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Observaciones generales de la participación del FORO 2

En primer lugar, agradecemos la participación, la tarea de volcar sus impresiones orientadas por
la consigna es fundamental para promover el aprendizaje de nuevos conceptos que nos ayuden
a pensar la realidad desde otra óptica. Lo que sigue son consideraciones generales de sus
participaciones, para que puedan seguir pensando, vuelvan a los textos leídos y profundicen los
temas vistos.
Observamos, según lo leído y los comentarios parciales que ya se fueron haciendo, cierta
tendencia a identificar situaciones que entrañan “falsos problemas éticos”. Específicamente, se
trata de simples conflictos de interacción médico-paciente resultado de falta de interés,
predisposición y/o tiempo de escucha; escases de información adecuada, de respuestas atinadas
o equivocaciones técnicas en base a diagnósticos apurados, inadecuados o inexistentes. Sin
embargo, lo interesante de todos los relatos es que empiezan a detectar instancias conflictivas
cotidianas en la interacción médico-paciente que pueden prevenirlos en su próxima práctica
profesional: el paciente se acerca con un padecimiento. El síntoma o malestar tiene siempre
una dimensión subjetiva que es necesario contemplar y respetar. Varios de los casos
presentados no entrañaban específicamente problemas éticos y ahí es donde la precisión teórica
debe guiar la interpretación de lo cotidiano para superar el sentido común, muchas veces
cargado de prejuicios instituidos que hay que poder identificar, cuestionar y superar.
Para diferenciar entre situaciones que entrañan problemas éticos y situaciones simplemente
conflictivas, además de afinar la lectura del material teórico hasta el momento visto, puede
servirles conocer las “máximas de conversación” sugeridas por el filósofo inglés Paul Grice
(1913-1988) y que tiene como base la idea de que cuando los sujetos hablan debe haber entre
ellos una relación de cooperación. Para esto, enumera 4 máximas, de una buena conversación:
Máxima de cantidad: refiere a que lo dicho contenga tanta información como sea necesaria,
esto implica dejar afuera aquella información que no se requiera en ese momento específico.
Máxima de calidad: esta máxima refiere a la veracidad, es decir, no afirmar lo que se crea falso
o aquello que sea incomprobable, por ejemplo, diagnósticos que requieran de pruebas de
laboratorio, imágenes, u otros estudios.
Máxima de pertinencia o relevancia: que lo que se hable sea oportunamente relevante,
identificar la relevancia de la respuesta a dar tiene que ver con una escucha activa/receptiva
sobre el problema/dolencia presentada.
Máxima de modo o manera: esta máxima remite al modo en que se dicen las cosas en una
conversación y tiene como intención privilegiar la claridad y el orden, por ejemplo, en las
indicaciones y evitar las ambigüedades, ya sea en aquello que se recomiende como en el trato
general que se brinda a la persona, por ejemplo, evitar la ironía.
El encuentro entre médico y paciente es una situación comunicacional que tiene lugar en un
contexto (hospitalario, de consultorio, etc.) y que entraña una concepción cultural (es correcto
hablar de cultura hospitalaria) que conlleva una asimetría: el paciente busca acceder al saber
médico para aliviar un padecimiento, cualquiera sea la índole de este.
Nuevamente, se trata de un pequeño punteo teórico desde la teoría de la comunicación, para
repensar cuestiones que nos suceden todo el tiempo. La teoría ya sea filosófica, jurídica o social,
nos permiten tomar distancia y reflexionar sobre los sucesos de la vida diaria y cuestionar
hábitos que terminan por instalarse en la práctica profesional médica.
En el mismo sentido, las nociones y conceptos teóricos vistos hasta el momento en esta materia,
debe orientarlos para identificar el modo en que se construyen los argumentos a los que
recurren las personas en determinadas situaciones dilemáticas. Esto requiere una práctica

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analítica y esto significa separar y sopesar desde una perspectiva social, universalizable y
políticamente responsable, los valores puestos en juego por cada uno de los participantes: quién
dice qué, sobre qué cuestión, en qué momento, situación y contexto. Al respecto, vuelvan sobre
el texto de Luna-Salles donde explica la teoría y los principales enfoques éticos. Ahí señala que,
la moralidad es el conjunto de normas y creencias que regulan la evaluación de la conducta, en
la conformación de esas normas y creencias influyen las tradiciones y costumbres sociales
extendidas, por eso la moral experimenta cambios en el tiempo y es histórica. Estableciendo una
distinción, el texto señala que hay dilema ético cuando dos derechos defendibles entran en
tensión, porque sólo uno puede defenderse a expensas del otro. Lo que están haciendo las
autoras es establecer diferencias de grado entre la conducta moral aprendida en la práctica, el
dilema ético y la reflexión crítica que sobre estos asuntos ofrece la ética o filosofía moral y es
aquí donde se encuentra la tarea que nos propone la materia, la reflexión sobre los asuntos de
conflicto ético que pueden presentarse en la práctica médica. De este modo, la ética se
concentra en el fenómeno de la moralidad. La meta-ética analiza lo términos y métodos de
razonamiento, examina el significado y el sentido de los juicios de valor que subyacen en las
argumentaciones. La ética normativa tiene por objetivo guiar los juicios y pautas generales y la
aplicación concreta del razonamiento ético en las situaciones dadas. Acá se coloca la práctica de
la Bioética.
Finalmente, lo que hasta el momento debe quedar claro, y esperamos que el parcial haya
contribuido a resaltar, es que la bioética tiene un carácter dialógico e interdisciplinario, y un
espíritu necesariamente crítico en el sentido de desestabilizador/cuestionador de las
construcciones conceptuales heredadas/instituidas/asumidas como dadas.

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