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Perfil epidemiológico

Los cambios en la estructura de la población, tales como la urbanización y la transición


demográfica, interactúan modificando el perfil epidemiológico del Perú y, por ende, el patrón
de demanda de los servicios de salud (Banco Mundial, 2011). Esta modificación en el perfil
epidemiológico consiste en una transformación de la incidencia relativa de ciertos grupos de
causas de muertes. En el Perú, esto se pone de manifiesto en la disminución en la importancia

relativa de las enfermedades transmisibles y las afecciones originadas durante el período


perinatal a cambio del incremento de las enfermedades crónicas y degenerativas, así como de
aquellas causas relacionadas con la muerte por violencia y las denominadas “externas” (La
mortalidad en Perú, INEI, 2009).

Para estudiar la transición epidemiológica peruana, resulta muy útil la clasificación propuesta
por el Ministerio de Salud (MINSA, 2010) que se detalla a continuación:

i) pretransición (cuando existe un predominio de mortalidad por enfermedades


transmisibles),
ii) postransición (cuando predomina la mortalidad por enfermedades crónicas
no transmisibles), y
iii) transición (cuando no se presenta el dominio de un grupo de enfermedades
en particular).

Los resultados presentados en el estudio MINSA dan cuenta de que el Perú se


encuentra en una etapa de postransición, ya que las enfermedades transmisibles
representaron en 2009 el 26,0% del total de las causas de muerte, mientras que las
enfermedades no transmisibles alcanzaron el 51,0%. Cabe mencionar que para
1990, las únicas regiones que ya se encontraban en postransición fueron Arequipa,
Callao, Ica, La Libertad, Lambayeque, Lima y Tacna.

El paso de un período de transición a uno de postransición implica un cambio en


las principales causas de muerte. Entre los años 1990 y 2009, las enfermedades
transmisibles, maternas, perinatales y nutricionales, que ocupaban las primeras
ubicaciones entre las causas de muerte, fueron desplazadas por enfermedades no
transmisibles (principalmente por enfermedades cardio y cerebrovasculares,
diabetes, cáncer y enfermedades mentales) y por lesiones accidentales e
intencionales. Entre 1990 y 2009, las enfermedades transmisibles pasaron de ser
causantes del 47,0% del total de las muertes del país, a ser el 26,0%. En
contraposición, las enfermedades no transmisibles pasaron de concentrar el 45,0%
de las muertes, en 1990, a más del 60,0%, en 2009. De este modo, en la actualidad
el país enfrenta como reto muy importante el incremento de las enfermedades no
transmisibles y las causas externas, las que requieren de tratamientos más
prolongados, y además más costosos que aquellos exigidos por las enfermedades
transmisibles.

El Gráfico 2.3 permite apreciar las diferencias regionales respecto de la


participación de las causas agrupadas de muerte. Allí se manifiesta que las muertes
por enfermedades transmisibles van desde valores cercanos a 10 cada diez mil
habitantes en los departamentos de Lambayeque, Moquegua y La Libertad, hasta
valores que más que duplican a estos mínimos en los departamentos de Ucayali,
Loreto y Madre de Dios. Para el total país, las muertes por enfermedades
transmisibles se ubican en 14,3 cada diez mil habitantes. Por otro lado, las muertes
por tumores presentan menor dispersión que el resto de las causas de muerte,
ubicándose para el total país en 11,6 cada diez mil habitantes. Luego, las muertes
por causas vinculadas con enfermedades del aparato circulatorio se encuentran
por debajo de 8 cada diez mil habitantes en los departamentos de Moquegua,
Madre de Dios, Tacna, Arequipa y Junín, mientras que valores superiores a 15 se
registran en Cajamarca, Tumbes y Amazonas, siendo este último departamento el
que detenta la mayor cantidad de muertes por esta causa cada diez mil habitantes
(23,2). Finalmente, las muertes por causas externas resultan relativamente bajas
en los departamentos de Lima y Callao (menos de 3 cada diez mil habitantes) pero
existe una gran dispersión y los valores máximos superan ampliamente a estos
mínimos (Huancavelica, Apurímac y Cusco).

Gráfico 2.3. Mortalidad según grupos de causas y regiones, 2009 (Muertes cada
10.000 habitantes)

Recuadro 1. Vigilancia de las enfermedades no transmisibles y sus factores de riesgo

En las últimas décadas, se ha observado a nivel mundial un notorio crecimiento de


las llamadas enfermedades no transmisibles, en especial de la enfermedad
cardiovascular, la diabetes, el cáncer, la enfermedad crónica respiratoria y las
lesiones por causas externas. Esto implica que la carga de enfermedad y
mortalidad atribuida a las enfermedades no transmisibles (ENT) está en aumento.
No obstante, es sabido que las ENT son prevenibles y se cuenta con evidencia
consistente acerca de la efectividad de las intervenciones de promoción,
prevención y tratamiento, lo que justifica implementar acciones. Una estrategia
poblacional de promoción y prevención primaria es considerada la estrategia más
costo-efectiva, sostenible y financiable para afrontar las ENT. Sin embargo, para
poder realizar estas intervenciones, se necesita disponer de información relevante
relacionada con los principales determinantes que intervienen en el desarrollo de
las ENT. En este sentido, las encuestas sobre factores de riesgo representan una
pieza fundamental y son de gran valor. La información obtenida mediante este tipo
de encuestas constituye un insumo vital para poder diseñar y evaluar políticas
efectivas, al permitir conocer la prevalencia y tendencia de los factores de riesgo
en el tiempo. Bajo esta premisa, países de la región ya han implementado
encuestas acerca de sus factores de riesgo. En Argentina, por ejemplo, se comenzó
a trabajar en este tipo de encuestas en 2003, fecha cuando se realizó la validación
de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, que se llevó a cabo en la provincia
de Tierra del Fuego como prueba piloto. Luego, la primera aplicación de la
encuesta se implementó en 2005 y pasó a conformar una base sobre la prevalencia
de factores de riesgo y protectores en población adulta, con representatividad en
el nivel provincial. Más tarde, una segunda encuesta, aplicada en 2009, siguió los
mismos lineamientos, con representatividad provincial de población mayor de 18
años en áreas urbanas de más de 5000 habitantes. Entre las áreas temáticas
incluidas en el estudio se pueden mencionar: peso corporal, alimentación,
tabaquismo, alcohol, diabetes, colesterol, presión arterial, actividad física,
prevención de accidentes, entre otras.

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