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dentro del Estado y de la sociedad. Lo que interesa destacar es que si los
derechos fundamentales son derechos humanos, tienen éstos también
las características que hemos reconocido a los derechos humanos. Por
tanto, a los derechos fundamentales no los crea el poder político, ni la
Constitución, los derechos fundamentales se imponen al Estado, la
Constitución se limita a reconocer los derechos fundamentales, la
Constitución propugna los derechos fundamentales, pero no los crea.
a) Supremacía Constitucional.
Al estar los derechos fundamentales previstos en la Constitución, e
obvio que participan de su mismo régimen jurídico; en consecuencia,
les serán aplicables las consideraciones sobre la Supremacía
constitucional.
Para comprender lo que significa en la actualidad la supremacía
constitucional, debe tenerse presente que la constitución no vincula u
obliga jurídicamente como lo hacen las demás normas del
ordenamiento.
El derecho fundamenta la validez de las normas que lo integran a
través de la construcción de una relación de supra a subordinación
entre ellas, de modo que existe una norma superior que da
fundamento al resto, las cuales a su vez solamente podrán ser validad
en tanto se ajusten a lo prescrito por aquella. Como ha expuesto
Hans Kelsen, “una norma pertenece a un orden jurídico solamente por
haber sido instaurada conforme a lo que determina otra norma de ese
orden”, lo cual nos conduce a la norma fundante básica que no
encuentra fundamento dentro del sistema jurídico, por lo que tiene
que ser presupuesta.
La superioridad constitucional deriva de varios datos ineludibles:
La constitución crea a los poderes públicos del Estado,
Delimita sus funciones positiva y negativamente,
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Recoge los procedimientos de creación normativa,
Establece los derechos fundamentales de los habitantes del
Estado;
Incorpora los valores esenciales o superiores de la comunidad
que los rige.
b) Rigidez Constitucional
La rigidez de una Constitución se produce siempre que en
determinado texto constitucional existan procedimientos diferenciados
para la aprobación de las leyes y para la aprobación de las reformas
constitucionales.
Dicha diferenciación puede hacerse de varias maneras. Se puede
establecer que sea el mismo órgano el que lleve a cabo ambos tipos
de reformas, pero siguiendo un procedimiento distinto, normalmente
más complejo para el caso de las reformas constitucionales.
Otra posibilidad es que las reformas legales y las reformas
constitucionales sean llevadas a cabo por órganos diferentes.
Concretamente, el derecho comparado ofrece bastantes ejemplos de
textos constitucionales que solamente pueden ser reformados por
asambleas convocadas con este objeto, o bien por órganos que tienen
una composición compleja: integrados tanto por el Poder legislativo
federal como por los poderes legislativos locales, por mencionar un
ejemplo que puede darse en un Estado organizado federalmente.
Las Constituciones rígidas se suelen oponer para efectos pedagógicos
a las constituciones flexibles. Son flexibles aquellas constituciones que
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pueden ser modificadas siguiendo el mismo procedimiento para la
aprobación o modificación de las leyes.
En un sistema Constitucional que cuente con una constitución flexible
como ha señalado Ricardo Guastini, la Constitución la ley tienen la
misma fuerza, se encuentra ubicadas en un mismo nivel jerárquico.
En consecuencia, el principio que regula sus relaciones no es el de lex
superior derogati inferiori, sino el de lex posterior derogati priori, la
ley (la norma, mejor dicho psterior en el tiempo deroga a la anterior.
Esto significa, además, que si una ley contiene una disposición
contraria a la Constitución, dicha ley se entiende no como una
violación constitucional, sino como una modificación a lo dispuesto
por el texto de la Constitución.
Tal vez sea en las técnicas de garantía donde las constituciones actuales
se jueguen su prestigio y su lugar dentro de las complejas sociedades
contemporáneas.
Para que los derechos se hagan realidad se requiere de potentes
instrumentos de control de constitucionalidad, o mejor dicho, de un sistema
completo de garantía de la Constitución.
El funcionamiento practico de los sistemas de garantía de los derechos, a
pesar de los innegables avances teóricos y dogmaticos que se han
registrado en los últimos años, no siempre ha tenido el impacto que sería
deseable.
Por el desarrollo que se ha dado en los últimos años, quizá sea
pertinente dividir los mecanismos de protección de los derechos en: a)
mecanismos internos y b) mecanismos internacionales.
Recordemos que Luigi Ferrajoli ha explicado que las garantías de los
derechos fundamentales pueden dividirse en primarias y secundarias. Las
garantías secundarias son las obligaciones que tienen los órganos judiciales
de aplicar la sanción o declarar la nulidad cuando constaten, en el primer
caso, actos ilícitos y, en el segundo, actos no válidos que violen los derechos
subjetivos y por tanto violen también las garantías primarias.
Un criterio diferente ha sido sostenido, entre otros por Ricardo Guastini,
ya que para él son “verdaderos derechos” aquellos que responden
conjuntamente a tres condiciones:
a) Son susceptibles de tutela jurisdiccional;
b) Pueden ser ejercidos o reivindicados frente a un sujeto determinado,
y
c) Su contenido está constituido por una obligación de conducta no
menos determinada que el sujeto en cuestión.
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Garantías Internas
El esquema de defensa de la constitución en México, en términos
generales, incluye los siguientes mecanismos:
El juicio de Amparo (artículos 103 y 107)
La controversia constitucional (artículo 105 fracción I)
La acción de inconstitucionalidad (articulo 105 fracc II)
La facultad de investigación de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (articulo 97 párrafos segundo y tercero).
El juicio para la protección de los derechos políticos-electorales de
los ciudadanos
El juicio político (articulo 110)
El procedimiento ante los organismos que componen el sistema de
protección no jurisdiccional de los derechos humanos
Garantías Internacionales
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se debe entender que lo son todas las personas que estén en territorio
nacional o bajo jurisdicción del Estado mexicano (por ejemplo en las
embajadas, consulados, buques con bandera mexicana, aviones, etcétera).
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Derechos de las personas jurídicas.
En la Constitución de Alemania establece que “Los derechos
fundamentales son extensivos a las personas jurídicas nacionales en la
medida en que, según su respectiva naturaleza, les sean aplicables”. De
forma parecida, el artículo 12 de la Constitución de Portugal dispone que
“Las personas colectivas gozarán de los derechos y estarán sujetas a los
deberes que asigna dicha constitución”.
En otros países el tema se ha desarrollado por vía jurisdiccional; es el
caso de España, en donde el Tribunal Constitucional ha señalado que “en
nuestro ordenamiento constitucional, aun cuando no se explicite en los
términos con que se proclama en los textos constitucionales de otros
Estados, los derechos fundamentales rigen también para las personas
jurídicas nacionales en la medida que por su naturaleza resulten aplicables”.
En México la Ley de Amparo deja abierta la posibilidad de que las
personas jurídicas acudan al juicio de amparo, por lo cual debemos pensar
que en esa medida son también titulares de derechos fundamentales. No
tendría caso reconocerles la posibilidad de promover juicios de amparo si no
se pensara que tiene esa titularidad, ya que el amparo procede solamente a
instancia de parte agraviada (articulo 107 constitucional fracción I) y
siempre en contra de una presunta violación de derechos fundamentales
(articulo 103 constitucional fracción I) o contra una invasión de esferas
competenciales entre los diversos niveles de gobierno (articulo 103
constitucional fracciones II y III). El articulo 8° de la Ley de Amparo
establece que “Las personas morales privadas podrán pedir amparo por
medio de sus legítimos representantes”; por su parte el articulo 9° de la
misma Ley establece, en su primer párrafo que “Las personas morales
oficiales podrán ocurrir en demanda de amparo, por conducto de los
funcionarios o representantes que designen las leyes, cuando el acto o la ley
que se reclame afecte los intereses patrimoniales de aquéllas”.
A partir de estos datos, podemos concluir que la respuesta a la
pregunta de si las personas jurídicas pueden ser titulares de derechos
fundamentales es afirmativa.
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que impongan las leyes sobre emigración, inmigración y salubridad general
de la Republica, o sobre extranjeros perniciosos residentes en el país.
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mexicano que da lugar la existencia de una pluralidad de fuentes de
derecho.
La Constitución mexicana recoge la clausula federal en sus articulo 73
y 124, aunque la forma federal del Estado se establece en el articulo 40.
En el artículo 73 se establecen las facultades del Congreso de la unión
para legislar, es decir, se delimitan las materias que son competencia de
las autoridades federales.
Por su parte, el artículo 124 constitucional dispone que todas las
facultades que no están expresamente concedidas a los poderes
federales se encuentran reservadas a los Estados.
Tanto el articulo 73 como el 124 suponen normas atributivas de
competencias—normas que confieren poderes o, más ampliamente,
normas sobre la producción jurídica—pero deben de complementarse con
aquellas otras normas que, a pesar de no otorgar competencias de forma
positiva, prohíben la Federación o a los Estados regular ciertas materias,
constituyéndose en algunos caso en limitaciones materiales a las
facultades legislativas enunciadas en los artículos mencionados.
La distribución constitucional de competencias entre la Federación
(limitada por lo establecido en el articulo 73, de tanto de forma explícita
como implícita) y las entidades federativas (que mantienen una
competencia abierta ya que su alcance no está predeterminado por el
art. 124) debe de completarse señalando que en los últimos años se han
producido una serie de reformas constitucionales que en vez de seguir el
modelo de distribución competencial del federalismo dual se han
acercado al modelo del federalismo cooperativo. En este modelo la
Constitución asigna una determinada competencia no a uno u otro nivel
de gobierno, sino a todos a la vez. En la Constitución mexicana se
pueden citar como ejemplos de este tipo los casos de seguridad pública,
educación y protección al ambiente.
El cuadro constitucional de distribución de competencias se completa
con el régimen jurídico del municipio (definido en el art. 115) y con el
Distrito Federal (establecido en el articulo 122).
Los derechos fundamentales generan obligaciones para las
autoridades de todos los niveles de gobierno, que bajo cualquier
circunstancia deben respetarlos. La Obligación de las autoridades estará
además reforzada si un precepto constitucional le asigna una
competencia concreta. Aun a falta de mandato constitucional expreso, las
autoridades de todos los niveles no solamente deben de respetar los
derechos mediante conductas de abstención, sino que deben de hacer
todo lo que esté a su alcance para lograr la eficacia plena de los
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derechos, sin poder esgrimir ningún tipo de estructuración competencial
(salvo el caso en que un precepto constitucional así lo establezca de
forma clara y contundente) para dejar de tomar medidas a favor de los
derechos.
Para Ignacio Burgoa, la determinación de las obligaciones positivas a
cargo de cada nivel de gobierno está en relación directa con la materia
que se trate
1.5. Interpretación
La interpretación jurídica es uno de los grandes temas de la ciencia
jurídica contemporánea.
Para el estudio de la interpretación de los derechos fundamentales
debe señalarse que, en la medida en que tales derechos están
incorporados en normas jurídicas, se les deberán aplicar en lo que sean
posibles los criterios interpretativos tradicionales.
En este sentido, para interpretar los derechos fundamentales se
pueden tomar en cuenta los siguientes métodos generales de la
interpretación jurídica:
Criterio lógico, según el cual hay que atender las normas de
derecho fundamental como si fuesen consistentes con las
demás normas constitucionales; el interprete no puede
representar el texto constitucional como una serie de
enunciados ilógicos, sino que debe de proceder de tal forma
que se advierta una cierta coherencia normativa. Esto no evita
que entre las normas constitucionales que contemplan
derechos fundamentales pueda haber contradicciones o
tensiones, en cuyo caso se tendrán que tomar en cuenta
criterios hermenéuticos adicionales, como son la ponderación o
la proporcionalidad.
Criterio sistemático, según el cual hay que considerar a la
Constitución como una unidad, de manera que el interprete
debe de enlazar las normas de derechos fundamentales entre
sí, descubriendo su sentido y alcances en relación con el
sentido y alcances del resto del texto constitucional. El derecho
fundamental debe ser contextualizado en el conjunto de la
Constitución para lograr su adecuada interpretación.
Criterio gramatical o filológico, según el cual debe atenderse el
significado lingüístico contenido en las normas de derechos
fundamentales. La interpretación lingüística, sin embargo, no se
debe de limitar al significado que nos ofrecen los diccionarios,
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sino que comprenden también el significado que la cultura y la
tradición jurídicas le dan a cierto término.
Criterios históricos, según el cual hay que intentar precisar el
sentido que a una determinada norma de derecho fundamental
le dio el poder constituyente o el poder reformador de la
Constitución.
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la Ley de Amparo en su articulo 1° fracción I disponen que el amparo
procede contra “actos de autoridad” que violen las garantías individuales.
Con el paso del tiempo, sin embargo, los análisis de los derechos
fundamentales se han ido creciendo más refinados, lo que ha permitido
desmontar algunas de las ideas tradicionales. Por un lado, hoy en día se
entiende que, en efecto, muchas amenazas a los derechos siguen
proviniendo de los poderes públicos, pero que también son estos mismo
poderes los únicos que pueden contribuir a la satisfacción de muchos de
nuestros derechos fundamentales; es decir, hoy en día el Estado no es visto
como un enemigo de los derechos sino como un aliado de la sociedad en la
consecución de los mismos, siempre que se trate de un gobierno
democrático desde luego.
Desde hace poco más de una década, el debate sobre los derechos
humanos en México ha crecido en cantidad y calidad. Una concreción
importante de ese debate ha sido la incorporación constitucional de la figura
del ombudsman en 1992, lo cual ha traído un elemento innovador al
ordenamiento jurídico mexicano y ha contribuido para poner en el centro de
interés de la opinión pública varios de los temas de la agenda de los
derechos humanos, que llevaban años sin ser discutidos y analizados.
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Es urgente una actualización de nuestros jueces en materia de
interpretación constitucional y en particular de interpretación de los
derechos fundamentales.
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