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¿Qué es la inflación?

En economía, la inflación es un aumento general en el nivel de precios de bienes y servicios durante un período
de tiempo. Cuando el nivel general de precios sube, cada unidad monetaria de la economía en cuestión puede
comprar menos bienes y servicios. En consecuencia, la inflación refleja una erosión del poder adquisitivo del
dinero, una pérdida de valor real en el medio interno de intercambio y unidad de cuenta en la economía.

La medida principal de la inflación en los precios es la tasa de inflación que refleja la variación porcentual de
un índice general de precios (normalmente el Índice de Precios al Consumidor) para un período de tiempo,
normalmente un año.

Los efectos de la inflación en una economía son diversos y pueden ser a la vez positivos y negativos. Los
efectos negativos de la inflación son una disminución en el valor real del dinero con el paso del tiempo, la
incertidumbre sobre la inflación futura puede frenar la inversión y el ahorro, y una inflación demasiado alta
puede conducir a la escasez de bienes si los consumidores empiezan a incurrir en el acaparamiento por temor a
que los precios aumenten mucho en el futuro. Los efectos positivos incluyen la garantía de que los Bancos
Centrales ajustarán los tipos de interés nominales (la intención de mitigar las recesiones) y fomentar la
inversión en proyectos de capital no dinerario.

Los economistas generalmente están de acuerdo en que las altas tasas de inflación y la hiperinflación son
causadas por un crecimiento excesivo de la oferta monetaria. Las opiniones sobre los factores que determinan
tasas de inflación bajas son más variadas. Una inflación baja o moderada puede ser atribuida a las fluctuaciones
de la demanda real de bienes y servicios. Sin embargo, el consenso entre los economistas es que un largo
período inflación creciente es causado por un crecimiento de la oferta monetaria más rápido que el crecimiento
económico.

Hoy en día, la corriente general está a favor de mantener una tasa de inflación baja y constante pues esto reduce
la gravedad de recesiones económicas ya que permite que el mercado laboral se adapte más rápidamente así
como reduce el riesgo de falta de liquidez general. En este sentido, las políticas monetarias (realizadas
mayormente por los Bancos Centrales) suelen estar dirigidas a mantener una inflación baja mediante la oferta
monetaria disponible (a través de los tipos de interés fijados), operaciones en mercado abierto y el
establecimiento de reservas bancarias de carácter obligatorio.

Medida de la inflación
Como se mencionó, la medida general de la inflación es la tasa de inflación de un índice de precios, por lo
general el Índice de Precios al Consumidor (IPC), aunque también se utiliza el deflactor del PIB, el índice de
precios del gasto en consumo personal y otros. El Índice de Precios al Consumidor mide la variación de los
precios de una selección de bienes y servicios adquiridos por un “consumidor medio”. La tasa de inflación es el
porcentaje de variación del índice de precios en el tiempo. Así, la tasa de inflación se calcula:

(IPCactual – IPCanterior/IPCanterior) x 100% = Tasa de inflación


Por ejemplo, en España el IPC del 2009 fue del 106,7, en el 2010 fue del 108.6, la tasa de inflación anual
derivada del IPC sería 1,78%. Esta tasa de inflación indica que los precios aumentaron, de forma general, casi
un 2% en un año.

Dificultades en la medición de la inflación

Las medidas de inflación pueden incurrir en confusiones al no diferenciar cambios en el precio de la cesta de
bienes y servicios de referencia debidos a cambios en el volumen, calidad o rendimiento, o cambios en el precio
real (precio nominal). Por ejemplo, un mismo bien de consumo puede pasar de costar 1€ al consumidor a costar
1,50€ en un año. Si este aumento de precio se debe a un mejora en la calidad del producto no representará
inflación, pero si por el contrario, este aumento de precio se produce sin cambios en la calidad, sí representará
inflación. La medida de la inflación de la economía sería la medida de cambios en el precio de una canasta de
bienes y servicios representativos de forma objetiva y que no se deban a cambios en calidad, volumen o
rendimiento.

De la canasta de bienes y servicios utilizada para medir la inflación se toma el precio combinado, que es la
suma del precio medio ponderado de cada bien y servicio que forman la canasta. Cada elemento de la cesta de
bienes y servicios tiene una importancia diferente y por ello se utiliza el precio medio ponderado y no el
aritmético. Esta importancia se debe a que cada elemento es más consumido que otros por el consumidor medio
de forma habitual. El Índice de Precios al Consumidor, por ejemplo, utiliza los datos recogidos mediante
encuestas a los hogares para determinar qué proporción del gasto total del consumidor típico es destinado a
bienes y servicios específicos y el peso del precio medio dentro de la cesta de bienes y servicios.

Los índices suelen relacionarse mejor con los cambios en el tiempo que los valores absolutos, por ello se suele
escoger un año como “año base” al que se le da el valor de 100 y los índices de años posteriores se calculan en
referencia a ese año. Por tanto, al comparar medidas de inflación basadas en índices de precios hay que tener en
cuenta también el año base de referencia.

La cesta de bienes y servicios utilizada, así como el peso relativo de cada elemento que la componen, varía con
el paso del tiempo. Se introducen nuevos bienes o servicios, otros desaparecen, la calidad de los existentes
puede variar, etc, todo esto se realiza para reflejar al máximo los tipos de bienes y servicios adquiridos por el
consumidor medio.

Algunos elementos de las medidas de inflación producen mucho ruido estadístico y tienen alta volatilidad en
función de varios factores, entre ellos la estación del año. Por ejemplo, es de esperar que el gasto energético
aumento en invierno por uso de calefacción. A menudo las medidas de inflación han de ser ajustadas
estacionalmente para eliminar los picos cíclicos de ciertos componentes.

La mayoría de los índices de inflación se calculan a partir de la media ponderada de los cambios en un índice de
precios seleccionado. Esto introduce distorsión en la medida y puede dar lugar a controversias legítimas sobre
la verdadera tasa de inflación. Este problema puede ser superado incluyendo en el cálculo de la inflación los
cambios de todos los índices de precios disponibles y luego calcular el valor medio.

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