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BOLETÍN DE INFORMACIÓN DISCOGRÁFICA

AÑO X - Nº 90 - FEBRERO 2001


c/ELOY GONZALO, 27 • 28010 MADRID • TFNO.: 914 47 77 24 • FAX: 914 47 85 79
e-mail: diverdi@diverdi.com

El disco del mes


José Miguel Moreno publica el quinto volumen de La guitarra española

El burgués gentilhombre

Sigismondo d’India: motetes y bailes

Cuatro nuevos volúmenes de la integral para teclado de Haydn

Gencer es Anna Bolena; Rysanek es Salomé y Tatiana

Klemperer: el primer acto de una Walkyria truncada

Una selección sinfónica de Strauss por Strauss


Maderna, Penderecki, Sciarrino:
estrellas... del siglo pasado

MacMillan y Beamish, dos ingleses de nuestro tiempo

Lachenmann: un nuevo par de ojos en Collage


DIVERDI se complace en anunciar la reciente
incorporación a sus páginas del sello AMBROISIE,
un catálogo en el que el disco se convierte en obje-
to artístico más allá de su contenido musical. Entre
sus próximas novedades, aún no disponibles, se
anuncian una selección de Cantatas barrocas ale-
Sellos en Distribución manas por el Ricercar Consort y Carlos Mena y una
exclusiva interesante colaboración entre Teresa Berganza y el
afamado Octeto de violoncellos Conjunto Ibérico.
(Febrero 2001)
Los sellos indicados con un ✺
disponen de catálogo gratuito a
disposición de nuestros lectores YA DISPONIBLES
FURIOSO MA NON TROPPO - La Italia de 1602-1717 en obras de
Pandolfi, D’India, De Selma y Salaverde, Frescobaldi, Falconieri,
ACCENT Caccini, Lotti, Corelli y Jacchini / Ensemble Amarillis / Ref.: AMB 9901
(1 CD) D2
AGORA✺
AMOUR ET MASCARADE - Purcell e Italia / Obras de Purcell,
ALIA VOX✺ Frescobaldi, Mancini y autores anónimos / Ensemble Amarillis / Ref.:
ALMAVIVA AMB 9902 (1 CD) D2

AMBROISIE R. SCHUMANN: Phatasiestücke / Ophélie Gaillard (cello); Eric Speller


(oboe); Olivier Peyrebrune (piano) / Ref.: AMB 9903 (1 CD) D2
ARCANA JEUX DE DAMES À LA COUR - Obras de Philidor, Barriére, Rameau,
ARKADIA✺ De la Barre, Hotteterre y Boismortier / Ensemble Amarillis / Ref.: AMB
9904 (1 CD) D2
ARTS✺
J.S. BACH: Las Suites para violoncello solo (Vol. 1) - Suites núms. 1, 2
BBC LEGENDS✺ y 6, BWV 1007, 1008 y 1012 / Ophélie Gaillard (cello) / Ref.: AMB
9905 (1 CD) D2
BIS✺
ARIA - J.S. BACH: Sonata nº 2, BWV 1028; Sonata nº 6, BWV 530;
BONGIOVANNI✺ Concierto Italiano, BWV 971; Arias diversas / Ensemble Amarillis / Ref.:
AMB 9907 (1 CD) D2
COL LEGNO
CPO✺
DURIAN
DYNAMIC✺ relhkñuwerhjafbdfgneyerrk,gbbasngkjmn
ENCHIRIADIS
ENSAYO✺
EL TELETIPO
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EUFODA
Próximamente, el sello austríaco KOCH lanzará una nueva grabación de Sly, la maltratada obra maes-
GLISSANDO✺ tra de Wolf-Ferrari, compuesta en 1927 y estrenada el 30 de diciembre de ese mismo año en La Scala.
GLOSSA✺ El presente registro procede nada menos que de Barcelona (junio del pasado año), con un espléndi-
do José Carreras en el papel estelar y la compañía de Isabelle Kabatu y Sherrill Milnes.
GOLDEN MELODRAM✺
KOCH✺ Las próximas novedades de MYTO incluyen tanto reediciones como primicias absolutas.
Entre las primeras, el Ballo de Gencer y Bergonzi (Bolonia, 1961) y la célebre Bohème
LINDORO dirigida por Carlos Kleiber en Milán en 1979 con unos Pavarotti y Cotrubas en plena
MUSIC & ARTS forma. Ambas grabaciones, con excelente sonido. Las primicias son aún más variopintas:
La africana (completa), con Arroyo y Casellato Lamberti, dirigida por Gerd Albrecht en 1977, y Romeo y Julieta
MYTO✺ con Corelli desde el Met (1973); por último, el único Tristán de Zubin Mehta, con una Nilsson que en 1972 se des-
NUOVA ERA✺ pedía de los escenarios italianos en lo que a Wagner se refiere.
OLYMPIA El sello británico continúa derrochando nombres estelares a manos llenas en un claro empeño
ONDINE por ponerse a la altura de los más grandes sellos históricos en un tiempo récord: sus próximas
novedadesincluyen un programa de Shostakovich e Ysaÿe en el que los arcos de los dos
ON STAGE Oistrakh rivalizan en interés con la presencia de Rozhdestvensky, Svetlanov y Sargent en el podio. Seguimos con
OPERA RARA✺ lecturas de Dvorák y Prokofiev por Rudolf Kempe y con un nuevo disco del Cuarteto Amadeus y Clifford Curzon,
esta vez, con Mozart y Franck como protagonistas. El teclado aparece representado por un variadísimo recital
OPERA TRES✺ Chopin de Shura Cherkassky, y al Kempe antes mencionado se añaden las grandes batutas de Stokowski (Liszt,
ORFEO✺ Tippett y Nielsen) y Monteux (Brahms y Schumann). Casi nada.
PANTON Además de un nuevo disco de dúos a cargo de las señeras voces de Dagmar Pecková e Ivan
PEARL✺ Kusnjer (salvo tres contribuciones mozartianas, todo puro XIX), la discográfica checa por excelen-
cia anuncia dos reediciones líricas de considerable interés: por un lado, la Lenore de Antonín
PREISER✺ Rejcha, compuesta a modo de «Gran cuadro musical para solistas, coro y orquesta»; por otro,
RICERCAR Ariane («Ariadna»), penúltima ópera de Bohuslav Martinu que aquí cuenta con la dirección de Václav Neumann
y un variado plantel vocal.
RICORDI
ROMOPHONE✺ La lírica es también, tradicionalmente, caballo de batalla por excelencia del sello italiano
BONGIOVANNI, que en breve añadirá a su extenso catálogo un magnífico oratorio scar-
STRADIVARIUS lattiano -Il Sedecia, Re di Gerusalemme-, el Stabat Mater de Tommaso Traetta y un disco
SUPRAPHON✺ de canciones para soprano y piano de Tosti que hará las delicias de los aficionados al géne-
ro. Pero también los instrumentos tienen su apartado, en este caso el violoncello, del que se reúnen diversas sona-
SYMPHONIA✺ tas dieciochescas para este instrumento por Andrea Noferini con acompañamiento del incansable Bruno Canino.
SYMPOSIUM
Y de un catálogo cada vez más centrado en dos terrenos polares y fundamentales, cuales
TESTAMENT✺ son la música antigua y la música de nuestro tiempo, nos llegarán sendas contribuciones a
TIMPANI✺ uno y otro: los Conciertos Eclesiásticos para diversas agrupaciones vocales de Giacomo
Moro da Viadana y una moderna y revolucionaria interpretación de la Misa en LmcsL Messa, con obras de Solbiati,
WERGO✺ Gorli, Landuzzi, Morricone, Donatoni, Verrano, De Pablo, Rimoldi, Castagnoli, y Pennisi.
WINTER & WINTER✺
(2)
José Miguel Moreno publica en GLOSSA el quinto volumen de su colección La guitarra española EL DISCO
El burgués gentilhombre
L a colección La guitarra española del sello GLOSSA se apunta un
éxito seguro con la edición discográfica de una importante
selección de la Instrucción de música sobre la guitarra españo-
la, el célebre libro de Gaspar Sanz (c.1640-c.1720), preciosa heren-
La Instrucción está dividida en tres libros,
todos ellos con teoría y ejemplos musicales de
su invención. De las treinta y una piezas graba-
das por Orphénica Lyra tan sólo cinco pertene-
DEL MES
cia del Seiscientos español. cen al primer libro, el editado en 1674 (la
Y decimos preciosa porque la escasez de ediciones de música, Chacona está en el segundo y no en el primero como una errata
las guerras y desastres más o menos naturales, el poco cuidado de indica). Al Libro Primero pertenece el Passacalles sobre la D con
nuestros archivos y la falta de verdadera cultura hacia lo musical muchas diferencias, acaso la prueba más concluyente de que la
redujeron de modo considerable el seguramente escaso patrimonio Instrucción no es una mera antología de piezas populares como se
de música instrumental pura en España ha querido ver desde Mitjana, sino una
durante el siglo XVII. obra creativa, heredera del Tratado de
Por eso nos parece importante poder glosas de Ortiz, cuyas danzas son más
escuchar versiones tan atinadas en lo cortesanas que «villanescas». El maestro
que se refiere a la ejecución como ima- aragonés practicó las diferencias a la
ginativas respecto a la música escrita y manera cabezoniana, pero fue moderno
por si fuera poco auténticas en su reali- y muy de su tiempo en su modo de
zación instrumental. Todos los aficiona- entender la danza, como franceses e ita-
dos a la guitarra, sean o no intérpretes lianos lo hacían entonces. Lo español
profesionales, admiran la seriedad y pul- napolitano y lo español aragonés y
critud de José Miguel Moreno. Gracias a madrileño aparecen entre los géneros
él y al grupo que dirige, Orphenica Lyra, cultivados por Sanz. No negamos que,
hemos disfrutado de espléndidas realiza- en su Instrucción, aparece en muchos
ciones y registros de nuestra música his- momentos lo popular tradicional, pero
tórica para vihuela y guitarra. hay más recreación de música cortesana
En el caso de Gaspar Sanz, la presen- y de glosas sobre melodías y ritmos, usa-
te grabación nos libera de las consabidas suites que, interpretadas dos como tenores para desplegar su invención, como se ve en el
con una guitarra actual, popularizaron hasta cierto punto esta músi- Tercer Libro, aquí no abordado. Rodrigo de Zayas, en su edición de
ca. Una música que pide, ante todo, aproximación a la época para Gaspar Sanz (Sevilla, 1985) nos habla de la expresividad y la elo-
dar cuanto encierra dentro de sí. Y ello es ni más ni menos que el cuencia de la música del aragonés como resultado de su conoci-
espíritu evasivo de aquel período histórico caracterizado por una miento de lo retórico, nada raro en un humanista como él. Pero ese
franca decadencia política y, quizá por ello, de un especial refina- es tema de complejo estudio y aquí se trata de elogiar los resultados
miento. En cualquier caso, no está de más recordar grabaciones del prácticos de un registro ejemplar, fruto del rigor y la frecuentación
pasado, como la integral de Sanz realizada por Ernesto Bitetti. de la música de esa época. Así es posible marcar los tempi más pro-
Como en la grabación dedicada a Miguel de Fuenllana, de nuevo picios para cada pieza, sus acentuaciones, el frenesí rítmico de algu-
renuncia Moreno al protagonismo absoluto que podría haber osten- nas, la dulzura de otras. Sabía muy bien elegir Joaquín Rodrigo
tado, sin extrañeza de nadie, en el disco que nos ocupa, con el cuando recurrió a la obra de Sanz para dotar de cortesana elegan-
noble objetivo de enriquecer el arte de Sanz, culto e improvisatorio cia a su españolísima -y al tiempo molieresca- Fantasía para un gen-
en buena medida, con su grupo Orphénica Lyra. Una Orphénica tilhombre. Estoy convencido de que esta grabación le hubiera emo-
Lyra diferente, por supuesto, a la que permitía Fuenllana, pues ahora cionado. Muy documentadas las notas de Jesús Sánchez.
la integra el cuarteto formado por José Miguel Moreno (guitarra
Andrés Ruiz Tarazona
barroca), Eligio Quinteiro (tiple y tiorba), Juan Carlos de Mulder
(tiorba y guitarra barroca) y Pedro Estevan (percusión). Todos los ins-
trumentos de cuerda pulsada, salvo el tiple construido por Carlos LA GUITARRA ESPAÑOLA (Vol. 5) - G. SANZ: Instrucción de música sobre la guitarra
española (1674-75) / Orphènica Lyra / José Miguel Moreno (guitarra barroca y direc-
González en París, han salido del taller escurialense de Lourdes ción) / GLOSSA / Ref.: GCD 920206 (1 CD) D2 [-20% descuento]
Uncilla y del propio José Miguel, guitarreros de excepción.
También disponibles:
La vida del músico de Calanda, todavía llena de interrogantes, se LA GUITARRA ESPAÑOLA (Vol. 1) - Obras de De Narváez, López, Milán, Mudarra, De
desarrolló entre España e Italia. En España admiró al maestro Murcia, Guerau, Sanz y Sor / José Miguel Moreno (guitarra barroca, guitarra clásico-
romántica, vihuela) / GLOSSA / Ref.: GCD 920103 (1 CD) D2
Capitán (Mateo Romero), y en Italia a Leilo Colista, ilustre maestro
romano que fue, según él, «vere Romanae Urbis Orpheus»; compo- LA GUITARRA ESPAÑOLA (Vol. 2) - Obras de Sor, Mertz, Tárrega y Llobet / José Miguel
sitor, dibujante, grabador de música, guitarrista, escritor y hasta Moreno (guitarra clásico-romántica y postromántica) / GLOSSA / Ref.: GCD 920105 (1
CD) D2
poeta. Gaspar Sanz publicó su Instrucción en tres partes (1674,
1675 y 1697) en Zaragoza, donde él mismo preparó las planchas de LA GUITARRA ESPAÑOLA (Vol. 3) - CLAROS Y FRESCOS RÍOS - Canciones de Daça,
Vázquez-Pisador, Flecha-Fuenllana, Mudarra, Valderrábano, Pisador, etc. / Nuria Rial
cobre de la publicación. La obra, dedicada a Don Juan José de (soprano); José Miguel Moreno (vihuelas, guitarra renacentista) / GLOSSA / Ref.: GCD
Austria, hijo natural del rey Felipe IV y de la actriz María Calderón, 920205 (1 CD) D2 [-20% descuento]
representa una de las primeras aportaciones españolas a la LA GUITARRA ESPAÑOLA (Vol. 4) - L. BOCCHERINI: Quintetos con guitarra en mi
«Seconda prattica» del barroco, es decir, la melodía acompañada menor (G 451) y re mayor (G 448) / José Miguel Moreno (guitarra) / La Real Cámara /
por el bajo, en un momento en que todavía nuestro país vivía de las GLOSSA / Ref.: GCD 920305 (1 CD) D2 [-20% descuento]
rentas de la policoralidad manierista.
VOLÚMENES 3, 4 y 5:
PRECIO ESPECIAL DE LANZAMIENTO: 20% DE DESCUENTO

(3)
Kees Boeke presenta en STRADIVARIUS una antología de la monodia medieval

Monodias medievales en flauta de pico


L a trayectoria del excéntrico Kees Boeke
es sobradamente conocida para los
seguidores habituales de la música anti-
gua. Fue fundador del Quadro Hotteterre y
(anónimo, c.1380), el lay (donde el ejemplo
tenía necesariamente que provenir del
maestro Machaut; se ofrece aquí Le lay de
l’Ymage, y si no me falla la memoria creo
monódica medieval, concebida inicialmen-
te en casi todos los casos para ser cantada -
salvo el saltarello y la istampitta-, pero inter-
pretada aquí en versión instrumental. Para
miembro de Sour Cream, Little Consort que es la única versión disponible), la balla- los melomános puristas tal atrevimiento
Amsterdam y Mala Punica, y director musi- ta (con una muestra del arte de Gherardello, podría resultar rayano en lo herético; sin
cal de Cantica Symphonia, con quienes ha Io vo amando, y tres de Lorenzo Masini: embargo hasta el sector más crítico no podrá
compartido el honor de llevar al disco unas Non vedi tu, amore, Non perch’i’ spiri y evitar emitir una apreciación favorable. Los
memorables y laureadas misas de Dufay esquemas melódicos se presentan despoja-
para el sello Stradivarius; todos estos grupos dos de todo ornamento, en su más puro
han marcado en su momento hitos en la grado de abstracción. De esta manera resul-
evolución de los criterios interpretativos. ta más factible captar lo esencial de la sere-
Paralelamente a su actividad como compo- na belleza de estas piezas… No obstante el
sitor y a su interés por la música contempo- intérprete no olvida ni por un momento el
ránea se dedica a la producción de vino y destacado papel que en este momento his-
aceite de oliva típicamente mediterráneos tórico juega la vinculación entre la música y
en su villa de la Toscana… No se puede los significados de los textos, y por ello en el
negar que estamos ante un hombre polifacé- libreto se adjuntan los de todas aquellas
tico. Recientemente (2000), STRADIVARIUS composiciones que los poseen, aunque sin
ha publicado Monodia. La idea que sirve traducir, solamente en sus lenguas origina-
como argumento y nexo de unión entre las les. La ejecución, merced a la proverbial
composiciones del disco es presentar la evo- facilidad de Boeke para la modulación es
lución de la monodia desde el año 800 arrebatadora; utiliza en esta grabación una
hasta el final de la Edad Media. Así pasare- Donne, e fu credenza) o la istampitta flauta tenor medieval de Canevari y Livirghi,
mos por formas como el tractus (Qui (Belicha, anónimo, c.1380, con el acompa- y dos contraltos y una soprano Ganassi de
Habitat, anónimo c. 800/900, antiguo salmo ñamiento de una fídula cuyo sonido ha Fredrick Morgan, a cuya memoria está dedi-
gregoriano extraído de un gradual de debido mezclarse con la melodía durante la cada esta grabación. La especial acústica de
Solesmes), la sequentia (Lauda Sion, anóni- postproducción, ya que su tañedor es el pro- Badia Agnano en Arezzo donde ha sido
mo c.1100 cuyo texto atribuído a Santo pio Boeke). tomado el registro, es otro de los atractivos
Tomás de Aquino data del s.XIII), el leich El disco fue grabado realmente en 1997 y adicionales del disco.
(Der Mynnekliche Leych, nacido del prodi- seguramente fue concebido para ser ofreci- Rafael del Fresno
gioso talento musical de Heinrich von do en sellos como Attaca o Glossa. ¿Por qué
Meissen -conocido como «Frauenlob»- uno no se había publicado antes? Desde luego, MONODIA - Tractus; Sequens; Leich; Saltarello; Lay;
Ballata; Istampitta / Obras de Frauenlob, De Machaut,
de los más famosos minnesinger alemanes, un disco de solos de flauta de pico siempre Masini, Gherardello y autores anónimos italianos de los
artífice de la transición entre los estilos de resulta difícil para el gran público, y más siglos XIII y XIV / Kees Boeke (flauta dulce) / STRADIVA-
RIUS / Ref.: STR 33570 (1 CD) D2
Vogelweide y Wolkenstein), el saltarello aún si se trata -como es el caso- de música

Segunda entrega de las Misas de Palestrina (1525-1594) basadas en Motetes de Jacquet de Mantua

Texturas de luz
E
l conjunto Delitiae Musicae, bajo la dirección de Marco Longhini, realizó para STRADIVARIUS una grabación de las misas de
Palestrina basadas en madrigales de Cipriano de Rore (STR 33423). La lógica continuación fue un primer volumen (STR 33477) de
las misas basadas en motetes de Jacquet de Mantua (Aspice Domine Salvum me fac Domine), y ahora se publica el segundo volu-
men, que incluye las misas Spem in Alium y Repleatur os Meum y los motetes homónimos en los que están basados.
Jacquet de Mantua (1483-1559) fue uno de los músicos más destacados del Cinquecento italia-
no, y coautor -junto a Willaert- de los Salmi Spezzati, uno de los primeros experimentos «este-
reofónicos» de la historia de la música. Mediante la colocación estratégica de dos coros que se
situaban en posiciones opuestas de San Marcos de Venecia se aprovechaban las particulares
características arquitectónicas del edificio con el fin de crear ese efecto peculiar.
Las dos misas que aquí aparecen son muy diferentes: mientras que en la Missa Repleatur Os
Meum la perfección de la divinidad es expresada al estilo antiguo de la música flamenca como
el reflejo de las complejas relaciones matemáticas que ligan las voces, en la Missa Spem in
Alium es la sencillez que permite al oyente la inteligibilidad del mensaje de las escrituras la que
se convierte en el máximo exponente de la gloria de Dios.
Mientras que otras lecturas de la obra de Palestrina explotan el carácter coral de estas compo-
siciones, esta interpretación emplea un solo cantante para cada una de las voces, lo que enfa-
tiza un carácter lineal presente en estas obras. Como se aclara en las notas del libreto, en aque-
lla época el número de cantantes era variable dependiendo del tipo de servicio que se cantaba.
Este estilo no es innovador (recordemos versiones casi añejas y pioneras como las de Pro
Cantione Antiqua), pero si entre el conjunto encontramos intérpretes de la calidad de Claudio
Cavina, Giuseppe Maletto, Roberto Abbondanza o el propio Marco Longhini, la nitidez en la
ejecución está asegurada. Y eso es lo que en esta grabación escuchamos: texturas prístinas, cristalinas, que envuelven con ternura una
estructura opalescente que deja entrever la importancia de los textos.
Las inteligentes notas de Longhini realizan un pormenorizado estudio musicográfico de las particularidades de las obras, imprescin-
dible para la comprensión de la armazón lógica de estas composiciones.

R.F.
G.P. DA PALESTRINA: Misas inspiradas en Jacquet de Mantua - Missa «Spem in alium»; Missa «Repleatur os meum» / Delitiae Musicae (con Paolo Costa, Claudio Cavina,
Roberto Abbondanza, etc.). Dir.: Marco Longhini / STRADIVARIUS / Ref.: STR 33478 (1 CD) D2

(4)
Música (no sólo) navideña del Barroco Motetes y obras diversas de Sigismondo d’India
por Emma Kirkby y el London Baroque, en BIS bajo la dirección de Claudio Chiavazza

Mejor a toro pasado Con y sin continuo


U
na de las innovaciones más destacadas del recién nacido estilo

C
iertos discos navideños están destinados a llevar barroco fue la introducción del bajo continuo. Mientras que en la
una vida efímera y, al parecer, no tienen otra razón época anterior las voces del edificio polifónico se desarrollaban en
de ser que la comercial. Con determinadas licen- un plano de perfecta paridad, el bajo continuo otorgó a la voz inferior un
cias -o auténticos licenciones- en programa e interpreta- papel eminentemente armónico que abrió el camino para la independencia
ción -¿se aceptaría en otras circunstancias algo lejana- de las voces superiores, ahora entrelazadas en un libre juego concertado.
mente parecido a lo de «...próspero año y felicidad»?-, se No obstante, el cambio fue gradual. Sobre todo en el repertorio sacro, la
anuncian y difunden machaconamente en medios audio- composición polifónica siguió gozando de muy grande consideración, y
visuales y centros comerciales, se venden más o menos ningún compositor podía considerarse
bien... y se acabó: el día siguiente de Reyes -en ocasiones, completo si no dominaba las reglas de la
mucho antes: el mismo día de San Esteban protomártir-, se polifonía. Por lo tanto, no ha de sor-
guardan con las figuras del nacimiento y las bolas del prender que Sigismondo d’India, uno de
árbol y se olvidan hasta el año próximo (o para siempre, los campeones del nuevo estilo barroco,
que en las siguientes publicara en 1610 motetes de las dos
navidades se repetirá maneras: algunos con bajo continuo y
cuasi religiosamente otros para coro a cappella. No es casual
el ciclo promoción- que en el mismo año y en la misma ciu-
venta-olvido de otra dad (Venecia) Claudio Monteverdi
novedad similar). Con publicara sus Vísperas según criterios
la Navidad vienen análogos: a las piezas concertadas
también, por supues- añade una misa al más puro estilo fla-
to, productos más menco (la misa In illo tempore). En
dignos y serios, con suma, no era suficiente estar afianzado
programa -monográfi- en lo nuevo, había también que conocer
co en principio, cla- lo antiguo.
ro- e interpretación De las dos colecciones de Sigismon-
cuidados como si no do, los Novi concentus ecclesiastici
fueran meramente co- están escritos para dúos y tríos vocales
yunturales. Y, aunque a veces no se vean enteramente con bajo continuo. Sin alcanzar la
libres de algún pecadillo (al menos, venial), suelen resis- genialidad de Monteverdi, el compositor
tir bien el paso del tiempo: oídos más serenamente y al demuestra una cuidadosa atención por
margen de emotivos condicionamientos ambientales, los affetti contenidos en el texto; sus pie-
siguen resultando atractivos. Por eso no lamentamos, sino zas poseen un fresco atractivo que estri-
todo lo contrario, que los enredadores duendes que de ba en un tratamiento aéreo de la pala-
vez en cuando hacen de las suyas en los despachos de las bra, en una calibrada teatralidad que
distribuidoras, nos hayan traído el disco que ahora nos desemboca en una expresividad contro-
ocupa a toro pasado; tan pasado, que estamos práctica- lada. El Liber secundus sacrorum concentuum contiene piezas al más puro
mente a las puertas de la Cuaresma, anulándose casi, por estilo polifónico a cappella, en donde emerge el magisterio polifónico de
el prosaico realismo del calendario, el metafórico prodi- D’India. El propio compositor, en la dedicatoria del Liber primus motecto-
gio primaveral aludido en una de sus cantatas. Ahora rum (1627), lamentaría el abandono del contrapunto en favor de fáciles
bien, visto en la distancia, podemos hacer abstracción del melodías por parte de la mayoría de sus colegas. Sin renunciar a una con-
título general y olvidar lo que era incoherencia progra- ducta polifónica rigurosa, los motetes a cappella que aquí se escuchan
mática, al incluir el Canon y Giga de Johann Pachelbel y muestran una vivacidad rítmica y un tratamiento expresivo del texto más
el Air de la suite BWV 1068 de J.S. Bach, más propios de próximos al madrigal que al repertorio sacro propiamente dicho. Al
un disco de delicias barrocas que de uno navideño. comienzo de Pastor egregie las dos voces superiores se separan del resto del
Completado con obras de Böddecker (a quien ya encon- conjunto para entonar un breve diálogo de conmovedora belleza.
tramos recientemente en un fascinante disco dedicado al El segundo compacto nos presenta la faceta más cortesana de
fagot y que aquí rinde tributo al popularísimo en su tiem- Sigismondo. Se trata en su mayoría de piezas escritas cuando el compositor
po Resonet in laudibus), A. Scarlatti, A. Corelli y J.S. Bach trabajó en la corte de los Saboya. En 1619, las bodas entre María Cristina
(con fragmentos que tampoco parecen muy navideños), de Francia y el duque Vittorio Amedeo supusieron un cambio en los gustos
es un programa, ya que no original, sumamente bello, que de la corte. La llegada de la soberana francesa impuso la moda del ballet
puede disfrutarse al margen de si fue fatto per la notte di de cour, junto con puestas en escena particularmente fastuosas y coreogra-
Natale, como el archiconocido concierto corelliano, o fías muy elaboradas, con un notable despliegue de medios y recursos. Por
para cualquier otro momento -pongamos al azar el 25 de ello, Sigismondo tuvo que enfrentarse con un género nuevo, el ballet, del
marzo, día de la Anunciación-. Nada pierde con el des- que tenía hasta entonces poco conocimiento. Ello no le impidió asimilar
plazamiento la pulquérrima intervención, tanto en las pie- enseguida el estilo foráneo y ofrecer en este campo una contribución sus-
zas instrumentales como acompañando a la voz, de un tanciosa para el Ballet del Rey de la China, estrenado en 1621, para el que
escueto London Baroque. Y, sobre todo, está por encima escribió seis canciones. Para la ocasión se emplearon alrededor de treinta
de circunstancias concretas el deleite de oír de nuevo, lo músicos entre cantantes e instrumentistas. Músicas festivas y jubilosas, los
que a estas alturas es ya, por desgracia, infrecuente, a bailes de Sigismondo saben comulgar las razones coreográficas con la
Emma Kirkby con su clara, pura, cristalina y para muchos expresividad del canto a solo y coral. La prueba que en ambos discos ofre-
emblemática voz, quizá algo maculada por el tiempo, ce el grupo italiano Gli Affetti musicali rinde honor a su nombre, ahondan-
pero sin que éste haya afectado lo más mínimo a su musi- do en la búsqueda de los affetti vocales e instrumentales del discurso musi-
calidad, su buen decir, su elegancia y finura, su agilidad y cal, aquí dominado con gran acierto.
su gracia... Discos como éste, mejor a toro pasado.
Stefano Russomanno
Mariano Acero Ruilópez
S. D’INDIA: Ecco il sol mirate [Músicas y bailes para las bodas de Victorio Amadeo y Doña
Cristina] - Gli Affetti Musicali & Corale Polifonica di Sommariva Bosco. Dir.: Claudio Chiavazza
A. SCARLATTI: Non sò qual più m’ingombra (Cantata pastoral); O di / STRADIVARIUS / Ref.: STR 33576 (1 CD) D2
Betlemme (Cantata para la Navidad) - P.F. BÖDDECKER: Natus est Jesus,
para soprano y bajo continuo - J.S. BACH: 3 Arias - A. CORELLI: Concerto S. D’INDIA: 19 Motetes de Novi concentus ecclesiastici binis ternis vocibus concinendi y Liber
grosso en sol menor / Emma Kirkby (soprano) / London Baroque. Dir.: secundus sacrocrum concentum / Gli Affetti Musicali. Dir.: Claudio Chiavazza / STRADIVARIUS
Charles Medlam / BIS / Ref.: BIS 1135 (1 CD) D2 / Ref.: STR 33577 (1 CD) D2

(5)
Obras vocales e instrumentales de Hans Leo Hassler (1564-1612) Una interesante sección de piezas para
por Manfred Cordes y Weser-Renaissance en CPO
vihuela de Luis de Milán y Luis de Narváez
Ecos venecianos por Massimo Lonardi, en AGORA

en Alemania Divina vihuela


N o ha sido hasta fechas muy
recientes cuando la obra musi-
cal de H.L. Hassler (1564-
1612), tanto en su vertiente sagrada
posiblemente espectacular en algunos
momentos- y con efectos coloristas
cargados de una deslumbrante riqueza
de ideas que nos recuerdan mucho el
D
e la extensa, y no siempre digna, literatura
discográfica dedicada a la vihuela, son sin
duda Luis de Milán y su conocida colección
de piezas intitu-
como profana, ha comenzado a recibir estilo de Giovanni Gabrieli y la prima lada El Maestro,
una tímida atención por parte del prattica veneciana, el sublime Exsultate publicada en la
mundo discográfico, sin que, desde Deo a 5 voces o el conmovedor Veni cosmopolita
luego, todavía ocupe el puesto que un Sancte Spiritus también a 5 voces. Son, Valencia de los
compositor de por su parte, las Duques de Ca-
esta envergadu- obras instru- labria el año de
ra y calidad mentales, tañi- 1536, quienes
debe merecer das con ma-no han acaparado
dentro del ac- magistral por el en mayor grado,
tual panorama veterano Mar- y ya desde hace
fonográfico. tin Böcker en el muchos años, la
Nacido en la órgano barroco atención, no só-
ciudad alemana de la Iglesia de lo de los estu-
de Nuremberg San Cosme y diosos de los
en 1564, parece San Damián en instrumentos de
probado que Stade, mucho cuerda pinzada, sino también la de los mejores
durante su ado- más rígidas y intérpretes del repertorio. Quizá sea por tratarse de
lescencia y ju- a u s t e r a s , la primera edición impresa conocida para este ins-
ventud recibió haciéndose eco, trumento en España, o quizá, también, por la pro-
las influencias quizá, de la gra- fundidad, austero recogimiento y gran emoción
musicales de vedad de aque- que todas las piezas contenidas en la fabulosa
genios de la llos tiempos se- colección atesoran en su interior. Sea como fuere
talla de Roland ñalados por un es sin duda grande el reto que se plantea en esta
de Lassus o Leonhard Lechner. Con tan profundo sentimiento místico, y aquí, ocasión Massimo Lonardi ante una partitura de
sólo 20 años de edad, en 1584, y gra- de nuevo, las influencias de los gran- semejantes proporciones y que muestra, por otra
cias a una importante ayuda económi- des maestros organistas de finales del parte, a las claras, el largo camino recorrido por
ca que le concedió Hans Fugger, uno siglo XVI como Gabrieli, Merulo o los vihuelistas españoles hasta alcanzar la perfec-
de los miembros melómanos de la afa- Sweelinck, quedan patentes, anuncian- ción, equilibrio y grado de madurez que la obra,
mada dinastía de financieros, marchó a do, sobre todo desde el punto de vista en todo su conjunto, encierra interiormente, desa-
la vanguardista y cosmopolita Venecia, formal, los preludios que tanto arraigo rrollo que culminaría, en los años inmediatamente
ciudad en la que enseguida trabó amis- y desarrollo tuvieron en el Norte de posteriores, con la publicación de un legado
tad con Giovanni Gabrieli y otros Alemania desde mediados del XVII. vihuelístico sin parangón en la Europa renacentis-
músicos italianos afincados allí y de los Manfred Cordes y su excelente con- ta. Sin embargo, Lonardi, algo alejado de las glo-
que recibiría el influjo de la música junto Weser-Renaissance cuentan ya rias de nuestro celebérrimo José Miguel Moreno,
policoral y colorista que se practicaba con una florida y exitosa colección de se muestra seguro y virtuoso incluso en las piezas,
en la ciudad de los canales. A su vuel- grabaciones dedicadas principalmente todas ciudadosamente seleccionadas, de mayor
ta a Alemania, en 1586, Hassler traba- al siglo XVII alemán, de las que estas dificultad técnica, dotando, de esta manera, a la
jó para distintos patronos, entre los que mismas páginas han sido testigo en grabación de una personalidad propia que hace
cabe destacar Octaviano Fugger (1601- numerosas ocasiones de extensos elo- que nos acerquemos a estas venerables páginas,
1607), al que sirvió como organista de gios y laudatorios comentarios. tantas veces admiradas y elogiadas, con una visión
cámara, después en Nuremberg, como Probablemente estemos ante la forma- renovadora sin que por ello pierdan el halo mági-
organista de la ciudad (1607-1608), y ción musical que mejor entiende el co del que siempre han estado impreganadas. Se
finalmente, también como organista, repertorio de la Alemania protestante completa el registro con cinco piezas extraídas del
en la Corte de Dresde, cargo que del siglo XVII. Las interpretaciones que libro de Luis de Narváez Los seys libros del
desempeñaría hasta 1612, año en el Cordes dirige desprenden siempre bri- Delphín de música de cifras para tañer vihuela,
que murió tras una larga enfermedad. llantez y elegancia, emoción y elo- segunda de las colecciones impresas en España,
Sin embargo, tras su desaparición la cuencia musical; la ciudada elección aparecido en Valladolid el año de 1538. Para este
obra de Hassler siguió siendo admirada de los cantores e instrumentistas, y el complemento Lonardi ha recurrido a las obras más
en Alemania, fundamentalmente por su sonido impecable de una grabación de socorridas de la colección, entre las que figura la
alta calidad; todavía a finales del siglo más de 70 minutos, contribuyen de famosísima Canción del Emperador, la no menos
XVIII se interpretaban en algunas cate- manera muy decisiva a la consolida- célebre Baxa de contrapunto y el sublime roman-
drales alemanas arreglos del psalmo ción de unos intérpretes que todavía ce Paseabase el Rey moro. A lo atractivo del pro-
Vater unser im Himmel-reich fugen- nos deben aportar muchas sorpresas, grama, la acertada selección de las obras, y la
weiß, extraído de una colección publi- pero también, ante la excelente oportu- sonoridad que Lonardi extrae de una vihuela cons-
cada en la ciudad de Ulm en 1607. La nidad de acercarnos a la obra de un truída por Stefano Solari en 1987, hay que añadir
presente grabación quiere contribuir de compositor, y por añadidura, a un tiem- un sonido cercano y amplio que nos acerca no
forma acertada y eficaz a rescatar del po histórico, verdaderamente irrepeti- sólo el aterciopelado sonido de la vihuela, sino
olvido algunas páginas extraordinarias bles. también su alma y su esencia divina.
de la obra de un compositor injusta-
mente olvidado. Las once piezas voca- Francisco de Paula Cañas
les incluídas en el CD se pueden carac- F.P.C.
terizar por una gran maestría y destreza
compositiva, características de las que H.L. HASSLER: Motetes y obras diversas para órga-
no / Martin Böcker (órgano) / Weser- Renaissance
hace alarde Hassler a lo largo de toda Bremen. Dir.: Manfred Cordes / CPO / Ref.: L. MILAN: El maestro - Obras diversas para vihuela (Valencia,
999723-2 (1 CD) D2 1536) / Massimo Lonardi (vihuela) / AGORA / Ref.: AG 195.1 (1
su produción musical; entre ellas CD) D2
sobresalen, de manera abrumadora -
(6)
Culmina la integral de la música orquestal de Jan Dismas Zelenka (1679-1745), en CPO

Ilustre perdedor
U
n perdedor. Eso fue en vida Jan tor-rey de Polonia, permaneciendo «en la to denominado Folia que nada tiene que ver
Dismas Zelenka. Consciente de su corte de Dresde, cerradas bajo siete llaves, con la popular melodía de origen hispano y
notable valía, aspiró a ocupar los más como una rareza» (Telemann, 1756). Su sí con el fogoso carácter del fragmento), que
altos puestos en la capilla musical de la malhadado sino le persiguió así también completan las nueve piezas independientes
corte de Dresde, a la que había llegado después de la muerte y su memoria, sepulta- de su catálogo, más la sinfonía introductoria
como contrabajista en 1710, tras haberse del Melodrama de San Wenceslao, de 1723
formado en su Bohemia natal con su padre, (con curiosa estructura, semejante a un aria
organista, y en el Clementinum jesuítico de da capo instrumental), que testimonian, una
Praga, y haber servido en alguna corte aris- vez más, la originalidad y riqueza melódica
tocrática de esta ciudad. Pero, siempre y rítmica del compositor. Das Neu-Eröffnete
infravalorado por sus egregios patronos Orchestre, el nuevo grupo historicista dirigi-
(sucesivamente, los electores Federico do por Jürgen Sonnentheil, hace justicia a
Augusto I y II de Sajonia o Augusto II y III, estas bellas piezas con una interpretación a
respectivamente, como reyes de Polonia), se su altura, vital y matizada, cerrando muy
vio constantemente relegado a puestos lucidamente un estreno discográfico que se
segundones y preterido en ascensos que ha visto reconocido con elogiosos comenta-
creía merecer frente a músicos desconoci- rios de la crítica internacional. Sinceramen-
dos (Tobias Buz), mucho más jóvenes (J.A. te, deseamos volver a encontrar sus nombres
Hasse) o no residentes (J.S. Bach: la causa de en otros registros. De nuestro ilustre perde-
la Misa en si menor). Y terminó sus días dor, sin ir más lejos: por ejemplo, en una
amargado y aquejado de una profunda integral de sus misas.
misantropía, muriendo en la soledad casi da en el olvido durante más de dos siglos.
absoluta -ni siquiera tenía familia y sólo Felizmente, hace ya algunas décadas que la M.A.R.
Georg Pisendel, su único amigo, le acompa- investigación musicológica lo situó en el
ñó en el lecho de muerte- una antevíspera dignísimo puesto que le corresponde en la J.D. ZELENKA: Integral de la obra orquestal (Vol. 3) -
Obertura a 7 en fa mayor; Sinfonía del Melodrama de S.
de Navidad en plena guerra de Sucesión de etapa final del barroco germánico, encon- Wenceslao; Capriccio IV en la mayor / Das Neu-Eröffnete
Austria, mientras las tropas prusianas asedia- trando también su hueco en el mundillo dis- Orchestre. Dir.: Jürgen Sonnentheil / CPO / Ref.: 999697-
2 (1 CD) D2
ban la hermosa ciudad en que había residi- cográfico. Llega ahora a nuestras manos el
do casi ininterrumpidamente -algunos viajes tercero y último disco de la integral que de También disponibles:
J.D. ZELENKA: Integral de la obra orquestal (Vol. 1) -
hizo a Viena y Praga- durante los últimos su no muy abundante música orquestal ha Capriccios núms. 2 y 3; Hipocondrie a 7 voces;
treinta y cinco años de su vida. Su música, editado el sello CPO (si no erramos, prime- Concierto a 8 voces / Das Neu-Eröffnete Orchestre. Dir.:
fundamentalmente religiosa, fue muy apre- ra realizada con instrumentos originales). Jürgen Sonnentheil / CPO / Ref.: 999458-2 (1 CD) D2
ciada, entre otros, por Bach y Telemann, Contiene el Capricho IV (una de las joyas de J.D. ZELENKA: Integral de la obra orquestal (Vol. 2) -
quien pretendió editar algunas de sus parti- la literatura para trompa natural) y la Capriccio nº 5 en sol mayor; Sinfonía concertante a 8
voces; Capriccio nº 1 en re mayor / Das Neu-Eröffnete
turas, sin conseguir la autorización del elec- Obertura à 7 concertanti (con un movimien- Orchestre. Dir.: Jürgen Sonnentheil / CPO / Ref.: 999629-
2 (1 CD) D2

Cantatas I-V de Johann Christoph Pepusch (1667-1752), en BIS

De un inglés que no lo era


PRÓXIMA

E
l berlinés Johann Christoph Pepusch se instaló en Londres en 1700 huyendo de lo que consideraba
una vida política más áspera en Prusia y Holanda. Se puso a trabajar en el Drury Lane Theater -una NOVEDAD
pequeña Babel musical en la que convivían Paisible y Dieupart, Visconti y Fedeli, Finger y Galliard- YA DISPONIBLE
y en 1728 llegó su momento con el estreno, en Lincoln’s Inn Fields, de
su música para La ópera del mendigo de John Gay. Una música que Las Sonatas, op. V
une canciones populares y arias de Händel, Bononcini o Purcell y que de Luigi Boccherini,
llevó al dúo Gay-Pepusch a formar parte de ese soberbio grupo de satí- en interpretación de
ricos de la época que se completa con Hogarth y Swift. La ópera del Emilio Moreno y
mendigo conoció un éxito permanente hasta finales del siglo XIX, se Jacques Ogg
recuperó después tras un cierto olvido y mantiene desde siempre a
Pepusch como el autor de una sola obra. Por eso este disco resulta una
curiosidad y un descubrimiento, por mostrarnos una faceta tan poco
conocida de Pepusch como sus cantatas. Aquí se reúnen cuatro -
Corydon, Love frowns in Beauteous Myra’s Eyes, When Loves soft pas-
sion… y Menaloas- publicadas entre 1710 y 1720 y dedicadas al
Duque de Chandos, lo que explica el papel preponderante de la flau-
ta en el somero acompañamiento -se le añaden violonchelo y clave- a
una voz que se expresa en inglés aunque la estructura de las piezas
sea inequívocamente italiana. Las cantatas, pastoriles y amorosas en
sus textos, son simples en el mejor sentido de la palabra, de expresión eficaz y directa. A modo de inter-
ludios, el registro que aquí se comenta -y cuyo título, The Lonely Shepherd, hace referencia a Corydon,
el protagonista de una de las cantatas- recoge piezas instrumentales de Finger, Paisible, Purcell y Blow
que nos ponen en situación evocadora del tiempo de Pepusch, del Londres, por así decir, pre-handelia-
no. Las versiones del conjunto noruego Bergen Barokk -del que hay que destacar necesariamente a la L. BOCCHERINI: 6 Sonatas para
soprano Mona Julrusd y al flautista Frode Thorsen- son de una extraordinaria naturalidad, fieles a las clave y violín obligado, op. 5
[París, 1769] / Emilio Moreno
intenciones de una música más directa que sofisticada, fresca y desconocida. (violín); Jacques Ogg (clave) /
GLOSSA / Ref.: GCD 920306 (1
Luis Suñén CD) D2 [Precio especial de lan-
zamiento: -20% descuento]
THE LONELY SHEPHERD - J.C. PEPUSCH: Cantatas I a V (+ Obras vocales e instrumentales de Finger, Paisible, Purcell y Blow) / Mona
Julsrud (soprano) / Bergen Barokk / BIS / Ref.: BIS 965 (1 CD) D2

(7)
Música de cámara de Giovanni Bononcini (1670-1747), en STRADIVARIUS

A falta de óperas, buenos son divertimenti...


G
iovanni Bononcini, como tantos otros anteriores a Mozart, es un compositor al mismo tiempo conocido y desconocido. Miembro
de una destacada familia de músicos, nadie mínimamente versado en historia de la música ignora los grandes rasgos de su biogra-
fía ni el lugar que ocupa en el panorama operístico de su tiempo. Los haendelianos, particularmente, saben bastante de su polémi-
co y contradictorio paso por Londres, donde era admirado desde el éxito espectacular de su Camilla
(1706), primera ópera italiana representada íntegramente (aunque traducida al inglés) en sus escena-
rios, y donde, ya en persona, gozó de mayor fortuna que Haendel en los primeros años de la Royal
Academy of Music hasta que, relacionado con destacados jacobitas (partidarios del pretendiente cató-
lico Estuardo al trono), perdiera el favor de los mandamases de la compañía. No obstante, permane-
ció en Londres hasta 1732, al servicio de la duquesa de Marlborough, que le pagaba una cifra astro-
nómica por dirigir sus conciertos privados y que terminó despidiéndole con cajas destempladas por
su costumbre de adornar sus facturas con injustificados y sustanciosos suplementos y por haber osado
dedicar una de sus publicaciones a la madre y -cosas de la alta sociedad- mayor rival de su protecto-
ra. Y se siguieron representando algunas (muy pocas) óperas suyas, en una de las cuales (Astianatte,
1727) tuvo lugar la famosa pelea, con insultos barriobajeros y tirones de pelo incluidos, protagoniza-
da por las dos prime donne de la Royal Academy, Faustina Bordoni y Francesca Cuzzoni. No menos
famosa, en otro y oscuro orden de cosas, es la acusación de plagio lanzada contra él en la Academy
of Ancient Music, de la que era miembro activo, a propósito de un madrigal realmente perteneciente
a Lotti -toda una ironía, por cierto, estando el sajón tan cerca, quien, dicho sea de paso, esperaría a
la marcha de Bononcini para tomar algún que otro «préstamo» de sus óperas-.
Conocemos su biografía, pero no así su música: sus obras mayores ni se interpretan (en los ámbitos especializados, queremos decir, que
en los otros ya sabemos que la música comienza con el de Salzburgo, dando cabida sólo a algún ilustre precedente) ni se graban. En unos
pocos discos compactos -uno de ellos, muy notable, consagrado a varios miembros de la familia, precisamente en STRADIVARIUS- han
aparecido fragmentos de su Griselda (cantada por la Stupenda) y de sus Muzio Scevola (el de 1710, amplia revisión de otro de 1695, y el
que en 1721 compartió con Haendel y F. Amadei), algún oratorio, un puñado de cantatas (otro de los capítulos brillantes de su produc-
ción) y motetes, alguna serenata y diversas piezas instrumentales. No es mucho, ciertamente. Por eso hoy celebramos la grabación íntegra
de sus Divertimenti da Camera, publicados en Londres en 1722, a punto de concluir su etapa de mayor gloria. Se trata de una música ori-
ginal, variada, elegante y muy bella, con los inevitables ecos de Corelli y los acostumbrados y deliciosos movimientos de danza, señera
muestra de la literatura camerística entonces en boga en la capital británica. Y tiene, como complemento de lujo, la espléndida sonata para
violoncelo aparecida también en Londres póstumamente (1748). Todo ello en una excelente interpretación del bien conocido grupo ita-
liano Tripla Concordia, dirigido por el flautista Lorenzo Cavasanti, que extrae de las dos flautas dulces y el traverso que emplea un sonido
muy hermoso, firmando un disco que, en sí mismo considerado, es, sin lugar a dudas, valioso. Pero que referido a la obra del compositor,
nos parece sólo un estimulante aperitivo que pide a voces su prolongación en opíparo banquete.

M.A.R.
G. BONONCINI: Divertimentos de cámara I-VIII (Londres, 1722) / Ensemble Tripla Concordia / STRADIVARIUS / Ref.: STR 33578 (1 CD) D2

Integral de los Conciertos para violoncelo de Leonardo Leo (1694-1744), en BIS

... y conciertos
U
n aperitivo, precisamente, es lo que nos sugieren los apeti- de Maddaloni. Son seis piezas soberbias que a la novedad relativa
tosos crustáceos diseñados por el director Makoto Akatsu - de asignar un papel protagonista y con muy elevada exigencia vir-
quizá él tenía más elevadas y para nosotros crípticas inten- tuosística a un instrumento asociado «de siempre» al bajo conti-
ciones, pero somos tan prosaicos...- para ilustrar la cubierta de este nuo, añaden el nada frecuente empleo, al menos en Nápoles, de
otro disco, dedicado a Leonardo Leo, composi- una rudimentaria forma sonata en los primeros
tor al que, mutatis mutandis, puede aplicarse lo movimientos, y las hermosas melodías cantabi-
dicho de Bononcini. Su biografía, más reposada, le y llenas de expresividad que tienen su equi-
se ciñe sustancialmente a Nápoles, donde se valencia en una peculiar y sugerente denomi-
formó en los Turchini (llegaría a enseñar allí y en nación de los tiempos (andante piacevole, larg-
Sant Onofrio, contándose Nicolò Jommelli entre hetto e gustoso, andantino grazioso, amoro-
sus discípulos) y donde se vinculó desde muy so...). Seis conciertos que por sí solos habrían
pronto a la capilla musical de la corte (primero asegurado a su compositor un puesto en la his-
virreinal, luego real), aunque sólo al final de su toria de la música. Y que encuentran en los vio-
vida alcanzaría sus más altos puestos. Sus sali- loncelos mágicos (normal y piccolo) de Hidemi
das de la populosa ciudad, esporádicas y breves, Suzuki -uno de esos intérpretes japoneses que
estarían condicionadas, sobre todo, por la repre- hizo del barroco europeo su segunda piel-,
sentación de sus óperas (no parece que viniera a magníficamente arropados por la orquesta Van
España, aunque sí recibió encargos desde aquí). Wassenaer, que dirige el también nipón
Porque, aunque dejó un importante corpus de Makoto Akatsu -como aquél, de la fecunda
música religiosa, que pretendió reformar, fue en escuela de Sigiswald Kuijken y mucho más
el ámbito teatral donde cosechó sus mayores éxitos. Que hoy, por estimable como músico que como diseñador gráfico-, su traduc-
supuesto, desconocemos casi totalmente: aunque se han grabado ción sonora ideal: setenta y nueve minutos inolvidables que, no
algunas de sus óperas y oratorios (Amor vuol sofferenza o La Morte obstante y como en el caso de Bononcini, no sacian -¿pueden
di Abele, por ejemplo) y están disponibles, igualmente, algunas hacerlo dos, o seis, gambitas a la plancha?-, sino que, por el con-
selecciones de arias, lo más importante de su producción operísti- trario, aguijonean el apetito...
ca y religiosa permanece inédito en disco, si bien interesantes pro-
yectos en marcha comenzarán pronto a paliar tal carencia. M.A.R.
Pero mientras llegan los primeros resultados, damos la bienve-
nida a este registro de sus seis Conciertos para violoncelo, cuerda L. LEO: 6 Conciertos para violoncello / Hidemi Suzuki (cello barroco; cello piccolo) /
Orquesta «Van Wassenaer». Dir.: Makoto Akatsu / BIS / Ref.: BIS 1057 (1 CD) D2
y continuo, escritos en 1737-38 para uno de sus mecenas, el duque

(8)
12 Sonatas para violín y continuo de G.M. Alberti (1685-1751), De G.P. Telemann, Oberturas para clave,
en primicia historicista del sello BONGIOVANNI en CPO

El fuego del violín barroco El clave cantarín


L P
a literatura para violín y bajo con- veneciano que convulsionó el reperto- or alguna razón que ignoramos, no son las
tinuo producida durante el rio postcorelliano. De todo esto composiciones para clave lo más conocido
Barroco italiano resulta abruma- encontramos cumplido testimonio en y grabado de la ingente producción de
dora hasta niveles inimaginables, y no la grabación que se nos ofrece, las 12 Telemann. Y no porque constituyan un capítulo
ya sólo por la cantidad de colecciones sonatas para violín y bajo continuo menor de su obra, que cuenta con bastantes más
destinadas a este legendario orgánico, Op. II de Alberti, publicadas en de trescientas entradas agrupadas bajo diversas
sino por el verdadero interés y calidad Bolonia en 1721, todo un epítome del
musical que albergan la generalidad arte violinístico italiano a caballo
de ellas. Ciertamente en aquella irre- entre Corelli y Vivaldi. Del primero
petible edad de oro de la música los toman la seriedad formal, la jugosa
compositores textura imitativa
transalpinos y su exquisita
demostraban, plenitud armóni-
más que en nin- ca; del segundo,
gún otro lugar de los arranques pa-
Europa, una ina- sionales, la con-
gotable inventiva tagiosa vitalidad
musical, ciñén- y la tierna poéti-
dose a unos pa- ca en los líricos
rámetros estilísti- tiempos lentos,
cos muy concre- en los que la
tos y definidos, línea de violín
lo cual concede resulta ser casi rúbricas (fantasías, oberturas, fugas...) en el catá-
a sus legados la vocal. Por su logo TWV. Ni porque carezcan de interés musical
categoría supre- arrebatadora -no idéntico en todos los casos, por supuesto-.
ma de arte refi- fuerza sobresa- Pero, afortunadamente y aunque casi con cuen-
nado y minucio- len las sonatas tagotas, les va llegando también el turno. En este
so donde los haya. Y es que es real- en tonalidad menor, y no hay que caso CPO presenta las Seis oberturas publicadas
mente fascinante la capacidad de los dejar de destacar la joya de la colec- en Nüremberg en 1745 y 1749. Constituyen una
maestros del último Barroco que, ción: la sonata nº 8 en do menor, buena muestra de la evolución estilística del
siguiendo los modelos de Corelli y cuyos dos movimientos rápidos, compositor, que fue abandonando progresiva-
Torelli, desplegaban una imaginación ambos fugados -un allegro y un alle- mente la complejidad del estilo contrapuntístico
que les hacia volar sobre el conven- gro assai-, son de una intensidad imi- en favor de progresiones más ligeras y naturales.
cionalismo o la rutina en la explota- tativa irresistible. La interpretación de Comienzan con el tradicional estilo francés, pero
ción de un estilo desarrollado incansa- las sonate corre a cargo del conjunto al hacer su aparición el material fugado, éste
blemente desde hacía lustros. El caso de instrumentos barrocos Gli Strali di suele mantenerse en dos voces: la entrada de una
de Giuseppe Mateo Alberti es todo un Cupido, capitaneado por el violín nueva lleva consigo, por lo general, la desapari-
exponente del periodo: virtuoso violi- barroco -un original de finales del ción de otra de las existentes. Y, al contrario de lo
nista boloñés, formado en la excelsa siglo XVIII- que toca Davide Amodio, que ocurre con las Suites, no van seguidas por
escuela de San Petronio e integrante un joven pero ya experimentado violi- una serie de movimientos de danza, sino tan sólo
de la prestigiosa Accademia Filar- nista que colabora habitualmente en por dos de carácter libre, aunque el central, habi-
monica de Bolonia, dejó unas obras formaciones de primer nivel. Sus lec- tualmente lento, está mayoritariamente matizado
instrumentales que se ajustan perfec- turas cabe calificarlas de excepciona- por la indicación e scherzando, que el autor aso-
tamente a las convenciones del les, luciendo una técnica historicista cia con frecuencia al estilo alla polacca que tanto
momento. Sin embargo, tras su con- de máxima solvencia, extrayendo un apreciaba. Al margen de los detalles técnicos,
vención estilística y su perfecta estruc- sonido cálido, carnoso y robusto de hay que subrayar la frescura que exhalan estas
tura formal, esconden sus deliciosas las cuerdas de tripa. La articulación obras y el aire de sutil distinción que encierran
pinceladas personales un rapto poéti- del fraseo, la limpieza de ejecución de sus pentagramas. Completa el registro la trans-
co por aquí o una fulgurosa catarata los endiablados pasajes rápidos, la cripción, realizada por el mismo Telemann, de un
dramática por allá, en un auténtico retórica ornamental y la comunica- concierto para violín y orquesta supuestamente
ejercicio creador. Alberti fue famoso ción expresiva del intérprete hacen suyo actualmente perdido. Poco importa la atri-
en su época por la popularización de que sus lecturas haya que tomarlas bución: lo que ha quedado es una obrita con
un tipo de bajo -por otra parte ya bien como un hito de la intepretación vio- interesantes detalles estilísticos, como la diferen-
difundido- que se compone a base de linistica barroca. Y para colmo, está cia de tempi entre solista y ritornelo en el tercer
rápidas semicorcheas repetidas cuyo acompañado en el bajo continuo por movimiento, y tan deleitable como las anteriores.
último fin es la excitación rítmica y un trio -violonchelo, clave y laúd- de Es Haral Hoeren, clavecinista de larga y sólida
casi percutiva de la línea que acompa- exquisitos especialistas continuistas, trayectoria, quien da vida a oberturas y concierto
ña a la voz superior. Algo que no gustó entre los que hay que destacar al cla- en un instrumento de reciente construcción
demasiado a los teóricos más eruditos, vecinista Alessandro de Marchi -cuyas (según modelos flamencos de mediados del XVIII)
caso de Johann Joachim Quantz, que realizaciones armónicas resultan de y bello timbre. Hoeren lo hace cantar en una
lo calificó despectivamente como una apabullante y esplendorosa pleni- interpretación ágil, luminosa y atenta a los mati-
trombelbass (algo así como «bajo- tud- y al laudista Luciano Contini. ces, donde conviven la voz y el susurro, la relati-
tambor»). Ello demuestra que la mente Estamos sin duda ante un disco de pre- va solemnidad de los movimientos iniciales y la
musical de Alberti poseía unos con- mio, que cuenta además con una chispa y vivacidad de los restantes. Un disco deli-
ceptos bien modernos (sin que ello transparente toma de sonido. cioso que, pese a su larga duración (hora y cuar-
supusiese dar la espalda a la docta to), se antoja corto.
escritura contrapuntística que palma- Pablo Queipo de Llano Ocaña
riamente dominaba), lo que también M.A.R.
se ve confirmado por el hecho de ser G.M. ALBERTI: Sonatas para violín y bajo conti-
nuo / Gli Strali di Cupido / BONGIOVANNI / G.P. TELEMANN: VI Oberturas para clave, TWV 5-10;
uno de los más decididos seguidores Ref.: GB 5604/5- 2 (2 CD) D2 [2 discos al precio Concierto en si menor, TWV App. 33:1 / Harald Hoeren (clave)
de Vivaldi, el extravagante cura rojo de 1] / CPO / Ref.: 999645-2 (1 CD) D5

(9)
Piramo e Tisbe, Cantata de Vincenzo Segunda parte de la Opus 2 de
Fiocchi (1767-1843), en BONGIOVANNI Pietro Antonio Locatelli (1695-1764), en AGORA

Un clásico entre La flauta del violinista


tual, resultaba gratamente nueva. Para
románticos D
ineros mandan (y desde hace
mucho tiempo, no vayan a creer). violín o flauta -en la versión que vio la
Pietro Antonio Locatelli llegó a luz también causó honda impresión en
los ambientes musicales europeos-, estas

E
l prolífico sello BONGIOVANNI continúa Amsterdam en 1729 precedido de una
su ya larga andadura por las páginas sólida fama como violinista, adquirida y sonatas, vanguardistas y personalísimas,
menos conocidas de la música italiana. cimentada en Italia -donde llegó a ser presentan una bien delineada y elegante
Nos descubren para esta ocasión, en absoluta discípulo de un ya achacoso Corelli- y línea melódica, sin renunciar de vez en
primicia mundial, una excelente cantata para difundida a los cuatro vientos en un cuando a efectos fantásticos y capricho-
dos voces, cuerdas y clave, del desconocido largo periplo por cortes y salones de sos que llegan a romper la tersura de los
Fiocchi, compositor que, aunque nacido en media Europa que contornos, adornándose, además, con
Roma y formado en el Conservatorio della precedió a su esta- gran variedad de rit-
blecimiento en aque- mos. Una música
lla ciudad. Sin em- que puede cautivar
bargo, una vez en las al oyente de nuestro
Provincias Unidas, tiempo con la misma
su primera publica- fuerza con que atra-
ción de música de pó a los hombres del
cámara (Opus 2; la XVIII. Nos viene hoy
nº 1, de 1721/29, fue en una grabación
de concerti grossi) no realizada con instru-
estaría dedicada al mentos convencio-
instrumento de sus nales, pero cuidada
amores, sino a la estilísticamente y
flauta. Había logrado muy mesurada en la
un privilegio para elección de tiempos,
editar sus propias a cargo del flautista
obras de cámara y quiso apostar sobre Giampaolo Pretto, que exhibe un sonido
Pietà de Turchini de Nápoles y más tarde con el seguro -la flauta estaba bien arraigada limpio y depurado, y Roberto Giaccaglia
padre Martini en Bolonia, pasó la mayor parte entre los burgueses aficionados, clientes (fagot) y Paola Poncet (clave), que le
de su carrera en la cosmopolita París de princi- potenciales de la edición- para no com- apoyan con un discreto bajo continuo.
pios del siglo XIX. Tras algunos éxitos iniciales prometer el resultado financiero de la Todo muy aceptable, aunque nos habría
obtenidos en el campo operístico en su Italia operación. Ahora bien, se sabe que gustado que se informara de cómo se ha
natal, en el año 1802 decidió trasladarse a la varias de estas sonatas habían sido con- grabado la espléndida sonata duodéci-
ciudad del Sena, donde compaginó de manera cebidas originalmente para violín (hay ma, para dos flautas.
admirable y durante muchos años -hasta su versiones manuscritas anteriores a 1732)
muerte, acaecida en 1843- la composición y es más que probable que algunas de M.A.R.
musical con la enseñanza del canto, siguiendo ellas fueran escritas e interpretadas
una trayectoria estelar en la que no faltaron durante el viaje triunfal que tuvo por des-
P.A. LOCATELLI: XII Sonatas para flauta, op. II (Vol.
importantes éxitos (Sophocle, en 1810). tino Amsterdam. Es explicable la admira- 2) / Sonatas núms. 7-12 / Giampaolo Pretto (flauta);
Piramo e Tisbe, a pesar de tratarse de una ción que suscitó por doquier. Porque, al Roberto Giaccaglia (fagot); Paola Poncet (clave) /
AGORA / Ref.: AG 122.1 (1 CD) D2
composición de juventud (1798), evidencia las margen de su indiscutible virtuosismo
excelentes dotes compositivas y dramáticas de como instrumentista, la música que También disponible:
interpretaba (al menos, la que terminó P.A. LOCATELLI: XII Sonatas para flauta, op. II (Vol.
un Fiocchi verdaderamente revelador. La larga 1) / Sonatas núms. 1-6 / Giampaolo Pretto (flauta);
y bellísima obertura inicial, de más de 10 formando parte de su Opus 2), menos Roberto Giaccaglia (fagot); Paola Poncet (clave) /
minutos de duración, nos sumerge ya en el severa de lo que hasta entonces era habi- AGORA / Ref.: AG 102.1 (1 CD) D2
mundo ensoñador de la música de transición
entre el Clasicismo y las primeras manifestacio-
nes del movimiento musical romántico. Sin

C
embargo, son las tres Scene de la cantata, rebo- onfirmando la creciente presencia de los intérpretes españoles en el mundo de la Música Antigua,
nos es grato anunciar el nacimiento de un nuevo y prometedor sello: ENCHIRIADIS. Tomando su
santes de acción dramática, donde se encuen- nombre del primer testimonio teórico del arte polifónico (escrito a principios del siglo X), este sello
tran, desde nuestro punto de vista, los pasajes enriquece así el nutrido panorama de marcas especializadas en las músicas del pasado más remoto.
más interesantes y destacables de toda la obra. Las dos primeras referencias ven la luz de la mano de un grupo bien conocido por los aficionados a la
Las arias, sensuales y bellas, rebosantes de gra- polifonía renacentista -Musica Ficta-, y su contenido no podía ser más atractivo. Por una parte, el sobre-
cogedor Réquiem de Cristóbal de Morales, ofrecido desde un prisma innovador, muy diferente al de las
cia y perfecto equilibrio formal, muy cercanas versiones ya existentes de esta magistral página; por otra, la Missa Gaudeamus, la más extensa y ambi-
ya al estilo de lo que habría de venir poco des- ciosa de las escritas por Tomás Luis de Victoria: todo un homenaje al canto llano por partida doble.
pués en el mundo de la ópera, con una Elena En nuestro próximo número incluiremos reseñas de ambos discos, así como una entrevista con Raúl
Befiore que es excelente Tisbe y un Enrico Mallavibarrena, director de Musica Ficta e ideólogo de este nuevo y sugerente proyecto.
Facini impoluto en su papel de Piramo, arropa- CRISTÓBAL DE MORALES: Réquiem; Lamentabatur
dos con la sólida orquesta barroca La Jacob; Inclina Domine aurem tuam; Miserere nostri
Magnifica Comunità, dirigida por el veterano Deus / MUSICA FICTA. Dir.: Raúl Mallavibarrena /
ENCHIRIADIS / Ref.: EN 2002 (1 CD) D2
Ricardo Correa, contribuyen a engrandecer
una partitura, pero también a un compositor,
verdaderamente soberbios que con esta graba-
ción deberían recuperar el sitio que les corres-
ponde en la historia de la música.
Un grato y sensacional descubrimiento.

F.P.C.
V. FIOCCHI: Piramo e Tisbe [Cantata para dos voces, cuer- TOMÁS LUIS DE VICTORIA: Missa Gaudeamus;
das y clave] / Belfiore, Facini / La Magnifica Comunità. Dir.: Jubilate Deo; Regina caeli; Cum beatus Ignatius; Salve
Ricardo Correa / BONGIOVANNI / Ref.: GB 5105-2 (1 CD) Regina a 6 / MUSICA FICTA. Dir.: Raúl Mallavibarrena
D2 / ENCHIRIADIS / Ref.: EN 2003 (1 CD) D2

( 10 )
BIS presenta nuevas entregas de la integral de obras para teclado solo de F.J. Haydn

Actualización de un legado
H ace unos meses hablábamos en estas páginas del primer
volumen de la integral sonatística de Haydn que publica la
firma sueca BIS. Y no nos dolían prendas al destacar la cali-
dad de la interpretación, en las manos del fortepianista holandés
y llamadas por Lászlo Somfai Sonatas de damas, seguidoras en su
estilo delicado de las de Carl Philipp Emanuel Bach, uno de los
compositores que influyeron más en Haydn a la hora de escribir
para el teclado. Encontramos en este volumen la Sonata nº 57, que
Ronald Brautigam, y la oportunidad de la edición, en un momento algunos consideran de dudosa autoría, y la nº 58, que se cierra con
en el que parece que, aunque con inevitables dudas y lagunas, los un enérgico rondó (Presto) de gran aliento sinfónico (recuerda al
estudios e investigaciones han permitido conocer la realidad cro- finale de la Sinfonía nº 88, dos años anterior). En el segundo volu-
nológica e incluso el número real de las obras. Ya decíamos en men aparecen las cuatro últimas composiciones de la serie, núme-
nuestro trabajo anterior que desde 1966, gracias a la musicóloga ros 59-62. La primera de ellas lleva el apellido de la dedicataria,
Christa Landon, se ha establecido que las piezas de la colección Marianne von Genzinger, al parecer uno de los amores de Haydn,
son 62, cuyo orden temporal no coincide con el establecido en su y está coronada por un híbrido y fantasioso minueto-rondó. Las tres
día por Hoboken que, siguiendo la relación de Karl Päsler de 1921- postreras obras de la colección son conocidas como Sonatas
22, comprendía Londres -al igual
en su numera- que las sinfonías
ción, en el capí- de la misma
tulo XVI de su época- y revelan
catálogo temáti- una extraodina-
co, 52 partitu- ria factura y una
ras, lo que, con- expresividad pre-
tando las ocho rromántica indis-
desaparecidas y cutible. Los Ada-
todavía no en- gios de la 60 y
contradas -hace 62 poseen alta
unos años hubo temperatura y el
una falsa alar- Andante de la
ma, un supuesto brevísima 61
hallazgo, como nos recuerda puntualmente piensa Wender que recuerda a Schubert o
Domingo del Campo-, las situadas entre la 21 y la Mendelssohn y que el Presto final tiene algo de
28, daban un total de 60. Landon añadió cinco schumaniano. Nos es dado apreciar todas estas
nuevas (4, 7, 17, 18, 19), pero restó tres (Hob. características gracias a la magnífica interpretación
XVI/15-17) por ser una en realidad un divertimen- de Brautigam, que vuelve a demostrar ser un
to para seis instrumentos (Hob. II/11) y no saberse espléndido fortepianista, como ya pusiera con
quién era el autor de la transcripción y por haber- anterioridad de manifiesto que era un pianista a
se probado que las otras dos eran apócrifas. Lo que tener en mucha consideración. Revela una sor-
daba el total antedicho de 62. Es interesante, a prendente claridad de digitación, una nitidez de
efectos de ubicación cronológico-estética, cono- ataque proverbial, una sonoridad de una limpidez
cer la clasificación de Jens Peter Larsen, recogida sensacional y una manera de frasear de notable
también por Del Campo: (1) Sonatas de juventud, naturalidad. Quizá en determinados momentos le
desde los años vieneses a partir de 1750 hasta los pediríamos algo más de calor, como en el Adagio
primeros de actividad al servicio de los Esterházy, hacia 1765; (2) de la nº 31: se queda un poco en el estupendo juego de los meca-
Años 1766-1771, el llamado periodo Sturm und Drang; (3) Aquí nismos perfectos. Pero la homogeneidad, la regularidad, los con-
son el centro las tres series, de seis sonatas cada una, de los que trastes dinámicos, el legato, teniendo en cuenta que lo que mane-
podemos estimar años de madurez, 1773-1789; (4) Periodo que ja es un fortepiano, y la variedad de registros son virtudes que figu-
comprende desde los últimos años en Esterhaza a los pasados en ran asimismo en estas interpretaciones, que se colocan por lo
Londres, es decir, entre 1788 y 1795. Brautigam nos facilitaba en dicho a un nivel muy alto y que probablemente sobrepasan el mar-
el volumen I de la colección BIS las conocidas como Sonatas cado por John McCabe en su integral para Decca (12 CDs con
Auenbrugger, dedicadas a las ricas hermanas así apellidadas, inclusión de otras composiciones pianísticas) o por Carmen
números 48-52. En esta nueva entrega de cuatro volúmenes, nos Piazzini, en sus grabaciones (sólo las Sonatas) para Arte (9 Cds),
encontramos en el 4 y el 5 con las llamadas Sonatas 1776, núme- ambos tañendo un piano moderno. En el recuerdo quedan aisladas
ros 42-47, cuyas fechas de composición son inciertas -como suce- recreaciones, asimismo al piano, de Brendel (Philips) o sobre todo
de en relación con otras muchas obras de la colección- y que nos Richter (Decca); en menor medida Buchbinder (EW). Esperamos las
muestra al Haydn experimentador, todavía influido por la corrien- siguientes entregas de BIS.
te Sturm und Drang. A estas piezas se suman la importante nº 31,
una de las más tocadas, partitura impresionante, cuyo Adagio es Papageno
una de las cimas de la música para teclado en opinión de Vignal,
y las números 32 y 34, en las que encontramos también los afanes F.J. HAYDN: Integral de la música para teclado solista (Vol. 2) / Sonata nº 53, Hob.
XVI/34 / Las Sonatas Bossler: Sonatas núms. 54, Hob. XVI/40; 55, Hob. XVI/41; 56,
investigadores del compositor. La última parece que incluso fue Hob. XVI/42 / Sonata nº 57, Hob. XVI/47; Sonata nº 58, Hob. XVI/48 / Ronald
destinada directamente a un pianoforte, a diferencia de las inme- Brautigam (piano) / BIS / Ref.: BIS 993 (1 CD) D2
diatamente anteriores, que seguramente estaban pensadas para un F.J. HAYDN: Integral de la música para teclado solista (Vol. 3) / Sonata nº 59, Hob.
clavecín. En este aspecto hay que mostrarse de todos modos muy XVI/49, Genzinger / Las Sonatas Londres: Sonatas núms. 60, Hob. XVI/50; 61, Hob.
XVI/51; 62, Hob. XVI/52 / Ronald Brautigam (piano) / BIS / Ref.: BIS 994 (1 CD) D2
abierto, y así lo señala Julius Wender, autor de las estupendas notas
que acompañan a estos discos: Haydn era consciente de los avan- F.J. HAYDN: Integral de la música para teclado solista (Vol. 4) / Las Sonatas 1776 [1]:
ces que en la fabricación de teclados se iban haciendo en su tiem- Sonatas núms. 42, Hob. XVI/27; 43, Hob. XVI/28; 44, Hob. XVI/29 / Sonata nº 32,
Hob. XVI/44; Sonata nº 34, Hob. XVI/33 / Ronald Brautigam (piano) / BIS / Ref.: BIS
po y nunca tuvo una predilección especial por uno o por otro. 1093 (1 CD) D2
Prefería el que pudiera dar más juego expresivo y el que tuviera
F.J. HAYDN: Integral de la música para teclado solista (Vol. 5) / Las Sonatas 1776 [2]:
mayores recursos técnicos. De hecho, aparte la Sonata nº 34, Sonatas núms. 45, Hob. XVI/30; 46, Hob. XVI/31; 47, Hob. XVI/32 / Sonata nº 31,
muchas de las posteriores, y desde luego, las últimas, estaban pen- Hob. XVI/46 / Ronald Brautigam (piano) / BIS / Ref.: BIS 1094 (1 CD) D2
sadas para un fortepiano e incluso para un piano primitivo, que él También disponible:
sin duda llegó a conocer. Las postreras sonatas aparecen en los F.J. HAYDN: Integral de la música para teclado solista (Vol. 1) / Las Sonatas
volúmenes 2 y 3. En el primero se sitúan las denominadas Bossler Auenbrugger: Sonatas núms. 48, Hob. XVI/35; 49, Hob. XVI/36; 50, Hob. XVI/37; 51,
Hob. XVI/38 y 52, Hob. XVI/39 / Ronald Brautigam (piano) / BIS / Ref.: BIS 992 (1 CD)
(nombre del editor que las publicó en 1784), números 54-56, que D2
tienen la particularidad de estar estructuradas en dos movimientos

( 11 )
Leyla Gencer es Anna Bolena en un nuevo registro ON STAGE

Entre Callas y Caballé


E
l 14 de abril de 1957 la Scala de Milán ofreció su primera representación moderna de Anna
Bolena de Donizetti, confinada durante años al caprichoso territorio del olvido. Fue un triunfo
memorable para Maria Callas, el regista Luchino Visconti, el director Gianandrea Gavazzeni y
el cuidado equipo de los restantes solistas vocales. Aquellas siete representaciones de la tempora-
da, la primera de ellas grabada en disco, entraron rápidamente en el catálogo de la mitología calla-
siana. Un año después, la alter ego de Callas, Leyla Gencer, ofrecía su particular Bolena en la RAI
de Milán con los mismos director (Gavazzeni) y Seymour (Giulietta Simionato) que tuvo junto a sí
la griega. En 1965, el Festival de Glyndebourne acogió esta hermosa ópera donizettiana; de nuevo
la Gencer en reina inglesa sufridora, de nuevo Gavazzeni sosteniendo desde el foso tantas cuitas
regias. En 1982 la Scala de Milán programó la recuperación de la producción viscontiana de Anna
Bolena , encargando el protagonismo a la soprano entonces más cualificada para traducir el reper-
torio del bergamasco: Montserrat Caballé. Las modistas escalígeras comenzaron su ardua tarea de
ensanchar el vestuario de la reina Tudor para la nueva protagonista, al mismo tiempo que los viudos de Callas iniciaron una sorda tarea
de descalificación de la cantante. Fue tal la orquestada campaña de desprestigio que la cantante catalana sólo pudo ofrecer alguna fun-
ción en unas condiciones físicas inapropiadas, siendo sustituida por la joven y emergente soprano veronesa Cecilia Gasdia. Caballé se
resarciría de la afrenta cantando la ópera en «su» Liceo barcelonés. En medio de todas estas fechas, en la primavera romana de 1977,
Gencer volvió a cantar una de sus últimas Bolenas, que ahora nos llega recogida por vez primera en CD. La cincuentona cantante mues-
tra signos de madurez, pero la artista ofrece otra visión más profunda y atormentada, más agresiva y rebelde, de la infeliz reina decapi-
tada, bastante más asumido y acomodado el personaje. La vocalidad que consigue para definir el abatimiento inicial, la nostalgia en el
encuentro con Percy, el atormentado enfrentamiento con Seymour donde descubre la terrible verdad de su dama de compañía o la de
la patetísima escena final, tienen un colorido nuevo, más definido, más decisivo. Junto a la turca aparece una voz mítica en un papel
poco asociado a su titánica personalidad: Boris Christoff. El búlgaro, algo monolítico de canto, sí, también con tempi lentos para que su
densa voz pueda correr tranquila y fácil, abre la boca y algo extraño, ciclópeo, algo como sobrenatural, nunca oído, se apodera de nues-
tros sentidos. ¡Qué voz! ¡Que manera de decir el texto! ¡Qué presencia vocal! Se trata de la primera y última ocasión en que el grandí-
simo cantante hará Enrico VIII. Compañero de sesiones rossinianas con la Gencer, el Percy de Pietro Bottazzo es delicado y musical,
agradable y gentil, pero está con el registro agudo un poco limitado en esa noche o en esa época. Maria Luisa Nave hace una Seymour
tan digna como convencida.
Una curiosidad: en la escena doce del acto primero, en la antesala a las habitaciones privadas de Bolena, Gencer y Bottazzo cantan
el bellísimo dúo, con toques bellinianos y rossinianos, «Sì, son io, che a te ritorno». La partitura, además, se canta muy completa, pero
Bottazzo no canta el momento estelar de Percy «Vivi, tu, te ne scongiuro».

Fernando Fraga
G. DONIZETTI: Anna Bolena / Gencer, Nave, Di Stasio, Bottazzo, Christoff / Coro y Orquesta del Teatro de la Ópera de Roma. Dir.: Gabriele Ferro (7.4.77) / ON STAGE / Ref.:
OS 4719 (3 CD) D3 x 3

Le donne vendicate, de Niccolò Piccinni (1728-1800), en BONGIOVANNI

Goldoni, de nuevo con Piccinni


E
l veneciano Carlo
Goldoni es sin duda
el autor teatral, con
permiso de Pietro Metas-
pasado. La agudeza goldoniana para describir la sociedad de su
tiempo aparece aquí a través de estas dos hermanas casaderas: una
astuta y dispuesta a cazar marido; otra intelectual, con ribetes de
escritora. Enamoradas o más bien encaprichadas y rivalizando en
tasio, que más música la conquista de un conde que veranea en la localidad cercana a
operística inspiró. Cola- Bolonia donde moran las muchachas. Un cuarto personaje es
borador habitual con el Ferramonte, «defensor de las mujeres», ridículo pero finalmente de
buranés Baldassarre Ga- reacciones nobles, que llevará al altar a la intelectual Aurelia,
luppi, a quien facilitó la mayoría de sus libretos cómicos, su obra mientras que su hermana Lindora se casará con Flaminio, persona-
tentó a la mayoría de los compositores italianos de su diecioches- je mudo que por allí pasa, asegurando un final feliz para las «muje-
ca época, como Vivaldi, Giuseppe Scarlatti, (presunto sobrino del res vengadas», vengadas del desprecio que les hace aquel petime-
más famoso Domenico), Traetta, Paisiello o Sarti. Pero el interés tre, narcisista Conte, a quien imaginamos para siempre solo, admi-
por sus textos traspasó fronteras espaciales, llegando hasta Gluck, rando su belleza ante un espejo, tal como entra en escena cantan-
Haydn y Mozart, y temporales: Ermanno Wolf-Ferrari, en pleno do «Sono bello, io già lo so». Agradable, bella música la de
siglo XX, fue capaz de poner al día la socarronería goldoniana en Piccinni, que caracteriza perfectamente a estos cuatro ociosos per-
títulos tan importantes como injustamente olvidados: Il campiello, sonajes del siglo dieciocho y continúa seduciendo a los oyentes del
I Quattro Rusteghi o Le Donne curiose. Niccolò Piccinni, el rival veintiuno. Y permite a sus intérpretes brillar con enorme luz musi-
de Gluck en París, hijo de una hermana de Gaetano Latilla (el cal, sobre todo cuando encuentran páginas tan exigidas e inspira-
napolitano actualmente recuperado por Florio y sus «Turchini» das como «Le povere donne» encargada a Lindora, no tan compli-
merced a La Finta cameriera), debe su más inmediato recuerdo a cada como la antes citada «Furia di donna», pero casi tan deslum-
una ópera basada en situaciones sentimentales imaginadas por brante en coloratura y aliento. Cuatro valerosos cantantes sacan
Goldoni, la deliciosa Buona figliola (también conocida por La adelante esta joyita de la operística meridional, bien sostenidos por
Cecchina) una mezcolanza de situaciones cómicas y dramáticas una orquesta en estos menesteres especializada y un director que
que dio mucho de sí en la operística italiana posterior y que cuen- se hace eco del entusiasmo que tiene en el escenario.
ta con una magnífica página, «Furia di donna», con la que Joan
Sutherland nos entusiasmó al grabarla hace ya unos cuantos años. F.F.
En 1763, tres años después del triunfo de la Figliola, Piccinni escri-
bió el «intermezzo» Le donne vendicate, que el Teatro Piccinni de N. PICCINNI: Le donne vendicate / Calandra, Casucci, Sanso, Guarino / Orquesta de
Cámara Collegium Musicum. Dir.: Rino Marrone / BONGIOVANNI / Ref.: GB 2282-2
Bari, lugar de nacimiento del compositor, repuso en marzo del año (1 CD) D2

( 12 )
Die Singphoniker vuelve a CPO con una selección I Compagnacci, un éxito olvidado de principios de siglo,
de canciones de Conradin Kreutzer (1780-1849) se incorpora al catálogo BONGIOVANNI

Un músico Descubriendo
Biedermeier a Riccitelli
admirativamente
C
uando nombramos el apellido Kreutzer, rápidamente pen-
samos en ese músico nacido en Versalles, excelente violi-

E
strictamente contemporáneo de Maurice Ravel (del mes de
nista, que en Viena se ganó el favor de Beethoven, quien le marzo) y de Italo Montemezzi (mes de mayo), Primo Riccitelli
dedicó la Sonata para violín y piano, op. 47, conocida por el nació el 9 de agosto de 1875 en Cognoli de Campli. Fue alum-
nombre universal de Sonata a Kreutzer, obra que aunque para la no y protegido de Mascagni y condiscípulo de Zandonai (ocho años
mayoría de los oyentes aparece como una pieza razonable y menor) en Pésaro, formando filas como compositor asociado a la
medida en su expresión, para Tolstói, que la oyó noventa años casa Sanzogno, que le
más tarde, resultó apasionada y excitante, y le llevó a imaginarla encargará su primera
como la causante de los terribles sucesos relatados en su novela ópera, Maria sul Monte.
homónima. Se dice que En 1920, Riccitelli com-
Rodeolphe Kreutzer nunca pone, con libreto del
tocó esta sonata en público. «pucciniano» Giovac-
Aparte de la gloria que le chino Forzano la ópera
confirió el músico de Bonn, en un acto I Compag-
se le recuerda actualmente nacci, su obra más re-
por sus estudios técnicos cordada, si de recuerdo
para el violín, aún de gran puede hablarse cuando
valor. sólo la Storia dell Opera
Pero, miren por dónde, el de UTET le dedica ape-
disco que presentamos no es nas unas quince líneas y
del tal Kreutzer que hemos luego una cita de pasada
mencionado, sino del desco- al ocuparse de aquel más
nocido compositor suabo famoso libretista, mien-
que vio la luz en 1780 y fue tras que para el Dictionnaire des Musiciens de Bouquins el músico
virtuoso del piano y viajero a le merece algo más de nueve renglones. I Compagnacci se estrenó
través de toda Europa. A la edad de nueve años fue admitido en en 1923 en el Teatro Costanzi de Roma (hoy Teatro de la Ópera) con
el monasterio de Zwiefalten por su bella voz de soprano y allí per- un éxito considerable. Entre sus cantantes, el tenor valenciano
maneció hasta 1796; después de varios años de estudio, llegó a Antonio Cortis superó las nada fáciles exigencias del personaje de
Viena para tomar lecciones con Albrechtsberger y conoció a Baldo. Luego pasó a La Scala y a otros importantes teatros italianos,
Haydn y a Beethoven. Tomó contacto con la corte de Stuttgart llegando al Metropolitan nada más iniciado el año 1924 con una
hasta 1816 y más tarde fue maestro de capilla de la de pareja de ensueño, Beniamino Gigli y Elisabeth Rethberg en el agra-
Wurtemberg, en Donaueschingen. Pasó los mejores años de su decido papel de Anna Maria. La Eiar, preludio de la RAI, ofreció la
vida en Viena, desde 1822 hasta 1840, en el Kärtnetortheater, y obra en varias ocasiones, una en 1948 con Renato Capecchi -en el
formó parte de los músicos privilegiados de la época Biedermeier. tenso rol de Bernardo del Nero- y Africo Baldelli (que los callasia-
Luego, volvió a Alemania y desde allí emprendió largas tournées nos recordarán como el Parsifal italiano de la Diva); otras dos veces
de conciertos en París, Bélgica y Países Bajos. Acompañando a en Turín con el magnífico Antonio Melandri, que hizo de Baldo un
Rusia a su hija, cantante de ópera, moriría de un ataque de apo- papel electivo. Cuando murió Riccitelli en 1941 dejó inacabada el
plejía. Capitán Fracassa, indudablemente basada en la entretenida novela
Se puede argumentar que Conradin Kreutzer fue un fecundo y de Théophile Gautier.
buen compositor, y en cuanto se oiga el registro de referencia no Las citas anteriores a Montemezzi y Zandonai no fueron traídas
les cabrá la menor duda. Lo de fecundo viene por sus 50 óperas, al azar, pese a la posible conveniencia literaria o descriptiva. Los
casi 200 lieder para solista, diversas piezas de música sacra, com- dos compositores, con sus respectivas L’Amore dei tre re de 1913 y
posiciones para piano, música de cámara, conciertos y 165 obras Francesca da Rimini de 1914, inspiran la estética de Riccitelli. En
para voces masculinas que crearía a partir de 1821 con la toma efecto, I Companacci se estructura en un amplio y fluido tejido
de contacto con las asociaciones de coros de hombres que a par- vocal en forma de recitativo, más o menos melódico, que toma alas,
tir de la primera mitad del siglo XIX comenzaron a desarrollarse se despliega, cuando la situación sentimental, poética o dramática
en el sur de Alemania, al mismo tiempo que Austria desarrollaba lo permite, encontrando su pivote musical en el espléndido dúo
el arte del canto en el cuarteto al que Michael Haydn y Franz entre Baldo y Anna Maria («Anima mia!... Quanto ho sofferto!»). O
Schubert habían consagrado más de cien composiciones. Este sea, el mismo recurso vocal, apoyado en parecido ropaje armónico
disco revive y saca del olvido un género que refleja el espíritu del e instrumental que ofrecen aquellas dos magníficas y no justamen-
tiempo, hoy ya difícil de acceder, pero que dejó un aura en los te valoradas óperas, de las que la de Riccitelli se aparta únicamen-
espíritus delicados. te por el tema, que no es tan trágico. Aquí, en la Florencia de tiem-
No es posible determinar si las obras vocales para varias voces pos de Savonarola, soprano (Anna Maria) y tenor (Baldo) luchan por
de Kreutzer habían sido pensadas para coro o para solistas, pero defender su amor contra el tío de ella, barítono (Bernardo del Nero),
algunas sí parecen destinadas para voces de hombre o cuartetos que quiere casarla con el impresentable Noferi. Baldo hace una
solistas que él designaba con el nombre de «coros». Se han esco- apuesta con Bernardo en relación con un juicio de Dios en torno a
gido 24 composiciones para este CD con textos de Ludwig Savonarola y gana la partida, resolviéndose todo en el final feliz de
Uhland, Hölty, Vogl, Stieglitz y Goethe. Todas ellas poseen una la boda de los protagonistas. Interesantísima partitura, con bellísi-
gran maestría técnica y un don infalible y casi sensual de la melo- mos momentos cantables, sutil orquestación y buenas oportunida-
día: un encantamiento para los oídos de los oyentes. des para el lucimiento de los cantantes. El disco recupera una toma
Contemplación y reflexión sobre la naturaleza, comunicadas sin en vivo en el Teatro Comunale de Atri, después de treinta años de
reservas por las seis voces que forman el conjunto Die no haberse cantado. Riccitelli y su ópera, «corta» (apenas una hora)
Singphoniker, quienes nos devuelven a una tradición perdida, al pero no «pequeña», va a resultar para muchos oyentes una agrada-
apogeo de un arte que buscaba agradar y, con ello, el placer. Todo ble sorpresa.
con una magia vocal de un refinamiento supremo.
Manuel García Franco F.F.

C. KREUTZER: 24 Canciones para voces masculinas / Die Singphoniker / CPO / Ref.: P. RICCITELLI: I Compagnacci / Ariostini, Frusoni, Laudi, De Angelis, Tornincasa,
999693-2 (1 CD) D2 Fazzini / Orquesta Sinfónica «Primo Riccitelli» de Teramo. Dir.: Antonio Pirolli / BON-
GIOVANNI / Ref.: GB 2273-2 (1 CD) D2
( 13 )
Nino Ederle y Luigi Fort, MYTO publica un Eugenio Oneguin vienés del 55,
dos semiolvidados en BONGIOVANNI con London y Rysanek

La toma de Fort Ederle Póker de ases


E
l período de entreguerras, al margen de los tenores enfáticos, de
canto incendiario y expresiones desaforadas (que en ocasiones

E
n los comienzos de su carrera, Leonie Rysanek interpretó con
eran tan buenos como Pertile o Roswaenge o Lorenz), supo pre- frecuencia el papel de Tatiana en Eugenio Oneguin de
sentar también la otra mejilla dentro de esta cuerda, ofreciendo a su Chaikovski. Curiosamente, el último personaje que incorporó
vez, y por hablar sólo de Italia, la nutrida vertiente de los Schipa, a su larga galería fue la Condesa
Borgioli, Landi, Ederle, etc. de La dama de picas, también del
El veronés Nino Ederle, de voz un tanto neutra -cuya frecuenta- compositor ruso. Entretanto, la
ción hace devenir grata-, ocupa la primera mitad de este CD, y justo soprano vienesa fue la más sen-
es decir que su filiación vocal y sual de las Salomés y Sieglindes,
estilística, lejos de los patrones la más aguerrida de las Sentas o
inherentes al verismo y sin ser la más exultante de las Empera-
tampoco un «belcantista» en trices straussianas. Su visión de la
estado puro (aunque le gusta y heroína pushkiniana está, como
sabe jugar con el tempo y sus no cabía esperar de otro modo,
posibles suspensiones), lo inflamada por una arrebatada pa-
emparentan lejanamente con el sión, que contiene algo de auto-
arte de un Anselmi, que en destructivo en su propio fuego.
España, Rusia, Argentina y, en Esta representación, tomada en
grado algo menor, Italia, había vivo en el Theater an der Wien de
sido ídolo absoluto del público la capital austríaca en 1955, donde, por aquel entonces, el reper-
poco antes de que Ederle debu- torio eslavo se interpretaba en alemán, nos permite además gozar
tase. El disco documenta su de otros imponentes cantantes que formaban parte de la compa-
arte con presunta fidelidad, por ñía de la Staatsoper en aquellos años. El bajo-barítono canadien-
cuanto era especialista en Sonámbula, Rigoletto o, muy especial- se George London es un Oneguin de voz casi lujuriosa, al que
mente, Barbero de Sevilla. En estas como en otras obras o, por sólo podríamos echarle en falta un punto más de pulsión juvenil.
mejor decir, en algunas de sus arias correspondientes, el cantante El tenor yugoslavo Anton Dermota, por el contrario, es un Lenski
adorna discretamente cadencias y valores de engarce entre dos fra- absolutamente conmovedor en sus románticos y enamorados
ses, y tiene un gusto marcadísimo por los diminuendi, que docu- acentos. Y Gottlob Frick como Gremin aporta una enorme huma-
mentan tanto estas piezas como La favorita. Al filar tanto las notas, nidad a su aria, además de su robusta voz de bajo wagneriano.
como ocurre en «Dai campi, dai prati» de Mefistófeles, a menudo Estos cuatro artistas son, sin duda, el centro de la versión, que
topa con leves impurezas de emisión, con roces (a los que el pro- Berislav Klobucar dirige con más oficio que auténtica inspiración,
pio Anselmi no era capaz de sustraerse en sus grabaciones). Si hace- en un momento en el que, por lo general, se daba más importan-
mos discurrir el tiempo hasta hoy, presenta semejanza en esto con cia a los solistas que a los conjuntos, que no pasan de un tono
Giuseppe Sabbatini, de timbre seguramente inferior. Ahora bien, en algo provinciano. En cualquier caso, los aficionados a las buenas
Sabbatini los roces aparecen al atacar una nota, y en Ederle al redu- voces no quedarán defraudados.
cir la emisión para concluir. Son, de todos modos, valorables estas
once muestras ederlianas, dado que su discografía es muy rara. Rafael Banús Irusta
El turinés Luigi Fort sí tiene una voz francamente bonita, algo
gutural por su emisión, y una expresión insinuante. Íbamos a decir
P.I. TCHAIKOVSKY: Eugen Onegin / Rysanek, London, Dermota, Frick, Kalin, Klein
una voz abiertamente bonita, pero puede sonar a involuntaria chu- / Coro y Orquesta de la Ópera Estatal de Viena. Dir.: Berislav Klobucar (1955) /
fla, dado que su filiación vocal (en este caso clara), lo emparenta MYTO / Ref.: 2MCD 005.233 (2 CD) D10 x 2
con Di Stefano. Detalle de interés, por cuanto siendo muchos los
imitadores de Del Monaco (pongamos por caso), la línea distefa-
niana parece algo más exigua, siendo posible, con todo, establecer GOLDEN MELODRAM presenta dos tesoros straussianos
un cierto aire de familia entre la voz, los modos o ambas cosas, den- bajo las batutas de Böhm y Beecham
tro del trazado que inaugura Luigi Fort y que incluirá al propio
Giuseppe di Stefano, a Doro Antonioli o a José Carreras. Este matiz
fundacional, que acaso percibo demasiado subjetivamente, confie- Mensaje nítido
re una entonación particular a quien, en principio, estaría destina-
do a tener cierto carácter epigonal, por su situación en una calle de
mediana numeración más que en las grandes avenidas de la histo-
ria del canto.
Tampoco Fort fue un asiduo de los estudios de grabación.
L os ruidos parásitos derivados de una transmisión radiofónica,
que hoy, gracias a las modernas líneas telefónicas o a los per-
feccionados satélites, se han eliminado casi por completo,
jugaban malas pasadas décadas atrás y ensuciaban no poco la
señal; hasta el punto de perjudicar la calidad tímbrica y la sonori-
Algunas de sus cosas habían salido ya en vinilo, editadas en
Norteamérica por el sello OASI. Su «obra maestra» (que fue inclui- dad global de un mensaje musical. Tenemos claros ejemplos de
ello en estas dos grabaciones de sendas óperas de Strauss, cuyo
da en la última entrega de Un secolo di voci al Teatro Carlo Felice
espectro aparece seriamente dañado y difuminado, lo que es lásti-
di Genoa y ahora aquí) es su calidísima versión de «E’ arrivata pri-
ma, porque lo que el sello GOLDEN MELODRAM nos ofrece es de
mavera», de Vittadini, con susurros y abandonos sentimentales sin muy alto nivel. Claro que el propio fabricante se cura en salud al
duda deliciosos. Más competencia, es obvio, tiene en las otras diez anunciarnos en la portada «las pobres condiciones bajo las que el
arias, que pertenecen al más franco repertorio. Como peculiarida- disco ha sido realizado» y que solamente los entendidos, los cono-
des (que también pueden serlo de Di Stefano), tenemos sus intuiti- cedores, sabrán apreciar el gran valor documental de lo encerrado
vos piani y la forma de susurrar algunos finales de frase, ciertos en estos compactos. Así es, aunque imaginamos que más de uno
encogimientos y suspiros y otros sonidos ya en linde con el falsete, saldrá corriendo y se refugiará en más confortables registros, con
apurando al máximo la reserva de aire y ya casi sin apoyo. mayor claridad, presencia y limpieza. Hay que advertir, sin embar-
Olvidando ahora al siciliano, hay que añadir en su propia cuenta go, que si esto hacen se perderán interpretaciones de un valor
cierta cortedad arriba, así como apreciables problemas de tesitura artístico impresionante; recreaciones realmente históricas, no sólo
que le plantean páginas como Pescatori o Werther. por su antigüedad, sino por su calidad. Ahí tenemos, por ejemplo,
esa singular visión de la versión original de Ariadne auf Naxos -la
Joaquín Martín de Sagarmínaga pensada como complemento de El burgués gentilhombre de
Molière, sin el Prólogo luego escrito por el compositor-, prove-
RECITAL NINO EDERLE - Obras de Rossini, Bellini, Donizetti, Verdi, Boito y Massenet niente del Festival de Edimburgo de 1950. Se nos ofrece un resu-
[Grabaciones de 1931-1936] - RECITAL LUIGI FORT - Obras de Mozart, Rossini,
Donizetti, Gounod, Bizet, Verdi, Puccini y Vittadini [Grabaciones de 1937-1938] / men muy peculiar, en inglés, del trabajo que hiciera Hofmannsthal
BONGIOVANNI / Ref.: GB 1094-2 (1 CD) D2 para esa primera representación de la comedia del autor francés:
( 14 )
TESTAMENT publica el primer acto de La valquiria wagneriana por Otto Klemperer

Un trozo de Valquiria
E n 1968, y tras un sinfín de conversaciones, el anciano Otto
Klemperer (1885-1973) logró convencer a los gerifaltes de EMI
para que aprobaran su muy acariciado proyecto de registrar La
valquiria en Londres al frente de la New
Siegmund klempereriano. Su sana, hermosísima y generosa materia
vocal adolece de la bizarría e intensidad con la que la expertísima
batuta entiende y dibuja al desdichado welsungo. Hoy, sin duda,
sería un lujo contar con un Siegmund como él,
Philharmonia. La agenda acordada entre el pero en aquellos años al gran Klemperer aún
venerable maestro nacido en Wroclaw y los se le podría haber encontrado un Siegmund de
máximos responsables de su multinacional casa mayor empaque.
discográfica preveía registrar el primer acto en El papel de la lírica e incestuosa hermanastra
octubre de 1969, mientras que los dos restantes Sieglinde fue encomendado a la vienesa Helga
serían ultimados en 1971.(1) La enfermedad del Dernesch (1939), una cantante de admirable
respetable wagneriano y último maestro de la carrera que aquí sólo sirve un personaje blan-
vieja tradición germánica -Klemperer había diri- do y sin ese contagioso ímpetu que caracteriza
gido su primer Anillo completo en 1912, en los últimos momentos de liberación de la sólo
Hamburgo, con 26 años; y en Barcelona, en en apariencia sumisa esposa del tosco
noviembre de 1921, asumió tres ciclos íntegros Hunding. Un sólido y conveniente Hans Sotin
de la Tetralogía- dio al traste con tan prometedor (1939) en los albores de su carrera completa
proyecto, del que únicamente llegó a materiali- el, en esta ocasión, poco protagonista trío
zarse este impresionante primer acto, en el que solista.
la vieja y joven batuta de Klemperer se erige Justo Romero
absoluta protagonista de una lectura monumen- <justito@arrakis.es>
tal; lenta, sólida y grandiosa hasta la más suntuosa ampulosidad.
(1) Incluso llegaron a comprometerse algunos artistas para la grabación del
Nadie podría imaginar que quien lidera tan vibrante y emocionante
Wagner es un seriamente enfermo anciano de 85 años, que cuatro segundo y tercer acto: la bellísima Anja Silja sería ¡Brunilda!, Janet Baker
inesperada Fricka y Theo Adam volvería a asumir su por todos admirado
años después -el 6 de julio de 1973- fallecería en Zúrich.(2) Wotan.
Nutrido por la maravillosa música de Wagner, el viejo y gruñón
(2) Es errónea la fecha de grabación señalada en la carátula del disco, que
Klemperer se deja invadir por el entusiasmo de la partitura y depa-
ra una arrolladora versión cargada de tintes épicos y aquilatada indica que este primer acto de La valquiria fue registrado el 15 de noviem-
bre de 1972. Las últimas grabaciones discográficas de Klemperer fueron el
organización interna. La orquesta londinense, preparada por su asis- famoso Così fan tutte (concluido en febrero de 1971); la Sinfonía Oxford de
tente en el Covent Garden, Reginald Goodall, suena espléndida- Haydn y la Serenata para instrumentos de viento, K. 375, de Mozart. Todas
mente, fiel y dúctil al férreo y sabio dictado del honorable maestro. estas obras fueron registradas en Londres durante los últimos días de sep-
Lo menos entusiasmante de este histórico documento musical de tiembre de 1971.
moderno y muy cuidado sonido estereofónico es el trío de voces R. WAGNER: La Walkyria (Acto I) / Cochran, Dernesch, Sotin / New Philharmonia. Dir.:
solistas pactado entre Klemperer y la casa discográfica. El jovencísi- Otto Klemperer (1973) / TESTAMENT / Ref.: SBT 1205 (1 CD) D2
mo tenor estadounidense William Cochran contaba sólo 25 prima-
veras cuando grabó este convincente pero no extraordinario

unos 11 minutos en total. Luego se desarrolla la ópera propiamente importantes. Primero por la solidez de la dirección, de una claridad
dicha -con algunas morcillas en la lengua de Shakespeare-, que de exposición y un vigor acentual sensacionales -que llegaría al cul-
encuentra en la batuta de Beecham un intérprete de un lirismo exa- men en esa versión de 1955- y de una sabiduría preclara para seguir
cerbado, de una claridad -sí, pese a la mediocre a las voces, que es capaz de realizar pasajes tan
sonoridad y a los lloriqueos de la grabación- y intensos como el de la larga intervención
de una pureza de trazo proverbiales. Sin que orquestal del segundo acto, en la que se recrea
descuide por ello esos arrebatos pasionales tan el tema de Barak. A la cabeza de los solistas
característicos de esta música y que alcanzan su debemos situar a Eleanor Steber, que no se pro-
cénit en los incandescentes dúos finales entre digó mucho por Viena, una antecesora de
Ariana y Baco. Siempre fue el baronet un Leonie Rysanek, sin duda la gran Emperatriz del
espléndido recreador de los pentagramas del siglo XX. La soprano norteamericana, ídolo del
bávaro, y aquí tiene magníficos mimbres en las Met, es más exquisita, más dulce y suave, de un
voces de Hilde Zadek y sobre todo de Peter lirismo más concentado que la vienesa, pero no
Anders. Ella está firme y expresiva, pero nunca tiene sus enormes recursos vocales. La voz de
tan refinada como otras (Schwarzkopf, Cebotari, Steber nos encandila y nos introduce en un
De la Casa) y algo gutural. Él, con su timbre pla- mundo más delicado y soñador que el de
teado, rotundo, es un fenomenal servidor del Rysanek. Pero tiene tantos cortes su parte que
dios, bien que pueda parecer a veces un tanto no nos da algunos de los instantes de mayor
falto de metal dramático. Pero la voz corre fácil, dificultad. Por ejemplo, toda su extensa inter-
plena, sonora, elocuente y asciende olímpica- vención en el último acto, reducida aquí hasta
mente, en esos difíciles pasajes en los que el cantante ha de frasear el ridículo. Svanholm se nos antoja algo endeble para Emperador,
por las alturas, al la y al si natural. Un buen equipo los secunda, con pero canta como siempre bien, bonito. Espléndida, como siempre,
un estupendo Scaramuccio de Alexander Young y una ajustada en la mujer de Barak Christel Goltz, toda nervio, metal y pasión, y
Zerbinetta de Ilse Hollweg, no por completo impecable en la com- regular el tintorero de Karl Kamann, de timbre baritonal no muy
pleja coloratura y de instrumento poco rico. atractivo, un cantante que murió joven. En su punto de seriedad la
Siempre se asoció a Karl Böhm con las óperas de Strauss, de Nodriza de otra clásica, Elisabeth Höngen, la única, con Goltz, que
quien fue buen amigo; en especial se lo relacionó con La mujer sin aparece en el reparto de 1955. Por tanto y en resumen y con los
sombra, obra proteica y densa, simbólica y metafórica donde las matices y salvedades expuestos, tenemos aquí dos ilustrativas y
haya, pero de extraordinario valor musical y literario. En 1955 el valiosas interpretaciones de sendas óperas straussianas. Su mensaje
director de Graz había sido el artífice de unas históricas representa- artistico nos llega nítido no obstante las carencias sonoras ya apun-
ciones en la renacida Ópera de Viena, de las que existe reflejo en tadas.
disco compacto (Decca). Antes no quiso que los vieneses estuvieran Papageno
más tiempo sin degustar la obra y organizó, dentro de las
Festwochen de 1953, unos conciertos en los que contó también con R. STRAUSS: La mujer sin sombra / Svanholm, Steber, Höngen, Goltz, Kamann,
Wiener, Steingruber / Orquesta Filarmónica de Viena. Dir.: Karl Böhm (Viena, 11.6.53)
cantantes de relieve. Una de estas sesiones es la que se recoge en / GOLDEN MELODRAM / Ref.: GM 6.0006 (2 CD) D10 x 2
la grabación. Dadas las circunstancias lo que se nos brinda es un
mero resumen de 100 minutos de una obra que dura casi 200. Una R. STRAUSS: Ariadna en Naxos / Zadek, Anders, Hollweg, Springer, Thomas, Cantelo,
Craig,Young / Royal Philharmonic Orchestra. Dir.: Sir Thomas Beecham (Edimburgo,
caricatura. Y es lástima, porque la interpretación tiene méritos 23.8.50) / GOLDEN MELODRAM / Ref.: GM 6.0007 (2 CD) D10 x 2

( 15 )
Avalancha de novedades históricas en MUSIC AND ARTS y GOLDEN MELODRAM

El lobo en el siglo XXI


E l viejo lobo melómano anda últimamente un poco mohíno. Desde
que la lustrosa cabra Diverdi se caló el sombrero de Indiana Jones
y se fue a hacer las américas con una cámara de cine al hombro,
ya no recibe su visita mensual con el saco de las tentaciones discográ-
ficas. Por otra parte, el lobo reumático no tiene ganas de desplazarse
recuerdos: cabritillos, ovejas, cazadores...
Afortunadamente tiene a mano el consuelo de la música. Haciendo
un esfuerzo, se levanta y vuelve a meter en el lector de compactos las
últimas cosas de Hotter, aparecidas en Testament. ¡Qué maravilla!
¡Qué bien se está así, con esta compañía, en casa. De repente, siente
él mismo del bosque a la ciudad. Llueve últimamente mucho, en cuan- curiosidad, va a la mesa, escribe esta nota: «Por favor, si disponéis ya
to se descuida se deja olvidado aquí y allá el paraguas y, claro está, se de la reseña del guardabosques, la que me anunciasteis para febrero,
resfría. Además, como en la noche de San Silvestre del año 1999 vio tened la bondad de enviármela», abre la jaula donde tiene a la paloma
por la tele la exhibición mundial de fuegos artificiales, que es una cosa mensajera de Schubert, le ata en una pata la nota, entreabre la venta-
que siempre le hace abrir las fauces y lanzar un prolongado na y la suelta. Cinco horas después, otra paloma mensajera que se
«¡auuuuuhhh!» de asombro, para la del 2000 razonó: «Si el año pasa- parece mucho a la del lobo picotea en el cristal de la ventana. El lobo
do, que fue el del falso cambio de siglo, alcaldes y munícipes quema- la hace entrar, le retira un pequeño estuche, lo abre, extrae de él tres
ron así el erario, ¿qué no harán ahora, cuando sí folios cuidadosamente doblados, va junto al fuego,
vamos a entrar en el tercer milenio?» se sienta en el sillón de orejas y lee:
El lobo se puso, pues, un jersey, la gabardina, la ***
bufanda y la boina y se vino casi al filo de la media De DIVERDI para su cliente 357 L.F.: «El sello ame-
noche y de incógnito -al menos esto es lo que él ricano MUSIC AND ARTS reaparece en estos pagos
creía- hasta la urbe que regenta el burgomaestre con una reiteración y tres novedades. La reiteración
Dupont de la Pomme. Los fuegos no estuvieron mal, es la enésima edición del tercer acto de Parsifal
aunque no llegaron a los anteriores. Pero había nie- (Berlín, 1942) de Knappertsbusch. Es bien sabido
bla, los dibujos y los colores se veían confusos y que este curioso registro parece realizado durante
apagados y, además, el humo y el olor a pólvora una retransmisión radiofónica, aunque la presencia
quemada se le metieron por todas partes: ¡cómo le de Elsa Larcén, soprano nórdica activa entonces en
picaban la garganta, los ojos y las fosas nasales! Al Berlín, para decir las dos únicas palabras que pro-
poco, el lobo tosía, lloraba y estornudaba feroz- nuncia Kundry en este acto, permite pensar también
mente, todo al mismo tiempo, así que se vio obliga- en una representación en la Ópera Alemana de la
do a retirar la bufanda y a echar mano del inmenso capital de Reich, esto es, la que tenía como protec-
moquero colorado que, allá por los tiempos de tor a Goebbels, quien dos o tres años antes había
Perrault, le bordó Caperucita Roja: un corazón atravesado por la con- dicho aquello de: «No podemos dejar a Knappertsbusch morirse de
sabida flecha y las iniciales -LF/CR- entrelazadas. hambre». No es, pues, éste el momento de repetir lo dicho ya otras
Nunca lo hiciera. Una pandilla de chicos y chicas -gorros de papel, veces sobre la importancia histórica del documento. Al lector le inte-
pitos, matasuegras, botes de spray de serpentinas, varias botellas de resará ahora, quizá, saber si hay mejora sustancial en la calidad del
sidra mala y de vino espumoso aún peor- descubrió con regocijo la faz sonido. Pues bien, sustancial no puede haberla; pero sí se ha conse-
lobuna, los dientes afilados y la larga lengua roja, al tiempo que oía los guido homogeneizar algo la grabación, la cual siempre apareció empo-
gruñidos y estornudos al sonarse: «¡grrrrr!, ¡aaattchísssss!».- «¿Pasa brecida -reducción de la dinámica, para evitar saturaciones- desde el
contigo, colega? ¡Que no estamos en carnaval! ¡Quítate la careta, tío!». interludio de la transformación hasta el final. Quiere decirse con esto
Tres o cuatro le agarraron por las orejas y por el hocico y empezaron a que, para quienes no tengan ya alguna edición anterior o posean sólo
tirar con fuerza mientras otro le vertía encima el contenido de una una en la que se acusa excesivamente la citada reducción, ésta es la
botella y los demás hacían corro y cantaban: «No cambié, no cambié, primera opción en términos de sonido (otra cosa puede serlo el precio).
no cambié. Sigo siendo la misma, pero ya no sufro por tu querer». En Una curiosidad: como Amfortas se cita a Hans Reinmar, notable intér-
vano gritaba el lobo: «¡Dejadme! ¡Soltadme!». Seguían invariables la prete de este atormentado personaje, o al mucho menos conocido
murga, las rociadas y los tirones: «¡Qué orejas tan largas tienes! - ¡Son Hans Wocke. Ignoro el porqué de la duda, pues hasta ahora no se
para oírte mejor! ¡Ja, ja, ja, ja! - ¡No cambié, no cambié, no cambié!». había puesto en cuestión la atribución a Reinmar y, además, no se
Desesperado, el lobo se acordó de Lon Chaney Jr., pero cayó a tiempo comprende que se buscara un cantante de segunda después de selec-
en la cuenta de que aquella turba no podía tener ya la menor idea cionar al gran Weber y al eficiente Hartmann».
sobre las viejas películas de terror de la Universal. ¿Quién sonaría El lobo repasa su discoteca: «Acanta, Gramófono 2000, Preiser y
ahora? ¡Ah, sí! Y recurriendo al registro más cavernoso de su voz y al ahora esto. Me lo pensaré. Sigamos»:
acento californiano que aprendió en los estudios de Walt Disney, gritó: «Novedad en España es el segundo acto de Los maestros cantores
«¡Soy Jack Nicholson, el hombre lobo! Erräst du auch dieser Raben de Arthur Rother (Berlín, 1942), que figura también en el catálogo
Geraun’? Rache rieten sie mir!». Inmediatamente, mezcla de Preiser. Esta edición de MUSIC AND ARTS trae, además, el bonus del
Nicholson-Hagen-Lobo Feroz, cargó contra sus acosadores, quienes final del acto III a partir de la canción de Walther (Robert Heger, Berlín,
huyeron dando alaridos y dejando entre sus garras el sombrero tejano 1943), permitido porque la dirección de Rother es liviana. Lo más inte-
de éste, las narizotas de pega con gafas de aquél, una carraca y una resante es el buen Sachs del gran Georg Hahn (recordemos su Barbero
barba postiza como la de Charlton Heston en los Diez Mandamientos de Bagdad), que dice y hace muy bien el segundo acto; en el tercero,
al bajar del Sinaí. Disfrazado con todo esto, aún aturdido y con taqui- Jaro Prohaska resulta algo indiferente. También tiene interés Thea
cardia, el lobo acertó a encontrar un taxi que le llevó hasta la terminal Kempf, la Eva de voz más próxima a la imaginable en una muchacha
norte del ferrocarril; allí pasó la noche, sentado en un banco al lado de de dieciséis años en toda la historia de la discografía de esta obra.
dos borrachos que dormían la mona recostados el uno en el otro, hasta Sorprende aún el carácter apolítico de la versión de Rother. Es bien
que de madrugada pudo coger el tren de cercanías que para en el sabido que el Tercer Reich usó y abusó de Meistersinger como ópera
apeadero a la entrada de su bosque. Serían las ocho horas del día 1 de alemana, como ópera característica del humor y la alegría del buen
enero del año 2001 cuando, agotado y murmurando: «¡Nunca jamás!», pueblo alemán. Pero aquí Beckmesser (un tal Hans-Heinz Nissen, que
pudo al fin atravesar el umbral de la puerta de su choza-villa, llamada, no parece ser el famoso barítono-bajo Hans-Hermann) no es un mal-
¡qué ironía!, El lobo feliz. vado de guardarropía y, al menos en el segundo acto, las cosas trans-
Quince días ha pasado en cama el imprudente. Tisanas, cataplas- curren con sana comicidad. Otro detalle: la pelea está muy bien gra-
mas, tres mantas y el edredón que encargó en Alemania cuando estu- bada, para su tiempo, y nos llega con suficiente claridad. Así, y en con-
vo en el Festival de Bayreuth de 1962. El veterinario de cabecera de la clusión, oír para creer».
nueva cooperativa sanitaria a la que cotiza el lobo, Animalitos En Lista Nuestro amigo lobuno relee el parrafito precedente y, con gesto de
De Espera, le ha prescrito chuletones a la brasa y sopicaldos con más resignación, apunta unas cifras al margen de él. Después, vuelve a arre-
carne y huesos que pan. «¿Y las vacas locas?», se atrevió a objetar el llanarse en el sillón y continúa la lectura:
convaleciente.- «¡El que está loco es usted, a sus años, irse de juerga la «Asimismo llega a España por primera vez, salvo error, el registro de
Nochevieja y volver borracho y con una pulmonía que casi no lo cuen- El ocaso de los dioses que se obtuvo en Bayreuth en 1942, que igual-
ta!».- «Le repito, doctor Raposo, que apenas lo cato desde hace casi mente figura también en el catálogo de Preiser. Éste fue el último
dos años».- «Entonces, ¿por qué le huele todavía la gabardina, ahí, en Ocaso de A la fuerza por la alegría, la organización que gestionó el
la percha, a vinazo apestoso? ¡Vaya usted a los hombres con ese cuen- Festival desde 1939 a 1944. Este año de 1942 fue representado suelto,
to, no a mí!».- «Ay», suspira el lobo, «unos escardan la lana y otros...»; desgajado de la Tetralogía de Tietjen y de Preetorius, la cual había lle-
pero se interrumpe, porque lo de la «lana» le trae de pronto malos gado a ser dirigida aún por Furtwängler. El documento, de gran impor-

( 16 )
tancia histórica, procede del Archivo de la Radio del Reich y tiene Ljuba Welitsch, con su voz de niña a la vez lasciva e ingenua, a la vez
buen sonido en general. Las circunstancias bélicas se dejan sentir en perversa e inocente. Desde hoy me parece que no podré quitarme de
los coros, lejos del estándar de Bayreuth, y también un poco en algu- los oídos a Leonie Rysanek, cuya voz, claro, no suena aniñada, pero
nos papeles secundarios. Por el contrario, la orquesta exhibe buen que parece venir desde el fondo del subconsciente para hacernos mor-
nivel a las órdenes del eficiente Karl Elmendorff, una suerte de der la manzana del pecado y aniquilarnos y aniquilarse ella misma con
Keilberth del Bayreuth del Tercer Reich: hay visión general, construc- el sabor de la sangre en los labios. Es tan hondo aquí el abismo abier-
ción, finos detalles y grandes momentos (por ejemplo, la escena de to a nuestros pies que sólo acercarse ya a su borde, sin mirar aún den-
Hagen solo y la subsiguiente transición musical a tro de él, aterra. ¿Qué prodigios de voz, técnica,
la roca de Brünnhilde). Martha Fuchs, mezzo o temperamento, talento dramático e inteligencia
incluso contralto bastante oscura de timbre en el sensible confluyeron en esta trágica, la última que
comienzo de su carrera, tiene serios problemas en ha pisado la escena lírica? A su lado, Thomas
el registro agudo; pero dominaba el difícil papel. Stewart resulta pálido. Por eso tiene aún mayor
Buena caracterización de Friedrich Dallberg importancia el Herodes de Vickers, quien siente
(Hagen) y de Camilla Kallab (Waltraute). El verdadero horror ante tal monstruo, pues él mismo
Alberich de Robert Burg es un malvado malísimo, no es más que un degenerado. Ruth Hesse habría
realmente ominoso. Pero la estrella, claro, se llama sido una Herodías más impactante en otras cir-
Set Svanholm a sus 38 años de edad y en su única cunstancias. Interesante, por el contrario, el
aparición en Bayreuth, donde se alternó con Max Narraboth de Horst Laubenthal. Mas hay que
Lorenz. Además, parecía arrancado de Los insistir: la Salomé de la Rysanek es el terremoto
Nibelungos, de Fritz Lang, mas con el hándicap de que hace saltar la escala de Richter. Así que, como
ser relativamente corto de estatura. En conclusión, mi traducción duerme en un cajón desde hace ya
un documento para wagnerianos natos o conver- dos años, es para mí un honor ofrecerla a los
sos» parroquianos de DIVERDI que crean lo que aquí
Empieza a oscurecer fuera. El lobo se levanta, deja digo y firmo y deseen juzgar por sí mismos».
en el sillón los folios y enciende el bonito fanal que «¡Caramba, qué entusiasta se muestra aquí el guar-
adquirió en una tienda de antigüedades de Ámster- dabosques! La cosa parece que va muy en serio», se
dam después de que el anticuario, un tal Van dice el lobo: «Esto hay que regarlo». Y el muy ladino
Kallejien, le aseguró que había sido propiedad del busca entre las mantas de la cama, saca la botella de
Holandés errante. Torna a sentarse, se suena con el whisky, se sirve dos dedos -nada de on the rocks ni
pañuelo de Caperucita, vuelve a apuntar unos núme- de agua- y se dispone a concluir la lectura:
ros y reanuda la lectura: «Por último, GOLDEN MELODRAM edita una toma
«Dentro de la conmemoración Strauss de 1999, del Murciélago que Carlos Kleiber dirigió en la
MUSIC AND ARTS editó, al parecer por primera vez, Ópera de Múnich el día 31 de diciembre de 1975.
los registros que la Radio del Reich hizo de varios de ¿Fue por la noche? ¿Hubo cotillón y champán -el
los poemas sinfónicos del compositor muniqués -la «Rey de los vinos»- en la escena y en la sala? No lo
Alpina, Don Juan, Macbeth, Muerte y Transfiguración- en 1936 y 1937, sé. Lo que sí resulta evidente es la vitalidad de la representación, la ale-
en Múnich, y de los dos realizados en 1942, en Viena, en este caso el gría general, la acogida con ovaciones a los cuadros presentados por
Till y el Zaratustra, todos ellos dirigidos por su autor ya a edad avan- Otto Schenk (uno de los contadísimos directores de escena lírica que
zada. Estas grabaciones no son las largamente conocidas desde los merecen aún el nombre), las risas y carcajadas durante los diálogos
tiempos del disco de 78 revoluciones; las autorizadas notas de Michael hablados, que se ofrecen en su totalidad en una versión algo reelabo-
Kennedy, biógrafo de Strauss, informan suficientemente sobre estos rada respecto a la original, y la felicidad que rezuma de esta represen-
extremos: así, por ejemplo, nos dice que aquí está el único Macbeth tación a años luz de la grisura, el estéril intelectualismo y la boba
registrado por Strauss y también que ahora aparece su primera Alpina, actualización presunta de casi todo lo que se ofrece hoy día en los tea-
pues la segunda y última data de 1941. Naturalmente, el sonido de tros de ópera. En estos momentos, éste es el único registro completo
estas grabaciones no tiene nada que ver con el magnífico de la reedi- con Carlos Kleiber. El sonido llega un tanto precario, aunque mejor que
ción Testament de los registros de Clemens Krauss, recientemente en la Elektra del Covent Garden. «A mí, esto no me incomoda», como
comentada en la Hoja parroquial. Además, varias de ellas presentan dice repetidamente Alfred, pues el reparto, presidido por una Gundula
ruidos de fondo -lo que convencionalmente llamamos fritura- que Janowitz que hacía una Rosalinde espléndida como cantante y como
parecen ya impropios de la época y del nivel técnico de las radios ale- actriz, reúne nombres señeros que forman eso tan raro que llamamos
manas. Mas dicho esto, hay que destacar también que, en términos de equipo. Hasta Otto Schenk, también consumado actor, presta magnífi-
luminosidad, color y potencia orquestal, se oye aquí más de una mara- ca vis cómica a Frosch, el carcelero borrachín, la «rana» conservada en
villa. La grabación más apagada -¿ha sido limpiada en exceso?- es la aguardiente. No quiero dejar de citar a Brigitte Fassbaender como el
de Don Juan; también padece la misma relativa insuficiencia, aunque Orlovsky ideal. Esto es una fiesta. La cuestión consiste en tomarse dos
aquí hay momentos estupendos, la del Zaratustra (curiosamente son los copas, pagar la entrada y pasar a divertirse en ella».
registros de 1942, ambos con la Filarmónica de Viena). Pero si el Till «Bien, seguiré el consejo», se dice para su coleto el lobo. Alarga la
está muy bien grabado y suena con gran claridad, Muerte y transfigu- mano a la botella, se sirve dos dedos más de whisky, saca del cajón de
ración responde a las propias indicaciones de Strauss en la partitura - la mesa la calculadora y, como siempre, se dispone a hacer cuentas.
timbales percutientes, trombones lacerantes- y Macbeth tiene fuerza
dramática, la Alpina señala una cima -nunca mejor dicho- en la disco- Ángel-Fernando Mayo
grafía de la obra: brillo en la cuerda, finura tímbrica, atención a los
detalles (¡esquilas!), tensión lírica, canto épico... Sí, los dioses moran
en las cumbres. Ya sólo por esta Alpina merece la pena hacerse con R. WAGNER: Parsifal (Acto III) / Weber, Hartmann, Reinmar (o Wocke), Larcén / Coro
este incunable aunque aparezca roído un poco por los ratones». y Orquesta de la Ópera Alemana de Berlín. Dir.: Hans Knappertsbusch (1942) / MUSIC
AND ARTS / Ref.: 1067 (1 CD) D2
¿Ratones? El lobo recuerda que debe carta a Mickey Mouse, quien
vive retirado en Acapulco, y piensa después: «Con lo que a mí me R. WAGNER: Los maestros cantores de Nuremberg (Acto II completo y fragmentos del
gusta Garmisch... y la casa de Strauss, con su bulbo» Una vez más III) / Hahn, Prohaska, Nissen, Schirp, Willer, Noort, Suthaus, Wessely, Witte, Kempf,
Müller, Schilp, Hoffmann / Coro de la Ópera Alemana de Berlín. Orquestas de la Radio
anota algo en el folio, atiza el fuego, añade un tronco mediano, se y Staatskapelle. Dirs.: Arthur Rother y Robert Heger (1942/43) / MUSIC AND ARTS /
calienta un poco las manos y sigue leyendo: Ref.: 1068 (1 CD) D2
«Sorpresa, y de las grandes, es el registro GM de la Salomé del R. WAGNER: El ocaso de los dioses / Svanholm, Fuchs, Dalberg, Koch, Fischer, Kallab,
Festival de Orange (14 de julio de 1974). Allí hacía furor Jon Vickers, Lachnow, Siewert, Scheppan, Imghammer, Booth / Coro y Orquesta del Festival de
quien es más que un lujo para Herodes, y en París lo hacía la inmensa Bayreuth de 1942. Dir.: Karl Elmendorff / MUSIC AND ARTS / Ref.: 1058 (4 CD) D2 x 4
Rysanek. Aquella noche no sopló el temido mistral. Además, la RICHARD STRAUSS DIRIGE RICHARD STRAUSS - Sinfonía Alpina, Don Juan, Till
Orquesta Nacional de Francia, riquísima en el color, se sintió galvani- Eulenspiegel, Así habló Zaratustra, Macbeth, Muerte y transfiguración / Orquestas de
zada por Rudolf Kempe. Posiblemente es éste el mejor registro operís- la Radio de Múnich, de la Radio Alemana de Berlín y Filarmónica de Viena (1936,
1937, 1942) / Grabaciones inéditas / MUSIC AND ARTS / Ref.: 1057 (2 CD) D2 x 2
tico del extraordinario director alemán, incluido el de sus segundos
Maestros cantores, y uno de los tres o cuatro imprescindibles en la dis- R. STRAUSS: Salomé / Rysanek, Hesse, Vickers, Laubenthal, Stewart, Schilm /
cografía general de Salomé. Es difícil describir con palabras la caracte- Orquesta Nacional de Francia. Festival de Orange de 1974. Dir.: Rudolf Kempe / GOL-
DEN MELODRAM / Ref.: 3.0047 (2 CD) D10 x 2
rización, vocal y dramática, del tenor canadiense; pero aún lo es más
el poder transmitir la impresión que produce la soprano. He oído algu- J. STRAUSS: El murciélago / Janowitz, Malone, Wächter, Kmentt, Brendel, Kusche,
nas grandísimas interpretaciones del complejo personaje que es la hija Lenz, Fassbaender / Coro y Orquesta de la Ópera del Estado de Baviera. Dir.: Carlos
Kleiber (31.12.1975) / GOLDEN MELODRAM / Ref.: 6.0008 (3 CD) D10 x 3
de Herodías; hasta ahora, mis preferencias iban a recaer siempre en

( 17 )
Ashkenazy dirige obras orquestales CPO añade los «sin opus» a su integral
de S.I. Taneiev (1856-1915) de Conciertos para violín de Spohr

Un músico El violín belcantista


por descubrir
L
ouis Spohr (Brunswick, 1784-Kassel, 1859) fue un compositor, violi-
nista y director de orquesta alemán que en vida disfrutó de la gloria

E n los comienzos de su
carrera musical, Sergei
Ivanovich Taneiev des-
tacó como pianista: discípu-
conciertos no resulta claro.
Tampoco abundan las ver-
siones fonográficas; aparte
de ésta, sólo conozco la de
y de la admiración de Mendelssohn, Schumann y Chopin. Su exten-
sísima producción cubrió todos los géneros: conciertos, sinfonías, óperas
y música de cámara para diversas combinaciones. Como director desa-
rrolló una importante labor en Inglaterra y, sobre todo, en Kassel, ciudad
lo de Nicolás Rubinstein en referencia que firmaron en que hoy alberga a la Sociedad Internacional encargada de mantener viva
el Conservatorio de Moscú, 1956 David Oistraj y Nicolai la llama musical de este autor, vacilante desde muy poco después de su
su estupenda versión del Malko al frente de la muerte. No es Spohr el único caso en la historia de la música cuya fama
Primer Concierto de Brahms Philharmonia para EMI. Por se eclipsa tras fallecer. A remediar ese
causó gran impacto y le tanto, es de agradecer este olvido, no del todo justo, contribuirá
granjeó admiración general reciente registro de muy esta iniciativa de CPO, que ha culmi-
y la medalla de oro del buen sonido y sobresaliente nado la publicación de los dieciocho
Conservatorio. Posterior- interpretación. El jovencísi- Conciertos para violín y orquesta por
mente, fue intérprete desta- mo Pekka Kuusisto -24 años- él compuestos, quince de ellos con
cado del célebre Primer produce con su Stradivarius número de opus. Técnicamente nada
Concierto de Chaikovsky y una sonoridad muy bella en sencillos, rara vez han merecido la
estrenó los otros dos. Ade- todos los registros y domina atención de los máximos violinistas:
más, Taneiev, acompañó al bien una parte técnicamente Heifetz grabó el octavo, Erica Morini
ardua. Ashkenazy el noveno, y poco más. El motivo prin-
concierta con calor cipal es, a juicio de quien suscribe, el
y precisión, emplea mismo que ha relegado al olvido a tan-
tempi bien cons- tos autores de ópera más o menos coe-
trastados y da a táneos de Spohr: una inspiración
cada movimiento melódica convencional.
de esta bella obra Sea como fuere, los conciertos de Spohr, que se extienden en el tiem-
su personalidad y po entre 1799 y 1844, no muestran una marcada evolución en su len-
el adecuado encaje guaje, y en todos ellos el autor subordina la orquesta a los dictados del
en el conjunto, que instrumento solista, que despliega su virtuosismo y canta siempre -en
se cierra con una ocasiones con elegantes giros melódicos- al estilo de las «primadonnas»
brillante tarantela. de la época. En tal sentido es paradigmático el nº 8 (que CPO acopla con
El CD se comple- los números 12 y 13), el más popular, titulado Escena de canto y com-
menta con un frag- puesto antes de una gira por Italia.
mento de la ópera En suma, he aquí el remate debido a una publicación sin competen-
Oresteia -que ocu- cia que merece cálida acogida por ofrecer la colección completa de
pó a Taneiev entre estos conciertos con sonido excelente y un trabajo serio y profesional de
violinista Leopold Auer en 1887 y 1894-, el entreacto Ulf Hoelscher al violín y Christian Fröhlich al frente de la Orquesta
giras de conciertos y le dedi- Templo de Apolo en Delfos, Sinfónica de Radio Berlín, fundada en 1923 y que, en sus casi 80 años
có la obra que motiva esta y con la llamada Obertura de historia, cuenta con un imponente elenco de directores que han tra-
reseña, única que escribió Oresteia, op. 6, que no bajado con ella, incluido nuestro Rafael Frühbeck desde 1994.
para violín solista y última forma parte de la ópera sino
de su catálogo en que que es una página de con- R.A.
empleó la orquesta. En esta cierto elaborada sobre temas
Suite de concierto, Op. 28, de ésta. Una y otra despier- L. SPOHR: Los conciertos para violín sin número - Concierto para violín WoO 9 en sol
Taneiev recuerda a su amigo tan el interés por conocer la mayor; Concierto para violín WoO 10 en mi menor; Movimiento de concierto en re mayor,
WoO 16; Potpourri, op. 23 / Ulf Hoelscher (violín) / Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín.
y maestro de composición, ópera completa, que figura Dir.: Christian Fröhlich / CPO / Ref.: 999751-2 (1 CD) D2
Chaikovsky, tanto en el en el catálogo del sello
También disponible:
manejo de los timbres instru- OLYMPIA. Además de las L. SPOHR: Integral de los 15 Conciertos para violín / Mismos intérpretes / CPO / Ref.: 999657-
mentales como en su predi- obras indicadas, Taneiev 2 (6 CD) D2 x 3 [6 discos al precio de 3]
lección por los aires de compuso cuatro sinfonías,
danza y en el plan de la nueve cuartetos y dos quin-
obra: el amplio tema con tetos para cuerda.
variaciones que forma el En suma, un CD muy inte- NUEVAS PRODUCCIONES
cuarto movimiento -que resante que revive la figura
incluye un vals y una mazur- del buen músico que fue
ÓPERA 3
ca- es análogo formalmente Taneiev, amigo de Chai-
ENCUENTRO INTERNACIONAL DE
al que usa Chaikovsky para kovsky y de Tolstoi, profesor ÓRGANO BARROCO EN EUROPA -
concluir su Trío en la menor, de Glière, Rachmaninoff y Obras de diversos autores de los siglos
op. 50. Además, la doble Scriabin, y experto en histo- XVII y XVIII / Soledad Mendive y
Antonio Duart e (órgano) / ÁLABE / Ref.:
fuga revela al maestro del ria, filosofía, matemáticas y CD 1034 (1 CD) D2
contrapunto que fue Taneiev. ajedrez: toda una polifacéti-
Realmente, este concierto ca personalidad.
para violín y orquesta tiene
todo lo preciso para figurar Roberto Andrade
en repertorio: una parte
solista difícil y muy bien
escrita; inspiración, dominio S. TANEYEV: Suite de concierto para
violín y orquesta, op. 28; Entr’acte (El
de la amplia estructura -la templo de Apolo en Delfos); CANTARES - M. DE FALLA: 7 Canciones
obra dura unos 40 minutos- Obertura de Oresteya / Pekka populares españolas - R. GERHARD:
Kussisto (violín) / Orquesta Cantares - F. GARCÍA LORCA: Colección
y orquestación brillante. El Filarmónica de Helsinki. Dir.: de canciones populares antiguas / Juanita
porqué de su infrecuente Vladimir Ashkenazy / ONDINE / Ref.: Lascarro (soprano); Marco Socías (guitarra)
ODE 959-2 (1 CD) D2 / OPERA TRES / Ref.: CD 1035 (1 CD) D2
presencia en las salas de
( 18 )
Patrick Cohen culmina su integral de las Mazurcas de Chopin

Limpio de polvo y paja


P oco nuevo cabe ahora añadir a lo ya
dicho por el sagaz Papageno en la crí-
tica correspondiente a los dos primeros
discos de este ahora completado integral de
sonoridad añeja a la realidad de un ámbito
sonoro y auditivo radicalmente distinto al
que enmarcó las primeras audiciones de
estas deliciosas piezas. La idea de recuperar
este poco coloreado y suavemente acentua-
do Chopin. La mesura del intérprete guarda
absoluta coherencia con el planteamiento
historicista de unas visiones cabales y bien
la mazurcas para piano de Chopin firmado construidas, que indagan en su vena popu-
por el versátil e infatigable Patrick Cohen. lar y guardan un bien definido equilibrio
Los dos compactos que integran el nuevo estético que más mira al pasado clásico que
álbum, admirablemente grabado en San al esplendor romántico del que estas deci-
Lorenzo de El Escorial en septiembre de monónicas páginas forman parte tan sustan-
1997, depara las mismas virtudes y caren- tiva.
cias de la primera entrega. Se trata de un El Chopin de Cohen, como escribía
Chopin cuidado y monocorde, plano de Papageno en esta misma Hoja parroquial,
aliento romántico y de cualquier exceso «no arrastra ni apasiona, no nos inflama del
expresivo. Cohen, que ha recurrido a un ímpetu romántico, pero sí nos hace seguir
piano Érard para el registro, muestra y exhi- con atención, con agrado y en ocasiones
be sus cualidades de exquisito e inteligente con sorpresa el discurrir de la música». No
artista para despolvorear y rehuir toda la es poco en los rutinarios y estereotipados
paja que, a lo largo de los años, se ha tiempos que corren.
impregnado a las deliciosas y populares
miniaturas escritas por Chopin reanimando la realidad de valores supuestamente perdi- J.R.
la famosa danza de su tierra natal. dos conlleva, inevitablemente, la utopía de <justito@arrakis.es>
La plausible idea purificadora del intér- acercar igualmente espacios sonoros, sensi-
prete estadounidense choca, sin embargo, bilidad y oídos al tiempo original. En el F. CHOPIN: Integral de Mazurkas (Vol. II) / Opp. 50/1-3;
56/1-3; 59/1-3; 63/1-3; 67/1-4; 68/1-4; 8 Mazurkas sin
con la cortedad de aliento y monotonía que, mundo del cine, ninguna lluvia parece tan núm. de opus / Patrick Cohen (piano Érard) / GLOSSA /
en ocasiones, depara la audición atenta de real como la producida artificialmente. Ref.: GCD 920507 (2 CD) D2 [2 discos al precio de 1]
estos dos generosos y muy bien editados Cohen se muestra demasiado respetuoso, También disponible:
compactos, cuyos contenidos se perciben excesivamente comedido, en su afán puris- F. CHOPIN: Integral de Mazurkas (Vol. I) / Opp. 6/1-4;
7/1-5; 17/1-4; 24/1-4; 30/1-4; 33/1- 4; 41/1-4 / Patrick
presididos por una mente rectora acaso ta. Algo más de arrebato, ironía, locura y Cohen (piano Érard) / GLOSSA / Ref.: GCD 920506 (2
excesivamente ocupada en restituir una sensualidad hubiera hecho ganar enteros a CD) D2 [2 discos al precio de 1]

Heinrich von Herzogenberg (1843-1900)


y sus tres Sonatas para violoncello

Un amigo de Brahms
PRÓXIMAS NOVEDADES YA DISPONIBLES

N
o era fácil destacar en la música germánica de la segunda
mitad del Ochocientos. Entre Brahms, que era el albacea de De Jan Beran, nacido en Praga en 1959 y hoy profesor de la Universidad de Konstanz
la historia, y Wagner, que era el artista del porvenir, quedaba (Alemania) tras largos períodos de trabajo y residencia en Suiza y Estados Unidos,COL
poco espacio a la luz, quiero decir para ocupar y hacerse ver, evi- LEGNO presenta Santi, su segundo concierto para piano, obra en la que la forma clá-
tando las gigantescas sombras sica se mezcla con la meditación oriental dentro de un estilo acaso evocador de las
proyectadas por los dos enormes obras de Arvo Pärt por su espiritualidad y romanticismo.
y optativos maestros. En su segunda novedad, el sello alemán funde los tres siglos exactos que separan la
muerte de John Dowland y el nacimiento de Hans Werner Henze con una colección
Sin duda, esta situación influyó de piezas para laúd y guitarra interpretadas por Stephan Stiens.
en la carrera de Heinrich von
Herzogenberg, que fue uno de
los fundadores de la Sociedad
Bach, encargada de editar orde-
nada y críticamente la obra del
Cantor. Organizó en Alemania
algún festival Brahms, músico J. BERAN: Santi - Concierto
que de hecho funcionaba como para piano nº 2 (versión elec-
trónica) / COL LEGNO / Ref.:
vienés aunque era de Ham- WWE 20062 (1 CD) D1
burgo. Se estableció entre am-
bos una relación desigual:
Brahms era un maestro y un
hombre distante y frío, en tanto que Herzogenberg le proponía ser su
fiel discípulo y su cálido amigo. El resultado es que la obra del
segundo quedó diluida en la penumbra que proyectaba la estatua del
primero.
Herzogenberg compuso cantatas, sinfonías, música de cámara. En
estas sonatas, sin duda, se advierte la huella brahmsiana, pero es difí-
cil que en aquellos años, si alguien quería componer en Alemania J. DOWLAND: Danzas y Fan-
una sonata para chelo y piano no le saliera una brahmsería más o tasías para laúd - H.W.
menos brahmseria. Con todo, nuestro músico demuestra que tiene HENZE: Royal Winter Music
(1ª y 2ª Sonatas sobre perso-
las lecciones bien aprendidas y que las puede exponer con pulcri- najes shakesperianos, para
tud. Su escritura es limpia y decorosa, sus estructuras tienen la debi- guitarra) / Stephan Stiens
(laúd y guitarra) / COL
da economía y los instrumentistas se pueden dar por bien servidos. LEGNO / Ref.: WWE 20104
(1 CD) D1
Blas Matamoro
H. VON HERZOGENBERG: Sonatas para violoncello y piano 1-3 / Claudius Herrmann
(cello); Saiko Sasaki (piano) / CPO / Ref.: 999625-2 (1 CD) D5

( 19 )
Primicias pianísticas de Agathe Backer Grondahl (1847-1907), en BIS Lieder de Paul Dessau

A la sombra de Grieg (1894-1979) para diversas


cuerdas, en un
registro ORFEO

E n su libro Las mujeres y la música Patricia


Adkins Chiti nos desvela la peripecia biográ-
fica de esta desconocida dama noruega:
nacida en 1847 en la peque-
ble George Bernard Shaw no dudó en calificar
como pianista y compositora para piano de pri-
mera calidad, comparable sólo a Clara Schumann.
La romanza de salón y el
Cantando
con
ña localidad de Holmestrand, piano ocupan casi en
a los cuatro años ya tocaba e
imitaba en sus primeros tante-
os compositivos las obras
exclusiva su legado com-
positivo: setenta opus que
incluyen más de 250 can-
Dessau
escuchadas en las veladas ciones y 150 piezas pia-
musicales que su padre, el
cónsul Nils Backer, ofrecía en
la casa familiar. A los dieci-
séis años obtiene el permiso
nísticas. El presente regis-
tro ofrece una rica selec-
ción de estas últimas,
defendida con exquisita
P aul Dessau, el autor de
piezas teatrales musicales
para Brecht como El pro-
ceso de Lúculo, nunca fue un
vanguardista. El Lied es uno de
paterno para estudiar piano y musicalidad por Geir Hen-
los géneros a los que se dedicó
composición en la célebre ning Braaten. A través de con mayor exigencia y hasta
Academia de Theodor Kullak un virtuosismo casi cons- exquisitez. Hay muchos lieder
en Berlín. En 1864 debuta tante en la escritura pianís- al principio y al final de su
brillantemente como pianista tica pueden rastrearse ecos carrera. En medio, y sobre todo
en Kristiania con el Empera- innegables de Chopin, en su época en la RDA, hay
dor dirigido por Grieg. Du- Mendelssohn y Liszt que mucha pieza orquestal, bastan-
rante 1871-72 completa sus -en las páginas más logra- te teatro, obras pedagógicas y
estudios con Bülow en Florencia y Liszt en das, como los magníficos Seis estudios, Op. 11 de numerosas piezas sinfónico-
Weimar. A partir de entonces su carrera como 1881 (excelente asimilación del estilo chopiniano corales que celebran esto y lo
concertista, compaginada con la creación, será en los números 2 a 4) y los Cuatro bocetos, Op. 19 otro. Pero su evolución en el
imparable hasta el punto de ser considerada la de 1886- consiguen proporcionar al oyente muy lied nos muestra un compositor
mejor pianista y la primera mujer compositora de agradables sorpresas. inquieto, que nunca se estuvo
su país. En 1907, exactamente tres meses antes sentado en la poltrona y que,
después de partir de un lengua-
que Grieg, fallece en su residencia de Ormoya, Juan Manuel Viana
cerca de Oslo, la que fuera primera intérprete del
Concierto de Grieg, definida por un crítico de la A.B. GRONDAHL: 6 Estudios de concierto compuestos para el
piano, op. 11; 3 Piezas, op. 15; 4 Esbozos, op. 19; Suite, op. 20;
época como «una extraordinaria mezcla de gracia 3 Estudios, op. 22 / Geir Henning Braaten (piano) / BIS / Ref.: BIS
femenina y energía masculina» y a la que el temi- 1106 (1 CD) D2

Nuevo rescate de CPO: obras de Wilhelm Middelschulte (1863-1943)

La historia del órgano


L
a obra de Wilhelm Middelschulte pertenece a la enciclopedia de los olvidos que la proliferación
industrial del compacto colabora a enmendar. Nacido y educado en Westfalia, por su matrimo-
nio con una norteamericana pasó largos años en Chicago. Volvió a Europa a punto de estallar la
Segunda Guerra Mundial y se instaló en Rapallo y luego en Dortmund, donde murió. Músicos de fuste
y de más que sólida formación, como Ferruccio Busoni, lo encomiaron en su momento, pero hoy je tradicional, llegó al despoja-
yace en los catálogos de los especialistas. miento de la expresión y a la
quintaesencia del género. Para
Sin embargo, la obra de nuestro compositor ofrece mate- las fechas que siguen habrá que
rial al melómano corriente. La base de su trabajo es una tener en cuenta sus fechas de
amplísima capacidad de redacción organística y un cono- nacimiento y muerte.
cimiento exhaustivo de todos los recursos tímbricos y Los cuatro primeros lieder
combinatorios del imponente instrumento. Su punto de de este recital (tres de ellos con
partida es el contrapunto barroco, pero escuchado a través texto de Dehmel) muestran un
de la experiencia de la literatura orgánica que se cumple joven compositor que se está
en el siglo XIX, especialmente con Mendelssohn, Brahms haciendo con el material y con
y Widor. el oficio. Estamos en 1914-
Las atmósferas producias por Misselschulte son de una 1917, y la tradición está presen-
sugestiva riqueza, siempre dentro de un planteamiento de te; no de manera aplastante,
sonoridad titánica, catedralicia, que algunos calificaron de pero sí para insinuar que se
gótica (de hecho, el adjetivo circuló bastante en el mundo trata de un buen aprendiz, que
promete. Tres lieder de 1931-34
orgánico de la época). Se trata de comentarios, glosas,
con textos de Villon (uno de
perífrasis y variaciones sobre temas bachianos, tanto litúr- ellos en el original francés) nos
gicos como profanos. A veces el desarrollo compositivo muestran ya al ácido y satírico
alcanza la estructura de una sinfonía para instrumento solo (vaya soledad, que equivale a una orques- artista que hará de las suyas con
ta), otras se mueve con la apariencia de una improvisación sobre tema dado o se articula como expo- Bertolt Brecht. De 1934 son las
sición y fuga. Los climas conseguidos son de una irresistible intensidad, y el eco de Bach resuena por Dos canciones del poeta y dra-
los espacios seculares que llegan hasta nosotros. maturgo americano negro
Digno del desafío, Sonnentheil pone en juego su ancha competencia como intérprete y como téc- Langston Hughes, de gran carga
nico de la selva sonora que el órgano despliega desde el ángulo sombrío de la catedral. social (Porter, brevísimo, es
como un escupitajo en sus
B.M. repetidas y agresivas «afirma-
ciones»). De estos años y de la
W. MIDDELSCHULTE: Obras para órgano - 2 Estudios sobre el Coral «Vater unser im Himmelreich»; Fantasía cromática y Fuga; década de los cuarenta, ya en el
Sinfonía contrapuntística; Toccata sobre «Ein feste Burg ist unser Gott»; Perpetuum mobile; Chacona / Jürgen Sonnentheil (órgano) exilio, data su primera aventura
/ CPO / Ref.: 999739-2 (1 CD) D5
serial y vanguardista, represen-

( 20 )
tada en este CD por varios lie- Finalización y prosecución de los ciclos de Cuartetos para cuerda
der, entre los que destaca de Shebalín y Váinberg, respectivamente, en OLYMPIA
Abbitte, con texto de Hölderlin;
y Chamber Music XXXII, sobre
uno de los poemas de Joyce de
Sobrevivir a la coacción
la serie del mismo título. A
veces, la línea vocal parece
provenir de Pierrot Lunaire,
sin perder la traza humana
pero todavía se trata de canto.
En 1949 se fundó la RDA
(que, como sabemos, duró cua-
renta años justos, apenas ni un
minuto más), y Dessau creyó
T odo creador -igual que los demás seres
humanos- no está verdaderamente muerto si
aún no ha sido olvidado. Al culminar OLYM-
PIA la edición de los Cuartetos para cuerda de
yecto de editar la integral de los diecisiete cuarte-
tos para cuerda con una segunda y bienllegada
entrega, confiada al buen hacer del juvenil y
femenino Cuarteto Dominant, afincado en Moscú
Shebalín y proseguir la correspondiente a y fundado en 1995 por el violonchelista Valentin
que aquella parte de Alemania Váinberg, hace que ambos sean recordados y, por Berlinski, miembro del Cuarteto Borodín.
era la que le correspondía. No tanto, revividos. Compuso Váinberg su Cuarteto núm. 7 al inicio
llegó allí como Prokofiev a la Zozobraba la Unión Soviética abrumada por del «deshielo» jruschoviano (1957), en contempo-
URSS, ni tuvo que sufrir las
las adversidades sobrevenidas en el curso de un raneidad de su razonablemente tonal Cuarta sin-
sevicias enormes de éste, pero
de todo hubo. El exilio de antes conflicto bélico que, a pesar de las proclamas ofi- fonía. Dedicado al colega compositor Iuri Levitin,
se convirtió, como para tantos, ciales, por no deseado nada tenía de grande ni de al que Metek profesaba un gran respeto, fue estre-
en exilio interior. Su amigo patriótico, cuando en 1943 Vissarión Ia. Shebalín nado a finales de año en la Sala pequeña del
Brecht murió pronto, por suerte (1902-1963) concluyó su Sexto cuarteto para Conservatorio de Moscú por el Cuarteto Borodín,
para el propio Brecht, y el cuerda. Hacía un año que quien sucesivamente ofrece-
bueno de Dessau tuvo que tra- ocupaba el cargo de director ría las primicias de los veni-
gar quina. El Lied era el único del Conservatorio de Moscú y deros cuartetos Octavo y
género en el que podía expresar acababa de ser agraciado con Noveno -en el mismo esce-
algo, aunque para muy pocos. la apetecible golosina del nario-, Undécimo y Deci-
De esa época -años cincuenta, Premio Stalin por su anterior mosexto. En los tres movi-
sesenta y setenta- son los ciclos cuarteto Eslavo. Bien que el mientos del Séptimo se alter-
con textos de Rhingelnatz, autor se atuvo a los requisitos nan el recogimiento de una
Claudius, Neruda, Heine y
pautados de esencialidad atmósfera meditativa con las
hasta Brecht, para el que com-
puso bastante música escénica positiva y optimista que alen- reminiscencias del pianísti-
y canciones teatrales. Neruda le taban su nueva obra, optó en co estudio Revolucionario
sirve a Dessau para protestar ella por moderar aquellos (Duodécimo) del conterrá-
contra el sangriento golpe de acentos folclóricos que en neo Chopin, o con un fugato
estado chileno de 1973, aun- modo tan lisonjero le habían exornado por variopintas
que el dolor de ese año provie- retribuido previamente, en variaciones. Malició el autor
ne de dolores demasiado ante- beneficio de una arquitectura que su éxito fue empañado
riores: en 1973, el Muro del y un lenguaje armónico tradi- por el conseguido por la
bueno Walter Ulbricht cumplía cionales, y una escritura elegante de impulso reciente Undécima sinfonía de Shostakóvich, mas
doce años. Lieder como el muy dinámico directo mas sin premura. al poco le deparó una gratificante recompensa a
breve Das Herz («El corazón», A consecuencia de la malsindad que entrañó la escala internacional la música escrita para el filme
con texto de Lenz) sorprende- zhdanóvshchina, en 1948 Shebalín presentó su del georgiano Mijaíl Kalatozov Letiat zhuravli (en
rán por su especialísimo recita- Séptimo cuarteto a manera de ejercicio peniten- España titulado Cuando pasan las cigüeñas), que
do, casi en hoquetus. Pero este
CD está lleno de sorpresas por
cial que atestiguaba las posibilidades de curarse cosechó la Palma de Oro en el Festival de Cannes
el estilo, como el terrible lied de su enfermedad de «formalista» y de llegar a de 1958.
«Bombardeo» (texto de Neruda, escribir según las directrices del Partido. Sabía el Tuvo el ulterior Octavo cuarteto (1959) por
traducido al alemán). No esta- compositor que aderezar la pieza con una buena dedicatario al dilecto Borodín, el que en el trans-
mos ante un compositor confor- dosis de tipismo ruso resultaría infalible en la curso del único movimiento en cuatro claras sub-
mista ni atento a las consignas receta que mitigase los efectos ocasionados por la divisiones efundió virtuosismo efusivo y depurada
del realismo socialista. Vivió culpa que se le imputaba. No obstante las nume- sutileza, así como en la sensible melodía del pri-
una dictadura horrenda, pero rosas alusiones a la música popular esparcidas por mer violín con acompañamiento de pizzicati del
los años de Stalin duraron poco la partitura, la facilidad pegadiza de ciertos com- resto de la cuerda en la sección Poco andante.
allí. pases y la ostentada vitalidad palpitante de ener- Al día siguiente (21 de julio de 1964) de termi-
Cuatro excelentes cantantes, gía, los peculiares rasgos estilísticos del autor tras- nar Shostakóvich su propio Décimo cuarteto,
especialistas en el género, rin- parecen de la colorida indumentaria nacionalista. escribió a su amigo Isaak D. Glikman: «Me había
den plena justicia a la obra lie- Diez años después, en la revista Música soviética fijado el objetivo de alcanzar y aventajar a
derística de Dessau, que bien lo
(el Boletín oficial musical del PCUS), una pluma Váinberg, y es lo que he hecho». Solventó Mitia la
merece. Los acompaña a todos
ellos un magnífico pianista que afecta al régimen subrayó la importancia de la amistosa competición dedicando la obra a Metek,
sabe lo que se hace, que a canción folclórica como fuente de inspiración en la que incluso había diseñado su retrato. En el
veces canta con los solistas y temática en la obra de Ronia. ¿Pervivencia de una cuatripartito Noveno cuarteto de Váinberg -fecha-
que a menudo sabe diferenciar fórmula opresiva en un estado totalitario? do en 1963 y presentado en marzo del año subse-
el acompañamiento y hasta Primero de los dedicados por Shebalín al cuente- prima un carácter de índole grave que
enfrentarlo al canto o apartarlo Cuarteto Borodín, el Octavo data de 1960, una ocasionalmente deriva hacia una rítmica motriz
de él. Que es lo que hubiera fecha en la que clínicamente su vida se presenta- rebosante de pujanza o retorna al talante elegía-
querido Dessau, sin duda. ba tan precaria que parecía efímera su actividad; co-melancólico, interferido por raptos dramáticos,
ORFEO sigue con este CD la lo cual no merma la hondura conceptual ni la para acabar con un bonísimo humor danzarín y
línea que ya emprendió en su amplitud de los logros con respecto a sus creacio- jubiloso. Y es que en paralelismo músico-social,
día Eterna (ahora Berlin nes precedentes. Ultima OLYMPIA el ciclo con pese al institucionalizado empeño por hacer infe-
Classics), sello de la RDA dirigi- estos tres cuartetos que tienen la similitud de estar liz al ciudadano soviético, acceder a la alegría no
do por gentes que hacían lo que
conformados por cuatro movimientos, interpreta- siempre resultaba írrito afán.
podían.
dos con empeño -igual que los previamente publi-
cados- por el meritorio Cuarteto Krasni, formado José Luis Gómez Lozano
Santiago Martín Bermúdez
por dos siberianos y dos petersburgueses tan insul-
tantemente jóvenes que apenas han arribado al M. VAINBERG: Cuartetos para cuerda núms. 7 en do mayor, 8
en do menor y 9 en fa sostenido menor / Cuarteto Dominant /
P. DESSAU: 36 Lieder / Hanna Dóra veintenario. OLYMPIA / Ref.: OCD 686 (1 CD) D2
Sturludóttir (soprano); Stella Doufexis Con la aparición del volumen decimoséptimo
(mezzo); Dietrich Henschel (barítono); V. SHEBALIN: Cuartetos para cuerda núms. 6 en si menor, 7 en
Axel Bauni (piano) / ORFEO / Ref.: consagrado al invaluable legado de Mieczyslaw S. la bemol mayor y 8 en do mayor / Cuarteto Krasni / OLYMPIA /
C435001A (1 CD) D2 Váinberg (1919-1996), reanuda OLYMPIA su pro- Ref.: OCD 665 (1 CD) D2

( 21 )
Obras orquestales de Alexandre Tansman, en KOCH y OLYMPIA

Un ecléctico en estado puro


T res grabaciones recientes nos permiten
acercarnos, aunque sólo sea muy par-
cialmente, a la obra orquestal, concer-
tante y escénica de Alexandre Tansman, uno
les, ritmos exóticos, acentos hebreos, colo-
res orientales, temas populares y elementos
jazzísticos.
Las dos Sinfoniettas, de idéntica exten-
riqueza
de ideas
melódi-
cas, so-
de esos tantos compositores cuya obra -sur- sión y escritas en los extremos de su carrera bre todo
gida en el período de entreguerras, ajena a (1924 y 1979 respectivamente), son una en los
la vanguardia vienesa y adscrita a un eclec- muestra elocuente del acertado empleo de movi-
ticismo militante- se encuentra sumida elementos folklóricos en su obra. En 1944, mientos
desde hace años en una especie de purgato- durante su exilio americano, escribe lentos,
rio musical del que todavía no ha consegui- Tansman su Divertimento para orquesta de posee un
do salir. cámara, que aleja, en su ligereza y despreo- calor y una sensibilidad únicos en su géne-
De orígenes judíos y nacido en la polaca cupación, toda sombra de la tragedía evoca- ro. Tansman tiene el sentido agudo de la
Lodz en 1897, donde comienza sus estudios da en la Sexta Sinfonía, In memoriam, con- dinámica rítmica pero su poderosa virilidad,
musicales, proseguidos después en cluida el año anterior en homenaje a las víc- a veces dura pero nunca primitiva, no viene
Varsovia, es famosa su participación en el timas francesas de la guerra. Pero quizá la en ningún momento a ensombrecer la belle-
primer Concurso Nacional de Música cele- más lograda de estas cuatro obras sea la za de su lirismo, que ilustra tan bien la
brado en su país en 1919: obtuvo los dos Sinfonia piccola, escrita en París en 1951-52 riqueza de su personalidad». Estas palabras
primeros premios con dos obras presentadas y que combina acertadamente amplios del crítico americano Edward Lockspeiser
bajo diferentes seudónimos. En octubre de pasajes líricos -excelente Aria. Andante can- encuentran adecuada plasmación en Bric à
ese año llega a París, en donde enseguida tabile- con guiños evidentes a Stravinsky y Brac, ballet escrito en 1937 sobre un argu-
entra en contacto con Ravel, Milhaud y Gershwin. Las obras concertantes y orques- mento de Alexandre Arnoux. Por este abiga-
Honegger y, en apenas una década de inten- tales que contiene el segundo de los discos rrado baratillo ambientado en el Marché aux
so trabajo, consigue que directores como evidencian el soberano eclecticismo del puces de la Porte de Clignancourt desfilarán
Golschmann, Koussevitzky, Stokowski, músico: su único y notable Concierto para en sucesión trepidante ropavejeros, vende-
Toscanini o Mengelberg estrenen sus obras. violín, fechado en 1937, aúna pasajes de dores de artículos inservibles, anticuarios,
Pianista celebrado en giras que le llevan especial delicadeza -un precioso Adagio jaulas de pájaros, pianos mecánicos, violi-
hasta África o Extremo Oriente, miembro cantabile de atmósfera casi cinematográfica- nes de tres cuerdas, pinturas mitológicas,
junto a Martinu y Tcherepnin -del que nos con otros extremadamente virtuosísticos -el maniquíes, rateros y policías y todo un sin-
ocupamos en otra página de este Boletín- Moderato inicial o el Allegro molto conclu- fín de personajes y situaciones, en una agilí-
del grupo ambiguamente denominado sivo- en un lenguaje que, en determinados sima partitura que -lejanamente emparenta-
Escuela de París, en 1941 la ocupación ale- momentos, puede recordar a maestros como da con el Petrouchka stravinskiano o Les
mana empuja al músico a emigrar con su Prokofiev o Enescu. Las Cinco piezas para Forains de Sauguet- brilla con mil colores y
familia a Estados Unidos. Allí vivirá, como violín y pequeña orquesta conforman una constituye quizá la sorpresa más grata: una
otros muchos exiliados, impartiendo cursos deliciosa colección de miniaturas, encargo obra que ningún amante de la música de
y conferencias, ofreciendo conciertos y del gran Joseph Szigeti que las estrenó en el ballet del siglo XX debería desconocer y que
escribiendo música para el cine a la vez que Carnegie Hall en 1930. La soberbiamente desde aquí reivindicamos.
gozando de la amistad de Schönberg, orquestada Danza de la bruja proviene del
Gershwin, Copland y, muy en especial, su ballet Le jardin du paradis (1923) inspirado J.M.V.
vecino Stravinsky. En 1946 regresa al viejo en Andersen. Por último, las Cuatro danzas
continente, estableciéndose de nuevo en la polacas y la Rapsodia polaca son otros tan-
capital francesa -ya sólo abandonada con tos homenajes basados en material folklóri- A. TANSMAN: Bric à Brac [Ballet]; Sinfonía nº 4 /
Orquesta Sinfónica de Bamberg. Dir.: Israel Yinon /
ocasión de sus numerosas giras europeas- co de su tierra natal, fechados en 1931 y KOCH / Ref.: 3-6558-2 (1 CD) D2
donde fallece en 1986, ayer como quien 1941. Aunque lo mejor aún está por llegar:
A. TANSMAN: Sinfoniettas núms 1 y 2; Divertimento;
dice. El estilo de Tansman es tan variado que con la Sinfonía nº 4 de 1939 consigue Sinfonia piccola / Virtuosi di Praga. Dir.: Israel Yinon /
en ocasiones resulta difícil integrarlo en Tansman -especialmente en sus dos movi- KOCH / Ref.: 3-6593-2 (1 CD) D2
escuelas o corrientes concretas: en su ina- mientos iniciales- una obra austera, por A. TANSMAN: Concierto para violín y orquesta; 5 Piezas
barcable obra se fusionan con pasmosa faci- momentos sombría y de insospechada gra- para violín y pequeña orquesta; 4 Polonesas; Danza de la
lidad -y resultados a veces desiguales- ele- vedad en un autor al que tantas veces se ha hechicera; Rapsodia polaca / Beata Halska (violín) /
Orquesta Sinfónica de la Radio Polaca. Dir.: Bernard Le
mentos tonales, politonales e incluso atona- reprochado un exceso de ligereza. «Su Monnier / OLYMPIA / Ref.: OCD 685 (1 CD) D2

CPO presenta la integral para dúo pianístico de Pancho Vladigerov (1899-1978)

Un búlgaro cachondo
P
ancho Vladigerov (no traducir Pancho por Francisco, Curro ni Paco, por favor) era búlgaro, nacido
accidentalmente en Zúrich y fallecido en Sofía (1899-1978). Estudió en Alemania, donde dio a cono-
cer sus obras de cámara y concertísticas (entre sus «descubridores» figura el jovencísimo Herbert von
Karajan en 1926) y colaboró largamente con músicas de escena en los espectáculos dirigidos por Max
Reinhardt. Ante las persecuciones políticas y raciales del nazismo decidió volver a su patria, donde per-
maneció hasta su muerte. Célebres batutas estrenaron distintas partituras suyas: Bruno Walter, Eugene
Ormandy, Fritz Reiner, Karl Böhm, etc.
Pianista él mismo, dejó documentado su interés por el teclado en páginas para dos pianos que datan de
toda su vida como compositor. Vladigerov practica una estética moderada, en parte cercana a las músicas neopopulistas de los años vein-
te, en parte solicitadas por las seducciones del salón, en mejor parte cubiertas por el complejo lenguaje armónico de un tardío romanti-
cismo. El cake-walk, el shimmy, el fox-trot, el invulnerable vals, lo atraen ostensiblemente, lo mismo que algunas muy cribadas suges-
tiones folclóricas, tanto de la inmediata tierra búlgara como de la lejana Suecia y del más aún lejano Oriente.
Vladigerov es refinado y divertido, aparte de ser búlgaro, quiero decir, de un país cuya música ignoramos con entusiasmo. A todo lo
apuntado, agreguemos tales notas para justificar lo oportuno de esta exhumación.

B.M.
P. VLADIGEROV: Impresiones búlgaras - Integral de obras para dúo de pianos / Suite búlgara, op. 21; Danza sueca; Danza rumana; Vals Fantástico, op. 2/4; etc. / Dúo pianís-
tico Genova & Dimitrov / CPO / Ref.: 999733-2 (1 CD) D5

( 22 )
STRADIVARIUS añade dos monográficos CPO rebusca entre el repertorio
de Maderna a su colección contemporánea menos habitual

Síntesis de Maderna de Krzysztof Penderecki

Penderecki
S TRADIVARIUS nos propone un recorri-
do por la obra de Maderna. El recorrido
en cuestión es muy sugestivo. El prime-
ro de estos discos incluye obras poco cono-
cidas, pero que por sí mismas dan una triple
per Lothar (de nuevo Lothar Faber), para
oboe d’amore y guitarra ad libitum. Grande
Aulodia (también para Lothar Faber) es para
flautista y oboísta, que cambian de instru-
mento dentro de sus respectivas especialida-
para pocos
M
dimensión del autor. Por una parte, el des, más una orquesta dispuesta de determi- uchas veces, los admiradores de
Concerto (que se nos da en dos versiones de nada manera para espacializar el sonido de Penderecki nos hemos pregunta-
las tres existentes, si bien manera distinta a la tradi- do cómo quedaría su mundo de
una preparada) y la cional. Hay una parte pri-
Fantasia, ambas páginas mera dedicada a cadencias
para dos pianos pero la (por decirlo así), en la que
primera de ellas con el discurso se lo reparten
conjunto de diversa per- ambos solistas. Estamos en
cusión afinada y no afi- un terreno semejante al de
nada, más dos arpas y las dos obras más o menos
celesta, son obras juve- aleatorias del CD anterior.
niles, aunque la primera Los episodios en los que
haya sufrido considera- interviene la orquesta,
bles revisiones en los cuyo discurso está origina-
años siguientes a 1948, do en el de la soledad de
en que fue compuesta. los dos instrumentistas, nos
Maderna no tiene aún llevan por claras evocacio-
treinta años, y se deja nes de Berg e Ives, el Berg
guiar por elementos internos y externos. final y el Ives de los discursos simultáneos y
Externos: Dallapiccola, sobre todo. Pero tam- las sugerencias del caos, más otras invencio- tensiones, patetismos, signos de Apo-
bién el descubrimiento maravillado de nes y referencias que le valieron a esta obra calipsis y dramática piedad católica cen-
Stravinski, Viena, Bartók y Bach, entre otras plenamente vanguardista el sambenito de troeuropea, traducido a la introvertida so-
inspiraciones. Tanto la Fantasia como el conservadora (así se escribe la historia inme- noridad de un instrumento solo o un pe-
Concerto tienen esos recorridos en toccata diata). Regresa el reinado de los solistas, que queño conjunto. Este compacto nos
tan bachianos, pero hay mucho Stravinski ya no están nunca completamente solos. El demuestra que también el músico polaco
por ahí, como si en fecha tan temprana, recorrido por la casi media hora de Grande se lo preguntó y fue dando a lo largo de
cuando este compositor todavía no se había Aulodia es fascinante y aleccionador. su carrera (las obras reunidas datan de
pasado al serialismo, alguien quisiera Widmung («Dedicatoria»), para violín 1953/1991) diversas respuestas que son
demostrar que es posible esa síntesis. La dis- solo, es una obra de 1967 que se ha utiliza- como la contrafaz de sus trabajos para
posición del Concerto (dos pianos frente a do en alguna ocasión a modo de gran caden- gran dispositivo orquestal y coral.
dos arpas, celesta, vibráfono, xilófono, tim- cia en la interpretación del Concerto que cie- El resultado es sorprendente, si uno
bales, tamburines diversos, bombo y hasta rra este recital. Estamos en la línea de las espera al Penderecki estremecido y espe-
tam-tam) hace pensar en el Bartók de la obras aleatorias, pero sin gran aleatoriedad, so de sus partituras canónicas, pero previ-
Sonata para dos pianos y percusión, aunque sin elementos imprevistos, sino con un dis- sible si se tiene en cuenta que estamos
con más tímbrica, pero el recorrido recuerda curso monologante, o más bien reflexivo, ante un artista talentoso, imaginativo,
al Stravinski del Concerto y la Sonata para introspectivo, que en ocasiones salta (se diría intenso y dotado de abundantes recursos
dos pianos. Los elementos seriales del que) ante un estímulo externo, gesticula, técnicos. La habilidad con que hace tra-
Concerto apenas aparecen en la Fantasia. A canta, poetiza y (se) sugiere. bajar a la viola, el clarinete y el chelo en
continuación tenemos la Serenata nº 2 El Concierto para violín comienza, al sus piezas a solo (Per Slava, Preludio,
(1954), una obra que, más que serial (sin menos en este registro, con un elemento Cadenza) son altos ejemplos. Pero más
dejar de serlo), es fruto de la capacidad y aleatorio para el conjunto, pero el director aguda resulta la conversión de lenguajes
vocación constructivas de Maderna, con una puede prescindir de esa especie de «intro- cuando las crispaciones de este imagina-
preocupación evidente por utilizar con liber- ducción a la introducción» (en palabras del rio dramático y trizado que es el pende-
tad tanto los saltos interválicos como la propio Maderna). Aquí tarda en surgir el reckiano se articulan en pequeños con-
melodía de colores sonoros, la solista, que va a entablar una auténtica lucha juntos que son como el firme esqueleto
Klangfarbenmelodie. Por último, el primer con el conjunto, que a menudo interrumpe de sus orquestas, como si las viéramos en
CD incluye dos obras con elementos aleato- (no acompaña) su discurso que, se diría, pre- una radiografía que fuera, además, un
rios, muy propios de la época en que fueron tende ir por los caminos de Widmung sin que grabado de mano maestra (trío, cuarteto).
compuestas, y que no dejan de recordar la la orquesta se lo permita. Se trata, en efecto, Lo reducido del dispositivo obliga, por
filosofía de la Sequenze de Berio por una de dos mundos opuestos. La dialéctica de otra parte, a desarrollos más concisos y
razón: porque se trata de hacer que dé de sí ambos da lugar a un discurso de una belleza económicos, donde de nuevo aparece la
mucho más de lo corriente un instrumento a veces dolorosa. inteligencia conformadora del composi-
concreto, la viola en el caso de Pièce pour Las interpretaciones sirven las intenciones tor, que reduce todo a sus debidas pro-
Ivry, para viola sola, compuesta para Ivry del autor. Los solistas reseñados son profe- porciones.
Gitlis en 1971; los oboes en el de Solo, para sionales de altísimo nivel que, dirigidos por En ocasiones, el plano de una cate-
museta, oboe, oboe d’amore y corno inglés, Andrea Molino o por Sandro Gorli, dan un dral, un rectángulo de papel cruzado por
escrito el mismo año para Lothar Faber. excelente resumen de la obra de Maderna. líneas de tinta china, sugiere más sus
Recordemos que Maderna falleció en 1973, Que, sin embargo, era tan varia, tan exigen- grandes espacios que la percepción de la
cuando era uno de los grandes compositores te y tan distinta, que lógicamente no puede catedral misma. Es lo que ocurre con este
vivos de la vanguardia y un magnífico direc- abarcarse en las poco más de dos horas de Penderecki de cámara, donde están los
tor de orquesta. estos dos recitales monográficos. ecos y anticipos de su arquitectura con-
El segundo CD nos propone tres obras vertidos en miniaturas que exhiben los
más conocidas, algunas grabadas ya varias S.M.B. mismos desgarros y cicatrices de toda su
veces. Las tres son de la época final del com- obra.
B. MADERNA: Concierto para 2 pianos e instrumentos;
positor. Dos de ellas, Grande Aulodia (1970) Serenata nº 2; Fantasía y Fuga; Pieza para Ivry; Solo / Aldo B.M.
y el Concierto para violín (1969) son de Orvieto y Marco Rapetti (piano) / Demoé Percussion
amplio aliento. El aulos era un instrumento Ensemble - Ex Novo Ensemble. Dir.: Andrea Molino / K. PENDERECKI: Música de cámara - Trío para
STRADIVARIUS / Ref.: STR 33536 (1 CD) D2 cuerdas; Preludio para clarinete solo; Per Slava,
de la antigua Grecia, que acompañaba el para violoncello solo; Sonata para violín y piano;
canto en una época que desconocía la simul- B. MADERNA: Grande Aulodia; Widmung; Concierto Cadenza, para vola; Cuarteto para clarinete y trío
taneidad de las voces, que era homofónica. para violín / Myriam Dal Don (violín) / Orquesta Sinfónica de cuerda / Eduard Brunner (clarinete); Patrick
Giuseppe Verdi de Milán. Dir.: Sandro Gorli / STRADIVA- O’Byrne (piano) / Trío Alemán / CPO / Ref.:
En 1965 compuso Maderna la breve Aulodia RIUS / Ref.: STR 33546 (1 CD) D2 999730-2 (1 CD) D5

( 23 )
Beamish y MacMillan: Studi per l’intonazione del mare,
dos miradas de BIS sobre la música británica de nuestros días monumental obra de Salvatore
Sciarrino, ahora en CD
Dos británicos de ahora mismo En busca del
L a inglesa Sally Beamish (Londres,
1956) y el escocés James MacMillan
(Ayrshire, 1959) son dos de los nom-
bres más significativos de esa música ingle-
que destaca un especial cuidado en el
efecto contrastante de los timbres instru-
mentales que se complementan y se opo-
nen.
¿
sonido del mar
Cómo se entona el mar?, se pregunta
Sciarrino. Es suficiente mirar las vibracio-
sa que en los últimos años ha sabido abrir James MacMillan compuso su
una de las vías más fructíferas de la com- Sinfonietta como un coral en la que la nes de una charca, las minúsculas ondula-
posición contemporánea en cualquier país. intensidad creciera de modo tan inflexible ciones que se producen en su superficie. No
hay que bus-
Quien haya asistido, por ejemplo, a alguna como sugerente. Cumnock Fair usa distin-
car lejos. El
de las sesiones de los Proms en las que se tas danzas del folclore escocés como mar existe en
interpretan estrenos de homenaje al Club de la charca. La
autores británicos ha- Música de la ciudad que imaginación
brá observado el interés da título a la pieza. La puede con-
con que se escuchan Sinfonía n% 2 es de 1999 vertir aquel
sus obras y la pasión y seguramente la última simple juego
con que se reciben, de sus obras que ha sido, de luces en
entre otras cosas por- por ahora llevada al el eco de
que los jóvenes -o ya disco, y está dominada vientos sal-
no tanto- compositores por un Adagio flanquedo vajes, en la
del Reino Unido han por dos breves movi- espuma de
conseguido hacerse mientos extremos y ca- gigantescas
con un lenguaje que si, racterizado por los cam- olas. Fiel a su
en parte, los aleja de bios de tempo y los con- concepto de
propuestas mucho más trastes dinámicos. Epi- música como universo fantástico y mágico,
rompedoras como las clesis es un concierto hechizo que nos proyecta en universos nuevos
de Bryan Ferneyhough, también les acerca para trompeta y orquesta de extraordinaria y extraños, el compositor italiano da vida a
a un auditorio que ha visto la evolución de dificultad para el solista -MacMillan fue una de sus obras más ambiciosas y espectacu-
lares. Studi per l’intonazione del mare, obra
nombres como los de Harrison Birtwistle, trompetista en sus años mozos-, muy ambi-
encargada para celebrar la Reconstrucción de
Peter Maxwell Davies o Colin Matthews o ciosa en lo expresivo, y su nombre posee la Basílica superior de Asís (destruida por el
el nacimiento de otros como los de Mark- las reminiscencias religiosas -también en terremoto de 1997) y el Jubileo de 2000, movi-
Anthony Turnage o Thomas Adès. Los dos citas concretas de himnos litúrgicos- que liza una plantilla singular y suntuosa: una
han pasado por la doble influencia de cier- hayamos en tantas obras de su autor. orquesta de 100 flautas y 100 saxofones a la
to minimalismo y del espiritualismo de Ninian toma su título de un santo escocés que se añaden 4 flautas solistas, 4 saxofones
moda años atrás mientras MacMillan se ha que vivió entre los siglos IV y V, patrono de solistas, un percusionista y una voz humana.
convertido en uno de los nuevos composi- la diócesis de Galloway, lugar de naci- En la música de Sciarrino (que a menudo se
tores más apreciados por el público a raiz miento del autor. Basándose en temas de inspira en sugestiones naturales) resulta básica
sobre todo de The Confession of Isabel su Galloway Mass, MacMillan enfrenta en la distinción entre naturalismo y realismo. El
Goudie (1990) y Veni, Veni Emmanuel la obra al clarinete solista con una orques- realismo se contenta con utilizar signos fácil-
(1992). Dos obras en las que afloran los ta a la que se le exige un enorme grado de mente reconocibles e identificables, mientras
intereses religiosos -que comparte con virtuosismo instrumental y está llena de que el naturalismo transfigura el elemento
Beamish- y también los políticos de su referencias religiosas con algún guiño a natural y lo abre a la libre actividad de la ima-
autor. Se trata, en todo caso, de dos voces músicas de otros –aquí La mujer sin som- ginación. Por lo tanto, no hay que esperar en
a la vez personales y asequibles, que llegan bra de Richard Strauss mientras en la los Studi una representación del mar en sus
muy directamente a quien las escucha a Sinfonía nº 2 se trataba del Tristán wagne- aspectos más característicos y evidentes. Al
través de una excelente técnica que confi- riano. contrario, Sciarrino ofrece al oyente un largo y
gura un lenguaje nada abstracto puesto al Las versiones de todas estas músicas, de plácido vagabundear a través de ecos, murmu-
llos, silbidos, fluctuaciones y resonancias eté-
servicio de cosas que decir. distintos lenguajes pero con el nexo común
reas, a las que el compositor da cuerpo a tra-
Sally Beamish utiliza en Caledonian del pretexto religioso en muchas de ellas, vés de su muy personal vocabulario para vien-
Road material tomado del Saint Andrews son en todos los casos irreprochables y sir- tos: sonidos impalpables, trémolos, sonidos
Music Book, que ya le inspirara un trío ven para acercarnos una parte de esa músi- con aire, percutidos, armónicos que constru-
para trompa, y en The Day Dawn una anti- ca británica llena de vitalidad que, en yen un universo sonoro intangible y mágico.
gua melodía de Shetland. Para No, I’m not buena medida, por la relación entre crea- Ausente cualquier presupuesto narrativo, los
afraid utiliza versos de la poeta ucraniana dores y destinatarios, es la envidia de cuarenta minutos de la obra ahondan en la
Irina Ratushinskaia que lee ella misma en medio mundo. contemplación de atmósferas enrarecidas,
inglés. The imagined Sound of Sun on contemplativas y, sin embargo, profundamen-
Stone es una celebración del paso de las L.S. te naturales. Las sonoridades instrumentales se
estaciones del año, de la llegada de la luz funden con la voz de un contraltista, cuyo
vencedora de las sombras, para la que se J. MacMILLAN: Sinfonía nº 2; Sinfonietta; Cumnock registro de cabeza, empujado hacia el extremo
Fair, para piano y orquesta de cuerda / Graeme
sirve de cantos religiosos en una vuelta a McNaught (piano) / Orquesta de Cámara Escocesa. Dir.: agudo, aparece defisicizado y desexualizado.
una tradición ancestral. El segundo disco James MacMillan / BIS / Ref.: BIS 1119 (1 CD) D2 Sus entonaciones desmembran el texto (breves
que aquí se reseña recoge tres conciertos J. MacMILLAN: Epiclesis, para trompeta y orquesta;
fragmentos procedentes de Thomas Wolf) en
para instrumento solista y orquesta. Ninian (Concierto para clarinete y orquesta) / John resonancias prolongadas en las que reviven los
Beamish fue violista durante unos cuantos Wallace (trompeta); John Cushing (clarinete) / Real ecos abiertos del mar. La imponente orquesta,
Orquesta Nacional Escocesa. Dir.: Alexander Lazarev / que incluye conocidos solistas al igual que un
años y conoce el instrumento perfectamen- BIS / Ref.: BIS 1069 (1 CD) D2
te. Vuelve en el Concierto para viola la ins- numeroso grupo de jóvenes entusiastas, ofrece
S. BEAMISH: The Caledonian Road; The Day Dawn; una prestación proporcionada a la importancia
piración religiosa a través de la evocación No, I’m not afraid (6 Poemas de Irina Ratushinskaya);
The Imagined Sound of Sun on Stone, para saxofón / del acontecimiento.
de las negaciones de Pedro. El Concierto
John Harle (saxofón) / Orquesta de Cámara Sueca. Dir.:
para violonchelo, subtitulado River, se Ola Rudner / BIS / Ref.: BIS 1161 (1 CD) D2 S.R.
basa en el poemario del mismo título de
También disponible:
Ted Hughes y es una muestra magnífica de S. BEAMISH: Concierto para viola; Concierto para vio- S. SCIARRINO: Studi per l’intonazione del mare, para
dominio del ritmo y el color. Tam Lin, basa- loncello, River; Tam Lin / Philip Dukes (viola); Robert voz, 4 flautas solistas, 4 saxofones solistas, percusión,
Cohen (cello); Gordon Hunt (oboe) / Orquesta de orquesta de 100 flautas y orquesta de 100 saxofones /
da en una leyenda escocesa, es un con- Cámara Sueca. Dir.: Ola Rudner / BIS / Ref.: BIS 971 (1 Diversos solistas e intérpretes. Dir.: Marco Angius / STRA-
cierto para oboe y pequeña orquesta en el CD) D2 DIVARIUS / Ref.: STR 33583 (1 CD) D2

( 24 )
La obra pianística de Alexander Tcherepnin (1935-1982), en OLYMPIA

El piano de las mil caras


« Soy un pianista y mi mayor pasión, ade-
más de la composición, es tocar.» Con
esta declaración de principios, el músico de
se dan cita en el piano del compositor ruso:
ciento cuarenta y cinco minutos de música
repartidos en los dos primeros volúmenes de
repetidamente en sus primeros recitales en
Londres y Nueva York. La Canzona, op. 28
(París, 1924), una de sus primeras obras que
San Petersburgo manifestaba la extraordina- lo que parece ser su integral pianística. incorpora la escala de nueve notas, puede
ria importancia que la escritura pianística El temperamento de Tcherepnin no pare- sin duda medirse, en su exuberante final,
habría de constituir en un legado que supe- ce encontrarse cómodo en el manejo de con el mejor Prokofiev. Los Cinco Estudios
ra el centenar de obras y abarca todo tipo de grandes estructuras: únicamente dos sonatas de concierto, Op. 52 ejemplifican de modo
géneros, desde la canción a la ópera y desde sobresaliente la exploración y asimilación
la pieza para órgano a la sinfonía para gran de la música china a lo largo de su estancia
orquesta. en ese país, con referencias al sonido de la
Rusia, Georgia, el París de entreguerras, pipa (especie de mandolina) y a las modula-
el lejano Oriente y el Nuevo Mundo consti- ciones de la gama pentatónica. Los Siete
tuyen el paisaje sonoro en el que el músico estudios, op. 56 y los Doce Preludios, op. 85
-ese «ciudadano musical del mundo» defini- son otras tantas piezas de virtuosismo, a
do por su biógrafo Willi Reich- absorbe todo veces casi desmesurado, en donde las raíces
tipo de influencias: Rachmaninov y rusas del músico encuentran acomodo al
Scriabin, pero también Prokofiev, el neocla- lado de otras muchas y variadas influencias.
sicismo al tiempo que los ritmos mecánicos Galgos, cangrejos, ciervos, hurones y otros
y las disonancias o también, por qué no, la animales de porcelana son descritos con
música china. Pero milagrosamente, y a acierto en Le monde en Vitrine, op. 75, pero
pesar de la influencia de tan diversas cultu- quizá sea en el abrupto Message, op. 39,
ras, el polifacético Tcherepnin continuó una obra soberbia compuesta en 1926 y que
siendo un compositor medularmente ruso a jalonan, entre 1918 y 1961, su dilatado cor- concluye con tres golpes ejecutados sobre la
lo largo de toda su vida y eso queda absolu- pus pianístico. Es en la pequeña forma, casi madera del piano, donde el lenguaje más
tamente explícito en las obras pianísticas en la miniatura, donde este orfebre del soni- radical y novedoso del músico alcanza su
que ahora nos ofrece OLYMPIA y que moti- do consigue sus mayores logros. De esta cima.
van este comentario. manera, desde los Ocho preludios, op. 9 de
Desaparecido hace tiempo el recital de 1919/20 -pródigos en ecos chopinianos, J.M.V.
Bennett Lerner (ETCETERA, 1985), es ahora scriabinianos y aún impresionistas- hasta su
el escocés Murray McLachlan -un habitual testamento pianístico, la minúscula Sunny A. TCHEREPNIN: Toccata nº 1, op. 1; 8 Preludios, op. 9;
Sonata nº 1, op. 22; Le Monde en Vitrine, op. 75;
de estos repertorios, que ya nos ofreció en el Day concluida en 1977 el mismo día de su Canzona, op. 28; 7 Estudios, op. 56; Message, op. 39 /
mismo sello los seis Conciertos para piano- muerte, un sinfín de obras breves, ricas en Murray McLachlan (piano) / OLYMPIA / Ref.: OCD 681
(1 CD) D2
quien nos brinda su sobresaliente interpreta- colores y sugerencias, sorprenden al oyente:
ción de una muestra suficientemente elo- la Toccata nº 1, op. 1 es una pieza de bra- A. TCHEREPNIN: Toccata nº 2, op. 20; 5 Estudios de
concierto, op. 52; Sonata nº 2, op. 94; 12 Preludios, op.
cuente de las distintas «maneras» que a lo vura compuesta en 1921 para su concierto 85 / Murray McLachlan (piano) / OLYMPIA / Ref.: OCD
largo de casi seis décadas -de 1918 a 1977- de despedida de Tiflis, que Tcherepnin tocó 682 (1 CD) D2

Christopher Staude (n. 1965), una nueva voz alemana en el catálogo WERGO

Universo abierto Music! 1900-2000


100 Grabaciones

C
hristopher Staude es uno de los muchos jóvenes 100 años del
compositores alemanes cuya voz WERGO intenta Phonogramm-Archiv de Berlín
difundir a través de su colección Deutscher
Musikrat. Atraído por el universo de los idiomas y sus Innumerables culturas sonoras reuni-
múltiples funciones, Staude busca crear un universo das en 4 CDs y un extenso y bien
abierto en el que la polaridad de los signos utilizados no documentado libro que abarcan cien
diseñe caminos unívocos, aunque evita caer hacia lo años de músicas del mundo proceden-
tes de los cinco continentes.Desde los
anárquico. El Trío para cuerdas (1994), por ejemplo, se cilindros de cera a la cinta digital, el
articula en ocho breves movimientos de una escritura legado musical de nuestro planeta, que
muy elaborada (efectos tímbricos no tradicionales, hoy se conserva en instituciones como
microintervalos, desfases rítmicos) que recuerda por su el Phonogramm-Archiv de Berlín.
aspecto detallista la grafía de ciertas obras de
Ferneyhough. Sin embargo, los movimientos (que se
suceden sin interrupción) se pueden interpretar globalmente como una forma sonata sui generis. El
compositor no contrapone aquí dos temas sino más bien dos estados sonoros divergentes, otorgando
así cierta claridad a la estructura general. El resultado es una composición de talante expresionista,
basada en fuertes y dramáticas contraposiciones que estallan de forma abrupta.
Le grand ciel gris (1998), para clarinete, trombón, violonchelo y piano, es una interesante y larga
meditación tímbrica que utiliza sonoridades al límite de lo audible, formación de imágenes cuyos
contornos aparecen y desaparecen, figuras efímeras y transitorias. Nakodschayistan (1997), para
piano solo, propone algo parecido a la pieza anterior: captado en las regiones graves del instrumen-
to, es un amplio fresco sonoro impregnado de sugestiones místicas que recuerda de lejos a Scriabin
y, sobre todo, Messiaen. De nuevo, la composición se construye a través de la contraposición entre
dos configuraciones con carácter cromático, que en este caso evolucionan hacia una compenetración
recíproca.
Music! - 100 Grabaciones de 100
años de música / El cilindro de
S.R. cera [1893-1954]; Las grabacio-
nes mono [1951-1974]; La estere-
ofonía [1967-2000] / WERGO /
C. STAUDE: Trío para cuerdas; Le grand ciel gris; Nakodschayistan / Trío Recherche / Cuarteto Avance / Sven Thomas Kiebler Ref.: SM 1701-2 (4 CD + libro de
(piano) / WERGO / Ref.: WER 6546-2 (1 CD) D2 284 págs.) D3 x 3

( 25 )
Stefano Battaglia publica el primer volumen de su Book of Jazz en SYMPHONIA

El envidiable vigor del jazz italiano


H
ace años que el vigor y la creatividad del jazz italiano han dejado de ser un secreto. En su
panorama actual, cuajado de nombres valiosos pertenecientes a distintas generaciones y ten-
dencias, el pianista Stefano Battaglia destaca por su técnica sobresaliente y por su capacidad
para desenvolverse con envidiable soltura en diversos ámbitos musicales. Nacido en Milán en 1965
y estudiante de piano desde los siete años, su conocimiento tanto del repertorio barroco como del
contemporáneo le ha permitido tocar para las radios italiana y suiza obras de J.S. Bach (El arte de la
fuga y partitas sobre todo) y hacer lo propio con Hindemith en distintos festivales de música moder-
na.
Con todo, es su vocación jazzística la que ha prevalecido en los últimos años. Durante ese fecun-
do período ha editado algunos soberbios discos de decidido talante experimental, centrados mayoritariamente en piezas propias. Pero
este que ahora publica el sello SYMPHONIA en su apartado Odyssey le presenta en su faceta más ortodoxa sobre temas compuestos por
colosos del jazz como, entre otros, Thelonious Monk, Duke Ellington y Eric Dolphy.
El título del disco, The book of jazz, ya adelanta el ambicioso carácter del proyecto. Junto a una excelente sección rítmica compues-
ta por Paolino Dalla Porta (contrabajo) y Fabrizio Sferra (batería), Battaglia propone con audacia siempre controlada su visión de algu-
nos clásicos ineludibles escritos en la segunda mitad del XX. Su pianismo denso y exuberante se adueña de los nueve temas seleccio-
nados, aunque en su caso la autoridad técnica siempre se somete a la expresividad. El volumen 1 que figura a continuación del título
hace suponer que esta feliz idea tendrá pronta continuación. Ojalá mantenga el nivel de este estimulante arranque.

Federico González
THE BOOK OF JAZZ (Vol. I) - Obras de Gismonti, Monk, Shorter, Coleman,Haden, Ellington, Dolphy, Swallow y Silver / Trio Stefano Battaglia / SYMPHONIA Odyssey / Ref.:
SYO 00707 (1 CD) D2

Quintessence y el «jazz esencial»: una insólita novedad de CPO

Cinco saxofones y un destino


E
l número de cuartetos de saxofones que se dedican al jazz es tan elevado que los recién incorporados encuen-
tran serias dificultades para bautizarse con un nombre imaginativo. Desde el pionero World Saxophone
Quartet hasta el 29th Street Saxophone Quartet y el Billy Tipton Memorial Saxophone Quartet, un grupo inte-
grado exclusivamente por damas, los principales representantes de esta peculiar configuración instrumental han
dejado huella en diversas corrientes jazzísticas, incluido el swing canónico, el bebop, el cool y, por supuesto, las
formas libres.
El grupo firmante del disco Essentials of jazz no entra en disputa con ninguno de los citados más arriba, por-
que su interés parece más bien dirigido a observar el jazz a través de una impoluta lente clásico-académica. Bajo
esa premisa, su trabajo resulta irreprochable, lleno de genuino entusiasmo y entendimiento no pocas veces espectacular. El quinteto alemán (ese
miembro adicional añade otro elemento diferenciador con respecto a los grupos de jazz) muestra con generosidad ambas virtudes sobre un reper-
torio ecléctico que acoge piezas de calidad tan indiscutible como Anthropology, So What, Quintessence o Take five.
A falta de improvisadores de fuste en el quinteto, el protagonismo recae necesariamente en los arreglos. Sobre esa sólida base predeterminada
sus integrantes se encuentran ostensiblemente cómodos, repartiendo con buen juicio los papeles entre el saxo barítono de Bernd Stich, una roca
rítmica, y el de altos y tenores manejados con agilidad y precisión milimétrica por Uli Letterman, Hartmut Salzmann, Tom Göstenmeier y Andreas
Menzel. Es posible que los aficionados al jazz encuentren este disco innecesario, pero los amantes de la clásica encontrarán en sus líneas depura-
das múltiples motivos de goce.

F.G.
QUINTESSENCE - El jazz esencial - We’re here; Take Five; So What; Quintessence; Wildlife; Three to Get Ready, etc. / Quinteto de saxofones Quintessence / CPO / Ref.: 999760-
2 (1 CD) D5

El alma de Yakutia: un sorprendente registro WERGO para arpa de boca

Alma metálica
E
l khomus es el nombre que se da en la región siberiana de Yakutia a un instrumento que en cas-
tellano creo recordar que se conoce como birimbao. Se trata de un pequeño artefacto metálico
que se apoya en la boca. Moviendo una lengua flexible situada en el centro se crea una pecu-
liar vibración de la que se puede extraer un amplio abanico de efectos tímbricos gracias a las reso-
nancias que se producen en la garganta. Aprovechando y seleccionando los armónicos, se produce
una música en la que la distinción occidental entre monodia y polifonía revela toda su relatividad
cultural. Prolongación del espíritu del intérprete, de su respiro y su alma, el khomus es un instru-
mento mágico, que los chamanes siberianos utilizan por sus propiedades curativas y su influencia
sobre la psique. Spiridon Shishigin, un absoluto virtuoso del instrumento, recoge catorce piezas,
algunas populares, otras de su propia composición (entre las que aparece incluso un vals). Su fuente de inspiración es la naturaleza escue-
ta de los paisajes de su tierra. Más que de imitaciones, cabría hablar de una estrecha consonancia entre el instrumento y el intérprete,
por un lado, y las oscilaciones vitales de la naturaleza y el cosmos por otro. Así, percibimos el asombroso trote de la pieza Caballo blan-
co, o el canto del cuco al final del Canto de la totalidad del mundo, una de las cumbres del disco: poema a mitad entre la Pastoral de
Beethoven y la Canción de la tierra mahleriana, traducida al lenguaje místico del chamán. Un disco de no fácil audición pero fascinan-
te y precioso por lo que nos dice acerca de la música universal.
S.R.
EL ALMA DE YAKUTIA - Spiridon Shishigin (khomus o arpa de boca - instrumento de seducción con efectos espirituales y curativos) / WERGO WELTMUSIK / Ref.:
WER 1620-2 (1 CD) D2

( 26 )
Helmut Lachenmann, nueva
incorporación a la serie Collage

Nuevo par MÚSICA ANTIGUA

de ojos Profana e Instrumental


(Hasta 1600)

IL VIAGGIO DI LUCREZIA

L
a serie Collage de COL LEGNO se Obras para arpa de tres registros
enriquece con una nueva entrega, de Dentice, Luzzaschi, Mayone,
esta vez dedicada al compositor ale- Raimondo, Monteverdi, Trabaci,
mán Helmut Lachenmann. Las tres piezas Kapsberger, Piccinini,
incluidas en el compacto pertenecen a la Frescobaldi, M. Galilei y autores
primera época del compositor, aunque la anónimos del siglo XVII
producción de Lachenmann, su estética Mara Galassi (arpa)
radical e intransigente, se han mantenido GLOSSA
inalteradas en el curso de los años. Ya la Ref.: GCD 921301 (1 CD) D2
pieza que el compositor considera su
Opus 1, Intérieur I, para percusión sola
(1966), es representativa de su particular MÚSICA ANTIGUA
tratamiento del material sonoro en su Coral
condición bruta y desangelada, con el (Hasta 1700)

H.I.F. VON BIBER


Missa Bruxellensis a 23 voces
La Capella Reial de Catalunya
Le Concert des Nations
Dir.: Jordi Savall
ALIA VOX
Ref.: AV 9808 (1 CD) D2

MÚSICA DE CÁMARA
Siglo XX

B. MARTINU
La obra para violín y piano (Vol. 1)
Bohuslav Matousek (violín)
Petr Adamec (piano)
que proclama la imposibilidad de reducir SUPRAPHON
la música a puro objeto hedonista o Ref.: SU 3410-2 (2 CD) D2 x 2
insertarlo en una óptica funcional. Si B. MARTINU
todavía la combinatoria de Intérieur I La obra para violín y piano (Vol. 2)
deja algún resquicio para pautas organi- Mismos intérpretes
zadoras, en las siguientes obras el gesto SUPRAPHON
sonoro se presenta como gesto libre y Ref.: SU 3412-2 (2 CD) D2 x 2
libertario, ofrecido en su gratuidad fuera
de la acostumbrada dialéctica so- ORQUESTAL
nido/rumor y prescindiendo de cualquier
Siglo XX
articulación formal que pretenda cargarlo
de más significaciones que no sean las
A. MAGNARD
inherentes a su inmediato impacto físico. Sinfonías 2 y 4
En esta estela se sitúa Air (1968/69), anó- Orquesta Sinfónica de Malmö
malo concierto (el compositor se limita a Dir.: Thomas Sanderling
definirlo como «música») para percusión BIS / Ref.: BIS 928 (2 CD) D2
y orquesta y, sobre todo, la obra de [2 CD al precio de 1]
mayor envergadora, Schwankungen am
Rand (1974/75), que en algo más de También disponible:
A. MAGNARD
media hora despliega una imponente
Sinfonías 1 y 3
muestra de efectos sonoros reducidos a Mismos intérpretes
su estado más escueto. Pese a la amplitud BIS / Ref.: BIS 927 (1 CD) D2
de la plantilla, los instrumentos son utili-
zados a menudo como solistas, y los esta-
llidos en tutti son infrecuentes. De ello
surge un recorrido sin dirección concre-
ORQUESTAL
ta, una oscilación sonora que, huérfana
Primicia en CD
de un centro fijo, se mueve siempre en el
borde, tal como el título de la pieza pare-
ce sugerir.

S.R. G. ANTHEIL
Sinfonías 1 y 6
Orquesta Sinfónica
H. LACHENMANN: Intérieur I (1966) para percusión;
de la Radio de Frankfurt
Schwankungen am Rand (1974/75); Air, para gran Dir.: Hugh Wolff
orquesta (1968/69) / Christoph Caskel y Christian CPO
Dierstein (percusión) / Orquesta Sinfónica de la SWF. Ref.: 999604-2 (1 CD) D2
Dir.: Ernest Bour & Orquesta Estatal de Stuttgart. Dir.:
Lothar Zagrosek / COL LEGNO COLLAGE / Ref.:
WWE 20511 (1 CD) D5

( 27 )
Tras las Cantigas de Alfonso X, Kurt Weill protagoniza el segundo lanzamiento de DISCOS OBLICUOS

Kurt y Lotte

Edita y realiza: DIVERDI, S.L. - Imprime: ESTUDIO - Dep. legal: M-10066-94


por Leopoldo Baroja

E
lijo adrede para esta reseña un título que podría ser el de una película romántica sobre una pareja de
enamorados históricos. Bonnie y Clyde, Sid y Nancy, Tom y Viv; escritores, rockistas, bandidos que se
amaron mucho por encima de la tierra baldía, la droga o el atraco con ametralladora. Porque la preten-
sión de Itziar Álvarez Arana y su pianista Bárbara Granados Simón es darnos el concierto de una love story
entre músicos, no simplemente el recital de canciones escogidas de Weill que su musa y a largos ratos espo-
sa Lotte Lenya podría haber interpretado o interpretó.
El disco es, en ese sentido, delicioso, aunque, como toda selección, anima al juego de las variantes per-
sonales. Me habría gustado, por ejemplo, una mayor representación de la etapa norteamericana de Weill y,
dentro de ella, escuchar a la soprano española algún número de la asombrosa opereta sobre Benvenuto
Cellini The Firebrand of Florence, que se estrenó en 1945 con libro de Ira Gershwin; por insistencia del com-
positor, Lotte, que volvía a ser su esposa, cantó en dicha obra el rol de la Duquesa. Muy mal tratada por la
crítica, Lotte no llegaría a interpretar en vida de Weill ningún otro papel suyo.
Pero no seamos mezquinos fijándonos en lo que falta, con todo lo bueno que hay. Primero aparecen Berlín
-donde Kurt y Lotte se conocieron en 1922- y Bertolt Brecht, sombra o fermento de Weill: suya es la letra de
la picante canción «Berlin Im Licht» que abre el disco. De ahí pasamos a París, y el año es 1933, cuando la
impetuosa pareja se ha separado y Kurt apoya su cabeza llorosa en el hombro de Jean Cocteau, que le escri-
be muy francesas letras en alemán. De este período Álvarez Arana canta (excesivamente Piaf para mi gusto)

«Je ne t´aime pas» y, arrebatadoramente, dos piezas


célebres, «Complainte de la Seine» y «Youkali», sin
duda una de las obras maestras del repertorio weillia-
no. Álvarez Arana, que se muestra a lo largo de todo
el disco muy cuidadosa con la dicción en las tres len-
guas usadas, acierta aquí plenamente en el arrastrado
punto de melancolía portuaria, que a mí me trae ecos
del cine que por aquel entonces empezaba a hacer
Marcel Carné.
La siguiente parada nos lleva a Estados Unidos, y
allí, unidos de nuevo felizmente Kurt y Lotte, vuelve a
K. WEILL: THIS TIME NEXT YEAR («El año que
viene por estas fechas») / Itziar Álvarez Arana irrumpir en sus vidas Brecht, cuya «Canción de
(soprano); Bárbara Granados Simón (piano); Nanna», tan conspicuamente socio-sentimental, sirvió
Nirankar Singh Khalsa (percusión) / DISCOS OBLI-
CUOS / Ref.: DO 0002 (1 CD) D2 para que Weill compusiera en 1939 una hermosa
ofrenda navideña a su amada. Las cinco canciones
restantes cubren la década final de la corta vida del
músico, y son todas, excepto la última, del género
urgente y comprometido. En inglés, con letra ni más ni
menos que de Oscar Hammerstein, Álvarez Arana,
muy bien acompañada por el eufórico piano de
Granados Simón, canta «Buddy on the Nightshift»,
compuesta, como la siguiente «Schickelgruber», para
elevar la moral (y el rendimiento) de los trabajadores
de las fábricas armamentistas norteamericanas. Tanto
«¿Y qué le trajeron a la esposa del soldado?» como
«¿Cuánto tiempo más?» son canciones de agitación y
protesta anti-hitleriana que se emitían en alemán por
las radios americanas, principalmente destinadas a los
refugiados del nazismo. La primera tiene letra de
Brecht, y la segunda retoma la melodía original del «Je
ne t´aime pas»; ambas las grabó originalmente Lotte
Lenya.
El disco acaba con la pieza que le da título, «This
Time Next Year», y Weill, a punto de morir aunque no
lo sepa, es aquí, por encima del artista combativo, el
embaucador hombre de teatro. Perteneciente al musi-
cal «Lost in the Stars», que dirigió en Broadway el
gran cineasta Mamoulian, entonces, y durante diez
años, en paro cinematográfico, la canción es coqueta
y amarga, y Itziar Álvarez Arana la canta con la debi-
da mezcla agridulce.

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