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Teoría de Malthus

En su Ensayo sobre el principio de la población, Malthus explicitó su famosa "teoría


poblacional", estableciendo que las personas se reproducen más rápido que los
alimentos.
En lo esencial, esta teoría tiene dos postulados. El primero dice que la población, cuando
no se ve limitada, aumenta en progresión geométrica (1, 2, 4, 8, 16, 32, etc.) en periodos
anuales, de tal modo que se dobla cada veinticinco años. El segundo postulado establece
que en las circunstancias más favorables los alimentos no pueden aumentar más que en
progresión aritmética (1, 2, 3, 4, 5, 6, etc.) por año. De estos dos
postulados, Malthus llegó a una conclusión dramática: a menos que se tomaran medidas,
vendría un momento en que los alimentos no alcanzarían para todos.
Era evidente que cualquiera fuera el punto de partida dentro de ambas series, tarde o
temprano la situación sería insostenible.
El freno último del Crecimiento de la población sería la Escasez de alimentos, lo que
llevaría a que la gente simplemente se muriera de hambre y también, por otro lado, a que
no tuviera más hijos, dadas las malas condiciones sociales que los esperaban en el
futuro. Para evitar llegar a una situación extrema, Malthus sugería que las personas se
casasen lo más tarde posible sin tener relaciones sexuales previas al matrimonio. Éste
era el único tipo de control que el autor aceptaba y recomendaba, aunque reconocía que
en la práctica podía ser bastante ineficaz. Pero como era un moralista, en ningún caso era
partidario de la anticoncepción ni del aborto como medios para limitar el Crecimiento de la
población.
El resultado de la teoría poblacional sería que la consecuencia de la lucha entre población
y Ofertada alimentos originaría una economía de subsistencia, donde los salarios nunca
subirían más que para una cantidad mínima de alimentos necesarios para nutrirse.
Malthus se enfrentó siempre a quienes creían en la Necesidad de mejoramiento de las
condiciones sociales de los pobres por parte del Estado, ya que, según él, así se
fomentaba que aquéllos tuvieran más hijos. Es decir, el resultado de ayudar a los pobres
sería el incremento de la población, por lo que a la larga se perjudicaría a la misma gente
que se quería ayudar.

La declaración de los Derechos del hombre y ciudadano


La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (en francés: Declaración des
droits de l'homme et du citoyen), aprobada por la Asamblea Nacional
Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, es uno de los documentos
fundamentales de la Revolución francesa (1789-1799) en cuanto a definir los derechos
personales y los de la comunidad, además de los universales. Influenciada por la doctrina
de los derechos naturales, los derechos del Hombre se entienden como universales.
Aun cuando establece los derechos fundamentales de los ciudadanos franceses y de
todos los hombres sin excepción, no se refiere a la condición de las mujeres o la
esclavitud, aunque esta última seria abolida por la Convención Nacional el 4 de febrero de
1794. Sin embargo, es considerado un documento precursor de los derechos humanos a
nivel nacional e internacional. No fue hasta que Olympe de Gouges, en 1791, proclamó
la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana que las mujeres entraron en la
historia de los derechos humanos.
La Declaración fue el prefacio a la Constitución de 1791. La primera traducción americana
completa de sus 17 artículos al español es obra de Antonio Nariño, publicada
en Bogotá en 1793.
Una segunda versión ampliada, conocida como Declaración de los Derechos del Hombre
de 1793 fue aprobada posteriormente e incorporada a la Constitución francesa de 1793,
ambas de muy breve aplicación. Seguida de la Declaración de los Derechos y Deberes
del Hombre y del Ciudadano de 1795 en la Constitución de 1795 que establece
el Directorio.
En el derecho constitucional francés, la Declaración de 1789 es parte de la Constitución
francesa de 1946, que agrega los derechos sociales en su preámbulo, y de
la Constitución francesa de 1958 que conserva el preámbulo de la Constitución de 1946.
Los Artículos de La Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano son los siguientes:
1. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones
sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.
2. La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e
imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la
resistencia a la opresión.
3. La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la Nación; ningún individuo, ni
ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane
directamente de ella.
4. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. El
ejercicio de los derechos naturales de cada hombre, no tiene otros límites que los que
garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los mismos derechos.
Estos límites sólo pueden ser determinados por la ley.
5. La ley sólo puede prohibir las acciones que son perjudiciales a la sociedad. Lo que no
está prohibido por la ley no puede ser impedido. Nadie puede verse obligado a aquello
que la ley no ordena.
6. La ley es expresión de la voluntad de la comunidad. Todos los ciudadanos tienen
derecho a colaborar en su formación, sea personalmente, sea por medio de sus
representantes. Debe ser igual para todos, sea para proteger o para castigar. Siendo
todos los ciudadanos iguales ante ella, todos son igualmente elegibles para todos los
honores, colocaciones y empleos, conforme a sus distintas capacidades, sin ninguna otra
distinción que la creada por sus virtudes y conocimientos.
7. Ningún hombre puede ser acusado, arrestado y mantenido en confinamiento, excepto
en los casos determinados por la ley, y de acuerdo con las formas por ésta prescritas.
Todo aquél que promueva, solicite, ejecute o haga que sean ejecutadas órdenes
arbitrarias, debe ser castigado, y todo ciudadano requerido o aprendido por virtud de la ley
debe obedecer inmediatamente, y se hace culpable si ofrece resistencia.
8. La ley no debe imponer otras penas que aquéllas que son estricta y evidentemente
necesarias; y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley promulgada con
anterioridad a la ofensa y legalmente aplicada.
9. Todo hombre es considerado inocente hasta que ha sido declarado convicto. Si se
estima que su arresto es indispensable, cualquier rigor mayor del indispensable para
asegurar su persona ha de ser severamente reprimido por la ley.
10. Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aún por sus ideas
religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden público
establecido por la ley.
11. Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los más
valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y publicar
libremente, excepto cuando tenga que responder del abuso de esta libertad en los casos
determinados por la ley.
12. Siendo necesaria una fuerza pública para garantizar los derechos del hombre y del
ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de la comunidad, y no para el provecho
particular de las personas a las que ha sido confiada.
13. Siendo necesaria, para sostener la fuerza pública y subvenir a los gastos de
administración, una contribución común, ésta debe ser distribuida equitativamente entre
los ciudadanos, de acuerdo con sus facultades.
14. Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por su representante, a constatar la
necesidad de la contribución pública, a consentirla libremente, a comprobar su
adjudicación y a determinar su cuantía, su modo de amillaramiento, su recaudación y su
duración.
15. La sociedad tiene derecho a pedir a todos sus agentes cuentas de su administración.
16. Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la
separación de poderes determinada, no tiene Constitución.
17. Siendo inviolable y sagrado el derecho de propiedad, nadie podrá ser privado de él,
excepto cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exige de manera
evidente, y a la condición de una indemnización previa y justa.
Efectos en el derecho constitucional francés. De acuerdo al preámbulo de la Constitución
de la Quinta República de Francia (adoptada el 4 de octubre de 1958, y actual
constitución), se establece que:

 Las legislaciones de impuestos o prácticas que parezcan hacer alguna innecesaria


diferencia entre ciudadanos son desechadas como anticonstitucionales.

 Las propuestas de clara discriminación con bases étnicas son descartadas porque
infringen el principio de igualdad, ya que deberían estar en igualdad.

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