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Para hablar de alimentos transgénicos en primer lugar sería importante comprender bien
el significado de la biotecnología
¿QUÉ ES LA BIOTECNOLOGÍA?
Esta es una ciencia que estudia la biología interrelacionada y enlazada con la tecnología
así como su nombre indica.
Pero si nos fijamos en hechos más recientes, la biotecnología tal y como la conocemos
actualmente comenzó a desarrollarse a partir de los años 50, cuando James Watson y
Francis Crick descubrieron la estructura de la molécula de ADN, que es donde se
almacena la información genética, es decir, la herencia, en todos los seres vivos.
Partiendo de su importante descubrimiento, así como del hecho de que el ADN está
formado por cuatro nucleótidos, Watson y Crick descubrieron que la molécula de ADN
está formada por dos filamentos que forman una doble hélice. Sin duda, estos dos
hombres fueron muy importantes para el desarrollo de lo que hoy conocemos como
Biotecnología.
APLICACIONES DE LA BIOTECNOLOGIA
Los objetivos y mejoras principales a los que se apuntaba eran los de obtener mayor
vida comercial en los productos, resistencia a condiciones ambientales más
agresivas (heladas, sequías, distintos tipos de suelos), resistencia a herbicidas más
fuertes y potenciar la autodefensa contra plagas e insectos.
ALIMENTOS TRANSGENICOS
Toda célula, cualquiera que sea su origen (animal o vegetal), en su núcleo está
contenida toda la información necesaria para el normal funcionamiento de ella, para
desarrollarse, para madurar, para envejecer y por último para que muera. Toda esta
información es lo que se llama código genético, el cual está guardado en una larga
molécula, llamado ácido desoxirribonucleico (ADN). Pues bien, es esta misma
molécula la que transmite la información cuando una célula se divide y se multiplica.
Según el primer principio biológico, el origen de la vida de todos los seres vivos de
la tierra, es común.
Esto quiere decir que el ADN está en todas las células vivas de la tierra, sean estas
bacterias, vegetales, insectos, animales, incluso el hombre.
Por este principio se puede decir que si se extrae un gen de una planta y se logra
introducirlo al núcleo de una célula de otra planta, este se va a expresar como una
proteína de la planta de origen. Pero no sólo se puede transferir un gen de una
planta a otra, sino que también se puede extraer un gen de una bacteria y se puede
transferir a una planta y también se expresará. También se puede sacar un gen de
un animal o del hombre y transferirlo a una planta.
Desde hace muchos siglos se viene utilizando la similitud familiar con el fin de
mejorar la productividad de planta y animales. Cuando se cultivaban plantas o se
criaba ganado, se seleccionaban los de mayor tamaño, los más fuertes a
enfermedades y a las inclemencias del tiempo, se cruzaban entre sí para tener unos
descendientes más fuertes.
Pese a que la mejora vegetal se ve limitada a la compatibilidad sexual, que como hemos
dicho impide la fecundación de especies por fertilización cruzada. Es en este punto
adquiere especial importancia la ingeniería genética, la cual consigue ampliar esos límites
y romper las barreras interespecíficas, consiguiendo mezclar material genético de
especies totalmente dispares tales como por ejemplo una planta y un hongo. En este
proceso un organismo recibe genes, no presentes en su material genético, de otro
organismo, obteniendo así granes efectos beneficiosos. En este principio y esta técnica se
basan los que actualmente conocemos como alimentos transgénicos.
Además, resulta que ese tomate más caro es más sabroso que su “competidor”, y a
mayores lleva incorporadas una serie de vitaminas que hacen que sea más sano. Parece
extraño, pero es cierto. Hoy en día podemos encontrar dos productos a simple vista
similares, pero que en realidad presentan innumerables diferencias.
Para obtener estos extraños alimentos, los científicos cogen una célula del tomate
convencional y extraen los alelos que rigen un determinado carácter. En su lugar
incorporan otros normalmente extraídos de otro organismo que hagan funcionar al futuro
tomate de forma diferente. Aunque parezca sencillo, no lo es.
Lleva tiempo encontrar los genes alelos correspondientes a cada carácter y sustituirlos
por otros adecuados. Además, existe la posibilidad de que se produzca un rechazo, pero
no es habitual. Es cierto no obstante, que dicho proceso también tiene consecuencias
fisiológicas y bioquímicas impredecibles, ya que se transfieren otros genes junto al gen
deseado con el objetivo de estimularlo o incluso otros genes que actúan como gen
marcador para identificar el material transferido o transformado.
Uno de los más importantes riesgos medioambientales que acarrean los cultivos
manipulados es que, una vez cultivadas las semillas, aparezcan híbridos entre esas
plantas transgénicas y otras salvajes, pero de la misma familia, situadas en las
inmediaciones.
No sería extraño que estas nuevas plantas incorporasen la propiedad artificial, como la
resistencia a algunos herbicidas ha tenido éxito. Con ello, según advierten estos grupos,
se está provocando el fenómeno generalizado. Mientras entre la población surgen y
crecen las dudas sobre la seguridad de los alimentos resultantes de la biotecnología, los
científicos insisten en señalar que hasta el momento nadie ha podido demostrar que estos
alimentos sean malos para la salud y que ninguna persona ha enfermado o haya
desarrollado problemas por consumirlos.
LA REVOLUCIÓN VERDE Y EL PASO A LA INGENIERÍA
GENÉTICA
Después de que el avance de 1983 fue confirmado, llevó a los científicos unos diez años
en lograr crear el primer alimento genéticamente modificado para uso comercial.
Este producto transgénico fue un tomate creado por una compañía con sede en
California y que su nombre es Calegne. La nueva especie de tomate, que fue nombrado
FlavrSavr por la empresa, se puso a disposición comercialmente en 1994. A pesar de que
los consumidores mostraron un gran interés en el mismo, la compañía detuvo su
producción en 1997 debido al hecho de que su vida útil hace que sea menos rentable
para la empresa.
No obstante, gracias a esos avances, hoy en día, un agricultor los puede plantar con
innumerables características curiosas: pueden ser resistentes a numerosas plagas, con
menos agua en su interior (lo cual quiere decir que se conservarán en buen estado
durante más tiempo), gigantes, diminutos, especialmente sabrosos, con un aspecto
asombro saludable.
Uno de los problemas con la crianza selectiva es que también puede resultar en
rasgos que no son deseados. La ingeniería genética permite a los científicos
seleccionar el gen específico para implantar. Esto evita introducir otros genes con
rasgos no deseados. La ingeniería genética también ayuda a acelerar el proceso
de creación de nuevos alimentos con rasgos deseados.
Los impactos de los cultivos transgénicos son cada día más evidentes: aumento del empleo
de pesticidas en el campo, contaminación genética de especies silvestres, aceleración de
la pérdida de biodiversidad, insectos y malezas que se hacen resistentes a los tratamientos
convencionales. Es prácticamente imposible proteger la agricultura no transgénica de la
contaminación por OMG, con lo que una vez liberados al medio ambiente es muy difícil dar
marcha atrás.
Un 80% de los OMGs cultivados se crea con el fin de ser tolerante a herbicidas. El cultivo
de este tipo de transgénicos ha provocado un aumento del uso de estos productos químicos
que envenenan el medio y eliminan la vegetación, refugio de insectos y aves.
Tan sólo en EEUU la introducción de cultivos transgénicos de este tipo ha multiplicado por
15 el uso de herbicidas entre 1994 y 2005. Las empresas que fabrican estos productos
fitosanitarios son las que se benefician y son las mismas que están promocionando el
cultivo de transgénicos.
El otro 20% de transgénicos son cultivos insecticidas (llamados Bt), es decir, cultivos que
han sido modificados para producir un insecticida durante todo el ciclo de cultivo para
hacerse resistentes a insectos plaga. Esto genera una amenaza para la fauna beneficiosa,
como abejas o insectos que controlan las plagas de forma natural. También puede afectar
a bacterias, hongos y otros organismos del suelo imprescindibles para su fertilidad.
Así, el maíz transgénico Bt176 tuvo que ser retirado del mercado al comprobarse que la
elevada e irregular dosis de insecticida que producía podía dañar a especies protegidas
como la “mariposa monarca”, pero se estuvo cultivando durante varios años antes de
detectarse el problema.
Otro efecto nocivo es la contaminación genética de especies silvestres.Se ha comprobado
que algunos genes de las especies transgénicas pueden transferirse a otros cultivos y
especies silvestres con mucha rapidez, diseminándose en el medio de manera irremediable
y con consecuencias completamente imprevisibles dada la carencia de investigaciones
sobre los efectos que esta contaminación puede acarrear a largo plazo.
Los OMG se han introducido en nuestra alimentación sin que se hayan evaluado de forma
adecuada los impactos sobre la salud de los consumidores. Hay demasiadas
incertidumbres, como la aparición de nuevos tóxicos en los alimentos, produciendo:
En general, hay pocos estudios sobre el efecto de los transgénicos sobre nuestra salud y
al ser, en su mayoría, realizados por las propias multinacionales que comercializan los
transgénicos, su calidad y fiabilidad es bastante dudosa. Es vital pedir a nuestros gobiernos
más investigaciones públicas e independientes que garanticen la imparcialidad.
Uno de los pocos estudios independientes es el del gobierno austríaco de 2008, con el que
se demostró que la ingesta de varias especies de maíz transgénico, como el MON 810 (del
que España es el principal productor europeo), causan problemas de fertilidad en ratones.
La ingeniería genética está cruzando la barrera impuesta por millones de años de evolución
que separa a las especies vegetales de las animales. Hoy por hoy, genes de polillas o de
pescados se empiezan a introducir en tomates, fresas y una variedad de cultivos
pretendiendo hacerlos más resistentes o productivos.
En uno de los primeros ensayos independientes realizados con roedores alimentados con
papas insecticidas Bt se observaron alteraciones significativas del revestimiento del
intestino delgado al cabo de solo 14 días de dieta transgénica .
ALTERACIONES HEMATOLOGICAS
Se han hechos varios estudios para evaluar el impacto de los alimentos transgénicos,
usando ratas alimentadas con diversos tipos de maiz Bt. Cuando se analizó el efecto de
estos alimentos transgénicos en el sistema sanguíneo, se encontraron alteraciones en las
células sanguíneas.
Uno de estos estudios fue hecho con ratas alimentadas con el maíz transgénico 1507. Se
encontró que este maíz producía un decremento en la cantidad de hematocritos en ratas
hembras. La concentración de las células eocifonilas en ratas hembras decreció
(MacKenzie et al., 2007).
Otro estudio fue hecho con el maíz transgénico mon863, el cual afecto el desarrollo del
tejido sanguíneo con menos glóbulos rojos inmaduros (reticulocitos) y cambios en la
bioquímica de la sangre en ratas (Seralini et al., 2007).
En otro estudio basado en el insecticida Bt, se registró un decremento en las plaquetas y
los monocitos en ratas hembras, así como un incremento en el radio de granulocitos en el
caso de las ratas macho (Peng et al., 2007).
Estos estudios deben ser considerados si realmente se desea precautelar nuestra salud.
Expertos en seguridad de alimentos sostienen que este tipo de lesiones pueden producir
hemorragias mortales, especialmente en personas ancianas que reciben un tratamiento
continuo con aspirina.
Varios estudios hechos con ratas demuestran que los alimentos transgénicos afectan su
sistema inmunológico. Los estudios hechos en ratas pueden ser extrapolados a seres
humanos, por las semejanzas fisiológicas que tenemos.
Entre los principales estudios se destaca el realizado por Teshima y colaboradores (2002),
quienes encontraron que el maíz transgénico CBH351, que expresa la toxina Cry9C, afecta
al sistema inmunológico de ratas, aun cuando el maíz haya sido tratado con calor.
Por otro lado, Vazquez-Padron y sus colegas (1999) han encontrado que las toxinas Cry
(*), en general, poseen propiedades inmunológicas. Además, el maíz transgénico Mon863
causo un incremento en los glóbulos blancos de ratas macho, en un estudio hecho por
Seralini y colaboradores, en el 2007.
Estos estudios deben llamarnos la atención sobre el peligro de los alimentos transgénicos,
sobre todo cuando está dirigido a poblaciones inmunodeprimidas, como ocurre cuando se
incluye alimentos transgénicos en los programas de ayuda alimentaria.
ALIMENTOS TRANSGENICOS EN EL PERU
El Perú se encuentra entre los 10 países mega diversos que concentra el 70% de la
biodiversidad del planeta en ecosistemas, especies, recursos genéticos y diversidad
cultural; siendo centro de origen y diversificación de importancia mundial de especies
agrícolas como el tomate, papa, camote, ají, algodón, frijol y zapallo, entre otros.
Esta gran biodiversidad nativa y de parientes silvestres va acompañada por el manejo
tradicional de los agricultores para conservar en su sitio a esta agro biodiversidad.
Por otro lado, la liberación de cultivos transgénicos en el Perú afectaría la agro exportación
de productos convencionales y orgánicos.
En el Perú, es imposible saber si se está consumiendo un alimento transgénico. No sólo
porque en la etiqueta de un producto no se indique si contiene organismos genéticamente
modificados, sino porque las propias empresas se niegan a informar al consumidor si un
producto es o no transgénico.
ALIMENTOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS
Actualmente se puede producir suficiente comida sin recurrir a la utilización de esta tecnología.
Por esto, los motivos para la modificación genética están principalmente basados en razones
comerciales y políticas que no siempre consideran la salud y la nutrición, dados los graves
potenciales peligros que su aplicación puede implicar. Los ingredientes (sustancias transgénicas)
más habituales y a tener en cuenta al momento de leer una etiqueta de alimentos son los
siguientes:
•lecitina de soja
•proteína vegetal texturizada
•proteína texturada de soja
•dextrosa
•aceite vegetal hidrogenado
•emulsificante - proteína de soja aislada,
•harina de soja
Actualmente la mayoría de los productos contienen bases de soja o lecitina de soja, y suelen
aparecen camuflados bajo la inscripción 322
•Soja
•Maíz:
•Algodón