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Prólogo:
DIETER NOHLEN
Universidad de Las Américas (UDLA) - Ecuador
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
Escuela de Derecho
Carlos Larreátegui
RECTOR
Gonzalo Mendieta
VICERRECTOR
Mauricio Montalvo
DECANO DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Alexandra Vela
DECANA DE LA ESCUELA DE DERECHO
DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIONES
Juan Carlos Prado
DEPARTAMENTO DE PUBLICACIONES
Pamela Jijón
Liliam Fiallo
CORRECCIÓN Y ESTILO
Emilio Cerezo
Esta obra fue evaluada bajo la modalidad de pares anónimos previa a su publicación.
Prólogo
El sistema electoral sigue siendo un tema de alto interés político. Sin exagera-
ción normativa, la forma como se eligen autoridades públicas es considerada
uno de los elementos institucionales más importantes de las democracias
modernas; y, por eso, la reforma política equivale o se reduce en muchos
discursos políticos a la reforma del sistema electoral. Al mismo tiempo, el
sistema electoral continúa siendo un gran desafío para la ciencia política.
A pesar del enorme avance cuantitativo de la materia a nivel mundial y re-
gional, no se han logrado progresos sustanciales en relación a conceptos y
criterios de clasificación comunes en las investigaciones sobre los sistemas
electorales, sean estas monográficas o comparativas. Estas dos clases de aná-
lisis no deberían entenderse como una oposición entre dos tipos de estudios;
al contrario, ambos se encuentran en íntima interrelación: la comparación se
nutre de los estudios monográficos y la calidad de ellos depende del saber y
sabor comparativo.
Para una mejor compresión de la lógica de las reglas electorales, he
llamado ya muchas veces la atención sobre el concepto estricto de sistema
electoral, sugiriendo definirlo como el modo de expresar una preferencia
política a través del voto y de convertir esos votos en mandatos o cargos
públicos. De igual manera, para poder entender los sistemas electorales
en su funcionamiento, he insistido repetidamente en reunir datos cohe-
rentes y sistémicos en relación a las circunscripciones (y su tamaño), los
modos de candidatura (individual o de lista) y de votación (personal o de
partido), fórmulas de conversión de votos en escaños y barreras legales.
Sin embargo, se sigue subestimando la importancia de los elementos que
componen un sistema electoral, por ejemplo, al citar solo la disposición
constitucional para caracterizar el sistema electoral que rige en un país.
Así, en América Latina es usual hablar de representación proporcional
–del principio proporcional que debe informar el sistema electoral– sin
analizar la lógica de funcionamiento de cada uno de sus componentes,
con lo cual es imposible verificar de qué tipo de representación en concre-
to se trata; cuestión que solo se puede determinar conociendo los efectos
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PRÓLOGO
VIII |
PRÓLOGO
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PRÓLOGO
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PRÓLOGO
| XI
PRÓLOGO
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PRÓLOGO
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Índice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
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ÍNDICE
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ÍNDICE
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
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Introducción
Los cuatro estudios que contiene esta obra son el fruto de la decisión de la
Escuela de Derecho de la Universidad de Las Américas (UDLA) de incluir
en su programa de investigación el análisis del sistema electoral ecuatoriano
y la representación política, como parte de las actividades del área de derecho
constitucional. El proyecto estuvo dirigido por mí y fue realizado por tres es-
tudiantes mediante sus trabajos de titulación de final de carrera para obtener
el título de abogado. A estas tres investigaciones se agrega una contribución
mía.
El proyecto tuvo como objetivo central evaluar las normas electorales
en base a los parámetros constitucionales. Las tres primeras contribuciones
toman como eje de sus reflexiones los principios constitucionales que infor-
man el diseño de los sistemas electorales pluripersonales, en concreto de la
Asamblea Nacional, y que son: la igualdad del voto, la proporcionalidad y la
paridad de género (art. 116). La última contribución se plantea la cuestión
de si el voto electrónico tiene sustento constitucional y cuáles son las exigen-
cias para su implementación conforme a los principios generales del sufragio
(art. 62.1).
La planificación de las investigaciones empezó en marzo de 2014 y el
proyecto concluyó en junio de 2016, con la aprobación y defensa de los
trabajos de titulación de las tres estudiantes. La estructura de la obra no
corresponde al orden en que se realizaron las investigaciones, sino a cierto
orden lógico: el primer estudio tiene intenciones introductorias; el segundo
y tercero profundizan en los efectos problemáticos del sistema electoral sobre
la proporcionalidad y la paridad de género, respectivamente; y el último se
refiere al voto electrónico y sus experimentos en Ecuador.
Las primeras tres contribuciones tienen una parte teórico-dogmática
sobre los sistemas electorales y sus componentes. Aunque puede resultar re-
petitiva para el lector, el editor decidió conservar los apartados respectivos,
puesto que cada trabajo se puede leer independientemente, y con la finalidad
de preservar el plan original de cada investigación. En el trabajo de edición
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
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Las singularidades del sistema electoral
legislativo en Ecuador
Para una correcta compresión del sistema electoral que se emplea en la elec-
ción de los miembros de la Asamblea Nacional es importante analizar y des-
cribir cada uno de sus componentes y su concreta configuración en las nor-
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RICHARD ORTIZ ORTIZ
En este sentido, las normas que regulan el sistema electoral no abarcan todas
las reglas electorales que se pueden referir a los procesos electorales, finan-
ciamiento electoral, autoridad electoral y justicia electoral. En cuanto a las
reglas para la elección de los asambleístas, estas se hallan contenidas básica-
mente en el artículo 118 de la Constitución y en los artículos 120, 150, 160
y 164 de la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas (LOEOP).
Principios de representación
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LAS SINGULARIDADES DEL SISTEMA ELECTORAL LEGISLATIVO
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RICHARD ORTIZ ORTIZ
La forma de candidatura
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LAS SINGULARIDADES DEL SISTEMA ELECTORAL LEGISLATIVO
1. Lista cerrada y bloqueada: El elector tiene un solo voto para elegir a toda
la lista en su conjunto, estructurada previamente por un partido o mo-
vimiento político.
2. Lista cerrada y no bloqueada: El elector tiene por lo menos dos votos, uno
para la lista entera y otro para uno de los candidatos dentro de la lista
(voto preferencial); puede haber más de un voto preferencial.
3. Lista abierta: El elector tiene tantos votos como escaños a elegir y puede
seleccionar sus candidatos de una lista o entre listas, es decir, el elector
puede servirse de la oferta electoral de los diversos partidos y hacerse su
propia lista.
“El elector podrá indicar su preferencia por los o las candidatas de una sola
lista o de varias listas hasta completar el número permitido para cada uno de
los cargos señalados.” (LOEOP, 2009, art. 160)
Por mandato constitucional (arts. 108 y 116) y legal (art. 160 LOEOP),
las candidaturas se establecerán mediante procesos democráticos internos o
elecciones primarias, y las listas se estructurarán con estricta paridad, alter-
nabilidad y secuencialidad entre mujeres y hombres.
Por tanto, lo que caracteriza estructuralmente a las listas para asambleístas
es que deben construirse en combinaciones estrictas de hombre-mujer-hom-
bre o mujer-hombre-mujer, y el elector puede desestructurar la lista con su
voto entre listas o votando por más candidatos de un determinado sexo.
El procedimiento de votación
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La circunscripción electoral
Tipo de circunscripciones
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1. Pequeñas: de 2 a 5 escaños.
2. Medianas: de 6 a 9 escaños.
3. Grandes: 10 o más escaños.
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La fórmula electoral
La regla de decisión
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“la pureza de los sistemas proporcionales se establece bastante menos por las
fórmulas matemáticas de conversión de los votos en escaños que por el tama-
ño de las circunscripciones. Por lo tanto una proporcionalidad técnicamente
pura puede resultar impura en la práctica. La regla general es que cuanto más
pequeña es la circunscripción tanto menor es la proporcionalidad; y vicever-
sa.” (Sartori, 2007, p. 288).
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Una vez descrito el diseño concreto del sistema electoral que se aplica en la
elección popular de los miembros de la Asamblea Nacional, corresponde
ahora evaluarlo desde una perspectiva constitucional. La pregunta es: ¿cum-
ple el sistema electoral legislativo los parámetros constitucionales del artí-
culo 116 de la Norma Suprema, es decir los criterios de igualdad del voto,
proporcionalidad y paridad de género? Sobre esta cuestión nos ocupamos a
continuación.
Los politólogos son los que más se han ocupado del estudio de los efec-
tos mecánicos de los sistemas electorales. Para su evaluación, en la cien-
cia política se han desarrollado criterios funcionales para juzgar su grado
de inclusión, efectividad y participación (Nohlen, 2015, pp. 79-81). Los
constitucionalistas han discutido poco sobre la importancia de los sistemas
electorales para la representación política; pero otro criterio para juzgar las
reglas electorales a nivel legal o reglamentario es su compatibilidad con los
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Criterios funcionales
Para evaluar los sistemas electorales y sus efectos, Nohlen (2015, pp. 79-81)
ha propuesto distinguir que estos sistemas y sus componentes cumplen por
lo menos tres funciones:
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Criterios constitucionales
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ñar, Santo Domingo y Santa Elena vale el doble que el de Guayas; de Carchi,
Orellana y Sucumbíos, más de tres veces; de Napo y Zamora Chinchipe, cua-
tro veces; y de la provincia menos poblada del país (Galápagos), vale casi 16
veces más. De manera que el principio democrático básico de “una persona,
un voto y de igual valor” queda entredicho.
Ahora bien, la asignación automática de escaños está establecida consti-
tucionalmente (art. 118.[2]), y el objetivo de la norma es asegurar la repre-
sentación de zonas periféricas del país, que históricamente han sido margi-
nadas por el bicentralismo de Quito y Guayaquil. Por tanto, la solución a
este sesgo de la representación política (provincias más poblados con menos
representación y provincias menos pobladas con más representación), no es
fácil de resolver. Tratar de construir artificialmente circunscripciones que
guarden una relación simétrica entre electorado y escaños es muy compli-
cado en Ecuador, debido a la alta concentración de población en las zonas
urbanas de las grandes ciudades. Para encontrar una solución habría que re-
pensar si la provincia debe seguir siendo la unidad territorial electoral básica.
Marcada desproporcionalidad
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Mujeres en el parlamento
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25,00
25,0
20,00
17,0
15,00
10,00 13,2
7,0 6,9 6,1
5,2 9,7
5,00 4,2
0,0 1,4
0,0
1979 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2002 2006 2009 2013
Fuente: Los datos son tomados del estudio de Torres en esta obra.
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RICHARD ORTIZ ORTIZ
1. Las cuotas son el mecanismo más poderoso y efectivo para asegurar una
significativa representación parlamentaria de las mujeres.
2. Los sistemas electorales proporcionales son más favorables a la presencia
efectiva de las mujeres en las asambleas legislativas que los sistemas ma-
yoritarios.
3. El voto de lista –antes que el personalizado– contribuye a elevar las posi-
bilidades de que las mujeres obtengan más escaños.
4. Las listas cerradas y bloqueadas son más propicias a reforzar la represen-
tación parlamentaria de las mujeres.
5. El encabezamiento de la lista por mujeres aumenta la posibilidad de que
estas sean electas en las elecciones legislativas.
6. Las circunscripciones grandes (diez o más escaños) aumentan las proba-
bilidades de que más mujeres sean elegidas.
7. Un método de asignación de escaños más concentrador (D’Hondt vs.
Hare) hace más probable que más mujeres participen de la distribución
de escaños.
8. La presencia de organizaciones políticas con fuertes apoyos electorales
aumenta la probabilidad de que más mujeres sean elegidas.
Determinar los efectos precisos de cada uno de los elementos del sistema
electoral es muy complicado y difícil, no solo porque sus componentes in-
teractúan entre sí, sino por factores endógenos como el sistema de partidos
y la distribución geográfica del electorado. En todo caso se hacen algunos
comentarios sobre las conjeturas señaladas entorno a la relación entre las nor-
mas electorales y la paridad con respecto al sistema electoral para la elección
de los miembros de la Asamblea Nacional:
1. La experiencia ecuatoriana confirma que el avance de la presencia le-
gislativa de las mujeres no es explicable si no se considera el poder que tienen
las leyes de cuotas para obligar a las organizaciones políticas a abrir espacios de
participación electoral efectiva de las mujeres. Las leyes de cuotas de 1997 y
2000 influyeron decididamente en el porcentaje de escaños legislativos ocu-
pados por las mujeres; así se explica que del 5,1% de representación parla-
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mentaria de las mujeres en la fase sin cuotas se pasara al 18,4% en la fase con
cuotas y, con paridad de listas alcanzara casi al 40%.
2. Ciertamente, si pensamos en un sistema electoral proporcional puro
(todos los legisladores se eligen en una solo lista nacional), es muy probable
que, con listas paritarias, alternadas y secuenciales, se alcance la paridad casi
perfecta en el resultado. El mayor o menor número de escaños destinados a
mujeres dependerá únicamente de su posición en las listas y del número de
partidos que acceden a los escaños. El problema en Ecuador es que el siste-
ma electoral no es proporcional, sino claramente mayoritario, como ya se
demostró. Con circunscripciones electorales predominantemente pequeñas,
la desproporcionalidad es significativa y, en teoría, las oportunidades de las
mujeres de obtener más escaños se reducen.
3. Las listas cerradas y bloqueadas podrían contribuir a la representación
parlamentaria de las mujeres, pero siempre y cuando las circunscripciones
sean grandes y la posición de las mujeres en las listas sean favorables. Por el
contrario, la lista abierta con voto personalizado en circunscripciones peque-
ñas puede servir para mejorar la ubicación de las mujeres y aumentar sus po-
sibilidades de ser electas (Andrade, 2012, p. 98-100), o se muestra indiferen-
te, como concluye Goyes (2013b): “El mismo número de mujeres habrían
resultado electas con lista cerrada [y bloqueada] que con lista abierta” (p. 67).
4. Sobre el voto de lista se puede hacer la misma reflexión que en el párra-
fo anterior. En un sistema proporcional puro con circunscripciones grandes,
la lista cerrada y bloqueada y el voto en lista podrían conducir a una paridad
casi perfecta en la asignación de escaños parlamentarios. En Ecuador, en
cambio, el voto personalizado puede neutralizar en parte el efecto de las
circunscripciones pequeñas y de la desfavorable posición de las mujeres en
las listas.
5. Para la mayoría de los estudios electorales sobre sistema electoral y
paridad (Andrade, 2012; Goyes, 2013a y 2013b; Vega, 2005), el factor que
más se destaca como barrera para la representación parlamentaria efectiva de
las mujeres es el encabezamiento de la lista. Esta variable no solo influye en
el porcentaje de mujeres elegidas, sino también en los porcentajes de candi-
daturas de hombres y mujeres, sobre todo en las circunscripciones impares:
“la candidatura masculina continúa siendo mayor en relación a la femenina,
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REFLEXIONES FINALES
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El sistema electoral legislativo y el mandato
constitucional de la proporcionalidad*
INTRODUCCIÓN
* Este estudio es una versión revisada del trabajo de titulación presentado en la Escuela
de Derecho de la Universidad de Las Américas (UDLA) en agosto 2015. Durante el trabajo
de edición se ha procurado mantener la estructura e intención inicial de la investigación [N.
del E.].
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SISTEMA ELECTORAL LEGISLATIVO Y PROPORCIONALIDAD
Sistemas electorales
Los sistemas electorales son una pieza fundamental de las democracias mo-
dernas. Así, Sartori (2003) considera que el sistema electoral es “una de las
partes esenciales de los sistemas políticos. No solo son el instrumento político
más fácil de manipular sino que también conforman el sistema de partidos y
afectan la amplitud en la representación [cursivas añadidas]” (p. 10). Con ello
se quiere recalcar la importancia que posee un sistema electoral. Por medio de
este se eligen a las personas que representan a un país, quienes tienen, además,
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Definición
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“Los sistemas electorales determinan las reglas a través de las cuales los electo-
res pueden expresar sus preferencias políticas y mediante las cuales es posible
convertir los votos en escaños parlamentarios (en caso de elecciones parla-
mentarias) o en cargos de gobierno (en caso de elecciones para presidente,
gobernador, alcalde, etc.).” (Nohlen, 2012, p. 3)
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El procedimiento de votación
Forma de candidatura
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Una vez descritos los tipos de lista, se observa la relación que tiene con el
procedimiento de votación, ya que tanto la lista bloqueada y cerrada como la
cerrada y no bloqueada restringen la elección a los candidatos determinados
por los partidos políticos en cada una de sus listas; mientras que las listas
abiertas permiten no solo alterar el orden de candidatos dentro de las listas
sino también traspasar las barreras entre los partidos. Sin embargo, hay que
considerar cuál de las formas de lista es la idónea para un país determinado,
de acuerdo al número de circunscripciones y escaños establecidos, de manera
que el resultado sea proporcional y equitativo para todos los candidatos y
partidos políticos.
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Barrera legal
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Se debe aclarar que, en Ecuador no se cuenta con una barrera legal; sin
embargo, para esta investigación es importante mencionarla, por ser un po-
sible componente del sistema electoral. Pero sí es relevante la barrera natural
que influye en la proporcionalidad, que es el tema central de este estudio.
Fórmula electoral
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Principios de representación
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1. Oportunidad de participación.
2. Inclusión de los candidatos o partidos políticos menos fuertes.
3. Alternabilidad en los puestos que representan.
4. Representación más fiel en cuanto a las elecciones realizadas por el pue-
blo, conforme a sus preferencias.
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Sistemas combinados
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entre sí” (p. 21), por lo tanto, concluye que no existen sistemas electorales
mixtos.
Los sistemas combinados marcan diferencias frente al sistema propor-
cional o al de mayoría. Nohlen (2012) manifiesta al respecto que “en los
sistemas electorales clásicos coinciden el principio de representación y la re-
gla decisoria [...], en el caso de sistemas electorales combinados, el principio
de representación no coincide o coincide solamente en parte con la regla
decisoria” (p. 23).
En resumen, los sistemas de representación clásicos son el de mayoría y el
proporcional, y mantienen su fórmula o regla decisoria al momento de aplicar-
se. En el sistema combinado, por el contrario, su regla decisoria depende del
elemento por el que haya optado, sea proporcional o de mayoría. Lo decisivo
en estos sistemas es el efecto global de proporcionalidad o desproporcionalidad.
Los sistemas combinados no son un nuevo principio de representación.
Algunos tratadistas –como Nohlen (2012, p. 23)– sostienen que este tipo de
sistemas son subtipos del sistema proporcional y del mayoritario. Un buen
ejemplo de un sistema combinado es el sistema electoral alemán, que com-
bina elecciones de mayoría en circunscripciones unipersonales con la repar-
tición proporcional de escaños a nivel nacional.
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Nohlen (2012, pp. 30-33) afirma que los sistemas electorales combinados
también pueden denominarse sistemas electorales personalizados, debido a
que incluyen alguna forma de participación más directa del elector. Las com-
binaciones entre elementos mayoritarios y proporcionales pueden ser de las
siguientes maneras:
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Proporcionalidad y circunscripción
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queñas (de 2 a 5 escaños), la relación entre votos y escaños tiende a ser mar-
cadamente desproporcional; debido a que, si por ejemplo se tienen cuatro
escaños a repartir y diez partidos que participan en la circunscripción, auto-
máticamente seis partidos quedarán excluidos de la repartición de escaños.
En las circunscripciones medianas (de 6 a 9 escaños), al brindar más
oportunidades de acceso a un escaño, se cumple un poco más con la función
de proporcionalidad. En las circunscripciones grandes (10 o más escaños)
es más factible una mayor proporcionalidad, dado que otorga a los partidos
competidores mayores posibilidades de acceder a un escaño. En pocas pa-
labras: mientras más grande es la circunscripción, mayores son los efectos
proporcionales.
Hay que tener en cuenta que el efecto proporcional de todos los procedi-
mientos de asignación de escaños depende en gran parte de la magnitud
de la circunscripción electoral. En distritos pequeños (2 a 5 escaños), estos
métodos apenas logran desplegar sus efectos sobre la distribución equitativa
de escaños; en cambio, en distritos muy grandes (15 o más escaños), los
procedimientos de repartición se acercan a la proporcionalidad casi perfecta.
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Este apartado comprende una reseña de los hitos principales en materia elec-
toral en la historia política de Ecuador; describe la integración de la Asam-
blea Nacional y su importancia; analiza las regulaciones que se establecen
en la LOEOP para la elección de los miembros de la Asamblea Nacional; y,
finalmente, se resume el diseño del sistema electoral legislativo de Ecuador.
Richard Ortiz (2010) constata que los cambios radicales en materia electoral
se producen en momentos de crisis y coyunturas políticas dramáticas: “To-
dos los avances importantes del Derecho Electoral ecuatoriano estuvieron
siempre unidos a diversas crisis políticas que impulsaron las reformas electo-
rales” (pp. 1-2). Hoy en día, Ecuador cuenta con su Constitución número
20, en lo cual claramente se puede notar que se han dado varios cambios
constitucionales y electorales. Al respecto, Ayala (2015) manifiesta:
“En 182 años de vida independiente (1830-2015) hemos tenido una nueva
constitución cada nueve años como promedio. Pero ese cálculo puede ser
engañoso, pues si se considera que durante las dictaduras no rigió un estado
de derecho, los años de vigencia constitucional se reducen a 156.” (p. 15)
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“El sistema electoral ecuatoriano ha operado con tres formas para determinar
el ganador de las elecciones y asignar puestos: mayoría con doble vuelta, para
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SISTEMA ELECTORAL LEGISLATIVO Y PROPORCIONALIDAD
1. Igualdad de voto: Moreno (2010) señala que “el único derecho que nos
hace iguales a todos es el derecho al voto [...]. Ningún elector puede
tener privilegios o prerrogativas” (p. 79). A su vez, indica que la igualdad
de voto tiene relación con la proporcionalidad; ya que el voto de un ciu-
dadano, para ser igual, también debe tener el mismo valor de logro que
el de cualquier otro habitante del país, y no sucede así cuando hay una
desproporción entre población y escaños en las circunscripciones (p. 79).
De aquí se concluye que la igualdad dentro del proceso electoral consiste
en que ningún voto valga más que otro.
2. Equidad: Moreno (2010, p. 79) identifica equidad con representación
justa en relación a las preferencias del electorado y, por tanto, se conecta
con el principio de proporcionalidad que procura la representación de
mayorías y minorías en función de su grado de éxito electoral.
3. Paridad y alternabilidad entre hombres y mujeres: La paridad se entiende
como la participación política efectiva de las mujeres en igualdad de
condiciones con los hombres, pues nada justifica que la mitad de la po-
blación se halle excluida de las decisiones trascendentes que afectan a una
comunidad. La alternabilidad, en cambio, es un mecanismo que asegura
que, en la estructura de las listas de las elecciones plurinominales, las
mujeres compartan equitativamente las candidaturas.
4. Proporcionalidad: Este principio consiste en la relación estrecha que debe
existir entre el porcentaje de votos y el de escaños. Con él se configura
la igualdad de oportunidades en una elección y se representa la voluntad
del pueblo en proporción a las preferencias electorales (Moreno, 2010,
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CRISTINA RAMÍREZ MARRIOTT
Los principios señalados son de suma importancia para que el sistema elec-
toral cumpla con el modelo de representación escogido por el constituyente.
Por esta causa deben diseñarse las reglas electorales tratando de maximizar
las exigencias constitucionales que se imponen al sistema electoral (Moreno,
2010, pp. 79-80).
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Regulaciones de la LOEOP
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Forma de lista
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Procedimiento de votación
“La ciudadanía expresa su voluntad soberana, entre otros, por medio del voto
popular que será universal, igual, periódico, directo, secreto y escrutado pú-
blicamente, que se manifiesta en los tiempos, condiciones y bajo las normas
que esta ley señala para garantizar la permanencia y el perfeccionamiento de
la democracia.” (LOEOP, 2009, art. 10)
El referido artículo indica que, por medio del voto, la ciudadanía expresa su
voluntad soberana y, así, se pone en práctica el derecho al sufragio; a su vez,
reafirma el principio de igualdad de voto establecido en la Constitución.
Además, para cumplir a cabalidad con lo detallado en el artículo 10 LOEOP,
el voto popular debe ser universal, igualitario, periódico, directo, secreto y
escrutado públicamente. De esta forma se garantiza el cumplimiento de la
voluntad de los ciudadanos y se transparenta el proceso electoral.
Para las elecciones de miembros de la Asamblea Nacional, la LOEOP en
su artículo 120, determina:
“en las elecciones para representantes a la Asamblea Nacional [...] los elec-
tores marcarán la casilla que identifique a cada candidato de una sola lista o
entre listas, hasta el máximo de la representación que corresponda elegir.”
(LOEOP, 2009, art. 120)
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CRISTINA RAMÍREZ MARRIOTT
Fórmula electoral
Hay que recordar que la fórmula electoral comprende tanto la regla de deci-
sión como el procedimiento de cálculo. El sistema electoral legislativo ecua-
toriano combina una regla de decisión de mayoría relativa (“más votados”)
para determinar quién obtiene el escaño, con un procedimiento proporcional
para la determinación de escaños que corresponden a cada organización po-
lítica. El numeral 4 del inciso 1 y el inciso final del artículo 164 regulan la
regla de decisión:
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SISTEMA ELECTORAL LEGISLATIVO Y PROPORCIONALIDAD
"1. La votación obtenida por cada uno de los candidatos sin diferenciar los
votos de lista de los de entre listas se sumará para establecer la votación
alcanzada por cada lista.
2. Al total de la votación obtenida por cada lista se aplicará la fórmula de
divisores continuos; se dividirá para 1, 2, 3, 4, 5 y así sucesivamente, hasta
obtener cada una de ellas un número de cocientes igual al de los candi-
datos a elegirse como principales;
3. Con los cocientes obtenidos, se ordenarán de mayor a menor y se asig-
narán a cada lista los puestos que le correspondan, de acuerdo a los co-
cientes más altos, hasta completar el número total de representantes a
elegirse; y, […] (cursivas añadidas).” (LOEOP, 2009, art. 164)
A lo largo del presente trabajo se ha detallado una a una las características del
sistema electoral ecuatoriano diseñado para la elección de los asambleístas.
Es importante recordar que el problema que se discute en este trabajo es si el
legislador, al regular los detalles del sistema electoral legislativo, respetó los
mandatos constitucionales, especialmente, el de proporcionalidad. Este tema
se trata en el siguiente apartado de este trabajo.
A manera de resumen, la Tabla 11 muestra de forma condensada que el
sistema electoral legislativo ecuatoriano es especial en todos sus componentes:
la lista es abierta, lo que no es común en el contexto internacional; el voto es
personalizado múltiple, que permite que el elector fabrique su propia lista; las
circunscripciones son de cinco tipos y casi todas son pequeñas con una lista
proporcional adicional a nivel nacional; y, por un lado, la regla de decisión es
de mayoría relativa dentro de cada organización política y, por otro, se aplica
un método de distribución de escaños proporcional-concentrador (D’Hondt)
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para 122 de los 137 escaños, y solo un método más proporcional (Webster)
para los 15 escaños en la circunscripción nacional.
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que subdividirse. Para calcular el tamaño del cuerpo legislativo y los escaños
que correspondían a cada circunscripción se usaron los datos de población
del Censo Nacional de 2010.
La Tabla 12 resume la integración de la Asamblea Nacional para las elec-
ciones 2013, en las que se eligieron quince asambleístas en circunscripción
única nacional; setenta y cuatro en 22 circunscripciones provinciales de di-
verso tamaño; veintinueve en 6 circunscripciones subprovinciales pequeñas;
trece en 3 subdistritales pequeñas; y, seis en 3 circunscripciones binominales
especiales del exterior, lo que da un total de 137 asambleístas. Este número
puede modificarse con los datos poblacionales del próximo censo nacional.
Las elecciones de 2013 fueron un hecho histórico único: fueron las primeras
en las que aplicaron las reglas de la LOEOP; se subdividieron dos provincias
(Guayas y Manabí); y el Distrito Metropolitano de Quito fue considerado
como una circunscripción independiente que, a su vez, fue subdividido en 3
circunscripciones subdistritales.
Arend Lijphart afirma que uno de los problemas más graves de los efec-
tos que generan los sistemas electorales es la desproporcionalidad (Urdánoz,
2006, p. 259). Si bien es cierto que todos los sistemas electorales generan
cierto grado de desproporción en la relación entre votos y escaños, algunos
componentes del sistema –como el método de repartición de escaños y el
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El objetivo de este acápite es demostrar que, dado que la mayoría de las cir-
cunscripciones son pequeñas (33 de 35), el sistema tiene una clara tendencia
mayoritaria, circunstancia que contradice el mandato constitucional de pro-
porcionalidad del artículo 116 de la Norma Fundamental.
Para analizar los efectos concentradores del sistema se observará cuántos
escaños se repartieron en cada circunscripción; el número de organizacio-
nes políticas (OP) que participaron en cada distrito electoral; cuántas OP
obtuvieron escaños; y, en consecuencia, cuántas de ellas se quedaron sin re-
presentación, a pesar de haber obtenido una votación significativa (por lo
menos el 5%). Con esta clasificación del tamaño de las circunscripciones, a
continuación se realiza un análisis acerca de la posible desproporcionalidad
del sistema electoral ecuatoriano en las elecciones para miembros de la Asam-
blea Nacional de 2013.
En la Tabla 13 se resumen los datos de las 31 circunscripciones provin-
ciales, subprovinciales y subdistritales; se excluyen tanto la nacional, pues es
una lista proporcional adicional que se calcula a otro nivel; como las tres del
exterior, ya que su base poblacional es especial. Con estos datos se intenta
demostrar las siguientes afirmaciones:
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nes históricas y su base poblacional es muy particular; por tanto, solo se in-
cluyen las 31 circunscripciones en las que está dividido el territorio nacional.
En las Tablas 15 a 19, que resumen los resultados de las circunscripcio-
nes con cinco a dos escaños, se hace una selección de las cuatro OP más vo-
tadas en cada circunscripción, y se calcula el índice de desproporcionalidad
Gallagher (IG) en base a las diferencias entre votos y escaños de todas las
OP que participaron en la respectiva circunscripción. Se llama la atención
sobre el porcentaje de votos que obtuvieron las OP que, inmediatamente a
las ganadoras, no obtuvieron escaños, con el fin de evidenciar que minorías
importantes fueron excluidas sistemáticamente por el sistema electoral.
Circunscripción de seis escaños: La Tabla 15 resume la representación obte-
nida por las OP en la única circunscripción mediana, provincia de Los Ríos,
que por su tamaño (6 escaños) puede ser considerada como pequeña. Se
puede evidenciar que bastaron el 67,6% de votos para acaparar el 100% de
escaños. Minorías importantes con 10,2% y 8,8% votos fueron excluidas de
la repartición de escaños. El partido más votado obtuvo cinco escaños con el
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la siguiente manera: En Bolívar, participaron ocho OP, las dos más votadas
lograron el 31,9% y 25,7% de votos y el 66,1% y 33,3% de representa-
ción. Para las dos siguientes OP más votadas con 15,7% y 12,6% de los
votos no existió representación. En Carchi, participaron diez OP, la primera
más votada alcanzó el 66,1% de representación con 34,2% de votos. La
segunda OP más votada obtuvo 33,3% de representación y 23,3% de vota-
ción. Los siguientes dos partidos más votados, con 13,5% y 8,1% de votos,
no lograron obtener representación. En Cañar, participaron ocho OP, las
dos OP más votadas obtuvieron 61,1% y 33,3% de representación con el
38,3% y 24,1% de votos. Las siguientes dos OP más votadas con el 13,8% y
12,1% de votos no alcanzaron ningún puesto en la Asamblea Nacional. En
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Del análisis realizado hasta aquí se puede concluir que el sistema electoral
legislativo tiene una clara tendencia mayoritaria que se halla en conflicto
con el mandato constitucional sobre el principio de proporcionalidad que
establece el artículo 116 de la Norma Fundamental. En las circunscripciones
provinciales, subprovinciales y subdistritales existen índices de desproporcio-
nalidad considerables que no permiten calificar el sistema electoral de justo.
El método de Webster, que se usa para la elección de miembros de la
Asamblea Nacional en la circunscripción nacional, es más proporcional que
el método D’Hondt, que se emplea en 31 circunscripciones provinciales,
subprovinciales y subdistritales. La circunscripción nacional, al tener 15 es-
caños se la califica de grande, razón por la cual su tendencia es proporcional;
sin embargo, las demás circunscripciones no corren con la misma suerte. Si
bien es cierto que el método D’Hondt, que se utiliza para la asignación de
escaños en circunscripciones provinciales, subprovinciales y subdistritales, es
uno de los métodos proporcionales, es el menos proporcional de ellos y, al ser
el tamaño de las circunscripciones pequeñas, tiende a darse un efecto clara-
mente mayoritario, es decir: se favorece a los partidos políticos más fuertes y
se deja sin representación a la mayoría de los partidos contendientes.
Como ya se manifestó, existe una desproporción estructural en la rela-
ción entre votos y escaños, debido al reducido tamaño de las circunscrip-
ciones. Si a este factor se suma un método que tiende a ser mayoritario, la
desproporción será aún más grande. Con lo expuesto se demuestra la in-
constitucionalidad del sistema de elección de los miembros de la Asamblea
Nacional ecuatoriana, pues el IG casi llega a los 25 puntos, grado de despro-
porcionalidad incompatible con un sistema proporcional.
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CONCLUSIONES
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Las barreras del sistema electoral legislativo
a la paridad de género*
INTRODUCCIÓN
* Este estudio es una versión revisada del trabajo de titulación presentado en la Escuela
de Derecho de la Universidad de Las Américas (UDLA) en junio de 2016. Durante el trabajo
de edición se ha procurado mantener la estructura e intención inicial de la investigación [N.
del E.].
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“La concepción de las cuotas de género va más allá del aumento cuantitativo
de mujeres en los espacios de representación política y de toma de decisiones.
Representa un avance cualitativo en términos de profundizar los procesos
democráticos en el ámbito de la política, lo cual exige a las instituciones y a
los actores políticos una serie de cambios de distinta índole.” (p. 23)
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chenti y Tula se deben observar tres ámbitos para evaluar el impacto de las
cuotas:
Es decir que, para ser efectivas las leyes de cuotas en cada país, no solo hay
que modificar la estructura interna de los partidos políticos, sino que tam-
bién los componentes del sistema electoral deben crear condiciones para su
efectividad y, por su supuesto, para que en la ley se encuentren los meca-
nismos que garanticen su cumplimiento; por ejemplo, podrían establecerse
sanciones a los partidos políticos que no cumplan sus mandatos en cuanto a
las acciones afirmativas sobre género. Pero también el legislador debe diseñar
un sistema electoral que fomente la paridad y, como señalan los autores ci-
tados, que permita la formación de circunscripciones de gran tamaño y con
listas cerradas y bloqueadas. Sobre este tema, que es el centro de este trabajo,
se volverá más adelante.
La representación equitativa de las mujeres a nivel parlamentario es de
suma importancia para la profundización de la democracia y para la creación
de condiciones justas de influencia de la mujer en la política y en la sociedad.
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“las cuotas de género son presentadas como una herramienta para arribar a
la paridad que sería, entonces, un principio articulador de un nuevo modelo
democrático: la democracia paritaria. En esta aproximación, cuotas y pari-
dad son perfectamente compatibles e involucran, más bien, una diferente
gradación en un modelo ideal. La democracia paritaria tendría, entonces, a
diferencia de las cuotas, pretensiones ambiciosas y transversales: la reestruc-
turación tanto del espacio público-estatal (las decisiones políticas), como del
público-no estatal (el mercado), alcanzando inclusive a la esfera doméstica (la
familia).” (Mestre, 2012, p. 58)
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de Panamá, 1998, p. 6). Por ende, quienes están obligados a llevar a cabo
estas medidas son los Estados, que deben tomar las riendas para lograr los
objetivos planteados en la Convención. En este sentido, el artículo 4 de la
Convención prescribe:
“La adopción por los Estados Partes de medidas especiales de carácter tem-
poral encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer
no se considerará discriminación en la forma definida en la presente Con-
vención, pero de ningún modo entrañará, como consecuencia, el manteni-
miento de normas desiguales o separadas; estas medidas cesarán cuando se
hayan alcanzado los objetivos de igualdad de oportunidad y trato.” (CE-
DAW, 1979, art. 4)
“Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país y, en
particular, garantizando, en igualdad de condiciones con los hombres, el de-
recho a:
a) Votar en todas las elecciones y referéndums públicos y ser elegibles para
todos los organismos cuyos miembros sean objeto de elecciones públi-
cas;
b) Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la
ejecución de éstas, y ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones
públicas en todos los planos gubernamentales;
c) Participar en organizaciones y asociaciones no gubernamentales que se
ocupen de la vida pública y política del país.” (CEDAW, 1979, art. 7)
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“los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar
a la mujer, en igualdad de condiciones con el hombre y sin discriminación
alguna, la oportunidad de representar a su gobierno en el plano internacional
y de participar en la labor de las organizaciones internacionales.” (CEDAW,
1979, art. 8)
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Beijing, 1995, pp. 85-86). Esta exigencia es muy importante, ya que, según
se analiza en la Declaración, las mujeres representan la mitad del electora-
do y de la sociedad y, por ende, es necesario que las mujeres se encuentren
mayormente representadas en los puestos de dirección; puesto que pueden
ofrecer una perspectiva diferente en la toma de decisiones y atender de mejor
manera los intereses de las mujeres en la sociedad. Por estas razones, la De-
claración exhorta a los gobiernos a:
“cree incentivos para los Estados miembros con miras a conseguir una repre-
sentación más equilibrada de mujeres y hombres en los consejos municipales,
los parlamentos regionales y nacionales y el Parlamento Europeo, al tiempo
que destaca la importancia que revisten en este contexto las listas electorales
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Sistemas electorales
Los sistemas electorales determinan tanto la forma en que los electores ex-
presan sus preferencias políticas en elecciones como la manera de convertir
los votos en cargos públicos, a fin de concretar el principio de representación
democrática. Además, como dice Nohlen (2004), “representan estructuras
complejas compuestas por una gran cantidad de elementos diferentes” (p.
51). El diseño del sistema electoral tiene enormes impactos en el sistema de
partidos, en la representación política y en la paridad de género. Por tanto,
es importante que responda a estudios técnicos sustentados en realidades y
experiencias políticas nacionales, a fin de cumplir con las exigencias que le
impone cada marco constitucional y los compromisos internacionales.
Los sistemas electorales también deberían responder a objetivos políti-
cos definidos como resultado de un amplio consenso social, a partir de dis-
cusiones académicas, sociales y políticas, de manera que no sean el reflejo
únicamente de intereses coyunturales. Con el ánimo de aportar en forma
propositiva a ese debate, en esta parte de la investigación, se propone un aná-
lisis teórico descriptivo de los sistemas electorales y de sus elementos como
fundamento conceptual, para entender los efectos de las reglas electorales
sobre la representación paritaria de hombres y mujeres.
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Según el profesor Dieter Nohlen (2004), los sistemas electorales deben clasi-
ficarse según el principio de representación y no según alguno de los elemen-
tos técnicos de sistema, como por ejemplo la fórmula electoral. Los princi-
pios de representación son el de mayoría, que implica la decisión política de
formar un gobierno fuerte con claro apoyo parlamentario; o, proporcional,
que tiene como objetivo básico que la asamblea legislativa sea un espejo de la
pluralidad social, es decir, que las principales fuerzas políticas estén presentes
en el parlamento (Nohlen, 2004, pp. 93-94; Ortiz, 2012, pp. 9-10).
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Sistema de mayoría
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de votos con respecto a los demás. En países como Inglaterra también se apli-
ca a las elecciones parlamentarias, en las que los miembros del parlamento se
eligen en circunscripciones en las que se disputa un solo escaño, sin posibili-
dad de representación de las minorías.
Sistemas proporcionales
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Circunscripciones electorales
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a) Definición y clasificación
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toral y que los resultados afectan por igual a los dos postulantes de la misma
lista, se puede afirmar que se trata de candidatura unipersonal.
En cambio, las candidaturas pluripersonales se presentan en listas que
pueden ser cerradas y bloqueadas, cerradas y no bloqueadas, abiertas y li-
bres. Estas alternativas tienen una directa relación con la forma de votación
que tiene el elector y la relación entre electores y elegidos. La votación en
lista cerrada y bloqueada otorga al elector un solo voto, no puede alterar el
orden de los candidatos y él, por tanto, está obligado a votar en “plancha”
por una sola organización política. El orden de los candidatos lo decide la
organización política, que lo puede hacer en virtud del compromiso, lealtad
y capacidad para sustentar el ideario ideológico, o confiar las candidaturas a
expertos en materias de su mayor interés. Resultan elegidos, de arriba hacia
abajo, los candidatos en el orden de la lista presentada por el partido, hasta
completar el número de escaños obtenidos por cada partido (Torres, 2014,
p. 19).
En la votación en lista cerrada y no bloqueada, el elector tiene la posibi-
lidad de alterar el orden de los candidatos presentados por la lista predilecta,
ya sea mediante votos preferenciales o reubicación en la lista. Las organiza-
ciones políticas se limitan a presentar tantos candidatos cuantos escaños se
disputen en la respectiva circunscripción, de entre los cuales, el elector puede
tener hasta un voto por cada candidato, de forma que puede variar el orden
de postulación de la lista (Nohlen, 2004, p. 67). Por tanto, se asignan los
escaños en orden de mayor a menor votación obtenida por cada candidato
hasta completar los puestos que le correspondan a la lista de partido. En este
caso, el elegido tiene doble compromiso: con la organización política que lo
auspicia y con sus electores directos, una situación que provoca que él sea
menos dependiente de su partido.
La votación en lista abierta permite al elector ir más allá de los límites
de las organizaciones políticas para configurar su propia lista de candidatos.
La lista elaborada por la organización política es solo una propuesta que no
vincula al elector. Este tiene tantos votos como candidatos y puede escoger
de entre los candidatos propuestos por una lista o entre listas, como ocurre
en Ecuador, según el artículo 120 LOEOP (Ortiz, 2011, p. 2).
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Formas de votación
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a) Regla de decisión
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b) Procedimientos de cálculo
Los procedimientos de cálculo han sido desarrollados para los sistemas pro-
porcionales y son de dos clases:
1) Procedimientos del divisor: Según Nohlen (2004, p. 72), se caracteri-
zan por dividir los votos alcanzados por los partidos competidores para una
serie de divisores, cuyo resultado es una secuencia de cocientes decrecientes
para cada uno de ellos. Los escaños se asignan a los mayores cocientes de las
series (cifras mayores). El más conocido es el método D’Hondt, propuesto
por el profesor de matemáticas belga Víctor D’Hondt, que tiene la serie de
divisores continuos: 1, 2, 3, 4, 5 y siguientes. Los votos obtenidos por cada
organización política se dividen para estos divisores en operaciones consecu-
tivas hasta alcanzar al número de legisladores a elegir. Obtienen escaños los
partidos que obtienen los cocientes más altos (Ortiz, 2012, p. 14). Interna-
cionalmente, el método Webster o fórmula de Sainte-Lagüe es otra de las
fórmulas utilizadas para convertir votos en escaños, basadas en el método de
divisor o cifra mayor. Los votos de los distintos partidos se dividen entre la
serie consecutiva de números impares 1, 3, 5, etc. (Instituto Nacional De-
mócrata, 2012, p. 16).
2) Procedimientos de cociente: Los procedimientos de cociente electoral,
también denominados de cuota, se caracterizan por la determinación de un
cociente electoral o cantidad mínima de votos para obtener un escaño “que
puede ser el producto de la división del total de votos válidos de una cir-
cunscripción electoral para el número de escaños a adjudicarse en ese distrito
electoral” (Ortiz, 2012, p. 14). Los partidos obtienen tantos escaños como
veces quepa el cociente electoral dentro del número de votos por ellos reci-
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Para Paredes (2011), en “la palabra paridad, el vocablo ‘par’ refiere a que
paridad no es solamente una representación estadística del acceso de la mujer
a espacios políticos de decisión, sino que va más allá: par es definido como
semejante, simétrico, igual, conjunto de dos, fuerzas iguales y paralelas” (p.
24). En el ámbito electoral debe igualarse ese “par” para que la participación
de la mujer sea equilibrada, obtenga una representación activa en la sociedad
y pueda representar y defender sus intereses.
La paridad de género toma fuerza en muchas democracias del mundo,
puesto que la lucha de las mujeres por alcanzar sus derechos se ha hecho
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“la serie de combinaciones que pueden realizarse en la lista, saltando los luga-
res de inscripción de la lista, al tratarse de representaciones de 3 a 5 dignida-
des, saltando uno o dos puestos; de 6 dignidades en adelante, pasando entre
dos y tres puestos y así sucesivamente.” (Caso Nro. 028-2002-TC, 2002,
párr. 14)
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Antecedentes
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Diez años más tarde, con la aprobación de la Constitución del 2008, los
constituyentes van más allá, e incorporan el principio de paridad de género,
que no solo abarca a las candidaturas, sino que se extiende a la participación
en todas las instituciones del Estado, ya que se trata de un principio trans-
versal.
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Lo que refleja que la representación de las mujeres es muy baja y solo equiva-
le a una cuarta parte de la de los hombres. Por tanto, la fórmula del IRPP es:
Este índice se elaboró en base al Gender Parity Index, que fue desarrollado
en un estudio de la UNESCO-Bangkok, en el cual se analizan datos de la
participación paritaria para observar los niveles de educación equilibrada de
los niños y las niñas (UNESCO, 2008). Si se aplica el IRPP a la evolución
de la representación de la mujer en el parlamento ecuatoriano desde 1979 a
2013, se obtienen los datos reflejados en la Figura 1.
Desde 1979 hasta la elección del 2002, la representación legislativa de
las mujeres es baja: el IRPP se mueve entre el 0,00 y el 0,20, pero en 1998
alcanza el valor más alto de este periodo con un IRPP de 0,15, que se explica
por el uso de cuotas electorales para las mujeres. Desde este año, el IRPP tie-
ne un crecimiento positivo en cada elección. En el 2006, el IRPP ya alcanza
un rango medio bajo con 0,33, que es producto del uso de una cuota elec-
toral del 45%. En el 2009, el IRPP ya se ubica en el rango medio con 0,47
y, finalmente, en las elecciones de 2013, el IRPP alcanza un valor de 0,62,
correspondiente a un nivel medio alto de representación de parlamentaria de
las mujeres. Con esta cifra, el parlamento ecuatoriano se acerca al equilibrio
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0,50
0,47
0,40
0,30 0,33
0,20
0,20
0,15
0,10
0,04 0,05 0,10
0,00 0,01 0,07 0,07 0,06
0,0
1979 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2002 2006 2009 2013
Fuente: Torres, 2014, p. 178; Salgado, 1986, pp. 173-175; CNE, 2014, p. 80.
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los partidos políticos desde siempre han sido hombres que todavía no están
preparados para compartir el poder con las mujeres (Johnson, 2013, p. 12).
Como lo expresa el magistrado Manuel Gonzales Oropeza:
“la necesidad urgente de incorporar a las mujeres en todos los roles relacio-
nados con el espacio público, incluidas las elecciones internas de los partidos
políticos. Esta perspectiva supone asumir que el valor de la democracia au-
menta al ser inclusiva y no tanto al evitar imponer restricciones a las mayo-
rías. No se trata solo de incorporar mujeres en los parlamentos para alcanzar
una representación que refleje su porcentaje real en la sociedad, sino de que
su presencia en la política cambie perspectivas y roles, se trata de enriquecer
la deliberación pública y la toma de decisiones para contribuir a un interés
general plural centrado en el reconocimiento de las diferencias a partir de
la igualdad de derechos.” (Gonzales, como se citó en Ibarra, 2013, p. 162).
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“En las elecciones para representantes a la Asamblea Nacional [...] los electo-
res marcarán la casilla que identifique a cada candidato de una sola lista o entre
listas, hasta el máximo de la representación que corresponda elegir [cursivas
añadidas].” (LOEOP, 2009, art. 120)
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"1. La votación obtenida por cada uno de los candidatos sin diferenciar los
votos de lista de los de entre listas se sumará para establecer la votación
alcanzada por cada lista.
2. Al total de la votación obtenida por cada lista se aplicará la fórmula de
divisores continuos; se dividirá para 1, 2, 3, 4, 5 y así sucesivamente,
hasta obtener cada una de ellas un número de cocientes igual al de los
candidatos a elegirse como principales;
3. Con los cocientes obtenidos, se ordenarán de mayor a menor y se asig-
narán a cada lista los puestos que le correspondan, de acuerdo a los co-
cientes más altos, hasta completar el número total de representantes a
elegirse; y,
4. La adjudicación de los escaños en cada lista corresponderá a los candi-
datos que hayan obtenido mayores preferencias.” (LOEOP, 2009, art.
164).
"1. Se sumarán los votos alcanzados por cada uno de los candidatos, sin
diferenciar los votos de lista y de entre listas, para establecer la votación
alcanzada por cada lista.
2. Los resultados de cada lista se dividirán para la serie de números 1, 3,
5, 7, y así sucesivamente en la proporción aritmética de la serie, hasta
obtener tantos cocientes como puestos por asignarse.
3. Los cocientes obtenidos se ordenan de mayor a menor, y se asignarán
a cada lista los puestos que le correspondan, de acuerdo a los más altos
cocientes.
4. En caso de empate, se procederá al sorteo para definir la lista ganadora
del puesto.
Los escaños alcanzados por las listas serán asignados a los candidatos más
votados de cada lista.” (LOEOP, 2009, art. 164)
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LISTA VOTO
- Abierta - Personalizado
- Secuencial y alternada entre mujeres y - Múltiple
hombres
Art. 160 LOEOP Art. 120 LOEOP
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LAS BARRERAS DEL SISTEMA ELECTORAL A LA PARIDAD DE GÉNERO
En esta última parte se analizarán los efectos que producen los diferentes ele-
mentos del sistema electoral sobre la paridad de género en la representación
parlamentaria. El análisis empírico se realizará a la luz de los resultados de las
elecciones legislativas de 2013, los cuales permitirán determinar si el sistema
electoral implementado cumple o no con el mandato de paridad de género
previsto en los artículos 65 y 116 de la Constitución ecuatoriana. Para con-
cluir la investigación, se formulará una propuesta normativa de reforma al
sistema electoral, encaminada a garantizar, en la mayor medida posible, la
representación política igualitaria de la mujer en la Asamblea Nacional.
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En todo caso, no parece ser una solución que las mujeres deban votar necesa-
riamente por mujeres y los hombres por hombres. Se trata más bien de que,
a través de la lista cerrada y bloqueada, el elector no modifique el orden de
la lista paritaria presentada, sino que vote por toda la lista de su preferencia.
Entonces, al adjudicar los escaños en los casos de circunscripciones con can-
didaturas pares, habría más probabilidades de que obtengan escaños igual
número de hombres y de mujeres. El efecto sería que, si una lista alcanza dos
puestos, uno será para una mujer y el otro para un hombre; si están en juego
cuatro escaños, dos serán para los hombres y dos, para las mujeres. Por tanto,
el voto de lista podría, en algo, contribuir a la paridad; aunque los resultados
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Circunscripciones electorales
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cripciones impares, y este hecho se explica por factores que están fuera del
sistema electoral, como la manera como las organizaciones políticas definen
la composición personal de sus listas y su fuerza electoral.
En resumen, con fundamento en los datos presentados se puede ratificar
que las circunscripciones pequeñas no contribuyen a la paridad de género; toda
vez que, la combinación de los pocos escaños en disputa en esas circunscripcio-
nes, con las pocas mujeres apoyadas por los partidos políticos para liderar las lis-
tas de candidaturas, provoca una menor representación política de las mujeres.
En esta parte se busca escudriñar los efectos que ocasionan los métodos de
asignación de escaños aplicados en las pasadas elecciones legislativas 2013,
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El método D’Hondt tiende a favorecer a las listas que obtienen mayor nú-
mero de votos en desmedro de las minorías políticas. Este método se aplica a
todas las 34 circunscripciones, pero no a la nacional. Si se agrega el hecho de
que 33 de las 34 circunscripciones son pequeñas, la elección de legisladores
es prácticamente mayoritaria y afecta al principio de paridad.
A partir de los resultados electorales descritos en la Tabla 11 se pueden
determinar los siguientes efectos políticos producidos por el sistema electoral
ecuatoriano aplicado en circunscripciones pequeñas y con método D’Hondt:
i) no existe aproximación paritaria en la representación política; dado que, de
los 122 escaños disputados en las 34 circunscripciones provinciales, subpro-
vinciales, subdistritales y del exterior, solo 46 escaños asignados correspon-
den a mujeres, mientras que 76, a hombres; ii) los resultados finales tienden
a ser desproporcionales; y iii) la desproporcionalidad afecta la paridad.
El método de D’Hondt favorece a las organizaciones políticas mayori-
tarias e incide en la desproporcionalidad. Así fue posible para AP alcanzar el
100% de los escaños en Azuay con solo el 56,0% de votos; en Manabí-C2,
con el 55,6%; en Pichincha, con el 51,5%; y en Guayas-C4, con el 62,3%.
En promedio, ocho de las diez organizaciones políticas que participaron en
cada circunscripción no entraron al reparto. En cambio, en promedio, las
dos fuerzas políticas más votadas en cada circunscripción lograron acceder
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Sin embargo, a partir del análisis de los elementos del sistema electoral
que precede, se proponen algunas reformas a las normas electorales para des-
montar paulatinamente las barreras de una representación género justa.
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REFORMA 2: Sustitúyase, al final del artículo 160, la frase “El elector podrá
indicar su preferencia por los o las candidatas de una sola lista o de varias
listas hasta completar el número permitido para cada uno de los cargos seña-
lados.”, por la frase: “El elector marcará la casilla de la organización política
de su preferencia.”
Por tanto, deben modificarse los artículos 120 y 160 LOEOP, a fin de que las
listas sean bloqueadas y cerradas, y el voto en lista; de esta manera, la estruc-
tura secuencial y alternada no se vería alterada por el elector, y la repartición
de escaños dentro de las organizaciones políticas se llevaría a cabo de manera
paritaria conforme a su fuerza política.
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provincia y uno más por cada doscientos mil habitantes o fracción que supere
los ciento cincuenta mil. Por tanto, si se quiere modificar las circunscripcio-
nes provinciales, habría necesidad de una reforma parcial de la Constitución.
Por otro lado, el inciso 2 del numeral 2 del artículo 150 LOEOP dispone
que las circunscripciones electorales en las que se elijan más de siete representan-
tes se tienen que subdividir en circunscripciones que no superan los cinco esca-
ños, y faculta al Consejo Nacional Electoral para la delimitación geográfica de
las nuevas circunscripciones. Este mandato provoca la proliferación de circuns-
cripciones pequeñas que afectan tanto a la proporcionalidad como a la paridad.
Existen suficientes fundamentos técnicos y jurídicos para afirmar que
el referido inciso 2 del numeral 2 del artículo 150 LOEOP es contrario al
principio de proporcionalidad y de paridad de género previstos en la Cons-
titución. En consecuencia, es necesario eliminarlo a fin de que las provincias
de Guayas, Pichincha y Manabí elijan la totalidad de asambleístas que les
corresponde a su respectiva jurisdicción provincial. En consecuencia, es ne-
cesario realizar la siguiente reforma al artículo 150 LOEOP:
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LAS BARRERAS DEL SISTEMA ELECTORAL A LA PARIDAD DE GÉNERO
CONCLUSIONES
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La constitucionalidad del voto electrónico a la
luz de la sentencia del Tribunal Constitucional
Federal alemán*
INTRODUCCIÓN
* Este estudio es una versión revisada del trabajo de titulación presentado en la Escuela
de Derecho de la Universidad de Las Américas (UDLA) en abril de 2016. Durante el trabajo
de edición se ha procurado mantener la estructura e intención inicial de la investigación [N.
del E.].
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VERÓNICA SANTILLÁN ROSERO
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
uno de los principios generales del sufragio. Finalmente, en base a los argu-
mento del TCFA, se resumen los criterios para evaluar normas electorales
referentes al uso de urnas electrónicas.
La tercera parte se enfoca directamente en el caso ecuatoriano, prime-
ramente se establecerá el marco constitucional y legal del derecho del su-
fragio en Ecuador, cuáles son los principios del sufragio reconocidos por la
Constitución, tanto en la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Polí-
ticas (LOEOP) como en los reglamentos de voto electrónico emitidos por
el Consejo Nacional Electoral (CNE) para cada uno de los planes pilotos.
Se analizan los posibles problemas de incompatibilidad entre los procesos de
elección popular con urnas electrónicas con los principios reconocidos en la
Constitución. Al final, se realiza una propuesta para garantizar los principios
del sufragio con urnas “electrónicas”.
Finalmente, la cuarta parte presenta las conclusiones y principales resul-
tados de esta investigación.
En esta parte se abordará la relación que mantienen las elecciones con la de-
mocracia; los principios del derecho al sufragio y cómo deben precautelarse
dentro de un proceso electoral que implemente el uso de urnas electrónicas;
las ventajas y desventajas del sufragio electrónico, y la relación entre este y los
principios de secrecía y publicidad del sufragio.
Elecciones y democracia
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significa el “poder del pueblo”. Este es uno de los conceptos más utilizados
por los ciudadanos. El significado específico es, de acuerdo a su primera
acepción: “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el
gobierno” (RAE). Así mismo, la segunda acepción es adecuada y útil para el
tema de investigación: “Predominio del pueblo en el gobierno político de un
Estado” (RAE).
La democracia se define también como un sistema de gobierno donde
las decisiones sobre la comunidad son tomadas por el pueblo mismo, es decir
por los ciudadanos (Borea, 2000, pp. 346-351). Además, sobre la democra-
cia se puede decir que:
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
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VERÓNICA SANTILLÁN ROSERO
con el derecho al voto, es claro que este no está ligado necesariamente con
la democracia” (p. 162), en vista de que los procesos de elección se pueden
utilizar en otros contextos, como para la designación de autoridades reli-
giosas, o en entidades de carácter privado para designar a sus directivos. Sin
embargo, dentro de los sistemas democráticos, el voto constituye la base
misma del concepto “democracia”. En este sentido, Fernández y Nohlen
manifiestan:
“Hay democracia cuando los detentadores del poder son elegidos popular-
mente en una lucha abierta y libre por el poder. En segundo lugar, las elec-
ciones son la fuente de legitimación tanto del sistema político, como de sus
líderes o dirigentes. En tercer lugar las elecciones son el medio a través del
cual se verifica la participación política en las grandes mayorías.” (Fernández
y Nohlen, 2000, p. 450)
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
no, y afirman: “el sufragio surge como la necesidad para que el pueblo pueda
ejercer la democracia, es decir esa participación activa en el Estado, decidiendo
sobre alguna tesis política y designando a sus representantes, quienes serán los
voceros de su voluntad. Este hecho, producto de un proceso histórico, da lugar
a que entorno a este acto democrático se establezcan elementos de carácter
normativo y procedimental para su desarrollo” (Cárdenas et al., 2014, p. 61).
Por su parte, el maestro alemán Dieter Nohlen (2004) señala que “sin
elecciones, sin la abierta competencia por el poder entre fuerzas sociales y
agrupaciones políticas, no hay democracia. Las elecciones competitivas cons-
tituyen ‘el rasgo distintivo de la democracia y el que nos permite distinguir-
la de otros métodos políticos’” (Nohlen, 2004, p. 14). Así mismo, Torrens
manifiesta:
Para poder analizar cada uno de los principios universales del voto se debe
conocer primeramente cuál es el significado del sufragio democrático. De
acuerdo a Cabanellas (2006), el sufragio se define como el proceso mecá-
nico del “voto” y también como “institución de carácter democrático, de
Derecho Público, que concede la facultad de elegir a sus gobernantes, o al
menos a los legisladores y administradores locales, a todos los ciudadanos del
país” (Cabanellas, 2006, p. 355). Por su parte, Ribó Durán (1994) define al
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VERÓNICA SANTILLÁN ROSERO
sufragio como “el sistema de elección para los cargos públicos mediante la
manifestación de la voluntad popular”. Es decir, el sufragio es la manera más
adecuada de hacer efectiva la democracia, pues permite que los ciudadanos
deleguen a sus gobernantes para que estos, a su vez, puedan tomar decisiones
que afectan a toda la sociedad.
En Ecuador, el derecho al voto está consagrado en el numeral 1 del artí-
culo 61 de la Constitución, ubicado en el Capítulo Quinto del Título II, en
el que se regulan los Derechos de Participación. Ahí se establece que los ecua-
torianos gozan del derecho a elegir y ser elegidos (sufragio activo y pasivo).
En cambio, el artículo 62 de la Carta Magna establece los principios del su-
fragio: “Las personas en goce de sus derechos políticos tienen derecho al voto
universal, igual, directo, secreto, y escrutado públicamente [cursivas añadidas]”
(Constitución, 2008, art. 62). Estos principios permiten que los ciudadanos
sean participantes activos en la manera en que se gobierna el Estado. En
cambio, en el ámbito internacional, la Declaración Americana de Derechos
y Deberes del Hombre dispone en su artículo 20:
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
La universalidad del voto es un principio que permite que todas las personas,
sin distinción de riqueza, raza, sexo, creencias religiosas o tendencias polí-
ticas, puedan ejercer el derecho al sufragio (Nohlen, 2004, p. 21). Este es
de carácter universal cuando no se lo restringe ni por razones de riqueza, es
decir no es un voto censitario, ni por la capacidad intelectual, ni por ningún
otro tipo de condición que no sea la nacionalidad, la edad o estar en goce de
los derechos civiles y políticos. El voto califica como universal cuando todos
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VERÓNICA SANTILLÁN ROSERO
La conquista del voto femenino no es más que un solo ejemplo de todos los
avances que fueron necesarios para que el derecho al sufragio se torne univer-
sal. La batalla ideológica que se ha lidiado a lo largo de la historia en todos los
países democráticos, con el objetivo de que progresivamente se reconociera
el derecho a los grupos excluidos de la participación política, hasta llegar al
momento en que todos los ciudadanos pueden gozar del derecho al sufragio,
es sin duda un proceso necesario para calificar a un país de democrático.
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
“En efecto, la igualdad del voto implica que la influencia del sufragio de
todos los electores es igual, y no debe ser diferenciada en razón de propiedad,
ingresos, capacidad impositiva, educación, religión, sexo u orientación polí-
tica. Es decir, todos los votos pesan lo mismo. La voluntad que el ciudadano
trasmite se cuenta, no se pesa.” (Beltrán y Almada, 2011, p. 186)
Al exigir la igualdad del voto, se precautela la democracia, pues así las deci-
siones se tomarán en igualdad de condiciones, sin establecer preferencias en
cuanto al valor de los votos por motivos que puedan generar diferencias en su
valor. En democracia, los ciudadanos son considerados políticamente igua-
les, con el fin de que contribuyan en igualdad de condiciones a la formación
de la voluntad general.
A modo de conclusión, se puede decir que, el principio de igualdad de
voto busca precautelar que cada ciudadano tenga un solo voto y que este po-
sea un mismo valor para todos los sufragantes. Este principio no solo busca
que todos los ciudadanos puedan votar, sino que todos los votos tengan el
mismo valor, en razón de que todos ellos deben influir de la misma manera
en el resultado electoral final (Arnaldo, 2000, p. 1209).
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VERÓNICA SANTILLÁN ROSERO
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
“el organismo electoral debe establecer todas las medidas posibles para que
el elector pueda emitir su voto a conciencia, es decir, libre de observación de
terceras personas y que el mismo, esté resguardado de ser visto en su conteni-
do, en todo momento hasta su escrutinio, de manera tal que no pueda ligarse
un determinado voto con un elector en particular. Esta medida permite que
las personas puedan realizar libremente la selección de su preferencia política,
con el pleno convencimiento de que por un lado, esta opción será respetada;
y por el otro, que nadie conocerá cuál fue el contenido de su voto, lo que
permite que lo ejerza a conciencia.” (Pérez, 2011).
Por lo tanto, el secreto del voto posibilita que únicamente el sufragante tenga
conocimiento del voto que emite, y permite, por ende, que su voto sea libre,
espontáneo y sincero, que no sufra de vicios, ni de ningún tipo de presión
sobre el titular del derecho. Con miras a garantizar la secrecía se han inclui-
do dentro de la organización de los procesos electorales las urnas electorales
selladas, las cabinas eléctricas y todo tipo de protección para poder cumplir
con este principio.
En conclusión, este principio se complementa con el principio de li-
bertad del voto, que busca proteger así al elector y su voluntad, para que la
decisión final sea transparente y refleje la verdadera voluntad soberana del
pueblo.
Escrutinio público
El principio del escrutinio público es otra garantía electoral tanto para el or-
den democrático como para el sufragio activo y pasivo. Este principio permi-
te que los ciudadanos puedan mantener un control real en cuanto a los votos
y está directamente relacionado con el principio de publicidad del proceso.
Cabanellas (2006) define al escrutinio como “investigación diligente y
examen cuidadoso acerca de una cosa o sobre unos hechos, para precisar de
qué se trata y formar cabal juicio. En elecciones, recuento, lectura y cálculo
de los votos que a cada candidato han correspondido” (p. 148). Adicional-
mente, la Enciclopedia Jurídica (2004) define al escrutinio como el “recuento
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Por lo tanto, la publicidad del proceso está ligada con la posibilidad efec-
tiva, por parte de los sufragantes, de entender, vigilar y reclamar cualquier
incidente que se produzca durante una contienda electoral. Precautelar el
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
El voto electrónico
Definición
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VERÓNICA SANTILLÁN ROSERO
registrar el sufragio (el registro del sufragio se entiende como la inserción del
voto en la urna)” (p. 302). Por lo tanto, el voto electrónico es “aquel que se
ejecuta sirviéndose de algún dispositivo electrónico y que se realiza en forma
automática en una urna electoral o en una PC (personal computer o com-
putadora personal)” (Tuesta, 2007, p. 954). Así mismo, Fernando Tuesta
(2007) sostiene que “el voto electrónico se enmarca dentro de un proceso
mayor de modernización del Estado y perfeccionamiento de la democracia”
(p. 952).
La utilización del voto electrónico genera preocupaciones en los usua-
rios. Las más comunes entre los sufragantes tienen relación con la secrecía
del voto y con la manipulación del proceso electoral, ya que una persona con
conocimientos especializados puede alterar masivamente los votos a favor de
uno u otro resultado. Tuesta (2007, p. 962) manifiesta que, entre las prin-
cipales preocupaciones que giran en torno al voto electrónico se cuentan las
siguientes:
1. Cómo garantizar que, una vez hecha la elección, nadie conozca, excepto
el elector, el objeto de la misma (secreto del voto).
2. Quién y cómo garantiza que ninguna persona no autorizada, ya sean
hackers maliciosos o administradores corruptos, modifiquen el conteni-
do del voto (publicidad de los actos electorales).
3. Qué pasa si en pleno proceso electoral se produce un corte del fluido
eléctrico o si el software de votación se infecta con un virus informático
(seguridad de sistemas).
4. Como comprobar que los votos se han sumado realmente con el resto
(confiabilidad del sistema).
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
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VERÓNICA SANTILLÁN ROSERO
De lo expuesto se constata que las desventajas son más que las ventajas en
este tipo de procesos. Dos de ellas tienen que ver con el conocimiento previo
que deben tener los electores para poder formar parte del proceso. Los llama-
dos analfabetos tecnológicos no estarían en condiciones de ser parte activa en
esta clase de procedimientos electrónicos, si no reciben educación previa. Así
mismo, el desconocimiento de los procesos electrónicos y de sus implicacio-
nes tiene como consecuencia la desconfianza por parte de los sufragantes, en
desmedro de la legitimidad a sus resultados, en vista de todas las dudas que
puede generar en los electores.
En cambio, los conflictos respecto a la secrecía del voto deben ser anali-
zados jurídicamente. Por ejemplo, si el uso de aparatos electrónicos vulnera
los principios consagrados en la Constitución, este tipo de procesos sería in-
constitucional. Se debe buscar un marco jurídico que precautele el principio
del secreto del voto desde el punto de vista técnico.
La Tabla 1 resume las principales ventajas y desventajas del voto electró-
nico. Hay que tomar en cuenta que la confianza en el sistema democrático,
la pureza de las elecciones y la neutralidad de la autoridad electoral son los
puntos esenciales que deben enfrentar los procesos de votación con urnas
electrónicas, para alcanzar su aceptación y legitimidad.
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
Los principios del secreto del voto y de publicidad de los actos electorales son
los dos principios que se encuentran en mayor conflicto con los procesos de
elección popular en los que se implementan urnas electrónicas. Con el prin-
cipio de secrecía del voto se busca garantizar que este sea emitido libremente,
sin ningún tipo de presión por agentes externos, con el propósito de que los
resultados de las elecciones reflejen la voluntad soberana de los ciudadanos.
Por tanto, todo marco legal que regule el voto electrónico debe garantizar
plenamente el secreto del sufragio, para que la vinculación entre el voto y
el votante no sea posible, de tal manera que este principio quede protegido.
El escrutinio público forma parte de la publicidad del sufragio y es una
de las maneras de materializar la publicidad de todo el acto electoral. En el
voto electrónico, la publicidad del sufragio se encuentra restringida, en vista
del control limitado que pueden realizar los ciudadanos dentro del proceso,
como una consecuencia de la falta de conocimiento técnico que poseen, un
hecho que les impide ejercer su legítimo derecho como veedores del proceso.
La complejidad que deben poseer los sistemas electrónicos para poder cum-
plir con todos los requerimientos propios de un proceso de elección popular,
impide que la mayoría de ciudadanos entienda qué sucede con su voto cuan-
do es procesado electrónicamente.
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VERÓNICA SANTILLÁN ROSERO
Dentro del documento presentado por IDEA (2011), una de las desven-
tajas que presentan los procesos de votación con uso de urnas electrónicas es el
limitante de contar los votos físicamente, de modo que se genere un conflicto
con el principio de escrutinio público. Los votos son leídos y contabilizados
por la misma máquina. Así, los ciudadanos no tienen acceso a la lectura y con-
teo de votos y, en consecuencia, se vulnera el principio de escrutinio público.
Cualquier sistema electrónico de votación que se utilice debe garantizar
que la identidad del sufragante quede protegida para evitar presiones y perse-
cuciones. Y también, que el ciudadano común pueda comprobar qué sucede
con su voto, aun cuando este sea contabilizado directamente por la urna elec-
trónica, con el fin de que, si fuere necesario, el voto pueda ser reproducido
para garantizar que haya sido procesado correctamente.
Antecedentes
El TFCA emitió una sentencia sobre voto electrónico el 3 de marzo del 2009.
En este pronunciamiento se resuelve una queja presentada por dos sufragan-
tes: el politólogo Joachim Wiesner y su hijo, el ingeniero en sistemas Ulrich
Wiesner, quienes están en contra de los procesos de votación electrónica
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
que fueron utilizados en las elecciones del décimo sexto Parlamento Federal
(Bundestag), celebradas el 18 de septiembre de 2005.
Los accionantes de este proceso alegan que el uso de aparatos electrónicos
en procesos de elección popular vulnera el principio de publicidad de los pro-
cesos electorales, ya que las elecciones no pueden ser examinadas por los ciu-
dadanos comunes de manera íntegra, como consecuencia de que el sufragante
no posee un conocimiento previo y especializado con relación a los aparatos
electrónicos utilizados dentro de dicho proceso. Adicionalmente, los accionan-
tes manifiestan que este proceso no ofrece las garantías necesarias contra el
fraude ni tampoco una garantía real respecto del principio de secrecía del voto.
El abogado patrocinador de la demanda manifiesta que el sistema que se
ha empleado, así como la mayoría de los sistemas que se han utilizado en el
resto del mundo no son fiables. La demanda se dirige específicamente contra
los sistemas electorales diseñados por la empresa NEDAP de nacionalidad
holandesa, debido a que este sistema no brinda la posibilidad de generar una
comprobación efectiva del destino del voto, en vista de que la misma urna
electrónica es la que emite el resultado y nada asegura que no se haya alterado
su sistema operativo previamente (TCFA, 2009, párr. 2).
Al hablar de la publicidad de las elecciones, así como del escrutinio públi-
co, se debe comprender que los aparatos electorales realizan un conteo auto-
mático de los votos emitidos, de manera que impiden un control por parte de
los ciudadanos, como por ejemplo el que se puede realizar con la impresión
de las papeletas, o del voto emitido en el ordenador (TCFA, 2009, párr. 36).
La demanda está fundamentada en el artículo 38 de la Constitución
alemana (Grundgesetz) que manda:
“Artículo 38.- Los diputados de la Dieta Federal Alemana serán elegidos por
sufragio universal, directo, libre, igualitario y secreto. Representaran al pueblo
entero, no estarán ligados por mandato ni instrucción y solo estarán sujetos
a su propia conciencia.
Tendrán derecho a votar quienes hayan cumplido dieciocho años de edad y
serán elegidos quienes hayan cumplido la edad en que esté fijada la mayoría
de edad legal.
Una ley federal regulará los pormenores de aplicación [cursivas añadidas].”
(Ley Fundamental, 1949, art. 38)
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
los votos y estos no pueden ser escrutados de manera pública como manda
la Constitución de la República Federal Alemana y, así, se limita una parte
esencial de la publicidad del proceso.
Con estos antecedentes, se analizan a continuación los argumentos de
cada una de las partes procesales y los fundamentos del propio tribunal.
El reclamo presentado por parte de los dos recurrentes es contra la Ley Elec-
toral Federal (Bundeswahlgesetz), así como contra el Reglamento Federal de
Aparatos Electorales (Bundeswahlgeräteverordnung), pues estos son los cuer-
pos normativos que permiten el uso de aparatos electrónicos para las elec-
ciones, además de regular la forma de los procesos electorales (TCFA, 2009,
párr. 33). En cambio, el demandado alega básicamente que la utilización de
aparatos electrónicos para el proceso de votación es acorde a derecho (TCFA,
2009, párr. 79).
Principio de publicidad
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“El especial peligro de los aparatos electorales guiados por ordenador consis-
te en que la manipulación de las elecciones puede ser realizada mucho más
eficazmente que en elecciones con urnas. Estas manipulaciones pueden con-
sistir en otorgar los votos a partidos independientes de la decisión del elector,
o repartir [los votos] entre los partidos según una proporción previamente
fijada […].” (TCFA, 2009, párr. 38)
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es que el proceso de control del modelo que realiza el Instituto Federal Físi-
co-Técnico debe ser público (TCFA, 2009, párr. 39).
La relación entre la publicidad de las elecciones y la complejidad de los
sistemas es directa, en vista de que, mientras los ciudadanos no posean los
conocimientos necesarios para velar por el proceso, no podrán validar el
principio de la publicidad de las elecciones.
Argumentos de la defensa
Celeridad
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sar cualquier etapa esencial del proceso electoral, no solo la parte técnica del
conteo de votos, sino todo lo que implica una contienda electoral.
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secuencia que el interés del fabricante en proteger sus secretos comerciales debe
verse pospuesto frente a un principio democrático (TCFA, 2009, párr. 39).
Por lo tanto, por sobre la protección que debe brindar el Estado a la
empresa de fabricantes de las urnas electrónicas de proteger sus secretos em-
presariales, prevalece el interés público, de todos los ciudadanos, de conocer
el sistema que se empleará en las urnas (TCFA, 2009, párr. 60). Es decir, por
la propia trascendencia que implica conformar el órgano representativo más
importante en una democracia (el parlamento), no se puede permitir que
intereses empresariales influyan en la transparencia y control de los procesos
electorales.
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El régimen normativo sobre el voto electrónico debe ser riguroso, ya que este
es el encargado de materializar las disposiciones referentes a los derechos y
garantías consagradas en la Constitución en lo que se refiere a los derechos
políticos en un sistema democrático (Pérez, 2010, p. 555).
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Se puede concluir que, el criterio básico es que toda regulación sobre voto
electrónico debe estar en concordancia con la Constitución, mediante un de-
sarrollo normativo que garantice los principios constitucionales del sufragio
y que brinde a los ciudadanos la confianza de que su voluntad será respetada.
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“Art. 62.- Las personas en goce de sus derechos políticos tienen derecho a un
voto universal, igual, directo, secreto y escrutado públicamente, (…) [cursivas
añadidas].” (Constitución, 2008, art. 62)
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Constitución
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“Art. 19.- De las auditorías externas.- Los sujetos políticos, medios de comu-
nicación, universidades, observadores y organizaciones de la sociedad civil
podrán realizar auditorías técnicas y especializadas. Estas personas naturales
o jurídicas deberán previamente inscribirse de acuerdo al instructivo que el
Consejo Nacional Electoral establezca para el efecto. La auditoría externa
se realizará únicamente a los procesos que el Consejo Nacional Electoral lo
determine.” (RVESD, 2013, art. 19)
De acuerdo con este artículo, las personas naturales o jurídicas que realicen
las auditorias deberán tener un conocimiento técnico y especializado, además
de inscribirse previamente, situación que debilita el derecho de todos los ciu-
dadanos a realizar las veedurías correspondientes de manera independiente.
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
Las posibilidades de que el principio del secreto del voto se vea vulnerado
con un proceso de votación electrónica son más altas que en un proceso
clásico. En efecto, el hecho de que la urna electrónica deberá primeramente
identificar al elector, para posteriormente continuar con el proceso de guar-
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“No existe ningún modelo teórico […] que asegure anonimato, que asegure
integridad y que pueda implementar voto electrónico, lo cierto es que hacer
esto con tanta premura pone en riesgo muchos derechos, […] se debe tener
claro cuál es el problema que se quiere solucionar […] pero el voto electróni-
co apresurado no puede ser más que un nuevo generador de problemas […]”
(Busaniche, 2015).
Otro de los posibles principios que se vería afectado con la regulación del
voto electrónico es el de escrutinio público, en vista de que no hay medidas
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
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Por otro lado, el Ingeniero Fausto Camacho, ex vocal del CNE, mani-
fiesta que en las elecciones realizadas en el año 2014, con urnas electrónicas
en las provincias de Azuay y Santo Domingo de los Tsáchilas, los resultados
no fueron favorables para el partido oficialista, lo que es una muestra de
que la herramienta presta independencia al proceso mismo. Dentro de la
entrevista realizada en el programa Buenos Días, en Radio Visión, con el
periodista Diego Oquendo, el Señor Fausto Camacho manifiesta: “En este
país […] se hace trampa al momento de contabilizar los votos en las mesas,
esa es la debilidad de nuestro sistema de votación […]”.
De lo expuesto, se puede concluir que ni el sistema manual ni el electró-
nico son, per se, uno mejor que el otro. Más bien, si no hay la voluntad de las
autoridades electorales de tomar decisiones con neutralidad y transparencia,
ni de los sujetos políticos a respetar las reglas de juego, ni de los ciudadanos
a confiar en el sistema; no será posible implementar nuevos procedimien-
tos de votación. Y, cuando llegue el momento, esos procedimientos deberán
ajustarse a los estándares constitucionales en materia de garantías del sufragio
democrático.
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LA CONSTITUCIONALIDAD DEL VOTO ELECTRÓNICO
Inicialmente se debe reconocer que una de las ventajas que puede brindar
un proceso de votación electrónica es la celeridad que adquiriría el proceso
electoral en cuanto a la publicación de resultados, en vista de que el conteo
se realiza de manera automática. Con esta puntualización, en la LOEOP:
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Regulaciones reglamentarias
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CONCLUSIONES
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Este libro se terminó de imprimir
el 7 de diciembre de 2016,
en los talleres de V&M Gráficas,
Jorge Juan N32-36 y Mariana de Jesús,
Telf.: 320 1171
Quito - Ecuador