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Gabriela Hernández- 201423673

Psicología
Insectos y salud mental
El miedo es una emoción innata (Ekman, 1992) que cumple un papel adaptativo
importante en la vida de los humanos y de los animales. El miedo agudiza los sentidos,
prepara los músculos y acelera el ritmo cardiaco; es una emoción básica que nos mantiene
vivos. Sin embargo, es común encontrarse con expresiones de miedo que parecen no
mostrar carácter adaptativo como el pánico escénico y la ansiedad social, entre otros. En
este punto es importante separar miedo de fobia, ya que usualmente se usan de manera
intercambiable, pero tienen connotaciones distintas. Como se aclaró antes, el miedo es una
emoción adaptativa y que se considera dentro de los parámetros “normales”, por otro lado,
las fobias son condiciones muchas veces inhabilitantes que tienen efectos nocivos para la
salud de la persona además de dificultar el desarrollo de las actividades diarias.
Bajo el Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (5th ed.; DSM–
5; Asociación Americana de Psiquiatría [APA], 2013), las fobias específicas (que muchos
denominan miedos irracionales) se encuentran en el grupo de los desórdenes de ansiedad,
ya que generan altos niveles de ansiedad incluso sólo con la expectativa del encuentro con
el objeto de miedo. Dentro de las fobias específicas el manual distingue la fobia a los
animales, a la sangre y a las agujas, al ambiente (tormentas, alturas, etc.) y situacionales
(ascensores, aviones o espacios cerrados). Esta distinción pretende dar una guía para el
diagnóstico y el tratamiento de las fobias por parte de los psicólogos o los psiquiatras. Una
fobia específica muy común, que comúnmente se confunde con el miedo tradicional, es la
entomofobia, o fobia a los insectos.
Se sabe poco sobre la entomofobia, y no hay una explicación única sobre su
aparición. El DSM-5 propone 4 posibles explicaciones para el origen de las fobias: 1.
Ocurren después de un evento traumático que involucra el objeto de miedo (insecto), 2.
Ocurren después de ver como una persona cercana sufre un evento traumático que
involucra un insecto, 3. Los individuos sufren de un ataque de pánico inesperado y lo
relacionan con el insecto, y 4. Hay una alta transmisión de información, especialmente en
los medios de comunicación (APA, 2013). Estas razonas parece obvias y suficientemente
específicas para explicar la entomofobia, ya que el contacto con insectos es frecuente en
la vida diaria. Sin embargo, hay casos reportados en los que no ocurre ninguna de las
anteriores y aun así se desarrolla la fobia. Es decir, estas explicaciones no son suficientes
para el explicar el fenómeno (Querol, 1997). Desde la psicología autores psicodinámicos
como Freud, han propuesto otras explicaciones para las fobias, sin embargo ninguna logra
cumplir todas las posibles variaciones y diferencias que se encuentran entre los casos. Por
otro lado, Seligman (1971) propuso que, gracias a la evolución, los humanos tenemos una
alta tendencia y preparedness a aprender a temerle a los objetos y a las situaciones que
han amenazado la supervivencia de la especie a lo largo de su evolución. En ese orden de
ideas, parece explicar de manera un poco más precisa la entomofobia, ya que hay algunos
venenos y mordidas de insectos que causan mucho dolor, así como enfermedades que
estos transmiten que son perjudiciales para nuestra salud.
Pues bien, entonces ¿es justificada la entomofobia? Según el centro de prensa de
la Organización Mundial de la Salud (s.f.), las principales causas de muerte de las personas
en el 2013 fueron las enfermedades no trasmisibles, específicamente las enfermedades
cardiovasculares. En el listado de las principales causas de muerte, no se encuentra
ninguna asociada a los insectos, ni a las enfermedades que algunos transmiten. Sin
embargo, no es justo intentar racionalizar la entomofobia, pues los desórdenes mentales
son enfermedades que nadie elige tener. En este orden de ideas, existe una condición
bastante peculiar que se denomina Delirio de parasitosis o síndrome de Ekbom. Aunque no
es entomofobia, representa una forma en la cual los insectos influyen en la mente de las
personas. En primer lugar, el delirio de parasitosis es un subtipo del trastorno delirante,
poco frecuente, en el cual la persona cree, firmemente, que su cuerpo se encuentra
infestado de insectos (Munoz y Bayona, 2015). La mayoría de los pacientes recurren a
consulta por dermatología, ya que la psicosis hace que sientan extrema incomodidad y
sufran lesiones por púrito. El desorden se asocia principalmente a artrópodos como
psycodinos (Diptera: Psychodinae), psócidos (Psocoptera), moscas (Diptera:
Cyclorrhapha), homópteros (Homoptera), hormigas (Hymenoptera: Formicidae), (isópteros)
y arañas (Arácnida: Aranea) (Calderón-Arguedas y Troyo, 2012) y es comúnmente mal
diagnosticado por el poco conocimiento que hay de la enfermedad. Adicionalmente, los
pacientes (convencidos de que tienen tanto ecto como endo parasitos) recurren a los
laboratorios de entomología y a profesionales de la piel, que no pueden proveer la ayuda
que requieren.
Pues bien, los insectos parecen tener una relación cercana con la salud mental de
los humanos, trsitemente se da bajo la sombra de la enfermedad mental. Desde fobias
hasta trastornos delirantes, es evidente la fuerte impresión que han dejado en la conciencia
colectiva, así como su cercanía con la vida diaría de las personas.

Referencias
Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). el Manual Diagnóstico y Estadístico de
Desórdenes Mentales (5ta ed.). Washington, DC: Author
Calderón-Arguedas, Ó., & Troyo, A. (2012). Parasitismo imaginario: experiencia clínica y
diagnóstica. Acta Médica Costarricense, 54(3), 189–192.
Ekman, P. (1992). An argument for basic emotions. Cognition & emotion, 6(3-4), 169–200.
Munoz, H., & Bayona, L. (2015). Ekbom syndrome: apropos of a case. Revista Colombiana de
Psiquiatría, 44(1), 28-32. https://doi.org/10.1016/j.rcp.2014.09.001
Organización Mundial de la Salud. (s. f.). Las 10 causas principales de defunción en el mundo.
Recuperado 24 de noviembre de 2016, a partir de
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs310/es/
Querol, A. (1997). Artópodos y psicopatología: aproximación a dos entidades clínicas. Los
Artrópodos y el Hombre, 20, 217-221.
Seligman, M. E. (1971). Phobias and preparedness. Behavior therapy, 2(3), 307–320.

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