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Manifiesto cinematográfico, por Diego Padilla Dávila

No desestimarás el valor intrínseco de los elementos que componen al hecho


cinematográfico, sin importar cuales sean o no usados; todas las áreas tienen la misma
importancia, por lo que está estrictamente prohibido pensar y concebir el uso de cualquier
elemento si es mal gastado, redundante o injustificado. No hay usos ni decisiones
pequeñas, todo debe ser pensado.
No serás una alternativa novelística. La narrativa no debe ser el elemento más importante,
es sólo un elemento más de todos lo que componen o pueden componer al hecho
cinematográfico. El cine debe apelar a proponerse exaltar, mediante el uso consciente de
todos los elementos, las emociones que se plantearon desde la génesis de la película.
No renunciarás a la experimentación del lenguaje. No se trata de innovar, sino de ser
genuino en tus intenciones. Mantener la búsqueda por la forma y fondo ideal, aunque sólo
sean eso, al fin y al cabo, ideales, imposibles. Cualquier intención conlleva una
responsabilidad; no importa cuál sea, es necesario tener conocimiento de causa y efecto de
todas las decisiones que se tomen.
Serás sincero. No se trata de mostrar la realidad como piensas que es o debería ser, sino de
cómo la percibes. Ser sincero implica asumir juicios, decisiones, convicciones e ideales
desde tu único e individual lugar. Retratar realidades ajenas y apropiarlas sin ser parte de
ellas conlleva prejuicios y presuposiciones que reducen la veracidad y dimensiones de
éstas. No intentes ser el vocero de alguien más, sino de ti mismo, sin importar el terreno
donde te encuentres.
Llegarás hasta las máximas consecuencias. Indistintamente del sentido y magnitud de la
película, no hay que escatimar. Aclaro, que esto no está peleado con el principio de “menos
es más”. No hay que ceder, no hay que deslegitimizar, no hay que subestimar, no hay que
escatimar. No está permitido ser conformista.
Abandonarás tu ego, cuando salga a relucir detendrás lo que haga falta hasta apaciguarlo.
Si pretendes mostrar tu película, no puedes admitir pensarla sólo para ti. Si bien como
principio básico, primero y último hace falta ser sincero eso no está en contradicción con el
hecho de que tu obra deja de ser tuya en el momento en que la muestras, razón por la que
debes siempre exigirte pensar de ambas formas: como creador y como espectador.
No abandonarás tu lugar de origen. Aunque te esfuerces en negarlo o huir de él, debes
mucho de tu imaginario e interés a éste. No significa que necesariamente todo lo que
hagas debe girar entorno a aquel lugar, pero no debes olvidarlo. El cine que trasciende a su
época tiene siempre un carácter social-político que retrata la identidad de una sociedad. Tu
identidad no habría sido posible sin tu lugar de origen; es y debe ser, aunque de manera
implícita, motivo y consideración de tu creación.

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