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INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA

TUTORÍA DE IDIOMA ESPAÑOL


PARALELO “W”

TEMA:

“LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA ARQUITECTURA Y DE LA


CAPACIDAD DEL ARQUITECTO PARA APORTAR IDEAS
PARA LA SOCIEDAD PARA MEJORAR EL HABITAT”

ESTUDIANTES:

MARIO AGUIRRE
MARIO ASUNCIÓN
JOSSELYNE ZAMBRANO

PROFESORA:

MGS. JANETT SALAZAR


CONTENIDO

OBJETIVO GENERAL ................................................................................................................ 3

OBJETIVOS ESPECÍFICOS ........................................................................................................ 3

INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA ........................................................................................ 3

INVESTIGACIÓN DE CAMPO .................................................................................................. 7

BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................... 7

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OBJETIVO GENERAL

Conocer la función social de la arquitectura y la capacidad del arquitecto.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Promover a los arquitectos para aportar ideas para la sociedad.


Inculcar a los arquitectos generar ideas para el hábitat de la sociedad.

INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA

En nuestra época, al variar las condiciones de vida por la velocidad, el dinamismo


mecánico y la técnica, se hizo necesario darle otro sentido a la arquitectura.

Las ciudades modernas se caracterizan por su enorme población, que contrasta con la
reducida de otros tiempos; por ello fue menester adaptar el tipo de construcción a esa
superpoblación, tratando de solucionar simultáneamente problemas de comodidad,
estética e higiene, muchos de los cuales no habían preocupado a los arquitectos de
antaño pero que hoy son fundamentales. La incorporación al hogar, las fábricas y los
lugares de simple expansión espiritual, de aparatos eléctricos, radio, refrigeración,
calefacción, televisión, teléfono, cine, etcétera, exigió nuevas soluciones al arquitecto y
al ingeniero.

El problema de la economía de espacio y, sobre todo, la revaloración de los terrenos,


causas de que las grandes ciudades se extendieran no sólo en superficie, sino también en
altura, exigieron nuevas formas y nuevas soluciones arquitectónicas, que repercutieron,
a su vez, en el urbanismo, ya que hubo que considerar, además, la relación entre
edificios y calles de acuerdo con los problemas propios de la circulación.

La arquitectura es un arte social por excelencia. Desde tiempos remotos las


construcciones estuvieron condicionadas al destino que se les debía dar y a los
materiales empleados.

Se habla mucho en estos días, y se ha visto tanto en la última manifestación contra el


denominado proceso de Bolonia como en las quejas de los colectivos de profesionales

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por la Ley Ómnibus, sobre la posible desaparición de los Colegios Profesionales,
reguladores de más de un millón de profesionales de este país (que suponen el 30 % del
sector universitario y el 6,1 % del empleo). Los arquitectos se han manifestado
pidiendo, al igual que miles de estudiantes de Medicina, más créditos (360 en lugar de
los 240 de la mayoría de las carreras) y por lo tanto más horas lectivas. Es paradójico
que los universitarios se manifiesten para estudiar más, algo inédito en la historia de los
estudios. Pero así fue. Los alumnos son conscientes de que con la degradación temeraria
de su formación no llegarán a ser grandes profesionales de dos carreras tan exigentes y
con tanta responsabilidad social como la Medicina y la Arquitectura. Porque no existe
nada más complejo que estudiar el cuerpo humano y diseñar la vivienda y la ciudad, allí
donde el hábitat humano discurre con todos sus matices.

Un arquitecto necesita conocer muy bien los materiales con los que va a trabajar.
Precisa conocer las nuevas tecnologías al servicio de la construcción, las nuevas
energías que den al ciudadano una «vivienda digna», como proclaman la Constitución
Española, y necesita adaptar las condiciones de habitar a las necesidades del siglo XXI.
Todos sabemos, por ejemplo, que la normativa de la Vivienda de Protección Oficial no
resuelve los nuevos requerimientos sociales: no responde a los modelos actuales de
familia, no soluciona las exigencias de una tercera edad que precisa pequeños
apartamentos asistidos en lugar de residencias-asilo, no atiende a los jóvenes que buscan
su primer alojamiento, ni a las personas que viven solas o a los mayores que retornan a
la ciudad por cuestiones de movilidad y programa, o simplemente no satisface la
respuesta a la búsqueda de espacios flexibles y versátiles para que la gente se relacione.

Las nuevas necesidades de ahorro energético cambiarán las formas de los edificios y las
ciudades. Dice Norman Foster, reciente Premio Príncipe de Asturias de las Artes, que la
arquitectura es una carrera de obstáculos en la que hay que saltar por encima de las
normativas, de los presupuestos, del cliente y de la dura realidad de la obra: del
hormigón a la estructura económica. ¿Por qué aguantó el edificio Windsor de Madrid
sin caerse (aunque luego hubo que derribarlo)? ¿Por qué los edificios de Calatrava o
Ghery parecen desafiar las formas geométricas y de la gravedad? ¿Por qué Vicente
Guallart consigue mantener los huertos urbanos y el trazado árabe de acequias en su
proyecto de Sociopolis en Valencia? ¿Por qué los edificios de Moneo se integran tan
bien junto al Museo del Prado, el Teatro Romano de Mérida, la Torre del Oro o la playa
de San Sebastián? ¿Por qué el proyecto Olímpico de Madrid (el estadio es de los

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sevillanos Cruz y Ortiz) ha sido el más valorado por sus equipamientos deportivos?
¿Por qué todos estos grandes profesionales y otros muchos que hicieron historia como
Fidias con el Partenón, Bruneleschi o Palladio en la cúpula de la catedral de Florencia y
las iglesias y palacios de Venecia; Miguel Angel y Bernini en la basílica y plaza del
Vaticano, Villanueva en el Museo del Prado o más en nuestro tiempo Sáenz de Oiza con
la sede del BBVA en la Castellana de Madrid consiguen mantenerse y seguir
emocionando en el tiempo?

¿Por qué, como dice Tuñón, los mejores edificios del mundo como la Alhambra han
sido sostenibles?¿Por qué todos sus arquitectos han tenido grandes conocimientos de
geometría, dibujo, estructuras y cimentaciones, construcción, conocimiento de los
materiales, instalaciones, sociología, historia del arte y el sometimiento de una
legislación y normativa compleja, que a veces dificulta más que facilita el proyecto?Y
sobre todo, ¿por qué como el director de orquesta, con una visión integradora y
armónica de todos esos conocimientos, es capaz de crear algo bello?

La respuesta en bien sencilla. Porque la Arquitectura es una de las disciplinas más


complejas, duras y a la vez bellas y apasionantes de cuantas ha creado el ser humano. Y
por eso los estudiantes no quieren la degradación de su formación, porque anhelan
intentar emular a sus maestros y en definitiva porque quieren ser sencillamente
arquitectos.

¿Acaso alguien podría discutir la función social de los arquitectos como diseñadores de
nuestro patrimonio, desde las Pirámides hasta las nuevas torres de Madrid, pasando por
la Alhambra, la Mezquita, las catedrales, los hospitales, las escuelas, las viviendas
protegidas o los pueblos de colonización? ¿O de esos profesionales que han dirigido y
ayudado a su mantenimiento, conservación o rehabilitación, muchas veces soportando
grandes presiones por los agentes inmobiliarios y políticos?

No hay ciudad sin arquitectura, ni urbanismo sin conocimiento de la misma. Los


Colegios de Arquitectos, han realizado una gran función, no solo a sus profesionales
ofreciendo un servicio de formación continuada, bibliotecas, archivo e información del
planeamiento, seguros de responsabilidad civil, etc. También han dado un servicio a la
sociedad a través del fomento de debates de arquitectura y ciudad, exposiciones,
conferencias, concursos, publicaciones, sugerencias y alegaciones a los planes generales
de ordenación. Han denunciado obras sin licencias o licencias defectuosas, intentando

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poner freno a los desmanes urbanísticos en muchos ayuntamientos donde no hay
servicios técnicos municipales. Por eso degradando la formación del arquitecto
degradaríamos también nuestro patrimonio.

Ahora los más de 50.000 arquitectos que hay en España (más del doble por habitante
que en Francia, Italia o Alemania) estamos en una terrible crisis, los jóvenes no pueden
acceder al mercado laboral, los mayores cierran los estudios y los que trabajan por
cuenta ajena están en una precariedad extrema. Es un paradigma, por tanto, que los
estudiantes de Arquitectura quieren estudiar más, y que los profesionales queramos
mantener nuestros colegios para que sigan garantizando el futuro de nuestro sector.

Nuestra sociedad se merece unos profesionales de la Medicina que sigan estando a la


altura de los de ahora y unos arquitectos que estén a la altura de las demandas sociales
del ciudadano, ingeniando nuevos sistemas constructivos que ahorren costes
económicos y energéticos sin rebajar la calidad. En definitiva adaptar la vivienda a un
nuevo orden social, político y económico, pero con el mismo espíritu que los guio desde
sus primeros estatutos de 1931.

El arquitecto es un profesional que no solo trabaja por lucro o presta un servicio para su
cliente sino para la sociedad. El proyecto del arquitecto, a diferencia de otras
profesiones es el que más cambio puede producir en la sociedad o en una comunidad
determinada.

Los proyectos de arquitectura a menudo están relacionados con el progreso, la cultura,


la evolución y el paso del tiempo. El cliente de un arquitecto pocas veces hace un uso
privado y único de una construcción que no afecte también a quienes rodea. Un edificio
de viviendas, un edificio de oficinas, un estacionamiento, un puente, una represa
hidroeléctrica siempre impactan de diversas maneras en su entorno.

El primer impacto es visual, que puede ser positivo o negativo, de cualquier forma
generará preguntas, cuestionamientos, discusiones en el entorno local. El entorno es
testigo de la construcción de un espacio y a menudo se siente dueño o propietario del
mismo ya que afecta su cotidianeidad de manera sobresaliente. Esta apropiación que
hace el entorno de la construcción debe ser un aspecto importante a tener en cuenta para
el arquitecto, ya que este no solo diseña un bien tangible de uso privado sino un
proyecto completo de impacto social que implica aspectos positivos, negativos de
amplio alcance.

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El reconocimiento del entorno como factor influyente en los proyectos es un aspecto
que es tenido en cuenta cada vez más en la arquitectura moderna. De estas demandas del
entorno surge también la Responsabilidad Social del Arquitecto, a fin de limitar el
impacto contra el medio ambiente de una obra. El arquitecto debe tener en cuenta que
muchas veces las leyes fueron hechas para cubrir algunas demandas sociales. Y en
países subdesarrollados o con conflictos políticos a veces la burocracia impide que
surjan nuevas leyes que cubran los reclamos de la sociedad. Es entonces cuando a veces
se realizan manifestaciones, protestas o un sinnúmero de quejas frente a una obra que
cumple con la ley. Tener en cuenta estos reclamos es un paso importante a la vez que
dialogar con los afectados o los medios de comunicación sobre el proyecto para
transmitir los beneficios del mismo. Es por esto que el arquitecto de hoy debe contar
con una serie de habilidades llamadas “blandas” como la comunicación, oralidad,
facilidad para las relaciones interpersonales o capacidad de negociación.

La sociedad le demanda hoy al arquitecto que sus proyectos no sólo beneficien a su


cliente sino de alguna forma directa o indirecta a la sociedad en general.

Los individuos de la sociedad actual están cada vez más informados de sus derechos, de
la responsabilidad de las empresas frente al medio ambiente y de que son capaces de
moldear su propio entorno mediante la presión a políticos y con la ayuda de los medios
de comunicación. Las tendencias o los proyectos arquitectónicos exitosos en este
sentido, proyectos abrazados, admirados y valorados por la sociedad, deben ser un
modelo a analizar para todos los arquitectos antes de iniciar un nuevo emprendimiento.

INVESTIGACIÓN DE CAMPO

BIBLIOGRAFÍA

Arnheim, R. (1978). La forma visual de la arquitectura.

Vila, X. M. A. (2003). Arquitectura como tecnología de construcción de la realidad social. Arqueología


de la Arquitectura, (2), 17-24.

Rossi, A., Tarragó, S., i Ramió, J. R., & Güell, X. (1982). La arquitectura de la ciudad. Gustavo Gili.

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Cevedio, M. (2003). Arquitectura y género: espacio público-espacio privado (Vol. 203). Icaria Editorial.

Roth, L., Muntañola i Thornberg, J., & Muntañola i Thornberb, J. (1998). Entender la arquitectura (Vol.
10, p. 25).

Unwin, S. (2003). Análisis de la arquitectura (Vol. 10, p. 25).

Potenzoni, E. A. A., Mattar, A. A., Vives, A. S., Reynés, D. P., & Natalia, A. F. G. E. D.
ARQUITECTURA, EDUCACIÓN Y SOCIEDAD.

Cámara Muñoz, A. (1990). Arquitectura y sociedad en el Siglo de Oro: idea, traza y edificio.

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