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Cómo grabar un disco

Guía para bandas independientes

©Agustín Duarte, 2018.

Este ebook tiene copyright de Agustín Duarte y todos los derechos reservados. Si querés empelar alguno de los
textos podés solicitarlo a través del mail: info@soyaudio.com

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Introducción

Todos queremos que nuestras canciones suenen de la mejor manera


posible, que se escuchen como los mejores discos de nuestras bandas favoritas.
Inclusive, ya tenemos en nuestra cabeza, ese sonido que queremos.

Bajar esa idea a la realidad, es siempre el mayor desafío de las bandas


con las que trabajo.

Grabar un disco es un proceso con muchos eslabones, es como una cadena.


Hay que tener especial atención en cada uno de ellos para sacar el mayor provecho
y porque las virtudes y defectos se pasan de eslabón en eslabón.

Ninguna mala grabación va a sonar bien en la mezcla y ninguna mala mezcla


va a ser arreglada en un mastering.

El negocio de la música viene cambiando desde hace veinte años; en la


manera en que la gente escucha música, en cómo la compra, cómo se acerca a su
artista favorito y, por supuesto, en cómo la crea, la produce, la graba y distribuye.

Cada vez más, las bandas se ven en la posición de tener que


autogestionarse.

Una y otra vez, escucho bandas independientes que tienen grandes


canciones y que simplemente suenan mal. No están ni cerca de sonar como
deberían.

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Cuando termina un recital y la banda se baja del escenario o también
cuando escucho sus canciones en la red o nos ponemos a conversar acerca de
cómo fue el proceso de producción, grabación y mezcla, el 90% de las bandas
comenta el hecho común de haberse quedado sin presupuesto o de no haber
conseguido sonar como ellos querían.

Dejame decirte que en el 100% de los casos, se debe a una mala


utilización del presupuesto y no a dinero insuficiente.

Horas y horas de mezcla en un estudio “X” para resolver un problema que se


generó en el estudio “Y” porque a la hora de grabar no se tuvieron en cuenta
aspectos que la banda desconocía. O peor, historias de bandas que compraron
paquetes de horas o promociones y no obtuvieron de ninguna manera el
compromiso y la atención que pretendían para sus canciones (que no olvidemos
que son únicas). Estas son algunas de las historias que comentan las bandas.

Voy a intentar ir desglosando paso a paso cuáles son los problemas o las
cuestiones que deben tener en cuenta las bandas desde el momento en que
están en la sala de ensayo pensando en grabar la canción, hasta el momento
en que tienen la mezcla terminada y están listos para la distribución.

¡Allí vamos!

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1. ¿Por qué debería ir a un estudio de grabación? ¿Cuál es la
finalidad de ir a un estudio de grabación para grabar las
canciones?

Los estudios de grabación significan un costo importante para las bandas


independientes. Si no tenemos en claro la finalidad (¿para qué una banda entra a
un estudio?), esto puede causar discusiones acerca del monto a gastar y si
realmente vale la pena.

Un estudio de grabación es un lugar que está equipado técnicamente


para obtener el mejor sonido de las interpretaciones de los músicos. Tiene una
sala aislada de los ruidos del mundo exterior e inclusive tiene salas adentro de salas
para no que no haya interferencias entre los instrumentos de los músicos (por
ejemplo, para aislar la batería del resto de los instrumentos de la banda) y una
acústica pensada para que los instrumentos suenen bien. También cuenta con un
surtido de micrófonos de distintas utilidades y preamplificadores que tienen
determinadas características.

Estoy seguro de que si sos músico, en este momento debés estar


pensando en que no tenés ni idea de qué instrumento va en cada micrófono,
qué diferencias hay entre los preamplificadores o qué sala es mejor para
grabar cada tipo de instrumento. Y eso está perfecto… si no sos una banda
autogestionada.

Pero no te estreses. Vamos a ir viendo, paso a paso, todo lo que tiene que
tener en cuenta la banda a la hora de ir a un estudio de grabación.

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2. ¿Cuándo es el momento de ir a un estudio de grabación?

Estamos de acuerdo en que la grabación de las canciones implica un


desembolso por parte de la banda, es una inversión y como tal tiene que
realizarse en el momento adecuado.

El único momento en que una banda debe grabar es cuando suena


perfecto.

Tradicionalmente, las bandas alquilaban por meses un estudio de grabación.


Mucho de lo que hoy se hace en las salas de ensayo se hacía anteriormente en un
estudio de grabación. Tenían horas y horas para experimentar y ensayar y probar
un arreglo, un micrófono, un solo o lo que fuere. Muchas canciones legendarias
fueron compuestas dentro de un estudio de grabación.

La vida de las bandas independientes es bastante distinta porque para


poder pasar un día en un estudio de grabación se tiene que contemplar la agenda
laboral de sus integrantes, o hacerse durante el fin de semana o bien sus
integrantes se tienen que pedir el día en sus trabajos.

Y no nos olvidemos de que el presupuesto con el que cuenta una banda hoy
no es ni el 5% de lo que se gastaba hace treinta años (un primer disco de banda
como fue Appetite for Destruction de Guns and Roses costó aproximadamente
USD 370.000).

En el estudio vamos a grabar a la banda y a sus temas en su mejor


momento.

Las estructuras de los temas, la instrumentación, los solos, los coros, todo
tiene que estar definido antes de entrar al estudio.

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No me malinterpreten: la música es algo dinámico y creativo pero ir a un
estudio con muchas cosas abiertas y sin definir va a dar como conclusión
mayor cantidad de horas necesarias adentro del estudio, lo que impacta en el
presupuesto, que es justamente lo que las bandas usualmente no tienen. En
general, terminan grabando menor cantidad de temas de los que se habían
propuesto o peor aun, terminan con grabaciones incompletas que duermen en un
disco rígido hasta que consiguen mayor presupuesto.

Esta es una frustración que se puede evitar haciendo una buena


planificación y teniendo los temas ensayados y sonando.

Lo que yo aconsejo es no tener que utilizar más de tres tomas por tema.

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3. Grabar un demo

Grabar un demo es una de las cosas que más fuertemente aconsejo a las
bandas.

El demo es un simulacro de grabación, en donde se pueden probar


arreglos, sonidos, efectos y escucharlos en contexto. Además, es muy barato
de realizar.

El demo es el piso de calidad de las canciones, todo lo que salga del


estudio de grabación debe ser mejor.

Es una herramienta valiosísima que le sirve a la banda para determinar si la


canción está funcionando o no, tanto a nivel artístico como a nivel técnico. El demo
pone a los miembros de la banda en un buen ejercicio de una situación real de
grabación. Se pueden dar cuenta de si se equivocan o no, de si tienen buen feeling
grabando juntos, o de si les conviene más grabar los instrumentos separados.

Hay muchas salas de ensayo que por un extra muy pequeño te graban el
ensayo en multi pista y allí uno puede experimentar con las canciones.

No hay que preocuparse en este momento de la calidad sonora, ni qué tipos


de micrófonos se utilizan. Hay que grabar con lo que tiene la sala de ensayo en ese
momento.

Otra forma de grabar un demo es con instrumentos virtuales. Usualmente,


se pueden hacer bases de baterías electrónicas para probar arreglos o melodías de
voces, decidir si incluir o no un teclado, etc. Esto tiene un pro y un contra. La contra
es clara, no sabemos si el baterista se acopla bien con el resto de la banda, si están
ajustados, si suenan bien. A favor tiene que, al haber una tonelada de instrumentos
virtuales, estos vienen con presets que son muy precisos en cuanto al tipo de

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sonido que van a entregar (si el preset se llama 80´s dry ya sabemos qué nos
espera...).

Esto nos puede ayudar a tomar decisiones respecto del sonido que estamos
buscando, ya sea para alquilar instrumentos y/o amplificadores de guitarra y bajo o
para transmitírselo al profesional con el que la banda va a trabajar en el estudio de
grabación.

Es muy distinto ir a un estudio de grabación sin nada, que llegar con un


demo de las canciones y una idea precisa y con referencia del sonido que
estamos buscando dentro del estudio.

Primero que nada, da una imagen de profesionalismo y lo más importante,


le da un marco y un norte al personal del estudio de grabación que va a
trabajar con la banda.

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4. Uso del metrónomo: ¿sí o no?

Este es un tema conflictivo.

Aquí no voy a hablar de si es mejor o peor, si corta el groove, si mata el


feeling o si ordena el tempo. Esa conversación la tendremos en otro ámbito.

Aquí les voy a contar las ventajas técnicas que tiene grabar con un
metrónomo y cómo hacerlo puede abaratar CONSIDERABLEMENTE el costo de la
grabación de un disco.

Además, al mantener el tempo constante, el metrónomo nos permite poder


intercalar entre distintas tomas.

Vamos a tomar como ejemplo una batería (que es el instrumento más


obvio).

Si grabamos el instrumento sin metrónomo, la toma debe ser perfecta, no


debe tener ni un solo error, tanto técnico (todo debe estar sonando como
pretendemos) como de ejecución.

Los humanos tenemos variaciones, digámosle naturales del tempo, que sin
una referencia constante suele hacerse mayor.

Si queremos usar la introducción de la toma 2 pero el estribillo de la toma 1


y la coda de la toma 3, sin metrónomo resulta IMPOSIBLE.

Quiero remarcar una vez más que no estamos hablando de la precisión del
baterista, en este caso, o de cualquier otro músico con respecto al metrónomo.
Estamos hablando de las ventajas técnicas, las posibilidades creativas y de las
opciones que nos abre y de cómo esto nos puede ayudar a abaratar costos.

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Al no usar un metrónomo cancelamos definitivamente la posibilidad de
incluir en nuestras canciones, pistas, o una máquina de ritmo.

Las computadoras tienen un ritmo constante. A no ser que les digamos que
hagan lo contrario, no lo bajan ni se pierden.

Si nosotros intentamos incluir tomas nuevas luego de que la banda grabó


sin metrónomo, será una cuestión prácticamente imposible. No habrá manera de
ponerlas a tempo con la grabación y tendremos que desechar las tomas realizadas
en el estudio.

Grabar sin metrónomo no nos da la posibilidad de arrepentirnos (si está


bien o mal es otro tema). Una vez que elegimos una toma de batería, nos tenemos
que quedar con esa durante todo el proceso, no hay posibilidad de intercalar o
editar distintas tomas y créanme que hay cosas que el día de la grabación se nos
pueden pasar y con oídos frescos se escuchan al día siguiente.

Si elegimos utilizar el metrónomo, eso les da la posibilidad a todos los


miembros de la banda de ensayar “en sus casas”. Si programamos una batería
electrónica con las partes del tema, independientemente de que suene robótico y
no tenga el feel humano, ésta tendrá el mismo tempo que estará siguiendo el
baterista en la grabación.

Eso es un plus, porque la banda estará precisa como un reloj y podrá lucirse
en el estudio.

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5. ¿Cómo puede el metrónomo ayudarnos a ahorrar dinero?

El alquiler del estudio cuesta un dinero variable, entre otras cosas,


debido al equipamiento, al tamaño de la sala o la cantidad de canales
simultáneos que puede grabar.

Si nosotros tenemos un presupuesto ajustado vamos a poder acceder a


estudios con opciones acotadas. Estos, por lo general, nos permiten grabar entre
12 a 16 canales simultáneos, lo que en principio parecería más que suficiente para
grabar a una banda típica de cuatro o cinco integrantes, pero a medida que
avancemos veremos que no es tan así.

También puede pasar que el estudio cuente con la cantidad suficiente de


canales pero que no tenga 16 preamplificadores de la misma calidad o bien tenga
poca cantidad de ciertos micrófonos y entonces tengamos que comenzar a elegir y
priorizar a qué instrumento los vamos a asignar.

Al utilizar un metrónomo, podemos grabar de a un instrumento por vez


(como opción más extrema) porque no solo podemos elegir entre distintas tomas,
sino que, como todos los integrantes de la banda siguen la misma referencia,
podemos grabar en distintos estudios y en el orden que nosotros queramos.

Supongamos que tenemos presupuesto para costear un estudio de ocho


canales (un estudio chico) pero que tiene ocho buenos micrófonos y una buena
sala. Si se graba con metrónomo, lo que se puede hacer es grabar un día las
baterías (con el bajista y el guitarrista o tecladista tocando como referencia si se
quiere), editar la batería con las tomas de cada tema que nos gustó, incluso ir
haciendo una mezcla de referencia para ir teniendo el feeling del sonido final del
disco y dársela a los distintos músicos para que ensayen en su casa ya con eso.

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¡Estarían ensayando con la batería final del disco!

Con esa batería editada a la perfección (aclaro que esto sería fuera del
estudio de grabación; hay estudiantes de la carrera de sonido que realizan este tipo
de trabajos con muchísimo gusto y a un precio muy razonable e infinitamente
menor del que pagamos en un estudio de grabación ) ya no necesitaríamos volver
al mismo estudio con su sala excelente de acústica y sus ocho canales con ocho
buenos preamplificadores y ocho buenos micrófonos.

Podríamos ir a uno que tuviera cuatro buenos micrófonos, supongamos (y


estaríamos siendo generosos) con cuatro buenos preamplificadores y con una sala
que tuviera una acústica simplemente decente. Realmente, no necesitaríamos más
que esto para grabar guitarras o bajos con calidad profesional.

¿Cuánto dinero menos se imaginan que les costaría alquilar un estudio


de cuatro canales?

Todo esto está habilitado, en gran parte, por el uso del metrónomo.

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6. Buscar referencias

Por lo general, durante el proceso de grabación del demo, la banda


comienza a tener conversaciones acerca del tipo de sonido que está buscando.
Más allá de que siempre tiene que estar habilitada la opción de la prueba y la
experimentación, una gran ayuda es la de buscar referencias.

Todos queremos que nuestros temas tengan nuestro sello que es


especial y es único, pero eso no quiere decir que no tengamos como punto de
partida el sonido de otras bandas.

Tanto técnica como artísticamente, este es un buen ejercicio: hace que los
músicos tengan un norte, puedan investigar cómo consiguió tal o cual referente su
sonido y, lo más importante, comiencen a relacionarse e interactuar con equipos y
profesionales que los van a ayudar a llegar a ese destino y así terminar de elegir el
perfil del estudio que van a utilizar para grabar.

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7. Comenzando a elegir el estudio donde grabar

No todas las bandas tienen el mismo tiempo de maduración al


momento de entrar a grabar a un estudio.

Y no tiene que haber ninguna culpa ni ninguna vergüenza en admitir esto,


no es lo mismo entrar a grabar un primer EP que un tercer disco.

Es en esta etapa, que las bandas se tienen que plantear en qué momento
están y elegir cuál es la mejor opción para ellos (que no siempre es la más cara).

Conozco muchas historias de bandas que se gastaron hasta lo que no tenían


en su primer disco, y simplemente por falta de experiencia, gran parte de ese
presupuesto no pudo ser aprovechado. Gran parte del presupuesto se le fue en
parches para arreglar errores que la experiencia (¡y este ebook!) brinda para no
repetirlos. Sumado a la frustración de tener como resultado a sus preciadas
canciones sin sonar como ellos se imaginaban y encima con los bolsillos vacíos…

Entonces ¿estás por hacer tu primera experiencia en un estudio de


grabación? No apuntes a grabar en el mejor estudio de tu ciudad, o por lo
menos, no todavía.

Hay estudios excelentes por precios medios, o estudios no tan de excelencia


a los que, con una buena planificación, se les puede sacar el jugo.

Usá el presupuesto en investigar y entender el proceso de cómo es que se


logra el sonido que estás buscando en vez de gastar el dinero basándote en el
eslogan de “la mejor consola, los mejores micrófonos, los mejores monitores”.

Es preferible pasar más tiempo en un estudio de grabación de un precio


moderado que estar estresado contando los minutos (que creeme que vuelan)

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en un estudio premium. Rodeate de profesionales que sepan interpretar lo
que estás buscando.

Dicho esto, vamos a ir desmenuzando la filosofía que yo uso cada vez que
me preguntan qué estudio elegir o dónde grabar.

 ¿Qué tipo de música hacés?

Esto es muy importante porque el estilo de música va a determinar


el perfil del estudio que vas a elegir.

Chamamé, rock, música electrónica son estilos que no necesitan que el


estudio tenga las mismas cosas.

Si quieren lograr un sonido moderno, lo más probable es que no usen


micrófonos valvulares ni salas de grabación grandes o con acústicas cuidadas.

Si quieren tener un sonido más cercano al rock clásico es probable que se


inclinen a elegir estudios con mesas analógicas, con preamplificadores clásicos, con
salas grandes cuyos ambientes sean grabados por micrófonos de cinta.

De nuevo, es más fácil para los profesionales que trabajan en los estudios de
grabación y para los ingenieros de mezcla conseguir el sonido que la banda está
buscando si se tiene un punto de partida sólido.

Es imposible poder abarcar aquí todos los géneros musicales y los


elementos que deberían ser tenidos en cuenta a la hora de entrar a grabar a un
estudio. Lo que propongo es dar algunos lineamientos generales que los ayuden a
saber adónde tienen que apuntar.

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 Instrumentos acústicos vs instrumentos amplificados

Si tu banda está conformada principalmente por instrumentos acústicos


(con acústicos me refiero a instrumentos que no necesariamente se conectan a un
amplificador, léase, violines, chelos, trombones, arpas, timbales, flautas, bombos
legüeros, pianos y similares) siempre, siempre, siempre lo mejor es elegir un
estudio con una sala con acústica medida y cuidada.

Este tipo de instrumentos “interactúa” con la sala y suena de manera distinta


si cuenta con el espacio físico y el tratamiento acústico necesarios.

Por lo general, los estudios consagrados (que lamentablemente son los más
caros) cuentan con este tipo de salas (acompañados de una gran consola y gran
surtido de micrófonos).

Afortunadamente, también existen otros estudios que se dedican a grabar


este tipo de instrumentos y que no son tan caros porque, si bien no tienen una
consola Neve o SSL, cuentan con una muy buena sala y personal con la experiencia
y el conocimiento para sacarle todo el jugo.

Que no haya incluido la batería no es una casualidad. La batería es un


instrumento compuesto de muchos instrumentos. El tambor, el bombo, el hihat
son todos instrumentos separados pero que se tocan todos juntos. La clave aquí es
definir qué tipo de sonido (y qué género) busca la banda.

Hay grandísimos discos en los que la batería se grabó con tres


micrófonos. Y hay otros géneros que necesitan sí o sí utilizar una técnica de close
miking (poner un micrófono por cada componente de la batería) como por
ejemplo el heavy metal y todos sus subgéneros. Aquí, queda en manos de las
bandas definir su objetivo sonoro e investigar más o menos cómo se grabó tal o
cual disco.
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De este tipo de cosas se encargan los productores e ingenieros de
grabación. No los mencioné hasta ahora porque no todas las bandas tienen el
presupuesto para contratar este tipo de profesionales y la idea de este ebook es
que las bandas puedan tener una hoja de ruta para saber qué hay que tener en
cuenta para conseguir ese sonido que están buscando.

Son dos los elementos que sí o sí deben considerar:

a) Tener un profesional que esté velando por el objetivo sonoro de la banda.


Eso les saca mucho peso de los hombros a sus miembros y también les permite
entrar más relajados al estudio pensando únicamente en concentrarse en su
performance y hacer el mejor papel posible.

b) Lo otro que hay que tener en cuenta es que si se erra el enfoque de cómo
se graba un instrumento, volviendo al ejemplo anterior, grabar algo con tres
micrófonos cuando el planteo necesario era de close miking o viceversa, no tiene
arreglo. Todo lo que viene luego, es una bola de nieve de parches y más parches
para intentar corregir ese error.

Dicho esto, si sos una banda de pop moderno, vas a necesitar un sonido
bien procesado y bien nítido de la batería. Esto se consigue teniendo grabaciones
de los cuerpos de la batería bien aislados entre sí, para luego poder reemplazarlos
con muestras. Probablemente, no necesites la toma de ambiente de los mismos.

En estos casos, yo optaría por elegir un estudio con una sala normal, ni muy
grande ni muy chica, que me permita grabar tanta cantidad de canales como
cuerpos tenga la batería… y no mucho más (después hablaremos de los
micrófonos). Aquí, la acústica nos tendrá sin cuidado.

Ahora, si el estilo de tu banda es más de rock estilo 70s, sí vas a necesitar


una sala que te acompañe, ya que este estilo de música siempre se caracterizó por
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tener sonidos muy ambientales de la batería. De hecho, las baterías son de cuerpos
grandes (especialmente platillos y bombos) y grabar en una sala chica o con
mucho rebote haría que nunca encontremos exactamente el sonido que estamos
buscando.

Y tampoco necesitamos que estén microfoneados todos los cuerpos de la


batería ya que en esa época no existían estudios con más de dieciséis canales y la
banda, por lo general, grababa toda junta.

Otra opción es que queramos emular el sonido de las bandas indies que
están siendo muy populares en estos días. Estas, a decir verdad, se las ingenian con
lo que tienen a mano. Muchas graban en estudios con salas muy chicas (garajes
directamente) y con pocos micrófonos, cuatro o cinco, no más, con lo que casi
cualquier estudio nos vendría bien.

Espero que ya puedan empezar a ver cómo el tomar las opciones correctas,
ayuda a conseguir paso a paso, el sonido que buscamos sin gastar en lo que no
necesitamos.

Por otro lado, si lo que van a grabar son secciones de guitarras criollas,
españolas, acústicas o la voz misma del cantante, no es necesario una sala muy
grande, con una sala chica que tenga difusores o amortiguadores acústicos que
permitan que no haya eco en las tomas, alcanza y sobra.

Hay historias de grandes bandas que graban ese tipo de instrumentos


directamente en el control room donde se monitorean las grabaciones.

Para terminar, una pequeña mención al tamaño de la sala. Aunque parezca


una obviedad, lo quiero mencionar. Si la banda llega a la conclusión de que el
mejor curso de acción es grabar todos juntos, o grabar una sección de

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instrumentos de esa manera, la sala del estudio debe tener un tamaño que les
permita entrar a todos y grabar con comodidad.

Y esto es independiente de la acústica.

A la hora de elegir el estudio donde grabar, además de considerar el tipo de


música y de instrumentos, también se deben tener en cuenta estos otros
elementos:

 Los micrófonos y preamplificadores

Esto es difícil de determinar para una banda porque, a diferencia de los


técnicos, solo comienza a tomar en cuenta este aspecto una vez que comienza a
familiarizarse con el proceso de grabación, cuando la banda ya tiene la experiencia
de haber grabado su instrumento con tal o cual micrófono. Esto ocurre
especialmente en el caso de los cantantes.

Como decía antes, no puedo ir pasando uno por uno todos los micrófonos que
existen para cada instrumento pero aquí la idea es saber cuál es el perfil y el sonido
que está buscando la banda.

De nada sirve ir a un estudio que tiene un surtido amplio de micrófonos si


nosotros sabemos que necesitamos uno en particular.

Probar micrófonos y ponerse creativos está bien, siempre y cuando sea la


frutilla de la torta y ya tengamos en el bolsillo un material que nos sirva.

A lo que voy es que hay estudios que se promocionan por tener micrófonos
vintages, de cinta, que obviamente salen bastantes miles de dólares, pero la
pregunta es ¿el sonido que tenés en la cabeza, lo necesita?

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Volviendo al punto anterior ¿ese estudio tiene también un gran preamplificador
y una sala con una acústica hermosa?

Por lo general, yo recomiendo hacer inversiones en este tipo de estudios


cuando el instrumento a microfonear es analógico: un gran piano, una flauta, una
sección de violines, instrumentos que, como vimos antes, interactúan con la sala. Es
en esos casos en donde vale la pena tener un micrófono sensible que nos pueda
entregar el detalle de hasta los sonidos más sutiles.

Si el estudio donde estamos lo tiene, bienvenido y probemos cómo suena, pero


quizás te sorprenda lo bien que suena un amplificador de guitarra con un Shure sm
57, o con un micrófono de menos de 300 dls.

Realmente, apuntar a grabar un amplificador de una guitarra distorsionada con


mic de cinta ambiental es algo muy lindo de hacer pero muy probablemente
tengamos que descartarlo a la hora de utilizarlo en una mezcla.

Un micrófono carísimo no es garantía de un sonido increíble.

Un micrófono tiene colores y características particulares que pueden ser


aprovechadas. Aquí no les voy a decir que no me encanta grabar con micrófonos
Newman, pero si vas a grabar un ampli de bajo, quizás puedas reemplazarlo con
algún micrófono que se encuentre más comúnmente en los estudios de grabación
como un beta 52 de la marca Shure o un d-112 de AKG. Vas a lograr un gran
sonido y quizás puedas utilizar ese extra del presupuesto en tiempo dentro del
estudio o en horas de mezcla para darle ese toque final.

Lo mismo va con los preamplificadores. Con los “pre” a mí me pasa lo siguiente:


es “sí” o es “no”. Pagar un estudio porque tiene un preamplificador X, sinceramente
no vale la pena, salvo que tengamos experiencias previas y sepamos qué es
exactamente lo que estamos buscando.
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Pongo ejemplos.

Si vamos a un estudio que tiene una consola medio pelo a grabar una batería y
nos dicen, “tenemos dos preamplificadores excelentes, usémoslos para el bombo y
el redoblante”… paso, gracias.

Prefiero que me cobren menos por el valor de la hora de un estudio y tener un


“sonido parejo”. ¿Se acuerdan de que dijimos que el disco es como una cadena con
eslabones? En el mundo del sonido se dice que la cadena de audio es tan
fuerte como su eslabón más débil, de nada me sirve tener dos buenos
preamplificadores si los demás son medio pelo.

Ahora, si voy a grabar con una buena consola, que tiene en todos sus canales
buenos “pres” y encima el estudio tiene otros preamplificadores a disposición, que
son distintos y no mejores, bueno, ahí sí me gustaría probarlos o si ya estoy
familiarizado con lo que me van a entregar, usarlos. Son elementos que van a dar
color pero no van a sumar calidad.

El mundo de los preamplificadores puede ser engañoso para los músicos que
no están todo el tiempo usándolos. Si la diferencia entre el pre “A” y el “B” es
sutil, vayan siempre por la opción más barata.

Si el estudio no tiene preamplificadores externos de calidad, fíjense que tenga


una buena consola (marcas como Neve, SSL, API nunca les darán malos resultados).

Y recuerden lo de los eslabones, un gran micrófono con un gran pre, en una


sala con mala acústica es tirar plata a la basura.

Y no tengan miedo en no saber distinguir si un preamplificador es bueno o


malo. Por suerte, la diferencia es muy evidente. Los malos preamplificadores
necesitan mucha ganancia para que el instrumento se grabe con un nivel

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aceptable y enseguida se empieza a escuchar ese “hiss”, ese ruido a aire que sale
por los monitores. Eso queda grabado y en la mezcla es imposible de sacar sin
comprometer la definición del instrumento que se está mezclando (para sacar ese
ruido se toca muchísimo el timbre del instrumento).

Si el instrumento se escucha bien del otro lado de los monitores, pues es un


micrófono y un pre que les sirve, no les den más vueltas, los micrófonos no hacen
milagros y los pre tampoco, simplemente reproducen de manera fiel lo que suena
del otro lado de la pecera.

A continuación, les voy a dejar un pequeño listado de micrófonos que son


los que no pueden faltar y en qué situación se utilizan. La idea es que los ayude
como punto de partida. Y cuando se sienten a planificar una grabación, puedan
considerar cuántos de estos micrófonos van a utilizar al mismo tiempo y si el
estudio que van a contratar los tiene disponibles.

 Shure sm 57

Lo van a encontrar en casi todos los estudios porque es un mic muuuuuy


barato y que suena muy bien en distintas aplicaciones.

Es muy común encontrarlo en redoblantes, amplificadores de guitarras,


vientos, guitarras españolas y voces (es tan versátil que algo seguro se me escapa).

 Shure sm 58

Es el micrófono más utilizado en el mundo, generalmente para voces, y para


sorpresa de más de uno, es el mismo micrófono que el sm 57, lo único que cambia
es el cartucho que envuelve la cápsula y lo hace más fotogénico, con lo que si un
estudio no tiene suficientes 57 usen 58 que es lo mismo, y viceversa.

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 Shure Beta 52

Este mic es muy utilizado para microfonear amplificadores de bajo, bombos,


toms de piso, e inclusive amplificadores de guitarra que busquen buen contenido
de graves.

Es un mic que viene en el kit para baterías que vende shure, con lo que es
muy, muy común y económico y consiguen un sonido súper decente.

 Shure sm 7b

Este no es tan común de encontrar, pero tampoco es una rareza. Es un gran


micrófono para grabar voces.

 Shure sm 81

Lo van a ver, por lo general, en las fotos de los bateristas arriba del
escenario, son micrófonos muy comunes de encontrar en los estudios y son
utilizados para overheads de batería, hihats, violines, guitarras acústicas y algunos
hasta los utilizan para amplificadores de guitarras muy pequeños.

 AKG D-112

Es la competidor de AKG para el Shure beta 52. Elegir entre uno u otro ya es
una cuestión de gustos y tienen las mismas aplicaciones.

 Electrovoice RE20

Otro que no es tan común de encontrar pero es posible. Lo recomiendo para


usos similares al Shure sm 57 pero tiene mayor sensibilidad en las bajas
frecuencias. Tengo que confesar que es uno de mis favoritos.

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 Senheisser MD 421

Creo que debe ser el micrófono que más veces vi usar en el mismo
instrumento, los toms, no son excesivamente comunes de encontrar pero si estás
planeando grabar baterías y hay tres de estos, ya sabés que tenés cubiertos los
toms.

También se utilizan para amplificadores de guitarras con gran contenido de


graves, bajos y metales bajos como trombones.

 Shure beta 58

Vamos a suponer que están muy ajustado de presupuesto y no pueden


alquilar un estudio con al menos un buen micrófono de condensador de diafragma
grande para las voces. En ese caso, yo buscaría entonces usar uno de estos porque
suenan muy bien para lo que son, una revisión del clásico sm 58.

A continuación, detallo algunos de los micrófonos que encarecen el precio


de un estudio sustancialmente pero que recomiendo tener, por lo menos uno de
estos, a disposición en las sesiones de grabación, ya sea para un redoblante, una
guitarra acústica o lo más importante, para las voces.

 AKG 414

Es un micrófono de condensador multipatrón excelente, que puede usarse


en prácticamente cualquier instrumento y va a darles un sonido de calidad con
mucho aire, claridad y detalle. Pueden inclusive usarlo para grabar una sección
entera de instrumentos acústicos ya que puede ser utilizado como omnidireccional.
Se van a sorprender de los resultados.

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 Newman u87

Este es EL micrófono utilizado en voces. Es de esos que no van a encontrar


en estudios económicos, pero no me mal interpreten, no es necesario utilizar uno
de estos para obtener una buena toma de voces, pero si su estudio tiene uno de
estos… derechito al cantante.

 Coles 4038

Este es uno que no se ve todos los días, pero si ya tenés identificado que
estás buscando sonido de micrófono de cinta, deberías buscar este micrófono.

Alternativas baratas a estos mics: si no podés afrontar el gasto de los


estudios con estos mics, acá te dejo algunas alternativas decentes.

 Audio Technica AT2035

Este es un micrófono condensador de diafragma grande de los baratos. Si


no llegan a poder costear un estudio con los micrófonos de aquí arriba, esta es una
buena opción para reemplazarlos y tiene las mismas aplicaciones.

 Blue Microphones Bluebird

Este mic está muy de moda y la verdad es que suena bastante bien.

 Backline

A esta altura, ya estamos en un punto en el que nuestra preselección de


estudios seguramente se haya reducido de manera considerable. Sabemos lo que
buscamos y por ende qué es lo que necesitamos del estudio donde vamos a

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grabar: el backline es un elemento que realmente nos puede hacer la diferencia a la
hora de inclinarnos por un estudio u otro.

Muchas veces, al entrar a grabar sabemos que existen ciertas combinaciones


entre micrófonos, equipos e instrumentos que suenan de cierta manera y que
pueden ser, exactamente el sonido que estamos buscando o por lo menos, un gran
punto de partida.

Los estudios de grabación, por lo general, ofrecen dentro de su presupuesto (o


por algún adicional que nunca es mayor al 30% del valor de una jornada completa)
el uso de su backline. Para los que no estén familiarizados con el concepto esto
incluye, teclados, amplificadores, piano, baterías (por lo general no están incluidos
los platillos), pedales y hasta puede ser que distintos tipos de guitarras y bajos.

Entonces, si sabemos que el sonido que estamos buscando se logra utilizando


un Hammond (pongo este ejemplo porque hay un estudio ultra famoso que tiene
uno) y realmente es muy importante, o si realmente consideramos que el VST del
Hammond no logra el sonido que estamos buscando, pues es una buena inversión
elegir dicho estudio (siempre y cuando cumpla con todos los puntos que vinimos
enumerando anteriormente).

También nos puede pasar que necesitemos un piano de media cola, o un


modelo en particular de batería que tiene un estudio: es una muy buena idea
decantarse por estudios que tengan este tipo de opciones ya que por un
porcentaje del costo del estudio, la banda se evita pensar en alquilar el instrumento
y trasladarlo. Además, los técnicos del lugar tienen mucha experiencia trabajando
con ese instrumento con lo que van a tener consejos valiosos a la hora de grabar y
de como “hacer sonar” al instrumento, sin contar con que si al instrumento le pasa

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algo, los encargados de repararlo o reemplazarlo van a estar a pasos de donde está
la banda.

 Alquilando instrumentos

Ya dijimos que el proceso de grabar un disco es tan fuerte como su eslabón


más débil. De nada sirve elegir cuidadosamente todos los medios para obtener un
sonido profesional, si el instrumento con el cual se está tocando es de mala
calidad, o por lo menos no está al nivel de lo que se está buscando.

El mejor micrófono, en el mejor estudio, con la mejor consola, tiene como


techo de calidad, el sonido que ofrece el músico.

Lo que lograremos al grabar un instrumento de mala calidad es un gran sonido


de lo malo que es el instrumento.

Entonces, no es descabellado (ni tampoco increíblemente caro) alquilar


instrumentos. Hay gente que se dedica a acopiar instrumentos para alquilarlos por
jornadas.

Tampoco es extraña la situación en donde por ejemplo la banda sabe que el


sonido que está buscando se logra con una Gibson les Paul con cabezal Marshall
valvular y una caja Orange (por poner un ejemplo entre miles) que es una
combinación muy poco común de encontrar como backline en un estudio.

Ir a grabar contando con este set up, les va a dar un mensaje muy claro a los
ingenieros de grabación y luego de mezcla de cuál es el sonido que se pretende.

Entonces, si están buscando un sonido de una batería Mappex Storm, no


busquen conseguirlo grabando una Ludwig Oyster. Consideren cuán importante es

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el sonido de ese instrumento para el sonido de la banda y busquen alternativas. Si
no encuentran ninguna que les satisfaga, alquilen el instrumento.

Créanme, si intentan hacer esto en postproducción, lo que va a ser casi


imposible, la conclusión serán horas y horas gastadas para conseguir un sonido
parecido y un presupuesto mayor al que hubieran gastado alquilando el
instrumento.

 Los doctors

¿Escucharon hablar alguna vez de los “doctors” (drum doctor, guitar doctor, key
doctor)? Son profesionales que pueden ser contratados para sesiones de
grabación, encargados de asesorar a la banda para conseguir el sonido que está
buscando. Por lo general, están presentes durante toda la sesión de grabación,
prestándole atención a las condiciones de los instrumentos, afinación, sonido, etc.
Muchos de ellos llevan los instrumentos y los equipos necesarios para conseguir el
sonido buscado.

Por ejemplo, si sabemos qué sonido de batería buscamos, contamos con el set
completo, pero no queremos el mismo sonido de redoblante durante tal o cual
tema, o no tenemos ni idea acerca de la afinación del instrumento o de su tensión,
para esto podrá servirnos el doctor.

En el caso de los drum doctors, entre toma y toma, entran a la sala a medir
tensiones, afinar parches y, por lo general, cuentan con un surtido de cuerpos de
batería para probar colores y sonidos.

Si existe la posibilidad, yo lo recomiendo muchísimo, pero no para una banda


que está haciendo sus primeros pasos en un estudio de grabación.

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Estos profesionales son los que pueden ayudarnos a llevar nuestro sonido a
otro nivel, y si consideramos el valor del asesoramiento, el transporte hasta el
estudio y la utilización de los equipos e instrumentos, no son una opción a
descartar de plano.

 Formando equipo: productores e ingenieros de grabación

Hasta aquí vimos los puntos fundamentales que tiene que considerar una
banda antes de pisar un estudio de grabación.

Sin embargo, no quiero dejar de decir algo en lo que creo ciegamente: los
grandes discos surgen de grandes equipos de trabajo.

Quien se encarga de casi todos los aspectos que estamos hablando aquí, es
el productor musical.

El productor es un profesional que ayuda a la banda a transformar sus


canciones en grandes canciones. Desde el punto de vista artístico, los ayuda con
los arreglos, la estructura, la melodía. Muchas veces sirve como elemento externo
que tiene una visión más periférica y práctica para sacar el “ruido” de las canciones
y hacer foco en eso que las hace grandes.

Pero inclusive si la banda no tiene intención de abrir la participación de


otros en este aspecto, cosa que yo nuevamente no recomiendo, el productor
puede ayudar a organizar de manera efectiva el presupuesto de una banda a la
hora de entrar a grabar al estudio.

El productor conoce los estudios porque son su oficina. Sabe qué tienen,
qué no y en qué condiciones (muchas veces antes de cerrar con un estudio se van
a visitarlo a ver las instalaciones).
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Los productores conocen cuál es la cadena de equipos para conseguir un
sonido determinado y si no la conocen, son los encargados de averiguarlo o buscar
a alguien que lo sepa hacer.

Por supuesto, acceder a productores de renombre para las bandas que están
arrancando es imposible. Pueden llegar a cobrar un monto similar a la totalidad del
valor del estudio de grabación, la mezcla y el mastering. Muchos eligen con qué
bandas trabajar, que por lo general no suelen ser las que graban un primer disco.

Hay muchísimos profesionales que tienen otra metodología y cobran un


porcentaje por encima del monto total del valor de la producción a realizar.

Incluso, cientos de estudiantes o autodidactas están dispuestos a trabajar


con bandas por un monto mucho menor y hasta gratis para hacer la experiencia.

No sería una mala idea incluir un profesional antes de entrar a grabar; el


productor acompaña, aconseja y revisa prácticamente todos los aspectos que
vimos aquí y puede ayudar a sacarle mucho peso de los hombros a la banda para
que ésta se dedique a componer y tocar.

Si no hay suficiente presupuesto, una muy buena opción es incluir un


ingeniero de grabación propio y llevarlo al estudio donde se eligió grabar.

Todos los estudios tienen técnicos capaces y son asignados por grilla para
cubrir los horarios en los que el estudio graba.

Pero por mejor buena voluntad que tenga dicho técnico, no conoce a la
banda, ni la acompañó en el proceso de encontrar el sonido que buscaba.

Ir a grabar acompañados de un ingeniero de grabación contratado por la


banda es contar con alguien que sabe todo el tiempo el norte que se busca. Y que
también tuvo voz y decisión a la hora de elegir el estudio porque sabe de
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antemano cómo va a microfonear, qué procesadores va a usar, dónde va a ubicar a
los integrantes, va a diseñar la bajada del material crudo, etc.

Todo esto redunda, primero, en que la banda va a delegar situaciones y


decisiones que son muy importantes en manos de un profesional (como venimos
enumerando durante todo el texto) y segundo, en que el tiempo utilizado dentro
del estudio será usado de manera más eficiente. Y esto deja lugar a poder “jugar” y
probar más cosas dentro del estudio y también, en el peor de los casos, arreglar
algo que no viene saliendo bien de las grabaciones.

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8. La mezcla

Ya fuera del estudio, la banda tendrá su material crudo, el multipista, todos


los instrumentos grabados con un gran sonido por separado, pero llega el
momento de hacer el todo con la suma de las partes.

La mezcla no es una ciencia exacta y cada profesional que tome la


responsabilidad de este trabajo va a tener una caja de herramientas personal y una
interpretación distinta de cómo pulir ese sonido que la banda viene buscando
desde el principio de todo este proceso.

Lo que quiero decir con esto es que todos los ingenieros de mezcla somos
distintos.

Lo ideal para el proyecto es que las bandas puedan elegir un profesional


que trabaje con oídos frescos, con ideas innovadoras y con el compromiso y la
dedicación de llevar el sonido de la banda al próximo nivel.

Yo entiendo que muchas veces es tentador acceder a los paquetes que


venden distintas productoras en donde colocan un monto fijo por grabación,
mezcla y mastering.

Luego de leer y conocer todos los aspectos de lo que venimos hablando ¿les
parece que todas las bandas tienen las mismas necesidades como para
agruparlas en un valor determinado?

¿Requiere lo mismo grabar y mezclar una banda de pop que una de heavy
metal?

Por supuesto que no.

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Entonces, ¿por qué darle su material, sus canciones a gente que las va a
tratar como un paquete más?

Sin dudas que grabaría un demo de alto presupuesto con promociones


como esas, pero un material final…. No, gracias. En la mayoría de los casos, se trata
de empresas que hacen su ganancia en el número de proyectos que pueden
terminar en el menor período de tiempo posible. Con lo que no dan chance a
mayores revisiones, ni comentarios o sugerencias.

Tampoco recomiendo mezclar en un estudio “porque tiene tales equipos”.


De nuevo, salvo que la banda tenga la certeza de que con ese equipo se consigue
el sonido que está buscando, hay mucho marketing en el medio.

¿Podrían distinguir un compresor “X” de su emulador VST?

Hoy en día, muchos de los grandes ingenieros del mundo trabajan de


manera remota desde sus estudios personales porque consideran que la diferencia
entre costo y beneficio de trasladarse a un estudio que tenga, por ejemplo, un
ecualizador marca “x” modelo “y” no vale la pena comparado con su contraparte
VST. Les reduce increíblemente el presupuesto y les permite trabajar con bandas de
todo el mundo (¡y aquí estoy hablando de las grandes ligas!).

Lo más conveniente es buscar profesionales que, en el mejor de los casos,


tengan discos mezclados que la banda considere que son buenos puntos de
partida para el sonido que están buscando. Incluso, la mejor idea sería saber quién
te va a mezclar el disco sin antes haber grabado nada, porque ese profesional
probablemente conozca el trasfondo de cómo se logró el sonido del disco “X”.

Esto es igual que con los productores, los grandes ingenieros de mezcla
cobran un número que las bandas autogestionadas no tienen.

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Por otro lado, existen muchos excelentes profesionales en el mercado que
están dispuestos a encontrarse con la banda, tener una conversación acerca del
proceso e inclusive dar una muestra de cómo quedará su trabajo si se los elige
para encarar la mezcla.

Hoy en día, importa más el profesional que está mezclando que los medios
que utiliza ya que, afortunadamente, con la llegada de los VST, la brecha entre los
que tenían tal o cual equipo y los que no, se redujo prácticamente a cero.

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9. Mastering

La época en que las bandas hacen una cantidad de impresiones marcadas


por ley para percibir derecho de autor, va lentamente llegando a su fin. Con lo que
vamos a suponer de ahora en más que las bandas autogestionadas promocionarán
sus discos ellas mismas y que lo distribuirán de manera digital.

Dicho esto, el mastering es un paso que yo no subestimaría. Primero que


nada, debería hacerse en otro estudio y por un ingeniero distinto al que mezcló el
disco.

En el mastering no solamente se busca volumen, incluso hay estudios que


solo se dedican a esto y están especializados en los niveles que deben tener las
canciones para poder ser publicadas, o sacarle mayor provecho, en distintas
plataformas digitales.

Además de eso, el mastering sirve para dar una “coherencia” tonal al


conjunto de temas que hayamos producido.

Si nosotros optamos por hacer mezcla y mastering en el mismo lugar (hay


muy pocos casos de discos AAA en que se tome dicha decisión) por lo menos
intentemos que no lo haga el mismo profesional. Esto da la oportunidad de que
haya un segundo técnico con una visión crítica respecto de la mezcla y pueda
detectar si hay algún problema.

Si el presupuesto no alcanza y tenemos que hacerlo todo en el mismo lugar


y con el mismo profesional, fíjense si aunque sea la banda no puede pagar una
sesión de escucha con un profesional que se dedique al mastering, una especie de
coacheo.

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Repito, es muy importante incorporar una visión crítica y con fundamentos a
la hora de escuchar nuestro material.

¡Manténganse alejados de las páginas que ofrecen mastering online en tres


pasos! Estas páginas lo que ofrecen es pasar sus canciones a través de un plugin
que mediante algoritmos lleva la mezcla y el volumen a niveles y ecualizaciones de
referencia. Eso es lo más parecido a un filtro de Instagram que van a encontrar en
el mundo del audio.

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Conclusión

Como pueden ver, las cuestiones que tiene que atender una banda a la hora
de grabar sus discos y realizar sus producciones son varias. La idea de este ebook
no es que entren en pánico ni se sientan abrumados por la cantidad de opciones y
decisiones a tomar sino más bien “prestarles” una filosofía de trabajo, una manera
de pensar el proceso de grabación que en cualquier situación les permita tener el
mejor resultado con los recursos con los que dispongan.

Entonces, veamos una última vez, los pasos a seguir:

 Establecer un “norte sonoro” y buscar referencias (punto de partida).

 Grabar un demo, experimentar, investigar y descubrir, probar a la


banda en situación de grabación.

 “Cerrar las canciones”. Tener definido estructuras, arreglos,


instrumentación y uso o no de metrónomo. No necesitar más ensayo.

 Escuchar a la banda, evaluar en qué momento de maduración está.

 Definir el presupuesto de la producción.

 Elegir un productor musical y/o un ingeniero de grabación y/o un


ingeniero de mezcla.

 Determinar el perfil del estudio (o estudios) en concordancia con el


presupuesto y el feedback del equipo de trabajo.

 Diseñar un plan de grabación (grabar toda la banda junta, hacer pistas


base, etc.).

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 Investigar y explorar cadenas de audio (micrófonos, equipos, tipos y
modelos de instrumentos) de nuestras referencias.

 Evaluar condición y tipo de instrumentos con los que cuenta la banda.


Considerar el alquiler de instrumentos y uso de “doctors”.

 Con toda esta información, elegir el estudio (o estudios) de grabación.

 Entrar a grabar al estudio.

 Mezclar.

 Masterizar (preferentemente con otro ingeniero y en otro estudio).

 Ser feliz y disfrutar.

¿Y en qué puedo ayudarlos yo?

Bueno, en varias cuestiones:

Soy ingeniero de mezcla, por lo tanto puedo acompañarlos en el proceso de


investigar acerca de las referencias, darles información acerca de cómo lograr
ciertos sonido, mostrarles cómo debería sonar su material crudo, y, por supuesto,
hacer la mezcla que, como verán en mi web, me gusta dar un anticipo como
muestra para que tomen una decisión con todas las cartas sobre la mesa Mezcla
Online

Por otro lado, pueden leer mis tutoriales, que pueden ayudarlos a entender
los procesos del audio para conseguir sonidos específicos (compresión,
ecualización, principios básicos acerca del sonido, etc.) o inclusive cómo exportar y
presentar el material al equipo de trabajo que los acompaña y asesora.

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También voy desarrollando cursos sobre temas específicos y “a la carta” para
trabajar sobre temas puntuales que pueden surgir al momento de realizar una
producción.

Espero que este ebook les sirva para ponerse manos a la obra con sus
canciones. La gran conclusión que realmente me gustaría trasmitirles es que
siempre es posible realizar producciones de calidad.

Me he encontrado con presupuestos muy increíblemente ajustados que han


concluido con excelentes resultados. Para mí, la fuerza motora siempre es la
vocación; la de los músicos de tener grandes canciones, estar convencidos de
querer hacer que alcancen el máximo potencial y no conformarse, siempre dar ese
metro de más, investigar, interiorizarse y formar equipo.

Es ideal contar con la mayor cantidad de posibilidades, un gran estudio,


grandes equipos, mucho tiempo, pero eso realmente no es definitorio. En serio,
hay cantidad de herramientas digitales hoy en día que con conocimiento y técnica
de trabajo pueden darnos un sonido increíble y conseguir resultados que si
quisiéramos conseguir de manera analógica nos serían vedados por falta de
recursos.

Lo que sí es definitorio es tener una metodología de trabajo, tener el


objetivo fijado y viajar hacia allí como un rayo láser, tomando curvas largas,
aprendiendo de las experiencias, pero siempre hacia allí.

Cuenten conmigo y no duden en consultarme.

¡Un abrazo!

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