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APRENDEMOS MÁS CUANDO ENSEÑAMOS

Todos nacemos con la capacidad de aprender, a no ser que suframos alguna enfermedad que
nos lo impida, pero el nivel de aprendizaje será mayor o menor, en gran medida, según las
condiciones en las que éste se realice. Teniendo en cuenta la Pirámide del Aprendizaje de Cody
Blair, y defendida por otros expertos, podremos ver cómo favorecer el aprendizaje entre las
personas que forman parte de nuestra organización y nuestro entorno.

La pirámide del aprendizaje defiende que el nivel de aprendizaje que realicemos será diferente
dependiendo de las circunstancias en las que se produzca; de la misma manera que una semilla
crecerá de forma diferente según se plante en tierra fértil o en una zona árida.

Los niveles más bajos de aprendizaje se producen en la clase magistral, donde el aprendizaje es
muy bajo, entre un 5% y un 10%. En este contexto, en el que se supone que aprendemos a través
de los mensajes que oímos del profesor, el estudiante mantiene un papel pasivo.

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El nivel de aprendizaje será más alto a media que
el estudiante se involucre en el proceso de
aprendizaje. Una clase magistral que incorpore
mensajes breves escritos ganará impacto.
También podemos mostrar imágenes como
refuerzo a los mensajes orales y escritos. Otro
paso que podemos dar para que se produzca un
mayor impacto es potenciar más los sentidos. Para
ello podemos utilizar el lenguaje corporal tanto
del profesor como de los estudiantes:
movimientos y gestos harán que los mensajes sean más comprensibles y memorables. La música
y los olores son otros recursos para potenciar el aprendizaje.

Un salto importante se produce al incorporar


preguntas ya que estimulan la implicación y
participación del oyente. Con mensajes orales y
escritos, apoyados con imágenes y lenguaje
corporal así como con preguntas que inviten al
estudiante a participar, el nivel de aprendizaje
puede subir a un 50%. Para dar otro salto notable
podemos incorporar demostraciones. Mostrar de
alguna manera, con ejemplos o una cooking show
demostración, ayudará a aumentar el nivel de aprendizaje. No es lo mismo enseñar a alguien
cómo hacer un plato contándole la receta que mostrarle cómo hacerlo. Una demostración
puede ayudar a superar el nivel de aprendizaje a más del 50%.

Si además pedimos a los estudiantes que ilustren


estas demostraciones con ejemplos, argumentos u
opiniones les estaremos dando la oportunidad de
involucrarse más y así mejorar su nivel de
aprendizaje. Crear un diálogo es esencial para
incrementar la involucración del estudiante y el
aprendizaje. Favorecer los debates, las mesas
redondas u otras actividades que requieran el
razonamiento por parte del estudiante serán muy
beneficiosos a la hora de aprender. Sin duda, la demostración tendrá un mayor efecto si el
propio estudiante participa en dicha demostración y tiene un papel activo. En este contexto
podríamos hablar de un porcentaje de aprendizaje de un 70%.

Según el modelo que presenta la Pirámide del


Aprendizaje, el mayor nivel se consigue cuando el
estudiante toma el papel del profesor y es el propio
estudiante quien enseña a otros. Para poder
enseñar a alguien tenemos que haber entendido
perfectamente los contenidos a impartir, los
hemos tenido que asimilar y debemos estar
preparados no sólo para comunicarlos y
demostrarlos sino también para resolver las dudas que puedan plantearse. Cuando el estudiante
pasa a ser el profesor el nivel de aprendizaje puede llegar al 90%.

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Teniendo en cuenta este modelo, nos podemos
explicar por qué el sistema educativo no es tan
eficaz como nos gustaría, o por qué cuando
pensamos que alguien ha aprendido algo, nos
damos cuenta de que no es así. Los que
gestionamos personas también debemos tener en
cuenta que aprender puede ser un proceso
complejo y que, si no prestamos atención,
estaremos desatendiendo las necesidades de las
personas a las que estamos dirigiendo. Esta pirámide nos puede ayudar en situaciones
cotidianas, muy sencillas.

Cuando introduzcamos una herramienta nueva en el lugar de trabajo será necesario asegurarnos
de que las personas aprenden su utilización. Por ejemplo, si incorporamos una fotocopiadora
nueva, no podremos dar por hecho que todo el mundo sabe cómo utilizarla. Para que aprendan
quizá tengamos que poner un cartel explicativo sencillo junto a ella, hacer una demostración y,
lo que es muy importante, pedir a las personas que la vayan a utilizar que hagan una prueba
antes de asumir que la herramienta está incorporada a nuestro sistema de trabajo. Que sean
ellas las que nos muestren cómo utilizarla, que sean los profesores.

Cuando introducimos un sistema o procedimiento


nuevo será una buena idea pedir a las personas que
están aprendiéndolo que nos cuenten cómo lo han
entendido, que nos expliquen ellas el nuevo
procedimiento. De esta manera comprobaremos el
nivel de aprendizaje realizado. La pregunta de la
debemos huir en estos casos, y las más común, es
“¿habéis entendido?“. Esta pregunta no demuestra
ningún conocimiento ya que las personas
normalmente responden que sí, haya o no comprendido las explicaciones. Pedir que te cuenten
qué han entendido a través de algún ejemplo, definición o simplemente de su opinión sí pone
en evidencia el nivel de comprensión por parte del estudiante.

Como todas las teorías, la Pirámide del Aprendizaje tiene defensores y detractores pero lo cierto
es que después de haber pasado más de 20 años en el aula y realizado muchos cursos en
diferentes contextos, creo firmemente que el nivel de aprendizaje aumenta a medida que el
estudiante se involucra en este proceso y se apodera de él.

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