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Una teoría de la conspiración

Rosa María Palacios, La República, 6 May 2018 | 6:05 h


Disponible en: https://larepublica.pe/politica/1237774-teoria-conspiracion
TODAS LAS COLUMNAS
Las teorías de la conspiración entretienen, pero no son noticia. Su diversidad, sobre todo en los Estados
Unidos hace que, por décadas, sean carne para tabloides. Desde la resurrección (“Elvis está vivo”); la
negación de acontecimientos históricos(“el hombre no llegó a la luna); el desarrollo de teorías delirantes
como las invasiones reptilianas o la llegada secreta de extraterrestres al gobierno, todo puede leerse. ¿Tienen
su público? Claro que lo tienen. Pueden reírse o tomárselo muy en serio. Con Internet, las posibilidades se
multiplican por millones de espectadores.
Cosa distinta son las noticias falsas. Es decir, parte de la información puede ser cierta, pero está empaquetada
con otros hechos falsos, haciendo falso todo el discurso. Donald Trump acusa a medios muy serios de hacer
esto, pero lo cierto es que hay más mentiras en los enredos políticos del Presidente que en la información
que CNN ofrece.
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En el Perú, con una larga tradición de gobiernos militares para quienes la información es considerada un arma
de guerra, hemos crecido entre psicosociales. Desde el “monstruo de Armendáriz” hasta “la Virgen que
llora”, para no hablar de nuestras resurrecciones (¿recuerdan a Sarah Helen en Pisco?), hay para
todos. Vladimiro Montesinos es considerado el maestro en la desviación de la atención pública desde la
política hacia cualquier temor irreal. Sus sucesores no han logrado su nivel de efectividad.
Sin embargo, todavía tenemos nuevas teorías de la conspiración. Tomemos los últimos acontecimientos
políticos. Un sector nada despreciable de la población cree que el pleito entre Kenji y Keiko siempre fue
fingido y monitoreado por el padre. Frente al público, el hijo bueno peleaba por la libertad del padre y la
hija mala peleaba por el poder. Una vez que ambos lograban los dos objetivos, el papá los amista. El padre
queda libre y la hija con todo el poder para controlar Legislativo y Ejecutivo. Los posibles juicios al hijo
desaparecen en el camino y el nuevo Presidente se compromete a dejar al padre fuera de la cárcel, no
importa lo que diga la CIDH. El enemigo común, PPK, queda destruido, aunque el hijo tuviera que hacerse
pasar por amigo y dejar algunos congresistas oportunistas muertos en el camino, como daño colateral.
La otra teoría de la conspiración tiene que ver con nuestro actual Presidente. Tal como se ha presentado a la
opinión pública, él solo ha cumplido con el deber constitucional de sustituir al Presidente renunciante. Nada
más. Estuvo en Canadá, congelado y aislado de toda conversación política. No habló con nadie, no pactó con
nadie. Nunca hubo un atisbo de traición. La teoría de la conspiración, sin embargo, dice lo contrario. Luego
de salir de MTC, Vizcarra se da cuenta que PPK no tiene ninguna posibilidad futura de gobernar. No solo
había razones de carácter político (una oposición feroz y ningún apoyo sólido) sino también de carácter
personal. Vizcarra encontraba a PPK y a su entorno pusilánime, frívolo, muy “limeñito atorrante” y con
demasiados secretos en el pasado como para no sospechar que había alguna corruptela. Sólo había que esperar
con paciencia un turno que llegaría, inevitablemente. El Congresista Villanueva de APP, persona de
confianza de sus días de Presidente Regional –y lejano a los congresistas ppkausas– fue el hombre perfecto
para confiar sus temores y dejar sus encargos, mucho antes de partir a Canadá. El asunto del relevo se
conversó meses antes de que sucediera. Villanueva fue un eficaz mensajero.
En esta misma teoría, la señal para la caída de PPK era el inicio del trámite del indulto a Fujimori. Una
vacancia acelerada que no prosperaría, un Vicepresidente que ya había pactado su mudez, un indulto
concedido y todos los esqueletos de Odebrecht saliendo del clóset parecían suficientes para una definitiva
vacancia. Pero no bastaba. Los reclutados por Kenjihabían creído que llegaban al poder e iban a la compra de
más votos para impedir el segundo intento de vacancia. Los Keiko audios fueron la gota que forzó, en 24
horas, la esperada renuncia presidencial.
Con Kuczynski fuera del juego –aunque la teoría dice que hay que acusarlo de algo, sino su renuncia no se
entenderá a futuro y se especulará con conspiraciones como esta– había que honrar ciertos pactos. Nadie será
procesado por los videos de Mamani porque no tienen valor probatorio. Ya lo anunció la fiscalía: para
acusar, no sirven; aunque para volarse un Presidente, vaya que sí. Kenji no será tocado. Se acabó el pleito.
Vizcarra será apoyado como Presidente y Villanueva, Presidente del Congreso de Ministros tendrá un
gabinete conversado y tutelado hasta cuando Keiko Fujimori lo desee. El voto de investidura otorgado con
todas las loas e impensada zalamería fujimorista, ahora unida, ha sido la prueba de término de toda la gran
jugada, pactada hace meses.
¿Verdad o mentira? No crean en teorías de la conspiración. No son noticia, pero entretienen

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