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La madre de todas
Nigra sum sed formosa y Ars Trobar nos
asoman al medievo sacro y profano
BIS Audio: [1] LPCM 2.0 [2] Dolby 5.1 [3] DTS Surround 5.1 disponible para quienes no quie-
BONGIOVANNI Subtítulos: Inglés, Francés, Alemán, Italiano, Castellano ran esperar hasta entonces.
COL LEGNO
CPO✺ relhkñuwerhjafbdfgneyerrk,gbbasngkjmn
DURIAN
DYNAMIC✺
EL TELETIPO
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ENCHIRIADIS Entre las novedades que se avecinan del sello sueco destaca, sobre todo, la aparición del
ENSAYO✺ tercer volumen de la integral pianística de Isaac Albéniz por Miguel Baselga. Las obras
incluidas son: el tercer cuaderno de Iberia; Zambra granadina (Danza oriental); Pavana
EUFODA muy fácil para manos pequeñas, op. 83; Barcarola, op. 23; Rapsodia cubana, op. 66, etc. Pero hay más: en su labo-
GLISSANDO✺ rioso recorrido por la obra de J.S. Bach, el infatigable Suzuki se detiene en una de sus páginas más célebres, los
Conciertos de Brandenburgo. Y, por fin, una de esas «bombas» a las que nos tiene acostumbrados el ínclito Robert
GLOSSA von Bahr, quien afirma tener la primicia nada menos que de un nuevo Gloria de G.F. Händel recién descubierto
GOLDEN MELODRAM✺ en la Royal Academy of Music. Cosas oiredes, como aquel que dice...
KOCH El sello belga prepara el inminente lanzamiento del octavo volumen de su serie Música de cámara barroca
LINDORO alemana, dedicado a Tríos y Cuartetos para cuerdas y vientos de uno de los más prolíficos compositores de
todos los tiempos, Georg Philipp Telemann. El registro, firmado por el conjunto homónimo de la casa,
MUSIC & ARTS Ricercar Consort, bajo la dirección de Philippe Pierlot, estará en principio disponible el próximo mes de julio.
MYTO✺
Tras su anterior gala rossiniana en el maravilloso catálogo OPERA RARA, aparecerá un nuevo recital pro-
NUOVA ERA✺ tagonizado por la soprano rumana Nelly Miricioiu, reconocida por la crítica internacional como uno de
OLYMPIA los principales exponentes del bel canto en nuestros días. Con obras de Mercadante, Costa y Donizetti
inéditas en el sello británico, la Miricioiu viene arropada por la Philharmonia y la Filarmónica de Londres, ambas
ONDINE✺ bajo la habitual batuta de David Parry. Habrá comentario de Fernando Fraga en el próximo boletín.
ON STAGE
DYNAMIC, uno de esos sellos que, hagan lo que hagan, siempre parecen ir mejo-
OPERA RARA✺ rándose a sí mismos, nos propondrá en breve un delicioso disco de oberturas y
OPERA TRES✺ Sinfonie del gran clasicista italiano Giovanni Paisiello y un registro que recoge la obra completa para violoncello
y piano de ese gran romántico «menor» que fue Johann Nepomuk Hummel (del que también se anuncia el tercer
ORFEO✺ volumen de su integral pianística). Y ya en el capítulo operístico, una grabación integral de la Anna Bolena doni-
PANTON✺ zettiana en la que se incluyen fragmentos discográficamente inéditos de la obra. La encargada del rol principal no
es otra que la griega Dimitra Theodossiou, a la que acompañan Sonia Ganassi, el tenor Fabio Sartorio, la contral-
PEARL✺ to Sonia Prina y el bajo Andrea Papi. Tres discos como tres joyas que estarán disponibles en breve.
PREISER✺
Con motivo del centenario del nacimiento del compositor alemán Werner Egk, el sello ORFEO publi-
RICERCAR ca, en su «división» ORFEO D’OR la que es su primera ópera encargada por y compuesta para el
RICORDI medio radiofónico: Columbus, fechada en 1933. El libreto es del propio autor, y los principales pape-
les corren a cargo de dos figuras de la talla de Ernst Gutstein y Fritz Wunderlich. Por si el registro no tuviera sufi-
ROMOPHONE✺ cientes elementos de interés, es el propio autor quien se encarga de dirigir la obra. La grabación, realizada en vivo,
STRADIVARIUS tuvo lugar en la sala Hércules de Múnich entre el 21 y el 26 de enero de 1963.
SUPRAPHON✺ André Caplet, gran admirador y amigo de Claude Debussy, de quien orquestó diversas obras, verá
SYMPHONIA✺ un disco de canciones publicado por la discográfica que más exhaustivamente ha contribuido a la
difusión de la mélodie francesa. Que un sello llamado TIMPANI añada a su catálogo las obras de
SYMPOSIUM quien, además de compositor y director, fue timbalero, no deja de ser una coincidencia jocosa. Lo que de verdad
TESTAMENT✺ importa, esto es, el resultado, será a buen seguro excelente.
TIMPANI✺ Y, por fin, un muy escueto adelanto de lo que serán las dos próximas novedades en el nuevo
WERGO✺ soporte DVD: el Stiffelio verdiano con José Carreras y Catherine Malfitano, bajo la dirección de
Edward Downes, y un Homenaje de gala a P.I. Tchaikovsky con Plácido Domingo, Kiri Te Kanawa y el Royal Ballet.
WINTER & WINTER✺ Ahí es nada.
(2)
Le Concert Spirituel de Hervé Niquet nos brinda en GLOSSA su lectura de Dido y Eneas EL DISCO
La madre de todas
E sta breve obra maestra de Purcell tiene encima el largo peso de
lo seminal. Ella sola habría fundado o fecundado el género de
la ópera británica, y sus hijos, tanto directos como putativos,
llevan años de fascinado amor edípico. Pero como es sabido, la
pasa, no sin discusión, por ser la première) tuvo
un elenco completamente femenino, tomó la
decisión, seguida en el disco de GLOSSA, de
que no sólo Eneas sino también el Marinero y el
DEL MES
Gran Madre purcelliana dejó una herencia tácita o fragmentaria, y Espíritu fueran cantados por hombres. Niquet
parte del celo filial se consume en hacer cábalas matriarcales. dispone en cualquier caso de su excelente grupo Le Concert
Britten, sin duda el más genial hijo legítimo, mantuvo toda su vida Spirituel, con unos músicos que entienden bien la «veta francesa»
una relación de alto erotismo con el compositor de la obra de Purcell y dan su justa medida al esti-
del siglo XVII, y en 1951, tras fallidos intentos lo arioso. La llamativa preponderancia de esta
anteriores, montó una nueva versión escénica de escritura musical declamatoria en Dido & Aeneas
Dido & Aeneas con su English Opera Club, graba- respecto a las siguientes obras teatrales del autor
da por la BBC en 1959 y disponible en disco. ha sido achacada -por Andrew Pinnock- al influjo
Han pasado cuarenta años desde entonces, y los en Purcell del gran John Blow y su mascarada cor-
retoños le siguen saliendo a la gran operita de tesana Venus & Adonis, que habría que ver -y me
Purcell por todas partes. La firma GLOSSA (que sumo a la propuesta- como la Ur-Madre de la
está haciendo lo imposible: superarse artística y madre operística británica.
formalmente en cada nueva entrega de su refinado Pero volvamos a Niquet. Sin duda su mayor atre-
catálogo) presenta ahora una versión de Hervé vimiento en esta depurada -y comparativamente
Niquet quien, como cualquier ambicioso hijo de poco «bailable»- versión radica en el repetido
vecino, quiere señalarse. Britten, por ejemplo, reparto de papeles a sus cantantes femeninas, que
potenció el uso del bajo continuo (tenía a su lado, espero no se deba al ahorro (me habría gustado
y eso ayuda, al gran clavecinista George Malcolm) leer en el libreto alguna reflexión del propio direc-
y tomó préstamos para las escenas de Dido & tor al respecto). La soprano canadiense Laura
Aeneas que nos han llegado incompletas de otras Pudwell da todos los matices de pasión y melan-
piezas escénicas de Purcell. En la grabación de colía requeridos por el personaje de Dido y canta,
Alfred Deller la gran soprano Honor Sheppard con una voz maravillosamente aguardentosa, el de
convirtió a Belinda en la protagonista de la obra, la Hechicera. Ella y Salomé Haller (que alterna
que recuperó la honra del rôle de titre gracias a la Belinda con la Primera Bruja) son las cabeceras de
extraordinaria Dido de Janet Baker en la versión de Anthony Lewis. un reducido elenco de muy alta calidad media en el que destaca la
Imposible hacer el censo de todos los «didoeneístas», en los últimos magistral interpretación del coro en el «In our deep- vaulted cell»
años encaprichados -como tiene que ser- con sus instrumentos ori- del acto segundo.
ginales. Leopoldo Baroja
El equipo vocal reunido por Niquet quizá no alcance el aura de los
de Geraint Jones (en mono, pero con la Flagstad y la Schwarzkopf)
Andrew Parrott o Harnoncourt, quien, consciente de que tal vez la H. PURCELL: Dido y Eneas / Pudwell, Harvey, Haller, Duthoit, Maire, White / Le
Concert Spirituel. Dir.. Hervé Niquet / GLOSSA / Ref.: GCD 921601 (1 CD) D2 [-20%
famosa representación del colegio de señoritas de Chelsea (que precio especial de lanzamiento]
(3)
Dos novedades en música medieval: RICERCAR inicia Ars Trobar,
y BONGIOVANNI presenta varias Cantigas
(4)
Emma Kirkby interpreta motetes romanos de G.F. Haendel (1685-1759) en el sello BIS
Tras Bach y Haendel, Suzuki y su Bach Collegium Japan se remontan a Claudio Monteverdi
Vísperas cantadas
L a revisión de los pilares de la música
sacra barroca por parte de Suzuki y su
Bach Collegium Japan alcanza ahora a
las Vísperas de Monteverdi. Después de las
subrayar sus aspectos teatrales y festivos.
No en vano, Suzuki escoge la opción de
Andrew Parrot de transportar toda la parti-
tura una cuarta abajo. Esta decisión se
la máxima transparencia debido a algunas
descompensaciones de las partes agudas
(Kyrie), obligadas a cantar en registros más
bajos que los habituales y por lo tanto sin
Pasiones y las Cantatas de Bach y el Mesías apoya en criterios filológicos relacionados poder ofrecer una adecuada proyección
de Haendel, el grupo japonés hace un salto con la práctica de la época, aptos a facilitar sonora. En estas Vísperas hay que subrayar
hacia atrás de casi un siglo y se enfrenta la óptima prueba de los instrumentos, aquí
con un repertorio muy distinto. Los intér- encabezados por las cornetas y trombones
pretes japoneses realizan su acercamiento a del Concerto Palatino del siempre excelen-
un autor tan complejo como Monteverdi te Bruce Dickey. Como ya se apuntaba,
desde la perspectiva de una alta responsa- Suzuki prefiere unas Vísperas cantadas más
bilidad. Ante todo, resulta acertada la deci- bien que «representadas», a diferencia de
sión de incluir la Misa In illo tempore, lo algunos destacados monteverdianos de la
que además permite aprovechar integral- actualidad como Savall y sobre todo
mente la duración de los dos compactos. Garrido. Estas Vísperas gustarán por lo
Aunque la Misa forma parte de las Visperas tanto a quien busque en ellas un tono intro-
publicadas en 1610, la mayoría de las gra- vertido y recogido, una sustancia reflexiva y
baciones disponibles en el mercado tienden ajena a la sensualidad de la carne y el esce-
a omitirla por su disparidad estilística con el nario. En la misma óptica, los cantantes pri-
resto de la colección. Decisión discutible, vilegian la atmósfera general de la pieza
puesto que el objetivo de Monteverdi era sobre la coloración puntual de la palabra.
ofrecer una doble demostración de maestría En un plantel en el que las voces masculi-
tanto en el ámbito del contrapunto osserva- nas brillan más que las femeninas, resalta la
to renacentista como en el más reciente prestación de Gerd Türk y Stephan Van
estilo concertato sobre bajo continuo. La el papel de cornetas y trombones. No obs- Dick, ya habituales de la estética montever-
presente edición ofrece por lo tanto la tante, no todos los directores se han adheri- diana y más en general de la estética musi-
correcta imagen de las Vísperas, obra puen- do a esta tesis, porque quita brillo a la obra. cal del primer barroco.
te entre dos épocas y no sólo exaltación del Para compensar en parte las texturas más
nuevo estilo. bajas, Suzuki utiliza un diapasón medio Stefano Russomanno
Acerca de los criterios generales con los tono más alto que el actual (490 contra
que Suzuki enfoca la obra, es evidente que 440), tal como hubiera podido ocurrir en la C. MONTEVERDI: Missa in illo tempore; Vespro della
Beata Vergine; Magnificat (11) a 6 voci / Suzuki,
el director japonés prefiere resaltar los época de Monteverdi. La Misa In illo tem- Nonoshita, Hida, Hatano / Bach Collegium Japan.
aspectos de introversión y ahondar en la pore es interpretada por seis voces solistas. Dir.:Masaaki Suzuki / BIS / Ref.: BIS 1071/1072 (2 CD)
D2 x 2
vertiente mística de la partitura más que Pese a ello, la polifonía no siempre ofrece
(5)
GLISSANDO presenta una selección de los concerti grossi del violinista Pietro Castrucci (1679-1752)
(6)
ORFEO D’OR presenta un histórico ORFEO publica un disco de obras sacras de
recital bachiano de Elena Kuschnerova Nicolò Jommelli (1714-1774), un italiano cosmopolita
L
a rusa Elena Kuschnerova, afincada en
Alemania desde 1992, nos ofrece un recital menos. Cuando el maestro italiano, ya cincuentón, compuso las dos obras
bachiano en vivo celebrado en el año Bach en aquí grabadas, entre 1763 y 1766, la destreza, elegancia y sabiduría que había
su ciudad de acogida, Baden-Baden. Recital marca- alcanzado en el arte musical sobrepasaba todas las fronteras europeas de la
do por un programa de obras bien conocidas y gra- época. Nacido en Aversa en 1714, sus primeros años estuvieron marcados por
bado con espléndido sonido por la SWR, que per- una estricta educación musical en Nápoles,
mite apreciar lo bueno -que es mucho- y lo menos donde años después, en 1737, y con apenas
bueno de esta artista, desconocida hasta ahora para veintitrés años, estrenaría con gran éxito su
quien esto firma, que no ha tenido ocasión de escu- primera ópera, L’errore amoroso, lo que le
char sus anterio- convertiría en poco tiempo en un reputado
res registros de músico dentro y fuera de su Italia natal.
Prokofiev y Scria- Después vendrían los años en L’Ospedale
bin. Como es de degl’incurabili en Venecia, algo más tarde en
esperar en quien Roma como vicemaestro de capilla, etapa en
procede de la su- la que escribiría lo mejor de su obra sacra, y
perdisciplinada finalmente en Stuttgart, también como maes-
escuela rusa, su tro de capilla, en la corte del Duque Carlos
técnica y meca- Eugenio, donde llegaría a ser uno de los músi-
nismo son impe- cos mejor pagados de todo el siglo XVIII. Su
cables. Hay aquí actividad en esta exquisita corte palaciega
múltiples eviden- estuvo marcada por una notable producción
cias de ello, em- operística (una o dos óperas al año) que cosechó importantes éxitos (Il Vologeso,
pezando por el Didode abbandonata, ambas grabadas en ORFEO), pero también por sobresa-
fulgurante Presto lientes obras sacras destinadas a los oficios religiosos de la familia ducal. Entre
del Concierto ita- ellas hay que destacar las dos aquí incluidas, el solemne Te Deum, fechado en
liano. La articulación es de gran nitidez y la utiliza- 1763, y la Misa en re mayor de 1766, composiciones que aúnan todas las virtu-
ción del pedal de resonancia es mínima. Lo son tam- des y excelencias que la música del maestro italiano había alcanzado en sus
bién la planificación y claridad en la exposición años de madurez. Ambas están todavía impregnadas del espíritu clásico y refi-
contrapuntística. El impulso rítmico que la moscovi- nado de las composiciones sagradas de mediados del siglo XVIII, aunque tam-
ta da a sus interpretaciones es envidiable, como bién avanzan las nuevas tendencias estéticas que en el campo de la música de
puede apreciarse tanto en el citado Concierto italia- iglesia se impondrían algunos años después, alternándose con perfecto equili-
no como en los movimientos de danza de las Suites. brio y definida maestría las arias galantes y dramáticas de bellísima factura (Te
Su sentido para recrear con éxito los pasajes impro- ergo quaesumus, del Te Deum) con las partes instrumentales, tan frecuentes en
visatorios (principio de la Toccata) es a veces enco- la obra sagrada de Jommelli en Stuttgart (Sinfonia, en la Missa), y con los coros
miable, otras no tanto (la Toccata inicial de la sexta fugados (In te Domine speravi), donde el maestro despliega toda su erudición
Partita suena, en opinión de quien esto firma, un musical evidenciando una firme y sólida formación académica que los conjun-
punto demasiado mecánica en cuanto a medida; la tos Virtuosi di Praga y Prager Kammerchor, dirigidos por Hilary Griffiths,
música pide algo más de fantasía y flexibilidad en demuestran conocer a la perfección a pesar de no tratarse de una orquesta y un
este punto). Otro asunto es que su sonido en el forte coro clásicos en cuanto a sus dimensiones y al origen y procedencia de sus ins-
pueda parecer -una vez más, opinión personal- un trumentos. Les acompañan unos solistas de gran nivel, entre los que destacan la
tanto agresivo, demasiado cercano a un ímpetu per- soprano norteamericana Judy Berry (deslumbrante en las partes solistas del
cusivo que se antoja excesivo para la música de Credo) y la contralto eslovaca Marta Benacková (especialmente emotiva en Te
Bach. La vitalidad de su interpretación no se resen- ergo quaesumus), sin pasar por alto las intervenciones del tenor estadounidense
tiría, incluso ganaría en ligereza y elegancia, con John La Pierre y el bajo alemán Nikoalus Meer. Comprobando los buenos resul-
una pulsación menos agresiva y sistemáticamente tados obtenidos y la dificultad de acercarse a unas obras de gran hermosura que
contundente que la mostrada aquí, y con algo más rara vez se volverán a grabar, esta es una ocasión excepcional para hacerse con
de flexibilidad en el fraseo. En una palabra, eso en un disco que difícilmente defraudará.
lo que a menudo insisten los profesores de piano
cuando hablan de «quitar peso». Por lo demás, el Francisco de Paula Cañas Gálvez
Bach de Kuschnerova no se ciñe a demasiados rigo- N. JOMMELLI: Te Deum en re mayor; Misa en re mayor / Berry, Benacková, La Pierre, Meer / Virtuosi
res estilísticos (los rusos, alejados durante años de la di Praga. Dir.: Hilary Griffiths / ORFEO / Ref.: C453001A (1 CD) D2
investigación que en ese sentido ha cambiado tantas
cosas, raramente lo hacen), por lo que los puristas
mejor se abstienen. Pero tampoco incurre en exce-
sos, ni de tempo ni de interpretación, que puedan
interpretarse como exageradamente románticos. Es
el suyo un Bach ágil, vitalista y brillante, ejecutado
con sólida convicción, bien cantado en los movi-
mientos lentos y sólo, como se apuntó, quizá dema-
siado contundente y machacón en cuanto a pulsa-
ción, en los rápidos. Un recital solvente, en suma,
en el que quizá lo que más llama la atención es la
energía y perfección técnica con que está realizado.
G. BONONCINI: 30 Divertimentos de
Rafael Ortega Basagoiti cámara para violín y flauta en transcrip-
ción para clave / Ero Maria Barbero (clave)
J.S. BACH: Concierto Italiano en fa mayor, BWV 971; Suite / AGORA / Ref.: AG 191.1 (1 CD) D2
Francesa nº 2 en do menor, BWV 813; Toccata en mi menor, BWV
914; Partita nº 6 en mi menor, BWV 830; Preludio y Fuga en do
menor, BWV 847 / Elena Kuschnerova (piano) / ORFEO / Ref.:
C547011A (1 CD) D2
(7)
Prosigue la integral de los Conciertos para Stefano Bagliano dirige e interpreta a
violín de Giuseppe Tartini (1692-1770) en DYNAMIC G.P. Telemann (1681-1767) en DYNAMIC
Y
a va siendo agradable rutina recibir periódicamente una más conocidas para flauta dulce concertante de G.F. Telemann:
nueva entrega, la octava en este caso, de esa formidable la Suite en la menor y un par de conciertos en que la flauta
empresa discográfica que es la grabación integral de los comparte protagonismo con el fagot y la viola de gamba. A estas
Conciertos para violín y orquesta de Giuseppe Tartini emprendi- alturas, algo así como sota, caballo y
da por Giovanni Guglielmo con su grupo L’arte dell’arco en el rey. Entiéndase esto sólo en cuanto a
sello DYNAMIC. Como viene sien- la elección del repertorio, porque su
do habitual desde el tercer volumen, indudable calidad y belleza queda-
se reúnen en este disco, en primera ría mejor reflejada mediante otra
grabación, cuatro conciertos -con lo imagen. Como la del solomillo en el
que el total de los editados asciende mus, por seguir con los naipes.
a cuarenta y dos, más los cuatro Ahora bien, no hace falta ser un
para violoncelo y flauta-, pertene- jugador excepcional para saber que
cientes todavía al primero y más ligar un solomillo tras un par de des-
fecundo período del compositor, el cartes, siendo postre y habiendo cor-
de juventud, delimitado por el musi- tado el mus un contrario no garanti-
cólogo Dounias entre 1721 y 1735. za nada. Que hay que combinar
Estructurados en los tres clásicos sabiamente prudencia y audacia
movimientos de la por entonces ya para no resbalar en un envite mal
bien asentada tradición veneciana querido a grande, pasar a chica, quién sabe si arriesgar un poquito
que casi siempre adoptó Tartini, presentan la acusada diferencia- a pares y con el juego... lo que salga. Porque siempre hay alguien
ción entre solo y tutti característica de esta etapa y, en algún caso que puede ganarnos, aunque sólo sea por la mano. Lo que, vol-
(D 116, del que se incluye un movimiento lento alternativo), una viendo a lo nuestro, quiere decir que hay que tener en cuenta lo
clara influencia vivaldiana. Por lo demás, hay que subrayar la ori- hecho previamente por otros. Que son muchos y buenos. Sin
ginalidad del D 47, con un primer movimiento desbordante de embargo, Stefano Bagliano es un flautista que se codea sin comple-
fantasía; la expresiva utilización de las pausas en el D 90; la poé- jos con lo más granado del gremio. Y está muy competentemente
tica belleza, impregnada de dulzura, serenidad o patetismo, de acompañado por el fagot de Paolo Tognon y la viola de gamba de
los tiempos lentos; el virtuosismo de los capriccii que, a modo de Mauro Valli y arropado por un Collegium Pro Musica que disco a
cadencias, se insertan en algunos movimientos finales (D 47 y D disco se afianza como una formación cuya solidez le permite afron-
90)... en fin, las señas de identidad que hicieron del de Istria una tar arriesgados retos. Sus interpretaciones, en conjunto, dejan muy
personalidad única en el panorama musical de su tiempo. buen sabor de boca y son en muchos aspectos equiparables a las
Guglielmo los lleva al plano sonoro con el dominio técnico, ade- varias que tenemos como referencias. Pero actúa en su contra eso,
cuación estilística y equilibrio expresivo a que nos tiene acos- que existen ya otras firmadas por grandes maestros. Bagliano y los
tumbrados, labrando un nuevo y bien rematado eslabón en esta suyos no lanzan ningún órdago, aunque sí se anotan, piedra a pie-
sólida, rigurosa y homogénea integral que ya es, en conjunto y dra, algún amarraco. Y no pierden la partida. O dicho de otro
por derecho propio, referencia inexcusable en la música de aquel modo: si alguien en cuya discoteca falten estas obras opta por el
hombre que imaginó haber oído al diablo tocar el violín. disco de DYNAMIC, no se verá defraudado.
M.A.R. M.A.R.
G. TARTINI: Integral de los Conciertos para violín (Vol. 8) / Conciertos D 17, 90, 47, G.P. TELEMANN: Suite en la menor para flauta dulce; Concierto para flauta dulce y
116 y 116a / L’Arte dell’Arco. Dir.: Giovanni Guglielmo / DYNAMIC / Ref.: CDS 355 fagot en fa mayor; Concierto para flauta dulce y viola de gamba en la menor / Stefano
(1 CD) D2 Bagliano (flauta dulce) / Collegium Pro Musica / DYNAMIC / Ref.: CDS 289 (1 CD) D2
Il cantico de’ tre fanciulli, oratorio de Johann Adolph Hasse (1699-1783), en BONGIOVANNI
El Bach católico...
E n 1762 Johann Christian Bach marchaba rumbo a Inglaterra,
poniendo fin a su carrera jalonada de éxitos en tierras transal-
pinas, adonde había llegado en 1754 procedente de Berlín,
ciudad en la que había estudiado composición y clavecín con su
funda y sincera religiosidad cató-
lica, para concluir con el motete
Si nocte tenebrosa, interpretado
aquí con un tenor (aunque pre-
hermano Carl Philipp. Durante sus años de músico profesional en sumiblemente escrito para un
Italia fue alumno en Bolonia del célebre padre Martini, con quien castrato soprano), el más breve
mantuvo una fluida e interesante relación epistolar y con quien de los aquí grabados, y quizá el
aprendería a componer a la manera de la escuela romana tradicio- más operístico de todos ellos,
nal. Se convirtió al catolicismo (1757), fue nombrado uno de los con una aria final -«Alleluja,
organistas de la catedral de Milán (1760) -etapa en la que compu- Alleluja!»- que recuerda mucho
so la mayor parte de su producción de música sagrada destinada al el Alleluja con que concluye el
culto divino- y, finalmente, consiguió estrenar algunas de sus pri- motete Exsultate, jubilate KV 165
meras óperas serias con general aplauso: Artaserse, (Turín, 1760), que el joven Mozart compondría en Milán en 1773, lo que evi-
Catone in Utica (compuesta para la onomástica de Carlos III de dencia la influencia musical y admiración personal que el salzbur-
España y representada en el Teatro San Carlo de Nápoles en 1761) gués profesaba a Bach.
y Alesandro nell´Indie (también en Nápoles, el año 1762 y de la Las interpretaciones que nos propone la formación historicista
que Mozart haría años después algunos comentarios sobre su L´Orfeo Barockorchester, dirigida por la violinista Michi Gaigg y
belleza musical), todas con libreto del célebre abate Pietro arropada por las voces de una excelente Emma Kirkby de renova-
Trapassi, más conocido como Metastasio. dos bríos y de un impecable Markus Schäfer que despliega toda su
Las tres bellas obras recogidas en este compacto, auténticas pri- brillante técnica vocal en el motete Si nocte tenebrosa, son todo un
micias mundiales, pueden resumir de manera ejemplar aquellos dechado de virtudes. La precisión, el buen gusto, la destacada
años dorados de aprendizaje, pero también de expansión y madu- musicalidad de esta orquesta, especializada en el repertorio de
rez de la música del Bach católico al servicio del domo milanés. transición entre el Barroco y el Clasicismo, hacen de esta graba-
Piezas que discurren desde la belleza intrínseca de un emotivo ción una referencia indiscutible en la todavía desconocida y poco
Salve Regina, de idílica armonía musical (escuchen atentamente el grabada pero magnífica obra vocal religiosa del Bach londinense.
ensoñador Eja ergo, advocata nostra), donde se adivinan ya las
directrices que la música del genio tomaría años después, funda- F.P.C.G.
mentalmente en el campo de la ópera, al expresivo salmo de vís-
peras Laudate pueri Dominum, obra exquisita cargada de una pro- J.C. BACH: Salve Regina / Kirkby; Schäfer / L’Orfeo Barockorchester. Dir.: Michi Gaigg
/ CPO / Ref.: 999718-2 (1 CD) D2
(9)
Sinfonías del flamenco Pieter van Maldere Danny Bond interpreta música para fagot
(1729-1768) en EUFODA de Etienne Ozi (1754-1813) en ACCENT
N
o hay ninguna duda de que la música escrita en los
Países Bajos a partir del año 1700 ha carecido tra- tiempo que ha dejado de ser un elemento más del bajo continuo o un mero
dicionalmente del prestigio, renombre y proyec- y oscuro integrante del tejido orquestal para emerger como solista. Bach o
ción internacional que alcanzara durante los siglos XV y Haendel, entre otros compositores, le asignaron un papel destacado en
XVI, seguramente más como consecuencia del desconoci- alguna de sus obras y Graupner, Graun, Schaffrath, Mütthel o el joven
miento y la falta de interés de musicólogos e intérpretes en Mozart escribieron conciertos para él. Fue,
general, que por la calidad musical de los autores flamen- sin embargo, Vivaldi quien lo hizo en más
cos del último Barroco y primer Clasicismo. Un buen ocasiones. Y en 1787 Etienne Ozi publicó su
ejemplo del inmenso patrimonio que todavía queda en Méthode de basson, el primer tratado didác-
este ámbito por recu- tico importante.
perar del olvido de Nacido en Nîmes y habiendo aprendido
archivos y bibliotecas a tocar el fagot, probablemente, en el ámbi-
es el de Pieter Van to militar, Ozi fue un extraordinario virtuoso
Maldere, uno de los del instrumento que cosechó éxitos ininte-
compositores más bri- rrumpidos en el París de finales del Antiguo
llantes y reputados del Régimen. Miembro de una de las principales
siglo XVIII en el territo- orquestas parisinas y, durante algunos años,
rio de la actual Bél- de la Chapelle et la Chambre du Roy, llegó
gica, país en cuya ca- a actuar como solista nada menos que trein-
pital nació en octubre ta y siete veces en el Concert spirituel antes de su disolución en 1790. Tras
de 1729, en el que tra- la Revolución pasó a formar parte de la Guardia Nacional y fue profesor de
bajó como violinista al su escuela de música, que en 1795 se transformaría en el Conservatorio
servicio de la Capilla Nacional Superior de Música, permaneciendo en la institución hasta su
Real en Bruselas, diri- muerte. La amplia aceptación de su método le llevó a realizar dos reedi-
gida en aquellos días por maestros de la talla de J.H. ciones ampliadas. La última, de 1803, iba acompañada de una copiosa
Fiocco y H.J. de Croes, institución para la que además serie de obras para la práctica, entre las que destacan doce sonatas «de difi-
compondría un importante número de obras sagradas de cultad progresiva». Las seis primeras son las que se recogen en este disco.
hermosa factura, y en el que, finalmente moriría, en Son obras de sabor clásico entroncadas con los divertimentos de salón tan
noviembre de 1768 después de haber efectuado varias en boga en la época y sólo accesibles a consumados instrumentistas, que
giras de conciertos por casi toda Europa y haber servido al combinan un exigente virtuosismo en los rápidos movimientos extremos
Duque de Lorena como valet de chambre. Lo más desta- -deliciosos, los rondós o polonesas finales- con un expresivo lirismo en los
cado de su no muy extensa, aunque sí interesante obra, lentos (llama particularmente la atención el bello siciliano de la tercera).
reside, fundamentalmente, en las obras instrumentales, en Danny Bond, con un instrumento francés de la época y eficazmente acom-
especial sus sonatas para violín y excelentes sinfonías, ver- pañado por Richte van der Meer al violoncelo, demuestra, como ya hiciera
daderos eslabones, tanto desde el punto de vista histórico en otro registro similar dedicado a François Devienne, ser el intérprete ideal
como estético, entre el Barroco tardío y el clasicismo vie- de esta música olvidada, pero con elementos sobrados para proporcionar
nés que despuntaría definitivamente años después con las muchos momentos de deleite.
obras sinfónicas del gran Haydn.
Las cuatro sinfonías registradas en este compacto testi- MA.R.
monian a la perfección la evolución que sufrió la música E. OZI: 6 Grandes Sonatas del Nuevo método para fagot - París, 1803 / Danny Bond (fagot);
de Van Maldere, desde el estilo todavía barroquizante, Richte van der Meer (violoncello) / ACCENT / Ref.: ACC 20142 (1 CD) D2
muy evidente en las números 23 y 18, en mi bemol mayor
y la menor, respectivamente, divididas todavía en tres
movimientos (rápido-lento-rápido) siguiendo los modelos
de la sinfonía italiana y que nos recuerda mucho las pri-
meras obras orquestales de este género de Haydn, en
abierto contraste con las de plena madurez creativa, las
números 38 y 43, en re mayor ambas, en cuatro movi-
mientos y ya plenamente insertas en el espíritu del más
ortodoxo y puro clasicismo de las últimas décadas del
siglo XVIII.
La orquesta Collegium Instrumentale Brugense, que
dirige Patrick Peire, es la encargada de recrear una músi-
ca aterciopelada y sensual que estos músicos parecen
entender a la perfección. La calidad y atinada afinación de
sus instrumentos de cuerda queda puesta de manifiesto en
J.S. BACH: Las 6 Suites para vio-
la bella sinfonía número 18 y en la destreza y elegancia de loncello, BWV 1007-1012 /
los vientos y maderas de la número 43, con unos fagotes, Paolo Pandolfo (viola de gamba)
/ GLOSSA / Ref.: GCD 920405
oboes y trompas que nos acercan mucho a la producción (2 CD) D10 x 2
sinfónica del Mozart de finales de la década de 1770-80,
no sólo por sus efectos sonoros, sino también por su cali-
dad, riqueza y dimensión musical. Sin duda, un disco
revelador.
F.P.C.G.
P. VAN MALDERE: Sinfonías núms. 18, 23, 38 y 43 / Collegium
Instrumental Brugense. Dir.: Patrick Peire / EUFODA / Ref.: EUF 1206 (1
CD) D2
( 10 )
Tras el boom Suzuki, BIS pone en manos orientales las Sonatas para teclado y violín de Mozart
Buenas maneras
C
uatro buenos ejemplos de sonatas mozartianas nos ofrecen estas dos jóvenes instrumentistas
japonesas, que muestran una aplicación sin duda hija del estudio concienzudo de las parti-
turas, que escuchamos medidas, equilibradas de voces, con la adecuada presencia protago-
nista del teclado, como era preceptivo en la época: se trata de obras para clave -en este caso forte-
piano- con acompañamiento de violín. La primera obra, la KV 296, pertenece al grupo de siete
Sonatas de Mannheim o Palatinas de 1778. Su tercer movimiento, Rondó, tiene una parte que
recuerda mucho a la Música nocturna de Madrid, de Boccherini. Las tres restantes se integran en el
conjunto de obras que va precisamente de la KV 376 (374d) a la KV 380 (374f), los dos extremos,
aquí interpretadas. Composiciones que ya muestran una innegable madurez e introducen elemen-
tos novedosos. La primera de las citadas, por ejemplo, en fa mayor, presenta un segundo y nuevo
tema de origen danzable al comienzo del desarrollo. La KV 379 (373a), en sol mayor, sigue una
ordenación en dos movimientos propia del estilo francés y se cierra con un tema con variaciones. La KV 380, en tres tiempos, recuerda
al grupo de Mannheim por la presencia de elementos de signo concertante y cuenta con un magnífico Rondó final de caza, que muy
bien podría haber sido utilizado como broche de un concierto para piano. Como decíamos, la interpretación es notable. La violinista
tiene uno sonido corpóreo y lustroso, si bien con cierta tendencia a lo metálico; frasea muy correctamente y revela un arco ágil -impe-
cable el Allegro vivace de la KV 296-, aunque, tanto ella como la teclista, de excelentes maneras asimismo, tocan de forma tirando a
académica, sin demasiada fantasía. Es cierto que, y esto puede ser un atractivo, imprimen a veces a sus lecturas un impulso de sabor un
tanto prerromántico. En este sentido son preferibles, por sonoridad más muelle, naturalidad de exposición y claridad constructiva las KV
379 y 380 grabadas hace unos años para Accent por Luc Devos y Sigiswald Kuijken (por cierto, profesor durante un tiempo de Natsumi
Wakamatsu). La toma de sonido del disco BIS que comentamos resulta un poco retumbona, con demasiado eco.
Papageno
W.A. MOZART: Sonatas para piano y violín núms. 1, 2, 4 y 7 / Natsumi Wakamatsu (violín); Yoshiko Kojima (pianoforte) / BIS / Ref.: BIS 1123 (1 CD) D2
Desde Buenos Aires nos llega el Rapto mozartiano con un Wunderlich en plena forma
Un rayo de luz
E
s lo que usualmente nos parece la resplandeciente voz de Fritz Wunderlich, que embellece todo
aquello cuanto toca. Su purísimo y argentino timbre, tantas veces loado en estas páginas, especial-
mente por el que firma, muy afectado, como podrá suponerse, con cualquier cosa que tenga que
ver con Mozart, es, en efecto, como un rayo de luz en medio de la mediocridad general que reina en
este registro bonaerense de El rapto en el serrallo de 1961. La Orquesta del Colón era, como mucho,
decorosa y en esta ocasión no disimula -la toma sonora tampoco es
una maravilla- un tinte algo ratonero, poco favorecida por la batuta,
más bien anodina, de Heinz Wallberg, que nunca fue un director
especialmente distinguido y sí un práctico funcionario que sabía
ensamblar y concertar con cierta solvencia. Wunderlich, ya se ima-
ginarán ustedes, canta como un ángel, sin dengues, sin trucos, sin
miedos. Exceptuando quizá su aria de entrada, en la que la voz pare-
ce no estar aún asentada y muestra un vibrato raro en él, lo demás
es muy bueno, tanto en los conjuntos, donde emerge muy por enci-
ma, como en los solos. Admirable, por ejemplo, ese detalle en el cie-
rre del aria Konstanze! dich wiederzusehen -dicha con mucha ter- R. LEONCAVALLO: Zazà / Houben,
nura y con un apoyo extraordinario en las medias voces-, en la que Mastromarino, Scano, Branchini,
el cantante repite la última frase con un piano de rara delicadeza, Hubbard / Orquesta Filarmónica de
Roma. Dir.: Silvano Frontalini / BON-
que insufla toda la poesía del mundo a las palabras del texto. GIOVANNI / Ref.: GB 2289/90-2 (2 CD)
Lástima que el equipo, en su mayoría germano, que lo acompaña no D2 x 2
esté, como se ha avanzado, a su altura. Anneliese Rothenberger,
siempre gentil, muy musical, se revela aquí insuficiente para pruebas tan arduas como Martern allen
Arten: no tiene graves y anda apuradilla en las agilidades y sobreagudos, lo que le sucede también en
su otro gran reto: Traurigkeit, en donde al menos, pese a la evidente guturalidad del timbre, otorga sen-
sibilidad a su canto. Renate Holm se muestra precisa en los sobreagudos de su primera aria y está en
soubrette graciosilla sin más. Kurt Böhme era un espléndido bajo cantante en sus buenos años, aunque
siempre tendió a exagerar un tanto la nota. Aquí, con medios vocales aún importantes pero algo dis-
minuidos, pone de manifiesto una alarmante falta de cuerpo en la zona grave: las notas abisales -re y
fa 1- que exige Osmin son disimuladas con efectos teatrales de dudoso gusto, similares a los que el can-
tante aplicaba a un personaje straussiano como el de Barón Ochs, del que hacía una caracterización
quizá en exceso caricaturesca. Destemplado en el agudo el agentino Eugenio Valori, que compone un
Pedrillo de comicidad eficaz pero también pasada de vueltas en sus diálogos con el eunuco. El álbum
ofrece un regalo que nos permite escuchar de nuevo la voz de Wunderlich: seis canciones de Ludwig
Senfl (1490-1543), grabadas en Freiburg en época de la primera juventud del tenor, 1954, con acom-
G. ROSSINI: Elisabetta regina d’Inghilte-
pañamiento de violín, viola y chelo. Son piezas de severo trazado, cuatro de ellas lentas, de signo para- rra / Balabanova, Amou, Bienkowska /
rreligioso, y dos más animadas, de carácter danzable. La voz del cantante, un poco en barbecho, sin Orquesta Filarmónica de Stuttgart. Dir.:
los armónicos que la adornarían más tarde, cumple con gusto el cometido y se pliega a las volutas de Herbert Handt [Festival de Wildbad] /
la música con aplicación. BONGIOVANNI / Ref.: GB 2291/92-2 (2
CD) D2 x 2
Papageno
W.A. MOZART: El rapto en el serrallo / Wunderlich, Rothenberger, Holm, Böhme / Coro y Orquesta del Teatro Colón de Buenos Aires.
Dir.: Heinz Wallberg (8.9.61) / MYTO / Ref.: 2MCD 021.241 (2 CD) D10 x 2
( 11 )
La serie MYTO Histórico nos retrotrae a las conmemoraciones
del cincuentenario de la muerte de Verdi con dos grabaciones ultramarinas
Verdi 50
E n 1951, el orbe operístico celebró con cierto relieve el cincuente-
nario de la muerte de Giuseppe Verdi. Las mejores festividades las
protagonizó la RAI italiana, que sacó de cierto anonimato títulos
como Ernani, Nabucco (que un año antes triunfaba en Nápoles con
Callas y Bechi), Giovanna D’Arco, Luisa Miller o Don Carlo. Sí, Don
Violetta, Amelia) es protagonista,
cuatro meses antes de su presenta-
ción metropolitana, de una Desdé-
mona del Otello verdiano en el
Colón de Buenos Aires, donde había
Carlo era entonces una rareza que en 1950 el Metropolitan de Nueva debutado en 1941. Su presencia es
York programaba en un alarde de imaginación y riesgo. Llevaba el un hallazgo, aunque la pintura de la
Infante de España sin aparecer por su escenario, situado entonces entre infeliz mujer maltratada y asesinada
las calles 39 y 40, en Broadway, nada menos que treinta rutinarios años, (en el caso más famoso, sin duda, de
habiendo sido su última representación la de diciembre de 1920. Eso sí, violencia doméstica hoy tan al día)
con un equipo como para dar envidia, despertar nostalgias y desear que resulte más maternal que sensual,
disco pirata se hubiera inventado antes: Rosa Ponselle, Margarete algo en que suelen caer otras insignes intérpretes sopraniles. Sin embar-
Matzenauer, Giovanni Martinelli, Giuseppe de Luca y Adamo Didur. go, lo más atrayente de esta edición, también de MYTO Historical Line,
Para su esperado retorno, la «House» tiró la casa por la ventana, como es que se trata del primer Otello de Mario del Monaco, el Moro por
era preceptivo: Jussi Bjoerling, Robert Merrill, Cesare Siepi, un terceto antonomasia de los años 50 y 60. Además, para rizar el rizo, Yago es un
infalible, al que por la parte femenina se sumó a Delia Rigal y Fedora barítono bonaerense, que luego trasvasado a tenor (como tantos otros
Barbieri, las cuales hacían con sus respectivos roles sus debuts en el casos) fue un notable Otello, como atestigua una edición justamente de
Met. La velada fue de triunfo total. Los neoyorkinos descubrieron una la RAI de Turín de 1954. En 1950, el Otello de Del Monaco ya es esa
inmensa partitura que se instalaría para siempre en el repertorio base del fuerza de la naturaleza que arrasa cualquier ataque posible en su con-
teatro norteamericano. Manoseada con cierta delectación por la disco- tra. Primitivo y directo, este retrato de un hombre ciego y brutal, des-
grafía pirata, he aquí una nueva edición de este Don Carlo neoyorkino bordado por los acontecimientos y los propios prejuicios, tiene ya la efi-
propuesta por MYTO en su capítulo Historical Line. Así, las jóvenes cacia dramática que surge de la espontaneidad y la vitalidad de un intér-
generaciones tienen la oportunidad de redescubrir al abultado Don prete nato, que una voz de un timbre férreo como el bronce, convertía
Carlo de Bjoerling, donde la intensidad del sonido lleva aparejado un de inmediato en convincente y persuasivo personaje, más allá de su fra-
timbre de un color irresistiblemente varonil y lozano; al atrevido Posa seo (siempre) algo atropellado. Mario del Monaco cantaría en 1972 en
de Merrill, un barítono de incalculable atractivo canoro; al atormentado Venecia su último Otello verdiano. Tenor y barítono levantan chispas:
Filippo de Siepi, que encuentra en el Inquisidor de Jerome Hines un escúchese el dúo «Cio m’accora» y luego el final del Acto II, a partir de
complemento magnífico para su ingente, gélido, agobiante dúo, cuya «Non pensateci più».
ejecución es de escalofríos. Barbieri, que cuatro años después volvería Dos discos para comprobar cómo se cantaba Verdi en los años cin-
a repetir la hazaña de ser Éboli en la asimismo mítica producción lon- cuenta. Han pasado otros tantos años más y ha habido cambios en el
dinense de Giulini y Visconti, no es la voz ideal para la tuerta princesa. estilo y en las maneras, pero las grandes voces y las fuertes personali-
Le sobra madurez y le falta el peliagudo registro agudo de la parte. Sin dades dramáticas siguen ahí, sirviendo de referencia y modelo.
embargo, la gran personalidad vocal de la triestina logra el milagro de
hacerse perdonar las carencias. Elisabetta es la cantante argentina Delia Fernando Fraga
Rigal, a quien se puede emparentar en muchos sentidos con el arte de
Zinka Milanov. Las dos poseían un centro de soprano lírica untuoso, G. VERDI: Otello / Del Monaco, Rigal, Guichandut, Valori / Orquesta y Coro del Teatro
opulento y de pianísimos aterciopeladamente cálidos, pronunciaban a Colón de Buenos Aires. Dir.: Antonino Votto (Buenos Aires, 21.7.50) / MYTO / Ref.:
2CD004.H051 (2 CD) D10 x 2
la antigua usanza -con una dicción escandida y nítida-, y daban, sobre
todo, a sus personajes un señorial empaque musical y una presencia G. VERDI: Don Carlo / Björling, Rigal, Barbieri, Merrill, Siepi / Coro y Orquesta del
Metropolitan Opera de Nueva York. Dir.: Fritz Stiedry (Nueva York, 11.11.50) / MYTO /
escénica imponente. Precisamente, Delia Rigal (que fue, como la Ref.: 2CD004.H052 (2 CD) D10 x 2
Milanov, una cantante decididamente verdiana: Leonoras, Amelia, Aida,
Feliz centenario
O
jalá este centenario verdiano con el que, oportunamente, ha comenzado el nuevo siglo, nos reser-
ve sorpresas tan gratas como la que motiva esta reseña. Ahí es nada: un Trovador con un cuarteto
vocal «de los de antes», de esos que pedía Toscanini para esta ópera: las cuatro mejores voces del
mundo. ¿Quiénes pueden pretender reemplazarlos hoy día? Los honores deben ir, en primer lugar, a Franco
Corelli, que canta un Manrico excelente. De entrada, una voz sensacional, idónea para la parte: potencia
y proyección, brillo en toda la gama con espléndido squillo en el agudo, color y metal broncíneos. Todo
lo que un tenor que se atreva con Manrico debiera poseer. Además, una línea de canto casi siempre irre-
prochable, que se enriquece con pianísimos de la mejor ley (un solo ejemplo: «Ai nostri monti»). El «casi»
alude a esa costumbre de intercalar «haches» o aspiraciones en un legato por lo demás excelente -defec-
to al que no siempre escapaba, en teatro, todo un Bergonzi-. Lástima que Gavazzeni no convenciese a Corelli de eliminar esa imper-
fección.
Máximos honores también para una debutante en su papel: Fiorenza Cossotto, llamada a ser la Azucena de los 60 y los 70, sucesora
de las Stignani, Barbieri y Simionato, como atestigua su estupendo registro para RCA con Mehta en 1969. Voz clara, sí, pero de mezzo
auténtica: penetrante, timbrada, fácil en el agudo y con esa cualidad que define al verdiano de raza: el acento incisivo, mordiente. De
lo que, precisamente, carece Antonieta Stella, y que explica que su Leonora no alcance el nivel de excelencia que correspondería a su
voz lírica, bella, fácil, extensa y bien emitida. Pero la expresión es más bien inerte y nunca evoca a la quinceañera impulsiva, capaz de
seguir a su amado al fin del mundo, y dar la vida por él. Finalmente, Ettore Bastianini, de quien el libreto nos informa que cantó esta fun-
ción conocedor ya del cáncer que acabaría con su vida cinco años después: prematuro y terrible final para una voz de excepción.
También Gavazzeni debiera haberle persuadido de matizar más su línea, aquí bastante tosca: un Conde de Luna que hubiera debido ser
sobresaliente y se queda en notable. Bien Ivo Vinco y muy buenos secundarios.
Se ofrece la partitura con los cortes habituales en la época y sin la cabaletta de Leonora en el Acto cuarto. Corelli canta la Pira muy
bien, pero medio tono baja. Como propina, figura la Escena del Conde con Bastianini y De Fabritiis en Berlín, dos meses antes. Buen
sonido y texto completo en italiano con letra microscópica.
Roberto Andrade
G. VERDI: Il Trovatore / Corelli, Stella, Bastianini, Cossotto, Vinco, De Palma / Coro y Orquesta del Teatro alla Scala de Milán. Dir.: Gianandrea Gavazzeni (7.12.62) / MYTO
/ Ref.: 2MCD 012.243 (2 CD) D10 x 2
( 12 )
Espléndido Pagliacci de Di Stefano, Plácido Domingo acompaña a una Verrett magnífica
en una noche escalígera del 56 en una Carmen original con diálogos hablados
F.F. R.A.
R. LEONCAVALLO: I Pagliacci / Di Stefano, Petrella, Protti, Alva, Sordello / Coro y Orquesta G. BIZET: Carmen / Verrett, Domingo, Te Kanawa, Van Dam, Allen, Van
del Teatro alla Scala de Milán. Dir.: Nino Sanzogno (24.4.56) / MYTO / Ref.: 1MCD012.244 Allen / Orquesta y Coro de la Royal Opera House de Londres. Dir.: Sir Georg
(1 CD) D10 Solti (4.7.73) / MYTO / Ref.: 3MCD 012.242 (3 CD) D10 x 3
( 13 )
BONGIOVANNI publica Nozze istriane, de Antonio Smareglia
Verismo triestino
A ntonio Smareglia fue contemporáneo de Puccini -al que le
llevaba cuatro años-, de Leoncavallo -nacido tres años des-
pués que él- y de Catalani, mes y medio menor. Nació en
1854, una década prodigiosa flanqueada por otras dos que vieron
aparecer en el operismo italiano también a Franchetti (1860),
que no encuentra el
más mínimo tiempo
muerto o inútil divaga-
ción-, el enorme poder
descriptivo que hace
Mascagni (1863), Ferruccio Busoni y Francesco Cilea (ambos en del ambiente y la vida
1866) y Umberto Giordano (1867). Con todos estos colegas hubo que da a todas las situa-
de medirse el triestino Smareglia, y la fuerza con que arrasaron las ciones. Los que no
personalidades de alguno de ellos, preferentemente Mascagni y hayan descubierto aún a este meritorísimo compositor que es
Puccini, quizá entorpecieron la difusión de una obra que era, sin Smareglia, en general, o sus Bodas istrianas en particular, gracias a
embargo, muy admirada en Europa central. Smareglia es, sobre la grabación anterior ya citada se van a asombrar al encontrase con
todo, compositor de óperas como La Falena, rescatada por Leyla músico tan sólido, inspirado y conocedor de los recursos escéni-
Gencer y Gavazzeni en 1976, e I Pittori Fiamminghi, programada cos. Por algo -y volvemos aquí al principio- es un músico italiano
por el Teatro Verdi de su ciudad natal últimamente, en 1991. surgido de una época cultural pródiga y rica para este medio de
Porque es su ciudad natal la que mantiene la memoria del músico, expresión artística que es la ópera. La partitura es exigidísima de
con cariño, respeto y cuidado, descubriendo de vez en cuando canto y de expresión, y hay que reconocer la labor del equipo reu-
alguna de sus partituras. Ya en 1973 había propuesto una loable nido por el novísimo Teatro Verdi -el nombre que los triestinos dan
lectura de Bodas triestinas (con Wolf- Ferrari, Maria Chiara y a su teatro, antes llamado Grande, quizá se deba a sentimiento de
Ruggero Bondino, grabada en vivo por Bongiovanni) y aquella culpa hacia el maestro de los maestros que estrenó en su ciudad,
Falena más arriba recordada también es debida al interés del Teatro sin éxito, Stiffelio-, que surgía por entonces boyante tras un largo
de Trieste. En otros centros musicales italianos pueden aparecer en periodo cerrado por las necesarias obras de rehabilitación. De
programa algún fragmento orquestal de otras obras que actualicen entre la meritoria actuación de todo el reparto, incluido el tenor Ian
la existencia del compositor, como la obertura de Oceana o algu- Storey (con una escritura terrible para la voz), hay que destacar los
no de los hermosísimos preludios de Preziosa o de Los pintores oficios de Svetla Vassileva como principal personaje femenino (hay
flamencos y en disco y, de nuevo, Bongiovanni nos ofrece alguna otra fémina, Luze, con una buena aria a su cargo en el acto prime-
de estas ejecuciones. Pero es bastante rara su presencia en atriles ro, que saca adelante la mezzo Katya Litting). La búlgara es capaz
peninsulares. Lástima, porque Smareglia no es sólo un buen músi- de transmitir la multiforme personalidad de Marussa, que combina
co, sino que tiene, además, un talento dramático de primer orden. una serie de características que comparte con varias heroínas veris-
Su mejor obra puede que sea Nozze istriane, la Cavalleria rustica- tas como Santuzza, Nedda (la Vassileva está hoy muy bien consi-
na del norte, como a veces se la ha denominado. Basada en un derada como tal, un papel que suele compatibilizar con la Valery
hecho real (como Payasos de Leoncavallo) cuenta una historia de de Traviata), en un personaje tan contrastado que comienza evo-
amores contrariados (¡cómo no!) que se desenvuelve con bastante cando la ingenuidad y la dulzura de Suzel en L’amico Fritz mas-
semejanzas argumentales a otra obra cumbre del repertorio lírico cagniano. Todo el proyecto de poner al días estas Bodas se iría al
italiano: Lucia di Lammermoor de Donizetti. Estéticamente hablan- traste sin una orquesta de nivel y un director inspirado, requisitos
do, Smareglia está aquí muy cercano al momento en que la obra se básicos para partitura de tamaña riqueza. El doble reto está sobra-
estrenó (1895, a cinco años de Cavalleria y a tres de Payasos). damente superado por Tiziano Severini.
Además, la historia que cuenta necesitaba un tratamiento verista, y
no es de extrañar que sus primeros intérpretes fueran la legendaria F.F.
pareja Gemma Bellincioni (Marussa) y Roberto Stagno (Lorenzo),
asimismo primeros Santuzza y Turiddu, respectivamente, de la A. SMAREGLIA: Nozze istriane / Vassileva, Storey, Mastromarino, Surjan, Capuano /
Coro y Orquesta del Teatro Verdi de Trieste. Dir.: Tiziano Severini (1999) / BONGIO-
imperecedera ópera mascagniana. La obra de Smareglia es exce- VANNI / Ref.: GB 2265/66-2 (2 CD) D2 x 2
lente si se juzga la belleza de la música, su intensidad dramática -
SUPRAPHON añade a su extensa colección Dvorák varios ciclos de canciones a cargo de la Pecková
( 14 )
CPO presenta una excelente versión de La bella Galatea, de Franz von Suppé CPO publica Primavera,
obra comparativamente
Mitología feminista menos conocida
de un gran operetista
Lehár
L
a bella Galatea constituye el título más célebre del compo-
sitor Franz von Suppé (1819- 1895). Inspirada libremente en
las Metamorfosis de Ovidio, su argumento relata la historia
de la hermosísima estatua femenina de la que su autor,
Pigmalión, llega a estar tan enamorado que pide a Venus que le
el breve
E
insufle vida. Pero aquí llegarán los problemas, pues también se n 1922, cuando Franz
han prendado de ella el mítico rey Midas, que pretende conse- Lehár era el mundialmente
guirlo todo mediante el oro, y Ganimedes, favorito de Júpiter y famoso autor de La viuda
guardián de la eterna juventud de los dioses. Pero, al igual que alegre y El conde de Luxem-
en la moderna versión de Bernard Shaw que dio origen al musi- burgo y el Imperio Austrohún-
cal My fair lady, Galatea no se limitará a ser una figura pasiva, objeto del capricho de los hombres, garo había sido deshecho por la
sino que empezará a imponer su voluntad y a revolucionarlos a todos, hasta el punto de que será
reclamada la ayuda de la diosa del amor para que restituya a la bella pero nada dócil muchacha a su
rigidez original.
La obra se presentó al público (después de un preestreno berlinés) en el Carl-Theater de Viena el
9 de septiembre de 1865, en una época en la que las operetas de Offenbach causaban furor en la
capital austriaca. Suppé quiso aprovechar este éxito, y la huella del llamado Mozart de los Campos
Elíseos se deja sentir plenamente en la gracia y vitalidad que rebosa la partitura. Pero también intro-
duce elementos populares procedentes de la mejor tradición del teatro vienés, y hasta un punto de
psicología en el tratamiento de los personajes, especialmente en la figura de la protagonista y su
defensa de los derechos de la mujer. Siempre, claro, en clave de diversión.
La versión que nos ocupa tiene como base unas representaciones ofrecidas el pasado año en el
Teatro Municipal de la ciudad alemana de Coblenza, al mando del joven maestro Thomas Eitler, vie-
nés él también y con varios años de experiencia en la Volksoper, lo cual se traduce en una dirección
llena de espíritu y de agilidad. El cuarteto vocal está muy integrado en el estilo, aunque habría que
destacar la Galatea de la soprano Andrea Bogner, de agudos fáciles y resplandecientes, que forma un
perfecto dúo con el Ganimedes (como era de esperar, encarnado por una voz femenina) de Juliane Primera Guerra Mundial, se es-
Heyn en uno de los momentos más seductores de la pieza. Una magnífica ocasión para conocer una trenó esta breve opereta de cá-
de las obras maestras del mal llamado género ligero. mara denominada con el incau-
to nombre de Primavera. Estaba
Rafael Banús Irusta destinada a un cabaret de la
equívoca posguerra, con esca-
F. VON SUPPÉ: La bella Galatea / Bogner, Rickenbacher, Heyn, Kupfer / Orquesta Filarmónica Estatal de Renania. Dir.: Thomas sos recursos que confinaban el
Eitler / CPO / Ref.: 999726-2 (1 CD) D2
género a la música de cámara y
evocando las penurias de la
época: escasez de vivienda,
STRADIVARIUS reúne oberturas y ballets en un empleos modestos, bohemia
disco únicamente instrumental del autor de Il trovatore sempiterna de los artistas de la
E
l Parma Opera Ensemble, a quien ya se conoce por otros discos mente adecuadas a la moda, o
donde es sólido acompañante de voces de prestigio actual como sea, al fox-trot importado por
Mariella Devia o Michele Pertusi, aprovecha el centenario verdiano los triunfales americanos del
ahora para presentar un nuevo registro con páginas del maestro que
norte.
aportan diversos orígenes y significado, pero agrupadas con inteligente
Esta partitura no cuenta entre
cuidado. El intenso preludio de Luisa Miller se codea con el encantador
ballet de Trovatore (escrito para el estreno parisino, utilizando algunos las más afortunadas del más que
temas de la partitura original, pertenecientes a los coros de gitanos y sol- afortunado músico húngaro,
dados); la vigorosa obertura de Nabucco con otro bailable parisino, el pero no desmerece del resto de
de Macbeth; la gran sinfonia de La forza del destino con una fantasía de su afamada producción, tenien-
Rigoletto que casi se erige en poema sinfónico que resume el decisivo acto segundo de la ópera; apor- do en cuenta el escaso disposi-
tando finalmente, el último ballet escrito por Verdi, esta vez para el estreno francés de Otello, al lado de tivo: cuatro solistas ligados por
ese brillantísimo vals que el mundo conoció gracias al impresionante filme de Luchino Visconti sobre la una ingeniosa trama del «teatro
novela de Lampedusa, El Gatopardo, rescatado inteligentemente por Nino Rota. El conjunto parmesano dentro del teatro» y una orques-
(flauta, flautín, oboe, clarinete, trompa, fagot y contrabajo) toca con un respeto y una admiración por esta ta reducida a la intimidad del
música como sólo es posible en solistas orquestales surgidos de una región que considera a Verdi como caso. Intermedios pimpantes de
«su» músico, y esos diez integrantes del grupo han elegido para grabar el disco el Teatro Regio de Parma, diversas danzas animan la rápi-
el escenario «verdiano» por antonomasia, el que se considera salvaguarda de sus valores más auténticos. da secuencia de las escenas.
Los resultados, por tantas felices coincidencias, no podían ser menos que óptimos. Pero no solamente eso: En la empeñosa tarea de
las melodías verdianas parecen adquirir otros climas más directos e íntimos al ser desplegadas por estos exhumar toda la obra de Lehár,
intérpretes, agrupados en sacra concentración musical. Al escuchar el lamento del oboe y el flautín cuan- completan el compacto un vals
do recordamos la desgracia de Gilda nos parece que cobra más vida y es más comprensible la terrible y una fantasía húngara con vio-
situación de la muchacha ante el descorazonado padre. Asimismo, en un plano contrario, oír la exube- lín solista (gitano, según cuadra)
rancia del vals gatopardiano (demasiado breve la ejecución) ilumina en nuestro interior la belleza de
que nos instalan, por si fuera
aquellas imágenes viscontianas de las impresionantes escenas finales de la película, con Burt Lancaster
menester, en la Viena inmortal
bailando con Claudia Cardinale, una flor multicolor en medio de aquella marchita sociedad. Muy espe-
ciales encantos tienen también los tres ballets aquí reunidos, porque esos aires, frágiles y volátiles, exóti- que resiste a cualquier guerra.
cos y delicuescentes, al mismo tiempo que recios y viriles, adquieren con los sonidos vaporosos del con-
junto italiano un nuevo sentido, menos pomposo, más relajante y cordial. Un disco delicioso. Blas Matamoro
F. LEHÁR: Primavera / Krahnenfeld,
F.F. Browner, Wörle, Köhler / Deutsche
Kammerakademie Neuss. Dir.: Johannes
G. VERDI: Oberturas y ballets / Páginas de Luisa Miller, Il Trovatore, Nabucco, Macbeth, La forza del destino, Rigoletto, Otello / Goritzki / CPO / Ref.: 999727-2 (1 CD)
Parma Opera Ensemble / STRADVIARIUS / Ref.: STR 33588 (1 CD) D2 D2
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SUPRAPHON presenta una integral de absoluta Las transcripciones brahmsianas
referencia de los Tríos con piano de Antonín Dvorák de Schönberg y Leinsdorf, en BIS
Tempestad La transfiguración
de emociones de Johannes Brahms
E E
ste doble álbum contiene los cuatro tríos para cuerda y piano l Cuarteto para piano y cuerdas nº1 en sol menor, op.25,
que la inteligencia del checo Antonín Dvorák creó y que el sello del maestro hamburgués Johannes Brahms (1833-1897)
SUPRAPHON incluyó en su serie Archiv. Son grabaciones efec- ocupó gran parte de su tiempo durante el curso del año
tuadas durante los años 1977 y 78 a cargo de tres intérpretes con 1861 en la ciudad ale-
mayúscula, como son: Josef Suk (1929-), Jan Panenka (1922-1999) y mana de Hamm, finali-
Josef Cuchro (1931-), a quienes tenemos ocasión de escuchar en zándolo a finales del
unas magníficas versiones de esta música para cámara de cuerdas mes de septiembre. El
con piano cuya frescura y pureza siempre llamaría la atención de un primer movimiento -
maestro como Johannes Brahms. Allegro-, fue tildado de
Dvorák, en realidad, compondría seis tríos para piano. Los dos «flojo» por su amigo,
primeros no nos ha sido concecido conocerlos, ya que el propio violinista y compositor
compositor los destruyó. Databan de 1871-72. Sólo cuando él cree Joseph Joachim, pero el
encontrar una coherencia último -Rondó alla zin-
compositiva es cuando va garese- recibió elogios
aceptando su obra y publi- por doquier. De esta
cación. Así, podemos camerística pieza se
hablar de que la etapa de su conservan dos transcrip-
consolidación culmina ha- ciones. Una de ellas es
cia finales de los años una transcripción para
setenta del antepasado piano a cuatro manos
siglo. Para entonces el realizada por el propio compositor, y la otra una grandilo-
maestro checo había con- cuente orquestación llevada a cabo por el padre del sistema
cluido el Trío para piano en dodecafónico, Arnold Schönberg.
si bemol mayor, op. 21, que Para el compositor vienés, el año 1932 significaría tanto el
escribirá durante la prima- nacimiento en Barcelona de su hija Núria -futura esposa de
vera de 1875, período al Luigi Nono en 1955- como la sensacional revisión de este
que pertenece su Sinfonía brahmsiano opus 25. En mayo de 1933, su perseguida condi-
en fa mayor, en la que da un ción judía le obligaría a abandonar Berlín y acudir a París, ins-
paso decisivo en el proceso talándose posteriormente en Estados Unidos, donde impartiría
de conformación de su esti- clases en el Conservatorio Malkin de Nueva York y en las uni-
lo más personal. En esta primera obra de cámara -con piano inclui- versidades de California y en Boston. En el cromatismo y la
do- que publicara, puede evidenciarse, encubierto, el tema del final mezcolanza instrumental encontramos a un Bramhs cercano al
de su Cuarteto, op. 96 (Americano). Al año siguiente acabaría su sinfonista de la Obertura trágica en los primeros compases y al
segundo Trío para piano en sol menor, op. 26, ya en plena fuerza cre- Dvorák de las Danzas eslavas en el Presto, con un leve influjo
ativa, pieza a la que le da un tono de humor ensombrecido, doloro- del hacedor de Noche transfigurada.
so y triste. Parece transmitir una experiencia personal: la muerte de Bruno Walter llamaría como asistente en Salzburgo a un
su hija Josefa. joven de veintidós años llamado Erich Leinsdorf (1912-1993)
Siete años separan el Trío para piano en fa menor, op. 65, de los que trabajó en la deliciosa ciudad austríaca de 1935 a 1937
dos anteriores. Es obra de gran magnitud, escrita en un estilo madu- junto a Arturo Toscanini, quien le recomendaría para ocupar el
ro, expresión de profunda emotividad y al mismo tiempo fruto de la Metropolitan Opera House neoyorquino y para pasar algún
crisis estética en la que su autor se encontraba sumergido. Afrontó tiempo en Cleveland, Rochester o Boston. El «aniquilador» del
este trío refugiándose en un estilo brahmsiano. Raramente oiremos frac en sus conciertos (Leinsdorf lo odiaba y lo catalogó como
un comienzo tan delicado para el inicio de una obra como el de este una prenda anacrónica), transcribió Vier ernste Gesänge
trío, y tampoco podremos dejar de apreciar su poderoso y casi sin- op.121 y Dos preludios corales op. 122. Los «Cuatro cantos
fónico primer movimiento ni dejar de percibir una anticipación en la serios» para barítono y adaptación orquestal constituyen un
conmovedora coda del tercer movimiento -Poco adagio- del Finale paralelismo en los solos vocales con el Réquiem alemán, y sus
de la Sinfonía en re menor, op. 70. connotaciones bíblicas también son similares, aunque por
Meses antes de partir para Nueva York para hacerse cargo del momentos nos recuerde al Mahler de las sinfonías Segunda y
nuevo Conservatorio de Música producirá su último Trío para piano, Séptima. Sentimentalismo -Denn es gehet dem Menschen- y
el llamado Dumky, op. 90, inspirado en el canto popular eslavo y patriotismo germánico -Wenn ich mit Menschen und mit
terminado en 1891. Esta obra explora nuevos caminos expresivos, Engelzungen redete- la definen. Tanto Es ist ein Ros entsprun-
siendo una de las creaciones más originales del músico por su gen como O Gott, Du frommer Gott están dedicados a la mujer
estructura libre, consistente en una sucesión de seis piezas en forma que siempre amó, Clara Schumann, y no pasa inadvertido ese
de dumka hábilmente ordenadas, como queriendo seguir de manera romanticismo de exacerbada dulzura hacia la mujer de Robert.
oculta la forma sonata. Es una composición de claros contrastes: BIS, bajo su habitual excelente calidad sonora y con unos
riqueza de temas, colorido y un excepcional tratamiento de la idea principios categóricos de indiscutible eficacia, nos acerca
nostálgica o, si se prefiere, de la melancolía. repertorios habituales en condiciones de extraordinaria nove-
Tanto el intenso y conmovedor lirismo como la tormenta de emo- dad.
ciones que rezuman las partituras referidas nos son expresadas El trabajo de la Orquesta Sinfónica de Norrköping -con el
magistralmente por ese extraordinario conjunto de cámara llamado oriental Lü Jia coordinando, batuta en mano, su descomunal
Trío Suk que, desde 1951, ha venido prestando un altísimo nivel sección de percusión- es más que reseñable; el viento-metal
interpretativo, como se desprende, por supuesto, de este registro suena equilibrados, aunque ligeramente frío, y la cuerda, con
ejemplar. Tale Olsson como concertino, es exquisita.
A. DVORÁK: Integral de los Tríos para piano, violín y violoncello - Trío nº 1 en si bemol J. BRAHMS: Cuarteto con piano nº 1 en sol menor; 4 Canciones serias, op. 121;
mayor; Trío nº 2 en sol menor; Trío nº 3 en fa menor; Trío nº 4 en mi menor, Dumky / 2 Preludios corales de la op. 122 [Transcripciones para orquesta de Schönberg,
Trío Suk - Jan Panenka (piano); Josef Suk (violín); Josef Chuchro (cello) / SUPRAPHON / Leinsdorf y Leinsdorf] / Olle Person (barítono) / Orquesta Sinfónica de
Ref.: SU 3545-2 (2 CD) D2 x 2 Norrköping. Dir.: Lü Jia / BIS / Ref.: BIS 1140 (1 CD) D2
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Nuevas obras camerísticas de Hans Pfitzner en el sello alemán CPO
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Roland Pöntinen graba para CPO Tres sugestivas obras para violín y piano de Enescu, en OLYMPIA
las 6 Sonatinas para piano de
Ferruccio Busoni (1866- 1924) Parlando rubato
Busoni
en blanco
G ustaba George Enescu (1881-1955)
decir de sí mismo: «En el mundo de la
música yo soy cinco en una sola per-
sona: compositor, director de orquesta, profe-
siguiente de tomar Enescu a su cargo la for-
mación de Menuhin. Se enraízan sus tres
movimientos en la médula del nacionalismo,
y pese a que todos los temas folclóricos sean
sor, pianista y violinista». Tal personalidad del autor, la incitación rumana es la que ver-
N
o se trata de una fotografía de
época ni de una de aquellas biografía de Enescu asegura que, simplemen- intenso cromatismo en continua fluctuación
adorables películas llamadas te de oído, a la tierna edad de cuatro años sonora y al sapientísimo uso del estilo parlan-
«de estudio» porque exhibían una recibió las enseñanzas de un violinista cínga- do rubato, evoca atmósfera empapadas de
feliz ausencia del pedestre y banal ro, y además la misma tristeza y sosegadas emo-
colorido que nos aqueja en nuestros fuente añade que esto le ciones nocturnales.
días. Se trata de la blancura marfileña permitió dar su primer Caudella había dedicado
recital violinístico a los en 1915 su Concierto para
siete años. Realmente, su violín a su antiguo edu-
inicial mentor musical fue cando Enescu, y en 1940
el compositor residente en éste le reciprocó con la
Iasi Eduard Caudella dedicatoria de su Suita
(1841-1924), prolífico Impresii din copilárie
autor de veintidós óperas («Suite Impresiones de
y dieciséis sinfonías. infancia») para violín y
Enviado por sus padres piano, op. 28. Dividida en
a estudiar en Viena con diez secciones explícita-
Hellmesberger de los siete mente programáticas, ricas
a los doce años, tuvo allí en colorido y expresividad
ocasión de entablar cono- descriptiva, rememora con
del piano, de vez en cuando alterada cimiento y relación con Brahms. Atraído en tierna nostalgia la sonoridad y las imágenes
por la ilustre negrura de las alteracio- 1893 por París, magnético faro de prometedo- del mundo infantil de su autor. Asume el vio-
nes. Uno de los que más supo de su ras luminarias internacionales del pensamien- lín la relevancia de un minucioso narrador de
frecuentación fue el italiano germani- to y del arte, Enescu escogió en el las inquietudes diurnas y nocturnas de su
zado Ferruccio Busoni, que vivió Conservatorio a Massenet y Fauré como pro- autobiografía pueril, que tornan encalmadas
tanto como para ser contemporáneo fesores de composición. Cuando más tarde él con acentos de gran delicadeza tímbrica y
de Liszt y de Schönberg. mismo ejerció de educador, se contaron entre melódica.
Él mismo, pianista eximio, maestro sus alumnos a los violinistas Grumiaux, Escribió Enescu que en las dos últimas
de pianistas no menos eximios, Ferras, Gitlis y Haendel. Yehudi Menuhin, su obras citadas logró «... la fusión del modo de
demostró conocer los secretos del discípulo predilecto, ha relatado cómo la pro- expresión folclórico rumano, esencialmente
arpa escondida en la caja y las acro- digiosa y envidiable memoria de Enescu le rapsódico, con su naturaleza de sinfonista
báticas de teclas y pedales. posibilitó ejecutar la Sonata para violín y nato». Ambas están consideradas por los
En la serie completa de las sonati- piano de Ravel tras sólo dos lecturas con el especialistas rumanos como sus creaciones
nas, iniciadas en los años diez del compositor, demostrando en 1927 su enver- para violín y piano más importantes; a tal
siglo pasado, cabe observar su gusto gadura de virtuoso violinista en el estreno de punto que la discográfica estatal ELECTRE-
por la paráfrasis y la sutil imitación la pieza. Dedicadas a sucesivos instrumentos CORD registró en 1979 las interpretaciones
(cabe recordar, evidentemente, a Stradivarius, Guarnerius y Koll, escribieron modélicas de los hermanos Gheorghiu: el vio-
Bach y Bizet, lo cual demuestra la sendas obras Ysaÿe, Ropartz y Pizzetti. Bien linista Stefan y el pianista, aparte de estimable
amplitud y el eclecticismo de Busoni). que la presentación del Poema rumano para compositor, Valentin.
La habilidad de la escritura y las finas orquesta op. 1, acontecida en París el 6 de OLYMPIA gratifica los oídos con la graba-
oportunidades de lucimiento para el febrero de 1898 en el marco de los Conciertos ción de las tres piezas comentadas, realizada
instrumentista van en el precio. Colonne, dio a conocer su talla sinfónica, con en Inglaterra en enero de 1999, en las dignísi-
En el Diario indio caben algunas destino a su propio violín (y acompañamiento mas versiones de la violinista Anne Solomon,
reminiscencias de la música indígena pianístico) ya había compuesto en 1895 las formada en la Guildhall School of Music, y el
escuchada en los Estados Unidos Piezas tempranas, a las que sucederían las pianista Dominic Saunders, instruido musical-
durante la Primera Guerra Mundial, sonatas Primera, op. 2 (estrenada con Cortot mente en la Universidad de York.
tarea en la que, como sabemos, fue en 1898) y la Segunda, op. 6 (interpretada Innúmeras veces Enescu retornó a su país
precedido por Dvorák. Y en la final junto a Thibaud en 1900). natío para estancias dilatadas, y en éste per-
Toccata, lo que nunca olvidó Busoni, En 1911 -un año antes de fundar en maneció durante toda la Segunda guerra
o sea: pertenecer a una aquilatada Bucarest el Premio de composición que porta mundial. Para él la patria no fue una circuns-
tradición, el pianismo italiano, el de su titularidad- Enescu inició la creación de tancia ni su dedicación a ella impuesta, sino
Clementi y Domenico Scarlatti, sin el una pieza para violín y piano perteneciente a un idilio de elección. Después de batallar
cual nada sería el teclado posterior. la tradición de la sonata romántica, de la que infatigable por activar y engrandecer la vida
Más o menos conocidas estas pági- se ignora si quedó inconclusa o más tarde se musical de Rumanía, cuando en 1946 se mar-
nas, ya tocadas por la discografía, la perdió, y de la cual únicamente resta un dila- chó para no regresar jamás -alertado por la
presencia de Pöntinen acredita un tado Movimiento en la menor -publicado en amenaza que los nuevos dirigentes hacían
altísimo nivel, tanto de solvencia téc- la póstuma y tardía fecha de 1983, presunto presagiar-, el Estado le recompensó confiscan-
nica cuanto de identificación estilísti- principio de la obra íntegra al que se ha titu- do todos sus bienes. Y es que los recuerdos
ca con la obra busoniana. lado Torso de sonata-, a más del manuscrito pueden evocarse, pero el pasado nunca se
de la primera página de un supuesto segundo recupera.
B.M. movimiento.
La linfa de la música popular de Rumanía José Luis Gómez Lozano
F. BUSONI: Integral de las 6 Sonatinas para fluye por los pentagramas de la Tercera sona-
piano; 4 Estudios, K 267; Toccata, K 287 / ta en la menor para violín y piano, op. 25 In G. ENESCU: Sonata para violín y piano nº 3 en la menor,
Roland Pöntinen (piano) / CPO / Ref.: 999702-2 op. 25; Impresiones de niñez, op. 28; Movimiento de sona-
(1 CD) D5 caracter popular românesc («En el carácter ta en la menor / Anne Solomon (violín); Dominic Saunders
popular rumano»), datada en 1926, al año (piano) / OLYMPIA / Ref.: OCD 690 (1 CD) D2
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De Antonio Soler a Manuel de Falla: un variopinto recorrido por el arte de un pianista legendario
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Ernest Chausson (1855-1899) se incorpora al catálogo STRADIVARIUS
con el cuarteto de cuerda como conjunto protagonista
O
Rosbaud y Karajan, y sus excelentes músicos australianos concluyen lli Mustonen (Helsinki, 1967) es un músico pre-
para el disco el legado sinfónico del londinense Benjamin Frankel; coz al que conocemos sobre todo por su gran
extenso en número y tan denso como breve de gestación -ocho sinfonías categoría de pianista. Este CD nos lo presenta
creadas entre 1958 y 1971-, ejemplifica con precisión las preocupaciones e como compositor e intérprete de sus propias obras con la
inquietudes que caracterizaron al músico excelente formación Tapiola Sinfonietta. Y es que
y a todo un heterogéneo grupo de com- Mustonen ha crecido al mismo tiempo como compositor
positores ingleses de nacimiento o resi- y como intérprete. El Barroco fue su primer contacto en
dencia, todavía insuficientemente cono- tanto que intérprete (del clave), y ese aprendizaje tem-
cidos, -entre los que cabe destacar a prano se advierte en las obras suyas que escuchamos en
Mátyás Seiber, Peter Racine Fricker, la este CD, en especial la que lo abre, el Triple Concerto. El
fascinante Elisabeth Lutyens, Humprey Triple Concerto (1998) evoca el modelo del Concerto
Searle e, incluso, el mismísimo Roberto grosso, que tanto furor provocó al menos durante las dos
Gerhard- que fueron seducidos en mayor primeras décadas del Neoclasicismo. Hay, además, toda
o menor medida por la estética dodeca- una serie de
fónica. guiños venecia-
La obra de Frankel, hijo de judios pola- nos, todo un
cos y eminentemente autodidacta, se plantel de ges-
movió siempre entre el deseo de innova- tos (más que de
ción y la dificultad en renunciar a una procedimien-
sintaxis de escritura clásica; una dicoto- tos) vivaldianos.
mía que su asidua dedicación a la música cinematográfica y a otros trabajos El primero de
puramente alimenticios -incursiones en la música «ligera» o comercial- no los Nonetos
hizo sino refrendar. Tanto A Shakespeare Overture, Op. 29 como Overture (1995) reincide
to a Ceremony, Op. 51 -estrenadas respectivamente por Süsskind y Downes en el modelo (el
en 1956 y 1970- constituyen brillantes ejemplos de música de circunstancia; Adagio, que
pero no es precisamente el brillo exterior, acaso algo forzado, el territorio prácticamente
por el que mejor transite un temperamento tan adusto como el de Frankel. es un Largo,
Las atmósferas angustiosas, los climas hipnóticos atravesados de gritos también recuer-
desesperados, las abruptas alternancias rítmicas, el gusto por los colores da al cura peli-
oscuros y hasta siniestros y una expresividad poco común, resultado quizá rrojo, pero el
de las múltiples voces -polaca, inglesa, centroeuropea- que resuenan en esta planteamiento
música a veces desesperada (el sarcasmo del Allegro assai de la Octava pre- contrapuntísti-
senta más de una semejanza con el humor negro de Chostakovich) y que co bien podría reclamarse de otra inspiración), pero estos
siempre parece reflejar, a manera de confesión musical, los más íntimos pro- cuatro breves movimientos también se permiten una
blemas personales de su autor, encuentran en sus dos últimas y notables sin- escapada por el Clasicismo y un guiño nacionalista final.
fonías, fechadas en 1970 y 1971, un reflejo veraz: he aquí las que podría- Ahora bien, tantos modelos no indican mimetismo, sino
mos denominar últimas e insobornables meditaciones sinfónicas de un pase- una voluntad de modernidad que resulta evidente, mani-
ante solitario. fiesta, en la resolución de las ideas, en especial cuando
se sugieren programatismos (cuyo seguimiento no nos
Jean Marie Viardot parece aconsejable en la escucha). La Petite Suite (1996)
B. FRANKEL: Obertura para una ceremonia, op. 51; Obertura Shakespeare, op. 29; Sinfonía nº 7,
no dura ni catorce minutos y se desgrana en siete movi-
op. 50; Sinfonía nº 8, op. 53 / Orquesta Sinfónica de Queensland. Dir.: Werner Andreas Albert / mientos, algunos de ellos fugaces. Provienen casi todos
CPO / Ref.: 999243-2 (1 CD) D2
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Necil Kâzim Akses (1908-1999): un nuevo descubrimiento de CPO Obras para piano de Nikos Skalkottas,
P
69) del turco Necil Kâzim Akses. Nacido en Estambul, Akses estudió violín y violon- oco a poco, y gracias a los discos, la obra
chelo en el Conservatorio de su ciudad de Nikos Skalkottas (1904-1949) va llegan-
natal y en 1926, una vez diplomado, se do hasta nosotros. A este griego, discípulo
trasladó a Viena en cuya Academia de de Schoenberg, Weill -al mismo tiempo que
Música se formó con el romántico rezaga- Maurice Abravanel y Claudio Arrau- y Jarnach,
do Joseph Marx en las disciplinas de armo- para Harry Halbreich a veces tan sombrío como
nía, contrapunto y composición. Pero no Berg, tan refinado como Webern, tan rítmico
acabaron ahí sus enseñanzas europeas. En como Stravinski, el destino pareció jugarle la
1931, Akses se trasladó a Praga; en el mala pasa-
Conservatorio de la ciudad del Moldava da de una
estudió con Suk y Haba. Cuando tres años fama pós-
más tarde regresó a Turquía trabajó como tuma que
asistente de Paul Hindemith, por entonces comienza
encargado de organizar las estructuras por la cu-
musicales de este país, y muy pronto fue riosidad y
nombrado profesor de composición del acaba en la
Conservatorio de Ankara. Desde entonces convic-
hasta su muerte una extensa sucesión de ción. Vivió
galardones, doctorados y cargos honorífi- en el cogo-
cos jalonaron una fructífera vida dedicada a la enseñanza musical -por sus aulas llito de la
pasaron los más importantes músicos turcos de las últimas generaciones- y a la com- vida cultu-
posición de un generoso catálogo que, a través de su militancia como miembro des- ral centro-
tacado del grupo turco de Los Cinco, abrió las puertas de la música de su país a los europea en
nuevos vientos de la Europa occidental. los años de entreguerras, pero también hubo de
Con este verdadero descubrimiento prosigue CPO su insólito periplo por la letra trabajar como pianista en salas de cinematógra-
pequeña de las enciclopedias y los territorios musicales más periféricos del pasado fo antes de que la familia Salomon lo tomara
siglo, como atestiguan sus anteriores grabaciones dedicadas a la obra de Hristic, temporalmente bajo su patrocinio. Según
Slavenski, Gotovac, Tajcevic y un rimero venturosamente inacabable de músicos Schoenberg, Skalkotas fue uno de sus discípulos
nórdicos. El joven Cihat Askin sortea con extraordinaria habilidad y ayudado por el que llegaron a alcanzar el grado de composito-
bellísimo sonido de su instrumento -un Vuillaume de 1846- todos los escollos de una res, pues, decía, «he oído hablar de ellos». En la
escritura violinística especialmente densa y exigente. Junto a Rengim Gökmen, naci- lista formaban, además del griego, nombres
do también, como Akses y Askin, en Estambul, y con la entusiasta complicidad de como los de Anton Webern, Alban Berg, Hanns
los excelentes músicos de la Radio de Hannover, consiguen todos ellos una versión Eisler y Roberto Gerhard. El conjunto que for-
incandescente de esta ambiciosa partitura, verdadera sinfonía con violín solo obli- man las 32 Piezas para piano, compuestas en el,
gado. Hermoso ejemplo de convivencia cultural en el país de Günter Wallraff, autor para el compositor, muy fructífero año de 1940,
de aquel terrible testimonio que llevaba por nombre Cabeza de turco. constituye, sin duda, una de sus obras maestras.
Escritas en «atonalidad libre» frente a otras pági-
J.M.V. nas en las que se sirve de lo que él mismo llamó
«sistema multi-serial dodecafónico», su ambi-
N.K. AKSES: Concierto para violín / Cihat Askin (violín) / Radio Filarmonía de la NDR de Hannover. Dir.: ción es comparable a las grandes obras pianísti-
Rengim Gökmen / CPO / Ref.: 999799-2 (1 CD) D2
cas del siglo XX, de Albéniz a Messiaen, de
Shostakovich a Stockhausen y, según afirma su
estudioso Christophe Chirodeau, van de lo ínti-
ellos (todos, menos el quinto, Menuet) minutos de la obra, evoca al Dvorák y mo a lo irónico, desde la conciencia de lo inte-
de series anteriores del compositor. La al Schubert de las más intensas páginas rior hacia la realidad del mundo, en un ejercicio
primera pieza, Berceuse, es de una deli- camerísticas para cuerda. que el intérprete de este disco, el estupendo pia-
cadeza romántica en su desarrollo can- Nacido en 1967, y además en nista griego Nikolaos Samaltanos, califica de
tabile. La última es una pieza de bravu- Finlandia (la Finlandia de Sibelius y de «loca noche cinematográfica un poco a lo
ra tanto para el acompañamiento (o la Rautavaara, aunque casi cuarenta años Kubrick». Si a ello le añadimos el deseo del
franca oposición, según queramos) más joven que este último), Mustonen autor por conseguir, a través del seguimiento de
como para el solista. En medio hay una ha nacido libre de la vanguardia. Pero las reglas de la sección aúrea de Fibonacci un
pequeña síntesis de estilos y evocacio- sabe que el pasado es fuente siempre ciclo indivisible o su idea de lo fractal como
nes; de ricas sugerencias. La breve nutricia, porque el arte a menudo trata propuesta de organización, obtendremos una
Ranas que bailan sobre los nenúfares del arte. Ese es el sentido del diálogo de obra apasionante, cerrada y abierta al mismo
(1999-2000) es arreglo para cello y estas obras de Mustonen, que propician tiempo, unitaria y múltiple, dispuesta para ser
orquesta de una pieza compuesta para una interlocución con el otro, que es el descubierta por quien no se conforme con cual-
cello y piano. Aquí sí hay programatis- pasado. Que es una forma de construir quier cosa. En este disco se añaden a ella la
mo y referencia externa; es decir, hay el presente, contra los ruidos y el caos Suite n% 1 (1936), en la que se anticipan rasgos
ranas (que bailan) y nenúfares (que lo de sonoridades informes heredado de de las 32 Piezas, a veces como si se tratara de
soportan). Un parte lenta puede sugerir las omnipresencias y abusos sonoros un cuaderno de apuntes, y los Cuatro estudios
que estamos ante una estructura de sonoros del siglo anterior. (1941), consecuencia directa de la obra cumbre
Scherzo, pero nos defrauda el retorno del autor. Toda una aventura.
del tema, que no se produce. El Noneto S.M.B.
nº 2 (2000) sigue el esquema del prime- Luis Suñén
ro, pero con mayor riqueza de sentidos, O. MUSTONEN: Triple concierto para 3 violines;
Nonetos núms. 1 y 2; Pequeña Suite para violonce- N. SKALKOTTAS: 32 Piezas para piano; 4 Estudios para piano;
si cabe. El bellísimo Adagio, que ocupa llo y orquesta de cuerda / Tapiola Sinfonietta. Dir.: Suite nº 1 / Nikolaos Samaltanos (piano) / BIS / Ref.: BIS
la mitad de los poco menos de quince Olli Mustonen / ONDINE / Ref.: ODE 974-2 (1 CD) 1133/1134 (2 CD) D2 x 2
D2
( 21 )
En su disco más reciente para W&W, el histórico batería de jazz Oratorios paganos y profanos de
rinde homenaje al público y a los músicos europeos Bronius Kutavicius (1932-), en ONDINE
( 22 )
Tras su delicioso disco de obras de Caldara y el meticuloso trabajo organístico
de La música extremada, VERSO vuelve el rostro hacia la música de nuestro tiempo
Arvo Pärt y el órgano, protagonistas del último lanzamiento de WINTER & WINTER
Consonancia extravagante
I
rritábase un crítico, no ha mucho tiempo, a propósito de la escasísima -o nula- documentación que
suele acompañar a las producciones de WINTER & WINTER, tratándose, como a la sazón se trataba,
de un repertorio prácticamente ignoto para la generalidad de los compradores potenciales. El sello
de Stefan Winter se acoge con orgullo al rasgo diferencial de un producto discográfico en el que prima
la coherencia artística sobre todo lo demás. Que no es una marca cualquiera, eso está fuera de duda.
En este caso, la (ausencia de) presentación literaria, digamos, raya en lo provocativo. Nada, más allá
del título y el autor de cada corte; apenas, eso sí, la ficha técnica de los dos órganos tiroleses emplea-
dos, el Ebert de 1558 de la Hofkirche de Innsbruck (para las obras del siglo XVI) y el Metzler de 1998
de Hopfgarten (para las contemporáneas, de Arvo Pärt). Mensaje transparente: la música, por encima
de todas las cosas (bueno, la música y un poco también el diseño gráfico). Y una escucha sin coartada ni resquicio alguno para el habitual des-
vío erudito.
Bien, se dirán, ¿y qué hace un intérprete como Lorenzo Ghielmi tocando contemporáneo? Ghielmi, ya lo saben ustedes, es un preclaro repre-
sentante de la nueva escuela italiana de música antigua. Causa cierta sorpresa encontrárselo ante Pärt, ante cuatro exactamente de sus páginas
de los años ochenta intercaladas en el seno de un programa renacentista; a saber: Annum per annum, Mein Weg hat Gipfel und Wellentäler,
Trivium y Pari intervallo. La paradoja es sólo aparente. Hay afinidad, antes que contraste. Ninguna compañía mejor para el estonio arcaizante
que la de estos maestros pretéritos, con los que llega a hermanarse y a los que llega incluso a superar en economía de medios, ya que no en
antigüedad. Extravagante consonancia. Dada su naturaleza, le viene que ni pintado el temperamento «ligeramente desigual» que el organista le
aplica. El proceder del compositor Arvo Pärt es conocido: al suprimir el régimen de cadencias tonales logra instalar su discurso en una especie
de océano en calma ilimitado, en el que reina el movimiento inmóvil de la intemporalidad.
Una suerte de remanso del espíritu constituye toda la grabación (las campanas que evoca, y que lo adornan con sus sones, podrían conside-
rarse un símbolo). Estatismo de fondo, si se quiere, pero no en lo explícito, como sería de temer. Nada de sopicaldo misticoide, en una palabra.
Abierto y clausurado con sendos muy animosos Redeuntes del Libro de Buxheim, el rosario de piezas del XVI, finamente seleccionadas por el
experto Ghielmi, se basa fundamentalmente en breves versos espirituales (tres, sencillos y emotivos, de John Redford; un Da pacem del ciego
Arnold Schlick, pendant germano de nuestro Antonio de Cabezón...) junto a perlas del mundo de las variaciones sobre bajo obstinado -el ground
inglés-, la más soberbia y admirable de las cuales -y que habrá proporcionado, adivino, la idea de todo el disco- es esa maravilla de The Bells,
legada por William Byrd: un moderno ya, casi.
Jesús S. Villasol
OBRAS PARA ÓRGANO DE ARVO PÄRT Y LA MÚSICA DEL SIGLO XVI Y EL SONIDO DE LAS CAMPANAS - Obras de Pärt, Kotter, Redford, Schlick, De Macque, Byrd, etc.
/ Tintinnabulum - Lorenzo Ghielmi / WINTER & WINTER / Ref.: WIN 910055-2 (1 CD) D1
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Sorprendente Hartmann
p o r L u i s S u ñ é n