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¿Qué es el trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia?

Se trata de un trastorno mental que consiste en una preocupación excesiva respecto a uno o
varios defectos físicos menores o incluso inexistentes que provoca sufrimiento y afecta a
ámbitos de su vida como en la familia, el área laboral, social o académica. Suele comenzar en
la adolescencia pero también se da en la adultez. Por ejemplo limitando sus salidas fuera de
casa por vergüenza a que vean esa parte de sí mismos, sintiéndose cohibidos delante de los
demás o generando sentimientos de baja valía.

Es frecuente que la preocupación se circunscriba a defectos en nariz, cabello o piel. Es común


que se desarrollen comportamientos compulsivos como: comprobaciones en el espejo ( o
evitar superficies reflectantes), comprobaciones con los dedos, pellizcarse la piel, rascarse,
camuflar el defecto, estirarse de la piel,…

Otras conductas frecuentes es la comparación con otras personas y las preguntas a conocidos
o incluso a personal sanitario sobre su “defecto físico”. Esto provoca un consumo grande de
tiempo además de una profunda angustia por lo que se encuentra, en un número significativo
de casos, ideas de suicidio y autolesiones, por lo que no debemos minusvalorar este problema.

La mayoría de personas no se plantean ir a un especialista de salud mental dado que perciben


que su problema es físico, por eso recurren a tratamientos médicos y cirugía plástica.
Lamentablemente se ha visto que los resultados por estas vías son insatisfactorios o que
incluso, al finalizar con un problema sobre un aspecto físico, pueden empezar a focalizarse en
otros.

En ocasiones se da la llamada cirugía “do it yourself” en la que el paciente trata de intervenir


sobre su físico por su cuenta, llegando a producirse serias lesiones.

¿Cómo sé si me está pasando a mí?

Un diagnóstico sólo puede ser realizado por un especialista en salud mental, no obstante, esta
lista de preguntas puede orientarle y ayudarle a reflexionar si usted puede estar teniendo este
problema.

A todos nos preocupa nuestra apariencia y es normal que algún rasgo nos disguste, pero esto
no determina las decisiones que tomamos en la vida: Las personas que sufren este trastorno lo
viven como tremendamente angustiante, vergonzoso y le dedican una gran parte de su
tiempo.

 ¿Actualmente, piensa usted mucho sobre las partes de su aspecto que le disgustan? Si
es así, en un día típico ¿cuántas horas pasa pensando en su aspecto? Los profesionales
indican que pasar l hora al día ya supone un indicador de que se requiere una
valoración más exhaustiva.
 ¿Se observa mucho en el espejo o en superficies reflectantes o toca mucho su
“defecto” con los dedos?
 ¿Su aspecto le causa mucha angustia? ¿ Cuán notorios cree
 ¿Trata de evitar situaciones o personas por su aspecto?
 ¿Su aspecto interfiere con su capacidad para trabajar o estudiar?
 ¿Su aspecto interfiere en su vida social?
 ¿Su aspecto interfiere en su noviazgo o relación actual?
¿Cómo de común es el trastorno dismórfico corporal?

Se calcula que hay alrededor de un 1% de casos en la población general, aunque se trata de un


trastorno poco diagnosticado.

Comienza típicamente en la adolescencia y juventud, continuando en la adultez.

Se da tanto en hombres como en mujeres.

¿Por qué no se suele diagnosticar?

Los sistemas diagnósticos en ocasiones no reflejan con exactitud la realidad y es difícil


encontrar una persona que se adecúe al detalle con los criterios necesarios.

Más de la mitad de los afectados con el trastorno dismórfico corporal padecen otro trastorno
mental por lo que puede pasar desapercibido. Los más comunes son depresión y fobia social
pero también encontramos abuso de sustancias, trastorno obsesivo compulsivo o trastornos
de personalidad (de evitación y dependiente).

Buscan un tratamiento médico tratando de mejorar ese defecto físico, por lo que raramente
buscan ayuda en servicios de salud mental.

Tienen dificultades para hablar de su preocupación sobre su aspecto físico.

Recomendaciones para los profesionales: Cóm o captar a estos pacientes

Se recomienda que se incorpore una figura intermediaria entre los servicios de dermatología y
cirugía estética y salud mental. Una vez haya indicadores de que podemos estar ante una
persona con características de dirmorfofobia se remitiría a un profesional de la psicología para
una evaluación más detallada.

Es interesante recurrir a la entrevista motivacional para aumentar la conciencia de problema


centrándonos en las consecuencias a sus preocupaciones.

¿Por qué sucede?

Aunque los estudios son escasos se han presentado las siguientes hipótesis sobre por qué
puede aparecer este problema, aunque la clave es la interrelación de varios de estos factores:

 Podrían estar afectadas estructuras neuronales implicadas en el procesamiento del


esquema corporal y el reconocimiento facial (concretamente las regiones frontoestriatales
y témporo-parietales).
 En relación con la anterior hipótesis se ha visto que las personas que sufren este trastorno
utilizan más su hemisferio cerebral izquierdo lo que afectaría en el procesamiento visual
dado que procesarían mejor los detalles o los completarían donde no existen.
 También se ha visto una disminución en los niveles de un neurotrasmitor llamado
serotonina, presente también en trastornos de tipo obsesivo y depresivo.

 Dado que en familiares de primer grado hay más probabilidad de encontrar el trastorno
dismórfico corporal podría indicar que hay una parte que se aprende desde la infancia,
observando a nuestros familiares cercanos.

 Desde el psicoanálisis una hipótesis es que la persona podría estar desplazando sus
conflictos emocionales o sus sentimientos de inferioridad hacía una parte concreta de su
cuerpo.

 Los estándares actuales de belleza han favorecido la aparición de nuevos casos y la


intensificación de los mismos.

No sé por qué no puedo parar

Hemos visto el posible origen de este problema pero cómo comenzó dista mucho de por qué
estas personas no consiguen parar de hacer aquello que les hace sentir mal.

Por un lado esta aquello que el paciente piensa (las creencias) sobre qué implica tener un
defecto físico. En muchas ocasiones la apariencia está muy valorada y se utiliza para definir
quién se es y cuánto valor se tiene. Puede estar presente el perfeccionismo, la importancia de
la simetría o la aceptación social. En base a aquello que pensamos, se explica que por mucho
que cambiemos el aspecto físico, la preocupación permanezca, aunque sea trasladándose a
otra parte del cuerpo.

Otro aspecto clave es qué hace la persona: Hay comportamientos que aparentemente ayudan
a tranquilizar (a corto plazo) la ansiedad, pero que acaban provocando gran malestar.
Pongamos un ejemplo: Mirarse al espejo, hacerse fotos, vídeos, mediciones, preguntar a los
demás sobre cómo les ven, camuflar los defectos…

¿Por qué no pueden parar de chequear su aspecto?

 En ocasiones por la esperanza de ver algo diferente la próxima vez.


 Un fenómeno por el cual cuanto más comprobamos nuestro aspecto, menos nos
fiamos de lo que vimos la última vez, es como si no confiase en su memoria y
necesitase verificarlo de nuevo.
 El deseo de conocer exactamente cómo es su aspecto físico.
 Camuflar sus defectos les impulsa a ver cuáles han sido los resultados.
 La creencia de que se sentirá mal si se resiste a mirar

No obstante, cuanto más mira, más conciencia tiene de su propio físico, más exagera sus
rasgos, más distorsiona su atención y su representación mental del cuerpo, más se activan sus
valores sobre la importancia del físico, peor se siente y se enfadan o culpabilizan por haber
gastado demasiado tiempo en ello.

Realizar estos comportamientos le acaban llevando, no sólo a estas consecuencias, sino


también a evitar situaciones en las que se encuentra incómodo (como salir de casa, situaciones
sociales…). Cuanto más se aísla, más difícil es que encuentre actividades que le hagan sentir
productivo, satisfecho y feliz, por lo tanto, se sentirá cada vez más triste y culpable, lo que
provocará que estos comportamientos se repitan.

¿Cuál es el tratamiento?

Los ISRS (fármacos que aumentan los niveles de serotonina) en dosis altas durante un periodo
prolongado de tiempo. Favorecen la mejoría en los síntomas depresivos y obsesivos,
funcionamiento social y gravedad del cuadro.

A su vez se recomienda una terapia cognitivo conductual que ha demostrado ser útil en
promoción del autoestima, desarrollo de estrategias de afrontamiento, cambio de
pensamientos negativos. El paciente se compromete a no planificar o realizarse ningún
tratamiento durante el proceso de terapia psicológica.

También se ha puesto en práctica la intención paradójica, una técnica que se basa en que en
ocasiones, tratar de evitar un fenómeno genera una ansiedad anticipatoria, autoobservación y
una lucha interna que acaba provocando aquello que se intenta evitar. Se le pide al paciente
que deje de huir o luchar y que los provoque él mismo deliberadamente o que los
exagere.

Una intervención de caso único: Se colorea todo el contorno de la cara (mejillas, nariz,
frente y mentón) con pintura facial al agua, de color rosa intenso. Este producto no
produce alergia, ni resecamiento de la piel, pudiéndose eliminar con una toallita
húmeda. Con rotuladores de color rojo y azul se procede al marcaje o cartografía de las
pequeñas “arañas” vasculares, marcando varios puntos de abordaje de la pierna a nivel
local. El efecto conseguido es un aspecto donde aparecen unas varices
multidimensionadas y muy exageradas.
La paciente, tumbada en una camilla observa en momento real, tanto la cara como sus
piernas, a través de un monitor de TV conectado a una cámara de vídeo que la filma en
circuito cerrado. Las sesiones son de 2 a la semana, durante 30 minutos cada una, y de
forma ininterrumpida.
Al finalizar cada sesión se limpia la cara y los marcajes de las piernas, realizando
entonces la visión de su aspecto real. El diferencial visual va restableciendo una
corrección cognitiva mucho más ajustada a la realidad de la paciente.

Por otro lado la terapia de grupo también resulta de utilidad, especialmente para poder
compartir experiencias, poner a prueba sus creencias, practicar habilidades sociales o
exponerse a situaciones temidas.

¿En qué consiste la terapia cognitivo conductual?

El psicólogo diseñará un tratamiento individualizado que permita ir avanzando a paso lento


pero seguro en la mejora de los síntomas. Dependiendo de cómo usted manifieste su malestar
se realizarán unas técnicas u otras, la mayoría de ellas se basan en enfrentarnos a aquello que
nos genera temor o dejar de realizar comportamientos que estaban empeorando la situación.
Es de gran ayuda que se incluyan a aquellas personas significativas en la vida del paciente,
para así contar con su colaboración, por ejemplo para que no continúen apaciguando al
paciente cada vez que pregunta sobre su físico.

Durante la terapia el paciente dispondrá de un espacio seguro en el que podrá poner a prueba
hipótesis (que en muchas ocasiones tienen relación con aquello que teme que esté pasando o
pueda pasar) con ayuda del terapeuta, para finalmente poder tomar las mejores decisiones en
base a evidencias.

Existen dos posibles explicaciones para lo que le pasa. Durante las sesiones pondremos a
prueba las dos hipótesis, para ver cuál es más realista y tiene más evidencias:

Por un lado, puede que Ud. este defectuoso y por lo tanto, lo único que puede hacer es
intentar cambiarlo o camuflarlo.

Otra opción es que se preocupe demasiado por su apariencia y lo haya convertido en un


aspecto clave para su identidad y su autoestima.

Otra posible comprobación de hipótesis que haríamos se daría en el momento en que estamos
frente al espejo. Ud puede mirarse y asumir que “ lo que ve es lo que hay”.

Otra opción sería que, mirándose, comprendiese que lo que ve esd un reflejo del concepto
interior que tiene de sí mismo ( la representación interna de la imagen corporal) y su
capacidad para atender selectivamente los detalles que no le gustan. Además, esta
percepción, al depender de Ud., se vería influida por su estado de ánimo, las expectativas de lo
que va a ver en el espejo o el significado personal que le da.

Recomendaciones para hacer en casa

En ocasiones, al intentar poner en práctica las técnicas, nos es difícil manejar el estrés que nos
producen, por lo tanto mi recomendación principal es acudir a un profesional para que pueda
administrarlas según sus necesidades y su tolerancia. No obstante, si está decidido a intentarlo
por su cuenta:

Piense qué consecuencias puede estar ocasionándole su preocupación; ¿Puede estar siendo un
problema lo que comenzó como un intento de solución? , ¿Cómo podría abordar aquello con
lo que no está satisfecho sin incidir en un cambio sobre su aspecto físico?

Respecto al uso del espejo:

Delimite para qué actividades realmente lo necesita y cuál es el tiempo aproximado que sus
conocidos utilizarían para cada una de las tareas. Intente utilizarlo de ésa manera.

Cuando se mire intente centrarse en la actividad o preste la atención exclusivamente al reflejo,


sin pensar en qué siente.
Si se siente bajo de ánimo es mejor para Ud. no observarse en ese momento; Trate de realizar
actividades que le distraigan o que le gusten hasta que se encuentre realmente mejor.

Trate de mirar en conjunto, evitando emplear tiempo en detalles concretos de su físico.

De ser posible, no utilice espejos de aumento.

No utilice lugares en los que su reflejo pueda distorsionarse; Ventanas, cds, agua etc.

Reducir o eliminar los comportamientos de seguridad o compulsivos.

Exponerse gradualmente a situaciones sociales sin llevar a cabo ningún comportamiento de


seguridad como tapar el defecto de alguna manera (ropa, maquillaje…).

Con el tiempo estos comportamientos se irán integrando como parte de uno mismo,
sintiéndose cada vez más cómodo.

Quién lo ha hecho. Año.

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