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Gran reserva del 58


El último Anillo de «Kna» en Bayreuth
Jordi Savall: Ostinato
Il Paria, gran primicia donizettiana
Tres Uri Caine tres
BOLETÍN DE INFORMACIÓN DISCOGRÁFICA
AÑO X ~ Nº 99 ~ DICIEMBRE 2001
DIVERDI, S.L. ~ ELOY GONZALO, 27 - 6º ~ 28010 MADRID
TEL.: 91 447 77 24 ~ FAX: 91 447 85 79
email: diverdi@diverdi.com

Sellos en
distribución exclusiva Selección Navidad 2001
(Diciembre 2001)
Los sellos señalados con un ✺ El testamento de Bach
poseen un catálogo gratuito a
disposición de nuestros lectores
EL ARTE DE LA FUGA
Gini, Pandolfo, etc.
Hespèrion XX. Dir.: Jordi Savall
ACCENT ALIA VOX
AGORA✺ Ref.: AV 9810 (2 CD) D10 x 2

ALIA VOX✺ UNA OFRENDA MUSICAL


P. y M. Hantaï, Duftschmid, etc.
ALMAVIVA✺ Le Concert des Nations. Dir.: Jordi Savall
ALIA VOX
AMBROISIE✺ Ref.: AV 9817 (1 CD) D2
ARCANA✺ EL TESTAMENTO DE BACH
(Edición conjunta)
ARKADIA El arte de la Fuga
Una ofrenda musical
ARSIS ALIA VOX / Ref.: AV 9819
ARTS✺ D2 x 2 [3 CD al precio de 2]

BBC LEGENDS✺
BIS✺
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BONGIOVANNI✺
COL LEGNO EL TELETIPO
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CPO✺
DURIAN El sello fetiche de los amantes de las sorpresas líricas anuncia la llegada de dos exquisitos bocados
DYNAMIC✺ que harán las delicias de sus fieles. En primer lugar, Il sibilo –«El susurro»–, cuarto volumen de la serie
Il Salotto, con una selección de canciones de Donizetti, Rossini, Pacini y otros grandes belcantistas;
ENCHIRIADIS por otra parte, y de una muy similar selección de autores, se nos brinda una recolección de emparejamientos líri-
ENSAYO✺ cos de registros anteriores, agrupados bajo el muy descriptivo título de Duets To Die For («Dúos para morirse»),
EUFODA epígrafe que, según explican los propios productores, alude tanto al frecuente destino dramático de los héroes
canoros que los interpretan como a los extremos a los que muchos aficionados estarían dispuestos a llegar para
GLISSANDO✺ hacerse con ellos... en fin, confiemos en que no sea para tanto. Y para los que exigen de OPERA RARA platos autén-
GLOSSA ticamente fuertes, paciencia: en el 2002 el catálogo se expandirá con la llegada de –cuando menos– tres flaman-
tes incorporaciones de pleno derecho: Carlo di Borgogna, de Pacini; Ginevra di Scozia, de Mayr; y una Elisabetta
GOLDEN MELODRAM✺ rossiniana que, sin ser tan novedosa, sí ofrecerá una excelente alternativa de calidad sonora e interpretativa a las
KOCH versiones ya existentes. De todas ellas iremos dándoles cumplida información.
LINDORO Y, sin abandonar el sur, al menos en lo que a autores se refiere, otra auténtica
MYTO✺ rareza: nada menos que Lo spazzacamino («El deshollinador»), ópera de
Marcos Antonio da Fonseca Portugal (Lisboa 1792–Rio de Janeiro 1830) –conocido en la Italia de su época como
NUOVA ERA✺ «Portogallo»– que, bajo la dirección del también portugués Alvaro Cassuto, nos ofrecerá, al decir de los responsa-
OLYMPIA bles del sello, un chispeante ejemplo del mejor clasicismo... italiano, toda vez que la obra se compuso en Nápoles,
ONDINE✺ se estrenó en Venecia y aquí se graba por primera vez al frente de la orquesta de cámara Milano Classica. Y, en
IDIS, una Giovanna d’Arco de 1950 con Tebaldi, Bergonzi y Panerai.
ON STAGE
OPERA RARA✺ Pero sigamos con ópera, y sigamos también con primicias, que parece mentira que aún queden
tantas: el sello boloñés prepara la primera grabación mundial de Gina, ópera de Francesco Cilea
OPERA TRES✺ que dirige Christopher Franklin al frente de la Philharmonia Mediterranea. Junto a ella nos lle-
ORFEO✺ garán un Socrate immaginario de Paisiello dirigido por Giovanni di Stefano y un disco de obras instrumentales y
camerísticas de Gaetano Braga (1829–1907)
PANTON✺
PEARL✺ También CPO aporta su propia curiosidad lírica: La pequeña vendedora de fósforos (de título
original danés tan prolongado como impronunciable), adaptación operística del célebre cuento
PIONEER DVD de Hans Christian Andersen por su compatriota August Enna (1860–1949); a ella se añadirán
PREISER✺ nuevas entregas de diversos autores: obras sinfónicas de Richard Wetz, lieder de Loewe, pági-
REGIS✺ nas camerísticas de Kloecker y canciones de Grieg, así como un disco –las Variaciones Goldberg– que se sale de
la tradicional vocación innovadora del sello. Si hemos de creer lo que nos dicen, la lectura de Markus Becker
RICERCAR –quien ya ha alcanzado renombre internacional con su integral regeriana– merece tal «digresión» y mucho más.
RICORDI
Del baúl de la BBC nos llegarán, en primer lugar, variopintas sonatas para violín y piano (Haydn
ROMOPHONE✺ y Schubert, pero también Debussy) en versión de dos grandes músicos del siglo recién termina-
STRADIVARIUS✺ do: Yehudi Menuhin y Benjamin Britten. También habrá más Beecham (un programa ruso de
Balakirev, Rimsky y Borodin) y un recital Kempff de Schumann y Brahms.
SUPRAPHON✺
SYMPHONIA✺ Y, finalmente, lo que para muchos ha de constituir un esperadísimo regreso. Nos referimos a la reedición,
por parte del sello que dirige Jordi Savall, de uno de los mayores éxitos de la moderna fonografía clásica:
SYMPOSIUM la banda sonora de Tous les matins du monde (¡más de 1.000.000 de ejemplares vendidos!), en una extra-
TESTAMENT✺ ordinaria edición consistente en el registro integral de la partitura –remasterizado con el sistema
TIMPANI✺ 24bit/96kHz–, un lujoso digipak con nueva cubierta, un libreto de fotografías a todo color y una recopi-
lación de nuevos textos debidos a la pluma de dos reconocidos escritores franceses: Pascal Quignard y
WERGO✺ Philippe Beaussant. A ello se añadirá, como oferta especial de lanzamiento, un CD gratuito de 62 minutos de dura-
WINTER & WINTER✺ ción que, bajo el título 10 Years On, incluye músicas procedentes del catálogo ALIA VOX y directamente vincula-
das a la película, con obras de Lully, Marais, Forqueray y Sainte–Colombe.
(2)
ALIA VOX presenta su último disco, Ostinato, con Jordi Savall y Hespèrion XXI

Obstinación contagiosa
E n la música antigua, el término ostinato designa una figura armó-
nica o melódica que se repite incesantemente y sobre la cual el
intérprete o el compositor está llamado a tejer todo tipo de varia-
ción. En los últimos tiempos, este género parece gozar de un interés
creciente por parte de los grupos dedicados a este repertorio.
más suelto y entusiasmado. La
cuarta sección es protagonizada
por la figura de Tarquinio Merula
con dos obras (Ruggiero y
Ciaccona), mientras que la quinta
Chaconas, passacaglias, folías, passamezzi, romanesche y canarios son está ocupada por la figura impres-
algunas de las formas que cada vez van cobrando más presencia en los cindible de Henry Purcell. En efec-
programas de discos y conciertos. Quizá la actual fortuna del género to, el músico inglés destacó sobre
del ostinato guarde alguna afinidad con formas más actuales de músi- todo en la composición sobre
ca repetida, sean éstas el minimalismo, la new age, el rock o el pop. ground, que es el correspondiente inglés del bajo obstinado. De las dos
Sin ir más lejos podríamos recordar el reciente disco de I Suonatori piezas aquí incluidas, Sonata a 2 y 3 Parts upon a Ground – ambas
della Gioiosa Marca (Erato) dedicado a las folías italianas, o la próxima magníficas– la segunda sorprende por sus constantes disonancias.
edición del compacto de Rolf Lislevand, Alfabeto (Naïve). Sin embar- Cierran el disco el conocidísimo Canon y Giga de Pachelbel interpre-
go, también en este género de propuestas Jordi Savall ha desempeña- tado con notable virtuosismo– y una amplia pieza polifónica de com-
do una tarea pionera. A comienzos de los años noventa, publicó un positor inglés anónimo que utiliza como ground el bajo de
disco de arreglos de Folías y Canarios de varios autores. En su nuevo Greensleeves.
sello, ALIA VOX, ha llegado recientemente un disco dedicado a las Tras un largo paréntesis en el que ha concentrado su actividad dis-
folías –premiado por una extraordinario éxito de crítica y público–, del cográfica con Le Concert des Nations, Savall ha vuelto a tomar las rien-
que Ostinato representa ahora una ideal continuación, dedicada a los das de su grupo Hespèrion (ahora XXI), con un equipo de colaborado-
géneros barrocos del ostinato. res renovado pero no menos efectivo. En la nueva fisonomía del grupo
El viaje a través de la amplia gama de los ostinati que nos proponen van cobrando cada vez más presencia y protagonismo los extraordina-
Savall y su Hespèrion XXI se divide en seis etapas. La primera se abre rios violines de los argentinos Manfredo Kraemer y Pablo Valetti, junto
con los humores sureños y populares de la Gallarda napolitana de con el violonchelista francés Bruno Cocset, mientras que la presencia
Antonio Valente y el Pasacalle de Andrea Falconiero, equilibrados por de Sergi Casademunt al violone y Pedro Estevan a las percusiones
la severidad española de la Zarabanda de Ortiz, que en su Passamezzo representa una línea de continuidad con el pasado. Savall y sus com-
moderno se entrega también a la vitalidad de los compositores italia- pañeros de Hespèrion XXI ofrecen versiones cercanas al espíritu origi-
nos (no en vano publicó su obra en Roma). nal de las piezas, sin caer en las exageraciones que se escuchan en
La elegancia de la Ciaccona de Falconiero abre la segunda parte del ciertos arreglos a cargo de otros grupos barrocos y que dan lugar a
disco. Las formas de los ostinati cruzaban entonces las fronteras; la híbridos sin sentido. Un disco que ofrece un repertorio variado, entre-
española Guárdame las vacas se convierte en Italia y Francia en la tenido y espléndidamente interpretado.
Romanesca, que aquí podemos escuchar en versión de Diego Ortiz. El
mismo Ortiz no desdeña el bajo ostinato italiano del Aria di Ruggiero, Stefano Russomanno
explorada también por el mantuano Salomone Rossi. Al Passacalio
[sic] de Biagio Marini que abre la tercera parte, sigue una improvisa- OSTINATO – Obras instrumentales de Valente, Ortiz, Falconiero, Rossi, Marini,
ción colectiva sobre el Canario. Aquí la escucha alcanza su momento Merula, Correa de Arauxo, Purcell, Pachelbel y autores anónimos / Hespèrion XXI.
Dir.: Jordi Savall / ALIA VOX / Ref.: AV 9820 (1 CD) D2

VERSO presenta una exquisita antología del Ars subtilior

Medée fu
A
unque Uno de los puntos que parecen definir las dernos de música –uno de estilo francés y otro
en nin- composiciones del Ars subtilior es su contexto de estilo italiano– de manos de algún amigo
g ú n polifónico; una polifonía que puede sonar cantor. Mientras ejercitan su arte tratan deses-
momento se disarmónica a oídos poco acostumbrados, ya peradamente de retener en la memoria las can-
hace alusión que cada una de las voces parece proclamar ciones que hay que devolver. Al mismo tiempo
a este término abiertamente su independencia y autonomía recuerdan que deben acudir a una fiesta que
en las notas o de las otras. Otras composiciones medievales amenizarán con unas danzas, y encuentran
en el título, suenan rotundas, sólidas. El Ars subtilior es entre las composiciones de corte profano del
este disco es completamente diferente. La audición de estas cuaderno un Credo de Ciconia que también
un claro obras crea en el oyente la sensación de sentir- interpretan. Quizá estuvieran estudiando las
homenaje al Ars subtilior, uno de los movi- se inmerso en una atmósfera vaga, ligera, éte- posibilidades de la combinación de la voz
mientos más apasionantes y curiosos de la his- rea... y al mismo tiempo increíblemente subli- femenina con una flauta y dos vihuelas de
toria de la música, y también uno de los peor me y fascinadora, como un tornasolado y casi arco. Este disco pretende ser la reconstrucción
entendidos quizá por no haber sido estudiado transparente velo de la mejor seda. Pero como de tal jam session medieval, y el resultado es
con la profundidad y el rigor que el caso mere- ocurre también en las mejores telas, bajo la un hermoso registro que incluye algunos clási-
ce. Se ha acusado a este movimiento de ser apariencia externa subyace una no tan obvia cos del género, como las estampidas Isabella y
«excesivamente académico» y algunos autores trama geométrica de los hilos que la forman; la Tre fontane, Una panthera y un Credo de
han llegado a burlarse de lo que ellos conside- urdimbre de estas voces es matemática. El tra- Ciconia, Che cosa è quest’amor, Fortuna ria y
raban «pura superficialidad intelectual». mado de las voces sigue leyes precisas que el Nella mi vita de Landini, Quant joyne cuer y
Afortunadamente, en los últimos tiempos músi- compositor conoce y que no deja en manos En seumillant de Trebor; Sumite, Karissimi de
cos de la talla de Kees Boeke o Pedro del azar. Del contaste de voces tan diferentes Zacharias y Fumeux fume par fumeé de Solage.
Memelsdorff han rescatado del olvido algunos surge un conflicto expresado armónicamente a También se ofrece Medée fu de Johan Simon
de los más bellos y escasos ejemplos de esta través de cada una de las melodías, y como de Haspre y la chace anónima Très dous com-
música. El trabajo de restauración siempre es consecuencia un escuchamos una suerte de pains.
penoso; en aquella época se reconocía y valo- diálogo alegórico, durante el cual el cantus , el El libreto incluye los textos originales y sus
raba en el músico la capacidad de la improvi- tenor y el contratenor usan los recursos más traducciones al español. Hay que destacar la
sación, por lo que las partituras no reflejan variados para hacerse entender: disonancias, importancia de este hecho, ya que en aquella
detalles que hoy nos serían imprescindibles síncopas, metáforas sonoras del texto poético... época la música y el texto iban ligados indiso-
para una reconstrucción precisa del estilo de Las notas del compacto no entran en estos lublemente.
música que se ejecutaba en esta época. Vaya detalles; en su lugar, nos proponen el ejercicio
por delante este comentario para que se com- lúdico de imaginar las aventuras de tres minis- Rafael del Fresno
prenda la dificultad a la que se enfrentan los triles y una cantora de aquella época que acu-
intérpretes que se deciden a abordar este den a Aviñón a recoger unos instrumentos MEDÉE FU – Ballades & Ballate: Música francesa e ita-
repertorio y sirva como elogio a la valentía de encargados y pagados por su señor. liana de finales del siglo XIV / Obras de Landini, Ziconia,
Zacharias, etc. / Patricia Paz (canto); Fernando Paz (flau-
Tritonus XIV (Fernando y Patricia Paz, Imaginemos también que hubieran recibido en ta); Leonardo Luckert y José Manuel Navarro (vihuela de
Leonardo Luckert y José Manuel Navarro). préstamo y, tan sólo por una tarde, unos cua- arco) / Tritonus XIV / VERSO / Ref.: VRS 2005 (1 CD) D2

(3)
Bella antología de chaconas instrumentales y vocales RICERCAR presenta el volumen VI de
del Seiscientos italiano en SYMPHONIA I Fiamminghi, dedicado a Guillaume Dufay

Sola la chacona Una misa para


encierra la vida bona el apóstol
A nimada y alegre, sensual y
pecaminosa, embarullada y
de baja estofa. Así pintaba
Cervantes la chacona, por boca de
Angelo Maria Bartolotti). Y para
evitar la monotonía, la salpican
con otras danzas igualmente popu-
lares en la época, como una ber- C
uando en noviembre de 2000 comentábamos en
estas mismas páginas, con verdadero entusiasmo,
la aparición de los volúmenes IV y V de la intere-
Lope–Asturiano, en el baile que gamasca –preciosa, por cierto– de sante serie I Fiamminghi que el sello belga RICERCAR
«mulantes y fregatrices» organizan Salomone Rossi, las conocidas viene editando con notable éxito desde hace algunos
a la puerta de la toledana posada folías de Falconieri –que también años, aventurábamos la posibilidad de próximos lanza-
del Sevillano en La ilustre fregona, aporta una hermosa chacona mientos dedicados a maestros franco– flamencos de la
proclamando que «sola la chacona vocal–, la capona de Kapsberger – talla de Dufay, Ciconia, Binchois o Dunstable. Pues bien,
/ encierra la vida bona». {Ver también de la parentela de la cha- tras un silencio de casi un año, aparece ahora, con nota-
ble expectación por parte de todos los seguidores de esta
«Entren, pues, todas las ninfas / y los ninfos que han de entrar, / que excepcional colección y de todos los amantes de la músi-
el baile de la chacona / es más ancho que la mar. / (...) Santígüense ca del siglo XV en general, el volumen VI, que además
y den al diablo / dos higas de su higueral. / Escupan al hideputa / por- cuenta con el atractivo
que nos deje holgar / puesto que de la chacona / nunca se suele apar- añadido de estar cen-
tar / (...) Esta indiana amulatada / de quien la fama pregona / que ha trado en uno de aque-
hecho más sacrilegios / e insultos que hizo Aroba; / ésta a quien es llos músicos de los que
tributaria / la turba de las fregonas, / la caterva de los pajes / y de deseábamos una graba-
lacayos las tropas, / dice, jura y no revienta / que, a pesar de la per-
sona / del lacayo zambapalo [otro baile venido de Indias] / ella es la
ción monográfica:
flor de la olla / y que sola la chacona / encierra la vida bona» Guillaume Dufay. De
entre la abundante pro-
ducción musical de
recuadro]. cona y que este compositor, toda
Había venido no olvida de contrastada calidad,
de América y c i t a r se ha optado por grabar
gozaba de tan Quevedo en en esta ocasión la
poco predica- uno de sus Missa Sancti Iacobi y el
mento entre romances fes- motete Rite maiorem
moralistas y tivos en que iacobum canamus,
mentes bien- repasaba obras ambas destinadas al culto del apóstol Santiago,
pensantes danzas y bai- patrón de España. Parece probado que la composición de
como las otras les– y tres estas polifonías tuvo lugar en torno a los años 1426–1430
danzas con las piezas instru- y que fueron dirigidas al obispo veneciano Pietro Emiliani
que solía mentales de (al menos figuran copiadas en el famoso códice boloñés
emparejarse, Selma y Q15, que le perteneció en vida), uno de los más grandes
la folía y la Salaverde humanistas e intelectuales del primer Renacimiento, al
zarabanda. –bellísima, la que su profunda devoción jacobea llevaría incluso a dejar
Pero nunca fantasía sobre en su testamento (1429) una importante dotación econó-
tuvieron los moralistas mucha for- el Canto del Caballero–. El grupo mica para financiar el viaje de cuatro peregrinos hasta
tuna en materias tales. Y sus diatri- nipón Anthonello, que hizo su Compostela. En el plano puramente musical hay que
bas no lograron impedir la popula- aparición en estas páginas recien- señalar la gran destreza de Dufay, todavía un joven de
ridad de las tres primas hermanas. temente con un magnífico y sava- veintitantos años, para otorgar a los textos sagrados unas
Ni que cruzaran fronteras, asen- lliano disco dedicado a estructuras polifónicas de enorme complejidad técnica en
tándose prácticamente en toda Frescobaldi (BIS), recrea todo ello las que son todavía patentes algunas influencias estilísti-
Europa. Aunque, curiosamente, en con una variada gama de color cas de J. Ciconia, muy perceptibles en el motete y, en
el viaje y con el paso del tiempo se instrumental, haciendo saltar al menor medida, en la misa, considerada por algunos
ennoblecieron –después de todo, primer plano, sucesivamente, especialistas como la primera «misa plena» conservada
también los frondosos árboles clave y guitarra, tiorba y viola de de la historia.
genealógicos de muchos aristócra- gamba, arpa doble, corneta y flau- Para la presente grabación, la doctora Stewart ha deci-
tas tenían raíces de lo más plebe- tas, a veces acompañando a la dido, con excelente criterio científico, ofrecernos la ver-
yo– y perdieron bastante de su vio- bella voz de la soprano Midori sión copiada en el códice custodiado en el Museo
lencia y erotismo originarios, pau- Suzuki, siempre sobre un rico bajo Bibliográfico Musicale de Bolonia, manuscrito Q15, ya
sándose y hasta, en el caso de la continuo y dotando al conjunto de que se trata de la única fuente en la que se conservan
zarabanda, adquiriendo cierto aire un ritmo y una vitalidad contagio- completas las obras que ahora presentamos. Stewart y la
reflexivo. sas. El viaje –por el momento, Cappella Pratensis nos ofrecen una vez más un trabajo de
Fuera de España y todavía en el interminable– de la chacona pasa verdadera calidad musical, apoyado en investigaciones
Seiscientos, fue en Italia, por la ahora por Japón. Y con Anthonello musicológicas sólidas y de primera mano, base indiscuti-
presencia hispana, donde la cha- como valedor, lo conquistará, esta- ble sobre la que se asienta una interpretación bellísima y
cona tuvo mayor aceptación, sien- mos seguros. Pero al mismo tiem- de gran calidad, repleta de momentos de emocionante
do numerosos los compositores po ¿no son los japones –como profundidad mística, en la que los cantores, de refinada y
que aplicaron su machacón basso diría Cervantes– quienes nos están elegante técnica vocal y profundo conocimiento del
ostinato a piezas independientes o conquistando a nosotros? repertorio y el lenguaje musical de la época, nos devuel-
al estribillo de ciertas arias. El sello ven, aunque sólo sea por espacio de poco más de una
SYMPHONIA presenta una cum- Mariano Acero Ruilópez hora, todo el esplendor artístico de un período irrepetible
plida antología de ambos tipos, en e inigualable en la historia de la cultura europea.
la que junto a las grandes figuras CIACCONA – El gozo de la música en la
Italia del XVII / Obras de Merula,
(Frescobaldi, Monteverdi, S. Frescobaldi, Selma y Salaverde, Monteverdi, Francisco de Paula Cañas Gálvez
d’India, Merula...) aparecen nom- D’India, Ferrari, Storace, Falconieri,
Kapsberger, etc. / Ensemble Anthonello. Dir.:
bres bastante menos frecuentes en Yoshimichi Hamada / SYMPHONIA / Ref.: G. DUFAY: Missa sancti iacobi; Motete / Cappella Pratensis / RICERCAR /
la discografía (Benedetto Ferrari, SY 01187 (1 CD) D2 [20% descuento ~ Ref.: 233482 (1 CD) D2
Precio especial de lanzamiento]

(4)
Nuria Llopis Areny y VERSO presentan un bello recorrido por el Barroco español

Ramillete oloroso
L a música para arpa en España, sin llegar a la importancia que
tiene la francesa en la edad contemporánea, presenta una
larga y gloriosa tradición que se remonta al menos al siglo XV,
donde ya aparece la figura de Ludovico. La fama de este arpista de
la corte de los Reyes Católicos llega hasta la época de Mudarra, en
podía tocar toda clase de música. Frente a otros arpas europeos de
la época, es éste un instrumento netamente español e ideal para
acometer la interpretación del repertorio aquí ofrecido.
Nuria Llopis lo hace con autoridad, dominio, claridad y belleza
de sonido muy superiores a lo conocido hasta ahora dentro del
pleno siglo XVI. género y las épocas que aborda esta grabación. Llopis ha tenido en
En ese siglo, fray Juan Bermudo preconizaba la necesidad de un cuenta los consejos de uno de los autores grabados, el arpista de la
arpa cromática que permitiese abordar la semi- catedral de Toledo Diego Fernández de Huete
tonía de la música «ficta». Desde entonces (c.1655–c.1712), autor de los dos volúmenes
hasta figuras tan destacadas como Esmeralda del Compendio numeroso de zifras armónicas...
Cervantes (llamada en realidad Clotilde Cerdá (Madrid, 1702 y 1704).
e hija del autor de los planos del Eixample de Tanto Huete, del que figuran cinco piezas en el
Barcelona) en el siglo XIX o Nicanor Zabaleta disco, como el sacerdote castellano Lucas Ruiz
en el XX, el arpa ha tenido y sigue teniendo un de Ribayaz, de quien se incluyen cuatro, adap-
cultivo y florecimiento relevante en la España taron al arpa obras ajenas. Ribayaz, por ejem-
moderna. plo, advierte en su libro haber recogido compo-
Si, como hemos apuntado, fue muy cultiva- siciones de Gaspar Sanz, Andrés Lorente y Juan
da en el Renacimiento, no hay que olvidar la del Vado. Huete presenta influencias afroameri-
importancia que el arpa tuvo durante el perío- canas en su Zarambeque y acude a piezas euro-
do barroco como instrumento destinado a peas, entre ellas la adaptación de la «Entrée» del
reforzar o a intervenir en solitario en la realiza- ballet L’Impatience (1661) de Lully. Ocurre lo
ción del bajo continuo, esencial en la elabora- mismo con ese gran recopilador de danzas y
ción del nuevo estilo monódico surgido a finales del siglo XVI y tonos que fue el reusense Antonio Martín y Coll (c.1680–c.1735),
comienzos del XVII. En esas dos centurias y hasta comienzos del discípulo de Andrés Lorente y monje franciscano en Alcalá de
siglo XVIII se mantuvo la grafía cifrada, es decir, con números Henares y en Madrid. La música recogida por Coll en sus manus-
correspondientes a las notas de la escala diatónica. critos, como esos precisos canarios que incitan a bailar, desprende
De ahí el bonito título del disco que ahora comentamos, Ecos así tocada su añejo perfume «suave y oloroso».
de cifras, grabado en un arpa de dos órdenes, réplica de otra exis- Incluye también Llopis piezas –la mayor parte anónimas– del
tente en el Museo de la Casa del Deán en Ávila, realizada por Manuscrito 816 de la Biblioteca Nacional, que procede de Ávila.
Pedro Llopis y Juana Delgado. El instrumento original data del año Es hermosa y llamativa la titulada San Juan de Lima, ejemplo sor-
1704, y la réplica construida por Llopis y Delgado se ha basado, prendente de la presencia sudamericana en un manuscrito español
aparte de los estudios sobre el instrumento conservado en el Museo de tiempos de Carlos II. En el Instituto Nacional de Musicología de
de Ávila, en los datos ofrecidos por Pablo Nasarre en su libro Barcelona se encuentra el llamado, por su procedencia,
Escuela Música según la práctica moderna (Zaragoza, 1724). Manuscrito de Jaca. Nuria Llopis ha elegido de él una Tocata apa-
Todo el disco, dedicado a música española para arpa de los rentemente anónima, pero que es adaptación al arpa de la «corren-
siglos XVII y XVIII, ha sido grabado por Nuria Llopis Areny, en la te» y la «giga» de la Sonata, op. 2/7 de Arcangelo Corelli, para dos
actualidad arpista de la Orquesta Nacional de España. De ella son violines y continuo.
también los interesantes y documentados comentarios que acom- En fin, excelente disco por contenido y realización y por su cui-
pañan al disco. Suele ser frecuente que la amplia cultura musical dada presentación en texto e ilustraciones. Sólo por ese precioso
de un intérprete sobre el instrumento que practica o su historia ángel barroco del cultísimo pintor vallisoletano Diego Valentín
corresponda a una ejecución, si no virtuosa, profunda. Pero en el Díaz (1586–1660) merece la pena adquirir este disco si no fuera
caso de Nuria Llopis se dan ambas cosas a la vez. Comenzando por por otras cosas que lo hacen imprescindible.
la elección del instrumento, del que ya Lucas Ruiz de Ribayaz pre-
sentó un dibujo con las cifras sobre cada cuerda en su volumen Andrés Ruiz Tarazona
teórico–práctico Lux y norte musical (Madrid, 1677) bajo el preci-
so título Demostración del Arpa en dos ordenes, y forma de practi- ECOS DE CIFRAS – Música española para arpa de los siglos XVII y XVIII / Obras de
Ruiz de Ribayaz y Fonseca, De Zala y Galdiano, Fernández de Huete, Martín y Coll y
car el Diapaçon. Ribayaz mostraba o «demostraba» un tipo de arpa autores anónimos / Nuria Llopis Areny (arpa de dos órdenes) / VERSO / Ref.: VRS 2004
con un orden diatónico y otro cromático en el que, por tanto, se (1 CD) D2

EL VIOLÍN DE PAGANINI - Su EL LEGADO DE CREMONA -


historia, su sonido, sus imáge- Ruggiero Ricci, en 18 violines
nes / Obras de Francescatti, contemporáneos / Obras de
Milstein, Suk, Sarasate, Nardini, Dvorák, Prihoda, HANS KNAPPERTSBUSCH EN
A. ROLLA: 3 Cuartetos para G. VERDI: Attila / Furlanetto, Sibelius, Milstein, Ricci, Achron,
Joachim, Elgar, Kochanski, Theodossiou, Gazale, Ventre, RADIO Y EN VIVO [1950] - J.
cuerda, op. 5 / Cuarteto Rolla / Kroll, Shostakovich, Ravel, Kreisler, Sarasate, Dohnányi,
DYNAMIC / Ref.: CDS 293 (1 Cosentino, Tonini / Coro y Orquesta BRAHMS: Sinfonía nº 3 en fa
Benjamin, Hubay, Debussy y Paganini, Wilhelmj, Wienawski, mayor, op. 90 - F.J. HAYDN:
CD) D2 del Teatro Lirico Giuseppe Verdi de Grunes y Leonard / Instrumentos
Szymanowski / Salvatore Trieste. Dir.: Donato Renzetti / Sinfonía nº 94 en sol mayor, La
Accardo (Guarneri del Gesù de Alf, Zygmuntowicz, Greiner, sorpresa / Orquesta Filarmónica
DYNAMIC / Ref.: CDS 372/1-2 (2 Pistoni, Muller, Dilworth, Robin,
[1742], propiedad de CD) D2 x 2 de Berlín / IDIS 6362 (1 CD) D10
Paganini); Laura Manzini Giordano, Bagué, Hargrave,
(piano) / DYNAMIC / Ref.: CDS Götting, Bellini, Chaudière,
137 (1 CD + libro de 105 págs. Fantin, Curtin, Regazzi, etc. /
a todo color + cartel exclusivo) DYNAMIC / Ref.: CDS 373 (1 CD
D2 x 2 + libro de 56 págs. a todo color)
D2 x 2

(5)
Integral de las Fantasías y otras piezas orquestales de Henry Purcell (1659–1695) por el London Baroque

Consort de violines
E n el verano de 1680, mientras la corte
residía en Windsor, Purcell desplegó
una importante actividad creativa,
componiendo buena parte de su música
(esta vez, el modelo era Jenkins), esa danza
que, pasada ya de moda, se había converti-
do prácticamente en un ejemplo más de
música abstracta. Sólo la chacona era una
y de su «sorprendente habilidad para trans-
mitir los más sutiles matices y sorpresas
armónicas» (R. King).
La mayoría de estas obras suelen inter-
orquestal independiente. Trabajó cierta- danza todavía en vigor –había llegado a la pretarse, siguiendo los modelos en que se
mente deprisa, ya que siete de las fantasías inspiraron, con el clásico consort de violas
estuvieron listas en tan sólo veinte días. y hay acuerdo bastante generalizado (den-
Pero no llegó a culminar el plan que tenía tro de lo que en esta materia se dan tales
in mente: en la pulquérrima copia que hizo acuerdos) en que así tratadas es Jordi Savall
de las citadas fantasías dejó espacio en quien ha firmado la versión de referencia.
blanco para incluir otras que quedaron en Pero Charles Medlam, al frente de su sem-
mero proyecto. Y cosa curiosa, cuando los piterno London Baroque, que en este caso
gustos imperantes en la corte apuntaban cuenta con ocho componentes, hace en
hacia la música más ligera y preferiblemen- este disco de BIS una interesante propuesta:
te con ritmos de danza, Purcell, trabajando sabiendo que en torno a 1660 los aficiona-
sólo para sí mismo y no para los demás, dos de Oxford preferían ya los violines a las
decidió mirar hacia atrás y escribir una violas, ha optado por interpretarlas con ins-
serie de obras en la vieja tradición inglesa, trumentos de la familia del violín. Y, sin que
dejando los últimos ejemplos conocidos de pierdan ni un ápice de su carácter, las fan-
un género que tenía sus grandes momentos tasías, los In nomine y las danzas adquieren
anteriores en las fantasías de Orlando aires nuevos que les sientan muy bien.
Gibbons (de 1625, aproximadamente) en el Seguiremos fieles a la interpretación de
caso de las piezas a tres partes y en el corte inglesa procedente de Francia– y, sin Jordi Savall, faltaría más, pero a su lado ten-
Consort of Four Parts de Matthew Locke renunciar a su ritmo característico, lo recu- dremos esta otra de London Baroque, que
(1660) en las de a cuatro. También miraba bre de un cromatismo ciertamente original. en nada desmerece de aquélla. Es la músi-
hacia atrás al recrearse en la compleja Clausuraba géneros, pero como sólo los ca, en definitiva, la beneficiada.
estructura (siete voces) de los dos arreglos grandes maestros pueden hacer, llevándo-
del In nomine (los últimos habían visto la los a la cima y haciendo, de paso y con sólo M.A.R.
luz, aproximadamente, cuarenta años 21 años, una elocuente demostración «de
antes) y al escribir la pavana en sol menor [su] consumado dominio del contrapunto» H. PURCELL: Fantasías para diversos instrumentos /
London Baroque / BIS / Ref.: BIS 1165 (1 CD) D2

Sub olea pacis..., hermosa alegoría de J.D. Zelenka (1679–1745), en SUPRAPHON

Coronación en Praga
J an Dismas Zelenka, el eterno segundón de Dresde, vivió su
particular momento de gloria durante los festejos que tuvie-
ron lugar en Praga en septiembre de 1723 con motivo de la
solemne coronación como rey de Bohemia, bastantes años des-
Porque el compositor, dando lo mejor de sí mismo, preparó una
obra italianizante en la forma, con una orquestación brillante,
detalles de sólida polifonía (coro «Fortitudo mea») y espléndidas
arias a las que dotó de bellísimos acompañamientos instrumen-
pués de su acceso al trono, del empera- tales con chalumeau («Ave Deus, ave
dor Carlos VI. Los poderosos jesuitas redite»), violoncelo («Huc coeli
participaron en las ceremonias con una Principes») o la combinación de flautas
disputa académica celebrada en el dulces y traveseras («Veni, Auster lux
Collegium Clementinum. Desarrollada, perennis»). Pero su gloria fue tan efímera
como todo acto académico, en latín, como la propia fiesta, volviendo de inme-
tenía un título tan pomposo como Sub diato a la soledad de Dresde, donde de
olea pacis et palma virtutis conspicua vez en cuando y posiblemente con nos-
orbi regia Bohemiae Corona (Bajo el talgia, aprovecharía fragmentos de aque-
olivo de la paz y la palma del valor res- lla partitura para otras composiciones (Te
plandece para el orbe la corona real de Deum, alguna cantata navideña...).
Bohemia) o Melodrama de San Casi tres siglos después (julio de 2000),
Wescenlao. Y el tema, obligado, era el Praga recuperó la música de Zelenka. Y
enaltecimiento del trono checo y la como perdurable testimonio de dicha
dinastía austríaca que lo ocupaba, resurrección ha quedado este álbum gra-
remontándose hasta el santo fundador y bado poco después que ahora comenta-
sin olvidar al primer titular Habsburgo, mos. Está a su frente uno de los más con-
aquel Fernando I nacido en Alcalá de sistentes valores de la interpretación his-
Henares. Integraba retórica, música y danza, debiéndose aqué- toricista centroeuropea, Marek Stryncl. Que, tratando de apro-
lla a la pluma de un padre de la Compañía, M. Zill; el ballet ximarse a las fuerzas del estreno, ha sumado a su grupo Musica
(que no ha sobrevivido) era de un maestro vienés de apellido Florea el eslovaco Musica Aeterna y el galo Ensemble Philidor,
(latinizado) Thiringus y el núcleo músico–vocal se encargó a logrando un sonido pleno, suntuoso, vibrante, que sostiene y
Zelenka, antiguo alumno del colegio, que asumió también la arropa magistralmente al competente sexteto de solistas (dos
dirección. Fue un espectáculo magnífico, en el que participaron sopranos, contratenor, dos tenores y bajo) y al coro juvenil Boni
150 personas, y que satisfizo sumamente al emperador y su Pueri. Un álbum cautivador.
esposa, Elisabeth Christina. En la corte se comentó con insisten-
cia que la música superaba en calidad a la de Costanza e M.A.R.
Fortezza, la ópera que el Kapellmeister imperial J.J. Fux había
preparado para la ocasión. J.D. ZELENKA: San Wenceslao (Melodrama) / Kiss, Hlavenková, Forster, Brezina,
etc. / Musica Florea, Musica Aeterna, Ensemble Philidor y Boni Pueri. Dir.: Marek
No es de extrañar el impacto causado por la obra de Zelenka. Strynd / SUPRAPHON / Ref.: SU 3520–2 (2 CD) P.V.P.: 5.990 ptas.-

(6)
Cinco bellas cantatas de cámara de Reediciones de conciertos para violín y clave de J.S. Bach en SUPRAPHON
G.B. Pergolesi en BONGIOVANNI

Amores, Viejos astros aún brillantes


desamores,
A
unque probablemente nadie llegue a rasgarse las vestiduras –la cosa no es para
tanto–, más de uno esbozará una sonrisa despectiva al ver que se acaba de ree-

celos y mitos ditar una grabación de los Conciertos para violín de J.S. Bach realizada en
1965–66 por Josef Suk –nieto y bisnieto de eminentes músicos–, acompañado por la
Orquesta Sinfónica de Praga bajo la dirección de

N
o encontramos sorpresas formales en las Václav Smetácek. En la era de los instrumentos ori-
cinco cantatas de cámara de Pergolesi que ginales, cuando hasta «los de siempre» se esfuerzan
presenta el sello BONGIOVANNI. por adaptarse a los criterios de los historicistas,
Conservada una de ellas en manuscrito (y graba- ¿puede decirnos algo esta antigualla? Podríamos
da aquí por primera vez) y publicadas las cuatro apelar al interés de conocer la evolución de los esti-
restantes hacia 1736 en Nápoles, están estructu- los interpretativos y otros argumentos de este tipo.
radas en la serie de recitativos y arias da capo Pero tal vez sea mejor recordar lo que no hace
que consagró Alessandro Scarlatti como canóni-
muchos años escribía J.C. Hoffelé en la prestigiosa
ca para el género. Hay, eso sí, variaciones de
detalle: ausencia del primer recitativo en una de
Guide de la musique ancienne et baroque editada
ellas, inclusión de recitativos acompañados en por la revista Diapason.(1) Decía el crítico francés:
varias, alteración del orden habitual en otra ... «Es por la simplicidad por lo que Suk llega a reali-
Los textos, anónimos, siguen los senderos de la zar con un violín moderno una lectura tan vigorosa
literatura arcádica, con sus ambientes pastoriles, rítmicamente y perfecta musicalmente».
paisajes estilizados, artificiosos protagonistas y Continuaba afirmando que «el acompañamiento de
lamentos por el amor perdido emanados de un Smetácek, roborativo, sostiene a los solistas
corazón (masculino o femenino, tanto da) infla- [Ladislav Jásek es quien acompaña a Suk en el BWV 1043] en sus menores volunta-
mado de des expresivas manteniendo un tactus imperturbable». Y concluía: «A nuestro parecer,
pasión por por su agógica perfecta, esta versión domina la discografía de los tres conciertos toca-
otro (conse- dos con instrumentos modernos». ¿Que es demasiado personal y arriesgada esta ulti-
cuentemen- ma apreciación? Tan personal como todas las opiniones de los críticos. Sobre su ries-
te, femenino go... atrévanse y juzguen ustedes mismos. Puede ser un (re)descubrimiento. Y ya zam-
o masculi- bullidos en la noche de los tiempos, dejamos igualmente constancia de otra reedición:
no), que, la de tres conciertos para clave del cantor interpretados por Zuzana Ruzickova –que,
ingrato, hace ciertamente, no vuela tan alto como su compatriota Suk–, acompañada por los Solistas
las delicias de Cámara de Praga y el gran Václav Neumann a la batuta.
de un rival
(«gelosia
M.A.R.
crudele»,
«empia furia (1) París, Robert Laffont, 1993, pág. 238.
spietata»,
«non ho per J.S. BACH: Conciertos para violín en la menor, mi mayor y re menor, BWV 1041, 1042, 1043 y 1060) / Josef
mio consolo Suk y Ladislav Jásek (violín); Jan Adamus (oboe) / Orquesta Sinfónica de Praga. Dir.: Václav Smetácek /
ch’il solo Orquesta de Cámara Suk. Dir.: Josef Vlach / SUPRAPHON / Ref.: SU 3567–2 (1 CD) D5
lagrimar»... ¿les suena?). En la última aparecen J.S. BACH: Conciertos para clave BWV 1052, 1055 y 1057 / Zuzana Ruzicková (clave) / Solistas de Cámara
–tampoco es novedad– Orfeo y Euridice. de Praga. Dir.: Václav Neumann / SUPRAPHON / Ref.: SU 3569–2 (1 CD) D3
Pero, por tópicos que fueran, dichos textos
daban pie al compositor para describir senti-
mientos y estados de ánimo... Lo que Pergolesi
aprovechó magníficamente, dejando una mues-
tra más de cómo las cualidades que apuntó
desde muy temprano empezaban a cuajar en
jugosas y hasta espléndidas realidades cuando la
Parca se lo llevó precozmente, dotando a estas
obritas de unas bellísimas melodías (de alguna de
ellas se serviría Stravinsky para Pulcinella) y unos
delicados acompañamientos instrumentales,
construyendo unos dramáticos recitativos acom-
pañados, explotando sagazmente las posibilida-
des expresivas de los diálogos voz–instrumento y
desplegando una capacidad para conmover al M.A. CHARPENTIER: Te Deum / Le Concert
Spirituel. Dir.: Hervé Niquet / GLOSSA / Ref.:
alcance sólo de un reducido puñado de elegi- GCD 921603 (1 CD) D2 [20% descuento ~
dos... Cobran vida en una sugerente interpreta- Precio especial de lanzamiento]
ción de Fabio Maestri, al frente de un Complesso
barocco In Canto algo más nutrido de lo que
piden las partituras (los porqués se explican en el
folleto) y, en primer plano, la contralto Gloria
Banditelli, bien conocida y apreciada por los
amantes de la música barroca, y la soprano
Susanna Rigacci, cuya hermosa y distinguida voz
se ve ligeramente ensombrecida por cierto abuso
del vibrato que, sin embargo, no resta interés al
disco.

M.A.R.
M. D’AGINCOUR: Piezas para clave / Hervé
G.B. PERGOLESI: Cantatas de cámara – Questo è il piano e Niquet (clave) / GLOSSA / Ref.: GCD 921702 (1
questo è il rio [1ª grabación mundial]; Dalsigre, ahi! Mia CD) D2 [20% descuento ~ Precio especial de
Dalsigre; Luce degli occhi miei; Chi non ode e chi non lanzamiento]
vede; Nel chiuso centro / Susanna Rigacci (soprano); Gloria
Banditelli (contralto) / Complesso Barocco In Canto. Dir.:
Fabio Maestri / BONGIOVANNI / Ref.: GB 2185–2 (1 CD)
D2

(7)
Selección de cantatas sacras de Josef Leopold Václav Dukát (1684–1717) en SUPRAPHON

Entre bosques, riscos y corrientes


H emos leído en algunos libros que fue
la Guerra de Sucesión Española, y
más en concreto, la ocupación de
Nápoles por los Habsburgo en 1707, la que
mentales). Y especialmente, la que denomi-
nó Cithara nova, precisando a renglón
seguido que se había creado inter nemora,
cuanto pro omni tempore y que llevan un
chispazo de luz mediterránea a los umbro-
sos bosques checos.
La partitura, que se inventarió por prime-
propició la sustitución de la influencia musi- ra vez en 1916 y ha permanecido inédita
cal vienesa por la italiana en Bohemia. hasta nuestros días, refleja en su curiosa his-
Mejor sería decir que aceleró e intensificó toria de traslados, olvidos y abandono la
una tendencia iniciada con anterioridad. propia historia del país. La rescata el joven y
Porque en esa fecha ya había llegado, y no emprendedor Marek Stryncl para ofrecernos
débilmente, a centros como el monasterio una amplia selección (siete cantatas) al fren-
premostratense de Zeliv, aunque ubicado en te de su grupo especializado Musica Florea
un lugar solitario y apartado de la civiliza- –a estas alturas, bastante más que una pro-
ción, uno de los más importantes y activos mesa en el ámbito de la música antigua–,
foros musicales del país. que acompaña con extraordinario vigor a un
Prestaba allí sus servicios como organista conjunto de solistas (soprano, contratenor y
y maestro de capilla Josef Leopold Václav bajo) más que digno. Los amantes de las
Dukát, compositor de origen moravo del rarezas y curiosidades (para los checos, por
que, exceptuando que se formó con los descontado, es mucho más que eso: es un
jesuitas, no es mucho lo que se sabe –ni jalón fundamental en su evolución musical)
siquiera si fue monje o seglar–, pero que rupes et undas (entre bosques, riscos y tienen asegurada una hora larga de disfrute.
poseía no escaso talento y demostraba ser corrientes). Se trata de una colección de
buen conocedor del nuevo lenguaje venido doce cantatas sacras para solista, dos violi- M.A.R.
de Italia. Lo testimonian sus tres únicas nes y órgano, estructuradas en la clásica
obras que han sobrevivido al paso del tiem- sucesión de recitativos y arias, pensadas J.L.V. DUKÁT: Cithara Nova / 12 Cantatas sacras para
solistas vocales, dos violines y órgano / Hlavenková,
po (de otras sólo existen alusiones docu- tanto para ceremonias litúrgicas específicas Forster, Procházka / Musica Florea / SUPRAPHON / Ref.:
SU 3474–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-

La Pastorella ofrece en RICERCAR siete conciertos de cámara de Vivaldi

Magia vivaldiana
V ivaldi compuso un total de 22 conciertos de cámara, canti-
dad no demasiado significativa dentro del corpus de más de
500 conciertos que aparece en su catálogo de obras. Se
trata de conciertos para tres, cuatro o seis (RV 97) partes obligadas
caso del célebre concierto con láud RV 93. La sustancia musical de
todos ellos es, en cualquier caso, espléndida, y hace gala de la pro-
verbial creatividad de Vivaldi, inagotable inventor de melodías y
contrapuntos. Aunque es cierto que el arrojo de estos conciertos da
que presentan una prescripción de una sola voz por parte –con la camera es menor que el de los conciertos para orquesta, en ellos
excepción del bajo continuo, que dobla la hallamos unos movimientos rápidos de irresisti-
parte más grave–, en oposición a los conciertos ble magnetismo, plasticidad y animación,
«normales» con orquesta, en los que las partes mientras que en los tiempos lentos comparace
de rigor pueden ser dobladas por los instru- una bucólica poesía expresiva. Prueba de su
mentos del ripieno (relleno) orquestal. Estos talla musical es el hecho de que Vivaldi reela-
conciertos de cámara vivaldianos suponen una borara varios de ellos para convertirlos en con-
tipología camerística rara en la Italia barroca, ciertos orquestales, algo especialmente notable
pues no se conocen otros ejemplos concertísti- en el caso de cinco de los seis conciertos para
cos transalpinos de esta naturaleza. De hecho, flauta travesera, cuerdas y continuo que forman
las composiciones italianas intrínsecamente el Op. X vivaldiano. Destacable es también el
camerísticas –caracterizadas por un orgánico inmenso conocimiento del lenguaje específico
reducido que no contempla duplicaciones– se de cada instrumento demostrado por Vivaldi,
adscribían normalmente al campo de la sonata, que logra extraer la más inmediata elocuencia
y no al del concierto, algo que sí ocurría con expresiva de todos los medios sonoros partici-
más facilidad en Alemania o Francia. Con este pantes, ya sean de viento o cuerda. El conjunto
original procedimiento –una prueba más de la La Pastorella presenta una significativa selec-
inconfundible extravagancia del prete rosso– Vivaldi consumó la ción de siete conciertos de cámara –curiosamente no han grabado
pretensión de llevar el muy libre estilo de sus conciertos orquesta- el concierto RV 95 La Pastorella, al que evidentemente se sienten
les al terreno da camera –algo que también llevó a cabo en sus tan allegados–, en los que siempre comparece la flauta de pico
sonatas, aunque más moderadamente– y así experimentar su fanta- –tocada por el director Frédéric de Roos–, unas veces por destina-
sioso genio musical en medio de una textura compleja pero al ción original y otras por elección – musicalmente convincente– de
mismo muy transparente. La destinación instrumental de estos con- los intérpretes, que la utilizan en lugar de la travesera prescrita en
ciertos observa casi siempre la presencia de uno o dos instrumen- los casos del RV 88, RV 99, RV 106; –por otra parte hay que seña-
tos de viento –traverso, flauta de pico, oboe, fagot y hasta trompas lar que el concierto RV 94 aparece en el CD erróneamente nume-
de caza en el caso del RV 97–, que suelen contar con la compañía rado como RV 217–. Y como no podía ser de otra forma en unos
de uno o dos violines, además de los instrumentos del bajo conti- especialistas de la talla de los que forman La Pastorella, la graba-
nuo. Se da por seguro que Vivaldi los compuso –en la década de ción resulta una lección de interpretación historicista, por el domi-
1720– para el Ospedale della Pietà, el veneciano orfanato de niñas nio del estilo, la excelencia técnica, la claridad discursiva y el vigor
en el que ejercía de maestro di violino y que contaba con una muy expresivo de los ejecutantes, virtudes limpiamente recogidas por la
nutrida orquesta formada por las propias muchachas –figlie di toma sonora de un CD que debe figurar en lo más alto de las refe-
coro–, que eran consumadas virtuosas de toda la gama de instru- rencias camerísticas vivaldianas.
mentos barrocos; también es posible que algunos fueran escritos
para la corte de Mantua, donde por esos años Vivaldi trabajó igual- Pablo Queipo de Llano Ocaña
mente al servicio del Gobernador de la ciudad –el príncipe Filippo
d’Assia–Darmstadt–, o para compradores particulares, como es el A. VIVALDI: 7 Conciertos de cámara para diversos instrumentos / Varios solistas /
Ensemble La Pastorella / RICERCAR / Ref.: 233492 (1 CD) D2

(8)
Música vocal religiosa de Selección Navidad 2001
J.C.F. Fischer (1656–1746)
en rigurosa primicia de SUPRAPHON

Para los Caballeros


de la Cruz
J
ohann Caspar Ferdinand Fischer fue uno más de los
innumerables compositores bohemios que fecunda-
ron con su ingenio el panorama de la música barro-
ca europea. Aunque se ignora parte de su biografía y
hasta se suelen errar la fecha y lugar de su nacimiento
(las últimas investigaciones señalan que vio la luz en
Krásno, en el noroeste de Bohemia, en la fecha señala-
da en la entradilla),
la literatura especia-
lizada no olvida con-
signar que fue uno
de los primeros,
junto con J.S. Kusser
y G. Muffat, en llevar
al territorio imperial
las suites orquestales
de corte lulliano en
una publicación de
P.I. TCHAIKOVSKY: La bella durmiente /
bello título (Le jour- Durante, Solymosi, Dowell, Hussein, Tuckett /
nal de printemps, Orquesta de la Royal Opera House. Dir.: Barry
G. VERDI: Aida / Studer, D’Intino, O’Neill, Wordsworth / Coreografía de Marius Petipa /
Augsburgo, 1695); Agache, Lloyd / Orquesta de la Royal Opera Ref.: DVD 8926 (1 DVD) P.V.P.: 5.995 ptas.-
que dejó una notable House. Dir.: Edward Downes / PIONEER / Ref.:
obra para teclado DVD 8924 (1 DVD) P.V.P.: 5.495 ptas.– P.I. TCHAIKOVSKY: Cascanueces /
Mukhamedov, Yoshida, Cipolla, Madgwick /
(clave y órgano) que influyó al mismísimo J.S. Bach; y C. GOUNOD: Romeo y Julieta / Alagna, Orquesta del Royal Ballet de Birmingham. Dir.:
que también escribió composiciones vocales, en su Vaduva, Le Roux, Clarke, Sidhom / Orquesta de Barry Wordsworth / Coreografía de Peter
la Royal Opera House. Dir.: Charles Mackerras Wright, Lev Ivanov y Vincent Redmon / Ref.:
mayoría perdidas. En disco, sin embargo, sólo es posi- / PIONEER / Ref.: DVD 8925 (1 DVD) P.V.P.: DVD 8927 (1 DVD) P.V.P.: 5.995 ptas.-
ble encontrar parte de su música para teclado (en varias 5.995 ptas.–
GALA ORO Y PLATA CON PLÁCIDO DOMIN-
y muy buenas versiones, por cierto) y algunos ejemplos G. VERDI: Otello / Domingo, Te Kanawa, GO - Con Alagna, Croft, Gheorghiu, Graham,
de sus composiciones orquestales. Nadie se había ocu- Leiferkus, Leggate, Earle, Powell, Lackner, Lloyd, Vaduva, Villarroel y Watson / Orquesta
pado hasta ahora de su música vocal, aunque en los Beesley / Orquesta de la Royal Opera House. de la Royal Opera House. Dir.: Asher Fisch /
Dir.: Sir Georg Solti / PIONEER / Ref.: DVD PIONEER / Ref.: DVD 7204 (1 DVD) P.V.P.:
últimos tiempos algunas de ellas han sido objeto de 8920 (1 DVD) P.V.P.: 5.995 ptas.– 4.995 ptas.-
ediciones críticas.
G. VERDI: Stiffelio / Carreras, Howell, Yurisich, GALA HOMENAJE A TCHAIKOVSKY
Por fortuna, Marek Stryncl, que lleva ya algún tiem- Paxton, Leggate, Atkinson, Malfitano / Orquesta Domingo, Te Kanawa, Tomowa-Sintow,
po consagrando sus energías (que parecen ser muchas) de la Royal Opera House. Dir.: Edward Downes Burchuladze, Leiferkus, etc. / Dirs.: Downes,
/ PIONEER / Ref.: DVD Stiffelio (1 DVD) P.V.P.: Domingo, Barlow y Wordsworth / PIONEER /
a rescatar del olvido el considerable patrimonio musi- 5.495 ptas.– Ref.: DVD 8922 (1 DVD) P.V.P.: 5.495 ptas.-
cal checo, ha decidido enfrentarse a ellas. Y ha elegido
un puñado de obras religiosas (dos motetes, un oferto-
rio y una Misa) que Fischer compuso probablemente en
los primeros quince años del Setecientos para los G. SANZ: Instrucción de música sobre la gui-
tarra española (1674-75) / Orphénica Lyra.
Caballeros de la Cruz, orden autóctona de origen Dir.: José Miguel Moreno / GLOSSA / Ref.:
medieval que, además de dedicarse a tareas asistencia- GCD 920206 (1 CD) D2
les, desempeñó junto a los jesuitas un relevante papel
en las luchas –espirituales y de las otras– contrarrefor-
mistas. Escritas para las dos festividades principales de
la orden, la Invención y la Exaltación de la Cruz, lla-
man, según su carácter, a los triunfales clarines o a la
cuerda sola y muestran a un compositor que, cono-
ciendo muy bien la tradición germánica, no ignora la
música italiana (vieja y nueva) y francesa, que posee
inventiva melódica y domina los recursos expresivos y
que, en definitiva, también en este ámbito de su pro-
ducción merecía mejor suerte de la que le reservó la PEDRO ESTEVAN - El aroma del tiempo / Con
Marco Ambrosini, Julio Andrade, Dimitris
posteridad. Para su interpretación, Stryncl, buscando Psonis, Arianna Savall y Salvador Vidal /
adaptarse a la esencia de la música y a la práctica his- GLOSSA / Ref.: GCD 921002 (1 CD) D2
tórica de la citada orden, recurre al coro juvenil mas-
culino Boni Pueri, en el que se integra con naturalidad
un quinteto solista de adultos (parte del cual es habitual
en sus grabaciones) que salva con soltura los escollos
de las partituras. Por supuesto, el grupo instrumental es
el espléndido Musica Florea. El disco, ya lo verán,
merece la pena y no sólo por la novedad del repertorio.

M.A.R.
J.C. F. FISCHER: Archivo praguense de los caballeros de la Cruz –
Concertus de Sancta Cruce; O Crux Venerabilis; Offertorium de J.S. BACH: Las 6 Suites para cello, BWV
Dedicatione Templi; Missa Inventionis Sanctae Crucis / Hlavenková, 1007-1012 / Transcripción e interpretación:
Eibenová, Forster, Brezina, Pospísil / Musica Florea. Dir.: Marek Stryncl Paolo Pandolfo (viola da gamba) / GLOSSA /
/ SUPRAPHON / Ref.: SU 3534–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.- Ref.: GCD 920405 (2 CD) D2 x 2

(9)
GLISSANDO presenta una integral de la Op. 2 Quintetos para cuerda de Michael Haydn
de Michel Blavet (1700–1768) por el Noname por el Concilium Musicum Wien

El traverso El hermano pródigo


A
pesar de haber desarrollado una carrera musical alejada de los ámbi-
dieciochesco francés tos en los que trabajó Joseph, la figura –pero sobre todo la importan-
te producción musical– de Michael Haydn ha permanecido desde el
siglo XVIII bajo la sombra de su gran hermano, hecho que sin duda ha pro-

S
e dice que Michel Blavet, como consecuencia de un vocado una carencia hiriente de grabaciones que nos ha impedido conocer
aprendizaje autodidacta con los instrumentos fabri- hasta fechas muy recientes la gran calidad de su interesante obra.
cados por su padre, tocaba el traverso inclinado Posiblemente sea la producción camerís-
hacia la izquierda. Pero, eso sí, lo hacía con un virtuo- tica del Haydn de Salzburgo la menos
sismo excepcional. Así que, todavía joven, abandonó su atendida de todas las facetas que, como
Besançon natal para probar fortuna en París. Y no le fue compositor, cultivó durante su vida. Los
mal en la France de la France. Tras estar fugazmente al cinco quintetos que ahora se nos presen-
servicio de ciertos tan, compuestos entre 1773 y 1784, y en
aristócratas, halló los que es más que patente la influencia
pronto acomodo con de su gran amigo W.A. Mozart –quien, tal
el conde de vez en sincero homenaje, escribiera su
Clermont, un curioso, célebre Quinteto, KV 174 en la estela de
melómano y manirro- Michael–, atestiguan la gran maestría
to personaje que lle- contrapuntística, la brillante combina-
vaba su manía –más ción y el delicado tratamiento que Haydn
que gusto– por la otorga a cada una de las voces, caracte-
música hasta el extre- rísticas que sin duda evidencian la des-
mo de elegir prefe- treza que también quedaría plasmada en
rentemente a sus su abundante obra sacra, destinada a los servicios litúrgicos de distintas ins-
numerosas amantes, tituciones eclesiásticas de Salzburgo, entre ellas la Catedral, para las que tra-
con quienes gastó un bajó como organista desde 1777 hasta el momento de su muerte, en 1806,
fortunón, entre las después de una vida realmente enigmática y, en cierto modo, extravagante
cantantes de ópera. Y (rechazó un importante puesto como maestro de capilla en Eisenstadt y uti-
aunque recibió tenta- lizaba un lenguaje secreto para escribirse con uno de sus pocos amigos,
doras ofertas, incluida una del flautista y príncipe here- Benedik Hacker), marcada por las desgracias personales (además de pade-
dero de Prusia Federico, nunca abandonó a su patrón, cer un fuerte alcoholismo sufrió la pérdida de su única hija cuando ésta con-
con quien permaneció hasta su muerte y para cuyo tea- taba tan sólo un año) y el estudio de los clásicos latinos y de la meteorolo-
tro privado escribió algunas obras escénicas de modes- gía.
tas dimensiones –¿adivinan quiénes eran sus intérpretes Son los miembros de la formación Concilium Musicum Wien, dirigidos
femeninas?–. Pero fueron sus regulares apariciones en el por el violinista Paul Angerer, los encargados de recrearnos, con gran acier-
Concert Spirituel y sus composiciones para flauta los to y resuelta calidad técnica, esta música sensual y brillante, repleta de
fundamentos de su fama. Sus cualidades como intérpre- inmensas sutilezas y deslumbrantes armonías; bellísimos sonidos que en los
te merecieron elogios, por ejemplo, de Quantz y instrumentos dieciochescos utilizados para la grabación adquieren su ver-
Telemann. De su producción no nos ha llegado sino un dadera y auténtica dimensión.
solitario concierto para flauta y orquesta y tres coleccio-
nes de sonatas. De ellas es la Opus 2, publicada en F.P.C.G.
1732, la preferida por estudiosos y flautistas. Porque pre-
senta indicaciones precisas sobre respiración y otros M. HAYDN: Los Quintetos para cuerda / Concilium Musicum Wien. Dir.: Paul Angerer / KOCH /
Ref.: 367592 (2 CD) D2 x 2
interesantes detalles pedagógicos. Y ante todo, por la
riqueza de su inspiración y la belleza de sus melodías,
por la habilidad con que funde aromas italianos y fran- Josef Vlach dirige dos obras clásicas
ceses, por su exigente virtuosismo... de Mozart y Tchaikovsky para SUPRAPHON
Los buenos aficionados no han olvidado que allá por
1979 Bartold Kuijken grabó una de estas sonatas (Op. 2
nº 2). Y tal vez recuerden otras dos grabadas por Dan
Laurin (BIS) y las antologías algo más amplias de
Música del aire
O
Allain–Dupré y Arita en sellos que por aquí se distribu- bras suficientemente conocidas las ofrecidas en el disco de refe-
yeron muy mal. Nos la ofrece ahora completa, lo que es rencia, aunque no por ello faltas de atractivo. En este caso, y
muy de agradecer, un joven Trío Noname integrado por fechadas en 1960 y 1964, versiones de brillante ejecución por la
veteranos intérpretes: Peter Holtslag (traverso), Rainer Orquesta de Cámara Checa dirigida por
Zipperling (viola de gamba y violoncelo) y Ketil su antiguo primer violín, Josef Vlach,
Haugsand (clave). Aunque asociamos más a Holtslag quien se incorporaría al mando de
con la flauta dulce que con la travesera, hay que decir dicha formación desde 1957, una vez
que domina ésta igualmente y está muy bien secundado abandonada ésta por su antiguo funda-
por sus compañeros, firmando conjuntamente una inter- dor Václav Talich.
pretación elegante y exquisita. Pero si alguien cree que Serenatas y Divertimentos son obras
hasta las exquisiteces pueden mejorar con un toque instrumentales en varios movimientos
excitante de especias y otros aditamentos cuyo secreto que se constituyeron, ya en el siglo
sólo poseen algunos chefs, no debería olvidar a Barthold XVIII, como música de placer o entrete-
Kuijken. Que en su grabación (Accent, 67909) no haya nimiento, siendo tocadas como música
sino una solitaria sonata de Blavet no debe importarle: vespertina y en su mayor parte al aire
va engarzada en el más maravilloso CD de música libre. Al mundo cortesano Mozart apor-
barroca francesa para traverso que ha conocido la histo- ta no sólo una inspiración que rebasa
ria del disco. con mucho lo puramente «ornamental»,
sino también esas intuiciones prerro-
M.A.R. mánticas por las que supera el mundo en torno.
La Pequeña música nocturna nos suministra uno de los más bellos
M. BLAVET: 6 Sonatas para flauta y bajo continuo / Trio Noname /
GLISSANDO / Ref.: 779035–2 (1 CD) D2 ejemplos de inspiración y de estética mozartiana. Aquí no falta ni sobra

( 10 )
3 Divertimentos, op. 16, de Luigi Boccherini, por el Piccolo Concerto Wien

Músicas reales para don Luis de Borbón


G
racias a jóvenes sellos independientes como SYMPHONIA prete, y también de Boccherini), nos dibujan la imagen de un com-
vamos conociendo cada vez más y mejor no sólo gran can- positor en el que las ideas musicales, llenas de poesía y encanto, bri-
tidad de interesantes músicas escritas por llan por doquier y se convierten en las protago-
autores olvidados en la actualidad, sino también nistas de unas obras que tras haberlas escucha-
un buen número de composiciones hasta ahora do se convierten en absolutamente indispensa-
desconocidas de algunos compositores tan céle- bles.
bres como Luigi Boccherini. Este es el caso de los Los miembros del Piccolo Concerto Wien, for-
6 Divertimenti Op. 16, de los que ahora se han mación historicista de reconocida competencia
grabado los números II, III y V para dos violines, en el campo de la música de cámara de la
flauta obligada, viola, dos cellos y ripieno com- segunda mitad del siglo XVIII, nos vuelven a
puestos en 1773 para la corte del Infante don brindar una ejecución musical deslumbrante y
Luis de Borbón. Estas interesantes obras camerí- ejemplar que cubre todos los sutiles detalles que
siticas, repletas de un encanto y una sensualidad tanto abundan en la música de Boccherini, ade-
desbordantes, representan uno de los géneros más de posibilitarnos la oportunidad de acercar-
menos conocidos del genio luqués, en el que, nos a una de las páginas más gloriosas, pero
una vez más, se nos muestra el inigualable y menos conocidas, de nuestro gran músico adop-
genial sello personal que inunda toda su produc- tivo.
ción musical. La afortunada proliferación de
pasajes virtuosísticos a solo, tanto para la flauta (escuchen con aten- F.P.C.G.
ción las Variazioni. Allegro giusto del Divertimento II), como para
los violines o el violoncello (instrumento este último, como bien L. BOCCHERINI: 3 Divertimentos para 2 violines, flauta, viola, 2 violoncellos y con-
trabajo / Marcello Gatti (flauta) / Piccolo Concerto Wien / SYMPHONIA / Ref.: SY 01188
saben, preferido de don Luis de Borbón, del que era un gran intér- (1 CD) D2 [20% descuento ~ Precio especial de lanzamiento]

una nota, no hay un solo sonido falso, Cuartetos de Gaetano Brunetti (1744–1798) para Carlos IV de Borbón, en CPO
inorgánico o forzado. Aquí, decíamos,
todo ocupa el lugar adecuado, todo se
desarrolla orgánicamente: las modulacio- En la corte de España
nes del primer movimiento, la técnica de

R
imitación en la Romanza, las modifica- esulta notorio, a la par que gratificante, el imparable interés que la música española
ciones del impulso rítmico. La impresión del siglo XVIII ha suscitado en los últimos 3 o 4 años tanto entre los intérpretes como
de simplicidad infantil, indiscutible, que entre algunos sellos discográficos independientes. Sin duda estamos ante un atracti-
se desprende de la música constituye vo, excelente e inexplorado repertorio musical que
también, sin duda, la razón de la sin igual todavía debe arrojar a la luz muchas de las obras que
popularidad de esta Serenata. ¡Cuántas brillaron con luz propia en la Corte de España, y tam-
delicadezas encierra la partitura, cuántas bién en otros ámbitos como el eclesiástico o nobiliario,
dificultades ofrece para una descripción a finales del Antiguo Régimen. Buena prueba de este fas-
analítica! El arte de la composición ha cinante mundo por descubrir son los cuartetos del ita-
sido impulsado hasta los más altos nive- liano Gaetano Brunetti (1744–1798) que ahora presen-
les. tamos. De virtuosa formación violinística a cargo de
Qué mejor que la inclusión con estas Carlo Tessarini, fue adscrito, desde su misma llegada a
páginas de Mozart de la Serenata para Madrid en 1767, al servicio del Príncipe de Asturias don
cuerda de Tchaikovsky, conexión progra- Carlos de Borbón, personaje del que ya no se separaría
mática acertada, por su consagrada vene- hasta su prematura muerte, acaecida repentinamente en
ración y amor hacia el músico de 1798 cuando tan sólo contaba 44 años de edad, después
Salzburgo. En el año 1880 nacieron tres de haber formado parte de la Real Cámara, conjunto ins-
obras que figuran hoy día entre las más trumental formado por don Carlos al subir al trono en
célebres del maestro ruso: el Capricho diciembre de 1788, y haber compuesto para su augusto
italiano, la patriótica Obertura 1812 y la patrón una gran cantidad de música camerística y orquestal en la que sobresalen sus más
Serenata en do mayor, Op. 48, obra que de 60 quintetos para cuerdas (uno de los géneros preferidos por el Rey), 50 cuartetos (algu-
por su expresión exaltada y sus medios nos de ellos escritos para la Casa del Duque de Alba), 39 sinfonías, un Gran Concierto y
sonoros más íntimos, contrasta con la rui- un buen número de piezas destinadas a los bailes de gala celebrados en la Corte Real. Las
dosa Obertura. Tchaikovsky estaba con- obras aquí grabadas fueron compuestas entre los años 1774 y 1792 para ser interpretadas
vencido del valor artísticos de su en los círculos privados de don Carlos (él mismo interpretaba las partes del segundo vio-
Serenata, escrita por auténtica inspira- lín) y reflejan el proceso de madurez seguido por el compositor durante sus años de tra-
ción, nacida de una necesidad interior, bajo en España, discurriendo su estilo por un proceso evolutivo que va desde los aires
absorto en los pensamientos de la «bie- haydnianos de sus primeras composiciones camerísticas al sello personal e inconfundible
namada ausente». Es bien sabido que de Brunetti, patente en su Cuarteto en la mayor, que abre el compacto y que sería escrito
muchos críticos y amantes de la música para celebrar la subida al trono del Príncipe de Asturias con el nombre de Carlos IV, o en
indican que la primera parte de esta par- los opus 2 de los que aquí se recogen los números 1 y 2.
titura constituye un homenaje a Mozart y El Schuppanzigh–Quartett, que toma su nombre de Ignaz Schuppanzigh (1776–1830),
que había encontrado, en el primer movi- uno de los mejores violinistas de finales del siglo XVIII, además del creador en 1796 del
miento, el estilo de éste. Permítaseme primer cuarteto de cuerda estable de la historia, fue fundado en 1996 con motivo del
discrepar o dudar de tal opinión. bicentenario de la creación de su predecesor. Esta joven y dinámica formación de instru-
Disco de hermoso contenido al que mentos originales tiene la virtud de mostrarnos, en primicia mundial, algunas de las pági-
puede añadirse que goza de una excelen- nas más hermosas de la música que inundó los salones cortesanos de la borbónica España
te toma de sonido. de la Ilustración, pero también la de regalarnos una interpretación llena de poesía y encan-
to, en la que el equilibrio y la serenidad del sonido de los instrumentos dieciochescos nos
Manuel García Franco devuelven en estado casi original la frescura de una música que nunca debería haber per-
manecido tanto tiempo en silencio.
W.A. MOZART: Eine kleine Nachtmusik;
Divertimento en re mayor – P.I. TCHAI-
KOVSKY: Serenata en do mayor / Orquesta de F.P.C.G.
Cámara Checa. Dir.: Josef Vlach / SUPRAPHON
/ Ref.: SU 3565–2 (1 CD) D5 G. BRUNETTI: 4 Cuartetos para cuerda / Cuarteto Schuppanzigh / CPO / Ref.: 999780–2 (1 CD) D5

( 11 )
BIS prosigue ambiciosa su integral de música para teclado de C.P.E. Bach

Y van siete...
C
on la aparición del este séptimo –y hasta la fecha último– increíble belleza (en especial el Andante de la sonata en sol mayor
volumen, la excelente integral de la obra para tecla sola de Wq. 65/22 o el Adagio de la sonata en fa mayor Wq. 62/8) con el
C.P.E. Bach que el sello sueco BIS inauguró hace ya algunos expresivo dinamismo de los rápidos en los que Bach pone de mani-
años, alcanza su mayoría de edad y comienza fiesto su deslumbrante técnica a la hora de
a ser una referencia indiscutible para los aman- dotar a estas composiciones de estructuras
tes del repertorio para tecla del siglo XVIII. El polifónicas que las convierten, además de en
balance de la colección, a la que hay que unir un auténtico regalo para el oído, en obras que,
las 10 entregas editadas hasta ahora de sus con- sin paliativos, deben ser calificadas como
ciertos para teclado, no ha podido ser más hala- mayores.
güeño. Críticas favorables y considerables ven- A estas alturas poco es lo nuevo que se puede
tas sobre la base de excelentes músicas poco decir de Miklós Spányi. Este extraordinario
conocidas, arropadas, a su vez, por un intérpre- músico húngaro, afincado en Finlandia e inte-
te de excepción como es Miklós Spányi, cata- grante de la joven generación de grandes
pultan este importante proyecto hacia uno de teclistas que en la actualidad están remozan-
los lugares más destacados de la edición disco- do el mundo de la interpretación historicista,
gráfica reciente en el mundo de la música culta. está llamado a ser en breve espacio de tiempo
Las 5 Sonatas que ahora se presentan serían uno de los herederos de las grandes glorias de
compuestas entre los años 1748 y 1749 para la Leonhardt o Koopman y no sólo por su bri-
estricta Corte de Federico II el Grande de llante técnica interpretativa, sino también por
Prusia. Son obras que responden perfectamente a los patrones el estudio exhaustivo y riguroso al que somete las obras grabadas y
musicales imperantes en la Alemania ilustrada de mediados del la elección de los instrumentos a utilizar, siempre contrastada con
siglo XVIII, en la que todavía convivían algunas influencias del esti- fuentes originales de las que hace un uso inteligente y científico.
lo barroco tardío con los nuevos aires del Stil Galant que habría de
dominar el gusto musical de Europa durante algunas décadas. En F.P.C.G.
estas composiciones volvemos a encontramos, una vez más, con la
elegancia omnipresente en toda la obra del Bach de Berlín, en la C.P.E. BACH: Integral de la obra para teclado (Vol. 7) – Sonatas W.65/22, W.65/25,
W.62/8, W.65/23 y W.62/10 / Miklós Spányi (clave) / BIS / Ref.: BIS 1086 (1 CD) D2
que se alternan con genial magisterio los movimientos lentos, de [Anteriores volúmenes también disponibles: consulte catálogo y precios]

Giob, un Oratorio de C.D. Von Dittersdorf (1739–1799), en CPO

Un reencuentro con la historia


E
n estos tiempos actuales, en los que las da en la Corte prusiana, cuyos miembros, buena dosis de carga dramática bien paten-
producciones discográficas están suje- movidos por el interés que suscitó el estre- te en sus numerosos e impresionantes reci-
tas a la tiranía de las leyes del merca- no, llegaron a pagar en algunos casos hasta tativos acompañados, pasajes que unidos a
do, resulta francamente difícil, cuando no diez veces más del precio estipulado por las la fina elegancia de sus arias y dúos (con
arriesgado, la grabación de obras musicales entradas. algunos ejemplos verdaderamente memo-
de gran amplitud en las que intervienen un rables en Sì, vorrei dallalma scotere,
elevado número de intérpretes y que ade- Quando ride serene la sorte, I miei figli? o
más son desconocidas para un público Ah quella man, o sposo entre otros nume-
amplio aunque bien dispuesto a recibir rosos ejemplos), más próximos al genero
novedades de calidad. Por ello, las efeméri- operístico que al del oratorio sacro, termi-
des, que se han convertido en los últimos nan de convencernos de que el encuentro
años en una mera excusa para lanzar algu- con la música de Dittersdorf era un reen-
nos de los tesoros musicales olvidados, cuentro ineludible con la historia.
constituyen un marco cultural inigualable El empeño de Hermann Max por devol-
para la difusión de todo un legado musical vernos del olvido muchas de las páginas
y artístico que no debe permanecer durante más bellas de la música alemana del siglo
más tiempo en silencio. En esta ocasión, y XVIII ha tenido, una vez más, un magnífico
con motivo del bicentenario del falleci- resultado. Este veterano director nos descu-
miento de Dittersdorf, el sello alemán CPO bre ahora una gran obra, brillante y magis-
y los conjuntos barrocos Rheinische tral, que exige la participación de unos
Kantorei y Das Kleine Konzert, que tan bue- Evidentemente nos encontramos ante intérpretes y una dirección de gran calidad
nos momentos nos han regalado, han gra- una obra de grandes dimensiones musica- para poder llevarla a cabo con garantías de
bado en primicia mundial el oratorio Giob, les; en ella, la mano maestra de Dittersdorf éxito. Sin duda, las formaciones Rheinische
segunda incursión de Dittersdorf en el nos brinda una partitura maestra en la que Kantorei y Das Kleine Konzert, expertos en
género tras su Esther de 1773. Estrenado una música de altísima calidad y gran belle- estos repertorios, y el gran elenco de solis-
para la Sociedad de Músicos en Viena za melódica y armónica arropa el bello tas, entre los que sobresalen el tenor
durante la Cuaresma del a ño 1786, consti- texto bíblico (posiblemente a cargo de S.I. Markus Schäfer en el papel de Giiob, la
tuyó uno de los mayores éxitos de nuestro Pintus) que le sirve de base argumental. soprano Romelia Lichtenstein en el de Zara
ennoblecido compositor, que recibiría, Dittersdorf, de sólida formación contrapun- o el sopranista Jörg Waschinski como
incluso, los más calurosos elogios por parte tísitica, recurre en numerosas ocasiones a Baldad, terminan de rubricar un excelente
del Emperador José II. Tras el estreno vie- lo largo de toda la obra a los modelos más registro que no debería dejar de figurar
nés, el oratorio sería interpretado en Berlín estrictos del barroco centroeuropeo (no entre sus próximas adquisiciones.
en 1789, donde el exigente Guillermo descuiden el coro final fugado Al
Federico II de Prusia ordenaría su represen- Redentore) pero confiriendo a su vez a la F.P.C.G.
tación en el Teatro de Corte con la partici- obra los aires del Clasicismo vienés, en los
pación de 232 intérpretes, a la que asistió que sin duda fue uno de los grandes maes- C.D. VON DITTERSDORF: Giob / Schäfer, Lichtenstein,
Waschinski, Abele / Das Kleine Konzert. Dir.: Hermann
buena parte de la nobleza alemana afinca- tros junto con Haydn y Mozart, y una Max / CPO / Ref.: 999790–2 (2 CD) D2 x 2

( 12 )
Pequeñas obras para cámara SUPRAPHON presenta un recital «napolitano» de Peter Dvorsky
de Alessandro Rolla (1757–1841)

Desde Italia, ... y un eslovaco


un vienés... L
a canción napolitana o aledaños, desde los modelos impuestos por Caruso, Schipa
o Gigli, es como una segunda piel para los tenores italianos. Ello no quiere decir
que intérpretes de otras latitudes no se hayan ten-

E
l nombre de Alessandro Rolla no es des- tado por estos temas melancólicos o patéticos, vitales
conocido para las páginas de este bole- y extravertidos, ostentosamente varoniles y sensuales,
tín. Ya en fechas anteriores nos ocupába- llenos de luminosidad y colores mediterráneos.
mos de presentar y comentar un álbum con Ahora se ha sumado a esta lista de tenores «napolita-
numerosas piezas para música de cámara nos» el eslovaco Peter Dvorsky, cantante bien cono-
grabadas para el sello SYMPHONIA durante cido en los escenarios operísticos internacionales,
el año 1997. Ahora es DYNAMIC quien nos donde lleva bregando desde hace un cuarto de siglo,
ofrece otros atractivos Dúos y Caprichos y que en septiembre de este año cumplirá sus cin-
cuya grabación se efectuó el pasado año en cuenta años. Dvorsky ha elegido el repertorio más
la ciudad de Génova. competitivo, abarcando desde hasta los archifrecuen-
Lo que no cabe la menor duda es que tados «Cor ´ngrato», «Torna a Surriento» y «O sole
Rolla está considerado como el compositor mio» –además de «Lolita», «Vivere», «A vuchella»,
más prolífico de dúos para instrumentos de «Mamma», etc.–, añadiendo como propina final una
cuerda en la historia de la música. Su impre- canción hispanomexicana que, por su lenguaje
sionante obra (211 composiciones de las que ostentoso y su osadía interpretativa, se codea bien
hay publicadas 163) prueba no sólo una apti- con sus hermanas italianas: «Granada» de Agustín Lara. Dvorsky tiene el timbre latino
tud para asociado con este repertorio cancioneril, y a esa voz limpia y brillante se añade el tem-
compo- peramento generoso que corresponde. Así surge este bonito disco de fácil y agradable
ner, sino escucha, como el repertorio que contiene, convenientemente acompañado por una
también, buena orquesta como es la Praga Filarmonía que dirige el joven Rastislav Stúr.
después
de un Fernando Fraga
profundo
RECITAL PETER DVORSKY – Vivere [Célebres «canzonettas» italianas] / Obras de Bixio, Tosti, Gastaldon, etc. /
análisis, Filarmonía de Praga. Dir.: Rastislav Stúr / SUPRAPHON / Ref.: SU 3577–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
el talento
creativo
en el ORFEO D’OR publica la Ifigenia en Táuride del Festival de Salzburgo 2000
autor y su
experien-
cia a la
hora de
Emociones a flor de piel
sacar el

E
l Festival de Salzburgo del año 2000, que tuvo como tema central la reinterpreta-
máximo provecho del instrumento. Los Seis ción de los mitos clásicos, anunció a bombo y platillo las nuevas producciones de
dúos para flauta y violín –los tres primeros Los troyanos de Berlioz y La bella Helena de Offenbach a cargo de Herbert
«concertanti», publicados en 1828 por Wernicke, así como las reposiciones del Tristán e Isolda de Klaus Michael Grüber y
Francesco Lucca y los tres siguientes en los Eduardo Arroyo y del Don Giovanni de Luca Ronconi. Sin embargo, la gran sensación
que la flauta juega un rol principal, publica- fue un montaje de pretensiones mucho más
dos entre 1831–32 por Carulli y Ricordi en modestas, pero que consiguió como ninguno de
Milán– son composiciones de carácter neo- los citados llegar directamente al corazón. Claus
clásico y presentan una escritura elaborada, Guth presentó en el patio de la Residencia de los
bien estructurada, armoniosa y sólida, fresca, antiguos arzobispos una Ifigenia en Táuride que
fluida y rica en virtuosismo. Similares e era una admirable transposición moderna de los
incluso superiores son los tres magníficos ideales estéticos de Gluck. La tragedia de los átri-
Capricci para viola, cuyo título original es das adquirió una dimensión freudiana con la utili-
Exercizio I e II para las dos primeras piezas y zación de unos dobles de los personajes corona-
Exercizio e Arpeggio para la tercera, en los dos por unas cabezas descomunales que les daban
que se muestra el extremo virtuosismo violi- un aspecto entre naïf e inquietante, reflejando toda
nístico del maestro pavesano. Si los dos pri- la fuerza dramática de la extraordinaria música.
meros son más reflexivos y polifónicos, el Incluso un director como Ivor Bolton, muy correc-
tercero es una verdadera lección de destreza to pero que difícilmente roza la genialidad, pare-
instrumental que obliga al intérprete a un cía sacar chispas de una magnífica Orquesta del Mozarteum.
esfuerzo técnico considerable. Es una com- Pero lo que elevó las veladas a la altura de lo irrepetible fue la interpretación de
posición en la que se nos hace presente el Susan Graham. Difícilmente asistimos a una compenetración tan absoluta entre un can-
fenómeno Paganini. Algunas enciclopedias tante y su personaje como la alcanzada por esta estupenda mezzo norteamericana, sin
señalan a Rolla como maestro del violinista duda uno de los mayores temperamentos operísticos de hoy. Con un timbre bellísimo
genovés. en toda la tesitura, una impecable adecuación estilística y una musicalidad a flor de piel
El lombardo Rolla, en definitiva, manten- nos hace sufrir con ella de todo el destino de la infortunada hija de Agamenón, pero lo
dría en Italia el modelo al estilo de Mozart y logra con una dulzura y una naturalidad absolutamente conmovedoras. A su lado, Paul
Haydn, aunque estilizado y simplificado, y si Groves es un Pílades que sabe aunar delicadeza y resolución, y Thomas Hampson (que
sus creaciones fueron clasificadas y cataloga- resultaba un tanto excesivo en el plano gestual) un Orestes de inequívoca energía,
das en 1981 por Luigi Alberto Bianchi y a mientras Philippe Rouillon logra plasmar la brutalidad del rey Toas sin caer en el arque-
Luigi Inzaghi, aquí, tanto Bianchi como tipo.
Mario Carbotta nos obsequian con una Con una magnífica toma sonora en vivo, esta Ifigenia se sitúa a la altura de las mejo-
memorable interpretación. res versiones discográficas de la obra. Y, sin duda, una de las más veraces.
M.G.F. Rafael Banús Irusta
A. ROLLA: 6 Dúos para flauta y violín; 3 Caprichos para
viola / Mario Carbotta (flauta); Luigi Alberto Bianchi (vio- G.W. GLUCK: Ifigenia en Tauride / Graham, Hampson, Groves, Rouillon, Schalaeva / Orquesta del Mozarteum
lín y viola) / DYNAMIC / Ref.: CDS 371 (1 CD) D2 de Salzburgo. Dir.: Ivor Bolton (2000) / ORFEO / Ref.: C563012I (2 CD) D4 x 2

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40 grabaciones legendarias, acústicas y eléctricas, L’impresario in angustie, una comedia musical
de escenas y arias de Vincenzo Bellini de Cimarosa, en BONGIOVANNI

Casi medio siglo Nápoles alla moda


cantando a Bellini
P
articularmente fecundo para Domenico Cimarosa fue el año
de 1786. Al estreno en el Teatro del Fondo de Nápoles del

E
l mejor homenaje discográfico dedicado a Vincenzo Bellini,
con motivo de los doscientos años de su nacimiento, es el que oratorio Il sacrificio d’Abramo, le siguieron Il Credulo, com-
publica Lebendige Vergangenheit. El sello ha buceado en sus media per musica en 3 actos representada durante los carnavales,
archivos históricos y ha seleccionado páginas esenciales de su dis- seguido de Le trame deluse, otra brillante commedia per musica
cografía realizadas entre 1905 , con el «A te, o cara» de Alesandro también en tres actos y, finalmente, la desenfadada farsa
Bonci, y 1949 con «Qui la voce sua suave», uno de los primeros L’impresario in angustie, todas ellas con libreto de Giuseppe
registros de Maria Callas. Por los dos discos de grabaciones acústi- Diodati y representadas en el
cas y eléctricas se pasean Teatro Nuovo de aquella misma
algunas grabaciones ya míti- ciudad de Nápoles en la que un
cas de nuestros antepasados público entusiasta y completa-
cantores, permitiéndonos mente entregado comenzaba a
poder admirar los trinos ina- ver en Cimarosa, a la sazón de
cabables y la pureza tímbrica 37 años, una de las grandes
de Amelita Galli–Curci com- figuras operísticas que habrían
pitiendo como Amina con la de marcar los gustos del género
austriaca Selma Kurz, el ini- bufo de finales del siglo XVIII
gualable Elvino de Tito (todavía tendría que estrenar
Schipa (junto a la citada con un espectacular éxito, en
Galli–Curci o la angélica Toti febrero de 1792, ante la corte
Dal Monte), los caprichos de imperial de Viena, su gran obra
Fernando de Lucia (que se maestra Il matrimonio segreto)
come los agudos de Elvino), y principios del XIX, y que en
la línea de canto y el legato buena medida prepararía, junto a Paisiello, el camino por el que
impecable de Ezio Pinza pocos años después caminaría el gran genio de Rossini.
(pese a que, como se sabe, cantaba de oído), las Normas pre–calla- L’impresario es una de esas obritas en un acto que nos muestran
sianas de Ester Mazzoleni, Celestina Boninsegna o Giannina Russ, la frescura, inteligencia y ágil pluma de Cimarosa a la hora de
la original agilidad de la aniñada Amina de Maria Ivogün en la dotar a cada uno de los personajes de la trama teatral de una psi-
cabaletta final de la obra, la clase de Giuseppe de Luca en una cología musical propia y característica que los hace extremada-
página baritonal que parece hecha a medida, la cavatina de mente atractivos para el oyente actual. La savia italiana de todo el
Riccardo de Puritani, la energía de Hipólito Lázaro, la autoridad del entramado dramático queda perfectamente reflejada en sus diver-
barítono de barítonos Titta Ruffo, la elegancia de Mattia Battistini, la tidos recitativos, pero además, la elegancia, el lirismo y virtuosis-
fuerza de Claudia Muzio en el ya legendario «Sorgi o padre» o en mo de sus arias y un bellísimo tratamiento de los conjuntos voca-
la no menos admirable «Ah non credea mirarti» (con esa capacidad les, del que es un magnífico ejemplo el Finale, de más de diez
de aclarar las vocales y subrayar las consonantes que supo asimilar minutos de duración, hacen de L’impresario uno de esos momen-
y ampliar Callas), la pudibundez de Lina Pagliughi, la opulencia ins- tos culminantes del teatro musical cómico del Siglo de las Luces.
trumental de Rosa Ponselle (también Norma que, se aprecia, supo Fiel a su larga tradición el sello BONGIOVANNI nos ofrece un
asimismo «escuchar» Maria Callas), el buen hacer del bajo valen- registro efectuado en directo, en esta ocasión durante las repre-
ciano Andrés Perelló de Segurola, la virginalidad de la exótica Elvira sentaciones celebradas en el Teatro Sociale di Amelia en noviem-
rusa de Antonina Nezhdanova, el Oroveso incalificable de Feodor bre de 1997 y en las que la Associazione Sinfonia Umbra y la
Chaliapin, la osadía de acentos de Giacomo Lauri–Volpi en extre- Orchestra In Canto, dirigidas por un Fabio Maestri excelente junto
mos como son Pollione y Arturo, la solidez y autenticidad de una a un conjunto de solistas entre los que destacan con luz propia un
gran mezzo como Irene Minghini–Cattaneo (un registro casi extin- virtuoso Angelo Romero como don Crisobolo, una soberbia Paola
guido hoy, donde abundan las sopranos cortas disfrazadas de tal), Quagliata como Merlina (verdadera revelación en el mundo de la
etc. Un disco sin desperdicio en el que el oyente, a lo largo de más ópera dieciochesca: recuerden su gran papel de Condesa en el
de dos horas y media, tiene la obligación de no distraerse, de no Don Chisciotte de Paisiello recientemente editado por DYNA-
perder ni un momento de la audición, so pena de dejar pasar algu- MIC) o una deslumbrante Patrizia Zanardi en el papel de
na genialidad o cualquier detalle único de estas personalidades irre- Fiordispina, nos devuelven, y con verdadero acierto, una obra
petibles. que desde luego merecería figurar en la discoteca de cualquier
aficionado a la buena ópera del siglo XVIII.
F.F.
F.P.C.G.
EN ALAS DEL BEL CANTO – Vincenzo Bellini en 40 grabaciones legendarias, acústicas
y eléctricas (1905–1949) / Registros de Galli–Curci, De Lucia, Chaliapin, De Luca, D. CIMAROSA: L’impresario in angustie / Romero, Zanardi, Zarrelli, Quagliata,
Battistini, Pinza, Lázaro, Schipa, Siepi, Pasero, Lauri Volpi, Ponselle, Callas, Tagliabue, Codeluppi / Assciazione Sinfonica Umbra – Orquesta In Canto. Dir.: Fabio Maestri /
etc. / PREISER / Ref.: 89240 (2 CD) D2 x 2 BONGIOVANNI / Ref.: GB 2255–2 (1 CD) D2

J.-G. ROPARTZ: Le Pays / Delunsch, Ragon,


Lallouette / Orquesta Filarmónica de
Luxemburgo. Dir.: Jean-Yves Ossonce / TIMPANI
/ Ref.: 2C2065 (2 CD) D2 x 2

TIMPANI PRESENTA LA PRIMERA


GRABACIÓN MUNDIAL DE LA ÚNICA
ÓPERA DE JOSEPH-GUY ROPARTZ, UN
TÍTULO EMBLEMÁTICO DE LA ÓPERA
FRANCESA DEL SIGLO XX
G. GASPARIAN: Intermedio para clarinete en la y
piano; Ciclo vocal; Pulsions, para flauta y piano;
Quinteto para cuatro saxofones y piano; Balada para
piano; Sonata para violín y piano / Diversos intérpre-
tes / TIMPANI / Ref.: 1C1055 (1 CD) D2

( 14 )
Don Chisciotte della Mancia, «commedia per musica» en tres actos de Giovanni Paisiello (1740– 1816), en DYNAMIC

Don Quijote cabalga de nuevo... por Nápoles


L
a extensa producción operística de Giovanni Paisiello (cerca La interesante versión que nos propone DYNAMIC (grabada en
de 90 obras destinadas al teatro, entre las que figuran títulos directo –norma habitual en este sello italiano– en diciembre de
tan celebrados como Il barbiere di Siviglia, overo La precau- 2000, durante las representaciones celebradas en el bellísimo
zione inutile [1782] o Nina, ossia la Pazza per amore [1789]) va Teatro Communale dei Filodrammatici de Piacenza) corre a cargo
contando poco a poco, y gracias a sellos, sobre todo italianos, de la Orchestra Filarmonica Italiana di Piacenza, dirigida por un
como DYNAMIC o BONGIOVANNI – verdaderos promotores del inspirado y destacado Valentino Metti, y de un elenco de jóvenes
gran legado musical transalpino– con un inte- cantantes que, en líneas generales, cubren la
resante listado de grabaciones que nos ha ido partitura con acierto, soltura y buen hacer, y
abriendo un mundo sorprendente, y en gran en el que destacan con luz propia el tenor
medida revelador, de las grandes dotes que Segio Rocchi, en el papel protagonista de Don
como compositor dramático atesoraba el Chisciotte, un brillante Davide Paltretti, como
genio de Roccatagliata. Tras varias produccio- Don Platone, la dinámica Paola Quagliata, (ya
nes operísticas dedicadas a este gran músico, veterana en el repertorio operístico italiano de
muy poco explorado todavía en este terreno, finales del XVIII) en La Contessa, o la aparen-
DYNAMIC ha decidido seguir apostando por te ingenuidad de un simpático Maurizio Leoni
su gran talento musical y lanzar al mercado un como Sancio Panza, sin pasar por alto la gran
sorprendente Don Chisciotte della Mancia, carga lírica de cada uno de los tres finales de
ópera en tres actos, con librero del napolitano acto (que suman en total casi media hora), en
G.B. Lorenzi (que realiza aquí una versión los que se encuentran algunos de los momen-
muy libre del texto cervantino), estrenada en el tos más destacados de toda la ópera.
verano de 1769 para el Teatro dei Fiorentini de Una magnífica oportunidad para acercarnos a
Nápoles. A pesar de tratarse de una obra dramática compuesta por una de las obras menos conocidas del gran Giovanni Paisiello.
un Paisiello de tan solo 29 años, quedan reflejadas las trazas de
compositor de envergadura en el que ya sobresale en todo momen- F.P.C.G.
to la deslumbrante vena dramática, en algunos casos, y cómica en
otras, con las que siempre supo dotar a sus personajes; no en vano G. PAISIELLO: Don Chisciotte / Rocchi, Leoni, Quagliata, Macrelli, Gandaglia /
Orquesta Filarmónica Italiana de Piacenza. Dir.: Valentino Metti / DYNAMIC / Ref.:
Pasiello atesoraba ya a esa edad una gran experiencia en el mundo CDS 366/1–2 (2 CD) D2 x 2
de la música teatral, con más de 15 óperas estrenadas.

Loewe y Brahms: dos ciclos liederísticos que avanzan imparables en CPO

De la descripción a la reflexión poética


E ncontramos aquí reunidos dos CDs per-
tenecientes a las colecciones que el
muy competente y serio sello alemán
CPO está dedicando a dos compositores tan
diversos, aunque provenientes de la misma
Switezianka, op. 51, H, III, 1, es larguísima.
A despecho de sus episódicos aires valsísti-
cos, se hace pesada: 15 minutos, con esca-
sas sorpresas melódicas y armónicas, son
muchos.
muy lírica pero de timbre grato y comproba-
do gusto, pueda compararse a las grandes
que han sido y son, ni que el barítono, epí-
gono de Dieskau y buen oficiador de estas
líricas ceremonias, entre lo popular y lo
área geográfica e imbricados en idéntica tra- Mohr, que canta en la lengua de Goethe, serio, nos subyugue, a pesar de su atractivo
dición, como Carl Loewe y Johannes como está prescrito, posee un instrumento color y de su excelente dicción: siempre
Brahms. Del primero aparece el volumen nº de tinte muy lírico, casi de tenor; claro, lige- pensamos que le falta algo para penetrar en
15, del segundo, el nº 5. Son productos sóli- ro, fácil, un punto engolado en la zona alta. el fondo de estos pentagramas, y que en
dos, bien pensados y realizados. El ocasiones no anda del todo justo de
firmante ha hablado aquí ya de algu- afinación. Pero hay que alabar su
nos de estos logros y recomendaba, magnífica interpretación de algunos
por ejemplo, vivamente, casi más por de los lieder, como el nº 5 de la op.
la compacta interpretación de Kurt 58 Schwermut, con texto de
Moll que por la propia música, el Candidus, una canción muy lenta,
disco que este bajo había grabado muy schumanniana, muy fúnebre.
con baladas del autor más antiguo. Y Sin exquisiteces, que serían propias
resaltaba el valor musical del que de un Quasthoff o un Goerne, por
Juliane Banse y Andreas Schmidt hablar de dos de los más grandes lie-
brindaban con los lieder op. 47, 48, deristas de hoy, el barítono deja buen
49 y 57 del más moderno. sabor de boca también en otras pie-
En este caso son la soprano polaca zas de tan intenso lirismo como Ich
Urszula Kryger y el barítono alemán sah als Knabe Blumen blühn, nº 9 de
Thomas Mohr quienes intervienen en el El intérprete es correcto pero no nos levanta la op. 63, de elevado clima poético, estu-
nuevo compacto Loewe. Ella es una del asiento; ni siquiera en la dramática Saul pendamente resaltado por el piano, que
lírico–ligera, de buenas hechuras, timbrada, und Samuel, op. 14, 1, cruzada casi de prin- aquí tañe, con su acostumbrada maestría,
con un metal ligeramente estridente y con cipio a fin por un viento de agrestes corche- Helmut Deutsch, sin duda uno de los acom-
un arte algo primario no exento de la gracia as, que encierra pasajes en los que la voz ha pañantes más musicales y expresivos del
que piden las piezas a ella destinadas, que de declamar abiertamente y que es sin duda momento. Un lujo.
son las siete primeras del disco, que tiran a una de las piezas más valiosas de la selec-
humorísticas, en especial la que abre la ción. Buen trabajo del experto y eficaz pia- Papageno
selección, Pani Twardowska, op. 51, H, III, nista Cord Garben.
2. Son todas canciones provenientes de poe- Mayores quilates artísticos entraña en C. LÖEWE: Integral de lieder y baladas (Vol. 15) / Urszula
Kryger (soprano); Thomas Mohr (barítono); Cord Garben
mas de Adam Mickiewicz e integradas en un todos los sentidos el disco Brahms, en el que (piano) / CPO / Ref.: 999412–2 (1 CD) D5 [Volúmenes
ciclo de baladas polacas. De ahí que la elec- las voces de Banse y Schmidt, más templa- anteriores también disponibles – Consulte catálogo y pre-
ción de la soprano parezca acertada, pues das, timbradas, mejor emitidas y de más cios]
Loewe las plasmó en el idioma original. En bella pasta, ya analizadas en nuestro J. BRAHMS: Integral de Lieder (Vol. 5) – Lieder y cancio-
el libreto aparecen traducidas al alemán por comentario anterior, se muestran a buena nes, opp. 58/1–8; 59/1–8 y 63/1–9 / Julane Banse (sopra-
no); Andreas Schmidt (barítono); Helmut Deutsch (piano)
Carl Blankensee, autor también de las ver- altura y recrean con propiedad las bellas / CPO / Ref.: 999445–2 (1 CD) D5 [Volúmenes anterio-
siones en inglés. La balada titulada músicas. No es que la soprano, también res también disponibles – Consulte catálogo y precios]
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BONGIOVANNI incorpora a su catálogo Il Paria, una esperada primicia donizettiana

Haciendo el indio
E n setenta óperas censadas, Donizetti tuvo ocasión de ambien-
tar sus músicas espacialmente en lugares tan remotos como
Livonia o Santo Domingo, y temporalmente desde la antigua
Roma o Mitilene al París contemporáneo (suyo). España figura bien
inquietante y sana juventud, y luego tiene su expansión amorosa en
el bellísimo dúo del acto segundo con el tenor Idamore, que en el
larghetto «La mano tua, deh vedi» encuentra su momento de irre-
sistible y acariciadora afectuosidad, con la cuerda aguda haciéndo-
representada en su producción, en acciones que ocurren en Toledo, se eco de la línea vocal mientras la grave introduce un preocupan-
Granada, León o el País Vasco. En ninguna obra recoge la música el te colorido anunciando el descalabro final. Neala fue pensado para
colorido ambiental porque nadie se lo pedía ni lo esperaba. A lo la soprano Adelaida Tosi e Idamore, como ya fue escrito, para el
más, puede haber pequeñas alusiones tímbricas o rítmicas. En la tenor Rubini (de ahí que el tenor deba ascender a algún que otro re
India ambientó Alina, regina di Golconda e Il sobreagudo), a quien se le destinó un desprendi-
Paria. Esta última, felizmente, acaba de recupe- do momento solista, «Là dove il cielo s’estolle»,
rar una posición que apenas había ganado tras donde se combina depurado belcanto y energía
su estreno en Nápoles nada más comenzar el de acentos. El cuarteto «Da sì caro e dolci istan-
año 1829, celebrando la ciudad con este estreno te» (del que se acordará después el músico para
la onomástica de un regio representante local. Marin Faliero) es un remate espléndido para la
Donizetti creía en el valor de esta música y la obra, en lugar de una escena solista para la
reutilizó en partituras posteriores, aunque siem- soprano como podría ser previsible.
pre adaptándola y variándola conforme a las Entre los solistas del equipo napolitano que
necesidades de la nueva situación dramática. estrenó Il Paria se encontraba un cantante de la
Incluso en el dúo del final del acto primero, categoría de Luigi Lablache, encargado del
entre padre e hijo, ambos parias, cuya baja cate- papel de Zarete el padre paria de Idamore. Con
goría social da lugar al conflicto escénico, se un intérprete de este rango, es lógico que el
pueden descubrir una fugaz cita al magnífico compositor le destinara una gran escena (la
terceto rossiniano de La donna del lago. cuarta del segundo acto): «Notte, ch’eterna a me
Franco Piva, responsable de no pocas restau- parevi», un expresivísimo recitativo, seguido de
raciones de partituras que el tiempo archivó en el olvido, y BON- un aria esplendorosa, rematada por una solemne cabaletta con
GIOVANNI, siempre atento a dar cuenta de cualquier rareza que coro. Un instante inmenso de canto italiano que el intérprete de la
programe un teatro italiano, son los que de nuevo nos facilitan el velada de Faenza, el barítono Marcin Bronikowski, saca adelante
conocimiento de este título donizettiano, ofrecido en el Teatro con brillante disposición.
Masini de Faenza. (Masini por el famosísimo tenor Angelo, uno de El resto de los intérpretes es holgado en los casos de la soprano
los herederos directos del mítico Giovanni Battista Rubini, uno de Patricia Cigna-Neala (nada que ver con su homónima Gina, muerta
los cantantes que intervinieron, por cierto, en el estreno de Il Paria.) recientemente a los 101 años) y de Alessandro Verducci–Akebare,
Il Paria, con un cuidadoso texto de Domenico Gilardoni (que le un interesante bajo cantante, ya conocido entre otros papeles por un
escribiría diez más al prolífico bergamasco, entre ellos uno tan inte- Conde Rodolfo de una Sonnambula bellinina protagonizada por
resante como el de Fausta), es como se adelantó de enero de 1829; Mariella Devia. El tenor Filippo Pina Castiglioni ofrece el lado más
por lo tanto, está situada entre Gianni di Calais e Il giovedí grasso, fino y cordial del personaje por encima del otro aspecto canoro de
todas obras napolitanas, haciendo el número veinticuatro del catá- Idamore, el arrebatado o de fuerza.
logo donizettiano. Puede decirse, siguiendo la opinión del músico, No es raro encontrar alguno en la producción donizettiana (por
que es una de las mejores obras escritas antes de Anna Bolena, por ejemplo, el del acto primero de Lucia di Lammermoor), pero el
la riqueza expresiva de sus recitativos de acompañamiento muy intermedio orquestal de Il Paria, situado entre el dúo de la soprano
detallado, por la exuberancia de muchos de sus ariosos y, especial- y el tenor y la escena del barítono, es de los más justificados del
mente, por la belleza melódica de sus páginas cantables que, ade- músico bergamasco y queda muy bien aprovechado por Marco
más de producir ese disfrute sonoro, sirven de soberano soporte a la Berdondini, al frente de una orquesta y coros (con momentos mag-
situación dramática que vienen a describir. níficos de lucimiento) provincianos pero no por ello negligentes o
La imaginación musical de Donizetti parece aquí no detenerse insensibles.
nunca, en un derroche de exhibición tal que cada página que se
llega parece mejor y más bella que la anteriormente escuchada. La F.F.
soprano Neala comienza su tarea con «Parea che mentre l’àloe»,
página solista con coro y pertichino del sumo sacerdote Akebare G. DONIZETTI: Il Paria / Verducci, P. Cigna, Bronikowski / Orquesta «Pro Arte
Marche». Dir.: Marco Berdondini / BONGIOVANNI / Ref.: GB 2300/1–2 (2 CD) D2 x 2
(una especie de Oroveso oriental), ideal para retratarla en toda su

OPERA RARA recopila grabaciones del Bruce Ford «serio»

Retrato de tenor rossiniano


E
l norteamericano Bruce Ford es hoy el tenor rossiniano «serio» mas cualificado, digno sucesor de sus
coterráneos Chris Merritt y Rockwell Blake. Ford no tiene la osadía vocal del primero en empuje y
volumen, ni el despliegue técnico del segundo, pero gana a ambos en la posesión de un timbre teno-
ril más meridional. Este disco recorre parte de su discografía para el sello inglés OPERA RARA, entre la
cual encontramos los papeles del malvado Agorante de Ricciardo e Zoraida (una especie de Aida rossi-
niana), el «amoroso» Rinaldo de la espectacular Armida (una de sus mejores partituras), el de Osiride en
el bellisimo cuarteto «Mi manca la voce» de Moisés en Egipto (que tanto modelo fue para el Nabucco
verdiano), el del agresivo Otello de la ópera del mismo título (obra que está remontando su injusto ostra-
cismo, ofuscada por la homónima partitura verdiana) y el Ugo en la inconclusa ópera «londinense» Ugo, rey de Italia. Héroes destina-
dos en su momento al bergamasco (una tierra bien de tenores) Andrea Nozzari, del cual puede considerarse hoy a Ford una especie de
clonación vocal moderna. Ford comenzó cantando los roles que Rossini destinó al tenore di grazia, como los de Almaviva, Don Ramiro
o Lindoro. El paso a la vocalidad tenoril más heroica demuestra la inteligencia con la que ha sabido plantearse este inquieto cantante su
carrera, que también se desliza con probada eficacia por los más comprometidos personajes del repertorio mozartiano.

F.F.
RECITAL BRUCE FORD – El Rossini serio / Extractos de Ricciardo e Zoraide, Armida, Mosè in Egitto, Otello y Ugo re d’Italia / Philharmonia Orchestra y Academy of St.
Martin–in–the– Fields. Dir.: David Parry / OPERA RARA / Ref.: ORR 218 (1 CD) D1

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Grandes obras de Dvorák y Novák, SUPRAPHON dedica dos registros a una de sus sopranos más afamadas
en una reedición de SUPRAPHON

Belleza, Eva Urbanová y los malditos


mucha belleza «salchichen» de Bayreuth
H
a tenido mala suerte la pobre gran soprano checa Eva Urbanová con este artí-

S
e reedita este viejo álbum, y podríamos
culo. Cuando más entusiasmado andaba el crítico con el contenido de su últi-
decir que con honores de estreno. Los
mo compacto – un estupendo concierto de arias de óperas checas grabado
honores que merece. Se trata de tres viejos
durante una memorable gala celebrada el 10 de diciembre de 2000 en la Sala Smetana
LPs de 1961 (Dvorák) y 1956 (Novák) que pasa-
de Praga– los melómanos cacos de Bayreuth forzaron el 7 de agosto el coche del cro-
ron a formato CD hace unos siete años y que
nista y arramplaron con todo: desde la Tetralogía de Knapertsbusch del 56, al Parsifal
encierran bellezas innumerables. Por lo pronto,
del idem del 62 o los Maestros cantores de Furtwängler del 53. El profanado y wagne-
hay que decir que La novia del espectro (Las
riano santuario móvil comprendía también este disco de la Urbanová que, finalmente,
camisas de boda, en la versión checa) es una de
junto a otras joyas del atracado tesoro, fue repuesta por el siempre dadivoso y diver-
las obras más importantes y más bellas de
diano Monseñor.
Dvorák, una pieza que está a mitad de camino
La verdad es que los chorizos alemanes –¿o quizá se llamen allí salchichen?– mos-
entre la cantata y la ópera, que tiene acción
traron un gusto exquisito al seleccionar el botín. Nada de cedés de Tamara o de
dramáti-
Enrique Iglesias. Ni siquiera de la Pantoja, que tanto gustan a los tironeros sevillanos
ca, situa-
vecinos del crítico. En Alemania son más finos, casi habría que hablar de cleptómanos
ciones,
más que de salchichen. ¡Wagner y fragmentos de óperas checas! Los pájaros se fueron
persona-
a lo mejor. Porque este compacto con fragmentos de óperas de Smetana, Dvorák,
jes y
Fibich y Janácek es una maravilla por contenidos e interpretación. La poderosa voz de
narra-
soprano spinto con ribetes dramáticos de la Urbanová cautiva por el inteligente y sen-
ción, casi
sible uso que de ella hace su dueña, una artista de
como si
enorme atractivo y poder de seducción, que es
fuera una
encauzado por una naturaleza musical de primer
obra pen-
orden.
sada para
La grabación en vivo recoge además la suma tea-
el teatro
tralidad y realismo de la actuación, que se comple-
lírico. La
mentó con la implicada y solvente participaron de
obra parte
diversos cantantes checos, entre los que figuran la
de uno de los textos del inagotable legado de
soprano Martina Bauerová, los tenores Leo Marian
Karel Jaromír Erben (1811–1870), el mismo que
Vodicka y Jaroslav Brecina, el barítono Dalibor Tolas
inspiró los cuatro poemas sinfónicos de la etapa
y el bajo Richard Novák. El auditorio aplaude con
final del mismo compositor (Paloma, Duende,
entusiasmo y con verdadero fervor cada interven-
Rueca y Bruja), el autor de Kytice (1853), el
ción de la Urbanová. Desde los primeros momentos
despliegue floral en pleno renacimiento checo
del compacto, con el impresionante recitativo de la
que ha inspirado a varias generaciones de
quinta escena del acto III de Libuse hasta la inter-
compositores de esa nación. Durante casi hora
vención de Jenufa que cierra el recital, el cualificado
y media estamos prendidos de esos personajes,
público praguense se vuelve loco con su diva. Probablemente, usted, yo y hasta los
de esa acción, de esa leyenda, del acecho de la
malditos salchichen de Bayreuth también hubiéramos aplaudido de lo lindo de haber
muerte y la pelea por la vida, de la historia de
tenido la fortuna de estar en Praga aquel 10 de diciembre.
amor y del odio de la muerte al amor. Si hay
Más popular y placentero, también menos dramático y ambicioso, es el gustoso
algún aficionado que desconozca esta obra de
disco de antiguas canciones populares checas de los siglos XVIII y XIX grabado por Eva
luminosa belleza, que no lo piense más, porque
Urbanová en el año 2000. Delicioso intimismo melódico, y un cuidado acompaña-
aquí tiene su oportunidad. Ha habido algunas
miento instrumental son las bases de estas hermosas canciones reflejo del inagotable
lecturas posteriores, pero ésta es de lejos la de
sustrato musical que subyace en la cultura sonora del pueblo checo. La voz poderosa
superior nivel en todos los sentidos, incluidos
de la Urbanová se repliega al mundo intimista de la canción popular, del lied en su
los puramente emotivos: voces de la edad de
más genuino estrato, para transmitir la suave belleza de los quince títulos que integran
oro de la lírica checa, como las de Tikalová y
el compacto, que cuenta con el lujazo del acompañamiento instrumental de virtuosos
Blachut, una orquesta y un coro en su mejor
tan prominentes como el formidable violinista Václav Hudecek o el sabio órgano posi-
momento y uno de los grandes directores de
tivo de Jaroslav Tuma.
ese maravilloso país de músicos y artistas,
¿quién puede dar más?
Justo Romero
Svatopluk Cech, el mismo poeta que le apor-
justito@arrakis.es
tó a Janácek su Broucek es el autor del poema
La tempestad, que Vitezslav Novák puso en EVA URBANOVÁ – Arias checas / Obras de Ryba, Brixi, F. Benda, Flies, Gruber, Führer, Kuchar y Macha /
música en 1910 para celebrar los cincuenta Václav Hudecek y Jaroslav Tuma / SUPRAPHON / Ref.: SU 3525–2 (1 CD) D3
años de la Asociación Filarmónica de Brno. Es EVA URBANOVÁ – Célebres dúos de la ópera checa / Con Leo Marian Vodicka y Jaroslav Brezina (teno-
una obra grandiosa, tardorromántica, vertida res), Martina Bauerová (soprano), Dalibor Tolas (barítono) y Richard Novák (bajo) / Dúos de Libuse, La
hacia el pasado. La interpretación de solistas, novia vendida y Dalibor [Bedrich Smetana], Jakobín y Rusalka [Antonín Dvorák], Sarka [Zdenek Fibich]
y Jenufa [Leos Janácek] / Orquesta Filarmónica Janácek de Europa. Dir.: Frantisek Preisler (hijo) /
coro y orquesta es inmejorable en su dramatis- SUPRAPHON / Ref.: SU 3555–2 (1 CD) D3
mo, en su garra, en su expresividad y musicali-
dad. Grabada en 1956, el sonido es algo menos
brillante que en el caso del despliegue de La
novia del espectro que la acompaña. Selección
En resumen: un doble disco que hará las Navidad 2001
delicias de cualquiera, porque contiene muchí-
sima belleza en sus casi dos horas de musicali-
dad desbordante.

Santiago Martín Bermúdez


A. DVORÁK: La novia del espectro – V. NOVÁK: La tormen-
ta / Tikalová, Tauberová, Blachut, Mráz, Jedenáctík, Veverka
/ Orquesta Filarmónica Checa. Dir.: Jaroslav Krombholc /
SUPRAPHON / Ref.: SU 3574–2 (2 CD) D3 x 2 ENY 9811 (1 CD) D3 ENY 9810 (1 CD) D5
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GOLDEN MELODRAM completa el histórico ciclo de los Anillos de «Kna» en Bayreuth de 1956 a 1958

Gran reserva del 58


H ubo un tiempo en que me interesó saber algo sobre el vino, las
uvas empleadas para su fabricación, las denominaciones de ori-
gen, las diferencias entre un caldo de crianza, el llamado reser-
va y el gran reserva. Incluso me atrajo conocer un poco los de siem-
pre prohibitivos vinos franceses, los italianos y sobre todo los alema-
–¡cómo no!– su precio en las barricas. Así que clasificaré los Anillos
de Kna antes bien por las uvas que por las añadas; mas, como segun-
do y definitivo introito, quiero evocar todavía al «terrible» en sus jue-
ves de Bogner am Thal, hoy Paulaner, muy cerca del Mercado de
Abastos de Múnich, donde invitaba alternativamente a los cabales. El
nes.(1) También he probado el tokay húngaro –el mismo que engolo- pintor Hans–Jürgen Kallmann, amigo íntimo de Kna, ha relatado en sus
sina al barón Ochs von Lechernau–, excelentes oportos, el sake japo- memorias que la comida empezaba con cerveza de Wuppertal, la
nés, tal o cual tinto argelino y australiano y varios chilenos, si bien patria chica del anfitrión, que éste se hacía traer de allí para él, seguía
estos últimos son en realidad trasplantes de la casa Torres allende los con alguno de los potentes platos de la cocina bávara regado con un
Andes. Naturalmente, excluyo ahora a nuestros vinos generosos, burdeos, y terminaba de sobremesa con champán francés. Astrid
champañas y cavas, licores y aguardientes, pues no hacen al caso. Varnay ha confirmado que «a Kna le interesaba más la bebida que la
Pero hablando de Torres, mi amigo Luis el de la Lonja me reservó comida», y cuenta asimismo en su autobiografía cómo el maestro ape-
durante varios años las seis botellas de Waltraud –un Riesling catala- nas acabó una tortilla a las finas hierbas, en París, bien mojada por otra
nizado– que le proporcionaba el representante, pues la producción de parte: durante esa cena los Knapertsbusch, Hans y Marion, se emo-
este buen blanco –que lleva el nombre de la esposa, alemana, del fun- cionaron al tener noticia de que la cantante había nacido el mismo
dador de la casa– era entonces y creo que es hoy muy reducida. En año, 1918, que la pobre Anita, hija única del matrimonio, fallecida
aquella época –digamos los años setenta y la propinilla– también hacia 1937. La Varnay dice también que desde entonces sintió que la
podían conseguirse a precio razonable determinadas añadas de Vega relación de aquellas personas con ella se había hecho especial, casi
Sicilia en la categoría de «Único». Yo había observado que, cuantas afectiva.
menos botellas daba de sí una añada, más caro era el producto, y vice- En fin, el carácter jugoso, fresco, gozoso del ciclo de 1956 –véase
versa; también comprobé que no había una continuidad exacta en los la Hoja parroquial de diciembre de 1996– puede asociarse con la ale-
años y que el llamado Tinto Valbuena tenía siempre menos grados de gría de un vino de reserva elaborado con tempranillo; el ser homogé-
alcohol que el «Único», así que deduje que en tales casos se trataba neo, maduro y fuerte del ciclo de 1957 (Hoja parroquial de diciembre
de caldos procedentes de cosechas sin la calidad necesaria para el ver- de 2000) pertenece a la denominación de origen Ribera de Duero, con
dadero Vega Sicilia. Todo esto me lo confirmó el representante, hom- mezcla de cabernet–sauvignón y meloc; pero la rotunda manifestación
bre simpaticón y locuaz además de feliz, una de las veces que coinci- de la garnacha en todo su vigor se halla en el ciclo de 1958, que con
dimos en la barra de la antes citada La Lonja. razón GOLDEN MELODRAM ha dejado madurar como gran reserva
Mas estos sencillos saberes comenzaron a hacérseme inaplicables en sus barricas de Croacia. Si yo me pusiera ahora cursi, como el
en la práctica desde que, a partir de noviembre de 1982, empezó a común de los supuestos expertos, describiría la cosa así: «Vino color
implantarse en «este país» el reinado de la tarjeta Visa Oro, la sustitu- de cerezas maduras con irisaciones de grosellas, aroma de setas y
ción de la legítima por otra generalmente más joven o menos vieja, especias, perfecto equilibrio del tanino de hollejos de frutas del bos-
uniformada con el abrigo de visón estándar –así aparecían incluso en que, jubiloso estallido en la boca que se prolonga en el sabor intenso
los supermercados, llevando debajo el chándal y a almendras, pasas, la madera de roble americano
calzando zapatillas–,(2) el saqueo de los erarios y delicados toques de azafrán, bellotas y camami-
públicos (incluidos en el plural los de las CCAA) y la, retrogusto pleno y largo que deja el recuerdo
el «to pa’el» pueblo, pero, claro, dicho en sentido de zarzamoras. Precio: en torno a 25.000 ptas.
metafísico o en el de darle forraje al asno. El Vega Relación calidad/precio, muy buena». Dicho
Sicilia se me hizo pronto inalcanzable material y ahora en cristiano, aunque 5.000 duros no son
económicamente, así como los gran reserva en grano de anís, la categoría de lo que se ofrece es
general, con lo que hube de conformarme con tan alta que, quien pueda hacerlo, bien hará
vinos juveniles o simplemente de cosechero, pues encargándose este incomparable regalo de Reyes.
con tiempo, paciencia y una caña todavía es posi- Lo que más interesará a los creyentes, muchos de
ble pescar algún cachuelo no devorado aún por los cuales poseen sin duda la edición de Hunt o la
lucios y siluros. de Arkadia, es saber que la restauración técnica
Naturalmente, este introito me ha venido dado produce asombro. Al comentar el ciclo de 1957,
en virtud del orden de aparición, cronológico, de dije: «Seguramente es imposible el ir hoy más allá
los Anillos bayreuthianos de 1956 a 1958, tan bri- en el reprocesado de un material sonoro de ori-
llantemente editados por GOLDEN MELODRAM. gen, como éste, no profesional». Pues sí, señor, se
Mas hace dos días –escribo esto el 18 de noviembre– vi en la Guía de ha ido ahora más allá. La cinta madre en todas las ediciones es la
Madrid semanal, de ABC, una croniquilla titulada Chinchín, la cual misma y presenta dos momentos deficientes: la saturación del mi
pretende ilustrar sobre los restaurantes, tabernas y tiendas que rinden bemol mayor del preludio de El oro del Rin, cuya causa he explicado
culto idolátrico al vino y también sobre lugares de catas y cursos de en repetidas ocasiones, y la destemplanza parcial de los trombones en
formación(!): por ejemplo, uno de estos últimos, de carácter básico el fortissimo durante el derrumbamiento de la sala de Guibich (un
(catorce horas), le cuesta al iletrado 28.000 pesetas. Vi allí también compás), que después vuelve a percibirse cuando los mismos instru-
que en la Villa y Corte hay templos etílicos que ofrecen más de 900 mentos atacan el motivo de la maldición en el momento en que Hagen
vinos distintos de todo el mundo, con lo que comencé a ponerme se precipita como loco en medio de la corriente del Rin, desbordado
melancólico, pues es evidente que, a estas alturas de la vida, mi híga- (otro único compás). La primera perturbación no ha podido ser elimi-
do no me permitiría la cata, aunque fuera escalonada, de todos ellos. nada, aunque no suena tan densa; GOLDEN MELODRAM podría
Mas mi tristeza se hizo ya congoja cuando, además, leí que darme «el haber practicado aquí un truco técnico, esto es, sustituir este preludio
gustazo de invitar a los amigos» –¿a cuántos?– a paladear «un Mersault por el maravilloso de 1957, pero no lo ha hecho: considerémoslo un
de Madame Lalou Bize Leroy, del que sólo hay 1.100 botellas en el rasgo de honradez; por el contrario, el oyente que posea ese cacharro
mundo», me costará 12.000 duros. Finalmente, rompí en amargo llan- que creo llaman «tostadero», puede arreglarse la cosa a su conve-
to al releer tres veces que un Vega Sicilia de 1960 se cotiza ya en niencia. En cuanto a la destemplanza, que no tiene precedentes ni
90.000 pesetas, aunque volví a consolarme en seguida al descubrir consecuentes en todo el documento, quizá sea atribuible a que los
que por un Petrus de 1985 piden 391.000 [sic], pues supongo que su pabellones de los instrumentos fueran apuntados demasiado hacia
bondadoso propietario, un hombre sonriente que atiende por el nom- arriba y así el micrófono captó el sonido igualmente demasiado desta-
bre del patriarca de los patriarcas y uno de los apellidos más corrien- cado; este problema tampoco ha sido solucionado, aunque la extraor-
tes en España, tras largo pero amable regateo –«No puedo, de verdad dinaria calidad de la restauración general permite que ahora se oigan
que no puedo, ésa es mi ganancia, qué cruel es usted»– me rebajaría bien todos los otros instrumentos que describen el cataclismo.
al fin los cuatro mil reales del pico. Hablando ahora en plata, que Mas advertido lo antedicho, también ha de decirse que hoy por hoy
alguien pague 2.350 euros por una botella de vino y además se lo esta edición reclama el primer puesto, en cuanto al sonido, entre todas
beba, sin que por ello le remuerda la conciencia, me parece obsceno. las que GOLDEN MELODRAM ha ofrecido ya con testimonios del
¿Pero a quién le remuerde hoy la conciencia si Dios se murió y el Nuevo Bayreuth. Por eso los preludios e interludios, con la Marcha
Diablo no existe? fúnebre a la cabeza, alcanzan transparencia, nitidez y a la vez toda su
No recuerdo si la cosecha de 1958 –ahora me refiero sólo al Rioja– enorme plenitud dentro de lo que es la verdadera acústica del
fue buena o no; la de 1964 permanece inolvidable porque resultó Festspielhaus; pero también se oyen maravillas durante la acción: he
quizá la mejor del siglo pasado y, si no me equivoco, también ha sido ido anotando, por ejemplo, los prodigios que Wagner hacía con las
notable la de 1992, que debe de estar aún madurando su calidad y violas, a su vez magníficamente destacadas por este Kna pletórico, en
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la cima de su arte, monarca absoluto obedecido por todos –luego ha quedado para siempre como la referencia insu-
hablaré de Vickers–, y eso que sus frecuentes ritardandi, siempre guia- perable.(3) Wiener y Uhl han fallecido, respecti-
EL DISCO
dos por la lógica dramática, reclaman la máxima atención de los intér- vamente, poco antes del último Festival del siglo
pretes. Aquí hay incidentes menores, pero no accidentes como el pre- XX y del primero del XXI. Sirva, pues, la ocasión
cipitarse de Vinay al reconocerse como Siegmund o el desbarajuste al para recordarles en las horas altas del Nuevo
comienzo del tercer acto de Sigfrido en el ciclo de 1957, bien cono- Bayreuth.
cidos por los creyentes y comentados en su día por mí: un trompa –me Párrafo aparte merece la singular pareja de
parece que es siempre el mismo– ataca varias veces en semipifia las welsungos. Hoy me parece la mejor oída desde DEL MES
notas cortas de los fortissimi del metal (ejemplo: el motivo de la lanza 1945 hasta el presente. Jon Vickers y Leonie
cuando Wotan la interpone para detener al violento Donner, realizado Rysanek tenían 31 años de edad. Él estaba intac-
después de la corchea del «pecado» sólo por los imperiosos y perfec- to, ella alcanzaba ya la plena madurez dramática. La tarjeta de visita
tamente ajustados trombones mediante negras); Andersson confunde de Vickers: «Wes Herd dies auch sei, hier muss ich rasten», asombra
el texto del verso que dice: «Süsseste Maid!» y canta dos veces: ya por la nobleza de la voz, su timbre y el expresivo fraseo. El tenor
«Hielt’ich dich immer!»; Kónya –era la primera vez que cantaba el canadiense transmite inmediatamente al oyente la situación desespe-
papel de Froh y con toda seguridad también la penúltima– no dice rada en que se halla el perseguido Siegmund. Del repertorio wagne-
adonde conduce el puente (el arcoiris), pues se come «Zur Burg», que riano, Vickers cantó sólo Tristán, Parsifal y el welsungo. En mi opinión,
es mucho comer materialmente (la fortaleza llamada después Siegmund era «su» papel, y más en esta primera etapa de su carrera.
Walhall), pero musicalmente supone sólo el escamoteo vocal de dos La calidad del registro medio le permitía frasear con gran sensibilidad
negras; Windgassen tiene con Kna algunos pequeños tiras y aflojas rít- y capacidad de comunicación, pues su escuela era muy buena.
micos en el primer acto de Sigfrido, pues el gran tenor suabo nota que, También proyectaba la voz hacia el registro agudo con notable brillo,
si él querría ir más ligero, desde el foso no le aflojan las riendas; en fin, y sólo en el registro grave se revela –a diferencia de Windgassen– esa
queda el famoso gallo de Vickers, falta de apoyo que le desaconse-
sobre el que también volveré des- Personajes 1956 1957 1958 jó arriesgarse a cantar los tres
pués. En resumen, veinte segun- papeles para tenor heroico más
dos de incidentes en quince horas Wotan/Viandante H. Hotter H. Hotter H. Hotter exigentes: Tannhäuser y los dos
de trabajo musical soberbio en la Donner A. Herwig T. Blankenheim E. Saedén Siegfried. La imagen de la emi-
letra y en el espíritu, en el que la Froh J. Traxel J. Traxel S. Kónya sión algo nasal y del feo acento es
plasticidad de los motivos es a la Loge L. Suthaus L. Suthaus F. Uhl en parte engañosa, al menos en
vez descriptiva y psicológica: por Fricka G. von Milinkovic G. von Milinkovic R. Gorr 1958 no se nota nada de esto: su
ejemplo, preste atención el oyen- Freia G. Brouwenstijn E. Grümmer E. Grümmer
alemán no es modélico, pero
Alberich G. Neidlinger G. Neidlinger F. Andersson
te al primer motivo de Loge, al Mime P. Kuën P. Kuën G. Stolze
tampoco suena «raro». Es eviden-
breve ondulante y sinuoso, no al Fasolt J. Greindl A. van Mill Th. Adam te que vino a Bayreuth con la
segundo, largo y cromático, y Fafner A. van Mill J. Greindl J. Greindl intención de emplearse a fondo,
comprobará que el parentesco Erda J. Madeira M. von Ilosvay M. von Ilosvay ya que sin duda buscaba aquí la
con las figuraciones corcovadas y Woglinde L. Wissmann D. Siebert D. Siebert consagración, y quizá por eso
renqueantes de Alberich y de Wellgunde P. Lenchner P. Lenchner C. Hellmann llegó el accidente, el gallo, en
Mime se hace aquí evidente, pues Flosshilde M. von Ilosvay E. Schärtel U. Boese una nota difícil por ser culminan-
al fin y al cabo Loge es primo de Siegmund W. Windgassen R. Vinay J. Vickers
te y fuerte, pero que no es más
Hunding J. Greindl J. Greindl J. Greindl
los nibelungos. Yo no estuve allí, Sieglinde G. Brouwenstijn B. Nilsson L. Rysanek
que un La. Antes se había mostra-
como tampoco estuve en París en Brünnhilde A. Varnay A. Varnay A. Varnay do disciplinadísimo y atento a las
mayo del 68, pero poseo los pro- Gerhilde P. Lenchner P. Lenchner M. Siemeling indicaciones de Kna, había emo-
gramas de mano. Los trabajos Ortlinde G. Lammers G. Lammers H. Schepann cionado en el Monólogo y en la
para los programas de Bayreuth Waltraute (W.) E. Schärtel E. Schärtel E. Schärtel Canción de la primavera, y segu-
han sido encargados siempre, en Schwertleite M. von Ilosvay M. von Ilosvay M. von Ilosvay ro de sí se lanzó al espacio sin red
su mayoría, como refuerzo de Helmwige H. Schepann H. Schepann Lt. Rysanek para acabar en punta el apasiona-
cada producción. En estos de Siegrune L.Ch. Kamps H. Bader G. Hoffman
do acto primero de La Walkyria;
Grimgerde G. von Milinkovic G. von Milinkovic R. Gorr
1958 pueden leerse dos colabora- Rossweise J. Madeira H. Plumacher U. Boese
así le encontró indefenso el temi-
ciones, una de Jolande Jacobi y Siegfried I W. Windgassen B. Aldenhoff W. Windgassen ble imprevisto, anunciado por un
otra de Harald Kaufmann, que Siegfried II W. Windgassen W. Windgassen W. Windgassen par de leves temblores aquí y allá
vienen de perlas para este queha- Pájaro del bosque I. Hollweg I. Hollweg D. Siebert apenas perceptibles: al público
cer de Kna, pues la primera versa Gunther H. Uhde H. Uhde O. Wiener no le importó, pues su respuesta
sobre Arquetipos en El anillo del Hagen J. Greindl J. Greindl J. Greindl fue entusiasta. En cuanto a la gran
Nibelungo y la segunda se refiere Gutrune G. Brouwenstijn E. Grümmer E. Grümmer Rysanek, no me extenderé tanto,
a los cuatro elementos: El oro del Waltraute (G.) J. Madeira M. von Ilosvay J. Madeira ya que he escrito sobre ella bas-
Rin o el agua, La Walkyria o la 1ª Norna
2ª Norna
J. Madeira
M. von Ilosvay
M. von Ilosvay
E. Schärtel
J. Madeira
U. Boese
tante en la Hoja parroquial.
tierra, Sigfrido o el fuego y El 3ª Norna A. Varnay B. Nilsson R. Gorr Derrotada, humillada, sola, curio-
ocaso de los dioses o el éter sa, esperanzada, amorosa, gozo-
(bueno, el aire). Hay otro trabajo sa... ¡Qué progresión! ¡Qué arte
llamado Reconciliación con el mito y aún uno más Sobre la historia para pasar de la femineidad sufriente, sojuzgada por un medio mas-
del drama de Wotan. Y es que el revolucionario Wieland Wagner se culino brutal, a la jubilosa al entregarse al hombre igualmente desdi-
sabía mucho más próximo a su conservador servidor–hostigador que chado, y redimirse así por el amor! La veo en el recuerdo, en Bayreuth,
lo que él estaba dispuesto a admitir en público. desde 1965 a 1969 y mucho después –¿en 1988?– en el Monumental,
El reparto ofrece novedades importantes. Son nuevos los dos nibe- en Madrid, y siempre vuelvo a reconocer en ella a la hija de Wälse.
lungos: Andersson canta muy bien, su timbre es personal, con un Cantantes de su calidad las hubo y las habrá; pero la fuerza dramática
vibrato que le hace amenazador, y Stolze suponía frente a Kuën la de Leonie Rysanek permanecerá también como otra referencia insu-
renovación psicológica en la visión de Mime, ahora más astuto y mal- perable.
vado. La distribución de los gigantes se evidencia sencillamente insu- Elisabeth Grümmer, Maria von Ilosvay, Jean Madeira y Dorothea
perable, pues el Fasolt enamorado que recrea Theo Adam contrasta a Siebert vuelven a regalar su calidad. La última citada repite la lumino-
las mil maravillas con el Fafner brutal –¡pero qué bien cantado!– de sa Woglinde de 1957 –el terceto de ondinas se completa con otras dos
Greindl. Fritz Uhl se presentó en Bayreuth con este Loge estupenda- estupendas debutantes, Claudia Hellmann y Ursula Boese– y gorjea el
mente matizado: su salto a los papeles heroicos fue un error, mas aquí más bello Pájaro del bosque escuchado en estos años. El octeto de
la voz y el estilo son casi ideales. Rita Gorr, mezzo importante, posee walkyrias – véase el cuadro de personajes– es de lujo y presenta la
la autoridad, el despecho y el deseo de venganza, amparado por la curiosidad de hacer oír a la hermana de Leonie Rysanek, Lotte. Las
Ley, que definen a Fricka: cuando oigo hablar de una mujer enamora- Nornas son una vez más antológicas. En realidad, el único cantante
da de su marido o la veo actuar como la secretaria con ascendiente que parece algo pobre para este reparto es Eric Saedén (Donner),
«especial» sobre el jefe de la empresa, al que chantajea, no sé si reír dicho en términos relativos. Los cuatro puntales del Anillo I de
o llorar, pues Wagner ejemplificó aquí su tesis de que los matrimonios Wieland –Astrid Varnay, Hans Hotter, Wolfgang Windgassen y Josef
de conveniencia, y el formado por Wotan y Fricka es su paradigma, Greindl–, nuestros viejos y admirados amigos, merecen aún algunas
contribuyen a la ruina del orden social, el cual, carente de amor, va a consideraciones. La soprano, deslumbrante en los «Hojotoho» de sali-
parar en la esterilidad. Otto Wiener supone un descenso de nivel en la da, donde tiene que llegar al Do agudo, aparece con la voz tensa a
realización de Gunther, pero no por insuficiencia vocal ni deficiencias partir del La; tenía sólo 40 años de edad, pero la habían echado a los
en la caracterización, sino porque lo que lograba aquí Hermann Uhde leones ya a los 22; claro que la «inalcanzable», la cantante que llegó
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sigue en pág. 20
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a compenetrarse más con Kna, disponía todavía de medios de la mejor ley para
ser la Brünnhilde más trágica que se ha conocido, y en cuanto al valor, lo tenía
La Elena egipcíaca, de Richard Strauss,
archidemostrado. El barítono–bajo no es sólo Mr. Wotan, como Hotter era lla- por el Teatro Lírico de Cagliari
mado en el mundo anglosajón, sino que aparece también en mejor estado res-
piratorio que en 1956 y 1957, pues las tomas de esos años se obtuvieron en los
segundos ciclos, plenamente agosteños, y la de 1958 recoge el primero, repre-
Hacen falta
sentado entre el 27 de julio y el 1 de agosto:(4) es decir, la emotividad, la auc-
toritas y el material vocal en sí del gran Hotter, no afectado por la fiebre del
heno, dan como resultado otro hito insuperable. El caso de Windgassen raya en
más truenos
E
lo prodigioso. El día 26 de julio había sido Tristán, y ahora lidia y mata a espa- l organista de Fürstenfeldbruck en las cercanías
da al dragón bicéfalo de Siegfried con una frescura increíble y sin mancharse el de Múnich, amigo mío desde hace ya unos cuan-
traje: así como el Siegfried I de 1956 significa su maximum heroico, en parte tos años, hizo un gesto como de echarse para
gracias al estado vocal de la Varnay, el Siegfried II de 1958 se eleva a otro maxi- atrás cuando empezó a hojear, por supuesto en ale-
mum lírico–dramático. A las críticas en 1965, cuando este artista excepcional mán, Ópera y Drama, que yo le había puesto entre las
apareció en el nuevo Anillo de Wieland ya incuestionablemente en decadencia manos con la intención de que advirtiera las dificulta-
vocal, el responsable opuso: «Sin el Sr. Windgassen tendríamos que cerrar la des para traducir de manera inteligible el gran ensayo
tienda». De hecho, como ya he apostillado en otras ocasiones, la cerraron cuan-
estético de Wagner; después, Roland, que así se llama
do el tenor de Stuttgart se despidió de Bayreuth. Por último, el lector recordará
que hace poco tuve que destacar la aspereza del bajo en el Parsifal de 1966.(5) el caballero, me miró socarronamente y me dijo: «Ésta
Los incondicionales de este otro gran wagneriano y –¡ojo!–liederista, entre los es una de esas cosas que hay que leer dos veces, para
que me cuento, tienen ahora la ocasión de desquitarse y hasta de salir a la calle empezar a enterarse».
en manifestación: «Nos gusta Greindl», «Justicia para Greindl», etcétera. He recordado estos días el caso porque, al comen-
Nuestro hombre había sido Marke el ya citado 26 de julio, y aquí apechuga con tarles a un par de conspicuos colegas que yo iba a
los tres malos de su cuerda sin una fisura vocal, sin una gangosidad, sin un roce: reseñar en DIVERDI una grabación reciente de La
Fafner, Hunding y obviamente Hagen son con Greindl graníticos, amenazado- Elena egipcíaca y que, con tal motivo, había decidido
res, temibles, y así, en resumen, el segundo acto de El ocaso de los dioses, con traducir el texto de Hugo von Hofmannsthal, me
los pitzianer en acción, se convierte en el epicentro del terremoto anunciado ya expresaron, casi con idénticas palabras, que no les
desde el lejano momento en que Alberich maldijo el anillo. gusta esta ópera. Aquí fui yo el que sonreí y respondí
Kna había cumplido 70 años pocos meses antes del evento bayreuthiano. en ambas ocasiones en tono burlón: «Sabes, es que
¡Qué regalo se hizo a sí mismo! La noche del 1 de agosto fue cuando, sentado hay que oírla al menos dos veces y después de haber
en su pequeño camerino mientras la «afición» reclamaba en vano su presencia leído el libreto». Doy ahora, pues, fe de que he tradu-
en el escenario, recibió así al exultante Wieland: «Hans Richter habría estado cido dos veces la obra, pues el estilo de Hofmannsthal
hoy contento de mí». Detrás quedaba su Anillo más homogéneo, más posado, es aquí más simbólico, enrevesado y deliberadamen-
pues el segundo ciclo –el último que dirigió en Bayreuth– fue «agosteño». Bien te decadente que nunca, y la he escuchado cuatro,
pudo suceder que bajara a cenar al centro urbano, al Eule, y que allí le espera- alternando para esto el registro que nos ocupa y el
ra un buen burdeos: se lo había ganado a pulso. Nosotros, los creyentes que obtenido con motivo de la reposición en Múnich en
hemos luchado años y años por conseguir que «lo más grande» llegara a recu-
1956 (ORFEO D’OR). Y así, con algún conocimiento
perarse para el mundo –recuérdese la batalla del Ocaso de 1951, que ahora se
ha reavivado(6)– de la mano de su sumo sacerdote, también nos hemos ganado de causa, puedo decir ahora: a mí si me gusta –o
a pulso el ver editados con tan bella calidad técnica los tres impagables docu- mejor, me interesa– La Elena egipcíaca, aunque sin
mentos que demuestran que sí es posible estar a la altura de la mayor obra de perder de vista aquello que alguien sentenció en la
arte de nuestra Civilización, y que para tal logro no hace falta un río de millo- citada ocasión muniquesa: «No es una obra maestra,
nes, sino talento, conocimiento y amor a la obra y a su creador. Gracias Kna, pero sí la obra de un maestro».
gracias Wieland, gracias a todos –cantantes, músicos, técnicos, profesionales de Ciertamente, y hecha ahora abstracción de las
oficios, apuntadores– los que hicisteis posible el gozo de ayer y el júbilo de hoy. juveniles Guntram y Feuersnot, La Elena egipcíaca
Brindo por vosotros. Y para quienes han intentado impedir una y otra vez que comparte con Friedenstag el farolillo rojo en cuanto
la verdad se abriera paso, o quisieron desfigurarla, vergüenza, acíbar y vino hace a la difusión, popularidad y representación de
peleón aguado. las óperas de madurez de Strauss. La responsabilidad
del suceso ha sido atribuida ante todo al texto del
Ángel–Fernando Mayo poeta, en particular al del segundo acto, que leído
superficialmente puede parecer el de una opereta de
(1) En Wurzburg, la capital de Franconia, me invitaron a catar en una bodega varios asunto árabe con ínfulas intelectuales; pero también
blancos servidos en pequeñas jarras de cristal. Corría el año 1971 y nos sirvieron de
le ha sido pasado el cargo al compositor, caído a
tapa pececillos del Meno fritos en mantequilla. Me temo que hoy no debe de quedar
de los tales ni la muestra. veces en la rutina –ojo, en sentido alemán!– y en el
(2) En El Corte Inglés de Castellana, dos muchachos buscaban aquel viejo registro de manierismo –más ojo, en el sentido de manera o pro-
gregoriano, cantado por monjes ahora ya exclaustrados de Silos, que de repente se ven- cedimiento, no en el de la escuela pictórica!–, o lo
dió en todo el mundo sin que nadie diera una explicación del suceso satisfactoria: ¿aso- que es lo mismo dicho con una expresión que acaba
ciación con el movimiento minimalista?, ¿fondo acústico para una raya de cocaína? de ponerse de moda en la España más mostrenca y
Cuando lo encontraron, los chavales gritaron: «¡Éste es! ¡Éste es!». Entonces, su mamá, envidiosa: en el autoplagio (1).
vestida de la manera descrita, cogió el CD, lo miró, y dijo: «¡Huy, qué antiguo debe ¿Es esto justo? La ópera pasó por vicisitudes, duran-
(de) ser esto!». La preposición la he añadido yo. te la gestación y después del estreno, que revelan
(3) En 1958 no volvieron ya a Bayreuth tanto Ludwig Suthaus, peleado con los Wagner,
inseguridad en las intenciones y desconfianza en los
como Hermann Uhde, quien se consideraba maltratado (quería cantar Wotan y el
Viandante). Lo sucedido el año pasado con Waltraud Meier tiene, pues, este y otros logros. En un principio se pensó en una obra de carác-
antecedentes. ter ligero, pero en tres actos. Mientras Hofmannsthal
(4) El Festival se abrió el día 23 de julio con el nuevo Lohengrin y continuó con Los daba vueltas a las fuentes: Homero (la Elena de Troya
maestros cantores, Parsifal, Tristán e Isolda y El anillo del Nibelungo. Fue ésta la pri- real) y Eurípides (la Elena de Troya falsa) con el pro-
mera vez que la Tetralogía se dio aquí en seis días. Anteriormente había sólo uno de pósito de recrear el mito del efecto devastador de la
descanso entre La Walkyria y Sigfrido. belleza femenina en los valores masculinos, sobre
(5) Resulta que la «gran sorpresa» para el nuevo Parsifal, el año 2004, así anunciada todo dentro del matrimonio, Strauss tenía en mente La
por Wolfgang Wagner el pasado verano, consiste en el regreso de Boulez. ¡Y yo que bella Elena, de Offenbach, y quería intercalar ballets.
me había hecho la ilusión de que se preparaba la reposición de la escenografía de
Después se pensó en un singspiel, pues el músico sen-
Wieland!
(6) La actual Orquesta del Festival ha demandado a Testament porque no fue consulta- tía la necesidad –recordaba los problemas de inteligi-
da directamente durante las negociaciones para la edición de esta joya. Al parecer, bilidad de La mujer sin sombra– de llegar con claridad
Wolfgang Wagner –¡ay!– concedió autorización sólo de palabra. El representante, un al público. Tras mil discusiones y una larga interrup-
oboe o corno inglés de Mannheim, ha declarado que no piden dinero, sino la destruc- ción del trabajo por Strauss, que no sabía cómo poner
ción del stock existente (!). Por el momento, la edición es inhallable en Alemania. A mí mano al acto árabe, se llegó al estreno el día 6 de
el cuerpo me está pidiendo escribir sobre La Orquesta Talibán. Ya veremos. junio de 1928, en Dresde, de la llamada primera ver-
sión. Antes, la última explosión de Hofmannsthal
R. WAGNER: El anillo del Nibelungo/ Reparto: véase el cuadro de personajes / Orquesta y
Coro del Festival de Bayreuth de 1958. Dir.: Hans Knappertsbusch / GOLDEN MELODRAM / –una carta bomba– fue tremenda. Él quería en el esce-
Ref.: GM 1.0052 (14 CDs) D4 x 12 [14 discos al precio de 12] nario una Elena que fuera efectivamente «la más bella

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en la tierra», esto es, quería a la maravillo- la cota de mallas como el velo de tisú y hay asimismo la densidad del bosque orquestal,
sa Maria Jeritza, quien reunía lo jamás visto ocasión para escuchar cinco voces impor- hace justicia a los juegos de luces y colores,
antes y después en los escenarios líricos: tantes: las dos sopranos han de alcanzar el acompaña finamente a los cantantes, tiene
rostro y pelo bellísimos, figura esbelta y ele- Re sobreagudo, Aitra tiene además bellas el instinto de la melodía y de la cantilena
gantísima, atractivo infinito, condiciones de coloraturas; la Concha omnisciente necesi- straussianas. Insisto: su labor sorprende,
actriz sobresalientes y, para colmo de per- ta de la solemne gravedad de las contraltos interesa y convence. ¿Habrá aquí más que
fecciones, una voz y sobre todo una calidad auténticas; Menelao está escrito para tenor una joven promesa?
canora excepcionales. Pero no pudo ser a heroico y el monolítico y un tanto artificial Las dos sopranos verdaderas, Vitalija
causa de las exigencias económicas de la Altair, para un barítono–bajo autoritario y Blinstrubyte (Elena) y Yelda Kodalli (Aitra),
dama, y así a Hofmannsthal se le abrían las despótico.(3) Seguramente merece la pena son cantantes asimismo jóvenes y capacita-
carnes al saber que «su» Elena iba a ser, y llegar a conocer los motivos conductores y das para dar lo escrito por Strauss: cuestión
efectivamente fue, Elisabeth Rethberg, su entramado, descubrir una vez más la distinta es la personalidad de cada una, más
quien cantaba también «como un ruise- archirrepetida falsedad de que Strauss diera atractiva en la primera, aunque la segunda
ñor», pero no era en lo demás la impresio- varios pasos atrás en el camino de la posee una voz más luminosa y fresca; pero
nante Jeritza. Ítem más, Fristz Busch no modernidad después de haber alcanzado el por aquello de las coloraturas, ésta última
estudió a fondo la obra y además apareció territorio de Elektra, y seguir la lujuriosa ha sido escogida seguramente en razón de
por allí Pauline, la mujer de Strauss, a la escritura vocal de la protagonista. También su condición lírica con apuntes de ligera, y
que Hofmannsthal temía más que al demo- puede ser gratificante engarzar a este a mí me parece que Aitra –esposa del dios
nio –sus sarcasmos sobre el libretista eran Hofmannsthal exquisito, arcaizante y un del mar, madre de Teseo y maga– necesita
terribles–, quien, al acabar el ensayo gene- tanto oscuro con el de sus restantes colabo- de un poco más de cuerpo vocal: la cosa no
ral del primer acto, les espetó a todos: «¡No raciones con Strauss, en realidad tan distin- tiene mayor importancia. La contralto, no
hay bastantes truenos! ¡Hacen falta más!», tas entre sí pese a las apariencias aunque soprano, Regina Mauel exhibe una voz
tras lo que Strauss suspiró y susurró a quie- muy grave y oscura; no está mal, pues
nes se hallaban a su lado: «Las mujeres representa a un molusco de las profundida-
están siempre para el tronar» (2). des que, además, es omnisciente (4). El
El estreno en Dresde y los sucesivos en tenor Stephen O’Mara, posiblemente barí-
Viena (Strauss), Múnich (Knapperstbusch) y tono en el origen, no atrae ni por el color ni
otros teatros no constituyeron fracasos por la línea; sin embargo, pertenece al hon-
rotundos, pero tampoco éxitos francos. rado clan de aquellos tenores de hoy que
Fallecido Hofmannsthal en 1929, Strauss se no molestan, que no destrozan una repre-
dejó convencer por el regisseur Lothar sentación. Johannes von Duisburg, quizá
Wallerstein y también por su chambelán, antes bajo que barítono, resulta suficiente-
Clemens Krauss, para que aceptara y reali- mente áspero, sin matices, como Altair.
zara cambios, simplificación de versos, Todos los demás cumplen irreprochable-
retoques e incluso nuevas aportaciones mente. El coro femenino revolotea con la
orquestales. Todo esto afectó sólo al segun- insidiosa levedad de los elfos– mosquitos y
do acto, sin que con ello se consiguiera el coro de guerreros de Aitra posee la nece-
mejorarlo sustancialmente ni tampoco el todas ellas giran alrededor de la mujer saria bizarría. Por último, la técnica que uti-
triunfo buscado con esta segunda versión, como foco o sol que a la vez da la vida al liza DYNAMIC es parangonable a la de
estrenada el día 14 de agosto de 1933 en el hombre y le abrasa. Literariamente, yo veo cualquier sello de campanillas.
marco del Festival de Salzburgo. ahora La Elena egipcíaca como hija tardía Una consideración todavía; ya me daría
Las diferencias no son fáciles de apreciar del jugendstil; es más, imagino el primer yo con un canto en los dientes si, en la
mediante la mera audición, pues tanto las acto, el interior del palacio de Poseidón y hipótesis remota del estreno madrileño de
escasas representaciones como las asimis- Aitra, como una gruta de conchas a la vez La Elena egipcíaca, se alcanzara el nivel de
mo contadas grabaciones de la obra pade- real y simbólica –en el centro de ella o en Cagliari, especialmente en lo que afecta a
cen siempre cortes, que desorientan. Sería lugar destacado la omnisciente– y taracea y la orquesta. Pero para que este sueño dese-
necesario consultar la edición crítica com- mosaicos gaudianos, todo obviamente ado se hiciera, llegado el caso, realidad, ya
parada de ambas versiones. En mi caso dis- curvo, sin rectas ni ángulos. La verdad es lo saben ustedes: «¡Hacen falta más true-
pongo sólo de la partitura que han editado que me apetece familiarizarme más con la nos!» y además, precediéndolos, algunos
en 1996 las casas Schott y obra y que me gustaría tener la ocasión de rayos fulminantes.
Boosey&Hawkes. Hay que deducir que se presenciar una buena representación de
corresponde con la segunda versión, que es esta Elena que no quiere apurar el filtro del Á.-F.M.
la más conocida, pero el libreto de DYNA- olvido de Tristán e Isolda, sino el quizá aún
MIC, sello que anuncia la grabación reali- más peligroso del recuerdo, pues puede tra-
(1) Conste aquí que el actual Cela, el escritor y la
zada en Cagliari como la de la versión de erle la muerte a manos de Menelao y, con persona, no me interesa; pero me ha hecho gra-
1928, es más extenso que el de ORFEO ella, la destrucción de su belleza absoluta. cia que se le acuse de autoplagio por repetir tres
D’OR, sello que recogió una representa- Con todo, lo sorprendente ahora es la veces aquí y allá el mismo discurso.
ción muniquesa de la versión de 1933; sin calidad de la producción del Teatro Lírico (2) La anécdota la cuenta Norman del Mar. No
embargo, este registro supera en unos quin- de Cagliari, insospechada a priori después olvidemos que Pauline Strauss era hija de un
ce minutos la duración del italiano, y esto de conocer los registros de Las Hadas y de general y ella misma una artillera de cuidado.
no parece deberse solo a una cuestión de Roberto el Diablo con la misma proceden- (3) De pasada, conste que Altair y su hijo Da–ud
tempi. Sea como fuere, la obra ligera cia. Las representaciones tuvieron lugar en llevan nombres árabes auténticos. Aquel se
demanda una plantilla orquestal completí- enero del año que ahora se va, este odioso corresponde con la estrella principal de la cons-
telación del Águila y Da–ud significa David. El
sima, que incluye 6 trompetas, un desplie- 2001. En Cagliari se tomaron muy en serio dato procede también de Norman del Mar.
gue de percusión muy considerable, órga- el compromiso contraído con «la más (4) Como la Concha está puesta sobre un trípode,
no, máquina de viento y 29 instrumentos excelsa de las mujeres». Aquí no están, Strauss decía chuscamente que se parecería a un
–viento y percusión– que forman la música claro, Leonie Rysanek, Annelies Kupper, Ira fonógrafo. Además, quería que la voz llegara a
de escena. Además, aunque la acción se Malaniuk, Bernd Aldenhoff, Hermann través de una bocina como la de Fafner en su
desarrolla sólo en dos escenarios, puede Uhde y Joseph Keilberth; pero el trabajo de cueva. Afortunadamente desechó la idea. Lo de
leerse que Rudolf Hartmann, el excelente todos es homogéneo y merece el notable soprano se arrastra de la partitura, donde figura
regisseur de Múnich, exigió en 1956 nada alto. Lo más asombroso procede de la labor como tal en la relación de personajes; pero basta
menos que 240 trajes y dos gigantescas de la orquesta y de su director, el para mí echar una ojeada a la escritura para ver que no
es así.
redes, que tuvieron que ser tejidas en una desconocido Gérard Korsten. Ya al comien-
fábrica de artes de pesca, en Kiel. Quiero zo –el recuerdo del cataclismo o colapso de R. STRAUSS: La Elena egipcíaca / Blinstrubyte, O’Mara,
resaltar así que La Elena egipcíaca es ante Troya– posee auténtica contundencia, y las Kodalli, Von Duisburg, Mauel, Haselsteiner / Orquesta y
todo un espectáculo operístico lujoso, en el plenitudes sonoras no faltarán allí donde Coro del Teatro Lírico de Cagliari. Dir.: Gérard Korsten /
DYNAMIC / Ref.: CDS 374/1–2 (2 CD) D2 x 2
que la orquesta straussiana despliega tanto están prescritas; mas Korsten sabe clarificar

( 21 )
El Teatro del Príncipe Regente, en un excepcional documento de PREISER

El Bayreuth del sur


B ayreuth, la poco conocida ciudad
francona que en 1876 fue confundida
aún con Beirut por los fabricantes
ingleses de un curioso dragón de guarda-
auténtico no se celebraba todos los años).
La nueva sala funcionó como teatro lírico y
de verso. En los veranos era la sede del
Festival de Munich, y en ese marco dirigió
con Kna; Maestros cantores de 1949 con
Jochum). En relación con el álbum dedica-
do a Zoppot, he advertido sólo dos repeti-
ciones: los fragmentos con Desider Zador
rropía, hay sólo uno. Pero Zoppot, a orillas Kna todos sus Parsifales. Un hito fue el (histriónico Alberich) y Gertrude Kappel
del Báltico, fue llamado el Bayreuth del estreno de Palestrina, en 1917. Otro, la (magnífica Brünnhilde). Diecinueve regis-
Norte a causa de las representaciones en su representación en 1933 –cincuentenario de tros (el primer CD) proceden de la era acús-
famoso escenario natural, y Múnich bien la muerte de Wagner– del ciclo wagneriano tica; los restantes son de la eléctrica y al
mereció un tiempo la calificación de completo, dirigido también por Kna. menos ocho de ellos alcanzan ya la época
Bayreuth del Sur. (1) Arrasada en 1944 la Ópera Nacional, el del disco de larga duración. El conjunto
En realidad, Múnich había tenido todo a Teatro del Príncipe Regente cumplió las presenta buen sonido y es notable la cali-
su favor para convertirse en sede del funciones de ésta y la propia hasta el día 23 dad, en este sentido, de muchas de las gra-
Festival Wagner, lo que habría llevado con- de noviembre de 1963, cuando de nuevo baciones. Todos los números están canta-
sigo que por Bayreuth pasaran hoy sólo los Kna puso en atriles Lohengrin (o quizá fue dos en alemán.
viajantes de comercio; pero desaprovechó Fidelio). De su largo silencio y progresivo La audición según el orden propuesto
neciamente la oportunidad, como es bien resulta reveladora sobre todo en lo que
sabido. Mas a Múnich le quedó primero la afecta al canto wagneriano. Justamente los
mala conciencia y después el resquemor tenores Heinrich Knote (1870–1953) y Ernst
por la estupidez cometida. Así, en 1878, la Kraus (1863–1941) son quienes muestran
Ópera de la Corte representó el primer voces fijas, nasales y vulgares, además de
Anillo allende Bayreuth, en 1883 se dieron una pobre técnica; otros abusan de las con-
allí todas las obras escénicas del reciente- sonantes, aunque son cantantes notables:
mente desaparecido Wagner, desde Rienzi Desider Zador (1873–1931), Karl Erb
hasta El ocaso de los dioses (2), y en 1886 (1877–1958); pero ya con Berta Morena
se procedió al estreno mundial de Las (1878–1952), el famoso Paul Bender
Hadas. Por aquel entonces empezó a fra- (1875–1947), Hedwig Fichtmüller
guarse la idea del Festival de Múnich, dedi- (1894–1975) y Fritz Krauss (1883–1976)
cado en lo sustantivo a Wagner, pues el de mejora sustancialmente todo: la calidad
Bayreuth no tenía periodicidad anual. El deterioro no salió hasta enero de 1988 –la vocal, la técnica y el estilo. A partir del
impulsor del proyecto fue Ernst von Possart, llamada pequeña solución–, y ello gracias número 15, Friedrich Brodersen
intendente del Teatro de la Corte; paralela- al empeño personal de August Everding, (1873–1926), bajo que canta con clase y
mente empezó a hablarse de levantar de que había trasladado allí su despacho de elegancia un fragmento de Los hijos del rey,
nueva planta un Festspielhaus a imagen y intendente de la Ópera de Múnich. La nor- se entra de lleno en un verdadero festival de
semejanza –foso oculto, sala en forma de malización se alcanzó el 10 de noviembre las voces y del canto noble y expresivo. En
graderío– del original, pero con algunas de 1996 con una nueva producción de particular, el segundo CD me parece una de
diferencias: materiales resistentes a las Tristán e Isolda. Hoy acoge teatro de verso, las mejores y más equilibradas selecciones
inclemencias invernales, sillería menos ópera, opereta, las actividades de la canoras wagnerianas –con algunos comple-
incómoda (3), preciosa decoración Academia Teatral y los conciertos de la mentos– que he oído nunca. Pero antes ya
jugendstil e instalaciones –foyer, pasillos, Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. han preparado la fiesta Maria Olszewska
restaurante– de teatro estable. Cuando la Para más detalles, recomiendo a quienes (honda Waltraute), el doctor Schipper (sen-
viuda del maestro tuvo noticia de las tales adquieran el álbum la lectura del, como he sacional Borromeo, papel que él mismo
intenciones, puso el grito en el Walhall. Las dicho, excelente comentario, que he resu- alumbró en 1917), la citada Kappel y un
relaciones de Bayreuth con Múnich eran mido aquí, uniéndolo a datos provenientes magistral Wilhelm Rode de treinta y siete
pésimas, pues, para amortizar el principal y de otras fuentes. años, quien bautiza, confirma y hasta le da
los intereses del crédito que en 1874 con- El programa preparado por Lebendige la forma en la primera comunión a la can-
cedió in extremis la Hacienda bávara, el Vergangenheit merece el mayor elogio. Está ción del sueño matutino de Walther.
Teatro de la Corte retenía los derechos de estructurado de manera que puede seguirse La edad media de estos artistas –la
autor primero de Wagner y después de sus la evolución de este teatro singular, el único mayoría en la treintena, menos en la cua-
herederos (4); ¡y ahora Múnich quería aña- construido según el modelo del rentena– tiene aquí suma importancia, pues
dir a esta gravosísima obligación una com- Festspielhaus de Bayreuth. Sería interesante las voces suenan frescas, no gastadas
petencia que a Cosima había de parecerle considerar las causas de que ambos edifi- –¡atiéndase al timbre y el fiato de Hotter
por fuerza perversa y desleal! Como se cios hayan quedado como excepciones; (Mr. Wotan) con sólo treinta y tres años!–,
recoge en el excelente comentario en ale- pero éste no es el momento de las pertinen- naturales; y cuando su propietario suma ya
mán e inglés que trae el álbum, la indigna- tes disquisiciones. Son cincuenta los regis- cincuenta primaveras o más –Ludwig
da guardiana del Grial llegó a llamar a tros aquí reunidos, si bien los cantantes Weber (¡Kaspar!), Georg Wieter (¡Rocco!),
Possart y a Hermann Levi, éste el hombre suman ocho más. El programa se abre con Hans Reinmar (¡apabullante Amonasro!)–
que había estrenado Parsifal, «Alberich y un ejemplo de Heinrich Knote, que fue el ocurre que a la calidad se une la sabiduría.
Mime». ¿Qué le vendría ahora al recuerdo Walther en la función inaugural antes cita- Aquí vuelven a la vida los cantantes de la
al hijo del antiguo rabino de Giessen cuan- da, y se cierra con otro de Hans Hopf, bri- era Knappertsbusch: Hans–Hermann
do repasara las fotografías de él con Cosima llantísimo Turiddu en 1943, esto es, con Niessen, en su mejor monólogo del
y sus hijos, testimonios de confianza, cama- solo veintiséis años de edad. Naturalmente, Holandés; Elisabeth Ohms, Senta con línea
radería y afecto mutuos? Wagner es el protagonista con treinta y un y personalidad; el magnífico George Hann,
Por fin, un consorcio bancario aportó el fragmentos, pero también le acompañan quien cantó en el Príncipe Regente más de
dinero necesario y el Teatro del Príncipe Beethoven, Bizet, Gluck, Humperdinck, treinta papeles y es aquí el Daland ideal; la
Regente tomó forma, siempre con la oposi- Mascagni, Mozart, Pfitzner, Smetana, Verdi excelsa Luise Willer, la Brangäne que más
ción de la Casa Wahnfried. La inauguración y Weber. Los fondos sonoros tienen diversas bellamente ha dicho su advertencia desde
oficial tuvo lugar el día 20 de agosto 1901; procedencias: Gramophone, Odeon, Vox, la atalaya; Julius Patzak, con su lírica voz
la real llegó el día siguiente con, casi es Electrola, Telefunken, Imperial, Columbia, en perfecto estado a los treinta y dos años,
obvio decirlo, Los maestros cantores. Con DGG, Period, Urania y también la Radio Tamino musical y comunicativo; o la mara-
Bayreuth se alcanzó el compromiso de no del Reich, otras emisoras y grabaciones villosa Maria Reining, dulce, sensible, refi-
representar Parsifal y no coincidir en la pro- obtenidas en vivo en Glyndebourne y en el nada Elsa. Pero después no se puede pasar
gramación anual (recuérdese que el Festival propio Príncipe Regente (Tristán de 1950 por alto a Günther Treptow, admirable

( 22 )
Walther en 1942; a Helena Braun, Isolda ese La mezzo Janet Baker, en dos nuevos registros de la BBC
mismo año, que canta una muerte de amor
estupendamente movida desde el íntimo éxta-
sis del absorto comienzo hasta la exaltación Entre el lied y la chanson
del transfigurado final; a Käthe Nentwig, deli-

D
cada Bastiana y auténtica lírica de coloratura; e 1950 para acá, ningún cantante británico ha suscitado el reconocimiento
al excepcional Beckmesser de Wieland internacional de Janet Baker (Yorkshire, 1933). Idolatrada en Inglaterra, sus
Wagner, Karl Schmitt–Walter, quien en 1943 entusiastas son también muy numerosos en España. Aunque estos dos regis-
muestra la calidad real de su voz como tros no aportan gran novedad a su muy amplia discografía (Saga, L’Oiseau Lyre, EMI,
Wolfram; a Karl Kronenberg, Telramund de Philips), el recital Schubert añade, si las cuentas no me fallan, doce lieder no inclui-
carácter fuerte, hombre vigoroso, ambicioso, dos en el conocido doble CD de EMI Forte. Janet Baker fue una excelente liederis-
convencido de su derecho; a Paul Kuën, Max ta, capaz de crear el clima requerido por cada canción con una facilidad intuitiva
Proebstl y Benno Kusche, pilares del Príncipe que es privilegio de los grandes; así fue reconocido por su paisano Gerald Moore y
Regente en los años cincuenta; a Maud Cunitz así lo admite Arturo Reverter en su indispensable estudio sobre los lieder schuber-
y Franz Völker, plenamente convincentes en tianos. A modo de ejemplo, cito y suscribo lo que
el dúo de amor de Otelo; a Elisabeth dice a propósito de Abendstern, D806, versión
Lindermeier, la novia vendida por antonoma- con Moore de 1970 (la muy bella aquí incluida,
sia; y no en último lugar a Lorenz de 1980, es con Geoffrey Parsons): «Baker capta
Fehenberger, quien me ha dejado atónito con como ningún otro cantante el clima sereno y des-
su bellísima romanza de la flor de Carmen. pojado de la pieza, envuelto en una inevitable
Aún quiero dedicar unas líneas a Marianne tristeza». La mezzo era maestra en canciones de
Schech (Elisabeth), August Seider (Tannhäuser) este tipo, que permiten el juego con la media voz
y Franz Klarwein (Walther von der y la sfumatura y que propician la sobriedad y la
Vogelweide). Sus intervenciones están extraí- discreción (el «understatement», tan británico). En
das del viejo Tannhäuser de Urania (1950), El hijo de las musas, D764, cabe preferir el enfo-
que tuvo al frente a Robert Heger. Aunque he que más vivaz y espontáneo de ciertos intérpretes
defendido siempre a la ninguneada Schech, masculinos (Hüsch o Wunderlich) y el mejor arti-
en mi Guía de Wagner considero este registro, culado de una Schwarzkopf. Pero en este CD pre-
en la reedición de Acanta Pilz, «pura rutina dominan –acaso en exceso– los lieder intimistas
alemana». Escuchada ahora la pequeña selec- en que Baker puede lucir esas cualidades, su
ción que hace Lebendige Vergangenheit, me impecable escuela y su rigor estilístico. Los tres
apresuro a rectificarme a la espera de que otra pianistas, excelentes, no necesitan presentación:
firma recupere –quizá circula ya sin que me Geoffrey Parsons, Martin Isepp y Graham
haya llegado noticia– la grabación completa. Johnson. Por ejemplo, escúchese a este último en
El dúo entre la Schech y Seider es muy bueno, La joven monja: realmente memorable. En suma,
en particular la soprano da lecciones de afina- un CD excelente con la única reserva –importan-
ción, articulación y expresión (algunas veces te– de que no figuran los textos cantados.
he insinuado que fue un antecedente de Pilar El segundo CD ofrece una colaboración inha-
Lorengar); en cuanto al omnipotente bitual, la de Janet Baker con Giulini. Su versión de
Klarwein, no se puede sacar más partido a la las Noches de verano de Berlioz es, como cabía
breve intervención del minnesinger. prever, muy hermosa, pero no se llegan a alcanzar
Al final, después de comprobar la riqueza, las cotas de excelencia que uno hubiera anticipa-
la variedad, el elevado nivel medio de casi do. Baker, que ya había registrado magníficamen-
todos los cantantes que aparecen aquí, reuni- te esta obra con Barbirolli para EMI (1968), vuel-
dos en razón de su participación en la historia ve a mostrarse intérprete sutil y matizada de estas
del Teatro del Príncipe Regente desde 1901 a preciosas canciones, pero su voz no tiene las cualidades de otras grandes intérpre-
1963, se agolpan las preguntas, empezando tes: el mordiente equilibrio tímbrico de Eleanor Steber, la carnosidad y el terciopelo
por ésta inevitable: ¿qué ha sucedido para que de Victoria de los Ángeles o Jessye Norman, la sensualidad de Crespin... Además, su
lo que ayer era normal sea hoy excepcional? dicción francesa, blanda y poco contrastada, no es perfecta, lo que limita el resul-
Mas el amable lector no debe hacerme mucho tado final. Giulini colabora con matices exquisitos, pero la orquesta suena con poco
caso, pues «hoy se canta mejor que nunca» y relieve, y la «química» no acaba de establecerse. Por su parte, Svetlanov es un cola-
cosas como ésta, sean testimonio del Bayreuth borador tan imprevisto como notable en el Poema de Chausson, en el que Baker nos
del Norte, del sureño o del verdadero, quedan seduce de nuevo con su calidad vocal, sus matices y su elegancia; pero la dicción
para nostálgicos que –¡pobres infelices!– no francesa sigue dejando que desear. Excelente, en cambio, la vibrante canción de la
han podido o no han querido acomodar su paloma torcaz de los Gurrelieder, grabada en 1963 con Norman del Mar.
paso a la marcha de los tiempos.
Roberto Andrade
Á.-F.M.
JANET BAKER CANTA SCHUBERT – 19 Lieder / Janet Baker (mezzo) / Graham Johnson, Martin Isepp y
Geoffrey Parsons (piano) / BBC / Ref.: BBCL 4070–2 (1 CD) D2
(1) Las fuerzas vivas que firmaron en 1933 la diatri-
ba contra Thomas Mann se expresaban así RECITAL JANET BAKER – E. CHAUSSON: Poème de l’amour et de la mer, op. 19 – H. BERLIOZ: Les nuits
«Múnich–ciudad Richard Wagner». d’eté, op. 7 – A. SCHOENBERG: Lied der Waldtaube / Janet Baker (mezzo) / Diversas orquestas. Dirs.:
Evgeny Svetlanov, Carlo Maria Giulini y Norman del Mar / BBC / Ref.: BBCL 4077–2 (1 CD) D2
(2) Parsifal había quedado reservado para Bayreuth.
Luis II respetó el deseo de Wagner, aunque sus dere-
chos sobre la obra le habrían permitido ignorarlo.
(3) Los asientos son más anchos y tienen brazos aba-
tibles. Sólo hay una galería de palcos al fondo. Las
filas de butacas son veinte. La capacidad es de
1.300 espectadores.
(4) El capital sumaba unos 220.000 marcos de 1972.
Toda la ayuda de Luis II a Wagner a fondo perdido
no alcanzó, en diecinueve años, un tercio de la
deuda oficial. NUNCA MÁS VERÁN MIS OJOS - Música vocal trans-
crita para vihuela / Obras de Valderrábano, Narváez,
Daza, Del Enzina y otros autores - Páginas proceden-
ASÍ CANTARON EN EL PRINZREGENTENTHEATER – tes del Manuscrito de Simancas y de los cancioneros
Documentación para la conmemoración del centenario de Uppsala y Elvas / Alfred Fernández (vihuela) /
(1901–2001) / Grabaciones de 54 voces históricas, inclui- ENCHIRIADIS / Ref.: EN 2004 (1 CD) D2
dos Hann, Hotter, Treptow, Weber, Holm, Böhme, Hopf,
Knote, Feinhals, Morena, Bender, etc. / Diversas orquestas
y directores / PREISER / Ref.: 89305 (3 CD) D2 x 3

( 23 )
Paumgartner, Soudant y Norrington: tres miradas sobre un genio

Tres viñetas salzburguesas


N unca está de más volver a Salzburgo.
Algunas razones para hacerlo pue-
den ser: advertir cómo se interpreta a
Mozart con el paso del tiempo; encontrarse
era– se torna notable. Roger Norrington es
de una precisión y una claridad casi metáli-
cas, de un metal precioso que luce especial-
mente en una lectura a la vez recogida y
encaja armoniosamente en la noche salz-
burguesa.
Por fin, Herbert Soudant, en 1999, se
mete en esa obra inclasificable que es la
con los mejores músicos del mundo; pensar, enérgica de la sinfonía Júpiter. Como añadi- serenata Haffner, que es una suerte de doble
aun en contra de la evidencia, que seguimos do aparecen las Danzas concertantes de sinfonía, suite de danzas por medio y todo
prefiriendo la paz a la guerra. No enmascarado en la actitud de la
casualmente, el Festival fue una serenata, como si estuviéramos
empresa crecida sobre las ruinas en una baile de disfraz ilustrado
humeantes de una Europa que por un genio de la música. Lo
creía disipado para siempre el hace con brío y color, sin salirse
fantasma de la masacre. de los límites razonables que
Dejemos el patetismo a un exige la música del Setecientos.
lado, pues esta vez se trata, Han pasado cuatro décadas
mayormente, de Wolfgang sobre Salzburgo, Mozart sigue en
Amadeus, que rehuyó, como casi pie y promete permanecer, con
toda la gente de su tiempo, el nosotros y más allá de nosotros.
estremecimiento, aunque no la El sonido del siglo XX, sin ane-
pasión ni el drama. La primera mias arqueológicas, lo recupera
viñeta nos lleva a 1957, diría más y lo aproxima a nuestra sensibili-
concretamente al Mozart de Bernhard dad. Somos Mozart por unas horas y él nos
Paumgartner. Se trata de un Mozart austría- hospeda en su pabellón inmarcesible.
co, si se quiere, aunque no estrechamente
vienés: elegante, de un lirismo distanciado, Blas Matamoro
medido, inteligente, que busca la convic-
ción a partir de la claridad. Los elementos W.A. MOZART: Divertimento en re mayor, KV 136;
Sinfonía n 41 en do mayor, KV 550, Júpiter – I.
en juego no pueden ser mejores: Haskil es STRAVINSKY: Danzas concertantes / Camerata
una de las mejores mozartianas posibles, Academica Salzburg. Dir.: Sir Roger Norrington /
ORFEO / Ref.: C567011B (1 CD) D4
más allá de cualquier fecha, y Anda le pisa
los talones; Erika Köth tiene esa cristalina y W.A. MOZART: Marcha en re mayor, KV 249;
Serenata en re mayor, KV 250, Haffner / Orquesta del
cándida timbración de la soprano soubrette Mozarteum de Salzburgo. Dir.: Herbert Soudant /
dotada de una línea impecable y unos ORFEO / Ref.: C568011B (1 CD) D4
momentos de virtuosismo deslumbrantes; la W.A. MOZART: Der Schauspieldirektor (Obertura);
Camerata local suena ajustada y colorida. Stravinsky (también conocido como Sinfonía en fa mayor, KV 112; L’amerò, sarò cos-
En 1998, la ciudad de Mozart nos propo- Strawinsky, Strawinski o Stravinski) que es tante, KV 208; Concierto para dos pianos y orques-
ta en mi bemol mayor, KV 365 / Erika Köth (sopra-
ne una velada Norrington y el toque británi- un homenaje a la distancia y a la vuelta de no) / Clara Haskil y Géza Anda (piano) / Camerata
co –si pensamos que Thomas Beecham lo los siglos, al legado neoclásico, o sea que Academica Salzburg. Dir.: Bernhard Paumgartner /
ORFEO / Ref.: C572011B (1 CD) D4

Selección Mozart, Beethoven y un Wagner de excepción, por una batuta inmortal


Navidad 2001
La magia de Barbirolli
ENY 9712 (2 CD) D2 [2 CD al precio de 1]

S ir John Barbirolli (1899–1970) figura asidua-


mente en los lanzamientos del sello BBC
Legends. No podría haber sido de otro modo: él
y Beecham, o viceversa, fueron los dos mejores
carente en ocasiones del último grado de sutileza que
Mozart y Beethoven requieren, y a la que nos han
acostumbrado tantas batutas y orquestas de excep-
ción. No obstante, ambas versiones satisfarán a cual-
directores ingleses del siglo XX quier aficionado, que podrá dis-
(dejemos a Rattle que confirme su frutar con la magistral regulación
valía en el XXI). Las publicacio- de los crescendi (Andante de la
nes de la BBC amplían sustancial- Séptima), siempre acompañados
mente la discografía actual del del calor e impulso característicos
maestro, mucho menos abundan- de Barbirolli.
te de lo que su valía exige; las Los seguidores del maestro inglés
grabaciones de los años 50 para se verán colmados por un exquisi-
Pye aún esperan una reedición to Idilio de Sigfrido, cálido de
sistemática. Así, salvo error de mi sonoridad, tocado con el afecto
ENY 9731 (1 CD) D10

parte, las tres obras aquí propues- que la ocasión exige, a tempo
tas son novedad. Dos de los tres lento pero fluido. Toda la sección
registros proceden de conciertos final, desde la modulación a do
en Londres, y el tercero, el Idilio mayor (16’22»), es admirable por
de Sigfrido, fue grabado en estu- la perfecta retención del tempo,
dio en Manchester. Y esta es, en mi opinión, la perla que permite a músicos, director y oyentes deleitarse
de este CD. Por descontado, las versiones de Mozart con esta música preciosísima: un episodio mágico.
y Beethoven son muy notables, en particular los dos Buen sonido en las tres obras.
últimos tiempos de la Séptima. Pero los resultados
hubieran sido seguramente mejores con alguna de las R.A.
ENY 9740 (1 CD) D10

orquestas de Londres que trabajaron con Barbirolli en


los años 60: Filarmonía, Sinfónica de Londres o BBC. W.A. MOZART: Sinfonía nº 35 en re mayor, KV 385, Haffner – L.
VAN BEETHOVEN: Sinfonía nº 7 en la mayor, op. 92 – R. WAGNER:
A la cuerda de la Hallé de Manchester le falta finura Idilio de Sigfrido / Orquesta Hallé. Dir.: Sir John Barbirolli / BBC /
en la articulación, lo que se traduce en un fraseo Ref.: BBCL 4076–2 (1 CD) D2

( 24 )
Dos sellos independientes coinciden en honrar la memoria de Lovro von Matacic Suites, danzas e intermedios:
la mejor música ligera
La granada madurez de un maestro del género

de un director importante Un álbum


Franz Lehár
G
racias a sellos emprendedores como Testament, BBC y SUPRAPHON, con frecuencia
«redescubrimos» a directores excelentes del siglo recién terminado que no ocuparon los

D
e sobra conocemos al Lehár
puestos más altos del escalafón, y cuya discografía no ha alcanzado el «status» de clási- compositor de operetas.
co que les permita sobrevivir, por la vía de las reediciones, a la Menos sabido es su curioso
precaria situación actual del mercado. Uno de ellos es el cro- destino musical, que se inicia
ata Lovro von Matacic (1899–1984), quien se formó en Viena cuando cumple la mili en las tro-
como «niño cantor», luego en Alemania y, más tarde, en su pas del entonces emperador de
Croacia natal (Zagreb), en Ljubljana y en Belgrado. Por los Austria–Hungría y trabaja para un
años cincuenta, ya talludito, conectó por azar con Walter
Legge y fue una de las muchas batutas «todo terreno» que el
sagaz productor inglés supo potenciar y emplear admirable-
mente. Para EMI grabó Bruckner (4ª Sinfonía), diversos con-
ciertos de violín con Oistraj, La viuda alegre y una selección
de Arabella con Schwarzkopf, La fanciulla del West con la
Nilsson, Payasos con Corelli... De entonces data su primera
asociación con la orquesta Filarmonía (1954–62), que se
amplió en un segundo período entre 1977 y 1983. De él pro-
cede esta interesante Tercera de Bruckner que recupera BBC
Legends. Respecto de la edición empleada, puedo confirmar
que no se trata de la versión Nowak habitual (1889) que hemos
escuchado a Szell, Wand o Celibidache. Por la fecha del regis-
tro (1983) bien puede tratarse de la versión original editada por
Oeser. Someto el asunto a la autoridad competente de
Ángel–Fernando Mayo, que acaso disponga de la partitura conjunto de músicos militares. Su
necesaria (yo sólo tengo la Nowak), y que en 1994 fue guía padre quería hacerlo artista formal
excepcional a través del intrincado laberinto de las versiones y él, a pesar de tener buenos tuto-
brucknerianas en el número extraordinario que SCHERZO res, como Antonin Dvorák, prefirió
dedicó a la música sinfónica. En cuanto a la ejecución, es sin ir por libre y ejercer la autodidácti-
duda sobresaliente: la Filarmonía toca segura y confiada en la ca. El resultado es una obra en la
sólida batuta que la gobierna, cuyo gesto conoce y entiende que se mezclan los géneros y
bien, y a la que ha seguido en ensayos que se intuyen genero- donde se alternan las páginas
sos en el tiempo. Excelente sonido digital. serias con las menos serias, todas
SUPRAPHON nos ofrece un estuche con las archipopulares ellas dignas del mejor cuidado téc-
sinfonías Quinta y Patética de Chaikovsky, con Matacic al fren- nico y estético. No es mala refe-
te de la Filarmónica Checa. De nuevo escuchamos a un riguroso constructor que, con tempi rencia el hecho de que Mahler le
movidos, resulta siempre plástico y elegante en su fraseo (Valses de una y otra sinfonías), apa- encargara una música de ballet
sionado (Andante de la Quinta, movimientos extremos de la Sexta) y capaz de arrastrarnos con para la Ópera de Viena, en prueba
su enérgico pulso y su vitalidad en la célebre marcha de la Patética. No pretendo que Von de la estima que le merecía su tra-
Matacic alcance las cimas de los máximos intérpretes de estas obras, Mravinsky y Svetlanov, pero bajo.
con la estupenda colaboración de la Filarmónica Checa y el mágico sonido de la Sala Dvorák En este compacto hay buena
del Rudolfinum de Praga, sus versiones figuran entre las mejores de estas obras inmortales. muestra de su variado ingenio,
aunque siempre ceñido al formato
R.A. orquestal y sin las voces que tanto
A. BRUCKNER: Sinfonía nº 3 en re menor / Orquesta Philharmonia. Dir.: Lovro von Matacic / BBC / Ref.: BBCL 4079–2 (1
le atraía concitar. Hay páginas de
CD) D2 algunas óperas juveniles olvidadas,
una polca de El conde de
P.I. TCHAIKOVSKY: Sinfonía nº 5 en mi menor, op. 64; Sinfonía nº 6 en si menor, Patética / Orquesta Filarmónica Checa.
Dir.: Lovro von Matacic / SUPRAPHON / Ref.: SU 3544–2 (2 CD) D5 x 2 Luxemburgo, diversas escenas y
dos series de danzas, una que res-
ponde al encargo citado y otra,
Suite china de ballet, que nos
RAMILLETE DE CANTIGAS, recuerda la evocación más o
VILLANCICOS, ENSALADAS,
ROMANCES, PAVANAS, GLO- menos chinesca de su famosa ope-
SAS, TONOS E OTROS ENTRETE- reta El país de las sonrisas.
NIMIENTOS - Obras de Alfonso
X, Mateo Flecha, Francisco de En ninguna falta el infatigable
Peñalosa, Luis Milán, Antonio de melodismo lehariano, unido a un
Santa Cruz, Robert Dowland, Joan excelente dominio de los colores
Cabanilles y autores anónimos /
Grupo Sema / DISCOS OBLI- orquestales y con los infaltables
CUOS / Ref.: DO 0003 (1 CD) D2 toques de exotismo que exigen los
temas, así como, hoy, el encanto
de revivir un mundo que desapare-
ció al son de estas páginas, porque
ellas, como si supieran que esta-
A L’OMBRA DEL LLEDONER ban animando un final, lo rescatan
Poesía de Tomàs Garcés / del olvido y la extinción.
Obras de Blancafort, Bonet,
Llongueres, Massià,
Mompou, Montsalvatge, B.M.
Pujol, Serra y Toldrà i Vives /
Ana Ibarra (soprano); Rubén
Fernández (piano) / ENSAYO F. LEHÁR: Suites, Danzas e intermedios
/ Ref.: ENY 9816 (1 CD) D2 / Orquesta Sinfónica de la Radio de
Berlín. Dir.: Michail Jurowski / CPO /
Ref.: 999761–2 (1 CD) D2

( 25 )
Dos magníficos discos schubertianos, en ORFEO y CPO Ludmila Peterková, en un monográfico
SUPRAPHON dedicado al clarinete
¿Un Schubert menor? Elegancia
L a firma muniquesa ORFEO, en con-
junción con la Radio Alemana de
Berlín, se ha decantado por las
Sonatas para violín y piano del vienés.
Realmente nos lleva a pensar en La flau-
ta mágica. Un Allegro vivace en 3/4 con-
cluye en tono de vals.
Con Andrea Duka Löwenstein y
ante todo
L
a idea de volver a grabar piezas «menores» de
Por otra parte, CPO prosigue con su Phillip Moll parece como si escucháse- compositores como Rossini, Mendelssohn o
Edición Klöcker, esta vez haciendo fren- mos al Schubert sinfónico, ya que logran Bruch me parece más que atractiva cuando son
te, apoyado por su Consortium entresacar todos aquellos matices que se Ludmila Peterková y Jirí Belohlávek los responsa-
Classicum, de partituras como el Adagio adentran en esta música, tan sutil, tan bles. En el presente compacto pueden encontrarse
y rondó concertante D campestre, tan dulce. las 2 Piezas concertantes para clarinete y «corno di
487 para piano, violín, CPO, nos ofrece un bassetto», op.113 y 114 (1832) de Felix
viola y violonchelo o volumen más del clari- Mendelssohn, que fueron escritas para su amigo y
los Tres minuetos para netista y director clarinetista Heinrich Joseph Bärmann (1784–1897)
dos oboes, dos clarine- Dieter Klöcker, en un y el hijo de este,
tes, dos trompas, dos registro de 1977 que, Carl, un destaca-
fagotes y trompeta. además de Schubert, do intérprete de
El primero de los incluye una pieza de «corno di basset-
compactos, el que está Anselm Hüttenbrenner to». La primera de
integrado por esas (1794– 1868). ellas, opus 113,
«piezas menores» que Respondiendo a la comienza con un
son las Sonatas para solicitud de su amigo y diálogo entre los
violín y piano, es una violonchelista dos instrumentos
auténtica gozada Heinrich, en octubre solistas, seguidos
desde todos los puntos de 1816 escribió el por la cuerda y un
de vista. Franz Adagio y rondó con- despliegue
Schubert compuso la certante en fa mayor, orquestal que roza
op.137/1 en tres movi- constituyendo un lo beethoveniano.
mientos, a diferencia ejemplo de lo que se El Allegro con
las otras, con un llamó Hausmusik o fuoco da paso a una parte intermedia, un exquisito
Allegro molto en el «música para casa». Andante que culminará con una serie de acrobacias
cual se manifiestan Aquí hay un bitematis- ascendentes y descendentes en el Presto. La opus
igualmente ambos ins- mo, la conexión entre 114, por su parte, se inicia con un acelerado Presto
trumentos. El Andante la cuerda deja al piano al que le sigue un pasaje danzable y juguetón. La
llega a parecernos un papel más solemne, utilización del «corno di bassetto» es todo un acier-
mozartiano, en una que le conduce al luci- to, pues dota a la partitura de sutileza y de ese soni-
yuxtaposición de moti- miento al término de la do acuoso tan cercano al del clarinete.
vos muy interesante, pieza. Giaocchino Rossini (1792–1868) aparece aquí
para en el último tiempo, Allegro vivace, Los tres minuetos (sin número de retratado en sus Variaciones para clarinete y peque-
remontarnos directamente a la Sonata catalogación) son todos para oboes, cla- ña orquesta y en Introducción, tema y variaciones
K.526 de Wolfgang Amadeus. rinetes, trompas, fagotes y trompeta. Son para clarinete y orquesta. Las primeras (1809) tie-
La Segunda sonata dota en el Allegro obras frescas, en absoluto sobresalientes, nen ese algo adolescente, juvenil que queda paten-
moderato al violín de la primacía virtuo- de escasa duración. Lo mismo sucede te en las cinco partes en las cuales está dividida la
sística (dobles octavas en crescendos, con el inacabado Octeto D 72. obra. La melodía es fresca y alegre, y recurre al
decrescendos súbitos…). El Andante está El Allegro del Trío para cuerdas D ritornello que Mozart no dudaría en incorporar a
construido sobre la forma de lied, y el 471, es como sentencia Einstein: «muy sus conciertos para piano. La Introducción, tema y
Menuetto sobresale por su originalidad y gracioso, fluyente y armonioso, pero sin variaciones para clarinete y orquesta (1810) está
diálogo armónico. El final es dramático, más». –como la anterior– fragmentada en cinco variacio-
con un Allegro que pone fin a la D. 385 De Anselm Hüttenbrenner podemos nes, adquiriendo una complejidad progresiva, sin
en la menor. reseñar que fue disc ípulo de Antonio perder el tono vital de la escrita un año antes. Los
Más cercana a Beethoven se puede Salieri y amigo de Beethoven y Schubert. éxitos rotundos le vendrían un poco más tarde, con
situar a la tercera Sonata, sobre todo en También sería kapellmeister del la ópera La pietra del paragone (La Scala de Milán,
el inicio, en el apasionado Allegro gius- Steiermärkischer Musikverein entre 1812) como iniciadora de una larga lista.
to. El Andante toma del anterior el 1825 y 1839. Su Quinteto para dos vio- El CD finaliza con el Concierto para clarinete,
impulso rítmico, consiguiendo con los lines, dos violas y violonchelo es com- viola y orquesta, op. 88 de Max Bruch. Elaborado
silencios una bellísima sonoridad. En si pletamente académico, y no aporta entre 1913 y la fecha de su fallecimiento, este con-
bemol mayor, el Menuetto es brioso, y el novedad alguna: audible y tendente al cierto tiene en la conjunción de la viola y el clari-
Finale, con su aroma de folclore, de estilo de aquellos con los que compartió nete su esencial punto de interés, de novedad, de
popular, «huele» al sordo genial. amistad, no deja de ser curioso. melancolía, aportada por el instrumento de cuerda.
En agosto de 1817, con el nombre de Dieter Klöcker no suele decepcionar, Los tres movimientos tienen un algo en sí mismos:
Dúo (por asignación de Diabelli), ideó sino más bien todo lo contrario, como elegancia. Lo nostálgico se da cita en el primero de
Schubert su Opus 162. Alfred Einstein sucede en este CD, pese a algunos desa- ellos, el segundo adquiere una esencia campestre y
diría: «No pretende descender a regio- justillos del viento, todo parece regula- en el último la brillantez reluce por doquier. Todas
nes muy profundas, pero aspira a una do, con una impecable cuerda. las secciones quedan perfectamente reguladas por
elocución sana y al equilibrio, bien que ese gran maestro que es Jirí Behlolávek, que cuenta
un poco inestable, de los dos instrumen- Jaime Arroyo Moya con una orquesta que he tenido el gusto de poder
tos». jimmysalieri@terra.es escuchar en más de una ocasión, la Filarmonía de
El Allegro moderato se define por la Praga. Todo elogio destinado a Ludmila Peterková
alternancia entre las notas con puntillo F. SCHUBERT: Adagio y Rondó concertante en fa
sería escaso, pues consigue realmente emocionar.
del piano y por la flexibilidad del violín, mayor, D487; 3 Minuetos para viento; Trío para
cuerda D471 en si bemol mayor (fragmentos);
con una repetición temática. En el Presto Octeto inacabado en fa mayor, D72 – A. J.A.M.
se da una mayor fusión entre ambos, es HÜTTENBRENNER: Quinteto para cuerda en do
menor / Consortium Classicum. Dir.: Dieter Klöcker jimmysalieri@terra.es
más cromático, con esa marcha glissée / CPO / Ref.: 999801–2 (1 CD) D5
del instrumento cordófono. Brigitte F. MENDELSSOHN: 2 Piezas de concierto para clarinete,
Massin apunta al Andantino: «Pasan F. SCHUBERT: Sonatas para piano y violín / 3 corno di basetto y orquesta – G. ROSSINI: Introducción, Tema
Sonatas, Op. posth. 137/1–3, D384, D385 y D408; y Variaciones para clarinete y orquesta, Variaciones en do para
como un recuerdo las sombras de Sonata para piano y violín, Op. posth. 162 / D574 / clarinete y orquesta de cámara – M. BRUCH: Concierto para
Mozart y de sus personajes, especial- Andrea Duka Löwenstein (violín); Phillip Moll clarinete, viola y orquesta en mi menor / Ludmila Peterková
mente las de Pamina y Tamino». (piano) / ORFEO / Ref.: C575011A (1 CD) D2 (clarinete) / Filarmonía de Praga. Dir.: Jirí Behlolávek /
SUPRAPHON / Ref.: SU 3554–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-

( 26 )
Ivan Kusnjer interpreta un disco de canciones de Josef Bohuslav Foerster (1859–1951)

Un pasado venerable
J osef Bohuslav Foerster, compositor checo de Praga que vivió
más de noventa años, es uno de los músicos creadores que
recoge el relevo planteado por los dos grandes fundadores de
la escuela nacional, Smetana y Dvorák; Foerster sigue en edad a
mas son de un contemporáneo de Foerster, Josef Merhaut.
Los Poemas de Pushkin, de 1937, y las Tres canciones termina-
das en 1943, nos muestran a un Foerster tal vez de superior madu-
rez, pero muy cuidadoso en mantener las esencias de una manera
otro músico poco mayor que él y sus compañeros de generación, de componer antigua. Recordemos que 1943 es uno de los años
pero que tiene una especie de primacía entre ellos y que desapa- más horribles para la joven nación checoslovaca, dividida en ese
rece demasiado pronto; se trata de Zdenek momento. El anciano Foerster dedica las tres
Fibich, que sólo vive entre 1850 y 1900; es canciones a amigos viejos, a gentes que signifi-
decir, el propio Dvorák le sobrevive. Foerster, caron mucho; destaca In memoriam Alexandra
por decirlo de una vez, pertenece a la genera- Chvanová, que recuerda a esta soprano dramá-
ción que consolidará las conquistas nacionalis- tica que protagonizó papeles de la importancia
tas, que vivirá la independencia y que aprove- de Jenufa y Rusalka (además de obras del pro-
chará las ventajas materiales que le brindarán pio Foerster). Cuando la Europa Central muere,
tanto aquéllas como ésta. En este grupo de com- cuando la joven nación desaparece, Foerster
positores aparecen, además del propio Foerster: asume su propia muerte; no sabe que aún vivi-
Suk, Novák, Ostrcil y el más grande de todos rá ocho años, y que en ellos verá demasiadas
ellos, el moravo Leos Janácek. cosas inesperadas.
Foerster compuso seis óperas, que a menudo De nuevo da en el clavo ese gran artista que es
llevan nombre de mujer; como Eva, la más Ivan Kusnjer. Kusnjer se mueve muy bien en el
conocida de ellas, con libreto propio a partir de centro, se ve forzado en ocasiones en el agudo
una obra teatral de Gabriela Preissová, (la misma que escribió el (algunos compositores se muestran en ocasiones inmisericordes
drama que dio lugar a la Jenufa de Janácek). Foerster tuvo una incli- con sus intérpretes) y se le ve a gusto en el grave. Pero, sobre todo,
nación especial hacia la voz humana, y así compuso esas óperas, Kusnjer es intérprete de gran capacidad de interiorización. El gran
pero también numerosas obras sinfónico–corales, de carácter tanto pianista Marián Lapsansky, que ha destacado como acompañante
sacro como profano, piezas para coros a cappella y muchos ciclos y como intérprete solitario de ciclos como el de las obras pianísti-
de canciones, entre ellos los tres que presenta este CD. cas de Janácek, se apunta también una importante baza con este
Domina este recital el ciclo de quince canciones, casi todas de recital, que nos trae un repertorio que no por poco conocido y por
pequeño formato, que forman el Cuento de hadas de un largo anclado en un pasado venerable ha de ser objeto de menor interés.
anhelo, obra de 1910, muy anterior a los otros dos ciclos del disco Una vez más, SUPRAPHON consigue un éxito artístico en la causa
y dividida en tres momentos, un Prólogo, un Epílogo y un episodio del repertorio nacional checo.
central de seis canciones llamado Sueños defraudados. Desde
luego, se trata de uno de esos ciclos, tan centroeuropeos, de amo- S.M.B.
res frustrados, de dolor por la amada perdida, de itinerancia como
huida, de comunión con la naturaleza en la medida en que ésta es J.B. FOERSTER: 6 Canciones sobre textos de A.S. Pushkin; Cuento de hadas sobre un
largo anhelo; 3 Canciones / Ivan Kusnjer (barítono); Marián Lapsansky (piano) /
anuncio de muerte, de negación de eros y afirmación de algo más SUPRAPHON / Ref.: SU 3550–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
amplio y abarcante que la propia individualidad. Los quince poe-

Más Atterberg en CPO: en este caso, los Conciertos para piano

Enchúfenme el piano
P
rosigue la centelleante integral de la obra sinfónica del genial compositor sueco, auténtica celebridad en su país pero prácticamente
desconocido por nuestras tierras, y por supuesto jamás programado en nuestros conciertos (¿para qué tocar una sinfonía de Atterberg
si ya tenemos Cuadros de una exposición?).
Bien, pues ya sólo nos queda la novena de sus sinfonías por escuchar, así que antes de ese
apoteósico final, Ari Rasilainen (que, por cierto, da miedo: ¿han visto su foto?), con la Orquesta
de Hannover y el pianista Love Derwinger, nos deleita por fin con sus obras para piano y orques-
ta.
La Rapsodia, op. 1 es la primera obra oficial del sueco, aunque a sus 21 añitos ya había com-
puesto entre otras cosas una ópera y una sinfonía. Esta Rapsodia pertenece a un género que
nunca he comprendido, el de los miniconciertos para piano, que exigen a un virtuoso para que
toque y a varios operarios para que saquen un piano de cola a escena y luego lo vuelvan a meter,
total para diez minutitos. A pesar de ello es una pieza digna de mención, brillante mezcla de
tonos nórdicos y exotismos orientales, con un fagot inicial que es todo un homenaje a Rimski.
Pero pasemos al Concierto, op. 37. Inspirado directamente en el Primero de Tchaikovsky,
pero con puntitos aquí y allá de Grieg y Rachmaninoff, tras una primera audición nos asalta una
duda existencial: ¿qué mentes maquiavélicas son responsables de que una cosa así no se haya
grabado jamás, y de que nos azoten en cambio miles de versiones del combinado
Grieg/Schumann? Esta electrizante creación exige desde luego un considerable esfuerzo para el
solista, pero éste se encuentra en diálogo cordial con la orquesta en todo momento, sin produ-
cirse el efecto grandilocuente tan habitual de los conciertos postrománticos. De hecho, ni siquie-
ra existe una sola cadencia. Piano y orquesta efectúan un recorrido por temas melancólicos y
elegíacos, exhaustivas danzas y pasiones desgarradas. Resulta peculiar la utilización del tema del Dies Irae en el movimiento central, por
lo visto es uno de los motivos más socorridos de la historia de la música. El resultado final es una obra arrolladora e impactante.
Como complemento, una obra sin piano, la Balada y Pasacalle, que es una muestra más del buen hacer de Atteberg en el arte de la
variación sobre melodías populares del folklore sueco, cuya máxima expresión llegaría con su Balada sin palabras unos cuantos opus más
tarde.

Mel Smith–Window
K. ATTERBERG: Rapsodia para piano y orquesta, op. 1; Concierto para piano, op. 37 en si bemol menor; Balada y Passacaglia, op. 38 / Love Derwinger (piano) / Orquesta
Filarmónica de la NDR de Hannover. Dir.: Ari Rasilainen / CPO / Ref.: 999732–2 (1 CD) D2

( 27 )
Ya disponible el segundo volumen de obras pianísticas tempranas del autor de Finlandia

El teclado del joven Sibelius


C
ontinuando la edición ordenada de la obra pianística de La grabación reúne pentagramas que permiten una exploración
Sibelius, BIS ofrece ahora el segundo comparatista, porque se trata de fragmentos y
volumen (ver nuestro número de diciem- apuntes donde se pueden apreciar las correc-
bre 2000). Ahora seguimos explorando los ciones y derivas de un estudiante que, ventajo-
años de aprendizaje del músico finés, tanto los samente, está absorbiendo las lecciones de sus
que pasó en la capital de su país, Helsinki, mayores. Un retrato al lápiz del joven Sibelius
como los que discurrieron en Alemania bajo nos muestra a un músico introspectivo que, de
los magisterios de Albert Becker y Karl vez en cuando, anima la tertulia con encanta-
Goldmark. doras coqueterías de aquellos tiempos, hoy
Las piezas alternan entre la forma articulada mejoradas con un aroma de épocas pretéritas
de la sonata y las páginas de salón, movimien- que le añaden un imprevisto glamour.
tos sueltos de apretado desarrollo, esbozos de
fuga, obras bailables (vals, polca, mazurca), B.M.
más una suite de cuatro números y un Scherzo.
Cabe advertir que el muchacho dominaba J. SIBELIUS: Integral de la producción juvenil para
piano (Vol. 2) – Valses, Suite Florestan; Fragmentos de
la forma y tenía ya en mente un dispositivo sonata y piezas diversas / Folke Gräsbeck (piano) / BIS
armónico bastante sólido, tanto como para / Ref.: BIS 1202 (1 CD) D2
pensar que estaba por acometer un catálogo
También disponible:
mayor, que ahora todos conocemos. La sombra J. SIBELIUS: Integral de la producción juvenil para piano (Vol. 1) – Scherzo en mi
protectora y extensa del tardío romanticismo germánico le sirve de mayor; Piezas breves; El misterio de los suspiros; Variaciones sobre una formula armó-
querencia, pero su personalidad ya está pidiendo un lugar propio. nica, etc. / Folke Gräsbeck (piano) / BIS / Ref.: BIS 1067 (1 CD) D2

BIS presenta un nuevo disco de Sally Beamish SUPRAPHON presenta una colección
y acomete una inusual apuesta operística de pequeñas piezas de grandes autores

Una inglesa casada Vientos de Francia


y un americano mestizo
E
l pequeño conjunto de vientos ha hecho su
camino en la música francesa. En él confluyen
la tradición popular de las bandas pueblerinas

L
os muy arriesgados suecos de la casa BIS apuestan fuerte por la nueva música, y uno
y las retretas con el
de sus nombres, como se dice ahora supongo que mal dicho, emblemáticos es el de
intimismo de la
la inglesa Sally Beamish (Londres, 1956). Gala Water (1994) está escrita para su mari-
sonoridad camarís-
do, el violonchelista escocés Robert Irvine, con el que protagoniza el disco que aquí se
tica, tan ligada a la
comenta, y es una especie de estudio de emociones en el que los temas se suceden en
sensibilidad de los
una suerte de variación lírica. La Sonata para violonchelo y piano (1999) está influida por
compositores ultra-
el jazz, con ecos de Thelonious Monk, y se mueve con sol-
pirenaicos. El pre-
vencia entre lo lírico y lo dramático. El resto de las obras para
sente compacto no
violonchelo y piano aquí incluidas lo forman Bridging the Day
pretende un exa-
(1998) e Iasg (1993), la primera un trabajo sobre las distintas
men, imposible por
luces del día y su relación con el paisaje; la segunda nada
razones de espacio,
menos que la evocación del viaje y muerte de un salmón río
de la historia traza-
arriba, lo que habla a las claras de la ausencia de complejos
da por el dispositivo
de determinados músicos a la hora de buscar sus pretextos.
mencionado, sino
The Wise Maid (2000) está escrita para violonchelo solo y es
que se reduce a una
una variación virtuosística sobre una canción popular irlande-
buena antología de
sa. El programa se complementa con tres obras muy breves
quintetos para maderas, unidos, a pesar de la dife-
para piano. Entre Chien et Loup (1979) se sirve de un poema
rencia de épocas, por un apego digamos que
de Laurie Lee; Lullaby for Owain (1985) reflexiona sobre el
«nacional» al conjunto en cuestión.
amor de una madre hacia su hijo con síndrome de Down; Kyle
Taffanel es un romántico tardío que trabaja en la
Song es una especie de barcarola, regalo de bodas a unos ami-
línea de Gounod, Pierné y Thomas. Milhaud e Ibert
gos de la autora. Toda esta música fluye con facilidad, es evo-
ejemplifican la estética de entreguerras, con su
cadora y sencilla, está bien hecha y revela a una compositora
retorno a los ecos clásicos y las músicas menores
cuya personalidad parece desarrollarse tan cerca de lo que le
de los tabladillos y fiestas populares, conveniente-
rodea como al margen de cualquier influencia bien visible.
mente sofisticadas por un refinado tratamiento
Garry Fisher nació en Michigan en 1970, pero la vida le llevó
armónico. Françaix, sin alejarse demasiado de la
a lugares como Turquía o Noruega, y sus intereses estéticos
misma línea, le añade algunos acentos de desga-
hacia la música india. Todas esas fuentes se remansan en La
rrado expresionismo.
pasión de Santo Tomás Moro, una ópera que incluye un epi-
Si se puede poner en escena una continuidad
sodio coreográfico y que entrevera en su desarrollo apelacio-
histórica, he aquí un excelente muestrario. La
nes a la música medieval, a la del Oriente Medio y hasta a un minimalismo de rasgos per-
música de una sociedad se aquilata en el tiempo
sonales. Tres cantantes –que interpretan a seis personajes: tres ángeles, Tomás Moro,
conservando ciertas actitudes y actualizándolas
Margarita y Enrique VIII– y cuatro instrumentistas –corno inglés, guitarra, armonio indio
con la sensibilidad de cada momento. Los vientos
y percusión– se bastan para llevar a término una partitura de enorme simplicidad, basa-
de la música soplan en las cuatro direcciones de la
da en una melodía inicial que va desarrollándose a lo largo de una pieza que aúna el
geografía y las incontables del espíritu, pero siem-
drama y la reflexión sobre el mismo. Sin caer en los procelosos mares de la fusión, Garry
pre articulando algún idioma. Por ejemplo, el de
Fisher demuestra la variedad de caminos que puede recorrer la música de nuestros días.
Francia.
Sabela Moure
B.M.
S. BEAMISH: Sonata para violoncello y piano y obras diversas para ambos instrumentos / Robert Irvine
(cello); Sally Beamish (piano) / BIS / Ref.: BIS 1171 (1 CD) D2 P. TAFFANEL: Quinteto para viento en sol menor – D. MILHAUD:
La Cheminée du roi René [Suite para quinteto de viento, op. 205]
G. FISHER: La Pasión de Santo Tomás Moro / Vinten–Johansen, Högman, Persson / Diversos instrumen- – J. IBERT: 3 Piezas breves para flauta, oboe, clarinete, trompa y
tistas / BIS / Ref.: BIS 1158 (1 CD) D2 fagot – J. FRANÇAIX: Quinteto para viento / Quinteto Afflatus /
SUPRAPHON / Ref.: SU 3579–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-

( 28 )
BIS añade la Tercera sinfonía Francis Poulenc señala un nuevo hito en el viaje
a su catálogo de Nino Rota emprendido por TIMPANI al encuentro de la mélodie

En formato Palabras mayores


orquestal E
l barítono Pierre Bernac, en su imprescindible Francis
Poulenc et ses chansons (1), nos recuerda cómo el com-
positor parisino, en conversación con Stéphan Audel,
señalaba: «Los tres grandes encuentros de mi vida, los que

L
a obra de Nino Rota está sig- influenciaron profundamente mi arte, fueron Wanda
nada por la doble herencia del Landowska, Pierre Bernac y Paul Éluard». El estilo aforístico,
neoclasicismo y de la música tan querido de Cocteau, que caracteriza buena parte de la
de inspiración populista, propia de producción de Poulenc alcanza en no pocas de sus más de
la primera posguerra, con algún 150 canciones para voz y piano –desde Toréador (1918) a La
ramalazo expresionista. A través de Courte–Paille (1960)– algunas de las más indiscutibles e impe-
sus trabajos mayores pueden apre- recederas obras maestras de todo su catálogo. Admirador de
ciarse ambas derivas, que irán a Mozart y de Debussy, de Ravel y de Stravinsky, de Chabrier y
desaguar en la personal constela- de Satie pero también, y con no menor intensidad, de Musorgski y de Schubert, Poulenc – como
señala Claire Delamarche (2)– procede por manchas, por impresiones, como Derain o Bonnard,
cuyos óleos tanto admiraba. Desde su adolescencia el autor de Les Mamelles de Tirésias gozó de
un refinado, envidiable y lúcido gusto poético, que abarcaba de los clásicos a sus estrictos con-
temporáneos, especialmente los surrealistas, y que llegaría a arrancar de Claude Rostand el
siguiente y precioso elogio: «Deberán dirigirse a Poulenc quienes no han comprendido por com-
pleto lo que significa la poesía de Max Jacob, Jean Cocteau, Louise de Vilmorin y, sobre todo, de
Guillaume Apollinaire y Paul Éluard. En sus canciones descubrirán todos los misterios». Son, por
tanto, estos dos últimos nombres los polos respecto a los que gira lo mejor de su estro hasta el
punto de que el músico expresó, en 1945, desear como epitafio el inequívoco enunciado: «Aquí
yace Francis Poulenc, el músico de Apollinaire y Éluard».
Tres de los cinco ciclos contenidos en este nuevo volumen consagrado por TIMPANI a su
magna antología de la melodía francesa hallan su inspiración en los versos de ambos y reveren-
ciados maestros. Poulenc, que apenas tendría tiempo de conocer a Apollinaire – quien falleció
en 1918, seis meses después de su primer encuentro– siempre recordaría su timbre de voz, a la
vez melancólico y alegre; y esta dualidad es la que resplandece en las doce canciones que inte-
gran Banalités (1940) y Calligrammes (1948): canción popular, sentimentalidad, melodismo
directo y repetitivo, amargura y humor, lentitud hipnótica... son sólo algunos de los múltiples
ción de sus partituras para el cine y recursos con los que Poulenc reviste para siempre las palabras del poeta y a cuya música per-
su ópera Un sombrero de paja de manecerán ya inseparables. Si las Chansons gaillardes (1925–26) muestran la habilidad del joven
Florencia. músico, la espontaneidad de su inspiración e invención melódica, puestos al servicio de unos tex-
En el presente menú cabe tos anónimos del siglo XVII, sin el menor recurso al pastiche –todo lo más, el empleo de un esti-
observar, en su Tercera Sinfonía lizado aroma arcaizante–, en las encantadoras y delicadas Chansons villageoises (1942). Poulenc,
inspirándose en los poemas de raíz campesina y popular de su coetáneo Maurice Fombeure,
(1957), trabajo de madurez, un
parece confirmar el aserto de Ravel: «Lo bueno de Poulenc es que inventa su folklore». Pero si
homenaje a su querencia neoclási- hubiéramos de destacar uno solo de sus ciclos vocales ése sería sin duda el admirable Tel jour
ca, tanto por ajustarse a los cuatro telle nuit (1936–37), un viaje del día a la noche, de impecable construcción formal, en nueve
movimientos preceptivos como inolvidables canciones sobre poemas de Paul Éluard, extraídos de Les yeux fertiles, que Renaud
por el desarrollo melódico y armó- Machart en su estudio sobre el músico (3) elogia con justicia: «variedad de colores, de modos
nico que el género exige. Pero en prosódicos (del recitativo a la gran curva elegíaca), de invención pianística (de lo más austero a
su concierto para orquesta, en lo más refinado): todo confirma aquí la madurez de Poulenc».
cambio, partitura contemporánea Pocos músicos contemporáneos han colaborado con tal perfección en aras de conseguir la
a la anterior, la libertad formal se reproducción exacta de un legado vocal como es el caso de Francis Poulenc; además de su
inclina del lado más lúdico y bien Journal de mes mélodies (4), donde el compositor expone sus quejas respecto a la interpretación
humorado de Rota. Resulta una de sus canciones y que no son sino –y citamos a Fischer–Dieskau– «una repetición de las máxi-
suerte de suite orquestal con su mas schumannianas sobre el lied, trasladadas al ámbito lingüístico francés» (equiparación del
obertura y unos números cantables acompañamiento pianístico al mismo nivel de importancia que la parte vocal permitiendo que
que evocan el mundo del teatro ambos se relacionen, absoluta identificación del cantante con el texto, etc.), el posible intérpre-
lírico a la vez que el de la suite te de su obra vocal ha de acudir ineludiblemente al citado texto de Bernac en la consecución de
propiamente dicha, sacada del una traducción fidedigna de ese singular y especialísimo matrimonio de música y palabra, lleno
orbe de la danza y llevada a la pla- de sugerencias, que constituyen las canciones de Poulenc.
taforma orquestal. El joven barítono Pierre–Yves Pruvot, cuyo timbre fresco y perfecta dicción le permiten recre-
En 1976, sobre el final de su tra- ar con suficiente variedad la multitud de facetas expresivas requeridas a lo largo de estas 35 bre-
ves (en ocasiones brevísimas) composiciones, parece haber entendido a la perfección la suge-
yecto, el músico italiano recibió
rencia de Bernac –«suplico a los intérpretes que no tiendan la mano al público. Deben perma-
un encargo del coreógrafo Maurice necer en los límites de un estilo clásico, tan lejos de la frialdad como de la exageración»– para
Béjart con motivo del tricentenario la satisfactoria interpretación de este repertorio, repleto de sutilezas de ejecución nada fácil. El
de Molière. El resultado es la suite acompañamiento de Charles Bouisset raya a semejante altura: no en vano en las melodías de
de ballet Le Molière imaginaire, Poulenc se encuentran algunas de las más bellas páginas pianísticas del autor de Les Soirées de
jocunda serie de escenas y bailes Nazelles. Tras Honegger, Milhaud y Auric, a la espera de que Tailleferre y Durey hagan acto de
que nos llevan a los dominios del presencia en el exquisito catálogo «timbalero» y mientras se nos anuncia un próximo registro
barroco francés, los cuadros de dedicado al grandísimo Albert Roussel, disfruten ahora de este magnífico recital Poulenc: aquí se
rápida descripción de Couperin y encuentran algunos de los más bellos «poemas en música» en lengua francesa de todo el siglo
la divertida pompa de Rameau. XX.
Hasta el final, Nino conservó su
peculiar manera de celebrar la Jean Marie Viardot
vida. Se lo seguimos agradeciendo.
(1) Buchet/Chastel, 1978.
B.M. (2) Guide de la Mélodie et du Lied, Fayard, 1994.
(3) Solfèges, Editions du Seuil, 1995.
N. ROTA: Sinfonía nº 3; Concierto para (4) Cicero, 1993.
orquesta en fa mayor, Concerto festivo; Suite
de ballet, Le Molière imaginaire / Orquesta F. POULENC: Mélodies – Banalités; Chanson villageoises; Tel jour telle nuit; Chansons gaillardes; Calligrammes / Pierre–Yves
Sinfónica de Norrköping. Dir.: Ole Kristian Pruvot (barítono); Charles Bouisset (piano) / TIMPANI / Ref.: 1C1061 (1 CD) D2
Ruud / BIS / Ref.: BIS 1070 (1 CD) D2

( 29 )
BONGIOVANNI prosigue su recorrido por el camerismo de Perosi Wigglesworth y la BBC de Gales ofrecen
su visión de la 14º de Shostakovich
Monseñor se entretiene Dmitri y los
poetas muertos
N
o todo en la obra de monseñor Lorenzo Perosi (1872–1956) es de gran apa-
rato oratorial, con asunto grave y de inspiración evangélica. Ciertamente, esta
parte de su obra es la más característica y la que obtuvo mayor circulación,

D
pero vale la pena examinar otras zonas de su catálogo, las que podríamos denomi- e lo que parece que va a ser integral sinfó-
nar laicas o profanas, pues diseñan curiosos aspectos de su personalidad. nica Shostakovich nos llega como nueva
Del presente menú, el título más llamativo es Las cinco horas de Londres (1923), entrega nada menos que la Sinfonía nº 14,
pequeña suite de impresiones de la capital inglesa la penúltima, estrenada en 1969, seis años antes
entre cuyos cinco números el piano, a modo de inter- de la muerte del autor de La nariz. El tema de la
muerte ronda y circula por los textos de estos once
ludio fugaz, hace oír las campanadas del Big Ben.
movimientos cantados por una soprano y un bajo.
Los dos cuartetos son homenajes a la herencia Los dos primeros poemas son de García Lorca, los
brahmsiana, que tan bien cuadra a un músico férrea- seis siguientes de Apollinaire, otro de Wilhelm
mente tradicional y académico, admirador de la gran Küchelbeker y los dos últimos de Rilke. Es decir, se
síntesis clásico–romántica que Brahms representa. En trata de cualquier cosa menos de lo que entende-
cambio, la pequeña sonata para violín y piano, como mos, siquiera
el fragmento para chelo y piano, salda una deuda con aproximada-
el melodismo discreto y la elegancia armónica de rai- mente, por una
gambre francesa. sinfonía. No es
Las fechas de composición de estas obras no exceden la primera vez
el año 1930, aunque el fragmento mencionado en e n
último término es de datación imprecisa. Quizá se Shostakovich,
trate de un elemento significativo, porque Perosi ya que la ante-
abordó la música de cámara muy tempranamente y estuvo en ella, por lo que puede rior es por el
apreciarse, hasta los umbrales de su extrema madurez. El humor que las informa es estilo. En cual-
cambiante. A veces, una serena melancolía permite pensar en ausencias dolorosas; quier caso, se
otras, la alegría del viajero se permite distenderse; el placer de recorrer los paisajes trata de una de
de la creación da lugar a meditativas exaltaciones. Todo es contenido en Perosi, las obras más
como corresponde a la dignidad sacerdotal. Pero sin caer en adustez ni en sequedad. profundas, con-
movedoras y
Monseñor, a fin de cuentas, era italiano.
apasionantes de
este compositor. En cierto modo, es la continua-
B.M. ción de su trabajo de 1962 en la orquestación de
L. PEROSI: Cuartetos núms. 11 y 12; Pequeña Sonata para violín y piano; Obras diversas para violoncello y
los Cantos y danzas de la muerte de Musorgski.
piano / Ensemble L. Perosi / BONGIOVANNI / Ref.: GB 5107–2 (1 CD) D2 Además, el compositor estaba en ese momento
seriamente enfermo y se disponía tal vez a aportar
un auténtico testamento. «Mi sinfonía –declaró
Shostakovich el día del estreno en 1969– es una
Obras camerísticas para cuerda del griego Nikos Skalkottas (1904–1949) protesta apasionada contra la muerte, una llamada
a los vivos para vivir decentemente, consciente-
Sigue el descubrimiento mente, noblemente, para no cometer jamás un
acto innoble […] La muerte nos espera a todos; yo,
por mi parte, no veo nada de bueno al final de
nuestras vidas. La muerte es aterradora, nada hay

Y
a hemos hablado más de una vez en este boletín de la obra de Nikos Salkottas,
tras ella». En consecuencia, no se trata de una obra
el discípulo griego de Schönberg, digno de la exigente confianza de su maestro en la que la muerte inspira bellas sugerencias. Y
pero cuya vida fue demasiado corta. Su Cuarteto nº 1 (1928) es precisamente de no sólo porque trate de la muerte, sino porque
la época de su aprendizaje con aquel y contemporáneo de otros dos, reuniéndose los trata de la muerte infligida por otros. Mucho sabía
tres bajo el título de Música fácil para cuarteto de cuerdas. ¿Rótulo engañoso?, se pre- un ruso como Shostakovich de cierta epidemia
guntará alguien un poco mosqueado por la extraña rela- como el asesinato en masa. Estamos ante el
ción entre el magisterio citado y unos resultados verda- Shostakovich de lo chirriante, de lo violento, de lo
deramente sencillos. No exactamente, podría responder- desasosegado. Lo que no decía Shostakovich –por-
se. Pero sí música clara, muy directa, muy bien trabada que no podía decirlo– es que su Sinfonía nº 14 era
también, hasta apelando a una cierta raíz folclórica en su una obra dedicada a las víctimas de ese tipo de crí-
último movimiento. Las Diez piezas para cuarteto de menes.
cuerdas (1940), conocidas también en el arreglo que Los dos solistas, la soprano Joan Rodgers y el
hiciera el propio autor para orquesta de cuerdas, son a la bajo John Tomlinson (obligado éste a especiales
vez suma de fragmentos y apuntes aislados, y poseen esa profundidades en determinados momentos), dan
doble posibilidad para el oyente, que tiende a unirlas una lección de canto y de dramática. Mark
pero que no puede dejar de lado su autonomía. Es músi- Wigglesworth dirige con hondura, con incisividad,
ca de gran altura, demostrativa de una maestría inapela- con garra, y el resultado total es uno de los discos
ble. El Octeto (1931) es una obra formidable en la que se más inquietantes y estremecedores que podamos
escuchar. A estas alturas, cuando tanto ha variado
advierte con claridad esa idea del autor de utilizar la téc-
el concepto de belleza, cuando tanto se le ha
nica serial como generadora temática y su uso de una
puesto en cuestión, no chocará demasiado esta
serie no de doce sino de once notas, una de ellas repetida. El Trío de cuerdas (1935) propuestas terrible y de una emotividad alejada de
juega con una suerte de muy interesante contrapunto serial opuesto, o mejor com- la tradición sinfónica. Pero todavía puede haber
plementado por una homofonía enriquecida por el trabajo en las dinámicas y en las por ahí sensibilidades dolientes a las que el men-
técnicas requeridas a cada intérprete. La escritura no pierde jamás ni claridad ni inten- saje de Shostakovich y Wigglesworth les resulte
sidad en lo que es un interesantísimo ejercicio de composición. La breve Gero Dimos demasiado cuesta arriba. En resumen: un disco
(1949) está en la línea de las Danzas griegas y procede de una canción de Pavlos espléndido que nos hace desear nuevas entregas
Karrer. Las versiones del New Hellenic Quartet rinden justicia a tan buena música. de esta colección.

Luis Suñén S.M.B.


N. SKALKOTTAS: Cuarteto para cuerda nº 1; Diez Piezas para cuarteto de cuerda; Octeto; Trío para cuerda; D. SHOSTAKOVICH: Sinfonía nº 14, op. 135 / Rodgers,
Gero Dimos / New Hellenic Quartet & Miembros del Vadaux Quintet / BIS / Ref.: BIS 1124 (1 CD) D2 Tomlinson / Orquesta Nacional de la BBC de Gales. Dir.:
Mark Wigglesworth / BIS / Ref.: BIS 1173 (1 CD) D2

( 30 )
WERGO presenta un nuevo registro monográfico dedicado a John Cage

Escrito sobre el viento


E n pocos autores como John Cage será tan evidente el hecho de
que su música esté ligada a la ejecución directa, bien como
música «pura», bien (como es el caso de algunas de las piezas
que integran el registro objeto de la presente recensión) como músi-
esenciales como las grabacio-
nes de música «clásica» que
debe emplearse en una obra
como Credo in US, lo que hace
ca para la escena (destinada a la compañía de ballet de Merce imposible hallar dos versiones
Cunningham en buena parte de su producción). En cierto modo, ni siquiera parecidas. De ahí el
casi podría decirse que carece de sentido grabar interpretaciones de interés del registro que se
composiciones como (por poner un ejemplo especialmente signifi- comenta, a cargo del Cuarteto
cativo dentro de su producción) el Concierto para piano y orquesta, Hêlios. La elección y el manejo
absolutamente indisociable de su materialización fugaz en una del material (que, en el ejem-
sesión pública: si se apura mucho, podríamos incluso afirmar que es plo citado abarca Prokofieff, Mahler e Ives, entre otras cosas difícil-
música para ser interpretada, obra concebida como experiencia mente discernibles), así como –y sobre todo– su delicado trata-
trascendente para sus propios ejecutantes, más aún que para un miento electroacústico, parecieran una ilustración de las propias
hipotético público, desconocedor, en definitiva, de las complejas palabras del autor: «aunque la gente admite que pueden utilizar los
relaciones entre escritura e improvisación establecidas en tan fasci- discos como música, deberían comprender que éstos deberían usar-
nante partitura como la citada líneas atrás. Cage supone un punto se precisamente como discos: y la propia música nos enseña que el
límite (un lugar de llegada, no un punto de partida) absolutamente empleo de un objeto, para tener sentido, debe ser una acción crea-
irretornable dentro de la música «occidental» de tradición escrita, y tiva. Desdichadamente, la gente solamente utiliza los discos para
enfrentarse con cualesquiera de sus composiciones es hacerlo con coleccionarlos, como una especie de museo inmóvil». Palabras que,
los cimientos mismos de aquéllo que denominamos música: una si se piensa que están pronunciadas hacia 1948, resultan asombro-
experiencia que, desde presupuestos de lenguaje enteramente disí- samente visionarias. Desde este punto de vista, el trabajo del Hêlios,
miles (basta leer la interesantísima correspondencia establecida en esta y las otras cuatro obras cuya re– creación se recoge en este
entre Boulez y Cage en los años cincuenta para comprobarlo), fue disco, es verdaderamente encomiable, imaginativo, refinado y efi-
una de las preocupaciones centrales de lo que cabría llamar «segun- caz: la capacidad de sugestión poética alcanza en algunos momen-
da vanguardia» (la de los músicos posteriores a la Segunda Gran tos, por ejemplo, en la sección final de Inlets, o en el delicado equi-
Guerra), cuya estética implicaba, en aquella etapa, el tránsito de librio conseguido entre acústica y electrónica en Imaginary
una música concebida como manufactura de objetos a otra plante- Landscape I (obra de asombrosa concepción si pensamos que data
ada como desencadenante de procesos. de 1939 y que supone, entre otras muchas cosas, un proyecto de
De este modo, realizar un disco con obras de Cage implica, en música electroacústica en vivo) un grado de sugestión casi paisajís-
primera instancia, plantearse el hecho mismo de la grabación como tica difícilmente superable.
un problema en sí: no basta con realizar las tomas ante los micrófo- Escribir en el agua es una especie de parábola zen que Cage uti-
nos. Es preciso articular un resultado que permita discernir un orden lizaba como divisa de su propia música. Una escritura que alcanza
tras las diferentes escuchas, toda vez que el registro queda inmovi- en el presente registro un resultado de inesperada y contradictoria
lizado en el tiempo. No se trata de plantear la contradicción con el belleza que (y como sucede con el poroso «poema sinfónico» dedi-
principio de aleatoriedad, sino de la necesidad de una toma de con- cado a Jean Arp que pone fin al registro) se dibuja y se desdibuja
ciencia frente a esa irreversiblidad. El problema radica en que los sobre sí misma en la propia atmósfera de su escucha.
medios compositivos de Cage, extremadamente rigurosos, condu-
cen, empero, a resultados enteramente abiertos: en una grabación José Luis Téllez
es forzoso trabajar con idéntico rigor para arribar a resultados total-
mente cerrados. En las obras integradas en el disco está anotado J. CAGE: Credo in US; Imaginary landscape no. 1; Inlets; Imaginary landscape no. 3,
etc. / Cuarteto Hêlios / WERGO / Ref.: WER 6651–2 (1 CD) D2
escrupulosamente todo...salvo, por poner un ejemplo, cosas tan

Diego Minciacchi (n. 1955), una nueva e interesante aportación al catálogo COL LEGNO

Neurologías acústicas
T
he Aforesaid es el título de un ciclo la cinta magnética como continuum cam- asumir un
de piezas que el compositor italiano biante con el que dialogan uno o más solis- papel más
Diego Minciacchi ha escrito entre tas. Así, en Earth Will Have Her Say ..or.. activo.
1990 y 1994. Alumno de Stockhausen, Say What?, el flujo continuo de la cinta se «Westbau»
Nono y Radulescu, Minciacchi elabora sus acopla con el trombón de Barrie Webb y la from «Der
magmas sonoros bajo esta triple influencia. percusión de Laszlo Hudacseck. Se trata de D o m »
Del primero mantiene la violencia icástica obras que nacen de la interacción de mun- resalta las
del sonido; del segundo y el tercero, la pro- dos complementarios (el solista y la cinta), texturas
pensión a ahondar en los pliegues del soni- que evolucionan de forma lenta y gradual. graves del
do, investigación cargada de implicaciones Las mismas coordenadas se encuentran en trombón,
veladamente políticas. En efecto, las obras The Lilliput–août Collection, en donde la el contra-
que conforman The Aforesaid aspiran a una utilización de la viola orienta al compositor bajo y la voz de bajo. Por primera vez en el
doble condición. Por un lado, emerge la hacia estructuras más transparentes y etére- disco, el compositor introduce la voz
metáfora de la «catedral» como fruto de un as. En Ritual for the New Morning se recu- humana. Aquí más que nunca, la obra de
acabado, minucioso y hasta maniático tra- rre a siete flautas (todas interpretadas por Minciacchi manifiesta su aspiración hacia
bajo de selección y superposición de multi- Roberto Fabbriciani) y a sonidos grabados una consistencia de derivación arquitectó-
tudes de sonidos grabados, inspirados en de guitarra para dar forma a atmósferas más nica, al mismo tiempo que adopta los rit-
patrones biológicos y neurológicos eufónicas y distendidas (un oasis placente- mos pausados de un gran ritual laico.
(Minciacchi es también médico). Por otro, ro dentro de la acostumbrada inquietud de
el temperamento a menudo inestable y Minciacchi). Fabbriciani da forma también S.R.
bullicioso de las especulaciones del com- a las sonoridades más estiradas de Cimeli
positor suena como denuncia del «infierno Zoomorfi. Con respecto a los sonidos gra- D. MINCIACCHI: The Aforesaid / Obras para
diversos conjuntos instrumentales / Roberto
colectivo» en el que vivimos. bados (que utilizan sonidos de flauta), el Fabbriciani (flautas); Maurizio Barbetti (viola);
Las cinco piezas de Minciacchi conteni- solista adopta en la primera parte una acti- Stefano Scodanibbio (contrabajo), y otros solistas
/ COL LEGNO / Ref.: WWE 20077 (1 CD) D1
das en el compacto COL LEGNO, utilizan tud de espera y observación, para más tarde

( 31 )
Tres siglos de autores pianísticos brasileros, en las manos de Arnaldo Cohen

Teclados brasileños
B
rasil, con ser un país de los llamados jóvenes, tiene una ya larga historia musical, porque la
conquista portuguesa llevó a tierras americanas, tempranamente, un denso bagaje de arte sono-
ro, tanto litúrgico como profano, que se dispersó por capillas y salones. Luego vinieron otras
influencias y se formó un complejo estético donde confluyeron las técnicas modernas con el aporte
folclórico de distinta procedencia, indígena, afroamericana y urbana cosmopolita.
Este compacto examina tres siglos de pianismo brasileño y es una útil y colorida muestra de lo
que se inventó y escribió en tierras tropicales desde finales del barroco hasta nuestros días. Así,
sumamos a los maestros del XVIII, como Alvares Pinto y Nunes García, los románticos Oswald,
Braga, Levy, Míguez, Gonzaga, Nepomuceno y Nazareth, y los modernos Lorenzo Fernández, Villa
Lobos, Mignone, Guerra, Dutra, Gnatalli, Siqueira y Vianna.
La antología exhibe una variedad muy amplia de soluciones: formas canónicas, piezas de salón, miniaturas líricas, folclorismo refinado
y dramáticas fulguraciones contemporáneas. No se sigue un orden cronológico, de modo que no estamos ante una ilustración histórica de
periodos y tendencias, sino frente a un retrato coral de la música brasileña en formato pianístico.
Un elemento esencial para que esta múltiple galería llegue con eficacia al escucha, es la maestría con que vierte las partituras el solis-
ta Cohen. Es brillante de timbre, límpido de mecanismo, imaginativo como intérprete y de intenso y enérgico fraseo. Merecería un trata-
miento discográfico más importante, porque es un pianista de primera calidad.

B.M.
BRASILIANA – Tres siglos de música brasileña – Obras de Santoro, Guarnieri, Oswald, Mignone, Braga, Levy, Dutra, etc. / Arnaldo Cohen (piano) / BIS / Ref.: BIS 1121 (1 CD) D2

Músicas para piano de inspiración jazzística, en SUPRAPHON

El jazz como pretexto


E
s ya habitual que, de tanto en tanto, determinados sellos discográficos lancen al mercado un
producto bajo la enseña Jazz–Inspired Piano Music. Casi todos coinciden en la elección de
material y en los resultados poco estimulantes. Sencillamente, la mayoría de los convocados no
tuvieron ocasión de escuchar jazz genuino, de modo que sus respectivas aproximaciones a la músi-
ca afroamericana tenían que ser a la fuerza tentativas y algo erráticas. Por lo general, se contenta-
ban con aprovechar determinados aspectos rítmicos de ciertos bailes populares en la era del pre-
jazz. Y poco más.
Aun con tales precedentes, esta referencia jazzófila de SUPRAPHON merece una atención muy
superior a las que, en esta misma onda, despiertan otros catálogos. Junto a la consabida miniatura
de Debussy (Golliwog’s Cake– Walk) de 1906–1908, y a la no menos frecuentada pantomima para piano de Satie (Jack–In–The–Box) de
1809, la antología propone los tres excelentes preludios de Gershwin y los no menos cabales Four Piano Blues de Copland. La proximi-
dad geográfica de los dos estadounidenses a la fuente del jazz resulta decisiva en este caso, aunque lo cierto es que las obras de
Hindemith, Schulhoff y Burian acumulan méritos sobrados para merecer una escucha atenta y analítica, incluso aunque su sustancia jaz-
zística aparezca camuflada y, en algunos casos, por completo oculta. Los espléndidos cinco pianistas encargados de la interpretación
consiguen penetrar en las partituras por esa vía central que exigen las músicas de inspiración extraeuropea.

Federico González
MÚSICAS PARA PIANO DE INSPIRACIÓN JAZZÍSTICA – Obras de Debussy, Satie, Auric, Gershwin, Hindemith, Schulhoff, Copland y Burian / Peter Toperczer, Jan Vrána, Emil
Leichner, Jan Marcol y Milos Mikula (piano) / SUPRAPHON / Ref.: SU 3566–2 (1 CD) D5

La soprano Malena Ernman nos asoma al lado más frívolo de cuatro grandes clásicos

Una cabaretera muy seria


L
a música de lugares marginales y de «mala vida» ha servido desde siempre a la composición de mayo-
res pretensiones. Purcell exploró las tabernas de Londres, las cantilenas del mozartiano Papageno
salen de las carnicerías vienesas y nada digamos de la opereta centroeuropea o francesa y del caba-
retero Satie, para llegar a la estética populista y barraconera de Stravinski y el Grupo de los Seis en los
años de entreguerras.
Malena Ernman es una mezzo de repertorio canónico que se asoma al sabroso mundillo del cabaret,
tanto en las páginas berlinesas de los años veinte, o sea las que Holländer escribió para revistas y pelícu-
las donde asomaron las piernas gloriosas de Marlene Dietrich, como en las que algunos músicos mayo-
res compusieron inspirados en el mundo del tabladillo alegre y confiado. Así, tenemos algunas piezas del
inevitable y ejemplar Kurt Weill, las exquisitas ocurrencias que el norteamericano William Bolcom ha redactado para su mujer, Joan
Morris y las magistrales ocurrencias de Britten sobre –nada menos– poemas de Auden (vaya pavada de letrista).
Ernman no trata de hacerse la cabaretera ni imitar a Marlene o a Claire Waldoff. Tampoco a Lotte Lenya ni a las modernas y desga-
rradas lecturas de Teresa Stratas. Tira por la vía del medio y recuerda, a veces, el ejemplo ilustre que en nuestros días proporciona la
suprema Ute Lemper. Es depurada en su musicalidad, bella de timbre, intencionada en el decir, competente en diversas lenguas, deta-
llista en los pormenores. Si se puede mantener la seriedad al asomarse a las tablas tabernarias, he aquí un excelente ejemplo.

B.M.
CABARET SONGS – W. BOLCOM: 12 Canciones de Cabaret Songs – K. WEILL: Cuatro canciones – F. HOLLÄNDER: Cuatro canciones – B. BRITTEN: 4 Cabaret Songs / Malena
Ernman (mezzo); Bengt–Ake Lundin (piano) / BIS / Ref.: BIS 1154 (1 CD) D2

( 32 )
Cuatro bandas sonoras de Alfred Schnittke (1934–1998), en CPO
Fluxus: un nuevo título
parala serie Ars Acustica de WERGO
Kinotheater
Zen de la
L
a dimensión de la genialidad de Schnittke no puede ser valorada en

gran manzana su totalidad sin escuchar también las partituras que escribió para el
cine. Ya apareció tiempo atrás un CD de la marca Olympia que
recogía algunas de sus obras de este carácter. El que edita ahora CPO es

« Tropa de asalto cultural», así definió en su momento un


crítico a Fluxus, el tan inconformista como disperso
grupo de artistas de la comunidad internacional. Aunar arte
mucho más interesante y recoge sus cuatro partituras más logradas de
entre las 60 que creó para el Kinotheater. O no exactamente, ya que la
abrumadora suite de My Past and Thoughts («Mi pasado y mis pensa-
mientos»), de 1973, pertenece a una soporífera serie de televisión rusa
y vida fue el principal objetivo de los carismáticos Joseph
Beuys y Wolf Vostell a través de sus enigmáticos objetos, en cuyos títulos de crédito ni siquiera aparecía el nombre de nuestro
acciones directas de tinte político al aire libre, happenings o «drugo» Alfredo: de hecho, no se supo hasta años más tarde, en 1988,
cualquier actividad artística que esa música era suya, pues la suite fue escrita para otro filme que no
capaz de remover adormeci- se rodó nunca, y la partitura se archivó hasta que los funcionarios de la
das conciencias. En esencia, cadena de televisión decidieron
Fluxus es un movimiento de utilizarla para la serie. A nivel
imposible definición; se dice musical eso no importa, ya que
que es como querer retener subyuga desde el principio, con
un río en la mano. su imponente y brumoso tema
Ha llovido ya un poco, hay titulado Petersburg, para coro y
ánimos que se serenan y orquesta. Como es normal en
artistas que, tras los heroicos Schnittke, se alternan momentos
años, inclinan su mirada de gran tristeza con otros más sar-
hacia paisajes más interiores, cásticos, e incluso con espectacu-
más íntimos. Tres veteranos lares danzas de salón, en este
representantes Fluxus de caso un can–can.
dilatada carrera se reúnen en Es curioso el dominio no sólo
esta grabación: Philip Corner de la orquestación y de la melo-
(1933), Alison Knowles (1933) y George Brecht (1926), cuyo día, sino de la técnica cinemato-
denominador común no es sólo el haber nacido en la ciudad gráfica de componer música. Y
de Nueva York, sino también el pertenecer al ámbito estéti- como sólo los grandes maestros
co de John Cage, del budismo Zen y de su inclinación por del género suelen lograr, es músi-
las propuestas dentro del campo aleatorio. Asimismo, los ca que funciona dentro y fuera de la pantalla.
tres cortes presentan sus similitudes conceptuales y estilísti- La suite de Agony («Suplicio»), película de 1974, es aún más bella.
cas: textos (poéticos en mayor o en menor grado) de diversa Incluye un electrizante vals y un fabuloso tango. Podría jurar que en
procedencia leídos en distintas lenguas que se montan, algunos momentos el macabro vals evoca a Bernard Herrmann, con-
superponen o juegan sobre unos fondos sonoros estricta- cretamente el duelo con el esqueleto de El séptimo viaje de Simbad. La
mente minimalistas. música de Agony fue reutilizada por el compositor para obras de con-
En Satie’s Rose Cross as a Revelation, de Corner, se aúnan cierto (segundo Concierto para cello), y el tango aparece en varias de
la mística y el humor en un texto sacado de la misma parti- las últimas composiciones del ruso, adaptado y orquestado siempre de
tura junto a unos acordes del Primer pensamiento Rosacruz manera diferente.
de Erik Satie que lentamente se van repitiendo en un home- Esta «Agonía» también lo fue en la realidad, ya que trata sobre la vida
naje al músico francés considerándolo como uno de los de Rasputín (me gustaría saber qué se ve en la secuencia del tango), y
padres de Fluxus. fue calificada como subversiva por las autoridades, retirada de exhibi-
Alison Knowles reúne en sus Bean Sequences textos rela- ción y destruida su partitura. Schnittke la reconstruyó, afortunadamen-
tivos a la simple, básica y elemental alubia y su relación con te, en 1987, y así se obtuvo la obra maestra de la música para cine de
la supervivencia del ser humano. Una obra de investigación este autor, que puede equipararse sin reparos a un Nino Rota.
personal en la que, según su autora, se reúnen muchos ele- Muy diferentes son las otras dos partituras: The End of St. Petersburg
mentos de Fluxus. («El fin de San Petersburgo») es una antigua película de Pudovkin que
Un persistente y pausado goteo de agua, como si de un fue restaurada en 1990, para lo cual se encomendó a nuestro Alfredo
mantra budista se tratara, es el único sonido ambiente que escribir una partitura completa (ignoro si en 1927 algún compositor
vertebra la pieza que presenta George Brecht, cuyo filosófi- escribió música para esta película en su estreno, aunque en la Unión
co y poético texto, Hsin Hsin Ming, pertenece a Seng Ts’an Soviética no era frecuente el acompañamiento de las películas mudas
(S–VI) y se considera una relevante enseñanza dentro de la por parte de una orquesta). Paradójicamente (por la fecha de este filme),
tradición del budismo Zen. Mediante una operación de azar, esta creación de Schnittke es mucho más vanguardista que las dos ante-
las voces se van superponiendo y mezclando ni más ni riores, e incluso utiliza instrumentos electrónicos y sintetizadores, para
menos que en 4 idiomas (inglés, francés, alemán y chino). lo cual le ayudó su hijo Andrei, que por lo visto era el «techno» de la
Concebidos en principio para emisiones radiofónicas, familia. Andrei colaboró asimismo en la ingeniosa partitura de The
estos trabajos conforman unos particulares paisajes sonoros Master and Margarita («El maestro y Margarita»), libro del cual existen
en los que la voz humana discurre serenamente sin énfasis, numerosas versiones en cine, un ballet de música abominable de un
sin especial afectación o expresividad, en un paulatino acer- compositor cuyo apellido juré olvidar, una ópera de York Höller (dispo-
camiento hacia un horizonte de contemplativo silencio, en nible en el sello COL LEGNO: WWE 20059) y hasta los muñecos arti-
una meditativa actitud que quizá exija del oyente una cierta culados de sus personajes, disponibles en las jugueterías. Tras una
predisposición que se aleje de algunos prejuicios. Las ense- impresionante introducción que recuerda mucho al Así habló
ñanzas del maestro Cage están ahí y, sin ir más lejos, en la Zaratustra, de la cual en cierta medida la novela del Maestro represen-
memoria resuenan sus Empty Words. Pocas dudas parecen ta una parodia, de nuevo tenemos tangos y foxtrots mezclados con mar-
tener estos artistas respecto a la vitalidad de las actitudes chas fúnebres. Como apoteosis, una versión muy desvergonzada del
Fluxus, que podrían resumirse en unas palabras pronuncia- Bolero de Ravel, en el que cambios en la instrumentación y el ritmo pro-
das en 1983 por Georg Brecht en Estudio de Arte Acústico vocan un efecto cómico y decadente, como los centenares de persona-
WDR y que entresaco del disco: «Todos saben quiénes son jes que pululan por la novela de Bulgakov. Toda esta música está inter-
los nuevos realistas, pero nadie sabe quién y qué es Fluxus. pretada inmejorablemente por la Orquesta Sinfónica de la Radio de
Y esto me hace feliz». Berlín, dirigida por el jovencísimo Frank Strobel, especialista en la músi-
ca cinematográfica de Schnittke, y que ha estrenado algunas de estas
Manuel Luca de Tena obras en los escenarios.

FLUXUS – P. CORNER: Satie’s Rose Cross As A Revelation – A. KNOWLES: M. S.-W.


Bean Sequences – G. BRECHT: Das «Hsin Hsin Ming» Des Seng Ts’An / Philip
Corner, Alison Knowles, George Brecht y otros solistas e intérpretes / WERGO A. SCHNITTKE: Música para el cine – My Past and Thoughts; Agony; The End of St.
/ Ref.: WER 6312–2 (1 CD) D2 Petersburg; The Master and Margarita / Coro y Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín. Dir.:
Frank Strobel / CPO / Ref.: 999796–2 (1 CD) D2

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Christmas in Sweden: Nochebuena en el XVII:
músicas navideñas de Suecia, en BIS los grandes maestros del Seicento ante la Navidad

Navidad junto «Villancicos»


al Círculo Polar sin zambomba
¿ Navidad en la Centroeuropa del XVII? Se piensa en el concierto
espiritual, que la época atesora en abundancia, y se diría sinónimo

D
icembre acecha, y nos amenaza esa inevitable época del
de afectos más bien sombríos: muerte, aceptación resignada del
año en la que las cabeceras de góndola de las tiendas de
sufrimiento y la fugacidad de la vida. E incluso, más al sur, ¿cómo no
discos se ven abarrotadas de las consabidas recopilaciones
acordarse del bueno de Tarquinio Merula y su «canzonetta spirituale
de música navideña, los niños cant-ores, los tres ten-ores... ¡los sopra alla nanna» Hor ch’è tempo di dormire (1638), esa obra maestra
mil y un horr-ores! ¡Espanto y pavor! Presos del pánico, algunos del sadomaso musical? Una cosa es insertar premonitoriamente la
aficionados nostálgicos seguimos a pesar de todo adorando la melodía del coral de la Pasión
celebración de la Navidad a través de la historia de la música e, en pleno Oratorio de Navidad,
inasequibles al desaliento, continuamos acercándonos a los como Bach llegaría a hacer, y
comercios del ramo por si acaso esta vez alguna compañía dis- otra, espetar al Niño Dios las
cográfica ha tenido a bien mantener su negocio sin renunciar al lindezas siguientes, que no me
buen gusto. Es la ocasión para el coleccionista de hacerse con resisto a transcribir –traducidas–
alguna de esas rarezas imposibles de encontrar el resto del año de Merula: «Oh, mi amor, oh,
«porque ya no es época». mi corazón / canta ninna, ninna,
Seguro que el melómano curioso se sorprenderá si durante su na (...) / Estas manos y estos pies
cacería de discos de esta temporada escucha en alguno de estos / que se ven con gusto y goce /
almacenes Daughter of Sion, rejoice! de Haendel, y al poco rato ¡Ay!, cómo de otra manera / les
una versión de la popular canción traspasarán agudos clavos. / Esta
napolitana Santa Lucia, pero... faz graciosa, / rubicunda más
¡ambas cantadas en sueco! No, no que la rosa, / manchada de sali-
se trata de ninguna banda sonora vazos y golpes / de tormento y
gran dolor. / ¡Ay!, con cuánto
experimental para alguna película
dolor, / única esperanza de mi corazón, / esa cabeza y esos cabellos /
de Ingmar Bergman. Es una encan-
atravesados serán por agudas espinas / (...) Oh, mi amor, mi corazón, /
tadora y extraña recopilación de canta ninna, ninna, na» . A eso se llama expresionismo y talento para el
música navideña sueca del sello contraste. El siglo del claroscuro era, a lo que se ve, propenso a con-
BIS. La compilación no pierde su fundir el portal de Belén con las cuevas del sado. O la Nochebuena con
interés a pesar de que todo el el Viernes Santo, por decirlo con suavidad y corrección.
material sonoro que ha sido aquí En este disco, sin embargo, sólo Pál Esterházy –ilustre apellido–, con
reunido había aparecido ya previa- su sonata [sic] Cur fles Jesu, que mezcla dulces palabras de cuna con
mente en otros compactos de esta reminiscencias de sangre y lágrimas, apunta un poco en esa dirección,
casa. y muy comedido. Nadie más. Los trece «cortes» se reparten entre pie-
Lo de la canción napolitana tiene su explicación: la populari- zas vocales y pastorellas para violín (Schmelzer, Biber, Fux), el interlu-
dad de la fiesta de Santa Lucía en Suecia no tiene parangón en la dio instrumental idóneo para la ocasión. De Buxtehu-de (el conocido
Europa cristiana. A pesar de ser una mártir siciliana, la patrona de Also hat Gott die Welt geliebet) a Rosenmüller, de Bödekker a
la luz se ha hecho con un lugar privilegiado en los corazones de Reichwein o Aufschnaiter, las primeras obedecen grosso modo a esa
los suecos, que tras meses de penumbra celebran el 13 de diciem- fórmula del concierto espiritual, o pequeña cantata de cámara para
bre la próxima llegada del solsticio de invierno (casi en Navidad), canto y –como mínimo– continuo, de ordinario asimismo con un par de
cuando los días comienzan a ser de nuevo más largos. Pronto bri- voces de violín (que tejen filigranas imitativas en las líneas superiores) y
llará el sol durante más tiempo. Las niñas adornan sus cabezas otras tantas de bajo de viola: lo típico en el género. Unidad, por lo
con coronas de velas encendidas y son seguidas en procesión. Es tanto, dentro de una diversidad capaz de alcanzar hasta un «Anuncio»
o Weissagung, excepcionalmente tardío, de Johann Georg Reichard
la fiesta del retorno de la luz.
(1710–1782), diminuta joya narrativa alternando recitativo y arioso en
Entre las delicias del disco encontraremos obras de algunos
la estela de la fabulosa Historia de la Natividad del más grande entre los
autores prácticamente desconocidos en nuestro país: un salmo músicos septentrionales del Seiscientos, Heinrich Schütz, el querido
para coro y barítono de Wennerberg (1817-1901), un Hossiana de Sagitario.
Vogler (1749-1814), piezas corales de Liljefors (1871-1936), El espíritu reinante es el intimista del coral de la tradición reforma-
Riedel (1827-1888), Nordqvist y Lotscher y dos canciones para da, que algunos abordan explícitamente: así, Melchior Schildt
soprano de Almqvist (1793-1866); piezas de compositores más (1592–1667), con el Vom Himmel hoch, el himno navideño por exce-
conocidos como una hermosa canción para coro de Nielsen, Giv lencia, en su Ach mein herzliebstes Jesulein; Tunder, con el «del
mig ej glans, ej guld, ej prakt (op. 1 nº4 de Sibelius para órgano y Vigilante», el celebérrimo Wachet auf!. Aunque hay también un latino
barítono), cuatro corales para órgano de Bach y el bellísimo y Alma Redemptoris Mater, de Georg Christoph Leuttner (1625–1703)
sobrecogedor Mariä Wiegenlied de Reger para piano; piezas ine- –católico, es de suponer–.
vitables como Stille Nacht de Gruber, Joy to the World de Mason, La soprano sueca Susanne Rydén (un nombre habitual entre los intér-
Cantique de Noël de Adam; y también canciones de origen pretes del barroco) pone de su parte toda la ternura y la simplicidad
medieval como In dulci iubilo, Verbum caro o Gaudete en ver- requeridas, pero, lejos de tratarse de una voz blanca –a la británica–, su
siones de los Joculatores Upsalienses color vocal es de una luminosidad más tamizada, que se funde de mara-
Pero lo más interesante del disco son, a mi juicio, las cancio- villa con los timbres del conjunto salzburgués, con el brillo nunca agre-
nes populares suecas; en particular Staffan och Herodes en un sivo de las cuerdas de tripa de los violines y el terciopelo mate de las
arreglo para coro de niños, flauta, contrabajo y percusión violas, mientras en el bajo se dejan oír las puntuaciones delicadas del
¿Es realmente «fría» la música nórdica? Puede ser, pero si me laúd.
Por su suntuosidad, este producto discográfico de Stefan Winter
imagino a mí misma escuchando este compacto en Nochebuena,
–como todos los suyos– parece estar hecho ex profeso para el regalo.
a la luz de las velas, rodeada por la gente a la que realmente quie-
Que naturalmente, bien entendido, empieza por uno mismo. He aquí,
ro, junto a un enorme árbol de Navidad y al amor del fuego de pues, un compacto de música navideña fuera del tópico, ideal para
una chimenea, de repente siento mi alma arropada, y las tragedias regalar (eso sí, no a cualquiera) o regalarse. No encontrará muchos que
de antaño parecen perder su importancia... se le parezcan.
R.F. Jesús S. Villasol
NAVIDAD EN SUECIA – Músicas tradicionales navideñas / Obras de Händel, NOCHEBUENA EN EL SIGLO XVII – Obras de Buxtehude, Rosenmüller, Schmelzer, Tunder,
Vogler, Bach, Nordqvist, Gruber, Nielsen, Sibelius, Reger, etc., así como obras Reichard, Aufschnaiter, Esterhazy, Biber, Böddeker, Fux, Schildt, Leuttner y Reichwein /
tradicionales y de autores anónimos / Diversos conjuntos e intérpretes / BIS / Susanne Rydén (soprano) / Bell’Arte Salzburg. Dra.: Annegret Siedel / WINTER & WINTER
Ref.: BIS 1179 (1 CD) D2 / Ref.: WIN 910078–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-

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Bedrock, Solitaire y Rio: tres nuevas propuestas de la estrella de WINTER & WINTER

El pantagruélico apetito musical de Uri Caine


I
ncluso en versión drásticamente abreviada, abstracción, de los instrumentos tocados por Y del retiro encastillado centroeuropeo a la
la relación de actividades que ha desarrolla- artistas de carne y hueso. El resultado es músi- calidez tropical con vistas al mar. Caine, un
do Uri Caine en los últimos años resulta ca intensa y sugerente sin apostillas, basada en especialista en este tipo de tránsitos, satisface
asombrosa: colaboraciones con la crema de la sintonía profunda entre los participantes (el en Rio su interés por la música brasileña. Un
los jazzmen de avanzada, cantantes sefardíes y batería Zach Danzinger y el bajista Tim grupo de samba contemporánea, con el que
músicos klezmer; repaso en clave creativa de Lefebvre, más colaboradores como el D.J. había colaborado en Filadelfia, le puso sobre
las canciones de Tin Pan Alley (Sidewalks Of Logic y una pareja de vocalistas) y en la espon- la pista, y la culminación del proyecto, estimu-
New York) y de los legados de Wagner tánea calidad de las ideas. lante como todos los de Caine, adopta ahora
(Wagner e Venezia), Mahler (Primal Light y Las ideas fértiles también abundan en forma de coral urbana rica y reveladora.
Gustav Mahler In Toblach), Schumann (Love Solitaire, el disco que Caine ha reservado a su Seguramente por sugerencia del productor
Fugue) y J.S. Bach (The Stefan Winter, el disco se
Goldberg Variations); dis- ambienta con sonidos
cos en diversos formatos emblemáticos de la ciu-
instrumentales, tanto de dad, como el del funicu-
carácter acústico como lar de Santa Teresa, pero
eléctrico, y hasta un el grueso de la obra
peculiar encuentro con corresponde a un grupo
Rob Schwimmer, un espe- de músicos en el que,
cialista en el theremin, por supuesto, abundan
instrumento electrónico los percusionistas. Con
inventado por un físico todo, Caine también
soviético en los años reserva una parte sustan-
veinte cuya altura se regula con los movimien- talento personal e intransferible. En el que sig- cial del protagonismo a voces sabrosas y a ins-
tos de los brazos.¿Le queda alguna iniciativa nifica su bautizo discográfico a piano solo, trumentos idóneos para exponer melodías cáli-
por emprender? Pues sí, y no una sola, sino opta por composiciones inéditas a las que apli- das y sensuales; en su filosofía de trabajo no
tres... y además en bloque. ca soluciones que acogen buena parte de la caben restricciones ni prejuicios: la vieja
En la primera, el pianista, compositor y arre- historia del instrumento, desde el añejo stride samba, expuesta con toda su crudeza primiti-
glista rescata aquella estética audazmente típico del Harlem de los años 20 y 30 a las for- va, tiene el mismo peso artístico que un rapea-
eléctrica que, primero Miles Davis, y luego sus mas libres, pasando por las enseñanzas de do de última generación. Como es habitual en
discípulos más eminentes (Wayne Shorter, Joe Cecil Taylor y, por supuesto, el blues. Estas las producciones WINTER&WINTER, Rio con-
Zawinul, John McLaughlin, Chick Corea), variantes, lejos de permanecer en comparti- sigue introducir con plena fidelidad artística en
practicaron en los años 70. Entonces, se exhor- mentos estancos, aparecen interconectadas un apasionante mundo sonoro.
taba a rehuir la tradicional secuencia formada entre sí y perfiladas sin rebordes en la forma de
por la exposición de tema–turno de solos–reex- tocar de Caine. Su técnica de virtuoso y su F.G.
posición del tema, para convertir la música en chispeante capacidad inventiva hacen el resto.
un continuo en el que la improvisación se Dos días le bastaron para completar este ver- URI CAINE: BEDROCK – Uri Caine (piano); Tim Lefebvre
comportaba como un elemento de importancia dadero compendio de pianismo contemporá- (bajo); Zach Danziger (batería), etc. / WINTER & WIN-
TER / Ref.: 910068–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
casi estructural. A partir de este principio, neo repleto de soluciones estéticas sugerentes.
Caine se inspira en tendencias mucho más Para hacer lo más verídica posible la atmósfe- URI CAINE: SOLITAIRE – Uri Caine (piano) / WINTER &
WINTER / Ref.: 910075–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
recientes, y en Bedrock 3 combina lo maquinal ra personal y algo recóndita que respira el
con lo humano, el determinismo de los ritmos disco, la grabación se efectuó en Schloss URI CAINE: RIO – Uri Caine (piano); Paulo Braga (bate-
automáticos del bass & drum con la imprevisi- Elmau, un castillo reformado de los Alpes ale- ría, percusión); Jorge Helder (bajo), etc. / WINTER &
WINTER / Ref.: 910079–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
bilidad, reforzada por un atractivo punto de manes.

BIS inicia una ambiciosa colección flautística a cargo de la gran Sharon Bezaly

La flautista valiente y solitaria


L
a flauta fue un instrumento largamente prohibido a las mujeres. Unas hoy pintorescas ordenanzas de socie-
dades musicales alemanas del siglo XVIII, por ejemplo, interdictaban los ingenios de música que las seño-
ras o señoritas debían llevarse a la boca, por considerar que el espectáculo ofrecido era obsceno. No sé por
qué no sería igualmente obsceno en boca de un varón, pero sigamos. Tampoco ellas podían tocar en público
el violonchelo, ya que las obligaba a abrirse de piernas e introducir entre ellas un auténtico armatoste.
Los tiempos han cambiado y las mujeres han adquirido derechos de los que no disfrutaron durante siglos.
Por ejemplo, tocar la flauta. En el caso de Sharon Bezaly, además, de tocarla sola, sin ninguna ayuda de piano
ni orquesta. Ni siquiera una discreta y femenina arpa. Para ello no sólo ha debido adueñarse de la destreza téc-
nica condigna, sino rebuscar en el repertorio unas páginas que no abundan. De hecho, se propone recorrer todo
el abanico de solos flautísticos y ahora, ordenadamente, nos ofrece lo hallado entre los autores que empiezan con A y B.
Bezaly es una instrumentista consumada, que reúne un timbre rico y homogéneo en todos los registros, una afinación infalible, dominio de
las agilidades y limpieza en las virguerías del caso (trinos y frullati). Pero lo más importante es la versatilidad estilística que maneja, ya que, en
el menú examinado, debe saltar desde el barroco hasta nuestros días. Empezando por orden de gloria, vaya por delante la familia Bach, con papá
al frente seguido por uno de sus veinte nenes, en la ocasión Carl Philipp Emanuel. Del primero se exhibe una suite en la cual la solista debe
hacerlo todo, obertura y danzas. Del segundo, una sonata con sus tres tiempos canónicos. Estilo y cantos, aparte de los ritmos bailables, resul-
tan perfectamente asegurados.
En Bozza, músico del siglo ya transcurrido, y en Arnold y Andriessen, contemporáneos, se ponen en juego las herencias románticas pasadas
por el impresionismo en cuanto a soluciones armónicas. La melodía de amplio despliegue y los detalles de modulación están muy cuidados y
expuestos con elegancia. Por fin tenemos a Aho y Berio, con sus abruptas y angustiadas tiradas de exasperado expresionismo, que requieren un
dispositivo de interpretación completamente distinto a los anteriores. Hay que atacar, hacer enormes saltos y desgarrar el fraseo, aunque sin per-
der timbre ni afinación. Bezaly, como siempre, sale airosa de la prueba.
En síntesis: un compacto al que corresponde agradecer lo insólito del programa y la competencia radical de la ejecución.

B.M.
DE LA «A» A LA «Z» (Vol. 1) – K. AHO: Solo III – C.P.E. BACH: Sonata en la menor – M. ARNOLD: Fantasía para flauta, op. 89 – J. ANDRIESSEN: Pastorale d’été – E. BOZZA:
Image para flauta sola – J.S. BACH: Partita en la menor, BWV 1013 – L. BERIO: Sequenza I / Sharon Bezaly (flauta) / BIS / Ref.: BIS 1159 (1 CD) D2

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000
DONAUESCHINGER MUSIKTAGE

FESTIVAL DE DONAUESCHINGEN
2000
Primeras grabaciones de obras de Ablinger,
André, Ruzicka, Neuwirth, Globokar,
Dohmen, Newman, Billone, Smolka,
Gervasoni y Tsangaris / Diversas agrupa-
ciones e intérpretes / COL LEGNO /
Ref.: WWE 20201 (4 CD) D1 x 4

Nueva

L
a edición del Festival de Música Contemporánea de Donaueschingen del
pasado año, que ahora publica el prestigioso sello alemán en un álbum de
entrega cuatro compactos de larga duración, recoge estrenos absolutos de once talen-
tos musicales europeos en su mayoría del área germana (Ablinger, Ruzicka,
Neuwirth, Globokar, Dohmen, Tsangaris), pero con la participación de dos estu-
del pendos compositores de origen italiano (Billone y Gervasoni), un parisino
(André), un londinense (Newman) y un checo (Smolka). Muy lejos de cualquier
criterio de uniformidad, estas grabaciones suponen la afirmación de fuertes indi-
anuario vidualidades de gran oficio y no deja de ser un muy estimulante muestreo de
ideas, propuestas y sugerencias en torno a los modos de percepción del fenóme-
no contemporáneo y de su consiguiente reflejo sonoro. De manera que dentro de
Donaueschingen este festín musical cada compositor lanza sus cargas de profundidad intelectual,
política, emocional o poética y vertebran sus obras dentro de militancias estéticas
dispares, proporcionando al oyente un viaje de casi cinco horas de variado estí-
en mulo sensorial que interesa sobremanera por la actitud vitalista de cada uno de
ellos, habida cuenta de que, aparte de la solidez y la veteranía de Globokar
el (1934) y Ruzicka (1948), todos son músicos bastante jóvenes que rondan los cua-
renta años.
Caso a destacar es el de Olga Neuwirth (1968), la única representante femeni-
sello na que, a sus sólo 33 años, se interna por los complejos vericuetos que relacio-
nan música, cine, literatura y política en su Long Rain, obra basada en un cuen-
to de Ray Bradbury. Sutiles juegos de percepción y reconocimiento nos propone
COL LEGNO el austríaco Peter Ablinger en la utilización fragmentada, velada, del antiguo
himno de la RDA, y la aceleración de partículas, su colisión, sus descargas de
energía, son modeladas acústicamente por el francés Mark André, lo que da lugar

Edita y realiza: DIVERDI, S.L. - Imprime: ESTUDIO - Dep. legal: M-10066-94


Prodigios a una interesantísima experiencia que suena clara, novedosa y hasta sensual. Por
su parte, el clarinete y la orquesta sirven a Peter Ruzicka para contrastar repeti-
ción y sorpresa con finísimos efectos de perspectiva y profundidad en su obra
Recuerdo. Vinko Globokar reflexiona en El ángel de la historia sobre el tema de

europeos los países balcánicos, introduciendo el valor de lo étnico dentro de un poderosí-


simo trabajo orquestal. Y el mundo de la plástica se presenta en Música para
Gerhard Richter, que es la recreación acústica que Andreas Dohmen hace del
poderío gráfico del pintor alemán. Y así, Chris Newman, con The state paintings
por with anti–abstract; y Billone, con un trío que nos aleja de la banalización del len-
guaje en una aproximación a lo silencioso e intuitivo en Mani–Giacometti. Del
acento ecológico se encarga Martin Smolka con Walden, obra coral para el texto
de Thoreau; y, en otro orden de cosas, Gervasoni nos plantea la dimensión espa-
Manuel cial de la música con otro trío que explora la profundidad, la estratificación, la
paradoja simplicidad–complejidad, con un delicadísimo juego tímbrico. Por últi-
mo, y firmada por Manos Tsangaris, una ambiciosa y sugerente instalación titula-
da Relieve o la revolución alfabética, concebida como poesía espacial.
Luca Valga este esbozo de presentación para señalar este espléndido caleidoscopio
sonoro y confesar mi entusiasmo por la concepción de conjunto y por el interés
intrínseco de cada pieza. Un álbum pleno de calidades, vigoroso, por el que cir-
cula el refrescante flujo energético que proporcionan las actitudes brillantes,
de capaces de remover los sentidos y la conciencia. Unamos a ello las cuidadas
interpretaciones en vivo, con una toma de sonido que directamente quita el hipo,
y obtendremos una fiesta completa, acicate perfecto para escenarios mentales
que huyen del apoltronamiento que nos invade. Larga vida a Donaueschingen y
Tena que la atenta escucha se convierta asimismo en un acto de creación.

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