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Los procesos típicos de la expansión de la ciudad pueden verse mejor ilustrados, tal vez, por una
serie de círculos concéntricos, que pueden numerarse para designar las dos zonas sucesivas de
extensión y los tipos de áreas diferenciadas en el proceso de expansión. Dicho gráfico
representa una construcción ideal de las tendencias de cualquier ciudad o pueblo que se expanda
radialmente desde su distrito comercial central, al cual se le denomina “Loop”. Rodeando el
área del centro de la ciudad se encuentra normalmente un área en transición, que se encuentra
invadida por negocios y fabricación ligera. Una tercera área es habitada por los trabajadores en
las industrias que han escapado del área de deterioro, pero que desean vivir con fácil acceso a su
trabajo. Más allá de esta zona – en la cuarta área – se encuentra el área residencial de edificios
de apartamentos de la clase alta o distritos exclusivos y restringidos constituidos por viviendas
unifamiliares. Aún más lejos, más allá de los límites de la ciudad, se encuentra la zona de los
viajeros – áreas suburbanas o ciudades satélites – ubicados de treinta a sesenta minutos del
distrito central de negocios. Todo ello muestra el hecho principal de la expansión: la tendencia
de cada zona interna a extender su área por la invasión de la próxima zona exterior. Este aspecto
de la expansión puede llamarse sucesión, un proceso que ha sido estudiado en detalle en la
planta ecología. Además de la extensión y la sucesión, el proceso general de expansión en el
crecimiento urbano implica el antagónico y, sin embargo, complementario proceso de
concentración y descentralización. En todas las ciudades se encuentra la tendencia natural para
el transporte local y exterior para converger en el distrito central de negocios. Así, la vida
económica, cultural y política se centra allí. Asimismo, la expansión se ocupa del crecimiento
físico de la ciudad y, con la extensión de los servicios técnicos que presenta, hace la vida de la
ciudad no solo habitable, sino también cómoda, incluso lujosa.
Por otro lado, el autor piensa el crecimiento urbano como resultado de la organización y la
desorganización, y lo plantea como análogo a los procesos anabólicos y catabólicos del
metabolismo en el cuerpo. Usualmente, los procesos de desorganización y organización pueden
pensarse en términos de una relación recíproca entre sí, y como cooperando en un equilibrio
móvil del orden social hacia un fin considerado como progresivo. En cuanto a la
desorganización apunta a la reorganización y hace un ajuste más eficiente, la desorganización
debe concebirse no como patológica, sino como normal; entonces, tal desorganización es vista
como preliminar a la reorganización de las actitudes y la conducta. En la expansión de la ciudad
se produce un proceso de distribución que selecciona, clasifica y reubica individuos y grupos
por residencia y ocupación. La diferenciación resultante de la cosmopolita ciudad
estadounidense en áreas es típicamente de un patrón. Dentro del centro comercial o en una calle
contigua se encuentra, por ejemplo, el hombre migratorio sin hogar. En la zona de deterioro que
rodea el centro, se encuentran los llamados “barrios marginales” y "malas tierras", los cuales
presentan un ambiente de pobreza, degradación, y enfermedad, así como de crimen y vicio; los
barrios marginales están llenos de colonias de inmigrantes, como el Gueto o la Pequeña Sicilia.
El área de deterioro, si bien es de decaimiento, de población estacionaria o en declive, es
también uno de regeneración, como atestigua la misión, la colonia de artistas, centros radicales,
Teoría Sociológica 2
Profesora: Deborah Delgado
Jefa de práctica: Alba Granados
Shirley Barrantes Baca 20150734
todos obsesionados con la visión de un mundo nuevo y mejor. La siguiente zona también está
habitada por fábricas y trabajadores de tiendas, pero hábiles y ahorrativos. Esta es un área de
segundo asentamiento de inmigrantes, generalmente de segunda generación. Esta diferenciación
en agrupaciones económicas y culturales da forma y carácter a la ciudad. La segregación ofrece
al grupo, y por lo tanto las personas que lo componen, un lugar y un papel en la organización
total de la vida de la ciudad. La segregación limita el desarrollo en ciertas direcciones, pero lo
libera en otras. Estas áreas tienden a acentuar ciertos rasgos, atraer y desarrollar sus tipos de
individuos, y así llegar a ser más diferenciadas. La división del trabajo en la ciudad también
ilustra la desorganización, reorganización y creciente diferenciación. Existe una gran
complejidad y complicación del mecanismo de la industria moderna y la intrincada segregación
y aislamiento de divergentes grupos económicos. Si los fenómenos de expansión y metabolismo
indican que un grado moderado de desorganización puede favorecer a la organización de la
sociedad, indican, también, que la rápida expansión urbana está acompañada de un aumento
excesivo de la enfermedad, el crimen, el desorden, el vicio, locura y suicidio, índices
aproximados de desorganización social.
Por otro parte, el movimiento, per se, no es una evidencia de cambio o de crecimiento. El
movimiento que es significativo para el crecimiento implica un cambio de movimiento en
respuesta a un nuevo estímulo o situación. Dicho tipo de cambio es llamado movilidad, e
implica cambio, nueva experiencia, estimulación. La estimulación induce una respuesta de la
persona a esos objetos en su entorno que permiten la expresión de sus deseos. La respuesta a
esta estimulación es sana siempre que sea una reacción integral correlacionada de toda la
personalidad; no obstante, cuando la reacción es segmentaria – es decir, separada de e
incontrolada por – la organización de la personalidad, tiende a volverse organizacional o
patológica. Es por ello que la estimulación puede llevar a la búsqueda incansable de placer, al
vicio. La movilidad de la vida de la ciudad, con su aumento en el número e intensidad de
estímulos, tiende inevitablemente a confundir y desmoralizar a la persona. La movilidad es tal
vez el mejor índice del estado del metabolismo de la ciudad, pudiendo ser así pensada como el
"pulso de la comunidad". Al igual que el pulso del cuerpo humano, es un proceso que refleja y
es indicativo de todos los cambios que están teniendo lugar en la comunidad. Los elementos que
entran en la movilidad se pueden clasificar en do: por un lado, el estado de mutabilidad de la
persona y, por otro, el número y tipo de contactos o estímulos en su entorno. La mutabilidad de
las poblaciones de la ciudad varía con la composición del sexo y la edad, el grado de desapego
de la persona de la familia y de otros grupos. Los nuevos estímulos a los que responde una
población se pueden medir en términos de cambio de movimiento o de contactos crecientes.
Así, la movilidad puede medirse no solo por estos cambios de movimiento, sino también por
aumento de contactos.
COMENTARIO CRÍTICO