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Según Eduardo palma (1983) la descentralización territorial permite ampliar las oportunidades de

participación política siendo la parte fundamental de esta reforma otorgar el mismo nivel de recursos
al que estuvieran gastando los gobierno centrales previo a una descentralización. Por otro lado Jordi
Borja (1986) piensa que la centralización desde el punto de vista político ha generado un modelo
tecno burocrático generando una expropiación política de las clases medias y populares. Ante esta
crisis Borja opina que la descentralización una solución factible permitiendo ampliar el campo de
derechos y libertades, viabilizando la incorporación de sectores excluidos a la participación en el
ámbito de la administración pública. Siendo que este autor comparte un punto de vista con Oates
estableciendo que lo esencial para que le proceso de descentralización funcione se debe tomar en
cuenta de que sería conveniente no repartir el poder a gran escala sino más bien grupos pequeños y
organizados.
Según Rondinelli existen cuatro grados de descentralización, los cuales son desconcentración,
delegación, devolución y privatización haciendo énfasis en la desconcentración que consiste en la
redistribución del poder en el ámbito financiero y administrativo, y por otro lado la privatización es
la transferencia de funciones de una compañía pública a una empresa privada reduciendo así los
gastos estatales.

Dolores Rufián afirma que lo decisivo para diferenciar entre descentralización y desconcentración
sería que en el primer caso habría transferencia de competencias de decisión y en el segundo sólo “de
gestión” y en pocas palabras la desconcentración es transferencia de competencias decisorias a
funcionarios designados, manteniendo por este hecho el gobierno central el poder de revocatoria.
Sergio Boiser nos habla sobre tres formas de descentralización tales como la funcional y territorial
que responden a una dependencia del poder central, mientras que la política se genera mediante
procesos electorales. Mientras tanto Christian von Haldenwang contrasta y amplía sus ideas con las
de Rondinelli definiendo los siguiente que la “devolución” sería un caso de descentralización política;
la “desconcentración” y la “delegación” serían situaciones de descentralización administrativa, y la
privatización sería un caso de descentralización económica.
Poco después Campbell y Silverman analizaron que os gobiernos centrales también podrían
desempeñar funciones como agentes de los gobiernos locales. Mientras que Robert Bennet y Huascar
Euguino distingue dos formas básicas de descentralización: una entre niveles de gobierno y otra desde
gobiernos hacia mercados y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo su vez, distingue
básicamente dos formas de descentralización una horizontal y una vertical.
Conclusión:
La descentralización trata de eliminar el centralismo que es un sistema unitario y federal poco
eficiente desde el punto de vista económico, injusto desde el punto de vista social e inaceptable desde
el punto de vista político y cambiarlo por un sistema colectivo el cual sería una opción progresista
ante la crisis de los países socialistas como del estado de bienestar puesto que es consubstancial a la
democracia y al proceso de democratización del estado, pero para poder lograr este sistema lo
fundamental sería viabilizar la participación transfiriendo responsabilidades de planificación,
gerencia, recaudación y asignación de recursos desde el gobierno central y sus agencias a unidades
territoriales, además asegurándose junto con las competencias transferidas un nivel de recursos
similar al que estuvieron gastando los gobiernos centrales antes de la descentralización.

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