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“LA NIÑEZ ES LA PUERTA QUE FUNDAMENTA LA

HISTORIA DE LA HUMANIDAD; Y EXPRESA LA


ESPERANZA DE CONTINUIDAD, DE LOGRAR CONTENER
EN NUESTRAS MANOS EL ANHELADO SUEÑO DE UN
MAÑANA MÁS JUSTO Y TRANSPARENTE.”
2

“La atención de enfermería en el cuidado de la salud integral de la niñez”

Introducción

La infancia, y especialmente la etapa escolara son periodos esenciales del ciclo vital humano. Con el
tiempo, se ha logrado establecer que desarrollo físico, cognitivo, social, y espiritual en esta etapa,
básicamente se relaciona con procesos socializadores, fomentados a través de la familia y del
entorno cultural.1

Los niños, son seres humanos que presentan necesidades específicas en cuanto poseen patrones
heterónomos para su supervivencia. En los primeros años de vida, es donde se alcanza
aproximadamente el 90% de las habilidades motrices y se empiezan a consolidar las estructuras
mentales esenciales para construir una personalidad social. Por lo anterior, ”El cerebro dispone de
una notable capacidad de autorregulación y resuperación, pero el afecto en los cuidados y la crianza
de que es objeto el niño en sus primeros años de vida, o la falta de este tipo de experiencia
fundamental deja huellas duraderas en la mente del pequeño”2

La etapa infantil, constituye un momento propicio para potenciar la capacidad biopsicoafectiva de los
seres humanos.3 Mientras el niño adquiere competencias y habilidades sociales específicas, puede a
su vez, madurar comportamientos psicológicos y construir conductas mentales que posteriormente,
actuarán como referentes cognitivos para asumir los procesos del cuidado de la salud, y la
experiencia de enfermar.4 En este sentido, es preciso reconocer que el desarrollo físico, cognitivo,
social, y espiritual de la etapa infantil, se relaciona con todos aquellos procesos socializadores,
fomentados a través de la familia y del entorno cultural.5,6

Explorar el mundo psíquico y emocional de los niños es una tarea compleja, no se puede
desconocer que: “El cuidado físico y afectivo temprano repercute en forma decisiva y duradera para
la evolución del niño hasta la edad adulta, y en el desarrollo de su capacidad de aprender y regular
sus emociones”. 7

Acerca de la infancia, siempre se nos ha dicho: son los niños el futuro de nuestra especie, es hacia
ellos donde la humanidad necesita poner sus luces. Si crecen niños sanos se construyen culturas
con sentido de lo humano y sociedades más justas. Ahora bien, si analizáramos este planteamiento,
encontraríamos que década tras década, lo que se observa es que a pesar de los cambios globales
y los avances tecnológicos de la ciencia, siguen siendo los niños los cimientos para gestar un nuevo
desarrollo humano, ellos finalmente, se convierten en los creadores y autores de oportunidades para
lograr un mejor bienestar común. De acuerdo con Saldarriaga 8, se diría que existe: "(...) una carencia

a
“La etapa escolar comprende desde los 6 años hasta los 14 años de edad. En esta edad el niño
se desenvuelve en un entorno más amplio (el de sus compañeros, su familia, sus maestros), y su
desarrollo se caracteriza por importantes logros, en todos los aspectos. La etapa escolares la
etapa de la construcción, del sentido del deber y de la responsabilidad, así como de una gran
aceleración de la socialización, con la consiguiente formación de la conciencia.”Mejía A, Álvarez M,
Giraldo D..2003, Niño y Adolescente. Universidad Pontifica Bolivariana. Colombia, Medellín. p.63.
3

de conciencia sociocultural sobre la trascendencia histórica de ser niño como garante del presente y
futuro de la vida humana”.

La atención de enfermería en la infancia

Diríamos que en la etapa infantil, el concepto de salud guarda relación con el sistema de creencias y
valores que los niños construyen; es decir, todos aquellos significados y símbolos que adquieren por
medio de la socialización y el desarrollo del lenguaje.9 Sería un grave error, ver a los infantes como
seres pasivos, ellos, continuamente ajustan sus respuestas cognitivas y sus aprendizajes; para
poder elegir las diferentes escenas sociales de las que participan o simplemente permitirse la
adaptación al medio externo.

El que ellos puedan tomar sus decisiones, el ser escuchados, la suplencia del afecto, y la valoración
adecuada de sus desarrollos entre otros, son estímulos que refuerzan la autoestima, y facilitan la
consolidación de su propia visión del mundo.

De modo que, identificar el contexto en el que se dan las situaciones de cuidado del niño y su
familia, da paso a un reconocimiento un poco más cercano de las necesidades, y de la atención que
el núcleo familiar demanda, pues para el ámbito clínico, la hospitalización es reconocida como una
experiencia que puede ocasionar estrés y angustia tanto para los niños como en gran medida para
sus familias.

Por tal motivo, no se puede desconocer el valor que en los niños tienen las transmisiones culturales,
las concepciones y la formación que los familiares desarrollan durante la crianza, elementos que no
deben ser ajenos al cuidado de enfermería, ni a la planificación de sus cuidados, más aun si se
habla de adaptar el cuidado según las condiciones y el estilo de vida que el niño y su familia
desarrollan.

Para el ámbito clínico, la hospitalización de los infantes es reconocida como una experiencia que
puede generar estrés en los niños y en gran medida en sus familias. Esta situación, puede producir
en los infantes un cierto estado de desequilibrio emocional, generalmente al no comprender los
cambios fisiológicos que la enfermedad comienza a instaurar en su cuerpo, al alejarse del medio
que les era familiar, como también, si es sometido a exámenes diagnósticos, acompañados casi
siempre de evaluaciones clínicas y de preguntas, es decir de aquellos procesos que son inherentes
y van ligados a una estancia hospitalaria.10,11,12

Por lo expuesto, es importante recordar que, por la capacidad de aprendizaje y adaptación que se
tiene en la infancia, el modelo de valoración de enfermería que se adopte para la atención del
menor, podría tener un vasto impacto tanto para el niño como para su familia.13Al respecto, es
común en nuestro medio dichas estrategias sean olvidadas cuando se establece una relación niño-
profesional sanitario. Se considera muchas veces un pensamiento más curativo que preventivo en el
cuidado de la salud, situación que probablemente influya en el tipo de atención enfermera que se
brinda dentro del ámbito hospitalario.
4

Planificación de los cuidados de enfermería en el paciente pediátrico en el ámbito hospitalario

Es propicio reflexionar, a nivel disciplinar sobre el comportamiento enfermero, frente al proceso de


ansiedad, dudas y soledad que vive el niño dentro del contexto hospitalario. Por lo visto, a los
clínicos y los enfermeros muchas veces, no nos preocupamos por descodificar los mensajes que los
niños nos transmiten porque simplemente reducimos las expresiones del cuerpo a “estados”
interpretados como “signos y síntomas”.

Aún, para muchos profesionales del área de la salud, tiene vigencia la tendencia a creer en la
disyuntiva cuerpo-mente, tal vez, por la influencia histórica de un pensamiento hegemónico y
positivista que asume la enfermedad desde un enfoque más científico-técnico que integral14, como
es planteado por Medina15 a manera de reflexión "La dimensión subjetiva de enfermar ha sido
substituida por la objetivación médica del conjunto de manifestaciones que aparecen cuando existe
una disfunción orgánica”.El proceso de salud-enfermedad, parece comprender el estudio exclusivo
de las fallas orgánicas, y para solucionar los problemas que estas generan se dan tratamientos
remédiales.

No se puede desconocer que la praxis de enfermería, está basada como la interpreta Consuelo
Gómez Serrano16en: “dar cuidado integral de la salud y de la vida a las personas, familias y
comunidades y atención a su entorno, a través del respeto por la cultura, la promoción del
autocuidado y la ayuda al máximo desarrollo de las potenciales individuales y colectivas”.

Dada esta definición, ésta practica asistencial considera los aspectos psicosociales de los pacientes,
no centrando su razón de ser en el cuerpo enfermo si no en dar asistencia a las necesidades
humanas, promoviendo actividades que potencien la vida, aprecien y valoren la dignidad humana, en
tanto, su objeto y su función es brindar un cuidado humanizado.

El siguiente fragmento de Hall17 nos ayuda a corroborarlo:

El rasgo más genuino de la práctica de la enfermería reside no sólo en dominar


los cuidados del cuerpo sino también en saber cómo alterar estos procesos en
línea con la evolución patológica y el tratamiento y en adaptarlos a la
personalidad de cada uno de los pacientes”.

Cuidar, es entender a los otros en su mundo, es movilizar nuestros intereses en el conocimiento de


él como individuo, de su entorno, su estilo de vida, del significado que le imparte a las experiencias,
es darle valor a su existencia. El cuidado entonces, implica compromiso con los actos que promueve
la enfermera, es un acercamiento responsable y mediado moralmente, es realizar actos que
verifiquen la forma adecuada de satisfacer las necesidades de los otros.

Por tanto, enfermería ha buscado implementar en su quehacer un abordaje integral del paciente y su
cuidado, que estimule el avance científico y ético de la profesión18. En este sentido el profesional,
tiene o desarrolla la capacidad para estudiar diferentes teorías y referentes conceptuales, analizando
en ellas el sentido de salud, de enfermedad, sus valores asistenciales y los modelos de conducta,
5

para así desarrollar una base de conocimiento científico y humanístico que permitan una mejor
práctica de la atención sanitaria.

En la historia de la enfermería, se han logrado madurar avances disciplinarios, que con el paso del
tiempo aportaron al fortalecimiento de una identidad profesional y de un enfoque integral para la
atención de las personas sanas o enfermas que requieran cuidados.

Varias enfermeras, se dieron a la tarea de adelantar estudios sistemáticos sobre los contextos y las
problemáticas que tienen las poblaciones objeto de cuidado. El ejercicio de la profesión de
enfermería tiene como propósito general promover la salud, prevenir la enfermedad, intervenir en el
tratamiento, rehabilitación y recuperación de la salud, aliviar el dolor, proporcionar medidas de
bienestar y contribuir a una vida digna de la persona..."19 Se exalta la enfermería, por la posibilidad
que tiene de proteger los valores, las costumbres, los procesos personales y sociales de los sujetos
a quienes cuida.

Deducimos de aquí que, es importante planear y ejecutar el cuidado, previo conocimiento del
ambiente en el que se desarrolla la vida de la persona enferma, sus antecedentes familiares y
personales, su historia de vida y costumbres, e intentar respetar ese proceso cotidiano. Se hablaría
con propiedad, de gerenciar un cuidado individual y familiar.

Por lo dicho enfermería se ha dado a la tarea de trabajar tanto con el método científico como con el
uso de herramientas cualitativas, intentando estandarizar y manejar un lenguaje común para todos
los profesionales. El consenso obtenido son los denominadas intervenciones enfermeras ó también
llamado de otra manera el proceso diagnóstico. Entendiendo esta forma de actuar como un proceso
de pensamiento crítico, una forma de pensar lógica y razonadamente para poder tomar decisiones
complejas, para analizar continuamente la información de que se dispone del paciente.

Es decir a través de estos métodos de evaluación, se buscar dar al paciente la mejor atención
enfermera basada ante todo en el conocimiento y en el juicio clínico, que realiza un profesional de
enfermería para favorecer la salud integral del paciente.

A modo de ejemplo, se diría que a través de este tipo de registro enfermero se puede llegar a
obtener: Una herramienta útil que facilita el trabajo enfermero, la individualización de los cuidados, la
creación de una base de datos esencial para el desarrollo del conocimiento enfermero, el favorecer
la no invisibilidad del trabajo enfermero, y finalmente permitir la consolidación de un colectivo fuerte,
presente y visible tanto en la sociedad como dentro del ámbito asistencial.
6

Aspectos importantes de la valoración de enfermería

El tipo de valoración utilizada en una situación dada viene determinado por la naturaleza de la
historia del cliente, por los problemas actuales y por otras necesidades individuales. Como señala
Johnson20, es importante utilizar un formato estandarizado para el registro de los datos, aunque
manteniendo cierta flexibilidad.

Al realizar una valoración minuciosa de la persona es importante incluir datos objetivos y datos
subjetivos. Los datos objetivos se refieren a la información que se puede medir y compartir. Este tipo
de información se obtiene a través de los sentidos y puede compartirse con otros. Estos datos
pueden obtenerse mediante la exploración física, la evaluación diaria de enfermería, los resultados
de las pruebas diagnósticas y las reiteradas observaciones de la conducta del paciente.

Los datos subjetivos están relacionados con las percepciones del paciente. Incluyen información
abstracta y difícil de medir de la perspectiva del paciente sobre una situación o serie de eventos,
sentimientos, ideas sobre uno mismo y el estado de salud personal. Los datos son registrados con
las propias palabras del paciente.

Es así como dentro de la literatura enfermera encontramos la propuesta de la valoración por


patrones funcionales de Marjory Gordon,21 la cual enfoca su atención sobre 11 áreas (o patrones)
con importancia para la salud de los individuos, familias o comunidades. Donde un patrón funcional,
es la configuración de un comportamiento secuencial, interactivo e independiente, en el transcurso
del tiempo.

La utilización de los patrones funcionales, permite una valoración enfermera sistemática y


premeditada, con la que se obtiene una importante cantidad de datos, relevantes, del paciente
(físicos, psíquicos, sociales, del entorno) de una manera ordenada, lo que facilita, a su vez, el
análisis de los mismos; es decir, cumple todos los requisitos exigibles a una valoración correcta. Los
Patrones Funcionales finalmente son una configuración de comportamientos, más o menos comunes
a todos las personas, que contribuyen a su salud, calidad de vida y al logro de su potencial humano
y que se dan de una manera secuencial a lo largo del tiempo.

El juicio de si un patrón es funcional o disfuncional se realiza comparando los datos de la valoración


dada:
· Situaciones basales del individuo.
· Normas establecidas para cada edad.
· Normas culturales, sociales y otras.

A continuación se presenta una breve reflexión sobre los principales aspectos que constituyen el
proceso de valoración: tipos de valoración, tipos de datos y forma de obtenerlos, y principales áreas
de valoración personal; independientemente del modelo teórico de referencia que se utilice.
7

El proceso de valoración de enfermería

Diversos propósitos, objetivos y métodos diferencian las valoraciones.22 En este sentido, Johnson23
habla de una valoración amplia, una valoración focalizada y una valoración selectiva (uso de un
instrumento o protocolo específico para detectar un problema concreto) y Gordon propone cuatro
tipos de valoración: valoración inicial, valoración de un problema focalizado, valoración después de
un largo período de tiempo y valoración de urgencia.

De acuerdo con estos autores, la valoración es siempre necesaria para iniciar una práctica
terapéutica. No obstante, el tipo de situación que se presente, los problemas y posibles
consecuencias asociados, así como los objetivos propuestos, constituirán un marco de referencia y
un tipo de registro concreto.

En el proceso de atención de enfermería, la valoración es el primer paso de una secuencia que


consiste en la recogida de datos que clarifiquen la situación y problemas del usuario. La información
y los datos relativos al usuario se obtienen de todas las fuentes posibles. Se revisan las historias
médicas, se realiza una historia de enfermería, se hacen observaciones y se intercambian ideas con
los miembros de la familia o los amigos. Empieza así a surgir una imagen del usuario, cliente o
paciente.

La valoración, es el proceso de obtener información sobre la persona en su conjunto, no sólo sobre


las necesidades o disfunciones que hay que tratar, sino también sobre aspectos físicos,
intelectuales, sociales, culturales y espirituales. De acuerdo con Stuart y Sundeen,24cuanto más
completo sea el cuadro, más probabilidades tenemos de que sea eficaz el tratamiento.

El siguiente paso es clasificar los datos en áreas relacionadas, e identificar los problemas o las
preocupaciones. Se examina cada problema y se establece una intervención de enfermería.
Posteriormente, se pasa a la fase de planificación (establecimiento de objetivos o resultados
esperados y actividades a llevar a cabo), donde el personal de enfermería determina qué
comportamientos indicarán la solución de los problemas diagnosticados. En este punto, hay que
recordar que muchas acciones de enfermería son culturalmente significativas para el usuario, tanto
para su comprensión, como en la posterior actuación o seguimiento terapéutico.

Recogiendo las aportaciones de ambas autoras, podríamos considerar diferentes tipos de


valoración:

Valoración amplia

Generalmente suele ser la valoración inicial, excepto en casos de urgencia. El propósito es valorar el
estado de salud del cliente, identificando cualquier problema o disfunción que pueda presentar para
posteriormente establecer un plan terapéutico, ayudándose de, y fomentando las, relaciones
interpersonales.

Incluye una historia de enfermería psicosocial y cultural completa, exploración física, e información
general sobre el cliente en base a criterios a través de los cuales serán evaluados los cambios.
8

Muchas veces la valoración inicial no puede juzgar desde un principio, sin datos constatables, un
problema de salud. En esta fase se debe estar abierta a la información que quiera dar o pueda
obtenerse del cliente, para hipotetizar problemas de salud. Es importante que la información quede
registrada en un formato estandarizado, con una terminología científica común para que pueda ser
comprendida por todos los profesionales del equipo y utilizada posteriormente.

Valoración focalizada

El propósito es valorar la presencia o ausencia de problemas o diagnósticos particulares, anticipar


nuevos problemas y alertar sobre problemas olvidados o no descubiertos y problemas erróneos. La
valoración focalizada incluye información pertinente a un problema determinado, con recogida y
análisis sistemático de datos objetivos y subjetivos. Se debe realizar una descripción exhaustiva de
los factores que contribuyen al problema y priorizarlos en vistas a la intervención. El análisis implica
explorar la naturaleza y la intensidad del problema, el momento y el contexto en el que se presenta,
los problemas asociados y el significado que tiene el problema para la persona.

La estructura para la recogida de información difiere algo de la valoración inicial. En este caso, la
información debe estar estructurada usando parámetros del problema, generalmente consensuados
como diagnósticos de enfermería o problemas de salud con intervención enfermera.

Valoración continuada

El propósito es evaluar los cambios en los problemas detectados y en los patrones funcionales del
cliente, así como la aparición de nuevos problemas o patrones disfuncionales.

En este tipo de valoración, el espacio de tiempo transcurrido desde la valoración previa puede ser
considerable (por ejemplo semanas o meses) Los patrones de salud y el estado del cliente puede
haber cambiado. El desarrollo natural, las prácticas realizadas para el control de la salud o el tiempo
transcurrido pueden haber tenido sus efectos. Igualmente, es posible que hayan aparecido
problemas no productivos por las prácticas de salud o factores situacionales.

Desarrollar en los enfermeros competencias y habilidades en estos tipos de evaluación


anteriormente descritos, seguramente permitirá descubrir detalles olvidados, cuando se está velando
por el bienestar de las personas. Se estimulará la comunicación efectiva, para mejorar la
interlocución cuidador- paciente, y nos relacionaremos con mayor propiedad con los pacientes y sus
familias. Ejecutando acciones que, reconozcan y valoren lo que es comúnmente denominado como
rutinario en nuestra práctica: La alimentación, los hábitos, la higiene, el vestido, la comunicación
verbal y no verbal, entre otros factores que son visibles, expuestos para que se validen pero
claramente desconocidos y desapercibidos en repetidas ocasiones.

Queda claro que, el profesional de enfermería, debe tener elementos de carácter científico, que se
relacionan con el conocimiento del ser humano en cuanto a la dimensión biológica y debe tener
elementos para cuidar al ser humano en cuanto a la dimensión del ser; la integración creativa de
estos permite dar un cuidado integral y global de la persona.
9

Por lo tanto, no se cuida la parte enferma si no el individuo o colectividad en su totalidad.25 Cuidar en


enfermería es un arte que requiere de técnica, tanto científico-técnica como de las técnicas propias
de cada cultura y requiere una intuición, una sensibilidad y sentido ético de respeto por el otro.

En las siguientes líneas se desarrollan los distintos patrones en lo relativo a sus contenidos y
objetivos y, también, en la manera en que se puede hacer de ellos una herramienta útil y práctica en
la atención de los niños.

Los patrones funcionales en el caso del paciente pediátrico se podrían enfocar de la siguiente
manera:

Percepción – Manejo de la Salud

Este patrón describe, básicamente, cómo percibe el propio individuo la salud y el bienestar y cómo
maneja todo lo relacionado con su salud, respecto a su mantenimiento o recuperación. En concreto,
mediante la valoración de este patrón pretendemos determinar las percepciones sobre salud del
individuo, el manejo general de su salud y las prácticas preventivas.

La pregunta para aplicar este sería ¿Cómo percibe el paciente su estado de salud? ¿Se considera
«sano», «enfermo»? En el caso de los niños se encuentra en un proceso de desarrollo, por tanto,
presenta en su relación con el adulto ciertas limitaciones en la expresión de sus necesidades. Esto
hace que, con frecuencia en un servicio de pediatría, los profesionales que se relacionan con él,
intenten implementar la creatividad para identificar sus ideas, sentimientos y pensamientos que en
los niños surgen cuando se enfrentan a la hospitalización.

Nutricional–Metabólico

Mediante la valoración de este, se pretende determinar las costumbres de consumo de alimentos y


líquidos, en relación con las necesidades metabólicas del individuo y las posibilidades de
disponibilidad de aquellos. También se explorará los posibles problemas en su ingesta. Así mismo
se determinará las características de la piel y mucosas y su estado. Se indagará entre otras cosas
sobre talla, peso y temperatura.

-En el caso del niño es recomendable indagar tanto al niño como a la madre sobre conductas
alimentarías, tal como son: el rechazo frente a ciertos alimentos, los antecedentes nutricionales
personales y familiares, la exploración de patrones alimentarios, costumbres, y preferencias
culturales, frecuencia, horas entre otras
10

Eliminación

Describe el patrón de la función excretora (intestinal, urinaria y de la piel) y todos los aspectos
relacionados con ella: rutinas personales, uso de dispositivos o materiales para su control o
producción y características de las excreciones.

Actividad–Ejercicio

Este patrón describe las capacidades para la movilidad autónoma y la actividad y para la realización
de ejercicios. También describe las costumbres y las actividades cotidianas de ocio y recreo que el
niño mantenía antes de la hospitalización, procurando establecer algunas actividades similares o de
contenido parecido. Busca conocer el nivel de autonomía del niño para las actividades de la vida
diaria que requieran algún grado de consumo de energía.

Sueño–Descanso

Describe los patrones de sueño, descanso y relax a lo largo del día y los usos y costumbres del niño
para conseguirlos.

Cognitivo–Perceptual

En él se describe el patrón sensorio-perceptual y cognitivo del individuo. Se observa la adecuación


de las funciones visuales, auditivas, gustativas, táctiles y olfativas. En este patrón también se
determina la existencia o no de dolor.Además se comprueban las capacidades cognitivas relativas a
la toma de decisiones, la memoria y el lenguaje.

Son importantes entre otras cosas:


-Conversar con el niño, para preguntarle que le queda claro, de lo que se le explica, de lo que
escucha acerca de sus cuidados y de su enfermedad, de lo que percibe y siente.
--La evaluación de las capacidades de adaptación y los grados de expresión verbal.
-Reconocer lo simbólico y las manifestaciones de comunicación no verbal.

Autopercepción–Autoconcepto

Describe el patrón de autoconcepto y las percepciones de uno mismo. Incluye las actitudes del
individuo hacia sí mismo, hacia su imagen corporal y su identidad y hacia su sentido general de
valía. Observa el patrón de conversación y las manifestaciones del lenguaje no verbal (postural
corporal, contactos oculares, etc). Se debe conocer y valorar algunas de estas conductas
hospitalarias, tal como son: el rechazo al tratamiento, la participación en actividades y el nivel de
compresión de la enfermedad, etiología y evolución.
11

Rol–Relaciones

Incluye este patrón el papel o rol social, que juega el individuo en el seno familiar, social etc. Así
como las responsabilidades que tiene que asumir debidas al mismo.
Se dará importancia, al valorar este patrón, a la existencia de problemas en las relaciones familiares
y/o sociales.
En el caso del paciente pediátrico es importante:
-El diagnostico temprano de las necesidades afectivas de los niños hospitalizados.
-La identificación de respuestas y comportamientos psicoafectivos.
-El comportamiento adoptado por parte del niño frente al personal de salud y sus familiares.

Adaptación–Tolerancia al Estrés

Describe el patrón general de adaptación y efectividad en términos de tolerancia al estrés que posee
el menor. Incluye la reserva individual o la capacidad para resistirse a las amenazas para la propia
integridad, formas de manejar el estrés, sistemas de apoyo familiares o de otro tipo y capacidad
percibida para controlar y manejar las situaciones.

También se podrían tener en cuenta las siguientes actividades:

-Conocer de antemano los grados de comprensión de la enfermedad que el niño posee, - según la
etapa infantil por la que atraviesa-.
-El entendimiento de las costumbres familiares y culturales del niño hospitalizado.
-La evaluación constante y oportuna por parte de la enfermera del perfil psicológico del niño
hospitalizado, aprovechando los momentos de intervención terapéutica.
La planificación posibles intervenciones, que ayuden al seguimiento de las intervenciones
terapéuticas especializadas, y a las actividades realizadas por enfermería, para mejorar la
adaptación hospitalaria.

Valores–Creencias

Describe los patrones de valores, objetivos y creencias (incluidas las espirituales) que guían las
decisiones y opciones vitales del niño. Incluye lo percibido como importante en la vida y la
percepción de conflicto en los valores, creencias y expectativas que estén relacionados con la salud,
Incluye el respeto por los valores, creencias y aprendizajes que están incorporados en los niño y la
exploración de los métodos de crianza.

Recapitulando, y con base en lo expuesto, se hace importante conocer y desvelar el contexto en el


cual surgen las situaciones de cuidado entre el niño y la familia para lograr compenetrarse en los
cuidados que el niño enfermo necesita.
12

Un cuidado directamente relacionado con el mundo de los niños, se puede dar, en la medida que se
estudie y se indague a través de la propia mirada de ellos, cómo exploran y se relacionan con el
medio externo-sociedad-familia-escuela-instituciones de salud.

Todo esto podrían ser elementos, que sirven para un mejor entendimiento del proceso de salud-
enfermedad del niño y benefician su recuperación y su respuesta al tratamiento, por ende, su
autoestima y la salud integral

Establecer un contacto directo con el niño sería el ideal para relacionar nuevas formas que
potencien el respeto, la compasión y amor en el cuidado del niño y su familia, y de esta manera,
paulatinamente se introduzcan cambios en la percepción de las personas de los servicios
hospitalarios.

Estas perspectivas, también están encaminadas a proyectar en la sociedad desde el ámbito clínico,
actividades y propuestas que contribuyan en disminuir las cifras de problemas afectivos y mentales
en la infancia.

Conclusión

El cuidar en su praxis, es uno de los conceptos más poderosos y el fenómeno particular de la


enfermería26. El cuidador del ser humano necesita un pensamiento pluridimensional27 puesto que
tanto factores científico-técnicos como factores culturales median en el proceso de enfermar, cuidar,
curar y de salud.

El Cuidado de enfermería, es universal y no distingue cultura, ni credo, ni raza, ni edad, ni grupo


social o profesional. Para cuidar, hay que desarrollar el esmero de cuidar universalmente, de
sentirse capaz de identificarse con cualquier ser humano por su condición humana. Cuidar, es un
fenómeno social y cultural, es una ciencia social y humana, que necesita preparación y conocimiento
y sobre todo experiencia de trabajo de campo.28 Si comprendemos y actuamos conforme a las
formas de enfermar y curar concebidas por cada persona, apuntaríamos hacia el respeto por la
dignidad del otro y hacia mayor eficacia de las acciones en salud.
En este sentido, Y para tal fin, es preciso tener en cuenta lo que Benner29 afirma, para acercarnos
un poco más ésta relación dicotómica:

"Las enfermeras aprenden de los familiares y de los propios pacientes una situaciones más extremas. Estos
significados o acepciones comunes evolucionan con el tiempo y se convierten en un patrimonio común de las
enfermeras, hasta constituirse en una tradición. La comprensión de estos significados sin desposeerlos de sentido
mediante un análisis sacado del contexto puede auspiciar el estudio sistemático y un mayor perfeccionamiento de la
teoría y la práctica."

Todo lo anterior, de ser pensado podría generar y potenciar en el ámbito asistencial, la confianza del
sujeto enfermo hacia el sistema de salud, vinculo, que permitiría a los enfermeros direccionar de
manera aun más directa, el cuidado, en colaboración y diálogo permanente con el otro. Es entender,
las expresiones que las personas ponen de manifiesto ante los procesos de salud-enfermedad. Se
13

hablaría entonces de, promover la participación activa de las personas en el sistema sanitario e
intentar que aporten y se sientan responsables de su cuidado y su salud.

Trabajar en la atención en salud, con un enfoque de cuidados basado en estrategias de recolección


de datos, de evaluación y de aplicaciones de planes de cuidados traería beneficios que podrían
mejorar entre otras cosas las condiciones de la estancia hospitalaria, y el disminuir los costos de la
atención en salud. De forma que, las personas estén más receptivas a la educación y a la
modificación de estilos de vida.

Concluimos con, lo que es invariable lo que ya se afirmaba hace algún tiempo en la literatura
científica, la formación en enfermería requiere estar encaminada a la importancia de planificar y
ejecutar un cuidado individual apropiado para los niños, previo conocimiento de los antecedentes de
desarrollo del infante y su ambiente, y sin obviar que esté en congruencia con el respeto de ese
proceso cotidiano.30 Hablamos de, gerenciar en los servicios de pediatría un cuidado individual y
familiar.
14

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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13Hernanz M. Salud Mental Infanto juvenil. [Sitio de Internet] Disponible en:


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14 Augsburger A C. La inclusión del sufrimiento psíquico: Un desafío para la epidemiología.


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