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Sentencia C-372/16

JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL-Ámbito de aplicación/JUSTICIA


PENAL MILITAR Y POLICIAL-Garantías de las víctimas para la defensa de sus
derechos en procesos penales que adelanta esta jurisdicción/JUSTICIA PENAL
MILITAR Y POLICIAL-Organización y funcionamiento de esta jurisdicción no requiere
de la expedición de ley estatutaria

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Requisitos mínimos

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Concepto de la violación/CONTROL


DE CONSTITUCIONALIDAD DE LA ACCION PUBLICA DE
INCONSTITUCIONALIDAD-Carácter rogado

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Razones claras, ciertas, específicas,


pertinentes y suficientes

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Aplicación del principio pro


actione/DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Test de procedibilidad no debe
ser tan estricto

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD POR VULNERACION DE RESERVA


DE LEY ESTATUTARIA-No observa los requisitos de certeza, especificidad, suficiencia
y pertinencia

RESERVA DE LEY ESTATUTARIA EN MATERIA DE ADMINISTRACION DE


JUSTICIA-Alcance restringido

AMPLIACION INDEBIDA DE LA COMPETENCIA DE LA JUSTICIA PENAL


MILITAR PARA INVESTIGAR Y SANCIONAR DELITOS DE CONOCIMIENTO
DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR-Ineptitud sustantiva por no cumplir los requisitos
de procedibilidad

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL-


Asignación de competencia de juzgados penales militares y policiales de conocimiento
especializado frente a la investigación y juzgamiento de los delitos de conocimiento de la
Justicia Penal Militar/NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL
MILITAR Y POLICIAL-Asignación de competencia de juzgados penales militares y
policiales de conocimiento frente a la investigación y juzgamiento de los delitos de
conocimiento de la Justicia Penal Militar
CODIGO PENAL MILITAR-Delitos cometidos por miembros de la
Fuerza Pública

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL-Ineptitud sustantiva por desconocimiento de los
principios de independencia, autonomía e imparcialidad de la
administración de justicia

DEMANDA CONTRA NORMA QUE REESTRUCTURA LA


JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL-No cumple el requisito
formal que exige el señalamiento y transcripción de las normas que se
acusan como inconstitucionales

DEMANDA CONTRA NORMA QUE REESTRUCTURA LA


JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL-No observa los requisitos
de certeza, especificidad, suficiencia y pertinencia frente a los principios
de autonomía, independencia e imparcialidad judicial

DEMANDA CONTRA NORMA QUE REESTRUCTURA LA


JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL-No puede estructurarse a
partir de la formulación de un cargo general porque la ley regula diversas
materias cuyas disposiciones tiene contenidos normativos distintos

CUERPO TECNICO DE INVESTIGACION DE LA JUSTICIA


PENAL MILITAR Y POLICIAL Y ADSCRIPCION A LA
FISCALIA GENERAL PENAL MILITAR-Ineptitud sustancial por
violación de la prohibición de atribuir funciones de policía judicial a las
fuerzas militares y desconocimiento del diseño constitucional para la
Fiscalía General de la Nación

CUERPO TECNICO DE INVESTIGACION DE LA JUSTICIA


PENAL MILITAR Y POLICIAL Y ADSCRIPCION A LA
FISCALIA GENERAL PENAL MILITAR-No cumple los requisitos
de certeza, pertinencia y suficiencia frente a la prohibición de la fuerza
Pública de ejercer funciones de policía judicial y el desconocimiento de
las funciones atribuidas al órgano de investigación en relación con la
coordinación de las funciones de policía judicial

FUERO PENAL MILITAR-Naturaleza jurídica particular/FUERO


PENAL MILITAR-Estructura y funcionamiento

FUERO PENAL MILITAR-Jurisprudencia constitucional

FUERO PENAL MILITAR-Alcance

La Corte ha puesto de presente que la incorporación de la figura del fuero


penal militar en el ordenamiento jurídico colombiano, no es una innovación
atribuida al Constituyente de 1991, pues, al respecto, éste se limitó a
reproducir en el artículo 221 de la Carta, el mandato previsto

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originariamente en el artículo 170 de la Constitución Centenaria de 1886,
que ya la consagraba. En ese contexto, el fuero penal militar es una
institución jurídica con una larga tradición en el constitucionalismo
colombiano, la cual, bajo la actual Constitución Política, encuentra pleno
reconocimiento en el ya citado artículo 221, con las modificaciones
introducidas por los Actos Legislativos 02 de 1995 y 01 de 2015, a su vez
complementado por los artículos 116 y 250 del mismo ordenamiento Superior.
Conforme con dichas disposiciones, la figura del fuero penal militar se
constituye en una prerrogativa especial de juzgamiento, a través de la cual se
busca que las conductas punibles cometidas por los miembros de la Fuerza
Pública “en servicio activo, y en relación con el mismo servicio”, sean de
competencia de las cortes marciales o tribunales militares, “con arreglo a las
prescripciones del Código Penal Militar”; organismos éstos que, a su vez,
“estarán integrados por miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o
en retiro”. De ese modo, aun cuando la propia Constitución tenga previsto,
como regla general, que el “juez natural” para investigar y juzgar a los
autores o partícipes de las conductas punibles son las autoridades judiciales
que hacen parte de la jurisdicción penal ordinaria, la circunstancia de que
también contemple la existencia de cortes marciales o tribunales militares,
constitutivos de la denominada Justicia Penal Militar, comporta sin lugar a
dudas una excepción a esa regla general y, por tanto, la implementación de
un régimen penal de naturaleza especial que, bajo un determinado contexto,
investiga y juzga las conductas delictivas cometidas por los miembros de la
Fuerza Púbica en servicio activo y en relación directa con el servicio.

FUERO PENAL MILITAR-Tratamiento particular/MIEMBROS DE


LA FUERZA PUBLICA-Función especial, exclusiva y excluyente

El tratamiento particular que a través del fuero penal militar se reconoce,


encuentra una clara justificación en las diferencias existentes entre los
deberes y responsabilidades impuestas a los ciudadanos y los que están
llamados a cumplir los miembros de la fuerza pública, pues a estos últimos la
Constitución les asigna una función especial, exclusiva y excluyente, “como
es el monopolio del ejercicio coactivo del Estado, lo que implica el uso y
disposición de la fuerza legítima y el sometimiento a una reglas especiales
propias de la actividad militar, opuestas por naturaleza a las que son
aplicables en la vida civil”.

FUERZA PUBLICA-Integrada por las Fuerzas Militares y la Policía


Nacional/FUERZA PUBLICA-Atribuciones específicas propias de su
naturaleza especial

La Fuerza Pública, de la que forman parte las Fuerzas Militares y la Policía


Nacional, es un cuerpo armado de carácter permanente, instruido y
disciplinado conforme a las técnicas militar y de policía, a quien la propia
Constitución le asigna atribuciones específicas que son propia de su
naturaleza especial, y que se concretan en la defensa de la soberanía, la
independencia e integridad del territorio nacional, y en el mantenimiento de
las condiciones necesarias para la convivencia pacífica y para el ejercicio de

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los derechos y libertades públicas (C.P. arts. 217 y 218). Para el
cumplimiento de dichas atribuciones, el mismo ordenamiento Superior, al
tiempo que delega en la Fuerza Pública el monopolio exclusivo de la fuerza y
la posibilidad de portar armas, prerrogativas a las que de ordinario no tienen
acceso los civiles, también le restringe a sus miembros el ejercicio de ciertos
derechos, como ocurre en el caso de los derechos políticos, los cuales si son
plenamente garantizados a los demás ciudadanos (C.P. art. 220).

FUERO PENAL MILITAR-Régimen jurídico especial

El fuero penal militar encuentra pleno respaldo institucional en la necesidad


de establecer un régimen jurídico especial, materializado en la denominada
Justicia Penal Militar, que resulte compatible con la especificidad de las
funciones que la Constitución y la ley le han asignado a la fuerza pública, y
que a su vez resulte coherente y armónico con su particular sistema de
organización y de formación castrense. A este respecto, en la Sentencia C-457
de 2002, la Corte destacó que la razón de ser de la Justicia Penal Militar
radica, “de una parte, en las reglas de conducta particulares a que se
encuentran subordinados los miembros de la fuerza pública y, de otra, en la
estrecha relación que existe entre esas reglas particulares de comportamiento,
el uso de la fuerza y la especial índole de las conductas que les son
imputables”, las cuales son en esencia incompatibles con las reglas generales
y comunes que el orden jurídico existente ha establecido para la jurisdicción
ordinaria.

FUERO PENAL MILITAR DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LOS


SUJETOS Y DEL OBJETO ESPECIFICO QUE AMPARA-
Competencia/JUSTICIA PENAL MILITAR-Carácter limitado,
excepcional y restringido/JUSTICIA PENAL MILITAR-Elementos
básicos para que se active su competencia/JUSTICIA PENAL
MILITAR-Imposibilidad de investigar o juzgar a los civiles ni a los
miembros de la fuerza pública en retiro o en servicio activo que cometan
delitos no relacionados con el servicio

Siguiendo con el mandato previsto en el artículo 221 Superior y las normas


que lo complementan, la Corte ha precisado que el fuero Penal Militar, desde
el punto de vista de los sujetos y del objeto específico que ampara, no puede
ser visto como un simple privilegio, gracia o prebenda en favor del estamento
militar y policial, que suponga una especie de inmunidad de sus miembros
frente a la justicia ordinaria, pues el mismo persigue fines y propósitos muy
claros, derivados únicamente de las especialísimas funciones asignadas a la
Fuerza Pública, con lo cual se descarta que todos los comportamientos
delictivos sean de conocimiento de dicha jurisdicción especial. Por ello, en
aplicación del referido mandato, este Tribunal ha dejado sentado que a la
Justicia Penal Militar se le reconoce un campo de acción limitado,
excepcional y restringido, en la medida que a ella solo le corresponde juzga a
los miembros de la fuerza pública en servicio activo por los delitos cometidos
y relacionados con el servicio. En esa dirección, la competencia de la Justicia
Penal Militar, esto es, de los tribunales militares o cortes marciales, solo se

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activa cuando concurran dos elementos básicos: (i) que el agente pertenezca
a la institución castrense y sea miembro activo de ella (elemento subjetivo); y
(ii) que el delito cometido tenga relación directa con el servicio (elemento
funcional). Consecuencia de lo anterior, es que el fuero penal militar se
extiende a los miembros de la Fuerza pública en servicio activo que cometan
delitos relacionados con el servicio, y a los miembros de la fuerza pública en
retiro que hayan cometido delitos cuando se encontraban en servicio activo y
el mismo encuentre relación con el servicio. De ese modo, no le corresponde a
la jurisdicción penal militar, en ningún caso, y por ningún motivo, juzgar a
los civiles, ni tampoco a los miembros de la fuerza pública en retiro o en
servicio activo que cometan delitos no relacionados con el servicio, esto es,
delitos que se aparten de las funciones misionales que en su condición de tal
ejecutan de acuerdo con el ordenamiento jurídico, los cuales serían de
competencia de la jurisdicción ordinaria. Tratándose de los civiles, el artículo
213 de la Carta establece expresamente que “[e]n ningún caso los civiles
podrán ser investigados o juzgados por la justicia penal militar”.

JUSTICIA PENAL MILITAR-Elemento funcional para que se active


su competencia excepcional

En relación con el elemento funcional que debe concurrir para activar la


competencia excepcional de la Justicia Penal Militar: que el delito cometido
tenga relación directa con el servicio, la Jurisprudencia ha destacado su
especial importancia en la configuración y aplicación del fuero, precisando
que el mismo consiste “en que la conducta punible tenga una conexión
directa con el cumplimiento de una función legítima”, lo que significa, a su
vez, que si “el comportamiento típico es consecuencia del desarrollo de una
tarea propia del servicio, pero la misma es cumplida de forma distorsionada o
desviada, la acción perderá cualquier relación con la labor legal y será,
como cualquier delito común, objeto de conocimiento de la jurisdicción
ordinaria”.

JUSTICIA PENAL MILITAR-Desconoce los principios de igualdad,


juez natural y autonomía e independencia judicial cuando asume el
conocimiento, investigación y juzgamiento de delitos fuera de su
competencia

La jurisprudencia ha concluido que se desconocen los principios de igualdad,


juez natural y autonomía e independencia judicial, cuando la Justicia Penal
Militar asume el conocimiento, investigación y juzgamiento de delitos que no
se ajustan a los parámetros restringidos de su competencia, y que en realidad
deben ser decididos por la justicia penal ordinaria; es decir, cuando dicha
jurisdicción especial extiende su competencia más allá de los delitos
cometidos por los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en
relación con dicho servicio. Ello, tras considerar que en tales casos, “se
estaría generando una diferencia en cuanto al órgano llamado a ejercer el
juzgamiento de conductas delictivas que no requieren de una cualificación
específica del sujeto que las realiza”.

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JUSTICIA PENAL MILITAR-No hace parte de la rama
judicial/JUSTICIA PENAL MILITAR-Integra la Rama Ejecutiva del
Poder Público

JUSTICIA PENAL MILITAR-Adscripción a la Rama Ejecutiva

JUSTICIA PENAL MILITAR-Aplicación de las garantías del debido


proceso/JUSTICIA PENAL MILITAR-Aplicación de los principios de
autonomía, independencia e imparcialidad que rigen la administración de
justicia

La jurisprudencia ha dejado en claro que, aun cuando orgánicamente la


justicia Penal Militar no hace parte de la estructura de la Rama Judicial, en
la medida que su función específica es la de administrar justicia, debe
aceptarse que todas aquellas garantías que conforman la noción de debido
proceso, y los principios constitucionales que rigen la administración de
justicia, le resultan igualmente aplicables a dicha jurisdicción especial, en
particular, los principios de autonomía, independencia e imparcialidad “cuya
observancia se constituye en pilar fundamental de la función judicial, toda
vez que, por su intermedio, se busca garantizar a los ciudadanos sometidos al
proceso, un juicio libre y autónomo, alejado de cualquier tipo de presiones e
influencias que ponga en entredicho la objetividad del juzgador”.

JUSTICIA PENAL MILITAR Y JUSTICIA PENAL ORDINARIA-


Distinción/JUSTICIA PENAL MILITAR Y JUSTICIA PENAL
ORDINARIA-Identidad no es plena/JUSTICIA PENAL MILITAR Y
JUSTICIA PENAL ORDINARIA-Trato diferenciado

JUSTICIA PENAL MILITAR-Regulación diferente/JUSTICIA


PENAL MILITAR-Configuración normativa del
legislador/CONFIGURACION NORMATIVA DEL LEGISLADOR
EN MATERIA DE JUSTICIA PENAL MILITAR-Introducción de
instituciones jurídicas propias del sistema acusatorio
ordinario/JUSTICIA PENAL MILITAR-Adopción e implementación
del sistema acusatorio/CODIGO PENAL MILITAR-Expedición con
base en la adopción e implementación del sistema acusatorio en la
justicia penal militar

JUSTICIA PENAL MILITAR-Libertad de configuración legislativa en


la definición de su estructura y funcionamiento

JUSTICIA PENAL MILITAR-Estructura y funcionamiento es materia


reservada al legislador/JUSTICIA PENAL MILITAR-Amplio margen
de configuración normativa

MIEMBROS DE LA FUERZA PUBLICA-Régimen especial de


personal y de carrera

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JUSTICIA PENAL MILITAR-Desarrollo de la estructura y
funcionamiento con arreglo a las prescripciones del Código Penal
Militar/JUSTICIA PENAL MILITAR-Facultad del Legislador de
incluir modificaciones e introducir otras regulaciones/CODIGO PENAL
MILITAR-No existe disposición constitucional que le haya reconocido o
consagrado una especie de “reserva de código”

Sobre el mandato previsto en el artículo 221, según el cual, la definición de la


estructura y funcionamiento de la Justicia Penal Militar debe llevarse a cabo
“con arreglo a las prescripciones del Código Penal Militar”, la
jurisprudencia constitucional ha tenido oportunidad de pronunciarse para
aclarar que tal expresión debe ser interpretada en sentido amplio, de manera
que se entienda que “también mediante legislación complementaria,
entiéndase leyes ordinarias, el legislador puede incluir modificaciones e
introducir regulaciones a la Jurisdicción Penal Militar”. Con esa orientación,
en la Sentencia C-399 de 1995, reiterada posteriormente, entre otras, en las
Sentencias C-676 de 2001, C-737 de 2006 y C-084 de 2016, la Corte dejó
claro que ni el artículo 221 Superior ni ninguna otra disposición
constitucional, le han reconocido a los mandatos del Código Penal Militar,
una fuerza normativa especial o consagrado sobre él una especie de “reserva
de código”, de la cual pueda concluirse que sólo a través del mismo es
posible diseñar la estructura de la justicia castrense. En ese entendido, se
sostuvo en el aludido fallo que el objetivo de la Constitución, particularmente
a través del artículo 221, es consagrar un régimen penal especial para juzgar
los delitos cometidos por los miembros de la Fuerza Pública en servicio
activo y en relación con el servicio, permitiéndole al legislador regular,
mediante leyes ordinarias, asuntos relativos a esa justicia especial, lo cual no
significa que, necesariamente, las referidas medidas deban encontrarse
formalmente incorporadas en el Código de Justicia Penal Militar. Al
respecto, señaló que “la ley ordinaria puede regular asuntos relativos a la
justicia penal militar sin que tales disposiciones tengan que estar
formalmente incorporadas en el texto del Código Penal Militar”, entendiendo
“que esas leyes, aun cuando no se encuentren formalmente en ese código,
pueden modificarlo y adicionarlo, sin que ello implique ningún vicio de
inconstitucionalidad ya que, se reitera, se trata de normas legales de la
misma jerarquía.”.

JUSTICIA PENAL MILITAR-Atribución legislativa para regular lo


relacionado con la estructura y funcionamiento no es absoluta

En lo que hace a la atribución legislativa para regular lo relacionado con la


estructura y funcionamiento de la Justicia Penal Militar, también la Corte ha
señalado “que la misma no es absoluta, en el sentido de que debe ser ejercida
en forma razonable y proporcional, dentro de los parámetros específicos que
sobre la materia fija la propia Constitución, y con plena observancia y
respeto de los principios y derechos consagrados en la Carta Política”,
precisando, además, que “[l]a existencia de un régimen especial en materia
penal militar no puede convertirse en una razón que justifique el
desconocimiento de la Constitución y los derechos fundamentales que el

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Ordenamiento Superior reconoce a todos los ciudadanos - también a quienes
forman parte de la fuerza pública”.

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL-Contenido

CODIGO PENAL MILITAR-Regula las normas de la Justicia Penal


Militar y fija los criterios de implementación del sistema penal acusatorio
en la jurisdicción especializada

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL-Regula aspectos vinculados al nuevo procedimiento penal
especial y materias de orden administrativo y laboral

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL-Interpretación histórica y sistemática

JUEZ CONSTITUCIONAL-Métodos de interpretación histórico y


sistemático/INTERPRETACION HISTORICA-
Alcance/INTERPRETACION SISTEMATICA-Alcance

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL-Trámite legislativo

APLICACION DE LA NORMA QUE REESTRUCTURA LA


JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL RESPECTO DE
MIEMBROS DE LA FUERZA PUBLICA EN SERVICIO ACTIVO
O EN RETIRO Y PERSONAL CIVIL O NO UNIFORMADO QUE
DESEMPEÑE CARGOS EN LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y
POLICIAL-Interpretación sistemática

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL-Medidas de carácter administrativo y laboral dirigidas a
garantizar el funcionamiento de la Justicia Penal Militar

CODIGO PENAL MILITAR Y POLICIAL-Define el alcance del


Fuero Penal Militar y la competencia de la Justicia Penal Militar

MIEMBROS DE LA FUERZA PUBLICA EN RETIRO-Solo pueden


someterse a la Justicia Penal Militar y Policial por delitos cometidos
durante el servicio y en relación con el mismo/JUSTICIA PENAL
MILITAR Y POLICIAL-Ordenamiento Superior prohíbe la
investigación y juzgamiento de civiles

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL-Se aplica a miembros de la Fuerza Pública en retiro y
personal civil o no uniformado solo en relación con medidas de carácter
laboral y administrativo cuando sean exigibles por razón de su

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vinculación a la planta de personal de los órganos de la Justicia Penal
Militar y Policial

FORMAS DE TERMINACION ANTICIPADA DEL PROCESO


PENAL-Jurisprudencia constitucional en relación con los preacuerdos y
negociaciones

La jurisprudencia constitucional ha considerado constitucionalmente


admisible la celebración de preacuerdos y negociaciones entre la Fiscalía y el
imputado o el acusado, orientados a que se dicte anticipadamente sentencia
condenatoria, sobre la base de que tales institutos estén asistidas por
finalidades específicas, como son las de humanizar la actuación procesal y la
pena; garantizar la eficacia del sistema reflejada en la obtención de una
pronta y cumplida justicia; propugnar por la solución de los conflictos
sociales que genera el delito; propiciar la reparación integral de los
perjuicios ocasionados con el injusto; y promover la participación del
imputado en la definición de su caso.

FORMAS DE TERMINACION ANTICIPADA DEL PROCESO


PENAL-Configuración legal

PREACUERDOS Y NEGOCIACIONES EN EL PROCESO


PENAL-Institucionalización y regulación no contraria la Constitución
Política por tanto no viola el debido proceso

PREACUERDOS Y NEGOCIACIONES-Alcance y características

ACUERDOS Y NEGOCIACIONES-Derecho de las víctimas a


participar activamente

La jurisprudencia constitucional ha dejado en claro que en todos los


mecanismos de negociación anticipada, los derechos de las víctimas deben
ser garantizados, de manera que el proceso de negociación de los acuerdos y
preacuerdos no puede ser ajeno a la satisfacción de los derechos de las
víctimas a la verdad, la justicia y la reparación, lo cual significa que el juez
que los apruebe deberá escucharlas, tener en cuenta su participación y tomar
en consideración sus intereses.

COMPETENCIA PARA EL TRANSITO AL SISTEMA PENAL


ACUSATORIO Y PARA GARANTIZAR SU OPERATIVIDAD EN
LA JURISDICCION ESPECIALIZADA PENAL MILITAR-
Contenido y alcance

COMPETENCIA PARA EL TRANSITO AL SISTEMA PENAL


ACUSATORIO Y PARA GARANTIZAR SU OPERATIVIDAD EN
LA JURISDICCION ESPECIALIZADA PENAL MILITAR-
Regulación de las formas de terminación anticipada del
proceso/COMPETENCIA PARA EL TRANSITO AL SISTEMA
PENAL ACUSATORIO Y PARA GARANTIZAR SU

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OPERATIVIDAD EN LA JURISDICCION ESPECIALIZADA
PENAL MILITAR-Regulación de las modalidades de preacuerdos y
acuerdos

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL-Preacuerdos desde la audiencia de formulación de
imputación/NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL
MILITAR Y POLICIAL-Modalidades de negociación anticipada

JUSTICIA PENAL MILITAR-Inclusión de preacuerdos y


negociaciones

PREACUERDOS Y ACUERDOS-Amplio margen de configuración


normativa

SISTEMA PENAL ACUSATORIO DE LA JURISDICCION PENAL


MILITAR Y POLICIAL-Incorporación de preacuerdos y acuerdos
como formas de terminación anticipada del proceso no contraria la
Constitución/PREACUERDOS, ACUERDOS Y NEGOCIACIONES
ANTICIPADAS-No violan el debido proceso ni contrarían la Carta
Política

PREACUERDOS Y ACUERDOS EN LA JUSTICIA PENAL


MILITAR-Inclusión no desconoce las atribuciones exclusivas de la
Fiscalía General de la Nación/PREACUERDOS Y
NEGOCIACIONES-No implican una disposición de la acción penal y
su regulación corresponde al legislador

DELITOS DE CONOCIMIENTO Y JUZGAMIENTO DE LA


JUSTICIA PENAL MILITAR-Se encuentran excluidos de la
competencia asignada a la Fiscalía General de la Nación

PREACUERDOS Y NEGOCIACIONES-No incorporan el ejercicio de


un poder dispositivo sobre la acción penal, sino la búsqueda a través del
consenso, de alternativas que permitan anticipar o abreviar el ejercicio de
la acción penal/PREACUERDOS Y ACUERDOS ANTICIPADOS-
Estado no está renunciando a investigar y juzgar las conductas punibles

JUSTICIA PENAL MILITAR-No incluye a las víctimas para intervenir


en los preacuerdos y negociaciones

DERECHO A UN RECURSO JUDICIAL EFECTIVO, A LA


VERDAD, JUSTICIA Y REPARACION INTEGRAL-
Desconocimiento al no garantizar la participación e intervención de las
víctimas en los procesos de negociación de preacuerdos y acuerdos

PROTECCION DE LOS DERECHOS DE LAS VICTIMAS EN


PROCESOS ORDINARIOS-Se extiende a todas las actuaciones de la
Justicia Penal Militar y Policial

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Considera la Corte importante aclarar, en plena correspondencia con la
posición de la demanda y algunos intervinientes, que la protección de los
derechos de las víctimas que se predica de los procesos ordinarios, se
extiende también a todas las actuaciones que se surtan al interior de la
Justicia Penal Militar y Policial, pues las garantías procesales en general, y
en particular las de las propias víctimas, deben aplicarse en cualquier
procedimiento, sin importar su naturaleza y especialidad, con el fin de
garantizar el ejercicio legítimo de los derechos en ellos involucrados y que
pueden resultar afectados. Como ha sido señalado por la jurisprudencia en
forma reiterada, aun cuando orgánicamente la justicia Penal Militar y
Policial no hace parte de la estructura de la Rama Judicial, le resultan
igualmente aplicables a dicha jurisdicción especial, todos aquellos derechos y
garantías que conforman la noción de debido proceso, así como también los
principios constitucionales que rigen la administración de justicia, en
particular los de acceso a la justicia, derecho a la defensa y respeto por los
derechos (Ley 270 de 1996. Arts. 2, 3 y 9).

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL FRENTE A LOS PREACUERDOS DESDE LA
AUDIENCIA DE FORMULACION DE IMPUTACION Y
ACEPTACION DE CARGOS-Exequibilidad en el entendido que la
víctima podrá intervenir en la celebración de los acuerdos y preacuerdos
entre la Fiscalía Penal Militar y el imputado o acusado

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL MILITAR


Y POLICIAL FRENTE A LAS VICTIMAS Y SU INTERVENCION
EN LA ACTUACION PENAL-No opera la figura de la cosa juzgada
material/COSA JUZGADA MATERIAL-Requisitos

REPARACION INTEGRAL-Asistencia de las víctimas afectadas con


el delito/FISCALIA GENERAL DE LA NACION-Deber de solicitar al
juez la protección de las víctimas/VICTIMAS-Ejercicio de la acción
penal

VICTIMAS-Importancia en el proceso penal/VICTIMAS-Ausencia de


una definición precisa en la Constitución Política

CONCEPTO DE VICTIMA-Jurisprudencia constitucional/VICTIMA-


Alcance del concepto

CONCEPTO DE VICTIMA-Se circunscribe a quien sufra un daño por


causa de un delito

CONCEPTO DE VICTIMA EN EL CONFLICTO ARMADO-


Alcance frente a personas afectadas por la comisión del delito de manera
indirecta/CONCEPTO DE VICTIMA EN EL CONFLICTO
ARMADO-Reconocimiento a las personas que hubieran sufrido un daño
de manera indirecta

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DAÑO-Concepto/DAÑO-Modalidades

DAÑO-Definidor del concepto de víctima/NOCION DE DAÑO-


Alcance

VICTIMA-Concepto

Esta Corporación definió que el concepto de víctima debía entenderse,


además de quien sufra el daño de manera directa, de manera general, de
“todas aquellas personas que hubieren sufrido daño como consecuencia de
los hechos victimizantes”. En este contexto, la Corte no sólo reconoció el
concepto de víctima indirecta, en los términos que ya lo incluía la disposición
acusada entonces, sino que lo amplió más allá de los vínculos civiles o grados
de consanguinidad con la víctima directa, a un criterio general derivado del
daño causado a cualquier persona.

VICTIMA EN EL CONFLICTO ARMADO-Exclusión no resulta


violatorio del principio de igualdad

CONCEPTO DE VICTIMA-Protección en el Derecho Internacional


Humanitario

CARACTER “DIRECTO” DEL DAÑO-Restringe la posibilidad de


intervención de las víctimas en el proceso penal y su derecho a un
recurso judicial efectivo

JUSTICIA PENAL MILITAR-No constituye justificación restringir el


concepto de víctima en los delitos contenidos en el Código Penal Militar
sólo al daño directo

VICTIMAS EN EL CODIGO PENAL MILITAR QUE HAYAN


SUFRIDO ALGUN DAÑO DIRECTO-Inexequibilidad de la expresión
“directo” contenida en el artículo 294 de la ley 1407 de 2010

FISCALIA GENERAL PENAL MILITAR-Derecho de las víctimas a


recibir información

NORMA QUE REESTRUCTURA LA JUSTICIA PENAL


MILITAR-No incluye el derecho de las víctimas a recibir información
por parte de la Fiscalía General Penal Militar sobre la aplicación del
principio de oportunidad

APLICACION DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN LA


JURISDICCION PENAL MILITAR Y POLICIAL-Jurisprudencia
constitucional

PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN LA JURISDICCION PENAL


MILITAR Y POLICIAL-Inaplicación

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DERECHO DE LAS VICTIMAS A RECIBIR INFORMACION
POR LA FISCALIA GENERAL PENAL MILITAR-Sustracción de
materia por carencia actual de objeto ante inoperancia del principio de
oportunidad en el procedimiento penal militar y policial

JURISDICCION PENAL MILITAR Y POLICIAL-No es posible la


comparación con la Ley 906 de 2004 por cuanto esta sí incluye el
derecho de las víctimas a ser informadas en relación con la aplicación del
principio de oportunidad

DERECHO DE LAS VICTIMAS FRENTE A LA PLURALIDAD


DE VICTIMAS EN LA INVESTIGACION-Norma prevé que sus
intereses sólo pueden estar representados por dos abogados

CODIGO PENAL MILITAR FRENTE A LA PLURALIDAD DE


VICTIMAS EN LA INVESTIGACION-Norma limita su participación
a ser representadas por un máximo de dos abogados

DERECHOS DE LAS VICTIMAS-Protección constitucional

CONCEPTO DE VICTIMA FRENTE A LA AFECTACION DEL


DAÑO CAUSADO POR EL ILICITO-No resulta de recibo que se
incluyan limitaciones injustificadas a los derechos de las víctimas cuando
acuden al proceso en un número plural

CODIGO PENAL MILITAR FRENTE A LA PLURALIDAD DE


VICTIMAS EN LA INVESTIGACION-Desconocimiento del principio
de igualdad al impedirles acudir directamente al proceso para defender
sus derechos

DERECHO DE LAS VICTIMAS A LA VERDAD, JUSTICIA Y


REPARACION Y AL RECURSO JUDICIAL EFECTIVO-Afectación
ante posibilidad de limitar el número de apoderados para la asistencia
técnica

DERECHO DE POSTULACION DE LAS VICTIMAS PARA


INTERVENIR DURANTE LA INVESTIGACION-Desproporción al
limitar el número de apoderados para la asistencia técnica

DERECHO DE LAS VICTIMAS FRENTE A LA PLURALIDAD


DE VICTIMAS EN LA INVESTIGACION EN PROCESO PENAL
MILITAR-Desconocimiento y afectación del derecho a la igualdad al
limitar la asistencia técnica a dos abogados

JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL-Debe garantizar el


acceso a la administración de justicia y la protección de los derechos de
las víctimas

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CODIGO PENAL MILITAR FRENTE A LA PLURALIDAD DE
VICTIMAS EN PROCESO PENAL MILITAR-Inexequibilidad del
numeral 4 del artículo 299 de la ley 1407 de 2010 al privar la posibilidad
de intervenir

FISCALIA PENAL MILITAR-Especial vinculación con la protección


de los derechos de las víctimas en el proceso penal

CODIGO PENAL MILITAR-Posición garante de la Fiscalía Penal


Militar frente a los derechos de las víctimas

INTERVENCION DE LAS VICTIMAS EN LA ACTUACION


PENAL Y ACCESO A LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA-
Garantía para quienes no tengan recursos económicos, de contar con un
defensor de oficio/FISCALIA PENAL MILITAR-Código Penal Militar
le atribuye la función de designar defensor de oficio

FISCALIA PENAL MILITAR-Representación judicial de las


víctimas/DERECHOS DE LAS VICTIMAS A LA IGUALDAD,
DEBIDO PROCESO, ASISTENCIA JURIDICA Y ACCESO A LA
ADMINISTRACION DE JUSTICIA-No se desconocen por la
representación judicial de las víctimas por parte de la Fiscalía Penal
Militar

FUERZA PUBLICA-Cuenta con un sistema especial para la defensa


disciplinaria y judicial/SISTEMA DE DEFENSA TECNICA Y
ESPECIALIZADA DE MIEMBROS DE LA FUERZA PUBLICA-
Objeto/SISTEMA DE DEFENSA TECNICA Y ESPECIALIZADA
DE MIEMBROS DE LA FUERZA PUBLICA-Gobernado por el
principio de gratuidad

CREACION DEL SISTEMA DE DEFENSA TECNICA Y


ESPECIALIZADA DE MIEMBROS DE LA FUERZA PUBLICA
SIN LA DIRECCION DE LA DEFENSORIA DEL PUEBLO-
Jurisprudencia constitucional

DERECHO A LA DEFENSA TECNICA-Protección de grupos


poblacionales particulares que requieran alternativas de representación
judicial diferenciada/CREACION DEL SISTEMA DE DEFENSA
TECNICA Y ESPECIALIZADA DE MIEMBROS DE LA FUERZA
PUBLICA-Garantiza su defensa técnica

SISTEMA DE DEFENSA TECNICA Y ESPECIALIZADA DE


MIEMBROS DE LA FUERZA PUBLICA-Justificado por un factor
subjetivo/SISTEMA DE DEFENSA TECNICA Y ESPECIALIZADA
DE MIEMBROS DE LA FUERZA PUBLICA EN SERVICIO
ACTIVO Y EN RETIRO-Representación judicial en procesos
disciplinarios y penales

14
SISTEMA NACIONAL DE DEFENSORIA PUBLICA-Dispuesto para
garantizar el derecho a la defensa técnica de personas que no cuentan con
recursos para designar un abogado de confianza/SISTEMA NACIONAL
DE DEFENSORIA PUBLICA-Finalidad/SISTEMA NACIONAL DE
DEFENSORIA PUBLICA-Cobertura/SISTEMA NACIONAL DE
DEFENSORIA PUBLICA-Dirección está en cabeza del Defensor del
Pueblo

SISTEMA NACIONAL DE DEFENSORIA PUBLICA-Asistencia y


representación judicial en materia penal ante la imposibilidad de hacerlo
a través de un abogado de confianza

REPRESENTACION TECNICA DE LAS VICTIMAS EN EL


PROCESO PENAL MILITAR-Factor subjetivo/SISTEMA DE
DEFENSA TECNICA Y ESPECIALIZADA DE MIEMBROS DE LA
FUERZA PUBLICA-Acceso cuando víctima hace parte de la fuerza
pública/SISTEMA NACIONAL DE DEFENSORIA PUBLICA-
Acceso cuando víctima es un civil y no está en condiciones de designar
un abogado de confianza/FISCAL PENAL MILITAR-Competente para
asignar abogado de oficio cuando víctimas civiles no cuentan con
capacidad económica

ASIGNACION DE ABOGADO DE OFICIO POR LA FISCALIA


PENAL MILITAR-No constituye vulneración de los derechos de las
víctimas

CODIGO PENAL MILITAR FRENTE A LA ASIGNACION DE


ABOGADO DE OFICIO PARA LAS VICTIMAS DURANTE LA
INVESTIGACION-Exequibilidad condicionada de la expresión “la
Fiscalía Penal Militar” en el entendido que, tratándose de víctimas civiles
que no cuenten con medios suficientes para contratar un abogado, la
Fiscalía Penal Militar deberá garantizar su acceso al Sistema Nacional de
Defensoría Pública

Referencia: expediente D-11158

Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad
contra los artículos 2 (parcial), 3
(parcial), 7, 8, 9, 11, 14, 15, 16, 18, 19,
20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29,
30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 41,
42, 43, 44, 48, 50, 54 (parcial), 58, 65,
71, 72, 74, 75, 83, 90, 109 (parcial) y
110 de la Ley 1765 de 2015; y contra
los artículos 294 (parcial), 298 y 299
(parcial) de la Ley 1407 de 2010.

15
Demandante:
Luz Marina Bernal Parra y otros.

Magistrado Sustanciador:
LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ

Bogotá D.C., trece (13) de julio de dos mil dieciséis (2016).

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones


constitucionales y de los requisitos y trámites establecidos en el Decreto 2067
de 1991, profiere la siguiente

SENTENCIA

I. ANTECEDENTES

Las ciudadanas y ciudadanos Luz Marina Bernal Parra, María Ubilerna


Sanabria López, María del Pilar Navarrete Urrea, Juan Francisco Lanao
Anzola, Gustavo Arley Trejos, Luis Guillermo Pérez Casas, Jomary Ortegón
Osorio, Fabián Eduardo Wilches García, Mauricio Ortiz Coronado, Claudia
Liliana Erazo Maldonado, Daniel Ricardo Vargas Díaz, Alberto de Jesús Yepes
Palacio, Shaira Alexandra Rivera Gallo, Iván Cepeda Castro, Alirio Uribe
Muñoz, Germán Navas Talero1, Ángela María Robledo Gómez, Agustín
Alberto Jiménez Cuello, Daniel Ricardo Vargas Díaz y Angélica María
Chaparro2, presentaron demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 2
(parcial), 3 (parcial), 7, 8, 11, 14, 15, 16, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27,
28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 41, 42, 43, 44, 48, 50, 54 (parcial),
58, 65, 71, 72, 74, 75, 83, 90, 109 (parcial) y 110 de la Ley 1765 de 2015,
“Por la cual se reestructura la Justicia Penal Militar y Policial, se establecen
requisitos para el desempeño de sus cargos, se implementa su Fiscalía
General Penal Militar y Policial, se organiza su cuerpo técnico de
investigación, se señalan disposiciones sobre competencia para el tránsito al
sistema penal acusatorio y para garantizar su plena operatividad en la
Jurisdicción Especializada y se dictan otras disposiciones”; y contra los
artículos 294 (parcial), 298 y 299 (parcial) de la Ley 1407 de 2010, “Por la
cual se expide el Código Penal Militar”.

Mediante auto del catorce de diciembre de 2015, el Magistrado Sustanciador


admitió la demanda por encontrar cumplidos los requisitos de procedibilidad
previstos en el artículo 2° del Decreto 2067 de 1991. De igual forma, dispuso
su fijación en lista y corrió traslado al Procurador General de la Nación para
que rindiera el concepto de su competencia. Asimismo, ordenó comunicar la

1 El ciudadano Germán Navas Talero aparece en el encabezado de la demanda pero no suscribe el texto ni
diligencia de presentación personal y reconocimiento de contenido de firma.
2 La ciudadana Angélica María Chaparro no aparece en el encabezado de la demanda ni suscribe el texto de
la misma. Sin embargo suscribe la diligencia de presentación personal y reconocimiento de contenido de
firma ante la Secretaría General de la Corte Constitucional.

16
demanda a los Ministerios de Interior, Justicia y Defensa Nacional, a la
Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República, a la Fiscalía General de la
Nación, a la Defensoría del Pueblo, al Director de la Academia Colombiana de
Jurisprudencia y a los Decanos de las Facultades de Derecho de las
Universidades Javeriana, Rosario, Libre, Nacional y Atlántico, para que, de
considerarlo conveniente, intervinieran en el proceso con el propósito de
impugnar o defender la constitucionalidad de las disposiciones acusadas.

Una vez cumplidos los trámites previstos en el artículo 242 de la Constitución


Política y en el Decreto 2067 de 1991, la Corte Constitucional procede a
decidir acerca de la demanda de la referencia.

II. TEXTO DE LAS NORMAS ACUSADAS

2.1. A continuación, se transcribe el texto de los artículos 2, 3, 7, 8, 11, 14, 15,


16, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37,
38, 41, 42, 43, 44, 48, 50, 54, 58, 65, 71, 72, 74, 75, 83, 90, 109 y 110 de la
Ley 1765 de 2015, “Por la cual se reestructura la Justicia Penal Militar y
Policial, se establecen requisitos para el desempeño de sus cargos, se
implementa su Fiscalía General Penal Militar y Policial, se organiza su
cuerpo técnico de investigación, se señalan disposiciones sobre competencia
para el tránsito al sistema penal acusatorio y para garantizar su plena
operatividad en la Jurisdicción Especializada y se dictan otras
disposiciones”; y de los artículos 294, 298 y 299 de la Ley 1407 de 2010,
“Por la cual se expide el Código Penal Militar”.

2.2. Normas demandadas de la Ley 1765 de 2015. En relación con los


artículos 2, 3, 54 y 109, se subrayan y destacan los apartes acusados. Frente al
resto de disposiciones impugnadas, en la medida en que los cargos se dirigen
contra todo el contenido, la Corte se limita a su transcripción.

“LEY 1765 DE 2015

(julio 23)
Diario Oficial No. 49.582 de 23 de julio de 2015

CONGRESO DE LA REPÚBLICA

Por la cual se reestructura la Justicia Penal Militar y Policial, se establecen


requisitos para el desempeño de sus cargos, se implementa su Fiscalía
General Penal Militar y Policial, se organiza su cuerpo técnico de
investigación, se señalan disposiciones sobre competencia para el tránsito al
sistema penal acusatorio y para garantizar su plena operatividad en la
Jurisdicción Especializada y se dictan otras disposiciones.

EL CONGRESO DE COLOMBIA

17
DECRETA:

(…)

ARTÍCULO 2o. ÁMBITO DE APLICACIÓN. La presente ley se aplicará en


lo pertinente, a los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o en
retiro, así como al personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en
la Justicia Penal Militar y Policial.

Los artículos que modifican, adicionan o derogan disposiciones de carácter


penal militar, se aplicarán exclusivamente a miembros de la Fuerza Pública
en los términos del artículo 221 de la Constitución Política. En ningún caso
se aplicarán a los civiles.

(…)

ARTÍCULO 3o. INTEGRACIÓN. La Justicia Penal Militar y Policial estará


integrada por:

Órganos Jurisdiccionales y de Investigación

1. Corte Suprema de Justicia – Sala de Casación Penal.


2. Tribunal Superior Militar y Policial.
3. Jueces Penales Militares y Policiales de Conocimiento Especializado y de
Conocimiento.
4. Jueces Penales Militares y Policiales de Control de Garantías.
5. Jueces Penales Militares y Policiales de Ejecución de Penas y Medidas de
Seguridad.
6. Fiscalía General Penal Militar y Policial y Cuerpo Técnico de
Investigación.

Órganos de Dirección y Administración de la Unidad Administrativa Especial


de la Justicia Penal Militar y Policial, de que trata la presente ley:

1. Consejo Directivo.
2. Director Ejecutivo.

(…)

ARTÍCULO 7o. JUZGADOS PENALES MILITARES Y POLICIALES DE


CONOCIMIENTO ESPECIALIZADO Y DE CONOCIMIENTO. Créanse
los Juzgados Penales Militares y Policiales de conocimiento especializado y
de conocimiento, que conocerán de los delitos a que hace referencia la
presente ley. Estos, tendrán jurisdicción en todo el territorio nacional.

Las Fuerzas Militares y la Policía Nacional contarán con el número de


juzgados necesarios que les permita garantizar la pronta y efectiva
administración de justicia, cuyos titulares serán miembros activos o retirados
de la respectiva Fuerza.

18
PARÁGRAFO. La competencia territorial de cada despacho se definirá por
acto administrativo emitido por la Dirección Ejecutiva de la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial.

ARTÍCULO 8o. DE LOS JUZGADOS PENALES MILITARES Y


POLICIALES DE CONOCIMIENTO ESPECIALIZADO. Los Juzgados
Penales Militares y Policiales de conocimiento especializado continuarán
conociendo de los delitos previstos en los artículos 20 y 171 de la Ley 1407 de
2010, pero de conformidad con la nueva asignación de competencia que aquí
se prevé así:
1. Homicidio.
2. Delitos contra la protección de la información y de los datos.
3. Delitos contra la fe pública.
4. Delitos contra la administración pública, con excepción de los delitos de
peculado sobre bienes de dotación, peculado culposo, abuso de autoridad,
abuso de autoridad especial y omisión de apoyo.
5. Delitos contra la seguridad pública.
6. Delitos contra la seguridad de la Fuerza Pública.
7. Delitos contra la población civil.
8. Delitos contra la existencia y la seguridad del Estado.
9. Delitos que no tengan asignación especial de competencia, siempre y
cuando su pena mínima sea superior a tres (3) años de prisión.

(…)

ARTÍCULO 11. REQUISITOS GENERALES. Para acceder a los cargos de


Magistrado del Tribunal Superior Militar y Policial, Juez Penal Militar y
Policial de Conocimiento Especializado, Juez Penal Militar y Policial de
Conocimiento, Juez Penal Militar y Policial de Control de Garantías y Juez
Penal Militar y Policial de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad se
requiere acreditar como requisitos generales los siguientes:

1. Ser colombiano por nacimiento y ciudadano en ejercicio.


2. Ser oficial en servicio activo o en retiro de la Fuerza Pública.
3. Acreditar título profesional de abogado.
4. Tener título de posgrado en una de las siguientes áreas: ciencias penales y
criminológicas, derecho Penal Militar o Policial, criminalística, derecho
constitucional, derechos humanos, derecho internacional humanitario,
derecho probatorio, derecho procesal penal o derecho operacional.

1o. No obstante lo dispuesto en este artículo, los cargos de Juez Penal Militar
y Policial de Control de Garantías y Juez Penal Militar y Policial de
Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad podrán ser desempeñados por
civiles y no uniformados, siempre que acrediten los demás requisitos para el
desempeño del cargo.

19
PARÁGRAFO 2o. Su selección será por meritocracia mediante evaluación
de sus competencias por el Departamento Administrativo de la Función
Pública (DAFP), la Escuela de Administración Pública (ESAP), o cualquier
otra entidad que pueda adelantar dicha evaluación.

(…)

ARTÍCULO 14. MAGISTRADOS DEL TRIBUNAL SUPERIOR MILITAR


Y POLICIAL. Para ser Magistrado del Tribunal Superior Militar y Policial
será necesario, además de los requisitos generales consignados en la presente
ley, ostentar grado no inferior a Teniente Coronel o Capitán de Fragata en
servicio activo o en uso de buen retiro de la Fuerza Pública y acreditar una
experiencia mínima de ocho (8) años en el desempeño de cargos como
funcionario judicial en la Justicia Penal Militar y Policial.

ARTÍCULO 15. CARGOS DE PERÍODO. Los cargos de Magistrado del


Tribunal Superior Militar y Policial serán provistos por el Presidente de la
República para un período fijo e individual, de ocho (8) años no prorrogable,
de lista de candidatos conformada por miembros activos o en uso de buen
retiro de la Fuerza Pública que cumplan los requisitos generales y especiales
establecidos en esta ley. El procedimiento para conformar la lista será
reglamentado por el Gobierno nacional.
Los Magistrados del Tribunal Superior Militar y Policial no son reelegibles y
permanecerán en sus cargos durante todo el período, salvo que antes de su
vencimiento incurran en una falta absoluta. Los uniformados que sean
designados para ocupar estos cargos, permanecerán en servicio activo hasta
concluir el periodo.

PARÁGRAFO TRANSITORIO. Los Magistrados del Tribunal Superior


Militar nombrados en vigencia de la Ley 940 de 2005, continuarán en sus
cargos hasta cuando cumplan el período para el cual fueron nombrados, con
la denominación de Magistrados del Tribunal Superior Militar y Policial.

ARTÍCULO 16. JUECES DE CONOCIMIENTO. Para desempeñar el cargo


de Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento Especializado y Juez Penal
Militar y Policial de Conocimiento, se requiere además de los requisitos
generales consignados en la presente ley, ostentar el grado que en cada caso
se indica y la experiencia señalada, así:

1. Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento Especializado. Para


desempeñar el cargo de Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento
Especializado se requiere ostentar grado no inferior al de Oficial Superior en
servicio activo o en uso de buen retiro de la Fuerza Pública y acreditar una
experiencia mínima de cinco (5) años, en el desempeño de cargos como
funcionario en la Justicia Penal Militar y Policial.
2. Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento. Para desempeñar el cargo
de Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento se requiere ostentar grado
no inferior al de Capitán o Teniente de Navío en servicio activo o en uso de

20
buen retiro de la Fuerza Pública y acreditar una experiencia mínima de
cuatro (4) años en el desempeño de cargos como funcionario en la Justicia
Penal Militar y Policial.

(…)

ARTÍCULO 18. JUEZ PENAL MILITAR Y POLICIAL DE EJECUCIÓN


DE PENAS Y MEDIDAS DE SEGURIDAD. Para desempeñar el cargo de
Juez Penal Militar y Policial de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad
se requiere además de los requisitos generales señalados en la presente ley
ostentar grado no inferior al de Capitán o Teniente de Navío en servicio
activo o en uso de buen retiro de la Fuerza Pública y acreditar una
experiencia mínima de dos (2) años en el desempeño de cargos como
funcionario en la Justicia Penal Militar y Policial.

PARÁGRAFO. Si el cargo es desempeñado por un civil o no uniformado, con


el fin de preservar la especialidad de la Justicia Penal Militar y Policial, este
deberá tener como mínimo una experiencia profesional de ocho (8) años
relacionada con derecho penal militar, salvo que acredite la experiencia
mínima de cuatro (4) años en el desempeño de cargos como funcionario de la
Justicia Penal Militar y Policial.

ARTÍCULO 19. ESTRUCTURA. Para el cumplimiento de las funciones


legales, la Fiscalía General Penal Militar y Policial tendrá la siguiente
estructura:
1. Fiscal General Penal Militar y Policial.
2. Fiscales Penales Militares y Policiales Delegados ante el Tribunal
Superior Militar y Policial.
3. Fiscales Penales Militares y Policiales Delegados ante los Jueces Penales
Militares y Policiales.
4. Coordinador Nacional del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia
Penal Militar y Policial.
5. Coordinadores Regionales del Cuerpo Técnico de Investigación de la
Justicia Penal Militar y Policial.

ARTÍCULO 20. DESEMPEÑO DE FUNCIONES. Las funciones de la


Fiscalía General Penal Militar y Policial se cumplen a través del Fiscal
General Penal Militar y Policial, de los Fiscales Penales Militares y
Policiales Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial, de los
Fiscales Penales Militares y Policiales Delegados ante los Jueces Penales
Militares y Policiales y del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia
Penal Militar y Policial.

Los Fiscales Penales Militares y Policiales Delegados ante los Jueces


Penales Militares y Policiales se ubicarán por la Dirección Ejecutiva de la
Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial,
atendiendo sus atribuciones y las necesidades judiciales presentadas por el
Fiscal General Penal Militar y Policial.

21
Corresponde a la Fiscalía General Penal Militar y Policial, en desarrollo de
atribuciones constitucionales y legales, la dirección, coordinación, control
jurídico y verificación técnico-científica de las actividades que desarrolle la
policía judicial en los términos previstos en el Código Penal Militar.

ARTÍCULO 21. COMPETENCIA. El Fiscal General Penal Militar y


Policial, los Fiscales Penales Militares y Policiales Delegados ante el
Tribunal Superior Militar y Policial y los Fiscales Penales Militares y
Policiales Delegados, tienen competencia en todo el territorio nacional.

(…)

ARTÍCULO 22. PERIODO. El Fiscal General Penal Militar y Policial será


nombrado por el Presidente de la República, para un periodo institucional de
cuatro (4) años no prorrogable, de lista de candidatos que cumplan los
siguientes requisitos:

1. Ser colombiano por nacimiento y ciudadano en ejercicio.


2. Acreditar título profesional de abogado.
3. Tener título de posgrado en una de las siguientes áreas: ciencias penales y
criminológicas, derecho Penal Militar o Policial, criminalística, derecho
constitucional, derechos humanos, derecho internacional humanitario,
derecho probatorio, derecho procesal penal o derecho operacional.
4. Acreditar una experiencia mínima de ocho (8) años como funcionario de la
Justicia Penal Militar y Policial.
5. Ser oficial en servicio activo de la Fuerza Pública o en uso de buen retiro,
con grado no inferior al de Teniente Coronel o Capitán de Fragata.

El procedimiento para conformar la lista será reglamentado por el Gobierno


Nacional teniendo en cuenta la selección por meritocracia.

PARÁGRAFO 1o. No obstante lo dispuesto en este artículo, el cargo de


Fiscal General Penal Militar y Policial podrá ser desempeñado por un civil o
no uniformado, siempre que acredite los requisitos 1 a 4 del presente artículo
para el desempeño del cargo.

PARÁGRAFO 2o. El Fiscal General Penal Militar y Policial no será


reelegible, tendrá el mismo nivel jerárquico de Fiscal Delegado ante la Corte
Suprema de Justicia y su sede estará en Bogotá, D. C.

ARTÍCULO 23. FUNCIONES DEL FISCAL GENERAL PENAL MILITAR


Y POLICIAL. El Fiscal General Penal Militar y Policial tiene la
representación de la Fiscalía General Penal Militar y Policial y además de
las funciones especiales otorgadas por el Código Penal Militar, ejercerá las
siguientes:

1. Asumir las investigaciones y formular las acusaciones que dispone el


Código Penal Militar y aquellas que en razón de su naturaleza, importancia o
gravedad, lo ameriten.

22
2. Coordinar dentro del ámbito de su competencia con la Dirección Ejecutiva
de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial,
la creación de unidades especializadas cuando la necesidad del servicio lo
exija o la gravedad o complejidad del asunto lo requiera y asignar a ellas
fiscales especiales.
3. Dirigir, coordinar y controlar el desarrollo de la función investigativa y
acusatoria contra los presuntos infractores de la ley penal de conformidad
con el ámbito de su competencia, directamente o a través de sus delegados,
para lo cual deberá tener en cuenta la especificidad dentro de lo militar o
policial del miembro de la Fuerza Pública investigado.
4. Coordinar con otros organismos que ejerzan funciones de policía judicial,
la definición e implementación de mecanismos que racionalicen y eviten la
duplicidad de esfuerzos en el desarrollo de las investigaciones.
5. Hacer parte del Consejo Nacional de Policía Judicial, función que podrá
delegar en el Coordinador Nacional del Cuerpo Técnico de Investigación de
la Justicia Penal Militar y Policial.
6. Hacer parte del Consejo Superior de Política Criminal y Penitenciaria.
7. Crear comisiones especiales de fiscales delegados de conformidad con las
atribuciones de estos, designando un coordinador, cuando la gravedad,
importancia o trascendencia pública del hecho lo ameriten, para lo cual
podrá desplazar del conocimiento al Fiscal Penal Militar y Policial
Delegado. En este evento el fiscal coordinador de la comisión será quien
actúe ante el Juez Penal Militar y Policial de Control de Garantías y ante el
Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento.
8. Elaborar el manual de funciones de la Fiscalía General Penal Militar y
Policial y del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal Militar y
Policial, para su respectivo trámite de adopción ante la Dirección Ejecutiva
de la Unidad Administrativa Especial.
9. Proponer a la Dirección Ejecutiva de la Unidad Administrativa Especial de
la Justicia Penal Militar y Policial, la reglamentación de los Centros de
Servicios Judiciales, dentro del ámbito de su competencia.
10. Expedir los reglamentos, órdenes, circulares y manuales de procedimiento
y de normas técnicas conducentes al eficaz desempeño de la Fiscalía General
Penal Militar y Policial y del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia
Penal Militar y Policial, en materias de su competencia.
11. Presentar al Director Ejecutivo de la Unidad Administrativa Especial de
la Justicia Penal Militar y Policial, las necesidades y requerimientos de la
Fiscalía General Penal Militar y Policial y del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial.
12. Ser el vocero de la Fiscalía General Penal Militar y Policial ante los
estamentos del Estado y la sociedad.
13. Diseñar y coordinar con el Director Ejecutivo de la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, la
implementación de un sistema de gestión y control de la Fiscalía General
Penal Militar y Policial y del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia
Penal Militar y Policial.
14. Proponer a la Dirección Ejecutiva de la Unidad Administrativa Especial
de la Justicia Penal Militar y Policial, estímulos para los servidores de la

23
Fiscalía General Penal Militar y Policial y del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial.
15. Coordinar con el Director Ejecutivo de la Unidad Administrativa Especial
de la Justicia Penal Militar y Policial, el apoyo logístico requerido para el
funcionamiento de la Fiscalía General Penal Militar y Policial y del Cuerpo
Técnico de Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial.
16. Adelantar las gestiones para lograr cooperación internacional en materia
de investigación criminal con sus pares.
17. Las demás funciones que le señale la ley o los reglamentos.

ARTÍCULO 24. INHABILIDADES. No podrá ejercer el cargo de Fiscal


General Penal Militar y Policial, de Fiscales Penales Militares y Policiales
Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial, ni de Fiscales Penales
Militares y Policiales Delegados ante los Jueces Penales Militares y
Policiales:

1. Quien haya sido condenado penalmente en cualquier tiempo, excepto por


delitos culposos.
2. Quien se halle en interdicción judicial.
3. Quien se encuentre bajo medida de aseguramiento que implique la
privación de la libertad.
4. Quien haya sido excluido de la profesión de abogado o esté suspendido.
5. Quien haya sido destituido en cualquier tiempo de un cargo público.
6. Las demás que establezca la Constitución y la ley.

ARTÍCULO 25. FALTAS ABSOLUTAS Y TEMPORALES. Son faltas


absolutas del Fiscal General Penal Militar y Policial, de los Fiscales Penales
Militares y Policiales Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial,
y de los Fiscales Penales Militares y Policiales Delegados ante los Jueces
Penales Militares y Policiales, la muerte real o presunta, la renuncia
aceptada, la separación definitiva del cargo ordenada por sentencia judicial
debidamente ejecutoriada, la destitución o separación como consecuencia de
un proceso disciplinario, la incapacidad física o mental permanente una vez
se reconozca la pensión de invalidez en el caso de los civiles, por invalidez e
incapacidad absoluta y permanente o gran invalidez en el caso de los
uniformados, la declaratoria de vacancia del empleo en caso de abandono del
mismo o inasistencia al servicio sin causa justificada, la edad de retiro
forzoso, el vencimiento del periodo y las demás que determine la Constitución
Política y la ley.

Son faltas temporales las licencias, las incapacidades por enfermedad, la


suspensión por medida penal o disciplinaria, los permisos y vacaciones y las
demás que determine la Constitución Política y la ley.

En caso de falta absoluta o temporal del Fiscal General Penal Militar y


Policial, sus funciones las ejercerá uno de los Fiscales Penales Militares y
Policiales Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial, designado
por el Ministro de Defensa Nacional por la duración de la falta temporal, si
la falta es absoluta, hasta la terminación del período si faltaren menos de seis

24
(6) meses para concluir el mismo. Si faltaren seis (6) meses o más para el
vencimiento del periodo, la designación le corresponde al Presidente de la
República.

(…)

ARTÍCULO 26. REQUISITOS GENERALES. Para acceder a los cargos de


Fiscal Penal Militar y Policial Delegado ante el Tribunal Superior Militar y
Policial y de Fiscal Penal Militar y Policial Delegado ante los Jueces Penales
Militares y Policiales, se requiere acreditar los siguientes requisitos
generales:

1. Ser colombiano por nacimiento y ciudadano en ejercicio.


2. Acreditar título profesional de abogado.
3. Tener título de posgrado en una de las siguientes áreas: ciencias penales y
criminológicas, derecho Penal Militar o Policial, criminalística, derecho
constitucional, derechos humanos, derecho internacional humanitario,
derecho probatorio, derecho procesal penal o derecho operacional.

PARÁGRAFO. Su selección será por meritocracia mediante evaluación de


sus competencias por el Departamento Administrativo de la Función Pública
(DAFP), la Escuela de Administración Pública (ESAP), o cualquier otra
entidad que pueda adelantar dicha evaluación.

ARTÍCULO 27. REQUISITOS ESPECIALES. Para ser Fiscal Penal


Militar y Policial Delegado ante el Tribunal Superior Militar y Policial se
requiere, además de los requisitos generales consignados en la presente ley,
acreditar una experiencia mínima de ocho (8) años como funcionario en la
Justicia Penal Militar y Policial y ostentar grado no inferior al de Teniente
Coronel o Capitán de Fragata en servicio activo o en uso de buen retiro de la
Fuerza Pública.

PARÁGRAFO. Si el cargo es desempeñado por un civil o no uniformado, con


el fin de preservar la especialidad de la Justicia Penal Militar y Policial, este
deberá tener como mínimo una experiencia profesional de diez (10) años en
derecho penal militar, salvo que acredite la experiencia mínima de ocho (8)
años en el desempeño de cargos como funcionario de la Justicia Penal Militar
y Policial.

ARTÍCULO 28. CARGOS DE PERIODO. Los cargos de Fiscal Penal


Militar y Policial Delegado ante el Tribunal Superior Militar y Policial serán
provistos por el Presidente de la República para un período fijo e individual
de ocho (8) años no prorrogable, de lista de candidatos conformada por
quienes cumplan los requisitos generales y especiales establecidos en este
capítulo. El procedimiento para conformar la lista será reglamentado por el
Gobierno nacional.

Los Fiscales Penales Militares y Policiales Delegados ante el Tribunal


Superior Militar y Policial, no son reelegibles y permanecerán en sus cargos

25
durante todo el período, salvo que antes de su vencimiento incurran en una
falta absoluta. Los uniformados que sean designados para ocupar estos
cargos, permanecerán en servicio activo hasta concluir el periodo.

PARÁGRAFO TRANSITORIO. Los Fiscales Penales Militares ante el


Tribunal Superior Militar nombrados en vigencia de la Ley 940 de 2005,
continuarán en sus cargos hasta cuando cumplan el período para el cual
fueron nombrados, con la denominación de Fiscales Penales Militares y
Policiales Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial.

ARTÍCULO 29. FISCALES PENALES MILITARES Y POLICIALES


DELEGADOS ANTE LOS JUECES PENALES MILITARES Y
POLICIALES. Para desempeñar el cargo de Fiscal Penal Militar y Policial
Delegado ante los Jueces Penales Militares y Policiales de Conocimiento
Especializado y de Conocimiento, se requiere además de los requisitos
generales consignados en la presente ley, acreditar la experiencia señalada
para cada cargo, así:

1. Fiscal Penal Militar y Policial Delegado ante Juez Penal Militar y


Policial de Conocimiento Especializado. Para desempeñar el cargo de Fiscal
Penal Militar y Policial Delegado ante Juez Penal Militar y Policial de
Conocimiento Especializado, se requiere acreditar una experiencia mínima de
cinco (5) años, en el desempeño de cargos como funcionario en la Justicia
Penal Militar y Policial y ostentar grado no inferior al de Oficial Superior en
servicio activo o en uso de buen retiro de la Fuerza Pública.

PARÁGRAFO. No obstante lo dispuesto en este artículo, el cargo de Fiscal


Penal Militar y Policial Delegado ante Juez Penal Militar y Policial de
Conocimiento Especializado podrá ser desempeñado por un civil o no
uniformado, siempre que acredite los requisitos generales para el desempeño
del cargo y una experiencia profesional como asesor jurídico de la Fuerza
Pública mínima de diez (10) años, salvo que acredite la experiencia mínima
de cinco (5) años en el desempeño de cargos como funcionario de la Justicia
Penal Militar y Policial.

2. Fiscal Penal Militar y Policial Delegado ante Juez Penal Militar y


Policial de Conocimiento. Para desempeñar el cargo de Fiscal Penal Militar
y Policial Delegado ante Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento, se
requiere acreditar una experiencia mínima de tres (3) años en el ejercicio
profesional de abogado y ostentar grado no inferior al de Capitán o Teniente
de Navío en servicio activo o en uso de buen retiro de la Fuerza Pública.

PARÁGRAFO. No obstante lo dispuesto en este artículo, el cargo de Fiscal


Penal Militar y Policial Delegado ante Juez Penal Militar y Policial de
Conocimiento podrá ser desempeñado por un civil o no uniformado, siempre
que acredite los requisitos generales para el desempeño del cargo y una
experiencia profesional como asesor jurídico de la Fuerza Pública mínima de
ocho (8) años, salvo que acredite la experiencia mínima de tres (3) años en el

26
desempeño de cargos como funcionario de la Justicia Penal Militar y
Policial.

ARTÍCULO 30. FUNCIONES GENERALES DE LOS FISCALES


PENALES MILITARES Y POLICIALES DELEGADOS ANTE EL
TRIBUNAL SUPERIOR MILITAR Y POLICIAL Y ANTE LOS JUECES
PENALES MILITARES Y POLICIALES DE CONOCIMIENTO
ESPECIALIZADO Y DE CONOCIMIENTO. Los Fiscales Penales Militares
y Policiales Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial y ante los
Jueces Penales Militares y Policiales de Conocimiento Especializado y de
Conocimiento, entre otras, tienen las siguientes funciones:

1. Investigar y acusar a los presuntos responsables de haber cometido un


delito de conocimiento de la Justicia Penal Militar y Policial.
2. Adelantar previa autorización del Magistrado o Juez Penal Militar y
Policial de Control de Garantías, registros, allanamientos, incautaciones e
interceptaciones de comunicaciones y poner a su disposición los elementos
materiales probatorios y evidencia física recogidos, para su control de
legalidad dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes.
3. Asegurar en cada caso particular los elementos materiales probatorios y
evidencia física, garantizando la cadena de custodia mientras se ejerce su
contradicción. En caso de requerirse medidas adicionales que impliquen
afectación de derechos fundamentales, deberá obtenerse la respectiva
autorización del Juez Penal Militar y Policial de Garantías para poder
proceder a ello.
4. Dirigir, coordinar y controlar en cada caso particular las actividades de
policía judicial que en forma permanente ejerce el Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial y los demás organismos
de policía judicial que señale la ley.
5. Solicitar capturas ante el Magistrado o Juez Penal Militar y Policial de
Control de Garantías y poner al capturado a su disposición, a más tardar
dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes.
6. Solicitar al Magistrado o Juez Penal Militar y Policial de Control de
Garantías las medidas necesarias que aseguren la comparecencia de los
imputados al proceso Penal Militar o Policial, la conservación de la prueba,
la integridad de la Fuerza Pública, la protección de la comunidad, en
especial de las víctimas.
7. Presentar solicitud de preclusión de la investigación ante la Sala del
Tribunal Superior Militar y Policial o Juez Penal Militar y Policial de
Conocimiento Especializado y de Conocimiento.
8. Celebrar preacuerdos con los imputados.
9. Presentar la acusación ante el Magistrado del Tribunal Superior Militar y
Policial o Juez Penal Militar y Policial de Control de Garantías.
10. Intervenir en la etapa del juicio.
11. Solicitar ante la Sala del Tribunal Superior Militar y Policial o Juez Penal
Militar y Policial de Conocimiento o ante el Magistrado o Juez Penal Militar
y Policial de Control de Garantías, las medidas judiciales necesarias para la
asistencia de las víctimas, el restablecimiento del derecho y la reparación
integral de los efectos del injusto.

27
12. Interponer y sustentar los recursos ordinarios y extraordinarios y la
acción de revisión en los eventos establecidos en el Código Penal Militar.
13. Solicitar las nulidades y demás actuaciones procesales de su competencia
y disponer las que le señale la ley.
14. Aplicar el principio de oportunidad en los términos y condiciones
establecidos en la presente ley.
15. Las demás que le señale la ley.

ARTÍCULO 31. FUNCIONES ESPECIALES DE LOS FISCALES


PENALES MILITARES Y POLICIALES DELEGADOS ANTE EL
TRIBUNAL SUPERIOR MILITAR Y POLICIAL. Los Fiscales Penales
Militares y Policiales Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial
tendrán su sede en Bogotá, D. C., y además de las funciones señaladas en el
artículo anterior y la ley, tienen las siguientes:

1. Investigar y acusar si a ello hubiere lugar a los servidores de la Justicia


Penal Militar y Policial con fuero legal, cuyo juzgamiento esté atribuido en
primera instancia al Tribunal Superior Militar y Policial.
2. Cumplir las funciones que le asigne el Fiscal General Penal Militar y
Policial de conformidad con sus atribuciones y representarlo en las
actuaciones que le delegue.
3. Reemplazar al Fiscal General Penal Militar y Policial en sus ausencias
temporales o absolutas, cuando sea designado.
4. Reemplazar al Fiscal General Penal Militar y Policial en caso de
impedimento o recusación, cuando sea designado.
5. Formular recomendaciones al Fiscal General Penal Militar y Policial en
materia de políticas de investigación y acusación.
6. Diseñar y recomendar acciones orientadas a mejorar la gestión de los
despachos de las fiscalías penales militares y policiales delegadas.
7. Presentar postulaciones para proveer los cargos de empleados subalternos
asignados a sus despachos, a la Dirección Ejecutiva de la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial.
8. Las demás que les sean asignadas por la ley.

(…)

ARTÍCULO 32. COMPOSICIÓN DEL CUERPO TÉCNICO DE


INVESTIGACIÓN DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL. El
Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial estará
integrado por el Coordinador Nacional, los Coordinadores Regionales y el
personal profesional, tecnólogo, técnico y de investigación que lo conforme,
nombrados por el Director Ejecutivo de la Unidad Administrativa Especial de
la Justicia Penal Militar y Policial previa selección por meritocracia
mediante evaluación de sus competencias por el Departamento
Administrativo de la Función Pública (DAFP), la Escuela de Administración
Pública (ESAP), o cualquier otra entidad que pueda adelantar dicha
evaluación.

28
ARTÍCULO 33. FUNCIONES. El Cuerpo Técnico de Investigación de la
Justicia Penal Militar y Policial tiene las siguientes funciones generales:

1. Ejercer funciones de policía judicial en la Justicia Penal Militar y Policial.


2. Recibir las denuncias o querellas de los delitos de conocimiento de la
Justicia Penal Militar y Policial y adelantar los actos urgentes conforme a lo
dispuesto en el Código Penal Militar.
3. Realizar las investigaciones de los delitos de acuerdo con lo establecido en
el Código Penal Militar y bajo la dirección del Fiscal Penal Militar y Policial
Delegado.
4. Adelantar con estricta sujeción a las normas y al respeto de los derechos
humanos todas las actividades inherentes a la investigación de las conductas
punibles.
5. Dar cumplimiento de conformidad con las normas vigentes a las órdenes
de captura, allanamiento, intervención telefónica, registro de
correspondencia, vigilancia electrónica y demás actuaciones inherentes
requeridas en las investigaciones que se adelanten, previa decisión judicial
del Magistrado o Juez Penal Militar y Policial de Control de Garantías o
disposición del Fiscal Penal Militar y Policial Delegado en los casos que
determine la ley.
6. Dar cumplimiento a las órdenes de captura que emita la Sala de Decisión o
los Jueces Penales Militares y Policiales de Conocimiento Especializado o de
Conocimiento.
7. Garantizar la cadena de custodia de los elementos materiales de prueba y
de la evidencia física.
8. Las demás que le señale la ley o le asigne el Fiscal General Penal Militar y
Policial que guarden relación con la naturaleza de la dependencia.

ARTÍCULO 34. COORDINADOR NACIONAL DEL CUERPO TÉCNICO


DE INVESTIGACIÓN DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y
POLICIAL. Para ser Coordinador Nacional del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial se requiere:

1. Ser colombiano por nacimiento y ciudadano en ejercicio.


2. Acreditar título profesional de abogado.
3. Tener posgrado en ciencias penales y criminológicas, derecho Penal
Militar o Policial, criminalística, derecho constitucional, derechos humanos,
derecho internacional humanitario, derecho probatorio, derecho procesal
penal o derecho operacional.
4. Acreditar experiencia profesional relacionada con las funciones del cargo
de cuatro (4) años.
5. Aprobar la selección por meritocracia.

PARÁGRAFO. Si el cargo fuere desempeñado por un miembro activo o en


uso de buen retiro de la Fuerza Pública, deberá ostentar un grado no inferior
al de Oficial Superior.
ARTÍCULO 35. COORDINACIÓN NACIONAL DEL CUERPO TÉCNICO
DE INVESTIGACIÓN DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y

29
POLICIAL. La Coordinación Nacional del Cuerpo Técnico de Investigación
de la Justicia Penal Militar y Policial tiene las siguientes funciones:

1. Recomendar al Fiscal General Penal Militar y Policial la definición de


políticas y estrategias asociadas con las funciones de investigación,
criminalística y administración de información técnica y judicial, útiles para
la investigación.
2. Desarrollar actividades de planeación, organización, ejecución y control
de las funciones del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal
Militar y Policial.
3. Orientar el apoyo a las actividades forenses que desarrollen las
Coordinaciones Regionales.
4. Cumplir y hacer cumplir la cadena de custodia.
5. Coordinar el apoyo técnico-científico con los demás organismos nacionales
de policía judicial.
6. Responder por el control estadístico en los aspectos relativos al desarrollo
de las investigaciones adelantadas por el Cuerpo Técnico de Investigación de
la Justicia Penal Militar y Policial.
7. Coordinar con la Dirección Ejecutiva de la Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial la creación e integración de
Unidades de Investigación para optimizar la actividad investigativa y
operativa del cuerpo técnico de investigación, previa autorización del Fiscal
General Penal Militar y Policial.
8. Realizar el seguimiento a la gestión de las Coordinaciones Regionales y
tomar las medidas necesarias para su efectivo funcionamiento.
9. Por delegación del Fiscal General Penal Militar y Policial, hacer parte del
Consejo Nacional de Policía Judicial.
10. Elaborar el manual de funciones del Cuerpo Técnico de Investigación de
la Justicia Penal Militar y Policial y presentarlo al Fiscal General Penal
Militar y Policial para su respectivo trámite de adopción ante la Dirección
Ejecutiva de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y
Policial.
11. Las demás que le señale la ley o le asigne el Fiscal General Penal Militar
y Policial que guarden relación con la naturaleza de la dependencia.

ARTÍCULO 36. COORDINADOR REGIONAL DEL CUERPO TÉCNICO


DE INVESTIGACIÓN DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y
POLICIAL. Para ser Coordinador Regional del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, se requiere:

1. Ser colombiano por nacimiento y ciudadano en ejercicio.


2. Acreditar título profesional de abogado.
3. Tener posgrado en ciencias penales y criminológicas, derecho penal militar
o policial, criminalística, derecho constitucional, derechos humanos, derecho
internacional humanitario, derecho probatorio, derecho procesal penal o
derecho operacional.
4. Acreditar experiencia profesional relacionada con las funciones del cargo,
de dos (2) años.
5. Aprobar la selección por meritocracia.

30
PARÁGRAFO. Si el cargo fuere desempeñado por un miembro activo o en
uso de buen retiro de la Fuerza Pública, deberá ostentar un grado no inferior
al de Capitán o Teniente de Navío.
ARTÍCULO 37. COORDINACIÓN REGIONAL DEL CUERPO TÉCNICO
DE INVESTIGACIÓN DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y
POLICIAL. Las Coordinaciones Regionales del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial tendrán las siguientes
funciones a dicho nivel:

1. Desarrollar actividades de planeación, organización, ejecución y control


de las funciones del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal
Militar y Policial.
2. Orientar el apoyo a las actividades forenses.
3. Coordinar las actividades investigativas y de servicios forenses.
4. Coordinar el apoyo técnico-científico con los demás organismos regionales
de policía judicial.
5. Cumplir y hacer cumplir la cadena de custodia.
6. Asistir en representación del Coordinador Nacional del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial a los comités, juntas,
sesiones y demás reuniones interinstitucionales en su respectiva jurisdicción
relacionadas con el ejercicio de la función de policía judicial.
7. Responder por el control estadístico de los aspectos relativos al desarrollo
de las investigaciones adelantadas.
8. Las demás funciones que le señale la ley y el Coordinador Nacional del
Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial,
relacionadas con el cargo.

ARTÍCULO 38. REQUISITOS DEL PERSONAL PROFESIONAL Y


TÉCNICO DEL CUERPO TÉCNICO DE INVESTIGACIÓN DE LA
JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL. Para integrar el Cuerpo
Técnico de Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, se requiere
acreditar como mínimo:

1. Ser colombiano de nacimiento y ciudadano en ejercicio.


2. Título profesional, tecnológico o técnico de centro académico universitario
o instituto legalmente reconocido.
3. Acreditar experiencia mínima de un (1) año con posterioridad a la
obtención del título.
4. Aprobar la selección por meritocracia.

(…)

ARTÍCULO 41. CONFORMACIÓN DE GRUPOS ESPECIALES DE


INVESTIGACIÓN. Cuando por la particular complejidad de la
investigación sea necesario conformar un grupo especial en la regional
respectiva, el Fiscal Penal Militar y Policial Delegado lo solicitará al
Coordinador Regional del Cuerpo Técnico, previa autorización del Fiscal
General Penal Militar y Policial.

31
(…)

ARTÍCULO 42. CUERPO TÉCNICO DE INVESTIGACIÓN DE LA


JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL. El Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial es una dependencia
especializada de la Fiscalía General Penal Militar y Policial que tiene por
objeto desarrollar la investigación judicial, criminalística, criminológica y el
manejo de la información, orientada a brindar apoyo a la administración de
la Justicia Penal Militar y Policial en los casos de su competencia,
incluyendo las investigaciones que se adelanten en vigencia de la Ley 522 de
1999.

ARTÍCULO 43. ESTRUCTURA. El Cuerpo Técnico de Investigación de la


Justicia Penal Militar y Policial tiene competencia investigativa en todo el
territorio nacional dentro de la jurisdicción Penal Militar y Policial y su
organización tendrá dos niveles: central y desconcentrado.

PARÁGRAFO. El Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal


Militar y Policial hace parte de la estructura de la Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial y por consiguiente el
Gobierno nacional desarrollará la misma y establecerá su planta de personal.

(…)

ARTÍCULO 44. TRANSFORMACIÓN DE LA DIRECCIÓN EJECUTIVA


DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR EN UNIDAD ADMINISTRATIVA
ESPECIAL DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y
POLICIAL. Trasformase la Dirección Ejecutiva de la Justicia Penal Militar
del Ministerio de Defensa Nacional de que trata el artículo 26 del Decreto
número 1512 de 2000, la cual cuenta con autonomía administrativa y
financiera, en una Unidad Administrativa Especial con personería jurídica,
autonomía administrativa y financiera y patrimonio propio, adscrita al
Ministerio de Defensa Nacional, cuyo domicilio principal está en la ciudad de
Bogotá, D. C., y podrá contar con dependencias desconcentradas
territorialmente, la cual se denominará Unidad Administrativa Especial de la
Justicia Penal Militar y Policial y hará parte del sector descentralizado de la
Rama Ejecutiva del Orden Nacional.

(…)

ARTÍCULO 48. FUNCIONES DE LA UNIDAD ADMINISTRATIVA


ESPECIAL DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL. La Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial tendrá las
siguientes funciones:

1. Administrar la jurisdicción especializada.


2. Llevar el control y gestión de rendimiento de los funcionarios y empleados
de la Jurisdicción Penal Militar y Policial.

32
3. Implementar las políticas, planes, programas y proyectos de la jurisdicción
especializada.
4. Administrar y conservar el archivo de la jurisdicción especializada.
5. Las demás que le señale la ley.

(…)

ARTÍCULO 50. INTEGRACIÓN. El Consejo Directivo de la Unidad


Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial estará
integrado por:

1. El Ministro de Defensa Nacional quien lo presidirá.


2. El Ministro de Justicia y del Derecho.
3. El Comandante General de las Fuerzas Militares.
4. El Director General de la Policía Nacional.
5. El Presidente de la Corte Suprema de Justicia.

PARÁGRAFO 1o. Los Ministros solo podrán delegar su participación en los


Viceministros, el Comandante General de las Fuerzas Militares podrá
delegarla en el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, el
Director General de la Policía Nacional de Colombia en el Subdirector
General de la Policía Nacional, el Presidente de la Corte Suprema de Justicia
en el Vicepresidente de la Corporación.

PARÁGRAFO 2o. Al Consejo Directivo asistirá el Director Ejecutivo de la


Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, el
Presidente del Tribunal Superior Militar y Policial y el Fiscal General Penal
Militar y Policial con voz pero sin voto. El órgano directivo podrá invitar a
otros servidores públicos y personas que considere importante escuchar sobre
determinados asuntos de interés para la entidad, quienes asistirán con
derecho a voz pero sin voto. El Consejo sesionará con la periodicidad que
determinen los estatutos.

La Secretaría Técnica del Consejo estará a cargo de la Dirección Ejecutiva


de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial y
sus actas serán reservadas.

3o. En ningún caso los miembros del Consejo Directivo ni el Director


Ejecutivo de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y
Policial, podrán interferir en las decisiones judiciales de los funcionarios de
la jurisdicción.

(…)

ARTÍCULO 54. FUNCIONES DE LA DIRECCIÓN EJECUTIVA DE LA


UNIDAD ADMINISTRATIVA ESPECIAL DE LA JUSTICIA PENAL
MILITAR Y POLICIAL. La Dirección Ejecutiva de la Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial tendrá las siguientes
funciones:

33
1. Implementar las políticas y ejecutar los planes, programas, proyectos y
decisiones adoptadas por el Consejo Directivo.
2. Adoptar y proponer según su competencia, las decisiones necesarias para
que la Justicia Penal Militar y Policial se imparta oportuna y eficazmente.
3. Administrar de conformidad con las normas vigentes el talento humano, y
los bienes y recursos destinados para el funcionamiento de la Justicia Penal
Militar y Policial, desarrollando adecuados sistemas de información y
control.
4. Impartir las directrices para mantener actualizada la plataforma
tecnológica y de comunicaciones de la Unidad.
5. Elaborar y presentar al Consejo Directivo de la Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial el informe de gestión anual y
los que este solicite.
6. Diseñar planes, programas y proyectos que propendan por el
comportamiento ético del personal de la Justicia Penal Militar y Policial.
7. Elaborar e impulsar programas de capacitación y formación del personal
de la Justicia Penal Militar y Policial.
8. Adoptar los mecanismos de control de rendimiento y gestión de los
funcionarios y empleados de la Justicia Penal Militar y Policial y tomar las
decisiones necesarias para su buen funcionamiento y descongestión.
9. Determinar la distribución, ubicación territorial y lugar de funcionamiento
de los despachos judiciales de acuerdo con las necesidades del servicio.
10. Presentar al Consejo Directivo el mapa judicial y sus modificaciones.
11. Crear y organizar los grupos internos de trabajo necesarios para el
funcionamiento de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal
Militar y Policial y designar sus coordinadores.
12. Expedir manuales, de funciones y requisitos, procesos y procedimientos,
circulares, directivas, instructivos, reglamentos, resoluciones y demás actos
administrativos necesarios para el adecuado funcionamiento de la Justicia
Penal Militar y Policial.
13. Regular los trámites de los títulos judiciales y demás aspectos
administrativos que se adelanten en los despachos judiciales y cuando lo
considere necesario establecer servicios administrativos comunes para ellos.
14. Conceder estímulos, reconocer los méritos y otorgar las menciones
honoríficas al personal que se distinga por los servicios prestados a la
Justicia Penal Militar y Policial.
15. Ejercer la facultad nominadora de los servidores públicos de la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, salvo de los de
periodo.
16. Designar y terminar la designación de los miembros de la Fuerza Pública
del Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial.
17. Definir las situaciones administrativas de los servidores públicos de la
Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial y de
los miembros de la Fuerza Pública del Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal
Militar y Policial, de acuerdo con la Constitución y la ley.
18. Ubicar y distribuir los servidores públicos de la Justicia Penal Militar y
Policial de acuerdo con la planta disponible y las necesidades del servicio.

34
19. Celebrar los contratos, convenios y acuerdos que se requieran para el
eficaz funcionamiento de la Justicia Penal Militar y Policial.
20. Ser ordenador del gasto para el cumplimiento de las funciones que le
correspondan.
21. Representar a la entidad judicial y extrajudicialmente y nombrar los
apoderados especiales que demande la mejor defensa de los intereses de la
entidad.
22. Ejercer la función de control disciplinario en los términos de ley, sobre los
servidores públicos que ejerzan funciones administrativas y de apoyo a los
despachos judiciales, así como sobre los Jueces de Conocimiento
Especializado; Conocimiento, Garantías, Ejecución de Penas y Medidas de
Seguridad, Fiscales Delegados ante los Jueces de Conocimiento
Especializado, Conocimiento y servidores del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, en relación con
conductas distintas a las derivadas de su función judicial y de policía judicial.
23. Presentar el proyecto de presupuesto al Consejo Directivo para su
aprobación.
24. Elaborar el proyecto de plan de desarrollo de la Justicia Penal Militar y
Policial con su correspondiente plan de inversiones y someterlo a la
aprobación del Consejo Directivo.
25. Suscribir convenios y acuerdos institucionales con entidades nacionales e
internacionales.
26. Administrar la Escuela de Justicia Penal Militar y Policial que por esta
ley se crea, presidir su Consejo Directivo y nombrar su director.
27. Las demás que le asigne la ley y los estatutos.

PARÁGRAFO. Para todos efectos, la representación legal de la Unidad


Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial estará en
cabeza de su Director Ejecutivo.

(…)

58. AUTORIDAD DISCIPLINARIA. Los servidores públicos que


desempeñen cargos de jueces y fiscales de la Justicia Penal Militar y Policial,
serán investigados disciplinariamente por conductas derivadas del ejercicio
de sus funciones por la Procuraduría General de la Nación y, los demás
servidores por la Oficina de Control Disciplinario Interno de la Unidad

Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial; sin perjuicio


en este último caso, del ejercicio del poder preferente de la Procuraduría
General de la Nación.

(…)

ARTÍCULO 65. INTEGRACIÓN DE LOS MIEMBROS DE LA FUERZA


PÚBLICA AL CUERPO AUTÓNOMO DE LA JUSTICIA PENAL
MILITAR Y POLICIAL. Para integrar el Cuerpo Autónomo de la Justicia

35
Penal Militar y, Policial, la Dirección Ejecutiva de la Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, solicitará a las Fuerzas de
acuerdo con las necesidades del servicio, el envío de listas de candidatos de
oficiales y suboficiales de las Fuerzas Militares y oficiales, suboficiales,
miembros del nivel ejecutivo y patrulleros de la Policía Nacional, para
desempeñar cargos en la Jurisdicción Especializada, listas de las cuales la
Dirección de la Unidad seleccionará de acuerdo con el procedimiento interno
y designará a los funcionarios y empleados judiciales e investigativos
requeridos para el servicio.

(…)

ARTÍCULO 71. CONDICIONES PARA ASCENSO DEL PERSONAL DEL


CUERPO AUTÓNOMO DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y
POLICIAL. Los miembros de la Fuerza Pública pertenecientes al Cuerpo
Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial, para ascender dentro de la
jerarquía militar y policial, deberán acreditar además de las condiciones y
requisitos comunes establecidos en los estatutos de carrera militar o policial,
los siguientes:

1. Tener el tiempo mínimo de servicio efectivo establecido para cada grado en


los estatutos de carrera del personal de la Fuerza Pública.
2. Capacidad profesional acreditada con las evaluaciones anuales de
desempeño en el cargo, realizadas conforme a lo previsto en la presente ley.
3. Adelantar y aprobar los cursos de ascenso reglamentarios.
4. Acreditar aptitud psicofísica de acuerdo con el reglamento vigente.
5. Concepto favorable del Comité de Ascensos del Cuerpo Autónomo de la
Justicia Penal Militar y Policial.
6. Tener la clasificación para ascenso.

ARTÍCULO 72. AUTORIDAD COMPETENTE PARA CONCEDER


ASCENSOS. El ascenso de los oficiales hasta el grado de Coronel o Capitán
de Navío será dispuesto por el Gobierno nacional, y el de los suboficiales,
miembros del nivel ejecutivo y patrulleros por el Ministro de Defensa
Nacional previa recomendación del Comité de Ascensos del Cuerpo
Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial.

(…)

ARTÍCULO 74. COMITÉ DE ASCENSOS DEL CUERPO AUTÓNOMO


DE LA JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL. El Comité de Ascensos
del Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial estará
conformado por:
1. El Ministro de Defensa Nacional o su delegado.
2. El Director Ejecutivo de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia
Penal Militar y Policial.
3. El Presidente del Tribunal Superior Militar y Policial.
4. El Fiscal General Penal Militar y Policial.

36
5. El funcionario judicial de mayor antigüedad y grado de las Fuerzas
Militares, integrante del Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y
Policial, cuando se trate de ascensos de las Fuerzas Militares.
6. El funcionario judicial de mayor antigüedad y grado de la Policía
Nacional, integrante del Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y
Policial, cuando se trate de ascensos de la Policía Nacional.

ARTÍCULO 75. FUNCIONES DEL COMITÉ DE ASCENSOS DE LA


JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL. Son funciones del Comité de
Ascensos de la Justicia Penal Militar y Policial las siguientes:

1. Evaluar las anotaciones existentes en el folio de vida y su respectiva


clasificación o escala y la calificación de la evaluación judicial, de gestión
investigativa o de apoyo judicial o investigativo de los miembros de la Fuerza
Pública y de acuerdo con ello decidir quiénes deben ser enviados a curso de
ascenso a la Fuerza a la que pertenecen.
2. Emitir concepto para ascenso.
3. Clasificar al personal de la Fuerza Pública miembro del Cuerpo Autónomo
de la Justicia Penal Militar y Policial.
4. Ratificar o modificar la lista de precedencia de clasificación o escala para
ascensos.
5. Seleccionar y recomendar al Gobierno Nacional por intermedio del
Ministro de Defensa Nacional, los ascensos dentro de la jerarquía militar y
policial del personal del Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y
Policial.
6. Aplicar los reglamentos de evaluación de las Fuerzas Militares y de la
Policía Nacional, para la calificación y clasificación del desempeño Militar y
Policial.
7. Darse, su propio reglamento.

(…)

ARTÍCULO 83. RETIRO DEL CUERPO AUTÓNOMO DE LA JUSTICIA


PENAL MILITAR Y POLICIAL. El retiro del Cuerpo Autónomo de la
Justicia Penal Militar y Policial se configura cuando se termina la
designación del miembro de la Fuerza Pública en un cargo de la Justicia
Penal Militar y Policial.

PARÁGRAFO. Incurrir en cualquiera de las causales de terminación de la


designación del artículo anterior conlleva igualmente el retiro de la Fuerza
Pública. La Dirección Ejecutiva de la Unidad Administrativa Especial de la
Justicia Penal Militar y Policial, tramitará el retiro del servicio activo del
miembro de la Fuerza Pública ante el Gobierno nacional o el Ministro de
Defensa, según corresponda.

ARTÍCULO 90. EVALUACIÓN DE DESEMPEÑO DE LOS FISCALES


PENALES MILITARES Y POLICIALES DELEGADOS ANTE LOS

37
JUECES PENALES MILITARES Y POLICIALES Y DE LOS
SERVIDORES DEL CUERPO TÉCNICO DE INVESTIGACIÓN DE LA
JUSTICIA PENAL MILITAR Y POLICIAL. La evaluación de desempeño de
los fiscales penales militares y policiales delegados ante los jueces penales
militares y policiales y de los servidores del Cuerpo Técnico de Investigación
de la Justicia Penal Militar y Policial, corresponde al Director Ejecutivo de
la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, al
Fiscal General Penal Militar y Policial y a los Fiscales Penales Militares y
Policiales Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial, de
conformidad con los siguientes criterios:

1. El Director Ejecutivo de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia


Penal Militar y Policial evaluará el rendimiento estadístico de los fiscales
penales militares y policiales delegados ante los jueces penales militares y
policiales y de los servidores del Cuerpo Técnico de Investigación de la
Justicia Penal Militar y Policial, de acuerdo con la validación de los informes
de cada despacho y el informe estadístico consolidado presentado por el
Coordinador Nacional del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia
Penal Militar y Policial.
2. El Fiscal General Penal Militar y Policial y los Fiscales Penales Militares
y Policiales Delegados ante el Tribunal Superior Militar y Policial, evaluarán
la gestión investigativa, el diseño del programa metodológico, la estructura
de la teoría del caso, la actuación y argumentación en estrados judiciales y su
efectividad en el resultado de la acción penal de los Fiscales Penales
Militares y Policiales Delegados ante los Jueces Penales Militares y Policial.
Así mismo evaluarán a los coordinadores del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, con fundamento en la
eficaz planeación, organización y control de las misiones asignadas a los
servidores.
3. El Fiscal General Penal Militar y Policial y el Coordinador Nacional del
Cuerpo Técnico de Investigación evaluarán la gestión desarrollada en las
misiones de trabajo, la efectividad de los informes periciales, técnicos y los
resultados de la actividad investigativa de los servidores del Cuerpo Técnico
de Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial.

PARÁGRAFO. La consolidación de las evaluaciones establecidas en los


numerales anteriores permitirá determinar el rendimiento anual de los
Fiscales Penales Militares y Policiales Delegados ante los Jueces Penales
Militares y Policiales, y de los servidores del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, la cual constituirá para
el personal militar y policial el indicador de desempeño en el cargo.

ARTÍCULO 109. Adicionase el artículo 491A a la Ley 1407 de 2010, el cual


será del siguiente tenor:

‘Artículo 491A. Preacuerdos desde la audiencia de formulación de


imputación. Desde la audiencia de formulación de imputación y hasta antes

38
de ser presentado el escrito de acusación, la fiscalía y el imputado podrán
llegar a un preacuerdo sobre los términos de la imputación. Obtenido este
preacuerdo, el fiscal penal militar y policial delegado lo presentará ante el
juez penal militar y policial de conocimiento o de conocimiento especializado
como escrito de acusación.
El fiscal penal militar y policial delegado y el imputado, a través de su
defensor podrán adelantar conversaciones para llegar a un acuerdo en el
cual el imputado se declarará culpable del delito imputado, o de uno
relacionado con pena menor, a cambio de que el fiscal penal militar y policial
delegado:

l. Elimine de su acusación alguna causal de agravación punitiva, o algún


cargo específico.
2. Tipifique la conducta, dentro de su alegación conclusiva, de una forma
específica con miras a disminuir la pena’.

ARTÍCULO 110. Modificase el Artículo 493 de la Ley 1407 de 2010, el cual


quedará así:

‘Artículo 493. Modalidades. La aceptación de los cargos determinados en la


audiencia de formulación de la imputación, comporta una rebaja hasta de la
mitad de la pena imponible, acuerdo que se consignará en el escrito de
acusación.
También podrán el fiscal penal militar y policial delegado y el imputado
llegar a un preacuerdo sobre los hechos imputados y sus consecuencias. Si
hubiere un cambio favorable para el imputado con relación a la pena por
imponer, esto constituirá la única rebaja compensatoria por el acuerdo. Para
efectos de la acusación se procederá en la forma prevista en el inciso
anterior.

En el evento que la fiscalía, por causa de nuevos elementos cognoscitivos,


proyecte formular cargos distintos y más gravosos a los consignados en la
formulación de la imputación, los preacuerdos deben referirse a esta nueva y
posible imputación.

Los preacuerdos celebrados entre fiscalía y acusado obligan al juez penal


militar y policial de conocimiento o de conocimiento especializado, salvo que
ellos desconozcan o quebranten las garantías fundamentales.

Aprobados los preacuerdos por el juez penal militar y policial de


conocimiento o de conocimiento especializado, procederá a convocar la
audiencia para dictar la sentencia correspondiente.

Las reparaciones efectivas a la víctima que puedan resultar de los


preacuerdos entre fiscal penal militar y policial delegado e imputado o
acusado, pueden aceptarse por la víctima. En caso de rehusarlos, esta podrá
acudir a las vías judiciales pertinentes.

39
PARÁGRAFO. Cuando el acusado, previo acuerdo con la Fiscalía colabore
eficazmente para evitar que continúe el delito o se realicen otros, o aporte
información esencial para la desarticulación de bandas de delincuencia
organizada, tendrá derecho a una rebaja de hasta la mitad de la pena a
imponer.

El mismo beneficio será concedido cuando el imputado sirva como testigo


principal de cargo contra los demás intervinientes’.”

2.3. Normas demandadas de la Ley 1407 de 2010. En relación con los


artículos 294 y 298, se subrayan y destacan los apartes acusados. Frente al
artículo 299, en la medida en que los cargos se dirigen contra todo el
contenido, la Corte se limita a su transcripción.

“LEY 1407 DE 2010

(agosto 17)
Diario Oficial No. 47.804 de 17 de agosto de 2010

CONGRESO DE LA REPÚBLICA

Por la cual se expide el Código Penal Militar.

EL CONGRESO DE COLOMBIA

DECRETA:

ARTÍCULO 294. VÍCTIMAS. Se entiende por víctimas, para efectos de este


Código, las personas naturales o jurídicas y demás sujetos de derechos que
individual o colectivamente hayan sufrido algún daño directo como
consecuencia del injusto.

ARTÍCULO 298. DERECHO A RECIBIR INFORMACIÓN. A quien


demuestre sumariamente su calidad de víctima, la Fiscalía General Penal
Militar le suministrará información sobre:

1. Organizaciones a las que puede dirigirse para obtener apoyo y de qué tipo
puede ser este.
2. El lugar y el modo de presentar una denuncia o una querella y su papel en
las actuaciones subsiguientes.
3. El modo y las condiciones en que puede pedir y obtener protección.
4. Las condiciones en que de modo gratuito puede acceder a asesoría o a
asistencia jurídica, asistencia o a asesoría psicológica u otro tipo de asesoría.
5. Los requisitos para acceder a una indemnización.
6. Los mecanismos de defensa que puede utilizar.

40
7. El trámite dado a su denuncia o querella.
8. Los elementos pertinentes que le permitan, en caso de acusación o
preclusión, seguir el desarrollo de la actuación.
9. La fecha y el lugar del juicio oral.
10. El derecho que le asiste a promover el incidente de reparación integral.
11. La fecha en que tendrá lugar la audiencia de dosificación de la pena y
sentencia.
12. La sentencia del juez.

También adoptará las medidas necesarias para garantizar, en caso de existir


un riesgo para las víctimas que participen en la actuación, que se les informe
sobre la puesta en libertad de la persona inculpada.

ARTÍCULO 299. INTERVENCIÓN DE LAS VÍCTIMAS EN LA


ACTUACIÓN PENAL. Las víctimas del injusto, en garantía de los derechos
a la verdad, la justicia y la reparación, tienen el derecho de intervenir en
todas las fases de la actuación penal, de acuerdo con las siguientes reglas:

1. Podrán solicitar a través del fiscal en cualquier momento de la actuación


medidas de protección frente a probables hostigamientos, amenazas o
atentados en su contra o de sus familiares.
2. El interrogatorio de las víctimas debe realizarse con respeto de su
situación personal, derechos y dignidad.
3. Para el ejercicio de sus derechos no es obligatorio que las víctimas estén
representadas por un abogado; sin embargo, a partir de la audiencia
preparatoria y para intervenir tendrán que ser asistidas por un profesional
del derecho o estudiante de consultorio jurídico de facultad de derecho
debidamente aprobada.
4. En caso de existir pluralidad de víctimas, el fiscal, durante la
investigación, solicitará que estas designen hasta dos abogados que las
represente. De no llegarse a un acuerdo, el fiscal determinará lo más
conveniente y efectivo.
5. Si la víctima no contare con medios suficientes para contratar un abogado
a fin de intervenir, previa solicitud y comprobación sumaria de la necesidad,
la Fiscalía Penal Militar le designará uno de oficio.
6. El juez podrá en forma excepcional, y con el fin de proteger a las víctimas,
decretar que durante su intervención el juicio se celebre a puerta cerrada.
7. Las víctimas podrán formular ante el juez de conocimiento el incidente de
reparación integral, una vez establecida la responsabilidad penal del
imputado.”

III. LA DEMANDA

1. Normas constitucionales que se consideran infringidas

De acuerdo con la demanda, las normas acusadas desconocen los artículos 1º,
2º, 29, 93, 113, 114, 115, 116, 117, 121, 150, 152, 189-3, 213, 216, 217, 218,
228, 229, 230, 235, 237, 241, 246, 250, 251-4 y 256, de la Constitución
Política; así como también el preámbulo y los artículos 8 y 10 de la

41
Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), el artículo 14 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), los artículos 1º,
8, 24 y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH) y el
artículo IX de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas.

2. Fundamentos de la demanda

A través de los distintos cargos de inconstitucionalidad, se plantea que la


vulneración de las citadas disposiciones, por parte de las normas acusadas, se
produce: (i) por vicios de procedimiento, derivados de la presunta violación de
la reserva de ley estatutaria, y, (ii) por vicios de fondo, a) en razón a la
ampliación indebida de la competencia de la justicia penal militar; b) la
posibilidad del juzgamiento de civiles por parte de la justicia penal militar; c)
el desconocimiento de los principios de independencia, autonomía e
imparcialidad de la administración de justicia; d) la vulneración de los
derechos de las víctimas; y e) la violación de la prohibición constitucional
expresa de atribuir funciones de policía judicial a las fuerzas militares y
desconocimiento del diseño constitucional para la Fiscalía General de la
Nación.

A continuación se procede a la explicación de los distintos cargos de


conformidad con lo planteado en la demanda.

2.1. Cargo contra toda la Ley 1765 de 2015 por vicio de procedimiento
derivado de la presunta violación de la reserva de ley estatutaria

2.1.1. Según los demandantes, el proyecto de ley 210/2014 Cámara –


085/2014 Senado, que dio origen a la Ley 1765 de 2015, “Por la cual se
reestructura la Justicia Penal Militar y Policial, se establecen requisitos para
el desempeño de sus cargos, se implementa su Fiscalía General Penal Militar
y Policial, se organiza su cuerpo técnico de investigación, se señalan
disposiciones sobre competencia para el tránsito al sistema penal acusatorio
y para garantizar su plena operatividad en la Jurisdicción Especializada y se
dictan otras disposiciones”, se tramitó bajo el procedimiento ordinario,
cuando debió dársele el trámite de las leyes estatutarias, en razón a que en ella
se regulan aspectos estructurales de la administración de la justicia penal
militar. Según su entender, tal irregularidad en el trámite de la citada ley,
“constituye un vicio de procedimiento insubsanable en su proceso de
formación, por vulneración de lo dispuesto en los artículos 152 y 153 de la
Constitución Política y 119 de la ley 5ª de 1992 – Reglamento Interno del
Congreso”.

2.1.2. En relación con dicho cargo, exponen los actores que, de conformidad
con reiterada jurisprudencia constitucional, la reserva estatutaria en materia de
administración de justicia se predica de aquellas leyes que se refieren a los
elementos estructurales esenciales de la función pública de justicia, esto es, a
la determinación de los principios que informan la administración de justicia,
así como a los órganos encargados de ejercerla y sus competencias generales.

42
Siendo ello así, aducen que el proyecto que dio paso a la expedición de la Ley
1765 de 2015 ha debido surtir el trámite más riguroso y especializado de las
leyes estatutarias, pues, mediante su texto, se regulan “elementos esenciales
de la administración de la justicia penal militar” tales como: “los principios
rectores de la administración de justicia que son de obligatorio cumplimiento
en la Jurisdicción Penal Militar y Policial; su ámbito de aplicación; la
estructura de la Justicia Penal Militar y Policial; los órganos jurisdiccionales
que la conforman; la competencia asignada a los funcionarios que ejercen la
función jurisdiccional; los requisitos para el desempeño de cargos en la
justicia penal militar y policial; la estructura de la Fiscalía General Penal
Militar; la composición del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia
Penal Militar y Policial; la administración de la Justicia Penal Militar y
Policial; se crean la Escuela de Justicia Penal Militar y Policial y el Cuerpo
Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial; se establece el régimen de
personal aplicable a los miembros de la fuerza pública que conforman el
Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial; se fijan
disposiciones para garantizar la operatividad del sistema acusatorio en esta
jurisdicción, así como los casos en los que se aplicará el principio de
oportunidad”.

2.1.3. Sostienen que, en la medida en que la Ley 1765 de 2015 se ocupó de


reestructurar la Justicia Penal Militar, derogando y modificando algunos
apartes del Decreto 1512 de 2000 y de la Ley 940 de 2005 que regulaban la
materia, su trámite de aprobación debió ser el de las leyes estatutarias, más
aún, “cuando contiene disposiciones que consideramos vulneradoras de los
principios sustanciales y procesales que guían la administración de justicia;
así como con las competencias generales de los órganos encargados de
ejercerla, de acuerdo con la jurisprudencia constitucional en la materia”. Tal
aserto, señalan, “lo demuestra el desarrollo argumentativo de los cargos de
fondo, donde se abordan desde diversas perspectivas, la estrecha relación
entre múltiples principios constitucionales y normas incorporadas en el
bloque de constitucionalidad referidas a la administración de justicia, con la
reestructuración de la Justicia Penal Militar en los términos de la Ley 1765
de 2015 lo cual conlleva, de acuerdo con las consideraciones precedentes, a
la obligatoriedad de la reserva de ley estatutaria y su trámite
correspondiente”.

2.1.4. Con respecto a la aplicación de los principios que informan la


administración de justica a la estructura de la Justicia Penal Militar, aducen los
demandantes que la jurisprudencia constitucional “ha señalado que a pesar
de que esta no pertenece a la rama judicial sino a la rama ejecutiva y de que
ejerce funciones jurisdiccionales de manera restringida, en efecto administra
justicia y por esta razón no puede desconocer los principios propios de dicha
función”. Sobre esa base, destacan que “la relación entre la ley demandada y
los principios que orientan la administración de justicia es estudiada más
adelante en la presente demanda, en el cual se aborda la afectación a los
principios constitucionales de autonomía e independencia judicial, a partir
del contraste con el texto constitucional, la jurisprudencia de la Corte

43
Constitucional y las normas que hacen parte del bloque de
constitucionalidad”.

2.1.5. En el caso específico de los principios de autonomía e independencia


judicial, los actores afirman que, tanto la normatividad nacional e
internacional, como la jurisprudencia de los altos tribunales en los dos
ámbitos, han destacado que los referidos principios “deben ser entendidos en
términos generales como la ausencia de injerencias indebidas en la labor de
administrar justicia por parte de otras ramas del poder y que en este
entendido, las normas que afecten el desarrollo de estos principios rectores de
la administración de justicia tienen reserva de ley estatutaria y deben
tramitarse por tal motivo con el procedimiento previsto por la Constitución y
la ley para este tipo de norma”.

Tratándose de la ley acusada, destacan, el hecho de que su proceso de


formación no haya seguido el trámite previsto para las leyes estatutarias,
constituye un vicio de formación insubsanable, “pues las modificaciones a la
jurisdicción de la Justicia Penal Militar y Policial incorporadas a través de la
misma implican alteraciones a los principios constitucionales que rigen a la
administración de justicia”. Ello ocurre, por ejemplo, en el caso de las normas
que regulan lo relacionado con el proceso de nombramiento de los jueces,
fiscales y demás funcionarios de la justicia penal militar, el cual no garantiza
suficientemente la independencia de la misma, entre otras razones, por cuanto
tales “funcionarios operadores del sistema de justicia penal militar estarán
sometidos a un permanente proceso de evaluación por funcionarios que no
tienen la condición de hacer parte del sistema judicial colombiano”. Tal
situación también tiene lugar en el caso de las normas que atribuyen
competencias propias de la administración de justicia a entidades de carácter
militar que no deberían desarrollar estas funciones, como sucede con la
Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar o el Cuerpo
Técnico de Investigación de la justicia castrense, pues estas “entidades se
ocuparían de funciones que deberían ser ejercidas directamente por un
órgano de la rama judicial o bajo la coordinación de uno de estos, no bajo la
dependencia de una entidad vinculada al poder ejecutivo, como lo es el
Ministerio de Defensa cuyos miembros serán investigados y juzgados bajo
esos parámetros”.

2.2. Cargo contra los artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de 2015 por


ampliación indebida de la competencia de la Justicia Penal Militar

2.2.1. Apoyándose en el derecho internacional de los derechos humanos, en el


derecho internacional humanitario y en pronunciamientos del Comité de
Derechos Humanos de la ONU, de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y de la Corte Constitucional colombiana, los demandantes sostienen
que, en virtud de los principios de funcionalidad y especificidad, que informan
la administración de justicia, la jurisdicción penal militar tiene un carácter
restringido y excepcional, en el sentido que la misma se reserva para aquellos
delitos cometidos por el personal en servicio activo en el ámbito de las
competencias atribuidas a los miembros de la fuerza pública. Así, sostienen,

44
“es la naturaleza de la actividad exclusivamente militar la que se constituye
como factor determinante para que una conducta se considere como delito
militar y sea posible atribuir competencia al juez penal militar”.

2.2.2. Sobre esa base, afirman que las disposiciones contenidas en los
artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de 2015, “desconocen los principios de
funcionalidad y especificidad que deben regir la atribución de competencias
en cabeza de la jurisdicción penal militar”, pues las mismas “no contienen
esa necesaria relación de conexidad entre los delitos cuya competencia se
atribuye a los jueces penales militares y las actividades propias del servicio
activo”. Aducen que los delitos a que hacen referencia las citadas normas, en
realidad, buscan tutelar bienes jurídicos, como son los derechos humanos, la
seguridad y la administración pública, “cuya protección no guarda estrecha
relación de conexidad con el servicio militar activo, y por lo tanto, la
competencia para el juzgamiento y sanción de las conductas que les vulneren
deben estar radicadas en la jurisdicción penal ordinara”.

2.2.3. Al respecto, explican que “las normas analizadas hacen que se


configure una regla general de competencia en la jurisdicción penal militar,
lo cual, termina desconociendo principios de derecho internacional,
jurisprudencia interamericana, la Constitución Política y el precedente
sentado por la Corte Constitucional, que de manera unívoca establecen el
carácter restringido de la justicia penal militar frente al carácter amplio de la
jurisdicción ordinaria con el fin de que se desarrollen juicios justos por
jueces independientes y se pueda garantizar el debido proceso, el acceso a la
administración de justicia y el orden justo y democrático dentro del Estado
Social de Derecho”.

2.2.4. Sobre los delitos contra los derechos humanos, como es el caso del
homicidio (art. 8-1), los delitos contra la población civil (art. 8-7) y las
lesiones personales (art. 9-5), estos “no pueden ser juzgadas por tribunales
militares en la medida en que tales actos, por su propia naturaleza, no
corresponderían al ámbito de las funciones ejercidas por el personal militar”,
por lo cual, tales delitos “quebrantarían el fuero funcional de carácter
restringido que impone la jurisdicción penal militar, que se encuentra
limitado en razón de la materia (delito estrictamente militar)”. Citando
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
concretamente la fijada en el caso de la Masacre de la Rochela Vs Colombia,
los actores sostienen que, según lo dicho por el referido tribunal en el caso
citado, el juzgamiento de miembros de la fuerza pública “por el delito de
homicidio en la jurisdicción penal militar implicó una violación al principio
del juez natural y, consecuentemente, al derecho al debido proceso y acceso a
la justicia, dado que dicha jurisdicción carecía de competencia”.

2.2.5. En punto a los delitos contra la administración pública, que según los
demandantes “comprende el conjunto de delitos consagrados en los
numerales 3 y 4 del artículo 8 y los numerales 6 y 7 del artículo 9 y cuyo
contenido comprende la violación de distintos bienes jurídicos, como la fe
pública, el patrimonio económico y la administración pública en general”,

45
aducen que “estos delitos no se encuentran en relación directa con la
prestación de servicio activo por parte de los miembros de las fuerzas
armadas”, por no ser “propio de sus competencias, relacionadas con la
seguridad y el ejercicio de la fuerza”. Al respecto, señalan que “[l]a defensa
de la integridad de la fe pública, de la administración o del patrimonio
económico no son funciones propias del servicio militar activo en el sentido
de que su garantía y protección no requiere la intervención de los miembros
de la fuerza pública sino de la intervención del Estado a través de las
autoridades administrativas instituidas legal y constitucionalmente en cada
caso para proteger diferentes bienes jurídicos”.

No obstante lo anterior, consideran que, frente a “algunos delitos enunciados


en el artículo 9 numeral 7 como es el caso del peculado sobre bienes de
dotación, el abuso de autoridad especial y la omisión de apoyo especial, se
puede hacer un condicionamiento en el entendido de que debe tratarse de
delitos que se cometan con ocasión del servicio activo, ya que en esos casos si
podría haber una relación con el mismo”.

2.2.6. Tratándose de los delitos contra la seguridad del Estado, como es el caso
de los “delitos contra la protección y la información de los datos (art. 8 núm,
2), delitos contra la seguridad pública (art. 8 Núm. 5), delitos contra la
seguridad de la fuerza pública (art. 8. Núm. 6) y delitos contra la existencia y
la seguridad del Estado (art. 8 Núm. 8)”, señalan que, en principio, los
mismos no son “incompatibles con las normas relativas a la independencia e
imparcialidad de la judicatura, razón por la cual, los tribunales militares que
reúnan las características de independencia, imparcialidad y competencia,
podrían conocer de este tipo de violaciones”. Sin embargo, manifestando
apoyarse en decisiones de los tribunales de derechos humanos, destacan que
“los tribunales penales militares no satisfacen los requisitos de un tribunal
independiente e imparcial aplicable a aquellos procesos que se alejan de la
sanción de los actos castrenses así su propósito fundamental sea mantener el
orden y la seguridad”. Por esa razón, concluyen que los tribunales penales
militares “no pueden juzgar violaciones relacionadas con la seguridad del
Estado, cuando la misma no es consecuencia del servicio militar y no es
cometida por funcionarios que pertenecen a las fuerzas de seguridad del
Estado, es decir, que se aplica la interpretación restrictiva del delito militar y,
en particular, del delito de función”. Considerar la contrario, sostienen,
“podría generar consecuencias graves en la protección de los derechos
humanos y el respeto a las garantías constitucionales, toda vez que se le
estaría dando alcance a la jurisdicción militar sobre asuntos que son de
resorte exclusivamente civil”.

En ese sentido, consideran los actores que resulta contrario a la Constitución y


a los principios del derecho internacional, que se permita a los tribunales
penales militares juzgar los delitos que atenten contra la seguridad del Estado
cuando éstos sean cometidos por personal civil, toda vez que existe
prohibición constitucional sobre la posibilidad del juzgamiento de civiles por
la justicia castrense.

46
2.2.7. Finalmente, los demandantes se refieren a los delitos sin asignación
especial de competencia, que “[c]omprende el conjunto de delitos
consagrados en el numeral 9 del artículo 8 y el numeral 8 del artículo 9 y
cuyo contenido se refiere a la competencia general radicada en la
jurisdicción militar para todos aquellos delitos que no tengan asignación
especial de competencia”. Ello, para sostener que la asignación general de
competencia a la jurisdicción penal militar “desconoce a todas luces la
jurisprudencia constitucional, la jurisprudencia interamericana, tratados y
principios internacionales y doctrina que han establecido el alcance
restringido de la competencia de la jurisdicción penal militar, pues su
ampliación injustificada atentaría contra el debido proceso, el derecho al juez
natural y contra la democracia misma”.

2.3. Cargo contra el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015 por el posible


juzgamiento de civiles por parte de la justicia penal militar

2.3.1. Sostiene los demandantes que el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, en


la medida en que extiende la competencia de la justicia penal militar más allá
del juzgamiento de miembros de la fuerza pública que cometan delitos en
servicio activo y en relación con el mismo, como es el caso de los militares en
retiro y de los civiles que desempeñan cargos en la Justicia Penal Militar,
desconoce el principio de independencia judicial y los derechos a la igualdad y
al juez natural, así como también la prohibición constitucional prevista en el
artículo 213 Superior, en virtud de la cual, “[e]n ningún caso los civiles
podrán ser investigados o juzgados por la justicia penal militar”.

2.3.2. Aducen que, ateniéndose al significado de la expresión “en ningún


caso”, contenida en el artículo 213 de la Carta, “debe colegirse que bajo esta
expresión se comprenden tanto a los civiles como a los militares retirados,
que como lo han expresado varios órganos internacionales, son también
civiles, aunque unos y otros puedan desempeñar cargos en diferentes
instancias de la justicia penal militar”. Al respecto, precisan que, “[s]i el
fundamento funcional de la justicia penal militar se refiere a conductas
perpetradas en servicio activo por militares en servicio, y en acciones directa
y sustancialmente vinculadas con el mismo servicio, es claro que el
desempeño de funciones de investigación, de apoyo, o de investigación y
juzgamiento no corresponden a la naturaleza militar de las funciones que
constituyen la limitación ratione personae de los sujetos justiciables mediante
el fuero penal militar”.

Consideran igualmente, que la ampliación de competencia prevista en la


norma acusada, más allá de los miembros de la fuerza pública que cometan
delitos en servicio activo y en relación con el mismo, desconoce también
diferentes instrumentos internacionales que consagran la referida prohibición,
pronunciamientos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la
materia y la propia jurisprudencia constitucional; las cuales coinciden en
afirmar que la justicia penal militar debe estar estrictamente reservada a
militares en servicio activo, por lo cual, los militares en retiro -por su

47
condición de civiles- y el personal civil al servicio de la fuerza pública deben
ser juzgados por la justicia ordinaria.

2.4. Cargo contra la totalidad de la Ley 1765 de 2015, por


desconocimiento de los principios de independencia, autonomía e
imparcialidad de la administración de justicia

En relación con dicho cargo, advierte la Corte que, de acuerdo con el


contenido de la demanda, el mismo se dirige, de manera general, contra todas
las disposiciones acusadas de la Ley 1765 de 2015, y no contra alguna o
algunas de ellas en particular.

En relación con el punto, al iniciar la formulación de la acusación, los


demandantes señalan: “[e]l cargo de inconstitucionalidad por falta de
independencia, autonomía e imparcialidad de la justicia penal militar
reformada en su estructura por la Ley 1765 de 2015, se fundamenta en que la
misma desconoce los principios constitucionales de autonomía e
independencia judicial, los cuales se encuentran consagrados en el
preámbulo, artículos 1, 2, 29, 113, 114, 115, 116, 121, 150, 228, 229, 230,
235, 237, 241, 246, 250, 256 de la Constitución Política de 1991; el
preámbulo, los artículos 8 y 10 de la DUDH; el artículo 14 del PIDCP y los
artículos 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH)”.

Conforme con ello, basándose en el Capítulo VIII de la Constitución Política,


la jurisprudencia constitucional y varios instrumentos internacionales de
protección de los derechos humanos -como la Convención Americana de
Derechos Humanos y el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas-,
los actores ponen de presente “la necesidad de la independencia del sistema
judicial del resto de las ramas del poder público, como elemento fundamental
de la construcción democrática de nuestro estado de derecho y de las
garantías judiciales que deben asistir a todos los ciudadanos, tanto a los que
son acusados como los que acceden a exigir justicia”.

Al respecto, precisan que “[e]l principio de separación de poderes, así como


la independencia y autonomía judicial, son elementos que caracterizan las
democracias constitucionales y no se consagran sólo para evitar
intromisiones ilegítimas de autoridades pertenecientes a otras ramas del
poder público, sino también para garantizar que al interior de la propia
administración de justicia se observe la correcta división funcional de
competencias y se garanticen contrapesos al ejercicio de todo poder público”.

Sobre esa base, sostienen que la “jurisdicción penal militar constituye una
excepción constitucional a la regla del juez natural general”, razón por la
cual, “su ámbito debe ser interpretado de manera restrictiva, tal como lo
precisa la Carta Política al establecer en su artículo 221 que la justicia penal
militar conocerá ´de los delitos cometidos por los miembros de la fuerza
pública en servicio activo, y en relación con el mismo servicio´”. En ese
sentido, destacan, el Constituyente, “al plantearse la existencia de la Justicia

48
Penal Militar y a través de ella desarrollar el Fuero, reconoce que la
existencia de este solo puede cubrir los delitos meramente relacionados con el
ejercicio del servicio y evidentemente señala que esta debe estar limitada”, lo
cual “es un reconocimiento de que dicha jurisdicción no cumple con los
estándares de independencia y autonomía para tener el conocimiento de todos
los delitos cometidos por los militares y policiales”.

En relación con esto último, ponen de presente que con la restructuración de la


justicia penal militar, a través de la Ley 1765 de 2015, quiso el legislador
“lograr una reforma que muestre una supuesta independencia de la Justica
Penal Militar sin que esta quede separada realmente del ejecutivo y en
especial del Ministerio de Defensa, al tiempo que busca que se acepte una
ampliación de las conductas que son de su conocimiento”.

A partir de dicho propósito, los demandantes entran a evaluar “si cumple la


Ley 1765 de 2015 con los estándares de independencia y autonomía fijados
por la Constitución, la ley y la jurisprudencia internacional de Derechos
Humanos”, para lo cual manifiestan aplicar lo que denominan “un test
válido”, que, de acuerdo con la Corte IDH y la Relatoría Especial, deben
respetar los estados democráticos para asegurar la independencia judicial. En
ese orden, destacan, como elementos de evaluación del test, los siguientes: “1.
Procedimiento de nombramiento de los operadores judiciales, 2.
Permanencia preestablecida para el cargo, estabilidad y posibilidad de
permanencia. 3. Garantías contra presiones externas. 4. Diferencia de
funciones entre autoridades judiciales y ejecutivas. Y 5. Suficiente nivel de
imparcialidad, no sesgo y razonabilidad de los jueces y funcionarios
judiciales (no espíritu de cuerpo)”.

Aplicando el referido test a las normas acusadas, los actores concluyen que la
reforma estructural a la Justicia Penal Militar representada en la ley
demandada, “no supera la falta de independencia, autonomía e imparcialidad
que reiteradamente se ha señalado para esta jurisdicción”. Precisan, al
respecto, que, “si bien la Justicia Penal Militar es una entidad importante
para el desarrollo de las funciones de las fuerzas militares, presenta serios
problemas en cuanto a la independencia e imparcialidad judicial, pues se
trata de un organismo que estructuralmente depende del poder ejecutivo,
cuestión que no es superada por la Ley 1765 de 2015 y que por el contrario
profundiza nuevas formas de asegurar la dependencia de todos los
funcionarios de dicho sistema judicial de las políticas y visiones que
desarrolla el Ministerio de Defensa y en general el poder ejecutivo”.

La presunta falta de independencia, autonomía e imparcialidad en que incurre


la ley acusada, lo muestran los actores destacando aspectos concretos de la ley
acusada, de la siguiente manera:

- El hecho de que sea el Presidente de la República, el que tenga la


facultad exclusiva para presentar las ternas de las que la Corte Suprema
de Justicia elije los magistrados del Tribunal Superior Militar y Policial,
“crea una situación de dependencia del ejecutivo, en la definición de la

49
visión y orientación que dicha selección tendría del poder ejecutivo”,
situación que “nos muestra que la independencia de esa jurisdicción se
mantiene en nivel[es] muy bajos” (art. 15). Esa tendencia se ve
fortalecida, además, con la transformación de la Dirección Ejecutiva de
la Justicia Penal Militar en la Unidad Administrativa Especial de la
Justicia Penal Militar y Policial, “la cual continuará dependiendo
estructuralmente del Ministerio de Defensa y hará parte del sector
descentralizado de la Rama Ejecutiva del Orden Nacional” (art. 44).

- Exigir como requisito para acceder a todos los cargos de


magistrado y juez en la Justicia Penal Militar y Policial, “ser oficial en
servicio activo o en retito de la Fuerza Pública”, salvo para los cargos
de Juez Penal Militar o Policial de Control de Garantías y Juez Penal
Militar o Policial de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad,
“predetermina la selección de las personas que se nombrarán en el
sistema de Justicia Penal Militar, lo cual es una medida que contradice
y desmonta cualquier avance en el proceso para lograr un
nombramiento independiente del cuerpo de funcionarios que
manejarán los desarrollos y procesos sometidos a esta jurisdicción”
(art. 11).

- Disponer que el Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y


Policial (funcionarios, empleados judiciales e investigativos) se
integrará de las listas de candidatos que remitan las respectivas Fuerzas
-de acuerdo con las necesidades del servicio- a la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, quien los
seleccionará y designará, constituye una “intromisión de las Fuerzas
Armadas en el nombramiento y la conformación del cuerpo de
funcionarios y operadores del sistema de Justicia Penal Militar (…)
porque de manera temprana configura quienes podrán ser tenidos en
cuenta y quienes no, para la conformación de los tribunales y juzgados,
y aún más grave de la Fiscalía Penal Militar y el CTI Militar”. Ello,
tras considerar que “un mecanismo democrático de selección, debería
basarse en la posibilidad individual y libre de los ciudadanos de
poderse postular para aspirar a integrar el sistema de Justicia Penal
Militar o cualquier entidad de justicia del Estado” (art. 65).

- La circunstancia de que, con excepción de los cargos de


Magistrado del Tribunal Superior Militar y Policial (art. 15) y de Fiscal
General Penal Militar y Policial (art. 22), los demás funcionarios
operadores del sistema de justicia penal militar se encuentren
“sometidos a un permanente proceso de evaluación, por funcionarios
que no tienen la condición de hacer parte del sistema judicial
colombiano”, como lo es la Unidad Administrativa Especial de la
Justicia Penal Militar y Policial, “no satisfacen los estándares
internacionales, ni constitucionales que garantizan un adecuado nivel
de independencia de los funcionarios operadores del sistema de justicia
penal militar restructurado por la Ley 1765 de 2015” (art. 48).

50
- La forma como se regula el sistema de ascensos del personal del
Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial, y el hecho de
“que un ente de la justicia penal militar [el Comité de Ascensos del
Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial] t[enga] la
función de calificar las condiciones y posibilidades para los ascensos
militares, a los operadores judiciales, (…) constituye un amarre de
intereses muy grave para la independencia judicial”. Las funciones
asignadas al Comité de Ascensos del Cuerpo Autónomo de la Justicia
Penal Militar y Policial, “dan cuenta de un poder muy importante, pues
determinan la continuidad de la carrera profesional militar, la cual
según el contenido normativo de la ley 1765/2015 es la principal”;
circunstancia que, a su vez, “hace que los funcionarios del sistema de
justicia penal militar, dependan de los máximos dirigentes de dicha
jurisdicción para poder continuar su carrera profesional en sus dos
aristas, tanto en la carrera como funcionarios judiciales y al mismo
tiempo como militares”. Tal situación, “mantiene o coloca a los
integrantes de la Justica Penal Militar en permanente situación de
presión, lo cual hace suponer que no es factible que la voluntad y
visión libre de estos funcionarios les permita ejercer adecuadamente y
con independencia sus funciones judiciales” (arts. 70, 71, 74, 75).

- El control administrativo del sistema de justicia Penal Militar está


a cargo del ejecutivo, tal y como se advierte de la forma como se integra
el Consejo Directivo de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia
Penal Militar y Policial; de las causales de terminación de la
Designación en el Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y
Policial y Retiro de la Fuerza Pública; y del régimen disciplinario
aplicable. En el caso del régimen disciplinario, se destaca que “los
militares y policiales activos que tengan la condición de miembros del
sistema de justicia penal militar, estarán sometidos a dos campos de
presión disciplinarios, por un lado los factores de evaluación y control
por el cumplimiento de sus funciones judiciales”, y del otro, “esos
mismos funcionarios tienen que responder a un régimen disciplinario,
amarrado a los reglamentos de la fuerzas militares y de la policía, de lo
cual no se tiene claridad, sobre todo si se afirma en la misma ley que
los militares y policiales en servicio activo de la fuerzas estarán
dedicados a la función judicial y separados del mando” (arts. 50, 82-3-
4, 83, 85 y 87).

- En la selección y nombramiento de los funcionarios de la Justica


Penal Militar y Policial, “no se garantiza de los jueces y magistrados
del sistema de justicia penal militar, unas adecuadas condiciones de
imparcialidad y por el contrario la ley busca asegurar la selección de
un determinado sector poblacional que pueda tener sesgos concretos
sobre los asuntos que se pondrán a su conocimiento”. Los requisitos
exigidos para tales cargos, en la medida en que mezclan la doble
condición de militares o policiales en servicio con la función judicial,
“lo que reflejan es que la ley 1765 de 2015, busca garantizar que los
seleccionados para ocupar cargos de juzgamiento en la justicia penal

51
militar sean personal de confianza de las fuerzas militares que garantice
la debida comprensión de las razones militares y policiales, y tengan
profundo conocimiento de los pensamientos y principios de acción de
militares y policiales”. En ese sentido, lo que se persigue es “asegurar
la selección de un determinado sector poblacional que puede tener
sesgos concretos sobre los asuntos que se pondrán a su conocimiento”
(arts. 14, 16 y 79).

2.5. Cargo contra los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015 y 294, 298
y 299 de la Ley 1407 de 2010, por la vulneración de los derechos de las
víctimas

2.5.1 Acusación contra los artículos 109 y110 de la Ley 1765 de 2015

Para estructurar dicho cargo, los actores parten de considera que “[l]os
derechos de las víctimas representan una condición indispensable para la
implementación del sistema penal acusatorio en Colombia”. Sobre esa base,
en la demanda se hace un breve recuento del sistema penal acusatorio,
instaurado en Colombia por el Acto Legislativo 03 de 2002 y desarrollado por
la Ley 906 de 2004, y sobre los derechos que se les reconoce a las víctimas en
el proceso penal del sistema acusatorio, cuyo amplio reconocimiento ha tenido
lugar por vía jurisprudencial.

Apoyándose en la jurisprudencia constitucional, los actores sostienen que la


estructura del sistema penal acusatorio descansa en la “separación material y
funcional” de las funciones de investigación y juzgamiento. La primera, a
cargo de la Fiscalía General de la Nación, quien adquiere un nuevo rol con
funciones exclusivamente acusatorias, y la segunda, a cargo de los jueces de
conocimiento, a quienes se les despoja de la posibilidad de tener alguna acción
investigativa. De igual manera, sostienen, en el sistema acusatorio se separa la
función de garantías de la de conocimiento del asunto, pues el juez que ejerce
las funciones de control de garantías no puede ser, en ningún caso, juez de
conocimiento.

A continuación, los demandantes precisan que los elementos de separación


material y funcional, propios del sistema acusatorio, “no se configuran al
interior de la Ley 1765 de 2015, que pretende la adecuación del sistema penal
acusatorio a la justicia penal militar, pues como puede observarse de una
simple lectura de dicha norma, la Fiscalía Penal Militar y los jueces de
Justicia Penal Militar, hacen parte de un mismo cuerpo y dependen de una
misma autoridad en este caso del Ministerio de Defensa a través de la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, que ‘tendrá
como objetivo fundamental la organización, funcionamiento y administración
de la jurisdicción especializada’ según lo dispone el artículo 45 de la ley 1765
de 2015”, lo cual comprende, además, “‘[ll]evar el control y gestión de
rendimiento de los funcionarios y empleados de la Jurisdicción Penal Militar
y policial’ como lo establece el numeral 2 del artículo 48 de la misma ley”.

52
En ese contexto, los actores sostienen que los artículos 109 y 110 de la Ley
1765 de 2015, al enunciar formas de terminación del proceso que son propias
de la justicia ordinaria, particularmente en la modalidad de preacuerdos y
negociaciones entre el imputado o acusado y el fiscal, “están tomando
atribuciones que según el artículo 250 superior le corresponden
exclusivamente a la Fiscalía General de la Nación, quien está obligada a
adelantar el ejercicio de la acción penal y a realizar la investigación de los
hechos que revistan las características de un delito que llegue a su
conocimiento por medio de denuncia, petición especial, querella o de oficio,
siempre y cuando medien suficientes motivos y circunstancias fácticas que
indiquen la posible existencia del mismo”.

De ese modo, afirman, además de no quedar dicha atribución “en la órbita de


conocimiento del juez natural, en este caso de la justicia ordinaria, se vulnera
el derecho de las personas víctimas de tales delitos a tener un recurso eficaz,
y que el juzgamiento sea por parte de un tribunal independiente e imparcial,
como se ha señalado en la jurisprudencia nacional e internacional”.

En ese sentido, entienden los demandantes, los artículos 109 y 110 de la Ley
1765 de 2015, implican una “contradicción con la obligación constitucional
de protección y garantía de las personas víctimas de violaciones a los
derechos humanos a la verdad, justicia, reparación integral y garantías de no
repetición”. De ese modo, configuran una violación de los artículos 1, 2, 29,
228 y 229 de la Constitución Política, y de los tratados internacionales de
derechos humanos, pues los mismos “sustituyen un principio fundamental, al
determinar que en las investigaciones dirigidas contra los miembros de la
fuerza pública podrán celebrarse acuerdos con el investigado que dejarán
como consecuencia la terminación del proceso de juzgamiento y por
consiguiente la cesación de la investigación de las faltas cometidas en contra
de las víctimas”.

Adicionalmente, los actores llaman la atención de la Corte en el sentido de


destacar que el numeral 2 del artículo 109 de la Ley 1765 de 2015, reprodujo
el contenido del numeral 2 del artículo 350 de la Ley 906 de 2004, el cual ya
había sido de objeto de estudio por la Corporación a través de la Sentencia C-
1260 de 2005, en la que se declaró su exequibilidad condicionada. De igual
manera, ponen de presente que el artículo 110 de la Ley 1765 de 2015
reproduce el contenido del artículo 351 de la Ley 906 de 2004, el cual también
fue juzgado por la Corte en la Sentencia C-516 de 2007, en la que se declaró
su exequibilidad condicionada.

2.5.2. Acusación contra los artículos 294, 298 y 299 de la Ley 1407 de 2010

Los demandantes sostienen igualmente, que los artículos 294, 298 y 299 de la
Ley 1407 de 2010, también vulneran los derechos de las víctimas.
Concretamente, afirman, “[n]os referimos a la expresión ‘directo’ contenida
en el artículo 294, al artículo 298 y a los numerales 4 y 5 del artículo 299, los
cuales igual que como ocurrió con los artículos 109 y 110, son
transcripciones idénticas de contenidos de la ley 906 de 2004 que reproducen

53
contenidos que ya fueron declarados inexequibles por la Corte
Constitucional”. Precisan que, “[e]n el caso del artículo 298 se elimina un
numeral que resulta fundamental para las víctimas”.

Con respecto al artículo 294 de la Ley 1407 de 2010, afirman que el mismo
reprodujo el contenido del artículo 132 de la Ley 906 de 2004, del cual, la
Corte declaró inexequible la expresión “directo” en la Sentencia C-516 de
2007. Señalan que, en dicho fallo, la declaratoria de inexequibilidad de la
expresión “directo”, parte del hecho de que la Corte “afirma que la calidad
de víctima no puede estar restringida tan solo a aquellas que han padecido un
daño directo dado que esto afecta el concepto amplio de víctima establecido
por la jurisprudencia de la Corte, y restringe notablemente los derechos de
las víctimas”, con lo cual, “[e]l calificativo directo frente al daño restringe la
posibilidad de intervención de las víctimas en el proceso penal”.

Con respecto al numeral 4 del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, este
coincide con el numeral 4 del artículo 137 de la Ley 906 de 2004, declarado
inexequible por la Corte en la Sentencia C-516 de 2007. A respecto, señalan
que la razón de su inconstitucionalidad está en que “la citada sentencia
manifiesta que la intervención de las víctimas en la etapa investigativa no
representa una carga desproporcionada en contra del procesado, sino que al
contrario puede contribuir a la búsqueda de la verdad y al ejercicio pleno de
los derechos de las víctimas en el proceso penal acusatorio”.

De ese modo, consideran que en relación con la expresión “directo” del


artículo 294 y el numeral 4 del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, opera el
fenómeno jurídico de la “cosa juzgada constitucional material”, además que,
con su expedición, el legislador desconoció los artículos 29 y 229 de la Carta,
“por no haber tenido en cuenta la interpretación constitucional que sobre los
mismos se realizara en la sentencia C-516-2007”.

Con respecto al numeral 5 del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, que es
reproducción según los actores del numeral 5 del artículo 137 de la Ley 906 de
2004, los mismos manifiestas que “hace expreso un factor que se encuentra
particularmente contrario a la Constitución, pues contempla que será el ente
investigador de la jurisdicción castrense quien designará un representante a
las víctimas que llegaren a necesitarlo”, lo que “significa que para esta
representación se acudirá a la estructura administrativa de dicha jurisdicción
y será entonces un militar o civil al servicio de esta [institución] quien
defienda los intereses de las víctimas en la actuación penal; subrogando
entonces las funciones otorgadas constitucionalmente a la Defensoría del
Pueblo para asignarlas quizás a la Defensoría Técnica Militar creada por la
ley 1765 de 2015”. De ese modo, sostienen, el numeral 5 del artículo 299 de la
Ley 1407 de 2010, “se encuentra en clara contravía con los derechos al
debido proceso, asistencia jurídica, acceso a la justicia, igualdad y otros,
contenidos en los artículos 29, 229, 93 de la Constitución Nacional, pues
niega la posibilidad de representación debida a aquellas víctimas que no
cuenten con los recursos para pagar un abogado de confianza”.

54
En relación con el artículo 298 de la Ley 1407 de 2010, los accionantes
consideran que el mismo reproduce el artículo 136 de la Ley 906 de 2004,
“salvo por el numeral 11 que fue excluido de su redacción”. Destacan que el
referido artículo 136 de la Ley 906 de 2004, que se ocupa de regular lo
referente al derecho de las víctimas a recibir información, preveía en el
numeral 11, excluido de la redacción del artículo 298 de la Ley 1407 de 2010,
que la Fiscalía General Penal Militar debía suministrar información a quien
demuestre sumariamente la calidad de víctima, sobre “[l]a posibilidad de dar
aplicación al principio de oportunidad y a ser escuchada tanto por la Fiscalía
como por el juez de control de garantías, cuando haya lugar a ello”.

Aducen, al respecto, que el legislador, al reproducir el artículo 136 de la Ley


906 de 2004, en el artículo 298 de la Ley 1407 de 2010, excluyendo de su
redacción el numeral 11 citado, incurrió en una omisión legislativa relativa,
pues no tuvo en cuenta “un apartado importante en detrimento de los
derechos de las víctimas”. Según los actores, “[e]sta situación representa
efectivamente un incumplimiento del legislador frente a la garantía de los
derechos de las víctimas reconocidos en los artículos 29, 229 y 93 de la
Constitución Nacional en donde se predican ampliamente que los derechos de
las víctimas deben ser garantizados en todas las fases del procedimiento
penal”. A su juicio, la aludida “omisión legislativa causa una lesión
importante en los derechos de las víctimas a controvertir la aplicación del
principio de oportunidad cuando sus intereses no sean tenidos en cuenta, ni
sus derechos garantizados como elemento sine qua non para la aplicación de
dicho principio”.

2.6. Cargo contra los artículos 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 42 y 43 de la Ley
1765 de 2015 por la violación de la prohibición constitucional expresa de
atribuir funciones de policía judicial a las fuerzas militares y
desconocimiento del diseño constitucional para la Fiscalía General de la
Nación

A través del presente cargo, los actores cuestionan la constitucionalidad de los


artículos 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 42 y 43 de la Ley 1765 de 2015, en los que
se regula lo referente al Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal
Militar y Policial, adscrito y dependiente de la Fiscalía General Penal Militar.

Sobre el particular, citando jurisprudencia constitucional, en particular, lo


resuelto en las Sentencias C-034 de 1993 y C-179 de 1994, los accionantes
sostienen que, en la medida que las normas acusadas le atribuyen a las fuerzas
militares funciones de policía judicial, viola la prohibición constitucional
expresa de asignar ese tipo de funciones a las fuerzas militares (C.P. arts. 216,
217 y 218), el derecho al debido proceso (C.P. art. 29), el mandato
constitucional que le asigna la dirección y coordinación de la función de
policía judicial a la Fiscalía General de la Nación (C.P. arts. 249 y 250) y los
principios de autonomía e independencia judicial (C.P. art. 229).

Los demandantes explican la acusación, señalando que, conforme con la


Constitución, está prohibido adscribir a las Fuerza Pública una dualidad de

55
funciones (la militar y la de policía judicial), e imponer una correlativa
dualidad de jerarquías (el superior en el rango y la Fiscalía General de la
Nación), pues tal situación desvertebraría su estructura, quebrantaría la
necesaria unidad de mando y no aseguraría que, de presentarse conflicto entre
las dos funciones, prime la de policía judicial.

Complementan lo anterior destacando que, conforme con el derecho


internacional, el respeto y garantía de los derechos humanos implica que la
estructura y funcionamiento del Estado esté basado en: “i. La separación
efectiva de los podres ejecutivo, legislativo y judicial, del Estado; ii. La
supremacía del poder civil sobre las fuerzas militares y la consecuente
subordinación de estas a las autoridades civiles; y iii. La existencia de un
poder judicial independiente e imparcial”. Sobre esa base, afirman,
“[a]tribuir a las fuerzas militares funciones de policía judicial, desconoce
todos los elementos anteriores. Lo primero, por cuanto las fuerzas militares
pertenecen en la estructura orgánica del Estado a la rama ejecutiva y están
sometidas a la Dirección como Jefe Supremo del presidente de la República
(art. 189), mientras que la función de policía judicial, en cuanto apoyo a la
investigación de los delitos, es eminentemente judicial y por esa razón está
bajo la Dirección y Coordinación de la Fiscalía General de la Nación.
Igualmente, es principio fundante del Estado de Derecho la supremacía del
poder civil sobre las fuerzas militares, que se ve gravemente afectada, por
cuanto resultan los militares coordinando las investigaciones de delitos
cometidos por civiles, en abierto desconocimiento del artículo 213 que lo
prohíbe expresamente”. En relación con esto último, hacen énfasis en que,
siguiendo lo dispuesto en el artículo 37 de la Ley Estatutaria de Estados de
Excepción, ni siquiera bajo un estado de excepción es posible que los
militares investiguen a los civiles.

Aducen, igualmente, que el otorgamiento de funciones de policía judicial a


miembros de las fuerzas militares, “desconoce la existencia de un poder
judicial independiente e imparcial, por cuanto las fuerzas militares están
subordinadas a la rama ejecutiva y porque además por virtud de la disciplina
castrense y la jerarquía militar sus miembros no pueden actuar
autónomamente”. En el mismo sentido, afirman, “el otorgamiento de
funciones de policía judicial a miembros de las fuerzas militares rompe
también la dependencia funcional entre quienes realizan estas labores y el
Fiscal que es el rector de la investigación y además equivale a una indebida
intromisión en la función jurisdiccional”.

Finalmente, señalan que las normas acusadas violan de manera flagrante los
artículos 249 y 250 de la Carta, que establecen como función de la Fiscalía
General de la Nación la de dirigir y coordinar las funciones de policía judicial
-que en forma permanente cumple la Policía Nacional-, en cuanto dicha
función “es sustituida por la actuación de la Fiscalía General Penal Militar,
que no tiene asidero constitucional alguno, sino que es una creación del
legislador en un ejercicio que excede la libertad de configuración
legislativa”, con lo cual, además, se están entregando funciones de policía

56
judicial “a un cuerpo que queda totalmente por fuera de la coordinación de
la Fiscalía General de la Nación y en otra rama del poder público”.

IV. INTERVENCIONES

1. Ministerio de Defensa Nacional

Mediante escrito allegado a esta Corporación el 29 de enero de 2016, el


Ministerio de Defensa Nacional, a través de apoderada, intervino en el trámite
de la presente acción, con el fin de solicitarle a la Corte se declare la
exequibilidad de los artículos 2, 3, 6, 7, 8, 11, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21,
22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 41, 42, 43, 44,
48, 50, 54, 58, 65, 71, 72, 74, 75, 83 y 90 de la Ley 1765 de 2015, por
considerar que los argumentos planteados por el demandante son
improcedentes. De otro lado, solicita se declare la constitucionalidad
condicionada de los artículos 190 y 110 de la Ley 1765 de 2015 y de los
artículos 294, 298 y 299 numeral 4 de la Ley 1407 de 2010, en los términos
contenidos en la Sentencia C-516 de 2007, atendiendo a la figura de la cosa
juzgada constitucional por identidad normativa.

Luego de hacer referencia al contenido de la acción de inconstitucionalidad y


citar cada uno de los artículos censurados, el Ministerio de Defensa estructura
su intervención controvirtiendo cada uno de los cargos formulados en la
demanda:

(i) Respecto a los presuntos vicios de procedimientos en los que incurrió la


Ley 1765 de 2015. Contrario a los manifestado por el demandante y de
acuerdo con los artículos 152 y 153 de la Constitución Política de Colombia,
el interviniente considera que la ley objeto de censura constitucional no debió
ser tramitada en el Congreso de la República como una ley estatutaria, debido
a que no todos los temas relacionados con las materias contenidas
expresamente en el citado artículo 152 son objeto de trámite de ley estatutaria,
debido a que, de acuerdo con lo sostenido por esta Corporación en diferentes
pronunciamientos3, se debe realizar una interpretación restrictiva del principio
de reserva de la ley estatutaria en materia de administración de justicia, por
cuanto una interpretación extensiva del mismo convertiría una excepción en
una regla general, afectando la libertad de configuración del legislador.

Para sustentar lo anterior, la representante del Ministerio de Defensa Nacional


cita, entre otras, la Sentencia C-737 de 2006, la cual evaluó la
constitucionalidad de la Ley 940 de 2005 “ Por la cual se expiden normas
sobre requisitos para el desempeño de cargos en la Jurisdicción penal
Militar”. En dicha oportunidad, la Corte sostuvo que “ La facultad para
regular todo lo relacionado con la estructura y funcionamiento de la Justicia
Penal Militar ha sido reservada al legislador, quien ese campo goza de un
amplio margen de configuración política para definir: i) los comportamientos
constitutivos de delito que de acuerdo con su competencia deben ser
3 El interviniente cita las siguientes Sentencias: C- 145 de 1994, C-818 de 2011, C-670 de 2001 y C-619 de
2012.

57
conocidos por esa jurisdicción especial, ii) los procedimientos especiales que
debe regir los juicios y, en general, iii) todo lo relacionado con los órganos
específicos que la integran y con su régimen de personal, lo cual incluye la
creación y suspensión de cargos, la forma de provisión, permanencia y retiro,
la fijación de los requisitos y calidades requeridas para el ejercicios de los
mismo.”

(ii) La ampliación indebida de las competencias de los Juzgados Penales


Militares y Policiales. Advierte la interviniente que los argumentos
presentados en la demanda parten de un fundamento errado, cual es el de
sostener que el artículo 2 de la Ley 1765 de 20015 “…amplió la competencia
de la Justicia Penal Militar al otorgar a la jurisdicción castrense la
posibilidad de investigar y juzgar particulares”4. Al respecto, aclara que, tal
como se menciona en el mismo título de la referida ley, su objetivo principal
es la reestructuración de la Justicia Penal Militar a través de la
implementación de la Fiscalía General Penal Militar y Policial, la organización
de un Cuerpo Técnico de Investigación y el tránsito al sistema penal
acusatorio. En consecuencia, dentro de las finalidades de la Ley 1765 de 2015
nunca se contempló la posibilidad de investigar o juzgar particulares, frente a
lo cual sostiene, no existe duda alguna sobre la competencia de la jurisdicción
ordinaria en esos eventos.

En cuanto a la aplicación del fuero militar, cita, entre otras, las Sentencias: C-
878 de 2000 y C- 677 de 2002, en las cuales se sostiene que para verificar la
competencia del Fuero Penal Militar, se debe acudir a dos factores: i)
subjetivo, que acude a la calidad de miembro de la fuerza pública en servicio
activo del procesado al momento de la comisión del delito y ii) el criterio
funcional, el cual se refiere a la relación existente entre el delito con el
servicio mismo, de tal sentido que la comisión del delito sea consecuencia del
ejercicio desviado del miembro de la fuerza pública. En virtud de lo expuesto,
advierte que son de competencia de la jurisdicción castrense los delitos que
únicamente pueden ser cometidos por miembros activos de la fuerza pública y
aquello que delitos comunes que se relacionen directa y sustancialmente con
las funciones que constitucionalmente está llamado a cumplir el miembro de
la fuerza pública.

Señala, además, que con base en la jurisprudencia de la Corte Suprema de


Justicia, el fuero castrense contiene una doble naturaleza, por una lado, es una
prerrogativa concedida al militar para garantizar que su investigación y
juzgamiento se llevará a cabo por funcionarios especializados que
comprenden: la organización militar, los límites jurídicos de la fuerza pública
y su reglamentación. Por otro lado, por voluntad del constituyente, es un
factor de competencia especializado y excluyente, sobre los delitos cometidos
por los militares en servicio activo y en relación con el mismo servicio, estos
delitos bien pueden ser militares, militarizados o comunes. Teniendo en cuenta
lo anterior, aclara que no “ es el contenido del injusto, ni la severidad del
reproche que pueda formularse, lo que sirve como factor para determinar el

4 Folio 138.

58
juez natural de un delito cometido por militares en servicio activo; si no como
atrás se dejó dicho, el fuero se colige cuando las circunstancias de tiempo,
modo y lugar que gravitan en la comisión del punible, permitan concluir
racionalmente que dicha conducta tiene relación física con el servicio militar
y se explica como consecuencia de una extralimitación, desvío o abuso del
poder”5. Así mismo, se refiere a la Sentencia C-561 de 1997, la cual estudió la
constitucionalidad del Código Penal Militar de 1988 y estableció que “[e]s
claro que el código penal militar consagra no sólo hechos militares sino
también ordinarios o comunes en lo que pueden quedar incurso los miembros
de la fuerza pública, al cumplir la misión o servicio que les ha sido asignado.
Estos último delitos, como lo ha sostenido la Corte, no pueden tener penas
inferiores a las establecidas en el Código penal para los de su misma clase,
pues en caso de que así sucediera, tales normas serían inconstitucionales por
infringir el derecho a la igualdad”.

Finalmente, con base en los argumentos anteriores, concluye que “salvo los
delitos taxativamente excluidos como los de lesa humanidad, el fuero militar
si puede cobijar todos los ilícitos sin consideración de su gravedad, ni a la
mayor o menor lesividad de los bienes jurídicos, sólo a los dos factores que se
ha hecho alusión en la presente intervención”.6

(iii) Sobre la inconstitucionalidad del juzgamiento de civiles por parte de la


Justicia Penal Militar. El interviniente considera necesario precisar que, para
determinar la constitucionalidad o no de la expresión “o en retiro, así como al
personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en la justicia penal
militar y policial”, contenido en el artículo 2 de la Ley 1756 de 2015, es
fundamental hacer lectura integral, sistemática y lógica de la norma, para
comprender que la expresión demandada realmente obedece a un presupuesto
de carácter administrativo que será aplicable a las personas, civiles, militares
en servicio activos o retirados, que desempeñen cargos al interior de la
Jurisdicción Penal Militar. En consecuencia, de declarase la
inconstitucionalidad de la frase demandada, se dejaría sin “presupuestos
legales a las personas civiles o militares retirados, que aspiren a desempeñar
cargos en la justicia penal militar o policial”.7De lo anterior deduce que,
teniendo en cuenta que en el inciso 2 del artículo 2 de la Ley 1765 de 2015
establece que, “los artículos que modifican, condicionan o derogan
disposiciones de carácter penal militar, se aplicarán exclusivamente a
miembros de la fuerza pública en los términos del artículo 221 de la
Constitución Política” y que “[e]n ningún caso se aplicarán a los civiles”, es
claro que la estructura general de la norma precisa que, en cuento a la
investigación y juzgamiento de competencia de la Justicia Penal Castrense
concebida en el artículo 221 de la Constitución, “[e]n ningún caso” será
aplicable a los civiles incluidos los miembros de la fuerza pública en retiro,
salvo que hubieran cometido el delito en ejercicio de funciones relacionadas
con el servicio activo.

5 Follio 162.
6 Folio 161.
7 Folio 165.

59
(iv) La vulneración de los principios de independencia, autonomía e
imparcialidad de la administración de justicia. Considera el interviniente que
los argumentos presentados por los demandantes con respecto a este cargo,
están sustentados en las consideraciones que hizo la Corte Constitucional en la
Sentencia C-141 de 1995, que declaró la inconstitucionalidad del inciso 2 del
artículo 656 de Decreto 2550 de 1988, cuyo proceso de enjuiciamiento penal
militar estaba compuesto por los Consejos Verbales de Guerra conformados
por oficiales en servicio activo que no se desempeñaban de manera exclusiva
en la jurisdicción penal militar, comprometiendo los principios de
independencia y autonomía en la administración de justicia. Sin embargo, los
inconvenientes puestos de presente en el referido examen de
constitucionalidad fue corregido con el avance legislativo del país hasta el
punto que, con la Ley 1765 de 2015, se estructuraron las políticas para
enmarcar la separación del Mando Institucional de las funciones propias de los
jueces y fiscales y se ha avanzado considerablemente para garantizar la
autonomía de la Justicia Penal Militar, implementando para los ascensos de
funcionarios de la jurisdicción, un comité donde no tiene injerencia el mando
militar, que se encargue de verificar el desempeño a nivel jurisdiccional y un
cuerpo autónomo compuesto por oficiales de las Fuerzas Militares y de la
Policía Nacional que se encargue de verificar el desempeño militar o policial.
Lo anterior, con el fin de verificar que “los seleccionados a ocupar los cargos
de juzgamiento en la Justicia Penal Militar, sea personal de confianza de las
Fuerzas Militares y Policiales que garantice la debida comprensión de las
razones militares y tenga profundo conocimiento de los pensamientos y
principios de acción de militares y policías”8.

Agrega que la consagración Constitucional de un fuero especial para los


miembros de la Fuerza Pública, permite que las conductas delictivas llevadas a
cabo dentro del servicio activo y con relación a la función que desempeñan,
sean investigadas y juzgadas por sus pares con el fin de garantizar el
conocimiento especializado de los funcionarios que desempeñen las funciones
jurisdiccionales, sin que esto comprometa bajo ninguna circunstancia la
imparcialidad de la justicia castrense. Sobre lo anterior, sostiene que “ [n]o se
puede predicar de una igualdad en la legítima defensa que se aplica a un
particular, al que se presenta en un hecho de enfrentamiento con grupos
subversivos, de ahí que se requiere recibir formación militar y policial para
cumplir con el principal objetivo del fuero especial, que quienes ejercen las
funciones de investigación y juzgamiento tengan el conocimiento de las lides
propias que cumple el personal de la fuerza pública en desarrollo de sus
funciones constitucionales”9.

(v) Vulneración de los derechos de las víctimas. Por un lado, respecto a la


intervención de la víctima en los procesos de negociación entre la Fiscalía y la
Defensa contemplado en los artículos 491 A y 439 de la Ley 1407 de 2010,
adicionados y modificados por los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015,

8 Folio 175.
9 Ibídem.

60
considera el interviniente que el análisis de fondo de los artículos referidos ya
fue objeto de estudio constitucional a través de la Sentencia C-516 de 2007,
cuando se evaluaron los artículos 350 y 351 de la Ley 906 de 2004, razón por
la cual solicita que, por identidad normativa, se declare la exequibilidad
condicionada. En igual sentido, solicita a la Corte que se excluya del análisis
de constitucionalidad la expresión “directo”, contendida en el artículo 294 y
del numeral 4 del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, por existir cosa
juzgada, al ser valorado previamente por la Corte los artículos 132 y 131
numeral 4 de la Ley 906 de 2004, en la Sentencia C-516 de 2007.

De otro lado, el Ministerio de Defensa Nacional considera que el artículo 298


de la Ley 1407 de 2010, no incluyó dentro de los derechos de las víctimas el
de recibir información sobre la posible aplicación del principio de
oportunidad, porque la Ley 1407 de 2010 no contempló dicha figura, como si
lo hace el artículo 136 de la ley 906 de 2004. No obstante lo anterior, la Ley
1765 de 2015 prevé el principio de oportunidad en la Justicia Penal Militar,
pero omitió incluir el deber de información a la víctima, por lo que solicita a
este Tribunal que, existiendo igualmente unidad de materia, se declare la
constitucionalidad condicionada del artículo 298 de la Ley 1407 de 2010,
siguiendo el criterio fijado por la Corte en la Sentencia C-516 de 2007 en
cuanto a los derechos de las víctimas consagrado el numeral 11 del artículo
136 de la Ley 906 de 2004.

En cuanto a los cargos formulados contra el numeral 5 del artículo 299 de la


Ley 1407 de 2010, el interviniente considera que los accionantes parten de una
premisa equivocada, al establecer que la defensoría técnica militar proveerá de
representación tanto al acusado como a la víctima, pues, de acuerdo al análisis
integral del artículo 299, los abogados integrados en la defensoría sólo tendrán
la función de apoderar en el proceso penal a los miembros de la fuerza pública
y no a las víctimas. En consecuencia, considera que el artículo demandado
resulta constitucional, sobre la base de la identidad normativa existente entre
la Ley 906 de 2004 y la Ley 1407 de 2010, en lo que respecta a las garantías
procesales de las víctimas, en especial, sobre la designación de abogado de
oficio por parte del fiscal, cuando la víctima no cuente con los medios
suficientes para ello.

(vi) Sobre la presunta violación de la prohibición constitucional de atribuir


funciones de policía judicial a las fuerzas militares y desconocimiento de
diseño institucional para la Fiscalía General de la Nación. Sostiene la
interviniente, que la Ley 1407 de 2010 está inspirada en los postulados del
Estado Social de Derecho que pretende la implementación de un sistema de
enjuiciamiento eficaz, a partir de la creación de la Fiscalía General Penal
Militar, encargado de la indagación e investigación de los hechos que revistan
características de un delito de competencia de la justicia penal militar y
policial y la conformación de su Cuerpo de investigación.

A su turno, señala, que la Ley 1765 de 2015 logra cumplir con el mandato del
legislador de 2010, el cual es el de reglamentar a la Fiscalía General Penal
Militar y al Cuerpo técnico de investigación. Asimismo, asegura que lo

61
afirmado por el demandante es contrario a la realidad legislativa, pues esta, no
se encarga de atribuirle funciones de policía judicial a las fuerzas militares ni
de recaudar evidencia física y elementos materiales probatorios frente a
conductas típicas cometidas por civiles, debido a que la ley objeto de censura
constitucional no reglamenta ni organiza la estructura de las funciones de las
fuerzas militares, sino que organiza el cuerpo técnico de investigación
atendiendo a los límites previstos en el artículo 221 de la Constitución
Política. Sobre el particular, Manifiesta la necesidad de precisar que, de
acuerdo con los artículos 274, 275, 276 y 363 de la Ley 1407 de 2010, las
laborales de policía judicial “son dentro del ámbito de competencia de la
justicia penal militar y policial y no para el nivel operacional y operativo de
la fuerza pública, no es y es un exabrupto entenderlo así, para la
investigación de personal civil por parte de las fuerzas militares, pues ello
está prohibido desde el artículo 213 de la Constitución política” 10. En
sustento de lo anterior, cita la sentencia C-215 de 2001, que declaró la
inconstitucionalidad de la Ley de Defensa Nacional, la cual permitía que las
Fuerzas Militares ejercieran funciones de policía judicial y en ejercicio de
dicha función, pudieran recaudar elementos materiales probatorios con el fin
de enfrentar la delincuencia común, la criminalidad organizada, el conflicto
interno.

En consecuencia, considera “que no hay prohibición constitucional de atribuir


de funciones de policía judicial a la justicia penal militar y policial pues su
función es administrar justicia dentro de su ámbito de competencia dispuso en
el artículo 221 superior, la investigación técnico científica por un cuerpo
especializado inherente al sistema acusatorio que dispone la Ley 1407de 2010
y que reglamenta la Ley 1765 de 2015; la presencia del cuerpo técnico
supeditado a la Fiscalía General Penal Militar, no sustituye ni altera el
núcleo esencial de la constitución sino que reafirma el estado social de
derecho”11.

2. Fiscalía General de la Nación

La Fiscalía General de la Nación, a través de la Directora Nacional de


Estrategia en Asuntos Constitucionales, intervino en el presente juicio
solicitándole a la Corte que adopte las siguientes decisiones:

“(i) DECLARE LA EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA del artículo


2 de la Ley 1765 de 2015, por los cargos analizados y en el entendido
que la expresión “en lo pertinente”, se refiere a asuntos de carácter
laboral y administrativo, aplicables a los miembros de la fuerza pública
en retiro y a personal civil o no uniformado que desempeñen cargos en
la justicia penal militar y policial.

(ii) DECLARE LA EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA de los


artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de 2015, por los cargos analizados y en el

10 Folio 183.
11 Folio 187.

62
entendido que el ejercicio de la competencia asignada está regulada por
el Código Penal Militar y por las reglas establecidas por la Corte
Constitucional frente a la justicia penal militar.

(iii) DECLARE LA EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA de los


siguientes apartes normativos, en el entendido que de ser la Fiscalía
General de la Nación la encargada máxima de dirigir y coordinar las
actividades de policía judicial adelantada por el Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, en los procesos de
competencia de la jurisdicción especial:

[La entidad cita los artículos los artículos 20, 23 numeral 4º, 23
numeral 10º, 30 numerales 2º, 3º y 4º, 33 numerales 1º y 5º, 39 y 42 de
la Ley 1765 de 2015]. [No obstante, como petición principal, en
relación con el cargo contra dichas normas, la Fiscalía le solicita a la
Corte inhibirse por ineptitud sustantiva de la demanda].

(iv) DECLARE LA EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA de los


artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015 por los cargos analizados en
el entendido que las víctimas pueden intervenir activamente en los
preacuerdos y negociaciones que se lleven a cabo en el marco de los
procesos adelantados en la justicia penal militar, con el fin de que se
respeten las garantías judiciales de las víctimas en estos procesos.

(v) DECLARE EXEQUIBLES, por los cargos analizados, los artículos


294 y 299 de la Ley 1407 de 2010, por la falta de acreditación por parte
de los demandantes de la totalidad de los requisitos que exige la Corte
Constitucional para declarar la existencia de una cosa juzgada
material.

(vi) DECLARE LA EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA del artículo


298 de la Ley 1407 de 2010, por los cargos analizados y en el entendido
que la Fiscalía General Penal Militar y Policial deberá escuchar y
suministrar información relacionada con la posibilidad de dar
aplicación al principio de oportunidad , a quien demuestre al menos
sumariamente la calidad de víctima”12.

Para sustentar lo anterior, la Fiscalía General de la Nación se refiere a los


cargos elevados por los demandantes con la aclaración de que no realizará
ningún pronunciamiento en relación con los cargos relativos a: “(i) el supuesto
vicio de procedimiento en que se incurrió al expedir la Ley 1765 de 2015 y
(ii) la adecuación del sistema penal acusatorio al interior de la Justicia Penal
Militar”13, frente a lo cual se atiene a lo que la Corte defina en el presente
proceso. Sobre esa base, divide su intervención en cuatro cargos a saber:

12 Folios 349 a 352.


13 Folio 248.

63
(i) Cargo relacionado con el reproche a los artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de
2015, por ampliar la competencia de la Justicia Penal Militar y Policial a
delitos que no se relacionan necesariamente con el ejercicio de la función
de los militares en servicio. La entidad no comparte la posición de los
demandantes, aunque considera que las disposiciones acusadas deben ser
declaradas condicionalmente exequibles, toda vez que, en sus distintas
interpretaciones, requiere de una delimitación por parte de la Corte
Constitucional. Al respecto, indica que las normas acusadas solamente
realizan una distribución de competencias entre los Juzgados Penales Militares
y Policiales de Conocimiento y los de Conocimiento Especializado, y que, si
bien establecen un amplio catálogo de delitos, dentro de los cuales se incluyen
tipos aplicables tanto en la justicia penal militar, como en la jurisdicción penal
ordinaria, tales disposiciones deben ser leídas de manera sistemática,
conforme a la Constitución y al Código Penal Militar, de donde se deriva que
la jurisdicción penal militar, en todo caso, solamente conoce de aquellas
conductas que se hayan originado con ocasión de la prestación del servicio.

La entidad interviniente hace una consideración en relación con el cargo


presentado en la demanda contra el numeral 9º del artículo 8º y el numeral 8º
del artículo 9º de la Ley 1765 de 2015, por encontrarlos contrarios a las
disposiciones constitucionales que se refieren al carácter restrictivo de la
justicia penal militar. Al respecto, la Fiscalía reitera su postura de que los
artículos 8º y 9º se dirigen a hacer una atribución y distribución de
competencias entre los Juzgados Penales Militares y Policiales de
Conocimiento, y los Especializados. Esto, a partir de una interpretación
razonable, conlleva a que la competencia de estas autoridades judiciales para
conocer de tales delitos, está determinada por el hecho que los mismos puedan
ser objeto de conocimiento de la jurisdicción penal militar y, siempre y
cuando, “su conocimiento no hubiere sido asignado a los Juzgados Penales
Militares y Policiales de Conocimiento o a los de Conocimiento Especializado
por los numerales precedentes de las dos disposiciones acusadas”14.

(ii) Cargo según el cual el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, contempla el


juzgamiento de civiles por parte de la justicia penal militar. En primer lugar,
observa que dicho cargo se estructura a partir de una lectura
descontextualizada de la norma acusada, toda vez que los demandantes no
hacen referencia a la expresión “en lo pertinente” que se incluye en la misma
disposición, y que determina que la jurisdicción penal militar no se aplique de
manera general a civiles, sino que sólo será aplicable en lo pertinente. Desde
ese punto de vista, entiende que el cargo no es de recibo, pues, en su entender,
la disposición “no extiende la competencia de la justicia penal militar y
policial a militares en retiro y a civiles que desempeñen cargos en esta
jurisdicción, pues para estas personas solamente resultan aplicables las
disposiciones de carácter laboral y administrativo de este texto normativo”15.

14 Folio 291.
15 Folio 295.

64
Lo anterior lo sustenta a partir de tres argumentos. En primer lugar, la Fiscalía
hace referencia a la competencia de la justicia penal militar, la cual solamente
se activa cuando concurre el elemento subjetivo, respecto a una persona que es
miembro de la fuerza pública, y el funcional, en razón de que el delito se
cometa en relación “directa y próxima con el mismo servicio”16, lo que
excluye de su aplicación a los civiles. En segundo lugar, la entidad propone
una interpretación histórica del artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, con base en
los apartes que cita de la exposición de motivos y de los debates adelantados
en el Congreso para la aprobación del proyecto de ley, en los que se permite
entender que la intención del legislador era excluir a los civiles de la
aplicación de la justicia penal militar y policial, y, en concreto, que la
disposición estaba dirigida a los servidores públicos que hicieran parte de la
jurisdicción especializada en lo relativo a las disposiciones de carácter laboral-
administrativo. Todo ello, aduce la interviniente, es confirmado por “la
adición que los legisladores hicieron al texto de la disposición demandada,
esto es, por la expresión ´en lo pertinente´ que fue incorporada al artículo 2
durante el debate que condijo a la aprobación de la ley”17. Por último, la
Fiscalía General de la Nación se refiere a la interpretación sistemática de la
disposición acusada, la cual debe entenderse en conjunto con el resto del
contenido de la Ley 1765 de 2015. Así pues, la entidad afirma que desde el
encabezado de la ley se puede inferir que “no se refiere únicamente al
procedimiento y elementos propios del derecho penal y del sistema penal
acusatorio, sino que también regula aspectos administrativos sobre el
funcionamiento de los distintos órganos que compondrán esta jurisdicción
especializada”18.

En vista de lo anterior, la Fiscalía General de la Nación concluye que la Ley


1765 de 2015, contiene normas aplicables tanto a la fuerza pública como a
civiles, por lo que se observa una interpretación equivocada por parte de los
demandantes. Sin embargo, considera necesario “que la Corte Constitucional
condicione la exequibilidad de la norma demandada, con el fin de evitar
interpretaciones del texto contrarias a la Constitución, que pretendan ampliar
la competencia de la jurisdicción penal militar y policial, abarcando a
miembros de la fuerza pública en retiro y a civiles que desempeñen cargos en
la Justicia Penal Militar y Policial”19.

(iii) Cargo en el que se reprocha que los artículos 109 y 110 de la Ley 1765
de 2015 y los artículos 294, 298 y 199 de la Ley 1407 de 2010, violan los
derechos constitucionales de las víctimas dentro del proceso penal militar.
Para ello, analiza los argumentos relacionados con cada una de las
disposiciones acusadas.

En primer lugar, la entidad se detiene en la vulneración de los derechos


constitucionales de las víctimas que los accionantes formulan a partir de la

16 Folio 296.
17 Folio 299.
18 Folio 300.
19 Folio 304.

65
consagración de los mecanismos de terminación anticipada en el proceso
penal militar y policial que se desarrolla en los artículos 109 y 110 de la Ley
1765 de 2015, y que, en términos de la demanda, significa que estas
disposiciones atribuyen competencias a la justicia penal militar en relación
con la posibilidad de realizar preacuerdos y negociaciones, lo que, de
conformidad con el artículo 250 Superior, corresponde exclusivamente a la
Fiscalía General de la Nación. Para abordar el cargo, la entidad presenta unas
consideraciones generales a partir de la jurisprudencia constitucional
relacionada con: (i) el amplio margen de configuración normativa de la que
dispone el legislador en relación con la estructura y funcionamiento de la
justicia penal militar y, en particular, para incluir figuras del sistema penal
acusatorio; y con (ii) los acuerdos y preacuerdos como posibles formas de
terminación anticipada del proceso penal. Con base en lo anterior, pasa a
explicar su desacuerdo con los planteamientos de la demanda, en el sentido
que el mismo artículo 250 de la Constitución exceptúa de la competencia
investigativa de la Fiscalía los delitos cometidos por miembros de la fuerza
pública, en servicio activo y en relación con el mismo servicio. Esto, en su
criterio, se desarrolla en las disposiciones acusadas a partir del amplio margen
del legislador para configurar los procedimientos de la justicia penal militar.

Adicionalmente, la Fiscalía General se refiere al reproche presentado en la


demanda según el cual la facultad de la justicia penal militar de realizar
preacuerdos y negociaciones permite terminar el proceso, por tanto, cesar la
investigación de los hechos que afectan a las víctimas, lo que, llevaría a que el
Estado colombiano incumpliera los compromisos internacionales en relación
con la protección de las víctimas en los procesos penales y la posible
afectación de derechos humanos. Al respecto, la entidad interviniente sostiene
que los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015 no desconocen el artículo
250 de la Constitución ni algún otro, pues, “lo que se busca es resolver de
manera más amplia el conflicto penal, a cambio de un tratamiento punitivo
menos severo para el responsable, pero sin perjuicio de los derechos de las
víctimas (…)”.

Por otra parte, la Fiscalía comparte la afirmación de los demandantes al


presentar el segundo cargo, en relación con que los derechos de las víctimas
deben ser amparados a partir de su participación en los espacios de justicia
negociada. Por lo tanto, solicita a la Corte que declare “la exequibilidad
condicionada de los artículos 109 y 110 de la Ley 1765, en igual sentido que
declaró, en la sentencia C-516 de 2007, la exequibilidad condicionada de los
artículo 348, 350, 351 y 35 de la Ley 906 de 2004”, de manera que se
garantice su participación en los mecanismos de terminación anticipada en los
procesos ante la justicia penal militar y policial.

En tercer lugar, la interviniente se refiere al cargo según el cual se debe


declarar la cosa juzgada material respecto a los artículos 294 y 299 numeral 4,
del Código Penal Militar, toda vez que sus contenidos coinciden con los
apartes de los artículos 132 y 137 de la Ley 906 de 2004, referidos a las
víctimas y su intervención en el proceso penal acusatorio, y que fueron
declarados inexequibles en la Sentencia C-516 de 2007. La Fiscalía coincide

66
parcialmente, pues considera que deben advertirse las diferencias que, en todo
caso, se presentan entre la justicia penal ordinaria y la justicia penal militar, y
que requieran tratos diferenciados por el legislador, por lo tanto es necesario
“acreditar los requisitos que la Corte Constitucional ha determinado para la
existencia de una cosa juzgada material, pues su declaratoria significa en
este caso sacar los apartes demandados del ordenamiento jurídico, por
razones que se alejan de un estudio de fondo, requerido en esta caso para
determinar si en el régimen excepcional de la Justicia Penal Militar, caben
las restricciones que imponen los artículos 294 y 299 en su numeral 4.[Ley
906 de 2004]”.

Por último, la interviniente se pronuncia sobre el reproche que los


demandantes hacen del artículo 298 de la Ley 1407 de 2010, en el sentido que,
en su entender, no garantiza el derecho de las víctimas a ser escuchadas dentro
del proceso penal y a ser informadas sobre la aplicación del principio de
oportunidad. A propósito de lo anterior, la Fiscalía General realiza unas
consideraciones generales en torno a la jurisprudencia constitucional sobre la
intervención de las víctimas en la actuación penal, la obligación de las
autoridades judiciales de informar a las víctimas sus derechos y la
trascendencia que tiene la aplicación del principio de oportunidad en los
derechos de las víctimas.

Realizadas estas precisiones, la entidad se refiere, en concreto, al cargo


formulado en la demanda en el sentido que identifica ciertas deficiencias en el
reproche formulado, ya que “la disposición acusada enumera 12 casos en los
cuales la Fiscalía General Penal Militar debe cumplir esa obligación, pero
omite ordenar que se informe a las víctimas sobre la posibilidad de dar
aplicación al principio de oportunidad y a ser escuchadas por la Fiscalía y el
juez”. (Resaltado del texto original). Con ello, continúa en su intervención,
“desconoce el mandato consagrado en el artículo 250 mencionado, la
jurisprudencia constitucional precitada y en el artículo 118 de la Ley 1765 de
2015”20. La anterior situación pone de manifiesto, al decir de la Fiscalía
General, una desigualdad entre el sistema penal ordinario y el especial, toda
vez que la disposición acusada no prevé lo establecido por el numeral 11 del
artículo 136 de la Ley 906 de 2004, en el sentido que la Policía Judicial y la
Fiscalía General de la Nación le suministrarán información a las víctimas
acerca de la aplicación del principio de oportunidad, entre otros asuntos, al
igual que el derecho a ser escuchadas por la misma Fiscalía y por el juez de
control de garantías. En conclusión, la interviniente solicita a la Corte
Constitucional, en relación con este cargo, que “declare exequible el artículo
298 de la Ley 1407 de 2010, en el sentido que la Fiscalía General Penal
Militar y Policial deben escuchar y suministrar información relacionada con
la posibilidad de dar aplicación al principio de oportunidad, a quien
demuestre al menos sumariamente la calidad de víctima”21.

20 Folio 334.
21 Folios 334 y 335.

67
(iv) Cargo que plantea una vulneración del artículo 250 Superior por parte
de las normas acusadas pues, a partir de ellas, se atribuyen funciones de
policía judicial al Cuerpo Técnico de la Investigación de la Justicia Penal
Militar y Policial para la investigación de delitos de competencia de tal
jurisdicción especial. Tal oposición se fundamenta, primeramente, en que la
Fiscalía encuentra que no se satisfacen cabalmente los requisitos de
procedibilidad de la acción de inconstitucionalidad, pues, si bien satisface el
de claridad, “frente a los requisitos de certeza, pertinencia y suficiencia, la
argumentación de los accionantes presenta deficiencias”22. Lo anterior por
cuanto los demandantes (i) no demuestran que la Constitución prohíba de
manera expresa “que la fuerza pública pueda contar con funciones de policía
judicial para la investigación de los delitos de competencia de la justicia
penal militar”23; (ii) su argumentación parte de interpretaciones propias, tal
como sucede al dar por hecho que las normas demandadas permiten que
personas civiles sean investigadas por militares; además (iii) el cargo se centra
en “una serie de consideraciones subjetivas acerca de la inconveniencia de
que integrantes de la fuerza pública tengan atribuciones de policía judicial,
pero no desarrolla la forma en la que las normas acusadas contradicen la
Constitución”.

No obstante el anterior reproche de procedibilidad, la Fiscalía hace un


pronunciamiento de fondo según el cual sostiene que, de manera general, la
Constitución no prohíbe la existencia de la justicia penal militar, y, de hecho,
la permite bajo la dirección de la Fiscalía General. En estos términos la
entidad considera que algunos apartes de las normas demandadas “deben ser
declarados exequibles de manera condicionada, en el entendido de que en
virtud del numeral 8 del artículo 250 de la Constitución, debe ser la Fiscalía
General de la Nación quien tenga la dirección y coordinación máxima de las
actividades de policía judicial que adelante el Cuerpo Técnico de la
investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, para asuntos de
competencia de tal jurisdicción especial”24.

A la par de lo anterior, la entidad hace referencia a las demás normas, además


del artículo de la Constitución mencionado, en donde se otorgan competencias
de policía judicial a órganos distintos a la Fiscalía General de la Nación, pero
sometiéndolos a su supervisión, como por ejemplo el numeral 5º del artículo
251 de la misma Carta, el artículo 117 de la Ley 906 de 2004 y el artículo 12
del Decreto 261 de 2000 (Estatuto Orgánico de la Fiscalía).

En este orden de ideas, la entidad interviniente se refiere al hecho que el


numeral 5º del artículo 23 de la Ley 1765 de 2015 haya integrado al Fiscal
General Penal Militar y Policial al Consejo Nacional de Policía Judicial, el
cual es precedido por el Fiscal General de la Nación, de lo cual se deriva que
la policía judicial militar está vinculada por las decisiones del Consejo en
relación con las políticas, estrategias y directivas que fije. “En conclusión, la

22 Folio 335.
23 Folio 336.
24 Folia 337.

68
membresía del Fiscal General Penal Militar y Policial al Consejo Nacional
de Policía Judicial, implica que está bajo la coordinación del Fiscal General
de la Nación, tal como los demás funcionarios que en Colombia ejercen
funciones de policía judicial”25.

Todo lo anterior, indica la interviniente, desvirtúa el cargo presentado en la


demanda, además si se tiene en cuenta que la Constitución, no sólo no prohíbe
la existencia de un cuerpo técnico que investigue los delitos de la justicia
penal militar ni que se integre por miembros de la fuerza pública, sino que, a
partir de la lectura del inciso 1º del artículo 116 de la Carta Política, y del
artículo 221 del mismo ordenamiento, “se concluye que la Constitución
faculta a esta jurisdicción especial para adelantar a cabalidad las
investigaciones y juicios de su competencia. Para tal efecto, ninguna norma
constitucional excluye la posibilidad que esta jurisdicción especial cuente con
su propia policía judicial para tales efectos”.

En atención a las anteriores consideraciones, la entidad solicita a la Corte que


declare la constitucionalidad de los artículos acusados que se refieren a la
creación de este órgano investigativo, pero condicionada a que, “debe ser la
Fiscalía General de la Nación la encargada máxima de dirigir y coordinar
las actividades de policía judicial adelantadas por el Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, en los proceso de tal
jurisdicción especial”. Tal condicionamiento, precisa la interviniente, se
predica de los artículos 20, 23 numeral 4º, 23 numeral 10º, 30 numerales 2º, 3º
y 4º, 33 numerales 1º y 5º, 39 y 42 de la Ley 1765 de 2015.

3. Defensoría del Pueblo

La Defensoría del Pueblo, a través de la Defensora Delegada para Asuntos


Constitucionales, intervino en el presente juicio, aclarando que su
participación se limita “única y exclusivamente al cargo referido a la
violación del derecho de acceso a la justicia para las víctimas por el
mecanismo de designación de su representación oficiosa, debido a su impacto
directo sobre las funciones misionales de la Defensoría del Pueblo...”.

Hecha la anterior precisión, la referida entidad le solicita a la Corte “declarar


inexequible el apartado ‘la Fiscalía Penal Militar’ contenido en el numeral 5
del artículo 299 de la Ley 1407 de 20010”, por considerar “que otorgar de
modo exclusivo y excluyente a la Fiscalía Penal Militar la facultad de
designar representantes de oficio para las víctimas, desconoce la orientación
específica en la prestación del servicio de Defensoría Pública y cuestiona la
competencia e idoneidad del SNDP para asumir esa labor”.

La interviniente pone de presente que la Defensoría del Pueblo ya ha


expresado su posición sobre el tema ante la Corte Constitucional, al intervenir
en el proceso de constitucionalidad adelantado contra la Ley 1698 de 2013, en
el cual, mediante Sentencia C-745 de 2015, la Corte declaró la exequibilidad

25 Folio 343.

69
de la referida ley, tras considerar que “no incluir a la Defensoría del Pueblo
como órgano de dirección del Sistema de Defensa Técnica y Especializada de
los miembros de la fuerza pública se encontraba justificado porque este
presta un servicio exclusivo de defensa técnica voluntario, exclusivo,
restrictivo y accesorio para militares y policías que puede funcionar de forma
paralela al SNDP…”.

No obstante lo anterior, destaca la interviniente, “en la sentencia C-745 de


2015 la Corte tuvo como sustento para su decisión focalizar la atención en
grupos poblacionales que debido a sus particularidades, requieren de
alternativas para garantizarles una representación diferenciada con el fin de
optimizar la protección de su derecho a la defensa técnica”. Sin embargo,
considera que un análisis de ese tipo de medidas, “en los casos donde la
víctima no cuenta con recursos suficientes para contratar un abogado, no
arroja como resultado un aumento en su estándar de protección por el simple
hecho de verse representadas por profesionales de la jurisdicción penal
militar”.

Sobre esa base, luego de examinar la disposición acusada, quien actúa en


representación de la Defensoría del Pueblo sostiene “que no existe razón para
que el legislador otorgue a la Fiscalía Penal Militar la potestad de designar
un abogado de oficio a la víctima de escasos recursos dentro de la
jurisdicción penal militar, pues en el caso concreto no se trata de optimizar la
protección del derecho a la defensa técnica de un grupo poblacional sobre el
cual aplique el principio de correspondencia”.

En consecuencia, concluye la interviniente, “es posible afirmar que por


encontrarse fuera de los parámetros fijados por la Corte para justificar la
necesidad de una alternativa en la representación judicial –que sí se cumple
respecto de los miembros de la fuerza pública- la disposición acusada otorga
un tratamiento diferenciado, exclusivo y excluyente de las víctimas
reconocidas al interior de la justicia penal militar respecto de otras víctimas
sin que exista justificación constitucional para ello”.

4. Universidad Libre

La universidad Libre, a través del Director del Observatorio de Intervención


Ciudadana Constitucional de la Facultad de Derecho y de algunos estudiantes
de la referida facultad, intervino en el presente juicio, aclarando que “se
pronunciará sobre ciertos apartes de la demanda, que se consideran de
especial importancia para el posterior pronunciamiento que realice la
Honorable Corte”. Concretamente, manifiesta que su intervención se
concentrará en los siguientes aspectos de la demanda: (i) reserva de ley
estatutaria frente a la Ley 1765 de 2015; (ii) delitos sin asignación especial de
competencia (arts. 8, numeral 9 y 9, numeral 8); (iii) juzgamiento de civiles
por parte de la justicia penal militar (art. 2); (iv) violación de los derechos de
las víctimas (art. 294); (v) vulneración de los principios de independencia,
autonomía e imparcialidad de la administración de justicia; y (vi) violación de
la prohibición constitucional de atribuir funciones de policía judicial a las

70
fuerzas militares y el desconocimiento del diseño constitucional para la
Fiscalía General de la Nación. En ese contexto, el interviniente se refiere a los
aspectos mencionados de la siguiente manera:

(i) reserva de ley estatutaria frente a la Ley 1765 de 2015. Inician por señalar
que la Corte Constitucional, desde diferentes perspectivas, “ha establecido
que la justicia penal militar no hace parte de la rama judicial del poder
público pues no ha sido prevista como tal en el Título VIII de la Carta”, lo
cual “no significa que la justicia penal militar no deba cumplir con los
principios estructurales de la administración de justicia, pues dicha
obligación está constitucionalmente establecida en os artículos 116 y 229
superiores”. Acorde con ello, destacan que también la Corte Constitucional
“determinó que en temas de administración de justicia procedía la
reglamentación por vía estatutaria cuando (I) afecten la estructura general de
la administración de justicia, (II) establezcan y garanticen la efectividad de
los principios generales sobre el tema o (III) desarrollen aspectos
sustanciales de la Rama Judicial del Poder Público; y como la ley en cuestión
no desarrolla integralmente los temas referidos no genera la
inconstitucionalidad solicitada por los demandantes”.

Por tal razón, entienden que, en relación con el cargo por violación de la
reserva de ley estatutaria, “la pretensión principal de los demandantes no
debe prosperar”.

(ii) delitos sin asignación especial de competencia (arts. 8, numeral 9 y 9,


numeral 8). Apoyándose en la jurisprudencia constitucional sobre la materia,
sostienen que la “jurisdicción penal militar constituye una excepción
constitucional a la regla del juez natural general”, razón por la cual, “su
ámbito debe ser interpretado de manera restrictiva, tal como lo precisa la
Carta Política al establecer en su artículo 221 que la justicia penal militar
conocerá ‘de los delitos cometidos por los miembros de la fuerza pública en
servicio activo, y en relación con el mismo servicio’ ”. Acorde con ello,
destacan que “el legislador estatutario estableció dentro de la función judicial
el conocimiento general de los asuntos a la jurisdicción ordinaria, mal puede
hacer el legislador ordinario en establecer dicho carácter a la justicia penal
militar”.

Sobre esa base, concluyen que “la inconstitucionalidad de la disposición


acusada recae de manera tajante por violar los postulados de la ley 270 de
1996 que conforme a la jurisprudencia hace parte del bloque de
constitucionalidad”, pues las normas enjuiciadas amplían “el carácter
restringido que tiene la jurisdicción penal militar regulada por la
Constitución y certificada en casos mencionados anteriormente por la Corte
Constitucional”. En ese sentido, le solicitan a la Corte la declaratoria de
inexequibilidad de los artículos 8, numeral 9 y 9, numeral 8 de la Ley 1765 de
2015.

(iii) juzgamiento de civiles por parte de la justicia penal militar (art. 2).
Sobre dicha acusación, afirman que el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, en la

71
medida que extiende la aplicación de la justicia penal militar y policial a los
miembros de la fuerza pública en retiro, así como al personal civil o no
uniformado que desempeñe cargos en dicha justicia, viola el derecho a la
independencia judicial, a la igualdad, al juez natural, a la prohibición de juzgar
civiles en tribunales militares, toda vez “que no resulta constitucionalmente
admisible que personas definidas dentro del Estado colombiano como civiles,
tengan un régimen de enjuiciamiento penal especial, solo por haber
pertenecido a la fuerza pública o estar trabajando con ella”. A su juicio,
“resulta lesivo, como lo enuncian los demandantes, de diversidad de
instrumentos constitucionales e internacionales, atribuir a un tribunal militar
y policial la investigación y juzgamiento de conductas penales de civiles,
violando garantías como imparcialidad, la libertad, el juez natural, la
presunción de inocencia, entre otros aspectos que los demandantes acotan”.
Conforme con lo dicho, le solicitan a la Corte que declare inexequible la
expresión “o en retiro, así como al personal civil o no uniformado que
desempeñe cargos en la Justicia Penal Militar y Policial”, contenida en el
artículo 2 de la ley acusada.

(iv) violación de los derechos de las víctimas (art. 294). Consideran que la
expresión “directo”, que hace parte del artículo 294 de la Ley 1407 de 2010,
en el que se define la condición de víctima para efectos del Código de Justicia
Penal Militar y Policial, debe declarase inexequible, “ya que a la luz de la
jurisprudencia constitucional, la expresión es una regresión en materia de
derechos de víctimas que no puede continuar vigente en el ordenamiento
jurídico colombiano, ya que su permanencia restringe a diversas personas
vinculadas indirectamente con el conflicto, de su calidad legítima de víctima
y del reclamo judicial para la satisfacción de sus derechos”.

(v) vulneración de los principios de independencia, autonomía e


imparcialidad de la administración de justicia. Sostienen que el sistema de
nombramientos que trae consigo la ley acusada, “permite entrever que so
pretexto de que existan las garantías necesarias para quienes serán objeto del
fuero penal militar, se permite que la estructura de la jurisdicción penal
militar esté supeditada por completo a las directrices y órdenes de la rama
ejecutiva, tal como ocurre con la terna que presenta el Presidente de la
República para la elección de algunos funcionarios que administran justicia,
funcionario que como jefe supremo de las fuerzas armadas no debería
intervenir en dichos nombramientos que suponen poder y facultades
importantes para administrar justicia”. En consecuencia, aducen, “se tiene
que, efectivamente, en contraposición con lo reglado por el constituyente y
refrendado por la Corte Constitucional en relación con la independencia de
poderes del Estado como pilar fundamental del Estado social de derecho, la
articulación y funcionamiento de la justicia penal militar no resulta ser
independiente como constitucionalmente lo ordena el artículo 228 y
siguientes, puesto que al dirigirse desde el ejecutivo toda la estructura y
funcionamiento de este modelo de justicia, más que ser una jurisdicción
especial autónoma, es a la postre ser un apéndice de la rama ejecutiva”.

72
(vi) violación de la prohibición constitucional de atribuir funciones de
policía judicial a las fuerzas militares y el desconocimiento del diseño
constitucional para la Fiscalía General de la Nación. Sobre el punto, ponen
de presente que el mismo se analizará de dos perspectivas. Por un lado, “en
relación con la atribución de funciones de policía judicial a las fuerzas
militares”, y por el otro, “en relación con la posición de inconstitucionalidad
de la creación de la Fiscalía Penal Militar”. Frente a lo primero, consideran
que “la creación de un cuerpo de investigación que cumpla funciones de
policía judicial en cabeza de los miembros de la fuerza pública, es una
cuestión que además de aparatarse de los postulados del Estatuto Superior y
la jurisprudencia constitucional, es una de las novedades legislativas en
punto al fuero militar, que tal vez, desconocen con mayor notoriedad el
principio de autonomía e independencia que debe regir la administración de
justicia como función pública, razón por la cual se pide a la Corte declare la
INEXEQUIBILIDAD”. Sobre lo segundo, es decir, lo relacionado con la
creación de un nuevo ente investigador y titular de la acción penal militar,
entienden los intervinientes que no existe quebranto constitucional “puesto
que los accionantes conciben la creación de la Fiscalía General de la Nación
por la Carta Política de 1991 como único ente titular de la acción penal en
Colombia indistintamente de la jurisdicción a la cual apoye, y para el caso
concreto, la justicia penal militar al tener jueces independientes, debe por
cohesión, tener un ente acusador independiente y contextualizado en el marco
del régimen castrense, razón por la cual, de cara a la libertad de
configuración legislativa que le concede el constituyente en este materia en el
artículo 221 de la Carta, la creación de esta nueva Fiscalía no se aparta de
los postulados constitucionales”.

5. Comisión Colombiana de Juristas

Los integrantes de la Comisión Colombiana de Juristas manifestaron estar de


acuerdo con los planteamientos esbozados por los demandantes y solicitan a la
Corte que las normas demandadas deben ser declaradas inconstitucionales en
la misma línea en que se expone en la demanda.

En un comienzo, desarrollan los estándares de independencia e imparcialidad


que, de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos,
deben ser atendidos en el diseño de la estructura de la justicia penal militar en
materia de acceso, ejercicio y retiro del cargo, tanto para los jueces como para
los fiscales que a ella pertenezcan. Luego de ello, señalan que tal y como se
encuentra estructurada la justicia militar y policial en la Ley 1765 de 2015, no
se garantiza que los jueces y fiscales que sean miembros en servicio activo de
las fuerzas militares o de la policía, puedan ejercer sus funciones
jurisdiccionales de manera independiente e imparcial.

Reconocen que si bien la justicia penal militar no hace parte de la rama


judicial, en ella sí se deben garantizar los principios que le son propios al
ejercicio de administrar justicia. Añaden que si bien, a lo largo de la ley
censurada se encuentran una serie de disposiciones que buscan lograr la
independencia e imparcialidad de los funcionarios judiciales de la justicia

73
penal militar y policial, según los estándares internacionales lo imponen, las
mismas resultan insuficientes.

Primero, afirman que la ley censurada no logra realizar una adecuada


separación entre la función ejecutiva y la judicial y, en consecuencia, no
garantiza la independencia de la justicia penal militar. Sobre ello, exponen que
si bien “los funcionarios de la justicia penal militar tienen algunas
previsiones especiales en materia de ingreso, permanencia, ascensos y demás
condiciones laborales, estas se encuentran reguladas principalmente por el
régimen general de cada fuerza y de la policía”26. Exponen que el régimen de
las fuerzas militares y de policía tiene una naturaleza que de por sí es
incompatible con las garantías necesarias para asegurar independencia e
imparcialidad jurídica, cual es la flexibilidad de su régimen de carrera, en el
cual es posible la discrecionalidad en el retiro27.

Respecto de lo anterior, exponen que si bien el artículo 63 de la ley acusada


creó el Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar, el cual está conformado
por miembros de la fuerza pública en servicio activo con un sistema de carrera
propio e independiente del mando institucional y bajo la dependencia de la
Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, el
mismo no resulta independiente. Ello es así, toda vez que el miembro de la
fuerza que quiera ingresar al Cuerpo Autónomo, debe estar incluido en una
lista que debe enviar las fuerzas militares y la Policía Nacional a la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, lo que se
traduce en que tales candidatos deben contar con el aval de la fuerza de
origen, sin que resulten claras o apelen a criterios técnicos las razones de su
selección.

En segundo lugar, señalan que la ley demandada tampoco da suficientes


garantías de estabilidad en el cargo para los miembros de la fuerza pública que
pertenezcan al Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial, pues a
pesar de que la misma contempla periodos fijos y sin posibilidad de reelección
para los magistrados del Tribunal Superior Militar, para el Fiscal General
Penal Militar y Policial y para el Fiscal Penal Militar y Policial Delegado ante
el Tribunal Superior Militar y Policial, y dispone que la única forma de
remoción del cargo será por falta absoluta; contempla también como causales
de retiro en los numerales 3 y 4 del artículo 82: “3. Obtener resultado regular
o deficiente de acuerdo con los reglamentos de evaluación y clasificación de
la Fuerza Pública e 4. Incurrir en cualquiera de las causales de retiro
consignadas en los reglamentos de la institución militar o policial a la cual
pertenece”. Así, coligen que del contenido de tales numerales, la permanencia
en el cargo de los miembros de la fuerza pública que hagan parte del Cuerpo
Autónomo no depende únicamente del buen desarrollo sus funciones
judiciales, pues están supeditados al régimen de su fuerza de origen, lo cual
supone una situación de dependencia orgánica que resulta incompatible con
las garantías de independencia.

26 Folio 217.
27 Artículo 104 del Decreto 1790 de 2000, declarado exequible en la Sentencia C-179 de 2006.

74
En tercer lugar, señalan que el ascenso en la carrera de los miembros de la
fuerza pública pertenecientes al Cuerpo Autónomo, se encuentra sometido a la
discrecionalidad propia de la línea de mando y no atiende únicamente a un
factor meritocrático, lo que haría pensar que el sentido de las actuaciones
judiciales de dichos miembros pueda estar influencia por el interés que puedan
tener en el ascenso.

Finalmente, exponen que les parece preocupante la posibilidad que otorga la


ley acusada de que los miembros del Cuerpo Autónomo puedan solicitar por
una sola vez regresar a la fuerza de origen, pues ella abre la posibilidad de que
se generen intereses indebidos en aquellos miembros del Cuerpo Autónomo
que tengan dicha aspiración.

6. Universidad Externado de Colombia

La Universidad Externado de Colombia, a través del Departamento de


Derecho Constitucional, interviene en el presente proceso, aclarando que su
pronunciamiento es solo respecto de los siguientes cargos: (i) violación del
principio de reserva de ley estatutaria en materia de administración de justicia
(cargo por vicio de forma); (ii) vulneración de los principios de independencia
y autonomía de la administración de justicia; (iii) inconstitucionalidad del
juzgamiento de civiles por parte de la justicia penal militar y policial, e
inconstitucionalidad del juzgamiento de delitos contra la población civil por
parte de la justicia penal militar y policial; y (iv) vulneración de los derechos
de las víctimas en la consagración de los mecanismos de terminación
anticipada del proceso.

Hecha la anterior precisión, la Universidad Externado de Colombia le solicita


a la Corte que proceda a: (a) declarar la exequibilidad de la totalidad de la ley
demandada por el cargo relacionado con la violación de la reserva de ley
estatutaria; (b) llevar a acabo pronunciamiento de fondo sobre los artículos 11,
14, 15, 16, 18, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 41, 42, 43, 44, 48, 50,
58, 65, 71, 72, 74, 75 y 83, “en cuanto a partir de ellas se extrae la
vulneración de los principios de autonomía e independencia de la Justicia
Penal Militar y Policial”; (c) precisar el contenido y alcance del concepto
“población civil” “con respecto al ámbito material de competencia de la
justicia penal militar y en relación con las disposiciones demandadas en
nuestro ordenamiento jurídico”; y (d) declarar la exequibilidad condicionada
de los artículos 109 y 110 de la Ley 1407 de 2010, “en el entendido que la
víctima también podrá intervenir en la celebración de acuerdos y preacuerdo
entre la Fiscalía y el imputado o acusado, para lo cual deberá ser oída e
informada de su celebración por el fiscal y el juez encargado de aprobar el
acuerdo”. La referida solicitud se funda en los siguientes argumentos:

(i) Cargo por violación del principio de ley estatutaria. En relación con dicho
cargo, sostiene la interviniente que el mismo debe ser evaluado en relación
con la totalidad de la Ley 1765 de 2015, por ser este el alcance dado a la
acusación en la demanda. En ese contexto, afirma que “la Corte

75
Constitucional se ha pronunciado en sentido negativo sobre la posibilidad de
someter a la reserva de ley estatutaria la estructura de la justicia penal
militar, al declarar inexequible mediante la Sentencia C-368 de 2000 la
norma que así lo exigía…”. Conforme con ello, citando las reglas fijadas por
la Corte para definir cuando una ley relativa a la administración de justicia
debe ser objeto de ley estatutaria, precisa que “la materia regulada por la
Ley 1765 de 2015 trata de normas procesales por medio de las cuales se
establecen las reglas de procedimiento a las cuales se someten las
actuaciones judiciales adelantadas por la Justica Penal Militar y Policial”,
razón por la cual no infringe la reserva de ley estatutaria, pues “no son
disposiciones encaminadas a afectar el núcleo esencial o básico de la
estructura, organización y funcionamiento de la administración de justicia”.

(ii) Cargo por vulneración de los principios de independencia y autonomía


de la administración de justicia. Apoyándose en la jurisprudencia
constitucional y en distintos instrumentos de derechos humanos, la
interviniente inicia refiriéndose el principio de autonomía e independencia
judicial, señalando que este se define a partir de dos facetas: “la primera,
denominada ‘institucional’, la cual se refiere al poder judicial como sistema
el cual no debe estar sometido a intromisiones de otras ramas del poder
público y; la segunda, denominada ‘individual’ se refiere al juez como
individuo encargado de determinar la justicia en un caso en concreto quien
deberá igualmente estar libre de cualquier presión en especial al interior del
sistema judicial”. Sobre la faceta institucional (u objetiva), anota que la
misma guarda conexión con los principios de separación de poderes
-entendiendo que de la garantía de la autonomía judicial depende una
adecuada comprensión del referido principio-, y de colaboración armónica
-entendido como límite al principio de separación de poderes-. En cuanto a la
faceta individual (o subjetiva), señala que la misma se basa en tres garantías
fundamentales, a saber: “a) un adecuado proceso de nombramiento, b) la
inamovilidad en el cargo y c) la garantía contra presiones externas”.

Conforme con lo anterior, la interviniente considera que, atendiendo a la


estructura de la Justicia Penal Militar y Policial prevista en la Ley 1765 de
2015, con ella “se vulnera la garantía del principio de autonomía e
independencia judicial en su faceta institucional, por cuanto el funcionario
judicial está supeditado a los lineamientos establecidos por los órganos
máximos de dirección de la Unidad (Consejo Directivo y Dirección Ejecutiva)
conformados mayoritariamente por los altos mandos de las fuerzas militares y
de policía (Ministro de Defensa, Comandante General de las Fuerzas
Militares y Director General de la Policía Nacional), quienes han tenido
injerencia previa en el desarrollo de las operaciones militares”. Al margen de
las cuales se habrían cometido los delitos que el operador jurídico entra a
juzgar, pues quien dispone directrices en el ámbito militar se encarga también
de diseñar administrativamente el sistema judicial que resolverá
posteriormente las acusaciones de naturaleza penal que se eleven en virtud de
delitos cometidos con ocasión del desarrollo de funciones militares”.

76
Acorde con lo dicho, destaca que, tanto el Ministro de Defensa como los
comandantes de las fuerzas militares y de policía nacional ejercer cargos de
mando y, en virtud de la Ley 1765 de 2015 (arts. 48, 51 y 54), “también
ejercen funciones administrativas, para las cuales en principio no están
formados y menos aún en el ámbito judicial”, de manera que “el ejercicio de
dos funciones distintas pero relacionadas y siendo capaz de generar
intromisiones negativas en el ámbito de la otra, son ejercidas por unas
mismas personas y por tanto es imposible que exista independencia, pues el
interés de los funcionarios al diseñar administrativamente la jurisdicción
penal militar y policial (a través de políticas, reglamentos internos, sistemas
de evaluación, y entre otras funciones conferidas a estos órganos) será
favorecer judicialmente el entendimiento de las instrucciones militares
brindadas anteriormente por ellos mismos”.

Concluye destacando que tal distribución de funciones “repercute en la forma


en la cual los operadores jurídicos de la justicia penal militar y policial han
de interpretar la aplicación del derecho en los casos en concreto sometidos a
su conocimiento, pues no basta con incorporar en la ley una norma (artículo
62) que prevea que los funcionarios de la Justicia Penal Militar no podrán
recibir instrucciones respecto de su función judicial, cuando el diseño del
sistema se confiere de manera preponderante a representantes de un sector y
de una rama del poder público”.

(iii) Cargo por inconstitucionalidad del juzgamiento de civiles por parte de


la justicia penal militar y policial, e inconstitucionalidad del juzgamiento de
delitos contra la población civil por parte de la justicia penal militar y
policial. Citando jurisprudencia de la Corte Constitucional y de organismos
internacionales de derechos humanos, la interviniente advierte que, en cuanto
al ámbito de aplicación de la Justicia Penal Militar y Policial, “la regla
general es el carácter excepcional y restrictivo de ésta para investigar, juzgar
y sancionar a los miembros de la fuerza pública en servicio activo por hechos
relacionados con el servicio”. A partir de dicha regla, señala que el artículo 2
de la Ley 1765 de 2015 “faculta a los juzgados penales militares y policiales
de conocimiento especializado para juzgar a civiles (miembros de la fuerza
pública en retiro y personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en la
justicia penal militar), lo cual contradice manifiestamente el carácter
excepcional y restrictivo del ámbito de competencia de la justicia penal
militar”, pues “los civiles deben ser investigados, juzgados y sancionados por
los jueces y tribunales ordinarios y no por la justicia penal militar que tiene
un ámbito de competencia limitado al juzgamiento de las conductas punibles
cometidas por los miembros de la fuerza pública y en relación con el
servicio”.

Con el mismo criterio, señala que el artículo 8 numeral 7 de la Ley 1765 de


2015 “desconoce el carácter restrictivo y excepcional de la justicia penal
militar al atribuirle a los juzgados penales militares y policiales de
conocimiento especializado la competencia para juzgar los delitos cometidos
por los miembros de la fuerza pública contra la población civil”. Precisa, al
respecto, que, “a raíz de la falta de precisión que a hoy existe en nuestro

77
ordenamiento jurídico respecto del contenido de la categoría ‘población
civil’, se abre un campo demasiado amplio en el cual caben incluso ‘delitos
comunes’ como las violaciones graves a los derechos humanos o los crímenes
de lesa humanidad”. Según su entender, “[e]l conocimiento de estos delitos
excede el criterio material de competencia de la Justicia Penal Militar la cual
está llamada a juzgar únicamente los delitos militares o castrenses (por
ejemplo, insubordinación, desobediencia, ataque al superior y al inferior,
abandono del puesto, entre otros) cometidos por los miembros de la fuerza
pública y en relación con el servicio”.

(iv) Cargo por vulneración de los derechos de las víctimas en la


consagración de los mecanismos de terminación anticipada del proceso. Con
respecto a dicho cargo, la interviniente se limita a destacar que los “artículos
109 y 110 de la Ley 1765 de 2015 que adicionan disposiciones normativas a
la Ley 1407 de 2010 en materia de preacuerdos y negociaciones en el sistema
penal militar y policial desconocen los derechos de las víctimas al excluir su
intervención o participación en los mismos”. Sustenta tal afirmación
señalando que la Corte, en la Sentencia C-516 de 2007, “decidió declarar la
exequibilidad de los artículos 348, 350, 351 y 352 de la ley 906 de 2004 pero
de manera condicionada en el entendido que la víctima también podrá
intervenir en la celebración de acuerdos y preacuerdo entre la Fiscalía y el
imputado o acusado, para lo cual deberá ser oída e informada de su
celebración por el fiscal y el juez encargado de aprobar el acuerdo”.

VI. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN

El Procurador General de la Nación, en concepto número 006062, radicado en


esta Corporación el 24 de febrero de 2016, le solicitó a la Corte adoptar las
siguientes decisiones:

“ESTARSE A LO CONCEPTUDADO dentro del expediente D-10987 en


relación con el cargo por violación de la reserva de ley estatutaria por
parte de la Ley 1765 de 2015 [en el que se solicitó la declaratoria de
exequibilidad de la referida ley por el cargo señalado].

INHIBIRSE de emitir un pronunciamiento de fondo sobre los cargos


formulados contra los artículos 7, 8 y 9 de la Ley 1765 de 2015, por
carecer de la certeza y la pertinencia necesaria.

Declarar INEXEQUIBLE el aparte normativo ‘así como al personal


civil o no uniformado que desempeñe cargos en la Justicia Penal Militar
y Policial’, contenido en el artículo 2 de la ley 1765 de 2015.

Declarar la EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA de la expresión ‘o en


retiro’, contenida en el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, bajo el
entendido de que se entienda que sólo estarán bajo el ámbito de la
Justicia Penal Militar y Policial las conductas de los militares en retiro
que éstos hubiesen realizado estando en servicio activo.

78
Declarar la EXEQUIBILIDAD CONDICIONADO del numeral 2º del
artículo 48 de la Ley 1765 de 2015, de tal forma que los magistrados,
jueces y fiscales de la Justicia Penal Militar y Policial no estén bajo el
control de la Unidad Administrativa de la Justicia Penal Militar y
Policial.

Declarar INEXEQUIBLES las expresiones ‘por el Presidente de la


República’ de los artículos 15, 22 y 28, y ‘corresponde al Presidente de
la República’ del artículo 25 de la Ley 1765 de 2015.

Declarar la EXEQUIBILIDAD CONDICIONADO del artículo 110 de la


Ley 1765 de 2015, de la misma manera en que se hizo en la Sentencia
C-516 de 2007, en relación al derecho de participación de las víctimas
en la celebración de preacuerdos y acuerdos.

Declarar la EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA del artículo 109,


numeral 2º, de la Ley 1765 de 2015, en el mismo sentido en que se hizo
en la Sentencia C-1260 de 2015.

Declarar INEXEQUIBLE el numeral 4º del artículo 299 de la Ley 1407


de 2010.

Declarar la EXEQUIBILIDAD CONDICIONADO del artículo 298 de la


Ley 1407 de 2010, en la medida en que se incluya el deber de informar a
las víctimas de la posibilidad de dar aplicación al principio de
oportunidad y a ser escuchada tanto por la Fiscalía como por el juez de
control de garantías, cuando haya lugar a ello.

Declarar la EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA de los artículos 32,


33, 34, 35, 36 y 38 de la Ley 1765 de 2015, en el entendido de que los
coordinadores y funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación de la
Justicia Penal Militar y Policial, que ejerzan funciones de policía
judicial, no podrán ser miembros de las Fuerzas Militares y deberán
estar bajo la dirección de la Fiscalía Penal Militar y Policial.”

El Ministerio Público sustenta su solicitud con base en los siguientes


argumentos:

(i) Cargo relacionado con la reserva de ley estatutaria. Señala que ya tuvo
oportunidad de pronunciarse en el concepto rendido ante la Corte dentro del
expediente D-10987, en el que en su momento se solicitó declarar exequible la
Ley 1765 de 2015, tras considerar que “debido a que ‘la estructura orgánica
de la Justicia de la Justicia Penal Militar no afecta la rama [judicial] del
poder público, se le está excluyendo en su parte orgánica del objeto de la
reserva de Ley Estatutaria, toda vez que dicha fuente normativa especial está
reservada para el diseño del aparato de administración de justicia
universal’”.

79
(ii) Cargo contra los artículos 8 y 9 por ampliación indebida de la
competencia de la Justicia Penal Militar. Resalta que en la demanda “sólo se
formularon acusaciones contra las normas que definen las competencias para
conocer de determinados delitos pero no se incluyeron las disposiciones
normativas que contienen los tipos penales que los accionantes consideran
que no deben estar dentro de la JPMP”. Tal situación “hace que sea
imposible efectuar un verdadero análisis de fondo puesto que, de una parte,
no se cuestiona el reparto de competencia que hacen los artículos 7, 8, 9 de la
Ley 1765 de 2015 y, de otra, los reparos formulados no recaen sobre las
normas que sí tipifican los delitos”. Con base en ello, le solicita a la Corte que
se declare inhibida para proferir decisión de fondo, por considerar que el cargo
no cumple los requisitos de certeza, “porque de las normas demandadas no se
derivan las acusaciones hechas en la demanda”, y pertinencia, en razón a que
“los argumentos aducidos no están encaminados a demostrar la
inconstitucionalidad de las normas demandadas”.

(iii) Cargo contra el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015 por el posible


juzgamiento de civiles por parte de la justicia penal militar. Sostiene que la
voluntad del constituyente fue sustraer a los civiles de la Justicia Penal Militar,
prohibiéndolo expresamente en el artículo 213 de la Carta; prohibición que se
entiende extendida a los miembros de la Fuerza Pública en retiro. Sobre esa
base, le solicita a la Corte que declare inexequible el aparte “así como al
personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en la Justicia Penal
Militar y Policial”, por entender que amplía la competencia de la JPMP más
allá de los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo conforme lo
dispone el artículo 221 de la Carta. Asimismo, solicita declarar exequible la
expresión “o en retiro”, siempre que se entienda que sólo estarán bajo el
ámbito de la Justicia Penal Militar y Policial respecto de conductas cometidas
durante el tiempo que se estuvo en servicio activo.

(iv) Cargo por desconocimiento de los principios de independencia,


autonomía e imparcialidad de la administración de justicia. Inicia por hacer
una distinción entre los funcionarios que administran justicia en el ámbito de
la JPMP, y los que no llevan a cabo tal función, pues considera que “pueden
ser más flexibles las reglas referentes a los funcionarios que directamente no
van a administrar justicia”. Sobre esa base, entiende que la Ley 1765 de 2015
pareciera responder a esa distinción pues estableció para los cargos de
magistrados, jueces y fiscales periodos específicos, mientras que para los otros
un control de rendimiento a cargo de la Unidad Administrativa Especial de la
JPMP. No obstante, “encuentra que no se puede asegurar una efectiva
independencia de la JPMP del mando de la Fuerza Pública cuando el
director y supremo comandante de ésta (Presidente de la República, artículo
189 C.P.) es quien elige a los magistrados de los tribunales militares y al
Fiscal General Penal Militar y Policial (artículos 15 y 22 de la Ley 1765 de
2015)”. De igual manera, entiende “problemático desde el punto de vista
constitucional que la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal
Militar y Policial encargada de administrar la JPMP y llevar el control y
gestión de rendimiento de los funcionarios y empleados de la Jurisdicción
Penal Militar y Policial, entre otros, ejerza dicho control sobre los

80
funcionarios de esta jurisdicción que ejercen funciones de administración de
justicia”. En consecuencia, le solicita a la Corte un condicionamiento del
numeral 2º del artículo 48 de la Ley 1765 de 2015, para que se entienda que
los magistrados, jueces y fiscales no estén bajo el control de la Unidad
Administrativa de la Justicia Penal Militar.

(v) Cargos contra los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015 por
vulneración de los derechos de las víctimas en la consagración de los
mecanismos de terminación anticipada del proceso. Con respecto al artículo
109, considera que el mismo reproduce el numeral 2 del artículo 350 de la Ley
906 de 2004, respecto del cual la Corte declaró la exequibilidad condicionada
en la Sentencia C-1260 de 2005, “en el entendido que el fiscal, en ejercicio de
esta facultad, no puede crear tipos penales y de que en todo caso, a los
hechos invocados en su alegación no les puede dar sino la calificación
jurídica que corresponda conforme a la ley penal preexistente”; criterio que,
según su entender, debe ser extendido a la norma acusada.

En relación con el cargo sobre la violación de los derechos de las víctimas por
no permitir su participación en los mecanismos de negociación anticipada,
imputado al artículo 110 de la Ley 1765 de 2015, señala que el mismo fue
estudiado por la Corte al llevar a cabo el control de constitucionalidad del
artículo 351 de la Ley 906 de 2004, a su vez reproducido por la norma ahora
acusada, declara exequible “en el entendido que la víctima, también podrá
intervenir en la celebración de acuerdos y preacuerdos entre la Fiscalía y el
imputado o acusado…”. Sostiene que el análisis de constitucionalidad que se
hizo en la Sentencia C-516 de 2007 cobra plena vigencia respecto de la norma
demandada, “ya que no tiene ninguna justificación privar a las víctimas cuya
reclamación está bajo la JPMP de la posibilidad de intervenir en la
celebración de acuerdos y preacuerdos entre la Fiscalía y el imputado o
acusado, mientras que esta medida si le es aplicable a las víctimas cuyas
reclamaciones son conocidas por la Justicia penal ordinaria”.

VI. CONSIDERACIONES DE LA CORTE

1. Competencia

De conformidad con lo dispuesto en el numeral 4° del artículo 241 de la


Constitución Política, de manera general, esta Corporación es competente
para decidir sobre la demanda de inconstitucionalidad que se formula en la
presente causa, por dirigirse la misma contra dos leyes de la República, la Ley
1765 de 2015,“Por la cual se reestructura la Justicia Penal Militar y
Policial, se establecen requisitos para el desempeño de sus cargos, se
implementa su Fiscalía General Penal Militar y Policial, se organiza su
cuerpo técnico de investigación, se señalan disposiciones sobre competencia
para el tránsito al sistema penal acusatorio y para garantizar su plena
operatividad en la Jurisdicción Especializada y se dictan otras
disposiciones”; y la Ley 1407 de 2010, “Por la cual se expide el Código
Penal Militar”.

81
2. De la aptitud sustantiva de la presente demanda

2.1. Tal y como lo ha puesto de presente esta Corporación, en cumplimiento a


lo previsto en el artículo 2° del Decreto 2067 de 1991, las demandas que
presenten los ciudadanos contra las leyes, en ejercicio de la acción pública de
inconstitucionalidad, deben cumplir unos requisitos mínimos de procedibilidad,
a través de los cuales se busca habilitar la competencia de la Corte
Constitucional para proferir la respectiva decisión de fondo. De ese modo, de
acuerdo con la norma citada, para que exista demanda en forma, la acusación
que se formula contra una ley debe contener: (i) el señalamiento y transcripción
de las normas que se acusan; (ii) la indicación de las normas constitucionales
que se consideran infringidas; y, (iii) las razones o motivos por las cuales las
disposiciones superiores se estiman violadas; (iv) de ser necesario, el
señalamiento del trámite impuesto por la Constitución para la expedición del
acto demandado y la forma en que fue quebrantado; y (v) la razón por la cual la
Corte es competente para conocer la demanda.

2.2. Con respecto a los dos primeros presupuestos, la jurisprudencia ha sido


clara en señalar que, por su intermedio, se busca definir e identificar dos
aspectos esenciales del control de constitucionalidad: (i) lo que es objeto del
mismo, es decir, las normas legales que se pretenden impugnar, lo cual se
cumple, atendiendo las voces del artículo 2° del Decreto 2067 de 1991, con la
trascripción literal de las mismas por cualquier medio, o con la inclusión en la
demanda de un ejemplar de la publicación oficial; y, (ii) las disposiciones
constitucionales que, según el razonamiento del actor, son las que a su vez se
entienden desconocidas o vulneradas por las primeras.

2.3. Frente al tercero de los citados requisitos, el referido a las razones o


motivos por las cuales las disposiciones superiores se estiman violadas,
conocido también como concepto de violación, este Tribunal ha destacado que
el mismo le impone al ciudadano que hace uso de la acción pública una carga
de contenido material y no simplemente formal, en el sentido de exigirle
desplegar una labor argumentativa mínima, que le permita al órgano de control
determinar de forma adecuada el cargo o los cargos respecto de los cuales debe
pronunciarse, en procura de respetar el carácter rogado y no oficioso de esa
modalidad de control de constitucionalidad.

2.4. Con base en ello, esta Corporación ha consolidado una doctrina sobre los
elementos básicos que se requieren para examinar la aptitud de la demanda, la
cual parte de exigirle al actor la formulación de por lo menos un cargo concreto
de inconstitucionalidad en contra de la norma acusada, que se entiende
debidamente estructurado solo cuando el mismo está sustentado en razones
“claras, ciertas, específicas, pertinentes y suficientes” 28. Ello, bajo la
consideración que a partir de la observancia de tales presupuestos es posible
plantear una verdadera controversia de tipo constitucional, propia del control
abstracto cuando el juicio es activado mediante la modalidad de demanda
ciudadana.

28 Sentencia C-1052 de 2001.

82
2.5. La doctrina constitucional sobre la materia, recogida y sistematizada en la
Sentencia C-1052 de 200129, explica el alcance de las razones de claridad,
certeza, especificidad, pertinencia y suficiencia que se deben tener en cuenta en
la formulación de los cargos de inconstitucionalidad, de la siguiente manera:

Claridad. Exige que cada uno de los cargos de la demanda tenga un


hilo conductor en la argumentación que permita al lector comprender y
entender fácilmente el contenido de la demanda y las justificaciones en
las que ella se funda.

Certeza. Impone que (i) la acusación recaiga sobre una proposición


jurídica real y existente y no simplemente sobre una deducida por el
actor, o implícita; y (ii) que los cargos de la demanda se dirijan
efectivamente contra las disposiciones impugnadas y no sobre otras
normas que, en todo caso, no son consideradas en la demanda ni son el
objeto concreto de la misma.

Especificidad. Se requiere que se defina o se muestre en forma diáfana


la manera como la norma acusada vulnera la Carta Política, a través de
la formulación de por lo menos un cargo concreto de
inconstitucionalidad contra la norma demandada, que permita verificar
una oposición objetiva entre el contenido de las normas demandadas y
la Constitución. De conformidad con el requisito de especificidad, no
son admisibles los argumentos vagos, indeterminados, indirectos,
abstractos y globales que no guardan relación concreta y directa con las
disposiciones que se acusan.

Pertinencia. El reproche formulado por el peticionario debe ser de


naturaleza estrictamente constitucional, lo que significa que debe estar
fundado en la apreciación del contenido de la norma Superior que se
expone como violada y el precepto demandado, resultando inaceptables
los argumentos que se formulan a partir de consideraciones puramente
legales y doctrinarias, o aquellos otros que se limitan a expresar puntos
de vista subjetivos en los que el demandante, en realidad, no está
acusando el contenido de la norma sino utilizando la acción pública de
inconstitucionalidad para resolver un problema de orden particular,
como podría ser la indebida aplicación de la disposición en un caso
concreto o específico. En ese orden de ideas, tampoco son admisibles
las acusaciones que fundan en un análisis de conveniencia de la norma
demandada, calificándola de inocua, innecesaria, o reiterativa a partir
de una valoración parcial de sus efectos.

Suficiencia. Exige que en la acusación se expongan todos los


elementos de juicio, argumentativos y probatorios, que son necesarios

29En la Sentencia C-1052 de 2001, la Corte sistematizó los lineamientos fijados por la jurisprudencia en
torno a la aptitud de las demandas de inconstitucionalidad, y definió las circunstancias a partir de las cuales un
cargo se entiende debidamente estructurado. Dicho fallo ha sido reiterado por la Corte en innumerables
pronunciamientos constituyéndose en un precedente consolidado.

83
para iniciar el estudio de constitucionalidad de la norma demandada. La
suficiencia del razonamiento se basa en el alcance persuasivo que debe
tener la demanda, mediante la presentación de argumentos que, aunque
no logren prime facie convencer al operador jurídico sobre la
contrariedad de la norma acusada con la Carta, si despierten una duda
mínima en torno a su inconstitucionalidad, de forma tal que permita
iniciar un proceso dirigido a desvirtuar la presunción de
constitucionalidad que ampara a toda norma legal, haciendo de ese
modo necesario un pronunciamiento por parte del órgano de control.

2.6. De esa forma, la jurisprudencia constitucional ha dejado en claro que la


habilitación para que la Corte pueda emitir pronunciamiento de fondo en
torno a la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una ley, cuestionada
mediante el ejercicio de acción pública, está condicionada a que el actor,
además de señalar en la demanda la norma que acusa y las disposiciones
constitucionales que estima violadas, también formule por lo menos un cargo
concreto de inconstitucionalidad, el cual, a su vez, debe estar apoyado en
razones claras, ciertas, específicas, pertinentes y suficientes. En caso de no
procederse de esa manera, lo ha expresado este Tribunal, la demanda es
sustancialmente inepta, lo que a su vez da lugar a proferir una decisión
inhibitoria por estricta falta de competencia.

2.7. Ahora bien, este Tribunal ha destacado que la exigencia en el


cumplimiento de los requisitos de procedibilidad de la demanda, como
presupuesto para que tenga lugar la decisión de fondo, no comporta una
restricción al derecho ciudadano a participar en la defensa de la guarda e
integridad de la supremacía de la Constitución, “sino por el contrario, hace
eficaz el dialogo entre el ciudadano, las autoridades estatales comprometidas
en la expedición o aplicación de las normas demandadas y el juez competente
para juzgarlas a la luz del Ordenamiento Superior” 30. En ese sentido, “el
objetivo de tales exigencias en la argumentación, no es otro que garantizar la
autorrestricción judicial y un debate constitucional en el que el demandante y
no el juez sea quien defina el ámbito de control constitucional”31.

2.8. Con respecto a esto último, también la Corte ha establecido que la


apreciación del cumplimiento de tales requisitos ha de hacerse en aplicación
del principio pro actione, de tal manera que se garantice la eficacia real del
derecho político a promover acciones públicas en defensa de la Constitución
Política (C.P. art. 40-6). Lo anterior quiere significar, que el rigor con el que la
Corte aplica el test de procedibilidad de las demandas de inconstitucionalidad
no debe ser tan estricto, de manera que haga nugatorio el referido derecho,
sino amparado en cierto nivel de flexibilidad, lo que lleva a entender que las
dudas que puedan surgir en torno al cumplimiento de los citados requisitos, se
interpreten a favor del accionante, dando paso a la admisión de la demanda y a
proferir la respectiva decisión de fondo.

30 Sentencia C-914 de 2010.


31 Sentencia C-914 de 2010.

84
2.9. En la presente causa, los actores agrupan las acusaciones formuladas en
contra de la Ley 1765 de 2015 y de la Ley 1407 de 2010, en seis cargos
básicos: (i) la presunta violación de la reserva de ley estatutaria (vicio de
procedimiento); (ii) la ampliación indebida de la competencia de la justicia
penal militar; (iii) la posibilidad del juzgamiento de civiles por parte de la
justicia penal militar; (iv) el desconocimiento de los principios de
independencia, autonomía e imparcialidad de la administración de justicia; (v)
la vulneración de los derechos de las víctimas; y (vi) la violación de la
prohibición constitucional expresa de atribuir funciones de policía judicial a
las fuerzas militares y desconocimiento del diseño constitucional para la
Fiscalía General de la Nación.

2.10. El Ministerio Público le solicitó a la Corte inhibirse de emitir


pronunciamiento de fondo en relación con el cargo dirigido contra los
artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de 2015, referido a la ampliación indebida de la
competencia de la justicia penal militar, por considerar que el mismo no
cumple los requisitos de certeza, “porque de las normas demandadas no se
derivan las acusaciones hechas en la demanda”, y pertinencia, en razón a que
“los argumentos aducidos no están encaminados a demostrar la
inconstitucionalidad de las normas demandadas”.

2.11. Por su parte, La Fiscalía General dela Nación considera que el cargo
formulado contra los artículos 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 42 y 43 de la Ley
1765 de 2015, por la violación de la prohibición constitucional expresa de
atribuir funciones de policía judicial a las fuerzas militares y desconocimiento
del diseño constitucional para la Fiscalía General de la Nación, no cumple con
los requisitos de certeza, pertinencia y suficiencia, pues en la demanda no se
muestra que la Constitución prohíba a la fuerza Pública ejercer funciones de
policía judicial, ni tampoco se explican las razones por las cuales se
desconocen las funciones atribuidas a la Fiscalía General de la Nación.

2.12. Adicional a lo anterior, sobre los cargos relacionado con (i) la presunta
violación de la reserva de ley estatutaria en el trámite de la Ley 1765 de 2015,
y (ii) el aparente desconocimiento de los principios de autonomía,
independencia e imparcialidad de la administración de justicia, la Corte
advierte ciertas falencias en su estructuración que ponen en duda el análisis de
procedibilidad llevado a cabo en el auto admisorio de la demanda,
particularmente, frente al cumplimiento de los requisitos de especificidad,
suficiencia, certeza y pertinencia.

2.13. En ese orden de ideas, previo al planteamiento de los problemas


jurídicos que le corresponderá resolver a la Corte en la presente causa, debe la
Sala examinar si los cargos mencionados cumplen con los requisitos de
procedibilidad que habilitan a esta Corporación para emitir un
pronunciamiento de fondo respecto de ellos. Sobre este particular, cabe aclarar
que el análisis de procedibilidad de la demanda se circunscribirá única y
exclusivamente a los cargos mencionados, en razón a que la aptitud sustantiva
de los demás cargos no fue cuestionada por ninguno de los intervinientes, ni
respecto de ellos encuentra la Corte elementos de duda que, prima face,

85
desvirtúen su pertinencia para ser objeto de pronunciamiento de fondo en esta
sentencia.

3. Ineptitud sustantiva del cargo formulado contra la Ley 1765


de 2015, referido a la presunta violación de la reserva de ley
estatutaria

3.1. Como ya ha sido señalado, el primero de los cargos formulados en la


presente causa se dirige contra la totalidad de la Ley 1765 de 2015,
atribuyéndole un presunto desconocimiento de los artículos 152 y 153
Superiores, en razón a que la misma fue tramitada por el procedimiento
ordinario, cuando debió seguir el trámite previsto para las leyes estatutarias. A
través de una acusación general, los actores consideran que la ley demandada
solo podía ser expedida mediante el procedimiento de las leyes estatutarias,
“[p]orque las materias en [ella] reguladas están relacionadas con la
administración de justicia”; concretamente, en la medida que consagra
“elementos esenciales de la administración de la justicia penal militar”.

3.2. Para mostrar que la Ley 1765 de 2015 se ocupa de aspectos estructurales
de la administración de la justicia, concretamente en el campo de la justicia
penal militar, los actores aducen que la misma contiene materias tales como:
“sus principios, al establecer y regular la aplicación del principio de
oportunidad en su procedimiento; los órganos encargados de ejercer la
jurisdicción penal militar, los cuales robustece; y los asuntos que serán
competencia de esta jurisdicción”.

3.3. Dentro del propósito de definir sobre la aptitud de la referida acusación,


es importante recordar que, recientemente, a través de la Sentencia C-260 de
2016, esta Corporación tuvo oportunidad de pronunciarse sobre un cargo
similar al que ahora concentra la atención de la Sala, a propósito de una
demanda de inconstitucionalidad también dirigida contra noventa y tres
artículos de la mencionada Ley 1765 de 2015. En dicha oportunidad, tal y
como ocurre ahora, se le atribuía a la referida ley el presunto desconocimiento
de la reserva de ley estatutaria, sobre la base de regular materias propias de la
administración de justicia, concretamente, en el ámbito de la justicia castrense.

3.4. En la referida sentencia, una vez estudiado con detenimiento el contenido


de la acusación, la Corte decidió inhibirse para emitir pronunciamiento de
fondo, tras encontrar que la demanda no cumplía con los requisitos de
especificidad y suficiencia, ni tampoco los de certeza y pertinencia.

3.5. En punto al incumplimiento de los requisitos especificidad y suficiencia,


precisó la Corte que ello tenía lugar, en razón a que en la referida demanda se
había formulado un cargo genérico de inconstitucionalidad contra un número
considerable de normas de la ley acusada, que regulan diversas materias, “sin
exponerse las razones específicas por la cuales cada norma en concreto, debía
haber sido tramitada como ley estatutaria”. Se explicó al respecto en el
aludido fallo, que, “habida cuenta de que las disposiciones acusadas legislan
acerca de distintas cuestiones atinentes a la justicia Penal Militar y Policial,

86
tales como (i) órganos que la integran, competencias a cargo de los mismos,
requisitos para el desempeño de los cargos de esta justicia especial; (ii)
estructura, competencia, funciones y requisitos de los servidores públicos que
conforman la Fiscalía General Penal Militar; (iii) composición, funciones y
requisitos del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal Militar y
Policial; (iv) administración, gestión y control de la JPMP; (v) escuela de
Justicia Penal Militar; y (vi) disposiciones que garantizan la independencia y
autonomía de la Justicia Penal Militar y Policial; era necesario concretar el
cargo de constitucionalidad contra cada una de las normas demandadas,
explicándose las razones particulares, de acuerdo a su temática, de por
qué debían surtir el trámite legislativo cualificado”. (Subrayas fuera de
texto original).

3.6. En cuanto a la inobservancia de los presupuesto de certeza y pertinencia,


expresó la Corte que los mismos no se cumplían, dado que la estructuración
del cargo general partía “de un erróneo entendimiento acerca del ámbito que
constituye la reserva de ley Estatutaria sobre la Administración de Justicia, así
como del estatus de la Ley que debe regular los aspectos relacionados con la
justicia castrense”.

3.7. Al respecto, acotó la Corte, siguiendo la jurisprudencia sentada en la


Sentencia C-037 de 1996 y reiterada en pronunciamientos posteriores 32, que
“la justicia Penal Militar es un segmento de la organización del Estado que no
forma parte de la Rama Judicial del Poder Público, ni es una jurisdicción
especial adscrita a la misma, como tampoco conforma la estructura general de
la administración de justicia, en cuanto no se encuentra incluida en el Título
VIII de la Constitución Política, sino que está adscrita a la Rama Ejecutiva”.
Por esta razón, aclaró, “la mención que se hace en el artículo 116 de la Carta a
la Justica Penal Militar obedece al señalamiento por el constituyente de
quienes administran justicia en Colombia, pero no la incluye entre los órganos
que integran la rama judicial”.

3.8. Sobre esa base, precisó la Corporación en la citada Sentencia C-260 de


2016, que los cargos generales por violación de la reserva de ley estatutaria,
dirigidos contra las leyes que regulan cuestiones atinentes a la justicia
castrense, como es el caso de la Ley 1765 de 2015, y cuyo sustento es el hecho
de que esa jurisdicción especial administra justicia, no pueden ser
considerados aptos, “pues la Justicia Penal Militar no forma parte de la
estructura general de la administración de justicia, por lo que su regulación no
sigue necesariamente el trámite de ley estatutaria establecido para esta
última”.

3.9. En complemento de lo anterior, este Tribunal fue claro en señalar que “la
categoría que deben tener las normas que regulan la estructura, organización y
funcionamiento de la Justicia Penal Militar, conforme a la jurisprudencia de
esta Corporación, no es necesariamente la de ley estatutaria, pudiéndose
regular estas materias a través de una ley ordinaria”. En sustento de dicha
32 Sobre la naturaleza jurídica de la justicia penal militar se pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-
361 de 2001, C-1262 de 2001, C-178 de 2002, C-407 de 2003 y C-457 de 2003.

87
afirmación, la Corte se refirió a lo expresado por la Corporación en la
Sentencia C-676 de 2001, en la que sostuvo que la facultad de regulación de
los aspectos atinentes a la estructura y funcionamiento de la Justicia Penal
Militar ha sido reservada por el artículo 221 de la Carta Política al “Código
Penal Militar”, de manera que “[e]l sentido obvio de la norma indica que el
legislador está facultado para regular, mediante código 33, la estructura y
funcionamiento de las cortes marciales y tribunales militares; lo cual, por
supuesto, incluye el catálogo de las conductas criminalmente reprochables, el
sistema procedimental al que deben ajustarse los juicios que ante ellas se
adelanten y el régimen del personal que tiene a su cargo el ejercicio de la
función jurisdiccional…”. Aclarándose en el mismo fallo, “que también
mediante legislación complementaria, entiéndase leyes ordinarias, el
legislador puede incluir modificaciones e introducir regulaciones a la
Jurisdicción Penal Militar”.

3.10. Acorde con ello, concluyó la Corte que “es indispensable que cuando se
demande la inconstitucionalidad de una disposición legal por haber infringido
la reserva de ley estatutaria en materia de administración de justicia, el
ciudadano indique de manera clara, expresa, cierta, específica y suficiente,
porqué cada una de las disposiciones legales que impugna tienen la categoría
estatutaria y por lo tanto requería someterse al procedimiento especial previsto
en el artículo 153 de la Constitución.”

3.11. Pues bien, de acuerdo con los criterios hermenéuticos fijados en la


Sentencia C-260 de 2016, encuentra la Sala que la demanda de
inconstitucionalidad formulada en esta ocasión contra la Ley 1765 de 2015,
por la presunta violación de la reserva de ley estatutaria, no cumple con los
requisitos de procedibilidad previstos en el artículo 2º del Decreto 2067 de
1991, desarrollados y precisados por la jurisprudencia constitucional.

3.12. Concretamente, la demanda no observa los requisitos de certeza,


especificidad, suficiencia y pertinencia, en razón a que los actores, en la
formulación de la acusación, parten de un presupuesto equivocado, cual es el
de considerar que la Ley 1765 de 2015, por el solo hecho de regular materias
33 Sobre este particular, resulta pertinente transcribir la reciente jurisprudencia de la Corte Constitucional
(Sentencia C-408 de 2001), en la que este Tribunal reconoció la facultad que le asiste al legislador para
determinar los requisitos y calidades que deben cumplir los aspirantes a ocupar cargos públicos, cuando
dichos requisitos y calidades no hayan sido expresamente establecidos por la Carta Política. Así dijo la Corte:
“Al tenor de lo dispuesto en el artículo 150 de la Constitución, corresponde al Congreso de la
República hacer las leyes, y por medio de ellas ejercer las siguientes funciones:
‘7. Determinar la estructura de la administración nacional y crear, suprimir o fusionar ministerios,
departamentos administrativos, superintendencias, establecimientos públicos y otras entidades del orden
nacional, señalando sus objetivos y estructura orgánica (…)’
‘23. Expedir las leyes que regirán el ejercicio de las funciones públicas y la prestación de los
servicios públicos".
“De otra parte, en el artículo 125 del mismo ordenamiento se consagra:
‘El ingreso a los cargos de carrera, y el ascenso en los mismos, se harán previo cumplimiento de los
requisitos y condiciones que fije la ley para determinar los méritos y calidades de los aspirantes.’
“Al hacer un análisis sistemático de estos preceptos constitucionales resulta claro para la Corte que,
con excepción de los empleos respecto de los cuales el mismo constituyente ha señalado los requisitos y
calidades que deben reunir los aspirantes a ocuparlos que, generalmente son los más altos cargos del Estado,
corresponde al Congreso establecerlos por medio de ley, sea cual fuere la clase o el nivel del empleo, esto es,
de carrera, de libre nombramiento y remoción, o de concurso público.” (Sentencia C-408 de 2001) (Subrayas
por fuera del original)

88
relacionadas con la administración de justicia, concretamente, en el escenario
de la justicia penal militar, debía tramitarse por el procedimiento especial de
las leyes estatutarias. El alcance de la acusación quedó expresado en la
demanda en los siguientes términos: “¿Por qué razón decimos que al
proyecto de ley debía dársele el trámite propio de las leyes estatutarias?
Porque las materias en él reguladas están relacionadas con la administración
de justicia, que como quedó antes anotado exigen que sean discutidas bajo un
procedimiento más riguroso que el de las leyes ordinarias.”

3.13. Conforme ya fue señalado, si la Justicia Penal Militar no forma parte de


la estructura general de la administración de justicia, y por expresa
habilitación constitucional el legislador ordinario está facultado para regular
asuntos relacionados con la organización y funcionamiento de la jurisdicción
castrense (C.P. art. 221), no es posible concluir que la Ley 1765 de 2015, vista
desde una perspectiva general, tenga necesariamente categoría estatutaria,
simplemente, por ocuparse de asuntos relacionados con la jurisdicción
castrense. En ese sentido, la acusación contra la citada ley, por no seguir el
trámite cualificado para ese tipo de leyes, no puede estructurarse a partir de la
formulación de un cargo general, como ocurre en el presente caso,
precisamente, porque en ella se regulan temas distintos y no todas sus normas
tienen un alcance estatutario.

3.14. En forma reiterada, la jurisprudencia de esta Corporación ha sostenido


que la reserva de ley estatutaria, en materia de administración de justicia, tiene
un alcance restringido, de manera que se aplica sólo respecto de aquellas
disposiciones que: “(i) afectan la estructura general de la administración de
justicia, (ii) establecen y garantizan la efectividad de los principios generales
sobre el tema, o (iii) desarrollan aspectos sustanciales de esta rama del poder
público”34.

3.15. En consecuencia, la aptitud de la acusación contra la Ley 1765 de 2015,


exige que los cargos se dirijan de manera particular y concreta contra cada una
de las normas de la citada ley, debiendo explicarse las razones por las cuales
las mismas, atendiendo a la temática en ellas desarrolladas, deben surtir el
trámite legislativo especial propio de las leyes estatutarias, situación que no
tuvo lugar en el asunto que se examina.

3.16. Ciertamente, aun cuando en la demanda bajo estudio se mencionan los


temas que hacen parte de la Ley 1765 de 2015, señalando que ella contiene
-entre otros- los principios rectores, los órganos encargados de ejercer la
jurisdicción penal militar y los asuntos de competencia de esa jurisdicción,
más allá del cargo general que se formula en contra del precitado
ordenamiento, no se presentan acusaciones específicas y directas contra las
normas que desarrollan tales temas, ni tampoco se exponen las razones por las
cuales cada uno de ellos debía ser regulado mediante el procedimiento
legislativo especial previsto para las leyes estatutarias, circunstancia que le
impide a la Corte, a partir del cargo imputado, establecer si realmente existe

34 Sentencia C-319 de 2006.

89
una oposición objetiva y verificable entre la ley acusada y la Constitución
Política.

3.17. Así las cosas, conforme ya fue anotado, la circunstancia de que la


acusación haya sido planteada por los demandantes con base en un
presupuesto equivocado, cual es el de atribuirle a la ley impugnada una
condición o alcance que no tiene, hace que, por ese aspecto, la demanda
carezca de la certeza, especificidad, suficiencia y pertinencia necesarias para
que la Corte pueda pronunciarse sobre su exequibilidad. Como se explicó
anteriormente, el reproche que en el aludido cargo se le hace a la Ley 1765 de
2015, referente al hecho de no haber sido aprobada por el procedimiento
estatutario, no es posible predicarlo de manera general de todas y cada una de
sus disposiciones, razón por la cual la Corte no puede proceder a emitir
pronunciamiento de fondo en el presente caso, pues, la acusación: (i) no se
dirige efectivamente contra cada una de las disposiciones impugnadas; (ii) no
muestra en forma diáfana la manera como las mismas vulneran la Carta
Política; (iii) no se estructura en la apreciación de cada uno de los preceptos
demandados frente a las disposiciones constitucionales citadas como violadas;
y (iv) no se expone en la acusación todos los elementos de juicio,
argumentativos y probatorios, que son necesarios para iniciar el estudio de
constitucionalidad de las normas demandadas.

3.18. De esta forma, el cargo por vicios de procedimiento, formulado contra la


Ley 1765 de 2015, referido a la presunta violación de la reserva de ley
estatutaria, adolece de los elementos básicos para adelantar el juicio de
inconstitucionalidad, motivo por el cual la Corte debe abstenerse de
pronunciarse sobre el mismo.

4. Ineptitud sustantiva del cargo formulado contra los artículos 8 y 9


de la Ley 1765 de 2015, referido a la ampliación indebida de la
competencia de la Justicia Penal Militar para investigar y sancionar
ciertos delitos

4.1. En relación con el referido cargo, advierte la Corte, inicialmente, la


existencia de una imprecisión de tipo formal en su estructuración, que puede
conducir a una confusión en torno a la pretensión que se esgrime sobre el
mismo, y que es necesario aclarar para efectos de definir sobre la aptitud
sustantiva de la demanda. Dicha imprecisión consiste en que, en los distintos
apartados de la demanda, esto es, en la referencia a las normas demandadas,
en el señalamiento de las mismas y en el subtítulo que encabeza la
formulación del cargo, los actores señalan como demandados los artículos 7 y
8 de la Ley 1765 de 2015.

4.2. No obstante ello, los argumentos que se exponen para sustentar la


acusación por la presunta ampliación de la competencia de la jurisdicción
penal militar para investigar y sancionar ciertos delitos, no se refieren al
contenido del artículo 7, sino que se predican de manera clara y precisa del
contenido de los artículos 8 y 9 de la mencionada ley. En esa dirección, al
entrar a desarrollar los argumentos del referido cargo, los actores hacen la

90
siguiente manifestación al respecto: “la cuestión problemática que surge de
los artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de 2015 consiste en establecer si una
autoridad de carácter militar es la competente para juzgar a civiles o para
juzgar a militares que han cometido delitos constitutivos de violaciones de los
derechos humanos de civiles…”. De igual manera, sostienen que:
“[s]iguiendo el orden metodológico enunciado al principio de este escrito, a
continuación se analizarán los delitos consagrados en los artículos 8 y 9 de la
ley 1765 de 2015 desde cuatro categorías generales”.

4.3. En ese orden de ideas, a pesar de que el artículo 7 de la Ley 1765 de 2015
es citado en la demanda como una de las normas impugnadas, en la medida en
que contra el mismo no se formula materialmente acusación alguna, entiende
la Corte, en virtud del principio pro actione, que, en relación con el segundo
cargo, las normas demandadas son, en realidad, los artículos 8 y 9 de la Ley
1765 de 2015, dado que es contra ellas que se esgrimen las razones de
inconstitucionalidad.

4.4. Precisado lo anterior, se reitera que el cargo dirigido en esta oportunidad


contra los artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de 2015, parte de la base de que tales
disposiciones desconocen los artículos 29, 228 y 217 de la Constitución
Política y 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en razón
a que, por su intermedio, se amplía indebidamente la competencia de la
Justicia Penal Militar para investigar y sancionar ciertas conductas punibles,
en la medida que incluyen tipos penales cuyo conocimiento es del resorte
exclusivo de la justicia ordinaria y que, por tanto, no pueden ser juzgados por
autoridades castrenses, como es el caso de los delitos contra los derechos
humanos, contra la administración pública, contra la seguridad del Estado y
los delitos sin asignación especial de competencia.

4.5. Con respecto a dicha acusación, como ya fue señalado, el Ministerio


Público le solicita a la Corte inhibirse de emitir un pronunciamiento de fondo,
por considerar que el cargo no cumple con los requisitos de certeza, “porque
de las normas demandadas no se derivan las acusaciones hechas en la
demanda”, y pertinencia, en razón a que “los argumentos aducidos no están
encaminados a demostrar la inconstitucionalidad de las normas
demandadas”.

4.6. Para efectos de poder establecer la pertinencia o impertinencia de la


aludida acusación, considera la Corte necesario determinar el contenido de las
disposiciones impugnadas.

4.7. Al respecto, cabe mencionar que los artículos 8 y 9 acusados, hacen parte
del Título II de la Ley 1765 de 2015, en el que se regula lo relacionado con la
“Estructura de la Justicia Penal Militar”. En el marco de lo que comprende
dicho título, las citadas normas se integran, a su vez, al Capítulo II que
desarrolla lo referente a los “Órganos Jurisdiccionales”. Dentro del capítulo
referente a los “Órganos Jurisdiccionales”, se incluye: en el artículo 4, a la
Corte Suprema de Justicia; en el artículo 5, al Tribunal Superior Militar y
Policial; y en el artículo 7, a los Juzgados Penales Militares y Policiales de

91
Conocimiento Especializado y de Conocimiento, creados directamente por la
citada Ley 1765 de 2015.

4.8. En ese contexto, los artículos acusados, 8 y 9, se ocupan de distribuir y


asignar competencia a los mencionados despacho judiciales, disponiendo que:
(i) tanto los Juzgados Penales Militares y Policiales de Conocimiento
Especializados como los Juzgados Penales Militares y Policiales de
Conocimiento, “continuarán conociendo de los delitos previstos en los
artículos 20 y 171 de la Ley 1407 de 2010 [Código Penal Militar]”, (ii)
determinando, a su vez, de conformidad con la nueva asignación de
competencia que las normas citadas prevén, cuáles de esas conductas
corresponden a unos y a otros juzgados.

4.8.1. Al respecto, en la relación con la asignación de competencia de los


juzgados penales militares y policiales de conocimiento especializado, el
artículo 8 de la Ley 1765 de 2015, consagra:

“ARTÍCULO 8o. DE LOS JUZGADOS PENALES MILITARES Y


POLICIALES DE CONOCIMIENTO ESPECIALIZADO. Los
Juzgados Penales Militares y Policiales de conocimiento especializado
continuarán conociendo de los delitos previstos en los artículos 20 y 171
de la Ley 1407 de 2010, pero de conformidad con la nueva asignación de
competencia que aquí se prevé así:
1. Homicidio.
2. Delitos contra la protección de la información y de los datos.
3. Delitos contra la fe pública.
4. Delitos contra la administración pública, con excepción de los delitos
de peculado sobre bienes de dotación, peculado culposo, abuso de
autoridad, abuso de autoridad especial y omisión de apoyo.
5. Delitos contra la seguridad pública.
6. Delitos contra la seguridad de la Fuerza Pública.
7. Delitos contra la población civil.
8. Delitos contra la existencia y la seguridad del Estado.
9. Delitos que no tengan asignación especial de competencia, siempre y
cuando su pena mínima sea superior a tres (3) años de prisión.”

4.8.2. Del mismo modo, en punto a la asignación de competencia de los


juzgados penales militares y policiales de conocimiento, el artículo 9 de la Ley
1765 de 2015, prevé:

“ARTÍCULO 9o. DE LOS JUZGADOS PENALES MILITARES Y


POLICIALES DE CONOCIMIENTO. Los Juzgados Penales Militares
y Policiales de Conocimiento, continuarán conociendo de los delitos
previstos en los artículos 20 y 171 de la Ley 1407 de 2010, pero de
conformidad con la nueva asignación de competencia que aquí se prevé,
así:
1. Delitos contra la disciplina.
2. Delitos contra el servicio.
3. Delitos contra los intereses de la Fuerza Pública.

92
4. Delitos contra el honor.
5. Lesiones personales.
6. Delitos contra el patrimonio económico.
7. De los siguientes delitos contra la administración pública: delitos de
peculado sobre bienes de dotación, peculado culposo, abuso de
autoridad, abuso de autoridad especial y omisión de apoyo.
8. Delitos que no tengan asignación especial de competencia, siempre y
cuando su pena mínima sea igual o inferior a tres (3) años de prisión.”

4.9. Por su parte, los artículos 20 y 171 del Código Penal Militar (Ley 1407 de
2010), a los que remiten las normas acusadas, establecen que: “Los delitos
cometidos por los miembros de la Fuerza Pública son los descritos en este
Código, los previstos en el Código Penal común y en las normas que los
adicionen o complementen” (art. 20); y, en plena concordancia con ello, que:
“Cuando un miembro de la Fuerza Pública, en servicio activo y en relación
con el mismo servicio, cometa delito previsto en el Código Penal Ordinario o
leyes complementarias, será investigado y juzgado de conformidad con las
disposiciones del Código Penal Militar” (art. 171).

4.10. Conforme con lo dicho, advierte la Corte que los artículos 8 y 9 de la


Ley 1765 de 2015, antes que determinar cuáles son los delitos que son objeto
de conocimiento de la Justicia Penal Militar, como erradamente lo entienden
los demandantes, de lo que se ocupan es de distribuir y asignar la competencia
frente a la investigación y juzgamiento de tales conductas, entre los Juzgados
Penales Militares y Policiales de Conocimiento Especializados (art. 8) y los
Juzgados Penales Militares y Policiales de Conocimiento (art. 9), siendo los
artículos 20 y 171 del Código Penal Militar (Ley 1407 de 2010), los llamados
a determinar cuáles delitos son de conocimiento de la jurisdicción castrense y
bajo qué condiciones opera dicha competencia, en concordancia con las
normas especiales que de manera particular y concreta tipifican cada uno de
los tipos penales.

4.11. En ese sentido, no obstante que la demanda se dirige a cuestionar


algunos delitos que según los actores no deben estar adscritos a la Justicia
Penal Militar y Policial, los cargos formulados en esa dirección atacan,
exclusivamente, las normas que determinan la distribución de competencia de
los Juzgados Penales Militares y Policiales de Conocimiento Especializados
(art. 8) y los Juzgados Penales Militares y Policiales de Conocimiento en esa
jurisdicción (art. 9), y no aquellas llamadas a regular la materia que es objeto
de la controversia constitucional planteada en la presente causa.

4.12. Bajo ese entendido, comparte la Corte la posición expresada por el


Ministerio Público en el concepto de rigor, en el sentido de considerar que, por
ese aspecto, la demanda formulada contra los artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de
2015 es inepta, en la medida que no cumple con todos los requisitos de
procedibilidad.

4.13. En efecto, definido el contexto en el que se inscriben las normas


acusadas y la materia objeto de regulación, encuentra la Corte que la demanda

93
no cumple con los requisitos de certeza, especificidad y suficiencia. A Juicio
de la Sala, la demanda adolece de certeza, en la medida que los cargos en ella
propuestos no son predicables directamente de las disposiciones impugnadas,
sino de otras normas que no fueron identificadas ni vinculadas al escrito de
impugnación y cuyo contenido específico, por sustracción de materia, no fue
considerado ni tenido en cuenta para efectos de la estructuración de la
demanda. Sobre esa misma base, tampoco se cumple el requisito de
especificidad, pues los argumentos a partir de los cuales se construye la
aludida acusación, no se dirigen a demostrar la inconstitucionalidad de las
normas demandadas, con lo cual, no existe en realidad un cargo concreto de
inconstitucionalidad en su contra, que permita verificar una oposición objetiva
entre las mismas y las disposiciones de la Constitución y del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que fueron citadas como
violadas. Finalmente, la inobservancia del requisito de suficiencia tiene lugar,
en cuanto los cargos esgrimidos, al no guardar relación concreta y directa con
las disposiciones que se acusan, no tienen la entidad suficiente para generar
una duda mínima en torno a la presunción de constitucionalidad que las
ampara y que se predica de toda norma legal.

4.14. En consecuencia, el cargo contra los artículos 8 y 9 de la Ley 1765 de


2015, referido a la ampliación indebida de la competencia de la Justicia Penal
Militar, también adolece de los elementos básicos para adelantar el juicio de
inconstitucionalidad, razón por la cual la Corte debe abstenerse de
pronunciarse sobre el mismo.

5. Ineptitud sustantiva del cargo formulado contra la totalidad de la


Ley 1765 de 2015 por desconocimiento de los principios de
independencia, autonomía e imparcialidad de la administración de
justicia

5.1. Los actores manifiestan que el cargo por desconocimiento de los


principios de independencia, autonomía e imparcialidad de la administración
de justicia se dirige, de manera general, contra la totalidad de la Ley 1765 de
2015, por considerar que la misma desconoce tales principios constitucionales,
en la medida en que las regulaciones contenidas en sus normas, mantienen la
dependencia actualmente existente de la Justicia Penal Militar y Policial con el
poder ejecutivo.

5.2. Sobre el alcance general del cargo, en el texto de la demanda se lee lo


siguiente: “[e]l cargo de inconstitucionalidad por falta de independencia,
autonomía e imparcialidad de la justicia penal militar reformada en su
estructura por la Ley 1765 de 2015, se fundamenta en que la misma
desconoce los principios constitucionales de autonomía e independencia
judicial, los cuales se encuentran consagrados en el preámbulo, artículos 1,
2, 29, 113, 114, 115, 116, 121, 150, 228, 229, 230, 235, 237, 241, 246, 250,
256 de la Constitución Política de 1991; el preámbulo, los artículos 8 y 10 de
la DUDH; el artículo 14 del PIDCP y los artículos 8 y 25 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (CADH)”. (Subrayas y negrillas fuera
de texto original).

94
5.3. En esa misma dirección, en otro aparte de la demanda se afirma: “[e]n
ese sentido es muy importante señalar que la reforma estructural a la Justicia
Penal Militar representada en la ley demandada, no supera la falta de
independencia, autonomía e imparcialidad que reiteradamente se ha señalado
para esta jurisdicción. Si bien la Justicia Penal Militar es una entidad
importante para el desarrollo de las funciones de las fuerzas militares,
presenta serios problemas en cuanto a la independencia e imparcialidad
judicial, pues se trata de un organismo que estructuralmente depende del
poder ejecutivo, cuestión que no es superada por la Ley 1765 de 2015 y que
por el contrario profundiza nuevas formas de asegurar la dependencia de
todos los funcionarios de dicho sistema judicial de las políticas y visiones que
desarrolla el Ministerio de Defensa y en general el poder ejecutivo. (Negrillas
y subrayas fuera de texto original).

5.4. Pues bien, teniendo en cuenta el sentido y alcance de la acusación,


encuentra la Corte que la demanda bajo estudio presenta serias deficiencias en
su estructuración, en cuanto la misma no cumple con los requisitos de
procedibilidad previstos en el artículo 2º del Decreto 2067 de 1991, tal y como
los mismos han sido desarrollados y precisados por la jurisprudencia
constitucional.

5.5. Inicialmente, advierte la Corte que la demanda no incluye la totalidad de


las normas que se acusan como inconstitucionales. Ciertamente, aun cuando
los actores estructuran un cargo por vicio de fondo contra todas y cada una de
las disposiciones de la Ley 1765 de 2015, sobre la base de una presunta
violación de los principios de autonomía, independencia e imparcialidad
judicial, no hacen una trascripción literal de las mismas en la demanda, ni, en
su defecto, incluyen en ella un ejemplar de la publicación oficial de dicha ley,
tal y como lo exige el artículo 6 del Decreto 2067 de 1991.

5.6. En efecto, revisado con detenimiento el contenido de la demanda, se


advierte que en ella se transcriben tan solo 46 de los 129 artículos que hacen
parte integral de la Ley 1765 de 2015. En ese sentido, se reitera, la demanda
no cumple el requisito formal que exige el señalamiento y transcripción de las
normas que se acusan como inconstitucionales, con lo cual no es posible
identificar un aspecto esencial del control de constitucionalidad, cual es,
precisamente, el conocimiento por parte del operador jurídico del contenido de
las normas legales que se pretenden impugnar, visto desde la perspectiva de la
acusación formulada.

5.7. Adicionalmente, la demanda no observa los requisitos de certeza,


especificidad, suficiencia y pertinencia, en razón a que los actores, en la
estructuración de la acusación, no formulan un cargo concreto de
inconstitucionalidad contra cada uno de los artículos de la Ley 1765 de 2015
que se tachan de inconstitucionales, ni explican los motivos o razones por los
cuales su contenido específico es inconstitucional, a la luz de los principios de
autonomía, independencia e imparcialidad judicial.

95
5.8. Considerando que la impugnación de la Ley 1765 de 2015, es, como se ha
dicho, por un aparente vicio de fondo atribuible a cada una de sus normas, la
demanda no puede estructurarse a partir de la formulación de un cargo
general, precisamente, porque en la citada ley se regula diversas materias y sus
disposiciones tiene contenidos normativos distintos, los cuales, al estar
amparados por la presunción de constitucionalidad, requieren que se
cuestionen directamente, mostrando de qué manera cada uno de ellos violan
los principios de autonomía, independencia e imparcialidad judicial.

5.9. En efecto, tal y como surge de su propio encabezado, la Ley 1765 de


2015, fue expedida con el fin de reestructurar la Justicia Penal Militar y
Policial; establecer requisitos para el desempeño de sus cargos; implementar la
Fiscalía General Penal Militar y Policial; organizar su administración, gestión,
control, independencia y autonomía; adoptar medidas para el tránsito al
sistema penal acusatorio; así como fijar lo relacionado con la evaluación de
desempeño de los funcionarios y servidores que la integran. Conforme con su
objetivo, es claro que la referida ley regula un sinnúmero de materias
relacionadas con aspectos que se refieren, tanto al procedimiento y elementos
propios del derecho penal y del sistema acusatorio, como a situaciones
administrativas y laborales sobre el funcionamiento de los distintos órganos
que integran la Justicia Penal Militar y Policial. Desde ese punto de vista, no
es posible cuestionar todas las disposiciones de la Ley 1765 de 2015, con base
en un cargo general, como ocurre en el presente caso, sin mostrar la manera
como las mismas, individualmente consideradas, y a partir de su respectiva
temática, violan las disposiciones constitucionales invocadas en la demanda.

5.10. Y es que, conforme lo ha explicado esta Corporación, tratándose de


cargos por vicios de fondo, como ocurre en el presente caso, la aptitud de la
acusación pasa por que el demandante identifique debidamente y de manera
clara las normas acusadas y dirija los cargos de manera directa, particular y
concreta contra cada una de ellas (claridad y certeza), debiendo explicar las
razones por las cuales las mismas, atendiendo a la temática en ellas
desarrolladas, resultan contrarias a la Constitución (especificidad), de manera
que logre despertar una duda razonable sobre su inconstitucionalidad
(suficiencia), a partir de argumentos de naturaleza estrictamente constitucional
(pertinencia). Precisamente, tal situación no fue considerada en la presente
causa, en relación con el cargo general imputado contra toda la Ley 1765 de
2015, por la presunta violación de los principios de autonomía, independencia
e imparcialidad judicial, pues, como se ha dicho, se trata de una acusación
abstracta y general, que no se dirige a cuestionar el contenido particular y
concreto de los disposiciones que hacen parte de la Ley 1765 de 2015.

5.11. En relación con lo anterior, cabe agregar que, aun cuando los
demandantes, en la formulación del cargo general, mencionan algunos temas
que estarían vinculados al presunto desconocimiento de los principios de
autonomía, independencia e imparcialidad judicial, como son los relacionados
con: la designación y elección de magistrados y jueces; la transformación de la
Dirección Ejecutiva en la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal
Militar y Policial; y la regulación y control administrativo, en todo caso, no se

96
presentan acusaciones específicas y directas contra las normas que desarrollan
tales temas, ni tampoco se exponen las razones por las cuales cada uno de
ellos desconocen los principios de autonomía, independencia e imparcialidad
judicial, circunstancia que le impide a la Corte, a partir del cargo imputado,
establecer si realmente existe una oposición objetiva y verificable entre la ley
acusada y la Constitución Política.

5.12. De igual manera, como ya fue señalado, en la demanda se transcriben 46


artículos de la Ley 1765 de 2015. Ellos son los artículos: 2, 3, 7, 8, 9 11, 14,
15, 16, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36,
37, 38, 41, 42, 43, 44, 48, 50, 54, 58, 65, 71, 72, 74, 75, 83, 90, 109 y 110. En
relación con tales disposiciones, por fuera de las acusaciones que por motivos
distintos se formulan en la presente demanda contra algunos de ellos, respecto
del cargo por violación de los principios de autonomía, independencia e
imparcialidad judicial, ninguno de los citados artículos es objeto de una
acusación específica y directa, ni se muestra la forma como los mismos violan
los citados principios.

5.13. Así las cosas, por el aspecto analizado, la demanda no cumple los
requisitos de Certeza y especificidad, en la medida en que no se dirige contra
cada una de las disposiciones impugnadas ni formula en su contra una
acusación concreta de inconstitucionalidad, teniendo en cuenta la materia en
ellas regulada. Tampoco cumple los requisitos de Pertinencia y suficiencia,
pues la acusación, por su contenido general y abstracto, no permite una
confrontación objetiva entre la Constitución Política y la totalidad de las
normas acusadas, y, por tanto, tampoco permite despertar una duda mínima en
torno a la inconstitucionalidad de la Ley 1765 de 2015.

5.14. En consecuencia, con respecto a la acusación contra la totalidad de la


Ley 1765 de 2015, por el presunto desconocimiento de los principios de
independencia, autonomía e imparcialidad, la Corte debe abstenerse de emitir
pronunciamiento de fondo.

6. Ineptitud sustancial del cargo dirigido contra los artículos 32, 33,

34, 35, 36, 37, 38, 42 y 43 de la Ley 1765 de 2015 por la violación de la

prohibición constitucional expresa de atribuir funciones de policía

judicial a las fuerzas militares y desconocimiento del diseño

constitucional para la Fiscalía General de la Nación

6.1. Como ya fue señalado, a través del presente cargo, los actores cuestionan
la constitucionalidad de los artículos 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 42 y 43 de la
Ley 1765 de 2015, en los que se regula lo referente al Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, y su adscripción a la

97
Fiscalía General Penal Militar. Sostienen que las citadas normas violan la
prohibición constitucional expresa de asignar ese tipo de funciones a las
fuerzas militares (C.P. arts. 216, 217 y 218), y el mandato constitucional que
le asigna la dirección y coordinación de la función de policía judicial a la
Fiscalía General de la Nación (C.P. arts. 249 y 250), así como los principios de
independencia y autonomía judicial.

6.2. La Fiscalía General de la Nación considera que dicha acusación no


cumple con los requisitos de certeza, pertinencia y suficiencia, pues en la
demanda no se muestra que la Constitución prohíba a la fuerza Pública ejercer
funciones de policía judicial, ni tampoco se explican las razones por las cuales
se desconocen las funciones atribuidas al órgano de investigación en relación
con la coordinación de las funciones de policía judicial.

6.3. La Corte comparte la posición adoptada por la Fiscalía General de la


Nación, en el sentido que la acusación adolece de los requisitos de certeza
pertinencia y suficiencia, por las razones que se explican a continuación.

6.4. Los demandantes sostienen que la atribución de funciones judiciales a la


Fuerza Pública viola una prohibición constitucional expresa, para lo cual citan
los artículos 216, 217 y 218 de la Carta Política en los que se definen quienes
integran la fuerza pública (Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Policía
Nacional). No obstante, no muestran que efectivamente exista un mandato
Superior que prohíba a la Fuerza Pública ejercer funciones de policía judicial
en el ámbito de la Justicia Penal Militar, pues las disposiciones
constitucionales citadas, más allá de regular lo referente a la integración de
dichas fuerzas, sus funciones específicas y el régimen de personal, no
establece ninguna prohibición en el sentido expresado por los actores, como
tampoco regulan ningún aspecto relacionado con la Justicia Penal Militar y
Policial.

6.5. En esa misma dirección, estructuran los cargos a partir de consideraciones


personales, resultado su propia elaboración conceptual, que no encuentran
sustento en el contenido de las disposiciones acusadas. Así, para construir la
argumentación, sostienen que “las normas demandadas permiten que civiles
sean investigados por militares, en contra de la Constitución y de tratados
ratificados por el Estado Colombiano”, aspecto éste que no es materia de
regulación en las normas impugnadas, ni en la demanda se explica el
fundamento de dicha afirmación a partir del contenido de las mismas.

6.6. Al respecto, es importante destacar que, contrario a la aproximación que


hacen los demandantes, las normas acusadas no reglamentan lo relacionado
con la estructura de las funciones de la Fuerza Púbica en ninguno de sus
componentes, sino que se ocupan de organizar, desde el punto de vista
administrativo, el cuerpo técnico de investigación dentro del ámbito de
competencia de la Justicia Penal Militar. En ese sentido, la demanda no
precisa, a partir del contenido de las disposiciones impugnadas, las razones
por las cuales de ellas debe deducirse la atribución de funciones de policía
judicial a las fuerzas militares frente a conductas típicas cometidas por civiles.

98
6.7. Asimismo, también cabe resaltar que el fundamento legal acerca de la
existencia de un Cuerpo Técnico de Investigación en el ámbito de la Justicia
Penal Militar y Policial, se encuentra en el artículo 363 de la Ley 1407 de
2010, y no en las normas acusas, las cuales, según se ha anotado, se limitan a
adoptar medidas administrativas y laborales relacionadas con su organización.
En ese sentido, la norma citada dispone, al referirse a los órganos que
intervienen en el proceso de indagación e investigación, que: “[e]l Cuerpo
Técnico de la Justicia Penal Militar apoya la investigación y depende
funcionalmente de los Fiscales Penales Militares”, precisando además que:
[l]a organización administrativa del Cuerpo Técnico de investigación, se
determinará por medio de ley. Los miembros del Cuerpo Técnico de
Investigación serán preferiblemente civiles”.

6.8. De igual manera, advierte la Corte que los cargos se centran en


consideraciones subjetivas, sustentadas en argumentos de conveniencia y no
de constitucionalidad, y cuyo propósito es mostrar lo inadecuado que resulta
que miembros de la Fuerza Pública tengan atribuciones de policía judicial, sin
acreditar objetivamente la forma como las normas acusadas violan la
Constitución. Con ese mismo criterio, los demandantes tampoco desarrollan
cargos de inconstitucionalidad con relación al presunto desconocimiento de
las disposiciones constitucionales que regulan las funciones de la Fiscalía
General de la Nación (C.P. art. 249 y 250), ni señalan en forma clara y
concreta las razones por las cuales se producen o tienen lugar las referidas
violaciones.

6.9. De ese modo, en la medida que los actores no muestran que exista una
prohibición constitucional respecto a la posibilidad de crear un cuerpo técnico
de investigación en la Justicia Penal Militar, que ejerza funciones de policía
judicial en los casos que son de competencia de dicha jurisdicción, ni señalan
las razones por las cuales se desconocen las atribuciones de la Fiscalía
General de la Nación, no es posible llevar a cabo el estudio de
constitucionalidad de las normas acusadas, pues no se genera una duda
mínima en torno a su inconstitucionalidad.

6.10. Por lo tanto, frente al cargo contra los artículos 32, 33, 34, 35, 36, 37,
38, 42 y 43 de la Ley 1765 de 2015, por la presunta violación de la
prohibición constitucional expresa de atribuir funciones de policía judicial a
las fuerzas militares y desconocimiento del diseño constitucional para la
Fiscalía General de la Nación, la Corte debe abstenerse de emitir
pronunciamiento de fondo.

7. Problemas jurídicos y metodología de decisión

7.1. Resuelto el tema sobre la procedibilidad de la demanda, le corresponde a


la Corte entrar a examinar el fondo de los cargos formulados por los actores,
con excepción de aquellos relacionados con: (i) la presunta violación de la

99
reserva de ley estatutaria; (ii) la ampliación indebida de la competencia de la
Justicia Penal Militar; (iii) el desconocimiento de los principios de
independencia, autonomía e imparcialidad judicial; y (iv) la prohibición
constitucional expresa de atribuir funciones de policía judicial a las fuerzas
militares y desconocimiento de las funciones de la Fiscalía General de la
Nación, respecto de los cuales la Corte se abstendrá de emitir pronunciamiento
de fondo por ineptitud sustantiva de la demanda.

7.2. Como ya ha sido señalado, al margen de las acusaciones que presentan


defectos de estructuración, los actores agrupan la demanda formulada en
contra de la Ley 1765 de 2015 y de la Ley 1407 de 2010, en dos cargos
básicos más, a saber: (i) la posibilidad del juzgamiento de civiles por parte de
la justicia penal militar; y la (iii) la vulneración de los derechos de las
víctimas. A la luz de los referidos cargos, y de las acusaciones particulares en
ellos formuladas, en esta oportunidad le corresponde a la Corte dar respuesta a
los siguientes problemas jurídicos:

- Si el aparte acusado del artículo 2 de la Ley 1765 de 2015,


desconoce los principios de igualdad, juez natural e independencia
judicial, y la prohibición prevista en el artículo 213 de la Constitución,
por el hecho de extender el ámbito de aplicación de la referida ley a los
militares en retiro y al personal civil o no uniformado que desempeñe
cargos en la justicia penal Militar.

- Si los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015, contrarían el


artículo 250 Superior, y los derechos de las víctimas a la verdad, a la
justicia y a la reparación, al promover, en los procesos de competencia
de la justicia penal militar, la posibilidad de llevar a cabo, como formas
de terminación del proceso, preacuerdos y negociaciones entre el
imputado o acusado y el fiscal.

- Si el aparte acusado del artículo 294 de la Ley 1407 de 2010,


viola los derechos constitucionales de las víctimas, en los procesos de
competencia de la justicia penal militar, por el hecho de reconocer la
condición de víctima, solo a las personas que “hayan sufrido algún
daño directo como consecuencia del injusto”.

- Si el artículo 298 de la Ley 1407 de 2010, afectan los derechos


constitucionales de las víctimas, al no haber dispuesto que la Fiscalía
General Penal Militar debe escuchar y suministrar información
relacionada con la posibilidad de dar aplicación al principio de
oportunidad, a quien demuestre al menos sumariamente la calidad de
víctima.

- Si el numeral 4 del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, es


contrario a los derechos constitucionales de las víctimas, y a los
artículos 29 y 229 de la Carta, al prever que durante la etapa de
investigación y cuando exista pluralidad de víctimas, sus intereses solo
pueden estar representados por dos abogados, facultando a su vez al

100
fiscal, en caso de no llegarse a un acuerdo sobre tal designación, para
determinar lo más conveniente y efectivo.

- Si el aparte acusado del numeral 5 del artículo 299 de la Ley 1407


de 2010, contraviene los derechos de las víctimas a la igualdad, al
debido proceso, a la asistencia jurídica y al acceso a la administración
de justicia, al facultar a la Fiscalía Penal Militar para asignarle a la
víctima un defensor de oficio durante la investigación, cuando esta no
cuente con los recursos para nombrar uno de confianza.

7.3. A continuación, antes de entrar a pronunciarse sobre cada uno los cargos,
y con el fin de orientar las decisiones por adoptar, la Corte considera
importante referirse a dos temas específicos: (i) el fuero penal militar en los
términos en que el mismo ha sido abordado por la jurisprudencia
constitucional; y (ii) el contexto y contenido de la Ley 1765 de 2015.

8. El fuero penal Militar. Su particular naturaleza jurídica y la


facultad del legislador para regular lo relacionado con su estructura
y funcionamiento

8.1. Esta Corporación, en un número considerable de decisiones, ha tenido


oportunidad de referirse al tema del fuero penal militar. Los pronunciamientos
de mayor relevancia en la materia, han tenido lugar, entre otras, en las
Sentencias C-252 de 1994, C-399 de 1995, C-358 de 1997, C-878 de 2000, C-
361 de 2001, C-676 de 2001, C-172 de 2002, C-407 de 2003, C-737 de 2006,
C-533 de 2008, C-373 de 2011 y C-084 de 2016, en las que la Corte ha
procedido a delimitar y precisar los aspectos más relevantes de su
configuración jurídica, tales como: el propósito de su consagración, los
elementos definitorios, las características, estructura y funcionamiento y las
instituciones que lo conforman.

8.2. En algunos de los citados pronunciamientos, la Corte ha puesto de


presente que la incorporación de la figura del fuero penal militar en el
ordenamiento jurídico colombiano, no es una innovación atribuida al
Constituyente de 1991, pues, al respecto, éste se limitó a reproducir en el
artículo 221 de la Carta, el mandato previsto originariamente en el artículo
170 de la Constitución Centenaria de 1886, que ya la consagraba. En ese
contexto, el fuero penal militar es una institución jurídica con una larga
tradición en el constitucionalismo colombiano, la cual, bajo la actual
Constitución Política, encuentra pleno reconocimiento en el ya citado artículo
221, con las modificaciones introducidas por los Actos Legislativos 02 de
1995 y 01 de 2015, a su vez complementado por los artículos 116 y 250 del
mismo ordenamiento Superior.

8.3. Conforme con dichas disposiciones, la figura del fuero penal militar se
constituye en una prerrogativa especial de juzgamiento, a través de la cual se
busca que las conductas punibles cometidas por los miembros de la Fuerza
Pública “en servicio activo, y en relación con el mismo servicio”, sean de
competencia de las cortes marciales o tribunales militares, “con arreglo a las

101
prescripciones del Código Penal Militar”; organismos éstos que, a su vez,
“estarán integrados por miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o
en retiro”.

8.4. De ese modo, aun cuando la propia Constitución tenga previsto, como
regla general, que el “juez natural” para investigar y juzgar a los autores o
partícipes de las conductas punibles son las autoridades judiciales que hacen
parte de la jurisdicción penal ordinaria, la circunstancia de que también
contemple la existencia de cortes marciales o tribunales militares,
constitutivos de la denominada Justicia Penal Militar, comporta sin lugar a
dudas una excepción a esa regla general y, por tanto, la implementación de un
régimen penal de naturaleza especial que, bajo un determinado contexto,
investiga y juzga las conductas delictivas cometidas por los miembros de la
Fuerza Púbica en servicio activo y en relación directa con el servicio.

8.5. Como ya lo ha señalado esta Corporación, el tratamiento particular que a


través del fuero penal militar se reconoce, encuentra una clara justificación en
las diferencias existentes entre los deberes y responsabilidades impuestas a los
ciudadanos y los que están llamados a cumplir los miembros de la fuerza
pública, pues a estos últimos la Constitución les asigna una función especial,
exclusiva y excluyente, “como es el monopolio del ejercicio coactivo del
Estado, lo que implica el uso y disposición de la fuerza legítima y el
sometimiento a una reglas especiales propias de la actividad militar, opuestas
por naturaleza a las que son aplicables en la vida civil”35.

8.6. A este respecto, ha destacado la jurisprudencia que la Fuerza Pública, de


la que forman parte las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, es un cuerpo
armado de carácter permanente, instruido y disciplinado conforme a las
técnicas militar y de policía, a quien la propia Constitución le asigna
atribuciones específicas que son propia de su naturaleza especial, y que se
concretan en la defensa de la soberanía, la independencia e integridad del
territorio nacional, y en el mantenimiento de las condiciones necesarias para la
convivencia pacífica y para el ejercicio de los derechos y libertades públicas
(C.P. arts. 217 y 218). Para el cumplimiento de dichas atribuciones, el mismo
ordenamiento Superior, al tiempo que delega en la Fuerza Pública el
monopolio exclusivo de la fuerza y la posibilidad de portar armas,
prerrogativas a las que de ordinario no tienen acceso los civiles, también le
restringe a sus miembros el ejercicio de ciertos derechos, como ocurre en el
caso de los derechos políticos, los cuales si son plenamente garantizados a los
demás ciudadanos (C.P. art. 220).

8.7. Sobre esa base, lo ha expresado esta Corporación, el fuero penal militar
encuentra pleno respaldo institucional en la necesidad de establecer un
régimen jurídico especial, materializado en la denominada Justicia Penal
Militar, que resulte compatible con la especificidad de las funciones que la
Constitución y la ley le han asignado a la fuerza pública, y que a su vez resulte
coherente y armónico con su particular sistema de organización y de

35 Sentencia C-737 de 2006.

102
formación castrense. A este respecto, en la Sentencia C-457 de 2002, la Corte
destacó que la razón de ser de la Justicia Penal Militar radica, “de una parte,
en las reglas de conducta particulares a que se encuentran subordinados los
miembros de la fuerza pública y, de otra, en la estrecha relación que existe
entre esas reglas particulares de comportamiento, el uso de la fuerza y la
especial índole de las conductas que les son imputables”, las cuales son en
esencia incompatibles con las reglas generales y comunes que el orden
jurídico existente ha establecido para la jurisdicción ordinaria.

8.8. Ahora bien, siguiendo con el mandato previsto en el artículo 221 Superior
y las normas que lo complementan, la Corte ha precisado que el fuero Penal
Militar, desde el punto de vista de los sujetos y del objeto específico que
ampara, no puede ser visto como un simple privilegio, gracia o prebenda en
favor del estamento militar y policial, que suponga una especie de inmunidad
de sus miembros frente a la justicia ordinaria, pues el mismo persigue fines y
propósitos muy claros, derivados únicamente de las especialísimas funciones
asignadas a la Fuerza Pública, con lo cual se descarta que todos los
comportamientos delictivos sean de conocimiento de dicha jurisdicción
especial. Por ello, en aplicación del referido mandato, este Tribunal ha dejado
sentado que a la Justicia Penal Militar se le reconoce un campo de acción
limitado, excepcional y restringido, en la medida que a ella solo le
corresponde juzga a los miembros de la fuerza pública en servicio activo por
los delitos cometidos y relacionados con el servicio. En esa dirección, la
competencia de la Justicia Penal Militar, esto es, de los tribunales militares o
cortes marciales, solo se activa cuando concurran dos elementos básicos: (i)
que el agente pertenezca a la institución castrense y sea miembro activo de
ella (elemento subjetivo); y (ii) que el delito cometido tenga relación directa
con el servicio (elemento funcional). Consecuencia de lo anterior, es que el
fuero penal militar se extiende a los miembros de la Fuerza pública en servicio
activo que cometan delitos relacionados con el servicio, y a los miembros de
la fuerza pública en retiro que hayan cometido delitos cuando se encontraban
en servicio activo y el mismo encuentre relación con el servicio.

8.9. De ese modo, no le corresponde a la jurisdicción penal militar, en ningún


caso, y por ningún motivo, juzgar a los civiles, ni tampoco a los miembros de
la fuerza pública en retiro o en servicio activo que cometan delitos no
relacionados con el servicio, esto es, delitos que se aparten de las funciones
misionales que en su condición de tal ejecutan de acuerdo con el ordenamiento
jurídico, los cuales serían de competencia de la jurisdicción ordinaria.
Tratándose de los civiles, el artículo 213 de la Carta establece expresamente
que “[e]n ningún caso los civiles podrán ser investigados o juzgados por la
justicia penal militar”.

8.10. En relación con el elemento funcional que debe concurrir para activar la
competencia excepcional de la Justicia Penal Militar: que el delito cometido
tenga relación directa con el servicio, la Jurisprudencia ha destacado su
especial importancia en la configuración y aplicación del fuero, precisando
que el mismo consiste “en que la conducta punible tenga una conexión directa

103
con el cumplimiento de una función legítima” 36, lo que significa, a su vez, que
si “el comportamiento típico es consecuencia del desarrollo de una tarea
propia del servicio, pero la misma es cumplida de forma distorsionada o
desviada, la acción perderá cualquier relación con la labor legal y será, como
cualquier delito común, objeto de conocimiento de la jurisdicción ordinaria”37.

8.11. Con respecto a este último aspecto, en la Sentencia C-084 de 2016,


recientemente proferida, la Corte explicó que “[l]a exigencia de que el delito
tenga una relación con las tareas institucionales encomendadas al respectivo
cuerpo armado, no quiere decir que se sancione en algún punto la realización
de las funciones propias de la fuerza pública, pues ningún cumplimiento del
deber ajustado a los límites constitucionales y legales puede ser objeto de
persecución y castigo”. En esa misma dirección, se aclaró en el aludido fallo
que, “lo que se halla cobijado por el fuero son aquellos delitos cometidos, en
relación con la función policial o militar, punibles al constituir
extralimitaciones o excesos en su cumplimiento”.

8.12. Desde ese punto de vista, ha sostenido este Tribunal 38, que la Justicia
Penal Militar no es entonces competente para investigar y juzgar delitos que
en general sean contrarios a su misión constitucional, como ocurre con las
violaciones a los derechos humanos, los delitos de lesa humanidad y las
infracciones al derecho internacional humanitario, pues tal conjunto de delitos,
por su extrema gravedad, son considerados en todos los casos ajenos al
servicio, sin que pueda afirmarse que su ocurrencia está relacionada con la
realización de un fin constitucionalmente válido.

8.13. A partir de lo dicho, la misma jurisprudencia ha concluido que se


desconocen los principios de igualdad, juez natural y autonomía e
independencia judicial, cuando la Justicia Penal Militar asume el
conocimiento, investigación y juzgamiento de delitos que no se ajustan a los
parámetros restringidos de su competencia, y que en realidad deben ser
decididos por la justicia penal ordinaria; es decir, cuando dicha jurisdicción
especial extiende su competencia más allá de los delitos cometidos por los
miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con dicho
servicio. Ello, tras considerar que en tales casos, “se estaría generando una
diferencia en cuanto al órgano llamado a ejercer el juzgamiento de conductas
delictivas que no requieren de una cualificación específica del sujeto que las
realiza”.39

8.14. Caber destacar que, aun cuando la justicia penal militar, en el ámbito
reducido de sus competencias, administra justicia, la misma no hace parte de
la estructura de la Rama judicial y, por el contrario, se encuentra integrada a la
Rama Ejecutiva del Poder Público. Así lo ha señalado esta Corporación, en

36 Sentencia C-084 de 2016.


37 Sentencia C-084 de 20126.
38 Sobre el punto de pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-878 de 2000, C-1054 de 2001, C-457 de
2002, C-737 de 2006, C-928 de 2007, C-533 de 2008 y C-084 de 2016.
39 Sentencia C-878 de 2000. En el mismo sentido se pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-358 de
1997, C-802 de 2002, C-079 de 2009 y C-084 de 2016.

104
particular, en la Sentencia C-037 de 1996, donde se llevó a cabo el control
previo y automático de constitucionalidad del proyecto de Ley Estatutaria de
la Administración de Justicia, que posteriormente se convirtió en la Ley 270
de 1996. En dicha oportunidad, la Corte declaró inexequibles aquellas
disposiciones del proyecto que, precisamente, adscribían la jurisdicción Penal
Militar a la Rama Judicial. Dijo sobre el particular que la Jurisdicción Penal
Militar, no obstante que administra justicia, no integra la Rama Judicial del
Poder Público en razón a que no fue incluida en el Título VIII de la Carta
Política, que es el apartado normativo donde se determina la estructura de
dicha rama y donde se definen los órganos que la integran. En el mismo fallo
se precisó que, de acuerdo con el actual régimen constitucional vigente,
existen diferencias entre los órganos e individuos que administran justicia y
los órganos e individuos que hacen parte de la Rama Judicial, con lo cual debe
entenderse que los que no fueron integrados directamente por la Constitución
Política a la estructura de la Rama judicial, como ocurre con la Justicia Penal
Militar, no hacen parte de dicha rama aun cuando en sentido estricto
administren justicia.

8.15. La posición adoptada en la Sentencia C-037 de 1996, ha sido recogida y


reiterada posteriormente por la Corte, entre otras, en las Sentencias C-361 de
2001, C-676 de 2001, C-1149 de 2001, C-1262 de 2001, C-457 de 2002, C-
737 de 2006, C-928 de 2007, C-533 de 2008 y C-084 de 2016, en las cuales se
ha hecho claridad sobre la adscripción de la Justicia Penal Militar a la Rama
Ejecutiva del Poder Público, al señalarse que “[s]i bien es cierto que en los
términos de los artículos 116 y 221 de la Constitución Política, la justicia
penal militar administra justicia, no hace parte de la Rama Judicial del poder
público sino de la Rama Ejecutiva del mismo y, lo hace de manera restringida
en razón de los sujetos sometidos a su jurisdicción, y de los asuntos de los
cuales conoce.”40

8.16. Sobre las razones que justifican la adscripción de la Justicia Penal


Militar a la Rama Ejecutiva, explicó esta Corporación en la Sentencia C-737
de 2006, que ella “encuentra fundamento en el hecho de que la misma hace
parte de la estructura de la Fuerza Pública, la cual, además de tener como
Director y Comandante Supremo al propio Presidente de la República (C.P art.
189, numeral 3°), a su vez se encuentra dentro de los órganos del Estado que
de acuerdo con el contenido del Título VII de la Carta Política integran la
Rama Ejecutiva del Poder Público. Por ello, no es equivocado afirmar que la
vinculación directa a uno de los órganos de la Rama Ejecutiva, la Fuerza
Pública, y la subordinación de dicha fuerza al Ejecutivo, es lo que justifica que
la justicia Penal Militar se entienda anexa a esa rama del Poder Público”.

8.17. En punto a este último aspecto, la jurisprudencia 41 ha dejado en claro


que, aun cuando orgánicamente la justicia Penal Militar no hace parte de la
estructura de la Rama Judicial, en la medida que su función específica es la de
administrar justicia, debe aceptarse que todas aquellas garantías que

40 Sentencia C-C-1262 de 2001.


41 Cfr. Las Sentencias C-141 de 1995, C-361 de 2001, C-737 de 2006, C-928 de 2007, entre otras.

105
conforman la noción de debido proceso, y los principios constitucionales que
rigen la administración de justicia, le resultan igualmente aplicables a dicha
jurisdicción especial, en particular, los principios de autonomía, independencia
e imparcialidad “cuya observancia se constituye en pilar fundamental de la
función judicial, toda vez que, por su intermedio, se busca garantizar a los
ciudadanos sometidos al proceso, un juicio libre y autónomo, alejado de
cualquier tipo de presiones e influencias que ponga en entredicho la
objetividad del juzgador”42.

8.18. Siguiendo la doctrina constitucional en la materia, si bien la Corte ha


sostenido que las garantías constitucionales que gobiernan la administración
de justicia deben ser respetadas con la misma intensidad en el ámbito de la
Justicia Penal Militar, también ha dejado en claro que “la identidad entre la
jurisdicción penal militar y la justicia penal ordinaria no es plena y […] en
cambio, entre ambas jurisdicciones existen distinciones profundas que obligan
al legislador a conferir un trato abiertamente diferenciado” 43. Al respecto, ha
precisado que entre la jurisdicción penal ordinaria y la penal militar no se
concibe un trato diferenciado en tratándose de asuntos como el sometimiento
del juez a la ley, el respeto por el debido proceso y los principios de
imparcialidad, independencia y autonomía judiciales, en la medida que éstos
son fundamentos connaturales a la función de administrar justicia que ambas
jurisdicciones comparten. No obstante, sí puede el legislador disponer
regulaciones diferentes, por ejemplo, en aspectos tales como la organización y
estructura de cada jurisdicción, el procedimiento que debe respetarse en los
juicios correspondientes y el juzgamiento de los delitos de competencia de
cada una44. Sobre la diferencia de regulación, esta Corporación precisó en la
Sentencia C-358 de 1997, lo siguiente:

“La Constitución no establece que las normas procesales del Código


Penal Militar deban ser idénticas a las del Código de Procedimiento
Penal. Si las disposiciones de la legislación especial garantizan el
debido proceso y se sujetan a la Constitución Política, en principio,
no son de recibo las glosas que se fundamenten exclusivamente en
sus diferencias en relación con las normas ordinarias, salvo que éstas
carezcan de justificación alguna. La Constitución ha impuesto
directamente una legislación especial y una jurisdicción distinta de
la común. Por consiguiente, el sustento de una pretendida
desigualdad no podrá basarse en la mera disparidad de los textos
normativos. Lo anterior no significa que toda diferencia adquiera
validez por el simple hecho de que se inserta en una norma
especial.”

8.19. En consecuencia, se reitera, aunque en los fundamentos esenciales de la


administración de justicia las garantías constitucionales deben respetarse con
la misma intensidad, nada impide que en otras materias, en las cuales las
42 Sentencia C-737 de 2006.
43 Sentencia C-171 de 2004.
44 Sobre el tema se pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-358 de 1997, C-676 de 2001, C-171 de
2004 y C-928 de 2007.

106
diferencias existentes entre la Jurisdicción Penal Militar y la ordinaria son
relevantes, se puedan adoptar regulaciones diferentes, sin que por ese solo
hecho las mismas puedan presumirse inconstitucionales. Lo anterior, sin
perjuicio de que también el legislador, dentro del margen de configuración
normativa de que dispone, pueda introducir instituciones jurídicas propias del
sistema acusatorio ordinario a la Justicia Penal Militar 45, precisamente, sobre
la base de la adopción e implementación del sistema acusatorio en esa
jurisdicción especial, a partir de la expedición de la Ley 1407 del 17 de agosto
de 2010, “Por la cual se expide el Código Penal Militar”.

8.20. A propósito de lo arriba expuesto, este Tribunal, atendiendo a lo previsto


en los artículos 125, 150-1-2-23, 217, 218 y 221 de la Constitución Política,
ha puesto de presente que todo lo relacionado con la estructura y
funcionamiento de la Justicia Penal Militar es materia reservada al legislador,
quien para el efecto goza de un amplio margen de configuración normativa
para regular el procedimiento que debe seguirse para definir la
responsabilidad, y, en general, todo lo relacionado con los órganos de justicia
que integran esa jurisdicción y con su régimen de personal, incluyendo lo
referente a la creación y supresión de cargos, la forma de provisión,
permanencia y retiro, y la fijación de los requisitos y calidades requeridas para
el ejercicio de los mismos46.

8.21. Acorde con lo anterior, cabe recordar que son los artículos 217, 218 y
221 del mismo ordenamiento Superior, los que consagran la existencia de un
régimen especial de personal y de carrera para los miembros de la Fuerza
Pública, delegando en la ley la determinación de todo lo relacionado con
dicho régimen, y precisando además que la estructura y funcionamiento de la
Justicia Penal Militar debe desarrollarse “con arreglo a las prescripciones del
Código Penal Militar”.

8.22. De ese modo, conforme con la propia Constitución, lo relacionado con


la implementación de la Justicia Penal Militar, ha sido reservado al legislador,
quien para el efecto goza un amplio margen de configuración legislativa, la
cual se concreta, entre otras, en la posibilidad de definir los procedimientos
que deben gobernar la investigación, la acusación y el juicio, los órganos que
la dirigen y la administran, los regímenes de carrera, disciplinario y de
personal, y todo lo relacionado con la fijación de requisitos y calidades
necesarios para el ejercicio de los cargos.

8.23. Sobre el mandato previsto en el artículo 221, según el cual, la definición


de la estructura y funcionamiento de la Justicia Penal Militar debe llevarse a
cabo “con arreglo a las prescripciones del Código Penal Militar”, la
jurisprudencia constitucional ha tenido oportunidad de pronunciarse para
aclarar que tal expresión debe ser interpretada en sentido amplio, de manera
que se entienda que “también mediante legislación complementaria,
entiéndase leyes ordinarias, el legislador puede incluir modificaciones e

45 Cfr. Sentencia C-737 de 2006 y C-928 de 2007.


46 Cfr. Las Sentencias C-737 de 2006 y C-928 de 2007, entre otras.

107
introducir regulaciones a la Jurisdicción Penal Militar” 47. Con esa orientación,
en la Sentencia C-399 de 1995, reiterada posteriormente, entre otras, en las
Sentencias C-676 de 2001, C-737 de 2006 y C-084 de 2016, la Corte dejó
claro que ni el artículo 221 Superior ni ninguna otra disposición
constitucional, le han reconocido a los mandatos del Código Penal Militar, una
fuerza normativa especial o consagrado sobre él una especie de “reserva de
código”, de la cual pueda concluirse que sólo a través del mismo es posible
diseñar la estructura de la justicia castrense. En ese entendido, se sostuvo en el
aludido fallo que el objetivo de la Constitución, particularmente a través del
artículo 221, es consagrar un régimen penal especial para juzgar los delitos
cometidos por los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en
relación con el servicio, permitiéndole al legislador regular, mediante leyes
ordinarias, asuntos relativos a esa justicia especial, lo cual no significa que,
necesariamente, las referidas medidas deban encontrarse formalmente
incorporadas en el Código de Justicia Penal Militar. Al respecto, señaló que
“la ley ordinaria puede regular asuntos relativos a la justicia penal militar sin
que tales disposiciones tengan que estar formalmente incorporadas en el texto
del Código Penal Militar”, entendiendo “que esas leyes, aun cuando no se
encuentren formalmente en ese código, pueden modificarlo y adicionarlo, sin
que ello implique ningún vicio de inconstitucionalidad ya que, se reitera, se
trata de normas legales de la misma jerarquía.”

8.24. En lo que hace a la atribución legislativa para regular lo relacionado con


la estructura y funcionamiento de la Justicia Penal Militar, también la Corte ha
señalado “que la misma no es absoluta, en el sentido de que debe ser ejercida
en forma razonable y proporcional, dentro de los parámetros específicos que
sobre la materia fija la propia Constitución, y con plena observancia y respeto
de los principios y derechos consagrados en la Carta Política” 48, precisando,
además, que “[l]a existencia de un régimen especial en materia penal militar
no puede convertirse en una razón que justifique el desconocimiento de la
Constitución y los derechos fundamentales que el Ordenamiento Superior
reconoce a todos los ciudadanos - también a quienes forman parte de la fuerza
pública”49.

9. Contenido de la Ley 1765 de 2015

9.1. Mediante la Ley 1407 del 17 de agosto de 2010, “Por la cual se expide el
Código Penal Militar”, se adoptó para la Justicia Penal Militar, el Sistema
Penal Acusatorio, siguiendo el modelo que opera en la justicia ordinaria a
partir de la Ley 906 de 2004. Tal y como quedó consignado en la exposición
de motivos del proyecto que dio paso a la expedición de la Ley 1765 de 2015,
la implementación del referido sistema en la jurisdicción castrense, responde a
la necesidad inaplazable de armonizar el procedimiento penal con la evolución
del derecho procesal penal a nivel nacional e internacional, bajo los principios
rectores que rigen la administración de justicia y dentro del marco

47 Sentencia C-676 de 2001.


48 Sentencia C-737 de 2006.
49 Sentencia C-178 de 2002, M.P. Manuel José cepeda espinosa.

108
constitucional especial establecido para los miembros de la Fuerza Pública en
servicio activo, acorde con las funciones constitucionales que cumple y la
especificidad de su forma de organización y funcionamiento50.

9.2. Conforme con el objetivo propuesto, la Ley 1407 de 2010, además de


regular lo relacionado con las normas rectoras de la Justicia Penal Militar y
con los delitos de su competencia, fijó los criterios de implementación del
sistema penal acusatorio en esa jurisdicción especializada, concibiendo la
estructura de una Fiscalía General Penal Militar, un Cuerpo Técnico de
Investigación y una defensoría pública de carácter permanente, instituciones
necesarias para garantizar el funcionamiento del nuevo sistema.

9.3. Dentro de ese contexto, tal y como surge de su encabezado, la Ley 1765
de 2015 fue expedida con el fin de reestructurar la Justicia Penal Militar y
Policial, establecer requisitos para el desempeño de sus cargos, implementar la
Fiscalía General Penal Militar y Policial, organizar su administración, gestión,
control, independencia y autonomía, así como fijar lo relacionado con la
evaluación de desempeño de los funcionarios y servidores que la integran.

9.4. De acuerdo con su contenido, la citada ley regula, entonces, no solo


aspectos vinculados al nuevo procedimiento penal especial, sino también
materias de orden administrativo y laboral, relacionadas con la conformación
y funcionamiento de los órganos que hacen parte de esa jurisdicción especial y
con el régimen de personal. Todo ello, dentro del propósito de facilitar la
ejecución del Sistema Penal Acusatorio en la Justicia Penal Militar,
implementado previamente por la Ley 1407 de 2010.

9.5. En ese contexto, la Ley 1765 de 2015 está conformada por 129 artículos,
los cuales a su vez se encuentran distribuidos en IX títulos, organizados de la
siguiente manera:

El título I: trata lo relacionado con la Administración de Justicia Penal


Militar y Policial. De acuerdo con ello, consagra las normas y principios
rectores de la administración de justicia en la Jurisdicción Penal Militar y
Policial (Art. 1), e igualmente, define el ámbito de aplicación de la ley a los
miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro, y al personal
civil o no uniformado que desempeñe cargos en la Justicia Penal Militar y
Policial (Art. 2).

El título II: se refiere a la estructura de la Justica Penal Militar y Policial.


Así, determina la integración de dicha justicia especial (Art. 3); define las
funciones que le corresponde ejercer a la Corte Suprema de Justicia en el
ámbito de la Justicia Penal Militar y Policial, conforme a sus competencias
constitucionales y legales (Art. 4o); establece la sede y conformación del
Tribunal Superior Militar y Policial (Art. 5); implementa el criterio de
unificación de jurisprudencia (Art. 6); crea los juzgados penales militares y

50Cfr. Exposición de motivos del proyecto de ley 085 de 2013 Senado que dio paso a la expedición de la Ley
1765 de 2015. Gaceta del Congreso 710 de 2013, Senado.

109
policiales de conocimiento especializado y de conocimiento, los cuales
seguirán conociendo de los delitos previstos en los Artículos 20 y 171 de la
Ley 1407 de 2010, pero según las nuevas competencias asignadas (Arts. 7, 8 y
9); y dispone una solución en caso de concurrencia de jueces por motivos de
competencia (Art. 10).

El título III: se ocupa sobre los requisitos para el desempeño de los cargos
en la Justicia Penal Militar. Conforme con ello, establece los requisitos
generales y especiales para acceder a los cargos de Magistrado del Tribunal
Superior Militar y Policial, Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento
Especializado, Juez Penal Militar y Policial de Conocimiento, Juez Penal
Militar y Policial de Control de Garantías y Juez Penal Militar y Policial de
Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad (arts. 11, 14, 16, 17 y 18), así
como las inhabilidades y faltas absolutas y temporales (Arts. 12 y 13),
definiendo además cuales cargos son de periodo (art. 15).

El título IV: regula lo relacionado con la Fiscalía General Penal Militar y


Policial. En ese ámbito, implementa la estructura, funciones y competencia de
la Fiscalía General Penal Militar y Policial (Arts. 19, 20 y 21); prevé el
nombramiento del Fiscal General Penal Militar y Policial para un periodo
institucional de 4 años, no prorrogable, al igual que sus requisitos, funciones,
inhabilidades, así como faltas absolutas y temporales (Arts. 22, 23, 24 y 25);
estipula los requisitos generales y específicos para acceder a los cargos de
Fiscal Penal Militar y Policial Delegado ante el Tribunal Superior Militar y
Policial y de Fiscal Penal Militar y Policial Delegado ante los Jueces Penales
Militares y Policiales, así como sus periodos y funciones generales y
especiales (Arts. 26, 27, 28, 29, 30 y 31).

En el mismo Título IV, (Capítulo V) se regulan también aspectos


relacionados con el Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal
Militar y Policial. De acuerdo con ello, establece la composición, funciones,
organización y estructura del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia
Penal Militar y Policial (arts. 32, 33, 42 y 43); al igual que se fijan los
requisitos para acceder a los cargos de Coordinador Nacional y Regional del
Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial, las
funciones de las Coordinaciones Nacional y Regional del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial (arts. 34, 35, 36 y 37); los
requisitos del Personal Profesional y Técnico del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Justicia Penal Militar y Policial (art. 38); se prevé el apoyo
a la Justicia Penal Militar y Policial por parte de las organizaciones que
ejerzan permanente o transitoriamente funciones de policía judicial y del
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, y dispone la
conformación de grupos especiales de investigación cuando sea necesario
(Arts. 39, 40 y 41).

El título V: se refiere a la Administración, Gestión y Control de la Justicia


Penal Militar y Policial. En ese orden, determina la transformación de la
Dirección Ejecutiva de la Justicia Penal Militar del Ministerio de Defensa
Nacional en la Unidad Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y

110
Policial (Art. 44); implementa el objetivo y el patrimonio de la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial (Arts. 45 y 46);
crea un fondo de cuenta que será administrado por la Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial y establece las funciones y
órganos de dirección y administración de dicha unidad (Arts. 47, 48 y 49); fija
la integración y funciones del Consejo Directivo (Arts. 50 y 51); dispone los
requisitos para ocupar el cargo de Director Ejecutivo de la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, y las funciones
de la Dirección Ejecutiva de esa unidad (Arts. 52, 53 y 54). En el mismo
título, se advierte a los servidores públicos de la Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, sobre los regímenes de
inhabilidades, impedimentos, recusaciones y faltas absolutas y temporales que
les resultan aplicables, precisando que son las previstas en la Constitución y la
ley (Arts. 55, 56 y 57); se regula lo relacionado con la investigación
disciplinaria de los servidores públicos de la Justicia Penal Militar y Policial
(Art. 58); se señala que la estructura interna de la Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial será establecida por el Gobierno
Nacional (Art.59); y, finalmente, se crea la Escuela de Justicia Penal Militar y
Policial, como centro de formación de los funcionarios y empleados al
servicio de esa jurisdicción, institución que hace parte de la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial (Arts. 60 y 61).

El título VI: hace mención a la Independencia y Autonomía de la Justicia


Penal Militar y Policial. Acorde con ello, consagra la independencia de la
Justicia Penal Militar y Policial del Mando Institucional de la Fuerza pública
(Art. 62); crea el Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial, bajo
la dependencia de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia penal
Militar y Policial (Art. 63); fija los requisitos que deben reunir los miembros
de la Fuerza Pública para incorporarse e integrarse el Cuerpo Autónomo de la
Justicia Penal Militar y Policial (Arts. 64 y 65); señala que la planta militar y
policial será fijada por el Gobierno nacional (Art. 66); determina las
exigencias de la procedencia y cambio de cuerpo de los miembros de la
Fuerza Pública al Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial
(Arts. 67 y 68). El mismo título, regula lo relacionado con el régimen de
personal aplicable a los miembros de la Fuerza Pública que integran el Cuerpo
Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial, en aspectos tales, como: el
ascenso militar o policial, oportunidad y condiciones para ascender, la
autoridad que realiza el ascenso, la promoción de Oficiales y Generales y de
Insignia, el Comité de Ascensos del Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal
Militar y Policial y sus funciones, los parámetros para recomendar ascensos,
los requisitos especiales para ascender y la extensión de las situaciones
administrativas de carrera especial a los miembros de la Fuerza Pública del
Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial (Arts. 69, 70,
71,72,73,74, 75, 76, 77 y 78). Finalmente, también se ocupa de la formación y
capacitación de los miembros de la Fuerza Pública que integran el Cuerpo
Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial (Arts. 79 y 80); establece el
régimen de terminación de la designación y retiro de los miembros de la
Fuerza Pública que conforman el Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal
Militar y Policial, ya sea por solicitud propia o por incurrir en alguna de las

111
causales de terminación de la designación y retiro, así como sus efectos (Arts.
81, 82, 83 y 84); prevé la evaluación y clasificación de los miembros de la
Fuerza Pública del Cuerpo Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial
(Art. 85); e implementa el régimen disciplinario de los miembros del Cuerpo
Autónomo de la Justicia Penal Militar y Policial, para lo cual, determina la
titularidad de la acción disciplinaria, las faltas disciplinarias, el procedimiento
y las sanciones, y contempla una remisión legal ante la falta de regulación en
este título (Arts. 86, 87 y 88).

El título VII: trata sobre la evaluación de desempeño. Al respecto,


reglamenta y define los criterios para la evaluación de desempeño de los
Jueces Penales Militares y Policiales, los Fiscales Penales Militares y
Policiales Delegados ante los Jueces Penales Militares y Policiales, los
servidores del Cuerpo Técnico de Investigación de la Justicia Penal Militar y
Policial, y de los secretarios y asistentes judiciales (Arts. 89, 90 y 91);
determina que los indicadores aplicables a las evaluaciones de rendimiento,
serán diseñados por los evaluadores y expedidos mediante acto administrativo
por la Dirección Ejecutiva de la Unidad Administrativa Especial (art. 92); y
finalmente, consagra el recurso de reposición como único medio de defensa
contra el resultado de la evaluación de rendimiento de gestión y de apoyo
judicial e investigativo (art. 93).

El Título VIII: contiene disposiciones sobre competencia para el tránsito al


sistema penal acusatorio y para garantizar su plena operatividad en la
jurisdicción especializada. En ese orden, adopta medidas sobre competencia
para el tránsito al sistema penal acusatorio de los procesos en curso (art. 94);
define la competencia de los juzgados de instrucción penal militar, de los
juzgados de primera instancia y fiscalías (arts. 95 y 96); adoptada las medidas
para garantizar la plena operatividad del sistema penal acusatorio en la
jurisdicción especializada (arts. 97 a 110); regula la aplicación del principio de
oportunidad: causales, control judicial en su aplicación, participación de las
víctimas, efectos y reglamentación e (arts. 11 a 114, 117, 118, 120, 121); la
suspensión del procedimiento a prueba y las condiciones a cumplir durante el
periodo de prueba (arts. 115 y 116); y una adición al artículo 277 de la Ley
522 de 1999, en relación con las causales de impedimento aplicables en la
jurisdicción penal especial.

Finalmente, el Título IX: se ocupa del tema referente a otras disposiciones


finales. En ese contexto, adopta medidas relacionadas con la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, en los siguientes
aspectos: definición de competencias en relación con la adopción de las plantas
de personal (art. 122); régimen salarial y prestacional (art. 123); sistema especial
de carrera y clasificación de empleos (art. 124); contratos y convenios vigentes
(art. 125); procesos judiciales, de cobro coactivo y disciplinarios en curso (art.
126); transferencia de bienes, derechos y obligaciones (art. 127); y entrega de
archivos (art. 128). En su último artículo, se refiere a la vigencia de la ley y a las
derogatorias (art. 129).

10. Estudio de los cargos

112
10.1. Cargo contra el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015

10.1.1. Los actores sostienen que el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, al


establecer que dicha ley “se aplicará en lo pertinente, a los miembros de la
Fuerza Pública en servicio activo o en retiro, así como al personal civil o no
uniformado que desempeñe cargos en la Justicia Penal Militar y Policial”,
extiende la competencia de la justicia penal militar más allá del juzgamiento
de miembros de la fuerza pública que cometan delitos en servicio activo y en
relación con el mismo, como es el caso de los militares en retiro y de los
civiles que desempeñan cargos en la Justicia Penal Militar, lo cual desconoce
el principio de independencia judicial y los derechos a la igualdad y al juez
natural, así como también la prohibición constitucional prevista en el artículo
213 Superior, en virtud de la cual, “[e]n ningún caso los civiles podrán ser
investigados o juzgados por la justicia penal militar”.

10.1.2. Un grupo de intervinientes, entre los que se cuenta el Ministerio


Público y las Universidades Libre y Externado, apoyan en este punto la
demanda de inconstitucionalidad, tras considerar que se está facultando a la
Justicia Penal Militar para investigar y juzgar civiles, lo cual está
expresamente prohibido por la Constitución Política. En contra de tal
posición, otro grupo importante de intervinientes, del que forman parte la
Fiscalía General de la Nación y el Ministerio de Defensa Nacional, consideran
que el propósito de la Ley 1765 de 2015 no es extender el fuero penal militar a
los civiles y personal retirado de la fuerza pública, pues en relación con tales
sujetos solo aplican las medidas de carácter laboral y administrativo en ella
previstas.

10.1.3. Como ya fue señalado, frente a la acusación formulada contra el


artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, el problema jurídico que se le plantea a la
Corte es el de determinar si el aparte acusado de la citada norma, desconoce
los principios de igualdad, juez natural e independencia judicial, y la
prohibición prevista en el artículo 213 de la Constitución, por el hecho de
extender el ámbito de aplicación de la referida ley a los militares en retiro y al
personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en la justicia penal
Militar.

10.1.4. Para efectos de dar solución al referido problema jurídico, es


importante recordar las reglas que la jurisprudencia constitucional ha fijado en
torno al marco de competencia de la Justicia Penal Miliar. Según quedó
reseñado en el apartado anterior, a partir de lo dispuesto en el artículo 221 de
la Constitución Política, la Corte ha sostenido que el fuero Penal Militar tiene
un alcance excepcional y restrictivo, limitado al juzgamiento de los miembros
de la fuerza pública en servicio activo por los delitos cometidos y relacionados
con el servicio. Con base en ello, ha dejado en claro que, para que un delito
pueda ser de conocimiento de la Justicia Penal Militar, esto es, de los
tribunales militares o cortes marciales, es necesario que concurran dos
elementos básicos: (i) que el agente pertenezca a la institución castrense y sea

113
miembro activo de ella (elemento subjetivo); y (ii) que el delito cometido
tenga relación directa y próxima con el servicio (elemento funcional).

10.1.5. Sobre esa base, ha precisado igualmente que no le corresponde a la


jurisdicción penal militar, en ningún caso, juzgar a los civiles, ni tampoco a
los miembros de la fuerza pública en retiro. En relación con esto último, la
propia jurisprudencia ha sostenido que la voluntad del Constituyente de 1991,
plasmada a través del artículo 213 de la Carta, fue, precisamente, la de sustraer
a los civiles del ámbito de la Justicia Penal Militar, razón por la cual procedió
a prohibir tal posibilidad, inclusive, en las situaciones más extremas como lo
son los estados de excepción. Ello, tras consagrar expresamente en el citado
artículo 213 de la Carta, en el que se regula la declaratoria del Estado de
Conmoción Interior, que: “[e]n ningún caso los civiles podrán ser
investigados o juzgados por la justicia penal militar”.

10.1.6. Siendo ello así, entiende la Corte que el artículo 2 de la Ley 1765 de
2015, estaría desconociendo los principios de igualdad, juez natural e
independencia judicial, así como la prohibición prevista en el artículo 213
Superior, si se establece que, en realidad, el objetivo de la referida disposición
es permitir que la jurisdicción Penal Militar y Policial juzgue a los miembros
de la Fuerza Pública en retiro y al personal civil o no uniformado que
desempeña cargos en dicha jurisdicción. Tal violación se presentaría, en razón
a que la norma estaría ampliando indebidamente la cláusula de competencia,
excepcional y restrictiva, reconocida por la propia Constitución Política a la
Justicia Penal Militar y Policial,

10.1.7. Al respecto, resulta relevante recordar que, conforme surge de su


propio encabezado, la Ley 1765 de 2015 fue expedida con el fin de
reestructurar la Justicia Penal Militar y Policial, establecer requisitos para el
desempeño de sus cargos, implementar la Fiscalía General Penal Militar y
Policial, organizar su administración, gestión, control, independencia y
autonomía, así como fijar lo relacionado con la evaluación de desempeño de
los funcionarios y servidores que la integran. En ese contexto, la citada ley no
se limita a regular aspectos relacionados con el procedimiento penal especial,
sino que también adopta medidas de orden administrativo y laboral,
relacionadas con la conformación y funcionamiento de los órganos que hacen
parte de esa jurisdicción especial y con el régimen de personal. Todo ello,
dentro del propósito de facilitar la ejecución del Sistema Penal Acusatorio al
interior de la Justicia Penal Militar, implementado previamente por la Ley
1407 de 2010.

10.1.8. Acorde con el objetivo de la Ley 1765 de 2015, el artículo 2 del


referido ordenamiento se ocupa de definir su ámbito de aplicación en los
siguientes términos: “[l]a presente ley se aplicará en lo pertinente, a los
miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro, así como al
personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en la Justicia Penal
Militar y Policial”. La misma norma prevé en el inciso segundo que: “[l]os
artículos que modifican, adicionan o derogan disposiciones de carácter penal
militar, se aplicarán exclusivamente a miembros de la Fuerza Pública en los

114
términos del artículo 221 de la Constitución Política. En ningún caso se
aplicarán a los civiles”.

10.1.9. En punto al contenido del artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, no


advierte la Corte que en él se consagre de manera expresa una adscripción de
competencia en favor de la Justicia Penal Militar para investigar y juzgar a los
miembros de la Fuerza Pública en retiro y al personal civil o no uniformado
que desempeña cargos en dicha jurisdicción especial, pues lo que dispone la
norma en relación con tales sujetos es que la ley se les “aplicará en lo
pertinente”.

10.1.10. En ese sentido, no considera la Corte que la intención del Legislador


haya sido la de ampliar la competencia de la Justicia Penal Militar, al
juzgamiento de los miembros de la Fuerza Pública en retiro y al personal civil
o no uniformado que desempeñen cargos en dicha jurisdicción especial. Aun
cuando es cierto que la norma acusada hace extensiva la aplicación de la Ley
1765 de 2015 al personal en retiro de la Fuerza Pública y a los civiles, una
interpretación histórica y sistemática de la misma disposición permite advertir
que el sentido de la medida es que la aplicación de la ley a tal grupo de
sujetos solo tiene lugar en relación con las medidas de carácter laboral y
administrativo en ella previstas y que están relacionadas con el adecuado
funcionamiento de la Justicia Penal Militar.

10.1.11. La Corte51 ha señalado que el juez constitucional puede acudir a los


diversos métodos de interpretación, entre ellos al histórico y al sistemático,
para basarse en referentes objetivos, con el fin determinar el significado y
alcance de una norma. Sobre la interpretación histórica, ha expresado que la
misma consiste en analizar las propuestas y los debates que se dieron en el
proceso de formación de las leyes para reconstruir de esta manera la intención
aproximada del órgano legislativo con su expedición. Tratándose del método
sistemático de interpretación, por su intermedio se busca averiguar el
significado de las normas a través del entendimiento del ordenamiento
jurídico como un todo, que se deriva de la comparación del precepto objeto de
interpretación con la norma o normas en las que se integra.

10.1.12. Así, se tiene que en la exposición de motivos del proyecto que dio
paso a la expedición de la Ley 1765 de 2015, se hizo expresa referencia al
ámbito de aplicación de la Justicia Penal Militar, destacado su carácter
especial y excepcional. Al respecto, se explicó que: “[l]a Justicia
Penal Militar o Policial encuentra su principal justificación en la voluntad
del Constituyente a lo largo de la historia de nuestro país, al crearla como
una jurisdicción especializada y excepcional, que investiga y juzga conductas
delictivas cometidas por miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y
en relación directa con el servicio”, razón por la cual “la Justicia
Penal Militar constituye una excepción a la regla general de competencia que
tiene la jurisdicción ordinaria, indicando que este tratamiento particular que
51 Sobre el tema se pueden consultar, entre otras, las Sentencias C-032 de 1999, C-415 de 2002, C-1200 de
2003 y C-574 de 2011.

115
se despliega tanto a nivel sustancial como procedimental, encuentra
justificación en el hecho que las conductas ilícitas sometidas a su
consideración, están estrechamente vinculadas con el ejercicio de la función,
ya que los sujetos activos que incurren en ellas, están subordinados a reglas
de comportamiento disímiles a las de la vida civil”52.

10.1.13. Acorde con dicho criterio, en el informe de ponencia para primer


debate en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, al proyecto de
ley que posteriormente se convirtió en la Ley 1765 de 2015, si bien se
reconoció que el ámbito de aplicación de la ley estaba “dispuesto para los
miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro, así como para el
personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en la justicia penal
militar o Policial a lo largo del territorio nacional” 53, también se delimito
dicho ámbito de aplicación tratándose del personal civil y en retiro que
desempeña cargos en la Justicia Penal Militar, en el sentido de sostener que la
ley solo les resultaba oponible en lo relativo a las disposiciones de carácter
laboral y administrativo, y en ningún caso en lo relacionado con el fuero penal
militar. Sobre el particular, se dijo en el referido informe: “El Título I del
proyecto se refiere al ámbito de su aplicación, incluyendo al personal
administrativo de la Unidad en que se transforma la actual dirección y al
civil, uniformado y no uniformado que desempeñe cargos en la Justicia
Penal Militar y Policial, abarcando a todos los servidores públicos que
hagan parte de la Jurisdicción Especializada. Ello, en lo relativo a
disposiciones de carácter laboral y administrativo, mas no al Fuero Penal,
de aplicación restringida en los términos del artículo 213 de la Constitución
Política”54. (Negrillas y subrayas fuera de texto original).

10.1.14. En plena correspondencia con lo anterior, al explicar el alcance del


artículo 2, en el que se define el ámbito de aplicación de la ley, se precisó en
dicho informe de ponencia que: “El artículo 2° establece que la ley se
aplicará a los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro,
así como al personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en la
Justicia Penal Militar y Policial; lo anterior tiene fundamento en que el
proyecto de ley establece una serie de disposiciones relativas a la adopción
de las plantas de personal de la Unidad Administrativa Especial de la
Justicia Penal Militar y Policial, la incorporación del personal que viene
prestando sus servicios, la conservación del régimen prestacional aplicable
a los servidores públicos civiles que desempeñen cargos en la actual
Dirección Ejecutiva de la Justicia Penal Militar y que se incorporen a
cargos de la planta de personal de la Unidad y su sistema especial de

52 Cfr. Exposición de motivos del proyecto de ley 210 de 2014 Cámara - 085 de 2013 Senado, que dio paso
a la expedición de la Ley 1765 de 2015. Gaceta del Congreso 710 de 2013, Senado.
53 Informe de ponencia para primer debate en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes al
proyecto de ley 210 de 2014 Cámara, 85 de 2013 Senado. Gaceta del Congreso 644 de 2014.
54 Informe de ponencia para primer debate en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes al
proyecto de ley 210 de 2014 Cámara, 85 de 2013 Senado. Gaceta del Congreso 644 de 2014.

116
carrera y clasificación de empleos”55. (Negrillas y subrayas fuera de texto
original).

10.1.15. Seguidamente, en el informe para primer debate también se hizo la


siguiente aclaración: “Ahora bien, es de aclarar que el Fuero Penal Militar
no se extiende a funcionarios civiles, pues se requiere como requisito para su
operación la existencia de un factor subjetivo, según el cual quien cometa la
conducta debe ser para el momento de la comisión de los hechos un
miembro de la Fuerza Pública en servicio activo, de manera tal que con ello
se excluye automáticamente a quienes no ostenten tal calidad, bien sea
porque ya se encuentren en uso de buen retiro o porque nunca hayan
pertenecido a las Fuerzas. Adicionalmente el último inciso del artículo 213
de la Constitución establece que en ningún caso los funcionarios o
empleados civiles de la justicia penal militar pueden ser investigados o
juzgados por la jurisdicción especializada”56.

10.1.16. De igual manera, durante el segundo debate ante la Plenaria de la


Cámara de Representantes, los ponentes del proyecto explicaron que el
propósito del mismo era extender su ámbito de aplicación a los servidores
públicos que hacen parte de la jurisdicción especializada, entre los que se
cuentan los militares en retiro y el personal civil que desempeñe cargos en la
justicia penal Militar, pero solo en lo relativo a las disposiciones de carácter
laboral y administrativo. Sobre el particular, se expresó: “El proyecto
estructurado por Títulos, se refiere en el primero de ellos al ámbito de su
aplicación abarcando los servidores públicos que hagan parte de la
Jurisdicción Especializada, en lo relativo a disposiciones de carácter
laboral-administrativo”57. (Negrillas y subrayas fuera de texto).

10.1.17. En esa misma instancia legislativa, también se hizo referencia a los


apartes del proyecto que se ocupaban de los temas administrativos y laborales
relacionados con la implementación del sistema acusatorio en la Justicia Penal
Militar. Al respecto, en el informe de ponencia para segundo debate se dijo:
“De la parte administrativa, se ocupa el título quinto del proyecto que se
refiere a la Administración, Gestión y Control de la Justicia Penal Militar y
Policial, mereciendo especial mención la transformación de la actual
Dirección Ejecutiva de la Justicia Penal Militar en Unidad Administrativa
Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, con autonomía administrativa
y financiera, personería Jurídica y patrimonio propio, adscrita al Ministerio
de Defensa Nacional, cuyo objetivo primordial, es la organización y
funcionamiento eficiente de la Jurisdicción Especializada. Así mismo en este
título se le da creación legal a la Escuela de Justicia Penal Militar y Policial
dentro de la Unidad Administrativa Especial, como centro de formación
inicial y continuada de funcionarios y empleados al servicio de la Justicia

55 Informe de ponencia para primer debate en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes al


proyecto de ley 210 de 2014 Cámara, 85 de 2013 Senado. Gaceta del Congreso 644 de 2014.
56Informe de ponencia para primer debate en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes al
proyecto de ley 210 de 2014 Cámara, 85 de 2013 Senado. Gaceta del Congreso 644 de 2014.
57 Informe de ponencia para segundo debate en la Plenaria de la Cámara de Representantes al proyecto de
ley 210 de 2014 Cámara, 85 de 2013 Senado. Gaceta del Congreso 314 de 2015.

117
Penal Militar y Policial. (…) Por último el título noveno consagra
disposiciones relativas a la adopción por el Gobierno Nacional de las
plantas de personal de la Unidad Administrativa Especial de la Justicia
Penal Militar y Policial, la incorporación del personal que viene prestando
sus servicios en la Dirección Ejecutiva de la Justicia Penal Militar; la
conservación del régimen prestacional aplicable a los servidores públicos
civiles que desempeñen cargos en la actual Dirección Ejecutiva de la
Justicia Penal Militar y que se incorporen a cargos de la planta de personal
de la Unidad Administrativa Especial; el sistema especial de carrera y
clasificación de empleos de la Unidad Administrativa, estableciendo que se
regirá por lo señalado en el Decreto-ley 091 de 2007 y los que lo modifiquen
o sustituyan.”58

10.1.18. En consecuencia, del proceso de adopción de la Ley 1765 de 2015, y


en particular de su artículo 2, se infiere que la intención del legislador al
definir el campo de aplicación de la citada ley, no fue la de extender
indiscriminadamente la competencia de la Justicia Penal Militar y Policial al
juzgamiento de los miembros de la Fuerza Pública en retiro ni a los civiles que
desempeñen cargos en dicha jurisdicción especial. Por el contrario, haciendo
claridad sobe el carácter especial, excepcional y restringido del fuero penal
militar, en el curso de los debates se dejó establecido que la extensión de la
ley en favor de militares y policías en retiro y de los civiles, solo tenía lugar
respecto de las medidas administrativas y laborales allí adoptadas, en cuanto
las mismas les fueran aplicables por razón de su vinculación a la planta de
personal de los órganos de la Justicia Penal Militar y Policial. Esto sin
perjuicio de que corresponda a la justicia penal militar el juzgamiento de las
conductas cometidas por miembros de la fuerza pública en servicio activo y en
relación con el mismo servicio, no obstante que con posterioridad se haya
retirado del servicio.

10.1.19. El mencionado propósito quedo consignado en el propio artículo 2 de


la mencionada Ley 1765 de 2015. Inicialmente, con la inclusión en su inciso
primero de la expresión “en lo pertinente”, a través de la cual se hace
manifiesta la intención del legislador de no aplicar la totalidad e integridad de
la ley a los miembros de la Fuerza Pública en retiro ni a los civiles que
desempeñen cargos en dicha jurisdicción especial, sino solo aquellos aspectos
relacionados con los asuntos administrativos y laborales. Esto último, surge
también de lo previsto en inciso segundo de la propia preceptiva acusada, en la
que se dispone que: “[l]os artículos que modifican, adicionan o derogan
disposiciones de carácter penal militar, se aplicarán exclusivamente a
miembros de la Fuerza Pública en los términos del artículo 221 de la
Constitución Política”, y se aclara que: “[e]n ningún caso se aplicarán a los
civiles”. Por tanto, una lectura integral del artículo 2 de la Ley 1765 de 2015,
en particular frente a la expresión “en lo pertinente” y al contenido del inciso
segundo, no deja duda sobre el interés del legislador de excluir a los civiles de
la aplicación de las normas de la Ley 1765 de 2015, que se refieran a asuntos
58 Informe de ponencia para segundo debate en la Plenaria de la Cámara de Representantes al proyecto de
ley 210 de 2014 Cámara, 85 de 2013 Senado. Gaceta del Congreso 314 de 2015.

118
relacionados con la investigación y juzgamiento de los delitos de competencia
de la Justicia Penal Militar y de los sujetos sometidos a dicha jurisdicción, en
los términos del artículo 221 de la Carta Política.

10.1.20. En ese mismo contexto, el alcance reconocido al artículo 2, surge


también de una interpretación sistemática de la Ley 1765 de 2015, pues,
conforme se anotó en el apartado anterior, y quedo expresado en los
antecedentes legislativos, del encabezado y del contenido de la citada ley, se
puede advertir que la misma no se limita regular aspectos relacionados con el
procedimiento penal especial, sino que también regula materias de orden
administrativo y laboral, vinculadas con la conformación y funcionamiento de
los órganos que hacen parte de esa jurisdicción especial y con el régimen de
personal, aplicable a los miembros de la Fuerza Pública en retiro y al personal
civil o no uniformado que desempeñe o aspire a desempeñar cargos en la
Justicia Penal Militar y Policial.

10.1.21. Ciertamente, como ya ha sido señalado, considerando que el objetivo


de la Ley 1765 de 2015, definido en su título, es el de “reestructurar la
Justicia Penal Militar y Policial”, algunos de los títulos en que se organiza la
citada ley, contienen medidas de carácter administrativo y laboral, dirigidas a
garantizar el funcionamiento de la Justicia Penal Militar. Con ese propósito se
pueden citar, entre otros, los siguientes títulos, a los que se hizo expresa
referencia en el apartado anterior: El título III, que regula situaciones de
naturaleza administrativa y laboral, como es la relacionada con los requisitos
generales y especiales para acceder a los cargos de la Justicia Penal Militar y
Policial, las inhabilidades y faltas absolutas y temporales. El título IV, que en
la misma dinámica del título anterior, regula aspectos administrativos y
laborales en materias relacionadas con los requisitos para acceder a cargos de
la Fiscalía General Militar y Policial y del Cuerpo Técnico de Investigación de
la justicia Penal Militar y policial. El título V, que se ocupa de aspectos
concernientes a la Administración, Gestión y Control de la Justicia Penal
Militar y Policial, y cuyo objetivo es el de “organizar los recursos humanos,
financieros, presupuestales, tecnológicos y logísticos dentro de esa
jurisdicción”59. Con ese propósito, se dispone en las normas de dicho título la
transformación de la Dirección Ejecutiva de la Justicia Penal Militar del
Ministerio de Defensa Nacional en la Unidad Administrativa Especial de la
Justicia Penal Militar y Policial, y se adoptan las medidas necesarias para su
organización y funcionamiento. El título VII, que regula aspectos de
naturaleza administrativa en el tema de la evaluación de desempeño, y cuya
finalidad es la de reglamentar y definir los criterios para la evaluación de
desempeño de los funcionarios y empleados de la Justicia Penal Militar y
Policial. Y el Título IX, que trata sobre las disposiciones finales, en el que se
adoptan medidas administrativas y laborales, relacionadas con la Unidad
Administrativa Especial de la Justicia Penal Militar y Policial, en aspectos
como: la definición de competencias en relación con la adopción de las plantas

59 Exposición de motivos del proyecto de ley 085 de 2013 Senado que dio paso a la expedición de la Ley
1765 de 2015. Gaceta del Congreso 710 de 2013, Senado.

119
de personal, régimen salarial y prestacional, sistema especial de carrera y
clasificación de empleos.

10.1.22. De acuerdo con lo expuesto, la Sala encuentra que en la formulación


del cargo, tanto los demandantes como el grupo de intervinientes que avalan la
acusación, parten de reconocerle a la norma acusada un alcance que no es el
que surge directamente de su texto, y que tampoco es acorde con el sentido de
la ley a la que se integra.

10.1.23. Para la Corte, es claro que el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015 no


desconoce el principio de independencia judicial, ni los derechos a la igualdad
y al juez natural, ni la prohibición de investigar o juzgar civiles por la justicia
penal militar. Ello, teniendo en cuenta que, a partir de una interpretación
histórica y sistemática de la norma acusada, el sentido de la misma no es
extender el fuero penal militar a los miembros de la Fuerza Pública en retiro y
al personal civil o no uniformado que desempeña cargos en dicha jurisdicción
especial, sino permitir la aplicación de los mandatos de dicha ley a ese grupo
de sujetos solo en relación con las medidas de carácter laboral y
administrativo en ella previstas y que están relacionadas con el adecuado
funcionamiento de la Justicia Penal Militar. Las cuales, a su vez, se predican
de los miembros de la Fuerza Pública en retiro y del personal civil o no
uniformado, en la medida que, por expresa disposición constitucional y legal,
tales sujetos pueden desempeñar cargos en la Justicia Penal Militar y Policial.

10.1.24. Dicha interpretación no solo se ajusta al espíritu y contenido de la


Ley 1765 de 2015, sino que también resulta acorde con los mandatos del
Código Penal Militar y Policial, contenido en la Ley 1407 de 2010, el cual, de
conformidad con lo previsto en los artículos 213 y 221 de la Carta Política,
define el alcance del Fuero Penal Militar y, por tanto, la competencia de la
Justicia Penal Militar, de la siguiente manera: (i) en el artículo primero, al
consagrar que: “[d]e los delitos cometidos por los miembros de la Fuerza
Pública en servicio activo, y en relación con el mismo servicio, conocerán las
Cortes Marciales o los Tribunales Militares, con arreglo a las disposiciones
de este Código. Tales Cortes o Tribunales estarán integrados por miembros
de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro”; (ii) en el artículo
segundo, al disponer que: “[s]on delitos relacionados con el servicio aquellos
cometidos por los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo dentro o
fuera del territorio nacional, cuando los mismos se deriven directamente de
la función militar o policial que la Constitución, la ley y los reglamentos les
ha asignado”; (iii) en el artículo cuarto, al definir que “[l]a Fuerza Pública
estará integrada en forma exclusiva por las Fuerzas Militares y la Policía
Nacional”; y (iv) en el artículo quinto, al prever que: “[e]n ningún caso los
civiles podrán ser investigados o juzgados por la justicia penal militar”.

10.1.25. Por otra parte, para la Corte es claro que si bien, en los términos que
se han señalado, los miembros de la fuerza pública en retiro, solo son
destinatarios de la Ley 1765 de 2015 en sus aspectos administrativos y
laborales, sin que en su actual condición estén amparados por, o les resulte

120
aplicable, el fuero penal militar, tal fuero sí se predica de las conductas
delictivas en las que hubiesen incurrido cuando se encontraban en servicio
activo y en relación con el mismo servicio, en los términos del artículo 221 de
la Constitución Política.

10.1.26. Ahora bien, aun cuando es claro que, conforme a una interpretación
histórica y sistemática de la norma acusada, el sentido de la misma no es
ampliar el fuero penal militar más allá de los delitos cometidos por los
miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con el mismo
servicio, no obstante que después hayan hecho uso de buen retiro, la Corte
encuentra necesario condicionar la exequibilidad del artículo 2 de la Ley 1765
de 2015, con el propósito de impedir que se promuevan interpretaciones
contrarias a la Constitución a través de las cuales se busque extender la
competencia de la Justicia Penal Militar y Policial a los miembros de la
Fuerza Pública en retiro y al persona civil o no uniformado.

10.1.27. En punto a este último aspecto, cabe reiterar que, de acuerdo con lo
previsto en el artículo 221 de la Carta Política, los miembros de la Fuerza
Pública en retiro solo pueden someterse a la Justicia Penal Militar y Policial
por delitos cometidos durante el servicio y en relación con el mismo. De igual
manera, el artículo 213 del mismo ordenamiento Superior prohíbe la
investigación y el juzgamiento de civiles por parte de la Justicia Penal Militar
y Policial. En consecuencia, como se ha explicado, los mandatos de la Ley
1765 de 2015 le resultan aplicables a los miembros de la Fuerza Pública en
retiro y el personal civil no uniformado vinculado a la justicia penal militar,
únicamente, en relación con las medidas de carácter laboral y administrativo
en ella previstas, en cuanto las mismas les sean exigibles por razón de su
vinculación a la planta de personal de los órganos de la Justicia Penal Militar
y Policial.

10.1.28. Sobre esa base, en la parte resolutiva del presente fallo, se procederá
a declarar la exequibilidad de la expresión “La presente ley se aplicará en lo
pertinente, a los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro,
así como al personal civil o no uniformado que desempeñe cargos en la
Justicia Penal Militar y Policial”, contenida en el artículo 2 de la Ley 1765
de 2015, en el entendido que la competencia de la Justicia Penal Militar y
Policial se circunscribe únicamente al juzgamiento de los delitos cometidos
por los miembros de la fuerza pública en servicio activo y en relación con el
mismo servicio -no obstante que con posterioridad se hayan retirado del
servicio-, con lo cual, la Ley 1765 de 2015 aplica a los miembros de la Fuerza
Pública en retiro y al personal civil o no uniformado solo en relación con las
medidas de carácter laboral y administrativo en ella previstas, en cuanto las
mismas les sean exigibles por razón de su vinculación a la planta de personal
de los órganos de la Justicia Penal Militar y Policial.

10.2. Cargos contra los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015

10.2.1. Según sostienen los demandantes, los artículos 109 y 110 de la Ley
1765 de 2015, al consagrar para la Justicia Penal Militar formas de

121
terminación anticipada del proceso que son propias de la justicia ordinaria,
particularmente en la modalidad de preacuerdos y negociaciones, violan los
derechos de las víctimas y, por esa vía, los artículos 1, 2, 29, 228 y 229 de la
Constitución Política y los tratados internacionales de derechos humanos.
Según su entender la aludida violación se produce por las siguientes razones:
(i) porque se “están tomando atribuciones que según el artículo 250 superior
le corresponden exclusivamente a la Fiscalía General de la Nación, quien
está obligada a adelantar el ejercicio de la acción penal y a realizar la
investigación de los hechos que revistan las características de un delito”;(ii)
porque se genera como consecuencia directa la terminación del proceso de
juzgamiento y por consiguiente la cesación de la investigación de las faltas
cometidas contra las víctimas y (iii) porque en la aplicación de las formas de
terminación anticipada del proceso no se permite la participación activa de las
víctimas.

10.2.2. Los intervinientes que se pronunciaron sobre este cargo, entre los que
se encuentran el Ministerio Público, la Fiscalía General de la Nación, el
Ministerio de Defensa Nacional y la Universidad Externado de Colombia, aun
cuando consideran que la formas de terminación anticipada del proceso
previstas para la Justicia Penal Militar no son contrarias a la Constitución,
coinciden en solicitarle a la Corte que condicione la exequibilidad de los
artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015, de la misma manera en que se
hizo en la Sentencia C-516 de 2007, en relación con el derecho de
participación de las víctimas en la celebración de preacuerdos y acuerdos.

10.2.3. Conforme se mencionó anteriormente, en relación con la acusación


formulada contra los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015, el problema
jurídico que se le plantea a la Corte es el de determinar si tales disposiciones
contrarían el artículo 250 Superior, y los derechos de las víctimas a la verdad,
a la justicia y a la reparación, al promover, en los procesos de competencia de
la justicia penal militar, la posibilidad de llevar a cabo, como formas de
terminación del proceso, preacuerdos y negociaciones entre el imputado o
acusado y el fiscal.

10.2.4. Para resolver el anterior cuestionamiento, la Corte considera necesario


abordar los siguientes temas jurídicos: (i) se recordaran las reglas
jurisprudenciales referentes a la libertad de configuración legislativa en
materia de la estructura y funcionamiento de la Justicia Penal Militar; (ii) se
reiterará la jurisprudencia constitucional en materia de formas de terminación
anticipada del proceso penal, en particular, frente a los acuerdos y
preacuerdos; (iii) también se explicará la posición de la jurisprudencia en
relación con la participación de las víctimas en la instancia de los preacuerdos
y negociaciones; (iv) se hará mención del contenido y alcance de las normas
acusadas y se procederá a resolver el cargo evaluando la constitucionalidad de
las normas impugnadas.

10.2.5. La libertad de configuración legislativa en la definición de la


estructura y funcionamiento de la Justicia Penal Militar

122
10.2.5.1. Tal y como explicado en el apartado 6 de las consideraciones de esta
sentencia, la jurisprudencia constitucional, atendiendo a lo previsto en los
artículos 125, 150-1-2-23, 217, 218 y 221 de la Constitución Política, ha
dejado sentado que todo lo relacionado con la estructura y funcionamiento de
la Justicia Penal Militar es materia reservada al legislador, quien para el efecto
goza de un amplio margen de configuración normativa para regular, entre
otros aspectos, el procedimiento que debe seguirse para definir la
responsabilidad, y, en general, todo lo relacionado con los órganos de justicia
que integran esa jurisdicción y con su régimen de personal, incluyendo lo
referente a la creación y supresión de cargos, la forma de provisión,
permanencia y retiro, y la fijación de los requisitos y calidades requeridas para
el ejercicio de los mismos.

10.2.5.2. También ha precisado al respecto, que la cláusula de competencia


para regular todo lo relacionado con la estructura y funcionamiento de la
Justicia Penal Militar, no es absoluta, razón por la cual debe ser ejercida en
forma razonable y proporcional, dentro de los parámetros específicos que
sobre la materia fija la propia Constitución, y con plena observancia y respeto
de los principios y derechos consagrados en la Carta Política.

10.2.5.3. En punto a este último aspecto, la jurisprudencia constitucional ha


puesto de presente que, aun cuando orgánicamente la justicia Penal Militar no
hace parte de la estructura de la Rama Judicial, le resultan igualmente
aplicables a dicha jurisdicción especial, todas aquellas garantías que
conforman la noción de debido proceso, y los principios constitucionales que
rigen la administración de justicia, sin perjuicio de las diferencias que
legítimamente puedan existir entre ambas jurisdicciones en otros campos. Al
respecto, ha precisado que entre la jurisdicción penal ordinaria y la penal
militar no se concibe un trato diferenciado en tratándose de asuntos como el
sometimiento del juez a la ley, el respeto por el debido proceso y los
principios de imparcialidad, independencia y autonomía judiciales, en la
medida que éstos son fundamentos connaturales a la función de administrar
justicia que ambas jurisdicciones comparten. No obstante, sí puede el
legislador disponer regulaciones diferentes, por ejemplo, en aspectos tales
como la organización y estructura de cada jurisdicción, el procedimiento que
debe respetarse en los juicios correspondientes y el juzgamiento de los delitos
de competencia de cada una.

10.2.5.4. Lo anterior, sin perjuicio de que también el legislador, dentro del


margen de configuración normativa de que dispone, pueda introducir
instituciones jurídicas propias del sistema penal acusatorio ordinario a la
Justicia Penal Militar, precisamente, sobre la base de la adopción e
implementación del sistema acusatorio en esa jurisdicción especial, a partir de
la expedición de la Ley 1407 del 17 de agosto de 2010, “Por la cual se expide
el Código Penal Militar”.

10.2.6. Formas de terminación anticipada del proceso penal.


Jurisprudencia constitucional en relación con los preacuerdos y las
negociaciones

123
10.2.6.1. La jurisprudencia constitucional ha examinado en distintas
oportunidades el tema de los preacuerdos y las negociaciones, como formas
de terminación anticipada del proceso penal. Las principales decisiones sobre
la materia, tanto en el campo del control abstracto de constitucionalidad,
como en sede de revisión de tutela, han tenido lugar con posterioridad a la
expedición del artículo 2 del Acto Legislativo 03 de 2002, mediante el cual se
modificó el artículo 250 de la Constitución Política y se adoptó el sistema
penal acusatorio en la jurisdicción penal ordinaria.

10.2.6.2. Entre los pronunciamientos más destacados se pueden citar las


Sentencias C-1260 de 2005, C-516 de 2007, T-794 de 2007 y C-059 de 2010,
donde la Corte ha estudiado con detenimiento lo referente a la institución de
las formas de terminación anticipada del proceso, a partir de su configuración
legal y con fundamento en las disposiciones superiores, dogmáticas y
orgánicas, que guardan relación con la materia y que, a su vez, sirven de
parámetro de control para determinar si las reglas operativas fijadas por el
legislador se ajusten a la constitución.

10.2.6.3. Precisamente, en la Sentencia T-966 de 2006, una de las primeras


decisiones sobre la materia, la Corte se refirió a las formas de terminación
anticipada del proceso, destacando que en el “nuevo estatuto procesal penal,
Ley 906 de 2004, se contempla la terminación anticipada del proceso, prevista
bajo dos modalidades, las cuales permiten la imposición de sentencia
condenatoria sin el agotamiento total del debate penal, y que ellas se
encuentran perfectamente diferenciadas en su estructura, consecuencias y
objetivos político criminales. Son ellas, (1) el consenso o aceptación de
responsabilidad a través de los preacuerdos y negociaciones entre fiscal y
procesado y (2) el allanamiento o aceptación unilateral de los cargos…”. En
la misma decisión, explicó el alcance de las aludidas formas de terminación
anticipada, señalando que: “[e]n el primer caso [el de los preacuerdos y
negociaciones] se trata de verdaderas formas de negociación entre el fiscal y
el procesado, respecto de los cargos y sus consecuencias punitivas, las cuales
demandan consenso. En el segundo caso, [el del allanamiento o aceptación de
cargos] el presupuesto es la aceptación de los cargos por parte del procesado,
es decir que no existe transacción y en consecuencia no requiere consenso”.

10.2.6.4. De igual manera, en la Sentencias C-1260 de 2005, reiterada


posteriormente en la Sentencia C-059 de 2010, la Corte aclaró que la
institucionalización per se de los preacuerdos y negociaciones dentro del
proceso penal, y su regulación por parte del legislador, no resulta contrario a
la Constitución Política y, por tanto, no viola las garantías constitucionales del
debido proceso. En ese sentido, precisó en el fallo que: “la posibilidad de
renunciar a un juicio público, oral, mediante la celebración de acuerdos entre
la fiscalía y el imputado, así como la aceptación de la culpabilidad al inicio
del juicio por parte del acusado, no viola las garantías constitucionales propias
del debido proceso, en la medida en que debe surtir el control de legalidad del
juez correspondiente y deben ser aprobados por el juez de conocimiento,
verificándose la no violación de derechos fundamentales y el cumplimiento

124
del debido proceso, y que se trata de una decisión libre, consciente,
voluntaria, debidamente informada, asesorada por la defensa, para lo cual es
imprescindible el interrogatorio personal del imputado o procesado así como
que se actuó en presencia del defensor”. En complemento de lo anterior, la
misma sentencia destacó que el debido proceso se respeta “por cuanto
aceptado por el procesado los hechos materia de la investigación y su
responsabilidad como autor o partícipe, y existiendo en el procesos además
suficientes elementos de juicio para dictar sentencia condenatoria, se hace
innecesario el agotamiento de todas y cada una de las etapas del proceso, por
lo que procede dictar el fallo sin haberse agotado todo el procedimiento, a fin
de otorgar pronta y cumplida justicia, sin dilaciones injustificadas, según así
también se consagra en el artículo 29 de la Constitución”.

10.2.6.5. En punto al alcance y características de los preacuerdos y


negociaciones, uno de los pronunciamientos de mayor relevancia tuvo lugar
en la Sentencia C-516 de 2007, donde la Corte llevó a cabo el estudio de
constitucionalidad de los artículos 348, 350, 351 y 352 del Código de
Procedimiento Penal (Ley 906 de 2004), los cuales se ocupan de regular,
precisamente, lo relacionado con los “Preacuerdos y Negociaciones entre la
Fiscalía y el imputado o acusado”. En la mencionada decisión, la Corte se
refirió a los preacuerdos y negociaciones, desde el punto de vista de su
naturaleza, finalidad, objeto, oportunidad, niveles de intervención de los
actores procesales, consecuencias procesales y controles, fijando las
siguientes reglas:

- los preacuerdos y las negociaciones representan una vía judicial


encaminada a la simplificación de los procesos mediante la supresión
parcial o total del debate probatorio y argumentativo como producto del
consenso entre las partes del proceso.

- Los procesos simplificados a partir de los preacuerdos y las


negociaciones entre las partes involucradas, no son expresión de una
renuncia al poder punitivo del Estado, pues los mismos están guiados
por el propósito de resolver de manera más expedita el conflicto penal
mediante la aceptación, por parte del imputado o acusado de hechos
que tengan relevancia frente a la ley penal y su renuncia libre,
voluntaria e informada, al juicio oral y público, a cambio de un
tratamiento jurídico y punitivo menos severo por parte del órgano
jurisdiccional.

- Los preacuerdos y negociaciones no incorporan el ejercicio de


un poder dispositivo sobre la acción penal, sino la búsqueda, a través
del consenso, de alternativas que permitan anticipar o abreviar el
ejercicio de la acción penal.

- La justicia consensuada, basada en los preacuerdos y las


negociaciones, debe estar asistida por unas finalidades como son la
de: “(i) humanizar la actuación procesal y la pena; (ii) la eficacia del
sistema reflejada en la obtención pronta y cumplida

125
justicia; (iii) propugnar por la solución de los conflictos sociales que
genera el delito;(iv) propiciar la reparación integral de los perjuicios
ocasionados con el injusto; (v) promover la participación del imputado
en la definición de su caso…”.

- Los preacuerdos pueden promoverse, en una primera


oportunidad, desde la audiencia de formulación de imputación y hasta
antes de ser presentado el escrito de acusación. Así mismo, una vez
presentada la acusación y hasta el momento en que sea interrogado el
acusado en el juicio oral para que fije una oposición sobre su
responsabilidad, el fiscal y el acusado podrán realizar preacuerdos.

- El objeto sobre el cual recae el preacuerdo son los hechos


imputados y sus consecuencias, y por su intermedio se busca “que el
imputado o acusado se declare culpable del delito que se le atribuye, o
de uno relacionado de pena menor, a cambio de que el fiscal elimine de
su acusación alguna causal de agravación punitiva, o algún cargo
específico, o tipifique la conducta, dentro de su alegación conclusiva de
una forma específica con miras a disminuir la pena”. Sobre esa base,
los aspectos respecto de los cuales versa el acuerdo son: “(i) Los
hechos imputados, o alguno relacionado;(ii) la adecuación típica
incluyendo las causales de agravación y atenuación punitiva; (iii) las
consecuencias del delito (art. 351, inciso 2°) las cuales son de orden
penal y civil”.

- El control sobre los preacuerdos celebrados entre la Fiscalía y el


acusado o imputado es judicial, debe ser ejercido por el juez de
conocimiento, quien verificará si el mismo desconoce o quebranta
garantías fundamentales. Sólo recibirán aprobación y serán vinculantes
para el juez de conocimiento cuando superen este juicio sobre la
satisfacción de las garantías fundamentales de todos los involucrados
en la actuación (Arts. 350 inciso 1° y 351 inciso 4° y 5°).

- El ámbito y naturaleza del control que ejerce el juez de


conocimiento está determinado por los principios que rigen su
actuación dentro del proceso penal como son el respeto por los
derechos fundamentales de quienes intervienen en la actuación y la
necesidad de lograr la eficacia del ejercicio de la justicia; el imperativo
de hacer efectiva la igualdad de los intervinientes en el desarrollo de la
actuación procesal y proteger, especialmente, a aquellas personas que
por su condición económica, física o mental, se encuentren en
circunstancias de debilidad manifiesta; así como el imperativo de
establecer con objetividad la verdad y la justicia.

- El acuerdo o la negociación comporta el reconocimiento de


responsabilidad por parte del imputado o acusado; la existencia de un
fundamento fáctico y probatorio sobre el cual se produce el acuerdo; la
renuncia libre, consciente, voluntaria y debidamente informada del

126
imputado o acusado al juicio público, oral, concentrado y
contradictorio; y los descuentos punitivos derivados del acuerdo.

- Una vez aprobado el acuerdo, lo que procede es convocar a


audiencia para dictar la sentencia correspondiente, mediante la cual se
produce la terminación anticipada al proceso.

10.2.6.6. En conclusión, la jurisprudencia constitucional ha considerado


constitucionalmente admisible la celebración de preacuerdos y negociaciones
entre la Fiscalía y el imputado o el acusado, orientados a que se dicte
anticipadamente sentencia condenatoria, sobre la base de que tales institutos
estén asistidas por finalidades específicas, como son las de humanizar la
actuación procesal y la pena; garantizar la eficacia del sistema reflejada en la
obtención de una pronta y cumplida justicia; propugnar por la solución de los
conflictos sociales que genera el delito; propiciar la reparación integral de los
perjuicios ocasionados con el injusto; y promover la participación del
imputado en la definición de su caso.

10.2.7. El derecho de las víctimas a participar activamente en los


acuerdos y negociaciones

10.2.7.1. En la misma Sentencia C- 516 de 2007, la Corte examinó in


extenso el tema referente a la intervención de las víctimas en los acuerdos y
negociaciones llevadas a cabo entre la Fiscalía y la defensa del acusado. En
dicha oportunidad, si bien la Corporación consideró ajustados a la
Constitución los artículos 348, 350, 351 y 352 de la Ley 906 de 2004, sobre la
base de que los acuerdos y negociaciones no son por sí mismos contrarios a
las disposiciones superiores, lo hizo de manera condicionada, precisamente,
en razón de la garantía de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación
de las víctimas. Ello, tras encontrar que las referidas disposiciones del
Código de Procedimiento Penal, no garantizaban una presencia activa de las
víctimas en los preacuerdos y negociaciones celebrados entre la Fiscalía y el
imputado o acusado, pues no contemplaban un mecanismo de participación de
aquellas en estas instancias procesales, ni siquiera un papel pasivo o una
intervención mediada por el fiscal.

10.2.7.2. Sobre esa base, en la citada sentencia C-516 de 2007, la Corte


declaró la exequibilidad condicionada de los artículos 348, 350, 351 y 352 de
la Ley 906 de 2004, “en el entendido que la víctima también podrá intervenir
en la celebración de acuerdos y preacuerdo entre la Fiscalía y el imputado o
acusado, para lo cual deberá ser oída e informada de su celebración por el
fiscal y el juez encargado de aprobar el acuerdo”. La decisión adoptada por la
Corte en dicha oportunidad, tuvo como fundamento los siguientes
presupuestos fácticos y jurídicos, relacionados con los derechos que le asisten
a las víctimas en el proceso penal, y, particularmente, en la instancia de la
terminación anticipada del proceso:

- Las víctimas de los delitos son titulares del derecho a un recurso


judicial efectivo que les garantice sus derechos a la verdad, a la justicia

127
y a la reparación integral; intervención que debe ser compatible con los
rasgos esenciales del sistema de tendencia acusatoria introducido en la
Constitución Política por el Acto Legislativo 03 de 2002.

- Conforme con los derechos que les asisten, las normas que
regulan los preacuerdos y las negociaciones, deben contemplar
mecanismos de participación de las víctimas en estas instancias
procesales.

- No existe una razón objetiva y suficiente que justifique la


exclusión de la víctima de la facultad de intervención en los
preacuerdos y las negociaciones, como quiera que se trata de
actuaciones que se desarrollan en una fase previa al juicio oral,
justamente con el propósito de evitar esa etapa mediante una sentencia
anticipada que debe ser, en lo posible, satisfactoria para todos los
actores involucrados en el conflicto.

- La garantía de intervención de la víctima en la fase de


negociación no tiene la potencialidad de alterar los rasgos estructurales
del sistema adversarial, ni modifica la calidad de la víctima como
interviniente especialmente protegido, pues con su intervención en esta
fase no se auspicia una acusación privada paralela a la del fiscal, dado
que el acuerdo se basa en el consenso, el cual debe ser construido
tomando en cuenta el punto de vista de la víctima.

- Aun cuando la Constitución radicó en la Fiscalía la titularidad de


la acción penal, y la ley le asigne un cierto nivel de discrecionalidad, el
propiciar la fijación de una posición por parte de la víctima frente a los
preacuerdos y las negociaciones, no afecta la autonomía del Fiscal para
investigar y acusar, ni lo desplaza en el ejercicio de las facultades que
le son propias. Por el contrario, la intervención de la víctima le permite
a la justicia contar con una información valiosa para determinar si la
pena propuesta es aceptable o no, y si hay lugar a rectificar información
aportada por la defensa y por la fiscalía que puede conducir a evitar
una sentencia injusta que no se adecue a la verdad de los hechos y su
gravedad.

- No permitir la participación de la víctima en los preacuerdos y


negociaciones, genera una desigualdad injustificada entre los distintos
actores del proceso penal, que deja en manifiesta desprotección los
derechos de las víctimas. Tal situación implica, a su vez, un
incumplimiento por parte del legislador del deber de configurar una
intervención efectiva de la víctima en el proceso penal que le impide
asegurar el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación integral.

- La exclusión de las víctimas de los procesos de negociación, no


contribuye a la humanización de la actuación procesal, pues implica
prescindir del punto de vista del agraviado o perjudicado en la
construcción de un consenso que puede llevar a la terminación del

128
proceso, escenario en el que se deben hacer efectivos sus derechos a la
verdad, a la justicia y a la reparación.

- La eficacia del sistema penal no es un asunto que involucre


únicamente los derechos del acusado y los intereses del Estado; pues
también están de por medio los derechos de las víctimas del ilícito. En
ese sentido, no se puede predicar la eficacia del sistema si se priva a la
víctima de acceder a un mecanismo que pone fin al único recurso
judicial efectivo para hacer valer sus derechos a la verdad y a la
justicia. Ello, teniendo en cuenta que la titularidad del derecho de
participación en las decisiones que los afectan reposa tanto en el
imputado o acusado como en la víctima o perjudicado.

- No es posible activar de manera adecuada la solución del


conflicto social que genera el delito, y propiciar una reparación
integral de la víctima, si se ignora su punto de vista en la celebración
de un preacuerdo o negociación.

10.2.7.3. De ese modo, la jurisprudencia constitucional ha dejado en claro que


en todos los mecanismos de negociación anticipada, los derechos de las
víctimas deben ser garantizados, de manera que el proceso de negociación de
los acuerdos y preacuerdos no puede ser ajeno a la satisfacción de los
derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación, lo cual
significa que el juez que los apruebe deberá escucharlas, tener en cuenta su
participación y tomar en consideración sus intereses.

10.2.7.4. Precisamente, al condicionar la exequibilidad de los artículos 348,


350, 351 y 352 de la Ley 906 de 2004, la Corte hizo claridad sobre el
particular, al sostener que le exclusión de las víctimas de los procesos de
negociación que concluyen en acuerdos y preacuerdos, afecta sustancialmente
sus derechos a la verdad, a la justica y a la reparación, e implica un
incumplimiento de los deberes constitucionales que tiene el legislador en
relación con las finalidades del proceso, como son: la humanización de la
actuación procesal y la pena; la garantía de eficacia del sistema penal
reflejada en la obtención de una pronta y cumplida justicia; propugnar por la
solución de los conflictos sociales que genera el delito; propiciar la reparación
integral de los perjuicios ocasionados con el injusto; y promover
la participación del imputado en la definición de su caso.

10.2.8. Contenido y alcance de los artículos 109 y 110 de la ley 1765 de


2015. Solución del cargo y declaratoria de exequibilidad condicionada de
los artículos 109 y 110 de la ley 1765 de 2015

10.2.8.1. Los artículos 109 y 110, acusados en esta causa, hacen parte del
Título VIII de la Ley 1765 de 2015, que contiene disposiciones sobre
competencia para el tránsito al sistema penal acusatorio y para garantizar su
plena operatividad en la Jurisdicción Especializada Penal Militar. Dentro del
mencionado título, a su vez, las citadas disposiciones se integran al Capítulo

129
II, que se refiere a las medidas para garantizar la plena operatividad del
Sistema penal Acusatorio en la Justicia Penal Militar.

10.2.8.2. En ese contexto, las preceptivas cuestionadas regulan las formas de


terminación anticipada del proceso, particularmente en la modalidad de
preacuerdos y acuerdos. En lo que corresponde al artículo 109 de la Ley 1765
de 2015, el mismo adiciona el artículo 491A del Código Penal Militar (Ley
1407 de 2010), en relación con la posibilidad de llevar a cabo preacuerdos
desde la audiencia de imputación entre el Fiscal Penal Militar y el imputado o
acusado. Respecto del artículo 110 de la misma ley, este modifica el artículo
493, también del Código Penal Militar, que reglamente las modalidades de
preacuerdos y acuerdos entre el Fiscal Penal Militar y el imputado o acusado.

10.2.8.3. Cabe destacar que los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015,
reproducen los contenidos de los artículos 350 y 351 del Código de
Procedimiento Penal ordinario (Ley 906 de 2004), salvo en lo que tiene que
ver con las autoridades que en una u otra jurisdicción tienen a su cargo el
proceso de negociación anticipada, los cuales, a su vez, ya fueron objeto de
pronunciamiento por esta Corporación a través de la Sentencia C-516 de
2007.

10.2.8.4. Sobre el particular, es menester precisar que, si bien puede


encontrarse una identidad gramatical entre ciertas disposiciones de la Ley 906
de 2004 y las disposiciones acusadas de la Ley 1765 de 2015, debe tenerse en
cuenta, como ya se afirmó en líneas anteriores, la distinción que la misma
Constitución ha establecido entre la justicia penal ordinaria y la justicia penal
militar, en relación con la adscripción de esta última a la Rama Ejecutiva del
Poder Público y con el trato especial que el ordenamiento le reconoce a los
miembros de la fuerza pública en razón a la función especial, exclusiva y
excluyente asignada por la Constitución, cual es la de ejercer el monopolio del
poder coactivo del Estado. Ello determina que, así como se encuentran
diferencias entre la naturaleza jurídica de la jurisdicción penal ordinaria y de
la jurisdicción penal militar, también sus disposiciones cobran un contenido
normativo acorde con sus características y su escenario de aplicación, no
obstante la mencionada identidad gramatical que pueda existir entre normas
contenidas en el Código Penal ordinario y el Código Penal Militar. Tal
situación, entonces, exige que la Corte deba realizar un estudio de
constitucionalidad de las normas acusadas que parta de las características
propias de la jurisdicción penal militar, aun cuando las mismas reproduzcan
disposiciones del Código de Procedimiento penal que, además, ya fueron
objeto de control de constitucionalidad por esta Corporación. Ello, sin
perjuicio de que los criterios fijados por la Corte en su jurisprudencia puedan
ser reiterados en esta oportunidad.

10.2.8.5. Sobre la base de los anteriores supuestos, como ya se anotó, las


normas acusadas regulan lo relacionado con los acuerdos y preacuerdos. En lo
que toca con el artículo 109, este se ocupa del tema de los “[p]reacuerdos
desde la audiencia de formulación de imputación”, de la siguiente manera:

130
“ARTÍCULO 109. Adicionase el artículo 491A a la Ley 1407 de
2010, el cual será del siguiente tenor:

‘Artículo 491A. Preacuerdos desde la audiencia de formulación de


imputación. Desde la audiencia de formulación de imputación y
hasta antes de ser presentado el escrito de acusación, la fiscalía y el
imputado podrán llegar a un preacuerdo sobre los términos de la
imputación. Obtenido este preacuerdo, el fiscal penal militar y
policial delegado lo presentará ante el juez penal militar y policial de
conocimiento o de conocimiento especializado como escrito de
acusación.

El fiscal penal militar y policial delegado y el imputado, a través de


su defensor podrán adelantar conversaciones para llegar a un
acuerdo en el cual el imputado se declarará culpable del delito
imputado, o de uno relacionado con pena menor, a cambio de que el
fiscal penal militar y policial delegado:

l. Elimine de su acusación alguna causal de agravación punitiva, o


algún cargo específico.

2. Tipifique la conducta, dentro de su alegación conclusiva, de una


forma específica con miras a disminuir la pena’.

10.2.8.6. Por su parte, el artículo 110 de la Ley 1765 de 2015, desarrolla el


tema de las “[m]odalidades” de negociación anticipada, como se anuncia a
continuación:

ARTÍCULO 110. Modificase el Artículo 493 de la Ley 1407 de 2010,


el cual quedará así:

‘Artículo 493. Modalidades. La aceptación de los cargos


determinados en la audiencia de formulación de la imputación,
comporta una rebaja hasta de la mitad de la pena imponible, acuerdo
que se consignará en el escrito de acusación.

También podrán el fiscal penal militar y policial delegado y el


imputado llegar a un preacuerdo sobre los hechos imputados y sus
consecuencias. Si hubiere un cambio favorable para el imputado con
relación a la pena por imponer, esto constituirá la única rebaja
compensatoria por el acuerdo. Para efectos de la acusación se
procederá en la forma prevista en el inciso anterior.

En el evento que la fiscalía, por causa de nuevos elementos


cognoscitivos, proyecte formular cargos distintos y más gravosos a
los consignados en la formulación de la imputación, los preacuerdos
deben referirse a esta nueva y posible imputación.

131
Los preacuerdos celebrados entre fiscalía y acusado obligan al juez
penal militar y policial de conocimiento o de conocimiento
especializado, salvo que ellos desconozcan o quebranten las
garantías fundamentales.

Aprobados los preacuerdos por el juez penal militar y policial de


conocimiento o de conocimiento especializado, procederá a convocar
la audiencia para dictar la sentencia correspondiente.

Las reparaciones efectivas a la víctima que puedan resultar de los


preacuerdos entre fiscal penal militar y policial delegado e imputado
o acusado, pueden aceptarse por la víctima. En caso de rehusarlos,
esta podrá acudir a las vías judiciales pertinentes.

PARÁGRAFO. Cuando el acusado, previo acuerdo con la Fiscalía


colabore eficazmente para evitar que continúe el delito o se realicen
otros, o aporte información esencial para la desarticulación de
bandas de delincuencia organizada, tendrá derecho a una rebaja de
hasta la mitad de la pena a imponer.

El mismo beneficio será concedido cuando el imputado sirva como


testigo principal de cargo contra los demás intervinientes’.”

10.2.8.7. En relación con las citadas disposiciones, cabe recordar que los
argumentos de los demandantes para cuestionar su constitucionalidad, parte
de considerar que, con la inclusión de los preacuerdos y negociaciones en la
Justicia Penal militar: (i) se están tomando atribuciones que de acuerdo con el
artículo 250 de la Constitución están reservadas a la Fiscalía General de la
Nación, que es la directamente obligada a adelantar el ejercicio de la acción
penal y a investigar los hechos constitutivos de delitos; (ii) se genera como
consecuencia directa la terminación del proceso de juzgamiento y por
consiguiente la cesación de la investigación de las faltas cometidas contra las
víctimas; y (iii) no se garantiza el derecho de las víctimas a participar en los
procesos de negociación anticipada.

10.2.8.8. Frente a las dos primeras acusaciones, considera la Corte que las
mismas no están llamadas a prosperar, pues, vistas desde una perspectiva
general, las normas acusadas se ajustan a la jurisprudencia constitucional
sobre la materia y no desconocen la Carta Política, en particular, el artículo
150 del citado ordenamiento Superior.

10.2.8.9. Conforme ha sido destacado en forma reiterada, lo relacionado con la


estructura y funcionamiento de la Justicia Penal Militar es materia reservada al
legislador, quien para el efecto goza de un amplio margen de configuración
normativa, que lo habilita, entre otros aspectos, para regular todo lo
relacionado con el procedimiento penal especial aplicable y los órganos de
justicia que integran esa jurisdicción, lo incluye también la posibilidad de

132
introducir instituciones jurídicas que considere adecuadas y necesarias para
los fines de la justicia, como es precisamente el caso de los preacuerdos y
acuerdos.

10.2.8.10. En ese sentido, el solo hecho de que el legislador, a través de los


artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015, haya optado por incorporar al
sistema penal acusatorio de la jurisdicción Penal Militar y Policial, la
institución de los preacuerdos y acuerdos, como formas de terminación
anticipada del proceso, no resulta contrario a la Constitución, pues, además,
como ya fue definido por la propia jurisprudencia de esta Corte, los
preacuerdos, acuerdos y las negociaciones anticipadas, por si mismas, no
violan las garantías constitucionales del debido proceso ni resultan contrarias
a la Carta Política.

10.2.8.11. Ahora bien, de manera particular, debe aclarar la Corte que las
normas acusadas no desconocen el artículo 250 Superior, por el hecho de que,
según los demandantes, incluir los preacuerdos y acuerdos en el ámbito de la
Justica Penal Militar, implica una toma de atribuciones que son exclusivas de
la Fiscalía General de la Nación.

10.2.8.12. A juicio de la Sala, si bien es cierto, como lo afirman los


demandantes, que por expreso mandato del artículo 250 Superior, “la
Fiscalía General de la Nación está obligada a adelantar el ejercicio de la
acción penal y realizar la investigación de los hechos que revisten las
características de un delito...”, sin que pueda “suspender, interrumpir, ni
renunciar a la persecución penal, salvo en los casos que establezca la ley
para la aplicación del principio de oportunidad”, no es menos cierto, que, tal
y como lo ha sostenido la jurisprudencia constitucional, a diferencia de lo que
ocurre con el principio de oportunidad, los preacuerdos y las negociaciones no
implican una disposición de la acción penal y su regulación corresponde al
legislador.

10.2.8.13. Además, por expresa disposición constitucional, se encuentran


excluidos de la competencia asignada por el artículo 250 de la Carta a la
Fiscalía General de la Nación, aquellos delitos cuyo conocimiento y
juzgamiento es atribuido a la Justicia Penal Militar en los términos del
artículo 221 Superior. Por tanto, la decisión del legislador, de incluir la figura
de los preacuerdos y acuerdos en el sistema acusatorio de la Justica Penal
Militar, y asignar a la Fiscalía Penal Militar la facultad para liderar el
respectivo proceso de negociación, antes que violar la Constitución Política,
lo que hace es desarrollar sus mandatos especiales sobre la materia.

10.2.8.14. En ese mismo orden de ideas, para la Corte tampoco encuentra


fundamento la acusación según la cual, incluir los preacuerdos y acuerdos en
el ámbito de la Justica Penal Militar, también desconoce el artículo 250 de la
Carta, en cuanto genera como consecuencia directa la terminación del proceso
de juzgamiento y, por consiguiente, la cesación de la investigación de las
faltas cometidas contra las víctimas.

133
10.2.8.15. Como ha quedado definido por la jurisprudencia constitucional
citada en este fallo, de acuerdo con su naturaleza y finalidad, los preacuerdos y
las negociaciones representan una vía judicial encaminada a la simplificación
de los procesos mediante la supresión parcial o total del debate probatorio y
argumentativo como producto del consenso entre las partes. En ese escenario,
tales formas de terminación anticipada del proceso, no son expresión de una
renuncia al poder punitivo del Estado, pues las mismas están guiadas por el
propósito de resolver de manera más expedita el conflicto penal mediante la
aceptación, por parte del imputado o acusado de hechos que tengan relevancia
frente a la ley penal y su renuncia libre, voluntaria e informada, al juicio oral y
público, a cambio de obtener un tratamiento jurídico y punitivo menos severo
por parte del operador judicial competente.

10.2.8.16. Desde ese punto de vista, contrario a lo afirmado en la demanda, los


preacuerdos y negociaciones no incorporan el ejercicio de un poder dispositivo
sobre la acción penal, sino la búsqueda, a través del consenso, de alternativas
que permitan anticipar o abreviar el ejercicio de la acción penal. En
consecuencia, a través de la figura de los preacuerdos y acuerdos anticipados,
el Estado no está renunciando a investigar y juzgar las conductas punibles,
pues, en realidad, el objetivo y finalidad de tales figuras, se reitera, es definir
en forma pronta y rápida la controversia penal causada con el ilícito, a cambio
de lo cual se obtiene en favor del implicado un tratamiento punitivo menos
severo, sin que ello implique afectar los derechos de las víctimas.

10.2.8.17. Ahora bien, con respecto a la tercera acusación que formulan los
actores contra los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015, consistente en
sostener que en ellos no se garantiza la participación de las víctimas en los
preacuerdos y acuerdos anticipados, pues ninguna de sus contenidos
normativos van en esa dirección, la Corte advierte que, por ese aspecto, las
referidas normas presentan problemas de constitucionalidad.

10.2.8.18. Como ya fue reseñado, los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de
2015, que regulan lo relacionado con los acuerdos y preacuerdos en el ámbito
de la Justicia Penal Militar, reproducen los contenidos de los artículos 350 y
351 del Código de Procedimiento Penal ordinario (Ley 906 de 2004), salvo en
lo que hace referencia a las autoridades que en una u otra jurisdicción tienen a
su cargo el proceso de negociación anticipada; esto es, la Fiscalía General de
las Nación en la jurisdicción penal ordinaria y la Fiscalía Penal Militar y
Policial en la jurisdicción penal especializada.

10.2.8.19. Según quedó también anotado, los artículos 350 y 351 del Código
de Procedimiento Penal ordinario, fueron objeto de pronunciamiento por la
Corte en la Sentencia C- 516 de 2007, en la cual se llevó a cabo su estudio de
constitucionalidad. En dicho pronunciamiento, si bien la Corporación
consideró que tales disposiciones se ajustaban a la Constitución, sobre la base
de que los instrumentos de negociación anticipada no son por sí mismos
contrarios a las garantías superiores, procedió a declarar su exequibilidad
condicionada, precisamente, tras encontrar que las referidas disposiciones no
garantizaban una presencia activa de las víctimas en los preacuerdos y

134
acuerdos celebrados entre la Fiscalía y el imputado o acusado, pues no
contemplaban un mecanismo de participación de aquellas en estas instancias
procesales, ni siquiera un papel pasivo o una intervención mediada por el
fiscal.

10.2.8.20. En los fundamentos de la aludida decisión, la Corte hizo claridad


en el sentido de sostener que las víctimas de los delitos son titulares del
derecho a un recurso judicial efectivo que les garantice sus derechos a la
verdad, a la justicia y a la reparación integral. Con base en ello, sostuvo que la
exclusión de las víctimas de los procesos de negociación que finalizan en
acuerdos y preacuerdos, afecta sustancialmente los mencionados derechos e
implica un incumplimiento de los deberes constitucionales que tiene el
legislador en relación con las finalidades del proceso, como son: la
humanización de la actuación procesal y la pena; la garantía de eficacia del
sistema penal reflejada en la obtención de una pronta y cumplida justicia; el
propósito de lograr la solución de los conflictos sociales que genera el delito;
propiciar la reparación integral de los perjuicios ocasionados con el injusto; y
promover la participación del imputado en la definición de su caso.

10.2.8.21. Al respecto, aclaró también, que la garantía de intervención de la


víctima en la fase de negociación no tiene el efecto de alterar los rasgos
estructurales del sistema adversarial, así como tampoco de modificar la
calidad de la víctima como interviniente especialmente protegido, pues su
participación en esta fase no auspicia una acusación privada paralela a la del
fiscal, en razón a que el acuerdo se basa en el consenso, el cual, en todo
caso, debe ser construido tomando en cuenta el punto de vista de la víctima.
Agregó, además, que aun cuando la Fiscalía tiene la titularidad de la acción
penal, propiciar la fijación de una posición por parte de la víctima frente a los
preacuerdos y las negociaciones, antes que afectar la autonomía de dicha
institución para investigar y acusar, le permite a la justicia contar con una
información valiosa para establecer si la pena propuesta es aceptable o no, y si
hay lugar a rectificar información aportada por la defensa y por la fiscalía que
puede conducir a evitar una sentencia injusta que no se adecue a la verdad de
los hechos y a su gravedad.

10.2.8.22. Sobre esas bases, en la citada Sentencia C-516 de 2007, la Corte


declaró la exequibilidad condicionada, entre otros, de los artículos 350 y 351
de la Ley 906 de 2004, “en el entendido que la víctima también podrá
intervenir en la celebración de acuerdos y preacuerdo entre la Fiscalía y el
imputado o acusado, para lo cual deberá ser oída e informada de su
celebración por el fiscal y el juez encargado de aprobar el acuerdo”.

10.2.8.23. En el caso de los artículos 109 y 110 de la Ley 1765 de 2015, al


igual que lo ocurrido con los artículos 350 y 351 de la Ley 906 de 2004, la
Corte advierte que su contenido presenta el mismo déficit de protección frente
a los derechos de las víctimas a la verdad, a la justicia y a la reparación, pues
las mencionadas normas no incluyen a la víctima dentro de los actores
procesales que pueden intervenir en los preacuerdos y negociaciones, ni en

135
ellas se adoptan medidas dirigidas a garantizar su conocimiento y participación
en dichos actos procesales.

10.2.8.24. En efecto, revisado con especial detenimiento el contenido de los


citados artículos 109 y 110 de la ley 1765 de 2015, no advierte la Corte que
ellos contemplen la obligación del Fiscal de consultar previamente a la víctima
sobre la proposición de un preacuerdo al imputado, como tampoco incluyen un
deber de comunicación a la víctima sobre la existencia del preacuerdo una vez
este se materialice (art. 109). De igual manera, las normas no consagran en
favor de la víctima facultad alguna para intervenir en la negociación, al igual
que no prevén un mecanismo de intervención oral o escrita de la víctima ante
el juez competente al momento en que el acuerdo es sometido a su aprobación
(arts. 109 y 110). Finalmente, al condicionar la aprobación del acuerdo por
parte del juez de conocimiento a la preservación de las garantías
fundamentales, no se hace explícita la extensión de ese control a la satisfacción
de los derechos de las víctimas (art. 110).

10.2.8.25. En ese orden, reiterando lo expresado por la Corte en la Sentencia


C-516 de 2007, si bies cierto que la víctima no cuenta con un poder de veto
frente a los preacuerdos y acuerdos celebrado entre la Fiscalía y el imputado,
en todo caso, si debe ser oída por el Fiscal y por el juez que controla la
legalidad del acuerdo, “con el propósito de lograr una mejor aproximación a
los hechos, a sus circunstancias y a la magnitud del agravio, que permita
incorporar en el acuerdo, en cuanto sea posible, el interés manifestado por la
víctima”. De la misma manera, una vez celebrado el acuerdo, “la víctima debe
ser informada del mismo a fin de que pueda estructurar una intervención ante
el juez de conocimiento cuando el preacuerdo sea sometido a su aprobación”.
También, en la valoración del acuerdo con miras a su aprobación, le
corresponde al juez velar porque el mismo no desconozca o quebrante
garantías fundamentales tanto del imputado o acusado como de la víctima.

10.2.8.26. En consecuencia, se reitera, las normas acusadas, en la medida que


no garantizan la participación e intervención de las víctimas en los procesos de
negociación de preacuerdos y acuerdos, desconocen su derecho a un recurso
judicial efectivo y, por esa vía, los derechos a la verdad, a la justicia y a la
reparación integral.

10.2.8.27. A este respecto, considera la Corte importante aclarar, en plena


correspondencia con la posición de la demanda y algunos intervinientes, que la
protección de los derechos de las víctimas que se predica de los procesos
ordinarios, se extienden también a todas las actuaciones que se surtan al
interior de la Justicia Penal Militar y Policial, pues las garantías procesales en
general, y en particular las de las propias víctimas, deben aplicarse en cualquier
procedimiento, sin importar su naturaleza y especialidad, con el fin de
garantizar el ejercicio legítimo de los derechos en ellos involucrados y que
pueden resultar afectados. Como ha sido señalado por la jurisprudencia en
forma reiterada, aun cuando orgánicamente la justicia Penal Militar y Policial
no hace parte de la estructura de la Rama Judicial, le resultan igualmente
aplicables a dicha jurisdicción especial, todos aquellos derechos y garantías

136
que conforman la noción de debido proceso, así como también los principios
constitucionales que rigen la administración de justicia, en particular los de
acceso a la justicia, derecho a la defensa y respeto por los derechos (Ley 270
de 1996. Arts. 2, 3 y 9).

10.2.8.28. Por las razones expuestas, siguiendo la posición adoptada por la


Corte en la Sentencia C-516 de 2007, esta Corporación procederá a declarar la
exequibilidad condicionada, por los cargos analizados, de los artículos 109 y
110 de la Ley 1765 de 2015, en el entendido que la víctima también podrá
intervenir en la celebración de acuerdos y preacuerdos entre la Fiscalía Penal
Militar y el imputado o acusado, para lo cual deberá ser oída e informada de su
celebración por el fiscal, y oída por el juez encargado de aprobar el acuerdo,
quien para su aprobación velará por que el mismo no desconozca o quebrante
garantías tanto del imputado o acusado, como de las víctimas.

10.3. Cargos contra los artículos 294, 298 y 299 de la Ley 1407 de 2010

10.3.1. En relación con las acusaciones formuladas contra las disposiciones de


la Ley 1407 de 2010, previamente, es preciso tener en cuenta que, en lo que
respecta a los reproches elevados contra los artículos 294, 298 y el numeral 4
del 299, los accionantes fundamentan sus solicitudes en el hecho que la Corte,
en la Sentencia C-516 de 2007, ya se había pronunciado sobre idénticos
contenidos normativos cuando examinó la constitucionalidad de, entre otros,
los artículos 132, 136, 137 de la Ley 906 de 2004, razón por la cual,
consideran, respecto de los artículos acusados, que, preliminarmente, opera el
fenómeno de la cosa juzgada material.

10.3.2. En este punto, cabe reiterar lo señalado en el apartado anterior, en el


sentido de precisar que, si bien puede encontrarse una identidad gramatical
entre ciertas disposiciones de la Ley 906 de 2004 y las acusadas en esta
oportunidad, es importante tener en cuenta la distinción que la propia
Constitución ha establecido entre la justicia penal ordinaria y la justicia penal
militar, en relación con la adscripción de esta última a la Rama Ejecutiva del
Poder Público y con el trato especial que el ordenamiento le reconoce a los
miembros de la fuerza pública en razón a la función especial, exclusiva y
excluyente, asignada por la Carta, de ejercer el monopolio del poder coactivo
del Estado. Ello determina que, así como se encuentra una distinción entre la
naturaleza jurídica de la jurisdicción penal ordinaria y de la jurisdicción penal
militar, también sus disposiciones cobran un contenido normativo acorde con
sus características y su escenario de aplicación, no obstante la mencionada
identidad gramatical que pueda existir entre normas contenidas en el Código
Penal ordinario y en el Código Penal Militar. Esta situación, entonces, le
impone a la Corte el deber de llevar a cabo el estudio de constitucionalidad de
las normas acusadas, tomando en consideración, en lo que corresponda, las
características propias de la jurisdicción penal militar, sin que ello implique
desconocer las reglas de jurisprudencias fijadas por la Corte y que le resulten
también aplicables a la jurisdicción penal especial.

137
10.3.3. Este escenario, conduce a que no opere la figura de la cosa juzgada
material a la que hacen referencia los accionados en relación con la expresión
“directo” contenida en el artículo 294 de la Ley 1407 de 2010, y con el
numeral 4 del artículo 299 de ese mismo ordenamiento, en la medida en que,
como lo sostienen, en la Sentencia C-516 de 2007, la Corte declaró la
inexequibilidad de los mismos textos que ahora se demandan y que estaban
contenidos en los artículos 132, y en el numeral 4 del artículo 137 de la Ley
906 de 2004. Ello, por cuanto la jurisprudencia constitucional ha sido clara al
afirmar, sobre la cosa juzgada material, que “pese a que el texto sea el mismo,
si el contexto normativo en el que se reproduce es diferente, no cabe hablar de
cosa juzgada material”60. Así las cosas, la Corte ha señalado que, aunque la
reproducción del texto normativo pueda ser igual, si del contexto se deduce un
contenido normativo diferente, como ocurre precisamente en el asunto bajo
examen, se entiende que no hay una reproducción de la norma sobre la cual
opere la cosa juzgada material.61

10.3.4. A la luz de lo anterior, la Sala advierte que, no obstante que no se


presenta el fenómeno de la cosa juzgada material alegada por los actores, en
relación con los reproches elevados contra el artículo 294 y el numeral 4 del
artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, tal imprecisión en el escrito de demanda
no afecta los cargos que, en todo caso, los accionantes formularon contra las
disposiciones mencionadas a partir de los argumentos contenidos en la parte
considerativa de la misma Sentencia C-516 de 2007, y que serán resueltos
junto con las demás controversias constitucionales planteadas en contra de las
normas de la Ley 1407 de 2010. Así cosas, procede la Corte a resolver los
cargos sobre cada una de ellas.

10.3.5. Pues bien, hecha la anterior precisión, cabe también destacar que, en la
medida que las normas acusadas, los artículos 294, 298 y 299 de la Ley 1407
de 2010, tienen un contenido distinto, y a su vez los cargos que se presentan
en su contra son independientes y autónomos, los mismos serán analizados en
forma independiente.

10.3.6. Sobre el reproche contra la expresión “directo” contenida en el


artículo 294 de la Ley 1407 de 2010, los actores afirman que, de conformidad
con lo indicado en la Sentencia C-516 de 2007, restringir el concepto de
víctima solamente a quienes hayan sufrido un daño “directo” afecta el criterio
60 Entre otras, las sentencias C-393 de 2011, C-228 de 2002, C-181 de 2010, C-1189 de 2005 y C-308 de
2007, C-693 de 2008.
61 Sobre este aspecto en la Sentencia C-259 de 2015 al señalar sobre la cosa juzgada material en sentido
estricto que se deben verificar los siguientes requisitos para que ésta se produzca:
“(i) Que una norma haya sido declarada previamente inexequible. (ii) Que el contenido material del
texto examinado, sea similar a aquel que fue declarado inexequible por razones de fondo, teniendo en cuenta
el contexto dentro del cual se ubica la norma examinada, en la medida en que su significado y sus alcances
jurídicos pueden variar si el contexto es diferente. La identidad se aprecia, entonces, teniendo en cuenta no
sólo la redacción de los artículos, sino también el contexto dentro del cual se ubica la disposición
demandada, de tal forma que si la redacción es diversa pero el contenido normativo es el mismo a la luz del
contexto, se entiende que ha habido una reproducción. Por el contrario, si la redacción es igual pero del
contexto se deduce un significado normativo distinto, se entiende que no se realizó dicha reproducción. (iii)
Que el texto legal, supuestamente reproducido, haya sido declarado inconstitucional por “razones de
fondo”, lo cual hace necesario analizar la ratio decidendi del fallo anterior; y(iv) que subsistan las
disposiciones constitucionales que sirvieron de fundamento al juicio previo de la Corte”. (Subrayas fuera del
texto original).

138
amplio de víctima que ha sido definido por la jurisprudencia constitucional, y,
con ello, se menoscaba su participación en el proceso penal militar. En
consecuencia, solicitan a esta Corte que declare la inexequibilidad de dicho
término.

10.3.6.1. En el mismo sentido se pronunciaron quienes en su intervención se


refirieron a dicho cargo -el Ministerio de Defensa, la Fiscalía General de la
Nación, la Universidad Libre y el Procurador General de la Nación- para
solicitar que, tal y como la Corte lo declaró en la Sentencia C-516 de 2007, la
expresión acusada resultaba restrictiva de los derechos de las víctimas, por lo
que la misma debía declararse inexequible.

10.3.6.2. Así las cosas, el problema jurídico que le corresponde determinar a la


Corte, es definir si el aparte acusado del artículo 294 de la Ley 1407 de 2010,
viola los derechos constitucionales de las víctimas en los procesos de
competencia de la justicia penal militar, por el hecho de reconocer la
condición de víctima, solo a las personas que “hayan sufrido algún daño
directo como consecuencia del injusto”.

10.3.6.3. La anterior cuestión exige un acercamiento al concepto de víctima en


los términos de la Constitución y de las precisiones incorporadas por la
jurisprudencia de esta Corporación, con el fin de determinar si la expresión
acusada significa una restricción contraria a los principios y contenidos
constitucionales.

10.3.6.4. Esta fue la aproximación que hizo la Corte en la Sentencia C-516 de


2007, al realizar el estudio de constitucionalidad del artículo 132 de la Ley
906 de 2004, cuyo texto original, que incluía la misma expresión que en esta
oportunidad se acusa, coincide con el artículo 294 de la Ley 1407 de 2010. En
aquella ocasión, esta Corporación partió del hecho de que la Constitución no
contiene una definición expresa del concepto de víctima, sin embargo, era de
advertirse que en el numeral 6 del artículo 250 Superior se incluyó como una
de las funciones de la Fiscalía General de la Nación la de solicitar ante el juez
de conocimiento las medidas judiciales necesarias para la asistencia a las
víctimas, y resaltó el aparte de la norma referido a las medidas de la Fiscalía
orientadas a la reparación integral a los afectados con el delito.

10.3.6.5. Adicionalmente, el artículo 250 de la Constitución contiene otras


formas de proteger a las víctimas que no fueron advertidas en la Sentencia C-
516 de 2007, como es el caso del numeral 1 que impone a la Fiscalía el deber
de solicitar al juez la protección a las víctimas, y del parágrafo 2º incluido con
posterioridad al mentado fallo por el Acto Legislativo 06 de 2011 en el que se
da la posibilidad para que las víctimas ejerzan la acción penal en los casos
regulados por el legislador. Empero, es de observarse que en tales normas no
se hace un acercamiento preciso al concepto de víctima, de las que se pueda
hacer un juicio de constitucionalidades la norma acusada.

10.3.6.6. Lo anterior rescata la importancia de las víctimas en el proceso


penal, y la ausencia de una definición precisa en la Constitución Política. De

139
manera que, en estos términos, en la Sentencia C-516 de 2007, la Corte se
remitió al Derecho Internacional para plantear, a partir del conjunto de
directrices impuestas por la Organización de Naciones Unidas (ONU), una
definición amplia, según la cual se considera víctima a toda persona que
hubiese sufrido un daño a consecuencia del delito. En estos términos, indicó
esta Corporación en aquella oportunidad, que en el marco de la
implementación de la justicia transicional por la incorporación del sistema
penal acusatorio, la jurisprudencia constitucional con apoyo en la
jurisprudencia de la Corte Interamericana se ha referido a las víctimas, o
perjudicados, como aquellas personas afectadas por un delito directamente y
sus familiares “sin distinguir, al menos para reconocer su condición de
víctimas del delito, el grado de relación o parentesco”.

10.3.6.7. En la Sentencia C-516 de 2007 también se hizo referencia al


concepto de víctima a partir de la posibilidad de que en el proceso penal
intervengan “en condición de víctima, perjudicado o “afectado con el delito”,
en la acreditación de un daño real, concreto y específico”. De manera que, a
partir de todo ello, en esta oportunidad la Corte definió los criterios que
regulan el alcance del concepto de víctima, en el siguiente sentido:

“(i) Conforme al texto constitucional, en desarrollo del principio de


dignidad, del derecho de participación y del derecho a un recurso judicial
efectivo, tienen acceso a la asistencia, al restablecimiento del derecho y
a la reparación integral tanto las víctimas como los afectados con el
delito (Art. 250.2 C.P.); (ii) la tendencia en el derecho internacional es la
de definir la condición de víctima a partir del daño sufrido como
consecuencia del crimen; (iii) esta Corporación tiene una jurisprudencia
consolidada, que se constituye en precedente, conforme a la cual son
titulares de los derechos a la verdad, a la justicia y a la reparación las
víctima y los perjudicados que acrediten un daño real, concreto y
específico como consecuencia de la conducta criminal”.

10.3.6.8. Esta concepción, que circunscribe el concepto de víctima a quien


sufra un daño por causa de un delito, sin que se especifique o restrinja a algún
tipo o manifestación del daño, ha sido desarrollada por la jurisprudencia con
posterioridad a la Sentencia C-516 de 2007.

10.3.6.9. En efecto, en la Sentencia C-052 de 2012, se examinó la


constitucionalidad del segundo inciso del artículo 3° de la Ley 1448 de
2011, “[p]or la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación
integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras
disposiciones”, en relación con el alcance del concepto de víctima en el
escenario del conflicto armado, a personas afectadas por la comisión del delito
de manera indirecta, pues la norma acusada restringía tal calidad a cierto
grado de consanguinidad y civil con la víctima directa. En estos términos, la
Corte pasó a analizar si se podía considerar víctima a cualquier persona que
hubiera sufrido un daño de manera indirecta, y no sólo a quienes se definan
según los criterios del legislador. A lo que esta Corporación indicó:

140
“(…) se reconoce como víctimas a todas las personas que hubieren
sufrido un daño, como consecuencia de los hechos que el mismo precepto
determina a continuación. Así, pese a que existen también otros criterios
relevantes, el concepto de daño es el más significativo de todos, pues es
de la acreditación de su ocurrencia que depende que las personas
interesadas logren ser reconocidas como víctimas y accedan a los
importantes beneficios establecidos en esta normativa”. (Resaltado del
original).

10.3.6.10. Paralelamente, el mismo fallo puntualizó que el concepto de daño


“es amplio y comprehensivo, pues abarca todos los distintos fenómenos
usualmente aceptados como fuente generadora de responsabilidad, entre ellos
el daño emergente, el lucro cesante, el daño moral en sus diversas formas, el
daño en la vida de relación, el desamparo derivado de la dependencia
económica que hubiere existido frente a la persona principalmente afectada,
así como todas las demás modalidades de daño, reconocidas tanto por las
leyes como por la jurisprudencia, ahora o en el futuro”.

10.3.6.11. A la luz de lo anterior, cabe advertir que el daño como definidor del
concepto de víctima, no ha sido restringido por la jurisprudencia
constitucional a sus tipologías o manifestaciones, ni tampoco se ha predicado
exclusivamente de la persona directamente afectada, pues, al decir de la
Sentencia C-052 de 2012, “la noción de daño comprende entonces incluso
eventos en los que un determinado sujeto resulta personalmente afectado
como resultado de hechos u acciones que directamente hubieren recaído sobre
otras personas, lo que claramente permite que a su abrigo se admita como
víctimas a los familiares de los directamente lesionados, siempre que por
causa de esa agresión hubieren sufrido una situación desfavorable,
jurídicamente relevante”.

10.3.6.12. En tales términos, esta Corporación definió que el concepto de


víctima debía entenderse, además de quien sufra el daño de manera directa, de
manera general, de “todas aquellas personas que hubieren sufrido daño como
consecuencia de los hechos victimizantes”. En este contexto, la Corte no sólo
reconoció el concepto de víctima indirecta, en los términos que ya lo incluía la
disposición acusada entonces, sino que lo amplió más allá de los vínculos
civiles o grados de consanguinidad con la víctima directa, a un criterio general
derivado del daño causado a cualquier persona.

10.3.6.13. Por otra parte, en la Sentencia C-781 de 2012, la Corte resolvió


sobre la constitucionalidad del primer inciso del mismo artículo 3° de la Ley
1448 de 2011, en relación con la delimitación que la norma hace del concepto
de víctima en el contexto del conflicto armado. Al respecto, la Corte consideró
que la exclusión de las víctimas fuera de tal contexto no resultaba violatorio
del principio de igualdad, por cuanto estas personas podían acudir a otras
herramientas y mecanismos de protección distintos a los previstos en la Ley
1448 de 2011. Para tal efecto, esta Corporación hizo referencia al concepto
amplio de víctima dentro del escenario del Derecho Internacional
Humanitario, lo cual determinaba que, no obstante que no accedieran a las

141
garantías que el legislador había creado para situaciones de conflicto armado,
por ello no perdían su condición como tales y, en consecuencia, gozaban de
las protecciones que en su calidad de víctimas en todo caso tenían derecho.

10.3.6.14. Por todo lo anterior, es posible avistar que el concepto de víctima


incluye a todas las personas que sufran un daño a causa de la comisión de un
delito. Así las cosas, no se observa que, a partir de la inclusión de las víctimas
en la Constitución a través de las normas que protegen sus derechos en el
proceso penal, y la definición del mismo concepto en el Derecho Internacional
y en la jurisprudencia constitucional, se incluyan exclusiones en razón a
alguna calificación sobre el tipo de daño o la imputación subjetiva que se haga
del mismo. Todo lo contrario, la jurisprudencia previamente comentada es
clara en afirmar que el concepto de víctima se construye sobre la realización
de un daño en sentido amplio, es decir, en cualquiera de sus posibles
manifestaciones causado de manera directa o indirectamente.

10.3.6.15. De manera concreta, para lo que corresponde a la presente causa, la


Sala advierte que, en la medida en que el daño puede causase directamente
sobre quien sufre la conducta delictiva, como a personas que resulten
afectadas de manera indirecta, la jurisprudencia constitucional ha sido clara en
que el concepto de víctima se extiende a ambos supuestos. En tal sentido, se
pronunció esta Corporación en la mencionada Sentencia C-516 de 2007, en la
que se declaró inconstitucional la expresión “directo” que calificaba el daño
como definidor de las víctimas en el proceso penal. Al respecto, indicó la
Corte que “la calificación que el precepto introduce al daño – daño “directo” –
como único generador de responsabilidad, restringe el alcance del concepto de
víctima o perjudicado que ha acuñado la jurisprudencia constitucional”. Así
pues, basta con que el daño sea “cierto y la persona que reclama debe ser la
misma que resultó perjudicada, aunque no tuviere la titularidad jurídica sobre
el bien lesionado”.

10.3.6.16. Se indicó con claridad en la providencia en comento que “[e]n


cuanto al carácter ‘directo’ del perjuicio, se ha considerado que tal cualidad no
constituye un elemento o condición de existencia del daño, sino que plantea
un problema de imputación, en cuanto pone de manifiesto el nexo de
causalidad que debe existir entre el daño y el comportamiento de una persona.
De tal manera que cuando el legislador en el artículo 132 asigna al daño el
calificativo de ‘directo’ para el sólo efecto de determinar la calidad de víctima,
está condicionando tal calidad a la concurrencia de un elemento de imputación
que corresponde a un análisis posterior que debe efectuar el juez, al
determinar tanto la responsabilidad penal como la civil del imputado o
acusado”.

10.3.6.17. Sobre esa base, la Corte concluyó que “[e]ste calificativo


indudablemente restringe de manera inconstitucional la posibilidad de
intervención de las víctimas en el proceso penal y su derecho a un recurso
judicial efectivo. La determinación de la calidad de víctima debe partir de las
condiciones de existencia del daño, y no de las condiciones de imputación del
mismo”.

142
10.3.6.18. Así las cosas, la Sala pone de presente que estas consideraciones
resultan enteramente aplicables a la definición de las víctimas en el escenario
de la justicia penal militar, y que de las distinciones comentadas previamente
entre ésta y la justicia penal ordinaria, no se justifica una exclusión en el
concepto de víctima que ha sido desarrollado por la jurisprudencia a la luz de
los principios constitucionales. Es decir que, en la medida en que la
diferenciación en la aplicación de una jurisdicción y otra está dada, en
términos generales, por el sujeto que realiza la conducta punible en relación
con el ejercicio de la función, esta situación no altera la afectación producida a
consecuencia del injusto, y en ningún sentido constituye una justificación
constitucionalmente aceptable para restringir el concepto de víctima en los
delitos contenidos en el Código Penal Militar sólo al daño directo.

10.3.6.19. En efecto, si bien la jurisdicción penal militar activa unas


competencias en la investigación, acusación y juzgamiento, y un fuero en
relación con el sujeto pasivo de la acción penal, ello no altera la ocurrencia del
daño que de manera directa o indirectamente sufran personas naturales o
jurídicas, en los términos definidos por esta Corporación.

10.3.6.20. Por todo lo apuntado, la Sala declarará la inexequibilidad de la


expresión “directo” contenida en el artículo 294 de la Ley 1407 de 2010.

10.3.7. En relación con el artículo 298 de la Ley 1407 de 2010, los actores
aducen que el legislador incurrió en una omisión legislativa, toda vez que en la
disposición no incluyó el derecho de las víctimas a recibir información sobre
la aplicación del principio de oportunidad. Lo anterior, indican, desconoce las
garantías que la Constitución reconoce a favor de las víctimas en los artículos
29, 93 y 299, orientadas a que los derechos de las víctimas sean reconocidos
en todas las etapas procesales. Al respecto, además, los accionantes llaman la
atención en que dicha omisión legislativa se hace evidente por cuanto el
legislador, al reproducir el artículo 136 de la Ley 906 de 2004, en el artículo
298 de la Ley 1407 de 2010, excluyó el numeral 11 de aquella ley que hacía
referencia al derecho comentado.

10.3.7.1. Sobre esta cuestión, coinciden los intervinientes que se pronunciaron


en relación con este cargo -Ministerio de Defensa, Fiscalía General de la
Nación y el Procurador General de la Nación- al afirmar que efectivamente el
artículo 298 de la Ley 1407 de 2010 había omitido el derecho de información
a la víctima en relación con la aplicación del principio de oportunidad, y en tal
sentido, solicitan que la disposición sea declarada exequible, con la condición
de que se incluya el deber de la Fiscalía General Penal Militar y Policial de
escuchar y suministrar información relacionada con la posibilidad de dar
aplicación al principio de oportunidad, a quien demuestre al menos
sumariamente la calidad de víctima

10.3.7.2. En estos términos, corresponde a la Corte definir como problema


jurídico, si el artículo 298 de la Ley 1407 de 2010, afecta los derechos
constitucionales de las víctimas, al no haber dispuesto que la Fiscalía General

143
Penal Militar debe escuchar y suministrar información relacionada con la
posibilidad de dar aplicación al principio de oportunidad, a quien demuestre al
menos sumariamente la calidad de víctima.

10.3.7.3. Esta cuestión, parte del derecho de las víctimas a recibir información
por parte de la Fiscalía General Penal Militar, sobre los asuntos que enumera
el mencionado artículo 298, a saber:

“1. Organizaciones a las que puede dirigirse para obtener apoyo y de


qué tipo puede ser este.
2. El lugar y el modo de presentar una denuncia o una querella y su
papel en las actuaciones subsiguientes.
3. El modo y las condiciones en que puede pedir y obtener protección.
4. Las condiciones en que de modo gratuito puede acceder a asesoría o
a asistencia jurídica, asistencia o a asesoría psicológica u otro tipo de
asesoría.
5. Los requisitos para acceder a una indemnización.
6. Los mecanismos de defensa que puede utilizar.
7. El trámite dado a su denuncia o querella.
8. Los elementos pertinentes que le permitan, en caso de acusación o
preclusión, seguir el desarrollo de la actuación.
9. La fecha y el lugar del juicio oral.
10. El derecho que le asiste a promover el incidente de reparación
integral.
11. La fecha en que tendrá lugar la audiencia de dosificación de la pena
y sentencia.
12. La sentencia del juez.

También adoptará las medidas necesarias para garantizar, en caso de


existir un riesgo para las víctimas que participen en la actuación, que se
les informe sobre la puesta en libertad de la persona inculpada”.

10.3.7.4. Visto el contenido de la norma citada, se advierte que, en efecto, la


misma no incluye el derecho de las víctimas, que demuestren tal calidad, a
recibir información por parte de la Fiscalía General Penal Militar sobre la
aplicación del principio de oportunidad. Tal omisión podría resultar relevante
desde el punto de vista constitucional, particularmente, si se tiene en cuenta
que la ley materia de estudio en la presente causa, Ley 1765 de 2015,
implementó la aplicación del referido principio en el ámbito de la Justicia
Penal Militar y Policial.

10.3.7.5. Ciertamente, aun cuando el Código Penal Miliar, la Ley 1407 de


2010, no incorporó el principio de oportunidad en el ámbito de esa
Jurisdicción, la ley demandada, la citada Ley 1765 de 2015, mediante la cual
se reestructuró la Justicia Penal Militar y Policial, si introdujo el principio de
oportunidad en la justicia Penal Militar y Policial, a través de distintas normas
a saber: (i) en el artículo 30, al incluir como una de las funciones de los
fiscales penales militares y policías delegados, aplicar el principio de
oportunidad; (ii) en el artículo 111, al establecer la adecuación de la aplicación

144
del principio de oportunidad a la política criminal del Estado; (iii) en el
artículo 112, al consagrar la obligación de la Fiscalía General Miliar y Policial
de perseguir a los responsables de los hechos de conductas punibles, excepto
el evento en que se aplica el principio de oportunidad; (iv) en el artículo 113,
al prever la posibilidad de la aplicación del principio de oportunidad para que,
en determinados supuestos, la Fiscalía General Miliar y Policial suspendiera,
interrumpiera o renunciara a la persecución penal; (v) en el artículo 114, al
fijar las causales de aplicación del principio de oportunidad; (vi) en el artículo
115 al fijar como una manifestación del principio de oportunidad, la
posibilidad para que el imputado o acusado solicitara la suspensión del
procedimiento a prueba; (vii) en el artículo 117, al regular el control judicial
en la aplicación del principio de oportunidad; (viii) en el artículo 118, al
consagrar la participación de las víctimas en la aplicación del principio de
oportunidad; (ix) en el artículo 119, al describir los efectos de la aplicación
del principio de oportunidad y, por último, (x) en el artículo 120, al facultar al
Fiscal Penal Militar y Policial para reglamentar la aplicación del principio de
oportunidad, de conformidad con la Constitución y la ley.

10.3.7.6. Tal compendio normativo determinaba, entonces, la inclusión y


aplicación del principio de oportunidad en la Justicia Penal Militar y Policial,
incluyendo la expresa disposición de que las víctimas tuvieran participación
en su práctica (art. 118). Sin embargo, en reciente pronunciamiento,
concretamente en la Sentencia C-326 del 22 de junio de 2016, al resolver
sobre una demanda de inconstitucionalidad presenta contra los artículos 30
(parcial), 111, 112 (parcial), 113, 114, 115, 116, 117, 118, 119 y 120 de la Ley
1765 de 2015, esta Corporación declaró inexequible las citadas disposiciones,
tras considerar que resultaba contrario al artículo 250 de la Constitución
Política, la posibilidad de aplicar el principio de oportunidad dentro del ámbito
de la Jurisdicción Penal Militar y Policial. Sobre este particular, en el acápite
correspondiente a las conclusiones del fallo, dijo la Corte en la citada
Sentencia C-326 de 2016:

“Teniendo en cuenta que, tanto de la aplicación de los métodos histórico,


sistemático y teleológico de interpretación en torno al contenido del
vigente artículo 250 superior, como de las exigencias y graves
implicaciones que rodearían la aplicación del principio de oportunidad
en el ámbito de la justicia penal ordinaria y/o penal militar, se concluye
que se requeriría de una expresa previsión constitucional que permita su
incorporación en cada uno de estos ámbitos, y considerando que el
referido artículo 250 solo contempla la aplicación de este mecanismo
para los procesos a cargo de la Fiscalía General de la Nación y la
jurisdicción penal ordinaria, al paso que ni esta ni ninguna otra norma
constitucional autoriza la posibilidad de aplicar esa misma figura dentro
del ámbito de la justicia penal militar, sino que, por el contrario, su
valoración en los términos consignados en este fallo, se traduce en su
prohibición en esta última especialidad, la Corte determinó que el
desarrollo legislativo contenido en los apartes acusados de los artículos
30 y 112, además de la totalidad de los artículos 111 y 113 a 120 de la
Ley 1765 de 2015, resulta contrario al referido texto constitucional.”

145
10.3.7.7. Como consecuencia de la declaratoria de inconstitucionalidad de los
artículos 30 (parcial), 111, 112 (parcial), 113, 114, 115, 116, 117, 118, 119 y
120 de la Ley 1765 de 2015, en la Sentencia C-326 de 2016, una conclusión
lógica se impone: que el principio de oportunidad dejo de tener vigencia en el
ámbito de la Justicia Penal Militar y Policial, lo que significa que el mismo no
se aplica en dicha jurisdicción especial.

10.3.7.8. Bajo ese entendido, el pronunciamiento adoptado en la citada


Sentencia C-326 de 2016, tiene un efecto determinante en la decisión que le
corresponde adoptar a la Corte en la presente causa, particularmente, si se
considera que la acusación formulada en contra del artículo 298 de la Ley
1407 de 2010, parte de considerar que la referida norma vulnera los derechos
constitucionales de las víctimas, al haber omitido el derecho de estas a recibir
información por parte de la Fiscalía General Penal Militar y Policial sobre la
aplicación del principio de oportunidad. Por lo tanto, ante la inoperancia del
principio de oportunidad en el procedimiento penal militar y policial, no cabe,
por sustracción de materia, hacer un reproche de la norma acusada en los
términos referidos por los demandantes.

10.3.7.9. En otras palabras, la declaratoria de inexequibilidad contenida en la


Sentencia C- 326 de 2016, excluye, en los términos definidos en la misma
providencia, la aplicación del principio de oportunidad en el proceso penal
militar, de lo cual se deriva que no pueda plantearse la duda sobre la
exigibilidad de un derecho a que las víctimas sean informadas sobre un
procedimiento que, bajo la normatividad vigente, es inexistente.

10.3.7.10. Esto último también permite inferir que no resulta posible la


comparación que los accionantes promueven entre la disposición acusada y el
artículo 136 de la Ley 906 de 2004, el cual sí incluye el derecho de las
víctimas a que sean informadas en relación con la aplicación del principio de
oportunidad, toda vez que, a diferencia de la Jurisdicción Penal Militar y
Policial, la jurisdicción penal ordinaria sí prevé la aplicación de dicho
principio.

10.3.7.12. A la luz de lo anterior, en la medida que la institución jurídica del


principio de oportunidad ya no hace parte de la Jurisdicción Penal Militar y
Policial, al haber sido declarada inexequible en la Sentencia C-325 de 2016, la
Corte debe abstener de emitir pronunciamiento de fondo en relación con la
acusación formulada contra el artículo 298 de la Ley 1407 de 2010, por
carencia actual de objeto.

10.3.8. Por otra parte, los demandantes solicitan la declaratoria de


inexequibilidad del numeral 4º del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, con
fundamento en que tal y como lo había dispuesto esta Corporación en la
Sentencia C-516 de 2007, en relación con el numeral 4º del artículo 137 de la
Ley 906 de 2004, la intervención de una pluralidad de víctimas en la etapa
investigativa, en ningún caso suponía una carga desproporcionada para el

146
procesado, y en cambio podía contribuir a la búsqueda de la verdad y a
garantizar los derechos de las víctimas dentro del proceso.

10.3.8.1. Al respecto, los intervinientes que se pronunciaron sobre este cargo,


afirmaron que la Corte debía declarar la inexequibilidad de la norma acusada,
en el mismo sentido de lo decidido en la Sentencia C-516 de 2007 en relación
con el numeral 4º del artículo 137 de la Ley 906 de 2004.

10.3.8.2. En este escenario, corresponde a la Sala determinar si el numeral 4º


del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, es contrario a los derechos
constitucionales de las víctimas, y a los artículos 29 y 229 de la Carta, al
prever que durante la etapa de investigación y cuando exista pluralidad de
víctimas, sus intereses sólo pueden estar representados por dos abogados,
facultando a su vez al fiscal, en caso de no llegarse a un acuerdo sobre tal
designación, para determinar lo más conveniente y efectivo.

10.3.8.3. Para abordar el presente problema jurídico, es pertinente tener en


cuenta que la norma acusada incorpora una limitación específica a la
participación de las víctimas en la etapa de investigación, que consiste en que,
en los supuestos en que al proceso acuda un pluralidad de víctimas, éstas, a
solicitud del fiscal, serán representadas por un máximo de dos abogados, y
que, en caso de que no lleguen a un acuerdo, será el mismo fiscal quien
resuelva la cuestión.

10.3.8.4. Esta limitación contrasta con las consideraciones realizadas


anteriormente, en relación con el carácter amplio del concepto de víctima y
que, como se indicó, riñe con cualquier tipo de restricción injustificada que
impida su participación, la protección de sus derechos dentro del trámite
procesal y la reparación del daño sufrido. En concreto, tal protección se
expresa en la misma Constitución a partir de las distintas disposiciones que en
el artículo 250 propenden por (i) la protección especial de las víctimas, (ii) las
medidas judiciales necesarias para su a asistencia, y (iii) la forma de
intervención en el proceso (numerales 1º, 6º y 7º, respectivamente), y que
mutatis mutandis, resultan aplicables a la jurisdicción penal militar, sometida a
los mismos principios del a jurisdicción ordinaria.

10.3.8.5. En consecuencia con lo anterior, si se parte de un concepto amplio de


víctima en el que se permita incluir a todas las personas afectadas por las
diferentes manifestaciones del daño causado por el ilícito, no resulta de recibo
que se incluyan limitaciones injustificadas a los derechos de las víctimas como
la que plantea la norma acusada cuando al proceso acuden en un número
plural.

10.3.8.6. A la luz de lo anterior, la Corte encuentra que la disposición


reprochada conduce a un desconocimiento del principio de igualdad, pues la
norma incluye una limitación injustificada los derechos de las víctimas cuando
existe pluralidad, impidiéndoles acudir directamente al proceso para defender
sus derechos.

147
10.3.8.7. Esta situación fue advertida por en la Sentencia C-516 de 2007, en la
que se indicó que “la posibilidad de limitar mediante una regulación
legislativa el número de apoderados de las víctimas que intervienen en
determinada fase del proceso puede cumplir finalidades legítimas tales como
racionalizar los canales de acceso a la justicia; propugnar por una mayor
eficacia de la administración de justicia; evitar la dilación injustificada de los
procedimientos; o impedir la reacción desproporcionada contra el imputado”.
No obstante, a continuación la Corte señaló que “[e]sas finalidades sin
embargo, pueden entrar en tensión con otros intereses también protegidos
jurídicamente como es el derecho de la víctima a la verdad, a la justicia, a la
reparación, y en particular a un recurso judicial efectivo”.

10.3.8.8. En ese orden de ideas, esta Corporación señaló en la mencionada


Sentencia C-516 de 2007, que la limitación numérica de la asistencia técnica a
las víctimas, sea por el máximo de dos, o, en caso que ante el desacuerdo el
fiscal considere “conveniente y efectivo” nombrar sólo un abogado, resulta
limitar los derechos de las víctimas. De hecho, la Corte indicó que “una
intervención calificada y plural de las víctimas durante la investigación puede
contribuir a fortalecer la actividad de la Fiscalía orientada a asegurar los
elementos materiales probatorios, y a dotarla de mejores elementos de juicio
para definir si formula imputación y luego acusación, sin que ello signifique
propiciar una reacción desproporcionada contra la persona investigada, (…)”.
En consecuencia, consideró que “la limitación que impone el numeral 4° del
artículo 137 al derecho de postulación de las víctimas para intervenir durante
la investigación resulta desproporcionada, pues no hace aportes significativos
a los fines que pretende proteger, en tanto que sí priva a las víctimas de
valiosas posibilidades de acceso eficaz a la administración de justicia”.

10.3.8.9. En tal sentido, la Sala advierte que, mutatis mutandis, estos


argumentos son también aplicables en lo que corresponde al proceso penal
militar, toda vez que, además de la afectación al principio de igualdad
comentada en los casos en que al proceso acude una pluralidad de víctimas,
también se encuentra que reducir la concurrencia de estas a dos abogados, o a
lo que considere el fiscal en cada caso, termina por desconocer, tanto los
derechos de las víctimas, como la posibilidad de que al proceso se allegue la
mayor cantidad de material probatorio a fin de hallar la verdad y reparar los
perjuicios causados por el daño causado con la comisión de un delito de
competencia de la justicia penal militar.

10.3.8.10. En efecto, la Corte encuentra que la Justicia Penal Militar y


Policial, como cualquiera de las jurisdicciones, sin importar su especialidad,
debe garantizar los principios y garantías constitucionales, en particular, el
acceso a la administración de justicia y la protección de los derechos de las
víctimas.

10.3.8.11. Al respecto, se reitera, la protección de los derechos de las víctimas


que se predica de los procesos ordinarios, se extienden también a todas las
actuaciones que se surtan al interior de la Justicia Penal Militar y Policial,
pues las garantías procesales en general, y en particular las de las propias

148
víctimas, deben aplicarse en cualquier procedimiento, sin importar su
naturaleza y especialidad, con el fin de garantizar el ejercicio legítimo de los
derechos en ellos involucrados y que pueden resultar afectados. Aun cuando
orgánicamente la justicia Penal Militar y Policial no hace parte de la estructura
de la Rama Judicial, le resultan igualmente aplicables a dicha jurisdicción
especial, todos aquellos derechos y garantías que conforman la noción de
debido proceso, así como también los principios constitucionales que rigen la
administración de justicia, en particular los de acceso a la justicia, derecho a la
defensa y respeto por los derechos (Ley 270 de 1996. Arts. 2, 3 y 9).

10.3.8.12. De manera que, en atención a las razones anteriormente expuestas,


la norma acusada priva a las víctimas, cuando exista pluralidad, de poder
acudir al proceso penal militar, participar en él y defender sus derechos, razón
por la cual la Corte declarará la inexequibilidad del numeral 4° del artículo
299 de la Ley 1407 de 2010.

10.3.9. Finalmente, los actores elevan un reproche contra la expresión “la


Fiscalía Penal Militar”, incluida en el numeral 5 del artículo 137 de la Ley
1407 de 2010, el cual regula la designación de abogado de oficio para las
víctimas que no cuenten con medios suficientes para contratar uno. Indican en
el escrito de demanda, que esta función no puede estar asignada a la Fiscalía
Penal Militar, como lo dispone la norma, toda vez que, en la medida en que
ello “significa que para esta representación se acudirá a la estructura
administrativa de dicha jurisdicción”, resulta contrario a la Constitución que
el mismo ente investigador castrense sea quien designe la representación
técnica a las víctimas. Esto, además, conlleva una subrogación de las
funciones otorgadas constitucionalmente a la Defensoría del Pueblo, con lo
cual, afirman, se desconocen los derechos de las víctimas al debido proceso,
asistencia jurídica, acceso a la justicia e igualdad, entre otros.

10.3.9.1. Sobre el comentado reproche, el Ministerio de Defensa se apartó de


la posición de los demandantes al considerar que éstos suponen una premisa
equivocada, según la cual la Defensoría Técnica Militar proveerá de
representación también a las víctimas, cuando esta sólo se encarga de la
defensa de los miembros de la fuerza pública. Por su parte, la Defensoría del
Pueblo solicitó a la Corte la declaratoria de inexequibilidad del apartado
demandado, toda vez que en su entender, al otorgarle la competencia exclusiva
a la Fiscalía Penal Militar de designar abogados de oficio, se desconoce la
competencia e idoneidad de la Defensoría en el cumplimiento de la función
que le pertenece. En este sentido, la interviniente indicó que, si bien la Ley
1698 de 2013 había otorgado la competencia para que el Servicio Técnico
Especializado de la Fuerzas Pública designara defensores con conocimientos
técnicos específicos para los miembros de la fuerza pública, ello no era
extensible a las víctimas que se reconocieran dentro la jurisdicción penal
militar, lo que además generaba una distinción injustificada respecto de las
víctimas reconocidas en la jurisdicción ordinaria.

10.3.9.2. Bajo los anteriores presupuestos, corresponde a la Corte determinar


si el aparte acusado del numeral 5 del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010,

149
contraviene los derechos de las víctimas a la igualdad, al debido proceso, a la
asistencia jurídica y al acceso a la administración de justicia, por atribuirle a la
Fiscalía Penal Militar la función de asignarle a la víctima un defensor de
oficio durante la investigación, cuando esta no cuente con los recursos para
nombrar abogado de confianza.

10.3.9.3. Para abordar este problema jurídico, es preciso tener en cuenta la


especial vinculación de la Fiscalía Penal Militar con la protección de los
derechos de las víctimas dentro del proceso penal. Vinculación que, además,
resulta acorde con los mandatos que el artículo 250 Superior prevé para el
caso de la Fiscalía General de la Nación dentro del contexto de la jurisdicción
penal ordinaria, a partir de sus numerales 1º, 6º y 7º, y que en esta providencia
ya han sido comentados, referidos a los deberes a ella impuestos en relación
con: (i) la protección especial de las víctimas en el proceso; (ii) la adopción de
las medidas necesarias de asistencia en su favor; y (iii) las garantías en las
condiciones de intervención en la actuación judicial..

10.3.9.4. En el caso de la Jurisdicción Penal Militar, el Código Penal Militar,


la Ley 1407 de 2010, en el Capítulo V del Título V, dedicado a las víctimas,
consagra varias disposiciones en las que también se hace evidente la posición
de la Fiscalía Penal Militar como garante de los derechos de las víctimas. En
efecto, el artículo 295 establece que, bien sea el fiscal o el juez de
conocimiento, “adoptarán o coordinarán ante las entidades competentes las
medidas necesarias para la atención de las víctimas, la garantía de su
seguridad personal y familiar, y la protección frente a toda publicidad que
implique un ataque indebido a su vida privada o dignidad”, y finaliza la
norma indicando que:”[l]as medidas de atención y protección a las víctimas
no podrán redundar en perjuicio de los derechos del acusado o de un juicio
justo e imparcial, ni serán incompatibles con estos”. Por su parte, el artículo
296 dispone que las víctimas pueden acudir, tanto al fiscal como al juez de
conocimiento, para reclamar las medidas necesarias en favor de su seguridad y
el respeto a su intimidad. A su vez, el artículo 297 asigna al fiscal,
exclusivamente, la función de comunicar a la víctima “[l]os derechos
reconocidos, las facultades que puede ejercer por los perjuicios causados con
el injusto, y de la disponibilidad que tiene de formular una pretensión
indemnizatoria en el proceso o en el incidente de reparación integral (…)”.
Asimismo, el artículo 298 le fija a la Fiscalía General Penal Militar, la función
de suministrar información sobre todos los aspectos en él enumerados.

10.3.9.5. En este contexto, a continuación, el artículo 299 regula la


intervención de las víctimas en la actuación penal y se refiere a la garantía del
derecho al acceso a la administración de justicia para aquellas personas que,
aunque no tengan los recursos económicos necesarios, puedan contar con un
defensor de oficio. Para tal efecto, la mencionada disposición le atribuye a la
Fiscalía Penal Militar, en el numeral objeto de análisis, la función de designar
defensor de oficio.

10.3.9.6. Así las cosas, no se encuentra que, prima facie, esta distribución de
competencia que la preceptiva acusada imputa a la Fiscalía Penal Militar, en

150
relación con la representación judicial de las víctimas, suponga un
desconocimiento, per se, de los derechos de las víctimas a la igualdad, al
debido proceso, a la asistencia jurídica y al acceso a la administración de
justicia. De hecho, resulta consecuente que, al órgano al que corresponde el
ejercicio de la acción penal y la investigación de los delitos, y velar por la
protección especial de las víctimas en el proceso, que para el caso de la
Jurisdicción Penal Militar y Policial es a la Fiscalía Penal Militar, se le haya
impuesto también la función de intervenir en la asignación de abogado a las
víctimas que no cuenten con los recursos para nombrar uno de su confianza,
como una manifestación de la garantía de acceso a la administración de
justicia a la asistencia jurídica y al debido proceso.

10.3.9.7. Ahora bien, en términos del escrito de demanda, el cuestionamiento


sobe la posible afectación de los derechos de las víctimas se fundamenta en
que la designación del defensor de oficio por parte de la Fiscalía Penal Militar
“significa que para esta representación se acudirá a la estructura
administrativa de dicha jurisdicción y será entonces un militar o civil al
servicio de esta [institución] quien defienda los intereses de las víctimas en la
actuación penal; subrogando entonces las funciones otorgadas
constitucionalmente a la Defensoría del Pueblo para asignarlas quizás a la
Defensoría Técnica Militar creada por la ley 1765 de 2015”.

10.3.9.8. Se plantea, pues, que la designación del defensor de oficio a cargo de


la Fiscalía Penal Militar supone una suplantación de las funciones de la
Defensoría del Pueblo en cuanto órgano de dirección del Sistema de Defensa
Técnica y Especializada, de conformidad con el artículo 282 Superior, lo que
en última instancia redundaría, según afirman los actores, en la afectación de
los derechos de las víctimas que ya fueron señalados. Para abordar esta
cuestión, resulta conveniente, antes, hacer una aclaración sobre los
mecanismos que garantizan la defensa técnica en los procesos penales,
primero, en relación con el régimen especial de defensa de la Fuerza Pública
al que hacen referencia los accionantes, y, segundo, en relación con el sistema
de defensa pública en los casos en que, como indica la norma acusada, una
víctima no cuenta con los recursos suficientes para proveerse la defensa de sus
derechos.

10.3.9.9. En este contexto, en la actualidad, la Fuerza Pública cuenta,


efectivamente, con un sistema especial para la defensa disciplinaria y judicial,
en este último caso en materia penal, regulado por la Ley 1698 de 2013 “[p]or
la cual se crea y organiza el Sistema de Defensa Técnica y Especializada de
los miembros de la Fuerza Pública, y se dictan otras disposiciones”. Dicho
Sistema de Defensa Técnica y Especializada, tiene como objeto, de
conformidad con el artículo 2º de la ley mencionada, garantizar “a los
miembros activos y retirados de la Fuerza Pública una adecuada
representación, para materializar el derecho fundamental a la defensa en las
instancias disciplinarias o jurisdicción penal ordinaria y especial en el orden
nacional, internacional y de terceros Estados por excepción, previstas en la
ley para cada caso, de conformidad con la reglamentación que para tal efecto

151
determine el Gobierno Nacional”. El cual, como dispone el artículo 3º se
gobierna, entre otros, por el principio de gratuidad.

10.3.9.10. Al respecto, es de tener en cuenta que, en su oportunidad, esta


Corporación examinó la constitucionalidad de ciertas disposiciones de la
mencionada ley, en la Sentencia C-745 de 2015, para lo cual la Corte se
planteó, entro otros problemas jurídicos, si se vulneraba el artículo 282-4
Superior, al crearse el Sistema de Defensa Técnica y Especializada (SDTYE),
sin la dirección de la Defensoría del Pueblo.

10.3.9.11. Para resolver este asunto, la Corte arguyó que “el legislador tiene
competencia, en aras de optimizar la protección del derecho a la defensa
técnica para focalizar su atención en grupos poblacionales que por sus
particularidades, requieran de alternativas de representación judicial
diferenciada, teniendo en cuenta que este tipo de medidas aumentan el
estándar de protección”. Y, en concreto, esta Corporación señaló que resultaba
constitucionalmente admisible la creación de un régimen especial para los
miembros de la Fuerza Pública, “dado que por el riesgo permanente al que
están expuestos sus integrantes en defensa de la independencia nacional, las
instituciones públicas y los derechos de todas las personas (arts. 2 y 221 C.P.),
el Estado está obligado a garantizar su defensa técnica, “teniendo en cuenta
que hay un ejercicio legítimo de la fuerza, en la tarea que desarrollan”, sin que
pueda entenderse como un privilegio”.

10.3.9.12. En estos términos, el Sistema de Defensa Técnica y Especializada


para los miembros de la Fuerza Pública está justificado por un factor
subjetivo, y por ende, determina que todos los miembros de la Fuerza Pública
en servicio activo y en retiro, sin distinción, cuentan con la posibilidad de una
representación judicial en los procesos disciplinarios y penales. Siendo ello
así, en principio, nada obsta para que, asimismo, un miembro de la fuerza
pública, que tenga la condición de víctima, pueda ser destinatario de los
servicios de este sistema especializado.

10.3.9.13. En sentido contrario, los civiles, bajo ninguna condición, pueden


ser beneficiarios de los servicios del Sistema de Defensa Técnica y
Especializada de la Fuerza Pública, razón por la cual, inicialmente, cuentan
con la posibilidad de contratar un abogado de confianza para la defensa de sus
derechos.

10.3.9.14. Ahora bien, el ordenamiento jurídico, con fundamento en los


artículos 29 y 282 de la Constitución Política, ha dispuesto el Sistema
Nacional de Defensoría Pública (SNDP) para garantizar el derecho a la
defensa técnica de las personas que no cuentan con los recursos para designar
un abogado de confianza. Este SNDP fue organizado por la Ley 941 de 2005,
la cual estableció en su artículo 1º que su finalidad es “ proveer el acceso de
las personas a la Administración de Justicia en materia penal, en condiciones
de igualdad y en los términos del debido proceso con respeto de los derechos
y garantías sustanciales y procesales”. En el artículo 2º, dispone que su
cobertura estaba destinada a “las personas que por sus condiciones

152
económicas o sociales se encuentran en circunstancias de desigualdad
manifiesta para proveerse, por sí mismas, la defensa de sus derechos”. Y, por
último, debe llamarse la atención en que la dirección de este SNDP está a la
cabeza del Defensor del Pueblo, pues como dispone el artículo 13: “[e]l
Sistema Nacional de Defensoría Pública es un servicio público que organiza,
dirige y controla el Defensor del Pueblo, en favor de las personas que lo
requieren para asumir su asistencia y representación judicial y garantizar el
pleno e igual acceso a la administración de justicia en materia penal”.

10.3.9.15. Como se puede observar, la Ley 941 de 2005, da la posibilidad a las


víctimas que, como en el caso previsto en la disposición objeto de examen
-numeral 5º del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010-, no cuentan con los
recursos económicos suficientes para designar un abogado de confianza que
los represente en el proceso, en defensa de sus derechos, intereses y garantías.
Dicha posibilidad se traduce, como se ha explicado, en el acceso al Sistema
Nacional de Defensoría Pública (SNDP) para que este asuma la asistencia y
representación judicial en materia penal, ante la imposibilidad de la persona
para hacerlo a través de un abogado de confianza.

10.3.9.16. A partir de lo anterior, se puede concluir, con miras a resolver el


problema jurídico propuesto, que en el caso de la representación técnica de las
víctimas en el proceso penal militar, debe atenderse al factor subjetivo al que
anteriormente se hizo referencia. En consecuencia, si la víctima hace parte de
la fuerza pública, por ese sólo hecho, cuenta con los servicios del Sistema de
Defensa Técnica y Especializada, mientras que si la víctima es un civil, y no
está en condiciones de designar un abogado de confianza, accede al Sistema
Nacional de Defensoría Pública, bajo la organización, dirección y
coordinación del Defensor del Pueblo. En consecuencia, en tratándose de
víctimas civiles que no cuenten con capacidad económica, el fiscal penal
militar competente, en el ejercicio de sus funciones, deberá realizar la
asignación de un abogado de oficio conforme con el Sistema Nacional de
Defensoría Pública.

10.3.9.17. Así las cosas, la Corte advierte que la función atribuida a la Fiscalía
Penal Militar, no constituye una vulneración de los derechos de las víctimas en
los términos acusados por los accionantes, toda vez que, dentro de la
autonomía que los artículos 150-1 y 282-4 de la Constitución le otorgan al
legislador para regular el servicio de defensa pública, a la que se hizo
referencia en la Sentencia C- 745 de 2015, resulta constitucionalmente
admisible atribuir a la Fiscalía Penal Militar, en tanto autoridad vinculada con
la protección de los derechos de las víctimas, la función de designarle abogado
a las víctimas que no cuenten con recursos para nombrar uno de confianza, a
la luz de la normatividad vigente para ello.

10.3.9.18. Lo anterior no implica un desconocimiento de las reglas que el


ordenamiento ha establecido para esta asignación en la que la Fiscalía Penal
Militar asume un rol determinante. Es decir que, tratándose de una víctima
civil, la asignación a cargo de la Fiscalía Penal Militar debe observar, en todo
caso, el Sistema Nacional de Defensoría Pública, el cual se encuentra bajo la

153
organización, dirección y coordinación del Defensor del Pueblo, por lo tanto
no se produce subrogación alguna de sus funciones. Mientas que si la víctima
es un miembro de la Fuerza Pública, en servicio activo o en retiro, la misma
tiene acceso directo al Sistema de Defensa Técnica y Especializada para la
Fuerza Pública.

10.3.9.19. Conforme con dicha interpretación, no encuentra la Corte que la


función atribuida a la Fiscalía Penal Militar en el numeral 5 del artículo 299
de la Ley 1407 de 2010, para asignarle a la víctima un defensor de oficio
durante la investigación, cuando esta no cuente con los recursos para nombrar
uno de su confianza, afecte los derechos de aquellas a la igualdad, al debido
proceso, a la asistencia jurídica y al acceso a la administración de justicia. Al
respecto, entiende la Corte que tal competencia viene a constituirse en una
garantía adicional al objetivo de asegurar los derechos de las víctimas, en
particular, en cuanto hace al ejercicio de su derecho a la defensa, cuando el
mismo no puede ser garantizado por ellas directamente, sin que ello implique
afectar la atribución reconocida por la Carta Política a la Defensoría del
Pueblo para coordinar, organizar, dirigir y controlar el Sistema Nacional de
Defensoría Pública, ni suplantar o sustituir el cumplimiento de sus funciones.

10.3.9.20. En relación con esto último, advierte la Corte que, en todo caso, la
norma demandada, el numeral 5° del artículo 299 de la Ley 1407 de 2010, no
hace claridad sobre la condición de la víctima -miembro de la fuerza pública o
civil- para efectos de determinar el sistema de defensoría pública al que puede
acudir, en el caso de no contar con los medios suficientes para contratar un
abogado de confianza que la represente en el proceso. Al respecto, la citada
norma se limita a señalar que “si la víctima no contare con medios suficientes
para contratar un abogado a fin de intervenir, previa solicitud y
comprobación sumaria de la necesidad, la Fiscalía Penal Militar le designará
uno de oficio”.

10.3.9.21. La circunstancia de que la norma acusada no permita distinguir


entre víctimas civiles o miembros de la fuerza pública, puede dar lugar a
interpretaciones contrarias a la Constitución, particularmente frente a las
víctimas que tienen la condición de civiles, en caso de considerarse que las
mismas no tienen acceso al Sistema Nacional de Defensoría Pública, bajo la
organización, dirección y coordinación del Defensor del Pueblo.

10.3.9.22. A la luz de lo expresado, esta Corporación procederá a declarar la


exequibilidad condicionada, por los cargos analizados, de la expresión “la
Fiscalía Penal Militar”, contenida en el numeral 5º del artículo 299 de la Ley
1407 de 2010, en el entendido que, tratándose de víctimas civiles que no
cuenten con medios suficientes para contratar un abogado, la Fiscalía Penal
Militar deberá garantizarles su acceso al Sistema Nacional de Defensoría
Pública (SNDP).

VII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional de la República de

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Colombia, en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE

PRIMERO.- Declarar EXEQUIBLE, por los cargos analizados, la expresión


“La presente ley se aplicará en lo pertinente, a los miembros de la Fuerza
Pública en servicio activo o en retiro, así como al personal civil o no
uniformado que desempeñe cargos en la Justicia Penal Militar y Policial”,
contenida en el artículo 2 de la Ley 1765 de 2015, en el entendido que la
competencia de la justicia penal militar y policial se circunscribe únicamente
al juzgamiento de los delitos cometidos por los miembros de la fuerza pública
en servicio activo y en relación con el mismo servicio -no obstante que con
posterioridad se hayan retirado del servicio-, con lo cual, la Ley 1765 de 2015
aplica a los miembros de la Fuerza Pública en retiro y al personal civil o no
uniformado solo en relación con las medidas de carácter laboral y
administrativo en ella previstas, en cuanto las mismas les sean exigibles por
razón de su vinculación a la planta de personal de los órganos de la Justicia
Penal Militar y Policial.

SEGUNDO.- Declarar EXEQUIBLE, por los cargos analizados, los artículos


109 y 110 de la Ley 1765 de 2015, en el entendido que la víctima también
podrá intervenir en la celebración de acuerdos y preacuerdos entre la Fiscalía
Penal Militar y el imputado o acusado, para lo cual deberá ser oída e
informada de su celebración por el fiscal, y oída por el juez encargado de
aprobar el acuerdo, quien para su aprobación velará por que el mismo no
desconozca o quebrante garantías tanto del imputado o acusado, como de las
víctimas.

TERCERO.- Declarar INEXEQUIBLE la expresión “directo” contenida en


el artículo 294 de la Ley 1407 de 2010.

CUARTO.- Declarar INEXEQUIBLE el numeral 4° del artículo 299 de la


Ley 1407 de 2010.

QUINTO.- Declarar EXEQUIBLE, por el cargo analizado, la expresión “la


Fiscalía Penal Militar”, contenida en el numeral 5º del artículo 299 de la Ley
1407 de 2010, en el entendido que, tratándose de víctimas civiles que no
cuenten con medios suficientes para contratar un abogado, la Fiscalía Penal
Militar deberá garantizarles su acceso al Sistema Nacional de Defensoría
Pública (SNDP).

SEXTO.- Declararse INHIBIDA para emitir pronunciamiento de fondo sobre


la constitucionalidad de la totalidad de la Ley 1765 de 2015, en relación con
los cargos formulados en su contra, por ineptitud sustantiva de la demanda.

SEPTIMO.- Declararse INHIBIDA para emitir pronunciamiento de fondo


sobre la constitucionalidad de los artículos 8, 9, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 42
y 43 de la Ley 1765 de 2015, en relación con los cargos formulados en su

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contra, por ineptitud sustantiva de la demanda.

OCTAVO.- Declararse INHIBIDA para emitir pronunciamiento de fondo


sobre la constitucionalidad del artículo 298 de la Ley 1407 de 2010, en
relación con el cargo formulado en su contra, por carencia actual de objeto.

Notifíquese, comuníquese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional y archívese el expediente.

MARÍA VICTORIA CALLE CORREA


Presidenta

LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ


Magistrado

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO


Magistrado

GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO


Magistrada

JORGE IVAN PALACIO PALACIO


Magistrado

JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB


Magistrado

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado

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LUIS ERNESTO VARGAS SILVA
Magistrado

MARTA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO


Secretaria General

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