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Pregunta Nº1:
¿Qué clase de contrato se ha celebrado entre la concesionaria y
el Sr. Fernández? Fundamente su respuesta.
En el supuesto dado encontramos varios ribetes que hacen a que la interpretación se
base en la presencia de un contrato de Compraventa. Pero para entender el concepto de
dicha tipificación, hay que adentrarse en la definición, normativa y jurisprudencial que
conlleva a la correcta interpretación de lo que es un contrato de compraventa.
Por otro lado, también se pueden extraer elementos que hacen a que erróneamente se
crea estar en presencia de una permuta cuando se hace referencia a la forma de pago.
Las modificaciones que se suscitan al momento de la entrega de la cosa pueden hacer
pensar que se está en presencia de una novación.
Por ello entiendo pertinente hacer una detallada definición de ambos tipos y así llegar a
una racional y correcta interpretación. (NOTA Nº 1)
En Principio, remitiéndome a nuestro ordenamiento jurídico:
El Art. 1.323 C. C. “Habrá compra y venta cuando una de las partes se obligue a transferir a la otra
la propiedad de una cosa, y ésta se obligue a recibirla y a pagar por ella un precio cierto en dinero.”
Ello brinda una definición de la existencia de dicho contrato y sus presupuestos. Pero
para un análisis más pormenorizado, a la doctrina nos brinda incalculables fuentes de
consultas.
Para empezar citando a Lorenzetti obtengo una definición de lo que es un Contrato de
Compraventa:
La compraventa es el modelo legal del contrato de cambio que permite la transmisión de
la propiedad de una cosa por un precio. En el perfeccionamiento del contrato se
constituye, se forma, se crea la obligación, debiéndose reunir para ello todos los
elementos que requiere la ley: sujetos, objeto, causa. Este vínculo perfecto puede ser
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eficaz o no, puesto que los efectos pueden estar sometidos a una condición, plazo o al
cumplimiento de presupuestos como la legitimación. Los cambios que se producen en la
realidad económica y que afectan el tipo legal: en la época de la codificación se tomó
como base la compraventa de contado en la que el comprador busca ser propietario de
lo que pagó. Hoy predomina la venta a crédito en la que el vendedor busca una garantía
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del pago del precio, razón por la cual se devalúa el rol de la transmisión de la propiedad
y se realza la importancia de la garantía. En el siglo XIX se pensaba que asegurando la
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transmisión de la propiedad habría más compraventas; hoy esta función se da en
relación a las garantías.
La transmisión de la propiedad muestra aspectos especiales, según algunos bienes: los
caballos de carrera, los automotores, las computadoras, los inmuebles, los loteos
urbanos. Ello agrega elementos distintos a la compraventa tradicional, al mismo tiempo
que exhibe una separación entre la regulación de la propiedad y la compraventa
El mencionado art 1323, adquiere significado si se tiene en cuenta que el artículo 1326 el
cual dispone que si falta algún elemento esencial no habrá compraventa, aunque las
partes le den ese nombre. Por ello es trascendente establecer con claridad cada uno de
los elementos esenciales, ya que si se los identifica en una relación jurídica, provocan la
aplicación de los artículos 1323 y siguientes, y si no están, habrá otro vínculo.
Los elementos son:
1. Obligación de transferir, el contrato no produce la transferencia del dominio, sino la
mera obligación de hacerlo. En el Derecho argentino, la compraventa sólo obliga a
transferir el dominio, y no produce, como regla un efecto real, a diferencia de otros
sistemas jurídicos. Puede ser difícil encontrar esa obligación en casos concretos, como
ocurre con las compraventas manuales, pero no hay dudas de que, desde el punto de
vista teórico, esa obligación existe y no se produce una transmisión directa. Borda
sostiene que en las compraventas manuales o de contado, el comprador entrega
directamente el precio, al mismo tiempo que manifiesta su voluntad, y el vendedor, al
aceptarlo, entrega la cosa; es decir, hay simultaneidad entre el consentimiento y el
cumplimiento.
Si se compra un libro y se paga un precio en dinero por ello, el vendedor lo entrega
inmediatamente. En este caso no se puede separar, temporalmente, una obligación de
transferir. Por esa razón, López de Zavalía argumenta que esas operaciones no cabrían
en el concepto legal. Sin embargo, la crítica no es fundada; toda vez que las
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3. Pago de un precio: la definición habla de dinero, y este término debe ser interpretado
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de conformidad con la noción de "función dinerada”, lo que incluye a la moneda
extranjera (ley 23.928), y los instrumentos que cumplen esa finalidad como el cheque, la
factura de crédito y otros.
La finalidad típica de este contrato es la transmisión dominial. Dentro de esta finalidad
surgen elementos característicos:
El título y el modo:
La compraventa tiene un efecto obligacional, es decir, causa la obligación de transmitir
el dominio; su celebración no produce el efecto jurídico real de la transmisión de la
propiedad, sino que es un título que junto al modo produce el efecto traslativo. La
compraventa es atributiva de derechos creditorios (obligacional) y no reales, ya que
para esto último precisa de! modo. Es un contrato que no tiene eficacia real porque por
sí solo no provoca la modificación dominial. Es un contrato declarativo, porque no tiene
fuerza suficiente para modificar derechos reales. Con distintos enfoques, la doctrina es
coincidente en este aspecto.
Se deben efectuar algunas salvedades en relación a este tema. Primero distinguir entre
título, modo e inscripción registral. La entrega de una cosa a otro puede ser con
diferentes finalidades: para darla en locación, para darla en depósito, para transmitir el
dominio. Para saber cuál es la finalidad es necesario el título que causa esa transferencia.
El modo es el que sirve inmediatamente para la transmisión del dominio, mientras que
el título es un acto que explica y justifica el modo.
Frente a los terceros, la simple tradición y el título pueden hacerles conocer la situación
jurídica existente entre las partes. Sin embargo, en una sociedad masiva y de relaciones
económicas complejas se hizo necesaria la inscripción registral como medio para que los
terceros conozcan, mediante un simple informe, esa situación jurídica. La inscripción
registral puede tener fines publicitarios, como en el caso de los inmuebles.
La transmisión se opera mediante título y modo, y la inscripción registral cumple una
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La entrega y la tradición
La entrega de una cosa en un contrato puede tener varias funciones que deben ser
precisadas. Puede ser un elemento de la celebración y de la ejecución, como en los
contratos manuales, en los que ambos actos son simultáneos, la entrega de la cosa es un
modo de cumplir. Puede ser un elemento del perfeccionamiento del contrato, como
ocurre con la entrega de la cosa en los contratos reales. La entrega es diferente de la
tradición. López de Zavalía distingue entre los actos materiales de la tradición y el
acuerdo que la acompaña, que es distinto del título. (1)
La tradición es un acto voluntario (art. 2377, C. C.) y como tal requiere de intención,
discernimiento, libertad (art. 897, C. C.), y de un hecho exterior que lo manifieste (art.
913, C. C.), es decir, de elementos subjetivos y objetivos. El elemento subjetivo se
cumple con la declaración de las partes o del juez en la ejecución judicial. El elemento
objetivo requiere de actos materiales de por lo menos una de las partes que exteriorice
el acto (arts. 2378, 2379 y 2380, C. C.). (2)
El Código Civil argentino emplea el vocablo tradición para referirse a la definición de
los contratos reales (art. 1141, C. C.), lo cual es inexacto.
La entrega, entonces, es un acto jurídico bilateral que sirve como medio para adquirir la
posesión (art. 2377, C.C), o para transmitir el dominio, es el modo en que junto con el
título permite la transmisión dominial, y que está constituida por la declaración del
tradens de dar una cosa en propiedad al accipiens y por la entrega material de la cosa.
Entonces, la entrega de la cosa, es el contenido de la obligación de dar, y es elemento
material de la tradición.
Es así porque requiere para su configuración la voluntad concurrente de dos partes
(arts. 946 y 2377, C. C.).
En nuestro Derecho, la tradición (el modo) no es un acto abstracto sino causado (art.
2602, C. C.), ya que tiene su fuente en el título (contrato de compraventa). Si se celebra
la compraventa y se produce su ineficacia porque hay resolución o nulidad, la tradición
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podríamos denominar especialísima, que abarca incluso acciones especiales por robo,
responsabilidad frente a terceros.
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(3)MOSSET ITURRASPE, Jorge, Compraventa inmobiliaria, Ediar, Buenos Aires, 1976, p. 96.
Oneroso: La ventaja dada a la otra parte está en relación al sacrificio, lo que resulta claro
de la relación precio/bien adquirido (art. 1139, C. C.). 7
Conmutativo: Puesto que las ventajas se conocen desde el momento de la celebración.
Excepcionalmente es aleatorio, cuando media una convención al respecto, como ocurre
con la venta a riesgo o de cosa futura esperada (art. 1332, C. C.).
Forma libre: Es un contrato de forma libre porque la ley no impone, como regla general,
una solemnidad para su existencia. En muchos supuestos, y específicamente en relación
a la transmisión dominial, se requiere el cumplimiento de formalidades, cuyo
incumplimiento produce la conversión del negocio, como ocurre en la compraventa de
inmuebles; si no se hace en escritura pública sigue siendo válida, causando ¡a obligación
de otorgarla. En otros supuestos se exige una forma, ad probationen, cuyo incumplimiento
impide demostrar en juicio la existencia del contrato, porque sólo esa evidencia es
legalmente admisible. En la compraventa de consumo, el contrato es formal conforme lo
dispone la ley 24.240
Atributivo de derechos creditorios: El contrato de compraventa sirve de título para la
transmisión de dominio, razón por la cual no es por si solo traslativo de derechos reales
(art. 577, C. C. Y nota).
Puede ser celebrado discrecionalmente o por adhesión a condiciones generales'.
Siguiendo el mismo orden de ideas, la Doctrina propuesta por Borda nos brinda una
definición tanto similar a la de Lorenzetti.
Borda destaca, en principio, que este contrato no supone transferencia de la propiedad
ni la entrega efectiva del precio, sino la obligación de hacerlo.
Esta afirmación es válida aun en la llamada compraventa manual o al contado que se
consuma y concluye en forma instantánea con la entrega simultánea de la cosa y el
precio. A primera vista parecería que en la hipótesis, las partes no contraen obligación
alguna y que todo se reduce a un trueque o, más exactamente, a dos tradiciones
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simultáneas. Ello no es así, porque en ese trueque no se agotan las obligaciones de las
partes. Por ejemplo, el vendedor tiene que responder por evicción; y si la moneda
pagada es falsa, el comprador podrá ser demandado por cobro de pesos. Las necesidades
del tráfico tienen su protección adecuada sólo cuando se considera que las prestaciones
recíprocas de la compraventa manual responden al cumplimiento de la obligación
contraída al contratar.
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Ahora bien, cabe hacer una mención a lo propuesto por el autor, en su obra, diferencia
los contratos de compraventa en Mercantiles y Civiles al igual que Lorenzetti:
Desde el punto de vista de su estructura jurídica, son contratos idénticos. Pero, por
razón de la distinta función económica que ambos desempeñan, hay alguna diferencia
en su regulación legal, se trata de diferencias que no tienen mayor importancia y es el
caso preguntarse si en verdad se justifica una distinta regulación para ambos.
Como base para la distinción debemos sentar el siguiente principio: es compraventa
civil toda aquella a la cual el Código de Comercio no le haya atribuido naturaleza
comercial. Es decir, todo contrato de compraventa está regido por el Código Civil a
menos que lo contrario esté dispuesto en el de Comercio. Por lo tanto, orientarse a
precisar qué es una compraventa comercial. Según el art. 450, Código Comercio, la hay
cuando alguien compra una cosa para revenderla o alquilar su uso. En otras palabras, es
necesario un propósito de lucro. Pero basta con que este propósito de lucrar exista en el
vendedor o en el comprador, aunque la otra parte de la relación jurídica no lo tenga.
No se concebirá, en efecto, que el acto fuere comercial para una de las partes y civil para
la otra. Desde el momento que la ley comercial dispone que por cualquiera motivo un
acto sea comercial, esta calificación tiene efectos jurídicos en todo lo relativo a ese acto
y con atinencia a ambas partes. Es la solución consagrada expresamente por el art. 7º del
Código de Comercio según el cual si un acto es comercial para una sola de las partes,
todos los contrayentes quedan, por razón de él, sujetos a la ley mercantil.
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c) Las ventas que hacen los labradores y hacendados de los frutos de sus cosechas y
ganados. 9
d) Las que hacen los propietarios y cualquier clase de personas, de los frutos y efectos
que perciban por razón de su renta, donación, salario, emolumento o cualquier otro
título remuneratorio o gratuito.
e) La reventa que hace cualquier persona del resto de los acopios que hizo para su
consumo particular. Sin embargo, si fuere mayor cantidad la que vende que la que
hubiese consumido, se presume que obró en la compra con ánimo de vender y se
reputan mercantiles la compra y la venta.
Hechas estas aclaraciones, se puede proseguir con el concepto vertido por Borda de un
Contrato de Compraventa.
Elementos:
En la compraventa existen algunos elementos que son comunes a todos los contratos (la
capacidad y el consentimiento) y otros que le son propios o peculiares (la cosa y el
precio).
Borda hace una conceptualización pormenorizada de cada uno de los elementos, que en
esta oportunidad, entiendo desvirtuaría la respuesta al caso planteado en particular,
ello sin dejar de ser importante lo que el autor plantea y analiza.
Otra cuestión que resulta interesante traer a colación, es que el principio general es que
todas las cosas pueden ser vendidas (art. 1327 C.C.). Esta regla requiere ser precisada, es
decir, determinar cuáles son las condiciones que debe reunir la cosa para ser objeto del
contrato de compraventa:
a) Debe ser una cosa en sentido propio, es decir, debe tratarse de un objeto material
susceptible de apreciación económica (art. 2311 C.C.). Si por el contrario, lo que se
enajena es un derecho incorporal, habrá cesión de derechos pero no compraventa. En el
derecho moderno, se advierte una tendencia a considerar compraventa a la enajenación
onerosa de cualquier cosa o derecho susceptible de apreciación económica.
b) Debe tratarse de una cosa cuya venta no esté prohibida por la ley (art. 1327C.C.). Las
cosas, en efecto, pueden ser absoluta o relativamente inenajenables (arts. 2337 y 2338
C.C.)
c) Debe ser determinada o determinable. Según lo dispone el art. 1333 C.C.
d) Debe tener existencia real o posible. (arts. 1327 y 1328 C.C.)
A su vez, Borda efectúa en su obra, una detallada comparación con otros tipos contrato,
como por ejemplo con la permuta, la cesión de crédito, locación de cosas, locación de
obra, dación en pago, donación con cargo y deposito.
Pero considero que sería extensivo y no cumpliría con los fines propuestos caracterizar
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en ente punto cada una de estas formas contractuales. Si lo hare mas adelante cuando se
tipifique la comparativa con “permuta”.
(NOTA Nº 1) Para la definición y conceptualización del instituto se tomo como base de consulta lo siguiente:
BORDA, Guillermo A. TRATADO DE DERECHO CIVIL – CONTRATOS. Tomo I Abeledo-Perrot 1999 y Ricardo
Luis LORENZETTI TRATADO DE LOS CONTRATOS Tomo I. RUBINZAL -CULZONI EDITORES.
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Ahora bien, dada esta introducción doctrinaria de los autores citados, me remito a un
resumen propio de lo que se entiende por contrato de compraventa. 10
C.C. “Debe sanear la cosa vendida, respondiendo por la evicción al comprador, cuando
fuese vencido en juicio, por una acción de reivindicación u otra acción real. Debe
también responder de los vicios redhibitorios de la cosa vendida”.
El vendedor tiene el deber y la obligación, al concluir la venta, de hacer entrega de
los bienes o de los derechos definitivos que existen sobre estos.
No debe confundirse la puesta en posesión de parte del vendedor al comprador, con la
transmisión de los derechos de esta. De ahí que la posesión puede ser previa a la
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vencido en juicio, por una acción de reivindicación u otra acción real. Debe también responder de los
vicios redhibitorios de la cosa vendida.
Art. 1.415. El vendedor debe satisfacer los gastos de la entrega de la cosa vendida, si no hubiese pacto en
contrario.
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Art. 1.416. Mientras el vendedor no hiciese tradición de la cosa vendida, los peligros de la cosa como sus
frutos o accesiones, serán juzgadas por el Título "De las obligaciones de dar", sea la cosa vendida cierta 12
o incierta.
Art. 1.417. Lo que en adelante se dispone sobre la tradición en general de las cosas, es aplicable a la
tradición de las cosas vendidas.
Art. 1.418. El vendedor no está obligado a entregar la cosa vendida si el comprador no le hubiese pagado
el precio.
Art. 1.419. Tampoco está obligado a entregar la cosa, cuando hubiese concedido un término para el pago,
si después de la venta el comprador se halla en estado de insolvencia, salvo si afianzase de pagar en el
plazo convenido.
Art. 1.420. Si la cosa vendida fuese mueble, y el vendedor no hiciese tradición de ella, el comprador, si
hubiese ya pagado el todo o parte del precio, o hubiese comprado a crédito, tendrá derecho para disolver
el contrato, exigiendo la restitución de lo que hubiese pagado, con los intereses de la demora e
indemnización de perjuicios; o para demandar la entrega de la cosa y el pago de los perjuicios.
Art. 1.421. Si la cosa fuese fungible, o consistiese en cantidades que el vendedor hubiese vendido a otro,
tendrá derecho para exigir una cantidad correspondiente de la misma especie y calidad, y la
indemnización de perjuicios.
Art. 1.422. Si la cosa vendida fuese inmueble, comprada a crédito sin plazo, o estando ya vencido el plazo
para el pago, el comprador sólo tendrá derecho para demandar la entrega del inmueble, haciendo
depósito judicial del precio.
Art. 1.423. Lo dispuesto sobre la "mora" y sus efectos en el cumplimiento de las obligaciones, es aplicable
al comprador y vendedor, cuando no cumpliesen a tiempo las obligaciones del contrato o las que
especialmente hubiesen estipulado.
Obligaciones del comprador:
Art. 1.424. El comprador debe pagar el precio de la cosa comprada, en el lugar y en la época determinada
en el contrato. Si no hubiese convenio sobre la materia, debe hacer el pago en el tiempo y lugar en que se
haga la entrega de la cosa. Si la venta ha sido a crédito, o si el uso del país concede algún término para el
pago, el precio debe abonarse en el domicilio del comprador. Este debe pagar también el instrumento de
la venta, y los costos del recibo de la cosa comprada.
Art. 1.425. Si el comprador tuviese motivos fundados de ser molestado por reivindicación de la cosa, o
por cualquier acción real, puede suspender el pago del precio, a menos que el vendedor le afiance su
restitución.
Art. 1.426. El comprador puede rehusar el pago del precio, si el vendedor no le entregase exactamente lo
que expresa el contrato. Puede también rehusar el pago del precio, si el vendedor quisiese entregar la
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cosa vendida sin sus dependencias o accesorios, o cosas de especie o calidad diversa de la del contrato; o
si quisiese entregar la cantidad de cosas vendidas por partes, y no por junto como se hubiese contratado.
Art. 1.427. El comprador está obligado a recibir la cosa vendida en el término fijado en el contrato, o en
el que fuese de uso local. A falta de un término convenido o de uso, inmediatamente después de la compra.
Art. 1.428. Si el comprador a dinero de contado, no pagase el precio de la venta, el vendedor puede negar
la entrega de la cosa mueble vendida.
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Art. 1.429. Si el comprador no pagase el precio de la cosa mueble comprada a crédito, el vendedor sólo
tendrá derecho para cobrar los intereses de la demora, y no para pedir la resolución de la venta. 13
Art. 1.430. Si el comprador de una cosa mueble deja de recibirla, el vendedor, después de constituido en
mora, tiene derecho a cobrarle los costos de la conservación y las pérdidas e intereses; y puede hacerse
autorizar por el juez para depositar la cosa vendida en un lugar determinado, y demandar el pago del
precio o bien la resolución de la venta.
Art. 1.431. Si la venta hubiese sido de cosa inmueble, y el vendedor hubiese recibido el todo o parte del
precio, o si la venta se hubiese hecho a crédito y no estuviere vencido el plazo para el pago, y el
comprador se negase a recibir el inmueble, el vendedor tiene derecho a pedirle los costos de la
conservación e indemnización de perjuicios y a poner la cosa en depósito judicial por cuenta y riesgo del
comprador.
Art. 1.432. Si el comprador no pagase el precio del inmueble comprado a crédito, el vendedor sólo tendrá
derecho para cobrar los intereses de la demora y no para pedir la resolución de la venta, a no ser que en
el contrato estuviese expresado el pacto comisorio.
Art. 1.433. El comprador no puede negarse a pagar el precio del inmueble comprado por aparecer
hipotecado, siempre que la hipoteca pueda ser redimida inmediatamente por él o por el vendedor. (5)
Entrando ahora en el terreno que quizás acarrea confusión, respecto al caso planteado,
considero acertada la idea de plantear las diferencias con el Contrato de Permuta, que
hecho mención anteriormente:
La compraventa es el intercambio de una cosa por un precio en dinero, la permuta
supone el trueque de una cosa por otra. La distinción es clara, salvo en los casos de
permuta con saldo en dinero. Así, por ejemplo, una persona cambia su coche viejo por
uno de último modelo; como en el caso problemático, y entrega además una suma en
dinero. ¿Hay compraventa o permuta? Nuestro Código resuelve este problema con una
norma simple: Habrá permuta si la cosa entregada tiene mayor valor que el saldo en
dinero y compraventa si el saldo en dinero es superior al valor de la cosa. Si ambos
valores fueran iguales, el contrato se considera permuta. Art. 1356 C.C. “Si el precio
consistiere, parte en dinero y parte en otra cosa, el contrato será de permuta o cambio si es mayor el
valor de la cosa, y de venta en el caso contrario”.
El art. 1485 C.C “El contrato de trueque o permutación tendrá lugar, cuando uno de los contratantes
se obligue a transferir a otro la propiedad de una cosa, con tal que éste le de la propiedad de otra cosa”
Ahora este artículo cuenta con una nota aclaratoria: “La convención por la cual las partes se
prometiesen el uso de una cosa por el uso de otra, o servicios por otros servicios, no constituiría un
cambio. Para la permutación es necesaria la transmisión de la propiedad de un cuerpo cierto. La
obligación accesoria que pueda ser impuesta a una de las partes, de bonificar a la otra con la adición de
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una suma de dinero para igualar los valores de las cosas cambiadas, no desnaturaliza el contrato
cuando la suma dada sea menor o igual al valor de la cosa. Si fuese mayor, el contrato sería de venta”.
Esta cuestión tiene en nuestro Derecho un interés puramente teórico, desde que las
reglas de la compraventa se aplican también a la permuta (art. 1492C.C. “En todo lo que no
se haya determinado especialmente, en este título, la permutación se rige por las disposiciones
concernientes a la venta.”).
(5) Fuente: CODIGO CIVIL ARGENTINO TITULO III
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el caso de los inmuebles, la escritura pública exigida por el art. 1184 es un requisito de la
transferencia del dominio pero no del contrato en sí, que puede ser válidamente
celebrado en instrumento privado. Es bilateral, porque engendra obligaciones para
ambas partes. Es oneroso pues las contraprestaciones son recíprocas. Es conmutativo
porque las contraprestaciones recíprocas son por naturaleza equivalentes.
En la cuestión planteada por la tutoría de la materia, según lo reglado por Nuestro
Derecho, no puedo hacer lugar a la hipótesis de Permuta.
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Quizás si a algún tipo de contrato mixto, pero es harina de otro costal y sin apartarme
de la regulación normativa encuadré el supuesto en compraventa, por los elementos que 15
lo tipifican y por la regulación legal pertinente.
Conclusión
Después de un examen exhaustivo de los distintos tipos de contratos se llega a la
conclusión de que resulta de gran importancia para las Ciencias Jurídicas el conocer de
manera completa y profunda todo lo relativo a los contratos de Compraventa, ya que,
este posee una gran importancia entre los contratos de su clase, porque se trata del
contrato tipo traslativo de dominio y constituye la principal forma moderna de
adquisición de riqueza, tanto en su función jurídica como económica, debe merecer un
estudio especial.
Ellos constituyen la base de toda una gama de actuaciones jurídicas que se presenta en
la práctica y en el que hacer jurídico del abogado, porque los tribunales civiles están
repletos de decisiones fundamentadas ya en el cumplimiento de contrato, ejecución de
contratos, violación de contratos, nulidades de actos de ventas, radiaciones de
hipotecas.
Quien desconoce las fuentes, las características, sobre de la capacidad de las partes
contratantes, del objeto y materia de los contratos de Compraventa, de la causa los
efectos, y las formas de extinción de las obligaciones tendría una gran laguna para el
ejercicio de la profesión ante los tribunales.
Finalmente, queda la satisfacción de haber concluido un trabajo conciso y claro que nos
arrojó luz sobre la base teórica y se aclararon varios aspectos prácticos relacionado con
dicho tema.
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Pregunta Nº 2:
¿Existe o no un supuesto de novación de obligaciones?
Explique brevemente en qué consiste la novación y
fundamente si es procedente en el supuesto planteado citando
las normas correspondientes.
que reemplaza a la anterior. Decimos una obligación nueva, porque de allí viene la
palabra novación: novo, nuevo.
La novación, tiene que importar siempre una extinción. Para completar el principio del
art. 801 C.C., se suma el art. 812,
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por un lado, con las obligaciones condicionales por otro, y con las obligaciones que
provienen de actos nulos o anulables, en tercer término.
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Obligaciones Naturales: 18
El texto del art. 802 expresa que: "La novación supone una obligación anterior que le sirve de
causa". O sea de fuente. Entonces, ¿esa obligación anterior que sirve de fuente, puede ser
una obligación natural? El legislador dice: Nota al art. 802: "La resolución del artículo no
impide que una obligación natural pueda por medio de la novación ser convertida en una obligación
civil...".
El Código solo, prohíbe la novación de las obligaciones naturales que surgen de deudas
de juego; (art 2057) en lo que respecta a las demás obligaciones naturales, como no
existe prohibición, pueden ser novadas.
Al legislar sobre la compensación, el Código en el art. 819 prohíbe la compensación de
una obligación natural con una civil. Esa prohibición no existe en el capítulo de la
novación.
En resumen, existen argumentos para sostener que las obligaciones naturales puede ser
novadas: el primero por eliminación, a contrario sensu, sobre la base de lo establecido para
las deudas de juego, que sería el único caso en que las obligaciones naturales no se
pueden novar.
El segundo argumento es que para las obligaciones naturales, lo único que se ha
prohibido es compensar y, por lo tanto, ellas pueden ser novadas. Agregaremos un
tercer argumento, de pura lógica jurídica, y es que la obligación natural puede ser
pagada, y ese pago es irrepetible; con mayor razón la obligación natural puede ser
novada, porque si se admite lo más extremo, que es el pago, ¿por qué no se va a poder
novar?
Nulidades:
El art. 802 establece que: "... si la obligación anterior fuese nula, o se hallaba ya extinguida el día
que la posterior fue contraída, no habrá novación".
La nota parece cambiar un poco el sentido del artículo, porque Vélez Sársfield dice en la
parte final: "Nota al art. 802: ... Tampoco se opone –se refiere al artículo- a que una obligación
anulable susceptible de confirmación, pueda, de la misma manera, ser transformada en una obligación
válida”
Este problema contiene un desarrollo muchísimo más amplio que amerita un estudio
especial, pero en consideración a lo receptado en la premisa Nº 2, buscaré sintetizar el
instituto resaltando sus notas más características, sin que por ello el resto sea menos
importante.
Siguiendo con el análisis de las obligaciones preexistentes para novar:
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Obligaciones condicionales:
El art. 807 brinda una solución para ello: "Cuando una obligación pura se convierta en otra
obligación condicional no habrá novación, si llega a faltar la condición puesta en la segunda, y quedará
subsistente la primera".
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Puede ocurrir que la obligación originaria esté subordinada a una condición y sea objeto
de novación; se la sustituya por una obligación pura y simple. Entonces se plantea el 19
interrogante: ¿se cumple o no se cumple la condición de la primera?
El hecho futuro e incierto que es la condición no incide sobre la exigibilidad, sino sobre
la existencia de la obligación. Si la condición es suspensiva y se cumple, nace la
obligación; si es resolutoria y se cumple, caduca con efecto retroactivo, como si no
hubiera existido jamás. Entonces, es un problema de existencia. En virtud de este
razonamiento, si se frustra la primera obligación, se debe reputar que no existió nunca;
faltaría el presupuesto básico de la novación, o sea una obligación anterior que sirva de
causa, que sirva de fuente.
El art 808 complementa con lo siguiente:"Tampoco habrá novación si la obligación condicional
se convierte en pura, y faltase la condición de la primera".
En realidad, lo que el Código ha querido decir es que si el hecho condicionante provoca
la extinción de la primera obligación (art. 807), o de la segunda (art. 808), no habrá
novación por faltar el requisito de la existencia de dos obligaciones sucesivas. En el
primer caso (art. 807), las partes no quedarán ligadas por ningún vínculo jurídico
obligatorio. En el segundo caso (art. 808) la inexistencia de novación por extinción de la
segunda obligación la cual era la sujeta a condición, hará que las partes continúen
ligadas por la primera obligación, que no ha sido novada.
ciertos actos de una naturaleza determinada debe limitarse a los actos para los cuales ha
sido dado, y no puede extenderse a otros actos análogos, aunque éstos pudieren
considerarse como resultado natural de los que el mandato ha encargado hacer.
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20
El tercer requisito es la voluntad (de novar):
Bajo ningún concepto se presume la voluntad de novar. Esa voluntad se debe manifestar
de manera expresa y sólo excepcionalmente se admite una expresión tácita de la
voluntad de novar. En el art. 812, se dispone: "La novación no se presume. Es preciso que la
voluntad de las partes se manifieste claramente en la nueva convención, o que la existencia de la
anterior obligación sea incompatible con la nueva... ". Necesita el animus novandi .
Ya analizados los requisitos, de una manera muy sintética, ahora hay que distinguir
entre las diferentes clases de novación, en este orden, siguiendo a Moisset de Espanés y
a Ramón Pizarro, se mencionan las siguientes:
Especies de novación
a) cambio de objeto: Este punto remite al art 812 C.C., es decir, cuando en la segunda
obligación se adeuda una distinta a la primera, ya extinguida. Es decir,
alteraciones de la obligación primitiva que hagan a su objeto principal. El
cambio debe ser trascendente, por ej. sustituir el dar dinero por dar una cosa
mueble.
b) Cambio de causa: puede ser también el cambio de causa fuente. En este caso, el
deudor se obliga a cumplir una prestación similar a la que tenía la obligación
primitiva. También remite al art 812. Según Llambias “…revela que ésta ha dejado de
ser lo que era y ha pasado a ser un vinculo que no se confunde con el primero, con la causa
cambia el régimen que gobierna la obligación, según sea el hecho que originado la relación
obligacional así será el tratamiento que le dispensará el ordenamiento jurídico…”
(NOTA Nº 2): para conceptualizar lo solicitado, entre el material utilizado menciono a Moisset de Espanés, Luis,
Curso de Obligaciones, Ed. Advocatus. Llambias, Jorge, Tratado de Derecho Civil. Obligaciones. Ed. Abeledo Perrot.
Pizarro Ramon, Vallespinos Carlos. Instituciones del Derecho Privado. Obligaciones T.III. Ed. Hammurabi. Y Código
Civil Argentino. Con estos autores se intento elaborar un sintético concepto del Instituto solicitado.
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Ahora bien, del supuesto planteado en el caso, se extraen los elementos que suficientes
para sustentar que no se está en presencia de novación. Porque, en principio al estarse 21
frente a las diferentes clases de novación, en el caso planteado, no se dan los supuestos
de éstas.
Analizando la situación se trasluce lo siguiente: si bien, se entrega otra cosa al momento
de cumplir efectivamente con la obligación nacida del contrato, pero no se establece una
nueva obligación en relación a un nuevo objeto, que deba cumplirse, sino que solo se
produce la una modificación de la cosa entregada, pero la obligación queda cancelada en
ese momento. Es decir, el objeto que sería la entrega del vehículo, no cambia, solo
cambia la especie de vehículo entregado y por ello se ajusta el valor, sin que ello
configure un nuevo contrato que genere nuevas obligaciones y reemplacen a la que se
debía cumplir.
Dicho de otro modo, el cumplimiento de la obligación sufre una modificación en razón a
la especie y no en razón al objeto. No se genera una nueva obligación sobre la primitiva,
sino que es extinguida con el acto de entrega del bien. Como podría pasar por ej en caso
de que una persona deba dinero y al momento de cancelar la deuda, entregue al lugar de
pesos, su equivalente en dólares, y el acreedor acepte este medio de pago. El
cumplimiento se hace efectivo de igual modo, sin que se celebre otro contrato.
Sin embargo existe en la doctrina, la posibilidad de confusión existe, no falta algún
autor que califican diferentes supuestos como "novación instantánea"; y se dice
instantánea porque, a juicio del autor, se crea y se extingue instantáneamente otra
obligación. Claro que en la práctica eso no ocurre, no se crea y extingue
instantáneamente una obligación, sino que simplemente extingue la obligación que
existía anteriormente con un pago o con la entrega de una cosa diferente que hace a la
extinción de la obligación..
La extinción de la obligación se ha producido instantáneamente, sin que se haya creado
una obligación nueva. Para que haya novación es necesario que se cree otra obligación
que reemplace a la primera. Esta obligación no es una obligación nueva, sino que es una
obligación antigua, anterior a la que se extingue. El deudor, de la misma manera que en
la dación en pago entrega al acreedor un bien de su propiedad, y mediante la entrega de
ese bien –que puede ser un objeto, una cosa o la prestación de un servicio- extingue la
obligación. De manera que no hay la creación de una obligación nueva, sino
simplemente la extinción de la primitiva mediante la entrega de la cosa, de un crédito o
similar.
En cuanto a las clases de novación presupuestas, se dijo que existía cuando se percibe
un cambio de objeto, cosa que la luces se ve que no ocurre.
El cambio de causa, no se advierte, puesto que el régimen jurídico que gobierna el
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Respectos a los sujetos que integran la relación jurídica, no merece mayor mención que
decir que siguen inalterados. 22
Explicadas estas cuestiones y volviendo sobre lo antedicho, me permito inferir en que si
bien, a mi juicio, no se está en presencia del instituto de novación, si existe novación.
Para lo cual en base a la obra de Pizarro –Vallespinos (4) mencionare las diferencias
entre novación y modificación, a los fines de poner un poco mas de luz en lo vertido.
Existe entre ambas una incompatibilidad lógica y jurídica. En la novación, que siempre
es una figura extintiva, y la modificación del objeto obligacional, la supone la existencia
previa y posterior de la misma obligación una vez modificada. (como ocurre en nuestro
caso, la existencia previa y posterior subsisten y solo se modifica). La novación da lugar
a un vínculo nuevo, que es el efecto de ella. En cambio cuando se habla de modificación,
se está frente al mismo vínculo y este es subsistente.
Siguiendo a Díez Picazo, quien esboza “… la permanencia o no permanencia de la relación es en
rigor la pervivencia o no pervivencia del régimen jurídico. Por ejemplo, la permanencia de las eventuales
garantías del crédito cedido; continuación del curso de la prescripción del crédito…” con esto se
trata de explicar que un simple cambio operado por la cesión de crédito o modificación
del objeto, plazo y curso de la prescripción, no se modifican, pero en cambio si se tratara
de la creación de una nueva obligación en sustitución de la primera , que se extinguiría,
ello nos daría un nuevo plazo de prescripción, diferente al anterior y comenzaría a
correr desde cero nuevamente.
Al margen de las doctrinas que sostienen que cualquier tipo de modificación, sobre el
elemento esencial o accesorio, conllevaría a novación, el criterio predominante y
aceptado en nuestro Derecho entiende que no es dable contraponer en un mismo plano
dos institutos distintos e incompatibles entre sí, intentando sentar las bases y poner
claridad en cuanto a si se afecta un elemento esencial o accidental de la obligación.
Con lo expuesto entiendo se cierra el círculo en cuanto a lo planteado y entiendo, a mi
criterio, que queda establecido que no estamos en presencia de novación, sino mas bien
en presencia de una modificación.
Se suma a lo expuesto jurisprudencia que hace de basamento para lo expresado:
deuda no significan una alteración del carácter o calidad esencial de ésta, sino sólo del aspecto
cuantitativo y, por lo tanto, no implican novación (confr. Belluscio, "Código Civil y leyes
complementarias, comentado anotado y concordado", editorial Astrea, Buenos Aires, 1988, t. 3, pág. 669
y sus citas)…”
(4) Pizarro Ramón D. y Vallespinos Carlos G. Instituciones del Derecho Privado TIII. Obligaciones. Pág. 342 y sgts.
1999. Ed Hammurabi.
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Dr. Guillermo Alberto Antelo - Dra. Graciela Medina - Dr. Ricardo Gustavo Recondo.
27.534/95. COMPAÑÍA ARGENTINA DE SEGUROS LA ESTRELLA S.A. C/ ATC EN 23
LIQUIDACIÓN S/ INCUMPLIMIENTO DE CONTRATO. 17/11/05
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal. Sala 3.
“…La novación es uno de los modos extintivos de la obligación (art. 724 del Código Civil) que se
presenta cuando una obligación es transformada en otra (art. 801 del Código cit.). Enfatizo que la
palabra transformación está tomada aquí en el sentido de sustitución, cambio o reemplazo de una
obligación -con todos sus elementos constitutivos- por otra (Salvat, R.M.-Galli.E. "Tratado de derecho
civil argentino-Obligaciones en general-" 1956, tomo III, pág. 1). Por eso es que se suele decir que una
obligación muta con efectos novatorios cuando no se confunda con la primera en la medida en que no
subsiste a ningún fin (Llambías J.J. "Tratado de derecho civil -Obligaciones-", pág. 24). En lo que atañe a
la novación objetiva -tal es la hipótesis invocada por el recurrente- ella no se da cuando las partes
introdujeron modificaciones accidentales de modo tal que la obligación originaria continúa
subsistiendo y proyectando sus efectos (conf. Borda, G. "Tratado de derecho civil -Obligaciones" ; Bs.
As., 1976, tomo I, pág. 647)…”
Pregunta Nº 3:
24
Explique qué son los vicios redhibitorios y si se dan los
presupuestos en este caso.
3) Que la cosa haya sido adquirida por un título oneroso (es decir, que no operará la
garantía por vicios redhibitorios, y nada podrá reclamarse cuando se trate de
adquisición de la propiedad por donación, herencia, o cualquier otro medio de
adquisición gratuito);
4) Que el vicio que recae sobre la cosa haga impropio el uso de la misma, o la disminuya
sustancialmente
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I) Que se traten de vicios de hecho y no de derecho. Esta afirmación, más que obvia,
hace a la esencia del instituto, los últimos serán subsanados por medio de la garantía
de evicción.
II) Que el vicio esté oculto. Este concepto, también radical, es reiterado en sendas
ocasiones en el texto legal, tanto en el art. 2164, en el art. 2173 “…el vendedor debe sanear al
comprador los vicios ocultos de la cosa aunque los ignore, pero no está obligado a responder por los
vicios o defectos aparentes”, cuanto en el art. 2176 “Si el vendedor conoce o debió conocer, por razón
de su oficio o arte, los vicios o defectos ocultos de la cosa vendida, y no lo manifestó al comprador,
tendrá éste a más de las acciones de los artículos anteriores, el derecho a ser indemnizado por los daños
y perjuicios sufridos, si optare por la rescisión del contrato”.
En tres las posturas doctrinarias respecto a lo que antecede se pueden extraer las
siguientes posiciones:
b) El patrón que permite estipular que el defecto o vicio resulte no cognoscible por el
adquirente común, concreto, teniendo presentes sus condiciones personales. Esta
posición encuentra su sustento en el texto del art. 2170, “el enajenante está también libre de la
responsabilidad de los vicios redhibitorios, si el adquirente los conocía o debía conocerlos por su
profesión u oficio.”.
Este criterio, aparentemente acertado, solo confunde dos elementos que son
independientes; por un lado se encuentra la existencia del vicio oculto y por otro el
posible conocimiento técnico que puede poseer el adquirente.
Otro sector doctrinario al que podría incluirse en esta corriente considera que sólo
podrán considerarse oculto aquellos defectos que escapan al estudio hecho por un
experto, pues el comprador diligente tiene el deber de hacerse asesorar. Es evidente que
esta postura es absolutamente excesiva, este ha sido, también, el acertado criterio
sostenido por la Cámara Civil de la Capital Federal, C. Civ. Sala A, 28/11/1957, causa 41.799.
Excede todo razonamiento este requisito, que a su vez no se coteja en la práctica del
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tráfico comercial.
Se puede considerar correcto que todo adquirente deba obrar con el necesario cuidado
que pone en sus negocios el propietario diligente Conf. C. Civil Cap., Sala E, 16/3/1977, E.D.,
t. 74, pág. 184 (de ello se desprende, tomando como punto de partida la teoría de los
actos propios, que el adquirente no podrá ampararse en su impericia o ignorancia a fin
de no hacer frente a su responsabilidad de no haber descubierto un vicio que debió ser
advertido por un propietario diligente).
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c) López de Zavalía entiende que “el vicio debe ser calificado de oculto o aparente a priori,
prescindiendo de un determinado y concreto adquirente, sólo teniendo en vista la cosa de que se trata y 26
la práctica seguida en la vida de los negocios con referencia a las operaciones que sobre ella se verifican.
En la imagen del adquirente medio, al tipo y oportunidad de examen que él verifica que hay que recurrir,
y sólo se tendrá en cuenta la visión de un perito, cuando por la naturaleza de la operación fuera de
esperar que el adquirente se hiciera asesorar por terceros, como acontecería si hubiera una complejidad
técnica en la cosa o se tratara de una operación de gran envergadura”.
El vicio debe revestir una entidad, tiene que ser grave, ya que según el art. 2164 debe
hacer a la cosa impropia para su destino (sin que ello importe un vicio irreparable), y
además, de haber sido conocido por el adquirente éste hubiese desistido de la operación,
o hubiese justipreciado el bien atento al estado del mismo.
Por otro lado, es valedera la aclaración realizada por el Dr. Borda (5) por medio de la cual
no debe reputarse como defecto oculto, la falta de una cualidad que el comprador
esperaba encontrar en la cosa, pero que no era usual en el comercio, o no se desprendía
naturalmente de la apariencia de la cosa o no fue garantizada en el contrato.
De lo expuesto por el Dr. Borda (5) vale hacer la aclaración que dicho tópico tiene
estrecha vinculación con el error sobre las cualidades de las cosas.
Ahora bien, ya planteados y analizados los requisitos que versan sobre la cosa en sí
misma, habrá de ponderarse la garantía en relación al tiempo, en tanto que el vicio debe
existir a la fecha en que se produce la adquisición arts. 2164 y 2168; “incumbe al adquirente
probar que el vicio existía al tiempo de la adquisición, y no probándolo se juzga que el vicio sobrevino
después”. En nuestra legislación, se exige para la transmisión de los derechos el título y el
modo, por lo cual el riesgo recién pasa al comprador al efectuarse la tradición de la cosa
vendida.
Resultado un elemento natural de los contratos, la garantía por los vicios redhibitorios
puede ser suprimida por la mutua voluntad de las partes, que así lo establecieron en el
momento de formalizar el acuerdo. Conforme al art. 2166 “Las partes pueden restringir,
renunciar o ampliar su responsabilidad por los vicios redhibitorios, del mismo modo que la
responsabilidad por evicción, siempre que no haya dolo en el enajenante”. A ello se agrega que la
estipulación, en términos generales (art. 2169), de que el enajenante no responde por
vicios redhibitorios de la cosa, no lo exime de responder por el vicio redhibitorio del que
tenía conocimiento, y que no declaró al adquirente A modo de resumen, se establece
que se responde por vicios redhibitorios cuando, tratándose de una enajenación a título
oneroso, la cosa transmitida en propiedad, uso o goce, tenga un defecto en su
naturaleza; que ese defecto sea oculto; que exista al tiempo de la enajenación; que sea
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(5) Borda, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil, Contratos, T. I, pág., 152, Ed. Abeledo Perrot.
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Acciones:
Si el adquirente se encontrase fácticamente frente a la situación previamente descripta 27
tendrá opción de hacer uso de dos acciones posibles: la acción redhibitoria, y la acción
quantis minoris.
En la primera el adquirente demanda la resolución del contrato y la restitución de la
suma dineraria pagada en concepto de precio, con más los correspondientes daños y
perjuicios. En este caso, el adquirente no tiene intención alguna de conservar la cosa,
porque la misma no le resulta útil, sino que por el contrario con motivo de la existencia
de la turbación, el uso que pretendía darle es imposible, procurando así la disolución de
la relación contractual, con la restitución del precio y los correspondientes daños y
perjuicios.
La acción denominada quantis minoris (cuyo origen data del derecho romano) tiende a
que se establezca cuál es el verdadero precio de la cosa adquirida. Es así establecido por
el art. 2174, que habla de la acción redhibitoria y determina que tiene acción para que se
baje el precio al menor valor de la cosa por el vicio redhibitorio.
Por otro lado, agrega el art. 2175 que el comprador podrá intentar una u otra acción,
pero no tendrá derecho para intentar una de ellas, después de ser vencido o haber
intentado la otra. El art. 2176 produce una cierta liberación de responsabilidad del
vendedor, determinando que para que éste deba pagar los daños y perjuicios, debía
conocer, por su oficio, la existencia de los vicios o defectos ocultos de la cosa vendida.
El art. 2286 (comodato) indica que el comodante que conocía los vicios o defectos
ocultos de la cosa prestada y no previno de ellos al comodatario, responde frente a éste 29
por los daños y perjuicios ocasionados.
En el art. 2172, se expresa que entre adquirentes y enajenantes que no son compradores,
el vicio redhibitorio de la cosa sólo da derecho a la acción redhibitoria, y no a la acción
quantis minoris.
(8) C. Civil Cap. Fed., Sala A, 28/11/1957, causa 41.799; Sala D, 17/12/1954, L.L. t. 77, pág. 650.
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La previsión del art. 4041 sólo versa sobre la resolución del vínculo contractual y la
acción quanti minoris, sin importar ello la ulterior indemnización por los daños y 31
perjuicios ocasionados.
Por otro lado, de entender que los vicios redhibitorios son producto del error de una de
las partes contratantes, el Código prevé un plazo diferente de prescripción. Al respecto
el art. 4030 establece que “la acción de nulidad de los actos jurídicos, por error, se prescribe a los
dos años desde que el error fuese conocido.”
En lo atinente al plazo prescripto por el Código de Comercio hay que hacer un
comentario previo, algunos tribunales han decidido que el plazo previsto en el art. 473
de dicho ordenamiento no es de prescripción de la acción. Se trataría de un período
dentro del cual el comprador debe advertir el vicio intrínseco de la cosas para
imputárselo al vendedor. Recién una vez hecha la advertencia comienza a correr el
plazo de prescripción. Asimismo, este sector de la doctrina jurisprudencial ha
establecido que el plazo de prescripción es el previsto en el art. 847, inc. 3º del Código
de Comercio (el cual prevé cuál habrá de ser el plazo para la rescisión de un acto
jurídico comercial).
El art. 847, inc. 3º prescribe que el plazo de cuatro años será válido “siempre que en este
Código, o en leyes especiales no se establezcan una prescripción más corta”.
La acción por vicios redhibitorios tiene como finalidad la rescisión del contrato por ser
la cosa inútil de conformidad con el destino que el adquirente habría de darle.
Por cuanto si se analiza separadamente la consecuencia natural e inmediata de la acción
de vicios redhibitorios que es la rescisión del contrato y por otro a la acción en sí misma,
sin consecuencia alguna, implicaría un vaciamiento del instituto.
El art. 473 prevé que el plazo de prescripción de seis meses opera desde la fecha de la
entrega de la cosa; lo expuesto evidencia lo desacertada que ha sido la norma. El plazo
debe de operar desde el momento en que el vicio se hace aparente, y no desde el
momento en que se materializa la tradición de la cosa objeto de la transacción; caso
contrario quedaría el adquirente desprovisto de toda acción respecto del enajenante,
implicando ello favorecer, incentivar a los comerciantes fraudulento a cometer actos
lesivos a los derechos de terceros que contratan de buena fe.
Esto ha sido subsanado por el sano juicio y crítica de los magistrados.
Por otro lado, para Pizarro y Vallespino, la prescripción es a los 3 meses. Estipulan,
además, los autores que el momento inicial para el computo de del curso de la
prescripción, debe ser el momento de la tradición de la cosa, pero si el comprador alega
que dichos vicios existían con antelación y puede acreditarlos, el plazo será a partir de
la entrega de la cosa.
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Vale aclarar que en materia de vicios redhibitorios, en el terreno del consumo rige la
Ley de Defensa al consumidor (Ley 24.240), es decir, al margen de reglado por nuestro 32
C.C., le LDC viene a complementar cuestiones que protegen al consumidor y aclaran el
panorama en función a la economía domestica actual.
La citada ley, aparte de hablar de los vicios, contempla su prescripción y ya ha sentado
jurisprudencia al respecto de su órbita de aplicación.
Se podría decir que hoy día es uno de las mecanismos más eficaces de protección para el
consumidor.
“El plazo de prescripción trienal establecido en el art. 50 de la ley 24.240 (Adla, LIIID, 4125) debe
prevalecer sobre el establecido en la ley de seguros, ya que el orden público que informa el art. 3° de la ley
de defensa del consumidor hace que todo contrato de consumo —en el caso, seguro de vida y
capitalización— deba regirse por los preceptos que en el caso resulten más favorables a esa parte más
débil de la relación negocial”.
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En el caso planteado, para que hayan vicios redhibitorios tienen que darse las siguientes
particularidades:
a) Que existan defectos ocultos (es decir, que no sean notorios) y graves.
b) Que los mismos sean anteriores al momento de realizarse la compraventa.
c) Que de haberlos conocido con anterioridad no se hubiera comprado el vehículo, o se
hubiera pagado un precio menor.
d) Que por su profesión u oficio, el Sr. Fernández, no podría conocer los vicios.
Por lo expuesto parecería que se dan todas las particularidades, por lo que existirían
vicios redhibitorios.
Ahora, bien, se podría optar por dos vías distintas según lo se prefiera:
1) Acción quantis minoris: Intentar un reajuste del precio pagado (se intimaría a la
concesionaria MCARS S.A., para que devuelva una suma determinada de dinero, y si no
solicitarlo judicialmente).
2) Acción redhibitoria: Dejar sin efecto el contrato (se intimaría MACARS S.A .para que
devuelva el dinero y el Sr. Fernández le devolvería el vehículo, como si nunca hubiera
existido la compraventa).
A su vez (aunque esto en realidad es más complicado de probar), si judicialmente se
demuestra que el vendedor conocía los defectos, se podría reclamar también daños y
perjuicios (sólo si se intento dejar sin efecto el contrato).
Por otro lado, se estaría dentro de los plazos previstos para incoar las acciones
pertinentes.
La acción redhibitoria art 2174, que dejaría sin efecto el contrato, devolviéndose así lo
que las partes hayan recibido; en donde el MCARS S.A., deberá devolver el precio (más
los intereses y los gastos ocasionados por el contrato); al ser este de mala fe. Por conocer
o deber conocer el vicio oculto en razón de su oficio, pagará además los daños y
perjuicios conforme al art 2176. Mientras que el Sr. Fernández deberá devolver el
vehículo, sin carga alguna. O bien la acción quantis minoris, o acción estimatoria, que
sería para el caso de que el Sr. Fernández decida quedarse con el vehículo, a pesar de su
vicio o defecto. Esto llevaría a obtener una disminución o rebaja en el precio, en
compensación por la desvalorización que sufre la cosa a raíz del vicio (art 2174).
Como se dijo, se podría optar entre cualquiera de estas dos acciones, teniendo en cuenta
que intentada una de las acciones, ya no se podrá posteriormente intentar la otra..
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Estas acciones nombradas anteriormente prescriben a los tres meses desde que el vicio
fue descubierto.
La doctrina y jurisprudencia en líneas generales, han sostenido que es preciso evaluar si
el adquirente ha podido darse cuenta o no de la existencia de algún vicio, a través de un
examen cuidadoso y atento de la cosa como el que usualmente se practica. Si no
obstante ello, no ha podido darse cuenta, el defecto será oculto y, si por el contrario, ha
podido conocerlo, aun cuando sea valiéndose del asesoramiento de terceras personas, el
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Como la premisa indaga respecto si se dan los supuestos, se puede decir que si, se dan
en el orden de ideas que a continuación se plantea:
a) El defecto se halla oculto, y es grave: La falla mecánica que lleva a que un motor de
automóvil “se funda” con solo 1800 Km. de uso, no constituye algo que se pueda
apreciar a simple vista. No resulta notorio a la percepción del Sr. Fernández al momento
de concretar la compra. Pasando aun por la inspección ocular y quizás mecánica, no
puede instalarse la suposición de que el motor se va a destruir. El vicio es de índole
grave, su aparición torna al vehículo inútil totalmente. En este punto se entiende que se
dan los supuestos para seguir con el análisis.
b) la existencia con anterioridad del vicio es algo que solo los peritos podrían probar en
este supuesto, dado que el Sr. Fernández acepta realizar la compra, en función de que el
vehículo que le están ofreciendo parece estar en perfectas condiciones y además tiene
pocos Km de uso. Se entiende que la concesionaria debió realizar las inspecciones
pertinentes y tomar los recaudos necesarios antes de poner a la venta el vehículo.
Es decir, la concesionaria entrega al Sr. Fernández, un automóvil que previamente
adquirió ésta. Para lo cual, en razón del oficio y profesión de la misma concesionaria, se
puede suponer que realizo la inspección pertinente antes de adquirir el vehículo para
luego comercializarlo.
Al margen de ello, la concesionaria cuenta con los técnicos, mecánicos y la estructura
que hacen a su superioridad en la relación con lo que un usuario común, como el Sr.
Fernández podría contar al momento de realizar la “inspección” pertinente anterior a la
compra.
Por lo expuesto se entendería que la estructura que posee MCARS S.A. es superior e
idónea a los efectos y pudo percibir las fallas que traía consigo el vehículo. Así todo, lo
puso en el mercado y lo ofreció como libre de todo vicio y apto para reemplazar a un
vehículo 0 km, que en principio era el objetivo del Sr. Fernández.
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Es decir, MCARS S.A. Debió tener conocimiento de las fallas al momento que adquirió
el vehículo y no obstante ello, lo puso en circulación y peor aún, lo ofreció en
sustitución de un 0km. Que fue el objeto primero del contrato de compraventa.
El común de la gente, adquiere un automotor 0km por la idea de que no tendrá los
mismos problemas mecánicos o técnicos que pueden surgir en automóviles que ya
vienen con un uso y goce anterior.
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Además de ser un vicio oculto, grave, preexistente, se puede agregar que MCARS S.A.
actuó con mala fe. 35
c) el punto en cuestión sería, que si en caso de conocer los vicios con anterioridad
hubiera accedido de igual modo a realizar la compra. En este punto el Sr. Fernández fue
por vehículo 0km, por lo que se permite inferir que no querría comprar un automóvil
que a los 20 días de uso no sirva mas o requiera una reparación total del motor, porque
bien se sabe que cuando un motor se funde, habrá que hacerlo a nuevo.
Por ello se entiende el conocimiento de dichas fallas hubieran servido para que la
operación no prosperara.
Dados los presupuestos para considerar la existencia del instituto me permitiré ahondar
aun más y de la actual doctrina y jurisprudencia extraigo lo siguiente:
Del texto del art. 11 de la ley de defensa del consumidor surge claro la amplitud del concepto de vicio o
defecto, comprensivos tanto de los de fabricación como de diseño como los de cualquier otra índole, por
los que se debe responder en la comercialización de cosas muebles no consumibles (v. Japaze Belén
"Garantía legal por vicios de la cosa objeto del contrato. El derecho del consumidor a demandar la
sustitución del bien y la indemnización de los daños derivados" SJA 2/9/2009 Lexis nº003/014661;
López Herrera Edgardo "Teoría General de la responsabilidad civil" LexisNexis 2006, Cap. XV
Responsabilidad civil por productos defectuosos).
Laura Pérez Bustamante (Derechos del Consumidor p. 145 y ss) dice: "…La responsabilidad
objetiva y solidaria se erige como el pilar jurídico fundamental en que se apoyará quien haya sufrido un
daño en orden a conseguir el efectivo resarcimiento. Y ello es así, por la enorme dificultad que reviste
para el consumidor detectar en qué momento de la cadena de producción, comercialización, distribución
o transporte se originó el vicio que causó el daño con el fin de individualizar a quien corresponde la
reparación...Una política enfocada hacia la dilución de la posibilidad de resarcir los daños genera
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despreocupación por el mantenimiento y elevación de la calidad de los productos y servicios, así como
por la seguridad de los mismos, lo que redunda en una desprotección del consumidor y es
manifiestamente contrario a sus intereses.... El consumidor, basándose en la responsabilidad objetiva y
solidaria, puede accionar conjunta o indistintamente contra uno, varios o todos los intervinientes de la
cadena de producción y comercialización... en el supuesto de responsabilidad del vendedor no fabricante,
esta es contractual indiscutiblemente y se asienta en el deber de seguridad (arts. 5 y 6 LDC) expectativa
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de calidad y garantía de los productos que impone a los comercializadores obligación de inocuidad de
los mismos (art. 1198 C. Civil)...no puede considerarse tercero por el que no deba responder ni al 36
elaborador ni al resto de los componentes de la cadena de comercialización, razón por la cual la
demostración de que el vicio surge en el proceso de elaboración o en otro momento distinto y anterior a
su llegada, no puede ser atendida como eximente....Como dijimos no parece apropiado considerar que en
el supuesto la causa del daño ha sido ajena al vendedor, puesto que a él incumbe garantizar la inocuidad
de los productos frente al consumidor, de su obligación de garantía por la seguridad y calidad de los
productos y por la imposición del art. 40 sobre responsabilidad objetiva…"
por productos defectuosos (la específica de nuestro art. 40, aclaro) recae de manera principal en el
productor, las garantías por defectos o falta de conformidad se colocan en cabeza del vendedor. El
criterio no deja de ser discutible…"
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37
Jurisprudencialmente, dijo la sala "C" de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial que "...en
lo que respecta a la atribución de responsabilidad por la negativa a cumplir la obligación de garantía, es
del caso considerar que Sevitar y Volkswagen Argentina S.A., en su condición de vendedora y
distribuidora —respectivamente— de bienes muebles no consumibles, son solidariamente responsables
por el cumplimiento de la garantía acordada al usuario —daños al vehículo—, como por los restantes
perjuicios inferidos al consumidor por riesgo o vicio de la cosa enajenada, como en el caso por la pérdida
del valor venal o la privación de uso del rodado (arts. 11, 13 y 40 de la ley 24.240)" (Cám. Nac. Com., sala
"C" in re "Helbling, Carlos M. c/Sevitar S.A. y otro" del 28/09/2001 en "Responsabilidad Civil y
Seguros", La Ley, 2002, p. 653).
Estas apreciaciones me conducen a nuevo campo normativo, quiero decir, que al Sr.
Fernández, al margen de asistirlo nuestro Cód. Civ. También lo protege la Ley 24.240,
más conocida como Ley de Defensa del Consumidor, dicha protección tiene su origen en
Nuestra Carta Magna, que después de la reforma de 1994, incorpora en su art 42. Todo
ello ha alcanzado en los últimos años, una importante influencia para los doctrinarios y
los magistrados. Es dable tener presente que en nuestros días dicha ley acompaña y
completa el normal desarrollo de la actividad comercial y las relaciones entre
consumidores y proveedores. Intentando de alguna manera equilibrar la balanza para la
protección de la parte más débil.
Con anterioridad a dicha norma, el común de los usuarios no contaba con la protección
necesaria y en muchas oportunidades, sus derechos se vulneraban por la parte más
fuerte de la relación, privándolos así de incoar cualquier tipo de acción tendiente a
reparar abusos o daños productos de una relación desigual en materia de consumo.
Este marco normativo actual nos brinda, además de publicidad respecto de los
derechos y obligaciones de las partes, protección y es un pilar fundamental en las
relaciones comerciales de nuestros días.
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Pregunta Nº 4:
38
Como juez de la causa, de qué manera resolvería el presente
caso. (Utilice el modelo de sentencia del punto 9 de la
presente guía).
Al adentrarme en esta premisa se me suscitaron varios interrogantes, uno de ellos fue, si
la sentencia modelo era procedente para las acciones supuestamente incoadas por los
actores, pero mi interpretación fue, que el modelo era simplemente para tenerlo
presente en cuanto a las partes que debe contener una sentencia, es decir, su “forma”.
Luego entendí que ajustar el contenido de la misma a mis supuestos era incongruente,
por el tipo de sentencia (ejecutiva) de que se trata y la hallé en disidencia con lo yo que
pretendo plasmar a posteriori. Por ello, espero que el precedente desarrollo se encuadre
correctamente en lo solicitado por esta tutoría.
Ello lleva a elaborar una sentencia con bases en las acciones incoadas, que a mi criterio
pueden ser mas de una, por lo cual me remito a atravesar el umbral de los supuestos y
recrear las posibles demandas y acciones por ambas partes, para así luego poder esbozar
un correcto fallo concordante, coherente y sustentado ampliamente.
I) Acción Redhibitoria
Ojala sea de vuestro agrado la elaboración efectuada y cumpla con lo propuesto por la
materia.
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I) ACCION REDHIBITORIA
39
Expediente Nº: 9523/2013 “FERNANDEZ BENITO C/ MCARS
S.A. CONSECIONARIA S/ ORDINARIO”
"FERNANDEZ Benito c/MCARS S.A. Concesionaria s/ Ordinario" (9523/2013)
desempeña como C.E.O. La firma tiene filiales en casi todas las Provincias de nuestro
país, por lo cual su ocupación amerita que tenga que viajar en forma casi permanente
por todo el territorio y recorrer las sucursales de la misma.
En este viaje, el vehículo comienza a experimentar una suba en la temperatura del
motor. Alertado por tal circunstancia, el Sr. Fernández detiene la marcha,
estacionándose en la banquina y en el desoriento por su desconocimiento de mecánica,
llama a un remolque.
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b) Corrido el traslado de ley, a fs. 127 y siguientes se presenta a contestar demanda, por
apoderado, MCARS S.A.
Opone excepción de prescripción en razón de las previsiones del Art. 4041 del Código
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Civil, habida cuenta que desde que el accionante tomó conocimiento del daño y hasta
que efectuó su reclamo, transcurrieron con exceso los tres meses previstos por la norma
para intentar la acción redhibitoria o la quanti minoris.
Asimismo, contesta demanda formulando las negativas de ley y atribuye la
responsabilidad al demandante, señalando que el desperfecto se produce como
consecuencia de la elevada velocidad a la que se desplazaba la accionante, descuidando
todo tipo de previsión para con el vehículo, alega que no contaba con agua y aceite
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e) A fs. 272 luce agregada el acta que da cuenta de lo actuado en la audiencia preliminar,
iniciándose la actividad probatoria que se tuvo por concluida a fs. 379, donde se confiere
un plazo para la presentación de alegatos, derecho que fue ejercido por la demandada
MCARS S.A.(fs. 402/408) y el accionante (fs. 409/418).
A fs. 429 se llamaron estos autos para dictar sentencia, providencia que se encuentra
consentida; y
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CONSIDERANDO:
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I) En primer lugar cabe analizar la legitimación de las partes, del texto del contrato se
desprende claramente que la operación es realizada "Entre MCARS S.A. por una parte, en
adelante la VENDEDORA y por la otra el Sr. Fernández Benito..."
Ese boleto de compraventa fue suscripto por el aquí accionante y la Srta. Abeledo
Mariana, quien lo hizo por MCARS S.A. Tal como reza el sello aclaratorio puesto al pie
de la rúbrica.
Además, el recibo extendido como comprobante de entrega del pago por la suma de
Dólares estadounidenses setenta y cinco mil (U$S 75.000), fue confeccionado en un
formulario membretado como perteneciente a Mcars S.A.., tal como se desprende de fs.
53 (luciente en sobre reservado, a la vista en este acto).
Desde esta perspectiva y toda vez que no se han producido en autos otras probanzas
tendientes a demostrar lo contrario, cabe concluir que asiste razón en cuanto a la
legitimación de las partes favorable, tornándose abstracto el tratamiento a su respecto
de cualquier otra cuestión sometida a decisorio.
II) Seguidamente daré tratamiento la excepción de prescripción opuesta por la
demandada MCARS S.A.., quien argumenta que desde el momento en que se advirtió el
desperfecto o vicio oculto y hasta el inicio de esta demanda, transcurrió con exceso el
plazo de tres meses previsto por el Art. 4041 del Código Civil.
Anticipo desde ya que no daré abrigo a tal defensa Seguidamente daré tratamiento a lo
formulado como vicios redhibitorios.
Antes bien, lo que en estas actuaciones se persigue es la reparación de los daños y
perjuicios ocasionados, fueron provocados por el vicio de la cosa en los términos de la
ley de defensa del consumidor Nº 24.240. En esta litis, ora la acción redhibitoria, ora la
quanti minoris, en razón de los claros términos de la ley.
Sucede que verificada la relación de consumo, se torna operativa la aplicación de esta
norma al caso del que se trate. Y si en el marco de una relación de consumo o uso
personal -con arreglo a los términos de los arts. 1º y 2º de la ley 24.240- se intentase la
acción redhibitoria o la quanti minoris, se aplicaría de igual modo el plazo prescriptivo de
tres años previsto por la norma.
En efecto, sobre este punto se sostuvo que "...El Art. 50 de la ley 24.240 Dispone que las acciones
emergentes de esta ley prescribirán en el término de tres años. ¿Qué significa esto? La Ley 24.240 regula
todas las relaciones jurídicas emergentes de los contratos celebrados para consumo o uso personal que
encuadren en los arts. 1º y 2º... Podrá ocurrir que el consumidor vea reducido el plazo de prescripción a
tres años para demandar a un proveedor en virtud del vínculo jurídico cuya prescripción está sujeta al
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plazo de diez años del Art. 4023 del Cód. Civil. Salvo este caso, que puede dar lugar a serias
controversias en razón de lo dispuesto por el último párrafo del art. 3º, en general este plazo de tres años
favorecerá a quienes celebren los contratos –más comunes- para consumo o uso particular, al otorgar
mayor tiempo para promover la acción; por ejemplo, el contrato de seguro (Art. 58, ley 17.418), el de
transporte (art. 855 del Cód. de Com.), la acción de nulidad de los actos jurídicos (art. 4030 del Cód.
Civil), la acción por responsabilidad aquiliana (art. 4037 del Cód. Civil), la acción redhibitoria y la
quanti minoris (art. 4041 del Cód. Civil)..." (Farina, Juan M.; su comentario a la ley 24.240 en
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"Código Civil y leyes complementarias comentado, anotado y concordado", obra dirigida por
Belluscio y coordinada por Zannoni, Ed. Astrea, Buenos Aires, 2001, T 8, p. 946, numeral 43
2, párrafos 2 y 3. El énfasis por subrayado me pertenece).
En definitiva y tal como se desprende de las constancias de autos, el plazo previsto por
la norma para que opere la prescripción de la acción no había transcurrido al momento
de entablarse la demanda que nos ocupa, circunstancia que determina sin más el
rechazo de esta defensa.
III) Como quedó expuesto en el considerando precedente, a la especie resultan de
aplicación las previsiones de la ley 24.240 de defensa del consumidor (T.O. ley 24.999).
El Art. 40 de la norma mencionada, en referencia a la responsabilidad, señala:
"...Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio, responderá
el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto
su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados a la cosa con
motivo o en ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de
repetición que correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del
daño le ha sido ajena..."
Como se advierte, la norma hace propio el criterio objetivo de responsabilidad
consagrado oportunamente en el art. 1113 del Código Civil; y obliga, además, a responder
solidariamente a toda la cadena negocial -importador, productor o fabricante,
distribuidor o proveedor y vendedor- por cualquier daño ocasionado al adquirente de
un producto o usuario de un servicio. Ello, claro está, siempre que ese daño se derive del
riesgo o vicio de la cosa comercializada o de la prestación del servicio del que se trate.
Sin embargo, el criterio adoptado por la norma no contiene distingos de ninguna
especie en cuanto a que el daño deba necesariamente verificarse exclusivamente en la
persona del consumidor. Por tanto, queda comprendida cualquier afectación producida
en sus derechos.
En este sentido, prestigiosa doctrina ha señalado que "...se refiere al supuesto del daño que
sufra el consumidor o usuario como consecuencia del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del
servicio. La norma alude al daño en sentido genérico y no específicamente a un daño que pueda sufrir en
su persona el consumidor o usuario, sino a todo perjuicio resultante de un vicio que la cosa presente, con
mayor razón cuando este daño surja por el riesgo de la cosa o por la mala prestación del servicio. Queda
abarcado todo supuesto en que haya un menoscabo en el derecho del adquirente del bien, su pérdida o
que lo hagan impropio para su destino o disminuya el uso que de ese bien es natural obtener..." (Farina,
Juan M.; su comentario a la ley 24.240 en "Código Civil y leyes complementarias comentado,
anotado y concordado", obra dirigida por Belluscio y coordinada por Zannoni, Ed. Astrea,
Buenos Aires, 2001, Tº 8, p. 933).
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reclamado..." (Rinessi, Antonio Juan; "Relación de consumo y derechos del consumidor", Ed.
Astrea, nº 143, p. 326). 44
Idéntico criterio adopta el Art. 40 de la ley 24.240, al señalar expresamente que "...Sólo se
liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena..."
En tal inteligencia, acreditado que el daño al consumidor o usuario se produjo por el
riesgo o vicio de la cosa, "...el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor,
el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio..." y pretenda liberarse de
responsabilidad, deberá demostrar que la causa del daño le ha sido ajena.
El ordenamiento procesal es claro en este aspecto: la parte que asume, afirma o sostiene en la litis un
determinado hecho que es controvertido o negado por su adversario, se encuentra obligada a acreditar 45
mediante prueba aquello que afirmó, asumió o sostuvo, so pena de obtener un resultado adverso en la
sentencia.
Sobre el tema, se puntualizó con acierto que "...Cuando existen abundantes medios de prueba que sirven
para formar la convicción judicial, pierde trascendencia entrar a elucidar sobre cuál de las partes recae
la carga probatoria reglada en el art. 375 del ordenamiento. En cambio, cuando la prueba es magra o
han quedado hechos o afirmaciones sin acreditar, reviste importancia determinar cuál de los sujetos que
actúan en el proceso tuvo que asumir (tenía la necesidad de) la tarea de demostrar la existencia de los
hechos controvertidos o la verdad de las proposiciones afirmadas que fueren desconocidas..." (Conf.
Alsina, Hugo; "Tratado teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial", Ed. Ediar, 1956, Tº
III, p. 254, ap. "b").
"....Las reglas sobre la carga de la prueba se dan para descartar la posibilidad de que el juez llegue a un
non liquet (no fallo) con respecto a la cuestión de derecho a causa de lo dudoso de los hechos; ayudan a
aquel a formarse un juicio, afirmativo o negativo, sobre la pretensión que se hace valer, no obstante la
incertidumbre con respecto a las circunstancias de hecho, porque le indican el modo de llegar a la
decisión de semejante caso...(Rosemberg, "La carga de la prueba", ed Ejea, pp. 2 y stes., cit. por Morello -
Sosa - Berizonce en "Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la
Nación", T V- A, pág. 142).
Sobre el particular enseñaba el magistral procesalista uruguayo Eduardo Couture que "...la prueba civil
es normalmente comprobación, demostración, corroboración de la verdad o falsedad de las
proposiciones formuladas en el juicio...
El juez es ajeno a esos hechos sobre los cuales debe pronunciarse, no puede pasar por las simples
manifestaciones de las partes y debe disponer de medios para verificar la exactitud de esas
proposiciones. Es menester comprobar la verdad o falsedad de ellas con el objeto de formarse convicción
a su respecto..." (Conf. autor citado, "Fundamentos del derecho Procesal Civil",
Tercera Edición (póstuma), Roque Depalma Editores. Buenos Aires, 1958; pág. 215 y stes.).
"...La carga de la prueba no supone, pues, ningún derecho del adversario, sino un imperativo del propio
interés de cada litigante; es una circunstancia de riesgo que consiste en que quien no prueba los hechos
que ha de probar, pierde el pleito..." (Conf. Couture, E.; op. cit., pág. 242).
"...Los hechos no probados se tienen por no existentes, ya que no existe normalmente, en el juicio civil
dispositivo, otro medio de convicción que la prueba suministrada por las partes. El Juez realiza a
expensas de la prueba producida una especie de reconstrucción de los hechos, descartando aquellos que
no han sido objeto de demostración y sobre ellos aplica el derecho..." (op. cit., pág. 246).
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que ruptura que produjo que se fundiese el motor no obedeció a un vicio de tal
elemento.
Sin embargo, nada hizo a ese respecto cuando -desde la perspectiva de la carga
probatoria expuesta supra- en modo alguno podía "...desentenderse del resultado de este pleito
señalando que la actora carga en forma exclusiva con toda la prueba. A nadie más que a ella debería
interesarle, por el prestigio de la marca, demostrar acabadamente que el auto que comercializan no
tiene ningún defecto o falla. Sin embargo, ninguna prueba aportaron, cuando creo que estaba a su
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alcance acercar prueba de alta idoneidad. Se supone que, respecto de la máquina, conocen lo bastante de
su mecanismo y estructura como para conducir la indagación demostrativa de haber sido los defectos 47
ulteriores a la fabricación (art. 377, C.P.C.C.N.)..." (C.N. Civ., Sala H, in re "Schoenfeld, Karin
S. c/ Mitsu Car S.A. y otros", ya citado).
Por ello habré de tener por válidas las conclusiones del dictamen pericial, en tanto
señala como causa de la destrucción por fundición del motor al vicio en este vehículo
adquirido por el accionante; declarando responsable a la demandadas por el daño
ocasionado, con el consiguiente deber de restituir el dinero percibido y rescindir el
contrato celebrado por las partes .De esta manera se hace lugar al pedido del
demandante en cuanto reclama la acción redhibitoria por los vicios ocultos del vehículo
y le asiente la opción de reclamar daños y perjuicios.
las consecuencias mediatas del evento dañoso (Arts. 520 y 521 del Código citado)..." (CN Civ., Sala
D, "Laniado de Suaya Esther c/ Gil Rogelio y otros s/ Daños y Perjuicios", Sentencia
44266 del 20/09/1989).
Por lo demás, no encuentro en autos constancias que permitan concluir en qué plazo el
vehículo podría repararse y si sería posible hacerlo.
No obstante, establecida la fundición del motor, se entiende que este queda inutilizado
para todo tipo de fines previstos y nada obsta a que su cuantificación quede
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C) DAÑO MORAL:
modo suficiente el cúmulo de las dificultades sufridas por el demandante, razón por la
cual propicio cuantificarla en la suma de PESOS VEINTIOCHO MIL QUINIENTOS
($28.500.00).
VI) Los intereses se devengan desde el momento mismo en que se produjo cada
perjuicio objeto de reparación (Conf. CNCiv. En pleno; LL 93-667), puesto que la
indemnización de los daños y perjuicios ocasionados se adeuda desde el día en que el
hecho ilícito o sus consecuencias dañosas se produjeron, ya que el responsable incurre
en mora, a todos los efectos legales, desde el momento mismo de la comisión del hecho
(Conf. CNCiv., Sala "C", voto del Dr. Belluscio, ED 57-505 y sus citas: Colmo,
"Obligaciones" pág. 94; Lafaille, "Tratado de las Obligaciones", pág. 163; Salvat y Galli
"Obligaciones en General", TI, pág. 106; Busso, "Código Civil Anotado", TIII, art.509,
pág. 127; Rezónico, Estudio de las Obligaciones", TI, pág. 137, Nº 7; Cazeaux y Trigo
Represas, "Derecho de las Obligaciones", TI, pág. 161). Y se adeudan sea que los daños
hayan sido reparados o no (Conf. CNCiv., Sala C, voto del Dr. Belluscio recién citado;
Sala E, causas 82.736 del 10-4-91, 120233 del 27/11/92 y 164.231 del 21/3/95, entre otras).
Ocurre que, si el capital se debe desde la fecha del siniestro y la obligación de
indemnizar también cubre los accesorios -como son los intereses-, no se advierte razón
para que no se devenguen o se devenguen desde la sentencia, cuando su finalidad es
compensar el tiempo en que el acreedor se vio privado de disponer del capital a que tuvo
derecho desde la producción del ilícito (Conf. CNCiv., Sala E, voto del Dr. Dupuis en
causa 162.891 del 20/2/95).
Haciendo míos tales argumentos, los intereses liquidarán según la tasa aplicable a la
cartera de préstamos del Banco de la Nación Argentina desde de la fecha en que se
produjo el incidente, y hasta el efectivo pago de las sumas a las que se hace referencia en
el considerando que antecede. “…Corresponde aplicar la tasa activa cartera general (préstamos)
nominal anual vencida a treinta días del Banco de la Nación Argentina”. Y agregó que “la tasa de interés
fijada debe computarse desde el inicio de la mora hasta el cumplimiento de la sentencia, salvo que su
aplicación en el período transcurrido hasta el dictado de dicha sentencia implique una alteración del
significado económico del capital de condena que configure un enriquecimiento indebido…”.
(“Samudio de Martínez, Ladislaa c/ Transportes Doscientos Setenta SA s/ daños y
perjuicios Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil 20 de abril de
2009”).
ANTECEDENTES DE HECHO
Alegó los fundamentos de derecho que estimó de aplicación, y terminó con la súplica de
que se dictara sentencia por la que se declare que la demandada ha incumplido el
contrato de compraventa de fecha 03 de Enero de 2013 y se le condene a abonar al actor
la cantidad de Dólares Estadounidenses diecinueve mil ochocientos (U$S 19.800). La
cantidad de Pesos Noventa y Seis Mil Seiscientos Cincuenta Y Ocho con Veintisiete
centavos ($96.658.27 ctvs.) más los intereses legales, con imposición de costas causadas.
Recibido el pleito a prueba la parte actora propuso prueba documental, la que fue
admitida, librándose el oportuno despacho.
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FUNDAMENTOS JURÍDICOS
53
proceda a ordenar el cotejo y comparación de letra, sin perjuicio de la producción de otras pruebas de
relevancia que se encuentran a cargo de quien pretende asignarle valor probatorio (Sumario N°
16996 de la Base de Datos de la Secretaría de Jurisprudencia de la Cámara Civil -
Boletín N° 7/2006)- Autos: Mori Gilberto Félix c/Medina Gabriela s/Desalojo -
Magistrados: Ponce-Ojea Quintana - Sala I - fecha 20/07/2006.
Asimismo: “…El pedido de homologación configura un proceso atípico, cuyo trámite, aunque no
excluye la posibilidad de producir prueba, se circunscribe a la comprobación de los hechos litigiosos y,
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Así, queda probado que en fecha 03 de enero de dos mil trece , el actor y la demandada
celebran un contrato de compraventa por el que ésta última, como vendedora, se obliga
a entregar a aquél, como comprador, un vehículo de importación de segunda mano
marca Porche Cayenne que, entre otras características, figuraba con fecha de
matriculación 2012 y 1.800 km. recorridos teniendo aspecto de nueva, fijando las partes
como precio la cantidad de Dólares Estadounidenses Sesenta y Seis Mil (U$S66.000),
cantidad ésta que fue abonada por el actor mediante la entrega de un automóvil Coupe
Mazda, valuada en Dólares Estadounidenses Veinticinco Mil (U$S 25.000) por
adelantado y lo restante, Dólares Estadounidenses Cuarenta y Un Mil (U$S 41.000) en
dinero en efectivo a la fecha del contrato, que se encontraba renegociado y arrojaba tal
saldo. También acuerdan las partes, en el mismo contrato, una garantía que definen "de
todo en general por tiempo de doce meses, siendo piezas y mano de obra de cualquier
deterioro por cuenta de la vendedora sin gasto alguno para el comprador salvo en caso
de siniestro", quedando ampliados los compromisos de la vendedora en documento
posterior (de 04 de Enero de 2013) al asumir aquélla "el cambio de aceite y de filtros como si
recién salido de fábrica se tratara y ya matriculado, sin gasto alguno para el comprador y en perfecto
estado de montaje". Concertadas así las voluntades, la entrega se verifica en fecha 4 de
Enero de 2013.
Así las cosas, el día 23 de enero de 2013, el Sr. Fernández, en viaje a la Ciudad de
Rosario, motivo de su desempeño profesional como C.E.O. de la Compañía
Multinacional INGEMAX, (recibo de sueldo que lo acredita a fs. 10), con
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No conforme con ello, el Sr. Fernández se comunica con un amigo en dicha ciudad que
le brinda el teléfono de otro taller mecánico de la zona, que se dedica exclusivamente a 55
vehículos de alta gama, como el de la cuestión.
Posteriormente, el Sr Aguirre Juan Martin, dueño y mecánico del taller CARS VIP SRL,
se presenta en la concesionaria autorizada y verifica que fehacientemente el motor del
vehículo se encontraba fundido, aduciendo que la falla era preexistente y que con
motivo de la profesión y oficio de la Concesionaria MCARS S.A. y de los técnicos que
conforman su staff de mecánicos, era imposible que no se hayan percatado de tal
defecto. El Sr. Aguirre le brinda un informe de la falla, presupuestando a su vez la
reparación del mismo. (fs. 28/30)
No obstante tal situación, el Sr. Fernández se comunica con su compañía de Seguros,
solicita le envíen un técnico mecánico a los fines de evaluar la falla y verificar si era
viable utilizar el vehículo en lo inmediato.
La empresa Alliance Seguros S.A. envía lo requerido y este mecánico, el Sr. Martínez
Emilio, verifica idéntica situación y también elabora un informe con el respectivo
presupuesto. (fs. 31/33).
Ante tales acontecimientos, el Sr. Fernández se comunica con MCARS S.A.
Concesionaria, a los fines de poner en conocimiento lo ocurrido y hacer valer su
garantía.
La respuesta fue vaga e infructuosa. En varias ocasiones obtuvo la respuesta de “el
motor se ha de haber fundido por imprudencias en su uso, por falta de agua o aceite y
por conducirlo a una velocidad altamente elevada” (testimonial a fs. 14/16).
Para finiquitar la cuestión, el Sr. Fernández acepta que la empresa Alliance Seguros
traslade el vehículo y efectué la reparación, dado que por su calidad de asociado
(credencial a fs. 17) el acarreo no tendría costo y el tiempo prometido era relativamente
acotado, comparado con las otras dos opciones.
El presupuesto del mecánico ofrecido por Alliance Seguros ascendía a Pesos Cuarenta y
Ocho Mil Novecientos ($48.900). El tiempo acordado para la reparación seria de un
mes y una semana. (fs. 31/33)
El Sr. Fernández, agotando todas las vías extrajudiciales de acordar una solución, no ha
encontrado sustento a su reclamo y en entabla demanda en sede.
Posteriormente y ante la necesidad de cumplir con sus obligaciones laborales, debe
alquilar un automóvil para efectuar las visitas programadas en la Ciudad de Rosario,
una vez finalizada su gestión allí, debe regresar a Buenos Aires en avión, puesto que el
tiempo que difirió al problema con el vehículo, hizo que retrasara su agenda y deba
apresurar su vuelta por otro medio de transporte.
Posteriormente sufrió erogaciones propias por la falta del utilitario y debió zanjar esa
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TERCERO.- Así las cosas, sobre estos hechos acreditados en base a la documental
aportada, la parte actora pretende la condena de la demandada a abonar: la diferencia de 56
precio del vehículo por adolecer de los vicios redhibitorios que originan la acción
incoada Quanti Minoris por la suma de Dólares Estadounidenses Diecinueve Mil
Ochocientos (U$S 19.800).
El importe del alquiler del automóvil a la empresa Movilcar S.A. por seis días que
asciende a la suma de pesos diez mil novecientos ochenta y ocho con doce centavos
($10.988.12) mas combustibles y kilómetros de exceso lo que constituyo unos pesos mil
trescientos cuarenta y dos con quince centavos ($1342.15) facturas de la empresa
Movilcar S.A. y YPF. (fs. 34/38)
El costo del vuelo de Rosario a Buenos Aires que fue de pesos cuatrocientos veintiocho
($428).
Agrega a la requisitoria la suma de pesos Treinta y Cinco Mil ($35.000), en concepto de
daños y perjuicios ocasionados por la privación de uso del vehículo.
En efecto, como así se expresa en la fundamentación jurídica de la demanda, lo que se
está ejercitando al respecto es la acción quanti minoris (de las dos acciones edilicias
previstas por el C.C. para el saneamiento de vicios redhibitorios) habida cuenta la
entrega del vehículo con una característica que, de haber sido conocida por el
comprador hubiera dado lugar a no adquirir el bien o haber pagado un precio inferior.
Pero esta acción verificada la relación de consumo, se torna operativa la aplicación de
esta norma al caso del que se trate. Y si en el marco de una relación de consumo o uso
personal -con arreglo a los términos de los arts. 1º y 2º de la ley 24.240- se intentase la
acción redhibitoria o la quanti minoris, se aplicaría de igual modo el plazo prescriptivo de
tres años previsto por la norma.
"...El Art. 50 de la ley 24.240 Dispone que las acciones emergentes de esta ley prescribirán en el término
de tres años. La Ley 24.240 regula todas las relaciones jurídicas emergentes de los contratos celebrados
para consumo o uso personal que encuadren en los arts. 1º y 2º... Podrá ocurrir que el consumidor vea
reducido el plazo de prescripción a tres años para demandar a un proveedor en virtud del vínculo
jurídico cuya prescripción está sujeta al plazo de diez años del Art. 4023 del Cód. Civil. Salvo este caso,
que puede dar lugar a serias controversias en razón de lo dispuesto por el último párrafo del art. 3º, en
general este plazo de tres años favorecerá a quienes celebren los contratos –más comunes- para
consumo o uso particular, al otorgar mayor tiempo para promover la acción; por ejemplo, el contrato de
seguro (Art. 58, ley 17.418), el de transporte (art. 855 del Cód. de Com.), la acción de nulidad de los actos
jurídicos (art. 4030 del Cód. Civil), la acción por responsabilidad aquiliana (art. 4037 del Cód. Civil), la
acción redhibitoria y la quanti minoris (art. 4041 del Cód. Civil)..." (Farina, Juan M.; su
comentario a la ley 24.240 en "Código Civil y leyes complementarias comentado, anotado y
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concordado", obra dirigida por Belluscio y coordinada por Zannoni, Ed. Astrea, Buenos
Aires, 2001, Tº 8, p. 946, numeral 2, párrafos 2 y 3).
Y en el presente caso, desde que se efectuó la entrega al día siguiente de la celebración
del contrato y el incidente se produjo a diecinueve días posteriores, es decir el dia 23 de
enero de 2013, el actor no se ha demorado reclamar de la vendedora la rebaja del precio
por los vicios del vehículo según lo contratado.
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Así, resultan legítimas las pretensiones articuladas en la demanda por cuanto las
mismas sí van encaminadas a obtener la exigencia de cumplimiento de determinadas 57
condiciones que fueron expresamente pactadas por las partes. En efecto, como se ha
dicho, la vendedora se comprometió a asumir los costes que surgieran durante un plazo
de doce meses por "piezas y mano de obra de cualquier deterioro salvo en caso de siniestro" y, en el
presente caso, consta que las reparaciones afrontadas por el comprador lo fueron dentro
del periodo de los tres años desde la fecha de la entrega. Cierto es que dichas
reparaciones se han efectuado por el comprador en otro taller distinto a los autorizados
por la vendedora pese a haberse concertado que fuera ésta la que asumiera las
reparaciones, pero dicha circunstancia no empece el derecho resarcitorio del comprador
en los términos planteados habiendo sido carga de la demandada el alegar y probar el
ejercicio abusivo del derecho que corresponde al comprador, esto es, la eventual
diferencia de coste entre lo aquí reclamado y lo que le hubiera supuesto a aquélla
realizar las reparaciones o sustituciones por sí misma, no habiendo comparecido a estos
autos para alegar y probar dicha circunstancia debiendo sufrir, por tanto, la falta de
prueba de la misma.
FALLO
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prescribe nuestro Ordenamiento por los vicios redhibitorios que hacen lugar a la acción
Quanti Minoris. 58
Para así decidir, en lo medular, consideró que según la doctrina legal vinculante de la
Suprema Corte de Justicia vertida en la causa Ac. 99.164 del 9/6/2010 “Smietniasky…”
(Ac.99.164 del 9/6/2010 “Smietniasky Sergio y ot. c/Sivori Oscar Juan s/acción
estimatoria y de daños y perjuicios) de las dos opciones que admite el art. 2174 Cód.
Civ. Ante los vicios redhibitorios, es decir rescindir el contrato y reclamar los daños (la
acción redhibitoria) o reclamar la disminución del precio (la acción estimatoria o quanti
minoris), si se opta por ésta última no es viable acumular los daños y perjuicios. Por ello
sólo receptó la disminución del precio pagado, teniendo por acreditados los vicios
ocultos denunciados. Luego de detallar sus requisitos de procedencia, esto es que se
trate de un vicio grave, oculto, anterior o contemporáneo al acto de transmisión y
desconocido por el adquirente, todo ello se tuvo por probado en el vehículo,
acreditando los informes técnicos pertinentes, los tres en concordancia al emitir el
informe.
Del texto del art. 11 de la ley de defensa del consumidor surge claro la amplitud del
concepto de vicio o defecto, comprensivos tanto de los de fabricación como de diseño
como los de cualquier otra índole, por los que se debe responder en la comercialización
de cosas muebles no consumibles ( Japaze Belén "Garantía legal por vicios de la cosa
objeto del contrato. El derecho del consumidor a demandar la sustitución del bien y la
indemnización de los daños derivados" SJA 2/9/2009 Lexis nº003/014661; López Herrera
Edgardo "Teoría General de la responsabilidad civil" LexisNexis 2006, Cap. XV
Responsabilidad civil por productos defectuosos).
Con la prueba rendida queda evidente que el automotor exhibía un vicio grave que
afectaba su correcto funcionamiento y culmino con la fundición del mismo lo que es un
hecho que viene admitido, es que desde el día siguiente a la entrega y durante todo el
tiempo en que el rodado adquirido estuvo en manos del consumidor reclamante.
“…El damnificado no debe probar otra circunstancia que el daño, pero éste debe provenir de la relación
causal adecuada entre el hecho producido y el daño reclamado...Las garantías específicas regladas en los
arts. 11 y 18, referentes a los vicios que afectan la identidad de lo ofrecido y lo entregado y su correcto
funcionamiento, o la de los vicios ocultos, son apreciados objetivamente con relación al producto. De esa
manera que, señalado el vicio, corresponde su reparación o, en su defecto, la indemnización pertinente…"
(Rinessi Antonio Juan "Relación de consumo y derechos del consumidor" Astrea nº 143
p. 326).
Sopesando el onus probandi a los fines de obtener la "quita proporcional del precio"
(art. 17 inc. c de la ley), el precio de mercado usado de esa clase de unidad (que refleja el
porcentaje estimado por la sentenciante ya que según la página de la Dirección Nacional
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reparación del motor del vehículo, según consta en la factura adjuntada a fs. 31/33 de
Pesos Cuarenta y Ocho Mil Novecientos ($48.900), alquiler de automóvil, Pesos Diez 59
Mil Novecientos Ochenta y Ocho con Doce Centavos ($10.988.12ctvs.); combustible y
kilometraje extra Pesos Un Mil Trescientos Doce con Quince Centavos. ($ 1.312.15
ctvs.): pasaje aéreo de la empresa Sol, Rosario Buenos Aires, Pesos Cuatrocientos
Veintiocho ($428) .La Jurisprudencia esboza al respecto"...las erogaciones derivadas
de la imposibilidad de usar el vehículo durante el tiempo que razonablemente
demanda la realización de los arreglos del automotor..."
Sin embargo, aquí se reclama por ese concepto los gastos de alquiler de automóvil,
combustible y boleto de avión. Mas los daños y perjuicios ocasionados por estarse
desprovisto del mismo vehículo.
Cierto es que a los efectos de la inutilidad del automotor, éste necesariamente debe
inmovilizarse.
Con base en las anteriores exposiciones procede lo requerido por como pago de las
erogaciones cuyo monto se alcanza de acuerdo con el informe pericial que se acompaña
y la suma por los conceptos vertidos y acreditados. El monto debe ser contemplado más
con imposición de costas causadas más intereses legales de dicha cantidad desde el 24
de Enero de dos mil Trece hasta su completo pago,
La regulación de honorarios se difiere para la oportunidad en que se cumpla con el pago
ordenado y adquiera firmeza el fallo.
Respecto a los daños y perjuicios:
El art. 2176 Cód. Civil no admite la acumulación de ambas acciones (reducción del
precio más daños), pese a la prueba de que el demandante debió alquilar un vehiculo,
modificar y adecuar su rutina laboral, su vida personal y social, todo lo que generó
gastos, molestias y perturbaciones. El criterio de la Suprema Corte que se invoca, Ac.
99.164 del 9/6/2010 “Smietniasky” no es de aplicación porque allí se pidió la reducción
del precio más los daños por la desvalorización del bien, lo que -afirma- de haber tenido
acogida favorable representaba duplicidad de conceptos. En cambio en autos se
reclaman los gastos de traslado, nafta, alquiler de automóvil y perjuicios por privación
de uso, etc. Derivados de los vicios del bien y del tiempo que duraron las reparaciones
del vehículo. Se concluye poniendo de resalto que la Suprema Corte en el
pronunciamiento mencionado deja a salvo el supuesto de que la parte solicite la
declaración de inconstitucionalidad del art. 2174 Cód. Civil. Sostiene que el Tribunal de
Alzada tiene facultades para pronunciarse oficiosamente y trae a colación la doctrina de
esta Sala, en la causa “Roitero” (causa 47143 del 16/9/2004 “Roitero Daniel y ot
c/Tomassi Adolfo A. y otros s/ daños y perjuicios”) en la que se admitió la postura
amplia cuando se ejercite la acción estimatoria y se condenó también por daños porque
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Notifíquese la presente resolución a las partes, haciéndoles saber que no es firme y que
contra la misma cabe preparar en este Juzgado recurso de apelación en el plazo de cinco
días desde la notificación, que será resuelto por la Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de La Plata.
Inclúyase la presente en el libro de sentencias poniendo en las actuaciones certificación
de la misma.
06/06/2013