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SUCESIÓN DE LOS PARIENTES COLATERALES ARTÍCULO 828

Si no hay descendientes, ni ascendientes, ni cónyuge con derecho a heredar, la herencia


corresponde a los parientes colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad inclusive,
excluyendo los más próximos a los más remotos, salvo el derecho de los sobrinos para
concurrir con sus tíos en representación de sus padres, de conformidad con el artículo 683.

Son los herederos del cuarto, quinto y sexto orden sucesorio. El cuarto se refiere a los parientes
colaterales del segundo grado, que son los hermanos, estos eran herederos del tercer orden en el
Código de 1936, concurriendo con los ascendientes. También concurrían con el cónyuge, quien era
heredero del cuarto orden. Actualmente, heredan solo a falta de cónyuge y ascendientes.
Consideramos sabio este reordenamiento, pues al no ser los hermanos herederos forzosos, no
resultaba equitativo que concurriesen con los de esta condición.

CONCURRENCIA DE HERMANOS DE DOBLE Y SIMPLE VÍNCULO

En los casos de concurrencia de hermanos de padre y madre con medios hermanos, aquéllos
recibirán doble porción que éstos.

El Código derogado establecía en su artículo 771 una regla uniforme para toda la línea colateral,
determinando que la herencia correspondía por partes iguales entre los del mismo grado, sin
distinción de líneas ni de doble o simple vínculo. El actual Código mantiene implícita esta norma, a
excepción del caso de concurrencia de hermanos, en cuyo caso los de padre y madre reciben doble
porción que los medio hermanos.

Esta norma, que es nueva en nuestro ordenamiento, ha sido tomada del Código Civil español, que
señala en su artículo 921 que cuando concurran hermanos de doble vínculo con hermanos de
vínculo sencillo, corresponde a aquéllos doble porción hereditaria. Se inspira también en el Derecho
alemán, en el cual sin aplicarse la misma solución, por una fórmula más complicada se diferencia a
los hermanos de vínculo sencillo respecto de los de doble vínculo, en cuanto aquéllos tienen tan
solo la perspectiva de entrar en la parte hereditaria del padre o en la de la madre, mientras éstos
en ambas.

Igualmente, el Código chileno establece en su artículo 990 que la porción del hermano paterno o
materno será la mitad de la porción del hermano carnal. En su primer Proyecto de Código Civil,
artículo 15 del Título II de la parte De la sucesión por causa de muerte, al formular esta regla, Bello
llamó hermanos uterinos a los maternos y consanguíneos a los paternos, siendo carnales
los hermanos de padre y madre. Los términos utilizados son un ejemplo más del buen manejo del
idioma del sabio venezolano, pues dichas voces expresan en forma precisa los significados indicados.

En el mismo sentido, el Código italiano estatuye que los hermanos y hermanas unilaterales obtienen
la mitad de la cuota que obtienen los bilaterales (artículo 570), y el Código brasileño expresa que,
concurriendo a la herencia del fallecido hermanos bilaterales con hermanos unilaterales, cada uno
de éstos heredará la mitad de lo que aquellos hereden (artículo 1614).

El Código argentino era más radical. Su artículo 3586 expresaba que los hermanos de padre y madre
excluían en la herencia del hermano al medio hermano. Esta solución tradicional era injusta, como
señala Borda. Por ello, la Ley 17.711 modificó dicho artículo, haciendo concurrir al medio hermano
con los hermanos de padre y madre, otorgándoles como participación hereditaria la mitad de lo que
corresponde a éstos.

Encontramos lógica y justa la solución por la cual ha optado nuestro legislador, pero pensamos que
debió haberse hecho extensiva a toda la línea colateral; para que, al igual que en el Código de 1936,
sea una sola regla aplicable a toda ella. Al no haberlo hecho, rige la regla explicada para los
hermanos, y la que contenía el artículo 771 del Código anterior, implícita en el vigente, para los
demás parientes en la línea colateral, al igual que en Chile y Colombia. En España, la primera regla
se extiende a los hijos de los hermanos (sobrinos), rigiendo la segunda para todos los
demás colaterales (artículos 951 y 955). Igualmente, el artículo 1617, inciso 2 del Código brasileño,
consagra que si concurren hijos de hermanos bilaterales con hijos de hermanos unilaterales, cada
uno de éstos heredará la mitad de lo que hereda cada uno de aquéllos. A este respecto, estamos
plenamente de acuerdo con Zannoni en el sentido de que cuando concurren primos hermanos de
vínculo doble y de vínculo simple, los primos que descienden de un hermano unilateral deben
recibir la mitad de lo que corresponde a los primos que descienden de los hermanos bilaterales.

A criterio de Zannoni, esta "solución se impone pues, aunque en ese caso los primos actualizan su
vocación por derecho propio, es razonable que concurran a recibir con igual cuantía y extensión que
la determinada por razón de su origen. La solución contraria, que consistiría en aplicar la regla
general de concurrencia por cabeza, sería incongruente pues colocaría a los primos de vínculo
simple en mejor situación hereditaria que la que tenían los hermanos entre sí.

Bien decía Aristóteles que "los primos y demás parientes astenerse por los padres, en cuanto tienen
origen de ellos; de suerte que unos están más, otros menos, según la razón de la procedencia".

El fundamento de la distinción según el vínculo lo encontramos en una presunción natural de


mayor o menor afecto. Nada tiene que ver con ella la igualdad consagrada en la Constitución para
la filiación. No obstante, Vattier la invoca señalando que "la diversidad de vínculos encubre una
discriminación entre hermanos o sobrinos por razón de la filiación no matrimonial", llegando a
sostener que entiende derogada la regla del duplo dentro del marco constitucional, criterio con el
cual disentimos. Además le extraña que esta "regla singular y discriminadora" haya sobrevivido a la
reforma de 1981. De lege ferenda, piensa que debe eliminarse, y que de ninguna manera debe
extenderse a los sobrinos, cualquiera que sea el modo en que éstos sean llamados a la sucesión.

A diferencia del Código derogado, con el actual heredan los hermanos adoptivos. Si la adopción la
hicieren el padre y la madre, heredarán como hermanos de doble vínculo; si la hiciere solo uno,
como medio hermano. A su vez, el proceso de adopción, los hermanos consanguíneos ya no
heredan. Lo expuesto resulta aplicable a las adopciones realizadas con el Código vigente, pues si
fueron hechas con el anterior regirán las normas de éste, tal como hemos explicado al tratar el
parentesco.

Los hermanos y los sobrinos son herederos colaterales privilegiados, pues se da entre ellos el
derecho de representación. Los demás colaterales son herederos ordinarios.

El quinto orden nos remite a los parientes colaterales del tercer grado, que son los tíos y los
sobrinos; y el sexto orden, a los del cuarto grado, que son los tíos abuelos, los sobrinos nietos y los
primos hermanos.

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