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ESTADO EN COLOMBIA*
POR
ELISA LUQUE ALCAIDE**
* Trabajo para tomar posesión como Miembro Correspondiente extranjero residente en Pamplona,
España.
** Doctora en Historia de América (Universidad de Sevilla). Profesora de Historia de la Iglesia en
la Universidad de Navarra.
Nota del Director del BHA: la autora desconoce el artículo Escándalo en la Legación Pontificia de
Nueva Granada en 1861 (que se refiere a Ledochowski), publicado en Boletín de Historia y
Antigüedades, vol. 89, núm. 816, 2002, pp. 3-39.
1
Se ha escrito mucho sobre las relaciones Iglesia-Estado. Un acertado resumen del tema en:
Alberto De la Hera, “Evolución de las doctrinas sobre las relaciones entre la Iglesia y el Poder
temporal”, en Catedráticos de Derecho Canónico de Universidades españolas, Derecho Canónico,
EUNSA, Pamplona, 1975, pp. 611-651.
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2
Rosa Mª Martínez de Codes, La Iglesia católica en la América independiente. Siglo XIX, Mapfre
(“Colecciones Mapfre. Iglesia Católica en el Nuevo Mundo”, VI, 8), Madrid, 1992, p. 94, cita de
J.M. Arboleda, Vida del Ilmo. Sr. Manuel José Mosquera, Bogotá, 1956, I, pp. 122-123.
3
Fernando Díaz Díaz, “Estado, Iglesia y desamortización”, en Jaime Jaramillo Uribe (coord.),
Nueva Historia de Colombia, 2. Era Republicana, Planeta, Santafé de Bogotá, 1998, pp. 197-
222, aquí, pp. 208-209; David Bushnell, Colombia una nación a pesar de sí misma. De los
tiempos precolombinos a nuestros días, Planeta Colombiana, Bogotá, 1999 [The Making of
Modern Colombia. A Nation in Spite of Itself, University of California Press, 1996], p. 159;
desde una posición reivindicativa lo pone de manifiesto Juan Pablo Restrepo, La Iglesia y el
Estado en Colombia, Emiliano Isaza, Londres, 1885, pp. 353-374
4
Experiencia similar la expresa en el primer proyecto de Concordato con México, del 1-I-1857, el
obispo de Puebla, Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, exiliado en Roma por la reforma,
expresando que un concordato ha de ser “hijo de la necesidad”, pues considera que la independencia
de la Iglesia respecto del gobierno es una situación favorable. Da una razón “de facto”: “la Iglesia
ha caminado bien con su independencia del gobierno civil”: Manuel Olimón Nolasco, La libertad
y el liberalismo: retos a la conciencia católica en el siglo XIX, ponencia presentada en el “Tercer
seminario de especialistas sobre la reforma, la intervención francesa y el Segundo Imperio en
México”, Embajada de México-Academia de Historia de Bélgica, Bruselas, 14 de abril de 2003.
5
Mieczyslaw Ledochowski (Klimontów, Sandomierz, 29.10.1822- Roma, 22.07.1902), Delegado
Apostólico ante el Episcopado de Colombia (1857-1861); su expulsión del país por el general
Mosquera supuso la interrupción de la Delegación apostólica en Santa Fe de Bogotá. Para
suplirla, la Santa Sede otorgó jurisdicción sobre Colombia a los Delegados en Quito Francesco
Tavani (1861-1869), Serafín Vannutelli (1869-1877) y Mario Mocenni (1877-1882). En 1882 el
cambio de la política de Colombia hizo posible la designación de nuevo de un Delegado Apostólico
con residencia en la República de Colombia, siendo nombrado Juan Bautista Agnozzi (1882-
1887): José Restrepo Posada, Genealogía episcopal de la Jerarquía Eclesiástica. En los países
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que formaron la Gran Colombia 1513-1966, Ed. Lumen Christi, Bogotá, 1968. No he tenido
acceso a los libros publicados en Polonia: Zygmunt, Kowalczuk, Kardynal Mieczyslaw Halka
Ledóchowski - prymas czasów niewoli: poglady na polskie sprawy z Rzymu w ´swietle
korespondencji do tajnych administratorów archidiecezji pozna´nskiej i gnie´znie´nskiej w latach
1876-1886, Prymasowskie Wydawnictwo “Gaudentinum”, Gniezno, 2003; y Mieczyslaw
Ledóchowski, Aby pozostal nasz ´slad: dzieje rodu Ledóchowskich, Tow. Przyjaciól Ossolineum,
Wroclaw, 2002; Alois Simon, “Signification politique de la nonciature de Bruxelles (1835-
1885)”, Bulletin de I’Institut Historique Belge de Rome, núm. 38, 1961, pp. 617-648; Henri
Fassbender, “Intervention de Ledochowski, nonce à Bruxelles, en faveur de l’église de Pologne
(juin 1862)”, Archivum Historiae Pontificiae, núm. 7, 1969, pp. 379-399.
6
Archivio Segreto Vaticano (en adelante ASV), Nunziatura Apostolica in Perú, núm. 1, fasc. 2,
Relazione del Delegato Apostolico di Bogotá, Roma 10 dicembre 1861. A Sua Eminenza Revma.
Il Signor Cardinale Antonelli, Segretario di Stato di N.S. Papa Pio IX. Consta de diecisiete folios
r-v, escritos en italiano correcto, con letra pequeña y regular, por el propio informante.
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Viajó acompañado de su madre, persona de cultura y relevancia, que le presentó a Gregorio XVI:
Henri Fassbender, “Intervention de Ledochowski, nonce à Bruxelles, en faveur de l’église de
Pologne (juin 1862)”, op. cit. en 5.
8
Es interesante el propio testimonio personal en una carta al canónigo Bossaert, presidente del
gran seminario de Tournai, el 9-VII-1884: “Pour mon compte, Dieu a fait mon cœur de façon
qu’il ne sait absolument pas revenir sur les torts passés, n’importe de quelle part ils viennent: j’ai
une si grande compréhension de la faiblesse humaine, probablement parce que je connais très
bien la mienne propre, que lorsque je vois un seul effort fait par qui est en faute pour en atténuer
ou réparer les suites, je suis satisfait, et je ne demande pas davantage. [...] La douceur est toute
puissante, les reproches amers enveniment les coeurs. C’est mon caractère, Mon cher Président,
et tous les jours je m’efforce à mieux le former dans ce sens; et ne vous en étonnez pas, car
comme je désire beaucoup que Dieu ne se souvienne jamais des fautes que je puis avoir commises,
je veux à mon tort ne conserver aucune souvenance de celles que mes semblables auraient pu
commettre”: en Henri Fassbender, “Intervention de Ledochowski, nonce à Bruxelles, en faveur
de l’église de Pologne (juin 1862)”, op. cit. p. 386.
9
La nunciatura de Bélgica fue restablecida en 1842 (desde 1797 no hubo titular), aunque desde
1835 hubo un internuncio: Mons. Gizzi, en Bruselas. Le sucedió Mons. Fornari, primero como
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halló los desencuentros entre los católicos tradicionalistas con los que defen-
dían abrazar la libertad socio-política, o católicos liberales, y actuó como
moderador y conciliador10. Las leyes de enseñanza fueron, entre otras, cam-
po abierto de discusiones11.
Cuatro años más tarde, en 1865, Mieczyslaw Ledochowski fue promovi-
do a Arzobispo de Gniezno y de Poznan. Regresaba así a Polonia, sometida
a Prusia, y en la que se preveían tensiones importantes sobre la Iglesia por
parte del Imperio. Durante los primeros años de su gobierno pastoral supo
mantener buenas relaciones con el káiser Guillermo. El estallido del
“kulturkampf”, esto es, la política de acoso al clero y a los fieles católicos del
Imperio llevada a cabo sistemáticamente por el canciller Bismarck12, rompió
el equilibrio. Ledochowski mantuvo una actitud abiertamente contraria a las
leyes emanadas para todo el Imperio, que, en Polonia, fueron además acom-
pañadas por la imposición de la enseñanza de la religión en lengua alemana.
El arzobispo, procesado repetidas veces, en 1873 fue invitado por el go-
bierno a presentar la dimisión; ante su negativa fue arrestado y aprisionado
en Ostrowo (en febrero de 1874). Un tribunal civil lo depuso del cargo de
arzobispo de Gniezno y Poznan, en tanto que Pío IX, en 1875, nombró car-
denal al arzobispo prisionero. Durante tres años permaneció encarcelado y al
salir de la prisión en 1876 fue expulsado de los territorios polacos. Marchó a
Roma desde donde administró su diócesis hasta 1885, fecha en que renunció
para facilitar el entendimiento entre la Santa Sede y Prusia; mantuvo contac-
to con los temas americanos13. Trabajó en la curia romana, desde 1883 en
internuncio, abril 1842, y luego como nuncio, al que siguió, de 1843 a 1846, Joaquín Pecci,
futuro papa León XIII.
10
Henri Fassbender, “Intervention de Ledochowski, nonce à Bruxelles, en faveur de l’église de
Pologne (juin 1862)”, op. cit., pp. 384-385.
11
E. de Moreau, L’Église en Belgique des origines au début du XXe siécle, L’Edition Universelle,
Bruxelles 1944, especialmente pp. 221-226, 236-237, 239-248; Georges-H Dumont, Histoire
de la Belgique, Hachette, París, 1977, pp. 397; Alois Simon consigna la presencia de Ledochowski
en las reuniones celebradas del 2 al 4-VIII-1858; del 1 al 3-VIII-1859; del 30-VII al 1-VIII-1860
y del 29 al 31-VII-1861, en donde se debatieron posiciones tradicionalistas de Ubaghs, que
renunció a su tesis de la necesidad física de la Revelación; también se trató sobre el importante
tema de la situación del claustro de la Universidad de Lovaina: Alois Simon, Réunions des
évêques de Belgique 1830-1867. Proces-Verbaux, Ed. Nauwelaerts [“Cahiers Bijdragen”, 10]
Gante, 1960, pp. 126-134.
12
Cfr. Joseph Lortz, Historia de la Iglesia en la perspectiva de la historia del pensamiento, Ed.
Cristiandad [trad. de la edc. 23 publicada en Münster, 1965], p. 430.
13
Luis Carlos Mantilla R., “Los ‘católicos intransigentes’ en la Nueva Granada a finales del siglo
XIX. El caso de don José Manuel Groot”, en Boletín de Historia y Antigüedades, vol. 90, núm.
822, 2003, pp. 621-644: incluye dos cartas inéditas de Groot dirigidas a Ledochowski en Roma
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Es conocido que Tomás Cipriano de Mosquera (Popayán, 1798-Hacienda Coconuco, Cauca,
1878), que combatió en las guerras de la Independencia e hizo amistad con Simón Bolívar se
identificó con el proyecto bolivariano de la unidad americana.
18
Ramón Castilla y Marquesano (Tarapacá, 1797 - desierto de Tiviliche, 1867). Elegido presidente
juramentando en 1845, gobernó hasta 1851. En enero de 1855 Castilla es elegido Presidente
Provisorio. El 19 de octubre de 1856 proclama la Nueva Constitución. En Lima la Convención
fue disuelta por una insurrección (1857) y Castilla convocó a un Congreso el 24 de octubre de
1858 que lo ratifica como presidente constitucional hasta 1862. Este congreso será relevado de
sus funciones instalándose uno nuevo en 1860. El 13 de noviembre de 1860 promulgó otra
Constitución, la de mayor vigencia en la historia del Perú. Le sucede el mariscal San Román,
quien al fallecer en menos de un año de gobierno da ocasión a que Castilla permanezca en el poder
hasta el regreso de Pezet, Primer Vicepresidente. En 1864 condena la política internacional del
gobierno siendo apresado y alejado hasta las playas del Peñón de Gibraltar. En su ausencia se
produce el Combate del 2 de mayo. A su regreso es deportado a Chile por orden de Prado y desde
allí, ya septuagenario, se revela contra el derroche de la Hacienda Pública y desembarca en
Pisagua (Caleta de Tarapacá) con una pequeña escolta, siendo su propósito regresar al Perú, pero
no logra su propósito y fallece en el desierto.
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En 1843 se inició la primera etapa de gobierno del General Tomás C. de Mosquera que se
considera “abrió la era de las grandes reformas liberales”: Fernando Díaz Díaz, “Estado, Iglesia
y desamortización”, op. cit. en 3, p. 207.
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20
Como tales designa a Ospina y Arboleda, ambos del partido conservador. Mariano Ospina,
presidente de 1857-1860 y Sergio Arboleda, intelectual de prestigio, profesor y rector que
haciendo balance de los cincuenta años de independencia diagnosticó que los males del país se
debían al progresivo aumento de la burocracia, al incremento de impuestos, la ausencia de
virtudes republicanas en muchos gobernantes, la explotación de los campesinos y de las “razas
inferiores”. El único remedio era la moralización del país que debería actuarse mediante una
educación cristiana, en su opinión confiada al clero. Era el preludio de la política “regeneracionista”
de Rafael Núñez que llegaría en 1880: Cfr. Fernando Díaz Díaz, “Estado, Iglesia y desamortización”,
op. cit., p. 209.
21
En 1822 el haitiano Boyer había invadido Santo Domingo, que estuvo sometida durante veintidós
años; las diferencias culturales, religiosas y políticas hicieron estallar la sublevación dominicana
encabezada por Pedro Santana, que logró independizarse de Haití. En 1861, el año que Ledochowski
escribía su informe, Santana ofreció a España, bajo Isabel II, la vuelta al dominio de Santo
Domingo; el ofrecimiento fue acogido con frialdad por Madrid que, en 1865 devolvió la
independencia a Santo Domingo, desprendiéndose de la que fuera su primera posesión en el
Nuevo Mundo.
22
Eran las gestiones que llevarían a Maximiliano de Habsburgo (Viena, 6 de julio de 1832-México,
19 de junio de 1867), Archiduque de Austria y Príncipe de Hungría y Bohemia, de ideas liberales,
como Emperador de México (1864-1867) y que acabaron de modo desastroso. Todavía había
una cierta esperanza de que mediante esta vía se lograra una cierta estabilidad.
23
José Tadeo Monagas (Maturín, 1784-Caracas, 1868), luchó por la Independencia, y fue presidente
del país de 1846 a 1851 y de 1855-1858; con su hermano José Tadeo, que ocupó la jefatura del
Estado entre 1851-1855, se habla de la implantación en Venezuela de la era del monaguismo.
24
Juan Manuel Rosas (Buenos Aires, 1793-Swathling, Reino Unido, 1877), federalista. Elegido
gobernador de Buenos Aires (1829-1832) se alió con el caudillo de La Rioja, Quiroga, para
derrocar al general unitario Paz. Reelegido en 1835, asumió la dictadura hasta 1852, cuando fue
derrotado en Monte Caseros por Justo José de Urquiza, huyendo a Inglaterra.
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25
José Gaspar Rodríguez de Francia (Asunción, 1766-Asunción, 1840), cónsul del Paragüay
(1813-1814), compartiendo el poder con Yegros. En 1814 se proclamó dictador y se mantuvo en
el poder hasta 1840, instaurando un cerrado aislacionismo del país.
26
Francisco Robles (Guayaquil, 1811-Guayaquil, 1893), fue Presidente Constitucional del 16 de
octubre de 1856 al 1 de mayo de 1859.
27
José María Urbina (Quillón, Pillaro, 1809-Tungurahua, 1891), Presidente de las cámaras Legislativas,
Diputado por el Guayas, Gobernador de Guayaquil, Encargado de los negocios del Ecuador en
Bogotá, actuó como Jefe Supremo desde el 17 de julio de 1851 al 17 de julio de 1852, elaboró la
sexta Constitución Nacional y fue presidente del Ecuador durante el período 1852-1856.
28
Gabriel García Moreno (Guayaquil, Ecuador, 1821-Quito, 1875), Doctor en jurisprudencia por
la Universidad de Quito, Rector de la Universidad Central, Alcalde de la ciudad de Quito,
Senador de la República, Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de Chile, Ministro de
Hacienda. El 10 de enero de 1861 inicia su primera etapa como Presidente de la República (1861-
1865); la segunda (1869-1875) fue interrumpida con su asesinato, el 6 de agosto de 1875,
durante una campaña desencadenada contra él tras su reelección en ese año. Durante su mandato
prosperaron las grandes obras públicas, elevó la situación económica-social del país y se reformó
la enseñanza. Su presidencia estuvo marcada por la proclamación de una Constitución
conservadora.
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ción del país. García Moreno debería afrontar, sin embargo, la presión de sus
vecinos, el Perú de Castilla, que exigiría el cumplimiento del tratado de paz,
y la Colombia de Mosquera, con su política expansionista. García Moreno
que sorteó estos dos embates externos, caería al final por la oposición interna.
Para el Delegado Apostólico el Perú, por sus riquezas y por sus fuerzas
armadas, era la República de más peso entre las correspondientes a la Dele-
gación Apostólica y la segunda de América del Sur, después de Chile. El
Perú disfrutaba de unas rentas anuales de 20 millones de escudos, producto
del comercio del guano de las islas Chinchas que abastecía a los Estados
Unidos de América del Norte y a los países de Europa; a esos ingresos se
deberían sumar los derechos de aduana. Las fuerzas armadas del Perú, su
marina de guerra y el ejército de tierra, eran excesivas, a su parecer, para las
necesidades del Estado peruano.
En el plazo de unos 40 a 50 años preveía Ledochowski que se agotaría el
guano y tras ello el país iría a la deriva por la pésima administración pública.
La corrupción de los funcionarios y las inversiones para fomentar las revolu-
ciones de los países vecinos dilapidaban los ingresos. A la vez no se promo-
vían la industria y la agricultura; no había una política viaria que fomentara el
comercio de los productos agrícolas o metalúrgicos; los ciudadanos carecían
de hábitos de trabajo.
Los gobernantes del Perú, trataban con prepotencia a las repúblicas cer-
canas, fomentando en estos países la enemistad hacia el vecino poderoso.
Bolivia y Ecuador debieron interrumpir sus relaciones diplomáticas con Perú,
aunque las reanudaron después; los representantes de Inglaterra y de Chile
fueron asesinados. El General Castilla parecía haber monopolizado la presi-
dencia del país y con los recursos que disponía acallaba cualquier oposición.
Relaciones Iglesia-Estado
Las iglesias que vívían en las repúblicas surgidas en la antigua América
Española habían recibido de sus gobiernos daños similares. Y Ledochowski lo
constata en las cuatro iglesias de las que informa: tres de ellas en régimen de
patronato republicano, la de Colombia en régimen de separación Iglesia-Estado.
Además, los obispos de esas iglesias, dotados de amplísimas facultades
derivadas de la praxis colonial, especialmente en el tema del matrimonio,
permitían abusos por su desconocimiento de las leyes eclesiásticas29.
29
Las facultades amplias de los obispos americanos eran complejas; de hecho este tema preocupaba
en Roma. Diez años antes del informe de Ledochowski, el 24 de marzo de 1851, la Congregación
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De hecho los siguientes Delegados apostólicos de Colombia, Francesco Tavani (1861-1869),
Serafín Vannutelli (1869-1877) y Mario Mocenni (1877-1882), tuvieron su sede en Quito y,
desde allí atendieron los asuntos eclesiales de Colombia.
33
Después de los chilenos, fueron los peruanos los que más intervinieron en las sesiones del
Concilio Vaticano I: Cfr. Elisa Luque Alcaide, “Conciliares de los estados latinoamericanos en el
Vaticano I y la Pastor Aeternus”, en Walter Brandmüller & Johannes Grohe, I Pâdri della Chiesa
e le scuole teologiche nei Concili, Ferdinand Shöning, Padeborn, 2004, pp. 511-539.
36 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES – VOL. XCII No. 828 – MARZO 2005
34
Francisco de Paula Vigil (Tacna, 1792-Lima, 1875), ordenado sacerdote en 1818, fue diputado
por Arica (1826-1827). Liberal, desterrado a Chile por oponerse a los intentos hegemónicos de
Simón Bolívar, en Marcelino Cuesta Alonso, “Las relaciones Iglesia-Estado en la polémica entre
Pedro Gual Pujadas y Francisco de Paula González Vigil”, Anuario de Historia de la Iglesia,
Pamplona, 9, 2002,. pp. 435-443.
35
Cfr. Elisa Luque Alcaide, “Debate sobre la intervención del clero en la vida pública colombiana
(1873-1875)”, en Boletín de Historia y Antigüedades, Santafé de Bogotá, vol. 90, núm. 820,
2003, pp. 99-124.
36
Añadía que no informaba sobre los diezmos, por haberlo hecho en otras ocasiones y recogerse
en los puntos que debería tratar el Concilio Provincial de Bogotá que se convocase en cuanto
fuera posible. La situación del país en el momento en que escribe no permitía avanzar propuestas
de acuerdo. El concordato con Roma sólo llegaría en 1887 bajo el gobierno de Rafael Núñez:
Rosa Mª Martínez de Codes, La Iglesia católica en la América independiente. Siglo XIX, op. cit.
en 2, pp. 205-206.
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37
Lorenzo Barili (Ancona, 1801-Roma, 1875) fue Delegado Apostólico en Colombia de 1851 a
1857. Durante su mandato tras la guerra civil hubo de reclamar con el arzobispo Mosquera las
leyes del gobierno liberal por las medidas del nombramiento de párrocos por los cabildos
municipales; en Venezuela detectó con perspicacia la presión de Monagas; el 1-XI-1857 fue
consagrado en Ancona Arzobispo in partibus de Tiana por el Cardenal Brunelli y nombrado
Nuncio de España el 13-XI- 1857. Creado cardenal el 13-III- 1868; fue promovido el 6-IX-
1872, Prefecto de Indulgencias y reliquias de la curia romana. Cfr., Gustavo Ocando Yamarte,
“La Iglesia en Venezuela ante el nuevo Estado”, op. cit. en 13, pp. 428-429.
38
ASSS, pos. 179, fasc. 354, ff. 88r-89r: Delegazione Apostolica della Nuova Granata: resumen de
los cuatro puntos de interés en poner en conocimiento del Delegado Apostólico; ff. 90r-95r:
Particolare istruzione per Mgr. Ledochowski, Delegato Apostólico nella Nuova Granata in aggiunta
alle istruzioni generali di Mgr. Barili, le quali restano pur confermate, Segreteria di Stato, 12-XI-
1856; Fogli in cui il S. Padre ha fatto alcune correzioni: 1856: ibid., ff. 100r-103v.
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los derechos que por divina institución le competen”, y suprimir “las leyes
que lesionan estos derechos”39.
La visión romana de la separación Iglesia-Estado, en el contexto del
iuspublicismo generalizado en el momento que nos ocupa40, está expresada
en las Instrucciones a Ledochowski. La ley de separación es calificada como
“cismática” y se la describe como “grave injuria a la Iglesia y al Papa”. Es
más, habría sido motivo para la salida inmediata del representante pontificio
en la Nueva Granada. Sin embargo, Roma considerando las necesidades
espirituales de los fieles, determinó que Mons. Barili cesase como Enviado
extraordinario ante el gobierno y permaneciera en Bogotá sólo como Dele-
gado Apostólico.
Ahora bien, a pesar de la posición expresada, Roma reconoce en las Ins-
trucciones a Ledochowski que el resultado de esta decisión había sido muy
provechoso. En efecto, Barili gozó de plena libertad en el ejercicio de su
delegación para atender las necesidades de las iglesias y se pudo proveer con
libertad las sedes episcopales del país. Es decir, en 1856, ya en Roma se tenía
una cierta experiencia positiva del régimen de separación con el Estado. De
otra parte, las instrucciones romanas al nuevo Delegado ponían de relieve
que la Iglesia en Nueva Granada había conservado la fe inmune a toda here-
jía y mantenía firme la unidad con Roma; esto es, tenía una madurez cristiana
capaz de sostener una Iglesia que no recibía la ayuda del Estado.
En resumen, Roma en 1856 veía como meta deseable para Colombia el
restablecimiento de las relaciones entre ambas potestades. Pero, el gobierno,
añadía el escrito de 1856, persistía en mantener el falso sendero de la separa-
ción y no se tenían noticias ciertas de que quisiera cambiarlo. Era cierto que
Mons. Barili había escrito alguna vez que los gobernantes de Colombia le
habían expresado el deseo de ver reunido el Estado y la Iglesia, pero lo de-
claraban con poca firmeza y tal vez con el deseo de que la Santa Sede diera
el primer paso de acercamiento para después rechazarlo el gobierno. Barili
no se empeñó en el tema: había alabado el gesto, pero se excusó porque no
tenía instrucciones al efecto. Ledochowski debería seguir esa misma con-
ducta: lejos de oponerse, la alabará y añadirá que referiría a la Santa Sede
para conocer las condiciones que deberían señalarse para la reunión espera-
da. Se le hace hincapié al Delegado para que informe sobre qué temas estaría
39
ASSS,pos. 179, fasc. 354, f. 88r.
40
Una visión sintética del proceso de cambio del iuspublicismo imperante antes del Vaticano II, en
Carlos Soler, Iglesia y Estado. La incidencia del Concilio Vaticano II sobre el derecho Público
Eclesiástico, EUNSA, Pamplona, 1993, con una seleccionada bibliografía.
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41
Ledochowski, que había recibido a José Ignacio Eyzaguirre (1824-1875), presbítero chileno,
famoso orador, teólogo y senador de la república en 1854, viajó por los países americanos y
propuso a la Sede romana la erección de un seminario en Roma para formar a futuros sacerdotes
de América latina; sería el Colegio Pío Latinoamericano que se inició bajo su dirección en 1854.
Ledochowski muestra conocer bien el proyecto.
42
Ledochowski había informado desde Bogotá, el 16 de mayo de 1860, sobre las nuevas misiones
a Propaganda Fide: pedía dos patentes en blanco para nuevos misioneros. El 15 de febrero de
1861 agradecía las dos patentes enviadas; el 19 de marzo de 1861 informaba del trabajo de los
misioneros redentoristas en Casanare: Félix Zubillaga, “La Sagrada Congregación de Propaganda
Fide y la América española del Ochocientos”, en Josef Metzler (Ed.), Sacrae Congregationis de
Propaganda Fide rerum 1622-1872, vol. III /1, 1815-1972, aquí p.629, texto y citas 260-262.
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Consideraciones conclusivas
Cuatro años de permanencia en la América sureña, habían permitido al
polaco Mieczyslaw Ledochowski adquirir una visión realista y perspicaz de
la situación sociopolítica y eclesial de los países que como Delegado Apos-
tólico le habían sido encomendadas.
Las cuatro repúblicas, diversas entre sí, se habían consolidado como nacio-
nes bajo un régimen constitucional. Frente a la opinión más común en Europa
de la homogeneidad de las naciones surgidas en la antigua América hispana, el
Delegado Apostólico había constatado la propia identidad de cada una de ellas
y lo daba a conocer a la Sede romana que, de este modo, poseía ya en 1861
este dato de primera mano a treinta años vista del Plenario Latinoamericano, a
pesar de que la historiografía sostiene con frecuencia lo contrario45.
El asentamiento de las cuatro repúblicas se había ido realizando en medio
de una lucha por el poder que desestabilizaba el orden constitucional en perío-
dos más o menos largos: en Colombia se disponía de mayores etapas de orden,
en Venezuela el conflicto era incesante. La crisis del guano en el Perú tras una
abundancia desaprovechada se presentaba amenazadora. En Colombia, don-
de en el momento en que escribía imperaba el conflicto, detectaba síntomas de
recuperación: “el pueblo es trabajador y constante y la sociedad cuenta con
políticos preparados y de buenas ideas que podrán dar la vuelta al país”. En
Ecuador la figura de García Moreno ofrecía esperanzas de orden y paz.
En esa situación crítica vivían unas iglesias con unos fieles enraizados en
la fe cristiana y con una piedad acendrada, dimensión que destacaba en el
43
El gobierno federal había ofrecido 4.000 pesos fuertes que no hizo efectivo; el Delegado Apostólico
obtuvo un depósito en valores públicos que depositó con otros dos documentos relativos a los
fondos de misiones a la tutela del Barón de Goury, ministro de Francia en Bogotá, para que los
devuelva al próximo Delegado Apostólico que vaya acreditado a Bogotá: Relazione del Delegato
Apostolico di Bogotá, op. cit. en 6, f. 14r-v.
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Dos de los tres redentoristas fallecieron antes de la Revolución. Ledochowski se disponía a pedir
el envío de nuevos religiosos cuando ocurrió su expulsión y se llevó al tercero consigo a Europa.
De los sacerdotes españoles de San Martín se ha tenido noticias de que ante las revueltas se
adentraron en el desierto y se ha perdido su pista: Relazione del Delegato Apostolico di Bogotá,
op. cit. en 6, f. 14r.
45
Antón Pazos & Diego Picardo, El Concilio Plenario de América latina. Roma 1899, Vervuert-
Iberoamericana, Madrid, 2002.
42 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES – VOL. XCII No. 828 – MARZO 2005
46
Su acción en el Congreso de Malinas de 1863, logró aplacar la discordia de los conservadores
belgas frente a las afirmaciones sostenidas por Montalembert: Carta de Ledochowski al Secretario
de Estado, Cardenal Antonelli, 19-I-1864: en Henri Fassbender, “Intervention de Ledochowski,
nonce à Bruxelles, en faveur de l’église de Pologne (juin 1862)”, op. cit. en 5, p. 396, nota 47.
47
“Les œuvres des hommes ne sont pas parfaites; le mal se trouve à côté du bien, l’erreur à côté de
la vérité. Il en est ainsi de la Constitution belge. Elle consacre quelques principes que je ne saurais
approuver comme pape; mais la situation du catholicisme en Belgique, après une expérience d’un
demi-siècle, démontre que, dans l’état actuel de la société moderne, le système de la liberté établi
dans ce pays est le plus favorable à l’Église. Les catholiques belges doivent donc non seulement
s’abstenir d’attaquer la Constitution, mais ils doivent la défendre”: el Papa escribía a los belgas
en marzo de 1879 cuando se iban a cumplir los cincuenta años de la Constitución: E. de Moreau,
L’Église en Belgique, op. cit. en 11, p. 247.
48
Concilio Plenario Latinoamericano de 1899, tit. I, cap. X, art. 81: Cfr. Elisa Luque Alcaide,
“Conciliares de los estados latinoamericanos en el Vaticano I y la Pastor Aeternus”, op. cit. en 33.
LUQUE ALCAIDE, E.: LIBERTAD ECLESIAL Y SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO... 43
49
León XIII, Carta apostólica Trans Oceanum, 18-IV-1897, en Leo XIII Pontificis Maximi Acta,
Akademische Druck, Graz 1971, vol. XVII, pp. 100-107
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Luis Médina Asensio, Historia del Colegio Pio Latino Americano (Roma, 1858-1978), Jus,
México 1979. En la primera promoción de alumnos hubo cinco neogranadinos; el grupo más
numeroso fue de los argentinos, con algunos ecuatorianos y peruanos; de México se incorporó
por azar en 1860 Ignacio Montes de Oca; diez años después, en 1870, llegaron los cuatro
siguientes desde Michoacán a petición del arzobispo de México, Pelagio Labastida y Dávalos,
que se encontraba exiliado en Roma: Cfr. Laura O’Dogherty, “El ascenso de una jerarquía eclesial
intransigente, 1890-1914”, en Manuel Ramos Medina (comp.), Historia de la Iglesia en el siglo
XIX, El Colegio de México, El Colegio de Michoacán, Instituto Mora, UAM-Iztapalapa, Condumex,
México, 1998, pp. 180-198.