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Trabajo de observación directa en una pizzería en

Cinco Saltos.

Servicio de Mesa

Profesor: Oscar Dunna


Alumno/a: Natalia Cuiña
Institución : Escuela Superior de Cocineros Patagónicos.
Para comenzar con mi relato, primero quiero hacer una breve introducción respecto al lugar que
me tocó observar, haciendo referencia al contexto del mismo. Cinco Saltos es una ciudad muy
tranquila, con escasa oferta del servicio gastronómico, actualmente cuenta con una parrilla-
restaurant, dos pizzerías, un restaurante gourmet, dos cafeterías y varias rotiserías. El lugar que
elegí visitar junto a mi familia es una de estas pizzerías. Su denominación es “El lugar de siempre”.
Tengo que confesar que no es la primera vez que lo visito, y que conozco al dueño del lugar. Esta
pizzería, comenzó siendo una rotisería de minutas, por encargue por teléfono y sin reparto. Con el
tiempo se refaccionó el local de esta rotisería y ahora se puede comer allí.

El miércoles 24 por la noche llevé a mi familia a cenar a “El lugar de siempre” una pizzería ubicada
en la calle Laprida 602 de la ciudad de Cinco Salto, provincia de Rio Negro. Es un local muy pequeño
en una esquina, de una construcción nueva y prolija; que tiene una puerta amplia de dos hojas en
la entrada y dos ventanales grandes con vista uno a cada una de las calles que se intersectan. Al
entrar note la escasa cantidad de mesas que quepan allí, solo 5 mesas para 4 personas que además
son muy pequeñas y que estaban bastante juntas unas de otras. Justo frente a la puerta de entrada,
en la esquina opuesta a la misma se encuentra una pequeña barra de madera, con un equipito de
música y sentadas allí estaban las dos únicas mozas del lugar. Las chicas fueron muy amables y
simpáticas nos saludaron y se nos acercó una en cuento nos sentamos en una de las mesas. Por
cierto solo había dos mesas más ocupadas por una familia numerosa. Presté atención a las mesas;
eran negras de madera, estaban limpias, no tenían ningún tipo de mantel, individual, nada; y
estaban armadas con 4 platos blancos, cuatro copas de agua, los cubiertos (tenedor y cuchillo)
ambos del lado derecho y un servilletero completo de servilletas de papel.

Llegamos 22:15, la moza se nos acercó nos entregó una carta a cada uno, la misma estaba cerrada
y se retiró para que nos decidiéramos. En ese momento observé atentamente la carta, el menú solo
cuenta con una extensa variedad de pizzas, algunas hamburguesas, lomos, variedad de empanadas
y hay una opción del plato del día por el cual hay que consultar cual es. En cuanto a las bebidas sin
alcohol, se trabaja con la línea Coca Cola, Levité, We, etc. Con alcohol, cerveza Quilmes, Corona,
Heineken y vinos. Los postres son solo tres opciones, helados, flan y no recuerdo que más.

Decidimos comer un lomo que compartimos con mi marido y mis hijos pidieron una docena de
empanadas combinadas de pollo, choclo, jamón y queso. A las 22:20 nos tomaron el pedido, nos
trajeron un pocillo de aceitunas para picar mientras esperábamos la comida. Inmediatamente nos
sirvieron las bebidas que nos destaparon en la mesa.

Observé la ambientación del lugar, esta es muy sencilla, las paredes son blancas, los pisos son claros,
hay una lámpara de pie en una de las esquinas, en otra hay una repisa con vinos, un reloj grande en
una pared, en otra de las paredes está a la vista el matafuego. La música me pareció adecuada para
el lugar, se podía apreciar un poco de rock nacional, en un volumen suave. Los baños están en un
pasillo al que se accede atravesando una puerta vai ven de madera que se encuentra en uno de los
lados del local. El lugar estaba muy limpio, tanto en los pisos, las paredes, los vidrios, las mesas, etc.
En esta oportunidad no pasé a los baños pero en otra oportunidad si lo hice y me parecieron muy
limpios y cómodos.

Las mozas no tenían uniforme, estaban vestidas con una blusa de color claro y una de ellas tenia un
jeans y calza la otra. Tenían el pelo recogido y usaban aros y anillos. Ninguna usaba delantal.

A las 22:35 nos sirvieron primero las empanadas y luego el lomo. Primero a los niños y luego a los
adultos. Los platos no tenían ningún tipo de decoración ni presentación, pero particularmente “el
lomo”, era digno de una fotografía que no dudé en tomar. La comida estuvo excelente y en los
platos no quedó nada.

El conclusión con esta experiencia , al lugar vuelvo porque la calidad de la comida es excelente, los
precios son accesible, el servicio de mesa podría ser mejor pero es suficiente y la ambientación es
la adecuada para el tipo de lugar, personalmente en cuanto a este último punto la limpieza es un
punto determinante para mi elección.

La atención es rápida pero tiene que ver con la escases de demanda, son solo 5 mesas; en verano
suelen armarse algunas mesas más afuera, ya que tiene una vereda amplia.

El personal tendría que estar uniformado, al menos con una remera del lugar y un delantal. Tendría
que informarte sobre el plato del día y no esperar a que uno pregunte por él. El asesoramiento del
tamaño estuvo bien porque el lomo se nos advirtió que era para dos personas.
No aclaré anteriormente que en este lugar también se siguen haciendo pedidos por teléfono y
personalmente, sin delivery. Lo que resulta incomodísimo para los comensales que se encuentran
allí, porque entra y sale gente que retira pedidos o los hace; todo en el mismo local. Esto tendría
que estar separado del salón donde se ofrece el servicio de mesa.

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