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PERSONALIDAD HISTÉRICA:
Aspectos clínicos predominantes:
o Labilidad emocional: a pesar de que sobre dramatizan y
emocionalizan sus circunstancias, sus cambios emocionales
guardan una relación con el afuera y caen dentro de lo
“relativamente apropiado” y, por ende, es fácil empatizar con
ellos.
o Pseudohipersexualidad: sexualizan enganchadoramente las
relaciones, son vulnerables a inhibiciones o dificultades sexuales,
en el contexto de relaciones que movilizan prohibiciones edípicas
suelen disociar una disfunción sexual, en el contexto de una
relación conflictiva, que alterna con un funcionamiento pleno.
o Dependencia: es más aparente que real, aparece en el contexto de
relaciones conflictivas, con un tinte edípico. Sirve de defensa que
protege de la angustia y culpa depresiva. Les gratifica ser vistas
como vulnerables, y por ende en necesidad de ser protegidas.
o Masoquismo: generalmente está al servicio de pagar
anticipadamente la gratificación de deseos incestuosos
prohibidos; o bien de expiar culpas por calamidades ya
consumadas, resultado de haberse atrevido a realizar o a triunfar
sobre introyecciones maternas condenatorias y prohibitivas.
o Somatizaciones: tienden a ser estables y bien definidas,
generalmente predecibles y en relación a ciertos contextos
conflictivos.
o Involucración con otros: se involucran con otros con facilidad;
sinceras y hasta ingenuamente abiertas; frecuentemente
explotadas; fieles a su inversión emocional; sin mayores
dificultades para dar y recibir.
o Exhibicionismo: es un rasgo claramente sexualizado; deseo de ser
vista como atractiva y hermosa; al servicio de hacerse más
adorable a los ojos de los demás, por lo mismo, sirve un propósito
más reparatorio que egoísta.
o Sugestibilidad: vulnerables a ponerle demasiada “magia” a las
relaciones, con el encanto que ellas mismas crean, proyectan en
los demás, particularmente en relaciones de amor. Victimas
frecuentes de manipulaciones con un tinte auto-destructivo.
o Pseudoestupidez: A pesar de ser brillantes y extraordinariamente
autónomas, en áreas no conflictivas, en situaciones triangulares
edipicas, conflictivas, se conducen con un sorprendente grado de
“estupidez”, no conmesurable con su nivel real de
funcionamiento.
o Fobias: típicamente edípico-triángulares; generalmente no
involucran el área corporal ni resultan seriamente incapacitantes.
o Competividad diferenciada: su competividad con mujeres deriva
de rivalidades edípicas, la urgencia de compartir deriva de un
sentido interno de inferioridad sexual.
Organización psicoestructural y naturaleza de conflictos intrapsíquicos.
o Predominantemente edípicos, represivos.
o Conflictos orales y anales, generalmente resultan de regresiones
funcionales que protegen de conflictos edípicos, propiamente
dichos; de la angustia.
o Clínicamente aparecen en el contexto de manifestaciones globales
de estructuras mentales plenamente diferenciadas: conflictos
intersistemáticos entre ego, super ego e id; yo y ello.
o Se lleva tiempo en tratamiento, antes de que el trabajo analítico,
o psicoterapéutico, sobre defensas y resistencias caracterológicas,
acarree como consecuencia una permeabilidad regresiva
transitoria que permita el desdibujamiento de fronteras y una
definición más clara y precisa de las unidades de relaciones de
objeto internalizadas, constituyentes de éstas mismas estructuras.
Transferencia.
o Idealizaciones depresivamente instigadas, las hace involucrarse
emocionalmente con extrema facilidad y confianza en el
terapeuta, a quien erotizan intensamente.
o Sus expectativas de dependencia, hacia el analista ocurren en el
contexto de empatía y respeto por la vida personal del mismo y su
sistema de valores.
o Sus exigencias y demandas no trascienden la situación de
tratamiento.
o Su ingenua entrega a la situación del tratamiento aunado a
conflictos edipicos y masoquismo, las hace fácil victimas de
analistas o psicoterapeutas con rasgos explotadores.
o En ocasiones expresan el miedo de una involucración sexual que
meramente encubre el deseo del mismo y traiciona su verdadero
miedo que es el de no ser lo suficientemente atractivas a los ojos
del terapeuta.
o La intensa erotización de la transferencia no se acompaña de celos
infantiloides ni de envidias por la visa personal del analista.
o Su masoquismo e idealizaciones depresivo-reparadoras las hace
tolerar enormidades en términos de la potencialidad para
estupideces e inadecuaciones del terapeuta.
o Una clara capacidad para diferenciar realidad de implicaciones de
transferencia, pasado de presente y la vida en general de la
situación de tratamiento.
o Desprecian a terapeutas del mismo sexo, resultado de la
proyección de su propio sentido de inferioridad sexual.
Contratransferencia.
o La respuesta emocional y sexual del analista, internamente, a las
actividades transferenciales, es consistente con el contenido
verbal y no verbal de las comunicaciones de su paciente.
o Riesgo del abuso “contra-sádico”, en respuesta al cometimiento
masoquista y entrega e inocente de la paciente a la situación del
tratamiento.
o Riesgo de activar una mal-alianza.
o Riesgo de explotar pacientes, al servicio de saciar una
pseudocapacidad de amar no realizada.
o Riesgo de no aceptar, contener y entender la intensa erotización
como un primer paso en dirección de la elaboración de
frustraciones inevitables en torno a vicisitudes edipicas.