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Una sonrisa, una mirada de enojo, un ceño fruncido. Las emociones en la infancia se dibujan en
todo el rostro del bebé. Pero, ¿los bebés experimentan las emociones de la misma forma que los
adultos? ¿Cuándo son capaces de comprender lo que los demás están sintiendo emocionalmente?
¿Cómo usan los estados emocionales de los demás para darle sentido a su ambiente?
Consideraremos algunas de estas preguntas para tratar de comprender cómo es que los infantes
se desarrollan emocional y socialmente.
La llegada de un recién nacido trae consigo un cambio drástico en la dinámica familiar. No importa
qué tan bienvenido sea el nacimiento del bebé, siempre provoca un cambio fundamental en los
roles que las personas tienen dentro de la familia. Las madres y los padres deben empezar a
construir una relación con el bebé y los hijos mayores deben adaptarse a la presencia del nuevo
miembro de la familia y construir sus propias alianzas con su hermanito o hermanita.
No todos los bebés son iguales, y tampoco sus familias. De hecho, como veremos, algunas
diferencias entre los individuos parecen estar presentes desde el momento de nacer. Las
diferencias entre los infantes incluyen la personalidad y el temperamento en general y en la vida
que llevan, diferencias basadas en su género, la naturaleza de sus familias y las formas en las que
son cuidados.