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1. EL CONCEPTO DE UTOPÍA.

En el lenguaje cotidiano usamos la palabra "utopía" para referirnos a algo deseable pero
inalcanzable, algo que queremos, pero que está más allá de nuestras posibilidades presentes e
incluso futuras. Y aplicamos el adjetivo "utópico" tanto a situaciones particulares diarias como
al orden social en su totalidad. En suma, para nuestro sentido común, "utópico" es sinónimo de
carente de realidad.

De origen griego, la palabra "utopía" significa literalmente "lugar irreal, no existente". Se trata
de un neologismo usado por primera vez por Tomás Moro en el siglo XVI para referirse a una
isla ficticia, donde sitúa una sociedad perfecta. Así, utopía nace como el nombre de un lugar
que no existe.

Desde esta falta de realidad puede explicarse la connotación negativa que acompaña el uso
actual de este término. Cuando se hacen propuestas de cambios en cualquier institución, si se
dice que esas propuestas son utópicas, eso implica siempre una descalificación. Sin embargo
esto no es necesariamente así.

2. DIMENSIÓN UTÓPICA DEL SER HUMANO.

El recurso a la utopía es tan constante en la historia del ser humano que podríamos decir que es
un hecho antropológico básico, un rasgo fundamental de su libertas. Pues, como sabemos, el ser
humano tiene que "construir" su realidad, fabricar una realidad propia para poder sobrevivir.
Continuamente estamos eligiendo entre diferentes posibilidades y, por lo tanto, elaborando
"nuestra" realidad. Si pensáramos que no existen estas alternativas, que todo está ya determinado
de antemano, no habría lugar para la utopía.

La utopía tiene su origen en la insatisfacción o desacuerdo con la realidad social existente. En


este sentido hablaremos de la utopía como motor de cambio y transformación social.

El ser humano es por naturaleza un "ser social" y, por lo mismo, un "ser utópico". Todas sus
actividades traslucen este horizonte utópico definido por la actualización de todas sus
potencialidades, de todo lo que puede llegar a ser y no es. Las utopías siempre han buscado
explicitar este horizonte con el fin de impulsar a las personas hacia él.

3. RASGOS BÁSICOS DE LA UTOPÍA.

Las utopías se entienden como proyectos de modificación radical de un determinado orden


social; son, por tanto, revolucionarias, pues van en contra de lo establecido.

Tienen características comunes como son:

*Origen. Aparecen en momentos de crisis de las tradiciones, de las ideologías y del orden
social existente. El impulso utópico nace del rechazo de las condiciones sociales existentes
y de la búsqueda de soluciones a los problemas.

*Fundamentación. Generalmente, se apoyan en determinadas concepciones de la naturaleza


humana y del bien común, y parten de unos valores éticos y políticos desde los que se
elabora una idea del nuevo orden social.

*Función. Suelen desempeñar una función crítica, porque denuncian las injusticias del
orden social vigente, y una función constructiva, pues ofrecen alternativas e ilustran sobre
el modo de llevarlas a cabo.

*Objetivo. Las utopías pretenden idear instituciones que conduzcan a una sociedad perfecta.

*Metodología. Puede definirse como una "experimentación mental de posibilidades". No


trata de conocer la realidad, sino de ampliarla descubriendo nuevas posibilidades en ella.
*Carácter global. Las utopías son descripciones de cómo funcionarían ciertos ideales en
caso de que fueran realizados. De ahí que presenten con detalle propuestas claras de
planificación social, las reglas de convivencia, las instituciones, etc.

A partir de estas características podemos llegar a una definición: una utopía social es un modelo
ideal de sociedad alternativo al existente, que presenta los valores e instituciones necesarios para
llevar a la práctica una concepción de persona y una idea de la vida buena y feliz. Pretende
lograr así una orientación para el cambio social y la transformación de la realidad.

4. LAS UTOPÍAS EN LA HISTORIA.

4.1. En la Antigüedad.

Desde la Antigüedad, los seres humanos no se conformaron con ver la realidad como algo que
se impone al ser humano y le rodea de fatalidad. Por tanto, intentaron proponer nuevos ideales
o formas de vida social y política. El modelo del estado ideal que describe Platón en "La
República" y "Las Leyes" estaría dentro de este marco. En su teoría de la sociedad, esbozó la
imagen de un estado aristocrático ideal del que era premisa básica el trabajo de los esclavos.
Los filósofos gobernarían el Estado. Los guardianes o guerreros velarían por su seguridad, y por
debajo de estas dos categorías de ciudadanos libres se encontrarían los artesanos.

El Estado surge de necesidades humanas como la alimentación, la vivienda y el vestido: si se


cubren las tres de modo austero, se puede alcanzar la felicidad.

4.2. En la Edad Media.

Durante la Edad Media, Agustín de Hipona, uno de los llamados "Padres de la Iglesia",
reflexiona sobre el estado psicológico del hombre en el Paraíso. En su obra "La ciudad de Dios",
este pensador se centra en las necesidades del ser humano, así como en sus deseos más
profundos. Para ello, compara la ciudad terrena con la celestial, donde se vivirá en un estado
ideal.

No faltará ningún bien ni habrá mal alguno y el día se dedicará a alabar la grandeza del Creador
para, de este modo, conseguir la armonía entre cuerpo y espíritu. San Agustín propone un
modelo de sociedad basado en el amor a Dios, el desprecio de uno mismo y la comunión ideal
de los virtuosos.

4.3. En el Renacimiento.

Durante el Renacimiento, a través de las distintas utopías se analizaron de forma crítica los
cambios de la época y se describieron las aspiraciones y necesidades, sobre todo de las clases
más débiles. En este período, destacan tres utopías:

a) Tomás Moro. En 1516, este filósofo escribe "Utopía". Esta obra de contenido social consta
de dos partes. En la primera, se describe en forma de conversación la situación de miseria
material y moral en la que se encuentra Inglaterra de su tiempo. Sin embargo, en la segunda
parte se describe la isla de Utopía desde un punto de vista geográfico, social, económico y
político. A través de esta contraposición, Moro nos presenta una sociedad ideal, cuyas
características fundamentales son:

• Total igualdad económica y, por lo tanto, eliminación de la propiedad privada. No existe


la competencia, y el fruto del trabajo es recogido por la comunidad, que lo redistribuye.

• Inexistencia del dinero. La economía se apoya en el intercambio de prestaciones y de


trabajos. La moneda está prohibida.

• Estructura política democrática, basada en la elección secreta de los representantes,


siempre que "los electores hayan jurado elegir al ciudadano más apto".
• La institución básica de la organización es la familia.

• La sociedad se encuentra fuertemente planificada. Existe una organización rígida para las
comidas en común, la jornada laboral, la educación de los hijos e hijas, etc.

• La educación se centra en la formación profesional y en la estima a la vida social.

• El principio básico de la convivencia es la tolerancia, tanto en los aspectos religiosos como


en los políticos y sociales: "Cada uno puede profesar la religión más acorde con su forma
de sentir".

b) Francis Bacon. Este pensador es el autor de la primera utopía científica o tecnológica. En su


obra "Nueva Atlántida" describe una isla que está situada más allá de América: Bansalem. Esta
isla está gobernada por intelectuales y científicos, que viven en la casa de Absalón. Al vivir
obsesionados por la ciencia, los habitantes de esta casa no se preocupan apenas por el pueblo.
Las propuestas que Bacon nos hace en esta utopía son: descubrir a través de la ciencia los
secretos de la naturaleza, reorganizar el saber y mostrar el autoritarismo tecnicista. Pretende
ante todo ser un canto a las transformaciones tecnológicas.

c) Tomás Campanella. En "Ciudad del sol", este filósofo describe su utopía política. La obra
nos muestra una sociedad gobernada por sacerdotes donde reina la concordia. Los bienes
económicos no están en manos de unos pocos, sino que pertenecen a la colectividad. Las
propuestas de Campanella se pueden resumir en: eliminación de la propiedad privada, elección
del gobernante más sabio, como platón; sistema totalizador de saberes; tecnocracia jerárquica y
desarrollo del ocio, pues sólo se trabaja cuatro horas.

4.4. En La época Moderna.

En esta época la utopía social no se pensará ya como un experimento mental ajeno al acontecer
histórico, sino que representará un futuro ideal hacia cuya realización camina la historia. La
utopía entra en la historia, se convierte en un ideal realizable. El origen de este cambio se
encuentra en la idea de progreso que la Modernidad introduce.

Con los avances de la ciencia y la técnica, con sus posibilidades de transformación de la realidad,
se apodera de la conciencia de la época la idea de que también existe en las relaciones sociales
un progreso hacia un mundo mejor. Con los ideales de la Ilustración el ser humano se siente
dueño y señor de su propio destino, Ahora el proceso histórico es el camino a través del cual la
sociedad puede superar sus injusticias.

La Modernidad lleva consigo una visión optimista, una confianza y seguridad en que la razón,
la ciencia y la técnica permitirán solucionar los problemas. La historia se entiende ahora como
un progreso indefinido y continuo, cuyo lema es: todo presente es mejor que el pasado, todo
futuro será mejor que el presente.

Un ejemplo de utopía ilustrada es la diseñada por Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) en su


obra "Emilio". En ella el autor se centra en el modelo educativo adecuado para desarrollar la
bondad del ser humano.

4.5. Las utopías socialistas.

Las ideas socialistas surgen en parte por la convicción de que el ser humano es capaz de
transformar la sociedad, y en parte por la desilusión ante los resultados de la Revolución
Francesa, que había declarado la igualdad de todos los hombres, pero nada había hecho para
mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras. Podemos agrupar en tres bloques las
utopías propuestas por pensadores de ideología socialista.

4.5.1. Socialismo utópico.


Este socialismo fue calificado así por Marx y Engels. Los pensadores de esta corriente
consideraban que la mejor manera de eliminar la explotación es crear ya comunidades que vivan
de forma tal que unos seres humanos no dominen a otros, y ellos mismos crearon comunidades
de este tipo. Confiaban en la bondad humana y concedían mucha importancia a la educación
como palanca para llegar a una sociedad emancipada.

A este grupo pertenecieron autores como Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint Simon
(1760-1825), Charles Fourier (1771-1837) y Robert Owen (1771-1858).

4.5.2. Socialismo científico o comunista.

Analizar la historia para descubrir cuáles son sus leyes y quiénes y con qué medios van a
transformar la sociedad constituye una forma de análisis a la que se ha denominado
"materialismo histórico" y es la base del "socialismo científico". En el comunismo se afirma
que las transformaciones económicas llevarán a una revolución de la que surgirá paulatinamente
una sociedad sin propiedad privada y sin clases.

Los creadores de esta corriente son Marx (1818-1883) y Engels (1820-1891), quienes llamaron
a su propuesta "socialismo científico" para alejarse del pensamiento utópico. Sin embargo,
marxistas como Bloch han creído necesario en el siglo XX recuperar la utopía como motor del
cambio social.

4.5.3. Socialismo anarquista.

El anarquismo pretende suprimir toda forma de autoridad, porque entiende que todos los seres
humanos son igualmente libres. Para crear una sociedad justa es preciso adoptar una
organización comunitaria, no individualista como la capitalista, no colectivista como la
comunista. Tres son las palancas para ello: la abolición del poder, la educación y el apoyo
mutuo, porque las especies que sobreviven no son las más egoístas e insolidarias, sino aquellas
cuyos individuos más se ayudan entre sí.

Los principales representantes del anarquismo son Proudhon (1809-1865), Bakunin (1814-
1876) y Kropotkin (1842-1921).

5. LAS DISTOPÍAS.

Coincidiendo con un progreso sin precedentes, durante el siglo XX aparecen escritores, e


incluso cineastas, que denuncian situaciones no deseables. Así, se publican diferentes novelas
donde todos ellos expresan su rechazo a dichas situaciones. Este género literario recibe el
nombre de distopía.

Una distopía es un relato que nos presenta un lugar imaginario donde la gente lleva una vida
deshumanizada y, a veces, donde impera el miedo. También se denominan "antiutopías" o
"utopías negativas".

A diferencia de las utopías, las distopías no proponen una alternativa ideal. Simplemente,
describen una situación que no parece adecuada para el ser humano y a la que, sin embargo, éste
llegará si no cambia su forma de actuar. Algunas de las características de las distopías son las
siguientes:

*Pesimismo. Estos relatos, al contrario que las utopías, nos muestran imágenes de futuro
donde se sufre una involución hacia estadios más primitivos o, más drásticamente, se
plantea un colapso.

*Fatalismo. En estas novelas se intenta evitar un destino fatal. Para ello, acuden a una
solución de futuro esperanzadora para el ser humano.
*Temor. Este género literario trata de afrontar vicios del mundo moderno como la explosión
demográfica, el armamentismo, el desgaste ecológico, el avance de la contaminación, el
poder de la ciencia y la lucha por el poder. Todo ello es, sin duda, causa de miedo ante un
futuro desolador.

Las distopías guardan mucha relación con la sociedad actual. Se trata de una gran cantidad
de historias de ciencia ficción ambientadas en un futuro cercano. El mundo representado en
las distopías se encuentra dominado por las grandes multinacionales tecnológicas y los
gobiernos se vuelven cada vez más irrelevantes. Durante el siglo XX destacan, entre otras,
las antiutopías de Huxley, Orwell y Bradbury.

*Un mundo feliz, de A. Huxley. En esta obra literaria de 1932, el autor imagina una
sociedad que utilizaría la genética y la clonación para el condicionamiento y el control de
los individuos. En esta sociedad futurista, todos los niños son concebidos en probetas y
clasificados para pertenecer a una de las cinco categorías de población, de la más inteligente
a la más estúpida. Esta obra describe también lo que sería una dictadura perfecta que tendría
la apariencia de una democracia, una cárcel sin muros donde los prisioneros no soñarían
con evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al consumo y al entretenimiento, los
esclavos "tendría el amor de servir a los demás".

*1984, de G. Orwell. Es una utopía política que analiza el poder totalitario, Los principales
temas que este escritor aborda son: el problema del individuo contra el sistema; la libertad
como no-libertad, pues ésta viene dada por el partido y la única verdad que existe es la del
"Gran Hermano"; el poder sobre los individuos y la falta de vida privada fuera del partido.

*Farenheit 451, de R. Bradbury. Esta novela fue llevada al cine por F. Truffaut. La obra
esconde una cruda crítica de la sociedad norteamericana de 1953, después de los episodios
de Hiroshima y Nagsaki. La historia trata de un mundo imaginario en el cual los bomberos,
tras haber inventado un mundo en el cual nada se quema, ahora se dedican a quemar los
libros con la excusa de que son el verdadero problema de la sociedad.

6. CRÍTICAS LA PENSAMIENTO UTÓPICO.

Las utopías positivas han recibido muchas críticas, que podemos concentrar en tres cuestiones
básicas:

-La imposibilidad de realización. Según los críticos, el pensamiento utópico ha producido


consecuencias nefastas porque no ha reconocido los límites que la realidad impone, El
"realismo político" afirma que los seres humanos son como son y es imposible cambiarlos.

-La experiencia histórica. Hasta el presente- dicen los críticos- la mayor parte de los intentos
históricos de aplicar las ideas utópicas a la realidad han acabado perjudicando precisamente
a aquellos a los que tenían que haber beneficiado, porque han producido regímenes
dictatoriales y peores condiciones de libertad e igualdad.

-La condena al totalitarismo. Poner en práctica las utopías, con sus fuertes dosis de
planificación, exige recurrir a la violencia y conduce a una sociedad "cerrada" donde es
imposible vivir con libertad. Unos pocos toman el poder y se convierten en la nueva clase
social privilegiada, pues para alcanzar la utopía es necesario eliminar cualquier oposición.
Utopismo y totalitarismo se identifican.

De ahí que autores como K. Popper, en "Miseria del historicismo" y "La sociedad abierta y sus
enemigos", propugnen la necesidad de abandonar las utopías y de sustituirlas por la solución de
problemas concretos que sean realmente abordables.

7. ¿EL FINAL DE LA UTOPÍA?


En el siglo XXI el papel de las utopías sociales como modelos de una sociedad más justa parece
estar desapareciendo. Las críticas teóricas justifican este pesimismo, pero sobre todo un
conjunto de acontecimientos. Veamos algunos:

*El avance de la ciencia y su aplicación tecnológica han solucionado muchos problemas,


pero también, como "profetizaron" las antiutopías, han llevado a situaciones indeseables,
como las catástrofes nucleares o la destrucción del medio ambiente.

*Los intentos de realizar una sociedad igualitaria desde una planificación estatal han
desembocado en regímenes totalitarios o en sociedades fuertemente burocratizadas.

*También la ideología del mercado, que a menudo se ha presentado como la única utopía
realizable, se muestra impotente para hacer frente a una situación donde la mayor parte del
planeta se encuentra en condiciones de extrema pobreza o de miseria absoluta.

*Los medios de comunicación y las redes de información unifican las conductas e igualan
las tradiciones, las culturas y las creencias. Como consecuencia, la falta de identidad
individual y colectiva favorece la falta de imaginación para hacer frente a los problemas.

Asistimos a un agotamiento de la perspectiva utópica y a una aceptación del realismo político.


¿Debemos renunciar a la utopía?

8. LA IDEA DE UNA SOCIEDAD JUSTA.

No debemos cometer el error de negar a la utopía el papel que le corresponde porque creamos
que ya se ha realizado o que nunca se podrá realizar. Ambos extremos están equivocados. Como
dice Marcuse, no se trata de convertir el pensamiento utópico en una teoría científica que debe
cumplirse, porque entonces apagamos toda iniciativa e innovación social; se trata de abrir
caminos desde la utopía, descubriendo nuevas posibilidades de lo real. Éste es el papel de la
utopía.

En la actualidad, el modelo de una sociedad justa que sirva como horizonte de actuación debe
contener dos aspectos básicos:

*Un núcleo ético universal. Cualquier sociedad, para ser justa, ha de satisfacer unos
mínimos que constituyen la ética cívica e incluyen los valores de libertad, igualdad y
solidaridad; los derechos humanos, el respeto al medio ambiente y, finalmente, una actitud
de diálogo.

*El contenido utópico. Para cumplir su papel, las utopías deben incluir también propuestas
concretas acerca de cómo organizar la sociedad y la vida en común. Las utopías deben
incluir aspectos imaginativos sobre los planes de vida, el papel del trabajo, de la economía,
de la sociedad civil, etc.

Ambos momentos deben conjugarse para que la utopía pueda cumplir su función básica:
ayudarnos a superar lo existente. Por eso, ser utópico es ser realista, puesto que es intentar
descubrir nuevas posibilidades de lo real. Lo contrario a la utopía n es el realismo, sino el
conformismo.
Ella está en el horizonte. Nunca la voy a alcanzar
Me acerco dos pasos, ¿para qué sirve la utopía?
Ella se aleja dos pasos más. Para eso:
Camino diez pasos para caminar:
y el horizonte se corre
diez pasos más allá. Eduardo Galeano
Por mucho que yo camine

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