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Universidad especializada de las Américas

Facultad de ciencias médicas y clínicas


Licenciatura en Ciencias de la Enfermería
Practica universitaria V
Obstetricia
Tema: actividad uterina
Estudiante: Yoiri Del Cid
Cedula: 4-811-1325
Profesores:
Erick Camaño
Nadesly Castillo
Mayelis Castillo
5/4/18

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Objetivos
General
Definir el concepto de la actividad uterina y la importancia de su evaluación
durante el embarazo.
Específicos
Conocer las características de la actividad uterina, y sus cambios a medida que
avanza el embarazo.
Establecer los métodos empleados para la vigilancia interna y externa de la
presión uterina.

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Índice
Introducción ………………………………………………………....pág.4
Contenido .…………………………………………………………..pág.5-6-7-8-9-10-11
Conclusión …………………………………………………………..pág. 12
Bibliografía ……………………………………………………………pág.13

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Introducción

Caldeyro-Barcia y Poseiro (1960), de Montevideo, Uruguay, médicos precursores


que hicieron mucho por dilucidar las características de la actividad uterina
espontanea durante el embarazo. Las ondas contráctiles de la actividad uterina
solían medirse con catéteres intramnioticos de presión, pero al comienzo de sus
estudios también usaban cuatro globos intramiometriales para registrar la presión
uterina. También introdujeron el concepto de las unidades Montevideo para definir
la actividad uterina.
Una actividad uterina es el producto de multiplicar el número de contracciones en
diez minutos (frecuencia) por la intensidad de las contracciones y su resultado se
da en Unidades Montevideo (UM).

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Actividad uterina
Concepto
La actividad uterina ha sido definida como el producto de la intensidad por la
frecuencia de las contracciones uterinas y se expresa en mmHg por 10 minutos o
unidades Montevideo.

Intensidad: es la presión máxima que alcanza la contracción uterina entre la base


y su vértice. Valor normal 30-50 mmHg.
Frecuencia: número de contracciones producidas en 10 minutos (3-5
contracciones).
Contracción: movimientos involuntarios e intermitentes de relajación y tensión de
la fibra muscular uterina gracias a los cuales se dilata el cuello del utero para
facilitar la expulsión del feto.
Debido a los múltiples componentes de la contracción uterina, surgió la necesidad
de cuantificar la actividad uterina en términos diferentes a los de intensidad,
frecuencia y duración, para reflejar el conjunto y no por separado cada uno de los
componentes. La unidad Montevideo (UM) propuesta en 1957, representa el
producto de la intensidad promedio de las contracciones uterinas, multiplicado por
el número de contracciones en 10 minutos. Otros autores han propuesto la “unidad
Alejandría” que es el producto de la intensidad promedio de las contracciones, en
mmHg, por la duración promedio, en minutos, multiplicado por la frecuencia de
contracciones en un periodo de 10 minutos.
La actividad uterina puede ser medida de manera cualitativa a través de la
observación y palpación del abdomen o bien mediante registro toco grafico
extremo.
Estas formas de medición nos darán información acerca de la frecuencia,
intensidad y duración de las contracciones.
Características de la actividad uterina

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Caldeyro-Barcia y Poseiro (1960), de Montevideo, Uruguay, médicos precursores
que hicieron mucho por dilucidar las características de la actividad uterina
espontanea durante el embarazo. Las ondas contráctiles de la actividad uterina
solían medirse con catéteres intraamnioticos de presión, pero al comienzo de sus
estudios también usaban cuatro globos intramiometriales para registrar la presión
uterina. También introdujeron el concepto de las unidades Montevideo para definir
la actividad uterina. De acuerdo con esta definición, el desempeño uterino es el
producto de la intensidad- aumento de la presión uterina por encima del tono
basal-de una contracción en mmHg, multiplicada por el número de contracciones
en 10 minutos. Por ejemplo 3 contracciones en 10 minutos, cada una de 50 mmHg
de intensidad constituirían 150 U Montevideo.
Durante las 30 primeras semanas de gestación, la actividad uterina es
comparativamente estable. Las contracciones rara vez rebasan 20 mmHg.
La actividad uterina aumenta de forma gradual después de las 30 semanas y vale
la pena mencionar que esas contracciones de Braxton Hicks también aumentan la
intensidad y la frecuencia. Son habituales los incrementos mayores de la actividad
uterina en las últimas semanas del embarazo, que se denominan previos a trabajo
de parto. Durante esta fase el cuello uterino madura.
Según Caldeyro-Barcia y Poseiro el trabajo de parto clínico suele empezar cuando
la actividad uterina alcanza entre 80 y 190 unidades Montevideo, lo que se traduce
a casi 3 contracciones de 40 mmHg cada 10 minutos.
Durante el primer periodo de trabajo de parto, las contracciones uterinas
aumentan de manera progresiva en intensidad desde casi 25 mmHg al inicio hasta
50 mmHg al final. La actividad uterina aumenta todavía más durante el segundo
periodo de trabajo de parto, auxiliada por los esfuerzos de la madre para la
expulsión. De hecho es típico que se registren contracciones de 80 a 100 mmHg,
con una frecuencia de hasta cinco a seis en 10 minutos.
Es interesante que las contracciones uterinas no aumenten en forma considerable
desde el inicio del trabajo de parto activo y hasta su segundo periodo. Puede
asumirse que esta duración constante es útil para el intercambio de gases
respiratorios del feto. Durante una contracción uterina queda aislado el espacio
intervelloso, sitio en el que tiene lugar el intercambio de gases. Esto conduce a
que el feto sostenga la respiración de manera funcional con un límite de 60 a 80 s
que se mantiene más bien constante.

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Actividad uterina normal
Embarazo: durante las 30 primeras semanas del embarazo el tono uterino oscila
entre 3 y 8 mmHg y la actividad uterina es menor de 20 unidades Montevideo.
Dos tipos de contracciones registradas durante el embarazo:
Tipo a. son contracciones de poca intensidad (2-4 mmHg) confinadas a pequeñas
áreas del útero. Su frecuencia es aproximadamente de una contracción por
minuto. Estas pequeñas contracciones no son percibidas ni por la mujer grávida ni
por la palpación abdominal.
Tipo b. son las contracciones de Braxton Hicks, que tienen una intensidad mayor
(10-15 mmHg) y se propagan a una área más grande del útero.
Son percibidas por la palpación abdominal y la mujer grávida puede percibirlo
como un endurecimiento indoloro de su útero. Las contracciones de Braxton Hicks
tienen una frecuencia muy baja, la que va aumentando a medida que el embarazo
progresa; por ejemplo a las 30 semanas de gravidez los valores de la frecuencia
de las contracciones se sitúan en 8 contracciones por hora.
Preparto: es el periodo de actividad uterina creciente que corresponde a las
últimas semanas de la gravidez. Después de la semana 30 de gestación se
produce un aumento gradual de la intensidad y la frecuencia de las contracciones
de Braxton Hicks, las que invaden áreas progresivamente mayores del útero a la
vez que adquieren un ritmo más regular.
Las contracciones del útero constituyen uno de los factores que causan la
maduración progresiva del cuello uterino que ocurre durante el preparto. A lo largo
de este proceso el cuello uterino sufre distintos cambios, que se han clasificado
como grados de madurez cervical.
Grado 1: cuello inmaduro, en situación muy posterior al eje de la vagina. De
cosistencia firme con una longitud de 3-4 cm, sin dilatación del orificio interno (ni
del externo en las nulíparas)
Grado 2: cuello parcialmente maduro que presenta distintas variedades
intermedias entre los grados 1 y 3.
Grado 3: cuello maduro, bien centralizado en el eje de la vagina, de consistencia
muy blanda, longitud acortada a un centímetro o menos, borrado o en vías de
borramiento.
Comienzo del parto: existe una transición gradual y progresiva, tanto en las
características de la contracción uterina como en los cambios que ocurren en el
cuello uterino.
Convencionalmente se acepta que el parto comienza cuando la dilatación cervical
progresa más allá de 2 cm. En este momento, en las multíparas, las contracciones

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uterinas tienen una intensidad promedio de 28 mmHg y una frecuencia media de 3
contracciones cada 10 minutos. El promedio de la actividad uterina es de es de 85
unidades Montevideo y el tono, 8 mmHg.
Periodo de dilatación: durante este periodo las contracciones uterinas dilatan el
cuello. A medida que la dilatación cervical progresa, la intensidad y la frecuencia
de las contracciones progresa gradualmente; al final del periodo de dilatación los
valores promedio son de 41mmHg para la intensidad y de 4,2 contracciones cada
10 minutos para la frecuencia, la actividad uterina media es de 187 unidades
Montevideo y el tono uterino es de 10 mmHg.
La posición de la madre tiene un efecto muy manifiesto sobre las contracciones
uterinas. Cuando la madre se halla en decúbito dorsal, la frecuencia de las
contracciones es mayor y su intensidad menor que cuando está en decúbito
lateral. Cuando la madre está en posición vertical ( sentada, de pie o
deambulando) la intensidad de las contracciones uterinas es mayor que cuando
está en decúbito dorsal.
Periodo expulsivo: cuando el cuello se ha dilatado totalmente, las contracciones
uterinas completan el descenso y causan el parto del feto con la ayuda de los
esfuerzos del pujo.
Durante el periodo expulsivo, la frecuencia de las contracciones aumenta hasta un
promedio de 5 cada 10 minutos y la intensidad sube hasta 47 mmHg. La actividad
uterina promedio es de 235 unidades Montevideo, la más alta que se registra
durante el embarazo y parto normal.
Vigilancia de la actividad uterina durante el parto
El análisis de la actividad uterina por medios electrónicos permite llegar a algunas
generalizaciones en cuanto a la relación que guardan ciertos tipos de contracción
con el resultado de trabajo de parto.
No obstante hay una considerable variación normal, y debe tenerse precaución
antes de juzgar la presencia o ausencia de trabajo de parto verdadero tan solo por
el estudio de un trazo. La eficiencia de musculo uterino para lograr el parto varía
mucho. Para usar una analogía, los corredores de 100 metros tienen todos los
mismos grupos de músculos y sin embargo cruzan la meta a diferentes intervalos.
Vigilancia interna de la presión uterina
Se determina la presión de líquido amniótico entre las contracciones y durante
ellas mediante un catéter de plástico lleno de líquido con su extremo distal
localizado por arriba de la presentación.
Este catéter se conecta a un sensor de presión con embolo ajustado a la misma
altura que la punta del catéter en el útero. La señal eléctrica amplificada
producida por el embolo por variación en la presión dentro del sistema liquido se

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registra en una tira de papel calibrado en movimiento, de manera simultánea con
la frecuencia cardiaca fetal.
Vigilancia externa
Se pueden valorar las contracciones uterinas por el desplazamiento de un
transductor en el que el botón o embolo del mismo se sostiene contra la pared
abdominal. Conforme el útero se contrae el botón se mueve en proporción con la
fuerza de la contracción. Ese movimiento se convierte en una señal eléctrica
mensurable que indica la intensidad relativa de la contracción, no a una medida
precisa de ella.
Sin embargo la monitorización externa puede aportar una indicación apropiada al
inicio, el punto de intensidad mínima y el final de la contracción.

Difusión de la onda contráctil a través del útero gravídico


Método de estudio: la presión amniótica es, en cada instante, la resultante de la
actividad de las diferentes partes del útero. El registro de la presión amniótica es
un buen índice cuantitativo de la actividad del órgano considerado como un todo.
Sin embargo este método no proporciona ninguna información sobre el trabajo de
cada una de sus partes (fondo, parte media, segmento inferior). Para ello se
registra la presión intramiometrial (intramuscular) simultáneamente en varias
partes del útero por medio de micro balones insertados en el espesor del
miometrio. La contracción del musculo causa un aumento de la presión
intramiometrial que se registra por medio del electro manómetro conectado a ese
micro balón. Este método permite estudiar la propagación de la onda contráctil a
través del útero y comparar su fuerza y duración en las diferentes áreas del
órgano.
Con estos datos es posible evaluar la coordinación de los movimientos
contráctiles.
Triple gradiente descendente (TGD)
La onda contráctil normal del parto se caracteriza por tener un triple gradiente
descendente, el que consta de tres componentes
1- La propagación descendente
2- La duración de las fases sistólicas de la contracción es mayor en las
partes altas del útero que en las bajas.
3- La intensidad de la contracción es también más fuerte en las partes altas
del útero que en las bajas.
Percepción de las contracciones por palpación

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Las contracciones del útero grávido pueden ser percibidas por palpación
abdominal como un endurecimiento de sus paredes. Para que las contracciones
sean percibida su intensidad debe sobrepasar cierto valor (umbral d percepción
por palpación). Este umbral depende del tono uterino, del espesor de las paredes
abdominales, de la cavidad del líquido amniótico y de las experiencias del
observador.
Funciones de las contracciones uterinas y de los pujos durante el parto: las
funciones más importantes son la preparación del canal del parto y la expulsión
del feto.
Preparación del canal del parto: las contracciones uterinas preparan el canal del
parto por medio de la acción combinada de dos mecanismos
a- La presión ejercida sobre el segmento inferior y el cuello por la bolsa de las
aguas o la presentación: cada contracción uterina provoca un aumento de
la presión amniótica y esta causa el correspondiente incremento pasivo en
la tensión de las paredes uterinas, lo que tiende a estirar el miometrio.
b- La tracción longitudinal ejercida por el cuerpo uterino sobre el segmento
inferior y el cuello.

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Intervenciones de enfermería
Las contracciones deben medirse, teniendo en cuenta su duración, frecuencia e
intensidad. Para su control se debe hacer lo siguiente:
Explicar el procedimiento a la paciente
Colocar a la paciente en decúbito dorsal
Tener un reloj con segundero
Valorar las contracciones
Para valorar las contracciones uterinas se debe poner la mano sobre el abdomen
de la paciente (durante 10 minutos seguidos, para detectar mejor los cambios
ocurridos) sobre el fondo uterino, ya que estas suelen comenzar allí para luego
extenderse y descender hacia el cuerpo y el cuello uterino. Al comienzo del
periodo de dilatación, este control puede hacerse cada hora; luego a medida que
progrese el trabajo de parto, se puede hacer cada media hora hasta que la
paciente haya alcanzado la dilatación completa.
Durante el control de las contracciones se debe prestar atención a cualquier signo
anormal como:
Contracciones excesivamente extensas y duraderas (90 segundos o más), con
periodo de relajación insuficiente
Contracciones irregulares, porque varían considerablemente en su duración,
frecuencia e intensidad, que no comienzan en el fondo uterino, sino en el cuerpo y
el cuello, son más duraderas y por tanto no siguen un curso normal de dilatación
Contracciones tan leves que el trabajo de parto no progresa

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Conclusión
La actividad uterina es un elemento clave para evaluar el trabajo de parto, ya que
este se inicia cuando la actividad uterina es suficiente en frecuencia, intensidad y
duración, lo cual lleva a la preparación del canal de parto.

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Bibliografía
Hellamn, Leveno, Y Pritchard J.A., Obstetricia Williams, 23ª Edición, Mexico, 2011.

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