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Pedraza gallegos Diego armando

Teoría de la arquitectura II

REPORTE DE LECTURA: HOMBRE Y ESPACIO

Se tiene interés desde el comienzo por diferenciar el tiempo matemático del tiempo
vivenciado como una analogía para comprender el espacio abstracto y el espacio vivido, así
entonces con lo que respecta al tiempo el primero es abstracto y susceptible a ser medido
con un reloj, mientras que el tiempo vivenciado necesariamente necesita de un ser vivo que
lo viva. A sí mismo el espacio puede ser matemático y físico. Es en este tipo de concepto en
el que pensamos cuando hablamos de espacio; el espacio que puede ser medido en sus
tres dimensiones, usando unidades como el metro o el centímetro. Sin embargo el espacio
que si es espacio es decir uno que se experimenta no tiene nada que ver con el espacio
matemático, porque el espacio en el que vivimos es tan natural para nosotros movernos en
el que dejamos de reflexionar acerca de ello, a tal grado que es necesario calificarla como
una tarea filosófica.

El espacio matemático se caracteriza por su homogeneidad y lo determinan rasgos como la


inexistencia de un punto natural de intersección de coordenadas, en ese sentido cualquier
punto puede ser un centro de coordenadas; sucede lo mismo con su direccionalidad pues
siempre que se rota cualquier dirección se puede sustituir.

Por otro lado el espacio no tiene límites ni una estructura definida, sino que es uniforme e
infinito y lo comprueban dos características, una es que existe un punto central y está
determinado por el sujeto que viva ese espacio, el sistema de ejes también está
determinado por el sujeto.

Graf Durckeheim dice que el espacio vivenciado es algo anímico, algo que simplemente se
vive, también es real pues es el espacio donde se desarrolla nuestra vida. La gente vive y
actúa dentro del espacio y no solo se desarrolla nuestra vida personal en él, sino que
también se desarrolla la vida colectiva de la humanidad. Así mismo el espacio es distinto
dependiendo del individuo que lo experimenta.

Heiddeger consideraba la espacialidad como una definición esencial de la existencia


humana pues el “ser ahí” es espacial. Sin embargo el hecho de que el hombre con su
cuerpo llene un espacio determinado y ocupe un volumen no significa que sea espacial.

Minkowski razona que así como necesitamos del tiempo para desarrollar nuestra vida,
necesitamos del espacio pues para vivir necesitamos de exención y perspectiva en donde
se despliegue la vida. Esto significa que el espacio no es algo independiente del hombre
sino que está relacionada y ligada con la vida. Entonces sólo hay espacio en medida que el
hombre es un ser espacial que crea espacio. Y así se convierte no sólo en el origen sino
también en el centro del espacio, no quiere decir que el hombre cargue con el espacio sino
que se desenvuelve en su espacio que es fijo respecto al hombre.

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