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Ejecución y

venta

Práctica
Profesional II
(Ejecución)

1
Ejecución y venta
Ejecución de sentencias

Nociones generales:

Los procesos se pueden dividir en dos grandes especies: los de conocimiento o


cognición también llamados declarativos en los que el tribunal simplemente
declara el derecho de una de las partes; y los ejecutivos en los que la parte
pretende que el órgano judicial realice no una declaración de voluntad sino una
conducta física (Olcese, 2006). Por ello se ha afirmado también que el proceso
de ejecución es aquel que tiene por objeto asegurar la eficacia de las sentencias
de condena, es decir, aquellos pronunciamientos judiciales que imponen el
cumplimiento de alguna prestación (de dar, hacer o no hacer).

Dicho de otro modo, el proceso declarativo es aquel que tiene por objeto una
pretensión tendiente a lograr que el órgano judicial interprete y declare,
mediante la aplicación de las normas pertinentes a los hechos planteados, el
contenido y alcance de la situación jurídica de las partes. Cuando la resolución
del tribunal impone al demandado la realización de una determinada prestación,
tal como se puntualizó más arriba, (de dar, hacer, o no hacer) se configuran
sentencias de condena.

En cambio el proceso de ejecución tiene por finalidad hacer efectiva la sanción


impuesta por una anterior sentencia de condena que, como tal impone al
vencido la realización u omisión de un acto, cuando este no es voluntariamente
realizado u omitido por aquel. Aclaramos que también las sentencias declarativas
pueden ejecutarse mediante el cumplimiento de los actos que generalmente las
complementan (por ejemplo: inscripción, en el Registro de las Personas, de la
sentencia de adopción).

Para un sector importante de la doctrina, el proceso de ejecución de sentencias


se caracteriza por la realización coactiva del derecho solo cuando ella contiene
un mandato, si no es ejecutable, como en el caso de las sentencias de divorcios,
ya que en estos casos la inscripción en el Registro Civil y Capacidad de las
personas es solo un trámite administrativo, mas no es ejecución de sentencia.
También debemos recordar que las leyes procesales regulan los procedimientos
declarativos, también denominados de conocimientos o cognición, admitiendo
dentro de ellos los procedimientos ordinarios y sumarísimos, como es el caso del
CPCC (Código Procesal Civil y Comercial). En Córdoba estos últimos reciben el
nombre de ordinarios y abreviados, en tanto que en la mayoría de las
legislaciones procesales de las provincias argentinas, estos procesos de
denominan: ordinarios, sumarios y sumarísimos.

Recapitulando entonces:

“Proceso de ejecución es aquel que tiene por objeto una pretensión en que se
reclama del órgano jurisdiccional la realización de una manifestación de
voluntad.”

Según Olcese (2006), el proceso de ejecución puede dividirse en:

 La ejecución expropiativa, que es aquella en que la pretensión procesal


va dirigida a obtener una suma de dinero.

 La ejecución satisfactiva, cuando el proceso de ejecución tiene por


objeto una pretensión dirigida a obtener una entrega, pero no de
dinero, sino de cosa distinta (por ejemplo: la ejecución de una
sentencia en que se ha hecho lugar a la acción reivindicatoria de un
bien).

 La ejecución transformativa, en la que se satisface al ejecutante


mediante la realización de una conducta física distinta a la entrega (por
ejemplo: cuando se ordena la constitución de una servidumbre).

Antes de continuar con el desarrollo del presente módulo, es necesario realizar


la siguiente aclaración: la temática en estudio pertenece al derecho procesal,
por ello es imprescindible el manejo y la utilización, para su posterior
aplicación, de las normas contenidas en los Códigos procesales.

Nuestra Constitución creó un doble orden judicial. De acuerdo con ese


régimen, existen en el país, por un lado una justicia nacional que ejerce sus
atribuciones en todo el territorio de la República con respecto al conocimiento
de los asuntos mencionados por el artículo 116 de la Constitución (competencia
federal) y sin esa limitación en los lugares sometidos a la potestad del Gobierno
Nacional; y por otro lado, una justicia ordinaria o común que ejerce sus
funciones a través de los órganos judiciales que cada provincia debe crear y
organizar con prescindencia del gobierno central (Constitución Nacional , arts.
5, 121, 123 y 126) y cuya competencia barca el conocimiento de todos los
asuntos regidos por el derecho común y local.
Hecha esta aclaración, te invitamos a muñirte del Código procesal de tu
provincia para un mejor estudio de la materia.

Es imposible estudiar la materia sin la referencia específica a un ordenamiento


procesal determinado. Atentos a la diversidad geográfica y al hecho de no poder
hacer una crónica de cada legislación provincial en particular, hemos tomado el
Código Procesal de la Nación como guía de estudio. Insistimos: te invitamos a
obtener (en soporte papel o a través de la web) la legislación procesal de tu
provincia.

El CPCC, como todos los códigos procesales de las provincias, ha instituido


procedimientos diversos según se trate de ejecución de sentencias o de títulos
ejecutivos extrajudiciales1. Dicho Código dedica a las primeras el Título I del
libro III (Ejecución de Sentencias) y a las segundas el Título II del mismo libro
(juicio ejecutivo). No obstante, existen numerosas normas del juicio ejecutivo
que la ley declara aplicables al procedimiento de ejecución de sentencia; por
ejemplo, la relativa a la forma de proceder en el caso de que se mande llevar
adelante la ejecución2.

Las ejecuciones especiales

Junto al juicio ejecutivo común, las leyes estructuran


ejecuciones sujetas a trámites específicos, distintos de los
que son propios de aquel, y a las cuales, por ese motivo, se
denominan especiales.

1
Se incluyen en la primera categoría determinados documentos que comprueban el
reconocimiento, por parte del deudor, de una obligación cierta y exigible, y que, en virtud de las
formalidades que se halla rodeado, cuentan con una presunción favorable respecto a la
legitimidad del derecho del acreedor (pagares, cheques, etc.). Constituyen títulos ejecutivos
administrativos ciertas constancias y certificaciones expedidas por la administración, de las
cuales surge la existencia de una deuda exigible, y cuyo cobro por la vía ejecutiva obedece a la
necesidad de simplificar los procedimientos tendientes a la más expedita recaudación de la
renta pública.
2
Art. 150, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
Sobre la base de los tipos de ejecuciones especiales más frecuentes, puede
decirse que los objetivos que primordialmente las justifican consisten en
fomentar ciertos préstamos con garantías reales y en asegurar la expedita
recaudación de la renta pública proveniente de impuestos, tasas y retribuciones
de servicios públicos.

Característica común a todos estos juicios es la mayor celeridad que revisten con
relación al juicio ejecutivo común. Los factores que configuran tal característica
son:

 La abreviación de las formas.

 La reducción de los actos procesales que lo integran y

 El limitado número de excepciones que en ellos son admisibles…

El CPCC contempla como ejecuciones especiales, la hipotecaria, la prendaria, la


comercial y la fiscal.

El caso de la ejecución directa o privada

Cuando el acreedor sea el Estado, sus reparticiones autárquicas, un banco, una


entidad financiera autorizada por el Banco Central de la República Argentina o
una institución bancaria o financiera de carácter internacional, el artículo 30 de
la Ley N.° 12.962 (texto ordenado por decreto 897/95) establece que ante la
presentación del certificado prendario, el juez ordenará el secuestro de los
bienes y su entrega al acreedor, sin que el deudor pueda promover recurso
alguno3. El acreedor procederá a la venta de los objetos prendados en la forma
prescripta en el art 2229 del CPCC, el cual expresa:

Ejecución. El acreedor puede vender la cosa prendada en subasta


pública, debidamente anunciada con diez días de anticipación en
el diario de publicaciones legales de la jurisdicción que

3
Ley N.° 12.962 (1947). Ratificación de Decretos Leyes. Honorable Congreso de la Nación.
corresponde al lugar en que, según el contrato, la cosa deba
encontrarse.

Si la prenda consiste en títulos u otros bienes negociables en


bolsas o mercados públicos, la venta puede hacerse en la forma
habitual en tales mercados, al precio de cotización.

Las partes pueden convenir simultáneamente con la


constitución que:

a) el acreedor se puede adjudicar la cosa por la estimación del


valor que de ella se haga al tiempo del vencimiento de la deuda,
según lo establezca el experto que las partes designen o bien por
el que resulte del procedimiento de elección establecido; en su
defecto, el experto debe ser designado por el juez a simple
petición del acreedor;

b) la venta se puede realizar por un procedimiento especial que


ellas determinan, el que puede consistir en la designación de una
persona para efectuarla o la venta por el acreedor o por un
tercero a precios que surgen de un determinado ámbito de
negociación o según informes de los valores corrientes de
mercados al tiempo de la enajenación que indican una o más
cámaras empresariales especializadas o publicaciones designadas
en el contrato.

A falta de estipulación en contrario, estas alternativas son


optativas para el acreedor, junto con las indicadas en los párrafos
primero y segundo de este artículo, según el caso.

El acreedor puede adquirir la cosa por la compra que haga en


la subasta o en la venta privada o por su adjudicación.4

El Código Civil y Comercial establece para la prenda el carácter de


“autoliquidable” y prescinde de la intervención judicial. Como consecuencia, el
acreedor cobra más rápido, de manera menos costosa y sin necesidad de acudir
a los estrados judiciales (Bueres, 2014).

4
Art. 2229, CCC. (2014). Ley N.° 26.994. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de:
http://goo.gl/vR6GFc
Algunas particularidades del procedimiento de ejecución
de sentencia
La ejecución necesita instancia de parte

El Juez proveerá a la ejecución de la sentencia solamente cuando medie pedido


de parte, lo que es un corolario del principio dispositivo que rige en nuestro
proceso. Es decir que la sentencia solo puede llevarse a cabo a pedido del
vencedor.

Así lo dice el artículo 499 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación:
“consentida o ejecutoriada la sentencia de un tribunal judicial o arbitral y vencido
el plazo fijado para su cumplimiento, se procederá a ejecutarla a instancia de
parte…”.5

Sentencia ejecutoria y sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada

Muchas veces se confunden ambas categorías, cuando en realidad se trata de


dos respuestas a dos tipos diferentes de problemas. Si decimos que una
sentencia es ejecutoria (o que causa ejecución), estamos afirmando que está en
condiciones de ejecutarse; en cambio, si decimos que una sentencia ha pasado
en autoridad de cosa juzgada, estamos diciendo que contra ella no hay recurso
alguno (inmutabilidad de la cosa juzgada).

Una sentencia puede ejecutarse aunque no revista la fuerza de la cosa juzgada,


pero a pesar de reunir esta calidad, puede no ser ejecutable; lo primero ocurre
en el juicio ejecutivo.

Por cierto, hablar de sentencias contra las que no haya recurso es hoy bastante
relativo, pues nadie puede razonablemente repetir aquello de que la cosa
juzgada es tenida por verdad y, por consiguiente, establece definitivamente el
derecho. Con la vigencia del Pacto de San José de Costa Rica, hasta las decisiones
de nuestra Corte Suprema de Justicia son revisables por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos.

Entonces, constituye presupuesto para la ejecución de una sentencia el de que


esta se encuentre consentida o ejecutoriada. Ocurre lo primero cuando las

5
CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
partes, luego de notificadas, dejan transcurrir los plazos sin interponer recurso
alguno; cuando pese haberse deducido y otorgado un recurso, se lo declara
desierto en virtud de no haberse cumplido con la carga de expresar agravios…

Lo más simple y a su vez lo más ajustado al derecho sería definir a la sentencia


ejecutoriada o que causa ejecutoria como aquella que está en condiciones de ser
ejecutada, tenga o no posibilidades de ser recurrida por medios ordinarios o
extraordinarios, carácter que surgirá de lo que disponga la legislación.

Así, podemos encontrar algunos ejemplos:

1. La sentencia dictada en juicio ejecutivo cuando el ejecutado ha opuesto


excepciones resulta apelable, pero sin efecto suspensivo.

2. La sentencia dictada en el juicio por alimentos y litis expensas causa ejecutoria


aunque fuere apelada, pues no tiene efecto suspensivo.

3. Las resoluciones que acuerden medidas cautelares.

Todos estos son ejemplos de resoluciones que pueden ser ejecutadas, pero que
están sujetas a algún tipo de recurso.

En cambio, hay sentencias que no siendo recurribles mediante recursos


ordinarios, hacen cosa juzgada, por ejemplo:

1. La sentencia dictada en juicio ejecutivo, cuando el demandado no hubiere


opuesto excepciones.

2. En los concursos y quiebras, la sentencia que declara verificado un crédito y,


en su caso, el privilegio en los concursos6.

3. Las sentencias dictadas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los


casos de competencia originaria y exclusiva7.

Como vemos, una cosa es la calidad de ejecutoria de una resolución y otra muy
distinta es que una resolución produzca la cosa juzgada, porque la primera
solamente nos indica si tal resolución puede o no ejecutarse coactivamente, y la
segunda nos dice si tiene suficiente estabilidad como para no ser revisada en una
discusión posterior.

El plazo para el cumplimiento debe estar vencido

6
Art. 37, Ley 24.522. (1995). Concursos y Quiebras. Honorable Congreso de la Nación.
7
Art. 117, Constitución Nacional. (1994). Ley N.° 24.430. Honorable Congreso de la Nación.
Si se trata de juicios ejecutivos, lo ordinario es que no se fije plazo, ya que se
suelen utilizar fórmulas como “se resuelve: mandar llevar adelante la ejecución
hasta hacerse al acreedor íntegro pago…”, etcétera. Pero si se trata de una
dictada en juicio ordinario, es común que se acuerde un plazo determinado para
su cumplimiento, siendo, por lo general, este plazo, de 10 días. En caso de que
no se haya fijado plazo, se entiende que son de cumplimiento inmediato.

El pedido de ejecución de sentencia


Como la sentencia de remate no hace cosa juzgada sustancial, es posible que sea
revocada en caso de haber sido apelada, o bien que sea dejada sin efecto en el
juicio ordinario posterior; es por eso que es requisito que el pedido de
cumplimiento de la sentencia de remate sea acompañado del ofrecimiento de
fianza u otras garantías de devolver lo que percibe el ejecutante más los daños
que se causaren8.

El Tribunal deberá correr vista del ofrecimiento de la garantía al interesado.

Las garantías que reclama la ley como forma previa a la ejecución lo son en la
medida en que la sentencia ejecutiva puede ser revocada en la apelación, o bien
mediante juicio ordinario posterior.

La liquidación de capital e intereses


Posteriormente, el ejecutante deberá practicar la liquidación de capital,
intereses, costas y costos.

Falcón (1999) define a la liquidación como “el acto que consiste en realizar el
ajuste formal de una cuenta de modo de hacer apreciable en una cantidad
concreta y determinada, valores que no tiene tal carácter” (II, p. 107).

Esta liquidación deberá presentarse una vez que sean prestadas las garantías, en
caso de que fueran necesarias.

8
Art 556, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
De la liquidación se debe correr traslado al ejecutado por cinco días9 (tres días
fatales, según establece el artículo 564 del CPC de Córdoba10).

Vencido el plazo, sin necesidad de instancia de parte, la liquidación será probada


sin más trámite si la misma fuere conforme al derecho.

La planilla general de un juicio debe ser fiel reflejo de las conclusiones de la


sentencia, por lo que corresponde corregirla o rectificarla de oficio por parte del
Tribunal, aunque no haya sido observada en tiempo por la parte interesada
cuando, por un error de cálculo, se alteraron esas conclusiones.

Los intereses

Los intereses, como es sabido, son una forma de los frutos civiles de un capital.

La materia de las determinaciones de los intereses constituye una ardua tarea;


en:

…ella la jurisprudencia ha ido brincado según los avatares de las


contingencias económicas, lo que no podía ser de otro modo, ya
que a los entuertos producidos por los poderes que gobiernan (el
Poder Ejecutivo y el Legislativo) siempre debe tratar de
enderezarlos la cenicienta del estado que es el Poder Judicial.
(Olcese, 2006, p. 129).

Con fines prácticos, distinguiremos intereses compensatorios e intereses


moratorios, prescindiendo en este análisis de otros tipos de intereses como los
punitorios, sancionatorios, los legales, etcétera.

Los intereses compensatorios son los que se adeudan por el


uso del dinero, es decir, que sirven de retribución por el uso
de un capital.

10
Ley N.° 8465.. Gobierno de la Provincia de Córdoba. Recuperado de: http://goo.gl/dCC3u2
9
Art.503, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
Los intereses moratorios son los que debe el deudor
moroso y remplazan los daños y perjuicios que éste adeuda
por su incumplimiento.
Debe recordarse que los intereses debidos en virtud de la responsabilidad
extracontractual son moratorios y no punitorios; de tal modo que si, por ejemplo,
A le presta dinero a B para que le sea devuelto el 31 de diciembre, habiéndose
convenido un determinado interés, esos son los compensatorios, pero si el
prestatario no lo devuelve antes de ese plazo, a partir del 1 de enero esos
intereses se convierten en moratorios.

Los intereses moratorios son una sanción que se impone al deudor incumplidor,
de modo tal que requiere dolo o culpa del deudor; en cambio, los
compensatorios son independientes de tal culpa o dolo.

La discrecionalidad de los jueces para determinar la


tasa de interés
Se ha juzgado que la determinación de esta tasa “queda ubicada en el espacio de
la razonable discreción de los jueces que interpretan dichos ordenamientos sin
lesionar garantías constitucionales”11 según palabras de la C.S.J.N; o “en el marco
discrecional de los jueces de la causa” 12, en las de nuestro T.S.J.

Cuando existía una verdadera estabilidad, lo usual era que los tribunales se
refirieran a los intereses que cobraban los bancos oficiales, porque ese era
considerado el precio del dinero. Pero a medida que se fue insinuando la
inflación, las cosas tuvieron que cambiar, pues se usaba la tasa de la renta como
un corrector de la depreciación monetaria.

Uno de esos hitos fue la admisión de la indexación, siendo común utilizar una
tasa muy moderada (entre el 5 al 8 %) sobre el capital indexado.

El problema volvió a suscitarse cuando se dictó la ley de convertibilidad, que


prohibió que se aplicaran métodos indexatorios (arts. 7 y 10, Ley 23.92813). En

11
C.S.J.N., 17/05/1994. J.A., 1994-II-690.
12
T.S.J., Sala Laboral, 22/02/1996, voto del Dr. Luis Moisset de Espanés. S.J., 1996-A-289.
13
Ley 23.928. (1991). Convertibilidad del Austral. Congreso de la Nación. Recuperado de:
http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/328/norma.htm
esta oportunidad, se recurrió al índice de la tasa pasiva promedio, siendo el
criterio al cual se adaptaron la mayoría de los tribunales por ser el más razonable.

Pero, aunque seguíamos con nuestra moneda atado al dólar, en la práctica se


sentía una atenuada inflación.

Es así como en Córdoba, el T.S.J. resolvió adoptar un estándar consistente en


mandar a pagar dicha tasa, a la que se le adicionó el medio por ciento (0.5 %)
mensual.

Más adelante se incrementó la tasa pasiva en un uno por ciento (1 %) mensual,


aunque luego fue vuelta al 0.5 % mensual (el cual nunca podía superar la tasa
activa).

Esto se mantuvo hasta los acontecimientos de fines de 2001, que terminaron con
la caída de la convertibilidad, con la sanción el 06 de enero de 2002 de la Ley
25.56114. Comenzó entonces una incertidumbre judicial, aplicándose ya la tasa
activa, ya la pasiva, cuando no fórmulas intermedias.

Afortunadamente, nuestro T.S.J. blanqueó la situación estableciendo la fórmula


de tasa pasiva más el dos por ciento (2 %) mensual15; pero para el caso de que
terminaran las instancias ordinarias y el condenado no hubiere dado
cumplimiento, promoviendo recursos extraordinarios, se mandó a pagar desde
allí en adelante la tasa activa que cobra el Banco de la Provincia de Córdoba.

Le sugiero investigar el interés que aplican los Tribunales de su provincia para


una mejor ilustración sobre el tema.

Impugnación de la planilla
Si el ejecutado impugnare la planilla, se correrá vista (se debe notificar en el
domicilio constituido) al ejecutante por igual plazo.

Si bien la ley aquí no dice en forma expresa que se trata de un plazo fatal, debe
considerarse que tiene tal carácter, ya que la norma manda que después de
corrida la vista, recién se dicte resolución.

14
Ley 25.561. (2002). Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario. Honorable
Congreso de la Nación Argentina.
15
T.S.J., Sala Laboral, Foro 77-271; y Zeus Cba, 1-488, “Hernández c/ Matricería Austral”.
La impugnación de la planilla a veces recibe la forma de un incidente, en cuyo
caso se ha resuelto que el perdedor debe cargar con las costas. El artículo 504
del CPCC prevé que si la planilla es impugnada se aplican las normas que regulan
los incidentes16. Pero, en sentido contrario y en criterio mayoritario en la
actualidad cordobesa, el T.S.J., sala Civil y Comercial, ha sostenido que esa
impugnación no es un incidente, y aunque se haya corrido vista a la contraria, no
corresponden costas:

…en razón de que la impugnación de la planilla no configura un


incidente en los términos del artículo 989 (esto corresponde al
viejo articulado del C.P.C. y C.), sino que se trata de una cuestión
planteada al Tribunal, quien estimó prudente oír la opinión de la
contraria por su interés en la causa. 17

El ejecutante puede actualizar la liquidación cuando lo considere necesario,


inclusive después de haber cobrado íntegramente el importe de la primera, si
hubiera hecho reserva de ese derecho.

Es menester aclarar que la liquidación a la cual nos referimos es parcial, puesto


que al final se debe practicar otra que la ley llama definitiva.

Es esta también la oportunidad para discutir los intereses, pues, en principio, no


pueden ser debatidos durante el ejecutivo; aquí por lo tanto se deberá probar
que no son usurarios o excesivos, o que no existe anatocismo.

Caso de embargo de dinero, títulos y acciones


1. La modalidad más sencilla del cumplimiento de la sentencia de remate se
presenta en la hipótesis de que el embargo haya recaído sobre sumas de dinero
cuyo importe resulte suficiente para cubrir el crédito reclamado y sus accesorios.
A dicha situación alude el artículo 561, párrafo 2, del CPCC en tanto prescribe
que:

16
Art. 504, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
17
T.S.J., Sala Civil y Comercial, 03/09/1992. S.J., 1993-B-460.
…cuando lo embargado fuese dinero una vez firme la sentencia o
dada la fianza a que se refiere el artículo 555, el acreedor
practicara liquidación de capital, intereses y costas, de la que dará
traslado al ejecutado, aplicándose, en lo pertinente las reglas de
los arts. 503 y 504…18

Aprobada la liquidación se hará pago inmediato al acreedor del importe que de


ella resulte.

Cabe añadir que, conforme lo dijéramos en líneas más arriba, la resolución


aprobatoria de la liquidación no adquiere eficacia de cosa juzgada en sentido
material, de manera que puede ser objeto de rectificaciones antes de efectuarse
el pago.

2. Prescribe el artículo 562 del CPCC:

Si se hubiese embargado títulos o acciones que coticen


oficialmente en los mercados de valores, el ejecutante podrá
pedir que se le den en pago al precio que tuvieren a la fecha de la
resolución que así lo dispone, si no cotizaren, se observara lo
dispuesto por el artículo 573.19

Es decir que, en el primer supuesto, si se hubiesen embargado títulos o acciones


que coticen oficialmente en los mercados de valores, practicada la liquidación y
agregado al expediente el informe que acredite el precio de cotización de los
títulos y acciones, estas pueden, a pedido del ejecutante, serles adjudicadas a
ese precio, con la consiguiente ventaja que implica su inmediata conversión en
efectivo y el ahorro de los gastos que importa el remate. Si los títulos y acciones
no se cotizan en los mercados de valores, corresponde que se disponga su venta
en subasta pública en la forma prevista por el artículo 573 del CPCC, relativo a

18
Art. 561, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
19
Art. 562, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
los casos en que “el embargo hubiere recaído en bienes muebles o
semovientes”20.

3. Si se trata, finalmente, de ejecución forzada de créditos, acciones o derechos


litigiosos, corresponde que el acreedor ejerza la correspondiente acción
subrogatoria21, aunque la jurisprudencia tiene resuelto que procede la subasta
cuando las acciones o créditos son definidos, claros y precisos como obligación
transmisible, y no inciertos, especulativos y de dudosa especificación22.

La asignación
Los artículos 565 y 566 del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Córdoba tratan la figura que se conoce en el derecho comparado como
asignación.23

Esta asignación se diferencia fundamentalmente de la


venta judicial en que el bien expropiado, en vez de ser
adjudicado a un tercero para satisfacer a los acreedores
con lo producido, se atribuye a los mismos acreedores en
satisfacción de sus derechos.

Encontramos distintos tipos de asignación, a saber:

1. asignación satisfactiva;

2. asignación de un crédito pro solvendo;

3. asignación adjudicación.

20
Art- 573, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
21
Art. 1196, Código Civil. (1896). Ley N.° 340. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
22
CC NQ, CA. 18, resol. del 1-I-87.
23
Véanse los artículo 565: “Traspaso de créditos dinerarios”, y 566: “Valores bursátiles”, Ley N.°
8465. Gobierno de la Provincia de Córdoba. Recuperado de: http://goo.gl/dCC3u2
La asignación que nos interesa en este desarrollo es la asignación de un crédito
pro solvendo mediante el mecanismo de la acción subrogatoria (también llamada
oblicua) legislada por el artículo 739 del Código Civil y Comercial de la Nación24.

Según las leyes procesales, si lo embargado fueran créditos dinerarios, se


entregará al ejecutante la documentación necesaria para que gestione su cobro.

Estamos en presencia de un supuesto de sustitución procesal que debe


analizarse a la luz del fenómeno denominado legitimación procesal.

Se llama legitimación procesal a “la situación especial en


la que se encuentran las partes respectos del objeto de
la pretensión procesal y que la ley garantiza sólo a quienes
estén en esa posición”.

Asimismo, dentro de la legitimación procesal encontramos el supuesto de la


legitimación anómala, que son aquellos casos en que quien no es titular del
derecho ejerce el derecho de otro, dándose así la figura de la legitimación plena
y la legitimación parcial. La primera la tenemos en el sustituto principal; actúa en
vez de la parte y, por tanto, como parte principal. La segunda es el interventor
adhesivo que actúa junto a la parte y, por tanto, como parte secundaria.

Se opera una verdadera disociación entre los sujetos legitimados para obrar y los
sujetos titulares de la respectiva relación sustancial.

Una de estas formas anómalas de legitimación es precisamente la sustitución


procesal que es el fenómeno que se da cuando la ley habilita para intervenir en
un proceso como parte legítima a una persona ajena a la relación sustancial
controvertida.

No debe confundirse esta sustitución ni con las acciones directas ni con la


representación, pues el sustituto reclama la protección judicial en nombre e
interés propios. Tampoco se debe confundir con la sucesión procesal, ya que en
esta el sucesor actúa como el titular directo de la relación jurídica controvertida;

24
CCC. (2014). Ley N.° 26.994. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de:
http://goo.gl/vR6GFc
en cambio, el sustituto procesal lo hace como titular de un derecho vinculado a
una relación sustancial ajena.

Los casos más comunes de sustitución procesal son el del asegurador que ejerce
la acción subrogatoria u oblicua del artículo 739 del Código Civil y Comercial25; la
defensa del asegurado que, en los seguros de responsabilidad, asume el
asegurador26; los derechos que ejerce quien ha pagado subrogándose en el
acreedor, ya sea con conformidad del acreedor o sin esta27. En todos estos casos
el actor gestionará procesalmente el derecho de otra persona.

Nuestro supuesto es un caso de acción subrogatoria en virtud del cual el ganador


del juicio a quien se le da la documentación para que ejerza los derechos de su
demandado vencido no actúa ejerciendo su propio derecho, sino que ejerce los
de su vencido, de modo tal que en la sentencia, si progresa la demanda, se
mandará al acreedor del tercero vencido a que pague al actor el importe del que
era titular el demandado. La condena a dictarse alcanzará la totalidad del crédito
del deudor subrogado y no solamente la deuda del vencido contra el ganador,
de modo que si el actor tiene un crédito de $100 en contra del vencido, y a su
vez el vencido tiene uno de $500 en contra de un tercero, a este tercero se le
mandará a pagar los $500 al actor; por lo tanto, el efecto de esta acción hace
entrar el crédito en el patrimonio del deudor primitivo y beneficia a todos los
acreedores del mismo.

La naturaleza del trámite del juicio dependerá del título que tenga el demandado
vencido contra su deudor; así, podrá ser ejecutivo u ordinario.

Lo que hemos visto hasta ahora es el caso de sustitución para iniciar un juicio.
Pero es posible también que ese juicio ya esté en trámite, lo que no obstará la
entrada en acción del subrogante, en cuyo caso este podrá comparecer como
tercero interesado, o bien desplazando al actor en su calidad de tal.

25
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