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“ Intervención en crisis: un método fuera de lo normal”

Fajardo Gómez Claudia Pamela

La vida del ser humano se constituye a lo largo de los años, por medio de experiencias y

hechos que van determinando la personalidad de cada uno, en donde diversos factores de

distintas índoles como personales, sociales, familiares, etc. influirán en la forma en como

reaccionamos a diferentes sucesos inesperados (Fernández, 2010), pero cada persona lo hará de

distinto modo, esto dependiendo del contexto y gravedad del evento, por lo tanto puede llegar a

generarse un desequilibrio emocional y psíquico que traería con ello tanto consecuencias que

pudieran afectar la interacción de la persona con su entorno como su quehacer de la vida diaria.

Por lo tanto, surge el interés de realizar el presente trabajo, que tiene como propósito explicar

las características del desequilibrio psíquico que surge a partir de un evento inesperado y

repentino, a lo que su le conoce como crisis, al igual que poder explicar de forma breve el

proceso de intervención y de apoyo a las personas que se enfrenten a dichas situaciones, ya que,

en este tipo de circunstancias, el proceso de intervención difiere de lo que comúnmente se lleva a

cabo en la terapia psicológica.

Es preciso entender en primera instancia lo que es una crisis y que esta puede ser de dos tipos:

las de desarrollo, que son aquellas que ocurren en cada etapa del desarrollo del ser humano en

donde se efectúan cambios significativos en la vida de la persona, que conforman esta transición

de una etapa a otra, pero depende de cómo se resuelvan estos cambios, puede que al no lograr

integrarlos a la personalidad, la persona entraría en un estado de crisis, que podría generar el

desequilibrio psíquico; estas crisis del desarrollo o vitales se considerarían esperadas, ya que algo

como la muerte por la edad o enfermedad son parte de este proceso de crecimiento .
El otro tipo de crisis son las circunstanciales, que son eventos totalmente inesperados y

accidentales, y que en su mayoría están determinadas por factores ambientales, por ejemplo,

desastres naturales, o la perdida inesperada de una ser amado(Slaikeu, 1996), y la crisis incide en

el impacto que genero él evento en el equilibrio psíquico de la persona, de acuerdo a lo que dice

Slaikeu (1996) “Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado

principalmente por una incapacidad del individuo para manejar situaciones particulares

utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener

un resultado radicalmente positivo o negativo.”

El autor Caplan (1966) describe que el factor esencial para que se genere una crisis, es el

desequilibrio entre la importancia y la dificultad del suceso y los recursos con los que cuenta la

persona para poder afrontar el problema en ese momento. Estos recursos pueden ser materiales,

sociales y emocionales, que son esenciales al momento de evaluar el impacto de la crisis al igual

que otros factores importantes como la severidad del evento y el contexto social en el que se

encuentra la persona.

Los factores personales que tienen influencia sobre el desarrollo de la crisis son aquellos que

se relacionan con la historia y desarrollo psicosocial del individuo, sus creencias y la perspectiva

que tenga del evento; Los factores sociales son los se relacionan con las interacciones sociales y

la realidad de su medio, la cultura y el contexto socioeconómico en el que se encuentre, así

también las redes de apoyo de las que disponga; los factores materiales son aquellos relacionados

con los servicios a los que tenga disponibilidad, si posee los recursos económicos para buscar un

apoyo más especializado, etc.

El desequilibrio psíquico se caracteriza por hechos que alteran el pensamiento y las

actividades cotidianas, por ejemplo, hay cansancio y confusión, sentimientos de desamparo,


ansiedad, dificultad para concentrarse en labores rutinarias, alteración en el funcionamiento de

las relaciones sociales, familiares y laborales, e incluso síntomas físicos como dolor de cabeza,

mareos y presión elevada, etc. que posteriormente pudieran ocasionar algun trastorno en la

persona.

La crisis puede traer consigo tanto consecuencias negativas como positivas, como Caplan (1966)

lo afirma:

Cada crisis representa tanto la oportunidad de un desarrollo como el peligro de un deterioro

psicológico. Es una estación de paso en un sendero que se aleja o se dirige hacia el trastorno

mental. El desenlace de la crisis depende del reacondicionamiento de un complejo de fuerzas

conflictivas durante el período de desequilibrio. Algunas de ellas se originan en el interior del

individuo y se relacionan con la estructura de su personalidad y con la experiencia biopsicológica

pasada. Otras surgen del medio ambiente habitual, particularmente los cambios en la intensidad

de las circunstancias peligrosas y la ayuda o interferencia perjudicial de terceros: familiares,

amigos, y consejeros formales e informales a los que se pueda recurrir. (p.69)

La crisis se conforma por diferentes fases que dependen de los recursos con los que cuenta la

persona:

La primera fase consta de una elevación de la tensión por el impacto de un suceso externo, y

es aquí en donde la persona utiliza sus métodos habituales para solucionar problemas de esa

índole. Posteriormente, si estos métodos fallan ante la solución del problema, y este continua

presente, y por lo tanto incrementa su severidad, la tensión en el individuo aumentara

significativamente. Cuando esto sucede, se buscan otras formas de solucionar el problema con tal

de reducir la tensión, estas pueden ser las siguientes: buscar la forma de reducir la amenaza

externa, tener éxito en las nuevas estrategias para solucionar el problema, redefinir el problema,
o renunciar a propósitos fijos que resulten difíciles de cumplir. Empero, si nada de esto funciona

y la tensión sigue en aumento, llegara el punto limite que dará lugar a la desorganización

emocional grave (Caplan, 1966).

El proceso de intervención en crisis, llamado “Primeros Auxilios Psicológicos” (PAP) y se

conforman de diferentes pasos que Slaikeu (1996) describió y son los siguientes:

1. Realizar el contacto psicológico: se le invita a la persona a hablar y se escucha

atentamente los hechos y los sentimientos, al mismo tiempo que invitar a la reflexión,

tomar una postura empática y en ocasiones tener contacto físico como apoyo afectivo.

2. Examinar la dimensión del problema: se indaga acerca del acontecimiento, es importante

revisar cuáles son sus fortalezas y debilidades, así como conocer los recursos personales,

sociales y materiales con los que cuenta.

3. Analizar posibles soluciones: se le pregunta a la persona que es lo que ha intentado hasta

ese momento, y al mismo tiempo proponer nuevas alternativas.

4. Asistir en la ejecución de acción concreta: aquí es necesario ejecutar soluciones

inmediatas, con el propósito de satisfacer las necesidades que en ese momento lo

requieran.

5. Seguimiento: este es el último paso, y consiste en poder asegurar la retroalimentación y

examinar los posibles procedimientos para el seguimiento, y establecer un convenio con la

persona.

Después de los PAP, viene lo que es la intervención de segunda instancia, la terapia de crisis

“Este proceso de translaboración es un esfuerzo mucho más extensivo que los primeros auxilios

psicológicos, y que requiere más tiempo y un nivel más alto de entrenamiento para el

terapeuta”(Slaikeu, 1996). Esta es más eficaz si se lleva a cabo en momentos cercanos al evento
de desorganización, como esta idea de la ley de Hensel: la efectividad el proceso dependerá de la

cercanía que se tenga al evento, mientras más próximo, más efectivo será.

En conclusión, se entiende que este tipo de intervención difiere en gran manera a la forma

tradicional de tratamiento psicológico, ya que se rompen esquemas en la relación de psicólogo y

paciente, en la forma de afrontamiento a los problemas, al igual que el tiempo que comúnmente

se establece en la terapia tradicional, que suele ser de una hora aproximadamente, en estos casos

el tiempo que se lleve en el acompañamiento no es limitado, ya que el objetivo es lograr todos

los pasos de los PAP en una sola sesión, para así posteriormente pasar a la terapia de crisis.

Es impresionante como el ser humano es capaz de lograr esta homeostasis cuando cuenta con

las herramientas y los recursos necesarios para hacerlo, pero también resulta interesante que no

todas las personas tienen la accesibilidad a estas herramientas, o que simplemente no cuentan

con los recursos personales, sociales y familiares para afrontar estos eventos, empero, la

intervención en crisis busca brindar este apoyo y soporte a las personas cuando se encuentran en

estas circunstancias.

Por último, es importante destacar la importancia de estar calificados para poder ser herramienta

en eventos como desastres naturales o circunstancias en donde algun amigo o conocido se

encuentre en peligro y que requiera estos primeros auxilios psicológicos, ya que no es algo que

sea de índole única para los profesionales de la salud, sino que refiere a todo aquel que desee

ayudar a los demás.


Referencias

Caplan, G. (1966). Principios de psiquiatría preventiva. Buenos Aires Argentina: Paidós.

Fernández Márquez, L. M. (2010). MODELO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS. MASTER EN

TERAPIA PARA ADULTOS DEL GRUPO LURIA.

Slaikeu, K. (1996). Intervención en Crisis. manual para practica e investigación (2.a ed.).

México: El Manual Moderno.

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