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La pregunta que he puesto como título a este artículo, es una pregunta que me la han
planteado en varias ocasiones. En el centro de la cuestión está la forma en que la
versión Reina Valera 1909 tradujo Job 2.9, a saber: “Díjole entonces su mujer: ¿Aun
retienes tú tu simplicidad? Bendice a Dios, y muérete.”
Ahora bien, al leer dicho pasaje en otras versiones de la Biblia, comienzan los contrastes y los
problemas. Por ejemplo, la Reina Valera de 1960, la Reina Valera Actualizada del Editorial Mundo
Hispano, la Nueva Biblia Española, la Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras, la
Versión Popular Dios Habla Hoy, y la Nueva Versión Internacional, todas traducen “Maldice”, y
no “Bendice”, como la Reina Valera de 1909. Entonces, al notar esta diferencia, surge la pregunta:
¿Qué fue lo que realmente dijo la esposa de Job? ¿Cuál es la traducción correcta? ¿Por qué esta
diferencia? ¿Qué es lo que en verdad dice el texto hebreo?
Entonces, si el verbo que aparece en el hebreo es el verbo “bendecir” (baraj), ¿por qué las demás
versiones mencionadas, a excepción de la Reina Valera 1909 tienen “maldecir”? ¿En cuál o cuáles
versiones de la Biblia es que está el problema? La explicación es que el uso del verbo “baraj”
(bendecir) en Job 2.9 es un eufemismo, o sea, que muestra un uso eufemístico de dicho
verbo.
Ocurre que en el idioma hebreo, igual que en el castellano, hay los llamados “eufemismos”, es
decir, el empleo de palabras (verbos, sustantivos, frases, expresiones, etc.) con un sentido
eufemístico, signifcando una idea distinta a su significado habitual, natural y corriente.
Un eufemismo (del latín euphemismus, del griego eu=bien, y femi=hablar, decir= hablar bien), no
es más que una manera de eludir o disimular palabras, tabúes, y expresiones que se entienden
que no suenan bien, que se podrían tildar de vulgares, o chocantes. Entre nosotros son comunes
los eufemismos al hablar de sexo, al hablar de situaciones terribles próximas a la muerte,
situaciones de dolor, etc.
Pues bien, como hacemos nosotros en castellano, que pretendemos obviar el sonido fuerte de
ciertas expresiones, y las referimos con otras que nos parecen “mas suaves”, “menos chocantes”,
“más digeribles”; así ocurre en el hebreo con el verbo “baráj”. Este verbo que literalmente significa
“bendecir”, se usa en algunos casos con un sentido eufemístico, para señalar lo que le es
contrario, o sea, el maldecir. En otras palabras, que en el texto hebreo se nota que en algunas
ocasiones la persona hablante tenía (¿sentía?) la necesidad de expresarse en términos “no muy
adecuados”, en lugar de usar el verbo que en verdad debía emplear, decidía utilizar en su lugar el
verbo “baraj”, pero con el significado de aquel.
Un ejemplo que encaja perfectamente aquí es el mismo uso que nosotros le damos al verbo
“bendecir” en castellano, en expresiones como: “¡Ese bendito muchacho!”, “¡Esa bendita piedra!”,
“¡Este bendito reloj”!, “¡Esa bendita tienda!”, etc.; cuando en realidad el sentido con el que las
estamos empleando no es el literal, sino eufemístico. De que esto es así, es fácil de comprobar, si
le ponemos atención a la expresión oral, los gestos realizados, y al estado de ánimo que las
acompañan. Apelamos, pues, a este recurso del idioma para no decir literal y categóricamente:
“¡Ese maldito muchacho!”, “¡Esa maldita piedra!”, “¡Este maldito reloj!”, “¡Esa maldita tienda!”
¿Se atreve usted a contar las veces que ha utilizado en un mismo día, o en las últimas horas, el
verbo “bendecir” de manera eufemística, como en las expresiones citadas? ¿Las podría recordar?
Ahora bien, no sólo en Job 2.9 encontramos el verbo “baráj” usado en este sentido, también lo
encontramos en 1 Reyes 21.10 y 13, donde la Reina Valera del 1960 tradujo “blasfemado”, y las
demás versiones citadas tradujeron “maldecido”. La Septuaginta (el AT en griego) tradujo a “baráj”
en 1 Reyes 21.10 y 13 con el verbo “euloguéo”, verbo que ocurre cuarentiunas (41) veces en el
Nuevo Testamento siempre con el significado de “bendecir”. En consecuencia, también el
verbo “euloguéo” tiene un uso eufemístico en 1 Reyes 21.10 y 13, distinto al uso que lo caracteriza
en el Nuevo Testamento. Una nota interesante es que en 1 Reyes 21.10 y 13 la Reina Valera del
1909 sí tradujo de acuerdo al eufemismo hebreo, al traducir “blasfemado” (y no “bendecido”),
concordando aquí con las demás versiones citadas (la Nueva Biblia Española, “maldecido”). Job
1.5 “Y acontecía que, habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y santificábalos,
y levantábase de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía
Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado (“baraj”) a Dios en sus corazones. De
esta manera hacía todos los días” (Reina Valera 1909).
Job 1.11 “Mas extiende ahora tu mano, y toca a todo lo que tiene, y verás si no te blasfema
(“baraj”) en tu rostro” (Reina Valera 1909)
Job 2.5 “Mas extiende ahora tu mano, y toca a su hueso y a su carne, y verás si no te blasfema
(“baraj”) en tu rostro” (Reina Valera 1909)
¿Se nota lo bien que tradujo el verbo “baraj” la Reina Valera 1909 en estos otros pasajes del
mismo libro de Job?
Entonces, uno se pregunta ¿Por qué en 1 Reyes 21.10, 13; Job 1.5, 11; 2.5, sí, y en Job 2.9 no?
PASAJE BÍBLICO
Job 1:1; 2:1-10
EXÉGESIS:
EL CONTEXTO:
El libro de Job es un libro creado particularmente bien en el que surgen preguntas
difíciles, por ejemplo:
• “¿Teme Job á Dios de balde?” (1:9). Es decir, ¿mantiene Job su lealtad hacia
Dios solo porque espera que Dios le recompense por hacerlo? ¿Es la fe de los
devotos para servirse a si mismos?
• ¿Al final, los buenos quedan vindicados? ¿En esta vida, o solo en la que está por
venir?
• ¿De dónde viene el mal? Si Dios creó todas las cosas, ¿creó también el mal?
Anote que dije que en este libro surgen estas preguntas. Eso es diferente a decir
que las contesta. Nos alienta a luchar con estas preguntas, pero no nos da las
respuestas envueltas en un bonito paquete. Eso es parte de lo que nos atrae a
este texto. No dispensa trivialidades que no se parecen nada a la realidad de
nuestra vida. En vez, relata una historia que nos espanta e informa. Nos espanta
al retratar la vida honestamente, y nos invita a examinarla con todas sus
complicaciones.
Este libro también nos espanta al hacernos luchar con las preguntas que provoca.
¿Es la fe de los devotos para servirse a si mismos? ¡Claro que sí! La gente le sirve
a Dios, en parte, porque esperan mejorar sus vidas a través de su relación con
Dios. Pero eso es solo parte de la respuesta. Gente también sirve a Dios porque le
ama y quiere acercarse a su santidad y justicia.
¿Por qué permite Dios el sufrimiento? La respuesta más fácil es que sufrir es
castigo por el pecado. Este libro, sin embargo, no nos permite una respuesta tan
simple, porque Job sufre a pesar de ser “perfecto y recto” – un hombre “temeroso
de Dios, y apartado del mal” (1:1). Dios también utiliza este lenguaje para describir
a Job (1:8).
El libro comienza con una sección en prosa (1:1 – 2:13) y termina con una sección
en prosa (42:7-17), pero lo demás es poesía. La sección en prosa nos acerca a la
historia y concluye la historia, pero la poesía lleva casi todo el peso del relato. La
poesía tiende a ayudarnos a ver las cosas de manera diferente en vez de darnos
conclusiones bien razonadas. Entonces, el medio del libro concuerda
perfectamente con su propósito – invitarnos a luchar con la clase de preguntas
que se mencionan arriba.
Ya que el final del libro queda abierto, parece apropiado que no sepamos quien lo
escribió o cuándo. Job nos hace luchar con misterios y es, en sí, algo misterioso.
Académicos sugieren épocas que empiezan en el tiempo de los patriarcas hasta el
tiempo después del exilio (Hartley, 17; véase también Andersen, 15). Por lo tanto,
podría ser uno de los primeros libros del Antiguo Testamento – o, también podría
ser uno de los últimos.
Este punto de vista de causa y efecto aparece también en otras partes del Antiguo
Testamento – y también en el Nuevo Testamento (Galatos 6-7; 1 Pedro 3:10) –
pero el mensaje del Nuevo Testamento es diferente. Como dijo Francis Bacon,
“Prosperidad es la bendición del Antiguo Testamento; adversidad es la bendición
del Nuevo.” Ese comentario es verdad solo en parte, porque el Nuevo Testamento
enfatiza servicio y sacrificio en este mundo, pero promete recompensa eterna en
el próximo.
Por otro lado, el punto de vista de Deuteronomio tiene razón en algo que también
debemos reconocer. “La administración moral de Dios hacia el mundo requiere
que la rectitud de los justos lleve al bienestar, y que el mal de los inmundos lleve al
desastre” (Andersen, 67). ¡Absolutamente! Pero Andersen añade, “No obstante, la
conexión (entre rectitud y bienestar) a menudo no es obvia, y la vida es mucho
más compleja de lo que propone esta simple fórmula.”
Andersen entonces nos lleva del reino Deuteronomista al reino de Job, quien
rehúsa reducir la fe a una simple fórmula. El libro de Job incluye preguntas que
surgen de un mundo en el que los justos no siempre prosperan y los injustos a
veces si prosperan. Es un mundo desordenado – difícil de comprender y aún más
difícil de apreciar – pero es el mundo en que vivimos. Este mundo real pero
desordenado es el que el libro de Job nos invita a examinar.
“Hubo un varón en tierra de Hus, llamado Job” (v. 1a). Aunque no podemos
identificar la tierra de Hus con certeza, hay dos probabilidades. Ambas están en el
este (v. 3). Una es Edom, en el sureste del Mar Muerto (Lamentaciones 4:21). La
otra es Aram, ubicado al noreste de Israel (Génesis 10:23; 22:21). No obstante, la
ubicación exacta es menos importante para nuestra comprensión de este libro que
el hecho de que Hus esté fuera de Israel.
“y era este hombre perfecto (tam) y recto” (yasar) (v. 1b). Este es el primero de
dos pares de descriptivos que retratan a Job como hombre de buen carácter y fe
devota. Perfecto (tam) tiene que ver con la integridad de Job – es alguien en quien
se puede depender para hacer lo correcto. Recto (yasar) tiene que ver con su
lealtad a la ley de Dios. La yuxtaposición de estos dos adjetivos nos habla de un
hombre que, al enfrentarse con una decisión, intenta hacer lo correcto.
“y temeroso de Dios, y apartado del mal” (v. 1c). Este es el segundo par de
adjetivos que describen un hombre justo y honorable. El hecho que Job teme a
Dios significa que se maravilla en Dios – que comprende su lugar en relación a
Dios. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Salmo 111:10; véase
también Proverbios 1:7; Job 28:28).
El hecho de que Job se aleja del mal significa que no solo decide hacer el bien
pero que también decide evitar el mal. Las dos son decisiones conscientes y
hechas con propósito. No permite ser tentado. Cuando entra en contacto con el
mal, se aleja rápidamente.
Dios le pregunta al satanás dónde ha estado y el satanás dice que viene: “De
rodear la tierra, y de andar por ella” (1:7). El satanás no dice porque ha estado
rodeando la tierra y no hace ninguna pregunta de lo que encontró. No obstante,
Dios le responde diciendo, “¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay otro
como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal?”
(1:8).
El satanás responde con una pregunta que prepara el camino para lo que pasa
más adelante – “¿Teme Job á Dios de balde?” (hebreo: hin·nam – la misma
palabra traducida como “sin causa” en 2:3). Implica que Job sirve a Dios porque
Dios le ha bendecido – y que Job pronto le abandonará si percibe que Dios le ha
abandonado. Satanás reta a Dios “Mas extiende ahora tu mano, y toca á todo lo
que tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro” (1:11). En vez de hacerlo, Dios le
da permiso al satanás para que él mimo lo haga (1:12). Esto resulta en la muerte
de los hijos de Job y en la pérdida de sus muchas posesiones (1:13-19).
Pero en lugar de maldecir a Dios, Job dice, “Desnudo salí del vientre de mi madre,
y desnudo tornaré allá. Jehová dio, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová
bendito” (1:21). El narrador concluye, “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó á Dios
despropósito alguno” (1:22).
“Y otro día aconteció que vinieron los hijos reo: has∙satan – el satanásde
Dios (bene ha elohim)para presentarse delante de Jehová, y Satán (heb) vino
también entre ellos pareciendo delante de Jehová” (v. 2:1). Este versículo es
casi el mismo que aparece en 1:6. Añade, “Satán vino también entre ellos
pareciendo delante de Jehová,” quizá solo para decir que el satanás vino ante el
Señor para rendirle cuentas de los acontecimientos (Hartley, 79).
“Y Jehová dijo á Satán: ¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay
otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado
de mal” (v. 3a). La primera parte de versículo 3 es la misma que 1:8. Dios declara
de nuevo los credenciales religiosos de Job – “varón perfecto y recto” – “temeroso
de Dios y apartado de mal.” Antes, estos eran credenciales asombrosos, cuando
Job disfrutaba de una familia grande y de grandes riquezas. Son aún más
impresionantes ahora que Job ha perdido a su familia y su riqueza. Job ha sufrido
grandes pérdidas, pero su fe en Dios no se ha inmutado. Satanás antes propuso
que Dios probara a Job. Ahora que ha sido probado y ha pasado la prueba
espléndidamente, Dios tiene una razón para estar complacido.
“y que aún retiene su perfección” (tum∙mah). (v. 3b). Dos veces Dios ha
llamado a Job “perfecto” (tam). Ahora llama la atención a su continuada perfección
(tum∙mah). Estas dos palabras, tam y tum∙mahestán relacionadas, basadas en la
misma raíz (Alden, 63).
Anteriormente, el satanás sugirió que Job era fiel solo porque Dios les prosperaba
(1:9-10). El satanás retó a Dios, “Mas extiende ahora tu mano, y toca á todo lo que
tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro” (1:11). Dios permitió que el satanás le
quitara a Job su familia y riqueza, pero la tum∙mah de Job continúa imperturbable.
“sin causa” (hin∙nam). Esta es casi la misma frase que el Satanás utilizó en 1:9 al
preguntar: “¿Teme Job á Dios de balde?” (hin∙nam).
Cuando Job perdió su familia y riqueza “sin causa,” entró en un mundo en el que
causa y efecto ya no aplican. No merecía sus pérdidas, pero las experimentó de
todos modos. Aún peor que perder todo, se encontró en un mundo donde no tenía
ni idea de lo que podía esperar. Su mundo ya no tenía sentido. Era un mundo
calculado que se proponía volverle loco.
Ese tipo de mundo azaroso, “sin causa,” es en el que entra Job cuando pierde su
familia y sus posesiones.
“Y respondiendo Satán dijo á Jehová: Piel por piel” (v. 4a). Esto parece un
proverbio cuyo significado es incierto. No obstante, está claro que el satanás
sugiere que la prueba aún no ha sido suficiente. Job ha perdido su familia y su
riqueza, pero todavía no ha sufrido el tipo de dolor que acompaña una terrible
enfermedad o herida. Su piel está intacta. Sin embargo, no siempre será así. Este
versículo señala al próximo juicio en que el satanás le dará a Job una terrible
enfermedad de la piel.
“todo lo que el hombre tiene dará por su vida” (v. 4b). El satanás sugiere que
la máxima prueba es una que amenaza la vida. Una persona puede sufrir la
pérdida de familia y posesiones, pero es la posibilidad de la muerte lo que
verdaderamente se teme.
Este versículo se parece a 1:12, pero hay una diferencia. En capítulo 1, Dios
prohibió que el satanás le impusiera a Job daño físico. Ahora, Dios elimina esta
restricción pero añade otra – “mas guarda su vida.”
Si el cuerpo de Job está cubierto de furúnculos tal como nosotros los conocemos,
su sufrimiento sería terrible. Un furúnculo es una infección de la piel, a veces
causada por un pelo crecido hacia dentro o algún objeto foráneo como una astilla.
El tipo de furúnculo depende en el tipo de bacteria que causa la infección. Un tipo
de furúnculo común, conocido como carbúnculo, puede ser muy doloroso.
Típicamente, cada furúnculo se pone rojo y es bastante sensible. Si se tropieza
con el furúnculo o si se toca el dolor es intenso. Una persona cuyo cuerpo está
cubierto de furúnculos sentiría presión sin importar la postura que tome. La
consistencia e intensidad del dolor serían inaguantables.
“Y tomaba una teja (heres) para rascarse con ella, y estaba sentado en medio
de ceniza” (v. 8). Un heres puede ser una teja de barro o un pedazo roto de
cerámica. En este caso, seguramente es el segundo.
Cerámica rota sería abundante en ese lugar, entonces, Job encuentra un pedazo
con el que rascarse. Aunque eruditos se preguntan si esto podría ser un acto de
mutilación propia, es difícil imaginar un hombre que sufre de furúnculos, haciendo
algo para irritarse la piel aún más. Es casi seguro que Job está usando este
pedazo de cerámica, con sus bordes afilados, para aliviarse el picazón.
“sentado en medio de ceniza” (v. 8b). Ceniza tenía un valor simbólico para los
hebreos. La asociaban con luto (2 Samuel 13:19), aflicción (Ezequiel 27:30ff), y
penitencia (Jeremías 6:26).
Parece una pregunta razonable. Tum∙mah tiene que ver con la plenitud o la falta
de culpa. Aunque el carácter de Job ha superado su sufrimiento asombrosamente
bien, sus circunstancias y su cuerpo muestran todo menos la falta de culpa.
También vale la pena anotar que Job está en esta situación por su integridad. Si
no hubiera sido una persona tan perfecta, Dios nunca se lo hubiera mencionado al
satanás.
Hemos oído de la esposa de Job, a quién solo conocemos por medio de estos
versículos – pero debemos tener compasión por ella. Ella también ha perdido sus
hijos, sus posesiones, y su estatus en la vida. Ahora ella tiene que ver a su esposo
afligido de una manera terrible – quizá mortalmente. Sus palabras vienen de un
profundo pozo de dolor.
“Bendice á Dios, y muérete” (v. 9b). Algunos manuscritos antiguos dicen
“Maldice a Dios y muere.” Aquí aparece como “bendice a Dios,” quizá por la falta
de voluntad de algunos escríbanos piadosos que no querían copiar las palabras,
“Maldice a Dios.” (Newsome, 534).
Pero también es posible que “su pregunta sea un reto (¿de qué te ha servido tu
integridad?)” (Andersen, 92).
“En todo esto no pecó Job con sus labios” (v. 10c). Algunos rabíes comentan
que este versículo sugiere que Job no pecó con sus labios pero sí pecó con su
corazón (Balentine, 66). Sin embargo, nuestros labios (lenguas) son una de las
partes más desobedientes de nuestros cuerpos, y una de las últimas en
controlarse (Santiago 3:2). No parece probable que el corazón de Job estuviera
lleno de rebelión mientras que sus labios se mantuvieran fieles.
Qué es un Eufemismo:
Un eufemismo es una palabra o una expresión utilizada para sustituiruna
palabra que socialmente se considera ofensiva o de mal gusto. Pueden sustituir
términos de diversos tipos, por ejemplo en palabras que pueden resultar groseras,
escatológicas u obscenas.
Normalmente se utilizan eufemismos, entre otras razones, para sustituir:
Términos ofensivos que pueden crear malestar a un grupo de personas. Se suele
decir que algo es 'políticamente correcto' para expresar que algo está
socialmente aceptado o está bien visto por la sociedad. Por ejemplo, 'persona de
la Tercera Edad' (viejo).
Nombres sagrados o términos secretos.
Palabras duras y desagradables que pueden generar incomodidad. Algunos
eufemismos utilizados en estos casos se pueden utilizar de forma cómica, para
suavizar la realidad que sustituyen, por ejemplo 'estirar la pata' (morir)
En ocasiones, con el paso del tiempo un eufemismo puede llegar a adoptar
el mismo significado de la palabra que sustituía en un principio. Por
ejemplo, se utilizaba la palabra 'fallecer' que significaba 'faltar' sustituyendo
a 'morir'. En la actualidad, la palabra 'fallecer' ha adquirido ese significado y
se considera un sinónimo de 'morir'.
Esta palabra procede del latín euphemismus, y a su vez del
griego εὐφημισμός, construída con las formas eu, (bien, bueno)
y pheme (hablar). Existen algunas palabras similares a 'eufemismo' aunque
no se consideran propiamente sinónimos, como 'alusión', 'circunloquio' o
'indirecta'.
Ejemplos de eufemismo
Algunos ejemplos utilizados en el lenguaje coloquial son: 'pasar a mejor vida'
(morir), 'poco agraciado' (feo) y 'dar a luz' (parir).
Disfemismo
Disfemismo es un término opuesto a eufemismo. Se trata de una palabra o
expresión, ofensiva o malsonante, que sustituye a un término más neutral. En
ocasiones se utiliza de un modo humorístico o despectivo. Por ejemplo,
'matasanos' (médico).
Al examinar una palabra bíblica debemos considerar sus diversos usos dentro del
contexto específico. Lo que complica el cuadro es que "maldecir" no está entre
las acepciones del verbo berak ("bendecir"). Sin embargo, hay ciertos textos en
los cuales el verbo bendecir parece indicar que hay que entenderlo como
maldecir o blasfemar. Los estudiosos de la Biblia llaman a esto "uso eufemístico
del verbo" (eufemismo, término que el diccionario define como "modo de
expresar con suavidad o decoro ideas cuya franca expresión sería malsonante").
Para el escritor bíblico, aparentemente la combinación del verbo
"maldecir/bendecir" con "Dios" (maldecir a Dios) resultaba hiriente para su
sensibilidad, razón por la cual le pareció necesario parafrasear el concepto
utilizando un recurso que le resultara menos ofensivo. El resultado fue la
sustitución del verbo "bendecir" por otro, "maldecir".
Las expresiones eufemísticas son comunes en todos los idiomas, y el hebreo no
es una excepción. El desafío consiste en saber cuándo el verbo es usado de forma
eufemística. Examinemos algunos textos.
1. Uso del eufemismo fuera del libro de Job. Es muy limitado el número de
pasajes en los que aparece el fenómeno ya planteado. Uno de los mejores
ejemplos está registrado en 1 Reyes 21:10-13. Jezabel instruyó a ciertos testigos
falsos para que hablaran contra Nabot, afirmando que lo habían escuchado
"[bendiciendo, en hebreo]" a Dios y al rey. Por esto, Nabot fue condenado a
muerte. Obviamente nadie quiere que lo apedreen por haber bendecido a Dios.
Éste es un caso en la cual el verbo "bendecir" es utilizando como un eufemismo.
EL CONTEXTO:
El libro de Job es un libro creado particularmente bien en el que surgen preguntas
difíciles, por ejemplo:
• “¿Teme Job á Dios de balde?” (1:9). Es decir, ¿mantiene Job su lealtad hacia
Dios solo porque espera que Dios le recompense por hacerlo? ¿Es la fe de los
devotos para servirse a si mismos?
• ¿Al final, los buenos quedan vindicados? ¿En esta vida, o solo en la que está por
venir?
• ¿De dónde viene el mal? Si Dios creó todas las cosas, ¿creó también el mal?
Anote que dije que en este libro surgen estas preguntas. Eso es diferente a decir
que las contesta. Nos alienta a luchar con estas preguntas, pero no nos da las
respuestas envueltas en un bonito paquete. Eso es parte de lo que nos atrae a
este texto. No dispensa trivialidades que no se parecen nada a la realidad de
nuestra vida. En vez, relata una historia que nos espanta e informa. Nos espanta
al retratar la vida honestamente, y nos invita a examinarla con todas sus
complicaciones.
Este libro también nos espanta al hacernos luchar con las preguntas que provoca.
¿Es la fe de los devotos para servirse a si mismos? ¡Claro que sí! La gente le sirve
a Dios, en parte, porque esperan mejorar sus vidas a través de su relación con
Dios. Pero eso es solo parte de la respuesta. Gente también sirve a Dios porque le
ama y quiere acercarse a su santidad y justicia.
¿Por qué permite Dios el sufrimiento? La respuesta más fácil es que sufrir es
castigo por el pecado. Este libro, sin embargo, no nos permite una respuesta tan
simple, porque Job sufre a pesar de ser “perfecto y recto” – un hombre “temeroso
de Dios, y apartado del mal” (1:1). Dios también utiliza este lenguaje para describir
a Job (1:8).
El libro comienza con una sección en prosa (1:1 – 2:13) y termina con una sección
en prosa (42:7-17), pero lo demás es poesía. La sección en prosa nos acerca a la
historia y concluye la historia, pero la poesía lleva casi todo el peso del relato. La
poesía tiende a ayudarnos a ver las cosas de manera diferente en vez de darnos
conclusiones bien razonadas. Entonces, el medio del libro concuerda
perfectamente con su propósito – invitarnos a luchar con la clase de preguntas
que se mencionan arriba.
Ya que el final del libro queda abierto, parece apropiado que no sepamos quien lo
escribió o cuándo. Job nos hace luchar con misterios y es, en sí, algo misterioso.
Académicos sugieren épocas que empiezan en el tiempo de los patriarcas hasta el
tiempo después del exilio (Hartley, 17; véase también Andersen, 15). Por lo tanto,
podría ser uno de los primeros libros del Antiguo Testamento – o, también podría
ser uno de los últimos.
Este punto de vista de causa y efecto aparece también en otras partes del Antiguo
Testamento – y también en el Nuevo Testamento (Galatos 6-7; 1 Pedro 3:10) –
pero el mensaje del Nuevo Testamento es diferente. Como dijo Francis Bacon,
“Prosperidad es la bendición del Antiguo Testamento; adversidad es la bendición
del Nuevo.” Ese comentario es verdad solo en parte, porque el Nuevo Testamento
enfatiza servicio y sacrificio en este mundo, pero promete recompensa eterna en
el próximo.
Por otro lado, el punto de vista de Deuteronomio tiene razón en algo que también
debemos reconocer. “La administración moral de Dios hacia el mundo requiere
que la rectitud de los justos lleve al bienestar, y que el mal de los inmundos lleve al
desastre” (Andersen, 67). ¡Absolutamente! Pero Andersen añade, “No obstante, la
conexión (entre rectitud y bienestar) a menudo no es obvia, y la vida es mucho
más compleja de lo que propone esta simple fórmula.”
Andersen entonces nos lleva del reino Deuteronomista al reino de Job, quien
rehúsa reducir la fe a una simple fórmula. El libro de Job incluye preguntas que
surgen de un mundo en el que los justos no siempre prosperan y los injustos a
veces si prosperan. Es un mundo desordenado – difícil de comprender y aún más
difícil de apreciar – pero es el mundo en que vivimos. Este mundo real pero
desordenado es el que el libro de Job nos invita a examinar.
“Hubo un varón en tierra de Hus, llamado Job” (v. 1a). Aunque no podemos
identificar la tierra de Hus con certeza, hay dos probabilidades. Ambas están en el
este (v. 3). Una es Edom, en el sureste del Mar Muerto (Lamentaciones 4:21). La
otra es Aram, ubicado al noreste de Israel (Génesis 10:23; 22:21). No obstante, la
ubicación exacta es menos importante para nuestra comprensión de este libro que
el hecho de que Hus esté fuera de Israel.
“y era este hombre perfecto (tam) y recto” (yasar) (v. 1b). Este es el primero de
dos pares de descriptivos que retratan a Job como hombre de buen carácter y fe
devota. Perfecto (tam) tiene que ver con la integridad de Job – es alguien en quien
se puede depender para hacer lo correcto. Recto (yasar) tiene que ver con su
lealtad a la ley de Dios. La yuxtaposición de estos dos adjetivos nos habla de un
hombre que, al enfrentarse con una decisión, intenta hacer lo correcto.
“y temeroso de Dios, y apartado del mal” (v. 1c). Este es el segundo par de
adjetivos que describen un hombre justo y honorable. El hecho que Job teme a
Dios significa que se maravilla en Dios – que comprende su lugar en relación a
Dios. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Salmo 111:10; véase
también Proverbios 1:7; Job 28:28).
El hecho de que Job se aleja del mal significa que no solo decide hacer el bien
pero que también decide evitar el mal. Las dos son decisiones conscientes y
hechas con propósito. No permite ser tentado. Cuando entra en contacto con el
mal, se aleja rápidamente.
Dios le pregunta al satanás dónde ha estado y el satanás dice que viene: “De
rodear la tierra, y de andar por ella” (1:7). El satanás no dice porque ha estado
rodeando la tierra y no hace ninguna pregunta de lo que encontró. No obstante,
Dios le responde diciendo, “¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay otro
como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal?”
(1:8).
El satanás responde con una pregunta que prepara el camino para lo que pasa
más adelante – “¿Teme Job á Dios de balde?” (hebreo: hin·nam – la misma
palabra traducida como “sin causa” en 2:3). Implica que Job sirve a Dios porque
Dios le ha bendecido – y que Job pronto le abandonará si percibe que Dios le ha
abandonado. Satanás reta a Dios “Mas extiende ahora tu mano, y toca á todo lo
que tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro” (1:11). En vez de hacerlo, Dios le
da permiso al satanás para que él mimo lo haga (1:12). Esto resulta en la muerte
de los hijos de Job y en la pérdida de sus muchas posesiones (1:13-19).
Pero en lugar de maldecir a Dios, Job dice, “Desnudo salí del vientre de mi madre,
y desnudo tornaré allá. Jehová dio, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová
bendito” (1:21). El narrador concluye, “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó á Dios
despropósito alguno” (1:22).
VERSÍCULOS 2:1-2. Y OTRO DÍA ACONTECIÓ QUE VINIERON
LOS HIJOS DE DIOS
2:1Y otro día aconteció que vinieron los hijos de Dios (hebreo: bene ha
elohim) para presentarse delante de Jehová, y Satán (hebreo: has∙satan – el
satanás) vino también entre ellos pareciendo delante de Jehová. 2Y dijo Jehová á
Satán: ¿De dónde vienes? Respondió Satán á Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y
de andar por ella.
“Y otro día aconteció que vinieron los hijos reo: has∙satan – el satanásde
Dios (bene ha elohim)para presentarse delante de Jehová, y Satán (heb) vino
también entre ellos pareciendo delante de Jehová” (v. 2:1). Este versículo es
casi el mismo que aparece en 1:6. Añade, “Satán vino también entre ellos
pareciendo delante de Jehová,” quizá solo para decir que el satanás vino ante el
Señor para rendirle cuentas de los acontecimientos (Hartley, 79).
“Y Jehová dijo á Satán: ¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay
otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado
de mal” (v. 3a). La primera parte de versículo 3 es la misma que 1:8. Dios declara
de nuevo los credenciales religiosos de Job – “varón perfecto y recto” – “temeroso
de Dios y apartado de mal.” Antes, estos eran credenciales asombrosos, cuando
Job disfrutaba de una familia grande y de grandes riquezas. Son aún más
impresionantes ahora que Job ha perdido a su familia y su riqueza. Job ha sufrido
grandes pérdidas, pero su fe en Dios no se ha inmutado. Satanás antes propuso
que Dios probara a Job. Ahora que ha sido probado y ha pasado la prueba
espléndidamente, Dios tiene una razón para estar complacido.
“y que aún retiene su perfección” (tum∙mah). (v. 3b). Dos veces Dios ha
llamado a Job “perfecto” (tam). Ahora llama la atención a su continuada perfección
(tum∙mah). Estas dos palabras, tam y tum∙mahestán relacionadas, basadas en la
misma raíz (Alden, 63).
Anteriormente, el satanás sugirió que Job era fiel solo porque Dios les prosperaba
(1:9-10). El satanás retó a Dios, “Mas extiende ahora tu mano, y toca á todo lo que
tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro” (1:11). Dios permitió que el satanás le
quitara a Job su familia y riqueza, pero la tum∙mah de Job continúa imperturbable.
“sin causa” (hin∙nam). Esta es casi la misma frase que el Satanás utilizó en 1:9 al
preguntar: “¿Teme Job á Dios de balde?” (hin∙nam).
Cuando Job perdió su familia y riqueza “sin causa,” entró en un mundo en el que
causa y efecto ya no aplican. No merecía sus pérdidas, pero las experimentó de
todos modos. Aún peor que perder todo, se encontró en un mundo donde no tenía
ni idea de lo que podía esperar. Su mundo ya no tenía sentido. Era un mundo
calculado que se proponía volverle loco.
Ese tipo de mundo azaroso, “sin causa,” es en el que entra Job cuando pierde su
familia y sus posesiones.
“todo lo que el hombre tiene dará por su vida” (v. 4b). El satanás sugiere que
la máxima prueba es una que amenaza la vida. Una persona puede sufrir la
pérdida de familia y posesiones, pero es la posibilidad de la muerte lo que
verdaderamente se teme.
Este versículo se parece a 1:12, pero hay una diferencia. En capítulo 1, Dios
prohibió que el satanás le impusiera a Job daño físico. Ahora, Dios elimina esta
restricción pero añade otra – “mas guarda su vida.”
“Y tomaba una teja (heres) para rascarse con ella, y estaba sentado en medio
de ceniza” (v. 8). Un heres puede ser una teja de barro o un pedazo roto de
cerámica. En este caso, seguramente es el segundo.
Cerámica rota sería abundante en ese lugar, entonces, Job encuentra un pedazo
con el que rascarse. Aunque eruditos se preguntan si esto podría ser un acto de
mutilación propia, es difícil imaginar un hombre que sufre de furúnculos, haciendo
algo para irritarse la piel aún más. Es casi seguro que Job está usando este
pedazo de cerámica, con sus bordes afilados, para aliviarse el picazón.
“sentado en medio de ceniza” (v. 8b). Ceniza tenía un valor simbólico para los
hebreos. La asociaban con luto (2 Samuel 13:19), aflicción (Ezequiel 27:30ff), y
penitencia (Jeremías 6:26).
VERSÍCULOS 2:9-10. ¿AÚN RETIENES TÚ TU SIMPLICIDAD?
9Díjole entonces su mujer: ¿Aún retienes tú tu
simplicidad? (hebreo: tum∙mah). Bendice á Dios, y muérete. 10Y él le dijo: Como
suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. También recibimos el
bien de Dios, ¿y el mal no recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Parece una pregunta razonable. Tum∙mah tiene que ver con la plenitud o la falta
de culpa. Aunque el carácter de Job ha superado su sufrimiento asombrosamente
bien, sus circunstancias y su cuerpo muestran todo menos la falta de culpa.
También vale la pena anotar que Job está en esta situación por su integridad. Si
no hubiera sido una persona tan perfecta, Dios nunca se lo hubiera mencionado al
satanás.
Hemos oído de la esposa de Job, a quién solo conocemos por medio de estos
versículos – pero debemos tener compasión por ella. Ella también ha perdido sus
hijos, sus posesiones, y su estatus en la vida. Ahora ella tiene que ver a su esposo
afligido de una manera terrible – quizá mortalmente. Sus palabras vienen de un
profundo pozo de dolor.
Pero también es posible que “su pregunta sea un reto (¿de qué te ha servido tu
integridad?)” (Andersen, 92).
“Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has
hablado” (v. 10a). Anote la contención de Job – impresionante para un hombre
que ha perdido tanto y se encuentra en tanto dolor. No llama a su mujer ni
malvada ni tonta. Solo impugna su hablar. Sea una mujer poco inteligente o no,
sus palabras aquí suenan como las de una mujer tonta.
“En todo esto no pecó Job con sus labios” (v. 10c). Algunos rabíes comentan
que este versículo sugiere que Job no pecó con sus labios pero sí pecó con su
corazón (Balentine, 66). Sin embargo, nuestros labios (lenguas) son una de las
partes más desobedientes de nuestros cuerpos, y una de las últimas en
controlarse (Santiago 3:2). No parece probable que el corazón de Job estuviera
lleno de rebelión mientras que sus labios se mantuvieran fieles.
¿Qué es un Eufemismo?
Así que, sí usted lee otras versiones revizadas certificadas actuales usted encontrará
como la mejor interpretación "Maldíce...".
his wife.
Génesis 3:6,12
Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y
que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a
su marido que estaba con ella, y él comió.…
1 Reyes 11:4
Pues sucedió que cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros
dioses, y su corazón no estuvo dedicado por entero al SEÑOR su Dios, como había
estado el corazón de David su padre.
retain.
Job 2:3
Y el SEÑOR dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay otro como él
sobre la tierra, hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y él todavía
conserva su integridad, aunque tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa.
Job 21:14,15
Y dicen a Dios: ``¡Apártate de nosotros! No deseamos el conocimiento de tus caminos.…
2 Reyes 6:33
Estaba aún hablando con ellos, cuando he aquí que el mensajero descendió a él, y le dijo:
Mira, este mal viene del SEÑOR; ¿por qué he de esperar más en el SEÑOR?
Malaquías 3:14
Habéis dicho: ``En vano es servir a Dios. ¿Qué provecho hay en que guardemos sus
ordenanzas y en que andemos de duelo delante del SEÑOR de los ejércitos?
curse God.
Job 2:5
Sin embargo, extiende ahora tu mano y toca su hueso y su carne, verás si no te maldice en
tu misma cara.
Job 1:11
Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, verás si no te maldice en
tu misma cara.
G
¿Bendecir o Maldecir?
Autor:
En Job 2:9 se afirma: "Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice
a Dios, y muérete". Oí decir que el texto original dice bendecir y no maldecir; ¿es
cierta esa versión?
Efectivamente, el texto hebreo utiliza el verbo "bendecir" (berak) y no el otro verbo que
expresa lo contario (qillel ou arar, que equivale a maldecir). Sin embargo, en este caso, no basta
una respuesta breve.
Al examinar una palabra bíblica debemos considerar sus diversos usos dentro del contexto
específico. Lo que complica el cuadro es que "maldecir" no está entre las acepciones del
verbo berak ("bendecir"). Sin embargo, hay ciertos textos en los cuales el verbo bendecir parece
indicar que hay que entenderlo como maldecir o blasfemar. Los estudiosos de la Biblia llaman a
esto "uso eufemístico del verbo" (eufemismo, término que el diccionario define como "modo de
expresar con suavidad o decoro ideas cuya franca expresión sería malsonante").
Para el escritor bíblico, aparentemente la combinación del verbo "maldecir/bendecir" con
"Dios" (maldecir a Dios) resultaba hiriente para su sensibilidad, razón por la cual le pareció
necesario parafrasear el concepto utilizando un recurso que le resultara menos ofensivo. El
resultado fue la sustitución del verbo "bendecir" por otro, "maldecir".
Las expresiones eufemísticas son comunes en todos los idiomas, y el hebreo no es una
excepción. El desafío consiste en saber cuándo el verbo es usado de forma eufemística.
Examinemos algunos textos.
1. Uso del eufemismo fuera del libro de Job. Es muy limitado el número de pasajes en los que
aparece el fenómeno ya planteado. Uno de los mejores ejemplos está registrado en 1 Reyes
21:10-13. Jezabel instruyó a ciertos testigos falsos para que hablaran contra Nabot, afirmando
que lo habían escuchado "[bendiciendo, en hebreo]" a Dios y al rey. Por esto, Nabot fue
condenado a muerte. Obviamente nadie quiere que lo apedreen por haber bendecido a Dios.
Éste es un caso en la cual el verbo "bendecir" es utilizando como un eufemismo.
2. Uso del eufemismo en el libro de Job. Job tenía la costumbre de ofrecer sacrificios en favor
de sus retoños, por cuanto, según él, "Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado
['bendecido', en hebreo] contra Dios..." (Job 1:5). Por el hecho de bendecir a Dios no se
requiere ofrecer sacrificios.
A continuación escuchamos a Satanás expresando lo siguiente acerca de Dios, "Pero extiende
ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema [bendice, en hebreo] contra ti en
tu misma presencia" (Job 1:11, ver también 2:5). Ésta no es una expresión sarcástica. "Y verás
si no blasfema contra ti", constituye una expresión de certeza. La frase "en tu misma presencia"
expresa abierto desdén. El uso eufemístico del verbo "blasfemar/bendecir parece ajustarse muy
bien al contexto.
3. Uso del eufemismo en el discurso de la mujer de Job. La mujer de Job afirmó: "bendice" o
"maldice a Dios y muérete?" La respuesta de Job parece apoyar la idea del uso de "bendecir"
como un eufemismo para "maldecir". Si ella lo estuviera estimulando a que bendiga a Dios, ¿por
qué Job le dice a su mujer que habla como "cualquiera de las mujeres fatuas?" Lo que quiere
decir es que Job no halló coherentes sus palabras con el espíritu de adoración a Dios.
Como sabemos poco acerca de esa mujer tenemos la tendencia a considerarla muy mal.
Obviamente, el sufrimiento del marido también le causó a ella muchos dolores. Le resultó
penosa la pérdida de todos sus bienes materiales pero, desde el punto de vista emocional y
psicológico, la tragedia que más la afectaba era la pérdida de sus hijos. Con todo, en silencio ella
hizo frente al dolor. Amaba a Job. Debe haberle resultado muy difícil ver al marido en ese estado
e, imposibilitada de ofrecerle algún tipo de alivio, su impotencia le provocaba gran angustia.
En esa situación le quedaba una sola salida. Expresarle a su esposo la preocupación que
nacía en lo más profundo de su corazón, hasta donde llegaban las raíces de su amor por Job. A
diferencia de Pedro, ella no hallaba que estaba repitiendo las palabras de Satanás. No, no era
una mujer loca, pero en ese momento habló como si lo fuera.
Comprendiendo a su mujer, Job le preguntó: "¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal
no lo recibiremos?" (vers. 10). Parecía que él quería transmitirle a su mujer: "Dios nos dio sus
bienes para administrárselos, y lo hicimos con alegría y fidelidad. Ahora, por amor a él nos toca
administrar el sufrimiento; por lo tanto, aférrate a la fe". Puede ser que en ese momento ella lo
haya abrazado. Si así fue, seguramente lloraron mucho.