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Este electrodoméstico calienta los alimentos agitando sus partículas, manipulándolos desde
su división mínima, agita la unidad matérica del alimento para subirle la temperatura. Al
salir del horno, la comida se ve igual, a veces no. Pero si el alimento fue trabajado desde su
unidad indivisible, agitado desde su esencia atómica, ¿sigue siendo lo mismo? Me pregunto
que clase de operación artística es la que realiza el microondas, juega con la esencia de la
materia sin transformarla. Otro punto relevante es la comida precocida, lista para preparar
al microondas… simplemente me supera.
¿Opera el microondas con el arte como lo hace con la comida? ¿Qué hacen los espacios de
arte con las obras y los artistas?
Este espacio de exposición al interior de Las Encinas 3370, es un horno reflexivo, que genera
panes de ideas, listas para engullirse.
La facultad, lugar donde se forman, egresan, y enseñan artistas consagrados del circuito
artístico nacional. Donde se están canalizando las imágenes del arte, recalentando en un
microondas, sistema hermético en el que ingresan elementos seleccionados (no entran
solos, hay que elegir qué comer y meterlo al horno).
Las obras inevitablemente pasan por el microondas, que las reviste de su estatus de obra o
al artista de artista consagrado gracias a la operación de microondas, siguen siendo lo
mismo, pero esta operación invisible los trabajó al nivel de su unidad básica. Ser citado
dentro del circuito artístico reviste al artista o la obra de importancia o carácter de hito.
Volviendo a la primera exposición, los objetos unidos en una amalgama de cera. Pelos, una
llave, un candado, un botón, etc…, todo unido en un único objeto a través del fragüe de la
cera. Esto es lo que provoca la acción de las microondas sobre un cuerpo blando, fusión.
LA OBRA:
Que se necesita:
- El microondas de galería microondas. Podría ser cualquiera, pero todo cobra sentido
con la galería.
- Un recipiente con reproducciones pequeñas y a color de obras de arte universales
clásicas y emblemáticas.
- Un recipiente con reproducciones pequeñas y a color de obras de arte emblemáticas
del arte chileno.
- Matrices para fundir imágenes. Quizá de silicona, lo importante es que sea
transparente, que permita ver que son elementos distintos fusionados en un objeto.
- Una regleta
- Materiales para intervenir. Por tratarse de reproducciones en papel, estos deben ser
lápices. No hay nada en contra de otras herramientas para intervenir y/o destruir,
pero la idea es mantener visibles o comprensibles las imágenes. El material de estas
reproducciones no permitiría a la imagen sobrevivir a otro tipo de intervención.
- Etiquetas bien bonitas que digan: Made in Las Encinas 3370.
- Alguien con una cámara haciendo registro, tiene que ser con audio, para apreciar el
timbre final del microondas, es muy importante.
Este tema refiere a la importancia del contexto en que se realiza la operación de cita. El
origen de la actual escuela es la Academia de Pintura creada en 1849, de la cual fue director
Alessandro Cicarelli. Podemos analizar la referencia desde el origen de la institución. La
academia se creó bajo el gobierno de Manuel Bulnes, dentro del proyecto de formar una
república, la cual se sustenta sobre instituciones oficiales de gobierno. Todo lo creado bajo
este proyecto, tuvo su ejemplo en la república francesa. Y la academia no fue la excepción,
la noción de gusto que se insertó fue la del neoclasicismo francés. Esta rigió tanto las
enseñanzas como la producción llevada a cabo en la Academia. Efectivamente lo que fundó
la institución fue la impronta de un gusto extranjero, una cita a desarrollar, pero no para
refutar, si no para mantenerse ceñido a ella. Pensando la actual institución, la referencia
continúa, pero ahora es más intratextual que en los comienzos. La escuela se reviste de un
carácter tradicional característico, procurando que su cuerpo docente se conforme por los
artistas que se formaron en la institución. Un sello o marca [Made in Las Encinas 3370]. De
todos modos, esta conducta se repite en la mayoría de las escuelas de arte.
La comparación echa entre el microondas y una vitrina es esencial. A lo que quiero llegar
con esto es que la contemplación de una obra existente, que está revestida de importancia
o algún relato que la posiciona como un hito dentro de la historia del arte, se basa en una
distancia. Esta es la distancia de existencia previa, la obra ya es, y si se quiere expandir su
significado, hay que citarla. Esta es la bondad y versatilidad de la imagen, hay un original
que siempre existirá, pero al ser reproductible, puede ser intervenida y así resignificada. Es
como el pan con queso en el microondas, el verlo desde afuera del aparato genera deseo
en la persona, pensamientos en el espectador de la obra, y la acción recalentadora del
microondas es la cita, se interviene el alimento, pero sigue siendo el mismo, se interviene y
resignifica la obra, pero siempre existirá el referente. La comida ahora está caliente, la
referencia sigue existiendo intacta, pero ahora hay una nueva obra donde es referenciada
y pensada. La reflexión que libera la cita (acción) reemplaza la técnica y la herramienta,
alimento intelectual e inmaterial, como las ondas del microondas.
Creo que lo central en este asunto es lo nutritivo y alimenticio. Recalentar imágenes del
arte nos nutre de pensamientos, calentar la comida en el microondas hace que la comamos
y alimentemos, ¿cómo saber que está lista? Lo está cuando suena el pitido del microondas.