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INSTITUTO PRIMERA ESCUELA PRIVADA

de PSICOLOGÍA SOCIAL A -1245


Plan Exp. “Formación de Técnico Superior en Psicología Social
con orientación en grupos , instituciones y comunidad”

PROCESOS DE COMUNICACIÓN
Natan Sonis

Aprendizaje-comunicación-vínculo, tienen en común muchas cosas, una de ellas es que son aprendizajes
que hemos tenido -de cómo comunicarnos, cómo vincularnos y cómo aprender- sin conciencia, es decir, no
hemos tenido explícitamente una clase sobre cómo comunicarnos, pero todos de alguna manera fuimos
interiorizando pautas acerca de cómo establecer una comunicación mínimamente efectiva. Lo mismo sucede
con aprendizaje y con vínculo, cada uno sabe las pautas y ha aprendido a desplegar estas pautas como para
poder de alguna establecer vínculos, aprender y comunicarse. La invitación era a poder ser conscientes de estas
pautas, de cómo son estos modelos que hemos interiorizado a través de aprendizajes no oficiales, sino esos
aprendizajes de pasillo, esos aprendizajes no verbales, los aprendizajes que suceden de manera no
conscientemente críticos acerca de cómo comunicarnos, cómo aprender, cómo vincularnos.
¿Y por qué es importante retomar esto de plena conciencia? Por algo que yo había también anticipado,
que en la medida que no somos conscientes de lo que estamos interiorizando, lo interiorizaremos sin mucha
conciencia crítica, lo interiorizaremos de una manera inconsciente y sin posibilidades de ser revisado, de ser
desmenuzado en cuanto a qué es lo que estamos ahí consumiendo cuando nos enseñan esta manera de aprender
o esta manera de comunicarnos. Como decía un refrán francés: “ten cuidado con lo que aprendes sin conciencia
porque del mismo modo lo reproduces”. Yo les había dicho que uno reproduce estas modalidades porque sin
conciencia las fue interiorizando. Y hoy centrémonos en cómo fuimos de alguna manera interiorizando y qué es
lo que concebimos por comunicación.
Hablar de la comunicación es hablar de un tema que no puede ser nuevo, todos aprendimos a
comunicarnos, todos tenemos ciertas pautas y nos va mejor o peor con estas pautas para poder establecer
comunicación con los semejantes. ¿Cuál es entonces una de las funciones de la comunicación? Lo acabo de
mencionar, es una herramienta fundamental para establecer un vínculo. Y acuérdense que si el vínculo se
constituye para resolver una necesidad, la comunicación será fundamental en relación a nuestras necesidades,
porque si no podemos establecer una comunicación nos quedaremos con nuestras necesidades sin poder
satisfacer, o sea, como decía alguien, nuestras necesidades seguirán necesitando porque no encontrarán la
eficacia de establecer un vínculo para poder ser satisfechas.
Esta no es la única función de la comunicación, la de ser una herramienta para establecer un vínculo. La
comunicación también tiene como función la de ser un instrumento para dar significado al mundo, un
instrumento para significar. ¿Saben qué quiere decir esto? Que dar significado, nominar, tranquiliza, organiza,
ordena, y si no pensemos en las veces que uno está enfermo, no sabe qué tiene, está preocupado y no sabe qué
tiene, llama al médico, el médico receta algo y dice “esto es muy común, es un virus que se llama tanto”, uno ya
está más tranquilo, tiene nombre lo que me está pasando, el médico después puede decir “es mortal”, no
importa, yo ya sé lo que tengo. Tan tranquilo se queda uno que muchas veces ni siquiera necesita comprar el
remedio. Yo trabajo muchas veces en psicología médica y muchos médicos se preguntan “¿pero qué pasa que
me llaman, están desesperados, les prescribo un medicamento y no lo compran?”, entonces les digo: no
entendés por qué te llamaron, no te llamaron porque tenía fiebre, te llamaron porque estaban angustiados ante el
desconocimiento de lo que estaba pasando, cuando vos llegaste y le diste un significado y decís esto es una
fiebre y es una erupción normal y la reacción de la fiebre va a durar tanto, uno está más tranquilo, alguien le
puso nombre a lo que a mí me pasa, me alivié. Lo podemos asociar también a cómo se inicia el Génesis, que
Dios le pone las cosas al hombre para que les dé nombre, o sea, convierte el caos en un cosmos organizado, al
revés de muchos gobernantes que convierten el cosmos en un caos, pero ese es otro tema.
Entonces, nominar, nombrar, tranquiliza. Hace poco hice un viaje en avión, el avión se movía que uno
ya estaba pensando en dónde escribo las últimas palabras, y en eso se escucha la voz salvadora del más allá que
viene del altoparlante que dice “buenas noches, les habla el capitán, estamos atravesando por un momento de
turbulencia, es normal, siempre que estamos atravesando el golfo pasan estas turbulencias, en diez minutos
continuamos sirviendo la comida”. Ese era un psicólogo social, no un piloto; ese era un coordinador de avión.
Puso las palabras necesarias para nominar lo que acontece y de este modo tengo discurso que me permite darle
significado a lo caótico y deja de ser caótico, precisamente, porque tiene significado.
Primer día de clase, caras desconocidas, “¿quién dice algo?”, “che, que tal si nos decimos el nombre”,
bueno, “Felipe... Raquel... Beatriz.. ” Nos quedamos más tranquilos, no conocemos ni nos acordamos nada,
pero empezamos a darle un nombre, después el nombre tendrá rasgos, después de tener rasgos tendrá historia,

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es decir, lentamente vamos a ir nominando, pero intentamos hacer algo eficaz. Esta es una función de la
comunicación sumamente importante, tranquiliza, desangustia.
Entonces, la comunicación puedo dividirla en dos planos, una comunicación eficaz, que sea un buen
instrumento para el vínculo o para poder darle significado a lo que está aconteciendo, o una comunicación
ineficaz. El ejemplo de la comunicación ineficaz lo tenemos con la torre de Babel, están construyendo una
torre, de repente se mezclan los idiomas, se mezclan los códigos, alguien dice “alcanzame esto” y otro alcanza
otra cosa, o sea, se comunican pero ineficazmente, no hay eficacia y se atrasa la obra que no se va a poder
entregar a tiempo, como siempre pasa. Entonces, no divido entre que se comunican o no se comunican. Yo no
diría que en la torre de Babel no se comunican, diría se comunican ineficazmente. Hay una comunicación pero
comunicación no operativa en el sentido de que no es óptima, no en el sentido operativo de la Escuela sino de
optimizar.
¿Saben por qué hago esta diferencia entre eficaz e ineficaz? Porque quiero evitar caer en decir la palabra
incomunicación, porque decir incomunicación es un problema teórico, porque cuando la persona dice “pasame
los ladrillos” y el otro pasa la carretilla, no podría decir que hay incomunicación, uno dijo una cosa, el otro pasó
la otra. Yo lo relaciono esto con una época en que fui docente de literatura en un secundario y en las reuniones
que había de profesores una vez interrumpió la jefa de celadores con un parte para que lo firme el rector que
estaba ahí porque ponía un par de amonestaciones, más que un par, eran varios pares juntos de amonestaciones
para una persona, y vieron que las amonestaciones además vienen con el motivo, es una cuestión pedagógica,
uno lo lee y aprende qué hizo, y el motivo decía: “por inconducta en clase”. Yo me preocupé porque dije “se
murió en el aula y encima lo van a amonestar”, porque no me parece que uno ponga “inconducta en clase”, uno
tendría que poner “por una conducta no apropiada a la moral y la ética de este establecimiento”, que reglamenta
lo que está bien de lo que está mal, yo le dije esto al rector y me dijo que yo también tenía inconductas. Uno
aprende, entonces, sin leer mucha filosofía política y desde Michel Foucault en adelante que dicen lo mismo,
que el poder tiene el poder de determinar lo que es conducta de lo que es inconducta, porque si no lo que
podemos decir es que existe una conducta y una conducta alternativa que no será la apropiada para los
parámetros mentales del rector de esa institución, pero es una conducta alternativa. Ahora, reconocer que hay
conductas alternativas es un golpe a mi narcisismo que solamente acepta una conducta correcta, la mía, y si
ahora me dicen que mi conducta es una más de una opción de conductas posibles, me están disminuyendo el
ego. Y si hablamos de comunicación es lo mismo, comunicación es como yo hablo, y si el otro no entiende,
tiene problemas, el otro tendrá problemas porque vive en una incomunicación, y uno dice, no, es un modo de
comunicarse y puede no ser del todo eficaz, por eso hablo de eficacia o ineficacia, y no de comunicación e
incomunicación.
Volvamos entonces a lo que les dije, que hay dos funciones de la comunicación: como instrumento para
significar el mundo, como herramienta para poder construir un vínculo. Pensémoslo en su función de
instrumento para dar significados, entender que si el avión se mueve es porque hay turbulencias y es normal y
esto pasa, y si uno tiene fiebre es porque es una reacción que sucede y tiende a durar tantos días y es mejor
pasarlo en cama, es decir, existe un modo de significar. ¿Y de acuerdo a qué significo yo las cosas? Las
significo, las nomino de acuerdo a los referentes que tengo adentro. Los referentes que tengo adentro eran la
película Aeropuerto 1, 5, 2000, 2015, entonces al primer cimbronazo del avión mis referentes eran claros,
encima había visto la semana anterior la película Viven. Entonces, ese es el referente desde donde doy
significado. Otra persona puede tener otros referentes porque estudia geografía, climas, y sabe que al atravesar
el golfo es común que existan estos vientos. Entonces, hay referentes y cada cual opera desde sus referentes. En
mis referentes puedo dar una clase y una persona decir “no entendí”. Mis referentes toman la duda como un
estímulo, decir, bueno, no entendió, vamos a ajustar mejor, es una manera de poder comunicarnos más
eficazmente. Pero puedo tener otros referentes. Por ejemplo, me acuerdo que en la escuela que les cité recién
había un docente que decía “yo conozco a estos chicos, ¿viste cuando te dicen no entendí?, te están probando si
sabés”. Si ese es mi referente, alguien puede decir “no entendí” y yo le puedo decir “¿qué querés, probar si
estudié la clase?” Y uno dice qué le pasa. Desde la temática de comunicación no pasa otra cosa más que utilizar
mi referente interno para significar el acontecimiento. Al acontecimiento le voy a dar un significado, lo voy a
encuadrar de acuerdo a estos referentes.
Entonces, ¿de dónde yo tengo referentes? Uno podría decir, está bien, antes de tomar el avión vi
Aeropuerto, vi las películas, pero ahora hablemos de que tengo muchos más referentes sin saber que los tenía.
Por ejemplo, a mí me invitaron a que tenga la experiencia de lo que era un grupo operativo antes de cursar 1er.
año, antes había experiencias como para que uno tenga claro la situación de grupo operativo, entonces en la
primera reunión de grupo operativo todos están en silencio, mis referentes eran: todos están en silencio, hay que
respetar el silencio, yo acompañaba silenciosamente, hay que ser respetuoso, y una persona dijo, “bueno, ¿por
qué no nos presentamos?” En mis referentes no era muy amable eso, porque para eso está el coordinador que va
a decir qué hay que hacer, mis referentes eran muy de obediencia debida. Otro tenía otros referentes y decía
“¿por qué no nos conocemos, por qué no decimos qué venimos a buscar?” Me molestó eso, esa soltura que
tenía, a la hora de decir el nombre dije rapidito cualquier nombre y cuando me dijeron “bueno, ¿y qué venís a
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buscar?”, ahí me pareció invasivo, mis referentes nunca me daban pautas de que uno se meta conmigo. Estos
referentes los había aprendido muy prolijamente a lo largo de siete gloriosos años de primaria, cinco de
secundaria, tres de jardín, uno de pre-jardín, yo había aprendido a utilizar mis referentes obedientemente, no
entendía mucho qué pasaba en la situación grupal porque tenía ausencia de referentes, y el coodinador lo que
dice es “posiblemente este espacio sea muy novedoso y no sepan con qué se come algo tan novedoso”, y yo dije
“oia”, nominó algo de lo que estaba aconteciendo, le dio significado, me permitió comprender que estaba
viviendo una situación relativamente novedosa y yo no sabía con qué se come. No dio una clase teórica sobre
qué es la comunicación y los referentes, pero lo dio a entender simplemente con esa observación.
Los referentes los vamos interiorizando desde el nacimiento. Cada cual tiene un mundo de referentes, un
universo de referentes interiorizado desde sus primeras relaciones humanas. Mis referentes pueden ser empujar
para tomar la leche porque cinco hermanos no te dejan nada. Otro tiene otro referente, está esperando que le
sirvan, como hijo único se sienta y dice “¿y cuándo llega esto?” Mis referentes eran que había que hablar alto y
fuerte sino mamá no escuchaba porque la radio estaba a todo lo que da y yo hablaba así, otra persona dice “qué
agresivo que sos, por qué no hablás más tranquilo”, entiendo que en sus referentes no era necesario hablar así
fuerte, y entiendo también que sus referentes le permitían descifrar que el que habla alto era agresivo porque me
dijo “qué agresivo que sos”.
¿Se entiende cómo juegan los referentes a la hora de tratar de significar el mundo? Estos referentes
operan desde adentro nuestro casi sin conciencia. O sea, no es que nosotros tenemos los referentes, yo estaría
tentado de decir que los referentes nos tienen a nosotros casi. Si yo trato de articular esto con el concepto de
eficacia que hablé antes les diría que a mayor referentes compartidos, mayor posibilidad de una comunicación
eficaz, porque tenemos más referentes. Si hoy les digo: “voy a hablar de cómo Pichon-Rivière incluye en su
ECRO una temática importante en donde hay un gran aprendizaje sin mucha conciencia”, tenemos los
suficientes referentes como para ir trabajando eficazmente. No me parece que es la mejor manera de empezar
una clase el primer día de marzo porque uno dice “¿qué Pichon?, ¿qué ECRO?”, no tenemos referentes
comunes, referentes tenemos pero referentes comunes no. Entonces, uno podría pensar que la eficacia tiene que
ver con la mayor posibilidad de tener una comunión de referentes. En mi casa nos entendemos bien porque años
limando y organizando unos referentes en común, el día que le dije a una pareja que cocinaba bien pero no era
exactamente el sabor que uno tiene en sus referentes, me dijo “por qué no te vas a vivir con ese sabor”, y uno
aprende a tener otros referentes, más quemados, pero referentes nuevos, un poco fríos, pero si yo hablo del
referente que tenía anterior sé que termino hablando bajo la lluvia.
Borges tiene una obra fundamental que es el cuento El Aleph. Allí hay una frase que se las quiero leer,
es un cuento que no tiene que ver con la comunicación, y sin embargo todo lo que tiene que ver con la
psicología social tiene que ver con Borges, dice: “todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio
presupone un pasado que los interlocutores comparten”. Miren qué lindo, un ejercicio que presupone tener algo
compartido porque si no cada uno habla desde sus propios referentes, bueno, así hacemos muchas veces en la
vida, en orden, eso sí, lo hacemos organizadamente, pero cada uno habla desde sus referentes, en ese sentido
siempre va a haber algo de referentes para descifrar. Yo puedo empezar a hablar en arameo, alguno dirá “se
cayó y tuvo un golpe en la cabeza, yo tengo un tío que le pasó lo mismo, se patinó”, otro podrá decir “no, no, se
nota que el vino no venía bien”, otro dirá “está mintiendo, en el fondo es una estrategia”. Cada cual va a
descifrar de acuerdo a sus referentes. Podré decir, la clase no fue eficaz porque los contenidos que quería
trasmitir no llegaron, sin embargo otros contenidos sí, descifraron de acuerdo a vuestros referentes. Entonces,
siempre va a haber algo de comunicación, ineficaz, pero comunicación.
Si yo digo que la comunicación eficaz se va a poder desplegar en la medida que tengamos referentes en
común, podría hacer una especie de gráfico que es así: está la mamá y está el hijo recién nacido, ella no tiene
idea qué le pasa, no tiene muchos referentes, es el primer hijo, por ejemplo, tiene como referentes a amigas,
otros familiares, pero está ahí la criatura y no sabe muy bien qué le sucede, entonces busca muchas veces un
diccionario, que se puede llamar médico pediatra, llama y le dice “está azul”, -“¿hace cuánto que no come?”,
“seis horas”, -“déle de comer”. Da de comer y entonces va descifrando lo que va sucediendo acá. En el fondo el
gráfico está mal porque en el momento de nacer hubo nueve meses en donde ya estaba adentro del cuerpo,
entonces ya tendríamos que pensar que éste es el espacio de referentes compartidos, y que más tiempo va a
pasar, mayor va a ser el espacio de referentes compartidos. Yo no hablo solamente de un bebé y una mamá,
también de una vida grupal en donde el primer día nadie sabe nada y quizá llega un momento en octubre que
uno puede decir “che, escuchémonos, que no pase de vuelta lo que sucedió con Javier”, -“sí, sí, claro”, y
alguien de afuera dice “perdón, ¿Javier?, ¿qué fue?, ¿qué sucedió?, ¿qué quisieron evitar?, no entendí”, no, no
entendí porque no comparto esa historia, el grupo va armando sus referentes en común para ganar eficacia. Me
corrijo, los sobrevivientes del grupo van armando referentes en común para ganar eficacia, y hay otros que se
van a comer a restaurantes con referentes conocidos, o sea que necesitan más de lo conocido porque hay que
tolerar el sabor nuevo. ¿Saben de dónde viene la palabra saber? De sabor. Es todo un tema poder saborear algo
que constituya un nuevo saber.

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Este gráfico es un desastre por lo siguiente, lleva a un error imposible teóricamente. ¿Saben cuál es? La
suposición que lo puedo continuar y que puedo decir: a mayor experiencia compartida, mayor cantidad de
referentes compartidos, y entonces todo lo compartimos, todo nos entendemos. Yo tengo una mala noticia que
traerles el día de hoy: eso no pasa, esas películas que dicen “nos miramos y ya sabemos” es un problema porque
uno puede pasar la vida esperando llegar a eso y no llega. ¿Y saben por qué? Porque les quiero decir cuál es
realmente el núcleo de este problema a ver si lo podemos resolver, el problema de no poder entendernos del
todo con el otro. El problema es sencillo, que el otro es otro, y uno piensa que no, el otro yo sé cómo es, es
como yo cambiado, y yo te saco, yo te descifro, yo te entiendo, yo te interpreto, y no lo hago porque el otro es
otro. Esa es la gran macana de la psicología social, porque si los otros fueran todos como yo sería todo más
fácil, sería un mundo de espejos en donde todos se parecen a mí como autorreferente y no tendría que sufrir lo
que es entender la alteridad. La alteridad significa la otredad, que el otro es otro. ¿Y cuál es el problema que el
otro es otro? Todo eso es el problema, que si el otro es otro escucha desde otros referentes y no entiende, no
entiende, yo traté de explicarle mi problema, que yo estoy haciendo ahora el estudio de mi apellido porque
quiero hacer todo un árbol sobre el apellido, y el otro dijo “ay, yo también tengo un árbol en el jardín, se me
apestó todo”, y yo digo ¡pero no entiende mis referentes!. No, porque el otro es otro y escucha desde otra
subjetividad. Con esto no estoy diciendo nada nuevo porque ustedes habrán visto una película, la comentan con
un amigo y dicen “che, ¿viste esa escena?”, -“no, ¿qué escena?”, “cuando le dice tal cosa”, -“¿vos sabés que
no?, pará, ¿de qué película estamos hablando?, ¿vimos la misma película?, ¿a qué cine fuiste vos?” Es que no
vimos la misma película, ¿y saben por qué? Porque la vimos con diferentes ojos, la escuchamos con diferentes
oídos, y nuestra historia hizo que nuestro oído sea muy sensible para ciertos tonos y muy sordo para otros, por
lo tanto nada mejor que charlar con otro la película para poder verla más completa, porque hasta que yo no sea
consciente de ese otro punto de vista, de esa alteridad desde donde provienen diferentes referentes, no voy a
poder ser consciente de los míos, “vos sabés que esa parte me la comí, no tengo idea”, porque yo subrayo,
¿vieron como los resaltadores?, subrayo un renglón que el otro no lo subraya y no lo vio. Entonces, desde la
diferente mirada que el otro tiene de la película voy a poder tener quizás una visión más amplia de todo el
guión. Si quedo atrapado en mis referentes narcisistas voy a terminar viendo siempre lo mismo y no voy a
poder abrirme a dos situaciones: primero, abrirme a otros referentes, segundo, abrirme a comprender los míos,
que sólo entendí los míos cuando estuve con otros.
Hay un libro extraordinario, yo los voy a cansar con ese libro, se llama Las ciudades invisibles, es de
Italo Calvino que inventa un diálogo imaginario entre Genghis-Kan y Marco Polo, saben que Marco Polo era un
gran viajero que iba por toda la zona de China y de los mongoles, era el imperio del gran Genghis-Kan,
entonces inventa un diálogo donde le cuenta Marco Polo las distintas ciudades que visitó, y realmente es una
joya. Hay una parte de un diálogo interesante en que Genghis-Kan le dice a Marco Polo, “cómo conocés mi
reino, che, ni yo viajé por mi reino tanto, yo no conozco todas las ciudades que vos conocés”, y Marco Polo le
dice “no, yo tampoco, yo conozco una sola”, -“¿cómo una sola?, venís contándome todas las ciudades que
visitaste y yo te digo que nunca las visité aunque son parte de mi imperio, ¿cómo me decís que solamente
conociste una?” Entonces, Marco Polo le dice: “gran Kan, lo que sucede es que cada ciudad que visité me
permitió entender un poco mejor a Venecia, sólo la pude entender saliendo de Venecia, y de cada ciudad y cada
camino entendía un rasgo de otra forma”. No es muy diferente a lo que decía Anibal Troilo cuando dijo
“cuándo yo me fui del barrio, si siempre estuve”, pero hubo que alejarse un poco de ese barrio para poder
entender el barrio, porque viviendo adentro del barrio nunca voy a poder conocer el barrio, y cuando me fui a
otro barrio, no conocí otro barrio, conocí el barrio donde yo estaba, y los que han viajado, seguramente,
saliendo de Argentina, habrán conocido algo más de Argentina. Esto tiene que ver con el descentrarse del amor
propio. ¿Se entiende lo que es abrirse, entonces? A dos direcciones, dije: a los referentes de un otro y también a
ser consciente de los referentes míos de los cuales no puedo ser consciente sin alteridad, porque si todos con los
que yo me rodeo tienen la misma manera de mirar las cosas yo no voy a poder ser consciente de cuál es mi
manera de mirarla. Es la alteridad la que me va a aportar ese salto cualitativo.
Por eso les dije que se rompe la ilusión, la ilusión de la completud con el otro. ¿Hay algún refrán peor
que eso de “mi media naranja”?, qué espantoso, “ay, encontré mi media naranja” Y a veces están también las
medallas que son un poco rotas y que se juntan y encastran perfecto, lástima que en la vida no sea como la
medalla, y que la media naranja no tiene el mismo sabor y el mismo color, no encaja. Porque una pareja se arma
con dos; armar una pareja, media naranja con media naranja es un problema, porque hace una especie de pareja
discapacitada de personas. Hay que estar íntegro para poder estar con otra persona. Entonces, se rompe esta
ilusión de que mis referentes son los únicos, y empiezo a girar en relación a que también hay otros referentes
que interpretan mi manera de mirar, que interpretan mis preguntas, que interpretan mi manera de sentarme, que
me interpretan de distintos modos. Es horrible eso, me interpretan, los demás me miran y sacan conclusiones
que yo desconozco. Hay toda una tesis doctoral del filósofo Jean Paul Sartre que se llamaba “La mirada”, el
otro me aliena con su mirada porque me mira y yo desconozco su modo de mirar. Qué lindo que es el espacio
grupal, qué tranquilizante cuando todos nos miramos y no tengo idea la cantidad de referentes que nos estamos
atravesando.
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Entonces, uno se pregunta, estos referentes ¿cómo se fueron instalando? Yo dije, se fueron instalando a
través de mi historia, a través de mi biografía. Casi hoy les diría que los referentes son mi ideología. Porque
¿saben qué es la ideología? Ideología es biografía. Yo tengo la biografía que tengo y de ahí los referentes que
tengo. De acuerdo al modo como he vivido, de acuerdo a las experiencias que tengo de vida, doy un significado
a las cosas.
Volvamos al gráfico de la mamá y el bebé. El bebé llora, ¿pero dónde llora? Llora en el interior de un
vínculo. Por lo tanto llora frente a una otra que lo que va a hacer es interpretar ese llanto. Y ahí uno podría
decir, mirá, paremos acá, retrocedamos el casete y decime cómo puede interpretar el llanto una madre cuando
ese llanto es ininterpretable porque no es más que una descarga motriz, producto de espasmos que está teniendo
a través de una experiencia dolorosa de hambre, por desequilibrio de azúcar en sangre, o porque tiene frío.
Acabás de decir que la madre interpreta pero tenés que explicar cómo interpreta un lenguaje que no puede tener
el bebé, el bebé lo que está teniendo es una descarga motriz y nada más, ni siquiera tiene llanto, llanto es la
palabra que pone la mamá a esa descarga motriz. ¿Se entiende la observación que hago? Y yo contestaría, es
verdad, la mamá no sólo interpreta el llanto del bebé sino que también lo convierte en lenguaje. No solamente
va a tener un significado sino que además va a tener efecto de ser significado por el modo como la mamá le
vaya satisfaciendo necesidades, y entonces el bebé cuando nuevamente llore va a recordar que cuando puso el
volumen del llanto en tal nivel la leche llegó muy rápido y ahí el llanto tiene plena significancia y la madre lo
decodifica, la madre va a interpretar ese código del bebé, pero primero lo codificó, porque la madre va a
codificar sus movimientos y su llanto de acuerdo también a los referentes del contexto. Madres hubo que los
referentes del contexto decían “para que su recién nacido crezca fuerte y no se fracture ningún huesito, lo mejor
es fajarlo”, fajarlo no es pegarle sino la faja como en Oaky, porque el referente social decía que era un modo
práctico de llevar al nene, y las madres pueden entonces codificar el movimiento como peligroso y el bebé
puede comprender ese significado y sentir que está frente a un peligro cuando se está moviendo mucho. ¿Por
qué? Porque absorbe significados desde un otro. El otro está poniendo ese significado.
Hay un dicho de un autor que lo nombró Ana Quiroga cuando hablaba de Ralph Linton en la historia de
la psicología social, Linton decía que el bebé toma la carnada de la satisfacción inmediata y se traga el anzuelo
de la significación social, o sea, toma la leche, pero la leche es la carnada, el anzuelo que acaba de quedar
clavado para siempre son los significados sociales, acaba de comprender cómo puede venir mamá más rápido o
menos rápido, acaba de comprender qué movimientos preocupan o no preocupan, y cuando se gradúa de esta
comprensión las madres lo saben porque en general son las que dicen “este me tomó el tiempo a mí”. Es la
frase con la que se dice que se acaba de graduar de significaciones en común para poder decodificar,
significaciones que un tercero no entiende porque un tercero va a la casa, escucha un llanto, y dice “che, está
llorando”, -“sí, tiene hambre”, al rato llora, “che, se quedó con hambre”, -“no, quiere upa”, al rato llora, “che,
quiere upa”, -“no, vos sabés que es la hora en que viene generalmente el papá, está intranquilo”. ¿Y cómo sabe
si lo único que hizo fue llorar? Pero la mamá sabe. ¿Y por qué sabe? Por la experiencia compartida, y si su
capacidad de sintonizar la frecuencia de radio del bebé no está obstaculizada lo va a saber. No siempre uno
tiene el dial liberado para sintonizar, porque uno podría pensar que una madre que tuvo algún tipo de
situaciones de pérdida, cuando el bebé llora su dial no lo sintoniza bien porque se le repite esa escena, y
entonces le cuesta poder ver que este chico es otro chico y no es una reiteración de su propia experiencia. Doy
el ejemplo para pensar que los referentes no son referentes de una vez y punto sino que existe lo que es la
dialéctica del despliegue de referentes en pos de tener nuevos y más referentes.
Uno podría sintéticamente decir que la madre convirtió la descarga motriz en un idioma y el bebé
comprendió ese idioma y lo habla. Estoy hablando del protovínculo, que es la temática que desarrolló Marina.
En ese protovínculo se instalan modelos, modelos que se instalan a veces muy profundamente sobre qué es
eficaz. Modelos que se instalan no solamente de llanto, quizá quede un poco corto cuando hablo tanto de llanto,
no se olviden que estamos hablando también de gestos, de miradas. Hay gente que puede suponer que mirarse a
los ojos es amenazante, nada mejor entonces que no mirar a los ojos como para evitar que el otro se sienta
invitado a abordarme. Otros pueden sentir, no, mirar a los ojos es una manera límpida y clara como para poder
establecer algún tipo de nexo. Por lo tanto son gestos, son miradas, son sonidos. Cada cual interioriza este
mundo que lo estudia toda una ciencia que se llama la proxemia, palabra difícil, rara, pero cargada de
significados. La proxemia investiga las distancias que existen entre las personas, yo se los nombré en relación a
una situación de entrar con un desconocido a un ascensor y uno sabe entonces en qué rincón ponerse. Cada cual
gradúa su proxemia de la coordinación y los observadores. Cada cual gradúa su proxemia en una clase, las
cuatro primeras butacas están vacías, a partir de la quinta se va llenando. Esto es proxemia, instalada de acuerdo
a cada cultura, a cada referente. Las culturas tienen proxemias diferentes porque la proxemia latina tiende a
tener un vínculo cercano y hasta tocarse cuando uno habla, y la proxemia sajona es más distante, más fría,
menos mímica facial y la cosa mucho más lánguida. Es más, hay quienes dicen que una charla entre un latino y
un sajón es un baile, el latino se acerca, se acerca, se acerca, y el sajón se aleja, se aleja, se aleja, hasta que
queda contra la pared y el latino lo agarra, y un alemán que mira dice “hay una escena de violencia” y un latino
o un italiano o argentino que mira dice “no, son dos amigos que se habrán encontrado”, porque decodificamos
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de otro modo. Besar con un beso en la mejilla a un varón cuando uno entra en una situación puede ser algo
exasperante para otro tipo de proxemia.
Entonces, todas estas proxemias son los referentes que tenemos dentro en relación a los gestos, las
miradas. ¿Y qué hacemos con todo esto? Lo ponemos en juego. Acá nos vamos formando en relación a poder
decodificar, comprender los referentes que cada uno va portando, los distintos discursos porque hay muchos
discursos, está el discurso del cuerpo pero también está el discurso del tono de voz y está el discurso de la
mímica facial y el discurso de las manos. Por lo tanto hay muchos discursos en juego en el fenómeno de la
comunicación, tantos discursos que estaría tentado a decirles que es muy difícil lograr una comunicación eficaz.
Porque la comunicación se encuentra siempre interferida por el mismo tema histórico, porque cuando me tengo
que comunicar con el otro me interfiere que el otro es otro, y por lo tanto en general si yo no tomo en cuenta
que el otro es otro puedo entrar en el sobreentendido de suponer que, bueno, el otro es otro pero todos somos
argentinos, todos nos conocemos. Pero el sobreentendido, decía Pichon-Rivière, es el camino más corto al
malentendido. Podemos caer en algo que Pichon-Rivière nombraba mucho, lo voy a desarrollar más la semana
que viene, que son los ruidos que provocan los sobreentendidos, ruidos en el sentido metafórico porque hace
que no haya mucha eficacia.
Quizá nosotros pensábamos cuando entramos a la experiencia grupal que iba a ser fácil entenderse y
entender la comunicación en el grupo, pero resulta que vamos cayendo en que el lenguaje es ambiguo, que
requiere un proceso para poder intercambiar referentes, y para poder hacer esto hay que ponerlos en común,
comunis, ésta es la etimología de la palabra comunicación, comunis de común. Por lo tanto es un trabajo que
quizá choca con la ilusión de que uno entraba en el grupo, y bueno, hablamos castellano, entendemos todo,
“¿estoy hablando en chino, jeringoso?” Pero no alcanza hablar castellano porque el castellano que cada uno
nombra es un castellano que proviene de su biografía que no es la misma que la de otro sujeto. Y vivimos una
experiencia difícil, ansiógena, parecida quizás a la experiencia que habrán tenido, si se acuerdan, de las
primeras veces o la primera vez que fueron invitados a cenar o a almorzar en la casa de algún amiguito del
colegio, y uno va lo más campante pensando que todos comen igual pero nos sentamos en la mesa y ahí
empieza el problema, ¿me sirvo el agua o espero que me la ofrezcan?, ¿se corta con la mano o se corta con el
cubierto el pan?, ¿me lo dan?, esto es un lío, y cuando me dicen ¿querés repetir?, no, gracias, yo prefiero comer
en casa tranquilo porque son tantos los modales diferentes que uno empieza a ver, parecido a lo que Marco Polo
nombraba sobre que solamente entendió qué... mesa cuando se sentó en otra mesa, pero a costa de comer difícil
un montón de veces y entender que cada familia genera su propio discurso, su propia discursividad, y esto,
decía, atenta contra una ilusión, que era que la experiencia de entenderse iba a ser sencillita y quizá no lo es,
quizás es necesario nominarla, atravesarla, trabajarla, trabajarse, teorizarla, experimentarla, conceptualizarla,
que son los distintos momentos del proceso de formación que tiene el poder operar en una discursividad grupal,
o mejor dicho en una discursividad en donde hay alteridad. ¿Y por qué compleja?, ¿por qué difícil? Por la
misma razón de siempre, por la alteridad, y además por varios elementos. Les nombro algunos, que no son
todos.
El primero se los nombré: porque hay muchos canales, y eso me confunde, me dijo una cosa con la
palabra pero otra con el gesto, y me dijo algo con el tono de voz pero yo entendí otra cosa. Teníamos un
profesor en la facultad, sádico graduado, que tenía una manera de decir, “¿alguien todavía no entendió?,
pregunte, pregunte, a ver, ¿quién todavía no pudo abrochar los conceptos?, a ver, sea bienvenida alguna duda”.
Si hubiera comprendido algo del orden de la comunicación le hubiera dicho: usted en su discurso verbal está
trasmitiendo un significado, sin embargo en el tono y el ritmo que le imprime a su discurso verbal está
trasmitiendo otro significado y eso me confunde. Yo no sabía decirlo y de haberlo sabido no lo hubiera dicho
porque no como vidrio, hay que saber que estas cosas traen consecuencia, porque hubiera dicho “¿qué dijo el
señor?, venga para acá”. Y claro, son muchos los canales. Uno aprendió que cuando alguien le dice “vení, vení,
decímelo en la cara, vení para acá y decímelo cerquita, acá”, la invitación es a alejarse lo más que uno pueda.
Ya lo decían Les Luthiers en las clases que daban de artes marciales: “si otro hombre más fuerte que tú te
insulta y se acerca con aire amenazante, huye”.
Un segundo factor que complica el análisis de los discursos o la comunicación en el mundo de la
interacción, no sólo en el grupo, yo casi no estoy hablando del grupo operativo sino de las experiencias de
interacción, es que las metáforas -y todos hablamos en metáforas- conducen a distintos sentidos. Mi metáfora
del árbol genealógico condujo a que otra persona interpretó que estaba hablando de otro árbol. O sea, las
metáforas tienen diversos sentidos y no unívocos, esto también genera un grado de dificultad, y no somos
conscientes de cuántas metáforas manejamos hasta que nos ponemos cómicos y hacemos un juego de tomar
literalmente el lenguaje, entonces alguien te dice “te invito a tomar una copa”, “gracias, yo copas no tomo, en
todo caso un poco de vino”, y uno dice “ay, se puso gracioso, me tomó en forma literal”. Sí, tiene un efecto
humorístico la literalidad porque en general no somos conscientes del grado metafórico de nuestro discurso. Y
si yo digo, “¿me agarran esto?”, es una metáfora, quédense ahí. Claro, porque si uno lo toma en términos
literales es peligroso. Y si alguien dice, por ejemplo, “pegáme un tubazo este fin de semana”, hay que cuidarse.
Con los adolescentes que dicen “¿me tirás las agujas?”, uno no termina de descifrar a qué se están refiriendo.
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Las metáforas adolescentes hacen que uno vaya buscando turno en el geriátrico, porque vino un paciente que
me dijo que transó y yo quería saber hasta dónde llega la palabra transar. En él no llegó muy lejos porque me
dijo “no pasó mucho, solamente transamos”, dio por supuesto que su analista canchero entendió perfecto. Pero
la paciente que llegó después y me contó que quedó embarazada porque transó sin saber, hizo que yo me
pregunte seriamente sobre mi capacidad de descifrar discursos adolescentes, “¿no era que era poca cosa?”, le
dije yo. Se entiende que se ha complicado.
Tercer elemento que complica es la variedad de referentes que hay en la vida. Cada cual tiene infinitos
referentes en su mundo interno. Mundo interno es casi una definición de Pichon-Rivière, Freud nombra el
mundo interno, en especial en un artículo después del 30, pero Pichon-Rivière le da un giro al concepto de
mundo interno y habla de la ecología interna, la cantidad de referentes que podemos tener y no somos
conscientes. Alguien me miró de tal manera que en mi referente interno e inconsciente (es inconsciente porque
jamás voy a admitir que lo tengo además) mi suegra se presentificó, porque yo no sé por qué pero esa persona
me cae... acá la tengo, no sé qué es, química, piel, pero algo pasó. Y uno dice, ¿siempre pasa algo? ¿Y, qué, si
yo hablo en chino, no van a interpretar algo? Sí, siempre van a interpretar algo. Por lo tanto uno podrá decir,
¿pero desde dónde interpreto? No tengo idea, algunos desde la fisonomía, otros no, alcanzó con que diga que
vivió de chica en Caballito, “ay, es mi suegra la de Caballito”, y ni siquiera tiene que ser mujer. Cualquier rasgo
se parece y entonces es mi primer modo de descifrar al otro. Por suerte, si ambos sobrevivimos a ese primer
modo, tendremos chance de ser más eficaces en nuestro descifrarnos recíprocamente, si toleramos el proceso de
indagarnos recíprocamente.
El cuarto referente de dificultad que les quiero dar es que la palabra es limitada, la palabra nunca agota
el objeto. Yo puedo decir infinidad de palabras del pizarrón nuevo que pintaron, pero no voy a terminar de
abarcar ese fenómeno porque las palabras no cubren todo el objeto, siempre queda una parte más, siempre
alguien puede agregar un detalle, ¿o alguien puede decir todas las palabras acerca del amor? Se siguen
escribiendo bibliotecas enteras porque el lenguaje es ineficaz para agotar la explicación, entonces seguimos
deslizando nuestros discursos, creando órdenes discursivos con otros que son diferentes y que también
representan un problema.
¿Y dónde se va a dar esta comunicación con los otros? La comunicación se va a dar entre otros, con
otros, pero yo quiero hablar del entre otros porque quiero tomar una frase, una palabra, la palabra entre, que en
castellano además es más fácil explicar, hay otros idiomas más complicados, ahora les voy a decir por qué. Es
una frase de Martín Buber, un filósofo con bastantes vínculos con el existencialismo, no precisamente
existencialista, pero es un filósofo que va a hablar de la relación entre el yo y el tú, y va a decir que el encuentro
entre el yo y el tú se tiene que dar en un espacio entre yo y tú, porque si el encuentro se da en el espacio del yo,
dominé al tú y lo metí adentro de mi espacio, y si el espacio de comunicación se da solamente adentro del tú,
me aliené yo en el discurso del otro. En cambio hacer un discurso entre implica poder tener algo transicional,
algo intermediario. Les digo por qué decía esto del castellano, porque en castellano, el lunfardo, Freud decía
que además cuando hay complicaciones para comprender un concepto hay que apelar al lunfardo porque es la
manera en que el inconsciente se revela en una forma transparente. ¿Acaso en los levantes, en las escenas de
seducción me refiero, no se dice “¿te dio entre?”, “¿hubo entre?”, “¿pasó algo?” En el sentido de que existió pie
para algo intermedio, para que ese yo y tú se conecten. Ese entre es el espacio del encuentro. Uno podría decir
que ese espacio, ese entre, inclusive puede ser optimizado. La formación de psicólogo social tiene que ver con
esto, con optimizar espacios de interacción a través de una técnica, que es en la que se van a ir formando. Pero
para poder optimizar uno tiene que estar en este espacio y también circular por él para ir conceptualizándolo,
este es el concepto del “entre” buberiano, y para poder estar con el otro implica entonces que voy a tener que
compartir un espacio en común, un entre, y compartir muchas cosas más para poder establecer una
comunicación.
Yo hablé de todo lo que no comparto hoy para la comunicación, dejaría para el miércoles que viene
poder hablar de todos los elementos que constituyen el circuito de comunicación cuando entro en contacto con
un otro. A eso no me referí hoy, sino que lo que intenté es hacer un paneo sobre comunicación, comunicación
aprendida de manera inconsciente, aprendida de manera inconsciente significa no crítica, al no ser crítica
implica que tenemos referentes sin mucha conciencia, referentes para poder descifrar la realidad, referentes que
se arman desde nuestra biografía, referentes de los cuales no tengo conciencia hasta toparme con referentes
diferentes, la tensión de lo diferente, la función de la comunicación para resolver esa tensión nominándola,
poniéndola en palabras, y los obstáculos que genera la comunicación porque se va a dar con un otro diferente,
que es un poco la síntesis del recorrido que quería hoy tratar.
Continuando con la temática, anteriormente hablé acerca de que la comunicación o por lo menos la
estructura de este encuentro se va a dar en lo que Martín Buber hablaba del “entre”, ese espacio “entre el yo y el
tú”. Ese encuentro comunicacional, había dicho, que sea en castellano y con gente con pautas culturales
comunes no garantiza mucho más que eso, porque el tema que les decía es que en el encuentro hay una serie de
obstáculos que interfieren como para que sea pleno y que la comunicación sea total y que nos entendamos del
todo, como uno a veces anhela en la vida grupal. Pero hay elementos que atentan contra esto y uno de los
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elementos que había nominado era que el lenguaje es de por sí ambiguo, porque el discurso está pleno de
metáforas, las metáforas son interpretadas desde distintos razonamientos, y por lo tanto no sabemos muy bien si
el otro cuando quiso decir lo que quiso decir, quiso decir lo que yo entendí o yo entendí otra cosa de lo que
quiso decir. Entonces, el segundo obstáculo que les había nombrado es que la comunicación tiene una grande
desventaja, que se hace con un otro, o sea, la alteridad. El concepto de alteridad implica que el otro escucha
desde pautas culturales, desde ideologías, desde biografías, desde referentes distintos a los míos, y por lo tanto
siempre va a haber un resto, siempre va a haber un margen de desencuentro en todo encuentro. ¿Pudieron
sobrellevar esta mala noticia, no? Y por eso hablar de que la alteridad es un obstáculo en la comunicación
implica también reconocer que el encuentro con un otro siempre es un golpe al amor propio porque uno pierde
todo el control. Las aspiraciones narcisísticas, las aspiraciones de omnipotencia, de amor propio es poder
controlar todas las variables, y cuando no conozco cómo el otro me escucha tengo un golpe al amor propio, al
narcisismo.
Este encuentro, este “entre”, entre el yo y el tú, que nominaba a partir de Martín Buber, implica entonces
que se organice una estructura de comunicación con elementos que valdría la pena poder revisar y reflexionar.
¿Por qué digo elementos? Porque si uno busca en un diccionario común la palabra comunicación va a encontrar
definiciones muy cortas, que parecen como comprimidas y que tienen mucho sentido. Una definición decía: “es
el trato entre dos o más personas”. Entonces, uno dice, bueno, en este trato entre dos o más personas hay
elementos como para descomprimir y reflexionar y enumerar. En este encuentro que se da en ese entre a partir
del yo y el tú sería bueno poder nominar algunos elementos de este trato entre dos o más personas.
Un elemento es un emisor, que emite un mensaje, esto lo conocen, y por lo tanto el otro elemento que
tenemos que poner es el receptor. ¿Cómo se emite un mensaje? Se emite en código. Tan importante es el
código que hay autores que inclusive en vez de hablar de emisor hablan de codificador y en vez de hablar de
receptor hablan de decodificador. Entonces tenemos que existe un código, el código circula por un canal. En
este momento hay un canal visual, auditivo, sonoro. Podríamos pasar una película, sería audiovisual. Una
persona podría leer un teórico o un capítulo de un libro, sería otro tipo de canal. Es decir, el canal trasmite el
mensaje, que sería el otro elemento del trato.
Uno podría, por ejemplo, decirles que el canal que trasmite un mensaje no es un canal objetivo que
solamente trasmite información, porque un diario es un canal para trasmitir información, pero lean Página 12,
lean Clarín, y lean La Nación y van a ver que los canales también aportan información, el canal no es ingenuo.
Había una persona, Marshall Mc Luhan, un canadiense que trabajó el tema de la comunicación, que decía que
el medio es el mensaje también, porque un medio no es neutral. Si una persona le dice a otra: “te quiero decir
algo”, -“dale, decime”, “no, no, ya te mandé el telegrama, mañana lo vas a leer”, uno dice: yo prefiero que me
lo hubiera dicho personalmente. Tiendo a entender que ese medio -que no es neutral- me está dando también
información. Los medios trasmiten información en sí mismos, además de ser un lugar por donde circula la
información.
¿Qué otro elemento hay? Hay un código. Ya mencioné que hay varios códigos, tenemos códigos
verbales, códigos rítmicos, códigos auditivos. Entonces, en un código verbal puedo decir algo, pero en el tono
de voz, que es otro código, puedo estar dando otro tipo de información. Mi profesor de la facultad siempre
terminaba con “¿se entiende o alguno tiene alguna preguntita como para hacer?”, o sea, era una invitación a no
preguntar nada. De este modo, en un tono de voz daba una información y en el texto, en su discurso, en sus
palabras había otra información. Esto es un grave problema porque uno no sabe muy bien qué interpretar
cuando una persona te dice: “ah...buahhh, no sabés, qué suerte que viniste, te estaba esperando” y uno dice no
entiendo, ¿me estaba esperando?, “no sabés las ganas que tenía de salir con vos, te juro, me quedé dormido,
pero mirá, no habré escuchado el despertador”, entonces un código dice una cosa, otro código dice la otra, con
qué me quedo, ¿no? Hay personas que no quieren leer cierto código, el chiste de la persona que sigue a una
chica tres, cuatro, cinco cuadras, hasta que la chica toma un colectivo y se va porque no soporta más que el otro
la esté siguiendo diciéndole cosas, entonces cuando toma el colectivo y se va el tipo dice: “no puede reconocer
que está loca por mí”. O sea, no puede entender otro código esta persona.
Hablé de que el emisor trasmite y el receptor recibe. Esto es así, faltaría un elemento más del trato entre
dos o más personas, pero yo les diría que el elemento que falta es como en la industria automovilística, es un
elemento que es accesorio porque es un elemento de alto contenido ideológico y es la posibilidad que el
receptor envíe información al emisor y se llama feed-back o retroalimentación. La retroalimentación cierra el
circuito, como todo circuito eléctrico hasta que no se cierra, hasta que no se vuelve a conectar, no va a circular
algo. Ahora, ¿por qué decía yo en tono irónico que es un accesorio? Porque hay mucha gente que al feed-back
no lo toma en cuenta. Yo les contaba la semana anterior de cuando estaba como docente de literatura en un
secundario y había un profesor que había bochado a una división entera y yo dije, “che, a toda la división, ¿no
te dice algo esto?”, y me dice “claro, cómo no me va a decir algo esto”, yo decía ahora se va a hacer una
autocrítica sobre que su vínculo no fue bueno y me dice: “claro que me dice algo esto, los jóvenes vienen cada
vez más podridos”, o sea, no le da feed-back que toda la división no entendió, el feed-back que implica
entonces la capacidad del emisor de volverse receptor. No todos tienen esa posibilidad, a veces existen sistemas
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de educación en donde uno dice: “yo quiero decir algo” y le dicen: “usted qué tiene que decir acá si usted está
aprendiendo, usted escuche, asimile, y en el examen vemos lo que tenga para decir”, por lo tanto ahí hay un
emisor que no está dispuesto a recibir feed-back. O todos bostezan, todos se duermen y lo que va a decir es: “y
sí, el clima está muy caluroso”, pero un bostezo también es feed-back, una agresión, una pregunta son feed-
back a un emisor. ¿Se entiende por qué entonces es ideológico? Porque puede uno no tomarlo en cuenta y decir
que el receptor para lo único que está es para ser un receptáculo vacío para ser llenado. Por eso Paulo Freire
decía que esto en el sistema educativo tradicional es la educación “bancaria”, como un banco, porque se
depositan conocimientos teniendo una especie de idea de que el receptor está vacío de conocimientos y que
viene a llenarse y a ilustrarse con los conocimientos académicos y que no tiene nada que aportar, y cuando a
veces uno decía “no, pero yo pienso”, -“ah, piensa, el señor piensa, ¿quiere venir acá a dar clase si piensa?”, y
entonces ahí uno decía: “no pienso más, está todo claro, yo le pienso lo que usted quiere que le piense”.
La posibilidad de dialogar, de pensar la información tiene que ver con poder diseñar un circuito de
comunicación que integre el concepto de feed-back, sino lo que tenemos es un sistema de dominación, de un
elemento emisor por sobre un elemento receptor, y nada más.
Esto no se da en el vacío, se da en una situación histórica y concreta, por lo tanto se da en un contexto.
Todo circuito comunicacional no puede ser eficazmente descifrado si uno no tiene datos del contexto. Vieron
como dice el refrán, si no hay datos del contexto, el texto no se va a entender, el texto va a ser descifrado según
el contexto en que se diga. Nosotros vivimos en un contexto donde compartimos pautas culturales que hacen
que sean claras ciertas palabras que no son claras en otro lado, entonces para nosotros hablar de la palabra
desaparecido o hablar de la palabra proceso militar es una palabra con un contenido en este contexto, pero en
otro contexto no, entonces el código se descifra de acuerdo al contexto. Las dictaduras militares se dedicaban a
empobrecer el contexto y entonces uno no podía descifrar el texto, porque casi no había noticias del exterior, no
había responsables del exterior, entonces uno decía: vivíamos en una época en que había un ministro de
Economía que se llamaba Martínez de Hoz, todos eran muy buenos porque él puso el dólar barato, o sea, los
datos del contexto faltaban, había capitales en el exterior buscando dónde ser invertidos para tener una tasa de
retorno. Los datos del contexto que permitan comprender las cosas estaban faltando, entonces se interpreta
mágicamente todo. No hay datos del contexto, entonces yo los fabulo, porque lo que yo no conozco lo voy a
interpretar de todos modos, no es que voy a decir “esto no lo entendí”, voy a entender algo, lo que pasa es que
lo voy a entender de acuerdo a mis propias experiencias. Hay una obra de un escritor que tuvo cierto éxito en
una época, Shakespeare, que se llama La Tempestad, el capítulo 1, donde vive un padre con una hija porque
fueron exilados, los llevaron a una isla, el padre habla con la hija y le dice: “te voy a contar por qué estamos
acá, porque nunca te lo dije de chica”, y ella le dice: “no es necesario padre, lo que tú no me has dicho mis
fantasías ya me lo contaron”. O sea, lo que de alguna manera está faltando del contexto se lo rellena con
fantasías. El contexto dice que está sucediendo un orden internacional con ciertas cuestiones y entonces uno
puede entender cierto texto. Yo les decía, las dictaduras empobrecen los contextos, entonces no se puede
descifrar lo que sucede, no hay datos de la realidad exterior, se empobrece poder tener referentes para descifrar.
Un elemento más, éste no es como el feed-back que les dije que es un accesorio, este es un elemento que
incluye Pichon-Rivière y que no pertenece a la voluntad sino que es un elemento inherente al sistema. Inherente
significa que forma parte ineludible del sistema, ¿y saben qué elemento es? Es un elemento que se llama ruido.
Pichon-Rivière dice que el ruido está omnipresente en todas las partes de este trato entre dos o más personas.
Hay muchos tipos de ruido. Está el ruido exterior, que es el mejor porque se lo puede disminuir y anular, se
acopla el micrófono y uno puede pedir “bajen el amplificador”, al ruido de afuera se lo puede disminuir, pero
hay otros ruidos que son los ruidos internos que son más difíciles para escuchar. Me acuerdo que cuando un
docente decía “hoy hay prueba, no quiero escuchar el sonido de una mosca”, había tanto ruido que yo no podía
ni escuchar lo que había estudiado porque tenía un ruido interno aterrador y eso implica que uno no puede
escucharse porque la ansiedad produce ruido, la ansiedad hace que uno no pueda escuchar, y a ese ruido no
siempre se lo puede registrar en el volumen auditivo sino que circula en otra dimensión.
Puede haber, por ejemplo, ruido en el emisor, o sea que el emisor emita un mensaje y que sea confuso,
provoque mucho ruido, sea contradictorio, empiece con una información, no la continúe, plantee una pregunta
pero luego la saltea, o sea, que haya ruido de emisor. Puede haber ruido de receptor; a veces se le llama, a
veces, no siempre, el concepto de prejuicio, en el sentido de que al receptor le dicen: “mirá, va a dar clase una
persona, todos se durmieron la semana pasada”, -“ah, bueno”, entonces dice “vamos a empezar la clase” y uno
ya busca cómo poder dormir un poquito cómodo porque ya tiene una imagen de cómo es el emisor, y entonces
ese ruido ya predetermina cómo voy a escuchar el mensaje. Puede haber ruido de código. ¿Se acuerdan del
obstáculo epistemológico? Eso es ruido de código. No tenemos un código compartido, entonces el código
produce ruido porque yo empiezo la clase diciendo “vamos a hablar de la teoría de la comunicación humana y
de los axiomas de Watzlawick en relación a la hipótesis sobre la efectividad de la comunicación”, y uno dice:
“pará, ese código no lo manejamos”, va a ser difícil seguirlo porque produce ruido hasta que el código uno lo
maneja. Puede haber también ruido de canal, bueno, éste es el mejorcito porque es más controlable, aunque uno
sabe que hay cosas que le llegan mejor en una clase que en una lectura o al revés. Y vamos a hablar también de
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ruido de contexto, no es lo mismo dar una clase hoy que en una situación de contexto en donde suceden cosas,
como por ejemplo, cambios sociales o catástrofes, y entonces uno está más atento a lo que está pasando afuera,
no digo porque Boca está jugando y puede ser una catástrofe, sino porque están pasando cosas afuera y entonces
es difícil poder escuchar lo que pasa adentro. El contexto también produce ruidos. Ni hablar que el contexto en
una época era venir al grupo escuchando que en la radio decían: “comunicado número 1 de la Junta de
Comandantes”, y uno decía “¿qué tal la clase?”, -“no sé ni de qué habló el docente, disculpame”, porque uno
está sintonizado con otro ruido.
La idea es poder disminuirlo, pero no existe la posibilidad de eliminarlo. ¿Por qué? Porque el ruido es
inherente al sistema de la comunicación desde el punto de vista de que el otro es otro y eso produce ruido. Toda
comunicación -como todo vínculo- es mínimamente bicorporal pero tripersonal, porque están los terceros que
cada uno tiene; se dice lo tercero porque si uno dice el tercero es el tercero de uno más el otro que sería el
cuarto más el quinto, el sexto, se dice lo tercero como para englobar todos los personajes internos que a modo
de referentes operan en mi interior para descifrar lo que me están diciendo. Entonces, lo tercero es el ruido que
impide la plena comunicación. Puedo tener terceros muy ruidosos, o puedo tener terceros que no aporten tanto
ruido. ¿Cómo sería el ejemplo? Puedo tener referentes que en los momentos de la comunicación me provocan
mucho ruido porque me acuerdo de la última reunión de grupo a la que yo fui cuando era adolescente y tenía un
coordinador que tocaba la guitarra y que uno no sabía cantar y uno cantaba y se burlaban, no sé, a mí los grupos
no me gustan porque enseguida alguien se ríe y yo enseguida siento que me están cargando, entonces, mis
terceros me provocan mucho ruido en la vida grupal. O puedo tener terceros facilitadores, porque tuve
experiencias grupales en donde tenía coordinadores que de alguna manera cuando uno tenía dificultades se
acercaban y trabajaban más con los que tenían dificultades que con los que no las tenían. No es mi caso porque
yo en la época en que tenía educación física el profesor nuestro nos decía: “se cambian los que les sale la
vertical.... Natán, podés ir a cambiarte, no te quedes acá”, por eso me dediqué a la psicología social, queda claro
que no era mi fuerte en el colegio, y tuve que empezar a ir a otro tipo de grupos en donde se jerarquizan otros
valores. Entonces, la vida grupal produce otro tipo de referentes. Ven cómo uno porta entonces terceros que
pueden ser más puentes hacia la comunicación o que pueden aportar más ruido a la comunicación de acuerdo a
los referentes. Esto no es para siempre porque los ruidos tienden a resignificarse con nuevos sonidos, los
nuevos sonidos que puede aportar la vida grupal.
Me salteé uno a propósito, no hablé del mensaje. Vamos a dedicarnos un poco al tema del mensaje
porque es como la perla del circuito comunicacional que es lo que quiero decir. Y para eso quiero hablarles de
un autor, son varios, uno se llama Watzlawick, era un grupo de investigadores de EE.UU., de un lugar cercano
a California que se llama Palo Alto, y se los conoce entonces como la escuela de Palo Alto, que trabajaron
interdisciplinariamente la teoría de la comunicación. Interesante, porque era un grupo de lingüistas, sociólogos,
psicólogos, asistentes sociales, médicos que trataron de hacer una reflexión sobre los procesos de la
comunicación y su impacto. Hay un libro que escribieron, les recomiendo el capítulo I, se llama Teoría de la
comunicación humana, en donde ellos hablan sobre su modo de comprender el concepto de mensaje, hablan de
otras cosas pero yo quiero jerarquizar la parte de mensaje.
¿A qué me refiero con que ellos analizan la comunicación? Ellos son muy claros desde el inicio, dicen:
la comunicación se la puede analizar en tres dimensiones, pero ellos utilizan una, que es la nuestra también.
Uno podría hacer un análisis gramatical. ¿Se acuerdan esas hermosas clases del colegio primario y secundario?
Objeto directo, indirecto, tercero indirecto del neutro que es prefijo del subjuntivo. Cómo la pasábamos de bien
juntos, disfrutamos esas época. Eso es análisis gramatical, no es el nuestro. Después uno diría: podemos hacer
un análisis semántico que sería sobre el significado de las palabras. Y la tercera dimensión es la dimensión del
análisis pragmático. El análisis pragmático que plantea Watzlawick quiere decir que es el efecto de la
comunicación en la conducta, por eso le llaman el nivel pragmático, qué efecto tiene la comunicación en la
conducta humana, y sacaron una serie de hipótesis extraordinariamente interesantes y fértiles, algunas de las
cuales se articulan muchísimo con nuestro campo conceptual. Entonces, les quiero hablar de los axiomas de la
comunicación que ellos plantean. ¿Saben lo que es un axioma? Un axioma son fundamentos de una teorización,
son como los pilares que sostienen una teorización.
El primer axioma que plantean es: toda comunicación es una comunicación que puede ser referida en
términos digitales o analógicos. A grandes rasgos lo que plantean es lo que yo les decía antes en relación a que
hay muchos canales de comunicación. La comunicación analógica sería la comunicación más referida a los
objetos en sí, y digital sería más referida a las convenciones. Si yo digo la palabra mesa, ustedes van a mirar y
van a ver esta mesa, pero eso es una convención que tenemos. Ustedes podrán decir: yo no firmé que estaba de
acuerdo en esa convención. No importa, no nos preguntaron, la fuimos mamando desde chicos, y esto es un
código que compartimos en términos digitales. Pero yo puedo decirles en otros términos: “miren...”, y en vez de
decirles la mesa les digo “miren...”, o sea, intento articular otro modo de comunicarme, que serían los términos
más analógicos, en el sentido de que están más cercanos al objeto. Otro ejemplo para que se entienda, si yo les
digo: “vi un perro enorme cuando venía para acá”, sería comunicación puramente digital; si les digo “cuando

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venía para acá vi un gua-gua así”, eso sería más cercano al concepto de lo analógico. Las onomatopeyas son
analógicas, lo digital es convencional.
Si lo analógico es lo paraverbal, llamémosle lo que está más allá de las palabras, y lo digital es el
lenguaje, ¿qué aprendimos primero: mensajes digitales o mensajes analógicos? Mensajes analógicos. Si
alguien tiene alguna duda puede hacer una experiencia conductista que es agarrar a un bebé y decirle las
palabras más dulces, hermosas y cariñosas del mundo pero con un tonito de discurso militar y va a llorar el
bebé porque él está concentrado en el nivel analógico que es el ritmo de las palabras, la sonoridad, la rima. Y
díganle las palabras más terribles, crueles y espantosas pero con dulzura y con rima, y se va a reír y va a estar
contento porque es un bebé y no entiende nada, no, porque es un bebé y lo que entiende es la parte musical del
asunto. Esto es lo digital y lo analógico. Entonces, yo puedo tener un mensaje digital y otro analógico, que es:
“¿se entiende, no que ya lo entendieron esto?”, o sea, digitalmente digo una cosa y en términos analógicos doy a
entender lo otro. Parecido a lo que decía del canal. Si yo les digo “prohibido fumar” y pongo un cartel que diga
“prohibido fumar”, es digital. Pero si yo pongo un cigarrillo tachado sería un mensaje analógico.
Segundo axioma que ellos plantean es: dada una situación de encuentro, no es posible no comunicarnos.
Lo hablamos esto, porque cuando una persona entra al ascensor con un desconocido y cada uno se va a un
rincón, están comunicándose que no quieren comunicarse. Y cuando yo le hablo a otra persona y le estoy
contando lo que hice durante el día, está dormida y se vuelve a dormir, me está diciendo lo interesada que está
en que yo le cuente lo que hice durante el día, algo me está diciendo. Yo podré tener feed-back o pensaré
simplemente que está cansada. Por lo tanto, siempre va a haber comunicación dada una situación de encuentro.
Miren el tercer axioma, lo que ellos desarrollaron, y vean cómo puede ser fértil para nuestro ECRO, para
nuestro esquema conceptual. Dicen así: todo mensaje aporta información... Hasta acá uno dice qué novedad, un
mensaje me da información, y la información -si tomamos lo del miércoles anterior- será eficazmente
decodificada si yo acuerdo con el código y si no hay mucho ruido. Pero dicen algo más: todo mensaje aporta
información de dos niveles: información que tiene que ver con el contenido del mensaje e información de
relación, que tiene que ver con la manera como yo tengo que descifrar el mensaje.
Les doy un ejemplo que no es del todo bueno. Si yo compro un video, viene con un manual de
instrucciones. El video es la máquina y el manual de instrucciones me dice para qué está la máquina. Entonces,
el manual me da información, me dice: “felicitaciones, usted compró esto para poder proyectar películas. O
sea, me dice qué es el contenido, qué compré, pero también me dice cómo tratar lo que compré, porque dice:
“esto tiene que enchufarlo a 220, no debe tener agua, no lo bañe, es un sistema PAL”. O sea, me da información
sobre cómo descifrarlo, porque que esto es un video, yo esto lo entiendo, lo que no entiendo es ese botoncito
cómo funciona, o el reloj. No les pasa a ustedes que el video está titilando meses y años y uno dice ¿qué era
eso?, “un reloj”, ah, alguna vez me encantaría ponerlo en hora, pero no hice el curso, eso solamente cuando uno
termina ingeniería en sistemas lo puede hacer, mientras titila, pero no importa porque después no va a haber
electricidad y uno ya sabe que se solucionó el problema. Entonces, el manual me da información sobre cómo
descifrar el contenido.
Ahora, fíjense qué interesante lo que ellos dicen y cómo se aplica. Significa que yo tengo información
de contenido e información de relación. El contenido apelaría al pensamiento, a las ideas que se intentan
trasmitir, y la relación me da información sobre cómo quiero que el otro me escuche. ¿Y cómo mando yo
información sobre cómo quiero ser escuchado? De muchos modos: con un tono, con un uniforme. En los
hospitales uno tiene claro que los enfermeros tienen cierto color de delantal, el del cirujano es rojo, ese es Dios,
a ese solamente de usted y sin mirarlo a los ojos. Entonces, ¿qué me dice cómo tratarlo, hay un manual? Sí, el
color del delantal. Eso es información de relación, es explícita, pero puede no ser explícita. Les voy a dar un
ejemplo bastante paradigmático del asunto. Yo puedo decirle a una persona “¡te levantás y me cerrás la puerta
que no puedo más, el ruido que hay, no puedo dar clase!”. Yo le digo a ella eso y tiene varias respuestas para
darme, veamos cuáles. Ella puede decirme “no me molesta el ruido, no quiero cerrar, además necesito que entre
aire”. ¿Qué me quiere decir en términos de Watzlawick? Me dice: no acuerdo con el nivel de contenido de tu
mensaje. Esa es una posibilidad que tiene, tiene otra, me dice: “yo no me levanto nada”. Y yo le puedo decir:
“¿qué, no te molesta el ruido?, ¡no puedo dar clase!”, y me dice: “me molesta más que a vos, pero así no me lo
pedís”, lo que en términos de Watzlawick sería: estoy de acuerdo con el nivel de contenido, no estoy de acuerdo
con el nivel de relación que vos estás planteando. Puede tener una tercera respuesta ella, se levanta y cierra la
puerta, firmó el contrato. El problema es que la relación es la letra chica del contrato, años después se va a
preguntar “¿cuándo yo dejé que me trate como me trata?”. Uno no se da cuenta que firma ese contrato, yo
conozco una chica, le digo “te paso a buscar a las diez de la noche”, -“dale, venite”, diez, diez y cinco toco el
timbre, me dice “ya bajo”, bajó a la una y media y yo le digo, “bueno, vamos a comer”, firmé el contrato, el
contrato de relación, no de contenido, porque el de contenido siempre quedó claro que era para ir a comer. ¿Se
entiende la diferencia? El tema es que si uno no lo diferencia se puede confundir en la vida grupal porque puede
ver que dos personas discuten y se matan discutiendo, entonces uno pone la oreja en el nivel de contenido y
¿qué dicen?, uno dice “hay que ir todos para la esquina” y otro dice “no, hay que ir todos al kiosco”, uno
pregunta ¿y dónde queda el kiosco?, “en la esquina”, y se están matando, y uno dice, ¿por qué discuten?, no
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entiendo, se están matando, y estoy equivocado porque yo estoy poniendo la oreja en el nivel de contenido y
quizá discuten por un nivel de relación, quizá discuten porque están en una situación de competencia latente por
el liderazgo en el grupo, quizás es una escena de poder, quizás es una escena de seducción y de fuerza frente a
alguien. Entonces, cuando uno discute con otra persona no siempre hay que buscarlo en el nivel de contenido,
porque sería falso suponer que la contradicción pasa por el contenido, a veces la contradicción pasa por la
relación y no por el contenido.
Si yo estoy con mi pareja y le digo “¿vamos al cine?”, -“dale”, “¿te gusta cine italiano?”, -“no, vos sabés
que cine italiano me parece complicado algunas cosas, no me interesa”, “bueno”. Hasta ahí si detenemos el
diálogo, uno podría decir: mensajes eminentemente de contenido, cine italiano, salida a la noche de una pareja.
Pero si nosotros sacamos el botón de pausa y dejamos que el diálogo continúe, y escuchamos “¿ah, no te gusta
el cine italiano?, -“no, sabés que no”, “y, no, si a vos no te da la cabeza para entender el cine italiano, ¿qué
tenés, basura que no podés comprender eso?” ¿Ustedes creen que estamos hablando de cine italiano? Estamos
usando el cine italiano para hablar de la relación, como la relación está en crisis, la jugamos (la crisis) en otra
cancha que es en la del contenido. Esos son nuestros lentos desplazamientos en donde uno no sabe cuándo fue
que empezamos a discutir de contenido cuando el problema era otro. Podemos estar de acuerdo en la relación y
no estar de acuerdo en el contenido. ¿Saben cómo se llama esto? Se llama “discusiones donde la sangre no llega
al río”. Yo voté por uno, mi pareja votó por otro, y ya está. Ahora, si yo digo: “votó por otro, qué querés, con la
neurona que tiene qué va a votar”... Pero si la relación es buena, tenemos distintos puntos de vista. El problema
es que no estamos educados para poder tener buenas relaciones con diferentes puntos de contenido, porque yo
solamente tengo buenas relaciones cuando les gusta el cine italiano y votan lo que yo voto, porque si no la
neurona no le da.
Esto es un problema educacional, cultural nuestro, en donde me siento tan a gusto (relación) cuando
estoy entre gente de mi contenido. Entonces, ahí tenés una posibilidad. Podemos tener otra posibilidad: no
estamos de acuerdo con el nivel de relación pero sí estamos de acuerdo con el nivel de contenido. ¿Saben cómo
se llama esto? Frente preelectoral. O sea, un grupo que nunca podrían estar juntos porque no tienen ningún tipo
de posibilidad de una relación en conjunto se ponen de acuerdo en tres puntos de contenido, dura lo que dura
una elección, y a veces menos. La relación en el fondo simplemente está atada a cuatro o cinco puntos, o sea,
“yo estoy con quien estoy pero es por los chicos, ¿viste?, me da no sé qué”. Otro tipo de ejemplo lo saben las
psicopedagogas que trabajan en gabinetes escolares y les mandan un chico con problemas de atención,
problemas de aprendizaje, apenas el chico empieza a mejorar los padres lo sacan, y dicen: "ahora que mejoró lo
sacan, no entiendo”, y claro, vos no entendés, el síntoma del chico es la preocupación que los mantiene unidos,
les estás sacando el síntoma, les estás sacando lo que los mantiene unidos, el día que no tengan ese contenido se
matan con la relación. O los padres cuando los hijos emigran y encuentran la crisis de pareja, no había ninguna
crisis de pareja, la pareja estaba desecha hacía veinte años, pero con este contenido, “grandulón, todavía vivía
en casa”, las cosas pasaban. Ahí podemos no tener ningún tipo de acuerdo relacional pero sí de contenido. A lo
que yo me pregunto, ¿puedo trabajar en un grupo operativo con gente donde mi nivel de relación no es el mejor,
pero el contenido es que vamos a compartir una experiencia de aprendizaje, o yo necesito estar entre amigos
para poder aprender? Entonces, cada uno maneja la ecuación del nivel de contenido y el nivel de relación
cultural que tiene que son sus referentes.
Hay más combinaciones. Otra podría ser que sí estoy de acuerdo en el nivel de contenido y sí estoy de
acuerdo a nivel de relación. Yo no la conozco porque es demasiado perfecta, así que no se preocupen, porque si
el otro es otro siempre algo en el nivel de relación va a haber. Es imposible, pero hay que formularla, aunque
sea para poder nombrar algo romántico en la clase. Ahora, también uno puede decir: no, yo no soy nada
prejuicioso, ¿qué tiene que ver el nivel de contenido?, si yo lo quiero, lo quiero, ¿le gusta el cine italiano y a mí
no?, ¿y qué tiene que ver?, mi amor no depende del cine italiano, o sea, yo no tengo ese prejuicio. Mentira,
todos tienen su piso de prejuicios. Yo no puedo decir: “la vez pasada estaba reivindicando la tortura a los presos
políticos, pero bueno, ella piensa de un modo, yo pienso de otro”, no, si en ese nivel de contenido no estamos
de acuerdo yo no tengo posibilidades de un nivel de relación. Uno puede decir “mirá, era nazi”, “sí, está bien,
pero mi vínculo es otro, yo no hablo de la guerra”, bueno, a mí no me pasa. Ahí podríamos decir, si yo no estoy
de acuerdo en un nivel de contenido, no puedo estar de acuerdo en un nivel de relación, a algunos les pasa con
la dictadura militar como ejemplo y a otros les pasa con el cine italiano, cada uno sabrá su piso dónde queda.
El tema empieza en nuestra más tierna infancia cuando nos desplazan de manera invisible las
problemáticas de contenido a las problemáticas de relación. Entonces, la madre le dice “nene, ¿te gustó la torta
que te cociné?”, -“no, mamá, está muy dulce, a mí tan dulce...”. Hasta ahí es nivel de contenido, de diálogo
entre una madre y un hijo, se llama nivel de glucosa en sangre, torta, ananá, pero sabemos que no termina ahí el
nivel de contenido porque la madre le dice “¿no te gustó?”, -“no”, “yo estuve toda la noche amasando”, o sea,
me hizo trampa, me pasó. Si el chico hubiera estudiado a Watzlawick diría: esperá mamá, vos me planteás un
circuito comunicacional en donde a nivel de contenido me estás preguntando por la torta, pero a nivel de
relación te quiero y -complejo de Edipo mediante- yo me casaría con vos, entonces, la crisis nuestra no está en
el nivel de relación. Pero el chico no lo dice, ¿y saben por qué? No solamente porque no estudió Watzlawick
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sino porque sabe que cuando te cambiaron las cartas y te pasaron al nivel de relación no hay retroceso porque la
madre va a decir: “ahora me contesta, encima, ya ni me necesita”, y ahí me como la torta aunque sea azúcar
pura, con la lata cerrada, no importa, porque lo que menos voy a hacer es cuestionar el nivel de relación que
hay.
Para no cuestionar el nivel de relación uno admite cualquier contenido, entonces “querido, ¿vas a
estudiar arquitectura, no?”, -“sí, papá”, “¿por qué?”, -“y, siempre me gustó la arquitectura”. No, mentira, es el
nivel relacional, que yo no quiero jaquear con algún desacuerdo porque siento que los desacuerdos son
destructivos, porque siento que cuando empieza algún conflicto, termina en una cuestión catastrófica y no es
así, los conflictos son los que nos permiten a nosotros poder desarrollarnos e individualizarnos. Según, hay
conflictos y hay guerras nucleares, no es lo mismo. Conflicto significa poder diferenciarse entre una generación
y otra. No es lo mismo siendo hijo varón de un padre ser el sucesor de un padre que la continuidad de un padre.
Porque ser sucesor implica, como la palabra lo dice en abogacía, la sucesión, que es la muerte de uno y después
sigue el otro. La continuidad es simplemente que el otro continúa lo que hizo el padre, entonces es Grimoldi
hijo, como Martín h., ¿se acuerdan?, ¿y cómo le decía la actriz que era la esposa de Federico Luppi? “Le pusiste
Martín y encima “h” que es muda”, ¿qué tiene para decir el junior? Eso es continuidad, eso es continuismo. La
sucesión implica poder trabajar qué es lo propio de lo que yo tomo, pero también si hay algo que es propio, hay
algo que no es del otro y esto implica un corte y esto implica un conflicto, que a veces para no asumirlo nos
levantamos y cerramos la puerta aunque nos griten, escupan, y nos tiren con cualquier cosa, porque no sea cosa
de cuestionar el nivel de relación que está en juego.
¿Ven lo importante de poder diferenciar esto? En la vida grupal como en la vida familiar es muy serio,
esto lo saben muy bien los terapeutas de pareja, cuántas personas empiezan con una discusión por contenido
que, en el fondo, la problemática estaba alojada en otra área, que era en el nivel de relación. Y esto es para no
caer en propias encerronas en el discurso grupal a la hora de encontrar desacuerdos y saber por dónde circula el
desacuerdo: ¿a nivel de contenido o a nivel de relación?, y cuál es el margen que cada uno tiene para desacordar
en el contenido y que no se le vuelva contradictorio a nivel de relación, qué margen tienen, más amplio o menos
amplio.
Entonces, el nivel de contenido y relación. Esto es lo que plantea Watzlawick sobre los niveles de
información. El cuarto axioma es: todo mensaje tiene incluido un mensaje explícito y un mensaje implícito. De
esto seguramente habrán oído hablar porque se lo llama también el metamensaje, que es el mensaje que está
más allá. Todo mensaje tiene una parte que es la visible y una parte no manifiesta.
Ahora, estos axiomas entran en una articulación total, porque ustedes imagínense, muchas veces, no
siempre, pero muchas veces el metamensaje, lo implícito, va en términos analógicos, en el tono de voz. Muchas
veces el nivel de relación va en tono analógico, en el modo como se dicen las cosas. Cuando lean Watzlawick
van a ver que da un ejemplo muy lindo de dos mujeres que se encuentran en un baile y una le dice a la otra
“che, qué hermoso collar de perlas que tenés, ¿son falsas, no?”, ahí tienen nivel de contenido más nivel de
relación, ahí le está diciendo “yo te conozco, mascarita, vos a mí no me engrupís, sos una trucha”, pero se lo
dice en forma de contenido, entonces uno diría lo que no dijo es el mensaje implícito, en este caso el mensaje
implícito vino envuelto en analógico. Pero no siempre, como el ejemplo que les di antes del hospital en donde
queda claro que en el hospital o en el ejército, según las barras que tienen en los hombros donde juegan un poco
a veces a disfrazarse, ahí es explícito que dice: con una barra lo podés tutear, con dos barras saludás, con tres
barras le pedís un autógrafo, no sé cómo es el tema, pero ahí es nivel explícito, y también es digital, ahí no es
analógico, por eso las combinaciones son distintas.
Saliendo un poco de Watzlawick, ¿cuál es una de las funciones fundamentales de la comunicación? Uno
podría nombrar varias, yo nombré la semana pasada la función de ser herramienta en la construcción de un
vínculo, y el vínculo se construye para satisfacer una necesidad. Podría agregar una más ahora, que es que la
comunicación me provee de una herramienta en mi necesidad de ser confirmado. O sea, por medio de la
comunicación yo obtengo confirmación de existencia, ya sea porque el otro acuerda o no acuerda, no importa,
sino que me da un lugar, existo. Lo contrario del amor no es el odio, lo contrario del amor es la indiferencia,
hay gente que dice: “odiame, pero decí algo”. Había un café concert en una época, cuando éramos jóvenes e
indocumentados, como dice García Márquez, y había una actriz, Edda Díaz, que cuando terminaba la función,
la gente aplaudía y ella decía “bueno, si les gustó manden a los amigos, si no les gustó manden a los enemigos,
pero manden, manden gente”, o sea, de alguna manera pide que sean confirmados, lo peor sería la indiferencia.
Hay una película de Ettore Scola, La familia, en donde el abuelo juega con el nieto y el nieto juega a que es
invisible, tienen un implícito, que el abuelo no lo ve, él dice “estoy acá abuelo” y el abuelo dice “ay, no te veo,
no te veo” y juegan muy bien, hasta que el nene dice “no quiero jugar más”, pero el abuelo no capta ese
mensaje sino que cree que el chico quiere seguir jugando y le dice “no te veo”, -“no abuelo, estoy acá, no juego
más”, “no te veo, no te veo”, hasta que el juego, la experiencia lúdica se transforma en una experiencia siniestra
y el chico estalla en llantos que solamente van a ser controlados con un nivel de comunicación corporal, el
padre lo alza, lo abraza, o sea, con su cuerpo le da confirmación de existencia, como puede ser un abrazo, un
contacto corporal, y en ese momento el chico se empieza a tranquilizar. Entonces, a través de las respuestas del
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otro es que yo también voy a ir configurando mi identidad. Las respuestas del otro pueden ser de muy diversas
posibilidades pero yo voy a existir en relación a esto.
Damos un ejemplo más de lo complicado que es la comunicación, porque en el fondo yo tengo que dar
comunicación y sin embargo esto es tan complicado. Fíjense, yo les dije que el emisor emite y el receptor
recibe. Yo no creo más en eso, porque el emisor emite de acuerdo al receptor que recibe, nadie habla de la
misma manera frente a distintas personas. Se acuerdan que les conté de una novela que era Las ciudades
invisibles, cómo Marco Polo habla con Genghis Kan en relación a lo conocido. Hay otra parte del libro en que
Genghis Kan le dice a Marco Polo, “contame más, quiero saber más, hablame más de mi imperio, yo no pude
visitarlo”, -“como no, yo te cuento, pero te advierto que lo que guía mi relato no es mi lengua, es tu oído”. O
sea, es el otro el que con su atención y su motivación va a generar que yo hable. Entonces, el emisor ¿emite? Sí,
pero después que recibió del receptor, porque el campo que se va a formar entre el emisor y el receptor va a ser
el sustrato de lo que nos vamos a comunicar. Hablemos de un ejemplo clínico, hay gente que llega a un
consultorio, mira y dice “ay, qué lindo, ¿dónde me siento?”, entonces ya hay un clima, esto es el concepto de
campo que se va formando, el “entre” buberiano que les había dicho, como para un diálogo. Y hay otra gente
que llega y dice “qué oscuro esto, qué olor, ¿dónde hay que hablar?, ¿dónde me siento, acá?” Ya va a generar
un campo diferente. Este campo va a posibilitar después un tema que se va a ver más adelante que es el campo
de las transferencias, sostenido en esta disponibilidad previa o indisponibilidad previa.
Entonces, cuando yo voy a poder entrar en contacto con el otro en ese campo también es cierto que va a
ser muy confuso porque se acuerdan que les dije que el lenguaje es ambiguo y está pleno de metáforas, y
además de acuerdo a cómo es el receptor es que yo estoy emitiendo, y cómo es el entre que entre los dos
constituimos, cómo es ese campo de comunicación que entre los dos hemos construido como para poder hablar
después de la eficacia en la comunicación.
Por eso me parecía bueno terminar con un cuento de la filosofía sufí que se llama “Los ciegos y la
cuestión del elefante”. Dice así: “Más allá de Gor había una ciudad. Todos los habitantes de esa ciudad eran
ciegos. Un rey con su cortejo llegó cerca del lugar, trajo su ejército y acampó en el desierto. Tenía este rey un
poderoso elefante que usaba para atacar e incrementar el temor de la gente. La población estaba ansiosa por ver
el elefante, y algunos ciegos de esta ciega comunidad se precipitaron como locos para encontrarlo. Como no
conocían ni la forma ni el aspecto del elefante, tantearon ciegamente. Para reunir información cada uno palpó
otra parte. Cada uno pensó que sabía algo porque pudo tocar una parte, y cuando volvieron junto a sus
conciudadanos, impacientes grupos se apiñaron a su alrededor porque todos estaban ansiosos por saber cómo
era un elefante, todos buscaban la verdad de boca de aquellos que se hallaban errados. Preguntaron por la forma
y aspecto del elefante y escucharon todo lo que aquellos dijeron. Al hombre que había tocado la oreja le
preguntaron cómo es la naturaleza del elefante, y él dijo: “es una cosa grande y rugosa, ancha y gruesa como
una alfombra”. El que había palpado la trompa dijo: “nada que ver, yo conozco los hechos reales, el elefante es
un tubo recto y hueco, horrible, destructivo”. El que había tocado sus patas dijo: “pero no, el elefante es algo
poderoso y firme como una columna”. Cada uno había palpado una sola parte de las muchas y cada uno había
percibido erróneamente la totalidad. Ninguno pudo conocer cómo es el elefante porque el conocimiento no era
compañero de ellos, y el problema es que ellos no eran solamente ciegos sino que estaban sordos. Porque aun
siendo ciegos hubieran podido articular los distintos saberes para poder construir algo distinto a lo que el
narcisismo del propio palpar algo decía que era la totalidad.

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Publicación de circulación interna. Se prohíbe su reproducción total y parcial sin autorización del docente a
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