Vous êtes sur la page 1sur 13

La conquista española de América[editar]

Artículo principal: Conquista de América

Fundación de Santiago de Nueva Extremadura, actual Santiago de Chile, por el conquistador Pedro
de Valdivia.

Los cronistas de la época suelen describir la Conquista de América como una epopeya
heroica. La extensión de territorios que abarcó y el corto espacio de tiempo en el que
sucedió, no tienen parangón en la historia de las conquistas europeas. Otras crónicas,
como los testimonios de los pueblos indígenas y de algunos frailes españoles, han
presentado la Conquista de América como un hecho moralmente cuestionable, movido por
la explotación de recursos naturales y caracterizado por una invasión militar y cultural que
terminó por extinguir en buena parte las tradiciones vernáculas del continente descubierto.
La conquista sin embargo tuvo motivaciones tanto materiales como espirituales, siendo
uno de los grandes objetivos de los monarcas españoles la evangelización de los pueblos
indígenas de América también fue distinta a otras conquistas europeas por incorporar, por
primera vez en la historia, una legislación para la protección de los pueblos indígenas.
Las Leyes de Burgos de 1512 establecieron la condición de hombre libre de los indígenas,
con la prohibición expresa de ser explotados, sin perjuicio de la obligación de trabajar a
favor de la corona como súbditos de la misma. Más tarde fueron promulgadas las Leyes
Nuevas de 1542, unas Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por su Majestad para la
gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los Indios que revisaban el
sistema de encomiendasconcediendo una serie de derechos a los habitantes indígenas
para mejorar sus condiciones de vida.1
Historiadores de distinta procedencia y época han alabado o criticado la Conquista de
América dependiendo de su punto de vista. En contadas ocasiones se ha descrito la
Conquista con una visión razonablemente neutral. El periodista estadounidense Charles C.
Mann dice:
Cuando me dispongo a escribir para la gente de hoy y del futuro, acerca de la conquista y
descubrimientos hechos aquí en Perú, no puedo más que reflexionar que estoy tratando con uno de
los asuntos más grandes de los que uno posiblemente pueda escribir en toda la creación en cuanto
respecta a la historia secular. ¿Dónde antes han visto los hombres las cosas que ellos han visto
aquí? Y pensar que Dios ha permitido que algo tan grande permaneciese escondido del mundo por
un tiempo tan largo, desconocido a los hombres, y después dejado para ser hallado, descubierto y
ganado todo en nuestro tiempo!

Por su parte, fray Bernardino Sahagún enunció:


Esto a la letra ha acontecido a estos indios, con los españoles, pues fueron tan atropellados y
destruidos ellos y todas sus cosas, que ninguna apariencia les quedó de lo que eran antes. 2

Fray Bartolomé de las Casas consideraba la Conquista de América como una de


las «maravillas» del mundo. Sin embargo, la definía también como «la destrucción de las
Indias»:
En estas ovejas mansas, y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas,
entraron los españoles, desde luego que las conocieron, como lobos e tigres y leones cruelísimos de
muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta hoy, e
hoy en este día lo hacen, sino despedazarlas, matarlas, angustiarlas, afligirlas, atormentarlas y
destruirlas por las extrañas y nuevas e varias e nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras
de crueldad.3

Algunos historiadores consideran estas afirmaciones tergiversadas y algo exageradas.


Muchos cronistas del norte de Europa, se basaron inicialmente en los escritos de
Bartolomé de las Casas para crear una propaganda destinada a ensuciar y menospreciar
el nombre de España y de los españoles. Es lo que se conoce como la Leyenda Negra,
creada por ciertos países enemigos de España para crear animadversión contra ella.

Francisco Pizarro

Hernán Cortés

Cabeza de Vaca

 Sebastián de Belalcázar, fundador de la Ciudad de Quito

Diego de Almagro, descubridor de Chile y Bolivia.


Factores que favorecieron a la conquista
española[editar]

El morrión era el casco arquetípico del conquistador español. Este es un morrión hecho de hierro

La Reconquista española[editar]
Los historiadores John H. Elliot y Francisco Morales Padrón hacen hincapié en el poco
aprecio que tenían los conquistadores a su propia vida a la hora de emprender sus
campañas militares y la convicción que tenían en el éxito. Tras los ocho siglos
de Reconquista cristiana de los territorios musulmanes en España los españoles habían
forjado una moral de caballero en pos de una misión trascendental.
Antes de entrar en combate con sus 177 hombres contra los 40.000 incas de Cajamarca,
el conquistador Pizarro dijo:4
Tened todos ánimo y valor para hacer lo que espero de vosotros y lo que deben hacer todos los
buenos españoles y no os alarméis por la multitud que dicen tiene el enemigo, ni por el número
reducido en que estamos los cristianos. Que aunque fuésemos menos y el enemigo contrario fuese
más numeroso, la ayuda de Dios es mayor todavía, y en la hora de la necesidad Él ayuda y favorece
a los suyos para desconcertar y humillar el orgullo de los infieles y atraerles al conocimiento de
nuestra Santa Fe.

El escritor Juan Sánchez Galera menciona que los españoles estaban también imbuidos
en la cultura renacentista europea que dibuja a un hombre como un ser portador de
valores y capaz de decidir su propio destino. Esta visión es contraria al materialismo,
donde cada cual vale en función de lo que tenga y no de lo que sea como persona.5

La religión[editar]
Francisco Morales Padrón destaca la espiritualidad. Las culturas de los americanos, como
la de los españoles, era profundamente teocéntrica. En ese caso, no era fundamental
quién poseía más hombres o menos sino a quién beneficiaba más el Cielo. Y es una
realidad que los españoles dieron la impresión a los indígenas de que el dios cristiano
estaba de parte de ellos y muchos indígenas perdieron las razones para seguir luchando.6
Las religión azteca era fatalista. A los dioses habitualmente se les adoraba para impedir
que se enfurecieran y el mundo dejara de funcionar. Para evitar esas catástrofes eran
realizados sacrificios humanos a los dioses. Solo en Tenochtitlán se practicaban
anualmente más de 20.000 sacrificios humanos. En 1521, tras la conquista de la ciudad
por Hernán Cortés, se encontraron 140.000 cabezas humanas amontonadas en una pila
de ofrendas. A la víctima del sacrificio humano se le sacaba el corazón y se embadurnaba
con su sangre las paredes del templo y su cadáver era arrojado pirámide abajo para ser
comido por los asistentes. El canibalismo religioso estaba tan extendido que estudios
antropológicos han demostrado que una parte de la dieta proteínica de los habitantes
de Tenochtitlán provenía de ahí.78
Además entre los indígenas existían mitologías a menudo comunes entre distintos pueblos
que coincidían en que algún día aparecerían desde el otro lado del mar personas sobre
casas flotantes con piel blanca y barba que acabarían con sus viejas culturas y crearían
una nueva y superior. Entre los aztecas este mito estaba relacionado con Quetzalcóatl,
entre los incas con Viracocha y para los muiscas se relacionaba con Bochica. Otros
pueblos llevaron a cabo suposiciones de que los españoles, como sus caballos, eran
inmortales.9
Los españoles libraron entonces una guerra religiosa convenciendo a los nativos de que su
dios era verdadero y que los dioses a los que ellos adoraban no eran más que figuras de
piedra. Además les explicaron que más les valía vivir como católicos que seguir
manteniendo sus creencias tradicionales.10 Cortés subía a los templos delante de los
aztecas y destruía los altares con un martillo e iba destruyendo todas los estatuas de las
ciudades por donde avanzaba demostrando que eso no tenía ningún tipo de consecuencia
divina. Del mismo modo Pizarro destruyó el santuario de Pachacámac. Cuando Hernán
Cortés se dispuso a visitar el gran templo de Huichilobos, varios días tras su llegada
a Tenochtitlan, el emperador Moctezuma lo esperaba en lo más alto de la pirámide. El
emperador le ofreció a un grupo de sacerdotes para que lo llevaran a hombros pero Cortés
rehusó y subió a pie con sus compañeros los 114 escalones. Cuando Moctezuma le dijo
"Señor, estaréis cansado, tras subir a este gran templo nuestro", Cortés contestó "Ni yo ni
los que vienen conmigo nos cansamos en cosa ninguna".11

Armamento[editar]
En su imprenta de Francfort el protestante y grabador de Flandes Teodoro de Bry publicó
grabados de españoles cometiendo atrocidades en América. Los españoles son a menudo
mostrados con arcabuces frente a indígenas que se encontraban prácticamente
desarmados y a merced de esas atrocidades. Sin embargo, la mayor parte del continente
americano se conquistó contando con tan solo 16 arcabuces: 13 que portaban las tropas
de Hernán Cortés y 3 que portaban las tropas de Pizarro cuando entró en Cajamarca.4

Arcabuz en un museo.

Arcabuz alemán.

Los españoles portaban escasas armas de fuego. Sobre todo poseían armas de cuerpo a
cuerpo como espadas, dagas, lanzas y alabardas. Los arcabuces no podían ser fabricados
por un buen herrero, sino que procedían de una industria y eran caros de producir, por lo
que la mayoría de los colonos no podían permitírselos. Los soldados españoles sí poseían
armas de fuego, pero se encontraban en Europa cobrando un buen sueldo y muy pocos
querían dejarlo todo para ir al Nuevo Mundo.12 Los españoles que sí llevaron arcabuces
pronto se dieron cuenta de que eran completamente ineficaces contra los aborígenes
porque estos atacaban por sorpresa y las armas de fuego precisaban de varios minutos
antes de realizar el primer disparo, porque aunque en cargar la bala y limpiar el cañón
podían tardar solo 30 segundos hacía falta prender la mecha. Para prender la mecha las
veces que se quisiera disparar primero hacía falta tener algo con fuego y entonces no
existían las cerillas, por lo que había que hacer fuego con piedras para encender cuerda
con la que ir prendiendo la mecha. Es este proceso de obtener fuego antes del primer
disparo el que retrasaba el proceso varios minutos. El arcabuz era un arma un tanto
pesada y por eso a veces se usaba para un palo de metro y medio para apoyarlo llamado
horquilla. Una vez cargado el arcabuz, encima de la horquilla y listo para disparar los
hombres se encomendaban a Santa Bárbara para que la pólvora no estuviese húmeda,
cosa habitual en las antiguas pólvoras negras con una gran cantidad de sales en su
composición.13
Las armas de fuego eran eficaces en las batallas europeas del siglo XVI, donde dos
ejércitos compactos se enfrentaban en campo abierto.12 En el tiempo en que un español se
preparaba para realizar el primer disparo un indígena podía disparar 20 flechas y por todas
las razones expuestas ni fueron abundantes ni ayudaron demasiado en la conquista.12
Un arma que era bastante habitual entre los soldados españoles era la ballesta. Esta arma
fue inventada en el Imperio romano y perfeccionada en la Edad Media. En los campos de
batalla europeos de la primera mitad del siglo XVI era muy común entre los soldados
españoles. Sin embargo tampoco era muy frecuente en los españoles en América, porque
aunque esta sí podía ser fabricada por un buen artesano y siempre estaba lista para el
primer disparo en las batallas en distancias cortas y en las escaramuzas no se
consideraba tan útil.14
Un arma que estuvo presente en América fue el falconete, que es un cañón de bronce que
normalmente se encontraba fijo en el castillo de popa de los barcos y que a veces era
desmontado del barco y cargado a lomos de un mulo o en la espalda de una persona y
descargado para su uso. Estos cañones disparaban bolas de hierro de unos 3 centímetros
de calibre. Fueron usados con éxito y efectividad por Hernán Cortés en Tenochtitlán y por
Pizarro en Cajamarca. A veces los españoles cambiaban la bola de hierro por un buen
puñado de balas de arcabuz. Eran útiles para disparar contra grupos de indios.14 En el
recuento que hizo Cortés en Cozumel llevaba cuatro falconetes y Pizarro contaba con un
falconete en Cajamarca.15
Sin embargo, los factores que realmente fueron decisivos fueron las espadas, las lanzas,
las picas, las hachas, las dagas, los cuchillos, los arcos, las ballestas, la coraza, el perro y
el caballo. La coraza daba seguridad al soldado en los combates cuerpo a cuerpo.
Aunque los indígenas no conocían el hierro o el acero tenían una gran habilidad para
trabajar la piedra, especialmente el ágata y la obsidiana. Una flecha con punta de ágata
podía a menos de 30 metros atravesar la coraza de un conquistador. Hacían el filo de sus
espadas de madera con lascas de obsidiana y pedernal embutidas y estas, según las
crónicas, podían cortar la cabeza de un mulo de un solo tajo. En lugar de corazas, se
protegían con "escaupiles", que según describe Hernando Colón eran petos de algodón
colchados. La depurada tecnología textil de las civilizaciones andinas, que permitía tejidos
de hasta 500 hilos por pulgada estructurados en capas sucesivas, les permitió desarrollar
eficientes armaduras de tejido acolchado (el escaupil) que fueron adoptadas finalmente por
los españoles, abandonando sus cascos y corazas metálicas,16 ya que estas no eran
adecuadas para climas tropicales, tanto por el calor que daba a los portadores como por la
corrosión que sufrían.
El arma principal de los ejércitos andinos era la honda, realizada con tejidos, con la que
arrojaban piedras calentadas hasta el rojo vivo, envueltas en algodón y brea. Utilizando
estas armas los quechuas arrasaron Cuzco, ocupada por los españoles en 1536.16
Los indígenas tenían más potencial militar del que pudiera suponerse. Las guerras contra
los mapuches, en el actual Chile, costaron 30.000 bajas españolas en el primer siglo de
conquista.6

El caballo y otros animales[editar]


El asalto de caballería venía siendo una técnica militar desde los tiempos de Alejandro
Magno. El caballo también permitía entrar al galope entre el grueso de los enemigos dando
mandobles y causando un gran número de bajas. De otro lado el caballo aportaba gran
facilidad de maniobra y movimiento para retirarse tras la carga. Cortés contaba en
Cozumel con 16 caballos y Pizarro en Cajamarca tenía 67 caballos.15
La introducción del caballo por parte de los españoles les permitió en algunos casos
moverse con rapidez y lanzar rápidos ataques. Sin embargo, en las zonas montañosas
y selváticas, los españoles se mostraron menos adaptados tecnológicamente que las
culturas indígenas, que utilizaban la llama y técnicas especiales para construir caminos y
puentes adaptados a ese tipo de terrenos. En algunos casos los pueblos originarios,
principalmente en Norteamérica, la Araucanía, la pampa y la Patagonia, se apropiaron del
caballo y desarrollaron técnicas de adiestramiento y monta, y se volvieron un factor
decisivo para rechazar a los conquistadores. Los españoles utilizaron también perros de
presa para rastrear y atacar indígenas y esclavos en la selva y en los bosques.17
 El conquistador español Pedro de Candía disparando con un arcabuz de mecha

El uso de caballos era totalmente desconocido por los indios americanos. Los caballos de pura
raza españoles son, además, reconocidos internacionalmente por su excelencia

Mural que representa amarres de un barco, un mosquete de mecha (evolución del arcabuz),
un capitán español y filones de oro puro. Pabellón de la Navegación, Sevilla. España.

Espadas roperas de acero toledano. También se encuentra en la vitrina en


clásico morrión. Museo de Artes y Costumbres Populares, Sevilla

Tecnología[editar]
Los aztecas y los incas se encontraban tecnológicamente más atrasados que los
españoles. Conocían la rueda, pero desconocían formas prácticas para utilizarla, de igual
manera no tenían el conocimiento para poder crear aleaciones metálicas, aunque poseían
buenas redes de comunicaciones y eran hábiles en las manufacturas líticas y de metales
nobles.18 Tampoco conocían la navegación a vela.
El conocimiento del metal se aplicó principalmente para la elaboración de objetos
religiosos, artísticos y simbólicos, así como de utensilios domésticos de uso cotidiano. Solo
los quechuas y los purépechas elaboraban armas de cobre, pero estas no alcanzaban el
filo y dureza del hierro o del acero.

Recursos humanos[editar]
Hernán Cortés con 508 hombres conquistó Tenochtitlán, una ciudad con un cuarto de
millón de habitantes, capital del Imperio Azteca, que contaba con 10 millones de hombres.
Pizarro solamente tenía 177 hombres cuando ganó la batalla de Cajamarca contra 40.000
incas, ciudad importante del Imperio Inca, que contaba con 16 millones de habitantes.
Jiménez de Quesada conquistó Nueva Granada con menos de 700 soldados. Pedro de
Valdivia comenzó la ocupación de Chile con 12 hombres y la terminó con unos 150. Álvar
Núñez Cabeza de Vaca exploró y sentó las bases para la conquista pacífica de todo el Sur
de los actuales Estados Unidos con solo 2 compañeros.10
Por otra parte las civilizaciones originarias tenían la ventaja numérica, si bien las
desuniones y enemistades entre los pueblos indígenas jugaron a favor de los españoles.
En todos los casos las naciones indígenas cuya conquista pretendían los españoles
superaban a estos en número: en promedio los españoles peninsulares nunca superaron
el 2% de la población de América. Sin embargo, era habitual que los conquistadores
españoles realizaran alianzas para formar ejércitos numerosos. El ejército con el
que Hernán Cortés atacó Tenochtitlán estaba integrado por 200.000 soldados,19 de los
cuales menos del 1% eran españoles.19 Sin embargo, a nivel táctico los españoles eran
muy superiores a aztecas e incas. Mientras los indígenas trataban de capturar prisioneros
para sacrificar a sus dioses con un objetivo ritual, los españoles solían matar al enemigo
en el cuerpo a cuerpo con un objetivo estratégico, lo que unido a su armamento más eficaz
causaba gran mortandad entre los indios.
Otro factor fundamental fue la habilidad de los conquistadores de aliarse con pueblos
indígenas aprovechando la enemistad existente entre algunos pueblos, bien apoyando a
uno de los bandos de una guerra civil, como en el caso del Imperio Inca, o aliándose con
los grupos sometidos por el reino que se pretendía conquistar, como fue el caso
del Imperio Azteca.
El descontento de las poblaciones periféricas indígenas sometidas por las ciudades-
Estado y la convicción de que la forma de vida de los españoles era mejor que la que
hasta entonces habían tenido dispuso a dichas poblaciones a unirse a los españoles. En
algunos casos más del 90% de las tropas con las que contaron los españoles eran
indígenas americanos. Entre otros casos, Cortés contó con la ayuda de los totonacas,
de Cempoal y los tlaxcaltecas mientras que Núñez de Balboa contó con 12 grandes
caciques entre los que se encontraban Dabaibe, Careta, Cheru, Nacarao y Micoya. Pedro
de Heredia conquistó Colombia con la ayuda del cacique Hinaldo. Pizarro contó en la
conquista del Perú con la ayuda de los huancos. Antes de la llegada de Francisco Pizarro
los incas ya se encontraban en una guerra civil. Para la conquista del Río de la Plata se
contó con la ayuda de los guaraníes.20

La escritura[editar]
Jared Diamond explica que los engaños de los españoles en los que
cayeron Atahualpa y Moctezuma se debían a que los españoles pertenecían a una
sociedad alfabetizada que, gracias a la escritura, tenía a su disposición un enorme corpus
de conocimiento sobre comportamiento humano e historia.

Las enfermedades[editar]
Autores como Jared Diamond resumen las causas de la victoria de Pizarro (paradigma de
la conquista española) en «tecnología militar basada en armas de fuego y acero y
caballos, enfermedades infecciosas endémicas en Eurasia, tecnología marítima europea,
la organización política centralizada de los Estados europeos, y en la escritura».21
El escritor estadounidense Charles Mann dice que España «no habría vencido al Imperio
(azteca) si, mientras Cortés construía las embarcaciones, Tenochtitlán no hubiera sido
arrasada por la viruela en la misma pandemia que posteriormente asoló el Tahuantinsuyu.
La gran ciudad perdió al menos la tercera parte de población a raíz de la epidemia,
incluido Cuitlahuac». No obstante, antes de que la epidemia de viruela llegara a
Tenochtitlán,22 los aztecas y sus aliados fueron vencidos en la batalla de Otumba por un
contigente de españoles y aliados amerindios muy inferior en número y en condiciones
físicas lamentables tras sufrir la derrota de la Noche Triste.23
Algo similar sucedió con el Imperio inca, derrotado por Francisco Pizarro en 1531. La
primera epidemia de viruela fue en 1525 y mató entre otros al Emperador Huayna Cápac,
padre de Atahualpa. Nuevas epidemias de viruela se declararon en 1533, 1535, 1558 y
1565, así como de tifus en 1546, gripe en 1558, difteria en 1614 y sarampión en 1618.24
Dobyns estimó que el 90% de la población del Imperio incaico murió en esas epidemias.
Sin embargo, pudo haber habido también enfermedades propias de América que
mermaran la población. Un estudio del médico personal de Felipe II de España, Francisco
Hernández de Toledo, que realizó autopsias, habla de una epidemia de 1576. En algunas
personas había gangrena en el cuerpo y a las víctimas les salía sangre de las orejas.
Hernández conocía la viruela y el tifus y cuando llegó al Nuevo Mundo y supo que esa
enfermedad no era ninguna de las enfermedades europeas. Dibujos realizados por los
propios aztecas revelan los síntomas que producía esa enfermedad, que los propios
aztecas llamaban cocoliztli. En 1545 y los años siguientes murieron 15 millones de
personas y en 1570 murieron 2 millones, lo que puede corresponder a dos epidemias.
Antes de dichos momentos hubo grandes periodos de sequías seguidos de fuertes lluvias,
lo que indica que esa puede ser la condición que se dio para que ese virus prosperara en
las poblaciones de ratones y mutara para transmitirse a los humanos. Esa enfermedad no
hizo demasiado daño a los españoles, cobrándose sobre todo víctimas entre los
sacerdotes, que estaban siempre muy próximos a los indígenas.
Al igual que muchos indios perecían por enfermedades traídas por los españoles,
enfermedades tropicales como la "barquía" o la "modorra" llegaron a causar la muerte de
entre el 30% y el 50% de algunas expediciones españolas.15

Demografía[editar]
El factor decisivo en la derrota de las civilizaciones americanas fue la caída de sus líderes
y emperadores, aunque posiblemente tuvo algún papel el colapso demográfico. Entre los
investigadores y sectores sociales no hay consenso sobre las causas de ese colapso,
atribuyéndolos unos a un genocidio, otros a la introducción de nuevas enfermedades y un
tercer grupo a una combinación de ambas causas. El investigador norteamericano H. F.
Dobyns25 ha calculado que un 95% de la población total de América murió en los primeros
130 años después de la llegada de Colón. Por su parte, Cook y Borak, de la Universidad
de Berkeley, establecieron luego de décadas de investigación, que la población en México
disminuyó de 25,2 millones en 1518 a 700 mil personas en 1623, menos del 3% de la
población original.26 En 1492 España y Portugal juntas no superaban los 10 millones de
personas.27
No hay consenso en considerar que el colapso demográfico de la población original de
América fue la causa principal de su derrota militar. Cada caso fue particular. Sin embargo
Steven Katz ha dicho al respecto:
Muy probablemente se trata del mayor desastre demográfico de la historia: la despoblación del
Nuevo Mundo, con todo su terror, con toda su muerte.28

Sin embargo, nunca hubo voluntad de realizar un exterminio total de la población indígena
por parte de los españoles, sino que inicialmente lo que pretendían era someter a la
población para explotar los recursos y su mano de obra. Así fue al menos hasta la
promulgación de las Leyes de Burgos y demás derecho indiano, que mostraban una seria
preocupación por parte de la Corona por proteger de los abusos a los indígenas
sometidos.

La evangelización en la conquista[editar]
La bula alejandrina de 1493 supuso el reconocimiento papal a la propiedad de las tierras
recién descubiertas por los Reyes de España, cosa supeditada a la conversión de los
indios al cristianismo. En Europa se creó un concepción de los indios como genus
angelicum o "pueblo angelical". Tras los primeros viajes se trajeron a algunos indios a
España y su complexión delgada, sus simples formas de vida y su aparente ingenuidad
hicieron pensar a todos que en América habría una pronta civilización y evangelización. En
España comenzó a crearse una concepción idealizada y dulce de los indios basada en
esta primera impresión.11
Por supuesto, nada hacía suponer desde el primer momento las costumbres violentas de
esos indios, que también se encontraban en América sumidos en guerras y que llevaban a
cabo habitualmente prácticas como el canibalismo. De hecho, en 1512 los españoles
solamente han podido asentarse en las islas del Caribe debido al belicismo indígena.11
Fernando el Católico encarga un estudio teológico y jurídico al dominico Matías de Paz y al
jurista Juan López de Palacios, quienes concluyen que es ilícito hacer la guerra a los
indios para obligarlos a la conversión pero que esa guerra puede ser justa si los caciques y
jefes prohíben la libre conversión de los súbditos o hace falta la guerra para derribar las
costumbres inhumanas cuando se negasen a abandonarlas. 20 años después Francisco
de Vitoria y Domingo de Soto llegarán a las mismas conclusiones.29
A medida que avanza la conquista los indios van abandonando sus viejas costumbres y se
inician las conversiones al cristianismo aunque se recurría a la guerra bastante a menudo
sin que, a juicio de algunos, esto fuera necesario. Por esto, una Real Orden de 1526
dispone que cualquier expedición militar debe ir acompañada de clérigos legitimados para
evitar el abuso. En 1549 se considera ya prácticamente pacificado el continente y se
considera que el resto del trabajo ya corresponde casi exclusivamente a los misioneros.30
Francisco de Vitoria, de la Universidad de Salamanca, elaboró teorías jurídicas y
teológicas sobre los derechos de la persona, siendo un firme defensor de los derechos de
los indios.31 En 1573 Felipe II prohibió la conquista armada en América y se confió la
civilización a frailes y maestros. nno

El reparto de América entre las naciones


europeas[editar]

Colonización española de América

La colonización europea de América se inicia a finales del siglo XV luego de que Cristóbal
Colón llegara en 1492 con el mecenazgo de los Reyes Católicos. A partir de ahí, el Imperio
español el Imperio portugués, el Imperio británico, el Imperio francés y el Imperio
neerlandés, conquistaron y colonizaron el continente, siendo el español el imperio más
extenso.
El Imperio español fue el primero en realizar la conquista, y se asentó principalmente en
Norteamérica, Centroamérica y en el área andina de Sudamérica (imperios azteca e inca,
respectivamente). A España se sumaría poco después Portugal, alegando derechos
territoriales sobre Brasil en virtud del Tratado de Alcáçovas, de las Bulas Alejandrinas y
del Tratado de Tordesillas.
España fue la potencia que mayor presencia colonial impuso en América. Tomó posesión
por la fuerza de los dos grandes imperios existentes en América en ese momento. España
se apropió de toda la Costa Oeste de Norteamérica hasta el Estrecho de Georgia, las
Montañas Rocosas y de la península de Florida, además de toda Centroamérica, el Caribe
y Sudamérica, con la excepción de una zona costera atlántica que luego vino a ser Brasil y
las Guayanas. En dicha expansión el Imperio español derrotaría al Imperio azteca y al
Imperio inca, además de presentar batalla y dominar territorios de distintas tribus
americanas.
Inglaterra estableció trece colonias en la Costa Este de Norteamérica y de buena parte de
Canadá, además de conquistar a España algunas islas del Caribe, como Jamaica.
Francia ocupó la actual Guayana Francesa en Sudamérica (aún bajo su
dominio), Luisiana en el Golfo de México, algunas islas del Caribe, y la región canadiense
de Quebec. En el siglo XVIII los españoles cederían a Francia la mitad occidental de La
Española; el actual Haití.
Los Países Bajos estableció colonias en Norteamérica (Nueva Ámsterdam, que luego sería
Nueva York), el norte de Sudamérica (Guyana neerlandesa, hoy Surinam) y algunos
asentamientos en islas caribeñas (Antillas neerlandesas y Aruba).

Diferencias de los conquistadores españoles con respecto a


la conquista anglosajona[editar]
La conquista inglesa comienza con un siglo de retraso con respecto a la española. En el
siglo XVII el potente mosquete y la llave de chispa suponen una gran mejora de las armas
de fuego de la que sacan provecho los ingleses.32
Los conquistadores anglosajones lucharon con una ventaja de 2 a 1 para ocupar América
del Norte en 200 años33 y los conquistadores españoles sometieron a la fuerza el triple de
territorio en 4 veces menos tiempo y con una inferioridad numérica de 300 a 1 aunque en
la conquista de la Nueva España contaron siempre con una muy buena cantidad de
aliados indígenas que en algunos casos particulares como el sitio de Tenochtitlán llegaban
a 100,000 aliados,34 según el propio Hernán Cortés.32
Los conquistadores anglosajones no integraron a los pueblos sometidos a su sociedad,
limitándose a exterminar a la población local para posteriormente ocupar sus
territorios,[cita requerida] donde trasladaron por entero las formas europeas de
vida.[cita requerida] Los españoles formarían en América una nueva sociedad mediante la
fusión de las cultura europea con las culturas indígenas, de una forma semejante a lo que
ocurrió con el Imperio romano.32 La colonización anglosajona estaba formada por
expatriados protestantes que no eran tolerados por los anglicanos en Gran Bretaña y que
trajeron sus costumbres y sus mujeres, por lo que marcaron sus posesiones y luego
expulsaron a los nativos.[cita requerida] Por el contrario, los españoles no crearon una sociedad
diferenciada por la raza porque apenas viajaban mujeres a América en los primeros
tiempos.[cita requerida] Los españoles se unieron a las indígenas y las bautizaron formando un
pueblo mestizo,35 aunque no de forma pacífica, dándose casos de violaciones sexuales y
matrimonios forzados por parte de los españoles.3637
Por ejemplo, en Australia, había 3 millones de aborígenes cuando llegaron los primeros
ingleses.[cita requerida] Un siglo después solo había 60.000.[cita requerida] Los aborígenes
de Tasmania tuvieron peor suerte pues fueron exterminados, en parte por las
enfermedades, como también con una técnica llamada "cordón negro" que consistía en
una línea de 2.200 soldados que cubría todo el ancho de la isla mientras disparaban contra
los aborígenes al avanzar.38 Hasta los años 1960 estaba bien considerado y era legal en
Australia tomar a los niños de los aborígenes para traerlos a casa a trabajar para tareas
domésticas si eran niñas o para trabajar en el campo si eran niños.39

El oro[editar]

Recreación de unos lingotes de plata en una caja de caudales. La plata resultó ser el metal precioso
más abundante en América. Pabellón de la Navegación de Sevilla.

Se ha relacionado mucho la presencia española en América con la búsqueda de oro de los


conquistadores. Ciertamente, las leyendas sobre las Siete Ciudades de Oro de Cíbola en
América del Norte y El Dorado en Sudamérica motivaron algunas expediciones, como las
de Vázquez de Coronado y Francisco de Orellana.
Aunque la realidad más frecuente era mucho más prosaica, porque los conquistadores no
buscaban tanto ciudades míticas doradas como la conquista de tierras que pudieran
reportarles riquezas: yacimientos mineros, mano de obra, campos... Cristóbal Colón ya
logró encontrar oro en La Española y Centroamérica por lo que la existencia de oro era
algo constatado. Sin embargo, a posteriori se descubriría que el metal precioso más
abundante en América era la plata, y los españoles la extrajeron durante siglos de México,
Perú, Bolivia y Chile.40
A partir de finales del siglo XV, los españoles (sobre todo andaluces y extremeños),
conscientes de que el mundo ahora era más grande decidían emigrar a un lugar que les
proporcionara una gran prosperidad. Las pepitas de oro que habían llegado del Caribe
fueron suficientes como para alentar una "fiebre del oro" que aumentó el interés en ir al
Nuevo Mundo. Bernal Díaz del Castillo, en su Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España dijo:
Vinimos aquí por servir a Dios y a su majestad, y también por haber riquezas

Además los metales preciosos no fueron el único negocio posible en el Nuevo Mundo. Por
ejemplo, el conquistador Juan Ponce de León logró hacer fortuna comerciando con el pan
de yuca.41

Véase también[editar]
 Lista de los conquistadores españoles
 Colonización europea de América
 Conquista del Perú
 Conquista de Colombia
 Conquista de México
 Conquista de Costa Rica
 Expediciones españolas
 Junta de Valladolid
 Mestizaje en América
 Reconquista (Hispanoamérica)
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ García Icazbalceta, Joaquín "Colección de documentos para la historia de
México" "Leyes y ordenanzas" (Dada en la ciudad de Barcelona, a veinte días del mes de
noviembre, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mill e quinientos e
cuarenta y dos años) y addenda 4 de junio de 1543; 26 de junio de 1543; 26 de mayo de
1544 texto en la webCervantista Virtual
2. Volver arriba↑ Sahagún, op. cit., p. 29
3. Volver arriba↑ De las Casas, Bartolomé. Brevísima relación de la destrucción de las
Indias. (ver texto)
4. ↑ Saltar a:a b Sánchez Galera, op. cit., p. 176
5. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 178
6. ↑ Saltar a:a b Sánchez Galera, op. cit., p. 188
7. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 189
8. Volver arriba↑ Ortiz de Montellano, Bernardo Ortiz de Montellano (1993). Medicina, salud y
nutrición aztecas. Siglo XXI. p. 114.
9. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 190
10. ↑ Saltar a:a b Sánchez Galera, op. cit., p. 191
11. ↑ Saltar a:a b c Sánchez Galera, op. cit., p. 193
12. ↑ Saltar a:a b c Sánchez Galera, op. cit., p. 180
13. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 181-182
14. ↑ Saltar a:a b Sánchez Galera, op. cit., p. 184
15. ↑ Saltar a:a b c Sánchez Galera, op. cit., p. 185
16. ↑ Saltar a:a b Mann, op. cit., p. 123
17. Volver arriba↑ Bethany Aram, op. cit., p. 51
18. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 186
19. ↑ Saltar a:a b Mann, op. cit., p. 178
20. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 192
21. Volver arriba↑ Jared Diamond, Guns, germs and steel, 1997, ISBN 0-09-930278-0, pg. 80.
22. Volver arriba↑ Thomas, p. 494
23. Volver arriba↑ Prescott, p. 399
24. Volver arriba↑ Mann, op. cit., p. 133
25. Volver arriba↑ Dobyns, H. F. (1983). Their number become thinned: Native American
population dynamics in Eastern North America. Knoxville (Tenn.): University of Tennessee
Press.
26. Volver arriba↑ Cook, S. F. y W. W. Borah (1963), The indian population of Central Mexico,
Berkeley (Cal.), University of California Press
27. Volver arriba↑ Mann, op. cit., p. 136
28. Volver arriba↑ Katz, S. T. (1994-2003). The Holocaust in Historical Context (2 vols.). Nueva
York: Oxford Universtity Press.
29. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 194
30. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 196
31. Volver arriba↑ Juan Goti Ordeñana (1999). «Principios y derechos humanos en Francisco
de Vitoria». Derecho y opinión (7). pp. 395-404. ISSN 1133-3278
32. ↑ Saltar a:a b c Sánchez Galera, op. cit., p. 197
33. Volver arriba↑ Memorial University of Newfoundland (ed.). «William Vaughan and New
Cambriol». Newfoundland and Labrador Heritage Web Site Project (en inglés). Consultado
el 9 de enero de 2010.
34. Volver arriba↑ Pérez López-Portillo, Raúl (2002). Historia breve de México. Madrid: Sílex
Ediciones. p. 55. ISBN 84-7737113-X.
35. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 198
36. Volver arriba↑ Casazza, Roberto (2009). Teseo, ed. Artes, ciencias y letras en la América
colonial: investigaciones presentadas en el simposio internacional homónimo realizado en
Buenos Aires los días 23, 24 y 25 de noviembre de 2005 Investigaciones de la Biblioteca
Nacional. p. 78. ISBN 978-987-1354-45-0. Consultado el 27 de abril de 2018.
37. Volver arriba↑ Versényi, Adam (1996). Ediciones AKAL, ed. El teatro en América Latina.
p. 58. ISBN 978-052-1478-50-2.
38. Volver arriba↑ McMahon, JF (2005). «Douglas, Sholto (1795–1838)». En Australian
National University. Australian Dictionary of Biography (en inglés). Consultado el 1° de abril
de 2015.
39. Volver arriba↑ Australian Museum, ed. (2004). «Indigenous Australia: Family Life» (en
inglés). Archivado desde el original el 5 de febrero de 2008. Consultado el 28 de marzo de
2008.
40. Volver arriba↑ Sánchez Galera, op. cit., p. 203
41. Volver arriba↑ Documental del Canal Bio True Story. «Juan Ponce de León. El Primer
Conquistador».

Vous aimerez peut-être aussi