y hasta un
abuso de derecho cuando el agente es la parte más débil, no parece la mejor solución dejar sin
efecto el contrato por falta de instrumentación por escrito, recurriéndose a la figura prevista en el
art. 384 CCyC, que permite la conversión y con ello una solución más razonable.

ARTÍCULO 1480. Exclusividad El agente tiene derecho a la exclusividad en el ramo de los negocios,
en la zona geográfica, o respecto del grupo de personas, expresamente determinados en el
contrato.

La exclusividad es una modalidad del contrato de agencia, porque es susceptible de ser contemplada
por las partes. Supone una limitación a la concurrencia y requiere un ámbito espacial y temporal,
porque su vigencia se extiende al plazo de duración convenido.
Sin perjuicio de ello, habida cuenta de que no existe norma que prohíba a las partes prescindir de la
modalidad referida, consideramos que puede pactarse la concurrencia o morigerarse sus efectos.

La concurrencia no afectaría fatalmente el contrato, pero podría generar efectos patrimoniales a


favor de quien contractualmente tiene derechos establecidos por la norma analizada. Desde esta
óptica, cabe concluir que la exclusividad es una condición del contrato de agencia impuesta por las
formas de la actividad mercantil de que se trata, refiriéndose a una zona, ramo o grupo de personas,
y obedece al propósito de evitar la concurrencia.

En este orden de ideas, la jurisprudencia dictada con anterioridad a la entrada en vigencia del CCyC
había destacado que “el agente de zona tiene reservado un territorio o circuito dentro del cual
cumple su actividad intermediadora, Sin embargo, a falta de cláusula expresa de ‘exclusividad’,
puede el principal concertar negocios por sí o por terceros sin que el agente tenga derecho a
oponerse. En tal supuesto, el agente percibe su comisión no solo por los negocios que concierta
personalmente, sino también por los que, indirectamente, recabe la clientela al principal dentro de
su zona”.

ARTÍCULO 1481. Relación con varios empresarios El agente puede contratar sus servicios con
varios empresarios. Sin embargo, no puede aceptar operaciones del mismo ramo de negocios o en
competencia con las de uno de sus preponentes, sin que éste lo autorice expresamente.

En el art. 1481 CCyC se regula la exclusividad, pero desde la óptica opuesta, o sea, la que el agente le
debe al empresario. De acuerdo con su texto, el agente puede contratar sus servicios con varios
empresarios, pero esa facultad no alcanza para permitirle que contrate operaciones del mismo ramo
de negocios o en competencia con las de uno de sus preponentes, salvo que exista autorización
expresa que lo permita, la que también debe ser prestada por los empresarios alcanzados por la
competencia.
La violación de esta previsión lo haría responsable por los daños y perjuicios que le pudiera producir
a quien, confiado en el agente, se ve perjudicado por ver menguado la posibilidad de efectuar
operaciones, será una cuestión de prueba determinar su valoración y alcance.

ARTÍCULO 1482. Garantía del agente El agente no puede constituirse en garante de la cobranza del
comprador presentado al empresario, sino hasta el importe de la comisión que se le puede haber
adelantado o cobrado, en virtud de la operación concluida por el principal.
El agente es un intermediario independiente, consecuentemente, por regla general, no asume
ninguna responsabilidad patrimonial por el resultado de los negocios que con su intervención se
puedan gestar; ello es consecuencia de su actuación por cuenta ajena. Esta característica es propia
de la figura y la falta de previsión normativa no menguaría esta conclusión.

El artículo contempla esta solución al establecer, como norma indisponible, el límite convención de la
garantía que se le puede exigir al agente, que no puede ser mayor al importe de la comisión que se
pudo haber adelantado o cobrado.

ARTICULO 1483.- Obligaciones del agente. Son obligaciones del agente:

a) velar por los intereses del empresario y actuar de buena fe en el ejercicio de sus actividades;
b) ocuparse con la diligencia de un buen hombre de negocios de la promoción y, en su caso, de la
conclusión de los actos u operaciones que le encomendaron;
c) cumplir su cometido de conformidad con las instrucciones recibidas del empresario y transmitir
a éste toda la información de la que disponga relativa a su gestión;
d) informar al empresario, sin retraso, de todos los negocios tratados o concluidos y, en particular,
lo relativo a la solvencia de los terceros con los que se proponen o se concluyen operaciones;
e) recibir en nombre del empresario las reclamaciones de terceros sobre defectos o vicios de
calidad o cantidad de los bienes vendidos o de los servicios prestados como consecuencia de las
operaciones promovidas, aunque él no las haya concluido, y transmitírselas de inmediato;
f) asentar en su contabilidad en forma independiente los actos u operaciones relativos a cada
empresario por cuya cuenta actúe.

ARTÍCULO 1484. Obligaciones del empresario. Son obligaciones del empresario:

a) actuar de buena fe, y hacer todo aquello que le incumbe, teniendo en cuenta las circunstancias
del caso, para permitir al agente el ejercicio normal de su actividad;
b) poner a disposición del agente con suficiente antelación y en la cantidad apropiada, muestras,
catálogos, tarifas y demás elementos de que se disponga y sean necesarios para el desarrollo de las
actividades del agente;
c) pagar la remuneración pactada;
d) comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince días hábiles
de su conocimiento, la aceptación o rechazo de la propuesta que le haya sido transmitida;
e) comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince días hábiles
de la recepción de la orden, la ejecución parcial o la falta de ejecución del negocio propuesto

ARTÍCULO 1485. Representación del agente. El agente no representa al empresario a los fines de la
conclusión y ejecución de los contratos en los que actúa, excepto para recibir las reclamaciones de
terceros previstas en el artículo 1483, inciso e).
El agente debe tener poder especial para cobrar los créditos resultantes de su gestión, pero en
ningún caso puede conceder quitas o esperas ni consentir acuerdos, desistimientos o avenimientos
concursales, sin facultades expresas, de carácter especial, en las que conste en forma específica el
monto de la quita o el plazo de la espera.
Se prohíbe al agente desistir de la cobranza de un crédito del empresario en forma total o parcial.

Se debe interpretar la limitación impuesta en lo vinculado con la conclusión y ejecución de los


contratos en que actúa, es decir, que cuando se establece como premisa que el agente no representa
al empresario, no lo representa conceptualmente en cuanto a los actos jurídicos que pueden ser
celebrados por medio de representantes, conforme lo refiere el art. 358 CCyC. La excepción
establecida en la última parte del primer párrafo.
También considera este artículo que, para que el agente pueda realizar la cobranza del preponente,
debe tener poder especial y, aún con este, no puede conceder quitas o esperas, no consentir
acuerdos, desistimientos o avenimientos concursales sin facultades expresas, de carácter especial, en
las que conste en forma expresa el monto de la quita o el plazo de la espera; agrega la norma que se
prohíbe al agente desistir de la cobranza de un crédito del principal en forma parcial o total.

El requerimiento de poderes especiales, en orden a las prohibiciones vistas en el párrafo anterior,


están establecidas en protección del empresario.

En el último párrafo se le prohíbe al agente desistir de la cobranza de un crédito en forma total o


parcial. Es decir, el desistimiento efectuado, aún con facultades, no le podría ser opuesto al
empresario.

ARTÍCULO 1486. Remuneración Si no hay un pacto expreso, la remuneración del agente es una
comisión variable según el volumen o el valor de los actos o contratos promovidos y, en su caso,
concluidos por el agente, conforme con los usos y prácticas del lugar de actuación del agente.

ARTÍCULO 1487. Base para el cálculo Cualquiera sea la forma de la retribución pactada, el agente
tiene derecho a percibirla por las operaciones concluidas con su intervención, durante la vigencia
del contrato de agencia y siempre que el precio sea cobrado por el empresario.
En las mismas condiciones también tiene derecho:

a) si existen operaciones concluidas con posterioridad a la finalización del contrato de agencia;


b) si el contrato se concluye con un cliente que el agente presentara anteriormente para un
negocio análogo, siempre que no haya otro agente con derecho a remuneración;
c) si el agente tiene exclusividad para una zona geográfica o para un grupo determinado de
personas, cuando el contrato se concluye con una persona perteneciente a dicha zona o grupo,
aunque el agente no lo promueva, excepto pacto especial y expreso en contrario.

ARTÍCULO 1488. Devengamiento de la comisión El derecho a la comisión surge al momento de la


conclusión del contrato con el tercero y del pago del precio al empresario. La comisión debe ser
liquidada al agente dentro de los veinte días hábiles contados a partir del pago total o parcial del
precio al empresario.
Cuando la actuación del agente se limita a la promoción del contrato, la orden transmitida al
empresario se presume aceptada, a los fines del derecho a percibir en el futuro la remuneración,
excepto rechazo o reserva formulada por éste en el término previsto en el artículo 1484, inciso d).

ARTÍCULO 1489. Remuneración sujeta a ejecución del contrato La cláusula que subordina la
percepción de la remuneración, en todo o en parte, a la ejecución del contrato, es válida si ha sido
expresamente pactada.

En estos cuatro artículos se tratan las cuestiones vinculadas con la retribución del agente, que se
puede pactar sobre distintos criterios. Como regla general, la ley ha dejado en libertad a las partes
para determinarlos.

En orden a la libertad de las partes, ha de concluirse en que la previsión contenida en el art. 1486
CCyC es subsidiaria. Es decir que, frente a la ausencia de pacto, la comisión será variable en atención
al trabajo efectuado por el agente; o sea que dependerá del volumen o valor de los actos o contratos
promovidos.

En el art. 1488 CCyC se fija una pauta que tiende a evitar conflictos entre el agente y el empresario,
estableciéndose que el derecho a la comisión surge al momento de la conclusión del contrato con el
tercero y del pago del precio al empresario. Un supuesto no contemplado expresamente es el
derivado de una ejecución parcial del negocio. En el sistema anterior, no legislado, se había dicho
que solo tenía derecho si el negocio se perfeccionaba. Puede deducirse por vía indirecta y por
aplicación del mismo art. 1488 CCyC que esto es así, pero solo una vez pagado el precio al
empresario, pues de lo contrario habría un enriquecimiento sin causa y un aprovechamiento
indebido de la actividad económica de otro.

ARTÍCULO 1490. Gastos Excepto pacto en contrario, el agente no tiene derecho al reembolso de
gastos que le origine el ejercicio de su actividad.

ARTÍCULO 1491. Plazo Excepto pacto en contrario, se entiende que el contrato de agencia se
celebra por tiempo indeterminado. La continuación de la relación con posterioridad al vencimiento
de un contrato de agencia con plazo determinado, lo transforma en contrato por tiempo
indeterminado.

ARTÍCULO 1492. Preaviso En los contratos de agencia por tiempo indeterminado, cualquiera de las
partes puede ponerle fin con un preaviso.
El plazo del preaviso debe ser de un mes por cada año de vigencia del contrato.
El final del plazo de preaviso debe coincidir con el final del mes calendario en el que aquél opera.
Las disposiciones del presente artículo se aplican a los contratos de duración limitada
transformados en contratos de duración ilimitada, a cuyo fin en el cálculo del plazo de preaviso
debe computarse la duración limitada que le precede.
Las partes pueden prever los plazos de preaviso superiores a los establecidos en este artículo.

A tenor de lo regulado en el art. 1492 CCyC, en los contratos de agencia por tiempo indeterminado,
cualquiera de las partes puede ponerle fin con un preaviso. Se establece, además, que el plazo del
preaviso debe ser de un mes por cada año de vigencia del contrato. Es decir que quien pretenda
desvincularse sin alegar ningún motivo, puede hacerlo, pero deberá darle aviso a la otra parte de
modo fehaciente para que pueda prever los efectos del distracto, contando con el tiempo
determinado por la ley.

ARTÍCULO 1493. Omisión de preaviso En los casos del artículo 1492, la omisión del preaviso otorga
a la otra parte derecho a la indemnización por las ganancias dejadas de percibir en el período.

La omisión de preaviso otorga a la otra parte derecho a la indemnización por las ganancias dejadas
de percibir en el período. La previsión normativa busca dar una respuesta adecuada y sin dudas a las
consecuencias derivadas de un distracto intempestivo en el cual se omita el debido preaviso, y
determina de esa forma los efectos que produce: el pago de una indemnización sustitutiva.

En la solución de la ley, más allá de las interpretaciones que ha de generar, la expresión “ganancias
dejadas de percibir en el período” deja en claro que se trata de ingresos netos, no brutos, por lo que
corresponderá a esos efectos ver el componente de la ganancia y deducir, por ejemplo, los gastos e
impuestos, entre otros.

ARTÍCULO 1494. Resolución. Otras causales El contrato de agencia se resuelve por:

a) muerte o incapacidad del agente: este contrato no va a poder ser continuado por sus herederos o
familiares y que muerto el agente, como regla general, solo queda la liquidación de los negocios
efectuados hasta ese momento sin indemnización
b) disolución de la persona jurídica que celebra el contrato, que no deriva de fusión o escisión:
disuelta aquella, solo queda liquidarla, quedando afectado fatalmente el objeto social
c) quiebra firme de cualquiera de las partes: opera de pleno derecho
d) vencimiento del plazo;
e) incumplimiento grave o reiterado de las obligaciones de una de las partes, de forma de poner
razonablemente en duda la posibilidad o la intención del incumplidor de atender con exactitud las
obligaciones sucesivas;
f) disminución significativa del volumen de negocios del agente: La determinación de las causales de
la disminución, la incidencia de cuestiones coyunturales, subjetivas, etc., se conjugarán para
defender las posiciones de las partes y convencer a quien deba decidir de que el supuesto está
probado.

ARTÍCULO 1496. Fusión o escisión El contrato se resuelve si la persona jurídica que ha celebrado el
contrato se fusiona o se escinde y cualquiera de estas dos circunstancias causa un detrimento
sustancial en la posición del agente. Se deben las indemnizaciones del artículo 1497 y, en su caso,
las del artículo 1493.

ARTICULO 1497.- Compensación por clientela. Extinguido el contrato, sea por tiempo determinado
o indeterminado, el agente que mediante su labor ha incrementado significativamente el giro de
las operaciones del empresario, tiene derecho a una compensación si su actividad anterior puede
continuar produciendo ventajas sustanciales a éste.
En caso de muerte del agente ese derecho corresponde a sus herederos. A falta de acuerdo, la
compensación debe ser fijada judicialmente y no puede exceder del importe equivalente a un año
de remuneraciones, neto de gastos, promediándose el valor de las percibidas por el agente
durante los últimos cinco años, o durante todo el período de duración del contrato, si éste es
inferior.
Esta compensación no impide al agente, en su caso, reclamar por los daños derivados de la
ruptura por culpa del empresario.

ARTÍCULO 1498. Compensación por clientela. Excepciones No hay derecho a compensación si:
a) el empresario pone fin al contrato por incumplimiento del agente;
b) el agente pone fin al contrato, a menos que la terminación esté justificada por incumplimiento
del empresario; o por la edad, invalidez o enfermedad del agente, que no permiten exigir
razonablemente la continuidad de sus actividades. Esta facultad puede ser ejercida por ambas
partes.

ARTÍCULO 1499. Cláusula de no competencia Las partes pueden pactar cláusulas de no


competencia del agente para después de la finalización del contrato, si éste prevé la exclusividad
del agente en el ramo de negocios del empresario. Son válidas en tanto no excedan de un año y se
apliquen a un territorio o grupo de personas que resulten razonables, habida cuenta de las
circunstancias.

La prevista en la norma es una cláusula facultativa. De preverse, no pueden exceder de un año y se


aplicará sobre un territorio o el grupo de personas que resulte razonable.

La posibilidad de que el agente vea afectada sus posibilidades de emprender nuevos negocios hace
que esta cláusula sea de aplicación restrictiva, con más razón cuando un agente puede adquirir una
especialidad que torne dificultoso su actividad ulterior si es obligado a no desarrollarla en
determinadas condiciones. Deberán tenerse en cuenta entonces, las particularidades del negocio a
los efectos previstos en la norma referida

ARTÍCULO 1500. Subagencia El agente no puede, excepto consentimiento expreso del empresario,
instituir subagentes. Las relaciones entre agente y subagente son regidas por este Capítulo. El
agente responde solidariamente por la actuación del subagente, el que, sin embargo, no tiene
vínculo directo con el empresario.

La modalidad referida en el apartado anterior no es permitida en nuestro régimen salvo pacto en


contrario expreso. Se prevé la responsabilidad solidaria del agente por la actuación del subagente,
aunque este no tenga vinculación directa con el empresario. Es una forma de evitar que se pretenda
diluir la responsabilidad del agente por las obligaciones que le son propias y también, frente a la
naturaleza intuitu personae de conocer, definitivamente quién realizará la actividad comprometida.

ARTÍCULO 1501. Casos excluidos. Las normas de este Capítulo no se aplican a los agentes de bolsa
o de mercados de valores, de futuros y opciones o derivados; a los productores o agentes de
seguros; a los agentes financieros, o cambiarios, a los agentes marítimos o aeronáuticos y a los
demás grupos regidos por leyes especiales en cuanto a las operaciones que efectúen.

Contrato de concesión

ARTÍCULO 1502. Definición. Hay contrato de concesión cuando el concesionario, que actúa en
nombre y por cuenta propia frente a terceros, se obliga mediante una retribución a disponer de su
organización empresarial para comercializar mercaderías provistas por el concedente, prestar los
servicios y proveer los repuestos y accesorios según haya sido convenido.

Hasta su inclusión en este Código la concesión era un contrato atípico e innominado, cuya regulación
debía buscarse en la propia voluntad de las partes expresada en la convención particular y en los
principios generales de los contratos.

Además de no arriesgar capital propio, no vincularse directamente con el público, no dimensionar su


empresa y otras ventajas, esta manera de comercialización de bienes permitía al productor
establecer un sistema que, según ha podido ser comprobado en la realidad empresaria, le resultaba
más conveniente para la colocación de sus productos que la utilización de sus propios dependientes.

Del lado de los concesionarios, la pertenencia a la estructura del concedente les permitía ampararse
en el reconocimiento de la marca que iban a utilizar, liberándose de las necesidades de cargar con los
costos y la planificación que conllevaba fabricar e instalar un producto nuevo en el mercado, aunque
el sistema diera por presupuesto que el fabricante o productor podía controlar y liderar la
distribución, desde que en definitiva, de lo que se trataba era de controlar esa etapa final de su
propio negocio.

La definición que contiene la norma bajo análisis responde al tipo de concesión comercial, pues está
destinada a la comercialización de mercaderías provistas por el concedente, prestar los servicios y
proveer los repuestos y accesorios según haya sido convenido.

Aunque el concesionario mantiene su independencia jurídica y patrimonial, actuando en nombre y


por cuenta propia frente a terceros, se incorpora a la estructura de la concedente, subordinándosele
en el aspecto económico y sometiéndose a sus directivas.

Ha señalado Lorenzetti, para definir sus caracteres, que este contrato excede el mero acuerdo
individual entre concedente y concesionario, para acercarse en su naturaleza a un vínculo múltiple
que une a este en forma simultánea a toda la red y en cuyo centro se halla el concedente, quien
habitualmente, a partir de una organización autocrática, planifica la conducta del resto de los
integrantes del sistema a quienes controla y subordina.

Otra nota típica se verifica en la desigualdad en el poder de negociación de las partes, puesta de
relieve en la existencia de cláusulas predispuestas en el ya referido contrato de adhesión que
responde a un esquema constante y estandarizado para regular las relaciones del concedente con los
concesionarios.

ARTÍCULO 1503. Exclusividad Mercaderías Excepto pacto en contrario:

a) la concesión es exclusiva para ambas partes en el territorio o zona de influencia determinados.


El concedente no puede autorizar otra concesión en el mismo territorio o zona y el concesionario
no puede, por sí o por interpósita persona, ejercer actos propios de la concesión fuera de esos
límites o actuar en actividades competitivas;

b) la concesión comprende todas las mercaderías fabricadas o provistas por el concedente, incluso
los nuevos modelos

La exclusividad es y ha sido una característica de este contrato, como lo es también en el contrato de


agencia, de acuerdo con lo que se ha visto al comentar aquella figura. Sin perjuicio de ello, la
voluntad de las partes puede, mediante pacto, establecer la no exclusividad o someterla a una
modalidad determinada.

La regla general establecida en el artículo que se comenta es que, salvo que medie pacto en
contrario, la concesión es exclusiva para ambas partes en el territorio o zona de influencia
determinados. Lo particular de la solución es que no solo el concesionario está alcanzado por esa
limitación, sino también el concedente deberá abstenerse de acordar con otros concesionarios la
venta o distribución de sus productos o servicios en la zona de influencia determinada.

ARTÍCULO 1504. Obligaciones del concedente Son obligaciones del concedente:

a) proveer al concesionario de una cantidad mínima de mercaderías que le permita atender


adecuadamente las expectativas de venta en su territorio o zona, de acuerdo con las pautas de
pago, de financiación y garantías previstas en el contrato. El contrato puede prever la
determinación de objetivos de ventas, los que deben ser fijados y comunicados al concesionario de
acuerdo con lo convenido;

b) respetar el territorio o zona de influencia asignado en exclusividad al concesionario. Son válidos


los pactos que, no obstante, la exclusividad, reserva para el concedente cierto tipo de ventas
directas o modalidades de ventas especiales;

c) proveer al concesionario la información técnica y, en su caso, los manuales y la capacitación de


personal necesarios para la explotación de la concesión;

d) proveer durante un período razonable, en su caso, repuestos para los productos


comercializados;

e) permitir el uso de marcas, enseñas comerciales y demás elementos distintivos, en la medida


necesaria para la explotación de la concesión y para la publicidad del concesionario dentro de su
territorio o zona de influencia.
ARTÍCULO 1505. Obligaciones del concesionario Son obligaciones del concesionario:

a) comprar exclusivamente al concedente las mercaderías y, en su caso, los repuestos objeto de la


concesión, y mantener la existencia convenida de ellos o, en defecto de convenio, la cantidad
suficiente para asegurar la continuidad de los negocios y la atención del público consumidor;

b) respetar los límites geográficos de actuación y abstenerse de comercializar mercaderías fuera de


ellos, directa o indirectamente por interpósita persona;

c) disponer de los locales y demás instalaciones y equipos que resulten necesarios para el
adecuado cumplimiento de su actividad;

d) prestar los servicios de preentrega y mantenimiento de las mercaderías, en caso de haberlo así
convenido;

e) adoptar el sistema de ventas, de publicidad y de contabilidad que fije el concedente;

f) capacitar a su personal de conformidad con las normas del concedente.

Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso a) de este artículo, el concesionario puede vender


mercaderías del mismo ramo que le hayan sido entregadas en parte de pago de las que
comercialice por causa de la concesión, así como financiar unas y otras y vender, exponer o
promocionar otras mercaderías o servicios que se autoricen por el contrato, aunque no sean
accesorios de las mercaderías objeto de la concesión ni estén destinados a ella.

ARTÍCULO 1506. Plazos El plazo del contrato de concesión no puede ser inferior a cuatro años.
Pactado un plazo menor o si el tiempo es indeterminado, se entiende convenido por cuatro años.
Excepcionalmente, si el concedente provee al concesionario el uso de las instalaciones principales
suficientes para su desempeño, puede preverse un plazo menor, no inferior a dos años.
La continuación de la relación después de vencido el plazo determinado por el contrato o por la
ley, sin especificarse antes el nuevo plazo, lo transforma en contrato por tiempo indeterminado

El artículo contempla 3 situaciones:

En relación al primer supuesto, la norma establece un plazo mínimo de cuatro años, que es de orden
público, aplicable cuando las partes no han convenido plazo para el contrato (concesión por tiempo
indeterminado), lo cual impide ejercer la facultad rescisoria prevista en el art. 1508 CCyC, hasta que
haya transcurrido aquel y cuando aquellas han acordado un lapso inferior a cuatro años.
El aseguramiento de un plazo mínimo ha sido objeto de diversas posturas doctrinarias: por un lado,
la que entiende que el término es adecuado para permitir al concesionario amortizar las inversiones
que hubiera realizado para la ejecución del contrato y obtener la rentabilidad estimada, en base a un
análisis previo de la ecuación económica del contrato y sus expectativas de ganancia, teniendo en
cuenta el plazo mínimo impuesto por la norma. Por otro lado, la que entiende que presumir que el
plazo de cuatro años es suficiente para que el concesionario amortice su inversión es una cuestión
relativa, incierta e imprecisa, ya que puede depender de diversas variables y factores que resultan
imposibles de sistematizar en una sola y única pauta.

El segundo supuesto prevé una reducción excepcional del plazo mínimo a dos años cuando el
concedente provea al concesionario el uso de las instalaciones principales suficientes para su
desempeño, presumiendo la norma que, si el concedente suministró la infraestructura necesaria
requerida para la actividad de aquel, la inversión de este último sería menor, y, por ende, más
rápidamente empezaría a generar rentabilidad.
El último supuesto recepta la doctrina judicial pacífica desarrollada a través de los años. Sin embargo,
se admite la posibilidad de que, antes del vencimiento del plazo determinado, se fije otro aventando
la solución expuesta en orden a su indeterminación.

ARTÍCULO 1507. Retribución Gastos El concesionario tiene derecho a una retribución, que puede
consistir en una comisión o un margen sobre el precio de las unidades vendidas por él a terceros o
adquiridas al concedente, o también en cantidades fijas u otras formas convenidas con el
concedente.

Los gastos de explotación están a cargo del concesionario, excepto los necesarios para atender los
servicios de preentrega o de garantía gratuita a la clientela, en su caso, que deben ser pagados por
el concedente conforme a lo pactado.

En esta disposición, tratándose de un contrato oneroso, se establece el derecho del concesionario a


una retribución que puede consistir en una comisión, a un margen sobre el precio de la unidad
vendida, a cantidades fijas, a otras formas convenidas.
Trasunta la norma la posibilidad de que las partes fijen libremente el modo de retribución previsto
para el concesionario.

ARTÍCULO 1508. Rescisión de contratos por tiempo indeterminado. Si el contrato de concesión es


por tiempo indeterminado:

a) son aplicables los artículos 1492 y 1493;

b) el concedente debe readquirir los productos y repuestos nuevos que el concesionario haya
adquirido conforme con las obligaciones pactadas en el contrato y que tenga en existencia al fin
del período de preaviso, a los precios ordinarios de venta a los concesionarios al tiempo del pago.

El distracto en este tipo de contrato ha sido, desde hace décadas, una cuestión bastamente debatida
en la doctrina y la jurisprudencia. Preaviso y consecuencias de la rescisión son temáticas que, al igual
que cuando se trató el contrato de agencia, tuvieron su evolución y tratamiento en la doctrina legal y
judicial, y ahora se encuentran plasmadas en el Código como una facultad implícita en los contratos
de larga duración, en forma general en el art. 1077 CCyC, y en particular en las normas en estudio.

Estos contratos les dan a las partes la posibilidad de ponerle fin unilateralmente. Solo deberán
preavisar de acuerdo con las normas de remisión o en su defecto indemnizar por las ganancias
dejadas de percibir.

De concluir intempestivamente, y tratándose de plazo determinado, se originará la obligación de


indemnizar los daños y perjuicios producidos, pues no estaría implícita aquella facultad rescisoria.
Esta facultad podrá en estos casos estar prevista convencionalmente e incluso contemplar el
distracto sin causa tabulando los efectos patrimoniales que se puedan derivar

En el inc. b se prevé que, en los contratos por tiempo indeterminado rescindidos, el concedente debe
readquirir los productos y repuestos nuevos que el concesionario haya adquirido, conforme con las
obligaciones pactadas en el contrato, y que tenga en existencia al fin del período del preaviso, a los
precios ordinarios de venta a los concesionarios al tiempo del pago.

ARTICULO 1509.-Resolución del contrato de concesión. Causales. Al contrato de concesión se aplica


el artículo 1494.

VER DOCTRINA EN EL ARTICULO 1494.


ARTÍCULO 1510. Subconcesionarios. Cesión del contrato. Excepto pacto en contrario, el
concesionario no puede designar subconcesionarios, agentes o intermediarios de venta, ni
cualquiera de las partes puede ceder el contrato.

Como regla general, está prohibida la subconcesión y la cesión del contrato.


La excepción está dada en la posibilidad de que convencionalmente las partes acuerden en contrario.
La duda que puede plantearse está dada en la posibilidad de que el concesionario establezca una
sucursal o puntos de venta. En estos casos, si no hay previsión en el contrato, no habría
inconvenientes, habida cuenta que se trata de la misma persona jurídica que puede actuar para
facilitar la comercialización de los productos.

Adviértase en la subconcesión se estarían delegando en un tercero, los derechos y las obligaciones


emergentes del contrato, lo que no resulta admisible sin la conformidad del concedente

ARTÍCULO 1511. Aplicación a otros contratos Las normas de este Capítulo se aplican a:

a) los contratos por los que se conceda la venta o comercialización de software o de


procedimientos similares;

b) los contratos de distribución, en cuanto sean pertinentes.

Se considera que el software es el equipamiento lógico e intangible de un ordenador, es decir, que


abarca todas las aplicaciones informáticas como los procesadores de textos, las planillas de cálculos,
los editores de imágenes, etc.
Señalan Junyent Bas y Rodríguez Leguizamón, que se entiende que el contrato de concesión es
celebrado entre el concedente (autor o propietario del software) y el concesionario que se
representa por un tercero, quien se dedicará a la comercialización de dicho producto, a su instalación
en el ordenador del usuario, y capacitación de este último, en cuanto al manejo y uso
Punto B) Contratos de distribución.
La distribución comercial, como género que no fue nominado ni tipificado puntualmente, puede ser
concebida como el conjunto de actividades que permite al productor llegar al consumidor y para ello
cuenta con diversas vías que elegirá luego de ponderar diversos factores.
El tráfico en masa de insumos y productos y la intensa competencia que se da para su colocación en
los mercados, ha llevado a los empresarios a perfeccionar los sistemas tradicionales de distribución
con el menor costo posible a cargo del principal y la mejor utilidad para cada uno de los que
conforman la cadena o red que llega hasta el consumidor final.
Este destinatario del producto debe ser conocido en sus modalidades, gustos y requerimientos, los
cuales varían según cual fuere la región donde habita; muchas veces influyen factores geográficos y
climáticos que benefician o dificultan la venta de las mercaderías, las que deben ser confiadas a
personas locales con ascendencia y conocimiento de las colectividades del lugar donde ellos habitan,
que en relación con el productor tendrán más o menos autonomía en la realización de su función.
Es por ello por lo que puede afirmarse que los contratos de agencia, concesión y franquicia son
especies del mismo género que los aproxima en procura de cumplir aquella finalidad.
El reconocimiento consuetudinario de un contrato de distribución propiamente dicho se nutre, en
realidad de las especies referidas, lo que justifica la remisión legal, “en cuanto sean pertinentes” es
decir, en cuanto lo que aquí se regula sirva para aplicar al innominado que como genero cumple el fin
específico.
Con independencia de lo dicho en el apartado anterior, cabe señalar que en la actualidad la
comercialización de un producto está sometida a una compleja cadena compuesta por distintos
sujetos, que resulta muchas veces irrelevante para el adquirente, al que no le corresponde indagar
en el inextricable sistema concebido desde la ingeniería jurídica para poner un bien determinado en
sus manos.
La ciencia y la tecnología han condicionado fuertemente las relaciones jurídicas y existe una
generalizada y persistente dificultad a la hora de metabolizar sus innovaciones cuando estas inciden
sobre el modo de comercialización de los productos derivados de esos avances.
Es por ello por lo que, a la hora de evaluar un negocio jurídico concreto, reducido intelectualmente
para un adquirente a “oferta y aceptación”, deba analizarse un orden múltiple de relaciones
contractuales y conexas que para el observador jurídico no pueden pasar inadvertidas como pautas
de interpretación.

Contrato de franquicia
ARTÍCULO 1512. Concepto Hay franquicia comercial cuando una parte, denominada franquiciante,
otorga a otra, llamada franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado, destinado a
comercializar determinados bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del
franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y la prestación continua de
asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o indirecta del franquiciado.

El franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos intelectuales, marcas,
patentes, nombres comerciales, derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo
franquicia; o, en su caso, tener derecho a su utilización y transmisión al franquiciado en los
términos del contrato.

El franquiciante no puede tener participación accionaria de control directo o indirecto en el


negocio del franquiciado.

El art. 1512 CCyC define al contrato de franquicia comercial. Aclara la norma que el franquiciante
debe ser titular exclusivo de los derechos intelectuales, marcas, patentes, nombres comerciales,
derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo franquicia o, en su defecto, tener
derecho a su utilización y para transmitirlo al franquiciado de acuerdo con lo que contrató. En el
último párrafo también establece que el franquiciante no puede tener participación accionaria de
control, directa o indirectamente, en el negocio del franquiciado.

De modo que el franquiciante, a través de esta figura, puede ceder una parte de su ciclo productivo y
comercial al franquiciado. Esa parte cedida podrá incluir la distribución y, eventualmente, alguna
tarea de producción o de terminación en la producción dependiendo del tipo de franquicia.
Como está comprometido el prestigio de sus marcas y productos, como así también para lograr un
funcionamiento homogéneo dentro de un estándar de calidad, el franquiciante tiene el derecho de
controlar en forma permanente al franquiciado.

Asimismo, el franquiciante, en su condición de principal, debe al franquiciado asistencia técnica


constante, lo que incluirá la entrega de un manual de operaciones con las especificaciones útiles para
desarrollar la actividad prevista en el contrato. En cuanto al modo de remunerar a las partes, la
primera aclaración que corresponde hacer en cuanto al funcionamiento es que en la figura el que
recauda el dinero del consumidor es el franquiciado, de modo que es él quien le debe pagar al
franquiciante.

En este contrato no opera ni la comisión ni el margen de reventa. La remuneración en la franquicia es


siempre del franquiciado al franquiciante y pueden puntualizarse dos formas posibles, que en
general aparecen juntas.
La primera son las regalías, que se pagan como contraprestación por el uso de las marcas, patentes, y
sistemas, que son un sistema de ingresos permanentes y periódicos.
La segunda es el pago de un derecho de ingreso, que se da solo en algunas franquicias, no en todas y
que consiste en que el franquiciado paga al franquiciante por el solo hecho de que le permita
ingresar a la red. Este pago le sirve al franquiciante para compensar el hecho de que algunos
franquiciados serán entrenados, pero luego fracasarán, con lo cual no se cobrarán las regalías
posteriores suficientes para compensar el costo de su entrenamiento.

La prohibición al franquiciante de tener participación accionaria de control sea directa o indirecta, es


para proteger a los franquiciados. El franquiciante debe abstenerse de formar franquicias total o
parcialmente propias.

ARTÍCULO 1513. Definiciones A los fines de la interpretación del contrato se entiende que:

a) franquicia mayorista es aquella en virtud de la cual el franquiciante otorga a una persona física o
jurídica un territorio o ámbito de actuación nacional o regional o provincial con derecho de
nombrar subfranquiciados, el uso de sus marcas y sistema de franquicias bajo contraprestaciones
específicas;

b) franquicia de desarrollo es aquella en virtud de la cual el franquiciante otorga a un franquiciado


denominado desarrollador el derecho a abrir múltiples negocios franquiciados bajo el sistema,
método y marca del franquiciante en una región o en el país durante un término prolongado no
menor a cinco años, y en el que todos los locales o negocios que se abren dependen o están
controlados, en caso de que se constituyan como sociedades, por el desarrollador, sin que éste
tenga el derecho de ceder su posición como tal o subfranquiciar, sin el consentimiento del
franquiciante;

c) sistema de negocios: es el conjunto de conocimientos prácticos y la experiencia acumulada por


el franquiciante, no patentado, que ha sido debidamente probado, secreto, sustancial y
transmisible. Es secreto cuando en su conjunto o la configuración de sus componentes no es
generalmente conocida o fácilmente accesible. Es sustancial cuando la información que contiene es
relevante para la venta o prestación de servicios y permite al franquiciado prestar sus servicios o
vender los productos conforme con el sistema de negocios. Es transmisible cuando su descripción
es suficiente para permitir al franquiciado desarrollar su negocio de conformidad a las pautas
creadas o desarrolladas por el franquiciante.

En los inc. A y b del art. 1513 CCyC se alude a dos formatos de franquicias: la mayorista y la de
desarrollo.
Ambos casos refieren a ámbitos generales que sirven para instalar franquicias, que a su vez pueden
asumir distintas modalidades que se pueden identificar en alguno de estos grupos:

a) la de producto o industrial;
b) la de servicio;
c) la de llave en mano o negocio en funcionamiento, usualmente denominada “business format
franchising”.

En el resto, la descripción de la norma es suficientemente clara, solo cabe agregar que la franquicia
industrial queda fuera de todo el régimen que estamos analizando, inclusive de este artículo, por
mandato expreso del art. 1524 CCyC donde se establece que las reglas de la franquicia le son
aplicables solo en cuanto sean compatibles.

El inc. c, por su parte, describe qué es un sistema de negocios, o sea, el objeto de lo que puede ser
cedido por el franquiciante junto con las marcas, patentes, nombres comerciales y emblemas. La
descripción gira sobre cinco notas del sistema que, en ese sentido, debe ser probado, secreto,
sustancial y transmisible.

ARTÍCULO 1514. Obligaciones del franquiciante Son obligaciones del franquiciante:

a) proporcionar, con antelación a la firma del contrato, información económica y financiera sobre
la evolución de dos años de unidades similares a la ofrecida en franquicia, que hayan operado un
tiempo suficiente, en el país o en el extranjero;
b) comunicar al franquiciado el conjunto de conocimientos técnicos, aun cuando no estén
patentados, derivados de la experiencia del franquiciante y comprobados por éste como aptos
para producir los efectos del sistema franquiciado;
c) entregar al franquiciado un manual de operaciones con las especificaciones útiles para
desarrollar la actividad prevista en el contrato;
d) proveer asistencia técnica para la mejor operatividad de la franquicia durante la vigencia del
contrato;
e) si la franquicia comprende la provisión de bienes o servicios a cargo del franquiciante o de
terceros designados por él, asegurar esa provisión en cantidades adecuadas y a precios razonables,
según usos y costumbres comerciales locales o internacionales;
f) defender y proteger el uso por el franquiciado, en las condiciones del contrato, de los derechos
referidos en el artículo 1512, sin perjuicio de que:

i) en las franquicias internacionales esa defensa está contractualmente a cargo del franquiciado, a
cuyo efecto debe ser especialmente apoderado sin perjuicio de la obligación del franquiciante de
poner a disposición del franquiciado, en tiempo propio, la documentación y demás elementos
necesarios para ese cometido;

ii) en cualquier caso, el franquiciado está facultado para intervenir como interesado coadyuvante,
en defensa de tales derechos, en las instancias administrativas o judiciales correspondientes, por
las vías admitidas por la ley procesal, y en la medida que ésta lo permita.

ARTÍCULO 1515. Obligaciones del franquiciado Son obligaciones mínimas del franquiciado:

a) desarrollar efectivamente la actividad comprendida en la franquicia, cumplir las especificaciones


del manual de operaciones y las que el franquiciante le comunique en cumplimiento de su deber
de asistencia técnica;
b) proporcionar las informaciones que razonablemente requiera el franquiciante para el
conocimiento del desarrollo de la actividad y facilitar las inspecciones que se hayan pactado o que
sean adecuadas al objeto de la franquicia;
c) abstenerse de actos que puedan poner en riesgo la identificación o el prestigio del sistema de
franquicia que integra o de los derechos mencionados en el artículo 1512, segundo párrafo, y
cooperar, en su caso, en la protección de esos derechos;
d) mantener la confidencialidad de la información reservada que integra el conjunto de
conocimientos técnicos transmitidos y asegurar esa confidencialidad respecto de las personas,
dependientes o no, a las que deban comunicarse para el desarrollo de las actividades. Esta
obligación subsiste después de la expiración del contrato;
e) cumplir con las contraprestaciones comprometidas, entre las que pueden pactarse
contribuciones para el desarrollo del mercado o de las tecnologías vinculadas a la franquicia.
ARTÍCULO 1516. Plazo Es aplicable el artículo 1506, primer párrafo. Sin embargo, un plazo inferior
puede ser pactado si se corresponde con situaciones especiales como ferias o congresos,
actividades desarrolladas dentro de predios o emprendimientos que tienen prevista una duración
inferior, o similares. Al vencimiento del plazo, el contrato se entiende prorrogado tácitamente por
plazos sucesivos de un año, excepto expresa denuncia de una de las partes antes de cada
vencimiento con treinta días de antelación. A la segunda renovación, se transforma en contrato
por tiempo indeterminado.

El artículo en comentario establece como regla general un plazo mínimo de duración de cuatro años
conforme remisión al art. 1506 CCyC, que regula el plazo para los contratos de concesión.
No obstante, circunstancias especiales admiten la convención de un plazo menor, siendo los
supuestos enunciados en la norma —ferias, congresos o actividades similares que tienen una
duración inferior— los únicos casos en que la autonomía de la voluntad de las partes podrá limitar el
alcance temporal reconocido para este tipo de contratos.

Fenecido el plazo, el contrato se entenderá prorrogado tácitamente por plazos sucesivos de un año,
salvo expresa denuncia de una de las partes con una antelación mínima de treinta días antes de su
vencimiento. Recién a la segunda renovación tácita del acuerdo, aquel se transforma en contrato de
tiempo indeterminado.

ARTÍCULO 1517. Cláusulas de exclusividad Las franquicias son exclusivas para ambas partes. El
franquiciante no puede autorizar otra unidad de franquicia en el mismo territorio, excepto con el
consentimiento del franquiciado. El franquiciado debe desempeñarse en los locales indicados,
dentro del territorio concedido o, en su defecto, en su zona de influencia, y no puede operar por sí
o por interpósita persona unidades de franquicia o actividades que sean competitivas. Las partes
pueden limitar o excluir la exclusividad.

Si bien el art. 1517 CCyC establece como regla general la exclusividad en favor de ambas partes, lo
cierto es que aquellas “pueden limitarla o excluirla”, lo cual abre la puerta a la autonomía de la
voluntad, extremo que en definitiva, será lo primero que deberá ponderarse al momento de
interpretar los alcances de cada caso particular.

En cuanto a la territorialidad y más allá de su exclusividad o no según lo acuerden las partes, lo cierto
es que habitualmente este elemento constituye una pauta integradora del contrato, habida cuenta
de que la necesidad del franquiciado para desarrollar y explotar su negocio requiere habitualmente
de una delimitación espacial, en tanto de ello suele depender el éxito del emprendimiento.

Por ello, y aun frente al ejercicio de la opción por parte del franquiciante en su favor, ponderando
especialmente las características formales de esta clase de acuerdos —contratos de adhesión—, el
principio de buena fe impone respetar y reconocer ciertas pautas de razonabilidad, comprendido ello
dentro de un contexto de realidad económica a fin de respetar en favor del franquiciado un ámbito
de desarrollo comercial que permita, al menos, aspirar al logro de las expectativas contempladas al
contratar.
Desde otra perspectiva, la norma establece que el franquiciado deberá desempeñarse en los locales
indicados y dentro del territorio asignado, no pudiendo operar por interpósita persona unidades de
franquicia o actividades que sean competitivas.
ARTÍCULO 1518. Otras cláusulas. Excepto pacto en contrario:
a) el franquiciado no puede ceder su posición contractual ni los derechos que emergen del contrato
mientras está vigente, excepto los de contenido dinerario. Esta disposición no se aplica en los
contratos de franquicia mayorista destinados a que el franquiciado otorgue a su vez
subfranquicias, a esos efectos. En tales supuestos, debe contar con la autorización previa del
franquiciante para otorgar subfranquicias en las condiciones que pacten entre el franquiciante y el
franquiciado principal;
b) el franquiciante no puede comercializar directamente con los terceros, mercaderías o servicios
comprendidos en la franquicia dentro del territorio o zona de influencia del franquiciado;
c) el derecho a la clientela corresponde al franquiciante. El franquiciado no puede mudar la
ubicación de sus locales de atención o fabricación.

El inc. A prohíbe al franquiciado ceder su posición contractual y los derechos que emergen del
contrato, excepto los de contenido dinerario. Tal limitación resulta una derivación de carácter intuitu
personae que reviste el contrato de franquicia en el que el franquiciado recibirá de parte del
franquiciante todos los conocimientos necesarios para el desarrollo del negocio (know how), con la
consecuente transmisión de derechos que le permitirán al primero explotar la marca objeto de
franquicia. Distinta solución se propicia respecto de las franquicias mayoristas, cuyo objetivo
primordial radica, precisamente, en crear subfranquicias.

El inc. b prohíbe al franquiciante comercializar directamente con terceros los productos o servicios
comprendidos en la franquicia dentro del territorio o zona de influencia del franquiciado. Ello tiene
directa vinculación con lo establecido en el art. 1517 CCyC relativo a la exclusividad, aunque en este
supuesto haciendo especial referencia a las obligaciones que en tal sentido recaen sobre el
franquiciante, cuya conducta debe ajustarse a un obrar leal y ajustado a las pautas que derivan del
principio de buena fe contractual.

Finalmente, el inc. C refiere al derecho del franquiciante en relación con la clientela. A diferencia de
lo regulado en materia de agencia comercial (art. 1498 CCyC), aquí el legislador toma partido en
favor del franquiciante estableciendo expresamente que el derecho a la clientela le corresponde al
titular de la marca.

ARTÍCULO 1519. Cláusulas nulas No son válidas las cláusulas que prohíban al franquiciado:

a) cuestionar justificadamente los derechos del franquiciante mencionado en el artículo 1512,


segundo párrafo;

b) adquirir mercaderías comprendidas en la franquicia de otros franquiciados dentro del país,


siempre que éstos respondan a las calidades y características contractuales;

c) reunirse o establecer vínculos no económicos con otros franquiciados.

El inc. a refiere a la prohibición de incorporar aquellas cláusulas que tiendan a impedir la facultad del
franquiciado de cuestionar —justificadamente— los derechos del franquiciante respecto de las
marcas, patentes, emblemas, nombres comerciales, sistema de protección y venta o conocimientos
técnicos comprendidos en el sistema objeto de franquicia.

El inc. b dispone la nulidad de toda cláusula que tienda a impedirle al franquiciado adquirir
mercaderías incluidas en la franquicia a otros franquiciantes dentro del país, siempre y cuando
aquellas reúnan las cualidades y características contractuales, promoviendo un contexto de equidad
entre todos los que integran la franquicia.
Por último, el inc. c importa un amplio reconocimiento del franquiciado a ejercer su industria
libremente (art. 14 CN), siempre que las relaciones que se forjen entre franquiciados no importen el
despliegue de una conducta desleal y reñida con el principio de buena fe contractual en perjuicio del
franquiciante.

ARTÍCULO 1520. Responsabilidad. Las partes del contrato son independientes, y no existe relación
laboral entre ellas. En consecuencia:

a) el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado, excepto disposición legal
expresa en contrario;

b) los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral con el franquiciante, sin
perjuicio de la aplicación de las normas sobre fraude laboral;

c) el franquiciante no responde ante el franquiciado por la rentabilidad del sistema otorgado en


franquicia.

El franquiciado debe indicar claramente su calidad de persona independiente en sus facturas,


contratos y demás documentos comerciales; esta obligación no debe interferir en la identidad
común de la red franquiciada, en particular en sus nombres o rótulos comunes y en la presentación
uniforme de sus locales, mercaderías o medios de transporte.

Varias cuestiones son tratadas bajo el título “Responsabilidad”, a saber:

a) Como se señaló, no existe relación laboral entre franquiciante y franquiciado, lo cual no requería
ser aclarado porque la franquicia es un vínculo comercial, salvo que se trate de un fraude laboral en
el que se haya intentado ocultar una verdadera relación de trabajo tras la apariencia de la franquicia.
También puede ser que un franquiciado sea a la vez dependiente del franquiciante, superponiéndose
las dos relaciones, que en ese caso son independientes entre sí.

b) Que el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado, salvo disposición legal
expresa en contrario. Cabe considerar en este punto la responsabilidad que atribuye el art. 40 de la
ley 24.240.

c) Que los dependientes del franquiciado no tienen relación laboral con el franquiciante, sin perjuicio
de la aplicación de las normas sobre el fraude laboral.

d) En realidad, además del fraude laboral propiamente dicho (art. 14 LCT) pueden presentarse los
supuestos previstos por los arts. 29, 30 y 31 LCT y primar estas disposiciones.

e) Que el franquiciante no responde ante el franquiciado por la rentabilidad del sistema otorgado en
franquicia, que es una regla que se mantiene mientras el sistema sea apto para su destino, porque la
misma ley dice que debe ser un sistema probado, mientras no haya existido abuso de derecho por
parte del principal al otorgar una franquicia que no sea viable.

f) Que el franquiciado debe indicar en sus facturas claramente su calidad de persona independiente
del franquiciante, lo cual no puede interferir en la identidad común de la red franquiciada y en
particular con los nombres, rótulos comunes y en la presentación uniforme de los locales,
mercaderías y medios de transporte.
Esto se impone para evitar inducir a los terceros a confusiones y, eventualmente, para evitar la
aplicación de la “teoría de la apariencia”, pero es válido en la medida en que no contraríe el estatuto
del consumidor, la buena fe y el abuso del derecho.
ARTÍCULO 1521. Responsabilidad por defectos en el sistema El franquiciante responde por los
defectos de diseño del sistema, que causan daños probados al franquiciado, no ocasionados por la
negligencia grave o el dolo del franquiciado.

Véase que, en principio, una de las principales características del contrato de franquicia es la
transmisión del know how del franquiciante al franquiciado, el cual ha sido caracterizado como “el
conocimiento técnico, procedimiento, conjunto de informaciones necesarias para la producción
industrial, que proceden de la experiencia en el proceso de producción y que su autor desea guardar
en secreto, sea para su uso personal, sea para transferirlo confidencialmente a un tercero”.
De aquí podemos inferir la obligación del franquiciante al poner en manos del franquiciado la
posibilidad de distribuir un producto o servicio, o bien, en una forma más evolucionada, la de que él
mismo fabrique o produzca los productos que luego venderá a los consumidores, derivando así la
responsabilidad del primero en caso de que esa transferencia al franquiciado sea de forma
defectuosa.
Es por ello que las obligaciones que asume el franquiciante frente al franquiciado son de objeto
complejo, incluyendo obligaciones de dar, de hacer y de no hacer. A partir de estas premisas,
debemos considerar que se especifica la responsabilidad del franquiciante por los defectos de diseño
del sistema que causen un daño probado.

En cuanto a la responsabilidad que le cabría el franquiciante respecto de un tercero, véase que el


CCyC no la contempla, pero tal circunstancia, a mi entender, queda resuelta con la aplicación del art.
40 LDC que establece: “Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación
del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el
vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los
daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria, sin
perjuicio de las acciones de repetición que correspondan. Solo se liberará total o parcialmente quien
demuestre que la causa del daño le ha sido ajena”.

ARTÍCULO 1522. Extinción del contrato. La extinción del contrato de franquicia se rige por las
siguientes reglas:
a) el contrato se extingue por la muerte o incapacidad de cualquiera de las partes;
b) el contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de su vigencia original,
pactado entre las partes. Se aplican los artículos 1084 y siguientes;
c) los contratos con un plazo menor de tres años justificado por razones especiales según el
artículo 1516, quedan extinguidos de pleno derecho al vencimiento del plazo;
d) cualquiera sea el plazo de vigencia del contrato, la parte que desea concluirlo a la expiración del
plazo original o de cualquiera de sus prórrogas, debe preavisar a la otra con una anticipación no
menor de un mes por cada año de duración, hasta un máximo de seis meses, contados desde su
inicio hasta el vencimiento del plazo pertinente.
En los contratos que se pactan por tiempo indeterminado, el preaviso debe darse de manera que la
rescisión se produzca, cuando menos, al cumplirse el tercer año desde su concertación. En ningún
caso se requiere invocación de justa causa. La falta de preaviso hace aplicable el artículo 1493.

La cláusula que impide la competencia del franquiciado con la comercialización de productos o


servicios propios o de terceros después de extinguido el contrato por cualquier causa, es válida
hasta el plazo máximo de un año y dentro de un territorio razonable habida cuenta de las
circunstancias.

El inc. a hace referencia a la extinción por muerte o incapacidad de cualquier parte. Ahora bien, hay
que considerar que tal situación se dará así en la medida que el contratante sea una persona
humana; pues vale aclarar que cuando se trata de personas jurídicas, no corresponde hablar de
muerte del franquiciante o franquiciado, sino que nos referimos a la muerte del operador de la
franquicia.
El inc. b puntualiza que el contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de su
vigencia original. Esto es una regla relativa porque las partes siempre pueden dar por terminado el
contrato aun dentro de su plazo de vigencia, mientras compense el tiempo de inejecución
debidamente.
En cuanto a lo determinado por el inc. d respecto del deseo de concluir el contrato, sea a plazo fijo o
por tiempo indeterminado, requiere de un preaviso de un mes por cada año de vigencia del contrato,
hasta un máximo de seis meses.

Así, a diferencia de lo que vimos para la agencia, concesión y para las distribuciones en que la regla
es aplicable, en la franquicia el preaviso de un mes por año tiene un tope, el de seis meses como
máximo.

El último párrafo del articulado incorpora una novedad, esto es que se podrá incorporar una cláusula
en la cual se podrá establecer como plazo máximo “un año” respecto de la competencia del
franquiciado con la comercialización de productos o servicios propios o de terceros después de
extinguido el contrato por cualquier causa, siempre dentro de un territorio razonable habida cuenta
las circunstancias. Esta situación es considerada como responsabilidad post-contractual, que es la de
no concurrencia o no competencia, que implica la obligación del franquiciado de no asumir negocios
competitivos con el franquiciante, con posterioridad al cese de la relación contractual

ARTÍCULO 1523. Derecho de la competencia El contrato de franquicia, por sí mismo, no debe ser
considerado un pacto que limite, restrinja o distorsione la competencia.

El contrato de franquicia no puede ser considerado un pacto que limite, restrinja o distorsione la
competencia (art. 11 CCyC) es a los efectos de que no se pueda presumir que por la mera existencia
de franquicias la competencia fue violada.

ARTÍCULO 1524. Casos comprendidos Las disposiciones de este Capítulo se aplican, en cuanto sean
compatibles, a las franquicias industriales y a las relaciones entre franquiciante y franquiciado
principal y entre éste y cada uno de sus subfranquiciados.

En principio, estas situaciones no están comprendidas directamente en el ordenamiento sino solo si


la situación presenta la suficiente analogía fáctica como para poder incluirse. La franquicia industrial
resulta aplicable a la producción de bienes, a diferencia de la “comercial”, que se utiliza para
distribución o prestación de servicios.

En el “know-how” de tipo “industrial” la franquicia tiene un contenido mucho más técnico,


comprensivo de procedimientos de fabricación o de aquellos que sirven para la aplicación de técnicas
industriales dentro de la empresa. La norma establece la aplicación de las prescripciones de este
Código a la franquicia de tipo industrial en lo que resulte compatible teniendo en cuenta las
características antes indicadas.

En lo que hace al régimen de la sub-franquicia —sin perjuicio de lo normado por los arts. 1518, inc. a,
y 1636 CCyC— la relación entre el franquiciante mayorista y los subfranquiciados(78) también se rige
por las normas de este Capítulo; ello, no obstante se le puedan imponer vía contractual al sub-
franquiciado algunas condiciones especiales (v. gr. prestar conformidad a los contenidos esenciales
del contrato de franquicia principal, renunciar a reclamos contra el franquiciador al momento de la
transferencia, etc.).
Mutuo

ARTÍCULO 1525.- Concepto. Hay contrato de mutuo cuando el mutuante se compromete a entregar
al mutuario en propiedad, una determinada cantidad de cosas fungibles, y éste se obliga a devolver
igual cantidad de cosas de la misma calidad y especie.

El artículo bajo análisis caracteriza al mutuo, también llamado “empréstito” o “préstamo de


consumo”, como el contrato en virtud del cual un sujeto, denominado mutuante, se compromete a
entregar en propiedad a otro, llamado mutuario, una determinada cantidad de cosas fungibles, y
este se obliga a devolver igual cantidad de cosas de la misma calidad y especie.

Objeto

De la propia definición legal surge que del contrato de mutuo solo pueden recaer como objeto, las
cosas fungibles. Cabe recordar que el art. 232 CCyC dispone que son cosas fungibles aquellas en que
todo individuo de la especie equivale a otro individuo de la misma especie, y pueden sustituirse por
otras de la misma calidad y en igual cantidad.

Las cosas fungibles, generalmente, son también consumibles, por lo que al ser usadas perecen. Por
consiguiente, el mutuario solo puede devolver otras de la misma especie y calidad. Generalmente el
mutuo recae sobre sumas de dinero, de moneda nacional o extranjera, aunque también puede
recaer sobre otras cosas muebles fungibles, como alimentos, combustibles, semillas, etc.

ARTÍCULO 1526.- Obligación del mutuante. El mutuante puede no entregar la cantidad prometida
si, con posterioridad al contrato, un cambio en la situación del mutuario hace incierta la
restitución. (Tutela preventiva)

Excepto este supuesto, si el mutuante no entrega la cantidad prometida en el plazo pactado o, en


su defecto, ante el simple requerimiento, el mutuario puede exigir el cumplimiento o la resolución
del contrato.

Como única excepción que habilita al mutuante a incumplir con la entrega de las cosas prometidas
en mutuo, el párr. 1 del artículo bajo análisis establece el supuesto que, con posterioridad al
contrato, un cambio en la situación del mutuario hace incierta la restitución.

Esta norma, que constituye una derivación de la cláusula rebus sic stantibus.
Al respecto, resultarán también de aplicación las prescripciones del art. 1032 CCyC que, a manera de
tutela preventiva, habilita a una de las partes de un contrato a suspender su propio cumplimiento si
sus derechos sufriesen una grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo
significativo en su aptitud para cumplir, o en su solvencia.

Al respecto, el mutuario podrá, para la subsistencia del contrato, ofrecer seguridades suficientes de
que el cumplimiento será realizado.

ARTÍCULO 1527.- Onerosidad. El mutuo es oneroso, excepto pacto en contrario. Si el mutuo es en


dinero, el mutuario debe los intereses compensatorios, que se deben pagar en la misma moneda
prestada. Si el mutuo es de otro tipo de cosas fungibles, los intereses son liquidados en dinero,
tomando en consideración el precio de la cantidad de cosas prestadas en el lugar en que debe
efectuarse el pago de los accesorios, el día del comienzo del período, excepto pacto en contrario.

Los intereses se deben por trimestre vencido, o con cada amortización total o parcial de lo
prestado que ocurra antes de un trimestre, excepto estipulación distinta.
Si se ha pactado la gratuidad del mutuo, los intereses que haya pagado el mutuario
voluntariamente son irrepetibles.

El recibo de intereses por un período, sin condición ni reserva, hace presumir el pago de los
anteriores.

Como se ha sostenido anteriormente, la onerosidad es uno de los caracteres del contrato de mutuo
en el Código Civil y Comercial, salvo que se pacte en contrario; en cuyo caso, el mutuo será gratuito.
Se invierte así la regla del Código Civil de Vélez Sarsfield, que disponía como regla la gratuidad del
mutuo y, excepcionalmente, su onerosidad, unificándose el criterio con el del Código de Comercio
que disponía, como todos los actos de comercio, la presunción de onerosidad.

La regla general en materia de mutuo es su onerosidad. Es decir, si se tratase de un mutuo dinerario,


ese capital entregado devengará intereses que el mutuario deberá pagar al Mutuante como
contraprestación por la suma de dinero recibida. En el caso de mutuo de cosas fungibles, el mutuo
devengará intereses con relación al precio del capital recibido.

Excepcionalmente, el mutuo podrá ser pactado como gratuito, en cuyo caso el mutuario solo deberá
entregar al mutuante igual especie y cantidad de las cosas recibidas.

Los intereses son aumentos que las deudas pecuniarias devengan en forma paulatina durante un
tiempo dado como precio por el uso de la cosa o suma de dinero por el mutuario.

La medida del interés lo da la tasa. Es un porcentaje de unidades por cada cien unidades de capital,
expresado por un tiempo determinado.

No obstante, por aplicación del art. 765 CCyC, si la obligación fuese en moneda extranjera, el deudor
podrá liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal.

Por la función económica que cumplen, los intereses pueden ser clasificados en intereses
compensatorios (o lucrativos o retributivos) y punitorios.

Los intereses compensatorios son aquellos que funcionan como una retribución por el uso del capital
ajeno. La función económica que cumplen estos intereses es la de “precio por el uso del capital” y,
como tal, se gradúan. El interés compensatorio “compensa” al acreedor por el tiempo en que este
“cede” su dinero al deudor. Esta característica funcional es decisiva para fijar en tasa y,
recíprocamente, la tasa contribuye a configurarlos y moldearlos en su forma nómina.

Los intereses punitorios o moratorios-punitorios son los intereses causados por incumplimiento de la
obligación. Es el interés que se produce ante la falta de pago del capital en la fecha estipulada. En
este caso, el mutuante o prestamista tiene derecho “a penar” al mutuario-deudor por no haberle
abonado en término. Estos intereses aplican una tasa mayor que los intereses compensatorios.

Las partes pueden pactar libremente la periodicidad en que devengarán los intereses. Si nada han
pactado, los intereses se deben por trimestre vencido, o con cada amortización total o parcial de lo
prestado que ocurra antes de un trimestre.
Si se ha pactado la gratuidad del mutuo, los intereses que haya pagado el mutuario voluntariamente
son irrepetibles.

Sin embargo, ello no implicará una “novación” de la obligación, sino que, en lo sucesivo, el mutuario
deberá exclusivamente el capital adeudado, sin obligación de pagar intereses.
Por último, el artículo bajo análisis dispone que la extensión del recibo de pago de intereses por un
período por parte del mutuante o prestamista, sin condición o reserva, hace presumir el pago de los
intereses anteriores. Dicha presunción tiene el carácter de presunción iure et de iure.

ARTÍCULO 1528.- Plazo y lugar de restitución. Si nada se ha estipulado acerca del plazo y lugar para
la restitución de lo prestado, el mutuario debe restituirlo dentro de los diez días de requerirlo el
mutuante, excepto lo que surja de los usos, y en el lugar establecido en el artículo 874.

Las partes, al fijar las condiciones del contrato, determinarán el plazo de restitución del capital. De
conformidad con la modalidad que, revista el mutuo, este podrá restituirse en un único pago o en
diferentes pagos parciales, de manera conjunta o no con los intereses, si hubiesen sido pactados.

También las partes, en virtud del principio de autonomía de la voluntad, podrán pactar el lugar de
restitución del capital prestado.

Ante la ausencia de previsiones al respecto, la norma sub examine hace una remisión expresa al lugar
establecido en el art. 874 CCyC. Cabe recordar que el referido artículo establece que, si nada se ha
indicado, el lugar de pago es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de la obligación y que,
si el deudor se muda, el acreedor tiene derecho a exigir el pago en el domicilio actual o en el
anterior; igual opción corresponde al deudor, cuando el lugar de pago sea el domicilio del acreedor.

ARTÍCULO 1529.- Incumplimiento del mutuario. La falta de pago de los intereses o de cualquier
amortización de capital da derecho al mutuante a resolver el contrato y a exigir la devolución de la
totalidad de lo prestado, más sus intereses hasta la efectiva restitución.

Si el mutuo es gratuito, después del incumplimiento, se deben intereses moratorios. Si el mutuo es


oneroso a falta de convención sobre intereses moratorios, rige lo dispuesto para las obligaciones
de dar sumas de dinero.

ARTÍCULO 1530.- Mala calidad o vicio de la cosa. Si la cantidad prestada no es dinero, el mutuante
responde por los daños causados por la mala calidad o el vicio de la cosa prestada; si el mutuo es
gratuito, responde sólo si conoce la mala calidad o el vicio y no advierte al mutuario.

El mutuante es responsable de la obligación de saneamiento de conformidad con el art. 1033 CCyC y


ss., en relación con las cosas trasmitidas en propiedad a través del mutuo, como elemento natural de
un contrato oneroso.

ARTÍCULO 1531.- Aplicación de las reglas de este Capítulo. Las reglas de este Capítulo se aplican,
aunque el contrato de mutuo tenga cláusulas que establezcan que:

a. la tasa de interés consiste en una parte o un porcentaje de las utilidades de un negocio o


actividad, o se calcula a una tasa variable de acuerdo con ellos;

b. el mutuante tiene derecho a percibir intereses o a recuperar su capital sólo de las utilidades o
ingresos resultantes de un negocio o actividad, sin derecho a cobrarse de otros bienes del
mutuario;

c. el mutuario debe dar a los fondos un destino determinado.

ARTÍCULO 1532.- Normas supletorias. Se aplican al mutuo las disposiciones relativas a las
obligaciones de dar sumas de dinero o de género, según sea el caso.
Contratos asociativos

Es un vinculo de colaboración, plurilateral o de participación, con comunidad de fines, que no es


sociedad.

ARTICULO 1442.- Normas aplicables. Las disposiciones de este Capítulo se aplican a todo contrato
de colaboración, de organización o participativo, con comunidad de fin, que no sea sociedad. A
estos contratos no se les aplican las normas sobre la sociedad, no son, ni por medio de ellos se
constituyen, personas jurídicas, sociedades ni sujetos de derecho. A las comuniones de derechos
reales y a la indivisión hereditaria no se les aplican las disposiciones sobre contratos asociativos ni
las de la sociedad.

*Los vínculos de colaboración son muy importantes en el campo empresarial, porque permiten un
alto grado de dinamismo y flexibilidad mediante alianzas tácticas o estratégicas entre empresas.
Pueden operar en obtener información de estudios de mercado, en comprar o vender, en investigar,
entre otros.

a) El deber colateral de colaboración: existe colaboración, pero no hay finalidad común ni interés
compartido, sino un deber colateral de las obligaciones de una de las partes, hacia la otra

b) La colaboración gestoría: el titular del interés delega en otro la ejecución de un acto jurídico o
material.

c) La colaboración societaria: ambas partes comparten un fin y se unen para lograrlo. El modo mas
conocido es la integración total bajo la forma societaria, en la que se disuelve la individualidad de los
sujetos frente al tercero que contrata.

d) La colaboración asociativa: hay coordinación e interés común, pero no integración total, sino
parcial. Estos pueden ser plurilaterales y requieren el consentimiento de todos los interesados.

El nuevo Código se ha inclinado por declarar expresamente que en merito a los contratos asociativos
no se constituyen personas jurídicas. Tampoco son sujetos de derecho, es decir, no hay en los
contratos asociativos creación de un ente diverso a los otorgantes, ni nacimiento de un diferenciado
centro de imputación jurídica.

ARTICULO 1443.- Nulidad. Si las partes son más de dos la nulidad del contrato respecto de una de
las partes no produce la nulidad entre las demás y el incumplimiento de una no excusa el de las
otras, excepto que la prestación de aquella que ha incumplido o respecto de la cual el contrato es
nulo sea necesaria para la realización del objeto del contrato.

*Nulidad, resolución por incumplimiento o imposibilidad de cumplimiento de los contratos


asociativos por causa que afecta o involucra a una de las partes.

ARTICULO 1444.- Forma. Los contratos a que se refiere este Capítulo no están sujetos a requisitos
de forma.

*Inexigibilidad de formas constitutivas. Exigibilidad de expresión escrita para los contratos de


agrupación en colaboración, unión transitoria y consorcio de cooperación. Posibilidad de la forma
verbal en el negocio en participación.

ARTICULO 1445.- Actuación en nombre común o de las partes. Cuando una parte trate con un
tercero en nombre de todas las partes o de la organización común establecida en el contrato
asociativo, las otras partes no devienen acreedores o deudores respecto del tercero sino de
conformidad con las disposiciones sobre representación, lo dispuesto en el contrato, o las normas
de las Secciones siguientes de este Capítulo.

*No se refiere al “negocio en participación” pues en tal contrato asociativo: a) la parte aparente,
ósea el gestor, actúa a nombre personal, no en nombre de las otras partes; y b) si quien actuase
fuera el participe abandonando su condición de parte oculta, tal situación queda aprehendida por el
contenido del art 1450.

Este articulo se refiere a todas aquellas situaciones en las que, aparezca interviniendo una “parte”
otorgándole o integrante del contrato, actuando en nombre de las demás o de la organización
común, y trate con un tercero generando créditos o débitos. Por lo tanto, la parte en cuyo nombre
otra actuó únicamente quedan vinculadas jurídicamente con los terceros contratantes si quien hizo
la gestión representándolas actuó de conformidad con las disposiciones sobre representación. Por lo
contrario, cuando no se presente ninguna condición, lo obrado por la parte que se vinculo con el
tercero no obliga a las demás del contrato asociativo.

ARTICULO 1446.- Libertad de contenidos. Además de poder optar por los tipos que se regulan en
las Secciones siguientes de este Capítulo, las partes tienen libertad para configurar estos contratos
con otros contenidos.

*Esta libertad es consecuencia del principio de la autonomía privada. Comprende la posibilidad para
el individuo de decidir libremente si va a concluir el contrato y con quien va a hacerlo; y la posibilidad
de establecer el contenido del contrato.

ARTICULO 1447.- Efectos entre partes. Aunque la inscripción esté prevista en las Secciones
siguientes de este Capítulo, los contratos no inscriptos producen efectos entre las partes. SECCION
2ª Negocio en participación

*El Código no exige la inscripción en el Registro Publico del negocio en participación, pero si la de los
contratos de agrupación en colaboración, de unión transitoria y de consorcio de cooperación. Esto es
para que el registro ejerza un control de legalidad respecto de los requisitos exigidos por el código,
además se justifica para darles oponibilidad frente a terceros.

La inscripción no constituye una formalidad a cuyo cumplimiento se sujeta el nacimiento del


contrato. Por consecuencia aunque no estén inscriptos, producen efectos entre las partes.

NEGOCIO EN PARTICIPACION:

ARTICULO 1448.- Definición. El negocio en participación tiene por objeto la realización de una o
más operaciones determinadas a cumplirse mediante aportaciones comunes y a nombre personal
del gestor. No tiene denominación, no está sometido a requisitos de forma, ni se inscribe en el
Registro Público.

*La primera, principal y definitoria variante es que el negocio en participación no constituye ninguna
sociedad, ni se le aplican las normas societarias.

Se anida una comunidad de intereses, que se caracterizan por la colaboración patrimonial que una
persona ofrece a un empresario con la finalidad común de participar en el resultado de sus negocios,
prósperos o adversos. Se trata de la contribución de un sujeto hecha al negocio de otro, con
participación en los resultados. Tal comunidad de intereses permanece oculta, solo es conocida por
sus integrantes, lo cual ofrece ventajas tanto para el gestor como para el participe. El primero puede
tener interés en ocultar el hecho de trabajar con capital ajeno, y el segundo puede ser una persona
ajena a la actividad en la que no quiere intervenir.
El objeto del contrato es la realización de una o mas operación determinadas. Teniendo una única
operación, tendrá el carácter de un contrato asociativo “ocasional”, la pluralidad definirá al contrato
como “temporal” o “permanente”

Los deberes y derechos de las partes serán los que hayan pactado el gestor y el o los participes.

Obligaciones del gestor : obligación de gestionar la cuenta de participación, obligación de rendir


cuentas, obligación de información. Derechos del gestor: de obtener la aportación comprometida por
el participe; de percibir su parte en los beneficios; de cargar las perdidas al participe.

Obligaciones del participe: obligación de aportación y de abstención. Derechos del participe: a que su
aportación se aplicada al negocio, de control si se ha pactado y de que se le rindan cuentas
justificadas, de exigir que el gestor soporte perdidas, de cobrar utilidades y de retirar capital al
extinguirse el contrato.

ARTICULO 1449.- Gestor. Actuación y responsabilidad. Los terceros adquieren derechos y asumen
obligaciones sólo respecto del gestor. La responsabilidad de éste es ilimitada. Si actúa más de un
gestor son solidariamente responsables.

*Explicado en el art 1448. Se vincula personalmente con terceros, quedando ocultos frente a estos el
o los participes. Es el gestor quien únicamente se muestra y vincula frente a los terceros. Actúa en su
nombre propio; es el quien adquiere los derechos y contrae las obligaciones derivadas de la
actuación de la cuenta de participación. El gestor tiene la mas amplia libertad respecto del modo de
llevar las negociaciones con terceros, sin que al participe corresponda menor injerencia en la gestión.

Como la gestión no se hace exclusivamente en interés propio, sino en interés ajeno (participe), el
gestor debe responder tanto frente al o los participes como frente a los terceros con quien contrata.
La responsabilidad es ilimitada. Frente a los participes: El gestor debe actuar con la diligencia de un
ordenado empresario. Responde por culpa o dolo. La obligación es de medios y no resultados. No
debe revelar el nombre de los participes. Frente a terceros con quien se vincula: la garantía
patrimonial de dichos terceros esta representada por el patrimonio del gestor, que incluye los bienes
aportados por el o los participes y no por el patrimonio personal de estos últimos.

No hay limites para el numero de gestores.

ARTICULO 1450.- Partícipe. Partícipe es la parte del negocio que no actúa frente a los terceros. No
tiene acción contra éstos ni éstos contra aquél, en tanto no se exteriorice la apariencia de una
actuación común.

*Tiene un deber de abstención respecto de la actuación del gestor. Se trata de una obligación de no
hacer. Esta abstención tiene dos razones justificantes: la primera, está dada por el tipo de negocio de
que se trata, en el cual el partícipe prefiere no vincularse directamente con los terceros, sino
canalizar su interés económico a través de la actuación que haga el gestor; y la segunda, está dada
por que con la abstención se intenta evitar que los terceros sean inducidos a conceder más crédito al
gestor del que personalmente merece.

Infracción al deber de abstención: si el participe revela su actuación exteriorizando la apariencia de


una actuación común con el gestor, al constituir ello una infracción al deber de abstención, nace a
favor o en contra de ellos la posibilidad del ejercicio de acciones respecto de terceros. Esto ocurre si
el participe revela su nombre. El participe al exteriorizarse refuerza con su propia voluntad el crédito
del gestor frente a los terceros, y para que éstos no queden defraudados como acreedores, tendrá
que asumir la responsabilidad propia del gestor. La misma situación podría presentarse cuando fuese
el gestor el que revela el nombre del partícipe, con consentimiento de este último. No así, en cambio,
si faltó ese consentimiento del partícipe, debiendo responder el gestor por los daños que provoque

ARTICULO 1451.- Derechos de información y rendición de cuentas. El partícipe tiene derecho a que
el gestor le brinde información y acceso a la documentación relativa al negocio. También tiene
derecho a la rendición de cuentas de la gestión en la forma y en el tiempo pactados; y en defecto
de pacto, anualmente y al concluir la negociación.

*Esto es con el fin de que el participe conozca sobre los resultados económicos del negocio en
participación, la cual debe cumplirse en los términos pactados, o en el tiempo que se determina.

El derecho de información presupone la vigencia del contrato y la rendición de cuentas, puede darse
durante la vigencia, especialmente cuando es de larga duración.

Pueden pactar los alcances del derecho de información que puede ejercer el participe respecto de la
actuación del gestor y que podría tener por objeto la exhibición general de los registros y los libros
contables que lleve el gestor. Este derecho puede ejercerse bien personalmente por el participe, solo
o asistido por un perito contable, o bien por un representante.

La rendición de cuentas es para el gestor una obligación legal insoslayable, es decir, no puede ser
renunciada como es propio en la rendición de cuentas comercial. A efectos de su cumplimiento
corresponde estar a lo pactado (periodicidad de la rendición, forma y alcance). La rendición de
cuentas es la consecuencia de la extinción del negocio y de la necesario liquidación de las relación
generadas entre participe y gestor. La rendición de cuentas dará lugar a las siguientes posibles
consecuencias: reparto de ganancias, reparto de perdidas y restitución de su parte de capital.

ARTICULO 1452.- Limitación de las pérdidas. Las pérdidas que afecten al partícipe no pueden
superar el valor de su aporte. SECCION 3ª Agrupaciones de colaboración

*El participe responde limitadamente hasta el valor de su aportación. Esta solución se justifica bajo el
argumento de que la voluntad del participe es arriesgar en el negocio una suma limitada: la suma de
su aportación y nada mas

Extinción del contrato

El negocio en participación se extingue por las siguientes causales:

a) Transcurso del tiempo fijado en el contrato. Si el contrato se pactó por tiempo indefinido o larga
duración, se aplica lo dispuesto por el artículo 1011.

b) Terminación de las operaciones previstas.

c) Imposibilidad de cumplir el objeto del negocio en participación.

d) Rescisión bilateral, rescisión unilateral, revocación o resolución

e) Resolución por incumplimiento. El gestor puede resolver el contrato si el partícipe no cumple con
el aporte que prometió. A su vez, la facultad resolutoria es dada también al partícipe, por ejemplo, si
el gestor no une a las aportaciones lo que hubiera prometido emplear por cuenta común; si violando
el acuerdo, no lleva el gestor un registro adecuado de los negocios participados; si descuida de estos
últimos,

f) Fallecimiento del gestor. La muerte del gestor extingue el contrato por el carácter intuitu pensonae
que tiene su actividad. No ocurre lo mismo cuando fallece el partícipe, pues el contrato puede
confirmarse con sus herederos, salvo pacto en contrario.
g) Quiebra del gestor.

AGRUPACIONES DE COLABORACION:

ARTICULO 1453.- Definición. Hay contrato de agrupación de colaboración cuando las partes
establecen una organización común con la finalidad de facilitar o desarrollar determinadas fases de
la actividad de sus miembros o de perfeccionar o incrementar el resultado de tales actividades.

*Pone énfasis en su objeto organizacional. A través de tal organización se pretende facilitar o


desarrollar de mejor manera la propia actividad de cada parte, perfeccionando los resultados
económicos, abaratando costos, ahorrando recursos materiales o humanos. Cada parte integrante de
la agrupación de colaboración conserva su individualidad y por ende sus derechos y obligaciones
debiendo ejercerlos y asumirlos in nomine proprio. Por “fases” de actividades se puede entender la
posibilidad de dividir idealmente la actividad de la empresa en operaciones.

Partes del contrato: según el art 367 de la ley 19.550 establecía que podían ser partes del contrato de
agrupación en colaboración las sociedades constituidas en el país, los empresarios individuales
domiciliarios en la Republica, y las sociedades constituidas en el extranjero. Esto ha sido eliminado
por el Código, sin embargo se mantiene esta caracterización, pero se omite toda enumeración de los
sujetos habilitados para contratar.

ARTICULO 1454.- Ausencia de finalidad lucrativa. La agrupación, en cuanto tal, no puede perseguir
fines de lucro. Las ventajas económicas que genere su actividad deben recaer directamente en el
patrimonio de las partes agrupadas o consorciadas. La agrupación no puede ejercer funciones de
dirección sobre la actividad de sus miembros.

*Ningún lucro que se obtenga puede pasar a integrar el fondo común operativo. Y las ventajas
económicas que genere la actividad de la agrupación deben recaer directamente en el patrimonio de
las partes agrupadas.

Las agrupaciones e colaboración, no pueden inmiscuirse en la administración u organización de las


actividades de sus participes, ya que estos mantienen plena autonomía en cuanto a su propia
actividad, conservando intactas las facultades para direccionar los negocios sociales
correspondientes a fases no delegadas.

ARTICULO 1455.- Contrato. Forma y contenido. El contrato debe otorgarse por instrumento público
o privado con firma certificada notarialmente e inscribirse en el Registro Público que corresponda.
Una copia certificada con los datos de su correspondiente inscripción debe ser remitida por el
Registro al organismo de aplicación del régimen de defensa de la competencia.

El contrato debe contener:


a) el objeto de la agrupación;
b) la duración, que no puede exceder de diez años. Si se establece por más tiempo, queda reducida
a dicho plazo. En caso de omisión del plazo, se entiende que la duración es de diez años. Puede ser
prorrogada antes de su vencimiento por decisión unánime de los participantes por sucesivos plazos
de hasta diez años. El contrato no puede prorrogarse si hubiese acreedores embargantes de los
participantes y no se los desinteresa previamente;
c) la denominación, que se forma con un nombre de fantasía integrado con la palabra
“agrupación”;
d) el nombre, razón social o denominación, el domicilio y los datos de inscripción registral del
contrato o estatuto o de la matriculación e individualización, en su caso, de cada uno de los
participantes. En el caso de sociedades, la relación de la resolución del órgano social que aprueba
la contratación de la agrupación, así como su fecha y número de acta;
e) la constitución de un domicilio especial para todos los efectos que deriven del contrato de
agrupación, tanto entre las partes como respecto de terceros;
f) las obligaciones asumidas por los participantes, las contribuciones debidas al fondo común
operativo y los modos de financiar las actividades comunes;
g) la participación que cada contratante ha de tener en las actividades comunes y en sus
resultados;
h) los medios, atribuciones y poderes que se establecen para dirigir la organización y actividad
común, administrar el fondo operativo, representar individual y colectivamente a los participantes
y controlar su actividad al solo efecto de comprobar el cumplimiento de las obligaciones asumidas;
i) los casos de separación y exclusión;
j) los requisitos de admisión de nuevos participantes;
k) las sanciones por incumplimiento de obligaciones;
l) las normas para la confección de estados de situación, a cuyo efecto los administradores deben
llevar, con las formalidades establecidas por este Código, los libros habilitados a nombre de la
agrupación que requiera la naturaleza e importancia de la actividad común.

*No podría celebrarse con un instrumento no formado. La firma viene impuesta pues ella es exigida
en los instrumentos públicos y privados. El objeto es la descripción de la actividad para la cual se
constituye la agrupación de colaboración. Nada impide que antes de producirse el vencimiento de
diez años las partes prorroguen la vigencia del contrato de agrupación de colaboración. La
denominación se trata de la denominación de la agrupación con función distintiva de su actividad.
Respecto del punto j, las condiciones de admisión de los nuevos participantes pueden ser fijadas con
amplitud, pero respetando el carácter abierto que tiene el contrato.

ARTICULO 1456.- Resoluciones. Las resoluciones relativas a la realización del objeto de la


agrupación se adoptan por el voto de la mayoría absoluta de los participantes, excepto disposición
contraria del contrato. La impugnación de las resoluciones sólo puede fundarse en la violación de
disposiciones legales o contractuales. La acción debe ser dirigida contra cada uno de los
integrantes de la agrupación y plantearse ante el tribunal del domicilio fijado en el contrato,
dentro de los treinta días de haberse notificado fehacientemente la decisión de la agrupación. Las
reuniones o consultas a los participantes deben efectuarse cada vez que lo requiera un
administrador o cualquiera de los participantes. No puede modificarse el contrato sin el
consentimiento unánime de los participantes.

* Teniendo el contrato de agrupación de colaboración por objeto la organización de actividades


comunes a los participantes, resulta natural que las decisión referentes al modo de cumplir el objeto,
sea adoptada bajo régimen de mayoría. Los votos se computan por cabeza, con independencia del
grado de participación que se tenga en la agrupación o del interés individualmente comprometido
por cada participante. La votación es en reuniones o mediante consultas, que deben realizarse cada
vez que lo requiera un administrador o un participe. Las resoluciones que se adopten deben ser
transcriptas en libros habilitados a ese fin, y notificadas por medio fehaciente.

La impugnación de que se trata propone la invalidez de la resolución adoptada. Es decir, se trata de


una acción de nulidad. Puede ser legitimado activo de la acción cualquier participe de la agrupación
de colaboración que hubiera expresado su voluntad de manera disconforme con el resultado de la
consulta o reunión, o bien que estuvo ausente de esta ultima. Legitimados pasivos son todas las
partes del contrato.
En el ultimo párrafo del art, la regla de la unanimidad es conforme al criterio de que las vicisitudes
modificativas del negocio deben ser decididas por las partes

ARTICULO 1457.- Dirección y administración. La dirección y administración debe estar a cargo de


una o más personas humanas designadas en el contrato, o posteriormente por resolución de los
participantes. Son aplicables las reglas del mandato. En caso de ser varios los administradores, si
nada se dice en el contrato pueden actuar indistintamente.

*La organización requiere de una administración que la haga posible. Las personas humanas de que
se trata pueden ser sujetos participantes de la agrupación o bien terceros, ya que no hay restricción
al respecto. La actuación de ellas pueden ser conjuntas. Quien o quienes sean designados se reputan
mandatarios de los participantes.

ARTICULO 1458.- Fondo común operativo. Las contribuciones de los participantes y los bienes que
con ellas se adquieran, constituyen el fondo común operativo de la agrupación. Durante el plazo
establecido para su duración, los bienes se deben mantener indivisos, y los acreedores particulares
de los participantes no pueden hacer valer su derecho sobre ellos.

*El desarrollo de las fases de la actividad de los participantes pueden generar castos comunes, por
eso el Código pone a su cargo, como de esencial obligación de su incumbencia, la de realizar
contribuciones. Con tales contribuciones, así como con los bienes que con ellas adquieran, el código
determina la formación del fondo común operativo, que no pertenece a la agrupación de
colaboración. Dicho fondo operativo es un patrimonio de afectación, ya que exclusivamente queda
sometido al pago de las deudas que genere la organización común emprendida por los participantes.

“Durante el plazo establecido para su duración, los bienes se deben mantener indivisos”
consideraciones: a) el plazo de duración de que se trata es el de la agrupación de colaboración, no el
del fondo común operativo. B) es equivoca la expresión “los bienes se deben mantener indivisos”
pues lo que se ha de mantener indiviso es el “patrimonio” integrado con tales fines. C) la indivisión
del patrimonio de afectación juega de modo particular, no solo es obligatoria respecto de los
miembros del agrupamiento, sino también con relación a los acreedores personales de los
participantes. D) la indivisión es oponible a partir de que el contrato de inscribe en el registro
publico. E) la indivisión se mantiene hasta que el contrato de agrupación se extingue.

ARTICULO 1459.- Obligaciones. Solidaridad. Los participantes responden ilimitada y solidariamente


respecto de terceros por las obligaciones que sus representantes asuman en nombre de la
agrupación. La acción queda expedita después de haberse interpelado infructuosamente al
administrador de la agrupación. El demandado por cumplimiento de la obligación tiene derecho a
oponer las defensas personales y las comunes que correspondan a la agrupación. El participante
representado responde solidariamente con el fondo común operativo por las obligaciones que los
representantes hayan asumido en representación de un participante, haciéndolo saber al tercero
al tiempo de obligarse.

*Las obligaciones asumidas por la o las personas humanas que ejerzan la dirección y la
administración de la agrupación, se entienden contraídas por los participantes en su forma personal.
No queda obligado quien hubiera actuado ejerciendo las atribuciones y poderes, y tampoco la
agrupación en si misma, ya que no es sujeto de derecho susceptible de contraer obligaciones.

La actuación no debe exceder de las atribuciones y poderes conferidos. La responsabilidad de los


participantes por las obligaciones asumidas es ilimitada y solidaria con relación a los terceros
acreedores de las respectivas obligaciones.
El participante que fuera demandado por cumplimiento de la obligación, puede oponer las defensas
personales y las comunes que correspondan a los participantes. Es decir, las propias que tuviera el
participante y las comunes que conciernan a todos los demás en su conjunto.

Para el segundo párrafo del articulo, el código establece la responsabilidad del participante
representado y solidariamente con el la del fondo común operativo. Tal solución encuadrara en la
medida que la obligación asumida por cuenta del participante corresponda a la participación que el
tuviera en las actividades comunes.

ARTICULO 1460.- Estados de situación. Los estados de situación de la agrupación deben ser
sometidos a decisión de los participantes dentro de los noventa días del cierre de cada ejercicio
anual. Los beneficios o pérdidas o, en su caso, los ingresos y gastos de los participantes derivados
de su actividad, pueden ser imputados al ejercicio en que se producen o a aquel en el que se
aprueban las cuentas de la agrupación.

*Se determina la necesidad de que el contrato de agrupación de colaboración fije normas para la
confección de estados de situación, disponiendo que a ese fin los administradores lleven los libros
habilitados a nombre de la agrupación que requiera la naturaleza e importancia de la actividad
común. Los estados de situación son anuales y deben someterse a la consideración de los
participantes con una anticipación de 90 días del cierre de cada ejercicio contable.

ARTICULO 1461.- Extinción. El contrato de agrupación se extingue:


a) por la decisión de los participantes;
b) por expiración del plazo por el cual se constituye; por la consecución del objeto para el que se
forma o por la imposibilidad sobreviniente de lograrlo; c) por reducción a uno del número de
participantes;
d) por incapacidad, muerte, disolución o quiebra de un participante, a menos que el contrato
prevea su continuación o que los demás participantes lo decidan por unanimidad;
e) por decisión firme de la autoridad competente que considere que la agrupación, por su objeto o
por su actividad, persigue la realización de prácticas restrictivas de la competencia;
f) por causas específicamente previstas en el contrato.

*Respecto del INC B- el plazo de duración del contrato de agrupación de colaboración no puede
exceder de diez años. Si fuera menor, se estará a la correspondiente previsión contractual.

Respecto del INC D- la estipulación en contra de la extinción en caso de muerte, puede constituir en
un pacto de continuación del contrato con los herederos. En caso de quiebra, puede llegar a no
extinguirse si se ha pactado expresamente su continuación pese a la quiebra de uno o mas participes.
Tampoco se extingue si, quebrando uno de los participes, los demás resuelven por unanimidad su
continuación

Respecto del F- pueden pactarse clausulas de rescisión unilateral, revocación o resolución.

ARTICULO 1462.- Resolución parcial no voluntaria de vínculo. Sin perjuicio de lo establecido en el


contrato, cualquier participante puede ser excluido por decisión unánime de los demás, si
contraviene habitualmente sus obligaciones, perturba el funcionamiento de la agrupación o
incurre en un incumplimiento grave. Cuando el contrato sólo vincula a dos personas, si una incurre
en alguna de las causales indicadas, el otro participante puede declarar la resolución del contrato y
reclamar del incumplidor el resarcimiento de los daños.
Uniones transitorias
ARTÍCULO 1463. Definición Hay contrato de unión transitoria cuando las partes se reúnen para el
desarrollo o ejecución de obras, servicios o suministros concretos, dentro o fuera de la República.
Pueden desarrollar o ejecutar las obras y servicios complementarios y accesorios al objeto
principal.

La norma define al contrato de unión transitoria en los términos antes expresados y señala que no
existen limitaciones geográficas a los fines del cumplimiento del objeto, respecto de las personas que
pueden constituirla. Se trata de una integración parcial con fines de coordinación, cuyo objetivo
principal es la trascendencia de la organización frente a terceros, la prestación de un servicio o
suministro o la ejecución de una obra concreta.

ARTÍCULO 1464. Contrato. Forma y contenido El contrato se debe otorgar por instrumento público
o privado con firma certificada notarialmente, que debe contener:

a) el objeto, con determinación concreta de las actividades y los medios para su realización;
b) la duración, que debe ser igual a la de la obra, servicio o suministro que constituye el objeto;
c) la denominación, que debe ser la de alguno, algunos o todos los miembros, seguida de la
expresión “unión transitoria”;
d) el nombre, razón social o denominación, el domicilio y, si los tiene, los datos de la inscripción
registral del contrato o estatuto o de la matriculación o individualización que corresponde a cada
uno de los miembros. En el caso de sociedades, la relación de la resolución del órgano social que
aprueba la celebración de la unión transitoria, su fecha y número de acta;
e) la constitución de un domicilio especial para todos los efectos que deriven del contrato, tanto
entre partes como respecto de terceros;
f) las obligaciones asumidas, las contribuciones debidas al fondo común operativo y los modos de
financiar las actividades comunes en su caso;
g) el nombre y el domicilio del representante, que puede ser persona humana o jurídica;
h) el método para determinar la participación de las partes en la distribución de los ingresos y la
asunción de los gastos de la unión o, en su caso, de los resultados;
i) los supuestos de separación y exclusión de los miembros y las causales de extinción del contrato;
j) los requisitos de admisión de nuevos miembros;
k) las sanciones por incumplimiento de obligaciones;
l) las normas para la elaboración de los estados de situación, a cuyo efecto los administradores
deben llevar, con las formalidades establecidas en los artículos 320 y siguientes, los libros exigibles
y habilitados a nombre de la unión transitoria que requieran la naturaleza e importancia de la
actividad común.

El inc. A requiere preliminarmente que el contrato contenga el objeto con determinación concreta de
actividades y medios para su realización.
El inc. B establece que debe preverse la duración de la unión, la que debe ser igual a la de la obra,
servicio o suministro que constituye el objeto. La unión se disuelve por cumplimiento del objeto. El
inc. C dispone que debe consignarse la denominación –que debe ser la de alguno, algunos o todos los
miembros-, seguida de la expresión “unión transitoria”.
El inc. D establece que deben consignarse los datos de los miembros de la unión.
El inc. E dispone la constitución del dominio especial para todos los efectos derivados del contrato. El
inc. F requiere que sean consignados las obligaciones asumidas, las contribuciones debidas al fondo
común operativo y los modos de financiar las actividades comunes.
El inc. g dispone que se contemple el nombre y el domicilio del representante. Estos datos deben ser,
junto con el contrato, inscriptos en el registro público que corresponda.
El inc. h impone contemplar el método para determinar la participación de las partes en la
distribución de los ingresos y la asunción de los gastos de la unión o, en su caso, de los resultados.
Aquí es perceptible una diferencia con las agrupaciones de colaboración, dado que la unión
transitoria, a diferencia de aquellas, pueden perseguir fines de lucro.
El inc. i establece que deben preverse los supuestos de separación y exclusión de los miembros y las
causales de extinción del contrato.
El inc. j contempla los requisitos de admisión de nuevos miembros, lo cual se compadece
adecuadamente con el carácter intuitu personae que tiene el contrato (art. 1468 CCyC).
El inc. k refiere a las sanciones por incumplimiento de obligaciones.
Y, finalmente, el inc. l alude a los estados de situación, a cuyo respecto cabe remitirse al comentario
al art. 1460 CCyC. Solo cabe agregar que, en el caso, se indica expresamente que los administradores
de la unión deben llevar los libros indispensables según la naturaleza e importancia del objeto, en la
forma prescripta por el art. 320 CCyC y ss., habilitados a nombre de la unión.

ARTÍCULO 1465. Representante El representante tiene los poderes suficientes de todos y cada uno
de los miembros para ejercer los derechos y contraer las obligaciones que hacen al desarrollo o
ejecución de la obra, servicio o suministro; la designación del representante no es revocable sin
causa, excepto decisión unánime de los participantes. Mediando justa causa, la revocación puede
ser decidida por el voto de la mayoría absoluta.

El gobierno de la unión transitoria se encuentra a cargo de todos sus miembros, que adoptan las
decisiones atinentes al funcionamiento del negocio. El representante es, en rigor, quien ejecuta tales
resoluciones. Se trata, como dijimos, de un mandatario de los partícipes. En el caso de la unión
transitoria, a diferencia de las agrupaciones, el representante puede ser tanto una persona física
como una persona jurídica.

ARTÍCULO 1466. Inscripción registral El contrato y la designación del representante deben ser
inscriptos en el Registro Público que corresponda.

La inscripción registral no tiene carácter constitutivo. De allí que, ante la falta de inscripción, el
contrato se considera como de colaboración no inscripto, pero no puede encuadrarse el caso bajo el
régimen de la sociedad de hecho. En tal caso, las cláusulas contractuales no son oponibles frente a
terceros (salvo que hubiesen conocido efectivamente el contenido del contrato), aunque sí son
válidas entre las partes.
ARTÍCULO 1467. Obligaciones. No solidaridad Excepto disposición en contrario del contrato, no se
presume la solidaridad de los miembros por los actos y operaciones que realicen en la unión
transitoria, ni por las obligaciones contraídas frente a los terceros.

De lo anterior se sigue que, como principio general, cada una de las partes responderá frente a las
obligaciones con los terceros en la medida de su participación comprometida, a falta de previsión en
partes iguales (arts. 825 y 826 CCyC). Por otro lado, la norma establece también la falta de
solidaridad —aun entre los miembros— por los actos y operaciones que deben realizar en la unión
transitoria.
ARTÍCULO 1468. Acuerdos Los acuerdos se deben adoptar siempre por unanimidad, excepto pacto
en contrario.
ARTÍCULO 1469. Quiebra, muerte o incapacidad La quiebra de cualquiera de los participantes, y la
muerte o incapacidad de las personas humanas integrantes no produce la extinción del contrato de
unión transitoria, el que continúa con los restantes si acuerdan la manera de hacerse cargo de las
prestaciones ante los terceros.
Se trata de la solución opuesta a la prevista para las agrupaciones de colaboración (art. 1461, inc. d,
CCyC). Sin embargo, resulta congruente con la naturaleza del contrato, ya que, siempre que existan
más de dos partes, la nulidad que afecte a los vínculos de alguno de los contratantes no perjudica a
los demás (arts. 1442 y 1443 CCyC).

Consorcios de cooperación
ARTÍCULO 1470. Definición Hay contrato de consorcio de cooperación cuando las partes establecen
una organización común para facilitar, desarrollar, incrementar o concretar operaciones
relacionadas con la actividad económica de sus miembros a fin de mejorar o acrecentar sus
resultados.

La ley 26.005 introdujo en nuestra legislación la figura del consorcio de cooperación como un modelo
contractual para fomentar el acceso de pequeñas y medianas empresas (pymes) a los grandes
mercados externos, favoreciendo fundamentalmente la exportación. Aquella normativa constituyó el
marco legal que posibilitó a estas empresas unirse con el fin de facilitar e incrementar sus
actividades, encarando en forma conjunta algunas actividades susceptibles de ser desarrolladas en
común. El CCyC deroga la ley 26.005, pero recepta, en términos generales, su régimen. Los
consorcios tienen naturaleza contractual, por lo que no son personas jurídicas, ni sociedades, ni
sujetos de derecho. Tienen un objeto semejante, en parte, a las agrupaciones de colaboración, pero
a diferencia de ellas pueden perseguir fines de lucro o resultados económicos, tal como surge de la
terminología utilizada por el art. 1470, última parte.

ARTÍCULO 1471. Exclusión de función de dirección o control. El consorcio de cooperación no puede


ejercer funciones de dirección o control sobre la actividad de sus miembros.

La intención es evitar la existencia de relaciones de subordinación o dependencia. Se trata de excluir


la posibilidad de que, a través de la figura, se estructuren formas de concentración económica
características del grupo societario. Es claro, entonces, que el consocio de cooperación se erige en
una modalidad de organización empresarial con función de cooperación, en el marco de los
contratos asociativos, y no con función de subordinación, propia del derecho de grupos.

ARTÍCULO 1472. Participación en los resultados Los resultados que genera la actividad desarrollada
por el consorcio de cooperación se distribuyen entre sus miembros en la proporción que fija el
contrato y, en su defecto, por partes iguales.

La participación en las utilidades distingue a los consorcios de cooperación de las agrupaciones de


colaboración —que, como se vio, carecen de una actividad lucrativa—. La cláusula que excluyere a un
partícipe de la distribución de las ganancias (o, en su caso, de las pérdidas) debe ser reputada nula,
por infringir lo dispuesto por los arts. 958 y 1470 CCyC.

ARTÍCULO 1473. Forma El contrato debe otorgarse por instrumento público o privado con firma
certificada notarialmente, e inscribirse conjuntamente con la designación de sus representantes en
el Registro Público que corresponda.

Se deriva de la norma —y esta es, acaso, la modificación más relevante de la figura— que la falta de
inscripción del consorcio de cooperación no es sancionada con la aplicación del régimen de la
sociedad de hecho, como sucedía bajo la vigencia de la ley 26.005. (24) El CCyC corrige así una
previsión que había sido criticada por la doctrina —fundamentalmente, en orden a la inoponibilidad
del contrato—. El contrato no inscripto es plenamente oponible entre las partes, aunque inoponibles
a los terceros sus estipulaciones.
ARTÍCULO 1474. Contenido. El contrato debe contener:
a) el nombre y datos personales de los miembros individuales, y en el caso de personas jurídicas, el
nombre, denominación, domicilio y, si los tiene, datos de inscripción del contrato o estatuto social
de cada uno de los participantes. Las personas jurídicas, además, deben consignar la fecha del acta
y la mención del órgano social que aprueba la participación en el consorcio;
b) el objeto del consorcio;
c) el plazo de duración del contrato;
d) la denominación, que se forma con un nombre de fantasía integrado con la leyenda “Consorcio
de cooperación”;
e) la constitución de un domicilio especial para todos los efectos que deriven del contrato, tanto
respecto de las partes como con relación a terceros;
f) la constitución del fondo común operativo y la determinación de su monto, así como la
participación que cada parte asume en el mismo, incluyéndose la forma de su actualización o
aumento en su caso;
g) las obligaciones y derechos que pactan los integrantes;
h) la participación de cada contratante en la inversión del o de los proyectos del consorcio, si
existen, y la proporción en que cada uno participa de los resultados;
i) la proporción en que los participantes se responsabilizan por las obligaciones que asumen los
representantes en su nombre;
j) las formas y ámbitos de adopción de decisiones para el cumplimiento del objeto. Debe preverse
la obligatoriedad de celebrar reunión para tratar los temas relacionados con los negocios propios
del objeto cuando así lo solicita cualquiera de los participantes por sí o por representante. Las
resoluciones se adoptan por mayoría absoluta de las partes, excepto que el contrato de
constitución disponga otra forma de cómputo;
k) la determinación del número de representantes del consorcio, nombre, domicilio y demás datos
personales forma de elección y de sustitución, así como sus facultades, poderes y, en caso de que
la representación sea plural, formas de actuación. En caso de renuncia, incapacidad o revocación
de mandato, el nuevo representante se designa por mayoría absoluta de los miembros, excepto
disposición en contrario del contrato. Igual mecanismo se debe requerir para autorizar la
sustitución de poder;
l) las mayorías necesarias para la modificación del contrato constitutivo. En caso de silencio, se
requiere unanimidad;
m) las formas de tratamiento y las mayorías para decidir la exclusión y la admisión de nuevos
participantes. En caso de silencio, la admisión de nuevos miembros requiere unanimidad;
n) las sanciones por incumplimientos de los miembros y representantes;
ñ) las causales de extinción del contrato y las formas de liquidación del consorcio;
o) una fecha anual para el tratamiento del estado de situación patrimonial por los miembros del
consorcio;
p) la constitución del fondo operativo, el cual debe permanecer indiviso por todo el plazo de
duración del consorcio.

Comentario: El contrato deberá contener los siguientes requisitos:


a) Datos de los contratantes. En el inc. a se establece que deben consignarse el nombre y los datos
personales de los partícipes. En el caso de personas jurídicas, además del nombre, denominación y
domicilio, deben consignarse —de corresponder—, los datos de inscripción del contrato o estatuto
social de cada uno de los participantes, así como la fecha del acta y la mención del órgano social que
aprueba la participación en el consorcio.
b) Objeto. En el inc. b se especifica que el contrato debe contener el objeto, constituido por el o los
proyectos del consorcio.
c) Plazo. El inc. c señala que debe preverse el plazo de duración del contrato, aspecto en el cual no
rigen las limitaciones previstas para las agrupaciones de colaboración.
d) Denominación. El inc. d regula que la denominación debe formarse con un nombre de fantasía
integrado con la expresión “consorcio de cooperación”.
e) Domicilio especial. En el inc. e se establece que el domicilio especial ha de constituirse para todos
los efectos derivados del contrato, tanto respecto de las partes como con relación a terceros.
f) Fondo común operativo. Regulado en el inc. f, el convenio debe prever la constitución de un fondo
común operativo, expresar su monto, la participación de cada miembro en él, y el modo de su
actualización o aumento.
g) Obligaciones y derechos de los partícipes y régimen de participación en resultados y pérdidas. Los
incs. g y h establecen que el contrato debe contemplar los derechos y obligaciones pactados por los
contrayentes, así como la participación de cada uno en la inversión de los proyectos del consorcio y
en los resultados a obtenerse.
h) Régimen de responsabilidad. El inc. i determina que debe contemplarse la proporción en que los
participantes se responsabilizan por las obligaciones asumidas por los representantes en su nombre.
i) Adopción de decisiones, régimen de mayorías y representantes.
Los incs. j, k, l, m imponen como obligatoria la disposición de las formas y ámbitos de adopción de
decisiones para el cumplimiento del objeto. A este fin, las reuniones son obligatorias cuando lo
requiera cualquiera de los participantes; y la mayoría requerida para aprobar la decisión es la
absoluta de las partes, salvo pacto en contrario. Respecto de la modificación del contrato, a falta de
disposición contractual que contemple las mayorías necesarias, rige la regla de la unanimidad. El
mismo criterio se aplica con relación a determinadas materias como la separación, exclusión o
admisión de nuevos participantes, en caso de silencio del convenio. Debe preverse, asimismo, el
número de representantes del consorcio y sus datos, así como la forma de elección y sustitución, y
facultades y poderes; y, en caso de representación plural, contemplarse las formas de actuación. j)
Sanciones, causales de extinción y formas de liquidación.
Los incs. n y ñ determinan que el convenio debe consignar las sanciones por incumplimientos de los
contratantes y representantes, así como las causales de extinción y formas de liquidación del
consorcio.
k) Tratamiento del estado de situación patrimonial y constitución del fondo operativo.
En los incs. o y p se establece que debe preverse una fecha anual para que los miembros del
consorcio traten el estado de situación patrimonial y contemplarse la constitución del fondo
operativo, el que debe permanecer indiviso durante el plazo del contrato, al igual que en las
agrupaciones de colaboración.

ARTÍCULO 1475. Reglas contables El contrato debe establecer las reglas sobre confección y
aprobación de los estados de situación patrimonial, atribución de resultados y rendición de
cuentas, que reflejen adecuadamente todas las operaciones llevadas a cabo en el ejercicio
mediante el empleo de técnicas contables adecuadas. Los movimientos deben consignarse en
libros contables llevados con las formalidades establecidas en las leyes. Se debe llevar un libro de
actas en el cual se deben labrar las correspondientes a todas las reuniones que se realizan y a las
resoluciones que se adoptan.

ARTÍCULO 1476. Obligaciones y responsabilidad del representante El representante debe llevar los
libros de contabilidad y confeccionar los estados de situación patrimonial. También debe informar
a los miembros sobre la existencia de causales de extinción previstas en el contrato o en la ley y
tomar las medidas y recaudos urgentes que correspondan. Es responsable de que en toda
actuación sea exteriorizado el carácter de consorcio.
Respecto de las normas contables, estados de situación y libros obligatorios, resultan de aplicación al
caso los comentarios efectuados a los arts. 1460 y 1464, inc. l, CCyC, a los que corresponde remitir al
lector. Solo debe enfatizarse que es el representante quien tiene la obligación de habilitar los libros
contables a nombre del consorcio de cooperación, bajo las formalidades exigidas, y de emitir los
estados contables previstos por la ley. Se aplican, sobre el punto, las previsiones de los arts. 1455,
inc. l, y 1464, inc. l, CCyC —este último, ya citado—. Es también obligación del representante
controlar la configuración de causales extintivas de la relación, sea que se encuentren previstas en el
contrato (como lo exige el art. 1474, inc. ñ, CCyC) o que resulten de la configuración de alguna de las
situaciones contempladas por el art. 1478 CCyC, así como tomar las medidas y recaudos urgentes
que correspondan. El representante actúa (al igual que en las agrupaciones de colaboración y en las
uniones transitorias) como mandatario de las partes y debe obrar haciendo saber la existencia del
consorcio. Su responsabilidad es ilimitada y, en caso de representación plural, es simplemente
mancomunada, salvo que se hubiere convenido la solidaridad con los otros representantes.

ARTÍCULO 1477. Responsabilidad de los participantes El contrato puede establecer la proporción


en que cada miembro responde por las obligaciones asumidas en nombre del consorcio. En caso de
silencio todos los miembros son solidariamente responsables.

Si el contrato nada dice, todos los miembros son solidariamente responsables. La misma regla se
aplica en caso de falta de registración del contrato, debido a la inoponibilidad de las estipulaciones
no inscriptas frente a terceros.

ARTÍCULO 1478. Extinción del contrato El contrato de consorcio de cooperación se extingue por: a)
el agotamiento de su objeto o la imposibilidad de ejecutarlo;
b) la expiración del plazo establecido;
c) la decisión unánime de sus miembros;
d) la reducción a uno del número de miembros. La muerte, incapacidad, disolución, liquidación,
concurso preventivo, cesación de pagos o quiebra de alguno de los miembros del consorcio, no
extingue el contrato, que continúa con los restantes, excepto que ello resulte imposible fáctica o
jurídicamente.

AUXILIARES.

El empresario ya sea individual o colectivo no puede desarrollar ni desplegar su actividad económica


organizada en forma exclusivamente personal, y cuenta con una serie de colaboradores que en
mayor o menor medida, y con un grado mayor o menor de dependencia lo asisten en el manejo de
la empresa o del establecimiento. Estos colaboradores eran hasta la sanción de la ley 26994 los
llamados: agentes auxiliares del comercio. Entonces:

1. Entre los agentes auxiliares subordinados, el código de comercio derogado mencionaba a los
factores y dependientes.
2. Entre los autónomos se encontraban los acarreadores, porteadores y empresarios del transporte,
los barraqueros, los corredores, los martilleros, los despachantes de aduana, los agentes de bolsa y
los agentes del seguro.
La función de estos agentes auxiliares era facilitar la realización de operaciones mercantiles entre el
comerciante y el público en general.

Estos agentes a diferencia de los comerciantes en general encuentran su actividad limitada a una
clase o categoría única de actos que el código derogado calificaba como actos de comercio y por eso
tenía un tratamiento diferente respecto del resto de las normas que regulaban a la persona del
comerciante.

La ley 26994 al derogar el código de comercio dejo sin efecto la regulación de los agentes
denominados subordinados pero ha dejado en pie a ciertos agentes auxiliares autónomos como:
despachantes de aduana, martilleros, corredores, agentes del mercado, y a los agentes del seguro.

DESPACHANTES DE ADUANA:

La ley 22 415 la cual fue modificada dos veces, es la que regula el régimen de los despachantes de
aduana, que revisten el carácter de auxiliares del comercio y del servicio aduanero.

Son despachantes de aduana las personas humanas que, en las condiciones previstas en el Codigo
aduanero, realizan en nombre de otros, ante el servicio aduanero, tramites y diligencias relativos a la
importación, exportación y demás operaciones aduaneras.

La intervención del despachante de aduana es fundamental en las operaciones del comercio exterior,
en la medida que solo pueden gestionar ante las aduanas el despacho y la destinación de la
mercadería quienes revistieren la calidad de despachantes de aduana, con excepción de las
funciones que el Codigo aduanero prevé.

Podrá prescindirse de la intervención del despachante de aduana cuando el importador o el


exportador fuera una persona de existencia visible y realizare la gestión ante la aduana, en forma
personal. En cambio si el importador o exportador fuera una persona de existencia ideal, podrá
autorizarse excepcionalmente la gestión, sin intervención del despachante de aduana, cuando
mediaren razones justificadas, en las condiciones y con los requisitos determinados en la
reglamentación.

Los despachantes de aduana tienen que acreditar ante el servicio aduanero, la representación que
invocaren por cualquiera de las siguientes formas:

a) Poder general para gestionar despachos, en ese caso el despachante podrá solicitar del servicio
aduanero el registro del instrumento pertinente.
b) Poder especial para gestionar el despacho de la mercadería que se trate
c) Endoso en procuración del conocimiento de otro documento que autorizare a disponer
jurídicamente de la mercadería. Los poderes mencionados anteriormente puede suplirse mediante
una autorización otorgada ante el servicio aduanero.
Salvo limitación expresa en el poder respectivo, el despachante queda facultado para efectuar todos
los actos conducentes al cumplimiento de su cometido.

Requisitos:
a) Inscribirse en el Registro de Despachantes de Aduana, para lo cual se requiere: ser mayor de edad,
ser persona capaz, y estar inscripto en el Registro Público como persona humana que desarrolla
actividad económica organizada. Haber aprobado estudios secundarios completos y acreditar
conocimientos específicos en materia aduanera, debe acreditar domicilio real, debe constituir
domicilio especial en el radio urbano en la aduana en la que ejerciere su actividad y por ultimo
deberá acreditar la solvencia necesaria y otorgar a favor de la Administración Nacional de Aduana
una garantía en seguridad de fiel cumplimiento de sus obligaciones según con lo que disponga la
reglamentación.
b) No estar comprendido en alguno de los siguientes supuestos:
- Haber sido condenado por algún delito aduanero o por infracción de contrabando menor
- Haber sido socio ilimitadamente responsable, directo o administrador de cualquier sociedad o
asociación, cuando estas hubieran sido condenadas por cualquiera de los ilícitos mencionados
anteriormente.
- Haber sido condenado por delito reprimido con pena privativa de la libertad, excepto los delitos
contra las personas, el honor, honestidad, y el estado civil.
Los despachantes de aduana deben llevar un libro rubricado por la aduana donde ejercieren su
actividad en el cual deben hacer constar el detalle de todas sus operaciones, obligaciones tributarias
pagadas o pendientes de pago, importe de las retribuciones percibidas. El libro rubricado por la
aduana se debe exhibir al servicio aduanero, cada vez que el mismo así lo solicite.

Cuando el libro rubricado por la aduana fuere llevado con un atraso mayor de 45 días o de 60 días, si
se tratare de los demás libros exigidos por el art 322 del CCyC o no cumplieren con las exigencias
establecidas en el art 325 del CCyC, los despachantes de aduana incurrirán en falta y serán
sancionados de conformidad con lo establecido en el Codigo aduanero.

Los despachantes de aduana deben dar fiel cumplimiento a sus obligaciones y a la ley, siendo
responsables por las faltas cometidas por sus apoderados. El servicio aduanero puede aplicar a los
despachantes de aduana las siguientes sanciones:

- Apercibimiento
- Suspensión de hasta 2 años
- Eliminación del Registro de Despachantes de Aduana
El apercibimiento será impuesto por el administrador de la aduana en cuya jurisdicción se hubiere
cometido la falta o por quien ejerciere sus funciones.

AGENTES DEL SEGURO.


La actividad de intermediación puede ejercerse según las distintas modalidades de actuación:

a) Productor asesor directo: persona física que realiza las tareas indicadas en la ley especial
b) Productor asesor organizador: persona física que se dedica a instruir, dirigir o asesorar a los
productores y asesores directos que formen parte de una organización.

Requisitos: ya sea para cualquiera de las dos modalidades deberán inscribirse en el Registro de
Productores Asesores de Seguros a cargo de la Superintendencia de Seguros de la Nación. Para
inscribirse se requiere tener domicilio real en el país, no encontrarse incurso en las inhabilidades
previstas en la ley, abonar el derecho d e inscripción determinado por la autoridad de aplicación,
renovable anualmente por el importe y en las condiciones que se reglamentan.

Se encuentran inhabilitados para inscribirse en el Registro:


a) Las personas humanas incapaces o con capacidad restringida
b) Los condenados penalmente con accesoria de inhabilitación de ejercer cargos públicos, los
condenados por hurto, robo, defraudación, delitos contra la fe pública, y liquidación de sociedades, o
en la contratación de seguros. En todos los casos hasta después de 10 años de cumplida la condena
c) Los liquidadores de siniestros y comisarios de averías.
d) Los directores, síndicos, gerentes, apoderados generales, administradores generales, miembros del
Consejo de Administración.

Ley 20266 REGIMEN LEGAL DE MARTILLEROS Y CORREDORES

Cap. I - Condiciones habilitantes

Art. 1.- Para ser martillero se requieren las siguientes condiciones habilitantes:

a) Ser mayor de edad y no estar comprendido en ninguna de las inhabilidades del artículo 2º;

b) Poseer título universitario expedido o revalidado en la República, con arreglo a las


reglamentaciones vigentes y las que al efecto se dicten.

Cap. II - Inhabilidades - Causas de inhabilidad

Art. 2.- Están inhabilitados para ser martilleros: a) Quienes no pueden ejercer el comercio; b) Los
fallidos y concursados cuya conducta haya sido calificada como fraudulenta o culpable, hasta cinco
(5) años después de su rehabilitación; c) Los inhibidos para disponer de sus bienes; d) Los
condenados con accesoria de inhabilitación para ejercer cargos públicos, y los condenados por hurto,
robo, extorsión, estafas y otras defraudaciones, usura, cohecho, malversación de caudales públicos y
delitos contra la fe pública, hasta después de diez (10) años de cumplida la condena; e) Los excluidos
temporaria o definitivamente del ejercicio de la actividad por sanción disciplinaria; f) Los
comprendidos en el artículo 152 bis del Código Civil.

Cap. III - Matrícula

Art. 3.- Quien pretenda ejercer la actividad de martillero deberá inscribirse en la matrícula de la
jurisdicción correspondiente. Para ello deberá cumplir los siguientes requisitos:

a) poseer el título previsto en el inciso b) del artículo 1º;

b) Acreditar mayoría de edad y buena conducta;

c) Constituir domicilio en la jurisdicción que corresponda a su inscripción.

d) Constituir una garantía real o personal y la orden del organismo que tiene a su cargo el control de
la matrícula, cuya clase y monto serán determinados por éste con carácter general;

e) Cumplir los demás requisitos que establezca la reglamentación local.

Art. 4.- El gobierno de la matrícula estará a cargo en cada jurisdicción, del organismo profesional o
judicial que haya determinado la legislación local respectiva.

Art. 5.- La autoridad que tenga a su cargo la matrícula ordenará la formación de legajos, individuales
para cada uno de los inscriptos, donde constarán los datos personales y de inscripción y todo lo que
produzca modificaciones en los mismos. Dichos legajos serán públicos.

Art. 6.- La garantía a que se refiere al artículo 3, inciso d) es inembargable y responderá


exclusivamente al pago de los daños y perjuicios que causare la actividad del matriculado, al de las
sumas de que fuere declarado responsable y al de las multas que se le aplicaren, debiendo en tales
supuestos el interesado proceder a la reposición inmediata de la garantía, bajo apercibimiento de
suspensión da la matrícula.

Cap. IV - Incompatibilidades

Art. 7.- Los empleados públicos aunque estuvieren matriculados como martilleros, tendrán
incompatibilidad, salvo disposiciones de leyes especiales y el supuesto del artículo 25, para efectuar
remates ordenados por la rama del poder o administración de la cual formen parte.

Cap. V - Facultades

Art. 8.- Son facultades de los martilleros:


a) Efectuar ventas o remate público de cualquier clase de bienes, excepto las limitaciones resultantes
de leyes especiales;
b) Informar sobre al valor venal o de mercado de los bienes para cuyo remate los faculta esta ley
(tasaciones);
c) Recabar directamente de las oficinas públicas y bancos oficiales y particulares, los informes o
certificados necesarios para el cumplimiento de las obligaciones previstas en el artículo 9 (informes);
d) Solicitar de las autoridades competentes las medidas necesarias para garantizar el normal
desarrollo del acto de remate (medidas de seguridad).

Cap. VI - Obligaciones

Art. 9.- Son obligaciones de los martilleros;


a) (Libros) Llevar los libros que se establecen en el capítulo VIII;
b) (Títulos) Comprobar la existencia de los títulos invocados por el legitimado para disponer del bien
a rematar. En el caso de remate de inmuebles, deberán también constatar las condiciones de
dominio de los mismos
c) (Convenio con el legitimado) Convenir por escrito con el legitimado para disponer del bien, los
gastos del remate y la forma de satisfacerlos, condiciones de venta, lugar de remate, modalidades
del pago del precio y demás instrucciones relativas al acto, debiéndose dejar expresa constancia en
los casos en que el martillero queda autorizado para suscribir el instrumento que documenta la venta
en nombre de aquél;
d) (Publicidad)Anunciar los remates con la publicidad necesaria, debiendo indicar en todos los casos
su nombre, domicilio especial y matrícula, fecha, hora y lugar del remate y descripción y estado del
bien y sus condiciones de dominio.
e) (Remate de lotes) En caso de remates realizados por sociedades, deberán indicarse además los
datos de inscripción en el Registro Público de Comercio. Cuando se trate de remates de lotes en
cuotas o ubicados en pueblos en formación, los planos deberán tener constancia de su mensura por
autoridad competente y de la distancia existente entre la fracción a rematar y las estaciones
ferroviarias y rutas nacionales o provinciales más próximas. Se indicará el tipo de pavimento, obras
de desagüe y saneamiento y servicios públicos, si existieran;
f) (Acto de remate) Realizar al remate en la fecha, hora y lugar señalados, colocando en lugar visible
una bandera con su nombre y, en su caso, el nombre, denominación o razón social de la sociedad a
que pertenezcan;
g) Explicar en voz alta, antes de comenzar el remate, en idioma nacional y con precisión y claridad los
caracteres, condiciones legales, cualidades del bien y gravámenes que pesaren sobre el mismo; Son
obligaciones de los martilleros;
h) (Posturas) aceptar la postura solamente cuando se efectuare de viva voz: de lo contrario la misma
será ineficaz;
(Bienes muebles) Cuando se trate de bienes muebles cuya posesión sea dada al comprador en el
mismo acto, y ésta fuera suficiente para la transmisión de la propiedad, bastará el recibo respectivo;
i) (Instrumentos de venta) Suscribir con los contratantes y previa comprobación de identidad, el
instrumento que documenta la venta, en el que constarán los derechos y obligaciones de las partes.
El instrumento se redactara en tres (3) ejemplares y deberá ser debidamente sellado, quedando uno
de ellos en poder del martillero.
i) (Precio) Exigir y percibir del adquirente, en dinero efectivo, el importe de la seña o cuenta del
precio, en la proporción fijada en la publicidad, y otorgar los recibos correspondientes;
j) (Rendición de cuentas) Efectuar la rendición de cuentas documentada y entregar el saldo
resultante dentro del plazo de cinco (5) días, salvo convención en contrario, incurriendo en pérdida
de la comisión en caso de no hacerlo;
k) (Deber de conservación) Conservar, si correspondiere, las muestras certificadas e informes
relativos a los bienes que remate hasta el momento de la transmisión definitiva del dominio;
l) (Otros deberes) En general, cumplimentar las demás obligaciones establecidas por las leyes y
reglamentaciones vigentes.

Art. 10.- Sin perjuicio de las obligaciones establecidas en la presente ley, cuando los martilleros
ejerciten su actividad no hallándose presente el dueño de los efectos que hubieren de venderse,
serán reputados en cuanto a sus derechos y obligaciones, consignatarios sujetos a las disposiciones
de los artículos 232 y siguientes del Código de Comercio.

Cap. VII - Derechos

Art. 11.- El martillero tiene derecho a:


a) Cobrar una comisión conforme a los aranceles aplicables en la jurisdicción, salvo los martilleros
dependientes, contratados o adscriptos a empresas de remate o consignaciones que reciban por sus
servicios las sumas que se convengan, pudiendo estipularse también la comisión de garantía en los
términos del artículo 256 del Código de Comercio;
b) (Reintegro de gastos) Percibir del vendedor, el reintegro de los gastos del remate, convenidos y
realizados.

Art. 12.- En los casos en que iniciada la tramitación del remate, el martillero no lo llevare a cabo por
causas que no le fueren imputables, tendrá derecho a percibir la comisión que determine el juez de
acuerdo con la importancia del trabajo realizado y los gastos que hubiere efectuado. Igual derecho
tendrá si el remate fracasare por falta de postores.

Art. 13.- La comisión se determinará sobre la base del precio efectivamente obtenido. Si la venta no
se llevare a cabo, la comisión se determinará sobre la base del bien a rematar, salvo que hubiere
convenio con el vendedor en cuyo caso se estará a éste. A falta de base se estará al valor de plaza en
la época prevista para el remate.

Art. 14.- Si el remate se anulare por causas no imputables al martillero, éste tiene derecho al pago de
la comisión que le corresponda, que estará a cargo de la parte que causó la nulidad.

Art. 15.- Los martilleros pueden constituir sociedades de cualesquiera de los tipos previstos en el
Código de Comercio, excepto cooperativas, con el objeto de realizar exclusivamente actos de remate.
En este caso cada uno de los integrantes de la sociedad deberá constituir la garantía especificada en
el artículo 3, inciso d.

Art. 16.- En las sociedades que tengan por objeto la realización de actos de remate, el martillero que
la lleve a cabo y los administradores o miembros del directorio de la sociedad, serán responsables
ilimitada, solidaria y conjuntamente con ésta por los daños y perjuicios que pudieren ocasionarse
como consecuencia del acto de remate. Estas sociedades han efectuar los remates por intermedio
medio de martilleros matriculados, e inscribirse en registros especiales que llevará el organismo que
tenga a su cargo la matrícula.

Cap. VIII - Libros

Art. 17.- Los martilleros y las sociedades a que se refiere el artículo 15 deben llevar los siguientes
libros rubricados por el Registro Público de Comercio de la jurisdicción:
a) (Diario de entradas) Diario de entradas, donde asentarán los bienes que recibieron para su venta,
con indicación de las especificaciones necesarias para su debida identificación, el nombre y apellido
de quien confiere el encargo, por cuenta de quién han de ser vendidos y las condiciones de su
enajenación;
b) (Diario de salidas) Diario de salidas, en el que se mencionarán día por día las ventas indicando por
cuenta de quién se han efectuado, quién ha resultado comprador, precio y condiciones de pago y
demás especificaciones que se estimen necesarias;
c) (De cuentas de gestión) De cuentas de gestión, que documente las realizadas entre el martillero y
cada uno de sus comitentes. El presente artículo no es aplicable a los martilleros dependientes,
contratados o adscriptos o empresas de remates o consignaciones.

Art. 18.- Los martilleros deben archivar por orden cronológico un ejemplar de los documentos que se
extiendan con su intervención, en las operaciones que se realicen por su intermedio.

Cap. IX - Prohibiciones

Art. 19.- Se prohibe a los martilleros:


a) (Descuentos y bonificaciones) Practicar descuentos, bonificaciones o reducción de comisiones
arancelarias;
b) (Participación en el precio)Tener participación en el precio que se obtenga en el remate a su cargo,
no pudiendo celebrar convenios por diferencias a su favor, o de terceras personas;
c) (Cesión de bandera) Ceder, alquilar o facilitar su bandera, ni delegar o permitir que bajo su nombre
o el de la sociedad a que pertenezca, se efectúen remates por personas no matriculadas; d)
(Delegación del remate) En caso de ausencia, enfermedad o impedimento grave del martillero,
debidamente comprobados ante la autoridad que tenga a su cargo la matrícula, aquél podrá delegar
el remate en otro matriculado, sin previo aviso;
(Compra por cuenta de terceros) Comprar por cuenta de tercero, directa o indirectamente, los bienes
cuya venta se le hubiera encomendado;
e) (Compra para sí de los bienes a rematar) Comprar para sí los mismos bienes, o adjudicarlos o
aceptar posturas sobre ellos, respecto de su cónyuge o parientes dentro del segundo grado, socios,
habilitados o empleados;
f) (Suscripción, instrumento de venta sin autorización)Suscribir el instrumento que documenta la
venta, sin autorización expresa del legitimado para disponer del bien a rematar;
g) (Retención del precio) Retener el precio recibido o parte de él, en lo que exceda del monto de los
gastos convenidos y de la comisión que corresponda;
h) (Deber de veracidad) Utilizar en cualquier forma las palabras judicial, oficial o municipal, cuando el
remate no tuviera tal carácter, o cualquier otro término o expresión que induzca a engaño o
confusión;
i) (Ofertas bajo sobre) Aceptar ofertas bajo sobre y mencionar su admisión en la publicidad, salvo el
caso de leyes que así lo autoricen;
j) (Suspensión del remate) Suspender los remates existiendo posturas, salvo que habiéndose fijado
base, la misma no se alcance.
Cap. X - Sanciones

Art. 20.- El incumplimiento de las obligaciones establecidas en el capítulo VI y la realización de los


actos prohibidos en el capítulo IX hacen pasible al martillero de sanciones que podrán ser multa de
hasta $a 502500 (res. 2/85 I.G.J.), suspensión de la matrícula de hasta dos (2) años y su cancelación.
La determinación, aplicación y graduación de estas sanciones, estarán a cargo de la autoridad que
tenga a su cargo la matrícula en cada jurisdicción, y serán apelables por ante el tribunal de comercio
que corresponda.

Art. 21.- Las sanciones que se apliquen serán anotadas en el legajo individual del martillero previsto
en el artículo 5.

Art. 22.- El martillero por cuya culpa se suspendiere o anulare un remate, perderá su derecho a
cobrar la comisión y a que se le reintegren los gastos, y responderá por los daños y perjuicios
ocasionados.

Art. 23.- Ninguna persona podrá anunciar o realizar remates sin estar matriculada en las condiciones
previstas en el artículo 3. Quienes infrinjan esta norma serán reprimidos por el organismo que tenga
a su cargo la matrícula, con multa de hasta $a 1005000 (res. 2/85 I.G.J.) y además se dispondrá la
clausura del local u oficina respectiva; todo ello sin perjuicio de la responsabilidad penal que pudiera
corresponder. El organismo que tenga a su cargo la matrícula, de oficio o por denuncia de terceros,
procederá a allanar con auxilio de la fuerza pública, los domicilios donde se presuma que se cometen
las infracciones antes mencionadas y comprobadas que ellas sean, aplicará las sanciones previstas,
sin perjuicio de las denuncias de carácter penal, si correspondieran. La orden de allanamiento y de
clausura de locales deberán emanar de la autoridad judicial competente. En todos los casos, las
sanciones de multa y clausura serán apelables para ante el tribunal de comercio que corresponda.

Cap. XI - Disposiciones generales

Art. 24.- Los martilleros que a la fecha de vigencia de esta ley estuvieren matriculados, continuarán
en ejercicio de su actividad, cumpliendo con los requisitos enunciados por los incisos b), c) y d) del
artículo 3.

Art. 25.- (Texto según ley 20306, art. 1). Los remates que realicen el Estado nacional, las provincias y
las municipalidades, cuando actúen, como personas de derecho privado, así como las entidades
autárquicas, bancos y empresas del Estado nacional, de las provincias o de las municipalidades se
rigen por las disposiciones de sus respectivos ordenamientos y, en lo que no se oponga a ellos, por la
presente ley.

Art. 26.- Hasta tanto se determine organismo profesional o judicial que tendrá a su cargo la matrícula
de martilleros en la Capital Federal y en el Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, Antártida
Argentina e Islas del Atlántico Sud, la misma corresponderá al juez del cual dependa el Registro
Público de Comercio.

Art. 27.- Las subastas públicas dispuestas por autoridad judicial se rigen por las disposiciones de las
leyes procesales pertinentes y, en lo que no se oponga a ellas, por la presente ley.

Art. 28.- Esta ley se aplicará en todo el territorio de la República y su texto queda incorporado al
Código de Comercio.

Art. 29.- La presente entrará en vigencia a los noventa (90) días de su publicación.

Art. 30.- Deróganse los artículos 113 a 122 del Código de Comercio.
Cap. XII - Corredores

Artículo 31. — Sin perjuicio de las disposiciones del Código Civil y de la legislación local, es aplicable al
ejercicio del corretaje lo dispuesto en esta ley respecto de los martilleros, en todo lo que resulte
pertinente y no se encuentre modificado en los artículos siguientes.

Artículo 32. — Para ser corredor se requieren las siguientes condiciones habilitantes:

a) Ser mayor de edad y no estar comprendido en ninguna de las inhabilidades del artículo 2º;

b) Poseer título universitario expedido o revalidado en la República, con arreglo a las


reglamentaciones vigentes y que al efecto se dicten.

Artículo 33. — Quien pretenda ejercer la actividad de corredor deberá inscribirse en la matrícula de
la jurisdicción correspondiente. Para ello, deberá cumplir los siguientes requisitos:

a) Acreditar mayoría de edad y buena conducta;

b) Poseer el título previsto en el inciso b) del artículo 32.

c) Acreditar hallarse domiciliado por más de un año en el lugar donde pretende ejercer como
corredor.

d) Constituir la garantía prevista en el artículo 3º inciso d), con los alcances que determina el artículo
6º;

e) Cumplir los demás requisitos que exija la reglamentación local.

Los que sin cumplir estas condiciones sin tener las calidades exigidas ejercen el corretaje, no tendrán
acción para cobrar la remuneración prevista en el artículo 37, ni retribución de ninguna especie.

Artículo 34. — En el ejercicio de su profesión el corredor está facultado para:

a) Poner en relación a dos o más partes para la conclusión de negocios sin estar ligado a ninguna de
ellas por relaciones de colaboración, subordinación o representación. No obstante una de las partes
podrá encomendarles que la represente en los actos de ejecución del contrato mediado.

b) Informar sobre el valor venal o de mercado de los bienes que pueden ser objeto de actos jurídicos.

c) Recabar directamente de las oficinas públicas, bancos y entidades oficiales y particulares, los
informes y certificados necesarios para el cumplimiento de sus deberes.

d) Prestar fianza por una de las partes.

Artículo 35. — Los corredores deben llevar asiento exacto y cronológico de todas las operaciones
concluidas con su intervención, transcribiendo sus datos esenciales en un libro de registro, rubricado
por el Registro Público de Comercio o por el órgano a cargo del gobierno de la matrícula en la
jurisdicción.

Artículo 36. — Son obligaciones del corredor:

a) Llevar el libro que establece el artículo 35.

b) Comprobar la identidad de las personas entre quienes se tratan los negocios en los que interviene
y su capacidad legal para celebrarlos.
c) Deberá comprobar, además, la existencia de los instrumentos de los que resulte el título invocado
por el enajenante; cuando se trate de bienes registrables, recabará la certificación del Registro
Público correspondiente sobre la inscripción del dominio, gravámenes, embargos, restricciones y
anotaciones que reconozcan aquéllos, así como las inhibiciones o interdicciones que afecten al
transmitente.

d) Convenir por escrito con el legitimado para disponer del bien los gastos y la forma de satisfacerlos,
las condiciones de la operación en la que intervendrá y demás instrucciones relativas al negocio; se
deberá dejar expresa constancia en los casos en que el corredor quede autorizado para suscribir el
instrumento que documenta la operación o realizar otros actos de ejecución del contrato en nombre
de aquél.

e) Proponer los negocios con la exactitud, precisión y claridad necesarias para la formación del
acuerdo de voluntades, comunicando a las partes las circunstancias conocidas por él que puedan
influir sobre la conclusión de la operación en particular, las relativas al objeto y al precio de mercado;

f) Guardar secreto de lo concerniente a las operaciones en las que intervenga: sólo en virtud del
mandato de autoridad competente, podrá atestiguar sobre las mismas.

g) Asistir la entrega de los bienes transmitidos con su intervención, si alguna de las partes lo exigiere.

h) En las negociaciones de mercaderías hechas sobre muestras, deberá emparejarlas y conservarlas


hasta el momento de la entrega o mientras subsista la posibilidad de discusión, sobre la calidad de
las mercaderías.

i) Entregar a las partes una lista firmada, con la identificación de los papeles en cuya negociación
intervenga.

j) En los contratos otorgados por escrito, en instrumento privado, debe hallarse presente en el
momento de la firma y dejar en su texto constancia firmada de su intervención, recogiendo un
ejemplar que conservará bajo su responsabilidad. En los que no requieran la forma escrita, deberá
entregar a las partes una minuta de la operación, según las constancias del Libro de Registro.

k) Respetar las prohibiciones del artículo 19 en lo que resulten aplicables.

l) Cumplir las demás obligaciones que impongan las leyes especiales y la reglamentación local.

Artículo 37. El corredor tiene derecho a:

a) Cobrar una remuneración por los negocios en los que intervenga, conforme a los aranceles
aplicables en la jurisdicción; a falta de ellos, de acuerdo de partes o de uso, se le determinará
judicialmente; salvo pacto contrario, surge el derecho a su percepción desde que las partes
concluyan el negocio mediado.

La remuneración se debe aunque la operación no se realice por culpa de una de las partes, o cuando
iniciada la negociación por el corredor, el comitente encargare la conclusión a otra persona o la
concluyere por sí mismo.

Interviniendo un solo corredor, éste tendrá derecho a percibir retribución de cada una de las partes;
si interviene más de un corredor, cada uno sólo tendrá derecho a exigir remuneración a su
comitente; la compartirán quienes intervengan por una misma parte;

b) Percibir del comitente el reintegro de los gastos convenidos y realizados, salvo pacto o uso
contrario.
Artículo 38. — El corredor por cuya culpa se anulare o resolviera un contrato o se frustrare una
operación, perderá el derecho a la remuneración y a que se le reintegren los gastos, sin perjuicio de
las demás responsabilidades a las que hubiere lugar.

AGENTES DE LOS MERCADOS DE VALORES.

Con la Ley de Mercado de Valores, se mencionaron y regularon un sinnúmero de agentes registrados,


se trata de personas humanas o jurídicas autorizadas por la Comisión Nacional de Valores para su
inscripción dentro de los registros correspondientes creados por la comisión, para abarcar las
actividades de negociación, de colocación, distribución, corretaje, liquidación y compensación, las de
calificación de riesgos entre otras más. Todas ellas a criterio de la Comisión Nacional de Valores
corresponden registrar para el desarrollo del mercado de capitales. Entre ellos se menciona:

a) Agentes de negociación
b) Agentes productores de agentes de negociación
c) Agentes de colocación y distribución
d) Agentes de corretaje
e) Agentes de liquidación y compensación
f) Agentes de administración de productos de inversión colectiva
g) Agentes de custodia de productos de inversión colectiva

Requisitos: para actuar como agentes los sujetos deberán contar con la autorización y registro de la
comisión nacional de valores, y deberán cumplir con las formalidades y requisitos que para cada
categoría establezca la misma.

No pueden ser autorizados para su inscripción como agentes:

a) Los fallidos y concursados hasta 5 años después de su rehabilitación.


b) Las personas en relación de dependencia con las sociedad que listen y negocien sus valores
negociables
c) Los funcionarios y empleados rentados de la Nación, las provincias, la CABA y los municipios
d) Aquellos a quienes se les hubiere cancelado o revocado una inscripción como agentes, hasta 5 años
después de quedar firme la cancelación.
e) Los condenados por los delitos que se prevén en los art 176 a 180 del código penal o cometidos con
ánimo de lucro o contra la fe pública o que tengan pena principal, hasta 10 años después de cumplida
la condena.
Obligaciones: una vez autorizados y registrados los agentes deberán observar el cumplimiento de la
totalidad de los requisitos que establezca la Comisión Nacional de Valores durante el término de su
inscripción, debiendo abstenerse de funcionar como tales, cuando incurran en cualquier
incumplimiento de los requisitos, condiciones u obligaciones dispuestas por el organismo, sin
necesidad de intimación previa.

Incumplimientos: el incumplimiento de cualquiera de los requisitos, condiciones y obligaciones


reglamentados por la Comisión Nacional de Valores, dará lugar a la suspensión preventiva, hasta que
hecho sobrevinientes hagan aconsejable la revisión de la medida, sin perjuicio de la eventual
aplicación a los infractores de las sanciones previstas en la ley 26 831
Ley de defensa de la competencia.

Ley 25 156 de defensa de la competencia ( se analiza como un “trípode” conformada por la


competencia, bienestar de los consumidores y la protección de los mercados)

Esta ley se complementa con la ley de defensa de los derechos de los consumidores, surgen derechos
para los consumidores, es decir, para los habitantes, y obligaciones para el Estado. Derechos para los
consumidores que surge de la constitución es el de acceder a una información adecuada y veraz
acerca de los bienes, productos y servicios que estén en el mercado. Y el estado a su vez tiene que
adoptar políticas que fomenten la agrupación o asociación de consumidores como forma colectiva de
proteger intereses que son de incidencia colectiva.

Derecho del consumidor: muchos autores lo han definido como no mas que un conjunto de
principios y normas jurídicas de derecho publico y privado que tienen por objeto proteger al
consumidor en las relaciones de consumo y que atraviesan transversalmente todas las ramas del
derecho imponiendo su impronta en cada una de ellas en aquellos casos en los cuales se presenten
aspectos vinculados con relaciones de consumo. Son normas que protegen a los sujetos que asumen
el rol de consumidores de bienes y servicios, como una de las partes en las relaciones de consumo,
frente a un proveedor, con el objeto de garantizar a estos sujetos: libertad de contratación y
elección; un trato digno y equitativo; amplio acceso a la información relevante, entre otros.

Entendemos por consumir al individuo que requiere satisfacer cierta necesidad a través de la compra
u obtención de determinados productos, para lo cual debe llevar a cabo algún tipo de operación
económica

Artículo Nº 42 de la Constitución Nacional: “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios


tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses
económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato
equitativo y digno.

Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a la


defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los
monopolios naturales y legales, al de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la
constitución de asociaciones de consumidores y de usuarios.

La legislación establecerá procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos, y los


marcos regulatorios de los servicios públicos de competencia nacional, previendo la necesaria
participación de las asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los
organismos de control.”

¿Cuál es la vía que el propio artículo 42 de la constitución brinda para poder acceder a conocer si
alguien publico algo de la persona? Para obtener el silencio y la confidencialidad este artículo
establece el habeas data.

De este artículo se desprende el derecho a acceder a una información adecuada y veraz sobre la
situación financiera, económica, patrimonial, por ende, el Estado tiene la obligación de garantizar el
acceso a la información o la confidencialidad según el caso de esa información, también tiene la
obligación de controlar la concentración de empresas que tengan como finalidad restringir o
distorsionar la actividad libre de los mercados, se agrega la obligación del Estado de fomentar la
constitución de asociaciones de consumidores a través de las cuales se puedan obtener medidas
cautelares o revestir el rol de coadyuvantes de ministerio publico fiscal. El estado por ultimo tiene
que controlar las concentraciones empresarias que a través de adquisición o transferencia de fondos
de comercio, o de acciones o de cuotas partes de sociedades haga que se concentre la capacidad de
abastecer al mercado o de constituirse en los únicos proveedores de determinados bienes y
servicios, dándole esa unilateralidad y esa concentración de poder la posibilidad de abusar de esa
posición dominante de mercado manipulando los precios o tarifas en forma dolosa ya que para ese
bien o servicio son los únicos oferentes o demandantes porque no tienen competencia con otros.

En la ley de defensa de la competencia tienen como bien jurídico tutelados: la protección del
bienestar de los consumidores y el interés público en general a través del Estado que actúa por la
secretaria de comercio.

A su vez en esta ley se prevé el capitulo V llamado DEL PRESUPUESTO el cual fue derogado, que se
refiere a dotarla a la ley de presupuesto para que la ley cobre operatividad nunca entro en vigencia,
por lo tanto nunca se doto a esa ley de la partida presupuestaria para que entre en vigencia.

Cuando se habla de “Defensa de la competencia” se refiere a “relanzarla” porque la ley lo exige, ya


que está parcialmente reglamentada, esta carente de reglamentación en ciertos puntos estratégicos.

Esta ley contempla: la creación de un tribunal nacional de defensa de la competencia, pero al no


estar reglamentado nunca entró en operatividad, entonces quién ocuparía ese lugar la comisión
nacional de defensa de la competencia que emite opiniones consultivas, serian recomendación que
para el Estado no tienen fuerza vinculante, en cambio, si hubiera entrado en vigencia ese tribunal
nacional no sería lo mismo porque se encargaría de dictar resoluciones ejecutiva emanada de un
tribunal competente para ello. Tampoco se creó el Registro nacional de defensa de la competencia,
es un registro público que como finalidad debe anotar a todas las empresas y los grupos empresarios
que fueron sancionados. Y por ultimo tampoco entro en vigencia la cámara de apelaciones
especialista en relación de consumo.

Tribunal de Defensa de la Competencia, Tribunal de Defensa de la Libre Competencia o Tribunal de la


Competencia es, en general, un órgano judicial autartico que tiene por objeto aplicar y controlar el
cumplimiento de la ley 25.126 sobre libre competencia, teniendo funciones preventivas o tutelares,
consultivas y resolutivas.

La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) es un organismo público encargado de preservar,


garantizar y promover la existencia de una competencia efectiva en los mercados en el ámbito
nacional. Es una institución independiente del Gobierno, que integra a los antiguos Servicio y
Tribunal de Defensa de la Competencia. La CNC ejerce sus funciones en el ámbito de todo el
territorio español y en relación con todos los mercados o sectores productivos de la economía.

En 2013, la Comisión Nacional de la Competencia se integró en la Comisión Nacional de los Mercados


y la Competencia.

La ley establece cuales son las prácticas u operaciones que están permitidas o prohibidas, o aquellas
que son sospechosas, porque la constitución a través del art 42 tiene que garantizar que no se
formen para determinados bienes o servicios monopolios u oligopolios; por eso a través de la ley el
Estado tiende a controlar las concentraciones económicas.

Como conclusión: la ley existe, pero hay que reglamentarla en su totalidad. Enmendar

LEY DE DEFENSA DE LA COMPETENCIA

CAPITULO I DE LOS ACUERDOS Y PRACTICAS PROHIBIDAS

ARTICULO 1º — Están prohibidos y serán sancionados de conformidad con las normas de la presente
ley, los actos o conductas, de cualquier forma manifestados, relacionados con la producción e
intercambio de bienes o servicios, que tengan por objeto o efecto limitar, restringir, falsear o
distorsionar la competencia o el acceso al mercado o que constituyan abuso de una posición
dominante en un mercado, de modo que pueda resultar perjuicio para el interés económico general.
Queda comprendida en este artículo, en tanto se den los supuestos del párrafo anterior, la obtención
de ventajas competitivas significativas mediante la infracción declarada por acto administrativo o
sentencia firme, de otras normas.

ARTICULO 2º — Las siguientes conductas, entre otras, en la medida que configuren las hipótesis del
artículo 1º, constituyen prácticas restrictivas de la competencia:
a) Fijar, concertar o manipular en forma directa o indirecta el precio de venta, o compra de bienes o
servicios al que se ofrecen o demanden en el mercado, así como intercambiar información con el
mismo objeto o efecto;
b) Establecer obligaciones de producir, procesar, distribuir, comprar o comercializar sólo una
cantidad restringida o limitada de bienes, o prestar un número, volumen o frecuencia restringido o
limitado de servicios;
c) Repartir en forma horizontal zonas, mercados, clientes y fuentes de aprovisionamiento;
d) Concertar o coordinar posturas en las licitaciones o concursos;
e) Concertar la limitación o control del desarrollo técnico o las inversiones destinadas a la producción
o comercialización de bienes y servicios;
f) Impedir, dificultar u obstaculizar a terceras personas la entrada o permanencia en un mercado o
excluirlas de éste;
g) Fijar, imponer o practicar, directa o indirectamente, en acuerdo con competidores o
individualmente, de cualquier forma precios y condiciones de compra o de venta de bienes, de
prestación de servicios o de producción;
h) Regular mercados de bienes o servicios, mediante acuerdos para limitar o controlar la
investigación y el desarrollo tecnológico, la producción de bienes o prestación de servicios, o para
dificultar inversiones destinadas a la producción de bienes o servicios o su distribución;
i) Subordinar la venta de un bien a la adquisición de otro o a la utilización de un servicio, o subordinar
la prestación de un servicio a la utilización de otro o a la adquisición de un bien;
j) Sujetar la compra o venta a la condición de no usar, adquirir, vender o abastecer bienes o servicios
producidos, procesados, distribuidos o comercializados por un tercero;
k) Imponer condiciones discriminatorias para la adquisición o enajenación de bienes o servicios sin
razones fundadas en los usos y costumbres comerciales;
l) Negarse injustificadamente a satisfacer pedidos concretos, para la compra o venta de bienes o
servicios, efectuados en las condiciones vigentes en el mercado de que se trate;
ll) Suspender la provisión de un servicio monopólico dominante en el mercado a un prestatario de
servicios públicos o de interés público;
m) Enajenar bienes o prestar servicios a precios inferiores a su costo, sin razones fundadas en los
usos y costumbres comerciales con la finalidad de desplazar la competencia en el mercado o de
producir daños en la imagen o en el patrimonio o en el valor de las marcas de sus proveedores de
bienes o servicios.

ARTICULO 3º — Quedan sometidas a las disposiciones de esta ley todas las personas físicas o
jurídicas públicas o privadas, con o sin fines de lucro que realicen actividades económicas en todo o
en parte del territorio nacional, y las que realicen actividades económicas fuera del país, en la
medida en que sus actos, actividades o acuerdos puedan producir efectos en el mercado nacional.

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