Vous êtes sur la page 1sur 1

Si, estoy cansada. Agotada porque no he parado desde que Adrián nació. La maternidad ha consumido mis energías, mi vida.

Ya no soy ni la sombra de lo que era. Apenas me peino, ya ni tacones uso, le dije adiós al maquillaje, me visto con lo primero
que encuentro y hasta tengo una lucha con mi pancita posparto. Ya, me liberé. Lo dije. ¡ESTOY CANSADA!

Al parecer en estos tiempos hay que tener valentía para admitir que la maternidad agota, te consume. Decir lo contrario es
sinónimo de debilidad. Pues no. Hoy escojo las letras para confesarme y desahogarme.

Ser mamá es, sin duda, lo más hermoso, mágico y gratificante que he podido vivir. Pero con eso han llegado momentos de
angustia, dolor, desesperación y de locura. Sentimientos que solo experimentamos las madres y los vamos guardando en un
cajón para que no nos afecten y podamos seguir con la rutina como si nada hubiese pasado. Sufrimos altas y bajas pero
tenemos que estar al pie del cañón. No importa si hace sol o está lloviendo tenemos que salir a enfrentar la vida. Enfermas o
saludables nos tenemos que levantar y seguir luchando con todo. Eso agota. Eso cansa. Entonces, en el instante que puedes
abrir el cajón y ver todo lo que has pasado, te asaltan las lágrimas.

Tengo que hacer un alto. La responsabilidad de ser mamá la he tomado tan a pecho que me he olvidado de mi. Aunque saco
un rato para leer, para ver mi película favorita y hasta para darme un bañito solita, la verdad es apenas le dedico tiempo a mi
apariencia física y estabilidad emocional.

¿Qué siento?

Hay días en los que siento un cansancio extremo y lo único que quiero es echarme a la cama, cerrar los ojos y dormir hasta el
día siguiente.

Hay días en los que siento que ya no puedo más y me he encerrado en el baño solo para llorar.

Hay días en los que me frustro porque no entiendo a mi hijo.

Hay días en que las hormonas no me ayudan y siento que lo estoy haciendo todo mal.

Hay días y hay días.

Cuento con un esposo extraordinario que hace de todo en la casa y lleva muy bien su rol de papá. Créelo o no, eso me hace
sentir peor. Él la lleva muy bien. Entonces, se refuerza la teoría que estoy tomando la maternidad muy a pecho. Estoy cansada.

¿Qué puedes hacer para evitarsentirte abrumada?


– Aprende a organizar mejor tu tiempo y tareas
– ¡Pide ayuda! Delega el cuidado de los niños cuando lo necesites y acepta la ayuda que te ofrezcan de manera sincera
– Procura llevar un estilo de vida saludable: alimentación sana, actividad física regular, rutinas sanas de sueño y buena actitud
– Dedica un tiempo solo para ti, en el que puedas desconectarte de todo y concéntrate sólo en ti
– Pon límites, aprende a respetarlos y a decir que no cuando sea necesario

Recuerda que para que tu familia esté bien, tú tienes que estar bien. Es normal como mamá el estar cansada, pero no
lleves tu cuerpo y tus emociones a un límite que no sea sano.

Vous aimerez peut-être aussi