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Empecemos por precisar que el Decreto 1013 de 2005, fue adicionado mediante los
Decretos 4784 del mismo año y 4715 del 22 de diciembre de 2010; estas normas
constituyen el marco jurídico de la metodología para la determinación del equilibrio entre
los subsidios y las contribuciones para los servicios públicos domiciliarios de acueducto,
alcantarillado y aseo.
El propósito de dichas normas es asegurar que para cada uno de los servicios, el monto
total de las diferentes clases de contribuciones sea suficiente para cubrir el monto total de
los subsidios que se otorguen en cada Municipio o Distrito por parte del respectivo
concejo municipal o distrital, según sea el caso, y se mantenga el equilibrio; para ello, en
cinco instrucciones básicas de procedimiento, el Gobierno Nacional estableció los
deberes que le asisten a los prestadores de los mencionados servicios públicos y a las
autoridades municipales, en aras de beneficiar con menores costos a la población
receptora de los servicios en comento.
Frente a las obligaciones de los Alcaldes en el tema de los servicios públicos se debe dar
cumplimiento al literal D del artículo 91 de la ley 136 de 1994 en el sentido de ser su
obligación el dirigir la acción administrativa del municipio asegurando el cumplimiento de
las funciones y de la prestación de los servicios a su cargo; y con relación a los subsidios
que la administración municipal le puede dar a los usuarios de tales servicios; se puede
concluir al tenor del inciso 4 del artículo 99 de la ley 142 de 1994 es deber del
burgomaestre instar, orientar o requerir a los Presidentes de los acueductos municipales
para que cumplan con las obligaciones que les corresponde en virtud de lo dispuesto en
los Decretos 1013 de 2005, 4784 del mismo año y 4715 de 2010 so pena de ser
suspendidos.
Al respecto puede afirmarse que si la ley le impone a una autoridad el cumplimiento de un
deber X, pero para ello es necesario que previamente un particular cumpla un deber Y, la
autoridad deberá instar al particular a que cumpla con su obligación, pues de no hacerlo
se expone a incumplir con la suya y, por ende, a las sanciones disciplinarias
correspondientes.
Doctor
RICARDO VILLAMARÍN SANDOVAL
Personero Municipal de Turmequé
Calle 3 N° 4-65
Turmequé (Boyacá)
Respetado doctor:
En ella pide usted dar respuesta a los siguientes interrogantes, relacionados con
los deberes que le asisten a los Presidentes de las asociaciones de los
Acueductos Veredales:
“3° ¿Qué mecanismo de orden legal, se podrá adelantar para obligar, tanto al
Alcalde como a los Presidentes de los Acueductos Veredales a que den
cumplimiento a los lineamientos del Decreto 1013 de 2005, siendo estos últimos
un ejercicio sin contraprestación económica o salarial, pero si el servicios (sic) que
prestan de naturaleza pública?
PRIMERO:
Empecemos por precisar que el Decreto 1013 de 2005, fue adicionado mediante
los Decretos 4784 del mismo año y 4715 del 22 de diciembre de 2010; estas
normas constituyen el marco jurídico de la metodología para la determinación del
equilibrio entre los subsidios y las contribuciones para los servicios públicos
domiciliarios de acueducto, alcantarillado y aseo.
El propósito de dichas normas es asegurar que para cada uno de los servicios, el
monto total de las diferentes clases de contribuciones sea suficiente para cubrir el
monto total de los subsidios que se otorguen en cada Municipio o Distrito por parte
del respectivo concejo municipal o distrital, según sea el caso, y se mantenga el
equilibrio; para ello, en cinco instrucciones básicas de procedimiento, el Gobierno
Nacional estableció los deberes que le asisten a los prestadores de los
mencionados servicios públicos y a las autoridades municipales, en aras de
beneficiar con menores costos a la población receptora de los servicios en
comento.
En este orden de ideas, téngase en cuenta que en la ley 136 de 1994, al Alcalde
se le hace una asignación genérica de funciones de la siguiente manera:
Más puntual es el deber que a los Alcaldes Municipales le asigna la ley 142 de
1994, con relación a los subsidios que la administración municipal le puede dar a
los usuarios de los servicios públicos:
(…)
SEGUNDO:
Debe recordarse así mismo que como se desprende del artículo 365 superior, la
actividad de prestación de los servicios públicos no es únicamente del Estado, y
que bien puede éste decidir dejarla en manos de los particulares, no obstante que
la regulación, control y vigilancia de dichos servicios le corresponda ejercerla
directamente y con exclusividad (arts. 189-22, 365, 370).
No sobra precisar, que conforme al aparte final del artículo 365 superior, cuando el
Estado se reserva para si la prestación exclusiva de un servicio público, previa la
indemnización de las personas que en virtud de la ley que así lo determine queden
privadas del ejercicio de una actividad legítima, el particular que eventualmente
llegue a prestar ese servicio por decisión del mismo Estado, por el solo hecho de
dicha prestación, o de la sola celebración de un contrato de concesión para el
efecto, tampoco ejercerá una función pública. Solamente en caso que la
prestación haga necesario el ejercicio por parte de ese particular de potestades
(Se advierte que en la transcripción se han puesto entre paréntesis las que
originalmente son notas de pie de página y que las subrayas no corresponden al
documento fuente).
TERCERO:
Además de la presión que pudiera derivarse del inminente inicio de una acción
disciplinaria o penal, nuestro ordenamiento jurídico le da otras herramientas a los
ciudadanos que pretenden hacer efectivo el cumplimiento de los mandatos
contenidos en la ley o en los actos administrativos.
CUARTO:
Por ésta vía se llegaría a la errónea conclusión de que los recursos que recaudan
y administran todas las empresas prestadoras de servicios públicos tienen idéntica
naturaleza.
Lo que determina la naturaleza jurídica de los recursos objeto del recaudo de las
tarifas, es el carácter público o privado de la empresa prestadora del servicio
público. Los estatutos de la empresa respectiva son los que precisan tal carácter.
Un criterio auxiliar para determinar tal circunstancia, es el origen de los recursos
con que se hubiere construido la planta de tratamiento o con que se proveyó la
infraestructura necesaria para la prestación del servicio.
Atentamente,