Vous êtes sur la page 1sur 7

-

LUCADAMO y EL ÚLTIMO DRAGÓN

En el libro IV de Decadencia del mester de caballerías, anó-


nimo flamenco atribuido a Artús de Foster cuya primera tra-
ducción a un vacilante castellano data de Toledo 1517, se na-
rra la singular y postrera historia de Lucadamo de Sarsfield,
último cazador de dragones.
El grueso volumen es la crónica prolija de los avatares de
una profesión histórica y fantástica a la vez: la caballería me-
dieval. Sus esforzados cultores, protagonistas de heroicos
cantares de gesta, desmesuradas sagas y fenomenales libros de
aventuras que circulaban de boca en oído y de oído en boca,
edificaron durante siglos famas genuinas y apócrifas como las
que encandilaron a Don Qpijote.
Decadencia del mester de caballerías es fruto de un momen-
to en que el escepticismo burgués yel desencanto que aún no
se auto definía racionalista comenzaban a talar la esplendorosa
selva del imaginario medieval. Canto de cisne y ambigua apo-
logía de valores que se esfumaban en el aire del Renacimiento
junto con el humo de las turbias hogueras inquisitoriales, la
crónica ofrece al lector contemporáneo el encanto de una
equívoca ingenuidad. Artús de Foster no soslaya la ironía, esa
saludable distancia que hace del narrador algo más que el
transmisor de un saber secular que comunica sin pasión ni co-

33
mentario. La historia del caballero Lucadamo es' ejemplar al ta entonces reacio a los yugos del matrimonio y sólo la ex-
respecto. traordinaria belleza y la condición virginal de Tristina -un
bien preciado como el oro para la rígida estirpe de los de
Cumberland- obraron como anzuelo en la determinación de
Según la leyenda que recoge el flamenco, cinco genera- Adamastor.
ciones después de que Kenneth 1 de Escocia unificara el reino Se acordó que las bodas que sellarían para siempre una
en el siglo IX, gobernaba esas tierras vastas y montaraces, ob- alianza de sangres y tierras se celebraran para la primavera, y
jeto sempiterno de la codicia bretona, un venerable aunque el sobrio protocolo habitual dejó lugar a fastos de los que se
pusilánime soberano. Guerrero temible en su juventud, Roger hablaría por mucho tiempo. Mientras en el castillo se ultima-
el Devastador había ganado y sustentado la fama que le diera ban detalles de dote y ceremonial, toda la comarca aguardaba
apodo y poder en los campos de batalla de media tierra del la fiesta popular más allá de las murallas.
Norte. Sin embargo, reveses de fortuna y achaques de la vejez Hasta que una semana antes de la boda irrumpió la trage-
habían resquebrajado su ánimo en otro tiempo acerado, de dia. El regreso apresurado de una expedición de cacería en
modo que en las circunstancias que recoge la leyenda apenas homenaje a la novia de la que habían participado la princesa y
si atinaba a mantener las inseguras fronteras de su reino con todos los notables de la corte presagió la desgracia. Los som-
estrategias defensivas que soslayaban el combate y apelaban a bríos cazadores no traían un solo jabalí para el menú de la
la astucia: Roger creía por entonces menos en la sangre derra- fiesta y sí, en cambio, la noticia increíble: en medio de la tra-
mada que en el cruce de sangres, más en un matrimonio de vesía y casi en los confines del reino, la princesa Tristina ha-
conveniencia que en la conveniencia de una guerra. bía sido arrebatada a sus fieles custodios por una espantable
Así las cosas, el otrora batallador soberano de 10 que aún criatura que, emergiendo del mar y echando fuego por la
no era Escocia, pero lo sería, vislumbró la posibilidad de casar boca, la había llevado consigo después de destruir todo 10 que
a su bellísima hija unigénita, la princesa Tristina, con su te- se le interpusiera.
mido enemigo potencial, el todopoderoso Adamastor de El rey bramó incrédulo, decapitó a la guardia de Tristina,
Cumberland, señor de cuantiosos bienes y poderes terrenales, quemó la lengua a los que habían difundido o pudieran difun-
regente a cargo de las tierras bajas que limitaban yamenaza- dir la noticia y envió dos inútiles expediciones de rescate que
ban su reino por el Sur. ni siquiera regresaron. Después lloró en privado y postergó
No le fue difícil encaminar su propósito. Bastó con cele- públicamente la boda con argumentos falaces que nadie creyó.
brar los dieciocho años de la princesa con una fiesta en la que Aunque desde el principio los más jóvenes y escépticos
no faltaron todos los vetustos nobles de la región, con el ma- desconfiaron de esa versión de los hechos, no faltaron dedos
duro y engreído Adamastor incluido; bastó con que la adoles- añosos y uñas carcomidas por el roce de las escrituras antiguas
cente le dedicara la mejor de sus canciones y el más osado de que supieron hallar en los códices la respuesta que Roger temía.
sus escotes en la reverencia final; bastó con que el ama que no No cabía duda: el dragón de Sleeperland había regresado.
la abandonaba ni a sol ni a sombra la dejara sola el tiempo Era difícil de creer, pues ya no era aquél un tiempo de
justo para que el viejo catara su temerosa lozanía. dragones frecuentes. Si bien los más viejos y memoriosos ve-
El soberano de las tierras del Sur había permanecido has- cinos de la región seguían contando historias de caballeros,

34 35
vírgenes cautivas y dragones escalofriantes, la mayoría de la En efecto: la bestia enjugó sus lágrimas sobre el cadáver
veces se trataba de relatos fabulosos de ambientación exótica. del santo y luego, con lengua vacilante por la emoción y la ira,
Es bien sabido que lo maravilloso ha ocurrido siempre antes y enrostró al basto auditorio su impiedad pero sobre todo su es-
en otra parte, y aquel confín de Escocia no era una excepción. tupidez. Después, de la misma boca de la que habían surgido
Salvo que se hablara del dragón de Sleeperland. las razones partieron las feroces llamas que arrasaron el po-
El así llamado era un improbable monstruo, una enorme blado. Yeso fue sólo el comienzo: a partir de entonces, el de-
criatura bestial y sauriforme con alas membranosas pero no solado dragón volvió cada vez que el dolor 10 embargaba, de-
aptas para el vuelo a la que en realidad nadie había visto. Des- jando humeantes secuelas de destrucción a su paso.
de hacía tres siglos habitaba una cueva y esperaba la muerte y Enterado el patriarca de Bretaña de lo que sucedía, enco-
III1 la gloria en la mal llamada isla de Sleeperland, un peñascoso mendó al mago cristiano Propicio de Agrigento, famoso por
pedazo de tierra asolada por su voracidad y los alaridos con sus dotes de conciliador, la ardua tarea de convencer al dragón
que combatía un espantoso ostracismo. de que cesara en sus santas represalias. El mago y la bestia se
Eso contaba al menos el antiguo texto latino de una le- reunieron una clarísima noche de verano en lo alto del acantila-
yenda cristiana según la cual, en tiempos de evangelización de do que limitaba la comarca de cara al proceloso mar y allí am-
esos confines, el ermitaño Enésimo había buscado para su ais- bos argumentaron con las Sagradas Escrituras en la mano, a la
lamiento meditabundo los dominios del monstruo, terror y luz de la luna. El mago enarboló varias veces su vara en gesto
azote de aquellos parajes. Desafiando su furia incontinente, el amenazador y el dragón tosió abundantes llamas en el calor de
santo varón había compartido con la bestia, ínsula, cueva y la discusión. Sin embargo, hacia el amanecer, el monstruo esti-
comida durante mucho tiempo. La santidad y el poder de per- ró el cuello, echó una mirada a las odiadas tierras de las que se
suasión del asceta habían podido más que la naturaleza brutal despedía, y entró al mar entre vapores. Nunca más regresó.
del dragón, al que después de una década de paciente dedica- Aunque jamás se supieron los términos del acuerdo entre
ción había conseguido primeramente inculcar la mansedum- el mago y la bestia, era tradición en Escocia que el dragón
bre, después otorgar el don del habla y finalmente convertir a había aceptado el ostracismo a cambio de una doble promesa:
la causa de la fe. su canonización junto a Enésimo y el reconocimiento, en el
y fue precisamente con el imposible dragón cristiano que próximo Concilio de Constantinopla, de la existencia dogmá-
había comenzado el obstinado Enésimo su cruzada evangeli- tica de un Paraíso para las bestias convertidas. Todo le pro-
zadora que esperaba lo llevase hasta Roma y ante el Papa. Los metió Propicio y nada cumplió la Iglesia con el piadoso
resultados, sin embargo, fueron tan memorables como negati- monstruo. Enésimo fue santo pero el dragón era muy grande
vos. Los toscos campesinos de la primera aldea a la que se para subir a los altares junto a él, yel Concilio estaba dema-
acercó en principio huyeron ante la bestia descomunal que 10 siado ocupado en cuestiones terrenas como para plantearse un
acompañaba como un perro, pero después lo atacaron con herético Paraíso animal.
piedras, lanzas y flechas. El predicador se interpuso en el ca- Tres siglos -casi nada para una bestia mítica acostum-
mino de uno de los dardos y allí acabó todo antes de empezar: brada a vivir en los emblemas y los escudos- había esperado
Enésimo se convirtió en el primer mártir de la región y el dra- el dragón para agotar su paciencia, y ahora, tarde y fuera de
gón en su lúcido depredador. tiempo, volvía como un clásico para robar una princesa y tur-

36 37
....LI
/

seado a la grupa de Tritón cuando era una niña y se había en-


bar el sueño opulento de Roger el Devastador. El ~u~ había
terado no sin pena de los planes de su padre de unirla en ma-
soñado con ser el primer dragón en el Paraíso era el último en
trimonio al estúpido regente de Cumberland. y ahora, ese no
la tierra. Y no 10 sabía. menos estúpido dragón que regresaba tarde y mal... No le en-
tusiasmaba la idea de desenvainar la espada para devolver la
dama a ese par de granujas.
El consejo de notables que rodeaba a Roger el Devasta-
En otros tiempos, sediento de gloria y sangre enemigas hu-
dor fue reunido de urgencia por el atribulado soberano y, en
biera ido él mismo a golpear las puertas de Roger para ofrecer
conocimiento de circunstancias Y antecedentes, decidió con-
sus servicios de caballero andante. Pero ahora era distinto. Esta-
vocar al único hombre capaz de lidiar con la bestia secular y
ba harto. Así que dejó que los emisarios del rey le explicaran lo
liberar a la princesa: el célebre batallador Lucadamo de
~ue ya sabía, prometió estudiar el caso y se recluyó en su castille-
Sarsfield cazador de dragones. JO de Sarsfield. Una semana después, sin demostrar prisa ni sa-
El i1~stre caballero vivía semirretirado en su castillejo es-
car la armadura del arcón, se presentó ante el soberano. Se reu-
cocés -obsequio real por sus servicios en la Guerra de los
nieron durante doce horas y con el mayor secreto en la torre de
Siete Años- después de haber paseado su lanza y su .hombría
Oriente. Dos días después, al amanecer, el puente levadizo des-
a ambos lados del Canal de la Mancha y del Mar ROJO.Vete-
cendía sin estrépito y el caballero Lucadamo de Sarsfield, arma-
rano de la primera Cruzada y de mil batallas, disfrutaba, ya ~n
do de lanza y espada, al trote y flanqueado dos pasos atrás por su
la madurez, de gloria y fama bien adquiridas. Sus hazañas c~r-
veterano escudero Melchor, partía hacia su destino anunciado.
cu1aban en cantares y leyendas que mezclaban los sucesoS hls-
Como había corrido la voz en la comarca, los campesinos
tóricos -como la decapitación en combate y de un solo golpe
levantaron la cabeza de los surcos para verlo pasar, en las al-
del usurpador Folco de Capria o la liberación a sangre y.espa-
deas las damas salieron a las ventanas para saludarlo y los ni-
da de Prudencia de F1andes, cautiva en la torre del casnllo de
ños acompañaron su paso corriendo a la par del pesado
E1sinoor- junto con las proezas más fabulosas. Entre ellas,
Tritón. Hacia el mediodía, cuando el sol brillaba pleno en su
no era menor su combate de tres días y tres noches contra el
armadura, en el yelmo que descansaba en la grupa y en la fren-
gigante cántabro Rencoredo que terminó arrojando al mar,
te perlada de sudor, Lucadamo llegó a la Posada de las Siete
el exterminio del endriago de Sicilia o la muerte de los drago-
Llaves, a orillas del mar. Enfrente, un poco antes del horizon-
nes mellizos que aterrorizaban las riberas d.el Mar C:spio. ,
te, Sleeperland parecía flotar entre neblinas eternas.
Pero todo eso había sucedido mucho nernpo atraso Hacía
El señor y su escudero comieron frugal y durmieron hasta el
años ya que Lucadamo sólo mostraba su destreza en ,torneos que
crepúsculo. El bajel que los conduciría a la isla del monstruo se
prestigiaba con su presencia. Grandes paradas, desafíos, du~los a
hamacaba en el muelle, los esperaba sin prisa ni barquero. Con la
primera sangre Y certámenes corteses saturaban su calendano ca-
llegada de la noche, partieron solos. Nadie se acercó a despedir-
balleresco mientras la abollada y gloriosa armadura de com?ate
los. Para los habitantes de la posada y aledaños, el dragón no era
se oxidaba en un arcón junto a los arneses de Tritón, el bnoso
una rara leyenda ni un monstruo improbable sino una presencia
corcel que engordaba entre yeguas dóciles en sus caballerizas: ,
ominosa; cuando el viento soplaba del poniente, sus lejanos ala-
La convocatoria de Roger el Devastador no sorprendlO a
ridos les erizaban la piel del cuello. Y esa noche la bestia aulló.
Lucadamo. Había visto nacer a la dulce Tristina, la había pa-

39
38
el :nonstruo se recluía en 10 profundo de las cavernas que consri-
ruían un verdadero laberinto subterráneo con cien bocas de en-
Aquí la crónica, el texto de Artús de Foster y la leyenda trad~ y salida. E~ caballero Lucadamo comprendió que jamás
misma se bifurcan. Todas las versiones acerca de 10 que pasó podna atraparlo si lo buscaba al azar, así que se preparó para una
en las cuevas de Sleeperland coinciden en el detalle del tiem- b~tal1a ~rolongada. Cazó un oso con una trampa de ramas y se
po: inacabables cuarenta semanas demandó la porfía. Tam- allm~nto co~ su carne, se vistió con su piel y usó huesos y garras
bién concuerdan en el efecto final: la bella Tristina regresó para improvisar un arma arrojadiza tan primitiva como contun-
sana y salva a los brazos sucesivos de su padre y del paciente de.l1te .que le sirvió para sobrevivir. Luego se abocó a la labor
Adamastor. Hubo boda, paz y prosperidad duradera en Esco- minuciosa de cerrar con piedras y barro, una a una, día por día,
cia; Roger el Devastador recuperó la sonrisa y la seguridad de las bocas de la caverna. Tres meses empleó en la tarea, los tres
sus fronteras. Su yerno fue un buen rey y está en los libros. meses que duró el invierno, los tres meses que el dragón invernó.
Diverso y equívoco fue el destino, en cambio, para el ca- Pero cuando Lucadamo llegó a la última abertura, la de la cum-
ballero Lucadamo y su bestial enemigo. bre, que daba al abismo, no la cerró. Se sentó a esperar.
La versión heroica de los hechos no difiere del común rosa- El monstruo tardó en aparecer. Mientras el caballero
rio de tópicos que describen batallas y consiguientes victorias de fundía sus nuevas armas moldeando al fuego los hierros resca-
Lanzarote, Amadís y tantos otros varones valientes en combates tados del navío, horreridos fragores salían del corazón de la
similares. Según el Lucadamion, cantar de gesta que data del siglo montaña. La bestia buscaba la salida. Un día, Lucadamo vis-
XIII y no escatima desmesuras, el caballero de Sarsfield, no bien lumbró el r~splandor de una llamarada en el fondo de la gruta
se aprestaba a desembarcar en la isla, fue recibido con una lluvia que ensegulda se disipó: otra vez, olores fétidos indicaron la
de piedras que destruyó su navío, 10 despojó de armas y enseres y cercanía de la bestia. Pero pasaron más de dos meses hasta el
mató a Tritón y a su fiel escudero Melchor. Refugiado en la an- día en qU,e,precedido de un horrísono alarido, el dragón salió.
gosta playa al pie del escarpado acantilado -una pared lisa de Habla deambulado mucho tiempo en tinieblas y el res-
dos mil pies- pudo ver a la bestia en la cumbre, que arrojaba pland~r del sollo encegueció. Al querer avanzar sintió el abis-
rocas y más rocas con los golpes de su cola mientras profería gri- mo bajo sus garras y se retrajo hacia la entrada de la cueva
tos desafiantes. Oculto bajo las inmensas hojas de una descomu- confundido, furioso, echando fuego a diestra y siniestra. Fu~
nal enredadera que cubría el acantilado como si fuese un muro y el momento que Lucadamo, alerta y paciente, había esperado
alimentándose de gusanos y parásitos del vegetal, el paciente tanto. Agazapado sobre una roca en 10 alto de la abertura se
Lucadamo fue ascendiendo por las noches, única hora en que arrojó_sobre el cuello de la bestia y usando la espada a m~do
podía esquivar la vigilancia del dragón avizor. Por tres veces, de pu.nalle atravesó el corazón en tres partes. El dragón dio
cuando estaba a pocos metros de la cumbre, las lenguas de fuego u.~ grito +-no un aullido, pues en aquel momento final pare-
con que la bestia azotaba el aire en sus raptos de furor quemaron ClO re~upera~ el habla humana- y se despeñó en el vacío.
sus manos y se despeñó, desandando el camino hecho durante Quedo tendido y aún agonizante en la orilla del mar y
días y días. Persistió sin embargo, y un mes después del desem- Lucadamo creyó oír, maravillado, que la bestia pedía, entre
barco había logrado, aunque herido, débil y astroso, su objetivo. estertores y balbuceos, confesión ... Se hincó entonces el caba-
Pero el dragón ya no estaba allí. Con la llegada del invierno, llero en 10 alto y acompañó con sus rezos la muerte del infor-

40

---------
41 J
tunado monstruo cristiano hasta que el mar, poco a poco, 10 Lucadamo escucha primero las quejas amargas del dragón
fue arrastrando hacia su seno. Había muerto el último dragón. y admite que tiene razón en su ira; 10 han engañado con la pro-
El Lucadamión narra después los trabajos del caballero para mesa de un Paraíso que no existe ni existirá jamás para las bes-
rescatar sana y salva a la princesa perdida en los oscuros laberin- tias. Además, debe saber que su ostracismo en Sleeperland de
tos subterráneos, el tiempo que tardó en encontrada y 10 penoso algún modo 10 ha salvado: es el último dragón que queda sobre
de su paulatino regreso a la luz y a la vida. Mientras Tristina se la tierra. Y le enumera el destino trágico de sus congéneres más
reponía más de privaciones que de ultrajes, ya que el dragón la afamados, sin omitir a aquellos que han muerto por su propia
había raptado en un desesperado gesto que era apenas reclamo espada. Ante las revelaciones del caballero, el dragón enfurece,
de atención, el caballero Lucadamo construyó la nave con que llamea y está a punto de devorarlo. Pero sus gestos carecen de
regresaron a Escocia, cuarenta semanas después de la partida. convicción, pues de algún modo sospechaba esas duras verda-
Fueron recibidos con incrédula felicidad y desmesurados des. Si ha regresado a los aparentes caminos del mal ha sido
festejos. Tristina tenía un nuevo brillo de madurez en la mira- más de secular aburrimiento que por despecho y desafío.
da y Lucadamo conoció la suprema y casi postrera gloria; fa- Es entonces que, para el desconcierto y la simpatía del
lleció al poco tiempo, en la cama y de una artera pulmonía. monstruo, el veterano Lucadamo se reconoce su par. Él tam-
bién está cansado, no cree en ninguna recompensa y es en
cierta forma el símbolo de un mundo que desaparece. Sabe,
La otra versión de los hechos acaecidos en Sleepedand, sin embargo, que hay un modo de trascender, de no morir del
que también recoge el libro de Artús de Foster, es menos he- todo, y le propone entrar juntos en la leyenda. Con ojos
roica pero acaso más sutil y convincente. Reitera el violento asombrados la bestia se entera de la existencia de los cantares
comienzo de la historia con el naufragio y la muerte de Tritón de gesta, de los relatos de caballerías, de las hazañas que cir-
I II1 y Melchor el escudero, pero a partir de allí toma otro rumbo. culan y permanecen en la memoria de todos los pueblos del
Lucadamo no usa las anchas hojas de la enredadera para cu- mundo. Y que ellos dos pueden elegir ese destino. Urdirán un
brirse sino que improvisa con ellas una precaria bocina con la combate ficticio, una batalla memorable y final que los enno-
que intenta hacerse oír, comunicarse con el dragón. Es que en blezca mutuamente y acabe con sus vidas pero salve su memo-
esta segunda versión, Lucadamo ha venido a negociar. ria. La bella y docta Tristina, testigo y heroína, se encargará
Sin embargo el caballero comprende rápidamente que de escribirla al dictado de los protagonistas.
será imposible: el terrible monstruo habla correctamente el Así lo hacen durante semanas enteras de febril creación
latín macarrónico que le enseñara el asceta Enésimo, una len- en las que dragón y caballero compiten en atribuirse virtudes y
gua que después de tres siglos le resulta a él, un hombre de dotes en el combate hasta llegar a un final trágico que los en-
acción de su tiempo, un bárbaro en el fondo, incomprensible. noblece: primero morirá el dragón al impedir que Tristina
Se reitera el ascenso paulatino por la empinada pared entre caiga al abismo y luego el caballero será tragado por el mar
discursos unilaterales hasta que finalmente, después de no me- cuando cubría, con su propio cuerpo, la vía de agua abierta en
nos de seis meses de balbuceos e intentos frustrados, con la ayu- el bajel durante una borrasca en el viaje de regreso.
da de la activa princesa Tristina, que no carece de formación clá- La misma noche que terminan de pergeñar la historia y
sica ni de interés en el asunto, los contendientes se comunican. Tristina la lee ante los inspirados autores y protagonistas,

42 43
Lucadamo espera que el dragón se duerma, rendido de fatiga EL GENERAL ROSCA, CONQUISTADOR DE LA NADA
creadora y sueños de grandeza, y 10 mata de un solo espadazo
al corazón. Después, para que la realidad se parezca a la fic-
ción, 10 despeña. La bella Tristina 10 mira en silencio.
Lucadamo tarda otros dos meses en construir el navío
mientras la princesa escribe y reescribe su manuscrito. Parten
-
finalmente y ya en alta mar el vanidoso caballero pide a
Tristina que se 10 lea otra vez. Ella 10 hace. El relato es la más
maravillosa de las historias de caballerías, pero Lucadamo ad-
vierte a la princesa que no le ha cambiado el final. Antes de
recibir el golpe de remo en el medio de la frente comprende
que ella no piensa modificar ni una coma.
El final de esta versión incluye boda, reinado y posterior
gloria literaria de la docta princesa. Ya se sabe que son los South o/ the border, un detestable ensayo publicado en
sobrevivientes quienes escriben la historia. 1946 por el periodista neoyorquino George Miles en el que
relata sus impresiones de viaje por Latinoamérica -estuvo
una semana en Buenos Aires, 10 reportearon en La Nación, vio
Talla increíble y triste leyenda que recoge la crónica de un Boca-River y comió asado en Sierra de la Ventana-, es el
Artús de Foster. La modernidad ha ido más lejos en su desmi- único libro que recoge, burlonamente por supuesto, la singu-
tificación, y los historiadores del medioevo proponen una lec- lar epopeya del general Rosca: "Cornelius Roska (sic) and the
tura menos novelesca de los hechos: Roger el Devastador des- Empty Empire" se titula el breve capítulo de poco más de tres
cubrió, antes de casar a su hija con Adamastor de Cumberland, páginas plagadas de inexactitudes.
que la liviana e instruida princesa estaba embarazada del caba- Miles, menos crédulo que irónico, dice haber escuchado
llero Lucadamo, un veterano y grotesco seductor que abusó de la historia de boca de "paisanos del lugar" -se refiere a la
su confianza y de su mente perturbada por las fantasías noveles- zona de Tornquist, en el oeste bonaerense- y haberla confir-
cas. Enterado del accidente, el rey ocultó a su hija durante los mado con el testimonio de "hombres doctos de la capital".
nueve meses del embarazo -de ahí las cuarenta semanas de la Después trata de explicar el silencio generalizado al respecto y
historia ficticia- y con la ayuda de sus asesores pergeñó una la inexistencia de mención alguna en la bibliografía histórica
historia desaforada en la que intervenían un dragón acaso de la Argentina contemporánea con argumentos que le sirven
inexistente y un caballero reiterado pero aún ingenuo en su va- para reforzar su pobre imagen de nuestra sociedad: "Proba-
nidad, al que prometió la gloria. Dos de sus esbirros se encarga- blemente, la grotesca desmesura, la estupidez esencial de
ron de matarlo no bien llegó a Sleeperland y otros tantos escri- Roska y su empresa hayan motivado el pacto de silencio co-
bas de la corte redactaron versiones de una leyenda que es, lectivo, el pudor mal entendido de una sociedad que hace del
como siempre, mucho más hermosa que la verdad. cuidado de las apariencias una disciplina de estricta observan-
cia" concluye con desagradable perspicacia.

1,

I 44 45

Vous aimerez peut-être aussi