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Escribía sobre la arena

Francisco Cerro Chaves (extractos)

Ave María

Jesús se fue al Monte de los Olivos


Suele ocurrir, a veces, que en el encuentro con Cristo sintonizamos con
su gozo, con su alegría y otras veces conectamos con su agonía y su
dolor. La clave es que a todos nos mueve el amor.
En toda oración o nos unimos con el gozo del Monte Tabor y
comentamos: «Qué bien se está aquí», o conectamos con el Monte de
los Olivos y decimos: «Si es posible, que pase de mí este cáliz».

Pero de madrugada
Comenzar la jornada, de madrugada con la oración, es proyectar el día
desde los planes de su Corazón. Es hermoso pensar que detrás de este
Jesús orando de madruga resuena el Salmo 64: «Oh Dios, tú eres mi
Dios, por Ti madrugo».
Orar de madrugada al estilo de Jesús, es ofrecer lo mejor de la vida,
todo el ser, es comenzar el día en intimidad con el Padre.
Cuando no comenzamos el día orando en la madrugada, tenemos el
peligro de no enterarnos del paso de Dios por nuestra vida.
Mirar a Jesús en sus misterios, es adentramos también en el corazón de
su oración. Una oración donde el Señor buscaba el rostro de Su Padre,
para vivir esa unión que en Jesús es ontológica, pues es “uno” con el
Padre: se une existencialmente al Amor del Padre en la oración y en la
vida. Jesús de madrugada se entrega a la voluntad del Padre, en una
oración sencilla tejida desde el gozo del amanecer... “Por Ti madrugo”.

Se presentó otra vez en el Templo


La frase “se presentó en el Templo”, también nos habla de que Jesús es
el nuevo Templo de Dios, donde “habita la plenitud de la divinidad”.
Es su Corazón donde se fragua la Nueva Ley del amor y la

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

misericordia. Jesús quiere decirnos que ya nada se podrá legislar, si no


es a favor de la persona y siempre desde “la entrañable Misericordia de
nuestro Dios” (Lc. 1,78) que siempre está a nuestro favor.

Y todo el pueblo acudía a Él


Acudir a Jesús es encontrar la solución a todo lo que nos preocupa y
angustia: “Venid a Mí los que estáis cansados y agobiados y Yo os
aliviaré” (Mt. 11, 28).

Entonces se sentó
Es curioso, pero para enseñar, Jesús se sienta. Es decir, actúa como
Maestro, como un maestro de la Ley que legisla sentado.
Sentarse es siempre sinónimo de legislar y para eso se requiere la
tranquilidad y el sosiego, que expresa el estar sentado. No tiene prisa.
Las verdaderas leyes, las que pretenden hundir sus raíces en el corazón
humano, requieren sentarse con calma.
También su actuación nos muestra otra expresión: la espera.
Sentarse sin prisas supone la sabiduría de las decisiones verdaderas y
duraderas. Sobre éstas es desde donde deberíamos asentar nuestra vida.
Sentarse es decir siempre al que llega que nos importa.

Y se puso a enseñarles
Muchas veces aparece en el Evangelio que Jesús «enseñaba con
calma». Es decir, cuando instruía ponía en ello el alma, la vida y el
corazón. Cuando enseñamos de verdad, estamos expresando con ello la
profunda verdad de nuestra vida. Siempre que enseñamos, deberíamos
preguntarnos si nos creemos verdaderamente lo que decimos.
Cuando enseñamos de corazón, cuando nos creemos de verdad lo que
hablamos, entonces, como Jesús, transmitimos vida.

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Es preciosa la contemplación de Jesús Maestro. Un Jesús que nos


enseña ofreciéndonos su vida. Es una enseñanza que está basada en lo
que Jesús vive, por eso Él enseña, pero sobre todo es testigo.

Sorprendida en adulterio
Oración
Mírame, Señor,
con la Misericordia inmensa
de tus ojos llenos de ternura,
que me estrechan contra tu Corazón. AMÉN.

Esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio


Que sepamos, Señor que nos quieres sorprender con tu ternura.
Han ido a por ella. Seguramente ha sido una venganza. Probablemente
no le interesó acostarse con los que la acechaban. En el tema del
pecado, puede haber mucha hipocresía, sobre todo cuando no vivimos
de cara a Dios y sólo nos interesa la opinión de los demás.
Ha sido sorprendida porque había sido espiada.
¡Cuántas veces la vida nos sorprende y caemos más bajo de lo que
jamás hubiéramos pensado! Sólo el recurrir a la Misericordia del Señor
nos abre a la esperanza: nunca es bueno recorrer el camino de
disculparnos una y otra vez, cuando lo único que nos sana es la verdad,
como dice el salmo 50: «Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre
presente mi pecado, contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad
que aborreces».
Es mejor confesar nuestro pecado que endurecer nuestro corazón con
disculpas que nos satisfacen sólo a nosotros (o por lo menos lo
intentamos), pero nunca delante de Dios, a quien no podemos engañar:
Cuando pecamos, siempre somos sorprendidos ¡Ojalá nos sorprenda la
Misericordia del Señor!

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Oración
¿Por qué será, Señor, que tenemos
miedo a que llegues de repente?
Cuando la verdad es que te acercas siempre
como Esposo y Padre Bueno. AMÉN.

Moisés
Nunca dejaré de decirte una y otra vez: ¡GRACIAS!
Él vino a dar plenitud a la Ley, la superó por el amor, pero nunca la
ridiculizó con mala intención. Puso en el centro el amor de Dios por el
ser humano. Pero sabía que las verdaderas leyes hunden sus raíces en
la pasión del Señor por el corazón de sus hijos.

Nos mandó en la Ley


La alegría es el fruto de vivir en la Luz del Amor
En muchos lugares existen cumplidores de la ley, pero sin corazón.
Son terribles. Nos acechan por todas partes, pero no nos trasmiten el
gozo de la salvación.

Apedrear a estas mujeres


La vida con Dios es la sinfonía más bella de la existencia
Es durísimo. Y se ha hecho y se hace en nombre del Dios de una Ley
sin corazón. ¿Cómo puede querer el Misericordioso esto? Pero a todos
nos encanta «el castigo», porque pensamos que, ante todo, los demás
se lo merecen.
En todos los lugares de la tierra existe gente que está dispuesta «a
apedrear» siempre a todos y a todo lo que no les gusta. Son personas
sin corazón.

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Su enseñanza: escribir sobre arena


¿Qué es lo que permanece en el Corazón de Dios ante la falta de
respuesta de amor de todos? Lo que permanece es “escribir sobre
arena”, es decir, en el fondo el Señor nos ofrece una enseñanza sobre el
pecado, como si dijera: “Me tomo muy en serio tu responsabilidad, tus
actos, pero te respondo con el perdón, y esto te ayudará porque, si
escribo sobre la arena, es para que descubras que te bastará el
reconocimiento de tu pecado, para que una suave brisa de perdón borre
una vida tejida de egoísmo y mentira”. Es lo que hace con esta mujer o
con el ladrón arrepentido en la Cruz, por ejemplo.

Esto lo decían para tentarle


La mayor tentación es desconfiar de quien tanto nos ama

Para tener de qué acusarle


Siempre que quieran, probablemente, encontrarán motivos para
acusarla. Acusar es siempre la manera más simple de decirnos que no
nos quieren. Sucedió ayer y sucede hoy. Los acusadores de todos los
tiempos están encabezados por «el que nos acusaba de noche y de día»
y que el Señor ha vencido.
A Jesús le han acusado y le denuncian los de siempre. En el fondo son
los eternos enemigos del alma: el mundo, el demonio y la carne. No
hay que tenerles miedo. El desprecio humilde es el mejor remedio.
Debemos hacer lo que tenemos que hacer. Que nada se anteponga a la
obra de Dios. Y siempre responder con un corazón manso y humilde.

Pero Jesús
¿Qué hace Jesús? Lo primero que impresiona es su silencio. ¡Bendito
silencio de Dios! Su silencio no es indiferencia, sino que es la
pedagogía amorosa de Dios que calla cuando tiene muchas cosas que
decir, pero que ahora debe recorrer un previo camino de silencio.

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Siempre tenemos que mirar a Jesús. Su actuación es constantemente


salvífica a favor de la persona.
Lo primero que tenemos que preguntamos mirando al Señor es por qué
ha guardado y mantiene silencio muchas veces en nuestra vida. Esto
nos sorprende, pero ¡necesitamos tanto el silencio de Dios! Es un
silencio que nos hace prepararnos al don de una conversación que es
siempre muy fecunda.
Ya lo había prometido Oseas: «Le llevaré al desierto y le hablaré al
corazón». El silencio es el lenguaje de Dios que nos prepara a
descubrir el verdadero amor. Sin silencio es imposible escuchar la
Palabra. Solamente escucharíamos balbuceos.
Ese silencio que hacemos en nosotros lo aprendemos escuchando el
silencio de Dios, y es entonces cuando nos disponemos a recibir los
grandes dones de su Amor. El Señor no da de una vez todos sus dones,
sino que los entrega poco a poco, en un itinerario que nos va
preparando el corazón a través de su pedagogía silenciosa.
Jesús nos prepara con su silencio. Dispone nuestra alma, para acoger el
don de su amor.

Inclinándose
Jesús ante el pecado[r] se agacha. Se inclina y se pone al nivel de
aquella pecadora. El que se incline significa que es el único que se
pone a su nivel para escucharla. Sólo escuchamos en la medida en que
nuestro corazón se abaja y se inclina. Debemos ponernos al nivel de
quien está caído.
Ante el pecado[r] Dios se inclina. No ha venido a juzgar, sino a sanar
los corazones desgarrados. Sólo se sana en la medida en que nos
agachemos, porque tenemos que saber que somos pecadores, y como
decía san Ignacio de Loyola, todos «somos puro impedimento».
Jesús, como siempre, predica con su vida. Ante esta mujer se pone a su
nivel. Se sitúa de igual a igual. Lo que no había hecho ninguno de los
que la acusaban, y eso que eran probablemente más pecadores que esta
pobre mujer.
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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

El Señor se agacha, se inclina, se pone al mismo nivel, para que la


mujer pueda decirle confidencialmente al oído lo que quiera. Tiene
todo el derecho a ser escuchada. En el fondo nos está diciendo Jesús
que sólo ayudamos de verdad cuando nos inclinamos con respeto ante
esta mujer, que nos representa a todos, y por la que Jesús nos dice que
la Misericordia de Dios desciende sobre todos los pecadores del
mundo.
Dios intenta siempre convencer más que vencer.

Se puso a escribir con el dedo en la arena


El pecado ni debe hacer nido en nuestro corazón, ni mucho menos
convertirse en una herida permanente. Los pecados siempre se
deberían escribir sobre la arena, con el deseo de que se borren lo más
rápido posible.
Les tuvo que sorprender a aquellos hombres ver a Jesús escribir con el
dedo (su Amor) en la arena.
Nuestra vida debe de estar determinada por el amor y no debe de estar
tan absorbida por la culpa del pecado, que a veces nos lleve a vivir en
la gran tentación de vivir o en el pasado o en el futuro. Precisamente lo
único que ya no existe.
Jesús escribe sobre la arena para decirnos que el pecado, cuando se
reconoce, desaparece con la brisa de su Amor. No debemos vivir ni en
el pasado, ni en el futuro, sólo vivir el presente, que es lo único que
verdaderamente existe.

Pero como ellos insistían en preguntarle


La mayor verdad de mi vida ha sido tu gran Amor
El Amor es siempre comprensión y da fuerzas. El tentador insiste una y
otra vez para desanimarnos. Insisten en preguntarle, porque no
entienden sus claros gestos de amor ante el pecado, cuando se inclina,
escucha y escribe sobre la arena. Está muy claro, pero ellos no quieren
entender. En el fondo insisten porque quieren salirse con la suya.
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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

El enemigo es siempre perverso e insistente, para que permanezcamos


siempre en la mediocridad. Nunca debemos de tener un corazón
acusador contra nadie. «La caridad todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta» (1 Cor 13,7).
Estos hombres insisten, porque en el fondo no les cabe ni un resquicio
de misericordia. Son duros contra todos. No han conocido la Paz, ni el
amor, porque no han conocido a Jesús. Cuando cumplimos la Ley por
la Ley, sin tener un corazón ilimitadamente bueno, nos hace creernos
con derechos delante de Dios y de los demás.
Oración:
Quiero preguntarte, Padre,
todo lo que me ocurre y no comprendo.
Y tú me has dicho al oído: ¡Te quiero!
Ésa es también mi respuesta. AMÉN.

Un gesto que vale más que mil palabras


Si quieres ser feliz durante un instante puedes recurrir a la venganza,
pero sólo los que recurren al perdón serán siempre inmensamente
felices.

Se incorporó
Jesús se incorpora. Se pone de pie. Lo hace como Sacerdote
Misericordioso que es.
Jesús es compasivo y misericordioso. No dice nada sin pensar. A pesar
de que se encuentra ante un auditorio acusador, no quiere responder
con las mismas armas con las que tratan de descalificarle a Él.
Se incorpora y mira con amor a todos aquellos, porque «se
encontraban como ovejas sin Pastor». Es necesario, ante el pecado,
saber incorporarse, ponerse en pie y saber que se cuenta con que «la
ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra».
Jesús levanta sus ojos. Como cuando resucitó a su amigo Lázaro (Jn.
11,43). No acusa, pero sí que su figura serena se pone en pie, ante
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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

aquéllos que creen que la Misericordia es debilidad. El que se agache


ante aquella la mujer, no quiere decir que no comprenda la gravedad
del pecado. Vive como un ser Misericordioso, pero desde la Verdad. Y
la verdad es que nadie es totalmente inocente delante de Dios.
Ante Jesús, que se incorpora para ofrecernos su perdón, es mucho
mejor reconocer nuestro pecado y descubrir que su Misericordia es
verdadera.

Y les dijo:
Jesús se expresa siempre a favor de los que sufren. Su hablar es su
actuar. Como en el Génesis, que cuando Dios habla, siempre crea.
Aquí, cuando Jesús habla, crea siempre una persona nueva, un corazón
nuevo. Ésta es su grandeza permanente. Las palabras de Jesús son
creadoras de un Amor auténtico.
Ahora no es como en el Sinaí, que cuando Dios habla, lo hace
mediante «truenos y tormentas y con un ruido ensordecedor». Ahora
cuando el Señor se manifiesta lo hace mediante el susurro y la ternura
de su infinita Misericordia.
Cuando Jesús habla es siempre para edificar, para amar, para ayudar.
Esto es un buen recurso para el discernimiento en nuestra vida, pues
todo lo que nos desarma y desalienta nunca viene de Dios. Lo que
viene del Señor es que siempre se nos revela con mansedumbre y
humildad de corazón, para construir en nosotros un corazón manso y
humilde.
Las palabras de Jesús van siempre a favor de nuestra vida, por eso
nunca debemos de tener miedo a lo que el Señor nos quiera decir,
porque siempre hablará a nuestro favor. Todo lo que nos quita la paz
nunca viene de Dios. El enemigo no sabe ni quiere transmitir paz.

Aquél de vosotros que esté sin pecado


Jesús habla proclamando la verdad sobre la vida y el pecado. No dice
que no tenga importancia.
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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Jesús proclama la verdad de lo que existe en el corazón humano.


«Aquél de vosotros que esté sin pecado...». ¿Quién se encuentra sin
pecado? La verdad es que cuanto más nos acercamos a la luz que brota
de su corazón, más descubrimos la realidad de que somos pecadores.
No sólo es verdad que tenemos pecados concretos, es que somos
pecadores, porque nos cuesta mucho vivir amando desde la voluntad
de Dios.
Es necesario que descubramos que la realidad de nuestro pecado no
nos debe hundir. Mucho menos aún hacernos perder la esperanza. Es
verdad que siempre podemos descubrir que cuanto más reconozcamos
nuestros pecados, más derecho tenemos a su Misericordia.
Si no fuésemos conscientes de nuestros pecados también perderíamos
la oportunidad de disfrutar de un perdón que nos atrapa por su
Misericordia.
Oración:
Soy pecador, lo reconozco,
y a la vez me doy cuenta más aún,
que tú siempre me has sanado
con tu «entrañable Misericordia». AMÉN.

Que le arroje la primera piedra


Enséñame a amar a todos con los mismos latidos de tu Corazón
Es terrible la crueldad de la que es capaz el corazón humano. Sólo
tenemos que asomarnos al escenario de la historia.
Arrojar la primera piedra es siempre abrir la veda de caza. Es siempre
abrir la línea de fuego.
En el fondo Jesús es el único que conoce el corazón humano, por eso
apuesta por él, incluso en su miseria.

E inclinándose de nuevo
El amor siempre iguala a los que se aman
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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Quien ha visto a alguien a sus pies, indinándose con humildad,


acercándose de verdad a su vida, es quien nos marca el corazón y nos
deja con la convicción de que somos amados sinceramente. Sólo se
puede creer en el amor cuando hemos visto a alguien que se ha
inclinado ante nuestra miseria y pobreza.
Cuando somos amados, incluso con nuestros pecados en el fondo se ha
grabado a fuego la realidad de la Misericordia de Dios. Nadie nos
puede quitar en nuestra vida el gozo de sabemos amados en nuestra
pobreza, cuando hemos experimentado que Jesús inclina una y otra vez
ante nuestros pies.

Escribía en la tierra
Estoy seguro que toda mi vida te interesa
Les decía Juan Pablo II a los sacerdotes de Inglaterra, que no existe
ningún pecado que limite la Misericordia de Dios.
(...) es necesario releer una y otra vez esta escena, que nos presenta a
Jesús escribiendo sobre la arena, para que descubramos que nuestros
pecados están llamados a ser borrados, si confiamos en su
Misericordia.
El pecado es algo muy grave, porque nos roba lo más grande que
tenemos, que es la amistad con Dios, pero el Señor es tan bueno que
por su Misericordia hasta «de los males saca bienes».

Ellos
Nunca es tarde para comenzar de nuevo
(...) siempre dispuestos a descubrir y a condenar todo lo que vemos de
pecado y de fallo en los demás. Pero ¡qué poco nos miramos a nosotros
mismos para ser humildes y tener misericordia con todos!
Es verdad que unos somos más pecadores que otros, pero delante de
Dios todos estamos por igual necesitados de Misericordia. ¡Qué
hermoso es pensar esto!
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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Es preciso darnos cuenta que nuestra vida, al principio, en medio y al


final, está necesitada de Misericordia, para que descubramos lo que
decía san Agustín: «Era tan pequeño y ya era tan grande pecador».

Al oír estas palabras


Tu Palabra es siempre vida para mi alma
Ahora su Palabra es un mensaje de salvación. Son momentos en que la
Palabra de Dios estalla en nuestro corazón, no como una amenaza
contra nuestra vida, sino con el gozo de una fuerte llamada a la
conversión.

Se iban retirando
Rectificar es siempre de sabios.

Uno tras otro


La paz se estrena cada día en la oración del corazón
Es necesario asimilar la barbaridad que hemos intentado hacer hace
unos momentos, y que por la Misericordia de Dios, el Señor nos ha
quitado la piedra de las manos.
Nunca daremos suficientes gracias a Dios por lo que ha evitado que
hagamos en la vida. No sólo nos ha perdonado, sino que no nos ha
dejado caer. Y si hemos caído no ha permitido que lo hagamos tan bajo
como podía haber sucedido.
Oración:
Eres magnífico, Señor,
Tú actúas siempre a nuestro favor,
y dejas al descubierto
los corazones que no son como el Tuyo. AMÉN.

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Comenzando por los más viejos


Cuando uno se mira y vive desde el corazón de Dios, que es la
auténtica Misericordia, en el fondo se convierte «en anciano», es decir,
en una persona de experiencia, porque se ha vuelto misericordioso con
todos.
Se encuentran con la realidad de que ellos son también pecadores.
Como la mujer. También ellos son adúlteros, egoístas, tremendamente
injustos. Se van, porque ya no tienen nada que decir. Ante el gesto
humilde de Jesús, también ellos tienen el gesto humilde de marcharse,
empezando por los más mayores.

Oración:
Estoy cansado de tantas acusaciones,
sin conocerme me maltratan,
a veces mi corazón llora,
sólo me consuela tu Corazón Misericordioso. AMÉN

La verdad del pecado es su misericordia


Ante la verdad del pecado, Dios responde con la Verdad de que Él es
«rico en Misericordia». Y de pronto estrenamos el gozo que
experimenta esta mujer, que descubre un amor y una aceptación plena
de su vida rota, porque cuando acudimos a su Misericordia, nuestra
vida se convierte en el gozo de un perdón sin condiciones, aunque sea
escandaloso para los fariseos de siempre.

Y se quedó solo Jesús con la mujer


(...) la verdad es que el Único que siempre estará allí es Jesús.
(...) en los grandes momentos de nuestra vida, en nuestras más
importantes decisiones, estaremos a solas con Jesús.
Él no nos falla nunca. Incluso cuando llegue la noche oscura, sabemos
que a veces su mayor presencia es su aparente ausencia.

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Quizás nunca se había quedado sola con un hombre que no le exigía


nada más que la alegría de ser y de vivir. Jesús no utiliza a nadie.
Sencillamente nos quiere como somos. Aquella mujer estaba ahora
sola... pero con Jesús.

Oración:
Sé, Señor, con toda certeza
que tú eres mi seguridad,
la que nunca falla,
la que me saca de todos los apuros. AMÉN.

Que seguía en medio


Es necesario permanecer siempre con el Señor, que pongamos a Jesús
en medio (...).
Aquella mujer no cae en la tentación de pensar que Dios la ha
abandonado. No piensa que está sola, sigue viendo a aquel judío que la
ha tratado con tanta comprensión, que puede llegar ahora a
experimentar la ternura de Dios.
Siempre se encuentra al Señor en este complicado mundo, incluso
«entre los pucheros». Es maravilloso vivir con la convicción de que el
Señor vive en medio de su pueblo, en medio de mi vida, en medio de
todas mis tribulaciones, para estar a mi servicio. Es su locura.

Incorporándose
Sólo a tu lado, la vida comienza en cada instante
Es precioso descubrir que con Jesús nuestra existencia siempre tiene
arreglo. La solución siempre es levantarse, como Jesús le dijo a
Lázaro: «Levántate» (Jn. 11,43).
Jesús se incorpora y, con este gesto, anima a la mujer a levantarse, que
no se quede en lamentaciones inútiles.

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Escribía sobre la arena
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Es necesario confiar siempre en que el Amor en la vida de un cristiano


debe ser más fuerte que el pecado. Cuando nos incorporamos y
decimos «sí» y permanecemos en pie, estamos ayudando y diciendo a
otros: «incorpórate, levántate».
El pecado nos postra en el egoísmo, pero el amor de Dios siempre nos
incorpora a la verdadera vida.

Jesús le dijo:
No se ha hundido porque se ha puesto en manos de Jesús.
No entendemos que el Señor nos pueda querer siempre. Pensamos que
Dios nos ama sólo cuando somos buenos y no nos soporta cuando no
lo somos tanto. Las matemáticas de Dios son de otra lógica: la del
Amor.

Oración:
Sólo en la medida en que he confiado en Ti,
he experimentado tu Corazón vivo,
que salía a mi encuentro
para llenarme de un gozo nuevo. AMÉN.

Mujer
Llamándola con cariño mujer, le dice que siempre estará a su lado. Que
no se desanime ante su pecado. Que sepa que siempre encontrará
alguna persona que crea en ella. Alguien que no instrumentalice su
amor.

¿Dónde están?
Jesús va a llevar a esta mujer a vivir con el convencimiento de que
«nada, ni nadie nos podrá quitar el amor de Dios» (Rom. 8,39). Ésta es
la verdadera alegría de nuestra vida: saber que Él permanece siempre
fiel. La alegría no es nuestra fidelidad tan cambiante, sino su fidelidad.
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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Cuando vivimos con el convencimiento de que el Señor ha eliminado


uno por uno todos nuestros enemigos, caminaremos con una confianza
que nos hará felices, incluso en medio de las dificultades, pues
«aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque Tú vas
conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan» (Sal. 23,4).

Oración:
Ayúdame, Padre bueno,
a descubrir que tú siempre me miras
con ojos de Misericordia,
y que tu Corazón está abierto de par en par. AMÉN.

¿Nadie te ha condenado?
Si Jesús no «nos condena», ¿por qué nos condenamos nosotros?, ¿por
qué hacemos tanto caso a los que nos condenan sin entrañas de
misericordia?
Quizás el único que de verdad cree en nosotros.

Ella respondió:
«Crea en mí un corazón puro», con la convicción de que el Señor lo
puede formar desde nuestra nada y desde nuestros pecados.
El Señor nos quiere siempre. También en medio de nuestros pecados.

Nadie, Señor
Nadie, Señor, ha sido capaz de hundirme estando Tú adelante. Lo han
intentado, pero no han podido, porque “has sido más fuerte que yo y
les pudiste”. Ésta es la gran alegría de nuestra existencia.
Su amor siempre estará cercano para sacarnos de todas nuestras
tribulaciones. No es bueno que nos hundamos. El Señor nunca nos
hunde. Incluso aunque descubramos el pecado de nuestra vida en toda

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

su crudeza, en el fondo siempre sabemos que nadie nos puede arrancar


la convicción de su Amor.
La mayor alegría de nuestra vida es saber que no existe nadie que
pueda competir cuando Tú estás presente en mi existencia.

Jesús le dijo:
El Señor vuelve ahora a nosotros su mirada misericordiosa. Él siempre
nos mira con Misericordia. No es una mirada angustiada, sino de
perdón y de gozo.
Esto es lo más hermoso de nuestra vida, recordar que Jesús siempre se
dirige a nosotros con ternura y con el deseo de recordarnos que es el
Único que nos comprende de verdad y cuyas palabras siempre nos
salvan.
Cuando recordamos esto, nuestra existencia estrena el gozo de vivir
con esperanza. Cuando Jesús se dirige a esta mujer siempre le suscita
una esperanza cierta. Estoy contigo, no contra ti. Todos tus enemigos
se han ido, porque cuando descubren que me tienes a tu favor, todo es
distinto.
Jesús se dirige personalmente a ella. Nadie la había mirado así. A nadie
le había importado su vida. Sólo Jesús la había comprendido. No
justificaba su postura, pero le descubría que era amada en su pobreza.
El Señor no la coloca contra la cuerdas, sencillamente la comprende.
Comprender a las personas es devolverles una y otra vez el deseo de
vivir. En el fondo de su corazón esta mujer, por primera vez en su
historia, ha descubierto que alguien se dirige a ella, pero sin acusarla.

Oración:
Ahora y siempre te diré,
que creo en tu Amor Misericordioso,
tejido de tu silencio y tu ternura
y de tu vivir siempre en mi favor. AMÉN.

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

Tampoco Yo te condeno
Tampoco Yo te condeno, quiere decir que Él siempre te ha amado, con
todo lo que lleva consigo el saber que amar a una persona significa
amar también su historia, y en el lote entran también sus fallos de
siempre.
El amor, o asume la total pobreza y miseria, o no es un amor al estilo
del Corazón de Cristo. Quien no ha conocido a Jesús, en el fondo
nunca ha sido aceptado y amado plenamente por nadie. Él es el único
que no nos condena.
Allí donde nosotros vemos miles de motivos para condenar, Él ve
millones de motivos para seguir perdonando y amando.

Vete
(...) quien ha conocido el amor de Jesús, vuelve gozoso por el camino
del Amor y de la Vida.
Vete, no te quedes cruzado de brazos. No digas nunca que todo está
perdido. No pronuncies las palabras: «no tiene solución». Todo tiene
arreglo cuando se ha conocido al Señor, aunque sea en las terribles
circunstancias de esta mujer.
A veces el Señor nos sorprende y nos acepta con su misericordia en las
circunstancias más difíciles.
El camino de la culpabilidad, es el que ya sabemos con toda seguridad
que nunca hay que recorrer, porque conduce inexorablemente a la
tristeza y a la depresión. Vete por el camino, y ya sabes que no debes
nunca volver la vista atrás.

Y en adelante
El pecado es apostar por no vivir. El pecado es la falsificación del
amor.

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Escribía sobre la arena
Francisco Cerro Chaves (extractos)

No peques más
Jesús no atenúa la gravedad del pecado. Acentúa la gravedad que tiene
este pecado.
No peques más, en el fondo es decirle que su Misericordia no es
«descafeinada».
En el fondo, detrás de cada historia de pecado, existe una auténtica
falsificación del amor.
En el fondo, nuestro deseo, nuestro ideal es no volver a pecar más,
pero para dejarlo es necesario apostar «por el Dios de lo imposible».

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