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XV Congreso Internacional de Análisis Organizacional Quince años de

compartir en nuestros congresos el conocimiento del análisis organizacional

Las Organizaciones en América Latina y Los Nuevos Entornos


Internacionales. ¿Qué alternativas construir para el desarrollo territorial y
regional?

Transmodernidad organizacional: la comunalidad y la convivialidad como

elementos articuladores de la organización

Mesa Temática: Acción Organizada Poder y Conflicto

Modalidad: Investigación en Proceso

Autores: Giovanna M. Mazzotti Pabello1

sindestinatario@hotmail.com

celular de contacto 2281947427

Jerónimo Ricárdez Jimenez

jeronimoricardez@hotmail.com

Universidad Veracruzana

Facultad de contaduría y Administración Circuito Gonzalo Aguirre Beltrán s/n Zona

Universitaria C.P. 91090 Xalapa, Veracruz, México Tel: (228) 842-17-42

Villahermosa, Tabasco, México.


25 al 27 de octubre de 2017

1
Responsable de la comunicación.

1
Transmodernidad organizacional: la comunalidad y la convivialidad como
elementos articuladores de la organización

Resumen
Se presenta el caso de la UNIVERSIDAD DE LA TIERRA (UNITIERRA), Oaxaca
como referente del modelo de organización para adentrarse a las modalidades
organizativas comunitarias que, afirmamos, deben ser comprendidas como parte
de la diversidad organizacional existente y desde una ecología de saberes que
trascienda el conocimiento que ha sido impuesto por la teoría de la organización y
del estudio de las organizaciones modernas como modelo único. Este estudio es
parte de los avances de la investigación realizada durante el periodo sabático:
agosto 2015- enero 2017 en la cual empezamos a hablar de: la transmodernidad
organizativa como un pluriverso de las diversas expresiones de formas de hacer
con otros que producen bienes en colectivo y reproducen condiciones materiales y
culturales comunes en la exterioridad de la monocultura racional que la
modernidad impone; y de la transmodernidad organizacional para referirnos a la
mirada reclama la centralidad de “otros conocimientos vitales del sur global, [que]
siguen vivos” (Grosfoguel, 2013). Es además “una invitación a producir desde los
diferentes proyectos políticos-epistémicos que existen hoy en el mundo, una
redefinición de los muchos elementos apropiados por la modernidad eurocentrada
hacia un proyecto descolonial de liberación (Dussel, 2009, Grosfoguel, 2013). De
este modo en el análisis de la forma organizativa de Unitierra, Oaxaca sobre el
marco de análisis de la trilogía administrativa Renee Bedard que entreveramos
las nociones de comunalidad y convivialidad como pilares de la razón estratégica
crítica sobre la que se estructuran las organizaciones comunitarias.

Palabras clave: organización comunitaria, trilogía administrativa, historicidad

2
Introducción

A finales de los años noventa y principios del 2000 un grupo de investigadores

de distintas disciplinas de las ciencias sociales en América Latina, inician la

formación de un programa de investigación científico (PIC) llamado

“modernidad/decolonialidad que se establece como un espacio en el que se

discuten una sucesión de teorías que se plantean “intervenir decisivamente en la

discursividad propia de las ciencias modernas para configurar otro espacio para la

producción de conocimiento —una forma distinta de pensamiento, «un paradigma

otro»- la posibilidad misma de hablar sobre «mundos y conocimientos de otro

modo». (Escobar 2003). El desarrollo de la producción de nuevos conocimientos

desde esta perspectiva se define como del giro decolonial han conseguido

replantear los fundamentos teóricos y metodológicos de disciplinas y campos de

conocimiento de las ciencias sociales logrando transformar, no sólo el tipo y la

cantidad de conocimiento, sino el valor que tiene en términos de práctica, la

conformación de tales nuevos conocimientos. Mismos que, en la medida que

parten del reconocimiento de que la modernidad es el anverso de la colonialidad y

la porta al afirmarse como modelo único mediante la imposición de una sola

racionalidad, un único centro y un mismo tiempo lineal plasmado en un origen-

devenir de un solo sujeto: la humanidad (Mignolo 2010, p.13)

La colonialidad, define Maldonado se refiere a un patrón de poder que se

mantiene “en la forma como el trabajo, el conocimiento, la autoridad y las

relaciones intersubjetivas se articulan entre sí a través del mercado capitalista

mundial y de la idea de raza. La misma se mantiene viva en manuales de

3
aprendizaje, en el criterio para el buen trabajo académico, en la cultura, el sentido

común, enla auto-imagen de los pueblos, en las aspiraciones de los sujetos, y en

tantos otros aspectos de nuestra experiencia moderna” (Maldonado 2007, p.131,

en Pachón Soto 12: 2008 cursivas nuestras.) Bajo este parámetro en este trabajo

se argumenta que la teoría organizacional ha impuesto la monocultura racional de

la organización moderna basada en las lógicas de la productividad, del tiempo

lineal, de las distribuciones, de la escala global y de la universalidad que ha

producido de manera activa la no existencia todas aquellas otras formas de

organización que articulan y han articulado la acción colectiva asegurando la

producción y la reproducción de los bienes materiales y culturales necesarios para

la vida de los diferentes grupos humanos, que coexisten, permanecen y resisten

en una diversidad organizativa generando soluciones prácticas y formativas no

abarcada ni abarcable dentro de los esquemas asentados por la modernidad-

colonial de la actual teoría organizacional.

Pese a ello, aun cuando en los últimos años se ha vuelto evidente la necesidad

de llevar a cabo el análisis y la reflexión sobre las formas organizativas (Zibechi,

2006) de los movimientos y de los pueblos en América Latina, o en pensar a las

organizaciones en tanto espacios productores y reproductores de la vida colectiva

la teoría organizacional ha avanzado muy poco en esa dirección. Sostenemos que

esto se debe a que toda referencia al modelo de organización está íntimamente

asociada a la modernidad y esa modernidad organizacional, a través de su oculto

impulso colonial ha invisibilizado las formas de organización sociales y políticas

desarrolladas al margen de los esquemas teóricos modernos de las ciencias

4
sociales. Debido a lo cual ocurre que los referentes con los que ahora contamos

para comprender, definir, caracterizar, es decir: para ver y nombrar a las

organizaciones hoy, son y han sido establecidos por los saberes producidos desde

ciertos lugares de enunciación que han determinado como único objeto de estudio

válido a la unidad de análisis organización-moderna (empresa-institución).

Entendemos que el tiempo exige la generación de un nuevo tipo de

conocimiento comprometido con la comprensión de un nuevo orden de realidad y

que es preciso un cambio en las fronteras conceptuales y una ruptura con los

límites impuestos por las disciplinas y los campos de conocimiento de las ciencias

sociales tradicionales, y de la teoría de la organización y el campo de saberes

asociados a ella. No obstante, mantendremos esta propuesta en el marco de la

conversación -entendida, a la manera de Clegg, Hardy & North (1999)- del campo

de conocimiento generado en torno al estudio sobre las organizaciones,

dialogando con los términos, paradigmas, esquemas y métodos que aun cuando

éstos hayan forjado su legitimidad en torno a contenidos y términos basados en

objetivos únicos de productividad y maximización sobre la definición de una única

unidad de análisis –la organización moderna- pertrechándose en las fronteras

invisibles de las disciplinas del conocimiento moderno-colonial, porque

consideramos importante introducir al campo de reflexión, acción e investigación

que abre los estudios organizacionales para incorporarse al trabajo en las

organizaciones que surgen y se mantienen desde otro lugar histórico social y

político distinto al de la modernidad, y que está referido en principio y por principio,

a producir, mantener y defender lo comunitario y lo comunal, entendido en

5
términos generales como la preocupación colectivamente organizada de

mantener, a través de generaciones, lo común, haciendo propio el señalamiento

de Esteva (2012, p. 33)

“Necesitamos estudiar y comparar, con todo rigor, las modalidades

comunitarias que han existido en diversos tiempos y lugares. Del mismo

modo que commons es un término genérico para una variedad de formas

sociales existentes en Europa, y en particular en Inglaterra, antes de que la

industrialización capitalista o socialista las convirtiera en recursos,

comunidad o ámbitos de comunidad son expresiones formales a las que no

puede reducirse la inmensa riqueza de las organizaciones sociales incluidas

en esos términos.” (subrayado nuestro)

Y los hacemos así por dos razones básicas: porque es necesario enfrentar la

violencia epistémica ejercida por un cierto tipo de conocimiento que ha

inferiorizado epistémicamente a todos los habitantes del mundo y sus formas de

organización que no forman parte de los científicos ilustrados pertenecientes a los

4 o 5 países de europa-occidental (de Sousa Santos, 2010, Grossfoguel, 2013). Y

porque al ser cierto que nuestra vida transcurre en organizaciones, es necesario y

urgente hacer frente a la realidad circundante y visibilizar “los otros modos de

hacer con otros” (Zibechi, 2015) para enfrentar las necesidades de cientos de

esfuerzos colectivos que se han configurado y están configurándose en formas

organizativas resultado de esfuerzos colectivos organizados, no modernos ni pre,

ni post modernos, sino transmodernos, es decir que perviven, crean y resisten

desde la Exterioridad desechada, no-valorizada, de la Modernidad-colonial

6
(Dussel, 2009, p. 57, citado en Grosfoguel 2013, p. 53-54) de la Organización

definida bajo el punto de vista clásico de la teoría organizacional.

Aproximaciones teóricas para una transmodernidad organizacional:

En este contexto de búsqueda y construcción de un horizonte de visibilidad no

moderno-colonial de espacios organizativos que entenderemos en primer lugar

como transmodernos en el sentido de Dussel, es decir:

el concepto estricto de “trans-moderno” quiere indicar esa radical

novedad que significa la irrupción, como desde la Nada, desde la

Exterioridad alternativa de lo siempre Distinto, de culturas universales en

proceso de desarrollo, que asumen los desafíos de la Modernidad, y aún de

la Post-modernidad europeo-norteamericana, pero que responden desde

otro lugar, other location. Desde el lugar de sus propias experiencias

culturales, distinta a la europeo-norteamericana, y por ello con capacidad de

responder con soluciones absolutamente imposibles para la sola cultura

moderna” (Dussel, 2005, citado en Ahumada Infante 2013. Subrayado

nuestro).

Esta búsqueda, planteada desde la transmodernidad, es un primer paso

para avanzar hacia el encuentro con lo que llamaremos espacios o

procesos organizativos transmodernos para diferenciarlos de lo que hasta

hoy se entiende como “organización” en el ámbito de la literatura que

alimenta el campo de conocimiento de la modernidad organizacional. Por lo

que en este trabajo, al referirnos a las organizaciones transmodernas

hablamos de modalidades organizativas comunitarias como parte de una

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diversidad organizacional que es un pluriverso que no puede ni debe ser

tratado como una otredad residual y remitirse a estudios de la antropología

o la sociología rural o urbana para ser tratadas como reminiscencias,

“estadios anteriores” o evoluciones particulares de una modernidad que se

representa a sí misma como camino único y finalidad irrevocable.

De este modo empezaremos a hablar de la transmodernidad organizativa como

un pluriverso de expresiones de formas de hacer con otros que producen y

construyen bienes y condiciones materiales y culturales en la exterioridad de la

monocultura racional y el dominio de las cinco lógicas con las que se impone. Y de

la transmodernidad organizacional, para referirnos a la mirada que se construye

bajo la desobediencia epistémica (Mignolo, 2010) que reclama la centralidad de

“otros conocimientos vitales del sur global, [que] siguen vivos” (Grosfoguel, 2013)

y también como “una invitación a producir desde los diferentes proyectos políticos-

epistémicos que existen hoy en el mundo, una redefinición de los muchos

elementos apropiados por la modernidad eurocentrada hacia un proyecto

descolonial de liberación (Dussel, 2009, Grosfoguel, 2013 )

Siguiendo este camino, en este trabajo vamos a ir más allá de la modernidad

organizacional colonial y eurocentrada, y de la mano del proyecto descolonial que

propone Dussel (2009) recuperamos el pensamiento crítico de las tradiciones

epistémicas que toman las diferentes ideas e instituciones apropiadas por la

modernidad eurocentrada y las descolonicen en diferentes direcciones trans-

occidentalistas (más allá del occidentalismo), para avanzar en la apuesta por la

existencia de una transmodernidad organizativa que irrumpe -desde su

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exterioridad alternativa- con formas organizativas basada en sus propias

experiencias culturales que contravienen las lógicas de la monocultura racional

propias de la organización moderna.

Por esta razón, a lo largo de este texto procuraremos mantenernos en los

márgenes de la interrogación de lo organizativo entendiendo la pregunta, en

términos generales, acerca de los fines de la organización y el modo en que se

estructuran, se regulan y se distribuyen las tareas, las responsabilidades y los

incentivos entre las personas que colaboran en la realización del proyecto; la

manera en que se toman las decisiones y los mecanismos –formales e informales-

de evaluación y seguimiento, y la forma en que se obtienen, se presupuestan y se

distribuyen los recursos financieros y materiales que hacen posible la permanencia

de la organización. Lo cual, a fin de mantenernos en el ámbito de la conversación

de la pregunta sobre la organización señalada arriba, recuperaremos estos tres

aspectos de acuerdo con modelo del trilogía de la organización propuesto por

Renée Bedard (2004) que permiten comprender a la organización como un

sistema complejo resultado del conjunto de interacciones entre los aspectos

descritos comprendidos como subsistemas.

La pertinencia de utilizar como categorías de referencia la propuesta realizada

por la autora radica en que, según sus propias palabras “La trilogía se encuentra

raramente como tal en las organizaciones pero se la presenta detrás de la manera

de dividir el trabajo y de desglosar las actividades.[…] Estos tres dominios

generales son: la producción y la creación; la protección y la seguridad; el

gobierno y el interés general” (Bedard, 2004, p.p 80-108) y son los fundamentos

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de toda organización. Los cuales retomaremos para mantenernos en el ámbito de

la conversación del campo y al mismo tiempo afirmar la cualidad organizativa

específica de Unitierra Oaxaca y de los elementos que la componen, tomando en

cuenta el contexto histórico, político cultural y geográfico en el que se desarrolla.

Es importante mencionar aquí que retomar las nociones de la trilogía de Renée

Bédard es sólo parte de la estrategia analítica que estamos utilizando para

aproximarnos a la comprensión y descripción de las organizaciones

transmodernas específicamente, para empezar a comprender con todo rigor las

modalidades de organización comunitaria sobre las que, tal como señala Gustavo

Esteva (2012)

“Hace falta saber todo lo posible sobre espacios que están fuera del umbral
de lo privado pero no se definen como públicos. Son lo contrario a espacios
de circulación, pero no consisten en meros refugios colectivos o cotos de
caza. No son formas de propiedad o tenencia de la tierra. Son entresijos de
hombres y mujeres en que el libre encuentro de maneras de hacer las
cosas, de hablarlas y de vivirlas –arte, tecné- es expresión de una cultura al
mismo tiempo que oportunidad de creación cultural.” (Esteva, 2012: 9)

Estamos vinculando ambas perspectivas con la idea de ir avanzando hacia la

conformación de un marco de análisis organizativo que permita comprender, como

hemos dicho la especificidad organizativa de los diferentes procesos y los

colectivos comunitarios que participan en torno a una preocupación sobre lo

común, como afirma Esteva (2012) no se puede estar hablando de “comunes” y de

“bienes comunes”, lo mismo que de “ámbitos de comunidad”. No es una mera

disputa semántica: se trata de definir un proyecto político.” (Esteva 2012:9) Un

proyecto político que pasa, necesariamente a través de la organización que es sin

duda alguna la trama de la acción colectiva, y la telaraña que la imposibilita. Todo

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lo social, y lo político, pasa por la urdimbre organizativa que es el espacio que

regula las interacciones y determina el ámbito de expresión del individuo en su

relación con los otros y en el mundo. Imaginar, es decir, reconocer la existencia de

otras formas de organizar, es también descubrir otras posibilidades del ser.

Es por ello que en este trabajo retomamos el espacio integrador de análisis del

que nos provee la trilogía administrativa, para establecer ciertos vínculos con los

aspectos que se delimitan a partir de la nocion de comunalidad que, de acuerdo

con Floriberto Diaz (2007) es entendida como “la inmanencia <<o los elementos

que “se presentan detrás”>> de la comunidad" y resulta imprescindible para el

reconocimiento y su preservación, estos elementos son: la tierra o el espacio

común, la autoridad y la asamblea, el trabajo colectivo como obligación hacia la

comunidad (tequio), el trabajo colectivo como servicio hacia los otros (apoyo

mutuo o mano vuelta) y las fiestas o las ceremonias como expresión del don

comunal. Que son, repetimos, los criterios que recuperaremos para hacer la

analogía con el espacio discursivo de la “conversación” con la teoría

organizacional que recuperamos de Renee Bedard. Pero además, y en la medida

que abordaremos una organización que emerge y forma parte de un movimiento

social de larga duración nos vemos obligados a retomar algunas de las nociones

que presenta Touraine (2016) para aproximarnos a comprender la especificidad de

su carácter como organización-movimiento, el cual no ha sido problematizado ni

por la sociología ni por la antropología ni la ciencia política y que, la teoría de la

organización no ha atendido por las razones antes expuesta.

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Este tipo de organización/es-movimiento/s social –que deberíamos decir clase

de organizaciones- son de suyo transmodernas porque irrumpen desde otro lugar

con una puesta cultural alternativa en disputa con el dominio cultural

institucionalizado de la modernidad; porque su historicidad la funda desde

experiencias culturales provenientes de una exterioridad alternativa a la

modernidad instituida y cuyas respuestas, absolutamente imposibles para la

cultura moderna (Dussel, 2005 en Ahumada Infante 2013, Touraine 2006) y

reclaman la actualidad de una tradición cultural -que no está antes ni después de

la modernidad- sino que la traspasa y la trasciende. Organizaciones

transmodernas también, porque se inscriben en un ámbito de acción negado en el

pensamiento dicotómico de la modernidad y que es al mismo tiempo la ruptura y la

puesta cultural frente a un adversario, y el espacio de acción concreto en el que se

estructuran, se reproducen y se da permanencia a las relaciones y a las

actividades colectivas que nutren dicha puesta cultural.

En esa dirección haremos una presentación general de la organización de la

Universidad de la tierra Oaxaca, comprendida desde su historicidad y que, a

diferencia de la descripción tradicional de la empresa realizada en el marco de la

TO moderna-colonial que la describe en función de su misión, visión y objetivos,

está marcada como un campo histórico-político cambiante establecido por las

acciones que llevan a cabo los actores y lo que está en juego (el enjeu) (Touraine

2006, p.p 255-278) entendido como campo de disputa. Y daremos cuenta de la

conformación de la estructura organizacional resaltando los elementos que se

proponen desde la óptica de la comunalidad y la convivialidad que son dos

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conceptos que recuperamos en el impulso de la transmodernidad que articulan y

determinan la forma de organizar las tareas y las actividades en la organización

relacionándolas con los elementos que enuncia Renne Bedard en la trilogía

administrativa.

Aproximaciones Metodológicas

La información que se presenta es resultado del trabajo de campo realizado en

la Ciudad de Oaxaca, en la Universidad de la Tierra A.C (Unitierra) en

colaboración con el coordinador general del proyecto el Dr. Gustavo Esteva y con

los diversos miembros que participan de los proyectos que se llevan a cabo

actualmente en dicha organización, y es complementada con algunos datos

obtenidos en artículos académicos así como de algunos de los documentos

internos que han sido elaborados en diferentes momentos por los miembros-

participantes de Unitierra y que amablemente fueron facilitados para coadyuvar en

el proceso de esta investigación. Cabe mencionar lo anterior para señalar la pauta

colaborativa que permitió la definición de los objetivos y de las actividades de

manera conjunta desde el inicio del trabajo de campo, de acuerdo con las

reflexiones derivadas de la crítica al método científico de las ciencias sociales que

procuraremos en lo sucesivo hacer explícitos, los andares metodológicos a fin de

que este breve escrito sirva como un primer paso hacia un nuevo campo de

conocimiento y el ensayo de un nuevo modo de conocer a las organizaciones.

Es importante especificar que durante esas conversaciones se planteó la

necesidad de conocer el modo en que se organizan los colectivos que desarrollan

proyectos comprometidos con la construcción de alternativas sociales económicas

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y políticas tendientes a la creación de autonomía (al margen de las instituciones y

el Estado y a la dinámica del mercado) desde un posicionamiento no sólo teórico

académico, sino también geográfico-político. En esta directriz, esta investigación

es resultado de la necesidad de atender un apremio que surge de una realidad

concreta que rebasa con mucho una lectura simple y, para intentar comprenderla y

procurar describirla es preciso un enorme esfuerzo de investigación, reflexión y

diálogo que no hace sino empezar y que sin embargo urge.

Así, en consecuencia con lo planteado y retomando la propuesta de avanzar en

la tarea de abrir un nuevo campo de conocimiento sobre la organización, dentro

del campo de conocimiento colonializado por las organizaciones modernas como

único modo legítimo de organización, nos planteamos la necesidad de conocer de

otro modo otras organizaciones, por lo cual, durante esta estancia del trabajo de

campo se procuró atender a los principios del método señalados y tomando a la

etnografía como metodología en el sentido que la concibe David Graeber (2011)

Cuando se realiza una etnografía, se observa lo que la gente hace, tratando


de extraer la lógica simbólica, moral o pragmática que subyace en sus
acciones, se intenta encontrar el sentido de los hábitos y de las acciones de
un grupo, un sentido del que el propio grupo muchas veces no es
completamente consciente. El rol evidente el intelectual radical es
precisamente ese: observar a aquellos que están creando alternativas
viables, intentar anticipar cuáles pueden ser las enormes implicaciones de
lo que (ya) se está haciendo, y devolver esas ideas no como prescripciones,
sino como contribuciones, posibilidades, como regalos. (Graeber 2011 p.p
18-19)

En este sentido, la etnografía así comprendida proporciona un marco para la

participación observante de las interacciones que surgen en la práctica, de las que

surge un cierto tipo de información primaria –construida con base a la experiencia

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y la percepción del investigador-a que va a ser puesta a consideración con los

actores involucrados quienes, mediante el diálogo y la confrontación reflexiva con

su propia experiencia y percepción, co-crean la interpretación (co-teorizan) sobre

sus prácticas y significaciones, avanzando a la creación de conocimiento colectivo.

En este esquema se trabaja bajo una metodología no de la competencia sino de

“la compartencia”, que surge del comprender que "uno no es uno sin el concurso

del otro", que la persona es la expresión del mundo colectivo en permanente

transformación" (Martínez Luna, 2004 citado en Romero, B. 2010 s/n) Bajo esta

propuesta metodológica, el problema de la interpretación de las acciones y la

definición de significados profundos de los hechos vividos deja de ser resultado

del ejercicio del privilegio epistémico del investigador, para convertirse en un

hecho colectivo que coadyuva en las prácticas y facilita la creación de alternativas,

así como contribuye a la valorización de las acciones.

Metodológicamente hablando, al proceder de este modo se está más allá de la

heurística, en la que el investigador –desde su privilegio epistémico- “presupone

un mínimo de orden (conceptualmente asegurado) y en la que se afirma como

tarea de la investigación “demostrar la existencia de un orden mínimo,

reconstruyendo empíricamente sus límites, sus fronteras, sus mecanismos de

regulación y sus efectos.” (Friedberg, 1997 p.p 17-19) -, y más acá de la etnografía

clásica que tiene como finalidad el descubrimiento –por parte del investigador

profesionalizado- de los significados que bajo sus supuestos teóricos, permanecen

ocultos para la comunidad que los practica.

15
La organización, su historicidad y su apuesta cultural: la Universidad de la

Tierra, Oaxaca

Presentar la historia y describir el contexto en el que surge la Universidad de la

Tierra, Oaxaca sin referir a los principios que la originan es imposible, ya que se

encuentran estrechamente ligados y su intersección determina tanto su estructura

y el ámbito en el que buscan influir, como su forma de operar. Surge como

respuesta a la demanda de los movimientos sociales de la zona expresada en el

Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca del año 1997 en el que se declaran

contra la escuela institucionalizada como principal instrumento del Estado para

destruir a la cultura de los pueblos indios (Igelmo Zaldivar s/a, p. 286). Desde su

fundación se ha mantenido activamente vinculada con ellos en la definición y la

afirmación de una puesta cultural frente al adversario: participa en empeños de

transformación social y construcción de autonomía que buscan regenerar el tejido

social de barrios urbanos y comunidades suburbanas de los valles centrales de

Oaxaca, mediante el aprendizaje colectivo de formas autónomas de acción

comunitaria y autogestión (acompañamiento a cooperativas, construcción colectiva

de ecotecnias, realización de huertos urbanos, etc.). (Esteva, 2014)

La noción de historicidad referida a la organización, aun cuando Touraine (2016)

la ancla a los movimientos sociales, nos permite señalar dos aspectos que

consideramos de vital importancia para comprender la configuración de estas

organizaciones cuyo ámbito de acción no está predeterminado por el mercado, ni

por las estructuras institucionales, o las dinámicas del Estado, refiere en primer

lugar a que los actores que la constituyen emergen en un movimiento social y de

16
su acción misma que está dada por una intención de puesta cultural que resulta de

un conflicto con un adversario sobre el campo cultural de la lucha y de la

representación que tienen acerca de la dominación ejercida por su adversario.

(Touraine 2016 p.p 258-259). Es justamente por ello que recuperamos la noción de

historicidad, entendida como la comprende Touraine (2006), en tanto la capacidad

que tienen los actores para definir y configurar su historia, como para incidir en el

curso y en la composición de los acontecimientos. En palabras de Gustavo Esteva

(2014)

La Universidad de la Tierra en Oaxaca nació para dar forma práctica a la

crítica radical del régimen educativo formulada en 1997 por los pueblos

indios de Oaxaca. […] En 1997, después de larga reflexión y debate en sus

comunidades, expresaron públicamente su convicción de que la escuela

había sido el principal instrumento del Estado para destruirlos.

Recuperaban así una verdad histórica. […] La Universidad de la Tierra en

Oaxaca (Unitierra) nació como respuesta a esa preocupación y la que

existía sobre otros aspectos del sistema educativo en el estado. […] fue

fundada por una coalición de organizaciones indígenas y no indígenas, en

la ciudad de Oaxaca, en 2001. (2014, p. p.39-40)

En la descripción de los acontecimientos que dan lugar al surgimiento. ˘- de

Unitierra que presenta en el párrafo anterior Gustavo Esteva (2014) –que fue

ratificada en las entrevistas y en las pláticas informales realizadas durante la

estancia de investigación con Arturo Guerrero, Sergio Beltrán y Gustavo Esteva,

tres de los fundadores del proyecto que permanecen activos en el funcionamiento

17
de Unitierra- puede leerse de manera muy clara como se manifiestan los aspectos

de la historicidad en el sentido en que menciona Touraine (2016) en tanto la

capacidad de los actores colectivos emergentes para interpretar e incidir con sus

acciones en la configuración y legado de su propia historia. En eso y en cuanto a

que la historicidad también refiere a las disposiciones culturales que orientan y

definen la forma de actuar de los protagonistas y el conflicto social frente al cual se

posicionan, Esteva (2014) continúa:

Quienes crearon Unitierra tenían clara conciencia de la crisis del sistema

educativo, reconocida en todas partes. […] Las experiencias pedagógicas

de los fundadores de Unitierra y sus marcos teóricos en materia educativa

no pesaron tanto en la concepción y puesta en marcha de la iniciativa como

la crítica radical de la sociedad actual, capitalista, moderna, patriarcal.

Estaban convencidos de que el estado de cosas es básicamente intolerable

y que el rumbo adoptado por partidos y gobiernos en el mundo entero es

tan inviable como inaceptable. […] De la experiencia y de esa reflexión

conjunta de un grupo de activistas y protagonistas de movimientos sociales

surgió el marco teórico que ha inspirado a Unitierra. (p. p. 40-41)

Por su parte Sergio Beltrán (2012) apunta hacia otra dimensión del ámbito del

conflicto social y las disposiciones culturales de los actores que participan en la

fundación de esta organización:

Como uno de los socios fundadores, tuve el privilegio de concebir, diseñar,

inventar, experimentar, pero sobre todo, soñar junto con otros el modelo de

operación de una iniciativa que facilita el acceso al aprendizaje para todas

18
aquellas personas que no encuentran en la escuela el espacio adecuado

para aprender. En el modelo pedagógico moderno occidental la mayoría de

la teoría conceptual está basada en cómo enseñamos, es decir en la

instrucción, […] Siguiendo este análisis, nos propusimos crear un espacio

de libre aprendizaje que se alejara conscientemente del marco teórico y

conceptual de la ciencia pedagógica para no reproducir los vicios conocidos

del sistema educativo moderno y para concentrar nuestro empeño en el

proceso de aprender, más que en la autoritaria imposición de enseñar.

(2012 p. s/n)

En síntesis comprender el surgimiento de Unitierra bajo los términos de la

historicidad nos encamina a comprender las características específicas de este

tipo de organización en primer lugar porque se plasma la intención de la puesta

cultural en la que se afirma que el nacimiento de la Universidad de la Tierra en

Oaxaca (Unitierra) como una respuesta a la preocupación sobre el sistema

educativo en el estado para crear un espacio de libre aprendizaje que se aleje de

vicios del sistema educativo moderno y concebir alternativas para el estado

(Opciones Conviviales de México, 1998, 1999). (Esteva, 2014, Beltrán 2012); se

realiza en el conflicto con un adversario: “el estado de cosas es básicamente

intolerable y que el rumbo adoptado por partidos y gobiernos en el mundo entero

es tan inviable como inaceptable. […] (Esteva, 2014, p.41), y se expresa la

representación de la dominación ejercida: “participar directamente en la

transformación de la sociedad, tanto en la resistencia al régimen dominante como

19
en los empeños de crear una nueva sociedad más allá del capitalismo, la

modernidad y el patriarcado” (Esteva 2014 p.42)

La organización de Unitierra como razón estratégica crítica de la convivialidad

La idea de “universidad”, afirma Gustavo Esteva, se da como un juego de

palabras donde se hace burla al sistema educativo oficial, mientras que al mismo

tiempo, se retoma la idea de las primeras universidades del medievo: donde un

grupo de amigas y amigos, se reúnen para estudiar y reflexionar por el simple

placer de aprender y compartir en conjunto, en sintonía con lo que el mismo

Esteva (2016) menciona que antes de morir Ivan Illich dijo: “…Si en este mundo de

la tecnología queda aún para nosotros algo así como una vida política –

comenzaría con la amistad…porque la sociedad sólo será tan buena como el

resultado político de estas amistades”. (Esteva 2016 p. 27)

En el apartado de arriba hemos visto como la fundación de Unitierra responde a

una demanda de educación hecha por los pueblos orginarios en Oaxaca reunidos

en el año 1997 que surge de la crítica a las Instituciones educativas del Estado

que han tenido como vocación erradicar la cultura de los pueblos: “… Esta crisis

planetaria de las instituciones nos puede hacer llegar a un nuevo estado de

conciencia que afecte a la naturaleza de la herramienta y a la acción a seguir, para

que la mayoría tome el control… (Illich, 2006: 385)”.

La Universidad de la Tierra no tiene contratados profesores, no tiene alumnos,

ni estructura de currículum alguno, establece un vínculo con la gente y participa,

coordina, genera acciones en función de lo que se necesita y de lo que se está

viviendo. El aprendizaje se da en la convivencia tanto con las personas como con

20
la naturaleza, a esto le llaman “modo convivial de vida”. En cuanto a la práctica, en

la Unitierra se desarrollan las funciones que se llevan a cabo en las universidades

occidentalizadas “es decir: docencia, investigación y extensión. La diferencia es el

modo en que desde la Universidad de la Tierra se desempeñan estas funciones”.

(Igelmo Zaldívar, s/a p. 288): No obstante, la docencia consiste en poner en

relación a unas personas con otras. Con una perspectiva desescolarizada, con la

herencia de Ivan Ilich, en este centro, enfatiza Gustavo Esteva, lo que se está

haciendo es aprender a vivir en el propio contexto y no en otro. Así, si un alumno

quiere ser abogado agrario, en pocos días las personas que coordinan la

Universidad de la Tierra lo ponen a vivir y trabajar con un abogado agrario.

(Zaldívar s/a)

Se organizan talleres para cubrir las necesidades que van surgiendo durante el

aprendizaje y en ocasiones estos se realizan con los grupos y las organizaciones

de las comunidades que lo soliciten. Y hay un seminario semanal que es una

actividad permanente y en la actualidad lleva el nombre de Conversatorio en el

que se discuten lecturas definidas a partir temas de interés compartido:

convivialidad, autonomía, comunalidad, etc., y se integra con el análisis de la

coyuntura política, social, económica o cultural. En materia de investigación, o

reflexión-acción, se integra lo que generalmente se llama extensión, es decir, la

liga o contacto con la sociedad, La Universidad de la Tierra declara estar metida

«hasta el cuello» en la sociedad. (Zaldívar, s/a). La participación activa en

procesos de aprendizaje colectivo en diferentes campañas y movimientos, desde

el movimiento zapatista con La Otra Campaña; la campaña Sin maíz no hay pais,

21
la APPO, defensa ecológica, etc. (en http://unitierraoax.org/quienes-

somos/aprendizaje-colectivo/ revisado 15 noviembre 2016)

La metáfora con la que se concibe a la Unitierra como organización es la

hamaca: como red o tejido que se adapta al cuerpo. El sentido de la adaptabilidad

de la organización responde a lo que Dussel (2002 p.p 512-513 citado en Misoczy,

Moraes 2011 p.103) comprende como la razón estratégica- crítica que es la lógica

subyacente de la organización como proceso que, a diferencia de la razón

estratégica simple que sólo está preocupada por el logro de los fines, ésta está

configurada por principios, explicaciones científicas –visiones del mundo- o

programas estratégicos definidos consesualmente por el colectivo, y en ese

sentido lo que tradicionalmente se define como “medios” son tan importantes

como los “fines” mismos que, estrictamente hablando, no se conciben como algo

distinto sino como uno y lo mismo.

En este sentido, veremos no sólo en la forma de operar sino en la misma

existencia de Unitierra, Oaxaca se plasman los planteamientos de Ivan Illich,

influyente intelectual del pensamiento crítico fundador del CIDOC, en Cuernavaca,

Morelos donde colaboraron, entre otros, Paul Goodman, Erich Fromm, Peter

Berger, Paulo Freire, Sergio Méndez Arceo, y con quien Gustavo Esteva, a su vez

fundador de Unitierra, trabajó muy de cerca en épocas posteriores al auge del

CIDOC, a raíz del encuentro, en 1971, con sus ideas sobre la propiedad colectiva

como herramienta de convivialidad para mantener relaciones sociales

comprometidas con la comunidad (Esteva, 2016) a partir de lo cual, las ideas de

Illich son recuperadas como parte esencial de la discusión y de los proyectos que

22
animan a “enfrentar los hechos, en vez de conformarse con ilusiones y vivir el

cambio en vez de depender de la ingeniería. Se trata de un llamado para que cada

uno de nosotros, y cada grupo en el que vivimos y trabajamos, se convierta en el

modelo de la era que deseamos crear.” (Llamado a la celebración, 1967, en

Esteva 2016 p.25)

Si bien no es este el lugar ni el espacio para profundizar en la riqueza de los

planteamientos de Ivan Illich y de la recuperación y el análisis que realiza Gustavo

Esteva, si es necesario mencionarlos en la medida en que estos son fuente y

basamento de la fundación y el modo particular de organización con el que

Unitierra funciona, resaltando con ello la existencia de la razón estratégica crítica

mencionada por Dussel (2002 en Misoczy, Moraes 2011) y que va a expresarse en

tres momentos: en su fundación; en la concepción y en las prácticas.

Unitierra está abierta al público todos los días y cada día de la semana están

programadas distintas actividades y talleres en las que participan tanto los

miembros permanentes de Unitierra, como personas interesadas en aprender de

una o de varias de las actividades. Al momento de llegar y durante la estancia de

trabajo realizada, se estaban llevando a cabo los siguientes talleres: de radio

comunitaria, impartido por Arturo Guerrero*; medicina tradicional y alternativa, por

David Hernández; diseño editorial, Sergio Beltrán*; escritura creativa, impartido

por Gustavo Esteva*. Los dos primeros, se realizaban a la par en Unitierra

Oaxaca y en una comunidad rural cercana: el de radio comunitaria los jueves, y



miembro del colectivo Brujoas, que tiene ese nombre como un pequeño homenaje a
las mujeres y los hombres que fueron perseguidos por dedicar su vida a salvaguardar
los conocimientos ancestrales sobre la capacidad curativa de las plantas y que gracias
a ellos es posible ir recuperando la autonomía para la salud, entendiendo que el
cuerpo de cada persona es su primer territorio.

miembros fundadores de Unitierra

23
los sábados en colaboracion con un proyecto de la comunidad de Reyes

Mantecón que en ese momento estaban preparándose para iniciar una radio

comunitaria, y el de medicina tradicional, en la comunidad de Huitzo, en donde

también existe una pequeña Unitierra.

La integración a las actividades de Unitierra es inmediata, aun cuando el grupo

que trabaja de manera permanente en ella está plenamente cohesionado, están

siempre abiertos a la conversación y al intercambio de experiencias. La

participación en cada uno de los talleres es libre y al mismo tiempo comprometida,

es decir, no se exige ningún requisito para participar y no se pide cuota alguna,

pero el trabajo se desarrolla en equipo, se comparten las tareas y se cumple con

las tareas asignadas. El resultado es el aprendizaje colectivo que se lleva a cabo

gracias a la existencia de un ambiente de apertura y amabilidad. Así, por ejemplo

en el taller de medicina tradicional que se lleva a cabo los viernes por la tarde, en

cada sesión se trabaja una receta especifica (por ejemplo, jabón medicinal,

pomada para el dolor de huesos, dentífrico, shampoo) que algún miembro de

colectivo había aprendido en otro momento y que estaba listo para compartir, así

también los materiales eran provistos por los miembros del colectivo mencionado

quienes a su vez, vendían en diferentes mercados ecológicos y solidarios el

excedente del productos –si es que había- y con ese dinero compraban los

materiales que se iban a necesitar para la siguiente sesión. Los miércoles por la

tarde se lleva a cabo el conversatorio el cual, según pláticas realizadas en

distintos momentos con Valiana y Gustavo Esteva, que es un espacio en el que se

reflexiona conjuntamente acerca de los eventos sociales y políticos de coyuntura

24
en el país y en el mundo y se discute sobre los textos de análisis que previamente

se han propuesto y que se han compartido por la red en forma de pdf, o bien se

pueden conseguir impresos mediante una cooperación voluntaria que sirve para

cubrir los gastos de impresión. Todas estas actividades resultan ser altamente

integradoras con la dinámica de los procesos y los movimientos de la regional, el

ambiente abierto y participativo así como el ambiente amable y respetuoso y

reflexivo, hace de Unitierra un espacio de vinculación que facilita la creación de

proyectos, pero sobre todo, esto está basado en la relación, por afinidades, entre

las personas, en aquello que arriba se define como “amistades políticas”. Un factor

sumamente significativo es el hecho de que cada una de las actividades que se

llevan a cabo en Unitierra son gratuitas y de acceso libre.

Surge sin duda la pregunta, qué es lo que Unitierra obtiene de ello? La

respuesta no puede encontrarse si atendemos a los criterios de las organizaciones

modernas, sino que debemos adentrarnos en la lógica de la comunidad, la clave

nos la proporciona Martínez Luna: “Defitivamente no tenemos espíritu empresarial.

Pero esto no es malo, como se ha querido a rmar.[...] En primer lugar, nuestra

economía está dirigida hacia dos aspectos: el autoconsumo y la acumulación para

la compartencia con la comunidad. Consideramos que la tierra nos da lo que

necesitamos y que si nos da más producción la debemos compartir,

principalmente en las estas familiares o en las celebraciones de barrio. De ahí que

la acumulación no signifique capitalización sino una oportunidad para hacer

comunidad.” (Martínez, 2009, p.p 63.64)

25
El dominio de la seguridad el bien común y los órganos de gobierno: la

asamblea y el sistema de cargos en la organización.

Su concepto fundante no es el progreso sino la actualización. (...) Sin


duda, se trata de descubrir, en el análisis del pequeño momento
individual, el cristal del evento total. Walter Benjamin. The Arcades
Project. Traducción de fragmentos, Silvia Rivera Cusicanqui

Una vez que se han descrito brevemente las actividades que se llevan a cabo

en Unitierra, y las formas de interacción que se propician entre las personas y con

las comunidades señalando la manera en que éstas funcionan como la expresión

práctica de los principios de convivialidad y comunalidad que la animan, nos

adentraremos brevemente en la forma de organización que es, de acuerdo con la

argumentación presentada a lo largo de este trabajo, el punto neurálgico de la

reflexión. Tal como se ha afirmado en la línea de la conversación con el campo de

conocimiento en el que nos inscribimos, estaremos retomando la noción de

comunalidad, vinculándola a los aspectos de seguridad y de gobierno –o bien

común- que nos propone Bedard (2004) por tratarse de una organización cuyo

objetivo explícito está orientado a la “reapropiación de los bienes de los ámbitos

de comunidad” que “se propone desafiar la lógica del Estado, del mercado y del

capital”, tal como el mismo Gustavo Esteva afirma (2012 p. 11).

Esta es la razón por la que no tomamos como referencia las categorías

tradicionalmente utilizadas para caracterizar la estructura de la organización:

entendida de manera formal como el modo en un están distribuidas la

responsabilidad, las tareas y el poder; la forma en que se estructura una cadena

de mando la forma de supervisar y la toma de decisiones, la planeación, las

finanzas, etc. Sino que retomamos como base los fundamentos que propone

26
Renée Bedard (2004) para dialogar con los aspectos de la comunalidad descritos

por Diaz (2007), Martínez Luna (2009) y Arturo Guerrero (2015) a fin de captar la

especificidad organizativa de Unitierra en los aspectos que garantizan las grandes

responsabilidades de la dirección que legitiman o justifican su existencia en el

grupo humano que van desde el asegurarse de que los miembros dispongan de

las condiciones favorables para generar prosperidad y bienestar; consolidar el

buen funcionamiento; reforzar la solidaridad, la identidad y la unidad del grupo

social, movilizar su participación en el Bien común, impartir justicia, definir las

leyes o las reglas de conducta generales. (Bedard, 2004, p.p 100-104)

“En Unitierra Oaxaca, todo pasa por la asamblea, que es el órgano máximo

para la toma de decisiones. Cada semana se revisan los avances, se evalúa el

desarrollo de las actividades, se presentan proyectos, se hacen propuestas y se

toman decisiones de manera conjunta respecto a lo que se necesita”. Afirma

Andrea. Si bien, como evolución natural, después de tres décadas de su

fundación, la permanencia y la participación de los miembros fundadores ha ido

cambiando del mismo modo que han ingresado nuevos miembros, actualmente –

al momento de la realización de este trabajo de campo-, el equipo de trabajo en

Unitierra está formado por siete personas, no obstante únicamente dos de ellas

tienen un horario establecido y reciben un salario mensual por las actividades que

realizan en Unitierra: don Justo, que realiza las actividades de vigilancia y limpieza

del lugar, y Andrea, que está encargada de llevar los aspectos administrativos y

las cuestiones financieras de la organización: en términos formales, dice ella,

“sería algo así como la administradora, pero en términos reales, soy yo junto con

27
los otros poniendo todo de mi parte para colaborar y aprender, para poder seguir

haciendo juntos lo que estamos haciendo…”

En la asamblea semanal participan de manera igualitaria los miembros que

están involucrados en la operación cotidiana de la organización, así como también

participan, en la medida de sus posibilidades, los miembros fundadores del

proyecto, aun cuando no estén involucrados en el operar cotidiano, sin embargo,

en la medida que la asamblea semanal funciona no solamente como instancia

para la toma de decisiones sino como espacio para la reflexividad, la búsqueda de

soluciones, creación de propuestas y generación de alternativas, pero además es

considerado el espacio en el que se piensa colectivamente y de forma constante el

rumbo y el actuar de la organización retomando la mirada particular y subjetiva de

cada uno de los actores, sin importar la edad, la antigüedad en la organización, las

credenciales, o la experiencia.

En este sentido, la asamblea es el núcleo organizativo que sostiene y mantiene

vigente, en las prácticas cotidianas la metáfora de la forma-hamaca de la

organización, dicho en palabras de Arturo Guerrero (2015 p. 117): “Cada Nosotros

en la urdimbre comunal se organiza a partir de la asamblea.” Tomada la asamblea

como núcleo de lo organizativo, se afianzan las bases de la comunalidad como eje

para la realización de la convivialidad tomada como herramienta en unitierra,

podríamos decir que la asamblea es el mecanismo que hace posible la “la

inmanencia de la comunidad" (Diaz, 2007) y es también el espacio en el que se

expresa el ejercicio constante del gobierno y el interés general, el buen

funcionamiento, la integridad y el poder de la colectividad, se refuerza la

28
solidaridad, la identidad y la unidad del grupo social, se preserva la legitimidad, los

valores de la comunidad, las leyes o las reglas de conducta generales (Bedard,

2004, p.p 100-104).

Comprendido como lo entiende Arturo Guerrero (2015 p.p 115-116) en la

asamblea se concibe y se define “el acuerdo propio”, “El acuerdo establece el tipo

de problemas a discutir, su ordenamiento, y la manera de plantearlos y abordarlos

en la asamblea, asíí́ como los modos para consensuar. La asamblea es la

encarnación del Nosotros comunitario, de la autonomía relativa, y sobre todo, de la

dignidad comunal.”

La referencia a la comunalidad de la organización no se agota en la existencia

de la asamblea, se trata de la autoridad, la distribución de la responsabilidad, los

beneficios, el poder y trabajo, que dicho en palabras de Diaz (2007): el espacio

común, la autoridad, el trabajo como obligación y como servicio y las fiestas o las

ceremonias como expresión del don comunal. O, como lo especifica Arturo

Guerrero (2015, p. 116) “La autoridad comunal se organiza con el acuerdo propio

en al menos tres instituciones: la asamblea, los cargos y el tequio.”

Más interesantes resultan las reflexiones que se han derivado de los trabajos

que, más allá de la definición antropológica tradicional, se adentran a la

comprensión del sentido profundo de la práctica: por un lado, Bonfil (2003, en

González de la Fuente, 2011 p.p 84-86) resalta el hecho de que lo central es

comprender el sistema de cargos como la institución que fomenta lo comunitario

con la interacción continua y frecuente entre los miembros. Siguiendo con esta

perspectiva, Gonzalez de la Fuente (2011 p.p, 81-107) sostiene que “una de las

29
formas estructurales con las que las sociedades locales mesoamericanas

aseguran un mayor número de escenarios de interacción –y con ello, disponer de

un proyecto comunitario que asegure comportamientos tendentes a lo colectivo-

es el sistema de cargos.”

Una organización vertebrada en torno a la estructura del sistema de cargos, y

no con base a la definición de puestos, habilidades o funciones es, en definitiva

una organización que genera y es generada desde un lugar radicalmente distinto

del de la modernidad colonial y asigna una cualidad específica irreductible a las

organizaciones comunitarias que permite vislumbrar las formas posibles de esas

otras lógicas organizativas de las que hemos estado hablando y que, al referirnos

a los roles de la organización que Renée Bedard (2004) describe de manera

génerica y que sostiene, son asumidos por unidades especializadas o repartidos

en las unidades [de la organización]. Este es eje central de la investigación sobre

la transmodernidad organizacional de la cual afirmamos, Unitierra Oaxaca

constituye un referente:

Al respecto, nos cuenta Andrea: “si, me encargo de llevar todo lo que tiene que

ver con el dinero, los gastos, las compras, las entradas, los presupuestos,

básicamente lo que hago es buscar la forma de facilitar que se lleven a cabo las

actividades que son necesarias. Pero no lo hago sola, o bueno, si, tengo la

información y lo que hago es plantear en asamblea las posibilidades de manejo

del dinero, los pros y los contras de algunas cosas, y entre todos decidimos cuales

son las rutas que vamos a seguir, así todas y todos estamos en la misma sintonía

30
y nos comprometemos con las acciones […]. Esto mas que un puesto, es un

cargo… si, es mas bien un cargo el que tengo… ”

En esta dirección Topete Lara (2005, p. 95 ) apunta una cuestión central: “ en el

funcionamiento del sistema de cargos, los antropólogos tenemos un espacio

privilegiado para contemplar una segunda dimensión del poder […] además de la

noción de “poder sobre”, activa y pone al descubierto una segunda: “poder para”,

mediante la cual es posible entender a la institución como una viabilizadora y

garante de uno o más proyectos comunitarios.”

Continua, Andrea“ las decisiones las tomamos juntos, en asamblea, hay cosas

que queremos hacer y cosas que se tienen que hacer, el manejo del dinero, las

comprobaciones de los gastos y la definición de los presupuestos es siempre algo

que se piensa como separado, y usualmente acaba imponiéndose la lógica de las

necesidades administrativas a las necesidades del trabajo, del gozo de aprender y

eso, … acá lo que hacemos es otra cosa, yo soy responsable de llevar las cuentas

y de compartir la información necesaria para que entre todos busquemos una

solución, por eso también estoy involucrándome en las actividades de Unitierra,

participo en los talleres y en las fiestas, cada uno hacemos lo que nos toca hacer,

pero eso lo definimos juntos, y juntos lo analizamos en asamblea. Y así mas o

menos es como trabajamos todos aquí.”

La tercera institución de la autoridad comunal de acuerdo con Guerrero (2015) y

fundamento de la comunalidad es el tequio, que, a diferencia del mano-vuelta o el

apoyo mutuo que es un trabajo relativamente voluntario y basado en la

reciprocidad, debe ser comprendido como el trabajo de carácter obligatorio que se

31
realiza en colectivo para la realización de un bien común. La distinción es central

puesto que estamos hablando de una de las tres instituciones que refuerzan la

autoridad comunal, comprendido en términos de lo que Bedard (2004) delinea

como sistema de gobierno y del bien común, que al mismo tiempo, al ser

obligatorio representa el carácter de pertenencia en la comunidad basado, menos

en los derechos, que en los compromisos. Así es como en Unitierra Oaxaca, se

distinguen los miembros de la organización, de los participantes quienes, en

mayor o menor medida de manera voluntaria y de acuerdo con sus posibilidades,

colaboran en la realización de las actividades colectivas.

Reflexiones Preliminares

La vertebralidad de la forma en cómo se estructuran las organizaciones

comunitarias y los colectivos sociales nos da una pista a cerca de los diferentes

modos de organizarse en torno a lo común. Una de la hipótesis fuertes que

pueden ser consideradas también como conclusión a explorarse en futuros

trabajos es que de las diversas organizaciones existentes que pueden ser

concebidas como transmodernas en la medida que, siguiendo a Bonfil (2003: 57 y

ss. en Gonzáles de la Fuente, 2011: 83-84), a diferencia de la “perspectiva

individualista y acumulativa” ligada a la sociedad occidental capitalista, permitan

ordenar la cooperación de un mayor número de individuos y fomentar relaciones

de comunidad para llevar una vida “con autonomía”: cuantos más escenarios de

interacciones entre un mayor número de personas que se rotan en los roles a

protagonizar, mayores posibilidades de que las conductas ejecutadas sean a favor

de toda la colectividad, las características específicas que adquieren las formas de

32
organización de lo colectivo tendrá, sus raíces o al menos su inspiración en formas

tradicionales de organización ligadas a experiencias culturales recuperadas del

propio contexto histórico que fomentan la interacción continua entre los miembros

de un grupo. Como retos que se presentan como urgentes, en un tránsito que no

se puede dar el lujo de seguir siendo solamente utópico.

Ellas, a diferencia de lo que Touraine (2006) define como un sistema político en

el que los actores se esfuerzan por obtener una subvención de un Estado o un

sistema fiscal que les sea favorable, las organizaciones que aquí llamamos

transmodernas surgen desde una exterioridad de la modernidad y se inscriben en

el campo de la lucha para fortalecer vínculos comunitarios que incrementen la

posibilidad de ejercer una acción lo más autónoma y lo más creativa. Porque

“mientras la productividad se conjuga en términos de tener, la convivencialidad en

términos de ser" (Illich 2003 p. 483 citado en R, Espejo 2008 s/n). O como lo

afirma Martinez Luna; “Somos comunalidad, lo opuesto a la individualidad, somos

territorio comunal, no propiedad privada; somos compartencia, no competencia;

somos politeísmo, no monoteísmo. Somos intercambio, no negocio; diversidad, no

igualdad, aunque a nombre de la igualdad también se nos oprima. Somos

interdependientes, no libres.” (2009 p. ) porque, según menciona Jaime, “el

término no es importante, lo que importa es la vida, hacer la vida en común”.

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