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1.- CONCEPTO
Es un contrato en el que una de las partes se obliga a custodiar el bien o bienes de la otra
parte y a devolverlo cuando lo solicite, en cambio de una remuneración.
3.2.- PRESTACIONES
Si no se pactó remuneración alguna, el contrato se presume gratuito, por expresa
disposición del Art. 1818 del CC.
2. Contrato Real. Porque se perfecciona con la entrega de la cosa y esto es obvio ya que
mientras no se haya entregado el bien, nada se puede custodiar.
3. Contrato Temporal. Porque surte sus efectos durante cierto tiempo, es decir, mientras
el depositante no solicita la devolución del bien.
4. Contrato Oneroso. Porque es remunerado, pero la retribución necesariamente deberá
ser pactada. Cuando no existe pacto, se presume que el contrato es gratuito.
5. Contrato Conmutativo. Porque existen prestaciones reciprocas. El depositario deberá
devolver el bien cuando lo solicite el depositante, y éste deberá pagar la retribución
convenida, los gastos y las indemnizaciones si las hubiera.
CAPÍTULO QUINTO
DEPÓSITO
SUB CAPÍTULO I
DEPÓSITO VOLUNTARIO
DEFINICIÓN
ARTÍCULO 1814
Comentario
Nuestro Código Civil regula este contrato como una modalidad de los contratos de
prestación de servicios, luego de describir los contratos de locación de servicios, de obra,
de mandato y previo a la normativa sobre el secuestro; aunque la doctrina mayoritaria
incluye al secuestro como una forma particular de depósito.
ARTIULO 1815
La norma, que repite la fórmula del ARTÍCULO 1606 del Código Civil de 1936, pretende
sancionar al depositante que no verificó la capacidad de su contraparte, al retirarle la
posibilidad de iniciar una acción civil, esencialmente indemnización por daños y
perjuicios, contra el incapaz y obligarlo a recibir solo una parte del bien depositado.
No hemos ubicado una sola legislación que lo permita, puesto que ello devendría en
aceptar el enriquecimiento sin causa del depositario incapaz al obtener provechos sin el
sustento debido. Sin embargo, podría suceder que el bien se pierda en la custodia del
incapaz y el depositante no logre acreditar que este fue usado en su provecho.
ARTÍCULO 1816
El Código Civil vigente, en el ánimo de limitar las cargas formales a los contratos,
permite que las partes acrediten su consenso para constituir un depósito a través de
cualquier medio permitido por ley, pero privilegiando la prueba documental escrita. En
otras palabras el contrato de depósito no requiere de ninguna formalidad, no obstante,
si las partes desean acreditarlo podrán utilizar cualquier medio y de manera preferente,
la forma escrita.
En este orden de ideas, el Código Civil no exige mayor prueba del consenso que aquella
que sea la indispensable para acreditarlo, y puede ser cualquier tipo de documento
(grabaciones, videos, etc.) o de otro tipo, como las testimoniales; empero, si el contrato
fue celebrado por escrito, el instrumento tendrá prevalencia sobre los demás.
Con esta norma también se confirma la inclinación del Código Civil por evitar la
onerosidad en la forma de los contratos, dejando a las partes en libertad para que
acrediten el acto mediante todo tipo de documentos, empero, recalcando su preferencia
por el documento escrito.
ARTÍCULO 1817
Comentario
PRESUNCIÓN DE GRATUIDAD
ARTÍCULO 1818
Comentario
Ahora, si bien el planteamiento normativo del Código Civil alcanza a toda clase de
contrato de depósito, la redacción de esta norma, copiada del ARTÍCULO 1767 del
Código iltaliano, parece imponer una regla basada en la presunción de gratuidad y una
excepción basada en la realidad y las circunstancias de la operación.
Decimos que "parece", porque la presunción que sería la regla, siempre deberá
confrontarse con la realidad ya que el negocio se realiza en concreto y no en abstracto,
vale decir entre personas determinadas y en un espacio y tiempo específico; lo que nos
lleva a pensar que esta presunción responde más a un intento por conservar la tradición
que a una verificación concreta de la realidad.
En cambio, lo que a primera vista se observa como una excepción, es lo más habitual y
probable hoy en día, ya que al margen de reconocer el interés jurídico del depositante,
la norma no puede desconocer que toda relación negocial responde a un interés
particular de las partes. En este caso se conoce el interés del depositante (el depósito
propiamente dicho), en tanto que el interés del depositario, si bien no es necesariamente
previsible, normalmente es pecuniario o por lo menos responde a un valor económico
otorgado por él mismo. Nuestra propia Constitución Política reconoce, en su ARTÍCULO
23, que a todo trabajo corresponde un pago, con mayor razón creemos que las
prestaciones de servicios de todas maneras acusarán costos (tiempo y dinero) para el
prestatario de los mismos y estos deben ser reembolsados, bajo la forma que acuerden
las partes (gastos, retribución, etc.).
Por todo lo anterior creemos que en la práctica común de la gente, los servicios como el
depósito son generalmente onerosos (la regla) y excepcionalmente gratuitos; estos
últimos solo en atención a circunstancias especiales.
ARTÍCULO 1819
Comentario
El depositario debe cumplir con "la custodia y conservación del bien" hasta que le
requieran la devolución del mismo, pero esto no necesariamente significa que mantenga
el bien guardado y ajeno a toda circunstancia, sino que deberá ejecutar su prestación de
acuerdo a la naturaleza del bien depositado, ya que existen bienes que para su
mantenimiento requieren un uso mínimo, por ejemplo lo motores deben encenderse con
alguna frecuencia a fin de evitar su enfriamiento y deterioro; también puede suceder que
determinados bienes deben ser constantemente movidos de lugar para evitar su
obsolescencia; en el caso de los animales, resultará deber del depositario velar por su
alimentación y vacunación en tanto estén en su poder; algo similar pasa con los títulos
valores depositados, donde corresponde al depositario cuidar que no se perjudiquen y
estén expeditos para su ejecución o, en todo caso, ejecutarlos si existe riesgo de que
prescriba la acción.
La responsabilidad civil será la respuesta que la ley plantea ante una actuación fallida
del depositario, que cause inejecución de su obligación o un cumplimiento parcial, tardío
o defectuoso de la misma, y siempre que produzca un daño acreditable. En efecto, si la
actuación errada del depositario no causa daños a la esfera jurídica del depositante, no
tendrá sentido responsabilizarlo y mucho menos exigirle una reparación civil.
JURISPRUDENCIA
Comentario
Introducción
Usando ejemplos anteriores, el depositario puede utilizar el bien en algunos casos, tales
como, tratándose de un auto, para encenderlo diariamente a fin de que no se deteriore el
motor, en caso de un animal doméstico, sacándolo a pasear para que no sufra afecciones
sicológicas; en el caso de títulos valores depositados, ejecutándolos ante el peligro de
que las acciones prescriban.
Sin embargo, el depositante puede concederle al depositario la facultad de uso del bien,
siempre que sea para evitar su deterioro, ya que si la facultad alcanza a su propio
provecho, el contrato de depósito deviene en un comodato. En este último caso el
deterioro del bien por el uso del depositario no le generará responsabilidad.
ARTÍCULO 1821
Comentario
La justificación de esta norma, actualmente no la podemos hallar solamente en impedir
una situación inequitativa a la que se pueda arrastrar o colocar al depositario, puesto
que dicho contratante al asumir una conducta que de por sí trastoca una obligación
principal derivada del contrato de depósito, afecta el estado de equidad que debe
mantener la relación contractual.
ARTÍCULO 1822
Comentario
La obligación de custodia es tan importante, como lo subraya Eisa Silva, que requiere
para su buen éxito de la adecuación de lugares y terrenos, en general de los sitios donde
se puedan guardar las diferentes cosas dadas en depósito, y no solo la simple habilitación
que de estos se haga, sino además el mantenimiento de los mismos, pues el depósito puede
durar el tiempo que el depositante desee y al ser muy largo, los sitios pueden sufrir
deterioro y por consiguiente afectar las cosas entregadas generando serias dificultades
para el depositario.
ARTÍCULO 1823
Comentario
ARTÍCULO 1824
Comentario
DEPÓSITO RESERVADO
ARTÍCULO 1825
Comentario
ARTÍCULO 1826
Comentario
Para aplicar la norma nos debemos situar ante la demostrada culpa excusable o dolo del
depositario, o bien la no desacreditada culpa leve de dicho contratante. Esto es en una
situación en que el juzgador ya se ha convencido que el acto de violación de la reserva
del contenido es atribuible al depositario.
En este caso y si la pretensión del depositante es la devolución o reembolso del valor de
bienes faltantes o de otros de diferente calidad, entonces servirá de base para la
determinación de dichos valores la relación y detalle que indique el depositante. Sin
embargo, cabe la posibilidad de que el depositario pruebe que el contenido es diferente
a aquel alegado por el reclamante.
Se debe hacer la precisión de que la declaración del depositante no puede ser tomada de
manera ligera. En efecto, si el juzgador advierte que resulta inverosímil el número o
calidad de los bienes invocados por el demandante, deberá utilizar su apreciación
razonada y los sucedáneos para obtener la certeza necesaria a fin de fundamentar y
expedir su decisión (ARTÍCULOS 188, 191 Y 197 del Código Procesal Civil).
DEPÓSITO SECRETO
ARTÍCULO 1827
Comentario
Para Peralta Andía y Peralta Zecenarro, esta norma se funda en la confianza que le merece
el depositario, por lo que su incumplimiento lo hace responsable de los daños y perjuicios
que pudiera ocasionar.
Esta previsión admite pacto en contrario y por ello, consideramos que la justificación de
este dispositivo que reconoce una obligación accesoria y no esencial se halla en el
exclusivo interés del depositante, el cual por los motivos que juzgue convenientes puede
permitir que se divulgue que determinado depositario mantiene en custodia bienes de su
titularidad o incluso el tipo, número y calidad de bienes que obran en poder de dicha
persona. Ante el silencio del depositante se entiende que se deberá mantener el secreto
del depósito.
Pese a la exclusividad de esta facultad prevista a favor del juez, en nuestro ordenamiento
contamos con una norma adjetiva (el ARTÍCULO 653 del Código Procesal Civil) que
autoriza incluso al auxiliar jurisdiccional a obtener idénticos resultados: la revelación del
secreto del depósito y la exteriorización del bien depositado. Dicho dispositivo establece
que si al momento de la ejecución de la medida cautelar se advierte el ocultamiento de
bienes afectables, o si estos resultan manifiestamente insuficientes para cubrir su monto,
podrá el auxiliar jurisdiccional, a pedido de parte, hacer la búsqueda en los ambientes que
esta le indique, sin caer en excesos ni causar daño innecesario. Puede, incluso, atendiendo
a circunstancias plenamente justificadas, proceder a la búsqueda en la persona del
afectado, respetando el decoro de esta.
ARTÍCULO 1828
Comentario
DEPÓSITO IRREGULAR
ARTÍCULO 1829
Comentario
ARTÍCULO 1830
Comentario
León Barandiarán, explicaba la precariedad del estado de posesión del bien depositado,
cuando escribía que el depositario era un mero tenedor, poseedor inmediato de la cosa,
que pertenece al poseedor mediato, el depositante. De ahí que la cosa ha de ser restituida,
en principio, a este último al término del depósito.
Arias Schreiber y Cárdenas Quirós agregan que si la devolución del bien puede ser
exigida en cualquier momento, esto quiere decir que el depositario debe conservar el
bien de modo tal que pueda ser devuelto sin deterioro, utilizando la diligencia ordinaria
exigida por la naturaleza de la obligación y que corresponda a las circunstancias de las
personas, del tiempo y del lugar (ARTÍCULO 1819 del Código Civil). Citando a Osti,
disienten los autores peruanos en que "el verdadero fundamento de la obligación de
restituir está en que llegado un momento dado, el arrendatario, comodatario,
depositario, carecen de causa para la disposición material de la cosa ajena que le ha
sido entregada en virtud del contrato celebrado.
ARTÍCULO 1831
Comentario
Comenta Eisa Silva que puede presentarse el caso de que el depósito haya sido
constituido en interés de un tercero, entonces la restitución de la cosa al depositante no
podrá hacerse sin la autorización de este tercero; autorización necesaria para que el
depositario se obligue.
En el supuesto previsto en el ARTÍCULO 1830, esto es cuando se ha celebrado un
contrato de depósito en beneficio de un tercero (por ejemplo el propietario del bien), este
debe adherirse a las partes contratantes. Esta forma de inclusión en un contrato ya
celebrado está prevista también en el ARTÍCULO 1391, en cuanto dispone que cuando
se permita la adhesión por terceros a un contrato ya celebrado y no se determine la
manera de adherirse, el interesado debe dirigirse al órgano constituido para la ejecución
del contrato o, a falta de él, a todos los contratantes originarios.
Una vez que el tercero comunica su adhesión el depositario no puede restituir el bien al
depositante sin el asentimiento del tercero. Sin embargo, si se trata de un mandato, donde
el mandatario (depositante) se ha obligado a celebrar un contrato de depósito en interés
del mandante (propietario del bien), en el mismo contrato de mandato o en la
comunicación de adhesión posterior, el mandante-propietario puede renunciar al
derecho de brindar su asentimiento a la solicitud unilateral de restitución que exija el
depositante-mandatario.
ARTICULO 1832
Comentario
Así en los contratos de ejecución continuada que no tengan plazo convencional o legal
determinado, cualquiera de las partes puede ponerle fin mediante aviso previo remitido
por la vía notarial con una anticipación no menor de treinta días. Transcurrido el plazo
correspondiente el contrato queda resuelto de pleno derecho.
De esta manera, tomando en cuenta lo establecido en el recién mencionado ARTÍCULO,
el depositario tiene la obligación de remitir carta notarial al depositante concediéndole
el indicado plazo no solo para dar fin al contrato de depósito de duración indeterminada,
sino para que este pueda recuperar el bien. Trascurrido el plazo, el depositante asume el
riesgo de la pérdida del bien al incurrir en mora (ARTÍCULOS 1338 y 1340 del Código
Civil).
ARTÍCULO 1833
Comentario
El precepto bajo análisis es la repetición del ARTÍCULO 1623 del Código Civil
derogado, tal como advierte Arias Schreiber(1). En efecto, en cuanto a la disolución del
contrato por voluntad unilateral del depositario el ARTÍCULO 1623 del Código Civil de
1936 dispone que: "El depositario que tenga justo motivo para no conservar el depósito
podrá, aun antes del término designado, restituirlo al depositante, y si este se resiste a
recibirlo, podrá consignarlo".
Arias Schreiber comenta que esta es una hipótesis que funciona cuando el contrato ha
sido convenido a término, vale decir a plazo, pero se presentan situaciones que hacen
inconveniente que el depositario continúe con la guarda y conservación, lo que puede
suceder en diversas circunstancias (necesidad de desplazarse a otro país, enemistad con
el depositante, etc.). Agrega que no sería equitativo imponerle al depositario una función
que no le es posible, que le es sumamente gravosa o que le resulta ingrata. Si el
depositante se resiste en forma injustificada a recibir el bien el depositario podrá
consignarlo, para quedar liberado de toda responsabilidad.
ARTÍCULO 1834
EL DEPOSITARIO NO DEBE RESTITUIR EL BIEN SINO A QUIEN SE LO CONFIÓ
O A LA PERSONA EN CUYO NOMBRE SE HIZO EL DEPÓSITO O A AQUELLA
PARA QUIEN SE DESTINÓ AL TIEMPO DE CELEBRARSE EL CONTRATO.
Comentario
El ARTÍCULO 1834 es reproducción del ARTÍCULO 1613 del Código Civil de 1936, que
constituye la norma referente en favor de quién ha de hacerse la restitución, excepto que
no se limita a las cosas sino que se refiere a los bienes en general.
El ARTÍCULO 1613 del Código Civil de 1936 decía que: "El depositario no debe restituir
la cosa depositada sino al que se la confió, o a la persona en cuyo nombre se hizo el
depósito, o a aquella para quien se destinó al tiempo de constituirlo".
Según explica Arias Schreiber, siendo la devolución uno de los elementos tipificantes y
esenciales del depósito, se comprende que, como regla general, debe hacerse a quien
contrató con el depositario, vale decir, al depositante, salvo que en el contrato aparezca
la persona en cuyo nombre se hizo la entrega, como es el caso del depositante que actúa
por intermedio de un representante o que se haya designado a quién recibirá el bien al
momento de la terminación del contrato. Este, en virtud del principio pacta sunt
servanda, funciona como si fuese ley entre las partes. Con la cosa deben ser restituidos
los accesorios, aumentos, las rentas y los frutos, ya sean naturales o civiles que haya
producido.
ARTÍCULO 1835
SI EL DEPOSITARIO DE VIENE INCAPAZ, LA PERSONA QUE ASUME LA
ADMINISTRACIÓN DE SUS BIENES PROCEDERÁ DE INMEDIATO A LA
RESTITUCIÓN DEL BIEN O LO CONSIGNARÁ SI EL DEPOSITANTE NO QUIERE
RECIBIRLO.
Comentario
Refiere Arias Schreiber que puede presentarse el caso de que el depositario devenga en
incapaz en el momento en que debe hacerse la restitución del bien objeto del depósito.
Nuestro vigente Código Civil resuelve esta situación en forma similar a la prevista por el
ARTÍCULO 1614 del Código Civil de 1936, que decía: "Si el depositario deviene
incapaz, la persona que asume la administración de sus bienes, procederá inmediatamente
a la restitución de la cosa depositada, y no pudiendo o no queriendo recibirla el
depositante, la consignará".
Así, estas disposiciones establecen que la persona que asuma la administración de sus
bienes debe proceder de inmediato a la devolución del bien depositado, pues el
depositante no tiene por qué tener en dicho administrador la confianza que le merecía el
depositario.
Es valor entendido que la resistencia injustificada del depositante a recibir el bien dará
lugar a su consignación, con lo que queda liberado el administrador de cualquier
responsabilidad.
ARTÍCULO 1836
Comentario
Una de las obligaciones esenciales del contrato de depósito es la restitución del bien por
parte del depositario a la persona que contrató con él, salvo que esta haya actuado a
través de representante o que el contrato se haya celebrado a favor de un tercero, en
cuyo caso el depositario cumplirá su obligación de restitución con la entrega del bien al
representante o al beneficiario del contrato, respectivamente; así se desprende de lo
dispuesto por el ARTÍCULO 1834 del Código Civil. No obstante, el depositario no estará
obligado a restituir el bien al depositante o al beneficiario del contrato, cuando conozca
que su procedencia es ilícita.
Como bien dice De la Puente y Lavalle, "las normas legales imperativas son las
manifestaciones del poder del ordenamiento jurídico, que habiendo delegado parte de
ese poder a los contratantes, no permiten que se traspasen determinados límites en el
ejercicio de tal poder delegado.
ARTÍCULO 1837
Comentario
Esta norma tiene su antecedente en el numeral 4) del ARTÍCULO 1609 del Código Civil
de 1936, que agrupaba las obligaciones del depositario y señalaba como la última de ellas
la de devolver, con sus frutos y rentas, la misma cosa depositada cuando la pidiera el
depositante o lo ordenara el juez.
ARTÍCULO 1839
Comentario
Los ARTÍCULOS 1838 y 1839 del Código Civil regulan diversas hipótesis relativas a la
devolución del bien a una pluralidad de depositantes. A este tema se refería solo el
ARTÍCULO 1615 del Código de 1936, que viene a ser antecedente del numeral 1838; el
1839 carece de precedente normativo en el Derecho nacional, teniendo como fuentes el
ARTÍCULO 1772 del Código italiano y el ARTÍCULO 2525 del mexicano.
Comentario
ARTÍCULO 1841
Comentario
Efectivamente, el numeral 1823 señala que no es de cargo del depositario -o sea que este
no es responsable- el deterioro, la pérdida o la destrucción del bien sobrevenidos sin
culpa suya; lo que supone que de presentarse estos eventos, el depositario devolverá el
bien deteriorado o no tendrá ya la obligación de devolver el bien materia del depósito si
se perdió o destruyó; y en ninguno de estos casos estará obligado a indemnizar los daños
y perjuicios.
Decimos que es una variante del numeral 1823, y particularmente de la pérdida, porque
en esta ocurre lo mismo, es decir el depositario no tiene ya la posesión del bien, este sale
de su dominio importando poco que se conozca o no su paradero.
ARTÍCULO 1842
Comentario
En tal sentido, lo dispuesto por el ARTÍCULO 1842 puede ser calificado como una
extensión a dicho ARTÍCULO a propósito de tales eventos (salvo el caso del deterioro);
pues establece que cuando el depositario pierde el bien sin culpa -y aquí la pérdida
incluye el perecimiento o destrucción, por aplicación del numeral 1137 del Código- dicho
depositario, aun cuando está exento de responsabilidad precisamente por ausencia de la
culpa como factor de atribución, tiene la obligación de entregar al depositante aquel bien
que eventualmente reciba en sustitución de la res deposita perdida o destruida; con lo
que, por otro lado, esta solución del numeral 1842 vendría a ser una excepción a la
norma contenida en el ARTÍCULO 1837, según el cual debe devolverse el mismo bien
dado en depósito, habida cuenta que finalmente lo que recibe el depositante es un bien
distinto.
ARTÍCULO 1843
Comentario
En caso de enajenación a título oneroso y con buena fe, la norma protege al heredero o
mejor dicho no agrava su situación, permitiéndole responder frente al depositante solo
con lo que ha recibido como precio o contra prestación en general (ya que puede haber
enajenado el bien por compraventa u otro título), lo que quiere decir que debe entregar
al depositante solo eso y no el valor real del bien si este fuera superior a la
contraprestación recibida, como correctamente concluyen León Barandiarán (p. 137) Y
Arias Schreiber (p. 823).
ARTÍCULO 1844
Comentario
Ahora bien, en caso de que el depositante fallezca, el depositario tendrá que devolver el
bien a quien legalmente corresponda, esto es al heredero, legatario o albacea del
depositante. Dicha regla también es aplicable cuando fallezca la persona en cuyo nombre
se hizo el depósito, o el tercero en beneficio de quien se constituyó.
Si bien es cierto que con la muerte del depositante se transfieren sus bienes, derechos y
obligaciones a sus herederos, sin que sea necesario que estos cuenten con el título
sucesorio respectivo (la declaratoria de herederos mediante sucesión intestada judicial
o notarial, o testamento), no obstante para que soliciten la devolución del bien depositado
tendrán que acreditar tal condición hereditaria ante el depositario, ya sea a través de la
inscripción de la sucesión intestada o de la apertura del testamento del depositante. En
efecto, el depositario para devolver el bien a los herederos del depositante deberá exigir
que se le acredite esa condición mediante los documentos que le expida el Registro
Público, pues solo de esa forma podrá eximirse de cualquier responsabilidad, ya que con
ello tendrá la certeza de que el bien lo entrega a quien tiene derecho respecto de él.
Si no hay adjudicación del bien, o no hay albacea nombrado (ya sea porque el
depositante no lo instituyó en su testamento o habiéndolo instituido la persona nombrada
no aceptó el cargo o simplemente porque el depositante falleció intestado) y existen
varios herederos, testamentarios o no, que no pudieron acordar respecto a quién se
tendrá que devolver el bien depositado, el juez decidirá a quién y de qué manera se
realizará la devolución; es decir que en estos casos se procederá conforme al ARTÍCULO
1839 del Código Civil, según manda su párrafo final(').
Comentario
En caso que el depositario no cumpla con lo establecido en esta norma, será responsable
solidariamente con el seu do representante por los daños y perjuicios que le ocasionen
al depositante o a la persona que en cuyo nombre se realizó el depósito. Además podrían
ser responsables penal mente.
ARTÍCULO 1846
Comentario
El ARTÍCULO 1646, cuyo antecedente es el inciso 2) del ARTÍCULO 1616 del Código
derogado, merece una previa aclaración, puesto que regula una situación bastante
extraña si nos atenemos a una lectura lineal de la norma.
En efecto, si observamos que la última frase dice " ... aun cuando la incapacidad se haya
producido con posterioridad al contrato", entonces podemos concluir que la norma
admite como regla que la incapacidad del depositante sea originaria, esto es, que haya
existido desde el momento de la celebración del contrato y que continúe durante la
ejecución del mismo. Esto lo ratifica la frase inicial del ARTÍCULO que literalmente
dice: "En el depósito hecho por un incapaz ".
Pese a esta pertinente atingencia. La norma del ARTÍCULO 1846 parece admitir la
posibilidad de que el contrato de depósito sea válidamente celebrado por incapaces
absolutos o relativos. Al margen de la hipótesis legalmente viable del ARTÍCULO 1358,
con lo que se quiebra el sistema legal fundado en la necesidad de reunir el acto jurídico
determinados elementos esenciales para su validez (ARTÍCULO 140 del C.C.). Por esa
razón. Y a efectos de que no proceda esta distorsión del sistema, podríamos sugerir que
el ARTÍCULO 1846 sea interpretado por encima de su texto literal, debiendo entenderse
que la frase inicial: "En el depósito hecho por un incapaz... “, se refiere al contrato de
depósito que este celebra a través de su representante legal.
ARTÍCULO 1847
Comentario
Este ARTÍCULO tiene dos partes que bien pudieron dar lugar a dos ARTÍCULOS
independientes, pues regulan temas disímiles; uno referido a la negativa del depositario
a devolver el bien y otro referido a la negación del depósito.
En la misma línea, el ARTÍCULO 1847 del vigente Código dispone que el depositario no
puede, pues, negarse a la devolución del bien y si lo hace responde, a título
indemnizatorio, por los daños y perjuicios; no reproduce la norma vigente la parte de su
antecedente que se refiere a la obligación adicional de devolver al menos el valor
estimado del bien, si no fuera posible devolver este.
ARTÍCULO 1848
Comentario
En ese sentido, los particulares deben tener la posibilidad de generar sus propias reglas
en el intercambio comercial, asumir sus riesgos con libertad y efectuar los contratos en
el marco de sus intereses, para lo cual es preciso que existan normas de carácter
supletorio que les permitan autorregularse (como lo es la norma materia de comentario).
Sin embargo, en caso las partes no hagan uso de la libertad que tienen para determinar
el lugar de devolución, se aplicar;] supletoriamente la norma bajo comentario, quedando
incorporada en el contrato una norma que determine el lugar de devolución, evitando de
esta manera que exista un vacío en cuanto a un aspecto importante de la ejecución de las
obligaciones nacidas del contrato de depósito, cual es la devolución del bien depositado.
ARTÍCULO 1849
Comentario
Nuevamente nos encontramos ante una norma de carácter supletorio, que regula quién
debe asumir los gastos de entrega y devolución del bien materia de depósito. Es claro
que si las partes acuerdan que sea el depositario quien se ocupe de los gastos, mal haría
la norma en reprimir dicha decisión, puesto que un acuerdo de esa índole no afectaría ni
intereses de terceros ni al orden público.
En ese sentido, y en la medida en que no se afecten intereses de terceros, las partes bien
pueden apelar a la autonomía de la voluntad de la que gozan, y regular en función a sus
propios intereses sus responsabilidades contractuales de la forma que estimen
conveniente, tal como lo garantiza el ARTÍCULO 62 de nuestra Constitución Política de
1993.
Por otro lado, si tomamos en cuenta que la conservación del bien y su cuidado son de
interés del depositante, resulta lógico que a falta de regulación previa de las partes, sea
aquel quien soporte los gastos que originan la entrega y la devolución del bien
depositado. En ese sentido se han expresado los ponentes de la Exposición de Motivos
del Código Civil, quienes concuerdan con hacer responsables de estos gastos al
depositante, "( ... ) desde que el contrato ordinariamente se origina en su interés y
beneficio, salvo que las partes hayan pactado de manera distinta. Eso último, suele
acontecer cuando el depósito ha sido celebrado en interés del depositario o de un
tercero"(1).
ARTÍCULO 1850
Comentario
Siguiendo esa línea, estimamos que el Código Civil ha hecho bien en liberar al
depositario de las obligaciones que el contrato de depósito acarrea para él, siempre que
sea propietario del bien materia de depósito. Tengamos en cuenta que el derecho de
propiedad es un derecho real, por lo que, en su calidad de tal, es oponible a todos. Esta
es una característica intrínseca de los derechos reales que no debería ser desdeñada por
la titularidad de un acreedor cuyo derecho se origina en una relación personal.
ARTÍCULO 1851
Comentario
En el primer caso, resulta absolutamente razonable que el depositante asuma los gastos
en los que incurrió el depositario para custodiar y conservar el bien, pues se trata de una
obligación de hacer que beneficia directamente al depositante, y además es él el principal
interesado en que el bien depositado se mantenga en buenas condiciones. Precisamente
esa ha sido la justificación para regular este extremo de la norma de la forma como se
ha hecho. Así lo podemos apreciar al leer la Exposición de Motivos del Código Civil, la
misma que al respecto expresa: "( ... ) Se trata, por lo demás, de una fórmula idónea, si
se tiene en cuenta que el depósito se hace ordinariamente en interés y beneficio del
depositante",
ARTÍCULO 1852
Comentario
El derecho de retención consiste en la posibilidad que tiene una de las partes en ciertas
relaciones obligacionales (establecidas taxativamente por ley) de negarse a la entrega
del bien que en principio está obligado a entregar, ante el incumplimiento de su
contraparte. Precisamente, en el caso del contrato de depósito nos encontramos ante uno
de los supuestos que taxativamente regula el ordenamiento jurídico y, por lo tanto, como
se desprende de dicho dispositivo, el depositario se encuentra habilitado para retener el
bien depositado, pese a que este no es de su propiedad, puesto que existe un título jurídico
que lo legitima para ello.
Esta norma constituye un mecanismo muy eficiente para persuadir al depositante para
que cumpla con las obligaciones a las que contractualmente se comprometió y, por tanto,
aumenta las probabilidades de que se respeten las obligaciones pactadas, siendo que ello
es un comportamiento deseado en el mercado y un objetivo que persigue el legislador al
momento de elaborar las normas.
Es claro que la norma que venimos analizando tiene carácter excepcional. Ello, en la
medida en que no es deseable que el propietario de un bien vea afectados los atributos
que le otorga su calidad de tal. Ya hemos mencionado en el comentario que hiciéramos
acerca del artículo 1850, que la propiedad es un concepto económico fundamental, que
nuestro ordenamiento jurídico debe proteger y consolidar. Además, ya que se trata de un
precepto excepcional, no debe aplicarse, tal como lo señalan los ponentes de la
Exposición de Motivos del Código Civil de 1984, de manera analógica.
Creemos que la norma tiene una definición más precisa que su antecedente del
ARTÍCULO 1622 del Código de 1936, en la medida en que de ella se desprende que el
depositario no podrá retener el bien alegando sin prueba que es propietario del mismo.
En todo caso, ya cuenta con la disposición del artículo 1850, que le permite liberarse de
sus obligaciones, en caso el bien le pertenezca. Ha establecido la Exposición de Motivos
del Código Civil que la amplitud de este ARTÍCULO, "( ... ) hizo innecesario repetir el
que aparece en el ARTÍCULO 1622 del Código Civil derogado, que es su antecedente".
ARTÍCULO 1853
Comentario
Creemos que siempre es mejor que una actividad sea regulada por el organismo o
entidad que mejor conoce su funcionamiento y desenvolvimiento. En ese sentido, la
regulación del ARTÍCULO 1853 resulta acertada, en la medida en que permite que sean
las instituciones especializadas las que regulen los contratos de depósito que surjan en
sus ámbitos.
SUB CAPÍTULO II
DEPÓSITO NECESARIO
DEFINICIÓN
ARTÍCULO 1854
Comentario
Si bien el ARTÍCULO 1854 se encuentra ubicado dentro de la sección segunda del Libro
de Fuentes de las Obligaciones, que regula los contratos nominados, consideramos que
la norma objeto de comentario no regula una figura contractual. Efectivamente, el
depósito necesario no es contrato, aunque a través de una ficción legal el ordenamiento
jurídico le da los efectos de tal. Mediante el depósito necesario una persona es obligada
a recibir en depósito un bien determinado, al mediar una causa extraordinaria o una
norma que lo disponga.
El depósito necesario constituye una manera de provocar reacciones altruistas entre las
personas, para con ello impedir que se perjudiquen por una situación imprevista. Claro
está que cuando la ley explícitamente lo determine, una persona estará obligada a
efectuar el depósito producto de dicho mandato. Pero en el caso que no exista una norma
habilitante ¿qué deberíamos entender como "situaciones imprevistas" que generen un
depósito necesario?
Consideramos que la norma bajo comentario deja abierta la puerta para aplicar esta
institución jurídica, pues carece de los elementos necesarios para determinar cuándo el
apremio de un hecho o situación imprevistos habilitarán la exigibilidad del depósito
necesario. Para resolver dicha interrogante e interpretar adecuadamente ante qué
supuestos será exigible el depósito necesario hemos tomado la definición de la
Enciclopedia Jurídica Omeba, la que al respecto señala lo siguiente: "( ... ) El depósito
en cambio será necesario cuando se haga por ocasión de algún desastre, como incendio,
ruina, saqueo, naufragio u otros semejantes o de los efectos introducidos en las casas
destinadas a recibir viajeros; es decir el que contrae bajo la presión de acontecimientos
que someten a las personas a una imperiosa necesidad e impiden al depositante efectuar
la elección del depositario, así como los términos y formas de celebración del contrato".
ARTÍCULO 1855
Comentario
Expresa la Exposición de Motivos del Código Civil, acerca del ARTÍCULO objeto de
comentario lo siguiente: U( ... ) Siendo el depósito miserable de carácter forzoso, toda
persona está obligada a recibir el bien que el depositante pretende introducir por razones
de emergencia, salvo que se trate de un inválido o un ciego, o que no tenga lugar en su
morada o por cualquier otra justificación atendible, en la medida que se trate de
situaciones de hecho y no de derecho".
ARTÍCULO 1856
EL DEPÓSITO NECESARIO SE RIGE SUPLETORIAMENTE POR LAS REGLAS
DEL DEPÓSITO VOLUNTARIO.
Comentario
DEFINICIÓN SECUESTRO
ARTÍCULO 1857
Comentario
ARTÍCULO 1858
Comentario
La redacción de la norma sugiere que estamos ante una norma de orden público, pues el
claro término "debe" así lo sugiere. La exigencia de la forma escrita es una manera de
eliminar la inseguridad jurídica en la contratación de una categoría contractual como el
secuestro, tan sensible por la controversia entre los depositantes.
ARTÍCULO 1859
Comentario
La norma menciona "cuando la naturaleza del bien lo exija...” como el supuesto de hecho
para que el depositario esté constreñido a administrar la cosa secuestrada, dando a
entender que verificado el supuesto, el depositario no podrá evadir dicha obligación. No
menciona cuándo debe administrar el depositario. Veremos a continuación las
situaciones que se pueden presentar en la práctica y sus consecuencias jurídicas, pues la
expresión comentada no es precisa.
ARTÍCULO 1860
Comentario
ARTÍCULO 1861
Comentario
La norma menciona dos: inminente peligro de pérdida y grave deterioro del bien.
En efecto, si bien la norma adolece de un grave defecto de redacción que nos obliga a
efectuar una tarea de interpretación exhaustiva de su texto, debemos arribar a una
conclusión interpretativa lógica y razonable. Dentro del universo de bienes muebles,
existen los corporales que son aquellos con existencia física perceptible por los sentidos
-ejemplo, una casa, un auto, un kilo de arroz, etc.- y dentro de ellos tenemos los bienes
fungibles y los consumibles. Los primeros son aquellos bienes idénticos que fácilmente
pueden ser intercambiables uno con otro de la misma especie. Los segundos son aquellos
bienes que, pudiendo ser fungibles, se extinguen con el primer uso -acto de consumo-,
como el caso del vino o el arroz, por ejemplo.
Entonces, es diferente secuestrar un bien no consumible -un auto, por ejemplo- que un
bien consumible -cincuenta quintales de arroz-o Las consecuencias son diferentes,
entonces, dependiendo de qué tipo de bien mueble se trate.
Los bienes consumibles, dada su particular característica de la consumibilidad. son
bienes por definición perecibles. La vida útil de un perecible es limitada, muchas veces
depende de las condiciones de embalaje y almacenamiento. Estos bienes son bastante
delicados y cualquier cambio en las condiciones externas puede llevar a que el bien se
deteriore irreversiblemente, en perjuicio de los depositantes. Por ello, estos bienes ante
cualquier circunstancia de peligro sobre ellas pueden cambiar sensiblemente su
sustancia y si bien no desaparecen se convierten en inútiles dada su transformación.
ARTÍCULO 1862
Comentario
Un incapaz relativo puede celebrar contratos, más no un incapaz absoluto, quien requiere
de alguien para ejercer sus derechos. La hipótesis del presente ARTÍCULO se refiere a
aquellos privados absolutamente de su capacidad de ejercicio -incapaces absolutos-,
personas privadas de su capacidad de vincularse por su sola manifestación de voluntad.
En estos casos, el contrato celebrado por el incapaz absoluto es nulo por falta de agente
capaz -ARTÍCULO 219 inciso 1) del Código Civil-.
RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS DEPOSITANTES Y DERECHO DE
RETENCIÓN
ARTÍCULO 1863
Comentario
Entonces, la norma establece una natural solidaridad entre los depositantes frente al
depositario, exigencia lógica desde que el secuestro se hace en interés de todos los
depositantes, quienes tienen puestas sus expectativas en que la controversia llegue a su
fin lo más pronto posible. Esta solidaridad legal -ARTÍCULO 1183 del Código Civil- es
una de las formas cómo se protege al depositario frente a los depositantes, facilitándole
la posibilidad de satisfacer su crédito de manera rápida y segura. Juega aquí la
solidaridad un rol de garantía del cumplimiento del crédito.
ARTÍCULO 1864
Comentario
La ley faculta al depositario a reclamar la cosa en manos de quien esté, aun sea uno de
los depositantes. Ello nos lleva a reflexionar sobre cuáles son las facultades que posee el
depositario y hasta dónde las puede utilizar a efectos de poder proteger la cosa. Esta
facultad del depositario nace de la obligación de conservación y custodia.
ARTÍCULO 1865
Comentario
La liberación del depositario respecto de las obligaciones asumidas en el secuestro
convencional -principalmente, conservación y custodia- obedece al desvanecimiento de
la controversia entre los depositantes. En efecto, esta es la regla general en materia de
secuestro, razón por la cual este contrato es uno en donde la responsabilidad del
depositario está atada directamente a la secuela de un hecho externo al contrato -la
controversia entre los depositantes-
ARTÍCULO 1866
Comentario
El depositario está obligado a restituir la cosa una vez eliminada la controversia. Esta
obligación de dar es importante, pues culmina la ejecución de la devolución de la cosa
entregada en posesión a su propietario o representante, debido a que el secuestro
convencional es un contrato de naturaleza temporal.
ARTÍCULO 1867
Comentario
Las normas en materia de secuestro convencional son normas especialísimas que, a falta
de disposición especial, el contrato se regirá por las normas generales del depósito
voluntario. Agrega la norma “... en cuanto sean aplicables". Significa que se aplicarán
las normas en materia de depósito siempre que no vayan en contra de los principios
especiales del secuestro convencional.
CONCLUSIONES: