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constructivista narrativa
Rosa Isa bel Gar cía Le des ma * • Adrián Me lla do Ca bre ra **
Lilia Santillán Torres***
UNAM, FES Iztacala
* Pro fe sora aso ciada de la ca rrera de Psi co logía, FES -Izta cala, UNAM . Co rreo-e:
rosa_isabel_garcia@hot mail.com
** Profesor de la carrera de Psicología, FES-Iztacala, UNAM. Correo-e:
adrian ro mi rosas@pro digy.net.mx
*** Licenciada en Psicología, FES -Izta cala, UNAM . Co rreo-e: li lian_359@hot mail.com
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Rosa Isabel García Ledesma • Adrián Mellado Cabrera Pérdida y duelo infantil:
Lilia Santillán Torres una visión constructivista narrativa
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guerra. Les preguntó sobre el significado ción. Por su parte, los niños mayores de 7
de la palabra muerte y encontró que los años pueden reconocer que la muerte es
menores de 5 años la veían como una se- universal e inevitable, pero que sólo le
paración temporal y reversible ¾la mez- pasa a los ancianos y también puede ser
claban con conceptos como partida o de- personificada, lo cual no es sorprendente
saparición¾; entre los 5 y 7 años com- si se observa que existe una tradición cul-
prendían la irreversibilidad de la muerte y tural al respecto. La idea de que la muerte
que ésta involucraba leyes de funciona- es final, inevitable y universal se reco-
miento universal, y aún a los 9 años la noce hasta los 8 o 9 años.
atribuían a factores externos: una per- Barrera (2001) precisa las razones
sona, Dios o un castigo por portarse mal. por las cuales hay que tener cuidado de
La visión científica de que la muerte es un sacar conclusiones acerca de la habilidad
proceso biológico inevitable se com- de los niños para comprender la muerte:
prende alrededor de los 9 a los 10 años de primero, existe variación en las investiga-
edad. ciones respecto de qué se entiende como
Kroocher (1973; en Archer, 1999) muerte y a qué edad se entiende; se-
concluyó que entre los 5 y los 7 años los gundo, la muerte es un tema emotivo aun
niños atribuyen funciones de la vida a la para los adultos, por lo que la emoción y
definición de muerte y confunden lo ina- la ansiedad pueden distorsionar lo que
nimado con lo muerto ¾ambos se con- dicen los niños al respecto; tercero, la ma-
ciben como diferentes a la vida¾; yoría de los niños tiene poca o ninguna
tienden a personificar la muerte como un experiencia con la muerte, y cuarto, hay
“espíritu”, “esqueleto” o “fantasma”; su evidencia de que esta experiencia y las
pensamiento se caracteriza por ser má- creencias religiosas influyen en su capa-
gico y egocentrista ¾la idea de que sus cidad para comprenderla.
pensamientos se convierten en hechos y, Para Becvar (2001), habría que con-
por tanto, éstos ocasionan la muerte¾, e siderar que un análisis de la comprensión
intentan entender ésta en términos de del niño acerca de la muerte no sólo debe
qué “hace la gente muerta”, o qué debe incluir los factores individuales relacio-
sentirse para estar muerto. nados con su desarrollo cognitivo o edad
Para Speece y Brent (1984), los con- cronológica, sino también aspectos so-
ceptos de irreversibilidad, universalidad y cioculturales y del ambiente familiar, ya
no-funcionalidad son constitutivos del que los padres y adultos significativos
concepto de muerte. Para analizarlos, re- proveen al pequeño información con la
currieron a entrevistas y a otra clase de cual éste construye el sistema de creen-
técnicas, como dibujos, composiciones cias que utiliza para dar sentido a las ex-
escritas, y juegos espontáneos y diri- periencias que vive, en este caso la vincu-
gidos. Sus principales conclusiones in- lada con la muerte.
dican que los niños de menos de 5 años
carecen de la comprensión de que la Se pa ra ción de per sonas
muerte es universal para todos los seres sig ni fi ca tivas en la vida del niño
vivos y de que significa un fin irreversible
de todas las funciones del cuerpo. Así, Las pér didas des piertan un con -
éstos niegan que vayan a morir, o dicen junto de emo ciones que al teran la
que una persona muerta puede revivir si vida co ti diana y tras tocan la exis -
se toman las medidas adecuadas, o que tencia. Para Kröen (2002), en el niño
la vida continúa a un nivel reducido de ac- estas emo ciones pueden ser:
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• Ne ga ción. Su ma nera de ex pre - tras tornos ali men ti cios y del sueño,
sarla es mos trán dose agre sivo o pér dida de in terés en las ac ti vi dades
más con tento y ju guetón que de ex ternas, con ducta im pul siva, culpa
cos tumbre. por haber so bre vi vido, rabia, ver -
• Idea li za ción. Ésta le per mite man - güenza, fobia a la es cuela, pro blemas
tener una re la ción ima gi naria con de apren di zaje, com por ta miento agre -
la per sona per dida. sivo y an ti so cial, sín tomas hi po con -
• Cul pa bi lidad. Puede creer que él dríacos o ais la miento. Sus epi so dios
oca sionó la muerte. de pér dida tienden a ser in ter mi -
• Miedo y vul ne ra bi lidad. Intenta tentes.
ocultar sus sen ti mientos, sobre
Pér dida am bigua
todo a los niños de su edad,
porque no quiere que sus amigos Para Boss (2001), la pérdida ambigua re-
o com pa ñeros de la es cuela lo per - presenta situaciones en las cuales la pri-
ciban di fe rente. Sus te mores más vación de un ser querido es ambigua,
fre cuentes son: ¿causé yo la confusa, incompleta o parcial, la cual,
muerte?, ¿me pa sará esto a mí?, combinada con la ambivalencia emo-
¿quién me cui dará? cional, origina dolor emocional y puede
• Ocu parse de los demás. Asumir el resultar en una de las despedidas poco
lugar del fa lle cido y cuidar de sus claras de la vida cotidiana. Un caso fre-
her manos más pe queños. La in - cuente es la preocupación excesiva del
ten sidad con que se vive cada una padre/madre o ambos por el trabajo, o el
de estas ex pre siones es di versa y divorcio, donde la ausencia psicológica
en oca siones puede acen tuarse y afecta en especial a los niños, ya que sus
con flic tuar en mayor me dida su padres o adultos significativos no están
co ti dia nidad. disponibles desde el punto de vista emo-
cional y cognitivo para hablar, reír, dis-
El Insti tuto Na cional de Cáncer (2006) cutir, compartir historias y demostrar
se ñala que estas ma ni fes ta ciones va - afecto.
rían de niño en niño y en fun ción del Pedrosa (2007) considera que en
mo mento de de sa rrollo que éste en - cada historia de vida se incluyen pro-
frente: los lac tantes (de 0 hasta los cesos de continuidad y cambio relacio-
12-14 meses) que han sido se pa rados nados con exigencias laborales, econó-
de su madre pueden ex hibir una con - micas, mudanzas, migración, enferme-
ducta apá tica, re traída, no res ponder dades crónicas o agudas, divorcios,
afec ti va mente y acusar pér dida de infidelidades, etc., que alteran significati-
peso, falta de ac ti vidad y pro blemas vamente el desarrollo personal. El con-
de sueño; entre los 2 y 3 años ma ni - cepto de pérdida ambigua está siendo uti-
fiestan pér dida del habla, an gustia lizado con mayor frecuencia para denotar
ge ne ra li zada y miedo al aban dono; este tipo de situaciones de difícil manejo
entre los 3 a 6 años mues tran tras - por su complejidad intrínseca y su reper-
tornos en la ali men ta ción y en el cusión a nivel personal y familiar
sueño, así como en el con trol de es fín - (Amagro, 2003).
teres; entre los 6 y 9 años su fren es - De acuerdo con Allidiere (2001), en
tados de al te ra ción emo cional y an - la última década se ha obser vado una
siedad sobre su propia muerte, cam - tendencia a la aceleración del tiempo so-
bios de humor, miedo al re chazo, cial: el hombre y la mujer modernos privi-
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legian su desarrollo individual por sobre (Ríos, 2006). No obstante, si los menores
la disposición de su tiempo y disponibi- perciben que los sentimientos o emo-
lidad afectiva con sus hijos, lo que de- ciones intensos de rabia, miedo o tristeza
semboca en la actual aceleración de la son aceptados por su familia, podrán ex-
crianza, que no considera las necesi- presarlos y ello les ayudará a adaptarse
dades singulares de los niños y sus adecuadamente a la separación o pérdida
pautas evolutivas. Como resultado, se (Giacchi, 2000).
produce una delegación precoz de las Otra de las causas de ausencia pa-
funciones parentales en otras personas, terna lo constituyen las exigencias labo-
instituciones, un aparato de televisión, vi- rales y económicas, que han dado lugar a
deojuegos o la computadora que, al ab- adultos ausentes que privan a los niños
sorber todo el día, impiden un desarrollo de los vínculos más importantes para su
lúdico espontáneo y libre del menor. Asi- equilibrio emocional. La consecuencia in-
mismo, se delega la responsabilidad en el mediata es el deterioro del nivel de vida
propio niño, quien pasa a ejercer sobre sí en los pequeños, contacto inadecuado en
mismo una especie de “autocrianza” o, en cantidad y calidad de tiempo, menor su-
todo caso, es el chico (o el adolescente) el per visión e involucramiento en el desa-
que pasa a sostener emocionalmente al rrollo mental, emocional y social de sus
adulto. Esta inversión del vínculo pa- hijos, lo que los lleva a enfrentar situa-
rento-filial suele hacerse particularmente ciones de ambigüedad (Pedrosa, 2007).
evidente durante los procesos de divorcio El concepto de ambivalencia se ha
de los padres y en los hogares uniparen- dirigido básicamente hacia los impulsos
tales. antagónicos en la psique, e indica un con-
Ante el divorcio, por ejemplo, el flicto entre los sentimientos positivos y
niño percibe al padre/madre como una fi- negativos hacia determinada persona o
gura errática y cambiante e insensible a conjunto de ideas o, en un sentido social,
sus necesidades, y al tener un solo proge- una mezcla de elementos emocionales y
nitor y padre conviviente y el otro visi- sociales. Para los niños, el reconoci-
tante, mantiene latente el temor de miento explícito de la ambivalencia es di-
perder al otro padre y puede sentirse do- fícil, ya que tardan varios años en tradu-
blemente abandonado, lo cual da lugar a cirla en palabras aun cuando a temprana
conductas de apego y ansiedad. Algunas edad su conducta demuestra senti-
madres, por su parte, buscan protección mientos ambivalentes, los cuales son
en sus hijos o hijas, e intensifican los muy comunes (Boss, 2001).
lazos de dependencia mutua (Baeza, Desde esta óptica, es posible con-
2000). siderar que el proceso de duelo, sea por
El duelo ante un divorcio puede in- ausencia o muerte, asumirá una forma
cluir en el menor altos niveles de enojo, distinta en cada niño, pues operará en
ambivalencia, anhelo, repudio, sensación función de diversos factores que impac-
de abandono, sentimientos de culpa por tarán su vivencia en un sentido particular:
creer que él contribuyó a que sus padres edad, personalidad, etapa de desarrollo,
se separaran (Webb, 2002). La dinámica experiencias anteriores con la muerte, su
familiar se modifica en su totalidad. Los relación previa con el fallecido, ambiente,
padres se ven obligados a re-distribuir el causa de la muerte, la oportunidad que se
tiempo y los espacios asignados a los le brinde de compartir y expresar sus sen-
niños, lo que trae como consecuencia un timientos, estabilidad de la familia des-
sentimiento de abandono o pérdida pués de la pérdida, el estilo familiar de li-
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diar con las tensiones, el cómo se satis- pro tec ción, la ne ce sidad de afir ma -
facen sus necesidades, los recuerdos y ción de su se gu ridad y cui dado, y la
sus relaciones con otros adultos. com pren sión de la muerte, que in -
cluye in for ma ción cer tera de las cir -
Duelo in fantil desde el cuns tan cias que la ro dearon; o bien,
cons truc ti vismo na rra tivo para los niños ma yores, con siste en
aceptar la rea lidad y su frir los as -
Dentro de la tra di ción cons truc ti vista
pectos emo cio nales de la pér dida,
suele in ter pre tarse el duelo como un
ajus tarse a un am biente en el que la
pro ceso de re cons truc ción de sig ni fi -
per sona per dida está au sente, o co lo -
cados (Bo tella, 2001), como un pe -
carla de nuevo dentro de la vida y ha -
riodo de tran si ción o rito de pa saje en
llar ma neras de con me mo rarla.
la vida de la per sona (White y Epston,
1993), o como un mo mento de crisis, Webb (2002) su giere que las ta -
pe ligro y opor tu nidad (Labay, 2004). reas de duelo en los niños deben con -
Las per sonas aprenden a se pa rarse de tem plarse de ma nera dis tinta en
ciertas prác ticas de origen cul tural, a virtud de la in ma durez de su de sa -
ma nejar re latos y dis cursos al ter na - rrollo tanto cog ni tivo como emo -
tivos, a dar én fasis a las par ti cu la ri - cional, y de que en frentan cam bios
dades de la ex pe riencia vi vida y de su cons tantes de bido a su pro ceso de de -
mundo de sig ni fi cados per so nales, sa rrollo. Por ejemplo, la tarea de decir
con lo cual se am plían sus po si bi li - adiós puede no ser rea lista para niños
dades de re sig ni fi ca ción a través de pe queños, ya que in ten tarán re tener a
pers pec tivas múl ti ples y sub je tivas; la per sona en una fan tasía como un re -
en este sen tido, se es pro ta go nista y curso para con fortar a su ego e in te -
actor del propio mundo (White y gridad, o pueden ser in ca paces de
Epston, 1993). com prender la abs trac ción muerte, y
Los niños viven el duelo como be ne fi ciarse de hacer algo tan gible
una ex pe riencia nueva y buscan res - por la per sona muerta, como es cribir
puestas y con suelo en sus ma yores. un poema, en cender una vela o co -
Para ellos lo des co no cido puede re - locar una rosa. Los ri tuales que crean
sultar con fuso y ame dren tador, y la en sus juegos, pa sa tiempos y ru tinas
gran ma yoría no sabe qué es perar co ti dianas les son tran qui li za dores y
luego de la pér dida de un miembro de cu ra tivos, ali vian su an gustia y les
la fa milia o de un amigo. La prin cipal pro por cionan una sen sa ción de do -
di fe rencia res pecto del duelo de un minio. De igual ma nera, son una ex -
adulto es que en los niños las ex pre - pre sión ca rac te rís tica de su pen sa -
siones in tensas emo cio nales y de miento má gico-sin cré tico y es po sible
com por ta miento no son con ti nuas, que les sean de uti lidad en mo mentos
pues en ellos el dolor puede apa recer de ten sión y con mo ción emo cional
de ma nera in ter mi tente y re la ti va - (O’Connor y Hoor witz, 1997). Giacchi
mente breve en re la ción con los (2000) re co mienda que los adultos
adultos, aunque el pro ceso puede hagan par ti cipar al niño en las ce re -
durar más tiempo (Perry, 1998). mo nias aso ciadas con la muerte ¾ve -
Con base en ex pe rien cias clí - la torio, fu neral, en tierro¾, pues estos
nicas y en tre vistas, McEntire (2003) ri tuales pueden ayu darle a com -
señala que las ta reas tem pranas de prender la rea lidad de ésta y a ini ciar
duelo para los niños abarcan la au to - el pro ceso de duelo. Además, su giere
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que se le ex plique con an te la ción qué eje cutar su his toria pre fe rida. Por
verá, es cu chará y el porqué de esos ejemplo, un menor que elige un tí -
ritos, y que se le anime a ver el ca - tere-ta rán tula puede des cu brir
dáver y, pre via mente, des cri birle qué formas para de sa rro llar una re la ción
as pecto tendrá para eli minar falsas di fe rente con el miedo; otro niño que
creen cias al res pecto. crea su propio mundo en una caja de
arena ex ter na liza su ex pe riencia y se
He rra mientas te ra péu ticas con vierte en autor de ese mundo, lo
que le abre nuevas po si bi li dades. Las
Para el cons truc ti vismo (Ders himer,
his to rias con los niños son uti li zadas
1990; Ro sen blatt, 2000; Webb, 2002;
en mu chas formas. Cuando se eligen
Labay, 2004), pro cesar la ex pe riencia
con fines te ra péu ticos, se toma en
de pér dida a través de la apro xi ma -
cuenta que éstas con tienen ele -
ción na rra tiva im plica emerger de la
mentos in te lec tuales, emo cio nales y
in ter sec ción de la emo ción y el len -
es pi ri tuales, y que los pe queños
guaje me diante un pro ceso de ela bo -
tienen una ha bi lidad na tural para
ra ción de sig ni fi cados e his to rias per -
contar, es cu char his to rias y res -
so nales, y de un tra bajo con me tá -
ponder en con se cuencia. Tam bién se
foras o mapas, donde cada per sona
con si dera que las his to rias su gieren
re corre un te rreno es pe cí fico y viaja
cambio, pre sentan op ciones, es ti -
con ex pe rien cias únicas a través de su
mulan la ima gi na ción, pro por cionan
propio pro ceso.
una toma gra dual de con ciencia y, en
La prác tica de crear na rra tivas
el caso es pe cí fico de una pér dida, per -
para afe rrar la ex pe riencia co mienza
miten re cordar, va lidar y con me morar.
muy tem prano. Los niños po seen una
Las his to rias hacen el mundo del niño
ca pa cidad es pe cial para la or ga ni za -
más fa mi liar y se guro (Webb, 2002).
ción y los dis cursos na rra tivos,
juegan con los ma te riales psi có genos Otra mo da lidad na rra tiva uti li -
que les fa ci litan la in te rac ción con zada con los pe queños son las con ver -
sus ma yores y van trans for mando su sa ciones co la bo ra tivas de Anderson,
his toria de acuerdo con las cir cuns - quien ha tra ba jado pro cesos de des -
tan cias de su en torno; a la vez, asi - vin cu la ción como el di vorcio reu -
milan con te nidos, sen ti mientos, pen - niendo a la fa milia e in clu yendo a los
sa mientos y sig ni fi cados que in cor - niños, a quienes otorga un papel pri -
poran en su ex pe riencia en forma de mor dial (Smith y Nylund, 1997).
na rra tiva. Otra prác tica es la crea ción de
Los te ra peutas na rra tivos como his to rias al ter na tivas y juegos de per -
White y Epston (1993), Freeman y cols. so ni fi ca ción que ocurre cuando el
(2001) em plean di versos re cursos en niño em pieza a jugar a ser él mismo en
niños que no han de sa rro llado las ha - una si tua ción fa mi liar, y en tonces pre -
bi li dades ver bales para des cribir sus tende ser al guien más. Este pro ceso
ex pe rien cias: artes ex pre sivas como de per so ni fi ca ción y trans for ma ción
pin tura, di bujo, es cul tura, crea ción crea en él una ex pe riencia de cambio
de más caras, mú sica, teatro con tí - en di fe rentes ni veles: cor poral, ci nes -
teres, per so ni fi ca ción, danza o contar té sico, per cep tual y con cep tual. El
his to rias. Con ello se les ayuda a ex - juego de per so ni fi ca ción per mite a los
presar sus ex pe rien cias, a se parar los niños mo verse hacia atrás o hacia
pro blemas de ellos mismos, y a crear y ade lante en el tiempo como una forma
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