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PROGRAMA DE
FORMACIÓN GENERAL

ÁREA DE CIENCIAS SOCIALES

CURSO: FILOSOFÍA

SEMANA Nº 12
AXIOLOGÍA

CONTENIDOS
APRENDIZAJE ESPERADO • Definición de valor. Características de
los valores. El problema de la naturaleza
Aplicar los fundamentos valorativos en las del valor La crisis de valores en la
acciones humanas. sociedad de consumo
• Etapa semifinal del concurso de
ensayos de Filosofía.

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1º. SITUACIÓN PROBLEMÁTICA / RECOJO DE SABERES

REFLEXIONA Y COMPARTE...

¿Qué está ocurriendo?


¿Qué valores se están poniendo en
práctica?
¿Qué acciones similares puedes
poner como ejemplos?

2º. INFORMACIÒN BÁSICA


La axiología (del griego άξιος ['valioso'] + λόγος ['tratado']) o filosofía de los valores, es
la rama de la filosofía que estudia la naturaleza de los valores y juicios valorativos. El
término axiología fue empleado por primera vez por Paul Laupie en 1902 y posteriormente
por Eduard Von Hartman en 1908.
La axiología no sólo trata en su mayoría intelectual y moral de los valores positivos, sino
también de los valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que
algo es o no valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio. La investigación de una
teoría de los valores ha encontrado una aplicación especial en la ética y en la estética,
ámbitos donde el concepto de valor posee una relevancia específica. Algunos filósofos
como los alemanes Heinrich Rickert o Max Scheler han realizado diferentes propuestas
para elaborar una jerarquía adecuada de los valores. En este sentido, puede hablarse de
una ‘ética axiológica’, que fue desarrollada, principalmente, por el propio Scheler y Nicolai
Hartmann.
Desde el punto de vista ético, la axiología es una de las dos principales
fundamentaciones de la Ética junto con la deontología.

1. ¿QUÉ ES EL VALOR?
He aquí una cuestión difícil de resolver. La esencia del valor es concebida en forma
diversa por los filósofos. La Axiología entraña una diversidad de corrientes, pero a todas
ellas les interesa saber qué es el valor, conocer la naturaleza del valor.
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde
diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace
que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se
refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la

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verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar.
La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo
despoja de esa cualidad. Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son
considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano
hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan
determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo
social.
Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo posee y de un sujeto
que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo otro. Los valores no tienen
existencia real sino adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras
posibilidades.

2. CARACTERÍSTICAS DE LOS VALORES.


Pueden caracterizarse a partir de las siguientes notas:
a. Su Dependencia.- Los valores no existen por si mismos, necesitan depositario en
quien descansar; son como las cualidades de esos depositarios llamados bienes: la
belleza de un cuadro, la elegancia de un vestido, la utilidad de una herramienta
Los valores no son cosas ni elementos de las cosas, sino propiedades, cualidades sui
generis, que poseen ciertos objetos llamados bienes. En virtud de que los valores
necesitan de los bienes, se dice que pertenecen a los objetos, que son no independientes,
entes parásitos (necesitan apoyarse en las muletas de la realidad). Antes de depositarse
en los bienes, los valores son “meras posibilidades”; para actualizarse necesitan
plasmarse, concretizarse en los bienes tangibles.
b. Bipolaridad.- El valor oscila siempre dentro de una polaridad. Toda polaridad
encierra los dos valores límites: bueno-malo (moral); verdadero-falso (ciencia); bello-feo
(arte). Al primer término de toda valoración se le llama valor positivo y al segundo, valor
negativo; a estos últimos también se les llama disvalores o contravalores.
La característica de polaridad o bipolaridad consiste en que los valores se presentan
desdoblados en un valor positivo y el correspondiente valor negativo. Es necesario
advertir que el disvalor no implica una inexistencia, una negación del valor positivo; el
valor negativo tiene tanto existencia efectiva como el valor positivo.
c. Jerarquía.- Hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y
otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las
jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo
progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.
d. Durabilidad.- los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son
más permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más fugaz
que el de la verdad.
e. Integralidad.- cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.
f. Flexibilidad.- los valores cambian con las necesidades y experiencias de las
personas.
g. Satisfacción.- los valores generan satisfacción en las personas que los practican.

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h. Trascendencia.- los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y


significado a la vida humana y a la sociedad. Consiste en que los valores se dan de un
modo perfecto sólo en su esencia; pero cuando se encarnan en los seres materiales,
existen de un modo imperfecto.
Por ejemplo: El adolescente suele concebir los valores en toda su perfección, y no
faltan ocasiones en las que sufre una grave desilusión cuando se percata de que la
realidad de la vida no está a la altura de su concepción. La justicia, el amor, la fidelidad.
La honradez, la bondad en general, siempre están en un nivel inferior al ideal que le
corresponde. Lo peor acontece cuando la decepción crea un resentimiento; el sujeto
llega a renegar de todos los valores. Porque no encuentra la libertad perfecta, reniega de
la libertad y dice que no existe; no encuentra la justicia, la verdad, el amor perfectos, y
reniega de ellos y actúa como si no existieran. Esto hay que delatarlo; porque, lejos de
ser una actitud aceptable, es simplemente un acto de cobardía y debilidad. Los valores
no están encarnados con perfección; pero el hombre es el encargado de encarnarlos con
su esfuerzo y su perseverancia. Los valores proporcionan grandes satisfacciones al
hombre; pero antes hay que conquistarlos.
i. Preferibilidad.- Consiste en esa particularidad por la cual los valores atraen o
inclinan hacia sí mismos la atención, las facultades y, en especial, la voluntad del hombre
que los capta. Enfrente de las cosas, el hombre prefiere las que encierran un valor.
En efecto, un objeto o una persona valiosa, inmediatamente nos inclina hacia ella. El
hombre tiene una tendencia natural para dirigirse hacia algo valioso. Cuando una
persona no ha captado un valor, queda indiferente hacia él, su ánimo no se inclina en pro
o en contra. Pero basta atisbar el valor contenido en una persona o en un objeto, para
que entre en función toda nuestra capacidad de apropiación. Quien ha captado la
belleza, trata de conservarla para sí, e inclusive crearla.
j. Objetividad.- Consiste en que los valores se dan en las cosas o personas
(objetos) independientemente de que sean conocidos, o no, por alguien en particular.
Así, por ejemplo, el valor “utilidad” reside en una máquina de escribir , aunque ésta
caiga en poder de unos salvajes analfabetos que no conozcan su uso y, por tanto, su
utilidad. El valor moral de una persona reside en ella, aun cuando otros la juzguen en
sentido opuesto, e inclusive, aun cuando el propio sujeto no sepa valorizar su propia
actitud honesta. A propósito de esto, se puede añadir aquí que no es raro que se den
casos de alto valor moral en los que el propio sujeto no se percate de los niveles que está
viviendo, tan inaccesible para el común de los mortales. También sucede (y esto es lo
más común) que la persona se sobre valorice en el orden moral, o intelectual o estético.
Por lo dicho, ya se puede concluir que no es lo mismo el valor que la valoración. El
valor es objetivo, se da independientemente del conocimiento que de él se tenga. En
cambio, la valoración es subjetiva, o sea, depende de las personas que juzgan. Sin
embargo hasta la misma valoración, para que sea valiosa, necesita ser objetiva, es decir,
basarse efectivamente en los hechos reales que se están juzgando y no ser un producto
arbitrario de las tendencias viciosas o circunstanciales desfavorables del que juzga.
k. Dinamismo.- los valores se transforman con las épocas.
l. Aplicabilidad.- los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida;
entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la persona.

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3. CONCEPCIONES SOBRE LA NATURALEZA DEL VALOR


Los valores existen, pero difieren en cuanto al modo de existir; de ahí que pueda
hablarse de las siguientes corrientes:

a. EL SUBJETIVISMO AXIOLÓGICO:
Afirma que los valores son el resultado de las reacciones, individuales y colectivas. El
subjetivista se pregunta: ¿Puedo algo tener valor si nadie lo ha percibido ni puedo
percibirlo?, evidentemente que no; el valor no tiene sentido ni existencia propiamente sin
que exista el sujeto. La valoración real o potencial parece ser un elemento indispensable
del valor. En última instancia, el valor es para el hombre o los seres vivos. Resulta
impensable algo que tuviera valor sin referencia a ninguna clase de sujeto.
Según el subjetivismo, los valores no existen en sí y por sí, sino que son meras
creaciones de la mente, existen solamente para mí; lo que hace a una cosa valiosa es el
deseo o el interés individual. El subjetivista piensa: El valor de un exquisito manjar, no
está en él, sino en mi paladar, que lo saborea y le confiere un valor determinado.
Los subjetivistas defienden su posición apoyándose en argumentos de este tipo:
 Discrepancia. Es obvio que no puede uno ponerse de acuerdo en problemas
éticos, estéticos, religiosos, políticos, donde a menudo se producen conflictos o
desacuerdos de valores. Las personas frecuentemente discrepan sobre la belleza de un
cuadro, una novela, una película; sobre la eficiencia de un equipo de fútbol; sobre un acto
moral (por ejemplo, acerca de la guerra de Vietnam, unos sostienen que es una guerra
justa y moralmente justificada; y otros, lo contrario).
 Constitución biológica. Los valores están supeditados a la constitución peculiar y
subjetiva. Así, surgen argumentos de este tipo: ¿Qué valor estético tendría la pintura si los
hombres no tuvieran ojos? ¿y qué sentido tendría hablar del valor estético de la música si
estuviéramos condenados a una sordera eterna?
 Interés. Otro argumento que mencionan frecuentemente los subjetivistas es que
una cosa adquiere valor en la medida en que se le confiere un interés. Por ejemplo:
¿Dónde radica el valor de los sellos de correo? ¿hay algo en la calidad del papel o en la
belleza del dibujo o en la impresión que explique el valor que se les da?... Es obvio que
sin el interés de los filatélicos los sellos no tendrían ningún valor. El deseo e interés de
coleccionarlos es lo que les ha conferido su valor. Otro ejemplo: si la gente perdiera
interés en la pintura de Rembrandt, sus cuadros carecerían de valor.
 Historicidad de los valores. La relatividad de los valores se debe a su carácter
concreto e histórico; gracias a éste, los valores están condenados a quedar encerrados en
la prisión del sujeto; ya en la antigüedad decía el sofista Protágoras: “El hombre es la
medida de todas las cosas”.
La situación real y la conducta real del hombre demuestran que no es posible una
valoración universal. En cada grupo humano y en cada individuo varía la estimativa hasta
lo infinito. En resumen para el subjetivismo no hay objeto valioso sin sujeto.
 Los clásicos representantes del subjetivismo axiológico de nuestra época son: R:B:
Perry, I.A. Richards, Charles Stevenson, Alfred Ayer, y B. Russell.
 Cuestionamientos a la Teoría Subjetivista:

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Aunque el Subjetivismo acierta en señalar de que no hay objetos valiosos de por si al


margen del sujeto, sin embargo se equivoca al no considerar las propiedades del objeto
que pueden provocar la actitud valorativa del sujeto. De otro modo, ¿Cómo podría
explicarse que distintos objetos susciten diversas actitudes valorativas en un mismo
sujeto? Es evidente que la existencia de propiedades objetivas distintas contribuyen a
despertar reacciones diversas en un mismo sujeto.
Por otro lado la valoración del sujeto no es un acto exclusivamente individual y síquico
ya que el individuo está inmerso en una determinada sociedad en cuya cultura se nota
espiritualmente y por lo tanto su estimativa va a estar marcada por las pautas o valores
morales que tiene una significación social.

b. EL OBJETIVISMO AXIOLÓGICO:
Esta corriente se opone determinantemente al subjetivismo; sostiene que los valores
son objetivos, es decir no dependen del sujeto para existir; lo único que hace el sujeto es
captar el valor que existe en su forma pura e ideal (abstracta).
El objetivismo reconoce que la valoración es subjetiva, pero ello no implica que el valor
lo sea. Del mismo modo como la percepción es subjetiva, pero no el objeto percibido, que
mantiene intactas sus cualidades primarias cuando nadie lo perciba, así ocurre con el
valor. No puede confundirse el objeto con su captación, defiende el objetivismo.
Se ha visto que uno de los argumentos que citan los subjetivistas se cifra en lo que se
denomina argumento de las discrepancias. Ahora bien, frente a este argumento, los
objetivistas sostendrían, en primer lugar, que la discrepancia no se refiere a los valores,
sino a los bienes. La discrepancia se refiere a la belleza de un cuadro o a la justicia de un
acto, esto es, a bienes; no a la belleza o a la justicia, que son valores independientes de
todo bien. A diferencia de los valores, los bienes son imperfectos; muchas veces no
logran encarnar plenamente los valores, debido a una ceguera estimativa de los hombres
concretos. Esto explicaría, por ejemplo, que los griegos hayan aceptado la esclavitud; una
torpeza de conciencia moral les impidió aprehender el eterno y universal valor de la
justicia.
Así el objetivismo descansa en dos tesis fundamentales:
 Incurrir en la separación radical entre valor y realidad, o independencia de los
valores respecto de los bienes en que éstos se plasman.
 Afirmar que los valores son absolutos, que existen en sí y no para mí
(independencia de los valores respecto de todo sujeto).
Los valores son supra temporales, son extra territoriales y extra históricos; valen
aquí y allá; ayer, hoy y siempre.
Según Max Scheler, los valores son esencias, cualidades a priori, que no dependen en
nada del sujeto que los capta ni de los bienes en que se hallan incorporados. El
conocimiento se produce por intuición de esencias. El filósofo germano compara los
valores a los colores; sostiene que, del mismo modo como el color azul, por ejemplo, no
se torna rojo cuando se pinta de rojo un objeto azul, tampoco los valores resultan
afectados por lo que ocurre a sus depositarios. La independencia implica inmutabilidad.
Los valores son, además, absolutos; sólo nuestro conocimiento de los valores es relativo.

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Según Nicolai Hartmann, los valores son objetos ideales, a la manera de las ideas
platónicas. Los valores son esencias independientes de los bienes; tienen carácter a
priori; son absolutos, a pesar de que presentan cierta forma de relatividad; tienen un “ser-
en-sí-ideal”, y finalmente revisten el carácter de principios.
 Cuestionamiento a la teoría objetivista:
El objetivismo procede a separar el valor de los bienes de tal manera que supedita la
existencia del bien al valor. Lo que hay de valioso en una cosa tiene su fuente en el valor
que existe con independencia de ella. Pero esta existencia de un valor no encarnado, o
que no necesita plasmarse en algo real, suscita problemas que, al no ser resueltos,
conducen a consecuencias absurdas. Por ejemplo, ¿Qué sentido tendría la solidaridad, la
lealtad o la amistad como valores si no existieran los sujetos humanos que pueden ser
solidarios, leales o amigos? ¿Qué solidaridad podría existir- aunque fuera idealmente- si
no existieran los sujetos que han de practicarla y sus actos solidarios? Algo semejante
pudiéramos decir de la separación radical entre la utilidad y las cosas útiles, la justicia y
los hombres justos, etc. Todos los valores que conocemos tienen- o han tenido- sentido
en relación con el hombre, y solamente en esta relación.

c. EL NATURALISMO AXIOLÓGICO:
Esta corriente filosófica sostiene que el fundamento de lo bueno establecido por los
modelos de valoración es algún tipo de propiedad que no se encuentra en nuestra
conciencia sino en el mundo real o natural, vale decir, los valores son una propiedad
constitutiva de los hechos mismos y nosotros nos limitamos a captarla.
Un ejemplo de axiología naturalista lo proporciona la tesis de los nazis que afirmaban
que lo bueno consiste en la mayor aptitud natural para subsistir de donde deducían que lo
moralmente bueno era la supervivencia del más apto y lo moralmente malo era que los
menos aptos intenten supervivir.

d. EL ESTRUCTURALISMO AXIOLÓGICO:
Es intermedia entre el objetivismo y el subjetivismo. El filósofo argentino Risieri Frondizi
piensa que tanto el objetivismo como el subjetivismo son unilaterales. Piensa que el valor
surge de la relación entre el sujeto y el objeto y que esa relación axiológica origina una
cualidad estructural (Gestalqualitat) empírica; esta cualidad no se da en el vacío, sino en
una situación humana, concreta, y la jerarquía axiológica es también situacional y
compleja, no lineal. Según Frondizi, los valores sirven de fundamento a las normas éticas
y éstas, lo mismo que las normas jurídicas, son situacionales. El filósofo argentino
considera que su interpretación estructural del valor abre la posibilidad de superar el
tradicional abismo entre el ser y el deber ser.
Ni el objetivismo ni el subjetivismo logran explicar satisfactoriamente el modo de ser de
los valores. Estos no se reducen a las vivencias del sujeto que valora ni existen en si,
como un mundo de objetos independientes cuyo valor se determine exclusivamente por
sus propiedades naturales objetivas. Los valores existen para un sujeto, entendido este
no en un sentido puramente individual, sino como ser social; exigen, asimismo, un
sustrato material, sensible, separado del cual carece de sentido.

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Es el hombre—como ser histórico-social, y con su actividad práctica—el que crea los


valores y los bienes en que se encarnan, y al margen de los cuales solo existen como
proyectos u objetos ideales. Los valores son, pues, creaciones humanas, y solo existen y
se realizan en el hombre y por el hombre.
Las cosas no creadas por el hombre (los seres naturales) solo adquieren un valor al
entrar en una relación peculiar con el, al integrarse en su mundo como cosas humanas o
humanizadas. Sus propiedades naturales, objetivas, solo se vuelven valiosas cuando
sirven a fines o necesidades de los hombres, y cuando adquieren, por lo tanto, el modo de
ser peculiar de un objeto natural humano.
Así, pues, los valores poseen una objetividad peculiar que se distingue de la
objetividad meramente natural o física de los objetos que existen o pueden existir al
margen del hombre, con anterioridad a- o al margen de- la sociedad. La objetividad de los
valores no es, pues, ni de las ideas platónicas (seres ideales) ni la de los objetos físicos
(seres reales, sensibles). Es una objetividad peculiar-humana, social-, que no puede
reducirse al acto psíquico de un sujeto individual ni tampoco a las propiedades naturales
de un objeto real. Se trata de una objetividad que trasciende al marco de un individuo o de
un grupo social determinado, pero que no rebasa el ámbito del hombre como ser
histórico-social. Los valores, en suma, no existen en si y por si al margen de los objetos
reales- Cuyas propiedades objetivas se dan entonces como propiedades valiosas (es
decir, humanas, sociales)-, ni tampoco al margen de la relación con un sujeto (el hombre
social). Existen, pues, objetivamente, es decir, con una objetividad social. Los valores, por
ende, únicamente se dan en un mundo social; es decir por y para el hombre.

4. JERARQUÍA DE VALORES
Ahora bien, si los valores suponen un orden jerárquico. Puede preguntarse: ¿Existe
acaso una jerarquía objetiva y definitiva que sirva de referencia para ordenar todas las
valoraciones? Este es precisamente el planteamiento que formula el problema de la
jerarquía de los valores.
Este es uno de los problemas más difíciles que la Axiología tiene que resolver; y en
realidad no lo ha resuelto satisfactoriamente. ¿Cuál es el valor supremo conforme al cual
debe ordenarse la vida? He aquí una cuestión difícil y muy debatida. Si afirmo, por
ejemplo, que la Filosofía es lo más valioso porque me permite darle un sentido humano a
mi vida; un alumno podría replicarme que la Filosofía es la cosa más aburrida e
improductiva del mundo, que para él es más valioso un partido de fútbol, etc.; un religioso
dirá que el valor supremo es la santidad; un político, en cambio, que el valor fundamental
es la cosa pública, y así sucesivamente, Así las diversas concepciones de la vida
(eticismo, esteticismo, cientificismo, etc.) resultan de sobreestimar un valor por encima de
otros, ya el valor moral, ya el artístico, ya el científico, etc.
Los valores económicos, históricos, vitales, religiosos, lógicos, éticos y estéticos, han
sido, y son todos ellos, el eje de determinados sistemas filosóficos y estéticos, han sido, y
son todos ellos, el eje de determinados sistemas filosóficos. Utilitarismo, hedonismo,
empirismo, racionalismo, misticismo, estoicismo, esteticismo, son posiciones filosóficas
fundadas en la hegemonía de un valor. Jamás ha existido en la Historia de la Filosofía
una valoración uniforme; en cambio, abundan las unilateralidades.

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Entre los valores se ha supuesto una jerarquía, en virtud e la cual se han de subordinar
otros, quizá todos a la primacía de un valor supremo. A pesar de la complejidad de este
problema, los filósofos han intentado proponer una tabla de valores con validez objetiva.

5. LOS VALORES ÉTICOS FUNDAMENTALES.


a. La dignidad humana. La dignidad humana es un modelo específico de valoración
de lo bueno moral, que establece que es suficiente que algo tenga la cualidad de ser una
vida humana para, por ese hecho, merecemos el más completo respeto.
Este respeto consiste en no ver en la vida humana un instrumento sino un fin. El que
utiliza al prójimo como un medio como un instrumento por ejemplo de enriquecimiento
atenta contra la dignidad humana.
Los hombres han tenido que aprender, a través de la experiencia histórica, que el
respeto por la vida humana es fundamental para superar etapas como el esclavismo, en
la que claramente unos hombres eran instrumentos de otros. Reconocer la dignidad
humana es al propio tiempo, reconocer la igualmente respetable condición humana de
todos los hombres, pues las diferentes formas de discriminación racial que existen hoy día
en muchos lugares del mundo, como Sudáfrica, no tendrían lugar si se reconociera en
cada ser humano un fin.
b. La justicia. Como dijimos antes, la justicia se encuentra dentro del tipo de los
modelos de valoración de lo bueno moral y del tipo de los modelos de valoración de lo
bueno social. La exigencia básica de este modelo para calificar una acción de justa es
que ésta otorgue a cada cual lo que le corresponde. Sin embargo, esto sólo puede ser
plenamente entendido en relación con los otros modelos específicos de lo bueno moral, y
de lo bueno social. Por ejemplo, en una sociedad como las del antiguo oriente en las que
el modelo de lo noble admitía la venganza de sangre, correspondía en justicia matar al
homicida “Ojo por ojo y diente por diente”. Hoy, como nuestro modelo de lo noble no
admite la venganza, ella resulta además injusta porque nadie puede reclamar que
moralmente tiene derecho a matar.
c. La solidaridad humana. La solidaridad humana, también se inscribe dentro de los
tipos de modelos de valoración del o bueno moral y de lo bueno social. Ello exige que nos
comprometamos con los problemas que afectan la existencia de nuestro prójimo y que le
demos nuestra cooperación para solucionarlos, impulsados sólo por el deseo de expresar
nuestro respeto por su dignidad humana.
Una expresión muy lograda de la experiencia de la solidaridad lo constituye la
enseñanza evangélica: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. La negación de la solidaridad
humana consiste en concebir al prójimo como un competidor en la lucha por la existencia
y en considerar que es legítimo avasallarlo en la competencia para asegurar la existencia
propia.
Ha habido filosofías, como la del filósofo Tomás Hobbes del siglo XVII, que han
concebido al hombre como un ser naturalmente antisocial y enemigo de su prójimo.
Hobbes sostuvo: “El hombre es un lobo para el hombre” y de esta manera presupuso que
la solidaridad es ajena a la naturaleza humana.
La solidaridad tampoco puede ser entendida con independencia de otros modelos de
valoración, pues la manera como están determinados los otros puede hacerla imposible.
Así por ejemplo, hay formas todavía vigentes en muchas sociedades que participan de un

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modelo de valoración de la libertad, que establece que el ser libre consiste en no estar
sujeto a ninguna presión y que el hombre debe ser libre de, inclusive, ver morir al prójimo
de hambre, sin estar obligado a auxiliarlo. Esta manera de entender la libertad moral hace
posible la solidaridad humana y es compatible con la tesis que ve en el prójimo un
competidor o un contenedor.

6. PREJUICIOS MÁS COMUNES SOBRE LOS VALORES


Hay ideas que se han presentado respecto de los valores y que posiblemente más daño han
hecho a su estudio; en algunos casos se originan en creencias populares, suelen resultar
críticas y carecen de fundamento. Veamos a continuación algunos ejemplos:
Campo no científico. Pensar que el tema de los valores no se podía estudiar desde el punto
de vista científico por ser un tema relativamente abstracto y considerado durante mucho
tiempo privativo de la reflexión filosófica retardó en forma notoria su análisis según un método
objetivo y científico; ello habría impedido sobremanera el desarrollo y ejecución de dicho
conocimiento en el terreno educativo.
Pese a que aún no se han logrado avances significativos en este terreno, el fenómeno de los
valores se ha estudiado desde hace algún tiempo con una visión científica; en ese sentido,
pronto tendremos complejas teorías basadas en conocimientos rigurosamente supervisados
que ayuden a entender el no menos complejo tema de los valores.
Es muy importante hacer notar en este momento no sólo que el tema de los valores está
siendo estudiado por procedimientos científicos, sino también que existen otras metodologías
igualmente importantes que, dada la naturaleza del fenómeno por analizar, permitirían hacer
aportaciones relevantes en aquellos aspectos en los que la ciencia convencional tuviese
dificultades. Dichas aproximaciones metodológicas se derivan esencialmente de disciplinas
humanistas, como los enfoques fenomenológico, hermenéutico, de análisis de contenido y
dialéctico, entre otros.
Carácter ideológico. En algunas ocasiones se ha querido englobar a toda reflexión axiológica
con el término ideologías en su connotación peyorativa, como una visión manipulada de la
realidad que responde a intereses insanos o espurios de un individuo o grupo; por tanto, en
muchas empresas e instituciones educativas se consideraba un tema tabú. En la actualidad,
quien opine eso, por una parte, proyecta sus temores y, por otra, muestra su ignorancia sobre
el tema.
Es conveniente aclarar que si bien una adecuada teoría sobre valores ha de ser neutral y
desprovista de ideologías hasta donde sea posible, si no se toman las debidas precauciones
se podrá cometer el nocivo y frecuente error de elegir inadecuadamente una escala de valores
a formar en el individuo. En algunos casos, tales valores provienen de intenciones muy
ingenuas o de planteamientos no humanistas, es decir, deformados, manipulados o
tendenciosos.
La persona que se forma según los valores. En las sociedades latinoamericanas es
sorprendente la cantidad de personas que piensan que el teórico, instructor o facilitador de los
valores debe poseer una formación religiosa, lo cual es una creencia errónea; en ese sentido,
“una persona puede ser profundamente moral sin ser religiosa”.

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III- CONOCIMIENTO DE FUENTES

Naturaleza y las raíces de los valores


(Mario Bunge. Buscar la Filosofía en las Ciencias Sociales)
Los juicios de valor son enunciados de la forma "A es bueno (o malo)" o "A es mejor (o peor) que
B". Cuando se analizan, resultan ser algo más complejos. Por ejemplo: "A es bueno (o malo)" se
puede analizar como "A es bueno (o malo) para una persona (o un sistema social) B, en el respecto
C, en una circunstancia D y con vistas al objetivo E". En otras palabras, el predicado "es bueno" no
es unario sino por lo menos del quinto grado (Bunge 1962a). Además, en lo que toca a las
mercancías, ante la bondad y la maldad pueden cuantificarse: en este caso estamos ante una
variable que depende de cinco variables independientes. Para abreviar: La bondad y su opuesto
son propiedades relaciónales, no intrínsecas (recordemos el capítulo 1, sección 1).
El análisis anterior, aunque esquemático, debería ser suficiente para ahuyentar la idea de que los
valores son objetos comparables con las cosas y con las ideas o las propiedades intrínsecas, como
la fertilidad y la población. No es así, los valores son propiedades de las cosas o de los procesos y,
además, relaciónales. De ahí que "X es un valor" sea la forma abreviada para "X es valioso para
algo o para alguien, en algún aspecto y en ciertas circunstancias y para algún fin". Puesto que todo
lo que es valioso lo es para alguien, no existen los valores en sí mismos. Para ser más precisos, los
valores no son ideas platónicas del otro mundo autónomas, que puedan o no "estar encarnadas" o
"ejemplificadas".
Lo anterior no implica que todos los valores sean subjetivos, relacionados con la cultura o ambas
cosas. Sólo muestra que, lejos de ser absolutos o autónomos, los valores son relativos a las
personas o a otros organismos. Así pues, el aire y el agua, el bienestar y la seguridad, así como el
amor y la amistad son valiosos objetivamente para todas las personas: estos juicios de valor
pueden confirmarse empíricamente. En contraste, no parece posible probar que fumar o jugar poker
sean objetivamente valiosos. Hasta ahora vamos bien: todos los valores son propiedades
relaciónales y algunos son objetivos, en tanto que otros son subjetivos. Sin embargo, este análisis
se queda corto porque no nos dice qué son los valores.
(…) Afirmamos que todos los valores humanos tienen dos raíces: las necesidades objetivas y los
deseos subjetivos. En otras palabras, juzgamos que algo es valioso en la medida en que satisface o
ayuda a satisfacer alguna necesidad o deseo. Sin embargo, no ponemos mucha atención a las
necesidades a las que tenemos fácil acceso y que por lo tanto damos por sentadas, como el aire
limpio y el agua de los días de antaño. Para que algo sea valioso no sólo debe ser útil o placentero,
sino que también debe estar escaso o ser vulnerable, como el amor, la confianza, la buena
voluntad, la justicia, la paz y un empleo satisfactorio. Si nada escaseara, nada sería valioso -y
nunca competiríamos por alcanzar nada.

IV- ACTIVIDAD DE APLICACIÒN

Propone un hecho de reflexión axiológica (p.e. las elecciones presidenciales). Identifica


los valores que han tenido en cuenta cada uno de los actores (candidatos, prensa,
Presidente, encuestadoras, iglesia, etc). Señala cuál es la concepción axiológica de
cada uno de los actores.

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IV.- BIBLIOGRAFÍA

 Axiología - Wikipedia, la enciclopedia libre. (s.f.). . Recuperado Junio 11, 2011, a partir
de http://es.wikipedia.org/wiki/Axiolog%C3%ADa
 Bunge, M. (1999). Buscar la filosofía en las ciencias sociales. Siglo XXI.
 Ética, Moral y Axiología - Monografias.com. (s.f.). . Recuperado Junio 11, 2011, a
partir de http://www.monografias.com/trabajos15/etica-axiologia/etica-axiologia.shtml
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