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Esto me hace pensar, ¿no es toda la película una metáfora de su teoría? Quizá, esta
es los esbozos primeros, o la narrativa previa a un ordenamiento teórico. Por lo demás cabe
decir que incluso podría haber una conexión en el hecho de que las pinturas de Tonnerre
sean seis, al igual que las seis funciones. Tal vez sobre-interpreto, pero la séptima pintura
que fue robada podría ser la metáfora de una película que contiene las seis funciones del
plano, en cada plano de esta. Las seis pinturas solo pueden ser entendidas con la séptima;
las seis funciones del plano todas juntas pueden develar la película ideal de Ruiz. Por
supuesto, lo que pide Ruiz es un trabajo titánico, hacer una película completa que ponga en
consonancia las seis funciones en cada plano es, por lo poco, utópico. A nivel de análisis
técnico, por falta de conocimientos y experiencia no puedo decir con certeza si en “La
hipótesis del cuadro robado” cada plano cumple las seis funciones.
“[Raúl Ruiz] No está interesado en relatar, para cada una de sus películas, una
historia, una única o particular historia. (…) La narración es tan solo un pretexto
para él; ¿pero un pretexto de qué? Está sobre todo interesado, según declara, en el
pasaje entre mundos diversos (reales o imaginarios) o entre distintos niveles
narrativos. Son esos ‘puentes’, esos puntos de suspensión, aquellos difíciles
momentos de conexión o desconexión los que busca entender, explorar y trabajar”
(Martín, en De los Ríos; Pinto, 294)
Los cuadros, por ejemplo, todos separados siguen una misma historia, y un mismo
movimiento circular imperfecto, el cual está impreso en los gestos de cada cuadro (y
obviamente, de cada actor que los representa). Pero el círculo no se puede completar, hay
un cuadro que hace falta. El coleccionista tal vez busca mostrar los puntos de conexión y
desconexión entre las distintas narrativas de cada cuadro (que, sin embargo, en conjunto
son una narrativa total). El director, al mismo tiempo también busca mostrar los puntos de
conexión y desconexión de cada plano, eso se denota en la abundancia de “objetos” y la
multiplicidad de “puntos de vista” que muestran las cámaras de esta obra cinematográfica.
A modo de conclusión, pienso, como dije al inicio, que la película en efecto sí
parece seguir varias de las propuestas teóricas de Ruiz. Pero puede, ser también, que las
propuestas teóricas sigan a las representaciones, a los planos de la película misma, a los
cuadros. Es algo un poco molesto a mi parecer, lo que hace Ruiz, su película y su propuesta
teórica son obras centrípetas, cada una tiene su propio trasfondo, y sin embargo también
son centrífugas, siguen una misma línea y parecen ser, aún estando separadas por años de
distancia, planos que en conjunto proyectan la teoría y la práctica del cine de este director.
Bibliografía.
De los Ríos, Valeria; Pinto, Iván (Eds.) El cine de Raúl Ruiz 291-316. Santiago: Uqbar
editores, 2010.