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EL APERO PERUANO, SUS PARTES Y USO.

Hace muchos siglos, cuando los hombres tuvieron la necesidad de gobernar


el caballo para montarlo, se sirvieron de las crines para dirigirlo. Pronto, sin
embargo, empezó la historia de la equitación y con ella, la de los arreos o
aperos. Henry Mitrani lo recuerda en un valioso libro titulado Historia del
Caballo Peruano de Paso. Ahí señala que hace varios miles de años el hombre
ideó una correa que ató a la mandíbula inferior del equino, luego inventó la
silla de montar, más adelante las espuelas y por último los estribos. "Se pasó
a la barra transversal o bocado, que se aseguraba a la boca del caballo por
medio de la cabezada". Conforme pasaron los años, los arreos y el modo de
montar sufrieron grandes transformaciones, gracias al desarrollo de técnicas
de adiestramiento y de equitación. Este aprendizaje se acumuló y trasmitió
oralmente de generación en generación.

Cuando el caballo llegó al Perú, el apero traído por los españoles -que a su
vez fue herencia de los musulmanes moros que ocuparon la península
durante varios siglos- soportó nuevas transformaciones para adaptarse a los
usos y características de la nueva tierra. Según Mitrani, "el origen de la
montura peruana se halla en la cálida región de Piura, pues en ella se utiliza
hasta hoy el conocido lomillo, aparejo usado por las acémilas para el
transporte de carga". En 1999, el gran criador de caballos peruanos de
paso José Antonio Dapelo Vargas publicó “El Caballo Peruano de Paso.
Su Enfrenadura y el Apero Nacional”, libro indispensable que describe
con minuciosidad el mundo de los caballos de paso, los vocablos
tradicionales para designar su actividad, así como las piezas necesarias para
aperar un caballo y la manera correcta de hacerlo. Es una suerte de manual
imprescindible para chalanes, artesanos, en-frenadores y personas
vinculadas al tema, porque preserva la tradición y permite continuar
avanzando en la crianza y adiestramiento de estos equinos únicos en el
mundo. En esta obra el autor destaca.
EL TERNO DE CABEZA O JATO

Esta pieza llevará el mínimo de elementos para el uso de los hombres y el


mayor número de estos, si las usuarias son mujeres. En algunos casos, el
cabestrillo y las riendas solo requieren las piezas indispensables, como son
pasadores, botones y un ocho giratorio en la rienda. La elegancia está en el
embarrilado que, en algunos casos, lleva primorosos diseños hechos con
maestría, con un peso promedio aproximado de 700 gramos de plata. Los
tejidos, también llamados «lomo de pescado», pueden ser empedrados u
ochavados y llevan de veinte a cincuenta y dos hebras. Los de los hombres
son hechos en cuero de res; los de las mujeres, en cuero escogido de chivo y
siempre de un solo color. Para los entendidos, el jato es la pieza más hermosa
del apero peruano. El terno de cabeza o jato se compone a su vez de:
•La jáquima. Es la primera pieza que debe colocarse al caballo, pues con su
complemento, el cabestrillo, se sujeta al animal. En la parte alta llevará un
agarrador, que es una pieza trenzada con dos pasadores y botón que asegura
el tapa ojo, bozalillo o gamarrilla, y la cabezada. Todos los pasadores deben
ser embarrilados. Son dieciséis las piezas que componen la jáquima con un
peso aproximado de 250 gramos de plata: ocho pasadores grandes que irán
fijos, tres botones, tres pasadores chicos movibles, un ocho fijo, y un ocho
giratorio que sirve para unir el cabestrillo. El cabestrillo es una pieza
complementaria de la jáquima. Mide 3,50 metros de largo aproximadamente.
Cuando se usa pellón, el cabestrillo deberá estar enrollado y puesto sobre la
mitad del abanico de la montura y debajo del pellón, pero sin estar atado a
nada. El cabestrillo se compone de seis piezas: cuatro anillos, un pasador y
un botón. Su peso aproximado es 53 gramos de plata.
•El tapa ojo. Es necesario, aunque no indispensable en las primeras sillas,
para darle tranquilidad al caballo y al chalán en el momento de montar. Se
usa durante el amanse, recorte de cascos y curaciones. Antiguamente, los
caballos de las señoras llevaban tapa ojos revestidos en plata (y
ocasionalmente en oro) con sus iniciales labradas. Se compone de nueve
piezas con un peso de 60 gramos de plata. Estas son: tres piezas unidas entre
sí que sujetan el tapa ojo, dos piezas por donde corre el cordón, dos anillos
en el cordón, un ocho fijo y una puntera o lágrima.
•La cabezada. Aquí es donde se luce una fina trenza de esterilla, es muy
elegante y otorga valor y mérito. De esta pieza pende el bocado con dos
pasadores y dos botones. En algunas cabezadas norteñas se usan dos
mosquetones de metal de donde pende el bocado. Consta de diecinueve
elementos: ocho pasadores grandes fijos, una hebilla sin hebijón (o sea
corrediza para dar la altura del bocado), un pasador grande, una puntera
grande, dos chunchos, dos anillos, dos pasadores chicos y dos botones. El
peso total es de 170 gramos de plata.
Las riendas forman parte de la cabezada. Sirven para dirigir al equino. Cada
lado se llama «seno» y van unidos al «azote» por medio de un ocho giratorio
que termina en la «penca». El azote no debe ser más largo que los senos para
que no arrastre. No es aconsejable anudarlo y menos aún pasarlo por detrás
de la cintura del chalán. Las riendas y el azote tienen que ser trenzados de
mayor a menor grosor al llegar al ocho giratorio. A esto se le denomina
«senos vaciados».
Las medidas ideales son: 1,35 m de largo para los senos, 0,85 m para el azote
y 0,25 m para la penca. Las riendas llevan ocho anillos, cuatro en cada uno
de los senos, dos pasadores chicos corredizos, dos botones y un ocho
giratorio.
El bocado también forma parte de la cabezada. Es un complemento
importante del apero nacional y es típicamente peruano, aunque con un ligero
parecido a las antiguas piezas españolas, sobre todo en el puente y en las
piernas. Su uso es similar, pero nuestra manera es otra, pues la enfrenadura
peruana es diferente y única en el mundo.
Para poner el bocado, lo primero que debe hacerse es observar la boca del
caballo para ver si sus asientos terminan en triángulo o en punta, si son
redondos o boquiconejanos. Luego se examina el ancho de los labios y,
finalmente, el comportamiento del animal con el bozal, si está estrellado,
encarado, perpendicular o empicado. Solo así se sabrá qué tipo de bocado
emplear y la altura de su colocación.
•El bozalillo. Evita que el caballo abra la boca. Puede ser totalmente
trenzado o de metal en forma de media luna o bisagra. Tiene cinco piezas
que pesan 17 gramos de plata. Son: una hebilla con hebijón, un pasador, una
puntera y dos argollas en los extremos de la hocicada.
•La gamarrilla. No es parte del terno de afición sino, más bien, una pieza
que sirve para adiestrar al caballo cuidando sus asientos (la embocadura).
Las correas con agujeros graduables permiten corregir el ajuste a la ternilla
del animal. Consta de una hebilla con hebijón en la parte alta, un pasador,
una puntera, una media luna de metal (que puede tener una o más bisagras),
dos hebillas chicas (para graduar el ajuste de la gamarrilla a través de las
correas que pasan por las ventanas del bocado a la ternilla del animal) y dos
pasadores.

LA FALSA RIENDA
Es la pieza principal para el quebranto y luego para el embozalamiento del
caballo. Los senos son más gruesos y vaciados; la falsa rienda tendrá dos
embarrilados gruesos a cada lado denominados «bordones» que van sujetos
al seno de la falsa rienda y no deben ser corredizos. Los senos tienen 1,40 m
de largo, el azote 0,85 m y la penca 0,25 in. El tejido es en cuero de res
empedrado u ochavado de trenza gruesa con dos pasadores, dos botones (que
pueden ser de cuero o de metal), y un ocho giratorio que une el azote y la
penca. En las mulas estos elementos tienen mayor peso y grosor. Es una
pieza de trabajo no de lucimiento. La hocicada va unida a la falsa rienda por
medio del bozal, que es una circunferencia trunca de 0,40 m con dos orificios
en los extremos. Es de cuero trenzado, de grano grueso empedrado u
ochavado, que hace juego con la falsa rienda. Va atada en forma especial a
un tiento sobado.
Esta pieza se coloca a tres dedos de altura de los ollares del caballo.
Solamente lleva una hebilla con hebijón, y puntera en la parte de la nuca. En
el bozal van dos orejas de cuero crudo torcido de 0,08 m de diámetro
separados entre sí a 0,04 m. No debe usarse ni botón ni embarrilado en medio
porque causará daño al animal; más bien puede ponerse un pequeño fieltro
para cuidar la ternilla.
MARIMACHOS
Son ternos de cabeza o jatos simplificados pues no llevan cabezada aparte.
Los hay de lujo y sin cabestrillo para uso de mujeres, y de trabajo. En algunos
casos, en lugar de cabestro se usa un lazo para lacear rápidamente al animal.
Generalmente son trenzados, aunque también pueden ser de suela o cuero
crudo.
LA MONTURA PERUANA

Tiene antecedentes en las monturas españolas y portuguesas. Según su uso o


región se dividen en: montura de cajón o de basto relleno de lana, de medio
basto o pata de cabra, de buche de paloma y de lado o de señoras.
La montura de cajón es conformada por un casco, arzón o fuste de madera
forrada en cuero crudo. Lleva un cargador de una sola pieza que va de un
lado a otro de la montura, con un doblez en el que van las hebillas
llamadas arrices y de donde penden las aciones.
El contrafuerte es la correa clavada al fuste de la silla, lleva una media luna
de metal a cada lado para el uso de doble cincha. Esta pieza sujeta la correa
llamada contracincha, la que a su vez sujeta la cincha. La guarnición puede
ser llana, repujada o calada. Consta de caídas, tiros, retranca, florón, cruceta
y culebrillas. El peso de las piezas de plata para la guarnición es de 0.35 kg.
La baticola es una correa de cuero graduable que sirve para sujetar la
montura. Es una de las piezas más características de nuestro apero y no es
común encontrarla en otros países de América, aunque se usa en España y
Portugal. Sirve para evitar el desplazamiento de la montura hacia adelante
en terrenos agrestes.
La carona es una pieza de suela que se coloca debajo de la montura y encima
de la jerga o fieltro y sirve para protegerla del sudor del caballo. Es labrada
y su diseño es igual al de la falda de la montura, con guardilla o llama.
El fieltro es una pieza gruesa de lana que se usa bajo la carona. No es
indispensable, aunque sí recomendable.
La jerga es un manto de lana tejido a mano. Se usa doblada en cinco partes
y sirve de sudadera.
La montura de medio basto o pata de cabra lleva los bastos recortados casi
en la mitad. Es la montura más suave y cómoda para cabalgar con pellón o
sin él. La montura de buche de paloma tiene el fuste, casco o arzón en forma
redondeada. No lleva basto y es la más usada en el norte del país.
La montura de lado o de señoras lleva un fuste parecido al de la montura de
buche de paloma, con el agregado de dos salientes curvas que sirven para
sujetar la pierna derecha de la señora. Lleva cincha, contracincha y correa de
cinchar al igual que las monturas anteriores, pero además tiene una correa de
cuero adicional para sujetar la falda de la montura.
EL APERO PERUANO
Los estribos
Sirve para que el chalán apoye los pies. El estribo peruano es de cajón
cantoneado llano o labrado, hecho a mano en madera de olivo, guanábano,
naranjo, pacae o arabisco, con piezas de plata u otro metal. La forma es de
pirámide trunca y es único en América. Lleva cuatro punteras fijas
obligatorias, dos varillas perpendiculares, una pieza fija llamada «campana»
de la que sale otra en forma de mano en la cual se coloca la espiga. En la
montura de lado se usa un estribo de cuero repujado o plata labrada llamado
zapatilla. Puede llevar adornos de piedras preciosas y las iniciales de su
propietaria.
El pellón
Es una de las piezas más singulares de nuestro apero y solo existe en nuestro
país. Es un manto de lana hecho a mano de forma trapezoidal que se coloca
sobre la montura para dar mayor comodidad al chalán. El más valioso es el
pellón de San Pedro de Lloc, de allí nombre de sampedrano, aunque también
el de Chota es muy cotizado. Está confeccionado con hebras de lana de
carnero finamente terminadas en una o dos puntas. Su valor depende de la
finura de las hebras trenzadas.
La manea
Pieza de trenza común que sirve para trabar el caballo y evitar que se mueva
cuando se desmonta y no hay lugar apropiado para atarlo. Está formada por
dos piezas, que en sus extremos llevan un pasador y un botón unidos por una
argolla.
El acial
Instrumento que sirve para presionar el lado superior caballo. Se emplea
cuando se va a herrar, inyectar o tusar a los animales.
El pecho petral
Es una pieza de cuero fuerte que sale de la mitad de cincha hacia adelante y
se bifurca hacia los lados por medio de una argolla, antes de unirse a la
montura. Es muy usado en la sierra para evitar que la montura se corra hacia
atrás. El premio que se entrega a los campeones en los concursos, también
se llama «pecho petral», aunque no sirve para este fin.
El bajador
Es una correa de cuero fuerte de dos centímetros de ancho que se coloca de
la mitad de la cincha hacia adelante y pasa debajo del tiento que ajusta el
bozal. Esto obliga al caballo a encararse debidamente al momento de
sentarlo.
El lazo
Es de cuero trenzado de más de cuatro hebras. Mide de diez a doce metros y
sirve para lacear o pialar un animal. Lleva una argolla de metal en un extremo
y en el otro, un cuero sobado no trenzado en forma de oreja, que se asegura
a un botón en el extremo del lazo. Cuando se lacea un animal bravo es mejor
hacerlo por el lado del botón para evitar ser cogido o que el caballo se
ahorque.
El chicote
Comienza con un mango o cabo de madera de naranjo o de yoke de 0,40 m
de largo, eslabonado a un trozo de cuero plano de 0,20 m que continúa con
una pieza trenzada de 1,20 m de longitud, seguida de otra de 0,80 m y termina
con el puntal en varias puntas de cabuya o crin retorcida. Sirve para los
arreadores de ganado.
Las espuelas
Son el accesorio de la vestimenta del chalán. Son de metal blanco o de plata.
Pueden ser llanas, labradas o biseladas con punta de cebolla o de cabeza de
culebra donde se coloca la roseta. Esta es de fierro con cinco puntas para
mayor castigo, o seis para menguarlo. Lleva una correa con agujeros y una
hebilla doble con pasador y puntera. Complementa la espuela, la talonera de
cuero repujado, igual que el de la montura. Hay espuelas roncadoras porque
hacen ruido y son adecuadas para animales lerdos; y otras, llamadas
marimacho. En general sirven para acicatear al caballo. El peso de las
espuelas debe ser de 500 gramos de plata.

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