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En el siguiente ensayo se presentará una reflexión acerca de la “incidencia de la
cosmovisión en la organización estatal y su influencia en el poder” las formas en que éste
se ejercía y las principales estructuras que organizaban a esta civilización a partir de
distintas interpretaciones históricas. Para identificar las diferencias que existen con nuestra
propia concepción del poder, este ejercicio buscará identificar cuáles son las diferencias
que existen entre la concepción del Antiguo Egipto y nosotros. Para este ejercicio es
menester mencionar que cuando se discute sobre alguna cultura o civilización de la
antigüedad se pueden presentar problemas como el anacronismo, ya que la mentalidad
moderna y occidental nos posicionan desde una racionalidad que dinamiza problemas al
estudiar procesos del pasado bajo concepciones del presente. Respecto a esto es importante
tener claridad respecto a la distancia temporal y cultural que existe entre la mentalidad
occidental y la civilización egipcia en la antigüedad.
Esta percepción del tiempo cíclica o semi-cíclica estaba directamente relacionada con los
Faraones -quienes ejercían el poder en calidad de dioses- ya que cuando uno de
estos moría se daba inicio a un nuevo ciclo, “el faraón es el garante del orden universal
(Ma’at), del mantenimiento de la creación y de su cíclica reposición, en referencia
constante a la vez primera (Mangas, pág 7) y la actividad litúrgica permitía que el nuevo
Faraón iniciara el nuevo ciclo a través de distintos rituales que permitían una alineación con
el momento inicial, ejemplo de esto es la coronación de los nuevos faraones bajo el
nacimiento de la luz del dios Ra. Toda esta cosmovisión, posicionan al Faraón como
máxima autoridad política, religiosa y militar en la sociedad egipcia.
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Como mencionamos, la concepción del poder de los Egipcios está directamente
relacionada con su cosmovisión del universo, su religión y su ideología, en donde el poder
se ejerce por los Faraones a través de un “Estado centralizado”, el cual fue transformando
su formas de gobierno, a partir de los distintos contextos ecológicos, económicos, sociales
y políticos que vivían, con períodos de mayor y menor centralización, dando forma a la
organización y administración estatal de la compleja civilización egipcia. En este sentido se
hace necesario para la civilización egipcia formar un Estado, para poder organizar los
distintos recursos y actividades, en un entorno natural complejo, por lo que era de gran
valor las labores y funciones de cada persona desempeñaba.
Es así, como la conformación del Estado y el ejercicio del poder se ve influido por
diferentes factores, teniendo que desarrollarse una institucionalidad o estructura compleja,
estratificada, jerarquizada y organizada que fuese capaz de responder a las necesidades de
la población, por ejemplo “Durante gran parte del Reino Antiguo, Egipto fue un Estado
planificado y administrado de forma centralizada, encabezado por un rey que era el dueño
teórico de todos los recursos y cuyos poderes eran prácticamente absolutos” (Shaw, pág
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142). Por lo cual, se requiere de la conformación de un nuevo sistema social, que necesita
de: la ampliación del territorio, la existencia del tributo, la creación de obras públicas, la
utilización de la escritura como un medio de control, la división de la sociedad y del
trabajo, entre otras situaciones. Lo cual se ve directamente relacionado con un Estado que
permita resolver las problemáticas ambientales, especialmente en la capacidad de control
del agua a través de diferentes mecanismo, tal como señala Bravo “Por añadidura, el
componente despótico del poder político se explica fácilmente como necesidad de un
régimen fuerte capaz de adoptar medidas drásticas que garantizan el potencial hidráulico
necesario o su aprovechamiento para subsistencia o mejora de toda la comunidad” (Bravo,
pág 50).
En este sentido las responsabilidades del faraón para con su pueblo son ser “el
garante del continuo orden que reinaba en su mundo: el cambio regular de las estaciones,
el retorno de la inundación anual del Nilo y los predecibles movimientos de los cuerpos
celestes; pero también de la protección contra las fuerzas amenazadoras de la naturaleza y
contra los enemigos situados fuera de las fronteras de Egipto” (Shaw, pág 139). No
obstante el eterno retorno no siempre estuvo presente en la historia del antiguo Egipto, ya
que al finalizar la dinastía VI la prosperidad de Egipto no retornó a la Vez Primera, y se
sumergieron en una profunda crisis social y política, provocada por una posible sequía del
Nilo. Esta crisis afectó radicalmente la ideología y el pensamiento de la época, la
percepción era de desorden total, hubo una ruptura en la armonía del cosmos, triunfando el
caos, es decir hubo un retorno al momento previo a la creación. En estos momentos de caos
o crisis se crean nuevos mitos para justificar el reordenamiento o alineación del cosmos,
bajo el poder de nuevas dinastías que consagran su poder en el Estado.
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momentos de mayor represión o coerción estatal sobre la población y su religión, cuando se
trató de imponer a un dios sobre otro o darle mayor centralidad a una ciudad sobre otra.
Habiendo desarrollado una idea de lo que era el Poder para las y los egipcios en la
antigüedad, pasaremos a identificar las diferencias que existen con la concepción moderna
del Poder. En este caso M. Foucault plantea que para estudiar críticamente el poder, hay
que mirar más allá del rol del Estado: “De tal modo que, si se quiere captar los mecanismos
de poder en su complejidad y en detalle, no se puede uno limitar al análisis de los aparatos
de Estado solamente.” (Foucault. 1980, pág 119), ya que hoy impera un modelo capitalista
a nivel mundial -en su fase neoliberal- lo que significa que el poder del mercado o el poder
económico, está por sobre la estructura del Estado. Si bien para llegar a este momento
histórico fue vital el desarrollo de los Estados modernos para consolidar el capitalismo
como sistema global, hoy el capitalismo redujo el rol del Estado, apropiándose de casi todas
las esferas de la sociedad al mercantilizar la vida. Esta es una de las principales diferencias
respecto a la interpretación que hacen los autores antes mencionados respecto al Poder y
al Estado en el Egipto Antiguo con la concepción contemporánea del Poder. Además de
plantear la idea de las relaciones de poder, se ejercen no solo desde el Estado, sino que
entre la misma sociedad civil, es decir que no es cuestión de tener el poder (como los
Faraones), sino de ejercerlo.
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la agricultura y las obras públicas. De forma contraria opera hoy el Poder, cuando desde su
ejercicio lo último que se busca es el bienestar de la sociedad, privilegiando a los grupos
dominantes en desmedro de las grandes mayorías que producen. Si bien este último
elemento sobre las diferentes clases o grupos sociales si se podía ver en el Egipto desde
una marcada desigualdad social entre las dinastías y el pueblo, los autores plantean
claramente que los faraones se debían al bien de la comunidad.
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Bibliografía:
-Bravo, Gonzalo, Historia del mundo antiguo. Una introducción crítica, Alianza editorial,
1994.
-Shaw, Ian (edit.) Historia del Antiguo Egipto Oxford, Madrid, La esfera de los libros,
2007.