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Universidad de Concepción

Carrera de Artes Visuales

Transformaciones de los lenguajes plásticos-visuales

DANIEL SEBASTIAN CISTERNA MONJE


CRISTIAN ALEJANDRO GONZALEZ OPAZO
MARIANA CAROLINA HORMAZABAL NEIRA
CONCEPCIÓN-CHILE
2016

Profesor: Javier Ramírez Hinrichsen


Asignatura: Manifestaciones Artísticas II
Dpto. de Artes Plásticas, Facultad de Humanidades y Arte
Universidad de Concepción
(Hauser, 1957) (Francastel, 1972)
El principal objetivo del presente ensayo es responder a la interrogante ¿CUÁLES SON LAS
TRANSFORMACIONES DE LOS LENGUAJES PLÁSTICOS-VISUALES A CONTAR DEL QUATTROCENTO —
1400— (RENACIMIENTO ITALIANO)? planteada en el ramo de Manifestaciones artísticas II mediante el desarrollo
de una reflexión crítica en relación a la cita del libro del muralista mexicano David Siqueiros Como se pinta un mural.
Dicha reflexión será fundamentada a través de conceptos, ideas y contenidos expuestos en el propio ramo, y a su vez
a través de citas, juicios y opiniones vertidas principalmente los autores Arnold Hauser y Pierre Francastel.

Primeramente es necesario acotar consideraciones en cuanto al concepto UNITARIO planteado por David
Siqueiros, pues este concepto puede ser tratado en relación a dos factores artísticos diferenciados: La disciplina
artística y el estilo artístico. En relación al primer significado, se reconoce como la diferenciación entre las diferentes
formas de expresión artísticas; la escultura, pintura, arquitectura, policromía, etc. Por otro lado, al referirnos al
concepto unitario en cuanto al estilo artístico, hablamos sobre la uniformidad dentro de los propios exponentes de un
determinado estilo, pues existe por ejemplo el caso del arte medieval “(...) Edad Media, cuyo estilo unitario comprende
en sí también las más perfectas creaciones de la época” (Hauser, 1957)en contraposición a el arte de periodos
posteriores “ Antes del Barroco se podía, desde luego, decir siempre si la intención artística de una época era en el
fondo naturalista o antinaturalista, integradora o diferenciadora, clásica o anticlásica; pero ahora el arte no tiene ya
carácter unitario en este sentido estricto, y es a la par naturalista y clásico, analítico y sintético.” (Hauser, 1957)

Las transformaciones de los lenguajes plásticos-visuales a contar del S. XV se ven influenciadas por el cambio
sustancial en el paradigma vigente en cada periodo histórico.“El artista es el hombre del presente; un presente que
puede estar muy cargado de porvenir, pero es únicamente el devenir histórico el que define cuales de esas
posibilidades (...) llegarán a realizarse” (Francastel, 1972). Son factores propios del devenir cultural de la sociedad
tales como el nivel de influencia, autonomía y funcionalidad del arte dentro de esta misma, su propagación, el acceso
a la información, educación y formación artística, los patrocinadores del arte, etc, los que propician la evolución de los
lenguajes artísticos. Esto demostrando que el contexto histórico se encuentra profundamente vinculado con la
producción artística y por consecuencia influye de manera trascendental en este mismo, pues como plantea Francastel
en la sociología del arte;”El artista es el hombre del presente; un presente que puede estar muy cargado de porvenir,
pero es únicamente el devenir histórico el que define cuales de esas posibilidades, de las que toda fórmula y toda
forma están infinitamente cargadas, llegaran a realizarse.”

El lenguaje plástico-visual se ve totalmente influenciado por el paradigma imperante de la sociedad, el contexto


de producción es el que determina la forma en que el “arte” (lenguaje) se desarrolla. La autonomía del arte es una
idea y realidad contemporánea, un devenir constante, un movimiento autónomo el cual no necesita de una
funcionalidad como tal, en el sentido de cómo se desarrollaba antes en la sociedad, de forma unitaria, al menos
considerando el concepto de unitario como la acepción en cuanto a las disciplinas artísticas

El contexto se ve influenciado tanto por el entorno, la ideología, las creencias y las características propias de la
ubicación en que se desarrolla, para entender el contexto también hay que entender la obra. En la Edad Media el arte
era en su totalidad funcional y controlado por los monasterios, las obras que se desarrollan bajo una función social,
controlar a la gente utilizando como principal medio la religión, de estas forma las obras que se desarrollan en tal
“contexto” tienen una tendencia, en este caso todo gira en torno a la religión, existe una sociedad la cual no sabe latín
por lo tanto la única forma que ellos tienen para conocer ”las sagradas escrituras” son a través de las imágenes, ya
sean pinturas al temple, esculturas, arquitectura de los monasterios, etc.

El autor en la Edad Media no es algo relevante, las obras construidas (que es donde se desarrollan todas las
“disciplinas”) las trabajan distintos artesanos los cuales pertenecen a un monasterio y se mueven dentro de una
misma área. Los artesanos más conocidos por su trabajo muchas veces son demandados para hacer ciertas obras
por lo tanto tienen que viajar de ciudad en ciudad.

El contexto lo es todo, “el artista pertenece a la sociedad en la cual vive”, los distintos factores de la vida diaria del
autor marcan las obra que va a desarrollar, el entorno familiar, por donde se mueve en su día a día, con quien comparte
directamente y la situación política en la que vive, esto como consecuencia deja evidenciar en sus trabajos ciertos
rasgos los cual van definiendo la característica de cada autor.

Ahora, en términos concretos, el primer cambio que podemos apreciar en el lenguaje plástico-visual a inicios del
QUATTROCENTO es lo que es posible llamar el punto de quiebre del arte UNITARIO, en términos estilísticos y de
disciplina, pues hasta entonces el arte se encontraba subyugado a su función dentro de la sociedad, siendo visualizado
más como un medio que como un fin, se pasa desde la valorización del arte sólo por su funcionalidad unitaria e integral
a la valorización del este por si mismo, por su autor y concepto en el renacimiento italiano, a causa del proceso de
racionalización del artística, hacia un arte dividido en disciplinas cada vez y más autónomo, perdiendo ya para el
barroco toda unidad estilística;
“(...) no existe ninguna de las llamadas “cumbres” en la evolución; se alcanza una altura y se sigue una inflexión
cuando las condiciones generales históricas, esto es, sociales, económicas y políticas, terminan su desarrollo en una
dirección determinada y cambian su tendencia. Un cambio estilístico solo puede ser condicionado desde fuera; no
existe ninguna necesidad interna” (Francastel, 1972)
En el renacimiento nace la idea del artista como “genio”, lo que se define como aquella persona que rompe los
esquemas con una idea original con su don innato, el concepto se sitúa en Italia. Leonardo Da Vinci se considera
genio del renacimiento, existe una separación entre lo que es funcionalidad y arte como ciencia.
Se escriben tratados los cuales permiten la separación de las disciplinas y estos sirven para “codificar los
conocimientos técnicos y teóricos de uno o varios artistas. Además, son documentos útiles para comprender mejor
ciertas obras y los códigos seguidos para su realización y con una clara función pedagógica: el artista no sólo debía
formarse practicando, sino también conociendo los principios constructivos y técnicos propios de su arte.” (Francastel,
1972)
Esta separación y profundos cambios en el arte ocurridos a principios del 1400 pueden ser explicados al
contextualizar dentro del paradigma social con respecto a épocas anteriores, pues el HUMANISMO, movimiento
intelectual imperante al momento del surgimiento artístico discutido, al proponer la exacerbación del humano ante lo
divino y valorar el conocimiento del individuo y lo creado por el hombre termina influenciando el arte, pues además lo
utilizaba como medio propagandístico, provocando su racionalización y por consecuencia su división. Esto,
acompañado del desarrollo de los tratados escritos por los maestros en las disciplinas artísticas son los que que
concretan la racionalización del arte y su concepción como una ciencia más. Este último hecho se vé también fundado
en los avances científicos propios de la época, pues desde el 1400 se considera el inicio de la era moderna, con el
descubrimiento de américa, este último hecho cambiando el paradigma de la sociedad y la concepción de mundo
existente hasta ese minuto.

Es incluso a causa de este profundo proceso de cambios sociales que se comienzan a conformar estilos y
movimientos artísticos, tales como el barroco, rococo, manierismo, etc, los cuales dentro de sí mismos poseen
variantes, tal como explica Hauser “Desde el Gótico se fue haciendo cada vez más complicada la estructura de los
estilos artísticos; la tensión entre los contenidos psicológicos se hizo de día en día mayor, y de acuerdo con esto los
diversos elementos del arte se conforman cada vez más homogéneamente. Antes del Barroco se podía, desde luego,
decir siempre si la intención artística de una época era en el fondo naturalista o antinaturalista, integradora o
diferenciadora, clásica o anticlásica; pero ahora el arte no tiene ya carácter unitario en este sentido estricto, y es a la
par naturalista y clásico, analítico y sintético” (Hauser, 1957) a diferencia de lo que ocurría anteriormente a causa del
arte profundamente unitario en donde la diferenciación artística ocurría a causa de barreras geográficas, temporales
y sociales.

Siguiendo con el desarrollo de la sociedad el arte sigue evolucionando dando paso luego del renacimiento italiano
al Manierismo, posteriormente al Barroco y finalmente al Rococó. Estas tres corrientes artísticas obedecen al mismo
panorama del renacimiento, solo que con un proceso cada vez más intensificado de autonomización artística y una
aun mayor preponderancia de la figura del artista genio; a causa del predominio y auge de las ciencias es que se
comienza a otorgar un valor propio a la obra artística por el solo hecho de ser una obra única e irrepetible.
El arte es cada vez menos homogéneo a causa de la valorización del artista, quien comienza a plasmar sus propias
ideas y gustos en la pintura, dejando de lado la elección y dependencia de los compradores.

Es luego cuando se da paso en el siglo XVIII a la era contemporánea con la revolución Francesa, marcando también
una nueva corriente artística, pues la revolución establece el final definitivo del poder absolutista y da paso a un nuevo
régimen en donde se establece un nuevo orden de supremacía burguesa.

Este nuevo orden social da paso al neoclasicismo, y es aquí en donde se establece la ruptura tajante y definitiva
entre el arte y su funcionalidad, pues con la revolución francesa se vuelven preponderantes los ideales laicos “(...) el
clasicismo de la época de la Revolución depende del ideal de vida estoico republicano de la burguesía progresiva y
permanece fiel a este ideal en todas sus manifestaciones.” (Hauser, 1957)

Es en este mismo capítulo en donde Hauser plantea la explicación en función del contexto del porqué el clasicismo
se vuelve el estilo preponderante en el arte. Fundamentalmente, responde a la necesidad de representar los ideales
heroicos existentes en la revolución francesa, ideales que para ser enmarcados de forma correcta, necesitaban de un
estilo que fuese naturalista y proyectase aires de grandeza en su lenguaje plástico visual.

Al haber sido el estamento triunfante, los ideales y gusto de la burguesía pasan a ser el reglamento artístico a
seguir. “Los medios artísticos de que se sirvió eran estrictamente racionales, metódicos y puritanos, subordinan toda
la organización de la obra al principio de la economía.”, confiriéndole al arte un estoicismo que termina caracterizando
el estilo de la época.
Incluso podemos plantear que este neoclasicismo francés responde al deseo de Napoleón, quien posee un
inmenso poderío producto del imperio francés, de retomar los valores Romanos y fundar un nuevo imperio.

Aun así, la revolución francesa marca el terreno para otro importante movimiento artístico, el romanticismo. De su
surgimiento posterior a la revolución, Hauser comenta “El Romanticismo postrevolucionario refleja un sentido nuevo
del mundo y de la vida y hace madurar sobre todo una nueva interpretación de la idea de libertad artística. Esta libertad
no es ya un privilegio del genio, sino el derecho innato de todo artista y de todo individuo con capacidad” (Milicua,
1994)
Este estilo artístico valora por sobre todas las cosas la individualidad del artista, quien posee la libertad de crear a
su gusto. Todo esto bajo la influencia de los ya establecidos ideales laicos y liberales. Este principio fundamental de
la libertad creativa no existe como contrario a instituciones establecidas, si no que en cambio plantea la propia lucha
contra los principios de tradición y regla.

Posteriormente se da el fenómeno del realismo francés, proveniente como una especie de evolución del
romanticismo.

Al comenzar el siglo XX, se da inicio al proceso de vanguardias artísticas. Estas surgen producto de los procesos
históricos relevantes vividos en el siglo XIX tales como la constitución de las dos repúblicas francesas y la primera
guerra mundial. Este contexto provoca un despertar intelectual en la sociedad, manifestado en distintos círculos
culturales que comenzar a surgir en la época. El más importante para el contexto del surgimiento de las vanguardias
fueron los llamados “Salones de París”. Ahí es donde un grupo de primitivos intelectuales impresionistas es rechazado
y pasan a configurar por sus medios el “Salón de los rechazados”. Este es uno de los primeros desencuentros entre
la intelectualidad de la época y el artista.
A este precedente se le suman acontecimientos que luego van transcurriendo a lo largo del periodo de vanguardias
como la segunda revolución industrial, la segunda guerra mundial, el surgimiento del psicoanálisis, la teoría de la
relatividad, entre otros sucesos que terminan conformando el carácter del hombre contemporáneo.

En primer lugar surge el Impresionismo, “(...)fue el primer movimiento que se rebeló contra los gustos que
imperaban en la época. En su caso, el Impresionismo no buscaba el rechazo del público, sino que se olvidaba de la
acogida que pudiera tener su trabajo, en favor de una nueva manera de captar la realidad que tarde o temprano se
acabaría reconociendo, como así fue.”

Posteriormente gracias a los avances tecnológicos en cuanto a impresión de la época, surge el post impresionismo,
más conocido como puntillismo

Luego surge el Fauvismo que cuestiona el Arte como representación de la realidad, abogando por un arte subjetivo
que expresa sentimientos por medio del color. Esta vanguardia se considera una reacción al impresionismo,
incluyendo el precepto de “pintar con la mente”

Después se evidencia el surgimiento del Cubismo, que es el nombre que se le dio al movimiento desarrollado
principalmente por el español Pablo Picasso y Braque. Se caracteriza por destruir la óptica renacentista como único
punto de vista.
Ulteriormente surge el expresionismo, estilo surgido en Alemania que trata de dar al espectador una visión de los
sentimientos del artista. Forma, color y textura están al servicio de esa transmisión de los estados de ánimo del autor.
Supone el inicio de la pintura abstracta en sentido estricto ya que se desvincula por fin del referente.

Luego, con la publicación del “manifiesto futurista” surge el futurismo. En este se exaltaba la modernidad, lo
tecnológico, lo mecánico y rompe una lanza a favor de sus cualidades estéticas de estos objetos industriales
infravalorados según esta misma vanguardia.

Detrás surge la vanguardia más radical, el dadaísmo. Fue una vanguardia anarquista que se mostró rotundamente
en contra de cualquier norma social, moral o estética. Su objetivo principal era cuestionar unos criterios artísticos
fuertemente afianzados y aceptados en la época. Trató de ridiculizar la veneración pasiva y poco crítica del público
burgués. Gracias al movimiento dadaísta, el Arte abrió sus fronteras y aceptó otros modos de expresión artística, lo
que fue su mayor aportación. Era el nacimiento de lo que hoy denominamos arte conceptual.

Ahora, el surrealismo comienza con un manifiesto escrito esta vez por el poeta André Breton. El término lo acuña
el escritor G. Apollinaire. Se desarrolla, como se puede deducir por las fechas, en un periodo inestable de entreguerras
en el que los intelectuales tratan de comprender la profundidad psíquica del hombre, los sueños, lo inconsciente. Los
escritos y teorías del psicoanálisis de Sigmun Freud aportó base científica e ideológica, y las obras de Füsli y Blake
la influencia artística.
Y así sigue el desarrollo artístico hasta llegar a las tendencias conceptuales tales como el Body Art o el action
painting, los happenings, entre otros. Llegando a un nivel cambio sustancial en el lenguaje plástico-visual, en donde
sería irreconocible como forma de arte válida en cualquier otra época, sin haber pasado por los procesos sociales que
propiciaron su formación, como la segunda guerra mundial y su consecuente sentimiento de desolación del ser
humano.
En la edad contemporánea tardía el arte es concebido como un flujo constante, donde el contexto está conectado
por distintos medios, la autonomía del arte es total, donde no existe un tiempo, todo es un devenir, con la conciencia
de una malla cultural la cual nos sujeta y nos permite desarrollar el arte bajo criterios teóricos humanos, pero bajo esa
malla no hay conciencia ni la palabra “devenir”, solo existe vacío y crisis en las personas, una vida sin direccion donde
una corriente artística no determina al arte de forma general y no responde a un estándar de lo que es “arte”, donde
se cuestiona y coloca en duda ¿qué es arte?, se deviene estabilidad e inestabilidad.
Recapitulando los tres periodos el primer cambio que podemos apreciar en el lenguaje plástico-visual a inicios del
quattrocento es lo que es posible llamar el punto de quiebre del arte UNITARIO, lo creado por el hombre termina
influenciando el arte, pues además lo utilizaba como medio propagandístico, provocando su racionalización y por
consecuencia su división.
Los movimientos que se dan después obedecen al mismo panorama del renacimiento, solo que con un proceso
cada vez más intensificado de autonomización artística y una aun mayor preponderancia de la figura del artista genio.
En la época contemporánea la autonomía del arte es total, es un flujo constante el cual responde a las necesidades
propias del autor en su territorio artístico pero a la misma vez permite evidenciar los diferentes paradigmas que se
desarrollan.
El devenir del arte siempre ha estado completamente ligado a los procesos sociales históricos, las diferentes
representaciones deja en evidencia la autonomía que el arte va tomando y los diversos paradigmas que en la sociedad
van cambiando, arte es consecuencia de la historia y la representación de esta misma.
“Las obras de arte nos ofrecen, en la hora actual, el más grande conjunto aun no utilizado de documentos sobre la
vida de las sociedades pasadas y actuales.” (Francastel, 1972)

Las artes visuales con sus diferentes disciplinas son la forma de expresión máxima, independiente de la autonomía
y su funcionalidad este siempre va a responder al contexto. el arte sirve de expresión de intereses de las diversas
clases, en lucha de clase es un arma ideológica; es el arma del autor y su devenir constante para evidenciar su realidad
la cual está marcada primero por el paradigma de la sociedad, seguido por la visión de su círculo más cercano y
finalmente por su propia representación del contexto.
Hauser comenta “Esta libertad no es ya un privilegio del genio, sino el derecho innato de todo artista y de todo
individuo con capacidad” al dejar de lado su total funcionalidad esto permite que no solo la obra sea un simbolismo
construido por un grupo de artesanos ahora se da libertad a todo aquel que quiera representar de manera libre, más
allá de las peticiones de la burguesía.
Bibliografía
Francastel, P. (1972). Sociología del arte. Buenos Aires: Emecé editores.
Hauser, A. (1957). Historia social de la literatura y el arte I. Barcelona: Penguin random house grupo editorial.
Milicua, J. (1994). Historia universal del Arte. Madrid: Editorial Planeta.

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