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¿Qué es la Hemofilia?

La Hemofilia es una enfermedad hereditaria ligada al cromosoma X, es decir, está ligada al


sexo, lo que significa que en el caso concreto de la Hemofilia la transmiten las mujeres
(portadoras) y la padecen los hombres, debido a la dotación de dos cromosomas X (XX) de la
mujer y una dotación (XY) en el hombre.

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Es causada por una alteración en los genes F8 o F9 que producen el factor VIII (FVIII) y el factor
IX (FIX) de la coagulación, se trata de una enfermedad producida por la deficiencia de uno de
estos factores en el sistema de coagulación.

El sistema de coagulación funciona gracias a 13 factores (Factor I, Factor II, Factor III, Factor IV,
Factor V, Factor VI, Factor VII, Factor VIII, Factor IX, Factor X, Factor XI, Factor XII y Factor XIII)
coagulantes que trabajan conjuntamente en lo que se llama la “cascada de coagulación”. Si
uno de estos factores no funciona bien, la cascada se interrumpe y se forma más lentamente el
coágulo que impide el sangrado. Como consecuencia de esta interrupción en la cascada de
coagulación, las lesiones o heridas sangran durante más tiempo del debido, pudiéndose
producir hemorragias internas y externas.

Es una enfermedad que no se contagia y que afecta a 1 de cada 10.000 nacidos.

La hemofilia es una enfermedad genética recesiva que impide la correcta coagulación de la


sangre. Está relacionada con el cromosoma X en los dos principales tipos: la hemofilia A,
cuando hay un déficit del factor VIII de coagulación, la hemofilia B, cuando hay un déficit del
factor IX de coagulación. Debido a que las hemofilias A y B estan ligadas al cromosoma X la
enfermedad es muy rara en mujeres. Existe un tercer tipo, la hemofilia C, cuando hay un déficit
en el factor XI de coagulación; este no esta ligado al cromosoma X.
Historia[editar]
Antigüedad[editar]
Los estudios más antiguos datan desde el siglo II d.C., cuando rabinos judíos se dieron cuenta
de que algunos niños varones, cuando se les practicaba la circuncisión, sangraban mucho. Los
rabinos descubrieron que estos problemas solo ocurrían en ciertas familias, por lo que hicieron
nuevos reglamentos para ayudar a estos niños que sangraban. El rabino Judah declaró que un
niño que tuviese hermanos mayores con problemas de sangrado no tenía que ser
circuncidados y el rabino Simón Ben Gamaliel impidió que un niño fuese circuncidado porque
los hijos de las tres hermanas de la madre se habían desangrado hasta morir.
Entre las referencias escritas posteriores merece destacar la descripción de la enfermedad que
hizo en el siglo XI un médico árabe de Córdoba, llamado Abulcasis.
En el siglo XII, otro rabino llamado Maimónides descubrió que, si los niños tenían hemofilia,
eran las madres las que la transmitían. Entonces hizo una ley nueva: si una madre tenía hijos
con este problema de sangrado y ella se volvía a casar, ninguno de sus nuevos descendientes
varones deberían ser circuncisos.
La primera referencia en Centro Europa se da en Italia, en 1525, por Alejandro Benedicto.
Edad contemporánea[editar]
En 1800, un médico estadounidense llamado John Conrad Otto (1774-1844) realizó su primer
estudio sobre familias hemofílicas, y en el año 1803 descubrió la genética de la hemofilia A.
Encontró que madres sin problema de sangrado podían transmitir hemofilia a sus hijos, y sus
hijas podían transmitir a sus nietos y bisnietos.
En 1928, el Dr. Hopff describe la enfermedad por primera vez con la palabra «hemofilia».
La historia del tratamiento de la hemofilia comienza en 1900, que se realizaron transfusiones
de sangre fresca para aumentar la longevidad de las personas con hemofilia ―dado que el
promedio de vida era aproximadamente de 13 años―.
 En 1950 se dio inicio de la disposición del plasma para el tratamiento
 En 1965 se dio a la disposición del crioprecipitado del plasma.
 En 1970 se inició la producción de concentrados por factores de coagulación.
 En 1980, se dio una baja de este tratamiento debido a que el 80 % de los que padecían
hemofilia se contagiaron del VIH/sida.
 A raíz de esto, en 1985, cada uno de los factores fueron sometidos a una inactivación
viral, haciendo cada vez el proceso más antiséptico.
 En 1992 salió al mercado el primer factor que no fue derivado del plasma, obtenido
por tecnología ADN recombinante.
 En 1995 se introdujo el primer tratamiento profiláctico, capaz de reemplazar el factor
debilitado.1
El caso más famoso de la hemofilia fue el del último zarevich de Rusia, Alekséi Nikoláyevich
Románov (1904-1918), pasado por su madre transmisora, Alejandra Fiódorovna
Románova (1872-1918), nieta de la reina Victoria del Reino Unido (1819-1901), transmisora
también de esta enfermedad. También, destacan los casos de hemofilia en la realeza española
en los hijos de Alfonso XIII (1886-1941) y la reina Victoria Eugenia(1887-1969), nieta también
de la reina Victoria del Reino Unido, y que afectaron profundamente a la monarquía española.
Clasificación[editar]
Hemofilia A[editar]
Artículo principal: Hemofilia A
La hemofilia A se produce cuando hay déficit en el factor VIII de coagulación. La incidencia en
la hemofilia A se puede decir que es de 1 persona por cada 10000 varones vivos. Desempeña
un papel fundamental en la vía intrínseca de activación de la transformación de protrombina
en trombina.1
Hemofilia B[editar]
Artículo principal: Hemofilia B
Cuando hay un déficit del factor IX de coagulación. La incidencia de la hemofilia B es de 1 por
cada 32000 varones vivos. 2
Hemofilia B de Leyden[editar]
Se trata de una forma variante de la hemofilia B, es menos común. Muestra una característica
extremadamente inusual de expresión dependiente de la edad. Los valores del factor IX son
inferiores al 1 % durante la infancia con lo que la enfermedad es muy grave en niños, después
de la pubertad los valores se elevan hasta alrededor del 50 % de lo normal y el trastorno se
vuelve asintomático.
Hemofilia C[editar]
Artículo principal: Hemofilia C
Cuando hay un déficit del factor XI de coagulación.
Etiología[editar]
En cada célula humana hay 46 cromosomas: la mitad la recibimos como herencia de la madre y
la otra mitad del padre. Los cromosomas contienen las instrucciones necesarias para ordenar a
las células cómo fabricar las proteínas que el organismo requiere para su funcionamiento.
Estas instrucciones se encuentran contenidas en pequeñas formaciones que se llaman genes,
constituidos de ADN, que son la estructura básica de la vida.
Los cromosomas vienen en pares, por lo que tenemos dos copias de todos nuestros genes; si
hay algún daño en algún gen o un cromosoma, hay una copia de respaldo de ese gen o
cromosoma que podrá cumplir las funciones normalmente. Pero hay una excepción, los
cromosomas sexuales: X e Y.
El sexo femenino está determinado por dos cromosomas X (XX), y el sexo masculino tiene un
cromosoma X y un Y (XY). El cromosoma X contiene muchos genes que son comunes a ambos
sexos, como los genes para la producción del factor VIII y el factor IX, relacionados con la
coagulación sanguínea.
La mujer tiene dos copias de esos genes específicos mientras que los varones solo uno. Si el
varón hereda un cromosoma con un gen dañado del factor VIII, es el único gen que recibe y no
tiene información de respaldo, por lo que no podrá producir ese factor de coagulación.
Esta anomalía hereditaria se manifiesta en las mujeres, pero en muy bajo porcentaje, ya que
las mujeres normalmente son portadoras del gen, igualmente están expuestas a sus
consecuencias, ya que para manifestar la enfermedad necesitarían dos copias defectuosas,
cosa muy poco probable. Actualmente, en España, la incidencia de personas nacidas con
hemofilia es 1 de cada 15 000. Aún debido a la inactivación del cromosoma X que todas las
mujeres hacen, puede ser que mujeres portadoras del gen defectuoso muestren un genotipo
de hemofilia leve.
Síntomas[editar]
La característica principal de la hemofilia A y B es la hemartrosis y el sangrado prolongado
espontáneo. Las hemorragias más graves son las que se producen en articulaciones, cerebro,
ojo, lengua, garganta, riñones, hemorragias digestivas, genitales, nasales, etc.
La manifestación clínica más frecuente en los pacientes con hemofilia es la hemartrosis,
sangrado intraarticular que afecta especialmente a las articulaciones de un solo eje como la
rodilla, el codo o el tobillo. Si se produce una hemartrosis en repetidas ocasiones en una
articulación, se origina una deformidad y atrofia muscular llamada artropatía hemofílica.3
Como posibles síntomas se puede clasificar en tres estados: I, II y III; el estado I comprende
hormigueo en las articulaciones y fiebre en dicha parte del cuerpo, esta se relaciona por tener
una hemorragia con traumatismo. El estado II, este hormigueo pasa a sentirse ya como dolor,
aún permanece la fiebre en la parte afectada del cuerpo y se acompaña por inflamación
debida al cúmulo de sangre presente en la articulación ósea, debido a una hemorragia
espontánea con sangrado severo. Como último estado, el estado III se presenta la articulación
viscosa e inflamada debido al debilitamiento muscular, rigidez matinal (todo lo referente a la
mañana), dolor crónico y movimiento limitado por la obstrucción en la articulación.
Interpretado como hemorragia espontánea en músculo y articulación.1
Diagnóstico[editar]
El diagnóstico del tipo de hemofilia y su nivel de gravedad se hace mediante la historia clínica y
un análisis de sangre para la medición, en el laboratorio, a través de pruebas especiales de
coagulación, de los grados de los diferentes factores. El objetivo es establecer la severidad de
la enfermedad y decidir el tratamiento más adecuado a seguir por el paciente. Actualmente,
apenas se utilizan los valores de los distintos factores para la detección de portadores o el
diagnóstico prenatal, pues el análisis de ligamiento o análisis directo de las mutaciones
permiten resultados más fiables.
Pruebas de laboratorio[editar]
Tiempo de Tiempo de Tiempo de Conteo de
Condición
protrombina tromboplastina sangría plaquetas
Hemofilia Sin alteración Prolongado Sin alteración Sin alteración
Tratamiento[editar]
No hay en la actualidad ningún tratamiento curativo disponible (a excepción de un trasplante
hepático), y lo único que se puede hacer es corregir la tendencia hemorrágica administrando
por vía intravenosa el factor de coagulación que falta, el factor VIII o el IX.
Como posibles tratamientos existen los caseros que consiste en el reposo corporal y sobre la
zona afectada se deja hielo por dos horas sobre dicha parte del cuerpo posteriormente se
elevara la articulación.1
El tratamiento sustitutivo supuso un avance importantísimo tanto para la calidad de vida como
para la supervivencia de los pacientes. La obtención de factores de coagulación a partir de
plasma humano dio lugar, en muchas ocasiones, a la transmisión de virus, sobre todo el
virus VIH (causante del sida) en los años ochenta, lo que significó un grave retroceso en la vida
de los pacientes con hemofilia.
A mediados de esa misma década se introdujeron los primeros métodos de inactivación viral
en los concentrados liofilizados, transformándolos en productos mucho más seguros.
Actualmente, los concentrados liofilizados de doble inactivación viral constituyen derivados del
plasma más seguros y se están evaluando e introduciendo constantemente tecnología punta
en estos productos que permitan inactivar nuevos virus y otros agentes infecciosos, como los
priones, que podrían representar una amenaza para los que utilizan productos derivados del
plasma humano.
En los últimos años, el desarrollo de la ingeniería genética ha hecho posible iniciar una nueva
era en el tratamiento de la enfermedad. Desde hace unos pocos años, se han desarrollado
preparados más puros de los factores de coagulación, sin necesidad de plasma humano. El
factor VIII recombinante, el más masificado, se produce a partir de células cultivadas en
laboratorio. La Federación Mundial de Hemofilia recomienda el uso de productos
recombinantes, ya que garantizan una mayor seguridad con la misma eficacia que los
productos plasmáticos.
Como medicamento se utiliza principalmente desmopresina para desprender factor VIII de los
vasos sanguíneos,4 cabe resaltar que no se debe utilizar la aspirina convencional (ácido
acetilsalicílico) pues esta es un antiagregante plaquetario, y no dejara hacer un trombo en
alguna laceración corporal, esto sería un agravante para el estado del paciente. Y como medida
evidente, se encuentra el suministro del factor faltante por vía intravenosa ya sea por medio
de reservas como plasma fresco congelado, crioprecipitados, pero como medida
recomendada, factor liofilizado del factor a utilizar.5
Existen enormes expectativas de tratamiento mediante terapia génica, que consiste en la
introducción de genes en células determinadas del paciente que sean capaces de combinarse
con el material genético existente, aportando la información que falta para fabricar la proteína
deficitaria causante de la enfermedad. La hemofilia es buena candidata para terapia génica ya
que no requiere la regulación de los genes de los factores VIII o IX insertados (incluso la
sobreexpresión del gen no resultaría contraproducente, ya que los genes tienen de forma
natural una gran variabilidad), es fácil acceder a las células para la terapia ex vivo, existen
buenos modelos animales, y un pequeño aumento en los niveles plasmáticos sería suficiente
para convertir una patología grave en una forma más leve (además los niveles son fácilmente
medibles en cualquier hospital).
El objetivo de la fisioterapia en el tratamiento de la hemofilia, como profilaxis, es aconsejar y
programar actividades físicas y deportes con riesgos mínimos, que prevengan la aparición de
lesiones músculo - esqueléticas consecutivas a una deficiente condición física.
Por otra parte, respecto al tratamiento de lesiones, la fisioterapia muestra su colaboración y su
resolución del episodio hemorrágico, actúa sobre la inflamación, disminuye el dolor y recupera
la función perdida, procurando evitar o disminuir las secuelas.
Hay dos tipos de tratamiento: Profilaxis (el enfermo se inyecta por vía intravenosa su medicina
correspondiente varias veces a la semana), o a demanda (el enfermo se inyecta la medicina
cada vez que se produce una hemorragia).
De igual manera, la reunión de médicos especialistas de Buenos Aires,5 ―en conjunto con la
Federación Mundial de Hemofilia―6 concuerdan en la utilización de la ecuación para el
reemplazo del factor VIII (con resultados en UI) que corresponde a:
peso del paciente × porcentaje faltante del factor VIII × 0,5
Se dice que es mejor manejar la infusión del factor liofilizado por productos farmacéuticos, no
se recomienda el uso de criprecipitados ya que a estos no se les ha hecho un barrido viral, y
por el uso de este puedan haber muchas más patologías. Consideran la estabilidad del
paciente 8 horas antes decualquier intervención quirúrgica por lo menos de 8 horas de
seguimiento y suministrando el factor faltante o deficiente. Recalca que el uso de
desmopresina es exclusivo para la prevención más no para un tratamiento quirúrgico.
Trazando un límite de diferencia entre los factores, y más específicamente entre la ecuación
para la suministración, el factor IX maneja casi la misma ecuación, pero es más específica en el
ciclo vital de las personas ya que es distinto el cálculo para niños que para adultos; para niños
el cálculo es:
peso × porcentaje de factor a infundir × 1,5
En cambio para adultos es:
peso × porcentaje de factor a infundir × 1,2.
Pronóstico[editar]
Hoy en día la supervivencia de un paciente con hemofilia es alta, gracias al suministro por vía
intravenosa del factor antihemofílico. Las personas que padecen esta enfermedad pueden
llevar una vida completamente normal con un tratamiento adecuado.
Directrices de actuación con pacientes con hemofilia[editar]
 Nunca suministrar aspirina (ácido acetilsalicílico) a un paciente con hemofilia.
 Está totalmente contraindicada la inyección intramuscular.
 Está desaconsejado el uso de antiinflamatorios tipo ibuprofeno.
 Cobertura hemostática con factor.
Situaciones que necesitan acudir al hospital[editar]
Es importante saber cuándo se debe ir al hospital y con quién se puede contactar para
consultar acerca de un problema de hemorragia antes de que se presente. Determinadas
circunstancias personales o condiciones locales por proximidad a un centro especializado,
pueden modificar la posibilidad de obtener asistencia hospitalaria, pero todas estas
situaciones son las que precisan una consulta rápida y un tratamiento inmediato:
 Dolor en articulaciones o músculos. No esperar a que la hinchazón sea visible.
 Hemorragia externa que no puede ser detenida o que recurre después de un
tratamiento de primeros auxilios.
 Sangre en la orina o en las heces.
 Después de una caída con golpe en la cabeza u otra lesión en la cabeza, o si existe
dolor de cabeza o náuseas y vómitos prolongados sin causa justificada.
 Hemorragia o hinchazón en la zona alrededor del cuello.
 Dolor abdominal inexplicable.
 Es importante a la hora de llegar a un centro hospitalario, decir la condición de
hemofilia y preguntar por el hematólogo del centro
Herencia[editar]
Tabla de transmisión de la hemofilia
La hemofilia A y la hemofilia B son de herencia gonosómica (sexual, ligada al cromosoma X); el

gen alterado en la hemofilia A se localiza en el locus , y el de la hemofilia B, en .


Así pues, tiene una prevalencia mucho mayor en los varones, donde actúa como carácter
holándrico:
 Con un padre con hemofilia y madre sana no portadora: el 100 % de sus hijas serán
portadoras sanas (heredan el alelo mutado del padre), y el 100 % de los hijos serán
sanos no portadores (no tienen de quién recibir el X mutado).
 Con un padre con hemofilia y madre sana portadora (heterocigota): el 50 % de las hijas
serán portadoras sanas y el 50 % de las hijas serán hemofílicas. En cuanto a los hijos
varones, el 50 % serán pacientes con hemofilia (pues reciben un único X materno, que
en este caso es el mutado) y el 50 % serán sanos no portadores (han recibido el X sin
defecto).
 Con un padre sano7 y madre portadora sana: el 50 % de las hijas serán sanas no
portadoras, y el 50 % serán sanas portadoras. En cuanto a los hijos varones, al igual
que en el caso anterior, el 50 % serán pacientes con hemofilia y el 50 % serán sanos no
portadores.
La hemofilia C es de herencia autosómica recesiva, con igual frecuencia en ambos sexos.
La hemofilia es una afección que padecen casi exclusivamente los varones, y casi todos los
pacientes con hemofilia son hijos de madres sanas, portadoras del gen, es decir que en sus
antepasados existió algún paciente, pero en casi un tercio de los pacientes ha ocurrido sin que
haya un historial familiar. En estos casos, la hemofilia es producida por una mutación en el gen
de la madre o del niño.
La enfermedad ha sido especialmente estudiada porque afecta a gran parte de las familias
reales europeas, por lo menos aquellas cuyos miembros descienden de la reina Victoria de
Inglaterra quien transmitió la hemofilia a uno de sus hijos (que falleció de hemorragia interna
tras una caída) y a al menos a dos de sus hijas que fueron las que extendieron la enfermedad
por las familias reales europeas. No se conocían casos de hemofilia entre los antepasados de la
reina Victoria y esto era normal, se supone que la enfermedad apareció por mutación de uno
de los alelos normales de esta.
Como vivo ejemplo de la manera en que se propaga esta patología, está el árbol genealógico
de la reina Victoria del Reino Unido.
Asesoramiento genético[editar]
En las familias en las que algún miembro se encuentre afectado es importante detectar las
mujeres con riesgo de ser portadoras y realizar el asesoramiento genético. Lo ideal es realizar
este asesoramiento antes de que cualquier mujer con riesgo de la familia se plantee tener
descendencia.
El asesoramiento debe considerar dos aspectos: los datos que indican la gravedad de las
manifestaciones hemorrágicas y el conocimiento de que las mujeres de una familia con
parientes con hemofilia son portadoras de la enfermedad.
La familia debe conocer las implicaciones de la enfermedad, cómo se hereda, la probabilidad
de que vuelva a suceder y las alternativas que existen. El asesoramiento genético debe ser un
proceso educativo e informativo, pero de ningún modo impositivo.

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